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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA DEFENSA


UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL POLITÉCNICA
DE LA FUERZA ARMADA NACIONAL
NÚCLEO FALCÓN
CÁTEDRA BOLIVARIANA II

ANALISIS
Camino a la inmortalidad.
Restos a Venezuela.

Realizado por:
Luis José Vargas Arias c.i.: 28.369.002
Rodolfo David Sánchez Guanipa c.i.: 27.961.911
Ing. en sistemas “A” VI semestre
CAMINO A LA INMORTALIDAD

La enfermedad que tuvo el Libertador a lo largo de su vida y las muchas


crisis que presentó en los últimos años de ella sin duda tuvieron que influir en
alguna forma en el desarrollo de las guerras de la independencia, el nacimiento
de la república y tal vez mucho más, en la evolución de los hechos que llevaron
a la desintegración de su obra política.
Un 7 de mayo Bolívar sale de Bogotá, sin poder regresar a Venezuela
por miedo al gobierno de Páez, fue a las costas para descansar. Colombia
estaba en tiempos de crisis política y social y necesitaban a Bolívar, pero los
medios lo enviaron a Santa Marta debido a que su enfermedad estaba muy
avanzada. Llega a la Hacienda San Pedro Alejandrino, que su dueño puso a
disposición del libertador, en donde fue atendido por el Dr. Reverend, que en
sus notas (escritas a principios de diciembre) decía "El enfermo disimula los
padecimientos, pues sólo a algunos quejidos. Se le nota un sensible
entorpecimiento de sus facultades mentales".
El 10 de diciembre el Liberador da su última proclama, donde asistieron
sus más íntimos amigos, José Laurencio Silva, Mariano Montilla, Joaquín de
Mier, Ujueta, Fernando Bolívar, etc., el notario Catalino Noguera empezó a leer
el histórico documento, donde Bolívar principalmente agradecía a todos por su
apoyo, y daba palabras de resentimiento a sus enemigos, señalando que los
perdonaba. Ese mismo día también redactó su testamento, en el cuál
encomendó su alma a Dios, dona parte de sus viene a sus Hermanas a los
hijos de su hermano. También dedicó una parte de sus vienes a saldar sus
deudas, todos los reconocimientos recibidos fueron donados, así como también
la espada que le regaló el gran mariscal de Ayacucho, la cual fue devuelta a su
esposa, y por último que sus restos sean regresados a Venezuela.
RESTOS A VENEZUELA

Simón Bolívar muere el 17 de diciembre de 1830 en la quinta de San


Pedro Alejandrino en Santa Marta, Colombia. Y el 20 de diciembre El
Libertador es enterrado en la Catedral de Santa Marta en el panteón propiedad
de la familia Díaz Granados. Un año después un fuerte temblor daña el
sepulcro donde se encontraban los restos del Libertador. Ante el peligro de que
fueran profanados, el juez político, Manuel Ujueta, traslada los restos hasta su
casa situada en la calle Grande, conservándolos hasta que la bóveda fue
restaurada. Los restos son sepultados nuevamente el 29 de mayo.
El 24 de Julio de 1839, los restos del Libertador son trasladados hasta
un lugar más destacado de la catedral de Santa Marta al pie del altar mayor y
es colocada una lápida de mármol mandada a hacer por el capitán Joaquín
Márquez, con la inscripción: “Bolívar Libertador de Colombia y Perú y Fundador
de Bolivia. Y el 29 de abril de 1842 el gobierno de Venezuela decide finalmente
solicitar al gobierno de Colombia el traslado de los restos del Libertador y se
publica el primer Decreto Sobre Honores a la Memoria del Libertador Simón
Bolívar. El presidente José Antonio Páez emite el segundo decreto que
reglamenta el acto del traslado de los restos del Libertador. Allí se crea la
comisión venezolana responsable para tal fin. Integrada por José María
Vargas, como presidente, José María Carreño, Mariano Ustáriz y Manuel
Cipriano Sánchez. Ángel Quintero como secretario del interior, se encargará de
los preparativos de la ceremonia, mientras Agustín Codazzi de la adquisición
de los objetos y alegorías que serían usadas para el acto.
Los primeros días de noviembre de 1842, los integrantes de la comisión
venezolana encargada del traslado zarpan de La Guaira y se dirigen a
Colombia en el navío francés Circe, acompañados por las fragatas
venezolanas Constitución y Caracas. Rafael Urdaneta y Agustín Codazzi
habían partido para Europa con el encargo de comprar los pertrechos para el
cortejo fúnebre que se utilizarían para la ceremonia, llevaban 5.000 pesos del
erario público. El 18 de noviembre de 1842 llegan al puerto de La Guaira 32
bultos de mercancías adquiridas en Francia para la celebración. Las
comisiones de Colombia y Venezuela acuerdan realizar la exhumación este
día. A las cuatro de la tarde, las campanas de la Iglesia anunciaron que la
ceremonia iba a comenzar. Estaban presentes, la comisión colombiana
presidida por el general Joaquín Posada Gutiérrez e integrada por el obispo
doctor Luis José Serrano y el señor Joaquín de Mier; por la comisión
venezolana fueron invitados el doctor Alejandro Próspero Reverend y Manuel
Ujueta. Ellos identificaron el cuerpo y la comisión neogranadina pidió que le
otorgasen el cofre con el corazón de Bolívar, lo cual les fue concedido.

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