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SALVAMENTO PARCIAL DE VOTO

Con el respeto debido a los integrantes de la Sala,


procedo a continuación a dejar sentados los motivos de
mi disentimiento frente a la considerado y resuelto por
la mayoría de la Sala, en cuanto consideró que por “la
aceleración del plazo se entiende operada con la mora”,
ya que tiene lugar “automáticamente”.

Es indiscutible que cuando el acreedor está


autorizado para extinguir el plazo y efectivamente se
vale de esa prerrogativa, [que según doctrina
decantada se entiende ejercida con la presentación de
la demanda ejecutiva, salvo prueba en contrario] lo que
hace en verdad es anticipar el vencimiento de las
prestaciones pactadas para un cumplimiento futuro,
que por lo mismo, se entienden exigibles a partir de
ese instante [el de la presentación de la demanda],
conformando así un capital único [capital acelerado]
sujeto a una misma suerte.

Las prestaciones cuyo vencimiento se presenta


antes de la formulación de la demanda [capital
vencido], indiscutiblemente tienen una exigibilidad
independiente y separada –ya ocurrida-, que no puede
ser confundida con la exigibilidad de las prestaciones
cuyo plazo se da por extinguido con arreglo a la
antedicha “cláusula aceleratoria”.
Por consiguiente, en el primero de los eventos
anteriores el término de la prescripción se cuenta desde
la presentación de la demanda [se repite, por ser esa la
fecha del vencimiento y la subsiguiente exigibilidad],
mientras que para las cuotas vencidas con anterioridad
a la formulación del libelo incoativo el lapso prescriptivo
corre desde su exigibilidad individualmente
considerada.

La anterior doctrina quedó avalada con lo previsto


en el artículo 19 de la Ley 546 de 1999, cuando
estableció : “En los préstamos de vivienda a largo plazo
de que trata la presente ley no se presumen los
intereses de mora. Sin embargo, cuando se pacten, se
entenderá que no podrán exceder una y media veces el
interés remuneratorio pactado y solamente podrán
cobrarse sobre las cuotas vencidas. En consecuencia,
los créditos de vivienda no podrán contener cláusulas
aceleratorias que consideren de plazo vencido la
totalidad de la obligación hasta tanto no se presente la
correspondiente demanda judicial”. Luego, en la hora
de ahora es claro que en los créditos de vivienda que
contienen cláusulas de aceleración, es la presentación
de la demanda la que marca la anticipación del
vencimiento del plazo de la totalidad de la obligación,
cuestión que deja incólume la regla general de
exigibilidad para las cuotas vencidas, por lo que la
consideración y decisión de la mayoría en el sentido que
la “aceleración del plazo se entiende operada con
la mora”, a mo modo de ver carece de sustento legal.

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Ahora bien, en el caso que se revisa como el pago
de la última de las 36 cuotas mensuales debía realizarse
el 11 de junio de 2001, y la demanda se presentó el
17 de enero de 2002, es evidente que para ésta data
la totalidad de la obligación al ser exigible, carecía de
toda importancia la cláusula aceleratoria, pues no había
lugar a ninguna anticipación o extinción de ningún
plazo, por cuanto el de la totalidad de las cuotas se
encontraba más vencido.

Puestas así las cosas, el término de prescripción


para cada una de las cuotas debió contarse de manera
individual, esto es, a partir de la fecha de vencimiento
de cada una de ellas, esto es, a partir del momento en
que cada cuota se hizo exigible, y no desde el momento
en que se venció la primera de ellas y no se hizo su
oportuna cancelación.
En este orden de ideas, como la interrupción de la
prescripción acá se produjo con la notificación personal
a los demandados SERAFÍN VILLARRAGA Y ALFONSO
SÁNCHEZ el día 21 de marzo de 2003, por cuanto no
se notificó a los deudores el auto de mandamiento
ejecutivo dentro de los 120 días siguientes a la
notificación por estado de dicho proveído al extremo
demandante (anterior art. 90 C.P.C.), habrá que concluir
que sólo prescribieron las cuotas que vencieron antes
del 21 de marzo de 2000, más no las que tenían
vencimiento de ahí en adelante, ya que respecto de
éstas últimas no pasaron más de los tres años previstos
en el artículo 789 del Código de Comercio para el
ejercicio de la acción cambiaria directa.

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Por lo anterior, estimé y sigo estimando que le
asistía razón al recurrente pues la prescripción
únicamente podía reconocerse de manera parcial, y en
esas condiciones la sentencia no podía ser confirmada,
pues debió revocarse con las consecuencias propias de
accederse sólo a un reconocimiento parcial de la
excepción en comento.

Dejó así salvado el voto.

Bogotá D. C. 19 de julio de 2007

EDGAR CARLOS SANABRIA MELO


Magistrado

Ejecutivo de BANCO DEL ESTADO vs SERAFÍN


VILLARRAGA Y OTROS.

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