una foto para recordar
semáforos. El tráfico en el centro de la ciudad era
capítulo 1: moto de cristina
A las once de la mañana el director del Museo
Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires, Leonardo
Martínez, le pidió a Cristina Rinaldi que pasara a su
oficina.
'Quiero hablarte de un trabajo importante que me
gustaría que hacer, Cristina. Creo que te interesará.
'Por supuesto. ¿Qué es?'
'Un museo en París quiere enviar a algunos
impresionistas pinturas a Buenos Aires. Hablé con el
museo de parís director, Philippe Maudet, esta
mañana y está interesado en el uso de nuestro museo
para mostrar las pinturas. Se trata de un trabajo
importante. ¿Te gustaría hacerlo?'
'Claro que si. ¡Estupendo! Sabes que me encantaría
ver Pinturas impresionistas aquí en el museo ',
respondió Cristina.
'Bien. Quiero que empieces a trabajar tan pronto
como puedas ', dijo el director. "Hay muchas cosas
que tendrás que hacer".
Cristina se sintió bien todo el día. Ella amaba
impresionista pinturas. Esta nueva exposición fue
maravillosa. Ella no pudo espera para empezar.
Después del trabajo, Cristina se subió a su motocicleta
fuera del museo. Ella se estaba sintiendo bien. Ella
tenía una nueva importante trabajo, el sol le
calentaba la espalda y era el comienzo de clima
primaveral en la ciudad de Buenos Aires. Quizás
mañana podría dejar su chaqueta en casa. Este año
Septiembre fue cálido y la gente ya hablaba sobre un
verano caluroso. Cristina puso en marcha su moto y
Sintió el aire caliente en su rostro mientras recorría la
Avenida del Libertador. Ella nunca usó un casco
porque le gustaba el sintiendo el viento en su largo
cabello. Pero su padre no saber qué. Ella recordó sus
palabras cuando le dio la nueva moto: 'ponte siempre
el casco, Cristina - cada vez que montas! Ella esperaba
que su padre nunca viera ella sin ella.
Todos los días a esta hora Cristina cabalgaba por la
Avenida del Libertador al gimnasio del Recoleta
Health Club. Ella el día de trabajo en el museo había
terminado y ella estaba libre. Por lo general, se
olvidaba de su trabajo mientras cabalgaba por el
Avenida. Pero hoy fue un poco diferente. Ella no pudo
parar pensando en su nuevo trabajo.
Cristina empezó a reducir la velocidad para los
terrible. Ella no trabajó lejos del gimnasio, pero la
carretera tenía muchos semáforos. Ella se detuvo y
miró dentro del coche que estaba a su lado. Ella vio
dos hombres en el coche. No podía creer lo que veía.
Uno de los los hombres tenían un arma. Luego miró
por la ventana a Cristina. Ella lo miró a los ojos, a sus
ojos marrones oscuros y por un momento el hombre
miró hacia atrás. Luego se volvió su cabeza y ella vio
un tatuaje de una flor, una amapola roja, en Su cuello.
Entonces escuchó el sonido de los coches de la policía.
El hombre en el coche levantó su arma. Cristina sintió
miedo. Ella quería ir con rapidez. Trató de poner en
marcha su bicicleta pero no pudo. Todos los demás se
movían pero ella no podía. De repente un taxi chocó
contra la parte trasera de su bicicleta. Ella se cayó de
la bicicleta al frente al taxi y luego hacia la carretera.
Su cabeza sal a la carretera con fuerza. Ella vio nada,
no sintió nada – ella Ni siquiera escuché el sonido de
la ambulancia que tomó ella al hospital.
Dos horas después, Cristina estaba acostada en la
cama del hospital y sus padres esperaban fuera de su
habitación con un policía.
¿Dónde está su casco? preguntó el señor Rinaldi, el
padre de Cristina. Sé que tenía casco. Ella siempre
usaba casco '. 'Ella no vino aquí con un casco', dijo el
policía. le dije.
No puedo creerlo, ella siempre usaba su casco', dijo el
Sr. Rinaldi.
'Tal vez el casco se cayó en la carretera, tal vez la
policía se fue está ahí —le dijo la señora Rinaldi en voz
baja a su marido. 'Está bien. Estoy seguro de que se
pondrá bien.
Esperaron diez minutos más antes de que llegara el
médico. para verlos.
Tiene suerte dijo el doctor. 'Ella va a estar bien.
Ustedes puede verla ahora, pero no recuerda nada
sobre El accidente.'
El médico los llevó a la habitación donde yacía
Cristina. en cama. La madre y el padre de Cristina
comenzaron a llorar.
¿Estás seguro de que está bien? ellos preguntaron.
'¿No podemos llevarla? ¿a casa ahora?'
'No, es mejor si se queda aquí unos días', dijo el
médico. Su madre estaba junto a su cama.
'Vuelve y vive con nosotros, Cristina', dijo. 'No es
seguro para ti en la ciudad. No es solo el tráfico. Lo
escuchamos
muchas cosas terribles. Por favor, Cristina, tu cuarto
esta ahí para ti. Vuelve y te atenderemos en casa.
Ustedes puede cambiar su trabajo si es demasiado
lejos '.
Cristina se enojó. Ella tenia su propio piso en la ciudad
centro y su propia vida. Le gustaba cuidarse sola. Pero
sus padres no estaban contentos con que ella se
quedara en el piso la suya después del accidente.
Cristina no podía creer la mala suerte. Se acostó en la
cama escuchando a sus padres.
Su padre probó otras ideas. '¿Qué tal un piso con tu
hermano Cristina? Le gustaría y podría mirar Después
de usted. O tal vez tu madre podría quedarse contigo
por a veces. Solo hasta que estés mejor.
Pero dos días después regresó sola a su propio piso.
Llamó al museo. 'Estoy bien. Volveré al trabajo en una
semana ', le dijo al director. Su madre la visitaba cada
día y Cristina hablaba con su padre todas las noches
en el teléfono. Acordaron dejarla mantenerla plana,
pero hubo algo en lo que no estaban de acuerdo con
ella. Ellos no quiero que se quede con la moto.
Toda la familia de Cristina habló de la mala suerte de
Cristina. 'Es el tráfico en el centro de la ciudad', dijo su
tía cuando llamó a Cristina. 'Es lo mismo a las cuatro
de la tarde y tres de la mañana.'
'Esos taxistas van demasiado rápido y no miran', dijo
su tío, que conducía un autobús por el centro de la
ciudad cada día. La historia del accidente apareció en
el periódico, una breve historia en la tercera página. El
nombre y el trabajo de Cristina estaban ahí pero no
hubo mucho sobre el accidente. El hermano de
cristina eliminó la historia de su accidente del
periódico y lo puso en el frigorífico de su piso. No
todos los días ¡su hermana estaba en el periódico!
Pero la propia Cristina estaba preocupada. Ella no
podía recordar cualquier cosa sobre el accidente
excepto el sol en su espalda cuando cabalgaba por la
Avenida del Libertador. Pero ella quería recordar. La
policía seguía preguntando preguntas. El taxista dijo
que Cristina estaba sentada allí en su motocicleta en
el centro de la carretera cuando el tráfico las luces
eran verdes.
El médico dijo que estaba bien pero Cristina se sintió
extraña - le dolía la cabeza - y se esforzaba por
recordar qué sucedió, para encontrar respuestas, pero
no podía recordar cualquier cosa.
Capitulo: 2 un plan para matar
En otra zona de la ciudad, Roberto Bocuzzi y su
hermano, Carlos, tenía miedo. Tenían miedo de que la
mujer en la moto que viera sus caras diría la policía.
Roberto y Carlos tenían $ 50.000 de un banco robo y
ahora eran ricos. Pero no pudieron disfrutar el dinero
porque la policía los estaba buscando y esta mujer
conocía sus rostros. Ellos no querían que ella lo dijera
la policía. Así que esperaron e hicieron planes. Ellos
hicieron Planea matar a la mujer de la moto.
Una semana después del accidente, Cristina volvió a
trabajar. Ella se sentía mejor y tenía muchas ganas de
volver a su nuevo trabajo lo antes posible. Ella solo
tiene dolor de cabeza ahora al final del día en que
estaba cansada. Su madre dejó de visitar
ella en el piso pero compró mucha comida. Ella lo
puso la nevera para que Cristina no tuviera que ir a
comprar un Pocos diás. Cristina volvió a su antigua
vida. Ella quería Vuelve al gimnasio también, pero era
demasiado temprano.
"Tenga cuidado durante una semana o dos", dijo el
médico. 'No hagas demasiado. Recuerda, tuviste
suerte. No puedes recordar el accidente, pero fue
malo. Perdiste tu memoria y tuviste suerte de no
perder la vida. Cristina trabajó durante dos semanas
en el Impresionista exhibición. Ella leyó mucho sobre
el museo de París y hizo planes para el director del
museo, Philippe Maudet, para visitar Buenos Aires.
Ella tomó el autobús al museo por la mañana ahora, o
caminó cuando tuvo tiempo. Ella trabajó todo el día y
luego fue a casa. Se fue a la cama temprano y trató de
descansar mucho.
Unas semanas después del accidente, Cristina volvió a
la Club de salud Recoleta. Ella miró por la ventana en
la oficina y sonrió a las dos personas que estaban allí,
Florencia y Daniel. Florencia era la recepcionista y
Daniel era el gerente del gimnasio del club de salud.
Daniel era nuevo allí pero ya se veía como en casa en
el gimnasio. Él pasaba la mayor parte de su tiempo en
la oficina pero hacía mucho ejercicio cuando el
gimnasio estaba cerrado a otras personas. El tenia
rubia cabello y ojos azules. Los visitantes de Argentina
a menudo hablaban de cuántos argentinos rubios de
ojos azules había.
Cristina se puso su ropa deportiva y se puso el
gimnasio. Ella solo hizo unos pocos ejercicios y luego
fue a tomar una ducha. Daniel la recibió cerca de la
puerta.

"Estás de vuelta", dijo. '¿Estuviste de vacaciones?'

Cristina no sabía que decir. Ella no creía que nadie
supiera ella había estado ausente.
—Tuve un accidente de moto —respondió finalmente.
'Estuve en el hospital por un corto tiempo.

Daniel la miró. ¿Estás bien ahora?' preguntó.

'Estoy mucho mejor, pero solo hice algunos ejercicios
en el gimnasio hoy. Todavía tengo que ir despacio ',
respondió Cristina.

Daniel sonrió y Cristina se sintió mejor. 'Ten cuidado

entonces' Dijo y luego caminó de regreso a su oficina.
Cristina se dio una ducha y pensó en Daniel. Ella no
conocía a mucha gente en el centro de la ciudad, la
mayoría de ella amigos vivían cerca de la casa de sus
padres, y esperaba Daniel se convertiría en un amigo.

Cristina estaba cansada esa noche, pero por primera

vez no tenía dolor de cabeza. Ella finalmente pudo
olvidarse del accidente y empezar a vivir de nuevo.

Al otro lado de la ciudad, Roberto Boccuzzi también se

sintió mejor. Él y su hermano Carlos compraron todos
los