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GRITA L A

HINCHADA
GRITA LA HINCHADA…

FERNANDO MAYORGA

2010
GRITA L A
HINCHADA
GRITA LA HINCHADA…

¡VIVA EL AURORA!

EL EQUIPO DEL PUEBLO


(1935-2010)

FERNANDO MAYORGA
Queda rigurosamente prohibida sin autorización escrita del titular del Copyright, bajo las sanciones previstas
por las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento,
comprendidos la fotocopia y el tratamiento informático.

Primera edición, septiembre 2010

Autor: Fernando Mayorga


Teléfono: 4116866
Correo electrónico: fermayorgau@hotmail.com
Cochabamba - Bolivia

Depósito Legal: 2-1-2129-10

Edición y selección de imágenes: Joaquín Mayorga Garrido Cortés


Dibujo de la tapa: Pablo Fernández Ferrufino, categoría sub- 7, Escuela de Fútbol del Club Aurora
Diagramación: Jimmy E. Morales Zambrana

Esta publicación es auspiciada por hinchas de Aurora que se suman a los festejos por el 75 aniversario del
Equipo del Pueblo.

Impreso en Talleres Gráficos “Kipus” Telfs.: 4731074 - 4582716, Cochabamba


Printed in Bolivia
A María Luisa Luchita, mi madre
ÍNDICE

1. Amanecer .............................................................................. 19

2. Resplandor ............................................................................ 33

3. Oscuridad .............................................................................. 77

4. Renacimiento ........................................................................ 95

5. Celebración ........................................................................ 109

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EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

VITRAL CELESTE

Eduardo Mitre

Vuelve, memoria, y cuéntanos


del sol celeste de ese Aurora.

Nárranos el júbilo de sus victorias,


la tristeza de sus derrotas.

Devuélvelos al presente:

Trasparece en el césped
las veloces gambetas
del Patato Méndez,
y la figura de José Luis Balderrama
plantado por toda la cancha
como la sombra de un capitán
por la cubierta del barco.

Retrata a Jorge Morales,


fogonero incansable,
y, al estallido del gol,
la bandada de brazos del entusiasmo.

Enfoca al adolescente al arco


en esas tardes radiantes
o lluviosas,
extendido como relámpago
debajito del travesaño
con la pelota
imantada entre sus manos.

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GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

Haz que salgan ya del vestuario


uno tras otro, todos
con el hermoso
número blanco en la camiseta…

Y que reinicien el juego


para sacarnos el peso del tiempo
y le continuemos ganando
al olvido, al tedio,
a tanta ausencia.

Vuelve, memoria, y empieza:


La pelota ya está en el centro.

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PRÓLOGO

Escribir es recordar. Recordar es vivir. Este libro revive las historias de


Aurora, “orgullo de Cochabamba”, y como toda narración es incompleta
y no es imparcial. Fue escrita con el corazón en una mano y la otra mano
abierta a los hinchas del Equipo del Pueblo. No cuenta historias, las
reinventa recuperando unos hechos y olvidando otros acontecimientos
acaecidos en 75 años de trayectoria. Toda una vida. Y toda una vida,
como dice el bolero, estaría contigo. Y estamos contigo de esta manera,
mezcla de memoria y literatura, que es como habitar la tribuna a las
cuatro de la tarde de cualquier domingo que nos congrega en la
ceremonia deportiva que cautiva hasta que se pone el sol.

Estas páginas son una invitación al recuerdo reconstruido con fragmentos


de periódicos y crónicas de anónimos reporteros, con anécdotas de
jugadores y dirigentes, con relatos y poemas, con retazos de vivencias
de fieles seguidores. Hubiera querido incluir más voces y hacer un coro
como el que forman y entonan los auroristas de la tribuna popular, la
Pesada Celeste de hoy, de ayer, de siempre, porque ellos son el alma de
Aurora, ellos son el Pueblo del Equipo. Zapateros, canillitas, fabriles,
artesanos, bicicleteros y kiosqueros, cholos y t’aras, también empresarios
e intelectuales, y sobre todo los jóvenes, adolescentes, niños y niñas que
le dan savia nueva a la hinchada. Ellos y otros seguirán escribiendo esta
historia, las múltiples historias que están esperando ser contadas porque
“como el Aurora no hay otro”. Historias de fiesta y de derrota, de euforia
y congoja como tantas cosas en el fútbol, que es la vida misma, como
ese “gran cielo” celeste donde habitan mi papá Rolando, socio número
313, y mi tío Héctor Zelada, que me llevaba los domingos de mi niñez
al estadio; una ceremonia que repetí dos décadas después con mi hijo
Joaquín y otras dos décadas más adelante con mi sobrino Marquito
Camacho Garrón, hincha de hinchas como todos nosotros.

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EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

Este libro es fruto de un esfuerzo compartido con otros auroristas de


diversas generaciones. Martín Sotelo Winkler recorrió este camino desde
su inicio y es el autor de la historia institucional del club; llenó los vacíos
de esta investigación con su memoria prodigiosa y sus cálidos diálogos
con hinchas, dirigentes y jugadores que engrosarán las páginas de otro
libro, otra demostración de su incomparable cariño por el club. Héctor
Vargas fue proveedor de invalorables testimonios, fotografías y recuerdos,
y tuvo la gentileza de aclarar algunos deslices involuntarios cumpliendo
su experimentada labor de defensor impecable en el equipo campeón
de 1963. La estética de la diagramación y el ojo avizor para que estas
páginas sean límpidas como nuestro cielo valluno es culpa de Benjamín
Rodríguez. Cada detalle fue minuciosamente revisado por Joaquín
Mayorga Garrido Cortés, con él fuimos imaginando estas páginas durante
muchos años en el entretiempo de los partidos, caminando rumbo al
estadio o clavados frente al televisor viendo “gol, error y figura”. Sin el
concurso de ellos, este libro no hubiera sido posible. Tampoco sin los
recuerdos relatados por Guido Aguilar y Adolfo Foronda y las anécdotas
vividas con Gilberto Lisperguer en las graderías del estadio, y la
compañía fraterna de Manuel Rojas, Diego Valverde y Benjo Kruse.

Tareas de incansable búsqueda hemerográfica fueron realizadas por


Sergio Thames, Martín Sotelo Alcázar y Marianela Lizárraga; el apoyo en
imágenes y correteos imprescindibles es mérito de Alba Rojas, Ángel
García, Edwin Mamani y Víctor Siles Melgarejo. Los dibujos que ilustran
sus páginas fueron realizados por niños de distintas categorías de la
Escuela de Fútbol del Club Aurora con el incentivo de Rolando Tellería.
También aportaron con anécdotas múltiples voces de compañeros de
tribuna que rememoraron hechos cuando transcurrían los noventa
minutos de un partido. Algunas contribuciones son inéditas, como el
maravilloso poema de Eduardo Mitre, la extraordinaria disección de
nuestro espíritu de fanáticos en la prosa de Luis H. Cachín Antezana, los
palíndromos de Eduardo Turi Torrico, el único hincha rojo que habita
estas páginas, la gentileza de Hiber Contéris y sus recuerdos literarios. O
las columnas de escritores y escritoras que destilaron talento literario
reseñando alguna faena deportiva del equipo, como ese estupendo
número del suplemento literario La Ramona del diario Opinión dedicado
al Aurora Campeón 2008. Este agradecimiento sería incompleto sin
recordar el abrazo de Roberto Prada, noble hincha wilstermanista e hijo

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GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

de un extraordinario dirigente, felicitándome por el título de 2008; su


homenaje merece un reconocimiento a su estirpe y caballerosidad.

Todos tenemos fetiches en la vida, yo me aferro a un amuleto celeste


que convirtió mi deseo de vivir en una invocación a la magia, porque la
vida sin magia es gris como una tarde sin fútbol. Este libro fue escrito en
tiempos de júbilo y caída, porque estando a las puertas del paraíso
perdimos de manera increíble un título de campeón que estaba al alcance
de la mano, y con él perdimos muchas cosas, menos las ganas de seguir
viviendo aferrados al amuleto celeste.

Escribí este texto con pasión y sin encono, como miembro de una
hinchada y no de una barra brava, esa enfermedad que carcome nuestro
fútbol. No soy aficionado a las identificaciones colectivas, excepto
cuando se trata de vestir la “celeste con blanco”. Es la única convicción
ideológica que atrae mi atención, quizás porque su interpelación dura
noventa minutos, domingo tras domingo, porque se gana y se pierde y
siempre hay revancha y existe ilusión. Con ilusión se ha escrito este libro
y con sentimiento, lo demás es lo de menos.

Fernando Mayorga Ugarte


Cochabamba, septiembre de 2010

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EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

CUECA DEL AURORA

Este es mi equipo señores


del gran Aurora soy hincha,
su nombre se ha consagrado
por ser equipo del pueblo.

Celeste por su gran cielo


y blanco por su Tunari,
orgullo de Cochabamba
es la celeste con blanco.

Como el Aurora no hay otro


aunque se vistan de gala,
grita la hinchada, grita la hinchada
viva el Aurora,
grita la hinchada, grita la hinchada
viva el Aurora.

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INTRODUCCIÓN

En la madrugada del 27 de mayo de 1935, un grupo de estudiantes


fundaron el Equipo del Pueblo. Así nació el Club Aurora, uno de los más
importantes del fútbol nacional. “Había cielo despejado, de celeste lleno,
y el blanco que significa pureza. Hoy son los tradicionales colores de
este gran Aurora”, cuenta Leonardo Ferrel rememorando el relato de sus
hermanos mayores que secundaron a Juan Cerruti, primer presidente del
club.

Durante 75 años dio alegrías a su hinchada enfrentando muchos


obstáculos y jugarretas del destino convirtiéndose en uno de los grandes
equipos del fútbol nacional. Un diario definió la impronta de Aurora hace
cuatro décadas al señalar que, desde su fundación, “la divisa celeste fue
arma de combate en cientos de jornadas deportivas” (El Mundo, 27 de
mayo de 1966).

En veinte años de competencia en el fútbol amateur, Aurora conquistó


diez títulos de campeón y en ocho oportunidades ocupó el segundo
lugar en los torneos de Cochabamba. En el primer ciclo del fútbol
profesional boliviano entre 1955 y 1977 Aurora fue un protagonista de
primera línea, en particular durante la década de los sesenta; fue
subcampeón nacional en 1960, 1961 y 1964 y conquistó su primer título
como campeón nacional en 1963 para participar en la Copa Libertadores
de América.

En 1977 se creó la Liga del Futbol Profesional Boliviano y el campeonato


adoptó un carácter nacional permanente con los equipos de mayor
convocatoria regional. En estos torneos, Aurora tuvo un desempeño
irregular y en 1988 el equipo descendió de categoría, tormento que duró
catorce años. Se inició un largo camino de retorno a la primera división
bajo la conducción de Jaime Cavero, presidente en ese ciclo de desafíos,
conquistando ocho veces el título de la Asociación de Futbol de

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EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

Cochabamba y disputando sin suerte la Copa Simón Bolívar. No obstante,


ese trabajo daría frutos en la siguiente década. En 2000, perdió la final
del campeonato en serie de penales, víctima de un escandaloso arbitraje.
Finalmente, en diciembre de 2002, obtuvo el título de campeón con una
soberbia goleada. El estadio Félix Capriles se tiñó de celeste para celebrar
el retorno de Aurora a la Liga Profesional.

El regreso al fútbol profesional trajo más satisfacciones que tribulaciones.


En 2004, el Equipo del Pueblo obtuvo el subcampeonato en el torneo
Apertura y conquistó el derecho a participar en la Copa Nissan
Sudamericana. En diciembre de ese año disputó con Oriente Petrolero
una plaza para participar en la Copa Libertadores. No tuvo fortuna, pero
la senda estaba trazada para lograr el mayor triunfo en la primera década
de este siglo XXI, el título de campeón nacional. A fines de 2008, Aurora
conquistó el campeonato del Torneo Clausura disputando un tercer
partido en Sucre, campo neutral. Bajo una pertinaz lluvia, el encuentro
concluyó empatado y se definió mediante penales con victoria del Equipo
del Pueblo. Una granizada acompañó la vuelta olímpica en una suerte de
metáfora de los obstáculos que debe enfrentar el club celeste para
alcanzar la gloria. Con esta conquista se produjo la segunda participación
de Aurora en la Copa Libertadores de América enfrentando, en 2009, a
Gremio de Brasil, Boyacá Chicó de Colombia y Universidad de Chile.

En 2010, año aniversario de sus Bodas de Diamante, el Equipo del


Pueblo se transformó en favorito para ganar el título del Torneo Apertura
merced a un juego basado en la calidad y la técnica, sin embargo, en el
último tramo del campeonato sufrió una inverosímil derrota como local
frente a The Strongest y perdió el partido final después de estar
venciendo en los primeros minutos a Wilstermann, su clásico rival desde
la mediados de los años cincuenta del siglo pasado.

Aurora es una pasión que no se amilana ante las circunstancias difíciles


y enfrenta los desafíos deportivos con la convicción y honestidad que
legaron sus fundadores y que reproducen dirigentes y fanáticos al
compás de la letra de la hermosa cueca: “grita la hinchada, grita la
hincha, viva el Aurora”. Relatamos su historia con la inevitable mirada
del hincha, recuperando y reinventando tradiciones a la usanza del relato
de un gol, una gambeta, una atajada que mezcla historia y epopeya.

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GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

Situamos el decurso de los hechos en una narración que se divide en


cinco fases que corresponden: a la época amateur (1935/1954) con la
obtención de diez campeonatos locales; a la primera era del fútbol
profesional (1955/1977) con tres subcampeonatos nacionales y el primer
título de campeón nacional; a la primera época en la Liga del Fútbol
Profesional Boliviano (1978/1988) con el martirio del descenso de
categoría; al sufrimiento en la Copa Simón Bolívar que concluye con el
anhelado regreso a la Liga (1989/2002) y, finalmente, a la primera década
del siglo XXI con la clasificación a dos torneos internacionales y la
obtención del título de campeón nacional en noviembre de 2008.

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AMANECER
FUTBOL AMATEUR 1935-1954

“La rebeldía dio origen al nacimiento de Aurora”. Esta frase resume el


espíritu del momento fundacional de un club que ingresaría en los anales
de la historia del fútbol nacional. Remembranzas de este acontecimiento
están matizadas con recuerdos de un jugador emblemático: “Corría mayo
de 1935. Era una mañana de cielo despejado, celeste pleno, cuando un
grupo de alumnos comandados por Juan Cerruti, designado el primer
presidente del club, decidió reunirse en inmediaciones del centro
educativo Instituto Americano. Se reunieron la mañana del día 27. Tenían
entre 17 a 19 años los muchachos que se rebelaron con el director de
ese instituto ya que éste no les dejó intervenir en una competencia de
confraternidad llevando el nombre del colegio”, cuenta Leonardo Ferrel.
“Habían concurrido los muchachos al colegio para pedir permiso y asistir
a un torneo de confraternidad llevando el nombre del instituto. El
director les negó esa posibilidad, y entonces los alumnos se rebelaron y
fundaron un club. Yo tenía doce años de edad”, prosigue su relato, “No
intervine en la fundación del club, pero contó uno de mis hermanos que
había una decena de jóvenes que desacataron al director”. Y culmina el
relato: “Había cielo despejado, de celeste lleno y el blanco que significa
pureza. Hoy son los tradicionales colores de este gran Aurora”. Leonardo

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EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

Ferrel fue el emblema de una familia que es sinónimo de Aurora. Una


crónica cita la alineación del equipo en ese año fundacional que muestra
esta amalgama y constituye un récord insuperable de presencia familiar:
Kusevic, Daniel, Humberto, Leonel, Walter y Remberto Ferrel; Salvador
Araya, Leonardo Ferrel, Carlos Arce, Demetrio Ferrel y Hugo Lafuente.

Ese amanecer marcó el nombre del club, pero existen otras definiciones
de esta palabra. En el Pequeño Larousse editado en París en 1964, una
de sus acepciones es la conocida “claridad que precede la salida del sol”,
otra se refiere a “meteoros luminosos que se observan en el hemisferio
septentrional o en el austral” y también esta definición sorprendente:
“chicha cochabambina”!!!. Ni más ni menos. Es imposible imaginar mayor
imbricación entre el valle cochabambino y el Equipo del Pueblo.

Otros recuerdos relacionan la elección de un nombre femenino a un


homenaje a la valerosa mujer cochabambina ejemplificada en las
Heroínas de la Coronilla, por eso en el grupo fundador brillaban con luz
propia Alcira y Flora Cuenca, mujeres pioneras en esas lides. También
tal vez por eso, cuando estrenó su primera camiseta con el tradicional
color distintivo el equipo tuvo como madrina a doña Lidia Gueiler,
directora de la sección femenina del club y reina del club y, con el paso
del tiempo, la primera mujer que asumió la presidencia de la República
en los conflictivos años ochenta de la transición a la democracia.

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GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

Aquella página escrita el 27 de mayo de 1935 dio inicio al comienzo de la


primera etapa de presencia de Aurora en la historia, en ese entonces,
amateur del futbol boliviano. Etapa que duró dos décadas, hasta la creación
del primer campeonato profesional a nivel nacional, allá por 1955.

En el transcurso de veinte años, el sueño de aquellos jóvenes se convirtió


en un futuro tallado a base de triunfos, porque Aurora conquistó diez
títulos de campeón de Cochabamba y en ocho oportunidades ocupó el
segundo lugar en torneos locales.

En 1936, el país estaba envuelto en los recuerdos y los rescoldos de la


guerra del Chaco y el fútbol se organizaba en campeonatos como la Copa
Hernando Siles Pro-Soldado. Cochabamba era una ciudad bucólica y
años antes fue centro de atención intelectual debido a un debate entre
Alcides Arguedas y Miguel de Unamuno sobre “la imaginación” en la
llajta. El arte no estaba exento de la influencia del popular deporte. Un
año antes de la fundación de Aurora, el Teatro Achá fue escenario de
una función de declamación de poemas de afamados autores, como
Amado Nervo y Pablo Neruda, en boca de la artista Blanca Rosa Colorado
de Borda, función que concluyó con la recitación del poema “Polirritmo
dinámico del jugador de foot ball” (Wilson García Mérida, Un siglo en
Cochabamba, 1995, pág. 267).

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EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

La prensa convocaba a “Grandes Matchs de Foot Ball” y los avisos eran


adornados con mensajes típicos del ideario de la modernidad de esa
época que concebía el fútbol como una “Distracción sana, moral y cultura
que educa a la juventud y prepara la generación de mañana”. El fútbol
era considerado importante no solamente por “contribuir al desarrollo
físico de la raza sino porque constituye un excelente medio de moralizar
a nuestra juventud, apartándole de los tortuosos caminos del vicio y de
la degeneración”. Pero el fútbol también era señal de progreso, como
los ferrocarriles ingleses, con los cuales llegaron los sueños del desarrollo
industrial y las reglas del foot ball, como se escribía entonces. “La llegada
del tren a Cochabamba… fue celebrada entre sus actos centrales con un
campeonato interdepartamental de fútbol –el primero en la historia del
país– organizado por una flamante Liga de Foot Ball... la inauguración
del tren interdepartamental en Cochabamba, durante aquella memorable
fiesta del progreso no fue otra cosa que una fiesta del fútbol (Wilson
García, Un siglo en Cochabamba, 1995, págs. 182-183).

La invocación al deporte era parte de una misión que requería un grado


de compromiso institucional y trascendía el mero uso del tiempo de ocio:
“Necesitamos dinamismo, cariño al deporte y directores que sepan
llevarla por el camino del progreso” escribía un columnista local, con un
optimismo sin límites: “He ahí la misión de las instituciones matrices
departamentales. Cochabamba siempre se ha distinguido en los campos
deportivos, sus players han obtenido sin grandes esfuerzos victorias para
los colores departamentales; todo ello, sin esfuerzo, sin preparación, han
surgido preparándose sin entusiasmo y educando al músculo en forma
embrionaria. Si esta juventud mereciera mayor atención de parte de los
directores encargados de cuidar el radio de acción deportivo, los
resultados serían enormes y Cochabamba figuraría fácilmente en los
primeros puestos de torneos sudamericanos y hasta mundiales” (El
Imparcial, 18 de abril 1936).

Los partidos eran disputados por equipos de primera, segunda y tercera


división, las jornadas transcurrían desde las diez de la mañana hasta la
seis de la tarde y los precios eran “los de costumbre”, así rezaban los
carteles publicitarios. En otros partidos, los boletos mostraban las
distinciones sociales porque existían entradas para palcos, entradas a
tribuna y boletos para “niños y soldados”. Era un reconocimiento a los

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GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

combatientes en las arenas candentes del Chaco y no existía todavía la


tribuna infantil –la actual curva sur del estadio– que acogió gratis durante
varias décadas a los niños de sectores populares.

Después de la guerra se reorganizaron las instituciones deportivas de la


República. Como reseña el diario El Imparcial, “en vista de haber retornado
del Chaco los principales elementos deportivos, todas las sociedades
futbolísticas han ingresado a un período de intensa actividad”. En 1936 se
disputó la Copa Municipal con la participación de equipos de diversa
filiación, como Los Revoltosos, Racing, Aurora, Deportivo Quillacollo, 14
de Noviembre, New Player’s; Mendez Arcos y Escuela de Armas Ayacucho.

Fue el reinicio también de los encuentros interdepartamentales porque


Bolívar de La Paz invitaba a New Player’s de Cochabamba y en la capital
del valle Aurora recibía la visita de Santa Cruz, equipo oriental que cayó
derrotado ante “un equipo integrado por adolescentes”, marca y sello de
Aurora. Entonces se disputaba un torneo oficial, Copa Cochabamba,
organizado por la “Cochabamba Foot Ball Asociation”, fundada en 1924.
Desde esos años, aparte de los torneos convencionales denominados
“campeonatos por puntos”, se disputaban “torneos relámpago”. Como
aquel realizado en 1937 en dos series, con la presencia de Aurora en la
serie B, con un partido evaluado con una curiosa sentencia: “rematando
Aurora siete goles a Racing Juniors”

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EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

Como en todas partes, la rivalidad entre equipos favoritos provocaba


partidos especiales que se iban convirtiendo en tradición, costumbre, se
tornaban en “clásicos”. Los clásicos locales de la época amateur fueron
variando de acuerdo a la turbulencia propia del amateurismo. Aurora era
uno de los favoritos y la primera contienda con rasgos de clásico fue
contra Escuela de Armas Ayacucho, luego contra Ferroviario y también
Deportivo Salamanca, empero en la época amateur se fueron
configurando como partidos clásicos del fútbol cochabambino los
enfrentamientos entre Aurora y Veltzé. Con Escuela de Armas Ayacucho,
Aurora disputó el Torneo Relámpago de 1939 logrando un empate como
“consecuencia lógica del empeño, disciplina y corazón de los muchachos
de la insignia celeste”. El equipo de entonces mostraba el esquema
inglés 1-2-3-5 imperante en todas las latitudes, con Ledezma en la
portería; Bustamante y Ponce en la defensa; Antezana, Remberto y
Humberto Ferrel en el medio campo; y la delantera con Zabalaga, Ríos,
Arce, Agreda y Gómez. Con ese planteamiento fue campeón del Torneo
Relámpago y las crónicas lo definen como “juvenil cuadro… de enorme
corazón deportivo”, venciendo a Escuela de Armas en la final en “una
brillante jornada que ha servido para levantar aún más sus bien ganados
prestigios” (El Imparcial, 23 de mayo 1939). También fue campeón de la
copa Hernán Salamanca al vencer a Deportivo Salamanca “con el score
de un goal contra cero”, en una “Fiesta Deportiva Social” que incluía la
presencia de las reinas de belleza de los clubes y “la hinchada femenina
que pondrá su nota risueña”. Para entonces, Aurora y Deportivo
Salamanca eran “los mejores equipos de Cochabamba… dos cuadros de

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GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

categoría que marcan la vanguardia del fútbol cochabambino”


disputando la Copa Cochabamba y la Copa Alicia I. La crónica
periodística realiza un balance preciso del clima futbolero: “es difícil
anteriorizar el triunfo de uno, por ser estos equipos de tan igual técnica
y alma deportiva, que únicamente la suerte es la que decidirá” (El
Imparcial, 11 de agosto 1939).

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EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

Una semblanza periodística del equipo celeste define todo un estilo de


juego y un perfil institucional: Aurora es “uno de los mejores conjuntos
balompiedísticos de la localidad, por su juego inteligente y movido, por
la homegeneidad de sus líneas y la fama de sus recursos oportunos y de
gran efecto; y sobre todo, por el corazón de sus muchachos que se
agigantan en el field cuando se trata de la defensa de su club. Su
empeño, su entusiasmo y su pasión son dignos de todo encomio y
merecen el estímulo de la prensa y de la afición. Además les impulsa un
noble anhelo de superación y de optimismo, factores que contribuyen
notablemente para el éxito de sus campañas. El eje de este simpático
cuadro juvenil es su Capitán don Remberto Ferrel de recia contextura
física y moral y de descollante actuación en nuestras canchas” (El
Imparcial, 13 de agosto de 1939).

En la década de los cuarenta se consolidaron los “campeonatos por


puntos”. Con lugares ocupados por encima de la mitad de la tabla de
posiciones, Aurora era un animador permanente de los torneos que
tenían en Escuela de Armas Ayacucho y New Player’s a sus principales
protagonistas. Los duelos de estos equipos contra Aurora, con dos títulos
en su haber, se fueron convirtiendo en clásicos locales. El año 1946 se
suspendió el campeonato nacional por disposición del Consejo Superior
de la Federación Boliviana de Futbol, en esa sesión se aprobó una
moción para apoyar “la iluminación de la cancha de futbol del Estadio
de Cochabamba” a demanda de la creciente hinchada local. En esta
década Aurora se consolidó como club y en 1947 festejó su aniversario
con eventos deportivos y culturales, incluyendo un baile social en el Club
Tennis. Para entonces, otros equipos habían surgido en la capital, entre
ellos Ferroviario que, junto con Aurora, eran “dos teams que están
considerados como lo mejorcito que actualmente tenemos en materia de
fútbol y alguno otro club más. Se trata de dos adversarios que tienen
poderosas líneas de defensa como de ataque, lo que claramente indica
que habrá que tomar campo temprano en las graderías del estadio para
no quedarse parado” (El Imparcial 6 de junio 1947). Junto con Ferroviario
se consolidaron otros equipos, como Veltzé que empezó a disputar el
liderazgo de Aurora. El campeonato de 1948 adoptaría un nombre
singular, Torneo Capacitación

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GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

Desde 1950 la rivalidad entre Aurora y Veltzé se manifestó en partidos


de gran calidad y emoción. Un partido entre estos equipos fue anunciado
como “el evento futbolístico más trascendental del año”. Los antecedentes
volvieron esta contienda en un verdadero clásico porque en 1948 y 1949,
Veltzé arrebató el título al favorito, Aurora, en vibrantes finales. Sin
embargo, en 1950 Aurora conquistó el título de campeón vengándose
de Veltzé. Esa época el equipo formaba con Ledezma en el arco,
Balderrama, Rojas; Walter y Daniel Ferrel, Arispe, Porcel, Tardío;
Cárdenas, Chávez y Leónidas Guevara.

El título fue festejado con un acontecimiento para la


ciudad, la visita de Alianza Lima del Perú en abril de 1951
para jugar contra Aurora, campeón local. La crónica previa
a ese partido expresa la importancia del futbol en la vida
cotidiana de la sociedad cochabambina. “Ya es distinto el
ambiente deportivo. Parecía que faltaba algo. Que había
en la ciudad un vacío difícil de comprender como si
quedara sin emoción adentro. Andaba el aficionado con
su alma como desalquilada, sin poder darse el gusto de
abrirle a la tarde la válvula de escape del grito más lindo,
el del gol. Mucho tiempo hacía que faltaba este incentivo,
se estaba viviendo sin la intensidad del trajín futbolístico y sin estar
ocupando el sitio de la cita mejor: la tribuna. Ahora ya es otra cosa.
Desde hoy la afición local tiene su destino. Ya encuentra sentido en el
tránsito diario porque llega la espera que siempre premia con lo mejor:

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EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

el partido”. El acontecimiento de ese día era un partido internacional, el


crédito local era Aurora, el equipo visitante era ilustre, el resto de la
historia es meramente anécdota.

Ese día la formación celeste estuvo conformada por Eulogio Sandoval,


Hernán Flores, Leonardo Ferrel, Hernán Parra, Arturo Tardío, Benjamín
Maldonado, Carlos y Ernesto Cárdenas, Arce, Morales y Aníbarro.
Dirigentes destacados eran Ávila y Walter Ferrel. En esta década, el
equipo celeste utilizó atuendos distintos al tradicional. En alguna
oportunidad, debido a que enfrentó a Bolívar, otro equipo celeste, se
vistió una casaca con una franja diagonal, al estilo de River Plate. Y en

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GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

otras circunstancias una coqueta camisa con botones y la A estampada


en el bolsillo izquierdo, pegada al corazón.

El equipo de 1951 presenta rostros intrínsecos al devenir aurorista.


Eustaquio Ortuño, destacado guardameta, Mario Undurraga, Hernán
Flores, Hernán Rico, Max Zenteno, Benjamín Maldonado, Eulogio
Sandóval, Carlos Cárdenas, Morales, Arispe, Luis Ballesteros, un talentoso
jugador cedido a The Strongest y que se salvó por azar del accidente
aéreo de Viloco, y Hernán Parra Trigo, un férreo defensor conocido por
su destreza para la “chilena”.

A mediados de 1951 Aurora obtuvo otro título, fue campeón de un


torneo relámpago auspiciado por el Círculo de la Prensa Deportiva
derrotando en la final a New Player’s. El equipo que ingresó a la cancha
formó con Hernán Rico, Cartagena y Flores; Quiroga, Daniel y Leonardo
Ferrel, Morales, Undurraga, Cárdenas, Tardío y Anze. En esa temporada
la rivalidad con Veltzé era el
plato fuerte del campeonato
porque disputaban palmo a
palmo los primeros lugares.
Uno de los clásicos fue
reseñado así: “Merecido
premio a su magnífica
demostración de fe,
dinamismo y decisión fue la
victoria a todas luces
incuestionable que supo
lograr Aurora frente a
Veltzé, su rival de siempre”.

El relato de un partido disputado en octubre de 1952 muestra la vigencia


del clásico entre Aurora y Veltzé en una crónica deportiva que abarcaba
varias páginas superando los límites del simple recuento de una noticia
deportiva: “Aurora estuvo buscando por mucho tiempo el gol, habiendo
llegado éste por una lúcida intervención de Alfredo Cárdenas quien con
un tiro de chilena dejó sin chances a Quiroga, arquero de Veltzé. Después
de este tanto las acciones se tornaron más emocionantes y veloces.
Aurora se posesionó mayormente del campo de juego y con acciones

29
EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

de mucho interés estuvo


siempre rematando al arco,
pero este dominio no pudo
concretarse en goles debido a
que la mayoría de los remates
fueron a dar en el travesaño y
en los palos. Las acciones
posteriores fueron de mucha
emoción y calidad, gustando
en forma amplia a todos los
asistentes” (El Mundo, 30 de octubre 1952). Entre los jugadores
destacados sobresalían Daniel y Leonardo Ferrel, Hugo Morales, Alfredo
Cárdenas y Arturo Villarroel “por su incansable labor, calidad y tesón”;
en 1953 el arco era resguardado por Jorge Bayá, bajo los consejos del
profesor Rodolfo Maida.

Al despuntar la década de los cincuenta, el fútbol boliviano ingresó en


la era profesional. Al principio, los torneos se circunscribían a los clubes
de La Paz, corazón del poder económico y político, más adelante
ingresarían equipos de Oruro y Cochabamba. El campeonato de 1955
fue el primer certamen de carácter nacional porque se disputó en tres
capitales de departamento con la participación de San José de Oruro y
Wilstermann, fundado en 1949, y Aurora de Cochabamba (Carlos Mesa,
et al., El salto al futuro, 1994, págs. 16-18). La presencia del Equipo del

30
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

Pueblo era un obvio reconocimiento a su protagonismo durante la época


amateur. En la era profesional del fútbol boliviano se registraría su
desempeño más exitoso en el transcurso del siglo XX con la obtención
de su primer título nacional en 1963.

31
2
RESPLANDOR
PRIMERA ERA PROFESIONAL 1955-1977

Los sesenta no solamente fueron los años de la guerra en Vietnam, de


las protestas estudiantiles en las grandes capitales del planeta, de la
aventura del Che Guevara en estas tierras o de la llegada del hombre a
la luna. También fueron los años de la obtención del Campeonato
Sudamericano de 1963 por la selección boliviana y del ciclo más exitoso
de la historia de Aurora en 75 años de tradición con garra.

La historia de esta fase se inicia en 1955 y concluye con la creación de


la Liga del Fútbol Profesional Boliviano en 1977. En 1950 se hizo el
primer intento de campeonato nacional empero los únicos participantes
eran los equipos de La Paz. Los años posteriores se incorporaron al
certamen San José de Oruro y Wilstermann y Aurora de Cochabamba
dando lugar a la realización del primer torneo nacional, no obstante
limitado a las ligas locales más consistentes. En 1955 se organizó la Copa
Simón Bolívar, un torneo nacional más amplio que se jugaba en el
segundo semestre con la participación de los campeones y
subcampeones departamentales, destinado a coronar al campeón
boliviano para que represente el país en la recién creada Copa
Libertadores de América. Es el inicio del clásico cochabambino de la era
moderna y que perdura hasta el siglo XXI.

33
EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

En este período, Aurora fue un protagonista de primera línea, en


particular en la década de los años sesenta. En 1958 ocupó el cuarto
puesto y al año siguiente fue tercero en el torneo. Su marcha ascendente
continuó. Fue subcampeón nacional en 1960 y 1961 y conquistó su
primer título como Campeón Nacional en 1963. Fue campeón de
Cochabamba en 1963 y 1964, ese año también fue subcampeón nacional.
En 1964 participó en la Copa Libertadores de América, considerado el
Torneo de Campeones, enfrentándose a Nacional de Uruguay y Cerro
Porteño de Paraguay, siendo eliminado en la primera fase. Esa
participación es recordada por el excelente desempeño de su joven
golero José Issa, bautizado como “araña negra” por sus espectaculares
atajadas. Una figura destacada de este ciclo de conquistas fue el director
técnico brasilero Pacífico Becerra, con una mística que todavía es
recordada por la hinchada, aunque cuestionada por sus rivales.
“Enmarcado en la férrea disciplina, aguantando su carácter enérgico y
porqué no, violento, fue gestándose el escuadrón que como nunca dio
grandes satisfacciones a su hinchada, Los jugadores jóvenes, inexpertos,
fueron ganando confianza a punta de gritos e insultos del iracundo
Pacífico Becerra, que en el fondo tenía nobles sentimientos” (Oscar
Galdo, Los Tiempos, 28 de mayo 1982)

34
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

En agosto de 1959 se disputó en Cochabamba un interesante partido


entre Aurora y Bolívar, líder invicto del torneo y que contaba en sus filas
al celebrado maestro Víctor Agustín Ugarte, cuya fama como lanzador
de penales era incuestionable por la calidad y el cálculo de sus disparos
certeros que dejaban malparados a los arqueros. En la portería estaba
José Issa, joven valor que sería estrella en un futuro cercano. El partido
terminó en empate con un gol por bando, pero el acontecimiento fue el
penal atajado por el arquero aurorista. “Cobró Ugarte y el arquero Issa
que intuyó la jugada voló a la izquierda controlando el remate. Entró
Ugarte de nuevo y en el apresuramiento desvió el esférico que salió fuera
del campo”. Esta vez el novato daba una lección al maestro.

A los pocos días, Aurora se enfrentó a The


Strongest, “uno de los pequeños clásicos del
fútbol profesional”, logrando una espectacular
victoria por 5-0. “Con un plan de juego
determinado: producir el desgaste físico del
equipo contrario y después recién jugar
cómodamente, Aurora elaboró una victoria que
por lo elevado del marcador no admite
reparos”. Ramiro Arteaga logró los dos primeros
tantos, aumentando el marcador Tuco Quiroga,
Jorge Morales al hacer efectivo un tiro penal y
Unzueta. La hinchada de Aurora, al retirarse el
equipo a los camarines aplaudió frenéticamente al ganador” (El Mundo,
18 agosto 1959).

En 1960 se conformó la Liga Profesional de Cochabamba y se


reestructuró el sistema del campeonato local con la participación de
Aurora, Bata, Petroleros y Wilstermann. A nivel nacional se jugó el
Campeonato Mayor de Fútbol Profesional y Aurora disputó una serie
contra Chaco y Municipal de La Paz, un duro rival de esos años, e
Internacional de Oruro. La dupla Antonio Quiroga y Carlos Loma era
una de las armas ofensivas del equipo y con ese tándem derrotó a
Municipal por tres a cero. “Quiroga recibió un buen pase en profundidad
cerebralmente ejecutado por Loma para internarse por la izquierda y batir
a Viscarra con tiro a media altura”, una fórmula repetida en ese torneo
con promedio de gol a favor de cinco dianas. Ganó su serie y en la otra

35
EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

serie disputaban la supremacía Bolívar y Wilstermann. Un altercado entre


la Asociación paceña y la Federación Boliviana de Fútbol se resolvió con
la anulación de un partido entre Bolívar y Municipal que provocó, de
manera consiguiente, que la final sea disputada entre los clásicos rivales
del valle.

En noviembre de 1960 Aurora y Wilstermann disputaron la final del


campeonato cochabambino. Fue derrota por 2-0, esfumándose la
posibilidad de conquistar el primer galardón en la era profesional.
Incidentes entre el director técnico Pacífico Becerra y los directivos
dejaron al equipo sin conductor en esa instancia decisiva y “minaron la
moral de los jugadores celestes. En ningún momento del evento sacaron
a relucir su guapeza”. Dos meses antes, en el cotejo de ida, Aurora estaba
venciendo por 3-0 a su clásico rival pero en las postrimerías del partido
sufrió un empate de manera inexplicable. De modo inexplicable también
había sido postergado el partido final hasta el mes de noviembre. Este
segundo partido no tuvo las emociones del pasado y “Lejos estuvo de
ser la confrontación del domingo, una final de campeonato. Fue un
partido frío, como la tarde gris”. En Minuto 91, una interesante columna
de apostillas futboleras, un cronista definía este partido dividido en tres
partes: “80 minutos de pésimo fútbol, 7 minutos de pugilato y 3 minutos

36
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

de fútbol, momento de la consecución de los goles. Fue tan malo pero


tan malo el partido que muchos de los espectadores hubieran preferido
asistir a un cine y ver una película del Oeste americano”. Algunos
optaron por el estadio pero fueron con ganas de pelea, y hubo escándalo
en las tribunas porque unos hinchas de Wilstermann hostigaron al
arquero de Aurora, José Issa, con insultos de grueso calibre en su afán
de disminuir el desempeño de una figura que había sido declarada por
la prensa deportiva como Mejor Jugador de 1959. Esta típica conducta
de ciertos sectores de la hinchada de ese equipo provocó que el joven
arquero anuncie su retiro del fútbol. Publicó una carta abierta señalando
“He prestigiado a Cochabamba, he dedicado mi tiempo para conseguir
un elemento que represente al fútbol local con pasión y desinterés. Por
mi tranquilidad personal y la de mis familiares, elevo mi renuncia
irrevocable al Club Aurora y a toda intervención deportiva” (El Mundo,
25 de noviembre 1960). Para suerte del fútbol, esa renuncia fue revocada
pero quedó testimonio de una mala conducta deportiva cuando gente
de índole gris confunde las disputas deportivas con encuentros de odio.
Un dirigente de Aurora, el coronel Suárez Mancilla, publicó una carta en
el periódico para denunciar con nombre y apellido al autor de los
insultos para enmendar la honra del arquero de su equipo, se trataba de
un odontólogo que hizo del objeto de su profesión un arma de
vilipendio.

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EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

ACTA DE FUNDACIÓN: LA HUELLA PERDIDA

En mayo de 1960 Aurora celebraba sus Bodas de Plata. “Desde


Santa Cruz y después de muchos años de investigación, nos
enviaron el acta de fundación del club Aurora. Era un valioso
documento que estaba consignado en una carpeta empastada.
Fue elaborado por puño y letra de René Ruiz y Richard Pictors.
Ese documento debía leerse en un acto especial que
preparamos en el Club de Tenis Cochabamba y al que asistirían
dirigentes de Bolívar”, cuenta don Leonardo Ferrel. Los
representantes bolivaristas habían llegado a Cochabamba. Una
camioneta de don Leonardo partió a recogerlos, mientras que
uno de los hermanos había tomado un taxi para trasladarse
desde su domicilio en la zona de Villa Galindo al Club de
Tenis. Llevaba el acta de fundación. “Grande fue la sorpresa
que nos llevamos, cuando comenzado el acto no había el
documento. El mismo fue extraviado al pasar el río Rocha.
Nadie supo de ese documento que había llevado 25 años
recuperarlo. Nadie podía creer en lo que había pasado. Nadie
pudo después recuperar otros documentos y hoy quedan solo,
aquellos posteriores a las Bodas de Plata”, dice otro relato del
viejo dirigente aurorista (Marco Antonio Peñaloza, Historia
Contemporánea del Fútbol Boliviano, FBF, La Paz, 1993.

La definición del campeonato nacional de 1960 se realizó en los primeros


meses del año siguiente. Un conflicto entre la Asociación de Fútbol de
La Paz y la Federación Boliviana de Fútbol derivó en la anulación de la
participación de los equipos paceños en el torneo nacional para clasificar
al equipo boliviano a la segunda edición de la Copa Libertadores de
América. La disputa final correspondió a los equipos cochabambinos que
lideraban el cuadrangular definitorio. En el primer cotejo “Aurora arrolló
a la defensa aviadora” con un contundente 4-1, con tres goles en el
segundo tiempo en los pies de Camacho y Quiroga y “una cabezada” de
Siles. Habían transcurrido cinco años para gritar esa victoria contra el
rival de siempre. Corría el chisme de que los jugadores de Aurora habían

38
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

visitado Champa Rancho para pedir el triunfo a una famosa “cholita


milagrosa” pero, aclara el reportero, “lo del domingo no fue milagro, fue
el producto de una mayor desenvolvimiento en el campo de juego. Fue
la exposición de mayor voluntad y decisión de gol”. Como no podía ser
de otra manera, el reportero de la columna en cuestión Sépalo usted…,
comenta que “Los goles (de Aurora, obvio) se nos antojan muchos (en
su modesto parecer y para demostrar su desazón por el equipo
contrario), pero (concluye con una frase trillada) goles son amores y no
buenas razones”.

Un empate era suficiente para definir el pleito puesto que los dos equipos
tenían similar puntaje pero el equipo celeste tenía ventaja en el gol
average, como se decía antes al promedio de goles a favor y en contra.
El segundo partido se jugó 48 horas después de acuerdo al reglamento y
con suspensión de actividades laborales por ser día martes. La ocasión
favoreció a Wilstermann porque “Con elemento de ‘refresco’ se impuso
por 3-1 puesto que “el aspecto decisivo fue sin lugar a dudas el elemento
humano” porque el equipo aviador puso en cancha cinco jugadores de
recambio, en cambio Aurora repitió su formación y el cansancio hizo
mella en los jugadores. El campeonato se le fue de las manos al Equipo
del Pueblo en las postrimerías de una campaña exitosa que llevó al límite
del agotamiento a sus jugadores en el partido decisivo que solamente
exigía mantener la paridad en el marcador para lograr el triunfo.

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EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

En el torneo local de 1961 Aurora conquistó el título cochabambino una


fecha antes de la finalización del torneo. Con sendas goleadas por 4-o a Bata
y Ferroviarios, el equipo mostró lo que la prensa denominó “positivismo”.
“Es innegable que la gestión de Aurora ha sido brillante. A través del
campeonato ha mostrado una regularidad que pasa de lo corriente y normal
en un equipo de fútbol. En la mayoría de sus partidos supo demostrar un
positivismo que permitió asegurar a más de un aficionado que este era un
torneo de quién marcaba más goles. Positivismo de delantera que se traduce
en sendas goleadas a los mejores equipos del campeonato”. Bata sufrió ese
positivismo celeste y también Ferroviarios en la penúltima fecha. Aurora fue
campeón anticipado. “El domingo fue tarde de Aurora y lo será cuando
exponga lo que expuso deseo, voluntad de todos sus hombres. Ganas, ganas
de ganar para tener el privilegio de llevarse el título que ya está en buenas
manos. Falta una fecha por jugar pero ese resultado no variará la fisonomía
de este campeonato” La víctima fue Ferroviario “que no pudo con el genio
y garra de los celestes que apabullaron a los carrilanos enseñándoles
efectividad y marcándoles cuatro goles”.

En 1961 Aurora fue subcampeón nacional por segunda vez consecutiva


confirmando su progreso cuando los equipos paceños se armaban hasta
los dientes y Wilstermann era el favorito por los títulos conquistados en
los años anteriores. En ese torneo avanzó a paso firme dejando en el
camino a San José, Huanuni y Ciclón de Tarija, equipo al que enfrentó
en cuartos de final. En su visita a la ciudad de Guadalquivir, tierras de
cantores y viñedos, unos exaltados hinchas chapacos ante el aluvión
celeste que azotó a su equipo con seis goles atropellaron con una
camioneta a los jugadores de Aurora en un intento fallido de favorecer a
su equipo. No lograron su propósito y Ciclón desistió de asistir al partido
de vuelta; algo similar ocurrió con Deportivo Beni de Riberalta, pero no
debido a un hecho de tránsito sino porque que fue arrollado por 7-1 por
la locomotora celeste y prefirió retornar a su terruño antes de disputar la
revancha e intentar la hazaña de remontar seis goles de diferencia. Los
equipos se retiraban de los torneos sin rubor, no existían reglas claras en
la competencia, e incluso un hincha señaló en carta pública que lo más
racional era decidir que la final se dispute entre Municipal y Aurora para
evitar que se fatiguen o se lesionen sus jugadores, habida cuenta que el
campeón iba a tener que enfrentar en la Copa Libertadores a temibles
rivales como Santos de Brasil, la famosa escuadra de Pelé.

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GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

ESCRITOR DE URUGUAY, ENTRENADOR DE AURORA


HIBER CONTERIS nos cuenta su paso fugaz por
Cochabamba cuando iba descubriendo su talento
literario y sus dotes de entrenador circunstancial de
Aurora. Que sea uruguayo es casual, que sea escritor
no tanto, porque la historia del equipo que dirigió en
los años sesenta es materia para una novela.
Tuvo la gentileza de enviar este texto que rememora
ese hecho con elegancia literaria y caballerosidad, sello tan típico como la garra
charrúa. Híber Contéris nació en 1933. Estudió Filosofía y Letras; vivió en París,
estuvo preso en el Uruguay, durante la dictadura. Reside en Estados Unidos,
trabaja como profesor de Estudios Latinoamericanos.
Mi breve pasaje como director técnico del Club Aurora ocurrió en el año 1961,
hecho del que no tengo la menor duda, pues fue ese el único año en que
viví en Cochabamba, en calidad de profesor de filosofía y literatura del
Colegio Americano de la ciudad. Alguien, cuyo nombre ahora no recuerdo
pero que sin duda estaba vinculado también al colegio y nos conocíamos de
allí, supo por algún medio que yo había sido años antes profesor del Instituto
Técnico de la Asociación Cristiana de Jóvenes de Montevideo, y que estaba
calificado para ejercer como preparador físico, cargo del que el club Aurora
carecía en ese momento. Acepté el puesto, y así comencé mi relación con el
club. Por ese entonces, el puesto de Director Técnico lo ejercía un ex -
jugadorbrasileño cuyo nombre tampoco recuerdo, pero su actuación había
sidocuestionada tanto por los jugadores como por la directiva de la institución.
El DT renunció a poco de iniciar yo mi trabajo, y debido a eso quedé a cargo
de ambas responsabilidades, ya que en mi pasado existía también un pasaje
como jugador de las divisiones inferiores del Club Rampla Juniors de
Montevideo (solo tenía quince años en esa época, y aunque algunos me
vaticinaban un brillante futuro futbolístico abandoné el deporte en función de
mis estudios). Ejercí entonces esas dos funciones alrededor de dos o tres
meses, antes de que se iniciara el campeonato nacional y sin que en ese
periodo se realizara ningún enfrentamiento oficial ni con el otro club local ni
con equipos de otras ciudades. Sí puedo decir que los integrantes del Aurora
parecían muy satisfechos con mi actuación, y las prácticas realizadas resultaron
muy productivas, aunque la frecuente ausencia de algunos de los mejores
jugadores del plantel me desanimó bastante. Fue en esas circunstancias que
visitó Cochabamba un equipo brasileño (creo que era el Sao Paulo, pero esto
es también un dato a confirmar), y se concertó un partido amistoso con el
Aurora. Para enfrentar este match, se presentaron todos los mejores jugadores
del club, y particularmente uno muy estimado por la directiva, pero a quien
yo nunca había visto jugar, así como alguien que había sido solicitado en
préstamo a otro club. La directiva insistió en que debía incluir a ambos en el
plantel, cosa a la que yo accedí.

41
EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

No fue por chicanería jurídica sino por circunstancias del desempeño


deportivo que Aurora disputó la final del Torneo de Campeones de 1961
con Municipal de La Paz. “Tuvo la gran ocasión de ser campeón al
disputar el título en tres extraordinarios partidos con Municipal de La
Paz. En la sede de gobierno se produjo el primer empate 1-1. En
Cochabamba se repitió el empate, pero 2-2. El tercer partido se jugó en
La Paz, por cuestiones de orden económico y ganó Municipal 2-o” reseña
Oscar Galdo, “el destino no quiso que sea Aurora el rival del mejor
cuadro del mundo de esa época” porque Municipal, en condición de
campeón, se enfrentó por la Copa Libertadores de América al Santos de
Pelé. Ese lacónico mirar empirista contiene algunas historias. A
principios de 1962 se dio el primer partido en La Paz y Aurora logró un
resonante empate a dos goles. La revancha era en Cochabamba y Aurora
era lógico favorito, sin embargo el partido terminó empatado a un tanto
y no se cumplió el temor del capitán de Municipal, Wilfredo Camacho,
que declaró: “Venimos a jugar fútbol y a confraternizar, no venimos a
una guerra ni cosa por el estilo”. No fue así, la inexperiencia de los
jóvenes jugadores de Aurora no pudo sortear la estrategia del equipo
visitante. Un tercer partido definiría el campeonato. De manera
sorpresiva, este cotejo no se disputó en una plaza neutral, que era lo
que correspondía, sino en La Paz, al parecer a solicitud de Municipal que
ofreció la recaudación para beneficio del equipo celeste. La prensa

42
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

cochabambina creía ingenuamente que Aurora podía jugar mejor alejado


de “su público”, tomando en cuenta la inexperiencia y juventud de sus
jugadores. El partido se jugó el 2 de febrero de 1962 y el ganador fue
Municipal con dos tantos a favor; de esa manera, “Aurora cedió con
dignidad (sic) el título de campeón” en un evento “que polarizó toda la
expectativa nacional”. El campeonato de 1961 es considerado el primer
torneo oficial de la Copa Simón Bolívar puesto que el primer
campeonato, el disputado en 1960, “fue declarado desierto cuando se
hallaba en pleno desarrollo y se produjo una nominación a dedo de
Wilstermann como campeón” (Carlos Mesa, et al., El salto al futuro, 1994,
pág. 28).

Por segunda vez y de manera consecutiva Aurora había sido


subcampeón, en ambos casos las reglas conspiraron –por enredo o por
ausencia– contra el equipo celeste. En 1960 fue el cansancio que mermó
las fuerzas del equipo para enfrentar el partido definitorio, apenas dos
días después, y que solamente exigía obtener un empate; en 1961 una
mala negociación terminó cediendo la localía al rival, nada más ni nada
menos en una final de campeonato. Con dos subcampeonatos a cuestas,
Aurora seguiría bregando para romper el maleficio y conquistar su
primera estrella. Eso ocurrió el año que Bolivia salió campeón
sudamericano, porque en 1962 no se jugó el torneo nacional debido a
las consabidas desavenencias entre los dirigentes deportivos del país.
Algo que no acontecía en las filas del Club Aurora que tenía un grupo
de dirigentes muy unido y con figuras de enorme prestigio como el
Coronel Oscar Suárez Mancilla, Wálter Ferrel y Salvador Asbún,
presidente durante este período.

LA PRIMERA ESTRELLA EN EL FIRMAMENTO CELESTE

Aurora conquistó el título local y se aprestó a disputar el torneo nacional


para clasificar a la Copa Libertadores de América. En 1963 se disputó el
campeonato nacional con la participación de Bata, Wilstermann y Aurora
de Cochabamba, San José de Oruro y Racing de Llallagua. La disputa
por el título era entre los clásicos rivales cochabambinos y San José, un
diablo al acecho. Remontando un resultado adverso Aurora derrotó al
equipo orureño y se encaminó al título. Con Pacífico Becerra en la
conducción técnica “el planteamiento del team celeste, un 4-2-4, y la

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EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

inteligente labor de Quiroga en el medio


campo con un Loma veloz y ambicioso, le
dieron las armas necesarias para retirarse con
dos puntos muy valiosos”. El “planteamiento”
era algo más que una adecuación táctica a la
fama de ese esquema de juego puesto de
moda en todas las
latitudes por Brasil,
campeón mundial
en Suecia 1958 y
Chile 1962.

Fue una decisión


de renovación de
la mitad del equipo porque el director técnico
hizo debutar a cinco jugadores de la reserva –
Jorge Claros, Héctor Vargas, Jaime Herbas,
René Orozco y Jorge Villalobos– para
apuntalar un esquema de renovación táctica,
no solo generacional.

El partido final, el
decisivo, fue el 10 de
noviembre contra
Wilstermann y terminó
con victoria celeste con
sabor a goleada por 3-1.
“Aurora clasificóse
campeón del (fútbol)
profesional boliviano”.
Jaime Herbas, Villalobos
y Loma fueron los
anotadores celestes en
un partido donde
“Aurora no por la fuerza
del azar consiguió este triunfo que solidificó su situación de firme
puntero y campeón absoluto del certamen profesional boliviano. Volvió

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GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

a ‘correr’ firme durante todo el periodo mostró garra, espíritu de lucha y


estuvo ‘completo’ en lo físico y en lo anímico. Si bien su juego no es
precisamente técnico, lo que resalta en el team celeste es una indomable
voluntad y un enorme corazón. Lástima que no tuvo a su frente al rival de
época pasadas, porque el Wilstermann que jugó el domingo fue un equipo
‘frío’, vencido psicológicamente y preparado deficientemente en lo físico”.
Un violento remate de Herbas inauguró el marcador, un penal convertido
por García decretó el empate pasajero para Wilstermann. El segundo tiempo
Aurora sufrió otra expulsión, en el primer tiempo había sido expulsado
Villarroel junto con Alcócer del otro equipo, pero eso no amilanó al equipo
porque inmediatamente Orozco cobró un tiro libre que fue embocado por
Villalobos poniendo en ventaja a su equipo. “Aurora creció más en el
campo de juego. La laboriosidad de sus hombres fue permanente y aunque
la desventaja numérica era cierta, la escuadra ganadora no sentía el peso
del partido”. Faltando cinco minutos para el final “la lucha y el pleito
quedaron definidos”, con un remate de Loma cruzado y desde una posición
difícil. Con el tercer tanto “los celestes, dueños de la situación se lucieron
frente a un equipo ya superado, vencido y con fallas en su conformación”.
Aurora fue campeón con nueve jugadores en la cancha, otra demostración
de su empuje frente a la adversidad. La prensa, lacónica como siempre,
destacó el “esfuerzo colectivo” para un “triunfo meritorio” cuando lo que
estaba en juego era un título nacional. Y Aurora fue campeón nacional por
primera vez en su historia.

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EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

“El triunfo fue festejado con el desborde de alegría de la gente de Aurora.


Mixtura, cohetes y efusividad en los brazos. Por primera vez en largas
campañas, Aurora había conseguido un título que le abre las puertas
para los partidos internacionales por la Copa Libertadores de América”.
El equipo de la última rueda estaba formado por José Issa, Rómulo
Terrazas, Arturo Villarroel, Héctor Vargas, Jaime Herbas, Jorge Claros,
René Orozco, Jaime Cornejo, Raúl Unzueta, Carlos Loma y Jorge
Villalobos. En ese equipo uno de los jugadores que brillaba con luz
propia era Rómulo Terrazas, apodado por la tribuna rompe-raja por su
entrega y su temple recio.

BRASILEROS EN LA LLAJTA

En marzo de 1964, en los preparativos para participar en la Copa


Libertadores, Aurora se enfrentó al poderoso Botafogo de Brasil que tenía
en sus filas una constelación de cracks: Gerson, Jairzinho, Arlindo,
Zagalo, Nilton Santos, Manga y el inigualable Mané Garrincha.
Cochabamba vivió una fiesta de buen fútbol con victoria del poderoso
equipo visitante por 5-2, los goles del honor fueron marcados por Jaime
Herbas. Como es de suponer, la prensa elogió la clase de Botafogo y sus
extraordinarios atributos, resaltando el talento excepcional de Garrincha
“ese hombre con jugada endiablada y cuyos desplazamientos son un
verdadero peligro en todo momento”. Era un partido de preparación,

46
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

Aurora se alistaba para debutar en la Copa Libertadores, pero el


desempeño del equipo hizo alertar sobre el futuro inmediato.

La preparación del equipo para el torneo internacional sufrió un


percance imprevisto. Por decisión de la directiva fueron contratados
como refuerzos cuatro jugadores de Wilstermann –García, Alcócer,
Zabalaga y Herbas– figuras del rival de enfrente, contrariando un plan
de trabajo que implicaba la presencia e otros refuerzos que estaban en
proceso de adaptación. Los jugadores celestes se “amotinaron” y se
negaron a entrenar a pedido de su director técnico, Pacífico Becerra,
quien contradiciendo su apelativo agredió con un planchazo en el pecho
al presidente del club, Salvador Asbún. La directiva decidió la expulsión
del entrenador brasilero, los jugadores le dieron su apoyo –aunque
lamentaron su sorprendente reacción– manifestando que, pese a su
rudeza y la extrema disciplina que impuso en el equipo, era “el hombre
que ha luchado por nosotros, nos ha enseñado a jugar al fútbol”,
aclarando que el club no necesitaba refuerzos de esa índole porque se
iba a quebrar la unidad y el trabajo de conjunto del equipo. También
criticaron a los periodistas por parcializarse en alusión a sus inclinaciones
a favor de Wilstermann y manifestaron un convincente respeto por los
dirigentes de su club para frenar los afanes conspirativos de sus rivales.
Vanos fueron los argumentos de los jugadores porque despidieron al
entrenador e incluso fueron acusados de actuar como una “logia” en una
carta, supuestamente enviada por un hincha, en la que se pedía una
depuración de los “intemperantes” del equipo que no merecían
“continuar perteneciendo a un club de la límpida trayectoria de Aurora”
con indirectas a jugadores que denunciaron a ciertos “malos” periodistas.
Este acontecimiento puso en evidencia la rivalidad entre Aurora y
Wilstermann que fue respondida por los jugadores como hinchas en
defensa de una tradición de respeto por la casaca celeste. Uno de los
jugadores que participó en el “motín” fue Héctor Vargas, quien
manifestaría su cariño por el club en varias oportunidades, como cuando
viajó a Suecia con una beca de estudio y envió una emotiva carta a la
dirigencia señalando “Tengo grandes deseos y no pierdo la esperanza
de volver a jugar y vestir la casaca de nuestro querido club, tal vez así
pueda aportar con un pequeño granito más en su gloriosa trayectoria
deportiva”. De ese talante eran los jugadores que actuaban en el fútbol
profesional con alma de amateur.

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EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

Se fue Pacífico Becerra, expulsado del país por instigación de dirigentes


de otros equipos, a quien todos consideran el artífice de esa época
dorada de la historia de Aurora. “Nadie podrá olvidar a Pacífico Becerra”
dice el subtítulo de una nota suscrita por Oscar Galdo, quien señala “Es
indudable que el hombre fuerte, el brasileño de las palabras
condimentadas con ajos y cominos… siempre disciplinado y enérgico
(hizo) mucho por Aurora y haya conseguido armar un cuadro ganador
y campeón… Pacífico Becerra le cambió la imagen al club Aurora y logró
grandes satisfacciones” (Los Tiempos, 28 de mayo 1982). Otras miradas
son menos pertinentes y pecan de trivialidad. “El 3 de abril de 1964 una
noticia por demás pintoresca (sic) daba cuenta de la insólita reacción
(sic) de los jugadores y cuerpo técnico aurorista, quienes agredieron
físicamente a su presidente Salvador Asbún, debido a la decisión de
reforzar el equipo para la Copa Libertadores de América con cuatro
jugadores de Wilstermann, clásico rival de Aurora. Es importante
mencionar que Máximo Alcocer, máxima estrella del club Wilstermann y
titular del campeón Sudamericano del 63, asistía a esa competencia
internacional… como refuerzo de Aurora, pasando por alto las protestas
de los jugadores de este conflictivo (resic) equipo cochabambino” (Marco
Antonio Peñaloza, Historia Contemporánea del Fútbol Boliviano, FBF, La
Paz, 1993).

Resaltar lo “pintoresco” de la situación y el carácter conflictivo de “este


equipo cochabambino” para retratar el hecho con cierto sarcasmo
menosprecia el sentimiento que acompaña la conducta cuando el orgullo
del hincha está en juego. No es necesario señalar que la conducta de
Becerra era reprochable pero detrás de la “insólita reacción” de los
jugadores estaba algo más que el mero profesionalismo, era un espíritu
amateur que tanto se añora en estas épocas de mero cálculo instrumental.

LIBERTADORES DE AMÉRICA: EL JUEGO CONTRA LOS


GRANDES

Con Leonardo y Walter Ferrel como responsables del cuerpo técnico, el


equipo se preparó para su debut en la Copa Libertadores frente a Cerro
Porteño, campeón paraguayo. Sin embargo, prontamente fue contratado
un entrenador que había pasado por las filas, nada más ni nada menos,
de Wistermann. El nuevo director técnico, el chileno Renato Panay,

48
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

declaró que mantendría el esquema 4-2-4 instaurado por Pacífico


Becerra. En ese contexto de incertidumbre y decisiones apresuradas se
avecinaba el estreno internacional del Equipo del Pueblo. Aurora era
local y “una enorme multitud siguió con atención la práctica del equipo”
que debía iniciar el torneo de campeones “en medio de una
extraordinaria expectativa”. La expectativa de los niños fue respondida
con una decisión directiva digna de elogio: “hermoso ejemplo brinda el
Club Aurora al permitir que a la rampa norte de nuestro estadio ingresen
los niños de 5 a 12 años de edad en forma completamente gratuita para
presenciar el cotejo…. Felicidades a los dirigentes del Club Aurora”.

El 12 de abril de 1964 se dio el enfrentamiento y terminó en empate, “un


rudo golpe para el campeón nacional”. La victoria aurorista parecía un
hecho pero en los tramos finales del partido el equipo se replegó sobre
su portería, Cerro Porteño dominó el medio campo y el fatídico empate
llegó en el último minuto del encuentro. El primer tiempo había
concluido con un tanto a favor de Aurora en una jugada de balón parado
iniciada por Mario Zabalaga que “ejecutó un centro sobre el embudo del
arco. La pelota se elevó y Jaime Herbas con golpe de cabeza hacia abajo
decretó la apertura del marcador”. A los pocos minutos de iniciado el
segundo tiempo se produjo el segundo gol celeste. Un remate de Orozco
fue rechazado por el portero paraguayo y el balón recayó en los pies de
Ausberto García “El celebrado delantero con pasmosa tranquilidad bajó
la pelota, la ‘amasó’ y luego de burlar a un jugador y después al arquero,
la depositó en el fondo de la redes”. Con dos goles arriba el partido
parecía definido a favor de Aurora, sin embargo, “los celestes se frenaron
dando oportunidad a la reacción guaraní” que anotaron dos tantos en
diez minutos y enmudecieron a la hinchada celeste en las postrimerías
del partido pese al esfuerzo de José Issa, que “el domingo pareció Yassin,
la araña negra de la URSS. Los goles que le marcaron no los atajaba
nadie”, resaltaba la crónica periodística Minuto 91. Esa tarde el equipo
formó con Issa, Villarroel, Jesús Herbas, Vargas y Zabalaga, Jaime Herbas
y Orozco; Terrazas; Alcócer –lesionado y sustituido por García–, Loma y
Quinteros.

49
EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

El segundo partido fue en Montevideo, frente al poderoso Nacional de


Uruguay. La prensa esbozaba el encuentro en estilo dialéctico: “técnica
uruguaya se enfrenta al corazón boliviano”. Frente a 47.ooo personas en
el famoso estadio mundialista Centenario, Aurora cayó derrotado por dos
tantos a cero, sin embargo, “Aurora agradó… No se achicó en ningún
momento de la brega jugándole de igual a igual a su poderoso rival”,
sentenciaba la prensa cochabambina.

50
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

Los diarios uruguayos insistieron, obviamente, en el desempeño del


equipo local y señalaron que “Aurora se condujo con serenidad y
decisión enfocando con cierta destreza la experiencia y antecedentes de
Nacional. La disputa, por esta resistencia boliviana, fue seguida con
interés, aunque faltando el lucimiento y la variedad que imponen
aquellas de un ritmo más valioso y sin que uno de los bandos, el de
Cochabamba, pese a su ahínco, aparezca sin perspectivas de descontar
ventajas” (El Día de Montevideo, 30 de abril 1964).

Otro balance rescata similares virtudes y defectos aunque con la


proverbial prosapia rioplatense y la inestimable caballerosidad charrúa:
“No vamos a decir que Aurora es un gran conjunto pero sí tiene virtudes
como para convertirlo en peligroso adversario… Jugó de igual a igual

51
EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

con Nacional y hasta hubo pasajes en que el terreno le perteneció.


Primera virtud del equipo boliviano: fervor enorme que los lleva a sus
players a realizar la movilidad en el campo de juego, que se hace
engorrosa su marcación; además con la pelota en su poder, maniobra
bien el conjunto mediante sucesión de pases cortos o largos,
generalmente bien colocados. Estas son virtudes ciertas, orientación
futbolística adecuada. Pero no tienen bases firme esas cualidades
afirmativas, por la carencia de facultades técnicas que acusan los
integrantes del Aurora” (El País de Montevideo, 30 de abril 1964).

Una fotografía del arquero aurorista tenía una leyenda: “José Issa. Fue el héroe
de la jornada”. En el recuento del desempeño de los jugadores sobresalió el
arquero con un comentario lacónico: “Muy espectacular”. Otro jugador
destacado fue Héctor Vargas, “Se prodigó marcando implacablemente”.

52
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

La revancha se produjo dos semanas después. La expectativa fue


creciente, un diario la retrató con alusiones a la situación política del país
que ingresaba en una espiral de crisis que concluyó en noviembre con
el golpe de estado que cerró el ciclo de la Revolución Nacional iniciado
con la insurrección en abril de 1952. “El encuentro de esta tarde está en
boca de todos los ciudadanos, prinistas y movimientistas, pazestenssoristas
y barrientistas, en fin en todos los hombres sin diferencias políticas ni
religiosas. Cuando el juez del partido de el pitazo inicial, el nerviosismo
se apoderará de los espectadores más que si se tratara de los comicios
presidenciales”. Otro reportaje cuenta la entrevista a un lustrabotas que,
“mientras saca brillo a los calzados de un cliente con una sincera sonrisa
afirma que Aurora será el vencedor porque es el dueño de casa y por ser
un cuadro de hombres de gran corazón deportivo”. El deseo, más que
vaticinio, no se cumplió porque Aurora fue derrotado por tres a cero,
aunque el resultado “premió con largueza al cuadro uruguayo y castigó
con demasiada severidad al plantel local”. Diez mil espectadores
presenciaron un encuentro en el que Aurora tuvo escasa fortuna porque
sus delanteros en dos oportunidades estrellaron el balón en el travesaño
y, cuando iban en busca del empate, fueron liquidados por los orientales
con sendos contragolpes a los 90 y 91” que definieron una goleada
inmerecida. Aurora perdió toda posibilidad de seguir avanzando en el
torneo internacional y cerró su participación ante Cerro Porteño
recibiendo una goleada en el candente gramado verde de Asunción.

53
EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

Terminó la primera incursión de Aurora en territorio extranjero, su


primera participación en un certamen sudamericano. El retorno a la
realidad del fútbol local trajo buenas noticias porque vino con la
conquista de otro campeonato departamental y la disputa del título
nacional en la final de la Copa Simón Bolívar frente a The Strongest.

CAMPEÓN EN LA LLAJTA Y SUBCAMPEÓN NACIONAL

En el Campeonato de Fútbol Rentado de la Asociación Local -ese era el


rimbombante nombre del torneo-, Aurora avanzó a paso firme con el
empuje de su goleador, Alfredo Terrazas. Los equipos eran Bata,
Ayacucho, New Player’s, Petrolero, Wilstermann y Aurora. A mitad del
campeonato, los clásicos rivales eran punteros e invictos y se enfrentaron
en septiembre de 1964. Fue victoria del equipo aviador por tres goles
contra dos, remontando un marcador que les era adverso en el primer
tiempo. El titular del periódico El Mundo fue lacónico: “El clásico
cochabambino tuvo muy poco fútbol”. Cinco semanas después se
disputó otro clásico, esta vez para definir el campeonato en la última
fecha. Aurora consiguió su segundo título consecutivo. Un gol de Loma
inició la victoria celeste, “el júbilo fue indescriptible y así comenzó a
desmoronarse Wilstermann que a la postre perdió por 3 a 0”. Fue en el
segundo tiempo, cuando apenas se inició la brega y “Alfredo Terrazas
remató desde la izquierda. El balón con efecto descontroló a Zamorano,
el arquero rival, facilitando la entrada de Loma que con clase descolgó
el esférico introduciéndolo violentamente en la meta de los aviadores”.
Transcurrieron diez minutos y se produjo la segunda conquista merced
al oportunismo de Cornejo que venció al guardameta, “ante el total
desconcierto de la hinchada wilstermanista que no podía dar crédito a
lo que sucedía en la cancha”. Apenas tres minutos después, “cuando
Unzueta en acción individual se enfrentó con la defensa de Wilstermann
enviando remate de emboquillada. Zamorano se elevó para detener el
esférico pero este se introdujo en la valla justo por el ángulo izquierdo”.
El pueblo estaba de fiesta, su equipo era campeón y esa tarde la escuadra
estuvo conformada por Issa, Gutiérrez, Guzmán, Vargas y Saavedra;
Herbas y Orozco; Cornejo, Terrazas, Loma y Unzueta.

Pese al categórico triunfo, alguna prensa de mal talante realizó un curioso


balance del partido al señalar que “Aurora ganó con dificultad” o

54
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

acompañaba una
fotografía de “la araña
negra” con un texto que
decía: “Se salva Issa” y que
“tuvo fortuna el golero
celeste”, cuando la imagen
congelada muestra al
estupendo arquero
desviando un remate con
una espectacular volada.

Otro título para la vitrina. “Enorme gentío invadió el campo y despojó a


los cracks de sus casacas, inclusive de los calzados de fútbol. La vuelta
olímpica fue emocionante y muchos jugadores hicieron esfuerzos
sobrehumanos para llegar a los camarines donde se vivió un júbilo
extraordinario por la notable victoria” (El Mundo 6 de octubre de 1964).
El presidente del club, Walter Ferrel, definió el estado de ánimo de la
hinchada al declarar que “Wilstermann fue siempre un rival de mucho
peligro, pero esta vez hemos ganado categóricamente demostrando
fútbol”. Y nadie como él podía reflejar el espíritu del hincha porque fue
fundador, jugador y dirigente del club en una entrega de toda la vida
por su club.

Esta conquista clasificó a Aurora para disputar el Torneo Nacional de


Clubes Campeones de Bolivia. El desempeño del equipo alcanzó ribetes
llamativos cuando logró sendas victorias contra Oriente Petrolero. En
condición de local por tres tantos contra cero y como visitante por dos
goles de diferencia iniciando el camino hacia la final. “Una verdadera
hazaña realizó el primer equipo de Aurora al imponerse en Santa Cruz
al Oriente Petrolero, una labor futbolística en base a un plan bien
concebido y mejor ejecutado”. La siguiente víctima fue Junín, en Sucre,
y pese a que el equipo no entrenó con regularidad debido al golpe de
estado del 4 de noviembre que derrocó a Víctor Paz Estenssoro, la
delantera azotó al equipo chuquisaqueño con siete goles. Esa tarde,
Aurora “jugó con voluntad y en el segundo tiempo brindó un buen
espectáculo con lúcidas intervenciones que merecieron aplausos del
numeroso público”. Y en un estilo característico de su desempeño
deportivo, “En todo momento, pese a esa superioridad, respetó al rival”.

55
EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

Con esa victoria se clasificó a la fase final para enfrentar a San José y The
Strongest. El equipo orureño era el más serio aspirante al título y empezó
ganando el partido, pero sucumbió ante Aurora por dos goles a uno. Antes
de ese partido se produjo otro incidente entre los jugadores y el cuerpo técnico
que se enfrentaron a los dirigentes, haciendo recordar el conflicto a principios
del año con Pacífico Becerra. Esta vez el director técnico era el argentino Juan
Molina que defendió a los 19 jugadores que “renunciaron” al club, pero el
asunto no pasó a mayores excepto la sustitución del estratega extranjero.

El primer partido de la final contra The Strongest se llevó a cabo en La


Paz después de varias indefiniciones respecto al día del cotejo,
dubitaciones que influyeron en el desempeño del equipo. Aurora fue
derrotado categóricamente “por la ineficiencia de su delantera y el
cansancio de sus defensores”. El partido de revancha en el Félix Capriles
fue un magro empate porque “Aurora se dejó llevar por la modalidad
que acertadamente, para defender lo que más le convenía, supo imponer
el elenco paceño”, denotando un estilo después conocido como “garra
atigrada” y que en condición de visitante se traduce en la utilización de
recursos extra deportivos como la dilación en el juego y la reciedumbre
al límite de lo permitido. En apego a una tradición que enseña que si
no es sufriendo no tiene gracia, Aurora encajó un gol en contra en el
primer minuto de juego, sin embargo, el empate llegó tres minutos
después. A partir de ese momento, Aurora se volcó al ataque pero su
empuje fue vano, las jugadas bruscas arreciaron, dos jugadores fueron
expulsados, y la suerte no acompañó al equipo celeste porque al
promediar el segundo tiempo un cabezazo de Herbas con destino de red
fue interceptado por un defensor atigrado en la línea de gol. El empate
consagró a The Strongest y Aurora se quedó con el subcampeonato. Así
finalizó un ciclo exitoso en la historia del Equipo del Pueblo.

Después del protagonismo en la cima del fútbol nacional, Aurora siguió


apostando a su semillero de jugadores cochabambinos porque se produjo
la inevitable renovación del equipo con una nueva generación de
talentos que daría otras satisfacciones a sus seguidores.

UNA REACCIÓN HERÓICA EN UNA TARDE PARA EL RECUERDO

En 1967, los amantes del fútbol fueron testigos de una hazaña que es
recordada como una de las grandes tardes de la historia del Equipo del

56
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

Pueblo. Se disputaba el Campeonato Nacional Extra de Futbol, conocido


también como Copa Millonaria. Dos equipos definían el primer lugar del
grupo, Aurora y Mariscal Santa Cruz, temible equipo paceño que tres años
después fue campeón de la Recopa Sudamericana y tenía en sus filas a
ese dúo letal, Gonzáles y Díaz, que conformaría, junto con Farías, la
delantera boliviana en las eliminatorias mundialista para México 70. Esa
tarde estaban acompañados nada más ni nada menos que por el maestro
Víctor Agustín Ugarte, en las postrimerías de su carrera pero con ese talento
inigualable que iluminaba la cancha. Diez años antes, recordaba
seguramente el maestro al ingresar al estadio, José Issa le había tapado un
penal. Esa tarde la formación celeste mostraba otros rostros, ni esos jóvenes
ni los hinchas imaginaban lo que sucedería en el transcurso del partido.

A la finalización del primer tiempo, el equipo visitante vencía por dos


goles a cero. Ese resultado se mantuvo hasta el minuto 39 del segundo
tiempo y los jugadores de Mariscal Santa Cruz “hacían hora”, ganaban o
perdían tiempo, como se decía indistintamente en ese entonces. Algunos
espectadores defraudados bajaban las gradas rumbo a la salida, otros
estaban fuera del estadio volviendo a casa. Entonces, dice la crónica,
“Con vergüenza deportiva y con un espíritu invencible (los auroristas)
lucharon ante la adversidad y cuando se cernía la derrota sobre sus
colores, supieron hacer frente a las contingencias”.

57
EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

Las contingencias eran dos goles en contra y al frente estaban solo seis
minutos para la culminación del partido con el reloj con guillotinas en
vez de manecillas. Cuando sonó el pitazo final el partido terminó 3-2 a
favor de Aurora. Basta esta sentencia periodística: “Aurora del pozo al
gozo en 3 minutos”. Si.

“Parece un milagro”, cuenta otro reportero incrédulo, “pero las cosas se


sucedieron en forma tan veloz que no dieron lugar ni para pensar en lo
que sucedía en la cancha”. Para pensar, sin duda que no, pero sí para
rememorar hasta el cansancio esa proeza, y son tantos los recuerdos de
esa tarde que este narrador, con siete años a cuestas entonces está
convencido de haber asistido a ese encuentro de la mano de su tío, y
son tantos los hombres que cuentan haber sido testigos de esa proeza
aquella tarde que no hubiera cabido tanta gente en las graderías del
estadio, y no las 2,500 personas que registra la prensa en un balance frío
y numérico. Un balance que, sin embargo, no consigna cuántos fueron
los hinchas que regresaron del vientre de la tribuna o de los pasillos o
de la calle o corriendo desde el puente de Cala Cala al escuchar los gritos
de gol de los estoicos que soportaban la derrota convertida en empate y
al instante en victoria sorprendente. La crónica tampoco dice cuantos
eran los que se quedaron, pero todos ellos miraron de pie esos minutos
finales, “ese lapso en el que Aurora logró una resonante victoria cuando
todo hacía suponer el triunfo de su rival”. Una lesión imprevista, la de
Orozco, provocó un cambio igualmente imprevisto porque ingresó
Guido Aguilar, quien estaba en la tribuna también por lesión pero fue
convocado por el director técnico, Arturo Tardío, sabedor de su talento
para esas circunstancias. Aguilar ingresó a la cancha “y todo cambió de
improviso”. A los 39 minutos, Tito Avilés concretó el gol de descuento
mediante la ejecución de un tiro penal. Apenas había transcurrido un
minuto y después de un “entrevero” en el área visitante, Guido Aguilar
perforó las redes en “una jugada precisa”. Y cuando los jugadores de
Mariscal Santa Cruz no se recuperaban de la sorpresa pasaron
raudamente al desconcierto, al estupor, porque a los 43 minutos Guido
Aguilar consumó el milagro venciendo por tercera vez la resistencia del
arquero. . “Hay un enorme hueco en la zaga central, es cuestión de
encarar por la derecha”, había dicho el goleador antes de amarrarse los
cachos prestados e ingresar a la cancha, y fue felicitado por Víctor
Agustín Ugarte después del pitazo final porque era el héroe de la cancha,

58
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

partícipe en los tres goles que “modificaron básicamente la estructura


del marcador”, sentenció teóricamente el alucinado cronista deportivo
de esa tarde memorable. El maestro tuvo gestos similares dignos de su
estirpe. Así lo cuenta el cronista de marras, primero en pleno desarrollo
del partido: “La juventud de Aurora, dirigida por Orozco y la picardía de
Tito Aviléz fueron cambiando el panorama del evento. Se buscó la meta
de Soto y un cabezazo del joven Aviléz que fue interceptado por el
guardavalla mereció la felicitación de Víctor Agustín Ugarte al interior
aurorista”. Y, luego, en los camarines: “Felicito a Aurora por este triunfo
plenamente merecido. Los goles fueron baldes de agua fría que nos
dejaron paralizados. Hay juventud, garra y amor a la casaca en Aurora.
En mi vida de futbolista, no recuerdo haber sido protagonista o testigo
de un hecho similar al ocurrido hoy”. Sólo un verdadero maestro puede
tener esa actitud ante el juego y la vida, frente a los juegos de la vida.

Con esa victoria Aurora se clasificó a


la final de la Copa Millonarios, llamada
también “12 mil pesos”, los que uno
gastaría sin dudar en un pasaje para
viajar por el túnel del tiempo y estar
en aquella tarde del domingo 24 de
septiembre de 1967, porque el resto –
del torneo, del año, de la vida– no
merece ningún comentario adicional.
Esa tarde la alineación fue: Vargas,
Méndez, Salinas y A. Aviléz, Villarroel
y Orozco, Foronda, Tito Aviléz,
Zeballos, Pariente y López, con
Aguilar y Escóbar como sustitutos
salvadores.

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EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

EL POETA JUGADOR, MAESTRO DE LA PALABRA

EDUARDO MITRE es el más grande poeta boliviano en la


actualidad, su talento trasciende las fronteras pero su figura
cansina no deja de recorrer las calles de Cochabamba. Nacido
en Oruro en 1943. Estudió Derecho en la Universidad Mayor de
San Simón y luego viajó a Francia donde realizó estudios de
literatura francesa. En Estados Unidos, se doctoró en la
Universidad de Pittsburgh con una tesis sobre la poesía de
Vicente Huidobro. Es Miembro de Número de la Academia
Boliviana de la Lengua. Su obra poética comprende las
siguientes publicaciones: Morada, Ferviente humo, Mirabilia,
Desde tu cuerpo, El peregrino y la ausencia, La luz del regreso,
Líneas de otoño y Camino de cualquier parte. Su obra ha sido
traducida al inglés, francés, italiano y portugués.

NUESTRO EDUARDO MITRE


Erika Bruzzonic

Escribí sobre él hace ya todo un


montonazo, pero hay cosas que
permanecen en el tiempo, como su talento,
su amistad y su generosidad... Gracias,
Eddy.
Gracias también al fútbol y a la poesía, en ese orden, por
haberte hecho.¿Qué más se puede decir de este poeta que no
se haya dicho y escrito? Que le gusta Vivaldi… ¿Qué más? Ah,
sí. Que fue, es y será futbolista; qué son los años al fin y al
cabo. Me gusta creer que fue de los buenos, a juzgar por sus
recuentos desgranados entre la entrada y los postres (así, en
plural).Cochabamba lo vio jugar; vio cómo esas ágiles piernas
se desplazaban sobre metros y metros de cancha para llegar
al arco contrario y disparar un patadón certero a la pelota,
anotando el primero, el segundo, el tercero o el único gol para
su equipo. Años más tarde, sus recuerdos futbolísticos se
dibujarían en su poema

60
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

¿Dónde está Daniel Zambrana,


la pelota que nos daba
a flor de pies y manos
todo el espacio?

¿Quién la retiene
y no me la pasa,
justo ahora
que estoy solo frente al arco?

¿Dónde está Santiago


nuestro insólito arquero
supersticioso como los gatos
y tan ágil como ellos?
¿Dónde aquellos cuerpos
unánimes, ligeros
gloriosos casi
en el cielo del entusiasmo?
¿Dónde las líneas de la cancha,
los números rivales,
que ya sólo veo al árbitro de negro
mirando su reloj
contando
inmóvil
los minutos de descuento?

Acaso, Daniel, el partido


terminó hace tiempo,
y ya todos nos fuimos
sin saber si lo ganamos
o perdimos.

O tal vez es este mismo


que ahora juego solo
de nuevo desde el comienzo
en la página vacía como un arco
con la palabra de todos
y el marcador en blanco.

Ese es un slide de sus memorias y de él mismo; es una fracción


solamente. Lo que el poema no dice es que entre Eduardo y
Daniel había, dentro de la cancha, una comunicación casi
telepática. No se miraban, no se hablaban. Simplemente

61
EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

actuaban con finísima, perfecta coordinación. La pelota hallaba


los pies de cada uno, imantada tal vez por ese par de voluntades
que se entrelazaban ¡tan firmes! dejando atrás todos los pares de
cachos que les salían al encuentro, como en ese partido que el
Aurora —equipo de ambos— jugara contra el Sporting Cristal de
Perú. Una final, si no me equivoco. Se tenían confianza, Eduardo
y Daniel. En el segundo tiempo de ese partido, Zambrana el
armador se quitó de encima a los peruanos y pasó el balón a su
compañero. Mitre, el ejecutor y marcador de los goles, lo tomó
y cabeceó hacia el arco —al ángulo. No había arquero en el
mundo que pudiera contener esa bola. Era un trallazo imparable
que bien podía definir el partido.“Pero”, cuenta el Eddy, “no sé
de dónde coño salió un peruano. Un negro enorme de apellido
Danay o Donay —y la despejó de una”. Ese fue el día en que el
Aurora y el fútbol en general, perdieron a un delantero. El
despeje del negro Danay o Donay hizo que el Eddy, de dieciséis
años, goleador, reubicara su horizonte y dejara en el aire nomás,
la idea de jugar como profesional.
Su camino fue desviado por ese arquero que a veces llamamos
destino hacia el mundo nebuloso e incierto de la literatura,
pero ella no le hizo renunciar del todo al fútbol. Generosa
compañera, reconoció en él al poeta sin jamás protestar por
el otro, el eterno hincha de River —“gallina” como pocos... A
Mitre el fútbol le quitó la pelota, pero le regaló la poesía. Dice
él que ya escribía en el cole, adolescente enamorado. No sé.
Quién sabe si más bien hayan sido las revistas El Gráfico y
Goles que se compraba semana a semana, ahorrando para
poder llevarse ambas, las que le dieran la perspectiva poética.
Quién sabe si no fueron ellas las que le hicieron escuchar la
música oculta de las fotos–acción, testimonios en papel de las
grandes jugadas que nos suspenden el corazón hasta la
garganta y provocan titulares que el mismo Eddy recuerda:
“SERENIDAD CALIFICADA (…) APTITUD DE CRACK,
DOCUMENTAN EL GOL DE D’APONTE (…). SI HUBIERA
DISPARADO A QUEMARROPA, NO ESTARÍA DOMÍNGUEZ
TAN NOSTÁLGICO”. Quién sabe.
Publicado en el blog La Lola

62
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

En febrero de 1968 otro equipo brasilero visitó Cochabamba, Vasco da


Gama, con jugadores de selección como Almir, Britos y Fontana pero sin
la fama de Pelé o Didí, aunque en sus filas jugaba un tal Garrinchinha.
La dirección técnica del equipo celeste fue confiada a Carlos Trigo, ex
jugador celeste y director técnico de la selección boliviana, y la intención
de la directiva era, como se decía antes, “foguear” a su gente, “habituarla
al roce internacional porque sólo de ese modo se podrá avanzar algo en
el camino de la experiencia que tanto requiere nuestro fútbol”. Empate
a un gol en un partido que “sin ser una maravilla en el aspecto técnico
agradó al público”. El gol aurorista fue de Tito Avilés, ariete en dupla
con Mario Pariente. En ese partido ocupó la zaga central Orlando Salinas,
joven valor cuya vida fue truncada poco tiempo después por avatares
del destino y Aurora inició el campeonato de ese año en duelo.

JUVENTUD, DIVINO TESORO

Empezó a formarse un quinteto ofensivo que dio muchas alegrías a


Aurora de media cancha para adelante. Freddy Vargas, Adolfo Foronda,
Tito Avilés, Mario Pariente y Guido Aguilar, un equipo armado a partir
de la solvencia de José Issa en el arco. En algunos partidos, Quiroga
sustituyó a Issa, el equipo constante estaba formado por Méndez,
Escobar, Guzmán, un trío de Vargas (Freddy, Antonio y Fernando),
Foronda, Pariente, Avilés y Aguilar.

El año culminó con la organización de un cuadrangular interdepartamental


entre Aurora, Wilstermann, Oriente Petrolero y 31 de Octubre. El Equipo
del Pueblo fue el campeón derrotando en la final a Wilstermann por 2-0,
con goles de Mario Pariente.

63
EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

Mario el Divino Pariente fue una figura de estirpe, su talento fue


codiciado por The Strongest y pese a la protesta de los hinchas terminó
jugando en el equipo paceño para coronarlo campeón cuando
despuntaban los años setenta. Talento goleador que lo llevó a vestir la
casaca verde de la selección nacional y brillar en el famoso partido que
Bolivia empató 1-1 contra Yugoslavia en el Mundialito realizado en Brasil
en 1972. Pariente había ingresado a la cancha en el último tramo del
encuentro y marcó el empate a tres minutos del final con un furibundo
remate; en ese partido también se destacó Jaime Olivera, lateral derecho
de Aurora. Toto Arévalo recuerda ese partido: “El gol fue anotado por
Pariente en un impresionante remate que dejó boquiabiertos a todos,
desde muy lejos sin hesitar. Esa era una de las características de
Pariente… fue uno de sus mejores encuentros, hizo todo lo que delantero
debía hacer y además un gol inolvidable… Era un jugador típicamente
cochabambino, de gran contextura física y de buen pie y un delantero
muy hábil… los hinchas de Aurora vieron sus mejores partidos, cuando
era explosivo, cuando tenía el deseo de triunfar” (Goles, La Revista
Deportiva de Bolivia, Número 68, 10 de junio 2010). El apodo fue obra
y gracia de la hinchada stronguista que entonaba el estribillo: “Pariente
divino, el gol está en camino”.

64
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

El equipo valluno tenía otras figuras. En el medio campo, Freddy Nene


Vargas, un “ocho” de pura calidad. Toto Arévalo evalúa su estilo: “Era
un jugador de mucha dinámica, pero además contaba con la calidad de
los jugadores que llevan el balón atado a los pies. Tenía la enorme
cualidad de estar siempre en el lugar preciso, ya sea para marcar o para
atacar…. Era de esos jugadores que hacían ganar partidos, se llevaba a
todo el equipo adelante cuando las papas quemaban, tal era su
importancia y fue uno de los históricos del Aurora, de los mejores
equipos del Aurora”. Otro jugador destacado fue Adolfo Palillo Foronda,
“un jugador de físico esmirriado, de ahí el mote; poco cochabambino
que contrasta con los fornidos jugadores, casi tarzánicos que dio
Cochabamba…. Su gran habilidad, su juego veloz y su gran capacidad
para correr por el lateral derecho hicieron de Foronda un futbolista
inolvidable” (Goles, La Revista Deportiva de Bolivia, Número 68, 10 de
junio de 2010). Arévalo lo compara con el famoso puntero derecho
argentino René Houseman, el talentoso de Huracán, campeón de 1973 y
jugador de selección. Una anécdota puede mostrar más afinidades, aparte
de las futboleras, con el Loco Houseman porque en un partido, Palillo
Foronda sustrajo la tarjeta roja del bolsillo del árbitro y la ocultó en su
short, de tal manera que el referí no podía cumplir con la sanción…
mientras el público reía y Palillo se ocultaba en las espaldas de los
defensores. Y cuando corría pegado a la línea de cal parecía un amigo
del viento con la mirada puesta en el centro del área, adonde iban a
parar sus centros a la espera del cabezazo definitorio de la victoria.

65
EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

A decir de la prensa de esos años, el


equipo celeste “hace poco por los
espectáculos y siempre sale ganando
puntos”, un criterio que aplicado a su
rival de enfrente sería expresión de
certeza táctica y premeditación. Las
crónicas tenían ese talante crítico al
extremo que un gol celeste contra
Petrolero es narrado por un señor Siles
como “algo que por lo hecho no era lo
más lógico: Ramallo pifió un rechace.
Remate de Pariente, revolcón de Frías
que no controló y el ingreso de Tito
Aviléz que concretó la apertura del
marcador. Con anterioridad a la jugada,
el puntero derecho de Aurora se hallaba en off side de posición”. Curioso
enojo de un improvisado reportero que cuestiona un gol por no estar
acorde con su lógica, la cual –de existir en el fútbol– se manifestaba en
el liderazgo de Aurora en el torneo. Un liderazgo disputado con Bata,
equipo de Quillacollo de raigambre fabril, perfil por el cual otro reportero
retrató un empate entre Aurora y Bata como un choque de conjuntos
con “futbol varonil con un final de justicia”. Otro empate mantuvo el
invicto de Aurora y el primer lugar en el campeonato, esta vez contra
Wilstermann, en “uno de los mejores clásicos” quizás porque “bajo los
tres palos del arco se erigió un coloso: José Issa”, en ese entonces en
duelo a muerte con Limbert Cabrera Rivero, goleador rojo. La presencia
de Issa era determinante, tanto así que cuando fue expulsado, Aurora
perdió el invicto, sumó otro empate y una derrota ante Bata, que lo
relegaron de la primera posición. Pese a estas circunstancias encaró el
segundo clásico de la temporada para definir la clasificación a la fase
final. “Aurora con serenidad ganó el clásico superando a un desorientado
Wilstermann”. Serenidad frente a un equipo que “hizo presa de una
crisis colectiva y sin pena ni gloria, jugando desordenadamente, sin un
patrón establecido, se entregó al ritmo impuesto por Aurora. Perdió el
partido y también la clasificación”. El título sería disputado contra Litoral
y Bata, el equipo fabril se coronó campeón.

66
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

El campeonato local de 1970 fue testigo de un récord, José Issa mantuvo


su valla invicta durante 357 minutos. Y también tuvo inconvenientes
porque Aurora amenazó con retirarse del torneo cuando estaba puntero
en la tabla de posiciones debido a un castigo de expulsión impuesto por
la Asociación de Fútbol contra su director técnico y un dirigente,
finalmente esa entidad reconsideró el caso y la pena fue pecuniaria para
el club. El dirigente en cuestión era Luis Achá, el popular Acho, un
hombre corpulento de casi dos metros de altura y 150 kilos de peso que
siempre cubrió la testa con una boina propia de los hombres de
izquierda. Él tramitó la resolución suprema, firmada por Víctor Paz
Estenssoro, que otorgó la personería jurídica al club y que se perdió en
una de las vicisitudes relatadas en estas páginas. En la actualidad, Acho
asiste a todas las prácticas del plantel y ocupa el último asiento de la
tribuna de preferencia para disfrutar el juego de su equipo.

El campeonato se puso interesante ante la posibilidad de un cuádruple


empate entre Aurora, Wilstermann, Litoral y Petrolero. El partido decisivo

67
EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

fue, otra vez, el clásico cochabambino con ambos equipos con puntaje
similar, en un cotejo para “alquilar balcones”. El resultado fue
desfavorable para el equipo celeste con cierta dosis de infortunio porque
un gol en el minuto noventa selló la victoria de Wilstermann. Corría el 6
de octubre y la situación política era grave y los golpes de estado eran
moneda corriente, pero el futbol era más poderoso, cuestión de goles y
no de golpes: “El público se fue en masa al estadio. Poco le interesó la
“complicada” situación de carácter político. Había mayor interés por la
suerte de cuatro equipos en una jornada deportiva que por otros hechos
no deportivos”. Tal vez valga la pena resaltar que las comillas en la
palabra masa son una alusión a las “masas” trabajadoras que conformaron
la Asamblea Popular durante el gobierno de Juan José Torres, pero las
masas también tenían otros motivos para vivir, en un país donde la
política parecía, y parece, llenar todos los resquicios de la vida cotidiana,
disputando la primacía con las tres efes de nuestro comportamiento
colectivo: fiesta, farra y… fútbol.

ENREDOS DIRIGENCIALES Y CURIOSOS EFECTOS


CLIMÁTICOS

Nuevos equipos animaron el campeonato local de 1971 y la final


enfrentó a Litoral y Petrolero, por primera vez en la historia los clásicos
rivales no eran favoritos, y no solamente eso, disputaron el tercer puesto
en un inédito ¡partido preliminar! Tal vez por esa circunstancia Aurora,
con un equipo juvenil, fue goleado. Los cambios institucionales y la
situación política provocaron crisis en el fútbol. Se decidió la realización
de un campeonato mixto denominado Tres Ciudades, con equipos de
La Paz, Oruro y Cochabamba. En tres meses se disputarían 91 partidos
como muestra del desconcierto organizativo; también se decidió ampliar
a cinco el cupo de jugadores extranjeros, medida a la que se opuso
Aurora, en estas circunstancias su desempeño fue pobre y estuvo
merodeando el sótano de la tabla de posiciones.

En cambio, la disputa en el torneo local fue entre Aurora y Petrolero y


la posibilidad de un desempate entre estos elencos dependía de los
resultados de la última fecha que enfrentaba a Petrolero y Municipal en
el preliminar y el clásico “con matices extraordinarios” entre Aurora y
Wilstermann. Lo extraordinario fue que Aurora “en los descuentos tuvo

68
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

el empate en bandeja de plata y desperdicio la oportunidad”, cayendo


derrotado 2-1. Otra vez fue subcampeón cuando tenía el título al alcance
de la mano.

En el campeonato nacional Simón Bolívar se clasificó en una serie


disputada contra equipos de Chuquisaca con cierta preocupación, “en
un ambiente de nerviosismo aunque con una subjetiva ventaja de resultar
automáticamente clasificado en caso de mantener el empate a lo largo
del encuentro”. Y el resultado fue un empate a dos goles frente a
Petrolero para transitar a la siguiente ronda, siendo el único equipo
cochabambino clasificado para esa instancia. La prensa cochabambina
valoró este hecho de manera singular y cautelosa: “Club Aurora se
apresta a cumplir digna representación”, pero no ocurrió así y una
seguidilla de cinco partidos perdidos colocó al equipo en el último lugar
de la tabla de posiciones. La valoración periodística no deja lugar a dudas
sobre un estilo a pesar de los magros resultados “Aurora participó en
este campeonato como una organización deportiva, con una lealtad y
nobleza que le servirán como excelente antecedente para futuras
participaciones… es decir no se dedicó a la ‘guerra’ en la que
participaron no solamente los jugadores, sino dirigentes y público, con
armas no siempre deportivas, la destrucción de los rivales antes que el
triunfo puramente deportivo”.

En 1972, el inicio del año fue con clásico amistoso y victoria contundente
de Aurora por tres goles a cero. Como siempre, la prensa tuvo una

69
EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

sorprendente lectura de la derrota aviadora porque la explicación


futbolística tenía como factor causal a las ¡circunstancias meteorológicas!:
“Wilstermann tuvo dos rivales: la lluvia y el Club Aurora”, original manera
de ordenar los factores e inverosímil conclusión respecto a los efectos de
una tormenta a las cuatro de la tarde, seguramente suponiendo que los
aviadores necesitaban cielo despejado para volar, en cambio, los celestes
no sufrieron los rigores del cambio climático al ser habitantes del cielo.

Ese titular es un compendio de la “objetividad” de la mayoría de los


personajes de la prensa deportiva cochabambina que no ocultan su
favoritismo por el equipo rojo, ni se ruborizan cuando defenestran al
Equipo del Pueblo, minimizan sus victorias o celebran sus traspiés. Este
es otro adversario que enfrenta Aurora, una hidra de cien cabezas que
acecha, ataca y daña antes, durante y después del partido.

En la revancha, el desdén explicativo fue igualmente patético: “sin hacer


gran cosa por ganar, se impuso Aurora a Wilstermann que tampoco hizo
gran cosa por no perder”. El balance señala, en un modo de conversación
coloquial, que Aurora hizo sus dos goles “sin mucho pase espectacular,
sin dibujar la cancha. Pelota en profundidad, carrera y listo el pollo. El
pollo fue Bilbao, arquero de Wilstermann, que se quemó las manos con
una pelota muerta que resucitó en las redes”, concluye el improvisado
poeta haciendo gala de dudosas metáforas gastronómicas típicamente
cochabambinas y volteretas entre la vida y la muerte.

La emoción estuvo en las tribunas, continúa el cronista inspirado, porque


fue “una tarde de sol y piñas”. El sol asomó a las cuatro de la tarde, las

70
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

“piñas” cuando la chicha hizo su efecto en las graderías de sol. Graderías


de sol, después llamada tribuna “popular”, donde se refugian desde
siempre los hinchas acérrimos de Aurora, la actual Pesada Celeste.
Cuentan algunos testimonios que cuando el clásico iba tomando cuerpo,
los hinchas miraban el juego tomando chicha, sentados en promontorios
de adobe, y cuando su equipo metía un gol, junto con el grito al cielo,
el festejo iba acompañado de la utilización de las tutumas como armas
que desparramaban el néctar del valle en la humanidad de los hinchas
rivales. Seguramente el asunto se tornaba grave cuando llovían goles.
Por entonces, la chicha seguía siendo parte de la cultura cotidiana de la
llajta, no obstante con el transcurrir del tiempo sería prohibido su
consumo dentro del estadio en una claudicación frente al empuje de la
modernización. Años después, en los fatídicos años ochenta, la hinchada
necesitaba calmar la angustia por las apariciones del fantasma del
descenso, un miedo que es mejor enfrentarlo con c’haki. Entonces, los
hinchas de las “graderías de sol” se dirigían a la verja del estadio donde,
detrás de los barrotes, estaban las caseritas con sus tutumas colgando de
los baldes. Ante la mirada del policía dispuesto a hacer cumplir la ley, el
hincha estiraba los brazos para agarrar la tutuma detrás de la reja y
degustar el néctar del valle con la boca en la frontera entre lo prohibido
y lo permitido, diciendo al guardián de la ley: “¿no ve jefecito, no ve que
no estoy tomando chicha dentro del estadio?”

Volvamos a esa tarde de clásico porque tuvo otros ingredientes, como el


retorno de las bandas de música, los latapucus, “interpretando aires
folklóricos” como antaño, porque el reportero calcula que durante doce
años el fútbol no tuvo música metálica de fondo. En esta ocasión, la
música era multicultural, como se dice ahora, porque en las “graderías
de sombra” (llamadas de “preferencia” en curiosa oposición más que
dialéctica a “la popular” de enfrente), hinchas brasileros apoyaban al
Equipo del Pueblo con su propia música, o sea, “una bandiña con la
batucada frenética e intensa de la torcida que hincha por el Aurora”,
porque tenía en sus filas a tres morochos: Da Silva, De Melo y Batista.
En alguna ocasión, la presencia de jugadores brasileros como ídolos
provocó que el equipo celeste juegue alguna tarde con una casaca a
rayas horizontales, negras y rojas, a la usanza de Flamengo, detalle de
coquetería que, por suerte, fue efímero.

71
EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

En el campeonato de ese año se produjo el debut de un jugador brasilero


fuera de serie, se llamaba Heraldo Ercilio Da Costa, con un perfil de tipo
rudo y mirada triste, amigo de la línea de cal por la punta izquierda.
Debutó en un clásico disputado en junio y con victoria por un tanto
contra cero. La evaluación del desempeño, jugador por jugador, fue
lacónica pero precisa: “Veloz y peligroso. Buen winger”.

72
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

Sobre Francisco De Melo, moreno con perfil de gladiador y zancada larga:


“Permitió el gol de la victoria con toque para matar”. Más adelante
brillarían otros paisanos de Ercilio y De Melo, como Carliños, recio
defensor, y Batista, volante de contención. Si el equipo tenía sabor carioca,
el talento y la entrega valluna era irradiada por Jaime Herbas convertido
en jugador de toda la cancha a la usanza de Alfredo Di Stéfano y antes
que estalle la Naranja Mecánica holandesa en el mundial Alemania 74.

Ese torneo concluyó para Aurora con el tercer lugar en la tabla de


posiciones, lo que impidió su participación en el torneo nacional.

En 1973 se produjo un hecho análogo a lo ocurrido en los años sesenta,


cuando cuatro jugadores de Wilstermann fueron contratados por Aurora
como refuerzos para su participación en la Copa Libertadores. Esta vez
la transacción se realizó en sentido contrario, tres celestes fueron
contratados por el equipo rival, José Issa, Freddy Vargas y Jaime Olivera,
para jugar en el torneo continental. La única satisfacción de esa
temporada fue la obtención de la copa en un cuadrangular que contó
con la participación de Olimpia de Paraguay, en las filas del equipo
celeste debutó un talentoso mediocampista brasilero con apodo y pinta
de caricatura, Miguelito, constituido raudamente en ídolo de la hinchada.

Al año siguiente, Aurora se clasificó al torneo nacional después de


obtener el subcampeonato en el certamen local de 1974. A pesar de un
comienzo dubitativo empezó a escalar posiciones hasta alcanzar el
segundo lugar en su serie, quitándole el invicto a The Strongest en un
partido que fue testigo de la presencia de doña Marina Ascárraga,
destacada deportista y famosa hincha del equipo paceño, en una época
donde no existían cuotas de presencia femenina en el espacio público.
La fase final fue disputada entre cinco equipos, Aurora, Bolívar, Petrolero,
The Strongest y Wilstermann. La serie fue negativa para el Equipo del
Pueblo con una seguidilla de derrotas y empates. Incluso un clásico
adverso después de ir venciendo 3-1 y terminar derrotado cuando el
partido expiraba. En la última fecha ocurrió un hecho curioso porque
Aurora aceptó cambiar la sede del partido y jugar como “local” en La
Paz para que The Strongest de la vuelta olímpica en su propio reducto
en vez de “aguarle la fiesta” en el Felix Capriles y, así, obtener una mejor
recaudación porque el último lugar que ocupaba en la tabla no tenía
atractivo para su hinchada.

73
EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

En 1975 Aurora tuvo otro comienzo dubitante en el torneo local pero


concluyó con la obtención del subcampeonato merced a un empate
frente a Wilsterman, con gol de Miguelito. Con ese tanto se clasificó al
campeonato nacional, aunque surgieron dudas sobre su participación en
la denominada Copa Sesquicentenario de la República, debido “a una
tremenda crisis económica y el abandono de sus dirigentes”. No obstante,
la Asociación de Fútbol proporcionó una ayuda financiera y el Equipo
del Pueblo resolvió temporalmente sus problemas. En la Copa
Sesquicentenario las derrotas marcaron el inicio de una trama sin final
feliz y con destellos de buen juego, como contra San José con una
remontada espectacular para vencer 5-4 con goles de Miguelito, Ayala y
Moscatelli. Fue eliminado en la primera ronda y la crisis dio paso a la
angustia.

En 1976, surgieron otra vez rumores sobre un posible retiro de Aurora


del campeonato local debido a una debacle en las filas de su directiva,
ausencia de socios y la apatía de la hinchada, sacudida por la seguidilla
de derrotas y la eliminación temprana en los torneos nacionales. Derrotas
como local, impensables en el pasado, causaron zozobra. Sacando
fuerzas de flaquezas, se sorteó ese obstáculo y las cosas volvieron a su
lugar y el equipo a la cancha para disputar el Torneo Pre Temporada
logrando el subcampeonato. Un equipo joven con ciertos atributos que

74
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

le dieron el carácter de un “elenco frágil pero de muchas bondades con


tendencia al juego de toque y al pelotazo sorpresivo para explotar a los
que mejor saben explotar ese juego” y el elegido para esa función era el
delantero argentino Silvio Rojas. Con ese bagaje inició su participación
en el Torneo Integrado que enfrentaba a equipos de Cochabamba y Santa
Cruz. Empezó el certamen con vaivenes del medio al fondo de la tabla
hasta que se produjo una remontada con chispazos de buen futbol, como
una resonante victoria por 6-2 contra Blooming, que lo catapultaron al
tercer puesto y a la clasificación a la Copa Simón Bolívar. También a la
disputa del título local contra Wilstermann, porque los puntos en disputa
entre los equipos cochabambinos confeccionaban una tabla de
posiciones paralela a la del Torneo Integrado. El título quedó en manos
de su rival. Otra vez Aurora fue subcampeón cochabambino.

El debut en la Copa Simón Bolívar de 1976 fue negativo con magro


empate ante un equipo potosino y con Vanderley, refuerzo brasilero en
la delantera, errando un penal. Sin embargo, Aurora ocupó el segundo
lugar en su serie y avanzó a las instancias finales. Empezó esa fase con
una derrota inmerecida ante Wilsterman, reconocida inclusive por los
inflexibles cronistas que no ocultaban su preferencia por el equipo
aviador: “Que la suerte es importante en toda actividad es una verdad
que nadie discute, como nadie puede discutir que ayer Wilstermann
ingresó a la cancha con una gran dosis de buena suerte, de otra manera
serían los auroristas los que estuvieran celebrando la victoria”. La
participación de Aurora, equipo juvenil con un par de refuerzos
extranjeros, concluyó con otra derrota ante el mismo rival, en similares
circunstancias marcadas por la escasa fortuna. La semilla plantada en las
divisiones inferiores y el acople de los refuerzos daría sus frutos en el
futuro inmediato.

En 1997 se puso en marcha otra vez el Torneo Integrado y el equipo


empezó con dubitaciones, sin embargo, a mitad del camino Aurora
compartía el primer lugar con Wilstermann a quien derrotó después de
tres años: “La juventud de Aurora se impuso a la experiencia de Wilster”,
merced a los tiros libres de Vanderley. Fue entonces que aconteció otra
jugarreta del destino. Cuando el equipo había reencontrado el norte de
la victoria y estaba liderizando la tabla de posiciones en el Torneo
Integrado, empezaron las tratativas para crear una Liga Mayor dejando

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EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

en suspenso la continuación del campeonato. En un momento de


repunte del Equipo del Pueblo, los líos dirigenciales cancelaron un
torneo que pudo ser motivo de satisfacciones y no el inicio de una época
de incertidumbre en el andar del cuadro celeste.

76
3
OSCURIDAD
LIGA DEL FUTBOL PROFESIONAL 1978-1988

Son los años de la transición a la democracia, con movilizaciones


populares y explosión de demandas sociales, con sueños de libertad y
reclamos por igualdad, abatidos por la hiperinflación económica y
descenso de la autoestima nacional por las sendas goleadas sufridas por
la selección nacional en las eliminatorias mundialistas. “Bolivia se nos
muere”, sentenció un veterano presidente en 1985 y dio inició el tránsito
del estatismo al neoliberalismo con un número mágico: 21060. El
nacionalismo parecía cosa el pasado y el “pueblo” de la revolución de
1952 ya no era invocado, su vanguardia de antaño, los mineros, sufrieron
la relocalización. Ese fantasma recorría el fútbol porque la crisis proyectó
su sombra al Equipo del Pueblo cuando se dio una transición en el fútbol
profesional con la desaparición de los torneos departamentales y la
creación de una liga nacional.

La Liga del Futbol Profesional Boliviano fue creada en agosto de 1977


para dar inicio a un nuevo ciclo en el fútbol nacional. Los antecedentes
remiten a 1974 cuando “los clubes no subvencionados por el Estado
proponen la creación de una liga mayor, idea que es inicialmente
desechada. Pero en 1977 el aluvión se hace imparable” (Carlos Mesa et
al., El salto al futuro, 1994, pág 21). Años de dictadura militar y resistencia

77
EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

minera, con catástrofe futbolera en las eliminatorias para Argentina 78


por las goleadas humillantes ante Brasil y Colombia. Tragedia que fue el
detonante que aceleró la crisis y provocó la reestructuración del futbol
profesional.

La Liga se organizó con los mejores clubes del país y algunos equipos
de variada calidad de ocho departamentos. Por Cochabamba ingresaron
Aurora, Bata, Petrolero y Wilstermann. Atrás quedaron los torneos locales
que entre fines de los años sesenta y la mitad de los setenta habían
adoptado un cariz espectacular con la realización de jornadas
dominicales con fechas dobles a estadio lleno. Equipos que brindaron
fútbol, diversión y competencia de alto nivel eran cosa del pasado, como
Litoral, Tránsito, Municipal, vinculados a entidades estatales, y Ayacucho
Festaco, ligado al autotransporte y con arraigo en la popular zona sud.
Quedaron en la liza futbolera dos equipos de origen empresarial: Bata,
de la fábrica de calzados MANACO y con hinchada de Quillacollo, y
Petrolero, dependiente de YPFB, y los clásicos rivales de la llajta. Aurora
ingresaba a la Liga con el antecedente de un desempeño importante en
el Torneo Integrado de 1976 y 1977, truncado por la crisis deportiva y
dirigencial que dio origen a la Liga, sin suponer que no vendrían tiempos
mejores, sino todo lo contrario.

En este nuevo formato organizativo el Equipo del Pueblo tuvo un


desempeño decreciente entre 1978 y 1988. No fue una “década perdida”
como suele decirse, sino una década agónica que terminó con la pérdida
de categoría. Una historia de infortunios que vale la pena relatar porque
muestra el temple de una hinchada que fue incubando la peor de las
desgracias como avizorando un sufrimiento que duraría catorce años.

Aurora tuvo un comienzo esperanzador en el segundo torneo de la Liga


que se organizó con muchos problemas en 1978. Tres victorias sucesivas
como visitante en Oruro, Santa Cruz y Trinidad alimentaron la esperanza
de repetir el desempeño en el Torneo Integrado. “Aurora dio la sorpresa
dominguera goleando como visitante a San José” con un fantástico 6-1 y
el lucimiento de José Luis Coronado, hábil mediocampista. “Aurora
deleitó con su futbol y ganó en Santa Cruz a Guabirá”. “Aurora sigue
imparable, derrotó a 20 de Agosto”. Sin embargo, ese comienzo fue un
espejismo porque el torneo terminó en su primera fase con Aurora en el

78
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

¿Por qué será no?


Fernando Calderón

FERNANDO CALDERÓN, es sociólogo nacido en Charagua


pero vivido en Cochabamba, París y Buenos Aires. Autor
de numerosos libros sobre la realidad nacional popular,
sobre la democracia y la modernidad en América Latina.
Fue coordinador de varios Informes sobre Desarrollo
Humano en Bolivia, uno de los cuales fue premio mundial
en la ONU.
Su mirada sociológica sobre nuestra historia se resume en una frase: “la
política en las calles” que nos recuerda que las cosas suceden en los intersticios
de la sociedad, en sus márgenes, al costado o en contra de las instituciones.
De manera imprevisible pero con el peso de la historia, como en un partido de
fútbol. Es recolector de imágenes e ideas sobre la incomparabilidad de
Cochabamba, he aquí algunos de sus hallazgos.

René Zavaleta decía que en Cochabamba abundaban los filósofos porque


soplaban vientos metafísicos. Tenía razón, basta con ir a la Plaza 14 de
Septiembre a las 7 de la tarde.
La calle Cochabamba en Buenos Aires es la más larga que conozca ciudad alguna.
Por qué será no?
¿Será por el agua caliente que las cholas cochalas les echaban a los ingleses
invasores?
¿Será por las alzadas de la Coronilla?
¿Será por los 2.600 cochabambinos que se inscribieron para ir a pelear por
las Malvinas?
¿Será porque Don Miguel de Unamuno escribió sobre la imaginación en
Cochabamba sin conocer un carajo?
¿Será porque dicen que Pablo Picasso donó el Cóndor picassiano de la Plaza
14 de Septiembre?
¿Será porque Charles De Gaulle lloró en la plaza escuchando La Marsellesa
interpretada por tarcas ucureñas?
¿Será porque un argentino compuso hace un siglo una ópera titulada
“Cochabamba” con pasajes de la guerra de la independiencia?
¿Será por los chorizos de Quillacollo que comieron la Chaterine Denueve y
el Claude Levi Straus con el Jorge Zabala?
¿Será por lo de los nabos y las espaldas de Don Daniel Salamanca?
¿Será por el árbol chueco a la entrada de Pocona?
¿Será por el olor a los duraznos…?
¿Será porque a la Aurora se la persigue pero no se la alcanza nunca?
Si, por eso nomás debe ser.

79
EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

sótano de su grupo y con una derrota por goleada contra Oriente


Petrolero como broche de oro convertido en corona de espinas.

El año 1979 se inició con la Copa Liga entre Petrolero, Bata, Aurora y
Wilstermann, un prolegómeno al torneo nacional. El campeonato local
fue encarado por Aurora con un equipo juvenil de raigambre local.
“Eterno semillero de Cochabamba” decía la fotografía que resaltaba el
perfil juvenil del Equipo del Pueblo. Sin embargo, los resultados
negativos obligaron a conseguir refuerzos extranjeros pero esta decisión
no fue una solución porque el equipo tuvo un desempeño negativo.
Resalta la caída ante The Strongest que derrotó al Equipo del Pueblo en
Cochabamba después de largos 21 años.

Al año siguiente, los brasileros Monga, Barrote y Vantuil fueron


contratados como parte de un plan dirigido a repuntar el desempeño del
equipo. Otro jugador destacado fue Piao, alto y flaco, que ejecutaba tiros
libres y mientras mayor distancia había entre la pelota y el arco, su remate
era más violento rumbo al gol. Ni las victorias por 8-1 y 7-1 frente a
equipos cruceños mejoraron la mala posición en la tabla y apareció el
fantasma del descenso, que esta vez fue de carácter indirecto y disputado
contra Enrique Happ, el campeón del torneo cochabambino. Dos
empates obligaron a un tercer encuentro de definición que concluyó con
goleada celeste por 6-1 para mantener su lugar en la Liga. Los años
siguientes tuvieron un sello similar, un tono trágico con destellos de
epopeya porque en varias oportunidades el Equipo del Pueblo se zafó
de la soga cuando iba rumbo al cadalso.

Esos años fueron aciagos para la historia deportiva del club pero no para
su consolidación institucional. Al contrario, como respuesta a la adversidad
de ese presente gris se miró hacia adelante, se apostó al futuro. Y los
sueños y deseos de los dirigentes se materializaron en la construcción del
espectacular Complejo Deportivo en la zona de la Laguna Alalay que
cobijaría a la Escuela de Fútbol del Club Aurora. Un muestra de la
templanza que constituye un ejemplo para la sociedad cochabambina.

La remembranza de esta pequeña gesta que es una gran obra es relatada


por Martín Sotelo, un hincha de nacimiento y dirigente desde la cuna:

80
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

“EL COMPLEJO DEPORTIVO ADEMAS DE SER UN ORGULLO


REGIONAL NOS PERMITE SOÑAR CON LA CANTERA”

Cualquier amante del fútbol que ingresa al Complejo del Club Aurora, al
conocer sus instalaciones, se encuentra ante una realidad impensada,
observa que esos predios guardan el “semillero” del fútbol en
Cochabamba, percibe una institución fuerte que apunta a las divisiones
inferiores y ve un Aurora para rato, fruto de su cantera.

Todo lo realizado en el Complejo del Club Aurora hasta hoy se ha


materializado, precisamente, pensando en estos dos componentes que
tiene el fútbol: el fortalecimiento de las divisiones inferiores para – echar
mano – a la cantera y consecuentemente la consolidación del equipo
profesional.

En las conversaciones que me toco compartir con don Roberto Pavicic,


visionario del fútbol y gestor importante de este complejo deportivo, él
señalaba “Tenemos que pensar en una institución fuerte, en donde poder
arribar, donde puedan permanecer y transitar sus hinchas, donde
nuestros hijos puedan jugar y hacerse futbolistas y, no sólo eso, donde
puedan practicar deporte, la universidad de la vida”.

81
EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

Este pensamiento visionario fue amplificado por aquel grupo de


dirigentes que comandaban la institución celeste el año 1984, quienes
fieles a las tradiciones del pasado y con el objetivo de tener un
Complejo Deportivo visualizaron desde el cerro El Abra un lugar donde
se podían construir sus instalaciones.

La leyenda cuenta que don Orlando Beltrán acompañado de Roberto


Pavicic en una motocicleta, durante semanas, habían circulado por la
ciudad de Cochabamba buscando algún terreno donde poder realizar el
sueño aurorista. Como quiera que Aurora fue siempre bendecido por
Dios, dentro de las paradojas que da la vida, estos dos dirigentes
transitaba la ruta que conduce hoy al Cristo de la Concordia y
visualizaron el predio, el lugar donde hoy se encuentra afincado el
Complejo Deportivo.

El periódico Los Tiempos en su página Deportiva del 11 de marzo de


1985 publicaba el siguiente titular: “Aurora convierte un sueño en
realidad con la construcción de su complejo” catalogando este hecho
como un milagro, toda vez que en Cochabamba es difícil ponerse de
acuerdo para llevar adelante una obra. La publicación de referencia,
mencionaba que los dirigentes un año antes a fin de conmemorar los
49 años de existencia del Club Aurora habían organizado una kermesse
con la intervención de la autoridad burgomaestre, Dr. Hugo Montero,
quien tuvo a su cargo la colocación de la piedra fundamental.

En esa ocasión otro gestor del complejo y co artífice de esta obra, Ing.
Héctor Vargas, manifestaba: “Ahora es muy tarde para dar un paso atrás,
Aurora está trabajando con la mirada puesta en el futuro. La masa
societaria está empujando y sabemos que Roberto Pavicic, allá en Estados
Unidos, está logrando que connacionales nuestros se interesen por
contribuir a que el complejo deportivo se haga una realidad”.

Esa primera etapa de la construcción del Complejo Deportivo del Aurora


contempló la realización de la demarcación y alinderamiento de las siete
hectáreas de terreno, como cuenta don Elio Sánchez, labrador con mano
propia del complejo deportivo. Sse procedió a la siembra de árboles y
eucaliptos en sus alrededores, se efectuó la colocación de alambres de
púas para garantizar la demarcación, se construyó una primera cancha

82
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

de fútbol de tierra y una construcción civil al ingreso del complejo para


el funcionamiento administrativo de la entidad. Consecuentemente
producto de las obras nacía la Escuela de Fútbol del Club Aurora dirigida
en ese momento por el profesor Héctor Vera.

Con posterioridad, don Jaime Cavero –a decir de José Luis Montaño,


actual Fiscal General de la institución–, fue quién tuvo la virtud de
conservar el comodato otorgado por la Honorable Alcaldía Municipal al

83
EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

Club Aurora y dotarle, con esfuerzo propio, la primera cancha


reglamentaria con césped, la actual cancha No. 1 con sistema de
aspersión y riego que, en honor a este dirigente amante de la celeste y
blanco, lleva su nombre. Una vez producido el ascenso de categoría en
2002 se vio la necesidad imperiosa de consolidar este proyecto, en ese
propósito –en etapas y momentos distintos– intervinieron el actual
presidente de la entidad Rodolfo Acevedo, José Luís Montaño, Fernando
Gamboa, Daniel Soriano, Enrique Quiroga y tantos otros contribuyentes
anónimos que se pusieron “manos a la obra” para lograr consolidar
el Complejo Deportivo del Aurora.

En todo ese proceso es bueno destacar que se organizó el grupo de las


Damas Auroristas que, para lograr los objetivos propuestos, organizaron
una serie de kermesses y actividades sociales contribuyendo con su
“granito de arena” al logro de los objetivos y sueños trazados. Con el
apoyo del actual Presidente del Estado Plurinacional, don Evo Morales
Ayma, el Club Aurora recibió apoyo económico para la construcción de
los nuevos camarines, baterías de baños y el área del gimnasio, el mismo
que fue equipado por Daniel Soriano. El complejo deportivo en la
actualidad cuenta con siete canchas deportivas, una cancha de fútbol
playa, batería de baños especialmente adaptada para niños y jóvenes,
zona de parqueos y camarines para el plantel profesional.

El actual presidente del club, Rudy Acevedo, continuando con el legado


que dejaron los mayores, con el apoyo de empresarios amigos y con
esfuerzo propio y de su señora esposa, lograron la construcción de las
oficinas administrativas con una extensión superficial de 450 m2.
También se creó el área de shopping para la venta de los productos y
emblemas de la entidad, además de la construcción del área social y de
cocina, una obra titánica y de alto impacto no solo para el Club Aurora
sino para toda la zona, que acoge a más de cuatro mil niños que asisten
a la Escuela de Fútbol, vistiendo la gloriosa y emblemática camiseta
celeste, aquella que, como dijo Julio Cesar Baldivieso, es de propiedad
del pueblo cochabambino.

84
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

En la actualidad, el sueño de los dirigentes del pasado, que pensaron la


construcción del complejo deportivo bajo el lema Unidos haremos
más, queda latente en los dirigentes del presente, quienes sueñan hacer
del Complejo Deportivo un Centro de Alto Rendimiento. Para ello, las
tareas ya están definidas, se requiere la construcción de viviendas
habitacionales, de una piscina olímpica, área de saunas y masajes y, por
último, la construcción de dos canchas de racquet-ball, persiguiendo el
objetivo de hacer del Aurora una institución fuerte que tiene pretensiones
para albergar a 20.000 socios.

85
EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

Este nuevo proyecto ha sido entregado al Presidente Evo Morales Ayma,


quien tiene la palabra para posibilitar que, en el futuro, las selecciones
nacionales en todas sus categorías se concentren buscando el mejor
rendimiento bendecidos por Dios en estos predios que guardan en sus
recónditos extremos la nobleza pura del alma aurorista.

Esta titánica tarea forma parte de un estilo de calidad en la conducción


institucional desde los orígenes del Club Aurora, y nos trae a la memoria,
y en justo homenaje, a los presidentes que comandaron la institución
celeste durante 75 años: Juan Cerruti, Roberto Prada, Jorge Rojas Tardío,
Oscar Suárez Mancilla, Salvador Asbún, Vladimir Khek, Daniel
Milikowski, Guillermo Sotelo, Alberto Alem, Juan Antonio Montecinos,
Enrique Claros, Ramiro Vargas Tapia, Orlando Beltrán, Fernando Beltrán,
Jaime Cavero, Walter Ferrel, Jorge Burgos, Jorge Urresti, Fernando
Antezana, Oliverio Iriarte, Orlando Quiroga Ferrel, Hugo Tapia, Mario
Galindo Decker, Héctor Vargas, José Tapia, Rodolfo Acevedo, José Luis
Montaño Rico, Néstor Suárez, Fernando Gamboa, Daniel Soriano y Arturo
Almanza. Si hay errores u omisiones corresponden al papel, porque en
el recuerdo de los hinchas y jugadores todos ellos están presentes”.

Retornemos al fútbol, a una etapa marcada por la angustia y la lucha


constante para evitar el descenso de categoría, con pequeñas gestas que
aliviaban de manera efímera el corazón celeste que latía cada vez más
fuerte, presagiando una desgracia.

86
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

En el torneo de 1987, el portero argentino Ramón de Jesús Leiva fue una


figura fundamental para evitar el descenso. Su ausencia en un partido
contra Bolívar, digitada desde la comisión de penas, se tradujo en una
espantosa goleada en contra por 8-1 como local y en estadio repleto.
Ese era el peso de su presencia y su performance en partidos decisivos.
Como aquella tarde que fue el héroe en una de esas jornadas definitivas
de última fecha del campeonato. Su actuación fue decisiva para vencer
y salvar al equipo del descenso, y los hinchas lo levantaron en andas,
dieron una vuelta olímpica con su ídolo sobre los hombros y lo
acompañaron a la terminal de buses, porque el arquero argentino iba a
retornar a su terruño esa misma noche. Seguramente con un nudo en la
garganta. Prometió regresar, pero es como si nunca se hubiera ido.

87
EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

Mauricio Soria, otro arquero de temperamento y talento, también jugó


partidos decisivos para cumplir el cometido de evitar el descenso, como
una tarde de aquellos tensos años que, en el minuto final, lanzó un saque
largo y preciso hasta la punta de izquierda para que el delantero enfrente
al arquero y decrete el empate ante Ciclón. Con esa jugada se evitó la
tragedia, una vez más. Pero las parcas estaban rondando el alma celeste.

La desdicha tuvo contornos dramáticos en 1988 cuando Omar Delgadillo,


zaguero central y capitán, falleció en el camarín minutos antes de ingresar
a la cancha para disputar un clásico. La victoria de esa tarde fue un
homenaje a Omar Delgadillo, pero no disipó el luto de la tribuna ni
apaciguó los atribulados corazones celestes, como relata Elio Sánchez en
su conmovedor testimonio.

88
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

TESTIMONIO DE ELIO SÁNCHEZ


Nací en Cochabamba un 3 de julio de 1940, recordando el paso de
mi padre por Aurora siempre quise seguir sus pasos. Mi padre
empezó a jugar con la familia Ferrel en las cuartas especiales, sin
embargo, no jugó en el equipo del año 1963 porque falleció años
antes; él era parte del equipo de las cuartas especiales, mi padre
falleció cuando yo tenía 19 años. En mi época de joven éramos
muchos hinchas. Yo inicialmente jugué en las divisiones inferiores
y, luego, cuando pasé a las divisiones superiores tuve un profesor,
en concreto don Rolando Maida, quien me encaminó en las
actividades del juego y coincidentemente me involucré con el
equipo, ayudando al primer plantel.
Aquella época me invito el coronel Oscar Suarez Mancilla como
kinesiólogo y utilero. El coronel Suárez Mancilla fue un dirigente muy
dinámico que ha tenido la oportunidad de prestar sus servicios como
presidente. También don Arturo Tardío ha sido una verdadera maravilla
para mí, además de jugador él ha sido también entrenador. No hay que
olvidar de paso a un ex jugador que no puedo recordar bien, le decían
el “hombre orquesta”, Julio Sandoval, un cliceño. Aquellas veces he
conocido todavía su grandeza, he tenido muchas relaciones y a veces
se olvidan de la gente buena.
El equipo campeón del 63, ese era un equipazo como muchos otros
de los que conformó Aurora, lamentablemente no siempre pudimos
salir campeones no obstante de tener grandes jugadores. Recuerdo
empero que José Issa realizó un gran partido en la cancha de
Montevideo, la misma donde se jugó el mundial de 1930. Ahí
también jugaron grandes jugadores como los hermanos Ferrel, los
hermanos Loma, Villalobos, los hermanos Quiroga y muchos otros.
Más adelante, tenemos a Mario Pariente que se inicio en el Club
Aurora y tenía el apodo de el Divino; luego pasó a The Strongest,
era un gran jugador con un destello técnico impresionante, siento
mucho que se hubiera alejado de nosotros. También me trae muchos
recuerdos de Palillo Foronda, era un jugador muy hábil y siempre
le gustaba sorprender a los árbitros, era muy pícaro, desbordaba
siempre por derecha, tenía más velocidad que gambeta. Otro que
recuerdo con cariño es a don Antonio Quiroga un caballero muy
bueno, los hermanos Siles, los hermanos Loma, etc.

89
EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

En los años setenta y ochenta llegaron varios brasileros; para mí, con
mucho cariño, recuerdo a Heraldo Ercilio Da Costa quien tuvo un
accidente gravísimo y la virtud que me dio Dios es que fui yo quien
lo auxilió en la calle Ecuador y San Martín, una mañana de San Juan,
en concreto un 24 de junio. La noche de la fogata de San Juan yo
me dirigía a la Recoleta y él apareció en una motocicleta que le había
obsequiado el club y fue atropellado por un colectivo, le presté
auxilio sacándolo debajo de las ruedas y fui inmediatamente a
informar a don Guillermo Sotelo y a don Daniel Milikowski quienes
se presentaron en la Clínica Copacabana y conjuntamente conmigo
salvaron la vida de Heraldo Ercilio Da Costa y de otro jugador que
apellidada Da Silva, (dejo presente que no era Joacir sino que se
trataba de Dante Da Silva). Don Guillermo Sotelo y Daniel
Milikowski compraron desde sangre, que era carísima, para salvar la
vida de Heraldo, luego me dio mucha pena cómo teniendo
pretensiones de varios equipos del interior prefirió pasar a formar
filas en Wilstermann, algo muy triste para mi corazón.
Con los jugadores yo he tenido la ventaja de atenderlos y compartir
con ellos; así como se dice vulgarmente, una sopa, bienvenida.
Sabíamos servirnos cualquier platito y frutas con mucho cariño, para
mí todos los jugadores que vinieron a Aurora fueron buenos, no
guardo en mi corazón una queja para ninguno, yo aprecio a todos
y ellos también me aprecian, y por ello sigo junto con ellos
asistiéndoles y compartiendo con cariño
Pero también hay momentos de mucha tristeza. El fallecimiento de
Omar Delgadillo, ese episodio ha sido el momento más triste de mi
vida que me ha tocado vivir en el camarín sur donde estaba
efectuando la calistenia para jugar el clásico. Es algo que me costó
muchísimo olvidar, durante muchos meses no pude dormir por el
impacto que me causó este trágico desenlace cuando Omar
Delgadillo, quien había sido designado capitán del equipo
asesorado por su compadre Jorge Camacho, se desvaneció en mis
manos. Yo lo atendí en persona, lo levanté del piso, Jorge Camacho
fue el que gritó desesperado pidiendo la presencia de un médico.

90
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

Para mí la realidad es que él nos dejó, la tristeza es muy


grande siendo que era capitán en su primer partido en un clásico.
Recuerdo al profesor José Carlos Trigo cómo conmovido se golpeaba
la cabeza sin entender lo que sucedía en ese momento, la verdad
nunca quise saber más de lo que ocurrió en ese camarín.
El profesor Trigo una vez que había verificado el traslado de Omar
Delgadillo a la clínica para que se le prestará auxilio, reunió a todos
los jugadores y dirigentes que se encontraban en el camarín, y pidió
que nos reuniéramos alrededor de la camilla y rezamos un
Padrenuestro por la vida del jugador y dispuso un cambio posicional
ordenando el ingreso del argentinísimo Norberto Kekes. Ese partido
para mí fue inolvidable porque mientras rezábamos, los árbitros
exigían que ingresemos al campo de juego, presionando desde el
inicio del clásico. El profesor Trigo simplemente atinó a decir con
lágrimas en los ojos que ese partido se tenía que ganar como
sea, que había que jugar por el cariño y solidaridad con un
compañero y que tenía que traslucir el amor a la camiseta que Omar
había vestido. Y así fue, salimos todos al frente y jugamos un
partidazo, ganamos 1-0, fue un partido dramático e impresionante
que no olvidaré jamás. Otro recuerdo triste es el fallecimiento de
Christian Boza (kinesiólogo y fisoterapeuta) Yo lo hice a Christian,
lo quería como a mi hijo, esa es una pérdida muy grande para mí.
No dejaría al Aurora ni por diez millones de dólares. Eso no haría ni
loco, eso sería como negar a mi madre, mi vida no existiría más. Son
54 años que he recorrido con el Club Aurora y todavía sigo. No sé
cuando me despediré de mi adorado Club, será cuando Dios
disponga, quisiera irme un día (vuelve a derramar lagrimas) bien
recordado, con cariño, quisiera despedirme bien de mi equipo, el
Equipo del Pueblo, y de Dios.

91
EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

Ese testimonio también recuerda otro


lamentable deceso. En 2007 falleció Christian
Boza, víctima de un accidente automovilístico.
Él fue jugador del equipo que ascendió a la
Liga en 2003 y cuando se produjo su deceso
era fisioterapeuta y kinesiólogo del plantel
profesional. Era discípulo de Elio Sánchez y de
Christian Boza adolescente jugó en Estudiantes, el equipo de
barrio de Julio César Baldivieso; por todo ello, en la campaña de 2008,
uno de los rituales del equipo era visitar a la virgen de Urkupiña y
celebrar la misa en memoria de Christian Boza.

EL INFIERNO NO SON LOS DEMAS

Fue una negra jornada de diciembre de 1988 contra Bolívar en el estadio


Félix Capriles que se sentenció la caída de Aurora a la segunda división,
un evento “triste, solitario y final”, como diría un escritor argentino. A falta
de pluma literaria, en un diario local, Vladimir Nogales escribió: “Los
celestes se fueron en silencio. Algún silbido profanó la melancólica
canción del adiós. Luego nada, solo el silencio, como aquel que se
escuchaba en la tumba del que ya no es… revolviéndose en las imágenes
amargas de un ayer perdido”. Poética de la desgracia ajena, crónica de
una suerte presentida, quizás deseada por la mayoría de los cronistas
deportivos de Cochabamba, teñidos de rojo en sus comentarios.

Una desazón que no podía ser motivo de velorio y menos de entierro,


sino de recuperación de la mística en medio de la adversidad. Con el
tesón de su presidente, don Jaime Cavero, que se puso al hombro la
tarea de mantener en vigencia al Equipo del Pueblo, porque no existe
infortunio mayor en el fútbol que el descenso, una palabra que significa,
simple y llanamente, el tránsito a un estado inferior.

Ir al estadio el sábado y no en domingo es cosa triste. Las curvas vacías y


silentes, la tribuna popular, “la general”, poblada de fantasmas, sin los olores
de los platitos dispuestos a ser devorados en la mitad del partido cuando
todos corren al vientre del estadio porque quince minutos de descanso es
nada. Solamente queda “la preferencia”, lugar donde el sol no azota pero
las sombras tornan gris el ambiente si el fútbol se juega en las tardes de

92
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

sábado. Existen algunas ventajas comparativas, puesto que los niños pueden
ingresar a la cancha y contemplar el partido detrás del arco, un lujo en otras
circunstancias; la gente es pacífica porque asiste con la valentía que exige
un picnic; los policías, si los hay, son espectadores de lujo apoyados en la
malla que divide la cancha de la tribuna como si fueran estatuas de sal.

Pero el corazón no sabe de estética, ni le interesa la parafernalia del éxito,


son detalles cuando se trata del “equipo de mis amores”. Es como la
metafísica del bolero, se ama y no se pregunta, aunque la vida duela
porque se vive como quien habita en un rincón del olvido. Pero los buenos
amores no se olvidan y la fidelidad a la casaca es eterna, y el olvido es
sustituido por la espera, la tensa espera que no tiene reloj ni calendario
porque el retorno llega, aunque tarda y se deja rogar, pero llega.

93
4
RENACIMIENTO
COPA SIMÓN BOLÍVAR 1989-2002

En esta década, el país vive el auge y la caída de los partidos tradicionales,


mientras el planeta contempla el derrumbe del muro de Berlín y el apogeo
de la globalización. El fútbol es la vedette mundial de los deportes y un
intelectual tupiceño empieza a escribir un libro sobre la golbalización. Se
da la irrupción del movimiento indígena de tierras bajas con sus largas
marchas demandando territorio y participación ciudadana, también el
ascenso de los partidos campesinos hacia la disputa del poder político.
Aurora inicia su propia marcha, una larga marcha en la Copa Simón
Bolívar, para ascender y dar fin con su exclusión.

Durante catorce años los hinchas, aquellos que soportaron el dolor de la


ausencia y no temblaron ante el miedo del fracaso, esperaron
pacientemente que las cosas vuelvan a su lugar. Largos catorce años con
destellos de victoria final que se disiparon ante las energías negativas
del malévolo azar y una que otra mundana conspiración. No tiene
sentido realizar un recuento de ese tormento sino resaltar las tardes y las
noches de esplendor y sufrimiento. Ocho títulos conseguidos en el
campeonato local para participar en la Copa Simón Bolívar, las más de
las veces sin suerte, pocas veces con arte, no fueron un bálsamo para el

95
EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

dolor, pero sí una prueba del temple de la hinchada que se refugió en


la frase célebre del filósofo alemán: “Aquello que no mata, fortalece”. Y
así fue durante esos años casi eternos y grises, con uno que otro destello,
con uno que otro recuerdo, como la noche que Ricardo Bochini, la figura
descollante de Independiente de Argentina, el Rey de Copas, se vistió la
casaca 10 del Equipo del Pueblo.

MALDITO PENAL Y ROBO ARBITRAL

En 1997, Aurora fue campeón cochabambino una vez más derrotando a


Universitario por 3-1. El goleador celeste fue Carlos Dos Santos, un
muchacho brasilero idolatrado por la hinchada e hincha él mismo, que
con su andar desgarbado se constituyó en figura del equipo campeón
metiendo tres goles en siete minutos, un repunte a puro empeñó puesto
que jugó con nueve hombres desde el segundo tiempo y con el marcador
en contra. Le decían Junior porque gambeteaba siguiendo las
instrucciones de su padre que lo alentaba desde la banca como director
técnico, un ex jugador más conocido como Kalú y que arrastraba las
secuelas de una lesión.

En la semifinal de la Copa Simón Bolívar el escollo fue Bamin Real


Potosí. La contienda se definió mediante disparos de las doce yardas y
un “penal maldito” eliminó a Aurora. “El penal atajado a Carlos Alberto
Melo, el mejor jugador de la cancha, destruyó corazones, provocó más
de un llanto en las tribunas al ver como las posibilidades de la Operación
Retorno al seno del fútbol liguero se desvanecieron”.

En diciembre de 2001, Aurora estuvo cerca de obtener el campeonato


en la Copa Simón Bolívar. Una nítida victoria por 3-1 en Cochabamba se
vio empañada con la expulsión de Carlos Dos Santos, privando al ataque
celeste de una ficha determinante para el partido de revancha contra
Iberoamericana. Un fallo arbitral anuló un gol válido de Aurora cuando
faltaban pocos minutos y el resultado le era adverso por 2-0. Esa
conquista clasificaba a Aurora, su anulación equívoca condujo la
definición del campeonato a la serie de penales. Aurora embocó
solamente dos remates y los sueños se desvanecieron ante la mirada
impávida del Illimani.

96
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

BOCHINI DE CELESTE
El 12 de septiembre
de 1996 se organizó
un clásico peculiar
celebrando la
e f e m é r i d e s
cochabambina.
Peculiar porque dos
estrellas del fútbol
argentino vistieron la
casaca 10 de Aurora y
Wilstermann.
Mario Alberto Kempes se puso la camiseta roja y Ricardo Bochini se
enfundó la celeste del Equipo del Pueblo. En su estilo “matador”,
Kempes metió el primer gol del partido con un zurdazo al ángulo. En
el segundo tiempo, el partido estaba a favor de Wilstermann por 3-2,
pero a los 90 minutos empató Calustro. El empate era una anécdota. El
hecho trascendental fue la presencia de Bochini en la cancha, ese
magnífico volante creativo capaz de realizar pases al vacío con
prestancia técnica y mirando la jugada futura un segundo antes que el
resto de los mortales. Por eso decían que en cualquier instante del
partido el Bocha frotaba la lámpara y salía el genio para deslumbrar a
la gente. Ese genio tenía que vestir la celeste, no sólo por su talento,
también por su humidad. Años más tarde, Bochini fue DT de
Independiente, cuando en sus filas jugaba Oscar Sánchez, el gran
zaguero de The Strongest, Bolívar y de la selección nacional, y que era
un hincha confeso de Aurora. Al realizar un recuento de sus jugadores,
el Bocha terminó el balance de su equipo con un certero… “y el
boliviano Sánchez, es el que mejor sabe con la pelota”. Todo un
homenaje al talentoso jugador que nos abandonó hace poco tiempo,
dejando una estela de técnica e imagen de hombría. Esa noche Bochini
no frotó la lámpara, y los delanteros celestes no entendieron sus
jugadas, porque sus pases terminaban con el balón en el espacio vacío
y rebotando en el césped; obvio, si en la punta derecha hubiera estado
Balbuena o en el ala izquierda Bertoni –sus compadres de
Independiente campeón de América en los años setenta– otra hubiera
sido la historia. Con todo, fue una noche para la historia, la noche que
Bochini jugó con la camiseta 10 de Aurora.

97
EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

LA RESURRECCION CELESTE
Fernando Mayorga
A Héctor Zelada y Hortensia Ugarte
Sísifo es aurorista, qué duda cabe. Cada año se repite la liturgia que
termina en desazón porque la Liga se estira y termina restallando contra
nuestra frente marchita. Y otra vez, cuesta arriba y jugando los sábados
en la tarde como una suerte de precalentamiento para un combate final
que nunca llega. Ni el orgullo de ostentar el récord de pentacampeón
consecutivo –hazaña igualada en el planeta solamente por el
Manchester United de Inglaterra y el Rangers de Escocia, como precisa
el Turi Torrico- es consuelo ni motivo de olvido de estos once años de
intentos fallidos de ganar la Copa Simón Bolívar. Pero, ahora, las cosas
se tiñen de celeste y la mitad de la llajta saca del armario las banderas
y una identidad agazapada que llena el Félix Capriles y es capaz de
hacer temblar sus tribunas con la clásica ola, como aquella memorable
tarde contra San José, cuando Ramallo y cia. nos hicieron gritar seis
goles y dejaron en el camino al rival más peligroso. Ese es el equipo
que quiero retener en mi memoria y no el de los desaciertos contra
Guaraní en Cochabamba y Sucre. Esa tarde de hinchada henchida de
orgullo y de bolsillos vacíos es la que merece repetirse este domingo,
como preámbulo para la vuelta olímpica y el retorno a la Liga. Aunque
sea solamente para que conste y aunque tengamos que sufrir las 365
tardes venideras del 2001.

98
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

Esa alegría del partido contra San José es la imagen que espero se repita
en esta otra tarde, tan definitiva como ninguna. Porque aquel domingo
nunca vi un equipo celeste con semejante vocación ofensiva y una
hinchada tan cauta y solidaria. Y jamás había visto una porción de
hinchas rojos vitoreando nuestros goles como si fueran suyos. La cautela
en las tribunas me conmovió por el contraste con esa costumbre tan
cochabambina de sancionar con silbidos el menor error en el campo de
juego. Y pasamos del silbido a la recriminación y de ésta a la desazón.
Tal vez fue la incredulidad frente a la avalancha de goles, pero prefiero
pensar que esa era la única manera de apoyar a los jugadores, actitud
quizás más importante que el aliento constante. Esa tranquilidad de las
tribunas se deslizó al gramado verde y se transformó en confianza, lo
demás fue cuestión de talento y uno que otro “Adorno”. Este domingo
quizás sea suficiente con la garra y el olfato de Ramallo, la velocidad y
ubicuidad de Junior, el toque inmediato de Leo de Oliveira, la confianza
de Ferlatty y la zurda casi etcheverriana de Callaú, la entrega de Viviani
y el laburo de Meneses, la regularidad talentosa de Pinedo y la serenidad
del Chapaco Salinas. Y si no es eso, que nos ayuden el azar y la justicia,
ese par de fichas que siempre nos jugaron sucio.
Y que a las cuatro de la tarde se apaguen las radios para que la ciudad
escuche el bullicio de esa fiel barra, brava pero no bravucona, que
puebla las gradas de “popular” en aquel costado izquierdo donde, hace
ya muchos años, con el Gilbert Lisperguer quedamos sumidos en
silencio y sudor ante nuestra derrota y caída. Esta nueva tarde, nos
iremos con el Joaco, el Benjo y el Diego, y otra vez el Gilbert y mis
amigos de Sociología de la UMSS, a poblar una porción de esas tribunas
para reconocer a aquel señor que arregla bicicletas y asiste a los
partidos con un cuadro carcomido del Aurora del 63, a aquellos amigos
de los puestos de periódicos de cien esquinas, a ese flaquito encorvado
que enarbola una bandera colgada de una ramita de árbol, a esos
gordos morenos que inventan los insultos más hilarantes, y a nosotros
mismos, frotándonos los ojos al ver la tribuna llena y la antesala de la
fiesta. Tal vez vale la pena decir que ese instante no importará el
resultado del partido (contra Iberoamericana), porque ya habremos
ganado una batalla. Contra nosotros mismos y contra los
wilstermanistas que nos apoyan con un disfraz de orgullo
cochabambino que oculta el deseo de jugar un clásico “de verdad” para
intentar ganarnos después de mucho tiempo.
Artículo publicado en Los Tiempos, 14 de diciembre 2001

99
EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

CAMPEONES! ORGULLO DE COCHABAMBA …

Una victoria por 7-1 contra Ingenieros de Oruro hizo crecer la esperanza
en el torneo del año 2002 porque era la segunda goleada con cifra similar
y Adalberto Cuellar, grueso, diminuto e incisivo delantero marcó un
récord perforando las redes en cinco oportunidades. Como siempre las
cosas no serían fáciles pero algunas señales no eran casuales. “Ahora los
brujos saben que en la aurora no sirven sus hechizos”, escribió un
cronista de Los Tiempos que daba cuenta de la victoria como visitante
contra Deportivo Zuraca, equipo llamativo porque su dueño era un
hechicero, un pajpaku conocido como Curaca Blanco. En el partido de
revancha que ponía en disputa el ingreso a cuartos de final, Aurora
empezó con dubitaciones hasta que sucedió “algo extraño pero de
buena suerte (para Aurora) cuando un perro negro se paseó muy
contento por la portería del arquero de Zuraca como anunciando lo que
se iba a venir”. Y llegaron tres goles para demostrar que la suerte también
tenía color celeste. El equipo dirigido por Ricardo Tano Fontana mostraba
una estructura sólida que respondía al estilo del efusivo pero cauteloso
director técnico. El siguiente partido se jugó contra Real Santa Cruz en
plaza difícil pero concluyó con victoria celeste por dos tantos a cero. El
ex jugador atigrado evaluó el partido como un choque entre el
entusiasmo realista y el cálculo racional aurorista. El cotejo de revancha
fue de mero trámite en el estadio Félix Capriles, aunque con algo de
susto pese al 2-1 a favor, porque Hamlet Barrientos tapó un penal cuando
el marcador estaba igualado. Casi al final, Marangoni puso las cosas en
su lugar con un zurdazo. La semifinal tuvo otra vez una dosis de
superstición porque el rival era de nueva cuenta el equipo embrujado,
Deportivo Zuraca. Casualmente el primer partido se jugó en Día de
Difuntos y Aurora consiguió una apretada victoria por tres tantos a dos
en el estadio Hernando Siles mediante una seguidilla de goles en diez
minutos. A la picardía de Adalberto Cuellar se sumó la potencia de
Christian Jeandet, un vikingo gaucho en el área, y el toque sutil de Tito
Ortiz, jugador que gustaba gambetear girando sobre la pelota como
bailarín del Ballet Bolshoi. “El mastaku fue para Aurora”, titularon en
Los Tiempos en alusión a la fecha festiva que elimina las barreras entre
lo terrenal y lo celestial, entre la vida y la muerte. El diario Opinión fue
menos metafórico, casi literal: “Aurora con medio boleto a la final”. Con
el aliento de 17.000 almas, el partido de local fue una fiesta que terminó

100
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

con tres goles y la valla propia intacta merced a la segura frialdad de


Hamlet Barrientos. Tres remates de Tito Ortiz, el primero provocando un
rebote que fue aprovechado por el infaltable Adalberto Cuellar y los
restantes con destino de red, definieron el lance en el primer tiempo
pese a cierto desconcierto inicial que, sin embargo, no borraría la sonrisa
del rostro de los hinchas durante el partido.

Esa sonrisa se desdibujó una semana después en Sucre. El equipo celeste


fue vapuleado por cuatro goles contra uno en el primer partido de la
final de campeonato contra Fancesa. El equipo chuquisaqueño con fibra
de cemento goleaba al favorito del torneo, tal vez porque la condición
de favorito nunca fue buena señal para Aurora en su paso por la historia.
Antes de que los equipos terminen de acomodarse en la cancha llegaron
dos goles de Fancesa. La reacción a los 23 minutos con gol de Tito Ortiz
descontando el marcador adverso no fue suficiente para dar ánimo al
equipo que sucumbió dos veces más ante el envalentonado rival. Con
una abultada derrota a cuestas había que esperar en la llajta a Fancesa.
El cemento traía a la mente aquellas escenas de castigo de la mafia que
lanzaba a sus víctimas al fondo de un lago con los pies clavados en
concreto para que se hundan irremediablemente. El ánimo celeste estaba
por los suelos y enfrentaba un dilema existencial: ¿“Qué hacer? La
diferencia es insalvable o es remontable? Vaya uno a saber”, se
preguntaba el reportero deportivo en primera plana con un lema leninista
que reforzaba su duda con una sentencia “Derrota cargada de angustia”.
Un sentimiento que volvía a inundar el pecho de los hinchas y era
enfrentado con cautela por el presidente del club, Rodolfo Acevedo, con
un optimista “vamos a revertir esta situación” y con decisión autocrítica
por el director técnico Fontana que apeló a su ascendencia italiana para
sentenciar “Todos somos culpables” y quitar el peso de la historia y de
la coyuntura a sus jugadores. El desafío, otra vez, era inmenso porque la
obligación era derrotar a Fancesa con cuatro goles de diferencia. La
vuelta olímpica requería algo cercano a una hazaña.

A las cuatro de la tarde del 22 de noviembre de 2002, las cuatro tribunas


del estadio pobladas por 35.ooo almas recibieron al equipo con un
rotundo “Sí, se puede”, otorgando un sentido distinto a la consigna
utilizada por Gonzalo Sánchez de Lozada –alguna vez presidente
honorario del Club Wilstermann– para festejar su triunfo en las

101
EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

elecciones generales de ese año, sin saber que sus días como gobernante
estaban contados. Tampoco los hinchas celestes intuían lo que iba a
suceder esa tarde pero su clamor colectivo se transformó en “Sabíamos
que podías”, curiosa manera en que Los Tiempos retrató una hazaña con
alusión seudo teleológica. Más certera fue la frase literalmente teológica
que invocó el diario Opinión: “Y Aurora hizo el milagro” para calificar la
estupenda goleada por 5-1 que coronó al Equipo del Pueblo como
campeón de la Copa Simón Bolívar 2002. Las alusiones religiosas no eran
casuales porque la tarea parecía una quimera. “Sabe Dios lo que se
sufrió” pero “Aurora convirtió al estadio Capriles en un paraíso”.

La secuencia del partido


apretó con un nudo las 35.000
gargantas porque recién a los
37 minutos se abrió la
portería de Fancesa con un
penal ejecutado por Tito
Ortiz. “La voluntad sustituía a
la táctica, el orden, al fútbol,
al libreto” dijo la crónica
como si se tratara de un
partido cualquiera, de la
ejecución de un plan
rutinario. Atrás, el capitán
Rimba marcaba la pauta,

102
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

hacía la pausa, ordenaba el esquema. No por nada era apodado


Correcaminos, un mote por su físico pero que esa tarde significa trajín,
experiencia, trayectoria, sapiencia.

Faltando un minuto para el final de la primera etapa, Darwin Sánchez


bajó el balón con prestancia, lo dejó picar en el césped y clavando la
mirada entre el portero y el poste fusiló sin piedad. Segundo tanto y al
segundo tiempo. A los 51 minutos del partido Rodrigo Marangoni lanzó
un centro, Christian Jeandet recogió el balón y de media vuelta la cruzó
con la zurda al otro costado del arco. Pero la tercera, en este caso, no
era, no podía, no debía ser la vencida.

La gente volvió a corear “si se puede, si se puede, si se puede”. El equipo


se subió a la cresta de la ola humana que hacía temblar las tribunas del
estadio. Walter Tundi Hidalgo ejecutó un largo disparo, Adalberto Cuellar
se zambulló en el área, su cabezazo mandó el balón con destino de red,
cruzó la línea de cal dibujando el cuarto gol. El delirio era inenarrable.
Apenas cuatro minutos habían transcurrido y las gargantas roncas de
tanto gritar volvieron a rugir cuando Christian Jeandet, melena de león
al viento, sentenció el partido. Cinco, pichqa, five. Derrotado, el equipo
chuquisaqueño quiso reaccionar después de un gol de descuento que
se quedó solitario en calidad de mero tanto de honor. El fútbol y el
tiempo pasaron a un segundo plano, el tiempo, el implacable, traía “de
vuelta a casa a uno de los grandes: Aurora” (Los Tiempos, 24 de
noviembre 2002).

La consigna que acompañó este torneo fue Aurora, Pasión sin límites y
ese sentimiento inundó el estadio Félix Capriles aquella tarde maravillosa.
Atrás quedaron catorce años de sufrimiento, desencanto y dientes
apretados. “La felicidad del pueblo no tiene precio”, dijo el presidente
Rudy Acevedo en el centro de la cancha, abrazando al inmortal Elio
Sánchez, que lloraba de dicha.

Elio es el emblema de Aurora, no es solamente el kinesiólogo que


trabaja en el Equipo del Pueblo por más de cincuenta años. En
reconocimiento a su aporte y su fidelidad recibió en 2008 el Premio de
la Concordia pero ningún trofeo puede contener el reconocimiento
popular a su infatigable labor y entrega a su club.

103
EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

Esa tarde, como se dice convencionalmente, la figura fue el equipo. No


obstante, el beniano Adalberto Cuellar con 26 años a cuestas brilló de
manera especial, fue el goleador en el transcurso del torneo y una
pesadilla para la defensa de Fancesa en la tarde precisa, y cuando pidió
su cambio ante las constantes faltas que recibía de los defensores rivales
su pedido no fue atendido por el director técnico, primero estaba el
objetivo del equipo y después el interés personal de los jugadores. Una
figura con luces propias y de enorme experiencia fue Miguel Ángel
Rimba, mundialista del recordado seleccionado nacional de 1993, que
ofició de gran capitán otorgando seguridad a sus compañeros y salida al
equipo con balón controlado. Su ubicuidad y manejo de los tiempos fue
fundamental para armar el equipo sobre la base de seguridad, confianza
e inteligencia.

Miguel Angel Rimba


Eterno lateral por derecha de la selección
nacional que clasificó al Mundial 1994. El
Correcaminos recibió a lo largo de su carrera
todas las distinciones en el fútbol boliviano.
Además de jugar nueve ediciones de la Copa
Libertadores, seis Copas América, y haber
ganado seis títulos máximos en la Liga, la
FIFA lo convocó para jugar en el equipo
Resto del Mundo frente a Milán de Italia, en
un encuentro de beneficencia . Terminó su
carrera en las filas de Aurora y escribiendo
un libro “Fútbol, experiencia y
conocimiento”. Ese título parecía un
compendio de su aporte al Equipo del
Pueblo Campeón 2002.

En el arco se lució Hamlet Barrientos resolviendo uno de los dilemas del


equipo, gracias al talento y el apoyo de la historia celeste porque el
entrenador de arqueros era José Issa, el campeón de 1963, enlazando el
pasado con el presente, y sin imaginar que en el futuro campeón de 2008
también estaría presente para demostrar que el destino de este legendario
guardameta y del equipo celeste van de la mano.

104
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

Otro jugador importante para la campaña fue Mauro Blanco por la mística
que irradió entre sus compañeros a partir de sus convicciones religiosas.
Si la consigna de la campaña de ese año fue Pasión sin límites y una
nueva canción empezaba con Aurora, nuestra pasión, varios jugadores
portaban una camiseta blanca debajo de la casaca celeste con un lema,
Jesús es mi pasión. Eran los “Atletas de Cristo” que brindaban ese mensaje
a la tribuna cada vez que festejaban un gol o cuando el equipo se
despedía de la tribuna popular.

Nadie iba a suponer que una mística análoga iba a acompañar al equipo
campeón de 2008 que se refugió en la devoción a la virgen de Urkupiña,
patrona de la integración nacional, y viajó con su imagen tallada a todos
los rincones del país en busca del título anhelado.

El equipo que pisó el césped esa tarde estuvo conformado por Hamlet
Barrientos, José Ayala, Miguel Angel Rimba, Javier Paz, Walter Hidalgo,
Tito Ortiz, Wilson Sánchez, Rodrigo Marangoni, Julio Tawing, Christian
Jeandet, Adalberto Cuellar. Alternaron Darwin Cuellar y Mauro Blanco,
piezas claves dentro y fuera de la cancha. Otros jugadores que fueron
parte de la campaña: Alvaro Ricaldi, Enrique Titza, Juan Tarifa, Edwin
Guardia, Juan Vallejos, Marco Tiozzo, Jaime Robles y Christian Boza. El
talento de Robles volvería a lucirse en el Aurora 2010 y en la selección
nacional.

Los dirigentes que comandaron las Operación Retorno fueron Rodolfo


Acevedo, Oscar Maldonado, Gualberto Vargas, Jorge Iriarte, Rudy Rivera,
Christian Rodríguez, Néstor Suarez, Daniel Parada, José Luis Balderrama,
Fernando Ledezma, Róger Revuelta, Rolando Tellería, José Luis Montaño
y Carlos Jordán.

105
EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

GRITA LA HINCHADA
Fernando Mayorga
En el aeropuerto de Barajas en Madrid, cuando empieza a
despuntar el domingo y el sábado es ya una anécdota, me
pregunto cuál fue el resultado del partido entre Aurora y
Fancesa. Sin paloma mensajera ni señales de humo, menos
telepatía o celular con “international roaming”, me enfrento a
una máquina con internet que funciona con moneditas. Leo Los
Tiempos en España y en primera plana se reseña el “milagro”
del Aurora Campeón y doy una vuelta olímpica alrededor del
mural que trazó el pintor ecuatoriano Guayasamín adornado con
poemas de Machado, Hernández y Alberti (¡qué delantera, no?¡).
Llego a Londres y en la BBC no dicen nada sobre el asunto, ni
tampoco informan acerca de las eleccciones en Ecuador; sin
embargo, uno de los puentes sobre el río Támesis, aquel
cercano al castillo donde el rey Enrique VIII hacia tropelías, tiene
pintadas sus columnas laterales de celeste y blanco. Un nítido
homenaje a la victoria del “equipo del pueblo”. Las alegorías
son variadas y las invocaciones también. En una de las torres
de ese castillo se posan unos cuervos desde hace cientos de
años y dice la leyenda que cuando esas aves emigren caerá el
imperio. Los cuervos me hacen recuerdo a los árbitros de
antaño, supongo que el tiempo es un invento de los calendarios
y empiezo a pensar que Inglaterra es el mejor lugar para
imaginar una victoria del Aurora. No es casual que Darwin
(Cuéllar) ocupe el medio campo de un equipo que evolucionó
y mucho menos que la portería esté bajo resguardo de Hamlet
(Barrientos). No conozco a otro gran equipo que haya estado
sometido al dilema del personaje shakesperiano: “ser o no ser”.
Y Aurora fue. Y es. En la memoria quedaron registrados los
ritos de los fieles hinchas de la tribuna de “popular” que
invocaron inútilmente, hace catorce años, los espíritus del 63
para evitar el descenso de categoría.

106
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

Ahora me aferro al relato de Joaquín y Benjo que gritaron el


tercer gol en los pasillos del estadio, porque no pudieron
regresar a tiempo de su travesía hacia el baño. Figura exacta de
un sueño que no requiere de constatación: no hacía falta ver
los goles para saber que la certeza desplazó a la duda –yo no vi
ninguno de los 5 anotados en esa tarde memorable- y el abrazo
de estos pequeños hinchas en las entrañas del Capriles en la
soledad de un pasillo que conduce a una entrada de cemento
convertida en el túnel del tiempo es la metáfora precisa que nos
exorcisa a todos los hinchas que rumiamos la bronca durante
tantos sábados vespertinos. No sé si fue determinante la
renovación del directorio, no sé si fue decisiva la garra del
“Tano” Fontana, no sé si es la onda “retro” en la música, en la
moda y en la ideología lo que puede explicar este retorno a la
Liga. Basta y sobra suponer que esos gritos del Joaco y del Benjo
eran la amplificación de la sonrisa cauta de mi tío Héctor y el
eco de la algarabía de mi tía Hortensia. Ellos que están
empapados de celeste y blanco saben de las alegrías que no
tienen nombre. Aunque esta victoria tiene varios nombres, como
Gilbert, Turi y Martín, o los de los amigos de los kioskos de la
plaza principal o los de los maestros bicicleteros. No estuve en
el Capriles ese sábado y tampoco mi papá, el Rolito, pero tal
vez nuestra presencia no era necesaria porque los maleficios
terminan cuando el asunto queda en manos de los astros... del
balón. Gracias Rimba por engrosar las filas del Aurora, el sitio
preciso que tenías que ocupar después de formar parte del
seleccionado del mundo. ¿Imaginaste una vuelta olímpica con
30.000 hinchas? Yo tampoco.
Escrito en Londres, Inglaterra.
Publicado en Los Tiempos, 11 de diciembre 2002.

107
5
CELEBRACION
DÉCADA PRODIGIOSA

El país iniciaba el nuevo siglo con protestas populares contra el


neoliberalismo y los partidos tradicionales. En la llajta se había dado la
primera campanada con “la guerra del agua” y los acontecimientos
posteriores desembocaron en la victoria de los movimientos sociales, el
ascenso al poder del “primer presidente indígena” y el retorno del
nacionalismo revolucionario. Los pueblos son invocados junto las
naciones, con sello indígena originario campesino, en la nueva
Constitución Política del Estado. Otro pueblo, el celeste, se movilizaría
festivo al ritmo de cueca.

Corría el 2000 cuando se desató “la guerra del agua”, año que concluyó
con la injusta derrota del equipo valluno ante Iberoamericana en serie
de penales en La Paz y postergando su retorno a la Liga. Casi dos años
después estallaría el grave conflicto conocido como “febrero negro”
cuando se enfrentaron militares y policías en la Plaza Murillo.

El fútbol tenía otro color en Cochabamba, era celeste.

El 3 de febrero de 2003 se produjo el ansiado retorno del Equipo del


Pueblo a la primera categoría del fútbol profesional. En el primer partido

109
EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

del Torneo Apertura doce mil personas pintaron de celeste las tribunas
del estadio Capriles para celebrar el regreso con una victoria contra
Blooming. Un gol de Leonardo Luppino inició el camino a la victoria. El
pequeño y talentoso mediocampista argentino fue goleador de ese
equipo, haciendo gala de un potente remate y brindando asistencia a los
atacantes, entre los que brillaba, también por su cabello teñido, Hugo
Chueco Ruiz. Si Luppino era la figura, el ídolo para la tribuna era otro
argentino que trepaba por la derecha con una velocidad inusitada
haciendo delirar a la hinchada. Marcelo Oveja Obelar, con su cabellera
al estilo afro-look pero teñida a la Marylin Monroe parecía una sirena
policial cuando emprendía la carrera con un movimiento de cintura al
estilo waka toqori. Un ulular en la tribuna seguía su carrera apoyando
su convicción y su entrega, más que su calidad y técnica. Dos empates
y una derrota marcaron la salida del director técnico debutante, Freddy
Bolívar, y se produjo el arribo de Julio Alberto Zamora, el estratega
argentino que le daría al equipo un estilo de juego, un sello propio.

JULIO ALBERTO ZAMORA, EL NEGRO


Puntero derecho y volante ofensivo. Jugó en Newell’s Old Boys entre 1985 y
1987, y entre 1992-1993, obteniendo dos títulos y el subcampeonato en la Copa
Libertadores de América, disputó 159 partidos, marcando 29 goles. Pasó por
las filas de River entre 1989 y 1990, conquistando 11 goles y dando la vuelta
olímpica. Jugó en Atlético de Madrid y fue campeón mexicano con Cruz Azul.
Integró la selección argentina bajo la conducción de Alfio Basile que logró
dos títulos sudamericanos. Julio “el Negro” Zamora fue un producto de la
cantera rosarina, del equipo “leproso”. Desde muy joven impresionó por su
habilidad y velocidad en el traslado. A pesar de no ser un típico goleador,
siempre se las ingenió para complicar a sus rivales y también para asistir a sus
compañeros. Su experiencia la volcó a la dirección técnica, fue entrenador en
Newell’s Old Boys y en dos oportunidades se sentó en la banca del Equipo
del Pueblo, dotándole un estilo ofensivo y el cariño por el buen trato al balón,
virtudes que lo consagraron como jugador

Estilo acorde con su pasado de jugador técnico y talentoso en las filas


de Newells Old Boys, River Plate y la selección argentina. Y que se puso
de manifiesto en el primer clásico valluno disputado después de 15 años,
cuando el Equipo del Pueblo remontó un mal comienzo e igualó el
partido para poner las cosas en su lugar. Leitao y Mujica anotaron para

110
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

Wilstermann, y Erland Sánchez y Hugo Ruiz sentenciaron el empate.


Como señala la crónica periodística “justo en el último minuto”, para dar
pábulo a una tradición de sufrimiento y mostrando la garra que
caracteriza el estilo celeste. La crónica de ese día retrata un lleno de
tribunas jamás visto en el estadio y un ambiente de fiesta por la
restauración del clásico cochabambino, innato a la historia local.

El primer campeonato del 2003 pasó sin pena ni gloria, pero con algunos
destellos de buen fútbol en el último tramo, y una sobresaliente victoria
contra The Strongest por 3-1 en una tarde fría de junio, calentada por
los goles de Rafael Salguero, Bernardo Aguirre y Leonardo Luppino.
Después de quince años, el Tigre volvía a caer en Cochabamba en un
partido reñido, como tantos vividos en el decurso de esta rivalidad.

El Torneo Clausura tendría un rostro distinto, porque Aurora llegó hasta


las instancias semifinales. El debut fue con victoria ante Real Potosí por
la mínima diferencia y manteniendo la valla en blanco. Ese día también
fue de estreno para Héctor Almandóz, un legendario zaguero argentino
en las filas de Vélez Sarfield, campeón de la Copa Libertadores y de la
Copa Intercontinental en 1994. Su garra y sapiencia le dieron seguridad
a la defensa y sobre su entereza se armó el equipo que, en el transcurso
del campeonato, mostraría caras nuevas y rostros conocidos.

Corrían los últimos días de julio, y una semana después se produjo un


acontecimiento especial, el debut de Julio Cesar el Emperador Baldivieso,

111
EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

con la casaca número 10 y con un gol certero desde los doce pasos para
encaminar una victoria de 2 a 1 sobre Unión Central. La presencia de Julio
César Baldivieso fue decisiva, después de su paso por Cobreloa, Newells
Old Boys y el fútbol de Qatar. La admiración y el respeto de propios y
extraños se manifestaron de múltiples maneras. Leonardo Luppino, la
figura del equipo, le cedió la emblemática número 10 y la cinta de capitán
en reconocimiento a su calidad y liderazgo. El clásico de la temporada
concluyó con otro empate a dos goles pero adquirió trascendencia porque
una de las conquistas celestes fue fruto de la magia y la velocidad de
Nicolás Nico Saucedo, joven delantero de gambeta larga y toque preciso
que se convirtió en una figura rutilante y fugaz. De la cantera de Newells
Old Boys arribaron dos pibes, Nico y Sebastián Bartolini, espigado zaguero
de cabellos pelirrojos que remplazó a Almandóz y se volvió jefe de área,
con trepadas al arco contrario cada vez más frecuentes desde que una
noche clavó un golazo de chilena en la valla de Wilstermann. Ambos
pibes serían figuras decisivas en una historia que recién empezaba a tejer
su derrotero de éxitos.

Los enfrentamientos contra San José siempre tuvieron un brillo propio,


inclusive en las batallas de la Copa Simón Bolívar. En este torneo no fue la
excepción pero tuvo un aditamento el día que empataron Aurora y el
equipo orureño con el marcador 2-2. A los 31 minutos, Julio César
Baldivieso fue víctima de una falta a diez metros del área grande y con vista
a la campiña de Cala Cala. La temible hinchada del equipo orureño, los
quirquigans, provocó con cánticos e insultos a Baldi, quien con las manos
en la cintura avistó el espacio preciso para superar a la barrera humana y
colocar el balón en el ángulo izquierdo ante la mirada atónita de un arquero
petrificado. Y ante el silencio de la hinchada de San José que veía
agigantarse la figura de el Emperador al acercarse a la tribuna con un gesto
de silencio marcado por el dedo índice. Al César lo que es del César.

112
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

EL EMPERADOR
Fernando Mayorga
En un célebre Diccionario de Política, un profesor italiano define “cesarismo”
como “un fuerte poder que pudiera desligarse de los intereses de los grupos
y de los individuos particulares gracias a un estrecho vínculo con el ejército
con el objeto de articular una política equilibrada que respondiera más a los
intereses globales de la comunidad”. ¿A qué viene el asunto? A la mala
interpretación que realizó un periodista que entrevistó a mi amigo y colega
Jorge Lazarte quien, en referencia a los efectos políticos del referéndum,
declaró: “Es muy posible que... el presidente de la República termine
absorbiendo a su propio gobierno, cubriendo los vacíos que tiene por falta
de partidos y que puede adquirir connotaciones, como algunos han llamado,
cesaristas. Hay un lento deslizamiento hacia una figura de gobierno cesarista
en el sentido de que el presidente siempre apostó a equilibrar”. Hasta ahí todo
bien, los problemas empiezan cuando la nota tiene el siguiente encabezado:
“Después del referéndum, Mesa actúa como emperador”. Es decir, cesarismo
igual a Julio César igual a Emperador.
En estas líneas pretendo poner las cosas en su lugar, porque Emperador hay
solo uno y se llama, para eliminar las dudas, Julio César... y apellida Baldivieso.
Cuando el lector lea esta columna, el Emperador habrá retornado al gramado
verde del Capriles con la casaca diez del Aurora, el equipo del pueblo, después
de unos meses de ausencia y con un nuevo look a cuestas. Si alguien quiere
hablar de equilibrio debe recordar la calidad futbolera del Emperador, capaz
de establecer la relación precisa entre la distancia que recorre el balón, la fuerza
del impacto de su pie derecho y el vacío dispuesto a ser ocupado por un
compañero para quedar en posición de gol. Eso es equilibrio. Algo fácilmente
comprensible para un hincha como Carlos Mesa festejando aquel memorable
golazo de Baldivieso ante los brasileros. De media cancha, colgando al arquero
carioca con un misil tierra-aire.
Escribo estas líneas antes del lance entre Aurora y Bolívar y las vicisitudes del
partido serán meras anécdotas frente al retorno del Emperador. Vino un día y
otro día se fue y nadie podrá olvidar la tarde que transformó un tiro libre en
estocada al ángulo derecho. Vale la pena contar esa jugada. La barra brava de
San José, rival ese día, lanzó una diatriba contra Julio César, de aquellas que
hieren para evitar la concentración del jugador. Mientras los “quirquigans”
vociferaban, el Emperador puso las manos en la cintura, oteo el horizonte,
midió sus pasos y camino lentamente rumbo al balón ... el resto no merece
comentarios. Cuando el balón quedó anidado en la red y el arquero patidifuso,
el Diez se acercó a la tribuna visitante y un dedo vertical selló sus labios
pidiendo silencio al enemigo, mientras nosotros saltábamos y saltábamos. Al
César lo que es del César.
Publicado en Los Tiempos, 3 de agosto 2003

113
EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

Otro partido interesante fue contra Blooming en la última fecha de la


primera ronda del torneo Clausura. La clasificación a la siguiente fase
estaba asegurada pero la posición en la serie dependía de ese resultado
y no convenía ganar el partido. El resultado fue un empate, con un gol
marcado por Edson Zenteno, capitán celeste, a los 91 minutos y una
espectacular palomita de Héctor Almandóz que anidó el balón en el
ángulo derecho de su propia portería… apenas transcurridos dos
minutos. Ese fue el único gol marcado por el zaguero argentino en el
fútbol boliviano, aunque en puerta propia, y de la cabeza de Almandóz
el equipo se enfiló a ganar la serie del octogonal con victorias ante The
Strongest y Real Potosí. Un cronista deportivo realizó una curiosa
descripción del desarrollo del encuentro contra el equipo potosino: “En
la medida que el tiempo pasaba, Aurora entraba en un caos futbolístico
sin control”, como en esas historias de El Super Agente 86, y prosigue el
relato de la jugada decisiva del gol de Aurora con un desenfado
insolente: “Cuando todo parecía que el marcador no cambiaría, llegó la
jugada fatídica con Jhonny Villarroel que remata a la portería de Marco
Salamanca, el arquero que despeja a medias para que Saucedo con cierta
duda meta el frentazo para el 1-0”. (El Deber, 24 de noviembre 2003).

En cuartos de final, el equipo sufrió sendas derrotas en los dos partidos


disputados contra Wilsterman y fue eliminado. El primer año en
condición de equipo liguero concluyó con una derrota por 2-1 ante el
campeón del torneo Apertura, The Strongest, que marcó la despedida
de Richard Cueto, zurdo habilidoso que hizo el gol del honor.

114
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

El equipo estuvo conformado por Damián Maltagliatti, Rubén Felipe, José


Ayala, Carmelo Angulo, Marcelo Obelar, Javier Paz, Abdón Murillo, Jhonny
Nay, Erlan Sánchez, Leonardo Luppino, Hugo Ruiz. Alternaron Marcelo
Robledo Rafael Salguero, Bernardo Aguirre, Dante Céspedes, Yuri Villarroel.
Para la segunda mitad del año se sumaron Héctor Almandóz, Abdón Murillo,
Sebastián Clotet, Richard Cueto, Julio Cesar Baldivieso, Nicolás Saucedo,
Juan Carlos Ríos, Edson Zenteno, Marcelo Angulo, Jhonny Villarroel, Darío
Scotto, Sebastián Bartolini, Humberto Viviani y Luis Ñandauca.

SUBCAMPEONES Y COPA NISSAN SUDAMERICANA 2004

La Copa Aerosur que se disputa en las primeras semanas de cada año


como una suerte de pre temporada sirvió para armar un equipo que daría
satisfacciones en 2004. Tras un comienzo vacilante con derrota ante
Wilsterman, la revancha fue victoria por 2-1 y en la definición por penales
Aurora anotó los cinco remates desde las doce yardas para vencer el cotejo
y clasificarse a la semifinal. Un golazo de Marcelo Angulo con remate
combado desde fuera del área grande ante un pase preciso de su hermano
Carmelo definió la victoria celeste que se prolongó en la serie de penales
cuando Rolando Galarza atajó el último disparo del equipo rival.

En la siguiente fase, también una definición por penales ante The


Strongest catapultó al equipo a la final de la Copa Aerosur. Otra vez el
rival fue Wilstermann, y la mala suerte acompañó la puntería de Rubén
Felipe, jugador de la cantera y capitán en esa tarde aciaga, que marró un
penal y la posibilidad de empatar el partido que terminó con un
contundente 4-0 a favor de Wilstermann. La cosecha de ese inicio de
temporada llegaría más temprano que tarde con la obtención del
subcampeonato en el Torneo Apertura.

Victorias ante Real Potosí (4-2) e Iberoamericana (5-1) en las primeras


fechas del certamen mostraron la contundencia de la delantera
conformada por Gustavo Romanello y Nicolás Saucedo, quien se convirtió
en la figura del equipo y entusiasmó a los hinchas con su gambeta larga
y sus incursiones en diagonal perforando cerrojos defensivos. Un gol de
Nico Saucedo en los trámites finales del partido contra La Paz FC definió
el triunfo por 3-1 y encaramó al equipo a la quinta posición.

115
EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

Diego fue la figura central de la inauguración de la escuela de fútbol del


club Aurora
El Deber, 7 de marzo 2004
Bajo un intenso sol y un retraso de casi cuatro
horas, muy propias de las excentricidades de Diego
Armando Maradona, el “Pibe de oro” inauguró ayer
en la tarde la Escuela de Fútbol del Club Aurora en
instalaciones del Complejo Deportivo de la Laguna
Alalay con la ch’alla de un ch’oqo de chicha.
Mientras el considerado mejor futbolista de la
historia levantaba el jarrón de barro, unas 500
personas, entre niños, padres de familia y fanáticos,
disfrutaban viendo al ídolo argentino.
A pedido del público, Maradona se colocó la camiseta 10 de Aurora y un
pequeño representante de la Escuela de Fútbol le hizo llegar un presente a
nombre de sus compañeros. “Quiero pedirles disculpas por haber llegado tarde.
Yo actividades por la mañana no hago, hace mil años que no lo hago y por eso
les pido mil disculpas”, fueron sus primeras palabras y como por arte de magia
desaparecieron las caras largas para disfrutar unos minutos de su compañía.
Agradeció a su compadre Daniel Valencia y a los directivos del club Aurora por
haberlo invitado a un acto donde “la pasión más grande es el fútbol, que quiero
que practiquen ustedes y den gracias a sus padres que los están guiando”.
Sostuvo, sin embargo, que “el fútbol da muchas tristezas y también alegrías,
como me pasó a mí durante estos 43 años. Tuve amigos, dejé amigos, me
dejaron, me casé y me divorcié. Pero lo que les quiero decir es que a lo largo
de la vida me pasaron muchas cosas y a ustedes también les van a pasar”,
sostuvo y agregó: “Ojalá que tengan más alegrías que tristezas. Creo que lo
van a lograr con el fútbol, porque el fútbol supera todo. No hay cosa más
linda que la pelota. Por eso les pido que en estos cursos se diviertan” (Los
Tiempos, 7 de marzo de 2003).
Cuatro años después, Diego aceptó la invitación de Evo Morales, presidente
de la República en campaña para revertir el veto a la altura. Jugó en La Paz
para apoyar el reclamo boliviano y se constituyó en la única figura mundial
en apoyarnos frente a los poderosos burócratas de la FIFA. En las eliminatorias
para Sudáfrica 2010 regresó a La Paz como DT de la selección argentina y su
equipo, con Lionel Messi en el ataque, sufrió aquella memorable derrota con
goleada por seis a uno. Paradoja de paradojas, a la única figura mundial que
nos apoyaba le propinamos una paliza en señal de agradecimiento. Argentina
clasificó de la mano de Maradona pero no cumplió su sueño de campeón. En
la víspera de la inauguración del mundial, la FIFA levantó el veto a la altura
en respuesta a las gestiones de Evo Morales, presidente futbolista

116
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

ESPECTACULAR VICTORIA Y PELOTA “VOLADORA”

En abril de 2004 se vivió una nueva versión del clásico cochabambino


con ribetes especiales. Después de terminar el primer tiempo con un
marcador de dos goles en contra, Aurora tuvo una memorable reacción.
Descontó Yáñez a los 68’, veinte minutos después empató Carmelo
Angulo mediante penal y cuando se jugaban los minutos de descuento,
“el Nico” Saucedo robó el balón en su propia cancha, la tocó suave para
Yañez que pasó en profundidad para Gustavo Romanello que aguantó
la marca rival e inició un rutilante desborde por la izquierda dejando
atrás la marca de los cancerberos de Wilstermann; cuando ingresó al área
grande, el pelado Romanello lanzó el pase preciso al corazón del área
chica donde “el Nico”, que había iniciado la jugada noventa metros atrás,
ingresaba con la mirada puesta en el arco para clavarla en la red con un
suave toque. El 3-2 desató la celebración celeste en medio del
estruendoso silencio de la numerosa hinchada rival.

Un hecho deplorable pudo empañar este partido y derivar en episodios


lamentables. Un asistente del cuerpo técnico de Wilstermann que,
ilegalmente, estaba en el borde del terreno al lado de su arco, al observar
el desborde de Romanello y avistar el toque para Saucedo lanzó un balón
para interceptar la trayectoria del pase pero, felizmente, no hizo impacto
en la pelota en juego y no pudo impedir la culminación de la jugada. Es
imposible imaginar lo que pudo haber sucedido en la cancha y en las
tribunas si ese atentado de terrorismo deportivo cumplía su cometido
puesto que habría evitado el gol decisivo del cuadro celeste y desatado,
con seguridad, un conflicto de proporciones mayúsculas en la cancha y
en las tribunas. Y escarnio para su club en las páginas del deporte. No
cumplió su mal propósito pero ese acto quedó registrado en la historia
universal de la infamia. No hubo sanción alguna para el responsable de
esa conducta antideportiva que, por suerte, pasó desapercibida para los
miles de ojos que concentraron su mirada en el toque del goleador para
rubricar una remontada histórica. La prensa escrita definió el trámite del
partido usando el fácil expediente de los refranes: “Wilstermann creyó
en el viejo dicho que reza ‘el que pega primero pega dos veces’, pero
jamás tuvo en cuenta que ‘el que ríe último, ríe mejor’” (Los Tiempos, 19
de abril 2004).

117
EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

El camino hacia los primeros sitiales del torneo se consolidó con una
victoria contra Real Potosí, un empate contra Iberoamericana en
condición de visitante y una contundente victoria por 3-0 frente a The
Strongest en Cochabamba. A la voracidad goleadora de Nicolás Saucedo
se sumó el empuje y la técnica de Roberto Galindo como
centrodelantero, que años después explotaría como goleador. Otra
victoria frente a Wilstermann, en la tarde del 17 de junio, consolidó la
segunda posición. A los 86 minutos, una pared entre Carmelo Angulo y
Gustavo Romanello terminó en un pase a Bernardo Aguirre que anidó la
pelota en el fondo de las redes. Con ese gol y la victoria por 1-0 Aurora
se acercaba al sueño de ingresar a disputar una plaza para la Copa Nissan
Sudamericana porque alcanzaba el segundo lugar. “Victoria que vale una
Copa” fue el titular en un diario local que también consignaba una frase
del presidente de la Liga, Mauricio Méndez, que hacía alusión a lo
sucedido en el anterior clásico: “Ojalá no haya una pelota voladora”. No
hubo, por suerte, y lo que volaba en el aire era una moneda dando
vueltas para definir el nombre del subcampeón, cuando faltaban dos
fechas para la conclusión del campeonato.

118
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

COSAS DEL FUTBOL


Fernando Mayorga
Las transformaciones que vivimos en “octubre rojo” y post-17 fueron y son
múltiples y algunos cambios resultaron insospechados. Aurora, Bolívar, The
Strongest y Wilsterman (en orden alfabético, que es el orden de mis
preferencias) se clasificaron para disputar el título de la Liga. Después de
muchos años, en una instancia decisiva del campeonato, en este caso, en el
cuadrangular final, no participan equipos cruceños. Si la memoria no me falla
son dos décadas y algo más que no ocurría este circunstancial predominio de
equipos de La Paz y Cochabamba y la exclusión –también circunstancial– de
Oriente y Blooming. ¿Será otra manifestación de esa fractura que se resume
en ese término elocuente y vacío de “las dos Bolivias”? ¿Será una nueva
expresión de la división entre oriente y occidente que puede profundizar las
tendencias centrífugas que conducen a posturas separatistas? ¿Por qué, hasta
la fecha, no se han manifestado los ideólogos de la “nación camba” que
pregonan la “decadencia del Ande” ante un hecho que agudiza la polarización
social que caracteriza esta coyuntura?
Para continuar con las interrogantes, cabría preguntarse si el perfil del nuevo
gobierno –tan débil y tan legítimo, diría Joaquín Sabina- no corresponde a la
filiación futbolera del presidente sucesor, hincha de Always Ready, un equipo
outsider de la Liga. Eso explicaría porqué es capaz de gobernar sin coalición
ni apoyo partidista, esto es, porque en su agenda no hay partidos.
Pero, busquemos otra explicación a este renovado escenario futbolero. El dato
relevante de esta nueva composición de equipos finalistas en pos de la gloria
de un título es la presencia del Aurora. Equipo valluno recién ascendido a la
Liga después de catorce años de sufrimiento, casualmente, los años que
corresponden a la hegemonía del neoliberalismo, proyecto que ingresó en
crisis terminal y una de cuyas manifestaciones es el revival del nacionalismo.
Y con el resurgimiento del nacionalismo, ¿cómo no iba a volver a ocupar su
sitial como un grande del fútbol boliviano, Aurora, el Equipo del Pueblo?.
Aunque, claro, justo cuando tenemos, los auroristas, la posibilidad de
representar al país en un torneo internacional –la Libertadores– corremos el
riesgo de quedarnos sin país al cual representar. Ironía de la historia, dicen.
Al margen de estas delirantes especulaciones, quiero que conste en acta que esta
pequeña hazaña aurorista tiene nombre: Julio Alberto Zamora, su director técnico,
que armó un team capaz de soportar el exilio repentino y sucesivo de sus estrellas
–Julio César Baldivieso y Leonardo Lupino– y jugar sin número 10 como si eso
fuera posible sin fracasar en el intento. Por eso, cuando festejábamos la
clasificación, la estoica y creativa hinchada celeste de la tribuna “popular” demandó
el saludo de victoria coreando: “el equipo, el equipo, el equipo”. Esto, pensar y
jugar en equipo, nos hace falta en estos días de desconcierto y desesperanza.
Publicado en La Razón, 28 de octubre 2003

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EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

Una victoria de Bolívar ante Aurora en La Paz consagró campeón al equipo


académico con una amplia ventaja de puntos sobre sus escoltas, los equipos
cochabambinos. El subcampeonato y la segunda plaza para disputar un
sitio en la Copa Nissan Sudamericana se definieron en la última fecha.
Aurora y Wilstermann estaban en ese trance, compartían el segundo lugar
con 35 puntos, empero, los aviadores tenían ventaja en el gol promedio.

El 25 de junio, en medio de la noche fría y todavía nublada por las


humaredas de las fogatas de San Juan, Aurora disputó el partido decisivo
contra Blooming en el estadio de Cala Cala. El frío se incrementó de súbito
al inicio del partido porque el equipo visitante sorprendió con un gol. El
empate de Aurora se produjo quince minutos después por obra y fuerza
de Roberto Galindo con un zurdazo imparable y se convirtió en la figura
del partido anotando tres goles de una victoria contundente por 5-1. Las
otras conquistas fueron de Carmelo Angulo y Nicolás Saucedo. Con ese
resultado Aurora acariciaba la obtención del segundo lugar y el pase a
un torneo internacional. Sin embargo, tras el pitazo final, los jugadores se
enroscaron de brazos en el centro de la cancha, el cuerpo técnico y los
hinchas seguían pegados a las radios o miraban al vacío absortos en sus
audífonos esperando la culminación de un partido disputado en Santa
Cruz entre Wilstermann y Oriente Petrolero. La espera fue tensa porque
el otro equipo cochabambino tenía oportunidad de superar en puntaje
promedio a Aurora si lograba una victoria. El resultado final de ese partido
fue un empate y desaparecieron los riesgos de perder el segundo lugar
en el torneo Apertura. Después del anuncio de la culminación del partido
en Santa Cruz se podía festejar y así fue, como cuando cae la bandeja en
el suelo después del aro-aro, con toda la piel. Fiel a una historia plagada
de gloria pero casi siempre acompañada de infortunio, la conquista del
subcampeonato tuvo ese momento de suspenso y dramatismo
desplazados por la euforia del logro: “El subcampeonato tiene tinta
celeste”, tituló la página deportiva de Los Tiempos, “Aurora goleó 5-1 y
es el subcampeón” rezaba el suplemento de Opinión.

Esa noche el equipo formó con Rolando Galarza, Sebastián Bartolini,


Pedro Aguirrez, Juan Carlos Sánchez, Leandro Grench, Edson Zenteno,
Aldo Gutiérrez, Carmelo Angulo, Marcelo Angulo, Roberto Galindo y
Nicolás Saucedo. La dirección técnica estaba en manos de Oscar Villegas,
debido al alejamiento de Julio Alberto Zamora. El entrenador

120
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

cochabambino no solamente mantuvo la línea de juego del equipo,


también hizo debutar a varios jugadores de la cantera de la Laguna Alalay
que serían importantes en la conquista del campeonato dos años
después, entre los que se destacaron Juan Carlos Sánchez, Joe Escobar,
Oliver Fernández, Iván Huayhata y Vladimir Castellón, joven goleador
que debutó a sus 15 años en un partido amistoso.

La conquista del subcampeonato permitió la disputa de una plaza para


la Copa Nissan Sudamericana 2004 frente a Bolívar. Dos derrotas sellaron
la suerte de Aurora frente a un poderoso equipo académico que lograría
el subcampeonato de ese torneo internacional.

El 12 de agosto se disputó el primer partido en Cochabamba y terminó


con victoria de Bolívar. La cadena televisiva Fox Sports concentró sus
cámaras en Julio César Baldivieso, la figura de Aurora, y en el talento del
lateral derecho de Bolívar, Luis Gatty Ribeyro, quien había hecho sus
primeras gambetas en el equipo cochabambino. Bolívar empezó ganando
con un gol azaroso de Marco Antonio Sandy y Juliano Morel empató a
los setenta minutos. Sin embargo, diez minutos después, el volante Rubén
Tufiño definió la victoria de la Academia con un golazo de larga distancia.
Ese partido marcó el retorno de Julio César Baldivieso a las filas de Aurora
después de un par de temporadas en el futbol de Qatar. “Yo estoy en el
Club Aurora por cariño” dijo cuando aceptó la invitación y ese sentimiento
tendría efectos impensables en el futuro. Se esfumaron las posibilidades

121
EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

de continuar en el torneo al sufrir una derrota como local ante el equipo


académico que, a partir de ese triunfo, inició una memorable faena que
le llevó a disputar la final de la Copa Sudamericana frente a Boca Juniors.

El año 2004 trajo alegrías y sinsabores. El torneo Clausura fue organizado


por grupos regionalizados y Aurora compartió una serie con Oriente,
Wistermann, Blooming, Real Santa Cruz y Unión Central. El inicio del
torneo marcaría la tónica negativa contra el desempeño de Aurora
porque Blooming logró vencerlo con goles dudosos, los dos últimos en
un escandaloso alargue de 15 minutos que beneficiaron al local para
remontar el empate que iba consiguiendo el Equipo del Pueblo en los
noventa minutos. Empates y derrotas acompañaron esta fase. Pese al
repunte en un partido ante Unión Central venciendo en Tarija por 3-2
merced a una reacción que tuvo en Juliano Morel a su artífice, Aurora
no pudo clasificar a la siguiente fase al empatar contra Wilstermann en
el último partido. Con el equipo fuera de competencia solamente restaba
esperar el mes de diciembre para encarar una posibilidad de
participación en la Copa Libertadores de América 2004. La obtención del
subcampeonato en el torneo Apertura abrió la posibilidad de disputar
una plaza para ese torneo internacional jugando contra Oriente Petrolero,
subcampeón del Clausura. Ocurrió al culminar el año y no se cumplió
ese sueño porque el partido de ida terminó con derrota por 3-1, con gol
de honor en los pies de Juliano Morel, talentoso, frágil y veloz delantero
brasilero cuyo paso por el club fue explosivo hasta que una lesión lo
alejó de las canchas. En el partido de revancha, otra vez Morel puso al
equipo 2-1 haciendo presagiar un tercer partido en cancha neutral, pero
Oriente empató en los últimos minutos y consiguió la plaza en disputa.
Se fue el año 2004 con cierto sabor amargo y la sospecha de que
vendrían tiempos mejores.

122
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

TRAS EL CREPÚSCULO, EL AURORA


Sergio Villena
Pocas veces fui al estadio en la llajta, pese a haber vivido ahí por más de
ocho años. De las escasas ocasiones en que lo hice, recuerdo en particular
una, allá en la alborada el tercer milenio, cuando estaba de visita. He
perdido la fecha en los rincones del olvido, pero era una de esas
maravillosas tardes primaverales que han hecho de Cochabamba el objeto
del deseo de todo jubilado. El Fernando Mayorga me había invitado a
acompañarlo a presenciar un partido en el que “el equipo del pueblo” se
jugaba el pase a la Libertadores. Pese a la enorme trascendencia que tenía
el encuentro, el estadio estaba relativamente vacío cuando
llegamos; cabalísticamente, nos situamos “en el lugar de siempre y con la
misma gente”. El grupo de incondicionales estaba conformado por
Fernando, su papá (QEPD), su hermano el Coco, su hijo el Joaco y yo, que
esa tarde tuve el privilegio de formar parte del clan Mayorga y, desde
luego, de la hinchada del Aurora.
No recuerdo bien las peripecias del partido, pero tengo la impresión de
que los primeros cuarenta y cinco minutos fueron de ida y vuelta, con
esporádicas emociones y ausencia de goles. Las cosas se pusieron difíciles
para el Aurora después del intermedio: pese al entusiasmo que mostraban
sus jugadores sobre el césped, se fue haciendo evidente que el rival tenía
más recursos para alzarse con la victoria. Como buenos auroristas,
esperamos lo imposible hasta el último segundo, pero a diferencia de
aquella gloriosa página de la historia que escribió el equipo en 1967 —
cuando el equipo remontó, en los últimos cinco minutos, el marcador de
dos a cero y se impuso a Mariscal Santa Cruz—, esta vez el milagro resultó
ser tan esquivo como los goles que nos hacían falta. El pitazo final
sentenció nuestro destino: una vez más, el sueño y las ganas de darle una
alegría “al pueblo” fueron insuficientes. Quedamos mudos, con la mirada
perdida, buscando la explicación o el consuelo que pudiera conjurar la
desilusión que nos embargaba. Fue el papá del Fernando el que dio con
la formula mágica: “mejor nomás que hemos perdido; peor nos hubiera
ido en la libertadores”. Comenzaba a oscurecer cuando atravesamos el
umbral que separa el Capriles de la vida cotidiana; caminamos
lentamente, con la frente en alto. Nos embargaba la íntima certeza de que,
aunque es sabido que los milagros no se repiten con asiduidad , tras el
crepúsculo siempre viene el Aurora ¿o es al revés?.
El autor es tupiceño de nacimiento y ciudadano tico. En 2006 publicó
Golbalización. Siete ensayos heréticos sobre fútbol, identidad y
cultura, Grupo Editorial Norma, San José de Costa Rica.

123
EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

El año siguiente fue de frustración y tal vez el nombre del torneo, Adecuación,
era una metáfora del desafío que tenía que enfrentar Aurora. Con Jorge
Habegger en la conducción técnica, el equipo empezó el campeonato con
una goleada por 4-0 frente a Unión Central y la dupla Limbert Méndez y
Juliano Morel en la delantera, mientras el argentino Fabio Giménez oficiaba
de conductor en la media cancha. Las victorias contra The Strongest y
Wilstermann, en el clásico 100, fueron los hechos más importantes en este
torneo, sin embargo no se pudo ingresar a la siguiente fase.

El Torneo Apertura de 2005 comenzó con una apretada derrota contra


Bolívar por 3-2, con un penal en el último tramo del partido concretado
por Oscar Sánchez, hincha de Aurora desde siempre. El Equipo del
Pueblo empezó una mala racha con empates y derrotas, tanto de local
como de visitante. Vivía un mal momento y se despidió del hexagonal
liguero tras un empate con Oriente Petrolero y una derrota frente a
Bolívar, en condición de local. La mala racha de siete partidos sin victorias
se disipó tenuemente con una victoria en el clásico cochabambino. Con
dos goles de Oliver Fernández, “el inspirado e impetuoso delantero salido
de la cantera del equipo celeste”, se impuso a Wilstermann, empero, esa
victoria no cambió la historia de un año aciago que tuvo consecuencias
negativas porque el punto promedio que define la tabla del descenso de
categoría se convirtió en una señal de alarma.

El año siguiente empezó lleno de nubarrones y con amenazas de


tormenta. Después de diez partidos sin conseguir victorias, Aurora salió
del fondo de la tabla del torneo Apertura 2006 venciendo en el clásico
valluno por 2-1. Corría el mes de mayo y otro aniversario en la rica
historia del club era festejado con esa victoria. El segundo torneo
tampoco fue feliz porque Aurora no pudo pasar a la fase siguiente y se
incrementó el susto por el fantasma del descenso. Varios técnicos se
fueron y otros llegaron con la intención de inyectar optimismo, empero
las cosas no marcharon. En esa temporada se destacaron en las filas del
equipo Ronald Justiniano y Alex Da Rosa, y se consolidaron los jugadores
de la cantera, como Iván Huayhuata, Juan Carlos Sánchez, Oliver
Fernández y Joe Escóbar.

El comienzo del campeonato en 2007 hacía suponer un giro, una


inflexión en el desempeño de Aurora. Cuatro goles sellaron una victoria

124
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

contra Universitario en Sucre. Las jugadas de Isidro Candia y los goles


de Diego Cabrera serían la marca del equipo. Una infortunada derrota
contra Wilstermann no bajó los ánimos que se manifestaron con empates
contra The Strongest en La Paz y Destroyers en Santa Cruz, siempre con
la presencia de Diego Manacha Cabrera en área enemiga, delantero
celeste que sería el goleador del certamen, convocado a la selección y
contratado por un equipo colombiano.

UNA NOCHE DE INFARTO

Mayo, mes aniversario y siempre lleno de sorpresas, fue testigo de uno


de los partidos más emotivos que se tenga recuerdo en la memoria de
los hinchas celestes. “El partido de anoche fue extraño, de esos que
pocas veces se ven”, escribió el cronista sobre la fría noche del jueves
24 de mayo de 2007. Real Mamoré era el rival, un contrincante
complicado porque estaba urgido de obtener puntos en la lucha por el
descenso, igual que Aurora cuyo promedio era preocupantemente bajo.

El partido empezó de una manera insospechada, con gol visitante a los


45 segundos, “desde los camarines” se dice en la tribuna. Como reseña
el cronista de Los Tiempos con una precisión fría como la noche invernal:
“Los auroristas no salían de su asombro e intentaban reponerse, cuando
Raúl Justiniano anotó el 2-0 a través de un remate de tiro libre desde el
borde del área. El plantel local, herido en su amor propio, se fue en
busca del descuento, que llegó a los 28‘, cuando el defensor Emiliano
Capella aprovechó una licencia en la zaga beniana para superar a Eloy
Padilla con remate al ras del piso. Los vallunos buscaron por todos los
medios el empate, pero en un veloz contragolpe de Real Mamoré, éstos
se encontraron con el 3-1, a los 43 minutos”. El panorama era más
complicado porque antes de la media hora de juego un defensor celeste
fue expulsado. Retornaron los equipos a la cancha mientras en la tribuna
los pocos hinchas intentaban ordenar las ideas, disipar la bronca y
combatir el frío con un par de cigarrillos. El segundo tiempo Aurora salió
decidido al ataque pero se expuso a mortíferos contragolpes que de
milagro no terminaban en las redes. La constancia tuvo premio, en un
par de minutos, con remates de Joe Escóbar y Fernando Batiste, llegó el
empate. Todavía faltaba un cuarto de hora y los intentos de vencer la
portería de Real Mamoré eran infructuosos. La hinchada alentaba a los

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EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

diez jugadores viendo pasar los minutos que se tragaban las


oportunidades de gol. Faltaban cinco minutos para el final del encuentro
y el director técnico Luis Esteban Galarza decidió el ingreso del argentino
Julio Gómez, camiseta número 32 para un típico número nueve con el
cabello rizado y ceñido en una cola, ancho de hombros y andar cansino
con las piernas separadas como preparado para un duelo en película
italiana de vaqueros, un western spagghetti, figura ideal para un partido
que tenía los condimentos de un guión de Sergio Leone. Alguien en la
tribuna dijo, “es igualito a Barijo”, el temible delantero de Boca Juniors.
Sus compañeros le decían Terminator, la tribuna lo bautizó como
Palomo. Una porción de la hinchada reprobó el cambio, la mayoría sólo
rogaba que ocurriera el milagro. Este llegó cuando faltaban sesenta
segundos para el pitazo final. Un desborde de Fernando Batiste por la
izquierda culminó con un centro al vértice del área chica, Julio Gómez
espero el segundo preciso antes de dar una cachetada al balón y cruzarlo
hacia el palo izquierdo del arquero provocando el delirio en las tribunas.
Y, en el camarín, el llanto de Luis Esteban Galarza, y de tantos hinchas
en la tribuna con los ojos enrojecidos, como los jugadores.

La victoria tuvo sabor a epopeya porque se remontó el marcador jugando


con diez hombres y definiendo en el último tramo un partido decisivo
para alejar el fantasma del descenso. El ingreso de un goleador con
sangre fría fue el toque preciso para convertir en fiesta lo que se
avecinaba como una noche triste. Puede parecer absurdo rememorar esta

126
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

jornada como un acto digno de recuerdo pero marca un estilo asociado


a la vivencia de Aurora siempre enfrentada a las trampas del destino,
esta vez sorteadas con arrojo y entrega por la camiseta. La casaca de Julio
Gómez estampada con el número 32 era recuerdo en manos de un
hincha, el sociólogo José Torrico, que para no olvidar las emociones de
aquella noche de mayo la llevaba consigo durante todos estos años, hasta
que la entregó a este escribidor una noche casual de antesala en un
aeropuerto ratificando las conexiones mágicas entre los seguidores del
Equipo del Pueblo.

El goleador Julio Gómez sería protagonista de otra victoria, también


decisiva para salvar al equipo. En octubre, el torneo terminaba con un
sabor agridulce pero una victoria como local frente a Universitario
permitió escapar del descenso directo. Como en otras ocasiones, el
partido se hizo cuesta arriba porque Universitario se puso adelante en el
primer tiempo y Aurora logró remontar el marcador en la segunda parte
con goles de Edson Zenteno y, precisamente, Julio Gómez. La presencia
de Edward Zenteno como caudillo del equipo se afianzó a partir de este
torneo y se produjo la aparición de Vladimir Castellón, joven promesa
goleadora que sería decisiva en el futuro inmediato. Al brillo de Isidro
Candia como volante creativo se sumó el desempeño desequilibrante de

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EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

Fernando Batiste, los remates de Richard Rojas, el aporte de Humberto


Viviani, la marca de Joe Escobar y Edson Zenteno, capitán y convertido
en arma de desborde por la banda derecha.

Al inicio del año 2008, los datos eran por demás preocupantes. Aurora
terminó en el último lugar en el punto promedio del torneo Apertura
2007. Obtuvo 28 puntos, con ocho partidos ganados, cuatro empates y
diez derrotas. Su delantera convirtió la mitad de los goles que recibió su
portería. Nubes negras en el horizonte y escaso optimismo ante el futuro.
Todos estaban equivocados, pero nadie lo sabía. No había razones para
el optimismo cuando empezaba el año 2008, no obstante, la cautela y
firmeza del presidente del club, José Luis Montaño, había esbozado un
camino cinco años atrás cuando contrató a Julio César Baldivieso por
primera vez y, más adelante, lo respaldó como director técnico.

EL RETORNO A LA GLORIA

El viaje al primer título liguero se inició de manera accidentada con


sendas goleadas en contra en condición de visitante ante San José y
Guabirá y un desteñido empate de local y otras dos derrotas como
visitante. El primer tramo del torneo con cuatro de cinco partidos con
derrota hizo el camino cuesta arriba. Sin embargo, poco a poco se iría
conformando el equipo campeón. Los primeros días de enero llegó
Aquilino Villalba, el goleador. El delantero paraguayo nacido en 1983
formó parte de Gimnasia y Esgrima, Argentina, Atlético Rafaela y Racing
de Argentina y Olimpia, de Paraguay. El día de su presentación tuvo una
premonición: “Quisiera clasificar a una Copa, este año tiene que ser de
Aurora”. Si para encarar el arco rival el delantero paraguayo era un arma
idónea, para custodiar el arco se enroló en las filas una figura decisiva y
rutilante, Silvio Dulcich, con la casaca 26. El espigado guardameta con
1,91 de estatura y el pelo largo fue arquero de las divisiones inferiores
de Boca Juniors y jugó en Talleres de Córdoba antes de aterrizar en la
llajta. “Vengo con la intención de quedarme por lo menos hasta junio,
Aurora es un equipo grande en Bolivia”, lejos estaba de imaginar que su
destino era dar una vuelta olímpica en noviembre.

Junto con él llegó Germán Leonforte, zaguero impasable por arriba y


hábil para salir jugando, que paseó su fútbol en Coquimbo de Chile,

128
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

Nacional de Paraguay, Huracán y Rosario Central de Argentina.


La plantilla estaba conformada por muchos jugadores de la cantera como
Max Rougcher, Roberto Rivas, Iván Huayhuata, Diego Blanco, Juan Carlos
Sánchez, Wilson Silva, Joé Escóbar, Darwin Lora, Oliver Fernández,
Vladimir Castellón, Bryan Daza, Diego Olivera, y otros de experiencia
como Edward y Edson Zenteno, Carlos Sosa Adhemar Arias, Wálter
Hidalgo, Aldo Gutiérrez. Como refuerzos extranjeros se incorporaron
Alberto Ortega, Aquilino Villalba, Alejandro Bertoldi, Jorge Delgado, y
los refuerzos nacionales fueron Julio César Hurtado, Julio César
Baldivieso y Danilo Eterovic.

Noticias tristes acompañaron el inicio del torneo. Mario Pariente falleció


en Oruro y los recuerdos de ese gran delantero picando en el césped
del estadio acompañaron varias tardes de domingo. Edward Zenteno,
dueño de la zaga, líder nato y capitán, vivió momentos de zozobra
porque su hija recién nacida tuvo que ser operada en el extranjero y él
tuvo que ausentarse de las canchas durante varias semanas. El apoyo de
la hinchada y de la dirigencia de varios equipos fue decisivo para que el
capitán supere ese trance.

El inicio del campeonato tuvo escasos buenos momentos como la victoria


en La Paz contra The Strongest por 3-2. El experimentado Julio César
Baldivieso condujo al equipo celeste a marcar la diferencia en la cancha,
más adelante lo haría también desde el banco porque, ante el naufragio
en el torneo, el Emperador se hizo cargo de la conducción técnica sin
dejar de vestir la casaca 10. Asumió el puesto asegurando que no tendría
preferidos ni discriminados en el equipo titular: “Jugará conmigo el
jugador que se entregue al máximo en los entrenamientos, no me
interesa si es brasileño, argentino, uruguayo o si es de Marte, para mí es
indistinto, aquí va a jugar el que está mejor y el que tiene la ilusión de
llegar lejos en el fútbol nacional e internacional” Completó el cuerpo
técnico con José Issa, entrenador de arqueros y Alejandro Nordio,
preparador físico. La presencia de Issa, legendario arquero en el pasado
y uno de los campeones de 1963, estuvo desempeñando ese rol en la
campaña para retornar a la Liga, no obstante ese momento era una señal
todavía imperceptible del logro que alcanzaría el Equipo del Pueblo
cuando cayó del calendario su penúltima hoja.

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EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

El 6 de abril, con Julio César Baldivieso debutando como director técnico


y dirigiendo desde la cancha, se iniciaría el camino a la gloria con una
victoria frente a La Paz FC dando inicio a una serie de 19 partidos sin
derrotas en el estadio Félix Capriles (incluyendo una victoria como
“visitante” frente a Wilstermann) y la consecución del título liguero, ocho
meses y medio después. En el partido contra los azulgranas, Baldivieso
dejó la cancha al concluir el primer tiempo para ubicar en su puesto de
volante a otro jugador, casualmente, con nombre similar: Julio César,
hasta entonces marcador lateral. Así, Cacho Hurtado encontró un lugar
preciso en el equipo que lo catapultó como una de las figuras del futuro
campeón.

JULIO, EL CLAUSURA

Para el inicio del segundo torneo del año arribó al valle otro jugador
argentino que sería una pieza clave: Federico Alejandro Bongioanni, un
volante ofensivo que había jugado en Instituto de Córdoba y Talleres
en Argentina, Huachipato y Universidad de Concepción en Chile,
Deportivo Aucas en Ecuador.

El primer partido jugó de local los primeros días de agosto y la victoria


contra Guabirá se materializó cuando restaban segundos para la
finalización del encuentro. “Milagroso triunfo” tituló la prensa y la crónica
señaló de manera lacónica: “Cuando la resignación se apoderaba de la
parcialidad celeste, Edson Zenteno, sobre los 44 minutos, tras recibir un
mal rechazo de la defensa cruceña, con remate cruzado convirtió el gol
de la victoria, provocando la algarabía en su hinchada”.

Pese a un par de traspiés de visitantes y con la figura de Silvio Dulcich


agigantándose, el Equipo del Pueblo empezó a dar muestras del cambio
impuesto por Baldi. Un partido memorable fue la victoria contra Oriente
Petrolero por 3-1, con penal convertido por Federico Bongioanni, una
pared entre Aquilino Villalba y Vladimir Castellón para que el paraguayo
introduzca el balón en el arco contrario y un remate furibundo de tiro
libro de Cacho Hurtado que rompió las manos del golero del equipo
cruceño. Pero vendría más: “A esas alturas Oriente estaba liquidado, pero
lo hubiera estado mucho más si Hurtado, desde más de media cancha,
con remate de izquierda hubiera convertido; sin embargo su disparo fue

130
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

estrellarse en el travesaño”. Esa era una de las virtudes de Julio César


Hurtado, la improvisación y la inventiva, también la pisada precisa y el
remate certero, lanzado un segundo antes que el resto de los jugadores,
sobre todo los rivales, imaginen el destino del balón. Otra virtud era la
picardía de barrio traducida en ubicuidad respecto a la trayectoria del
balón que terminaba bajo su posesión provocando que el rival siga su
camino buscando su sombra o que cometa falta por impotencia. No se
contabilizan las faltas recibidas por un jugador sino sus asistencias,
aquellos pases que desequilibran al enemigo y enrumban al gol a los
compañeros, pero si se trata de contar cuántos jugadores de equipos
contrarios recibieron tarjetas amarillas o rojas por culpa de Cacho Hurtado,
es seguro que la cantidad se acerca a más de la mitad de las sanciones de
los jugadores rivales. Y las asistencias más eficaces, junto con las
realizadas por Federico Bongioanni, fueron obra suya porque encontró
el lugar preciso para dominar los espacios y las distancias. El resto era
cuestión de talento, y este le sobró a este pequeño jugador de gran
presencia. Otro acierto táctico de Julio César Baldivieso fue la inclusión
de Oliver Fernández como cuarto volante con aptitud para jugar de
carrilero por derecha o por izquierda, dando respiro al cuadrado mágico
que se afilaba los botines: Bongioanni, Hurtado, Castellón y Villalba.

Septiembre, mes de Cochabamba, se tiñó de celeste en el clásico porque


un empate y una victoria ante Wilstermann definieron el camino a la
semifinal y dejaron fuera del campeonato al rival de siempre.

El primer clásico terminó igualado en un tanto y el resultado mantuvo a


los dos equipos en el tercer lugar. Villalba fue el goleador y Dulcich la
figura. El guardameta argentino tuvo una actuación descomunal en el

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EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

siguiente encuentro que terminó con victoria celeste por 1-0. La prensa
resaltó su desempeño perfecto, “Dulcich le da a Aurora el clásico
cochabambino”, y con ese resultado su equipo escaló al segundo lugar
en la tabla de posiciones. La tribuna empezó a corear en tributo a su
ídolo: “Olé, olé, olé, Dulcich, Dulcich”. Sin embargo, la solvencia en la
defensa de su portería con voladas espectaculares, reacciones
impensadas y achiques precisos no agotaba la galería de atributos del
gigante argentino. Sus pases perfectos permitían explotar los atributos
de Aquilino Villalba como pivote bajando los balones para cederlos,
debidamente amansados, a Vladimir Castellón que los esperaba con la
mirada clavada en el arco contrario. Saque de Silvio, pivotea Aquilino,
recibe Castellón y gol, el resto era la puesta en escena de los bailes de
rock and gol del joven goleador; esa jugada fue una de las fórmulas del
triunfo en innumerables partidos.

La crónica periodística de ese partido pone en evidencia la catadura del


futuro campeón: “El equipo celeste dio una muestra de gran actitud en el
campo de juego y defendió con uñas y dientes el resultado del encuentro,
ante un equipo aviador que presionó hasta el último minuto para empatar
el marcador, pero se encontró con una muralla en el frente: el portero
argentino Silvio Dulcich, quien se convirtió en la figura del clásico
cochabambino” (La Razón, 16 de septiembre 2008). Un diario local sería
más explícito: “Lo tiene de hijo”. “El triunfo permite al entrenador Julio
César Baldivieso extender a 13 partidos su invicto dirigiendo a los celestes
en el Capriles, asimismo, conservar la supremacía sobre los aviadores en
la presente temporada” (Los Tiempos, 16 de septiembre 2008).

El camino al título continuó con difíciles victorias frente a Real Mamoré


y Blooming extendiendo la racha de partidos sin derrota como local. La
crónica resalta que “los celestes apelaron a la tenacidad que los
caracteriza para someter a un rival que se plantó muy bien en el terreno
de juego y complicó en gran parte de la contienda a los anfitriones”. El
héroe de la jornada contra Blooming fue el capitán Edward Zenteno que,
con golpe de cabeza, inició el camino a la victoria que se consolidó con
un gol de Vladimir Castellón.

Una declaración de Julio César Baldivieso sacó a relucir otra faceta del
equipo: “Fue un partido complicado como lo habíamos pensado, pero

132
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

el ritmo que impone Aurora muchos no lo pueden aguantar, pero de


todas formas todo esto es mérito de los jugadores. Nosotros solamente
indicamos el camino correcto y creo que no nos hemos equivocado…
yo creo que Dios mediante y la ayuda de la Virgencita vamos a estar en
la siguiente fase”. A partir de este partido, la virgen de Urkupiña ocuparía
un lugar especial en los ritos del grupo y acompañó al equipo durante
los encuentros venideros.

Una circunstancial derrota contra Oriente Petrolero por la leve diferencia


no cambió el rumbo de los acontecimientos. Otra visita a Santa Cruz,
esta vez a Montero, definió la clasificación con una goleada memorable
a Guabirá. Corrían los primeros días de octubre y “Aurora labró su
victoria con la solvencia en la defensa, experiencia en el mediocampo y
efectividad en el ataque”. Ni más ni menos. Un tiro libre de Federico
Bongioanni, un potente cabezazo de Germán Leonforte, un “sombrerito”
de Vladimir Castellón, un misil de Iván Huayhuata y un toque sutil de
Hurtado sellaron una espectacular victoria desatando la algarabía de los
escasos hinchas que acompañaron al equipo hasta esa ciudad oriental.
“Todo se lo debemos a la mística, entrega y sobre todo el talento que
los jugadores demostraron” fue la conclusión de “el Emperador”, con la
cabeza puesta en la estrategia a desplegar en las semifinales. El rival era
Real Potosí, equipo de casaca morada y voluntad de hierro.

133
EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

UN ARQUERO MÁS GRANDE QUE EL CERRO RICO

Una descollante actuación de Silvio Dulcich definió el partido en un


empate como visitante en el primer partido de la semifinal. La prensa
potosina destacaba: “Olé, olé, olé, Dulcich, Dulcich... cantaron los
aproximadamente 700 hinchas auroristas, muchos de ellos con las poleras
celestes al viento y los torsos al descubierto, quienes ovacionaron al
héroe, que evitó el festejo de los seguidores potosinos”. El partido
empezó como todos los encuentros en el estadio Víctor Agustín Ugarte
de la Villa Imperial, con el equipo local atacando como una tromba
impulsada por los petardos de su hinchada. A los cinco minutos se puso
en ventaja con un gol de Gonzalo Galindo y cuando parecía avizorarse
una goleada surgió la figura gigante de Dulcich que congeló todos los
intentos del equipo potosino con el aditamento de la espectacularidad
de sus atajadas. En el segundo tiempo, Julio César Baldivieso movió las
piezas de su equipo y reforzó el ataque con el ingreso de Aquilino
Villalba. Los frutos se dieron prontamente cuando Vladimir Castellón
marcó el empate con un remate cruzado. La media hora restante fue
insuficiente para la reacción del equipo local. Una crónica periodística,
con toque literario, definió ese tramo del partido: “Real buscó revertir la
historia, pero se encontró con la muralla argentina”.

134
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

Aurora había sorteado un obstáculo y, como acontecía en los últimos


partidos, los jugadores rezaron ante la imagen de la virgen de Urkupiña,
que brillaba bajo la luz de 22 velas encendidas.

Una misa en el santuario de Urkupiña inició otro día decisivo, devoción


que fue respondida con la presencia masiva de los fieles seguidores que
abarrotaron el estadio con 25.000 almas sedientas de victoria ante Real
Potosí en la noche del 23 de octubre. Esa sed fue saciada a los diez
minutos de iniciado el encuentro cuando Germán Leonforte con golpe
de cabeza culminó en las redes un excelente pase de Federico
Bongioanni. Si el mediocampista argentino inició la jugada del primer
gol, el segundo tanto sería obra suya, una genialidad que comenzó con
pase de taquito de Vladimir Castellón, ingreso del volante argentino al
área por el lado derecho en una diagonal que fue cerrando la posibilidad
de un remate franco al arco, pero Bongioanni sacó un conejo de la galera
y puso el balón entre el poste y el arquero con un comba sutil que lamió
el palo y acarició las redes. Dos a cero. El diario Los Tiempos resaltó
que este paso a la final “marcó otro hecho sin precedentes en la historia
del Equipo del Pueblo, que de estar atormentado por el descenso de
categoría, se colocó en el umbral de conquistar su primera estrella en el
balompié profesional boliviano”, en realidad en la Liga, porque el
reportero olvida o quiere borrar la conquista de 1963. Otro cuadro celeste
estaba al frente para definir el título, Blooming, y era el favorito.

135
EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

UN SUEÑO QUE PUEDE HACERSE REALIDAD


Martín Sotelo
Han trascurrido 44 años desde que el club de mis amores, mi querido
Aurora, de la mano de José Issa, Rómulo Terrazas, Héctor Vargas, Jorge
Claros, Jaime Herbas, René Orozco, Jaime Cornejo, Arturo Villarroel, José
Luis Balderrama, Carlos y César Loma, Ramiro Arteaga, Raúl Unzueta, Tuco
Quiroga, Jorge Morales, Jorge Villalobos, Orlando Canedo, Orlando
Guzmán y Oscar Gutiérrez, se consagró campeón nacional del Fútbol
Boliviano.
Desde aquella ferviente e inolvidable conquista, en que mis retinas no
tuvieron la dicha de ver el despliegue de esos 22 superdotados del fútbol,
he acompañado la participación de nuestro AURORA, primero en los
torneos organizados por la Asociación de Fútbol Cochabamba, donde mi
amado club fue permanente y continuo animador, candidato siempre a
obtener títulos departamentales y nacionales, habiendo paseado su fútbol
figuras de invalorable talento como los hermanos Ferrel, los Quiroga, el
querido don Patato Méndez, nuestro inolvidable Mario Pariente, Jorge
Escalera, nuestro Daniel Soriano, Palillo Foronda, Jaime Herbas, Mario
Fernández, Wilge Torrico, Tomy Porro, Jaime Olivera, Roger Pérez, Oscar
Pérez, entre tantos otros sin olvidar y recordando con profunda nostalgia
y cariño a mis queridos morochos Miguelito, Carliños, Batista, Piao,
Barrote, Monga, Vantuil, Vanderlei, Da Silva, Moscatelli, con quienes
aprendimos a emular el jogo bonito brasileño y bailar batucada, a ellos
sumar el talento y esfuerzo desinteresado de nuestro Pato Coronado, Napo
Tórrez, Mauricio Soria, Alex Andreu, Tilico Vera, Óscar Villegas, y por
supuesto nuestro Omar Delgadillo, amante del fútbol que al consagrar su
sueño de despedirse de las canchas en el club de sus amores, su Aurora,
Dios se lo llevó al cielo justo minutos antes de disputar un clásico
cochabambino con la camiseta puesta en pleno camarín, en medio de la
tristeza y congoja de todos quienes nos encontrábamos acompañando al
equipo para enfrentar al acérrimo pero siempre noble y digno rival.
A partir del retorno a la Liga Profesional del Fútbol Boliviano mi querido
Aurora vivió momentos de mucha alegría al haber sido partícipe inclusive
de la Copa Sudamericana pero también de profunda tristeza al estar
comprometido el último año con el descenso indirecto y hasta la séptima
fecha del torneo actual con riesgo inminente de descender, hasta que
apareció con el respaldo de José Luis Montaño a riesgo propio, la mano
mágica del emperador , nuestro Julio César Baldivieso, quien supo
transmitir generosamente sus conocimientos, comprender el sentimiento
de todos y cada uno de los jugadores, ubicarlos en las posiciones

136
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

adecuadas y de mejor rendimiento, elevarles la autoestima, dotarles de


nueva mística y compromiso con el equipo, y sobre todo convencerlos de
que tanto individual como colectivamente no eran menos que nadie, por
el contrario superior a todos, y por tanto estaban en la plenitud de sus
capacidades físicas, técnicas y psicológicas para enfrentar a cualquier rival
y tener la posibilidad cierta de consagrarse campeones, hecho sin paragón
en la historia del fútbol boliviano, ya que de estar acechado por el
descenso de categoría, pasó a ser firme candidato al titulo nacional,
encontrándose 17 fechas invicto en Cochabamba, con 1.530 minutos sin
perder.
El actual Aurora, que pasará a la historia y vivirá por siempre en el
sentimiento y corazón de los auroristas cualquiera sea el resultado, pero
mejor si es sumando su segunda estrella en su camiseta, se encuentra
conformado por 22 valientes y valerosos ídolos de grandes y chicos,
nuestros futbolistas de estimables condiciones que entre los nacionales,
muchos de ellos merecen vestir la casaca nacional.
Decirles a todos ellos misión cumplida, gracias dignos jugadores del
Equipo del Pueblo por habernos permitido vivir tantas alegrías producto
de sus éxitos y haber sido leales, respetuosos y consecuentes en las
tristezas, que pase lo que pase, la gratitud de los hinchas, dirigentes y de
quienes amamos a éste nuestro querido club serán eternas y pervivirán en
el tiempo y en nuestros corazones por siempre.
No se puede dejar pasar la oportunidad para ponderar el invalorable aporte
efectuado por don José Luis Montaño Rico, filántropo del fútbol y artífice
fundamental de nuestro orgullo institucional al tener el mejor complejo del
país y de nuestro éxito deportivo al haber llegado hasta la instancia final
del torneo, a Fernando Gamboa, Daniel Soriano, Totoño Pavisic, Enrique
Quiroga, Ruddy Rivera, Carlos Jordán, los incondicionales y desprendidos
dirigentes que nos asistieron en los momentos más difíciles a los dirigentes
del pasado que desde el cielo nos iluminan, a nuestros: Walter Ferrel,
Daniel Milikowski, Wladimir Kheck, Alberto Alem, Salvador Asbún, Juan
Iriarte, Darko Franulic, a mi papá Guillermo Sotelo y por supuesto a Jaime
Cavero decirles con cariño y gratitud que aun al haber perecido en su
intento de consagrar a su Aurora Campeón la historia hoy los premia al
ver después de muchas generaciones la posibilidad cierta de un título
nacional, estoy convencido que todos ellos, nuestros muertos junto a Dios
y la Virgen sabrán con certeza recompensar desde el cielo al grupo de
dirigentes y a sus familias que hicieron los mayores esfuerzos para
encumbrar al club Aurora en el sitial que hoy ocupa y regalarán desde el
cielo una abundante prosperidad a todos los hinchas.
Publicado en Los Tiempos, 19 de octubre 2008

137
EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

FINAL FELIZ

El primer partido de la final se jugó en Santa Cruz, y el cerrojo defensivo


de Aurora se desplomó ante un par de jugadas con balón parado que
terminaron en cabezazos letales que vencieron la resistencia de Dulcich.
Una molestia muscular impidió la presencia de Vladimir Castellón y la
prudencia aconsejó cuidar a Federico Bongioanni, ante estas circunstancias
el equipo jugó más retrasado, con un solitario Aquilino Villalba en el frente
de ataque y sin volante por derecha que alimente sus incursiones al área.
El coraje de Edward Zenteno no fue suficiente para aguantar la presión de
Blooming. No obstante, el 2-0 en contra sería una anécdota.

El jueves 30 de octubre la revancha fue una fiesta en el estadio Capriles.


Victoria “con coraje, fuerza física y eficacia” reseñó la prensa, olvidando
mencionar la calidad del juego esbozado en la cancha. El Equipo del
Pueblo venció a Blooming por tres goles a cero y forzó un tercer partido
para dirimir el título de campeón. Una falta contra Aquilino Villalba fue
sancionada con penal y convertida en gol con derroche de técnica por
Federico Bongioanni. Corrían veinte minutos del segundo tiempo y el
esquema de Blooming se vino abajo. Quince minutos después, Federico
Bongioanni y Cacho Hurtado desarmaron la defensa contraria y abrieron
un callejón por donde ingresó Ivan Huayhuata para culminar la
triangulación con el balón anidado en las redes. La tribuna rugía “sin
llorar, sin llorar” ante los reclamos constantes de los jugadores rivales
hasta que el silencio se apoderó un segundo del estadio cuando Iván
Huayhuata enfiló con pelota dominada en diagonal y antes de pisar el
área grande sacó un fulminante remate que se clavó en el ángulo
derecho del portero. El silencio duró lo que dura un eterno segundo
antes del estallido y lo que tarda en recorrer la pelota y las gargantas en
encenderse con el grito de gol. Broche de oro en las postrimerías del
partido mientras la hinchada entonaba la cueca: “Grita la hinchada, grita
la hinchada, viva el Aurora”. Sucre sería el lugar de las definiciones, la
ciudad blanca, el cielo celeste.

138
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

1.620
Fernando Mayorga
A las tres de la tarde del miércoles tomé una decisión. Por primera vez iba a
ponerme la camiseta celeste de mi equipo, “el equipo del pueblo”, mi Aurora.
Nunca antes lo había hecho por eso que llaman superstición, cábala o maleficio.
Esta vez, me dije diciendo, nada de temores ni sospechas de conspiración
astrológica porque también “tenemos que vencer a la maldita mala suerte”. Tons,
me puse la casaca oficial lleno de orgullo y qué diablos. Empero, por si acaso,
repetí los zapatos de siempre y la chamarra café de corderoy, con caja de cigarros
en el bolsillo derecho y radio a pilas en el izquierdo, vestimenta de faena
dominguera. Algo similar hizo el Joaco cuando decidió prestar su bandera de la
campaña del 2002, tan suya, para que sea ondeada en la tribuna por otras manos.
No la había sacado del baúl de los sueños rotos durante toda la temporada y dudó
en tomar la decisión pero qué diablos, dijo también con la mirada. Y ni hablar del
Marquito, el más hincha y el menos veterano de todos nosotros —aunque ya
testigo de cien batallas perdidas—, que se puso una camiseta blanca alternativa
pero no pantalón, pese al frío, porque todos los domingos asistió al Félix Capriles
vestido de jugador dispuesto a pisar el césped si era convocado por Baldivieso.
Sueños de niño, tan reales como nuestros deseos de sumergirnos en la hinchada
de la tribuna popular cuando un partido se juega bajo la mirada de la luna. Noche
galáctica como ninguna porque había que vencer a Blooming para buscar el título
de campeón en Sucre y terminar el certamen con 1.620 minutos invictos como
locales. Camino al estadio pensé en entonar el himno que escribió Joaquín Sabina
para su querido y sufrido Atlético de Madrid con un lamento casi tanguero: “qué
manera de aguantar, qué manera de crecer, qué manera de sentir, qué manera de
soñar, qué manera de aprender, qué manera de sufrir, qué manera de vencer, qué
manera de vivir”. Sin embargo, preferí silbar una canción de Fito Páez, dedicada
a Maradona, más apropiada para las circunstancias: “Y dale alegría, alegría a mi
corazón, es lo único que te pido al menos hoy. Y dale alegría, alegría a mi corazón,
afuera se irán las penas y el dolor”. Al fin y al cabo, el gran Diego se puso la
camiseta diez de Aurora en una visita a la escuela de fútbol envuelto en humo e
incienso hace un par de años.
Esa camiseta número diez que usó el Emperador antes de sentarse en el banquillo
para mostrar su estirpe de DT con la misma calidad que derrochó talento en la
cancha. Porque más allá de las cábalas y de los ritos, esta campaña tiene un
responsable y es Julio César Baldivieso. Su sapiencia y su claridad discursiva, tan
certera como esos pases de treinta metros que desbarataban defensas e invitaban
goles, más su apuesta a la juventud y al semillero local son la impronta de un estilo
que merece una alabanza cercana a la idolatría. Como aquella que le rendimos a
Baldi la noche del 3-0 desde el corazón de la tribuna popular, aquel lugar poblado
de hinchas de verdad con quienes nos mezclamos para brincar y cantar antes y
después de gritar los goles como si en el mundo no hubiera nada más.
Así que adiós a los maleficios y a las cábalas, pienso, mientras lanzo una moneda
al aire para decidir si debemos viajar o no a Sucre para dar la vuelta olímpica.
Publicado en La Razón, 31 de octubre 2008

139
EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

JUGADORES A TODO TERRENO


“Vamos a Sucre a buscar el título, sabiendo que será una final difícil,
complicada, pero mis jugadores son a todo terreno”, resumió el estratega
valluno anticipándose a lo que será el partido en el estadio Patria. En medio
de tanta algarabía y con la voz embromada de tanto gritar, Julio César
Baldivieso, técnico de Aurora, apenas logró resaltar el valor guerrero de sus
dirigidos, calificándolos como “jugadores a todo terreno”, y luego se entregó
al festejo con su hinchada que deliraba. Baldi al parecer presentía que Aurora,
aún con el cielo que amenazaba lluvia, debía lucir impecable, más que nunca
en el firmamento cochabambino. Y lo hizo. “No es la primera vez que juega
bien, siempre lo hizo”, dijo el estratega refiriéndose al autor de dos tantos.
Iván Huayhuata. Pero para no pecar de injusto, tal como lo manda su temple,
Julio César echó rosas a sus dirigidos diciendo: “es obra de los jugadores y lo
que han hecho no tiene precio”. Los jugadores “a todo terreno” ahora van por
la consagración, porque “merced a la mística y hambre de gloria que poseen
los dirigidos por Baldi, trasportaron a Aurora a liquidar a su rival y a extender
su invicto de local a 18 partidos”.
“Increíble, esto es un sueño, un delirio”, gritaba un aurorista resumiendo el
sentimiento de los cerca de 30 mil hinchas que gritaban a una sola voz la gran
victoria celeste (Los Tiempos, 30 de octubre 2008).

140
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

¡SÍ, SE PUDO!

Una torrencial lluvia inauguró la tarde y el cielo se alumbró un minuto


antes de que se abran las puertas del estadio Patria en Sucre. El cielo
estaba gris cuando empezó el partido, la lluvia había espantado a los
hinchas locales, solamente los seguidores acérrimos del fútbol y los
hinchas celestes de cada bando recibían el baño de agua como una
bendición porque estaba en juego la obtención del campeonato y había
que celebrarlo con el alma transparente. Doce mil hinchas poblaron las
tribunas, la mayoría eran seguidores de Aurora. Los once jugadores a
todo terreno en esa tarde lluviosa fueron Silvio Dulcich, José Ayala,
Edward Zenteno, Germán Leonforte, Rubén Felipe, Aldo Gutiérrez, Juan
Carlos Sánchez, Federico Bongioanni, Julio César Hurtado, Vladimir
Castellón y Aquilino Villalba.

El primer tiempo concluyó con ventaja para Blooming por dos goles a
uno, remontando el marcador que había sido inaugurado con un potente
cabezazo de Aquilino Villalba a los ocho minutos. La lluvia no era
propicia para el despliegue del toque aurorista y la respuesta debía ser
con fuerza y coraje, así llegó el empate por obra de Aquilino Villalba. El
título iba a decidirse desde las doce yardas en una secuencia infartante:

Bongioanni repite su toque maestro.


Dulcich contiene el remate de Vieira.
Gutiérrez falla en su intento.
Rivero hace temblar el travesaño.
Hurtado no duda ni un segundo.
Vaca tampoco.
Dulcich, como goleador, levanta las redes.
Saucedo rompe las mallas.
Cae el granizo con más fuerza, el frío no existe, se va a definir el partido.
Aquilino sentencia la lid con tiro rasante. Campeones!

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EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

En el balance final del partido que es una evaluación del campeonato


queda la constancia de la figura: “todo el equipo” que “Tras levantarse
de las cenizas y estar peleando por el descenso de categoría se coronó
como el mejor del torneo Clausura”.

“EL MÉRITO ES DE LOS JUGADORES”


JULIO CÉSAR BALDIVIESO.
“Baldi” como en todos los encuentros ingresó calmado
a la cancha vestido con un traje deportivo y pese a la
torrencial lluvia que cayó ayer en el estadio Patria de
Sucre, no usó paraguas y sufrió las inclemencias del
tiempo al igual que sus jugadores, a quienes
acompañó en cada una de las jugadas que realizaban.
Gritaba cuando algunos se equivocaban, pero sobre
todo dirigía para que se tranquilicen y puedan superar
el 2-1 con el que finalizó el primer tiempo.
Pese a las constantes equivocaciones del árbitro paceño Marcelo Ortubé,
Baldivieso no reclamaba sus fallas, donde claramente el juez del partido dejaba
pasar las faltas que cometían a los jugadores de Aurora. Pero la charla que les
dio en el entretiempo, ciertamente caló hondo en los jugadores que salieron
a buscar el empate y el título. Celebró el gol de Aquilino Villalba que le daba
la posibilidad de ir a la tanda de penales. En el último gol penal -de Villalba-
Julio César lo esperó arrodillado cerca del gramado del estadio y celebró con
todos sus colaboradores y jugadores cuando fue convertido.

142
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

CELESTE
Joaquin Mayorga Garrido Cortés
Nací cuando los celestes jugaban en la segunda división. Nunca pregunté
“Papi, ¿por qué somos auroristas?”. Pero sí porqué el tanque paraguayo del
equipo del 96 no jugaba en su selección o porqué, si había más gente en la
cancha que en la tribuna, esta vez no bajábamos a dar la vuelta olímpica por
la obtención del torneo de la ciudad. Supongo que ya intuía que ese fanatismo
no era racional, que no valía la pena buscarle una explicación. Como Joaquín
Sabina le dedicó a su Atlético de Madrid: “Aquí me pongo a contar / motivos
de un sentimiento / que no se puede explicar. Y eso que no soy el tipo / de
hincha que rompe piernas / por defender a su equipo”.
El victimismo es frecuente en estos lares. Los artículos firmados por ejemplares
hinchas en los suplementos deportivos celebraban el advenimiento del fin de
“45 años de sufrimiento”. Quienes hemos compartido con la barra brava que
grita “que venga el equipo” y se trepa a las barandas cada vez que el Aurora
gana, o empata sobre la hora, o se salva del descenso como el año pasado,
somos más ilusos. Conformistas, quizás. Rebeldes, sí.
Viajé para ver la final. Aurora ya era el campeón moral. En el infame bus
habilitado por el exceso de demanda por boletos, algunos hinchas dormían
en los pasillos y otros se amontonaban en la cabina del chofer. A mi lado se
sentaba don Rolando, de ascendencia aurorista. Me dijo había viajado en 2002,
año del ascenso, a Sucre para ver el partido de ida de la final de la Copa Simón
Bolívar. Y que Dulcic había debutado, imbatido, en el estadio Patria.
Cuestiones de cábala o no, nunca estuve tan seguro de festejar el título como
en ese momento. “Pasión controlada”, rezaba un póster que circuló antes de
la final perdida para ascender el 2000. Quizás porque la hinchada festejó
apenas las victorias previas o no imitaba la paradójica costumbre wilstermanista
de apoyar mediante recriminaciones. El lunes por la mañana en la plaza central
de Sucre, el color de las banderas y los sombreros, el ruido de los bombos y
las bocinas, sugerían que los auroristas estaban desatados… pero
ensimismados en su euforia. Los insultos de blooministas no alentaron
enfrentamientos. Nadie los buscaba.
Festejamos con el Benjo el gol definitivo del ascenso en los pasillos del
Capriles tras una fracasada travesía al baño. No pensábamos despegarnos de
otra final. Villalba marcó el último penal y corrimos a las barandas de la tribuna
popular a ovacionar al equipo. Caía una granizada de antología. La
conspiración meteorológica no arruinó el festejo. De hecho, ahuyentó a los
policías. Los hinchas más atléticos y/o fanáticos pudieron, no sin lesionarse,
cruzar la fosa que separa las tribunas de la cancha cuando los jugadores
corrieron a recibir la copa. Lo importante era perseguir a los héroes y sentir la
intensidad de una vuelta que fue tan surreal como la habíamos imaginado y
que hace dos meses se veía tan lejana como hace 45 años.
Publicado en La Ramona, Número 185, 9 de noviembre 2008.

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EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

Campaña de Aurora Campeón Torneo Clausura 2008

Partidos como local


3 /08/ Aurora 1 Guabirá 0
23/08/ Aurora 3 Oriente 1
15/09/ Aurora 1 Wilstermann 0
21/09/Aurora 2 Real Mamoré 1
28/09/ Aurora 2 Blooming 0
Semifinales
22/10/Aurora 2 Real Potosí 0
Final
29/10/ Aurora 3 Blooming 0
Partidos como visitante
08/08/ Blooming 2 Aurora 1
17/08/ Real Mamoré 2 Aurora 1
31/08/ Wilstermann 1 Aurora 1
25/09/ Oriente 1 Aurora 0
01/10/ Guabirá 2 Aurora 5
Semifinales
19/10/ Real Potosí 1 Aurora 1
Final
26/10/ Blooming 2 Aurora 0
Tercer partido final disputado en Sucre
03/11/ Aurora 2 Blooming 2

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GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

AVE FENIX
César Soto Santiesteban
Al Max, socio nro. 41 del Aurora
Si veinte años no es nada, cuarenta y cinco sí se sienten, sobre todo
cuando uno se aferra a los recuerdos que fluyen de la voz de mi viejo
amigo y padre Max, para vivir vicariamente aquellos años cuando el
Aurora era protagonista del fútbol departamental y boliviano.
Y se dio como se dan las cosas a veces, casi imperceptiblemente
volvimos de nuevo a la Liga y a las penurias, equipo border-line,
sometiéndonos a los sufrimientos de pelear el descenso cada año,
cambiando técnicos y equipos enteros, que hacía titánica tarea, a la
Funes, recordarse el nombre de los jugadores. Difícil construir entonces
un imaginario futbolero, donde uno recita de memoria las alineaciones
y va tejiendo icónicamente la disposición del campo de juego, el
movimiento de los jugadores, las fintas y las jugadas.
Eppur….de la mano diestra de Baldi se comenzó a armar desde abajo
una estructura de huevos, corazón y de talento, para creer de nuevo y
sacar un conejo de la galera, en un ritmo parejito que nos llevó a sumar
y sumar y llegar donde parecía imposible: la Aurora, el jac’ha uru para
nuestros tenaces corazones que soportaron décadas sin conocer algo
semejante a la gloria.
A la Stevenson, la nave partió hacia la Escondida, superando todos los
vendavales, forjando una médula espinal de ética y épica, porque
solamente podíamos ganar de esa forma, a la manera agonista, y
aumentar al torrente del cielo nuestras lágrimas y nuestro sollozo de
hinchas, por fin felices.
Publicado en La Ramona, Número 185, Cochabamba, 9 de noviembre
2008

145
EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

FESTEJAN EN CASA

El festejo fue reseñado por la prensa local: “Al ritmo del tradicional ¡dale
campeón, dale campeón! los forjadores de la conquista del primer título en
el fútbol liguero para Aurora fueron acogidos por sus parciales en medio
de una ensordecedora ovación y una inflexible lluvia de petardos, que
matizaron la fiesta que se armó en esta ciudad para agasajar a los
“gladiadores” de Julio César Baldivieso. La delegación de Aurora llevaba
consigo la imagen de la Virgen de Urkupiña, de quien son devotos los
integrantes del cuadro valluno. Las guirnaldas que se colgaron los
protagonistas de la épica conquista marcó el inicio de la celebración del
Equipo del Pueblo en casa propia. Posteriormente la comuna de Cercado
se sumó al festejo distinguiéndoles en la terminal aérea con la presencia de
la cuantiosa hinchada que llegó desde muy temprano hacia ese sector a fin
de aclamar a sus ídolos. Tras esa primera emoción, los campeones,
acompañados de una extensa caravana de hinchas, se embarcaron en el bus
descapotable para dirigirse hasta la Plaza de Armas de esta ciudad, donde
los aguardaba un número considerable de sus parciales”.

146
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

EL EQUIPO DEL PUEBLO ES EL EQUIPO DE DIOS


Alberto Lizárraga
El presente artículo además de estar destinado a brindar un tributo a mi
potente Aurora por el título logrado en los pasados días en la ciudad de
Sucre, pretende justificar el por qué del título del artículo (y claro del
campeonato) basado en el silogismo (razonamiento) y la lógica
matemática.
Para ello partiremos señalando que “La voz del pueblo es la voz de Dios” es
una frase escrita por Hesiodo, un célebre poeta
griego nacido hacia la segunda mitad de siglo VII adC y rival en
certámenes poéticos de Homero otro clásico poeta griego, a quien Hesiodo
le logró vencer. Por su parte “Aurora es el equipo del pueblo”, es otra frase
bastante conocida entre los seguidores del deporte más popular del
mundo, que hace referencia al último Campeón Boliviano de fútbol, y que
es oriundo de la ciudad de Cochabamba.
Las opiniones sobre la veracidad o falsedad de la primera proposición son
bastante divididas Muchos lo aceptan como una verdad absoluta
especialmente en los círculos políticos durante los procesos eleccionarios
y/o de referéndums para avalar sus resultados, más cuando estos les han
sido favorables a sus intereses. Entre sus detractores algunos se plantean
el ejemplo cuando Pilatos preguntó al pueblo si Jesús era culpable o no,
y el pueblo lo condenó al patíbulo que había sido destinado al bandido
Barrabás. ¿Esa fue la voz de Dios? Cuestionan. Sin embargo, en los mismos
actos de Jesús y en su posterior desenlace parece reconocerse que en la
voz del pueblo estuvo la voz de Dios ya que estando en el Getsemani y
puesto de rodillas oró diciendo “Padre si es posible haz pasar esta copa
de mi, pero hágase tu voluntad y no la mía. (San Lucas 22.42)” y se hizo
su voluntad, tal como lo había determinado el pueblo. Como se puede ver
con estos dos ejemplos, esta proposición asume ambos valores de verdad.
En cambio, la segunda proposición no merece ninguna discusión acerca
de su verdad ya que nadie puede poner en duda de que el Aurora es el
equipo del pueblo.
Ahora bien, en el álgebra proposicional la negación, la conjunción y la
disyunción son las operaciones básicas para fabricar nuevas proposiciones
a partir de unas proposiciones dadas, pero estos no son los únicos
conectivos lógicos, existe otros como aquel conectivo lógico llamado

147
EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

implicación. De esta manera, si “p” y “q” son dos proposiciones, donde a


“p” se llama antecedente y a “q” se lo llama consecuente definiremos el
condicional de “p” a “q” a la proposición simbolizada con p => q, que se
lee “p implica q” (también se lee “si p entonces q”) Luego, la tabla de
verdad nos dice que la implicación de “p” a “q” es falsa únicamente en el
caso de que el antecedente “p” sea verdadero y el consecuente “q” sea
falso. En todos los demás casos la implicación es verdadera.
Si a manera de ejercicio hacemos que “p” es la proposición “La voz del
pueblo es la voz de Dios” y “q” es la proposición “Aurora es el equipo del
pueblo”, la nueva proposición resultante es “El equipo del pueblo es el
equipo de Dios”.

Sometiendo a las tablas de verdad encontramos que:

De donde se concluye que el título del artículo es correcto. Y así como


Dios no dejó pasar la copa para Jesús, tampoco dejó pasar la copa para el
Aurora en este 2008. De la misma manera, así como el cielo se cayó en el
monte de Gólgota cuando Jesús pasó a la gloria, lo mismo ocurrió en
Sucre, en el morro de Surapata, en el mismo instante en que el Aurora se
coronó campeón.
Finalmente, a todos los hinchas del equipo celeste les deseo ¡Saluddd….!
con Aurora, que es una bebida cochabambina según la definición del
diccionario Larousse y buen provecho tras la degustación de un picante
cocinado con gallinas recién peladas por Aquilino Villalba tal como reza
un cartel en la cálida Santa Cruz.
Publicado en Ciudadanía, número 10, noviembre 2009

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GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

DEL INFIERNO A LA GLORIA ¡CAMPEONES!


Fernando Mayorga
Podría escribir mil versos y una historia épica, pero no me sale espuma. Piso el
balón y oteo el recorrido del equipo con sus 1.710 minutos a cuestas como invicto
de local para encontrar pautas explicativas que no sean las consabidas
invocaciones a la garra y la convicción. O eso que ahora llaman actitud y entre
“nos” es “ñeque”. Y pienso en algunas claves que van más allá del “dibujo
táctico”, como le gusta decir a Oscar Galdo, el mejor cronista de esta gesta celeste.
Me quedo con tres claves porque ya entramos a jugar los descuentos en estas
páginas. Primera: la portentosa seguridad que transmite Dulcich provoca que
sus compañeros jueguen mirando el arco contrario sin preocuparse del ataque
rival. Es el principio de una actitud ofensiva que se alimenta de sus pases
precisos para que Aquilino la baje de cabeza, la duerma con el pecho o la
peine hacia el punto penal donde Castellón encara sus diagonales con bisturí.
Segunda: el desequilibrio, la diferencia, el sobresalto es tarea de Cacho
Hurtado, mi jugador favorito por picardía, velocidad mental e inspiración. Es
como Bruno Conti, “ala tornante” de Italia campeón en España 82, capaz de
desfazer entuertos con gambeta corta y disparar un misil desde media cancha
para delirio de la tribuna. Tercera: el gran Julio César y su capacidad de
liderazgo dentro y fuera de la cancha, aunada con una lectura precisa de los
partidos y esa sobriedad de los que saben y mandan. Tan certero en el discurso
como en el trato al balón. Tan seguro como Kagemusha, el general samurai
de la película de Akira Kurosawa, “La sombra del guerrero”, que sabía esperar
el momento oportuno para entrar en combate y vencer. Así condujo al equipo
para entrar a la Historia con paso de vencedor.
Quedo en deuda con los demás jugadores pero la pagaré cada domingo con
mi aplauso y en una que otra página venidera. Sin embargo, no me olvido de
Elio, el símbolo del Aurora, la otra tarde su mirada sin llanto era más fuerte
que el canto de miles entonando “dale campeón, dale campeón”. Él “nos”
convocó siempre, él “nos” sintetiza.
Publicado en La Razón, 17 de noviembre 2008.

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EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

AURORA Y LA CUESTIÓN NACIONAL


Ricardo Paz
La semana pasada ocurrieron dos hechos mágicos e improbables: Aurora, el equipo
del pueblo cochabambino, se clasificó para jugar la final del campeonato de la
Liga Profesional del Fútbol Boliviano y los representantes de las fuerzas políticas
parlamentarias lograron un acuerdo sobre el contenido de la propuesta de
Constitución Política del Estado que se someterá a Referéndum Constitucional de
salida en enero del próximo año.
Aurora venía de disputar muchos años el descenso de la Liga a la Asociación
cochabambina, lugar donde estuvo mucho tiempo después de haber sido una de
las glorias del balompié nacional y, sin duda, uno de los equipos con mayor
hinchada leal y fervorosa. Este mismo año, durante el primer semestre, nada
parecía indicar que las cosas cambiarían y los hinchas estaban resignados a
terminar el campeonato con el Jesús en la boca y rogando no descender de
categoría. Entonces apareció Julio César Baldivieso, ese caudillo indomable que
paseó su coraje por La Paz, Guayaquil, Medio Oriente y decenas de canchas por
el mundo, para decir que la historia puede cambiar en base a empeño, disciplina
y espíritu de cuerpo. Con los mismos jugadores, pero transformados en
gladiadores, logró lo impensado y hoy está en la final.
Los políticos con representación parlamentaria, por su lado, echaron por la borda
todos los pronósticos (entre ellos el mío) que auguraban que el diálogo establecido
en la Vicepresidencia iba a ser otro sainete sin más resultados que el show mediático
y la consecuente frustración popular. Lograron en dos semanas lo que la Asamblea
Constituyente, por acción de los extremos inclementes, no pudo en más de dieciocho
meses de sesiones estériles. Llegaron a un acuerdo, a una especie de “consenso a la
boliviana”, es decir un resultado que dejó a todos inconformes, pero al mismo tiempo
y de forma paradójica, satisfechos por el hecho en si mismo de la concertación.
Se realizaron importantes modificaciones a todo el texto constitucional, sobre todo
en el capítulo referido a las autonomías y también se lograron mediatizar varias
de las improntas autoritarias que contenía el engendro aprobado en la ciudad de
Oruro. Para ello tuvieron que pisotear el cadáver insepulto de la Asamblea
Constituyente con una “Ley interpretativa” que le dio atribuciones constituyentes
al Congreso Nacional poniendo de cabeza toda la teoría constitucional comparada
Mantuvieron sin embargo el novísimo régimen de “apartheid criollo”, que de un
plumazo ha trocado a la Nación boliviana que nos heredaron nuestros mayores,
por un llamado “Estado plurinacional” de treinta y seis nacioncitas, algunas de
ellas de menos de mil habitantes. Si la Constitución se aprueba el próximo año,
dejaremos de ser un Estado Nacional para reconfigurarnos en un esquema que no
hemos debatido suficientemente y que la mayoría de las bolivianas y bolivianos
no sospechan en sus derivaciones perversas.
Pero después de lo de Aurora, nunca más dejaré que el pesimismo se apodere de
mi… al final de cuentas los sentimientos y las pasiones, tan constitutivas de la
Nación como el territorio, el origen o el destino, son mucho más fuertes que las
circunstancias y las “coyunturas”. Eso aprendí hace tiempo con mi amigo aurorista
Fernando Mayorga y ahora, felizmente, lo he vuelto a confirmar.
Publicado en La Razón, 18 de noviembre 2008.

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GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

MARADONA A LA COCHABAMBINA
Cecilia Lanza Lobo
Diego Armando Maradona me cae gordo. Mejor dicho, la imagen de Maradona.
Porque en todo caso, considerando sus orígenes de “cabecita negra” en los
suburbios bonaerenses de Villa Fiorito, sería más bien de los míos. Lo que me
revienta más bien es esa tendencia idolatrera argentina que desde Eva Perón, Susana
Giménez, el Potro Rodrigo o Luciana Salazar posa el fardo de sus complejos de
tercer mundo —a pesar de sí mismos— y de sus delirios de parentesco divino, en
las narices de Charly García o Diego Maradona, endiosándolos. Y ellos, claro,
argentinos poseedores de sus propias idolatrías, se lo creen (¿existía alguien, o algo,
o vida, antes de Maradona?). Y la idolatría fundada al amparo mediático parece ser
la droga inicial. Luego vendrá ese orgasmo millonario en piscina de ron donde el
ídolo se desplaza a mil por hora entre el sexo, las drogas, la gula y el alcohol. Flash.
Tanto flash, tanto exceso, que un día de esos el cuerpo, cansado de sostenerse en
el altar de los fetichismos mediáticos, se baja y va a hacer pis. Había sido mortal.
Este mismo momento el Aurora se juega la vida y entonces pienso en Julio César
Baldivieso. Esa versión propia de un Maradona a la cochabambina. Pelotas aparte,
de Baldivieso sólo conozco su fama. Es decir, igual que Maradona, su afición por
la vida puesta en el pie con el acelerador a fondo. Ese mismo pie que calzaba
zapatillas rojas como lucecitas -mírenme en el verde pasto futbolero- que en el
Mundial del 94 fue para nosotros el único horizonte posible.
Baldivieso fue el Charly García del fútbol “bolita”. Ese genio que cuando le da la
gana hace lo que mejor sabe. Cuando le da la gana y con pinta de estrella de
rock/las zapatillas, ahora, doradas. (Al Diablo Etcheverry le faltó desdén). Querido
y despreciado, ciertamente nunca idolatrado como García o Maradona, dada la
estrechez del mercado “bolita” y el carácter timorato del ímpetu nacional,
Baldivieso nos regaló varias páginas de diminuta farándula hollywoodense. Pero,
además de la maestría de sus pases generosamente precisos para hacerse gol,
Baldivieso nos regaló también su resurrección. Y eso no es poca cosa. Pienso en
Ramón Rocha Monrroy y su Certificado de Divorcio de la mujer más fiel que tuvo
en 40 años de intensa vida sumergida en el calor del alcohol, como bolsita de té.
La bebida, esa compañera de la que decidió separarse amorosamente para darse
él la oportunidad de seguir volando tan intensamente como siempre pero con los
ojos abiertos y sin alas ajenas. Pienso en Baldivieso y sus alas auroristas.
Cómo no escuchar a mi amigo Mayorga y calzarme la polera celeste que ha
devuelto a Baldivieso lo mejor de sí mismo y sin pedestal. Cómo no desear que el
“cabecita negra” de Villa Fiorito haga oídos sordos a las plegarias adoratrices que
a rezo lento le fueron quitando la vida y el genio. Cómo no celebrar el triunfo del
Aurora como si fuese nuestro y querer a Baldivieso sin la devoción idólatra del
fútbol que vive hoy el milagro de la resurrección. No estaba muerto, andaba de
parranda abrazado a una pelota, soñando que era grande. Gooooool.
Publicado en La Prensa, 3 de noviembre 2009.

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EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

El año siguiente fue de ch’aki, de solaz descanso y preparación para


participar en la Copa Libertadores de América sin mucho éxito frente a
equipos de Brasil, Colombia y Chile. A mediados de 2009, Julio César
Baldivieso tomó una decisión que para muchos fue considerada una osadía,
hizo debutar a su hijo en un partido oficial cuando todavía no había cumplido
trece años. Los ojos del mundo se posaron sobre la casaca celeste, al margen
de la polémica desatada y del posterior alejamiento del director técnico.

PABLO MAURICIO BALDIVIESO, DEBUT Y POLÉMICA


A los 12 años jugó profesionalmente para el Aurora de Bolivia
Matías Daniel Greco, publicado el 21 de julio de 2009
(htpp://www.suite101/profile/cfm/matiasgreco)
El mundo del fútbol sigue dando sorpresas. Esta
vez fue en Bolivia y el nombre estelar es Pablo
Mauricio Baldivieso. Este chico de tan sólo 12
años, 11 meses y 28 días hizo su debut en el
plantel profesional de Aurora, convirtiéndose en
el jugador más joven de la historia en participar
de un torneo de Primera División. El muchacho
hizo su aparición el domingo último, durante la
derrota de su equipo 1-0 en su visita a La Paz FC,
por la segunda jornada del torneo Clausura.
Nació el 22 de julio de 1996 y su padre, un
histórico de la selección boliviana como Julio César Baldivieso, lo puso en el campo
de juego a los 39 minutos del segundo tiempo. El entrenador necesitaba algo de
frescura para intentar dar vuelta el marcador pero no fue posible. Si bien Aurora
se llevó una derrota a Cochabamba, el chico y su equipo quedarán en los libros
de Historia tanto de la Liga de Fútbol Profesional Boliviano como a nivel mundial.
El joven se mostró muy habilidoso por la banda izquierda en sus primeros
minutos en el Estadio Hernando Siles, pero antes de que finalice el partido,
sintió la rudeza que significa jugar en Primera: en tiempo adicionado, el lateral
Henry Alcala lo golpeó por detrás. A pesar de que el chico quedó lesionado en
su tobillo derecho, el árbitro José Jordán no le mostró ninguna tarjeta al
defensor, pero esa jugada desató la ira de todos sus compañeros.
“No fue el debut esperado debido a que perdimos. Ahora hay que seguir para
adelante. Jugamos con un equipo muy joven y hay que seguir trabajando. Le
doy muchas gracias a mi papá”, dijo Mauricio apenas culminó el partido. “Estoy
feliz por haber debutado a los 12 años, es algo muy significativo para mi carrera
como jugador profesional, espero no defraudar en el futuro”. Su padre y
entrenador no pudo ocultar su orgullo: “Creo que tiene mucho talento. Siento
tranquilidad, porque conozco el talento que tiene y la personalidad que tiene.
Me siento feliz, contento, porque yo debuté a los 14, rumbo a los 15 años y él ha
debutado tres días antes de cumplir trece años”.

152
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

LOS DEBUTS MÁS PRECOCES A NIVEL MUNDIAL:


Perú: Fernando García López (Juan Aurich)/Debut: 21 de mayo de 2001/Edad:
13 años y 11 meses.
Bolivia: Diego Orlando Suárez (Blooming) / Debut: 31 de enero de 2007/Edad:
14 años, 3 meses (debutó en un partido de Copa Libertadores).
Estados Unidos: Freddy Addu (DC United)/Debut: 3 de abril de 2004/Edad: 14
años y 9 meses.
Chile: Nicolás Millán (Colo Colo)/Debut: 10 de septiembre de 2006/Edad: 14
años y 9 meses.
México: Víctor Mañón (Pachuca) Debut:6 de febrero de 1992/15 años y 7 meses.
Argentina: Sergio Agüero (Independiente) / 5 de julio de 2003 / 15 años y 1 mes.
Inglaterra: Aaron Lennon (Leeds United)/23 de agosto de 2003/16 años y 4 meses.
Bolivia: Pablo Mauricio Baldivieso (Aurora) / 19 de julio de 2009 / 12 años, 11
meses y 28 días.

ANIVERSARIO 75, EL TÍTULO QUE NO FUE

El 27 de mayo de 2010 el Equipo del Pueblo festejaba su 75 aniversario.


Y la conmemoración fue celebración con una rotunda victoria contra San
José en Oruro. Los diarios reflejaron esa victoria como “Brillante regalo”
o que el festejado “Aurora endiabla al santo” porque fueron tres goles
contra cero. Carlos Saucedo con remate seco después de eludir a dos
defensores. Una avivada de Jair Reynoso que apareció volando como
fantasma para dejar al golero contrario con una burbuja de aire en las
manos, porque la pelota se fue con Jair hasta el borde del área y de ese
rincón a los pies de Carlos Saucedo que estaba en la puerta del arco
contrario. El tercero fue del goleador colombiano ante pase del brasilero
Marcelo Gómez, una vez más funcionaba a la perfección la dupla
Baixinho-Jair. “Feliz cumpleaños” fue otro titular de celebración.

Ese resultado, y sobre todo el estilo de juego incentivado por Julio


Alberto Zamora, de retorno a su morada celeste con el apoyo de Gastón
Taborga en la conducción técnica, convencieron a moros y cristianos que
Aurora era el mejor equipo y se convirtió en favorito para obtener el
campeonato Apertura. “Tiqui-tiqui” era el sonido que acompañaba las
jugadas del brasilero Marcelo Baixinho Gómez, Jaime Chapu Cardozo,
Ignacio Nacho García y Jair Reynoso.

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EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

TIQUI-TIQUI
Martín Sotelo
El tiqui-tiqui resulta ser una filosofía de ver y jugar el el futbol. Su origen data
del año 1980, luego de que Argentina se consagró campeón mundial, y es
formulado en el libro Fútbol sin trampa escrito por César Luis Menotti y Angel
Cappa, actual técnico de River Plate y del Huracán del año 2009, denominado
“campeón moral” porque pierde el título en la última fecha producto de un gol
convalidado por el árbitro Brasena, después de que un delantero de Vélez
Sarfield comete un full grosero al arquero de Huracán. Los malos arbitrajes son
una constante para perjudicar a los equipos que juegan bien.
El tiqui-tiqui es una filosofía de juego que comprende un tratamiento atildado
y elegante de la pelota, siempre jugando de manera vertical. Tiene que ver
con el vértigo, el riesgo. Siempre con la línea de defensa adelantada, buscando
distraer y confundir al rival efectuando toques al espacio vacío a fin de entregar
la pelota al compañero mejor ubicado para gritar el gol que puede ser
convertido por cualquiera de los diez jugadores que generan el juego. El
arquero solo participa entregando la pelota (siempre) al defensor más cercano
para “salir jugando”. Los corazones auroristas por nuestra forma de vivir
queremos siempre jugar así.

El avance fue a paso firme y a pesar de múltiples desaciertos arbitrales


que provocaron una inédita marcha de protesta de la hinchada celeste
que recorrió las calles de Cochabamba y manifestó su cuestionamiento
en la sede de la Federación Boliviana de Fútbol. En el país de los
movimientos sociales, la fanaticada celeste se movilizaba en las calles a
la usanza popular.

154
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

En la cancha prevalecía la propuesta futbolera, la apuesta por el buen


fútbol. La victoria contra Oriente Petrolero en Santa Cruz fue el momento
culminante del ascenso, y la caída en Cochabamba contra The Strongest
tuvo contornos de tragedia. Un partido inverosímil que merece ser
reseñado porque marca el sentido trágico del devenir aurorista, todo un
estilo inmune hasta a los amuletos más preciados.

Después de ese partido todavía existían posibilidades de ser campeón pero


dependía de una derrota de Oriente ante Bolívar en Santa Cruz y de una
victoria celeste ante Wilstermann que dependía de sí mismo para obtener
el título. Después de cuarenta años, Aurora y Wilstermann jugaban un
partido que iba a definir un campeonato boliviano. Dos mil almas
celestes en medio de un infierno rojo, tenso y tensionado con la actitud
amenazante de una hinchada que no sabe ganar, no saber empatar ni
sabe perder. Y los seguidores de Wilstermann sabían que el resultado
dependía de la presión de su hinchada. y no de la calidad de juego de
su equipo. Cuando Aurora metió el primer gol del partido esa multitud
amenazante quedó petrificada momentáneamente y entró en pánico
cuando seguían los ataques de la delantera celeste. Vino la respuesta
aviadora con dos pelotas a balón parado que definieron el partido a su
favor. La posibilidad de obtener, por lo menos, el subcampeonato se
esfumó. Cinco zarpazos del Tigre cuatro días antes habían calado hondo
en el alma celeste. Ser favorito nunca fue positivo para Aurora, perder
ante un equipo sin alma y sin calidad fue deplorable pero quedó la
satisfacción de haber brindado el juego más vistoso del campeonato.
Volvamos a ese momento.

“Punterazo. Aurora vence a Oriente y va camino al título. “Aurora con


paso firme está muy cerca de consagrarse campeón”. “Cerca del cielo!
Aurora gana y se aleja”. Fue la segunda victoria contra Oriente Petrolero
que provocó esta efusiva muestra de reconocimiento a la calidad del
juego desplegado en la cancha. Un equipo compacto con zaga de marca
nacional, Iván Huayhuata, Carlos Tordoya, Edward Zenteno e Ignacio
García; la media cancha con Jaime Robles, Wilder Arévalo, Jaime Cardozo
y Marcelo Gómez, y en punta cerrando las tenazas en la garganta del
área, Carlos Saucedo y Jair Reynoso.

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EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

Hasta que llegó el domingo inverosímil contra The Strongest, acorde con
las jugarretas del destino porque ese equipo había vencido a Aurora en La
Paz en la primera fecha del torneo con un “gol fantasma”, puesto que la
pelota no cruzó la línea de cal y el tanto fue convalidado; y en el tramo
final del octogonal, también en La Paz, se repitió otro escandaloso error
arbitral porque no se sancionó un fuera de juego que definió el partido a
favor del Tigre. Este equipo llegó al estadio Félix Capriles un domingo en
la noche para disputar un partido de mero trámite porque estaba
eliminado. Aurora era el favorito y las tribunas llenas multiplicaban la
sensación de triunfo que estalló en algarabía cuando Ignacio García clavó
un cabezazo en el ángulo a los diez minutos. Cuando terminó el primer
tiempo, un silencio hosco inundaba el estadio porque en quinces minutos
el equipo contrario había asestado cuatro estocadas. Nadie podía creer. El
sobrino de este escribidor, con nueve años a cuestas, cinco con corazón
celeste, preguntó mirando a las nubes: “¿Esto es un sueño?”. Quise decirle
que era una pesadilla pero opté por mencionar aquello de que “son cosas
del fútbol” e invoqué a mi amuleto celeste. De la tribuna de popular, donde
habita la Pesada Celeste, el hijo de este escribidor, con veintiún años a
cuestas, toda una vida aurorista, me mandó un mensaje de texto: “Dios
mío, ganamos, q demonios”. Y así empezó el segundo tiempo, con la gente
seria pero decidida, estupefacta pero recia, gritando el “si, se puede” de
jornadas de antaño. Pero no se pudo, ni la entrega de todo el plantel, ni
el talento extraordinario de Arnulfo Valentierra pudieron torcer la mala
fortuna, el partido terminó con derrota y marcador alucinante… 5-3.

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GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

No todo estaba perdido, pero el alma andaba herida, como en los


boleros. Todavía faltaba el partido final contra Wilsterman, pero había
que enfrentar no solamente el desprolijo juego defensivo de ese equipo
sino un estadio repleto de enfurecidos seguidores rojos dispuestos a
hacer pesar su localía. En ese clima adverso empezó ganando Aurora
con golazo de Carlos Saucedo, pudo aumentar la cifra si el taco de Jair
no se desviaba un centímetro. Después vino la reacción rival con dos
goles con pelota parada, al puro estilo malón. El segundo tiempo fue el
despliegue de una serie de artimañas rivales para perder el tiempo, evitar
la continuidad del juego y enfriar el toque de Aurora. Un recuento de
los minutos que la pelota rodó en el campo de juego muestra una
conclusión escalofriante, solamente se jugaron diecisiete minutos. Pero
ya nada importaba en esas circunstancias, el título se había ido de las
manos el domingo pasado cuando Aurora sufrió aquella goleada
increíble frente a The Strongest. En fin, si se trata de perder, hay que
hacerlo con estilo, al estilo del Equipo del Pueblo, al margen de cualquier
convencionalismo, de manera excepcional. Aurora estuvo a un paso de
festejar los 75 años de su nacimiento con una vuelta olímpica, queda el
recuerdo de haberlos cumplido con el mejor juego posible en nuestras
canchas. Por eso, seguimos cantando: ¡grita la hinchada, grita la hinchada,
viva el Aurora!

gran atajada de Silvio Dulcich al uruguayo Jorge Ramírez

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EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

INVENTO, PIENSO, LUEGO JUEGO


Luis H. Antezana J.
Para los tifosi del Aurora
Un cualquier juego competitivo es, en el fondo, nulo:
la suma de las partes en conflicto —gana uno y pierde
el otro— es igual a 0, porque 1 [a favor] – 1 [en contra]
= 0. Lo más interesante de esa ecuación no reside tanto
en los que ganan como en los que pierden, por la
sencilla razón de que los perdedores no pueden
quedarse dormidos en sus laureles: ansían —
necesitan— superar el saldo negativo que los aqueja.
Los grupos con constantes saldos negativos suelen ser
víctimas no sólo de un sinfín de tomaduras de pelo
ajenas sino, sobre todo, son víctimas de un notable
vacío interior, son grupos marcados por carencias. Sus miembros se miran
unos a otros como fragmentos de un todo incompleto, como partículas
lanzadas al azar sin otro sentido que los encuentros casuales en un universo
adverso.
Curiosamente, ahí nacen los lazos de las más estrechas solidaridades. La fiera
que se come al cazador no tiene mayores preocupaciones, la próxima vez que
encuentre a uno de esos atrevidos, igual nomás, también se lo comerá. El
problema es, pues, del cazador. Entonces, éste se hermana con otros, que
sueltos ya saben que no pueden vencer a la fiera, a ver si juntos, de una vez
por todas, acaban con ella. Hasta la hermandad del ser humano con el perro
habría nacido de una situación análoga, es decir, de la necesidad de superar
un saldo negativo. La fortaleza de las hinchadas perdedoras obedece a un
mecanismo parecido. Se juntan más y más, para por fin vencer, porque… han
perdido. Aunque los medios de comunicación masivos —que, dicho sea de
paso, existen desde que existe el chisme— tienden a sobrevalorar los saldos
positivos, o sea, los triunfos de los ganadores, pero, suelen olvidar que las
hinchadas más solidarias son las que arrastran saldos negativos. Un índice de
su fuerza corporativa es, por ejemplo, que éstas son las que, por mera
necesidad, más presión ejercen para cambiar directivos o entrenadores. Una
que otra hinchada de saldo positivo recurre a la misma táctica cuando,
obviamente, empiezan a perder. Pero, en el fondo, las hinchadas ganadoras
no obligan a nada, más bien, su corporativismo es débil, son grupos
obedientes, básicamente conservadores —no sin algo de razón, sobre todo,
cuando no dejan de ganar. Como sabe y dice la sabiduría popular: “A caballo
regalado, no se le miran los dientes.” Por otra parte, siempre necesitadas, las
hinchadas perdedoras son también las más inventivas: puesto que lo que
tienen no parece suficiente (para “ganar”), obviamente, tiene que explorar
otras (nuevas) posibilidades. Cuando no bastaba recolectar para sobrevivir, las

158
GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

civilizaciones se vieron obligadas a domesticar su medio ambiente,


aprendieron a sembrar, cultivar y cosechar, y, cuando la caza dejó de ser un
bien renovable o suficiente, aprendieron a criar ganados. Los carentes no
tienen más remedio que sacarle el jugo a todo lo que pueden. Lo que exige
el uso de la imaginación. También, las hinchadas con saldos negativos son las
más reflexivas y, a menudo, tienden a la estética. Sobre todo las obligadas a
un largo período de saldos negativos. Como no pueden ganar, obviamente,
tienden a buscar razones para explicar los saldos negativos. Ahí nacen, entre
otros, las mitologías, las religiones, las ideologías, que no son fruto —como
pretenden los medios de comunicación masivos, chisme incluido— fruto del
ocio de los ganadores, son fruto de tratar de encontrarle tres pies al gato para
explicar la imposibilidad de vencer obstáculos. Las nociones de “destino” o
“karma” o “naturaleza,” por ejemplo, han resultado aptas, durante milenios,
para explicar causalidades incomprensibles. “¿Por qué, habiendo tantos bares
en el mundo [y hasta en Casablanca], ella tenía que venir aquí?”, meditaba, no
hace mucho tiempo, Rick. Eso, por el lado de la reflexión, por el lado de la
estética, no es difícil entender que, cuando los resultados son constantemente
adversos, obviamente, no se pueden valorar los “buenos” resultados; entonces,
se empiezan a valorar los rasgos positivos de lo inútil, aquello que no gana
pero que, en fondo, es bello. Nada más “inútil,” en principio, que una
cualquier obra de arte. En nuestros tiempos, debido a este tipo de
inclinaciones, hasta se enfatiza que no importa jugar bien, que lo importante,
no importa cómo, es ganar. No se percatan, aunque lo implican, que la
valoración estética del fútbol no es, en rigor, patrimonio de los ganadores. Es
obvio que sólo los “inútiles” pueden valorar positivamente lo “inútil,” es decir,
lo bello. Y, ahí, si Wittgenstein tiene razón, lo estético se hermana con lo ético,
es decir, con la solidaridad hacia los demás: “Ética y estética son lo mismo,”
decía el autor del Tractatus, quien, dicho sea de paso, según Malcolm, habría
sospechado su teoría de los “juegos del lenguaje” a partir de un partido de
fútbol.
Estas notas tienen que ver, obviamente, con las capacidades de sobrevivencia:
solidaridad ética, invención, reflexión, aprecio estético. Porque así nomás son
los juegos, sólo las más sufridas y golpeadas hinchadas son las que logran
conjugar adecuadamente todas estas capacidades; la otra mayoría, como
aconsejaba Martín Fierro, prefiere buscar palenque ande ir a rascarse. Las que
sobreviven son, evidentemente, capaces de soportar cualquier adversidad: la
adversidad es, en cierta forma, su sustento y (curiosa) fuente de energía. En
el camino, experimentan y hasta agotan todas las posibilidades a su alcance,
siempre, hombro con hombro, paso a paso. Y, a la larga, pero con capacidades
inéditas, también ganan.
Estas notas tienen que ver, el contexto de su publicación habla por sí solo,
con la hinchada del Club Aurora que, después de sufrir innumerables

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EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

postergaciones en la B y las liguillas de la copa Simón Bolívar, finalmente


ascendió en el año del Señor de 2002. Las energías acumuladas fueron tantas
que no volvió a descender —aunque no dejó de coquetear, alguna vez, con
su pasado a saldo negativo— y, más aún, salió Campeón de la Liga en 2008.
Y, ahora, sigue, peleando, a menudo, con otras y nuevas armas, contra los
más pintados. La sobrevivencia no es el arte de los más fuertes sino de los
más aptos, algunos de los cuales, la vida incluida, necesitan tomarse su tiempo
para saldar los irremediables saldos negativos de una quizá incompleta —hasta
que se inventó el fútbol— creación.

CACHÍN ANTEZANA es experto en filología, semiótica,


crítica literaria y pensamiento social boliviano. Una
mirada lúcida y penetrante para descifrar los misterios
de la vida moderna, el espectáculo del fútbol entre ellos.
Uno de sus libros, traducido al italiano, se titula Un
pajarillo llamado Mané, en homenaje a Garrincha, el
legendario puntero derecho de Botafogo y de Brasil
bicampeón mundial. El es hincha de jugadores como
Garrincha y Milton Melgar y de jugadas, como las
voleas de Van Basten, pero cuando se trata de alentar
a un equipo apunta al Equipo del Pueblo, por
solidaridad con sus amigos. Esa celebrada pluma trazó este dibujo de festejo
por el título obtenido por Aurora para retornar a la Liga y escribió este ensayo
para enriquecer las páginas de Grita la hinchada, grita la hinchada, sus
palabras son el epílogo perfecto de este libro.

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GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

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EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

OLÉ Y CIELO

AURORA YO DE TODO TE DOY ARÓ RÚA

PALINDROMOS

Los palíndromos son palabras, frases y oraciones que se leen en ambos


sentidos, de izquierda a derecha, y de derecha a izquierda, como ORURO y
SALTA LENIN EL ATLAS.

Estos son palíndromos escritos de manera exclusiva para este libro por Eduardo
Turi Torrico, maestro cochabambino en este arte y wilstermanista de cepa y
pluma.

AURORA ARÓ RÚA son pareja inevitable, y es necesario y saludable asignar a


la palabra ARÓ un sentido relacionado a uno de los momentos del despliegue
de una cueca valluna en medio de la fiesta, porque ya vimos que Aurora se
llama(ba), según el Larousse Ilustrado, la “chicha cochabambina”.

Es necesario pensar que la palabra RÚA según el diccionario significa: “calle


de un pueblo”, nada casual si se trata del Equipo del Pueblo, y también que
algunas palabras convocan un sentido asociado a la historia de Aurora, de sus
jugadores y los colores y símbolos vinculados a sus colores y su nombre.

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GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

OLÉ Y CIELO

ARó RúA YA RECEN: AMANECERá Y… AURORA

ARó RúA, SE LOGRó PAPá, PON, SOñá 57 O 75 AñOS,


NO, PAPá, POR GOLES, AURORA

SOñá 57 O 75 AñOS
SE LOGRó POR GOLES

ISSA: TEMA LA META ¿SSI?

ADN ORO FORONDA

NO LA BOLA, PALO, BALóN

SABRÉ HERBAS

SOMOS LIMONERO ELIO OÍLE OREN O MIL SOMOS

ISSA, legendario guardameta


ADN, no es partido político, es ácido desoxirribonucleico
FORONDA, el celebrado Palillo, gran puntero derecho
PALO, por Palillo Foronda
HERBAS, apellido ilustre de destacados deportistas, Jaime y Jesús
ELIO, el hincha número 1, don Elio Sánchez

Y estos son palíndromos escritos por mano anónima y corazón celeste:

AS?, SÍ, ARAñARá ISSA

ARó RúA SEGURO RUGES AURORA

ARó RúA A MI ME MIMA AURORA

AURORA LA ERA REAL ARó RúA

AURORA YO DE TODO TE DOY ARó RúA

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La presente edición se terminó
de imprimir el mes de septiembre de 2010
en Talleres Gráficos “KIPUS”
c. Hamiraya 127 • Telf./Fax.: 591- 4 - 4582716 / 4237448

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