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Una visién | jaime Arocha Rodrfguez | | Rogelio Velasquez, Vidal Rozo, Roberto Pineda Giraldo, Padre Bedoyé Segundo Bernal, Luis Duque Gomez, José Rodriguez Bermtdez, Joo quin Parra, Milclades Chaves, Sergio Elias Ortiz, Victor Bedoya. Sen dos: Francisco Marquez Yéitez, Graciliano Arcila, Virginia Gutiérrex d Pineda, Sol Tax, Alicia Dussan de Reichel, Gerardo Reichel-Dolmatof, Carlos Angulo Valdés, Thomas van der Hammen, Julio César Cubille (en los afios de 1950, aproximadamente). Los datos nc Bente a part la educacién de unos mar dix, compara Creados mec mento de ot asaber; calc siones cimen dad (Fals B Se deduce tién del des tporte de un lexto mayor iste capitulo a cultura en jstoria nacic lo el orden | 7 valores sefi tirtiéndose e lenominan o PHD, Colimbia University 1076 Autowde eal Vislencia en ell Quindpero sy? Cua™ Coautor de Herederos del Jaguar y la Anaconda. Codirector pe evel: del Programa Etnodesarrollo de Grupos en Colombia, rez, se fue r Miembro del Comité Nacional del 450, Congreso Internacional a teoria de |. de Americanistas y de la Junta Directiva de la Corporacién para el Fomento de las Ciencias Sociales en Colombia. / JAIME AROCHA RODRIGUEZ En princi ‘specialistas NET Bedoya, fz, Joa Senta inex. de Inatoff, Cubillos COSAS, DATOS, INFORMATICA Y CAMBIO SOCIAL datos no existen en la naturaleza. Son construidos por la gente a partir de un entrenamiento. La sociedad se yale de la educaci6n formal y no formal para dotar a sus miembros: de mips mareos de referencia que les permiten observar, me- di, comparar y r cosas y hechos naturales o sociales, eados mediante estos pasos, los datos constituyen el funda- mento de otras tareas, determinadas también por Ja cultura, asaber: calcular, raciocinar y discutir. A su tumo, estas opera- ‘ciones cimentan el desarrollo de teorias que explican la reali- dad (Fals Borda 1980). Se deduce, entonces, que para lograr una mayor compren- siin del desenvolvimiento de una rama de la ciencia o del aporte de un cientifico es util analizarlos con respecto al con- lexio mayor que los enmarca (Uricochea 1980). En efecto, te capitulo se propone situar el desarrollo _de la ciencia de Ja cultura en Colombia, con respecto a ciertos periodos de la storia nacional, como el de mediados del siglo pasado, cuan- ido el orden que Palacios (1983: 26) lama de castas-raciales y valores sefioriales —‘mpuesto durante la Colonia— fue con- Nirtiéndose en el que autores como Fals Borda (1969: 93, 95) Kenominan orden burgués. O aquel comprendido entre 1950 y 1980, cuando se opera la metamorfosis de este ultimo orden cial en el del Frente Nacional, cuya base democratica, a su yez, se fue restringiendo como resultado de la aplicacién de la teoria de la Seguridad Nacional (Reyes Posada et al. 1978). En principio, pareceria que(ni las cosas culturales, ni los pecialistas que las convierten en datos fueran de interés cn ANTROFO! JAIME AROCHA, i > 4 3 | Colombia. El apoyo estatal y privado para su labor es bajo; } su comunidad, pequefia y atomizada, registra altas tasas de/p) doh desercién y bajas preocupantes en el reclutamiento de estu-Spizacig diantes} (ver Jimeno en este libro).(EI alto desempleo en par-| Jlegad; i te vesponde al reemplazo progresivo de los expertos en las’ otorga ciencias de la conducta humana por ingenieros, economistas y! jnstan : administradores (Arocha y Friedemann 1980; Catafio 1980),| efecti: seen proce y fib vigile Sin embargo, los datos sobre la sociedad y la cultura co- lombianas, asi como las teorias que explican su evolucion pa- recen haber sido buscados institucionalmente) Unos y otras habrian sido combinados con otros instrumentos para darle consistencia y permanencia a los érdenes sociales que se hang ido sucediendo desde la Hegada de los europeos (ver capitu- ... 4, apaiy Indi : Resulta dificil pensar en un orden social que no integre con: real juntos de especialistas en la fabr manejo y distribueién term de datos. Estos conjuntos forman un sistema de informacién, y hé cuyas funciones basicas consisten en: (i) vigilar la disponibi- lidad de recursos naturales y humanos para sugerir su explo: tacién mas rentable; (ii) supervisar las circunstancias socio: oliticas de las comunidades que constituyen el orden, y (iii) producir la ideologia y la propaganda que convenzan a la gen: te de que tanto la existencia del orden, como sus procedimien: | F tos son legitimos) (Harris 1981: 446-472: Nacla 1982). bo ) con nal site ace de El cumplimiento de esta tiltima funcién ha sido prioritarid er en la historia latinoamericana, Varios capftulos de este libra er muestran que, por una parte, los datos sobre la conducta ae: cij tual y la historia de indios ynegros han sufrido un proces¢ la de inyisibilidad.) Por otra parte, indican que la informacion nj asequible ha facilitado Ia generacién de estereotipos y distor’ siones que afirman la supuesta inferioridad socio-racial de esal personas. Y en cl caso de las teorias, no han faltado opinione! { que justifiquen los procesos de explotacién, haciendo moral! : mente aceptable el dominio ejercide por la aristocracia tertal : teniente o por la burguesia, mediante el monopolio de Ia ; armas y la tecnologia. OGIA EN LA HISTORIA DE COLOMBIA t INFORMACION Y ORDEN DE CASTAS RACIALES il doblegamiento de federaciones, cacicazgos y demas arga- s_sociopoliticas que los espafioles encontraron a su Tegada no se debié exclusivamente a la superioridad militar joorgada por la pélvora_y el caballo, Su Xriunfo, asi como la istauracion del orden seforial, en gran ‘medida se debié a la dectividad del sistema de informacién que fue desarrollando- seen estas tierras) Si bien no ordenaba hechos thediante micro- pocesadores y no los transmitia a Espaiia utilizando satélites yfibras dpticas, cra capaz de cumplir con las misiones de vigiar recnirsos, supervisar politica local y fabricar propaganda. Sus cuadros de especialistas estaban constituidos por infor- mores indigenas, curas doctrineros, misioneros, Cronistas de Indias, oidores, visitadores reales y otros burécratas.| Cédulas wiles como la de 1572 especificaban su funcionantiento, en minos de informacién deseable, metodologia de recoleccién yhasta costo de los datos (Friedemann 1980b). La funcién de vigilancia requerfa fijarse en factores tales ano: tribuito real, poblacién indigena y disponibilidad regio- mal de recursos minerales, agricolas y manufacturados. Las vi- sis de los oidores constituian la metodologia basica para ‘xopiar datos. Fundamentalmente comparaban lo tributado pun encomendero con la disponibilidad de recursos dentro la encomienda, Cuando lo tasado en metilico o en especie wa inferior al potencial estimado por el oidor, 0 si su costo tw demasiado eleyado en términos del desgaste de la pobla- fin indigena, recomendaban cambios en el trabajo indiano o heliminacién de la encomienda (Jaramillo Uribe y Colme- mres 1978: 359-363). ‘Mediante la institucionalizacién de resguardos y cabildos, i Corona se pioponia defender el recurso tributario mas im- pntente de la Colonia: la poblacién indigena\(Pachén 1980). liicticamente en toda Latinoamérica este paso ocurrid casi smultaneamente, reconociendo el dominio indigena sobre cier- lis franjas de tierra y aceptando formas semiauténomas de 32 gobierno local./Los cabildos de indios combinaban estructura politicas peninsulares con el liderato politico local) (Colmena res 1978: 133-156). Mediante datos aportados por informan: tes indigenas y por los cronistas, pudicron delimitarse los te rritorios reclamados por las diferentes etnias e identificarse lo: adalides tradicionales (Friedemann y Arocha 1982: 128-132 160-174). Pero no bastaba con delimitar los territorios tradicionale y con reconocer en los cabildos entidades capaces de ejerce dominio sobre esas reas, (Era fundamental mantener contrd militar, darle uniformidad al comportamiento de la gente y _, educar a las nuevas generaciones para que aceptaran comi natural su situacién de dominados)(ibid.). (Hoy este proces se logra saturando el entorno social con mensajes emitidos po televisién, radio y prensa escrita, medios a su vez controlado: por empresas transnacionales. Ayer, esa misién recayé sobri otra multinacional: Ja Iglesia Catélica. En lugares como Choconté, gracias a los curas doctrineros este sistema propagandistico tuvo una penetracién comparabl a la de los medios modernos de comunicacién de masas (Fal Borda 1961: 273-276). Utilizando datos de los cronistas, | Iglesia difundia im4genes-distorsionadas y negativas del indi para erosionarle Ia percepcién de_simismo y, luego, justifica Ta constante imposicién de la cultura peninsular (Pals Bord: 1969: 48-51). Valiéndose del concepto de pecado aterrorizé los adoctrinados, hasta hacerlos menospreciar la existencia te rrenal y considerar qué Io tinico valioso era el més alla (Fal Borda 1969: 49-51). Con respecto alos negros (capitulo 10), el sistema de i formacién colonial_senté Jas bases para desarrollar_dos este| reotipos: el del salvajismo y el de Ja incapacidad nata de | africanos para evolucionar) Su desarrollo se basé en el mane} distorsionado de los conocimientos que para los siglos XVI XVII ya se tenian de Africa y su gente, Asi fue posible disloca conductas sociales, polfticas y religiosas radicalmente diferes tes a las europeas, y hacer desaparecer importantes logri culturales (ibid.). ANTROPOLOGIA EN LA HISTORIA DE COLOMBIA LAS REFORMAS LIBERALES Y nenaaaa LA COMISION COROGRAFICA man- ‘i : os te-f Después de Ia independencia, el orden sefiorial comenzo a des- se los} moronarse) Uno de los primeros eslabones en la cadena de tausas de’ este cambio consistié en la poca capacidad de Ja clase dirigente, en particular de la aristqcratia~terrateniente, para“... generar nuevas riquezas”, (Bergquist 1981: 3; Ti- tado Mejia 1978: 140).\ En consecuencia, ~~... La falta de oportunidades econdémicas... en una economia doméstica es- tineada hacia de la politica un canal en extremo importante para la movilidad social” (Bergquist 1981: 3). Sin embargo, los puestos dentro del gobierno y las relaciones clientelistas que permitian administrarlos, dificilmente podian expandirse mientras los factores econémicos permanecieran relativamente «staticos. Se explican asi, los conflictos y guerras civiles moti- vados por Ja competencia para controlar Ja maquinaria buro- critica oficial (pags. 4-10). El desgaste implicado por toda esta violencia institucio- mlizada, en gran parte, determiné que, hacia 1850, aumentara la aceptacién de Ja propuesta hecha por un segmento del libe- ralismo en el sentido de que . (Participar en el mercado mundial encarnaba la posibilidad efectiva de sobrevivir como clase al mando de una nacién en el camino de la civilizacién, La idea, expuesta en sus términos mis crudos, era gxportar 0 perecer en medio de la barbarie) Ningin voeablo circula con mis insistencia que aquel de civilizacién sin6- nimo decimonénico de nuestro desarrollo econdmico (Palacios 1983: 27). Para ese grupo politico, dentro del cual la burguesia co- merciante tenia una representacién significativa, tal integra- cién era practicamente inseparable del librecambismo y, a su tuo, éste al exigir una mayor movilidad de los factores productivos y la ampliacién y consolidacion del mercado para estos, tra[eria] consigo elementos extraecondmicos progresistas evidentes: inter alia, el debilitamiento de las supersticiones campesinas, y de las JAIME AROCHA) aye 34 ideologias oscurantistas, el enjuiciamiento del orden de castas nd por ciales y de las actitudes y valores seforiales. Aporta[ria] ademés) (i, 4) el proyecto de secularizacién del Estado (Palacios 1983: 26). | 4 Grupos de artesanos, pequefios propietarios agricolas y es- clavos formaron una coalicién con el grupo anterior “... en j contra de los intereses de la aristocracia terrateniente” (Tirada Mejia 1978: 140). soci Desde cl final de la primera administracién de Tomas Cipriane dle Mosquera (1845-1849) se presentaron los primeros cambios, los cuales se realizaron principalmente durante la Presidencia de José Hilario Lopez y terminaron en la tercera Presidencia de Mos hall quera con la desamortizacién de bienes de la Iglesia... (pag. 147)/ po | « [U]na de las reformas principales del periodo fue... la sus pub pension de tarifas aduaneras, con Ja eonsecuencia de Ja ruina eq. la produccién manufacturera nacional... (pags. 147-148). Mencién especial merece Ja abolicién del estanco del tabaco... tum que se habia constituido en la més grande traba para el desarrell( jmp del cultivo. ... La esclavitud base de Ja produecién de muchol gy ¢ latifundios fue abolida por completo en el afio de 1851 (pags. 148 149)... Una ley de 1850 autorizé a las camaras legislativas 4 POT provincia, para que dispusieran lo relacionado con los resguardo 101 y capacitaran a los indigenas para que pudieran enajenar indivi dualmente las tierras que hasta el momento habian posefdo a pitt forma comunal. .. ( x Estos cambios buscaban ampliar Ia base fisica y laboral del...) sector agroexportador y asi mejorar las opciones internacid) jor nales de la cconomia colombiana, Todo ello, sin embargo j, j deberia fundamentarse en una visién realista de la geogralii nacional. De ahi que dentro de este conjunto de innovaciones en 1849, {bajo el gobierno del General José Hilario Lépez 9 pusiera en marcha el gran sistema de vigilancia de recurso bro naturales y humanos, cuyas bases institucionales ya habiai Cot sido sentadas por el General Tomis Cipriano de Mosquer Fer diez anos antes,)} La Comisién Corografica inicié el period acai formativo de las ciencias sociales colombianas. Su equipo pri b fesional multidisciplinario, bajo la direccién del ingeniero mi Jitar Agustin Codazzi, daria continuidad a la labor desarrollad (col, usay cidr \NIROPOLOGIA EN LA HISTORIA DE COLOMBIA 35 ou la Expedicién Botanica y concretaria la revaluacién de las sivllizaciones americanas iniciada unos afios antes) (capitulos By 4). A largo plazo, este sistema de informacién buscaba obte- ar la identificacién “... geografica, econémica, histérica y ieial [de la nacién]” (Barney-Cabrera 1979: 595). La natu- fileza abierta e interdisciplinaria de esta “universidad sin au- ls’ (ibid.) tuvo importantes efectos, gracias a que sus miem- hos se preocuparon por hacer una amplia difusién de sus hllazgos mediante articulos de prensa. El andlisis de Restre- p0 que aparece en este volumen, muestra cémo éstas y otras piblicaciones inchiyeron hipétesis paca explicar la conducta le las sociedades de indios, mestizos y negros que se fueron viitando. Las de Codazzi sobre las etnias del Caqueté y Pu- mayo parcialmente se alejan del determinismo racial que inperaba por la época y exploran relaciones de Ja gente con wentorno de selva tropical. Otras, como las de Santiago Pérez, ptr el contrario, fortalecian el sistema propagandistico tradi- ional reforzando los estereotipos sobre la supuesta inferiori- tid connatural de los negros del Chocé y Buenaventura (ca- plulo 10). 4/Con_sus-nuevos_mapas, datos y teorias, la Comisién fue wativizando los logros de la cultura europea) Aiios mAs tarde, pige Isaacs reconoceria que tanto su interés por los indios de hSierra Nevada y la Guajira, como la metodologia que habia wwado para estudiarlos, acusaban la influencia de Peregrina- cin de Alpha, publicacién realizada por Manuel Ancizar, mien- lr de la Corografica (Isaacs 1884: 180). Por su lado, la (omision le permitié a sus pintores —Enrique Price, Carmelo Fernandez y Manuel Maria Paz— abandonar los rigores de las aademias internacionales, concentrandose en temas locales. le ahi que la autenticidad de los dibujos y acuarelas de estos aitistas fumdamenten la prominencia del paisaje en la pintura wlmbiana (Barney-Cabrera 1979). 36 JAIME AROCHA REGENERACION Y DETERMINISMO RACIAL | » : La interrupeién de las actividades de la Comisién Corografica| | % meee parte de un conjunto mas amplio de estrategias impulsa-| | a das por la clase alta para revivir el orden de las castas racia-_! les. En abril de 1854 se cristalizé una coalicién de las élites| 1° liberales y conservadoras para atajar el levantamiento de las| a Sociedades Democraticas) Estas agremiaciones de artesanos Sa estaban descontentas con‘una politica que le abria las fronte-- @6 ras a los productos europeos. Aliadas con los militares insatis- ae fechos por la vacilacién del Estado frente al ejército nacional,|_ °*#° se proponfan imponer la dictadura del General José Maria Naei Melo (Fals Borda 1969: 88, 89; Guillén Martinez 1979: 380-| "S™! 387). reali¢ Los generales hacendados, movilizaron a sus peones, lo- Pr grando organizar un ejército particular de 14.000 hombres que Eh aplasté a Melo y a los soldades de carrera. Hubo asesinatos, ses de encarcelamientos y destierros (pags. 387, 388). Dividido y mas|_ clases bien carente de apoyo popular, el partido liberal se fue debi-| tos cor litando. Gon la crisis exportadora de 1875, los librecambistas| 1a supe de ambos partidos perdieron el terreno (Bergquist 1981: 8)! inevital que comenzaron a ganar Jos conservadores y regeneracionis-| incon¢ tas para quienes 1976) « el capitalismo “espontaneo” corroia los pilares de cualquier En A tipo de progreso: la autoridad, la tradicién religiosa y ¢l Estado central. El capitalismo antes de afirmar plenamente todos sus atri- butos requeria un orden social estable (Palacios 1983: 29). cionismo podian ji competer El eje de la Regeneracién fue la Constitucién de 1886. La) sus posic nueva carta instituyé un “estado de paz armada” que se ci-| Su agresi mentaba sobre el clero y el ejército nacional (Tirado Mejia! una man 1979). Este ultimo fue testigo de una rdpida profesionaliza-_ correspor cién, gracias al establecimiento de Ja Escuela Militar, con ase-| dado. Es soria del gobierno de los Estados Unidos (ibid.). Como es poder, m Idgico, dentro de un sistema que delegé en la Iglesia Catélica| tras que el manejo de las fronteras y la educacién, conforme Io indica’ mente a Jimeno en este libro, oficialmente se condenaron aquellas ex- estaban 1 plicaciones de la cultura humana que rifieran con la doctrina y} demann dogma catdlicos. tamente FT RE eR Te ae ee ROCHA J) ANTROPOLOGIA EN LA HISTORIA DE COLOMBIA 37 | De cierta manera, entonces, resulta paradéjico que Rafael cifiea | Niliez, uno de los principales impulsores de la Regeneracién, pulsa- | éPeyar2 la propagacién del evolucionismo anticreacionista de | racia- | Herbert Spencer. Sus teorias ya hacian sentir efectos concre- élites | 0S sobre analistas de la sociedad colombiana, como Manuel de lag Aneizar y José Maria Samper (Samper 1983). ¥ en 1882 don Poe ache Caanacho Roldan les wnlia (nee arene nats fonte- | que se llevé a cabo en Colombia por darle identidad separada ame la sociologia (Catafio 1984; Jimeno en este libro). Las cate- forall dras sobre esta nueva ciencia, instituidas en las Universidades Maria | Nacional y Republicana, permitieron la adopeién del spence- 3, 380. | tio por parte de los liberales ilustrados. Al trasladarlo “a la realidad social colombiana”, lo convirtieron en “racismo ‘sans phrase’ ” (Palacios 1983: 31). El proceso anterior ocurrié no sdlo aqui, sino en otros pai- ses de América Latina. (Con gran celeridad y eficiencia, las clases dirigentes seleccionaron, vulgarizaron y difundieron cier- ‘ tos componentes de la teoria spenceriana. Entre ellos figuran hh supervivencia del mds apto y la perfectibilidad lenta pero inevitable de la sociedad, como resultado de leyes bioldégicas incontrolables por Ja cultura) (Harris 1968: 108-141; Perrin 1976). En interpretaciones acomodadas de esta forma de evolu- cionismo,{los “blancos” colombianos, como Jos de otros Biers, podian justificar el funcionamiento de Ia libre empresa y la competencia irrestricta, Hallaban una forma de racionalizar sus posiciones de dominio: eran los mds aptos para sobrevivir.) Su agresividad contra otras “razas” podia interpretarse como una manera de poner a los mas débiles en el lugar que les correspondia, de acuerdo con las facultades que habian here- dado. Esta teorfa les ensefiaba que a medida que ejercian el poder, mejor se ajustaban para retener sus posiciones, mien- tas que ‘Jas “razas inferiores” se adaptaban més adecuada- mente a las funciones sociales para las cuales supuestamente éstaban mejor dotadas por naturaleza) Conforme sefiala Frie- demann (capitulo 10), apoyado sobre observaciones supues- tamente objetivas, el spencerismo ofrecia la posibilidad de yy JAIME AROGHA | AN 38 --por ejemplo— vex a los negros como seres poseedores de tos) m cuerpos precisos para desempenar tareas pesadas u oficios me-|_ ng nores de rutina, para soportar mejor las inclemencias del tiem-| at po o para sobrellevar penas como la pérdida de los hijos. Todo pe esto con la ventaja adicional de que a Spencer podia leérsele| bi como opositor del interyencionismo estatal y de los planes de by amplio impacto social, como las campafias de salud pablica,| ta las cuales podian obstruir el curso natural de una evolucién al enraizada en lo biolégico (Harris, ibid.). Ja Entraba al pafs un marco de referencia que permitia, entre otras cosas, legitimar los métodos de reclutamiento laboral que comenzaban a imperar por la propagacién del cultivo del café) 4 (Palacios 1983: 169-175). También las formas de expansién ¢ territorial, mestizaje e integracién indigena que el General 1 Uribe Uribe propondria, unos afios mis tarde (ver Pineda Ca- t macho en este libro). ia La vulgarizacién de Spencer fuera de los linderos del li- beralismo centenarista se evidencia en los escritos de Luis : Lépez de Mesa, Laureano y Alvaro Gémez (ver paginas 36-41 de este capitulo y capitulo 10). También en el comporta- miento de ciertos sectores de la propia Iglesia. Asi, en 1913, Ja Misién Capuchina del Valle de Sibundoy solicitaba au- torizacién del gobierno para introducir pobladores catalanes que supuestamente permitieran mejorar la raza indigena. Co- mo este proyecto no resulté factible, con el mismo propésito, los misioneros Ilevaron colonos antiequefios (Bonilla 1968: 137-148) 7 Con todo y que a Spencer se le hubiese utilizado para dar- } le ropaje cientifico al racismo, la difusién de su obra se tradujo en posibilidades de explicar fenédmenos sociales con referencia a la historia; de sistematizar los procesos de transformacién sociocultural, y de fundamentar una visién no homocéntrica de evolucidn de la tierra y de las especies que Ja ocupan. De ahi que para 1882, don Salvador Camacho Roldan realzara Ja urgencia de institucionalizar la ensenauza de la sociologia en Colombia. Esta propuesta se vendria a materializar casi de in- man als WOLA e los me- liem- lodo, sele sde ica, icion mitre Ique café | ANTROPOLOGIA EN LA HISTORIA DE COLOMBIA 39 mediato con cursos sueltos para abogados y otros profesio- nales, Gonzalo Catafio (1984) considera que en este sentido ain no se ha descrito el papel desempefiado para ese entonces por instituciones como la Universidad Republicana (ver tam- bién el articulo de Pineda Camacho en este volumen). Sin em- bargo,(el establecimiento de esa carrera tuvo que esperar has- ta 1859, cuando la Facultad de Sociologia fue normalmente abierta en la Universidad Nacional bajo los auspicios de Or- lndo Pals Borda y Camilo Torres) (capitulo 3). ISAACS MAS ALLA DE LA NOVELA Y LA POESIA Ast fuera con dificultad, {el formativo de Ja antropologia y so- cidlogia colombianas continuaba con el avance del evolucio- nismo no slo de la vertiente spenceriana, sino de otras) Es- to puede deducirse de la aplicacién del método comparativo que hizo Jorge Isaacs entre 1881 y 1882) Para entonces ocupa- ha el cargeyde seeretario de la Comision Permanente, entidad que le daba-continuidad a la-Comisién Corografica, especial- ente en su funcidn vigiladoia de recursos naturales. Quizds mas interesado en la posibilidad de explotar unas minas de rbén que en estudiar indios, Isaacs (1966) se desplazé a Ja Sierra Nevada de Santa Marta, al bajo Magdalena y a la Gua- jira. Sus observaciones sobre los indigenas de la region inclu- yen intentos por interpretar objetos arqueolégicos con base en datos etnograficos y por ver en los primeros evidencias de stapas evolutivas pasadas (Saavedra 1978). Su interés por las lmguas nativas también lo hace precursor de la antropologia que se comenzaria a practicar cuarenia afios mas tarde. Isaacs diverge del racismo_e hispanismo imperantes al se- falar el orgullo, la fortaleza, la creatividad e independencia ie los indigenas| (1884). En su poema ‘al imperio chimila, Ile- va esta tendencia un paso mas alld, catalogando a El Vaticano tomo degradador y aniquilador de pueblos (1966: 79). Ademés de pionero de Ia etnograffa, fue analista de la his- ‘aia oral) Un buen utero de paginas de La Marfa contiene uaducciones de los relatos de una nifiera esclava en recons- game Arocua | “N trucciones de paisajes, culturas y empresas de Africa Occiden- tal. Esa novela se detiene a ponderar la belleza de ashantis y achimis, su espfritu emprendedor y arrogante, su inteligencia, | — su capacidad de amar a otros seres y a la libertad, asi como el arte de sus atuendos y joyas. a 40 Continuador de la valoracién introspectiva de este pais, | ec iniciada por la Expedicién Botanica y seguida por la Comisién | er Corografica, Isaacs fue atacado por los creacionistas) Entre | vi ellos, Miguel Antonio Caro escribia que “... no podemos ab- | sc solutamente tolerar que en los Anales de Instruccién Piiblica | m de una nacién cristiana, se haya permitido el estampar [la| & adhesién de Isaacs] a la teoria de Darwin, precisamente en e] | lo punto mds repugnante de esa teoria, en lo que toca con el | ti hombre” (citado por Saavedra 1978: 2). Caro también objeté d la atencién que Isaacs le presté a los saccidotes indigenas de Ja Sierra Nevada de Santa Marta, asi como sus criticas a las actividades de los misioneros catdlicos (ibid.). fu Desde el punto de vista del afianzamiento de la identidad | cultural no hispanica en Colombia, la Regeneracién presenta| d otro contrasentido aparente: la Ley 89 de 1980. Defendida por | © Jas organizaciones que actualmente representan los intereses| ™ auténticos de los indios colombianos, si Hegara-a ser aplicada| si en su totalidad, prdctieamente solucionaria casi todos los-con- | flictos territoriales a favor de Jas comunidades indigenas. La| 4 Ley 89 detuvo un proceso de aniquilamiento fisico y cultural que durante la segunda mitad del siglo XIX parecia infrena- ble. Empero, como sefiala Pineda Camacho mis adelante, esa| legislacion no dependié de un esfuerzo por garantizar el plu-| P ralismo de la conducta, sino que se derivé del propésito de! P a 5 fortalecer a la Iglesia Catélica y atajar la proletarizacién de los indigenas colombianos. En el mismo capitulo, ese autor hace referencia a otra pa-| radoja: con Uribe Uribe a la cabeza, parte de la dirigencia liberal de principios de siglo inicié una timida revaluacién de lo nativo. “Reivindicé al mestizo... y esboz{6] un plan para| la ‘domesticacién de los bérbaros’, utilizando simulténeamente, < cHA f) ANTROPOLOGIA EN LA HISTORIA DE COLOMBIA AL ien- | ~ Colonias militares. is y | — Cuerpos de intérpretes. ia, J — Misioneros” (capitulo 4). m0 Evaluado mediante conceptos contemporaneos, como el de “etnocidio”, este proyecto para integrar 300.000 indigenas equivaldria a una propuesta de aniquilamiento cultural. Para entonces, sin embargo, aparecia practicamente como la tnica via dejada por un gran conjunto de politicos para quienes ~ solamente el Winchesttr seria la solucién adecuada al proble- a lindigenal” ... (ibid.). Y ésta apremiaba en la medida, en que avanzaba la industrializacién incipiente del pais y, por b tanto, adquirian importancia los “... vastos y ricos territo- tios [sobre los cuales] estaban asentados [grandes numeros de indigenas]...” (ibid.). ENERGIA Y SOCIALISMO Uno de los determinantes fundamentales de la modernizacién colombiana comenzo a perfilarse desde los tltimos decenios del siglo XIX.) Hacia 1910 su impacto se plasmaba con el ini- cio de la industrializacién y al poco tiempo con el crecimiento tipido de Ja red ferroviaria y vial que articularfa al pais. Con- siste en(el reemplazo de Ja energia derivada de las plantas, y de la fuerza animal y humana por la energia generada me- diante combustibles fésiles y turbinas hidrdulicas. Significa la sustitucion de fuentes dispersas por fuentes concentradas) De- hido al profesionalismo teenolégico y cientifico, asi como a lis inversiones requeridas para producir y distribuir energia a jattir de recursos diseretos y localizados, se sientan las bases pwa Ja intervencién de unas pocas empresas especializadas, soyadas por gigantescas agencias de financiamiento. Estas a siyez apuntalan manejos monopolisticos y despéticos (Harris 1378: 187-292; Santos Calderon 1983) A su turno, este reordenamiento en el uso de la energia se stlacionada con la intensificacién en el cultive del café. Apli- alos al beneficio y al transporte del grano, los motores de vapor y combustidn interna contribuian a mejorar la calidad y JADE AROGHA: 42 AN’ los precios del pergamino colombiano (Palacios 1983: 44-56; Urrutia 1972). la Aunque el crecimiento de las redes de transporte terrestre P® registré niveles significativos durante el ultimo decenio del a siglo pasado (Palacios 1983: 47), realmente fue 4 Tec Con motivo de la indemnizacin recibida por el gobierno de Co- C¢ lombia de parte del gobierno de los Estados Unidos, como arreglo) C, por el robo de Panama, [que] se inicio en 1923-1924 un acelera. 1g do proceso de construccién de obras piblicas, que tenia como base) 1g In intensa utilizacién de mano de obra, pues tineles, carreteras y ferrocarriles se construyeron con picas, palas y carretillas... (Ti rado Mejia 1978: 305) cy la Uno de los efectos mas notorios de este programa de desai gj rrollo infraestructural, consistio en Ja “migracién de campesi: m nos a las nueyas fuentes laborales)..”. Li glolo:por Ja demanda de brazos sino timbien perquc’ enchamaand veces el contrato implicaba el traslado del obrero a regiones aleja in das e insalubres, Jos salarios para los trabajadores de obras publi cas aumentaron... (ibid.) Sin embargo, en las areas cafeteras donde cada cosecha re quiere una alta disponibilidad de mano de obra, los efectos del programa de construccién podian ser particularmente ne! gativos, [En Cundinamarca y Tolima] [dJesde el momento en que Ja mi gracién de campesinos se inicié, los terratenientes trataron de con servar la mano de obra en las condiciones de explotacién tradiciol J; nales, pero los campesinos exigieron salarios mas altos, 0 que e las parcelas ademas de los cultivos tradicionales se les dejara plan tar café, producto que les permitia un ingreso mayor y monetari zado. Los terratenientes se opusicron, alegando que el café era uy Ct cultiyo de larga duracion y que en cl momento de un desalojo » p elevaria cl monto de las mejoras que tendrian que pagar. Ante ¢ 1 desacuerdo, los campesinos procedieron a organizarse en ligas cam Jj pesinas, a invadir tierras y a exigir contratos mds favorables../ Pp Tirado Mejia 1978: 306). Ay AROCHA, 44-56; errestre pio del |e Co- parreglo acelera- no base. AVTROPOLOGIA EN LA HISTORIA DE COLOMBIA & La urbanizacién, el crecimiento de las primeras industrias, | industrializacién de las 4reas rurales y los movimientos de poblacién agudizaron la diferenciacién social y la toma de conciencia de clase/La sindicalizacién de los obreros de la ciu- dad y del campo desembocaria en las primeras protestas co- ketivas, incluyendo la de estibadores de los puertos de la Costa Atlantica en 1918, la de los obreros de la Tropical Oil Company de 1924 y la huelga bananera en 1928 (Fals Borda 1969; 123, 124; Guillén Martinez 1979: 501- 508; Tirado Mejia 1978: 307-314) Este andamiaje de fermento jpopular sostenia la vision de ‘Los Nuevos”, un grupo de intelectuales que se inspiraba en hs ideas de Rafael Uribe Uribe en cuanto al papel interven- cionista del Estado y a su responsabilidad frente a la transfor- macion de la estructura agraria (Fals Borda 1969: 127, 128) Lox. nuevos influyeron y se dejaron influir por el movimiento Bachuéy aquel conjunto de artistas esforzados por “... dibujar una autenticidad que timidamente hacia referencia al pasado indio...” (Friedemann y Arocha 1982; 19). Entre 1925 y 1930 miembros de una y otra agrupacién ori- ginaron los partidos Socialista Reyolucionario y Comunista Co- lombiano (Fals Borda 1969: 128, 129). Aspiraban a un orden social con estructuras abiertas e igualitarias, dentro del cual la gente desempenara un papel activo en su propio destino, utilizando instrumentos empiricos, tecnologicos y cientificos para planear el resultado de s' actividades ' y hacer una épti- ma utilizacién de la naturaleza en su propio beneficio) (pags. 130-136). Introdujeron también una estrategia de afirmacién nacio- nalista basada en la exaltacién de lo aborigen. Por su timidez con respecto al aporte africano en América, Friedemann (ca- pitulo 10) Ia ha Hamado “americanismo criollo”. Pineda Ca- macho (capitulo 4) explica que respondia a la influencia de las revoluciones de octubre y la mexicana, en parte canalizada por José Carlos Maridtegui, H. Castro Pozo, Victor Raul Haya de la Torre y otros pensadores latinoamericanos. Ellos —inte- a ' 44 JAIME AROCH. resados en aplicar el paradigma marxista a las condiciones de: estos paises— hab{an originado movimientos politicos como el pe APRA en Pert, Reunidos en Buenos Aires, en 1929, los comu-| Ile nistas latinoamericanos, por su parte, habian expresado que la) E dictadura del proletariado indio representaba un ideal revolu- te cionario de América Latina. Se realizaria mediante la instaura-| cién de reptiblicas como la Quechua y Aymara en el Pert o| Vé la Negra de Oriente en Cuba (ibid.). er En Colombia los indios del Cauca, del sur del Tolima, del ¢ Huila y de la Sierra Nevada de Santa Marta por su organiza- cién © ideologia comunitaria y por las luchas agrarias que habian iniciado auténomamente fueron el foco. \Al plantear soluciones al problema indigena, desde la perspectiva socialis- ta, se abandona por primera vez el racismo que hasta entonces' 4 imperaba. Los conceptos de autodeterminacién y afianzamien- (a to en la identidad cultural) conforme los plantearia Torres Gi- raldo entran en la escena ‘(ibid.). a Para entonces quedan sentadas las bases de lo que mas tarde se concebiria como(ciencia social comprometida, cuyo| q ejercicio se ha visto entorpecido por el peso que algunos de}, sus practicantes le conceden a las doctrinas politicas) En 1937, . [Dlespués de Ja derrota en las elecciones presidenciales™), fel partido comunista] rectificé6 su linea de conducta, aban-| }, donando paulatinamente sus planteamientos més originales, acerca del cardcter especifico de la revolucién americana...”| 1 (Pineda Camacho, capitulo 4). ¢ A medida que en el pais se afianzaba el vinculo entre so. / cialismo e indigenismo, el perfodo de formacién de las ciencias_ | sociales.daba via a uno de generacién auténoma de conoci-| * mientos) Este ultimo se consolidaria atm més con el ingreso al? pais de las escuelas y los métodos de investigacién sociocultu- ] { ral que cimentarian una prdctica profesional opuesta a Ja an- terior. (Se fundamentaba en una antropologia mas técnica que, humanista, entre cuyas metas figuraba la objetividad enten- dida como neutralidad yalorativa, ]

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