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“El terreno era estrecho, rodeado por el mar y la solución ocurrió naturalmente,

teniendo como punto de partida el inevitable apoyo central. De él, la arquitectura


ocurrió espontánea como una flor. La vista hacia el mar era bellísima y había que
aprovecharla. Suspendí el edificio y bajo él el panorama se extendió todavía más rico.
Definí entonces el perfil del museo. Una línea que nace desde el suelo y sin
interrupción crece y se despliega, sensual, hasta la cobertura. La forma del edificio,
que siempre imaginé circular, se fijó y en su interior me detuve apasionado. Alrededor
del museo creé una galería abierta hacia el mar, repitiéndola en el segundo
pavimento, como un entrepiso inclinado sobre el gran salón de exposiciones”.

También según palabras de su creador, el Museo surge como una flor en la roca que
los sostiene.
El Centro Niemeyer recoge en su programa todas las artes, el cine, la música, el teatro y la
danza, exposiciones, la gastronomía, o la palabra.
“Una plaza abierta a todo el mundo, un lugar para la educación, la cultura y la paz“, así definió
Oscar Niemeyer el centro que lleva su nombre. A sus 103 años, el arquitecto brasileño,  ha
construido edificios en todo el mundo, y este es el único que tiene en España.

Que se inaugure en España una gran obra de uno de los arquitectos más famosos del mundo es
siempre una excelente noticia. Si además se trata de un artista de cuyas creaciones es muy difícil
disfrutar en Europa el acontecimiento se vuelve importante a una escala aún mayor.

Y si estamos hablando de Oscar Niemeyer es algo que los aficionados a la arquitectura y al arte
debemos celebrar, casi, descorchando botellas de cava.

Pues resulta que esto es lo que ha ocurrido en un lugar tan insospechado como Avilés, la pequeña
ciudad asturiana donde a partir de este fin de semana podemos visitar el Centro Niemeyer, una
de las creaciones arquitectónicas más hermosas y sorprendentes que he visto nunca, la primera
obra del creador de Brasilia construida en España y la más importante que se puede ver en toda
Europa.

¿Y por qué en Avilés?

Seguramente muchos de ustedes se preguntarán cómo es posible que todo eso ocurra en Avilés,
una preciosa ciudad asturiana en la que uno no pensaría, al menos en principio, que pudiera
pasar algo así.

La historia está relacionada con la celebración del XXV aniversario de los Premios Príncipe de
Asturias, para la que se pidió a los premiados algún tipo de colaboración. Niemeyer, que ya tiene
más de 100 años se ofreció para regalarles lo mejor que podía aportar: nada más y nada menos
que un edificio.

A partir de ahí una serie de avatares políticos fueron cambiando la idea inicial, que creo que era
una sede para la fundación que da los premios, y ha acabado creándose no sólo un edificio sino el
maravilloso conjunto de cuatro que es finalmente el Centro Niemeyer. Eso sí, el regalo del
arquitecto brasileño les ha costado a los contribuyentes asturianos unos 44 millones de euros.

Llegados a este punto muchos de los lectores de este blog se encontrarán en un estado que
podríamos denominar de "justa indignación": otro de esos proyectos faraónicos, pensarán, que
han llevado a nuestro país al penoso estado en el que se encuentra actualmente.

Personalmente creo que estamos más ante un síntoma de nuestra enfermedad política que
ante una causa: el Niemeyer puede ser un ejemplo de la alegría con la que hemos gastado el
dinero público (y que ya no volverá, espero), pero dentro de la enloquecida lógica con la que éste
se "invierte" en tantos horrores sin sentido no es probablemente lo más errado... Y sí que será de
lo más hermoso.

Una belleza y un excelente gancho


Porque más allá de otras consideraciones (que no creo que deban ser el objeto primordial de este
blog) el resultado final es un lugar de una belleza que dejará indiferentes a muy pocos: la
explanada en la que se levantan los cuatro edificios proyectados por el genio brasileño (el
auditorio, la cúpula, la torre circular y el "multidisplinar", como llaman al último de ellos) es un
lugar cargado de magia y de armonía.

Por supuesto no tiene nada que ver con lo que hasta ahora era Avilés o incluso con todo el resto
de Asturias, de hecho da la sensación de haber sido dejado al otro lado de la ría por un platillo
volante, pero sí tiene mucho que ver con la obra de Niemeyer: curvas suaves y bellísimas,
cemento blanco que parece tela, un sentido del espacio que crea perspectivas más que hermosas.

Se dice que Niemeyer ha comentado en alguna ocasión que "si algo es bello, es útil" y esa visión
está también clara en aspectos del Centro, como la pasarela que une la Cúpula y el Auditorio y
que no tiene en realidad otra utilidad que no sea guiar nuestros ojos entre el conjunto de
edificios.

Los interiores son también una maravilla: el de la cúpula tiene unas formas sinuosas que logran
un equilibrio inaudito, además de la que es, probablemente, la escalera más bella que he visto
nunca; el del multidisciplinar destaca por dos hermosos murales diseñados por el propio
Niemeyer, especialmente el situado en la cafetería.

¿Y ahora qué?

Tras una inauguración para la que se ha contado con la banda de jazz de Woody Allen se abre el
momento crítico para este tipo de proyectos: la hora de llenar de contenido un continente tan
atractivo.

En este caso cada edificio tiene su propio destino: la Torre será un centro gastronómico, en el
multidisplinar se celebrarán exposiciones, eventos y será una pequeña sala de cine en VO; la
Cúpula está pensada para celebrar conferencias y similares; y en el Auditorio, obviamente, habrá
conciertos.

No será fácil que la programación cultural que se logre crear justifique la enorme inversión y
logre maximizar la función del Centro como atractivo turístico (que al final es de lo que se trata)
pero esperemos que lo logre: su belleza lo merece y será la forma en la que más sentido tenga la
enorme inversión
primera piedra se colocó en abril de 2008, dando paso a los primeros estudios de suelo previos al
desarrollo de las obras. El primer edificio en ser construido fue la cúpula. Se utilizó una técnica pionera
en edificios culturales en España para alzar su estructura en menos de una hora. 4

Posteriormente se empezó a levantar el "Edificio polivalente" a la vez que el "Auditorio",


construidos en su mayoría con hormigón y cristal. Mientras se realizaron estos trabajos se
construyeron los cimientos de la "Torre mirador" que no empezó a estar avanzada en su
construcción hasta que los demás edificios del complejo estaban próximos a su finalización.
Simultáneamente se contruyó un aparcamiento subterráneo, añadido a la obra.
Se pavimentó la gran "plaza abierta" del centro cultural con hormigón blanco, para adecuar el
entorno al estilo de los edificios, y se pintaron los laterales del "Auditorio" en tonos amarillos,
en contraste con el blanco. También se añadió un mural hecho de piezas de cerámica,
diseñado por el arquitecto Oscar Niemeyer. Este mural representa la silueta de una mujer
tumbada. La gran puerta del escenario del auditorio es de color rojo, contrastando con el
blanco y el amarillo. Dicha puerta puede abrirse para convertir el escenario en un gran palco
para representaciones y espectáculos en la plaza.
Finalmente, al lado de la ría más próximo al casco antiguo, se adecuó el edificio antigua
Pescadería Municipal para ser el centro de recepción de visitantes, integrando en el una
pasarela conocida como La grapa, que dirige a la gente hasta el paseo de la ría de Avilés.
Desde allí, a través de una réplica del "Puente de San Sebastián" que ya existía años atrás en
esa zona, se accede al complejo cultural.
La inauguración tuvo lugar en noviembre de 2011, mediante un discurso televisado
desde Brasilia de Oscar Niemeyer y un concierto del cineasta Woody Allen.

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