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Cuando los niños ya saben sumar y restar suelen sentirse especialmente

motivados por aprender a multiplicar. Por lo general, esta suele ser una de


las primeras habilidades matemáticas que los peques aprenden en el
colegio ya que les sirve para hacer grandes sumas de forma más rápida,
pero también es una de las que más trabajo les cuesta aprender.
Sin embargo, para aprender a multiplicar no es necesario recurrir
exclusivamente a la memoria ya que, a fin de cuentas, se trata de una
habilidad que requiere cierta dosis de razonamiento. Además, existen
muchísimas estrategias más sencillas para aprender a multiplicar que
repetir de memoria las tablas de multiplicación, como por ejemplo, la tabla de
Pitágoras.
¿Qué es la tabla de Pitágoras?
La tabla de Pitágoras o tabla pitagórica es una forma alternativa y más
compacta de representar las 10 tablas de multiplicación. Fue desarrollada por
el famoso matemático Pitágoras hace siglos pero aún hoy sigue siendo muy
útil para que los niños aprendan a multiplicar. La clave de su eficacia radica
en que ayuda a visualizar de forma muy simple las multiplicaciones, a la vez
que refleja de forma más clara algunas propiedades matemáticas como la
conmutativa, la propiedad de intercambiar el orden de los factores sin que se
altere el producto, lo cual le ayuda a los pequeños a apropiarse con más
facilidad de este contenido.
Básicamente, la tabla está compuesta por una serie de columnas y filas, por
una parte se ubican los multiplicando, los números que van a ser
multiplicados, y por otra, los multiplicadores, los números por los que se
multiplicarán. En la parte interna de la tabla, se encuentran las celdas que
intersecan la fila superior y la columna ubicada más a la izquierda, estas
celdas contienen el producto de cada multiplicación. Por ejemplo, para
multiplicar 2×3 el primer paso consiste en ubicar el 2 en la columna situada
más a la izquierda y encontrar el 3 en la fila superior, luego se busca la celda
que interseca dicha columna y fila y encontrarás el resultado de la
multiplicación.

Una de sus grandes ventajas es que se puede multiplicar en ambos


sentidos, o sea, ubicando el multiplicando y el multiplicador lo mismo en la
columna situada más a la izquierda o en la fila superior. Además, el hecho
de que se trate de un único elemento para manejar, en lugar de 10 tablas
diferentes, facilita el trabajo con la tabla de Pitágoras y ayuda a los niños a
encontrar patrones y simetrías de forma visual, lo cual estimula su
pensamiento lógico.
3 claves para presentarle al niño la tabla de
Pitágoras
1. Espera el momento adecuado. Uno de los errores más frecuentes que
cometen los padres al enseñar a multiplicar a sus hijos consiste en presentarles las
tablas sin que estén preparados para ello. Si los niños no han aprendido a sumar y
restar bien y no tienen la madurez suficiente para adquirir nuevos contenidos, será
mejor esperar a que estén preparados ya que forzarlos antes de tiempo podría ser
contraproducente.
2. Explícale en qué consiste la multiplicación. A los niños les gusta entender
el por qué de las cosas y comprender para qué sirven. De esta forma logran
automotivarse, algo que resulta muy útil cuando deben aprender algo nuevo. Por
eso, debes explicarle si les explicas para qué les sirve aprender a multiplicar, se
sentirán motivados a trabajar con la tabla de Pitágoras.
3. Muéstrale cómo hacer multiplicaciones básicas. Antes de enfrentarse a la
tabla de Pitágoras, los niños deben conocer cómo funciona el proceso de
multiplicación y deben entender el razonamiento de base. Por eso, es importante que
empieces por las multiplicaciones básicas y más sencillas, como 2×2, 3×3 o 2×3.
Para trabajar este concepto debes hacerle comprender que la multiplicación se basa
en la suma sucesiva del mismo número, de manera que 3×2 significa 2 veces 3, es
decir, 3+3. Una vez que el niño haya comprendido cómo funciona la multiplicación,
puedes enseñarle la tabla de Pitágoras.

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