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2003
AMADOR AUSENTE
Leyla Selman
El Consejo Nacional de la Cultura y las Artes cuenta con la aceptación de la autora para la
publicación de esta obra.
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Personajes:
Rogelia
Ramón
Ausente
Amador
Síntesis argumental
La situación de detenidos desaparecidos, esta vez tratada con recursos metafóricos a través
de la hediondez de uno de sus personajes, cuyo estigma pesa con fuerza sobre su entorno
social.
ROGELIA : Nació hediondo. Cuando me lo entregaron lloré y lloré porque pensé que no
me lo cuidaban bien, que no lo cambiaban, y que por eso estaba así.
Cuando nos fuimos a la casa yo lo cambiaba como treinta veces al día, pero
ese olor no salía con nada con nada, lo bañaba lo frotaba y no había caso.
Me empecé a obsesionar, lloraba todas las noches... Un día mi marido me
dejó, no aguantó más la situación... “Llega a haber neblina”, fue lo último
que me dijo... Y así me quedé, sola con mi cabro y con ese permanente
olor como a mierda vinagre. Yo reconozco -Dios me perdone- que muchas
veces me dieron ganas de dejarlo botado, muchas veces vomité y una vez
estuve a punto del suicidio... Un día todo cambió para peor. Nunca me voy
a olvidar, tenía diez años y andaba jugando con sus amigos, al ratito entró a
la casa todo sucio ¡y con una cara! Blanco. Desde ese día no hubo caso,
tomó conciencia de su hediondez y no quiso salir nunca más a la calle. Se
ha pasado toda la vida así, encerrado en su pieza. No le gusta ni que yo
entre a tratar de hacerle remedios ni a conversarle ni nada. Y algunas veces
no duerme, yo sé porque no apaga la luz. ¿Qué pasará por su cabeza?, me
pregunto yo. Usted no me va a creer, pero el Amador -así se llama- es tan
bien parecido precioso varonil y todo, ¡pero el olor!... Lo llevé a muchos
doctores, pero nadie supo decirme qué tenía, se cruzaban de brazos y me
apuraban para que me lo llevara rapidito. Me salió fuertón el cabro, qué le
voy a hacer. Y no vamos a culpar a la gente tampoco porque –se lo digo yo-
el olor es insoportable. ¡Cómo va a ser uno feliz así!... Bueno, pero fue en
su encierro que descubrió que podía hacer esto (le muestra unos escudos
chilenos artesanales). ¡Mire que cosa más bella! -es un artista mi hijo-, no
sé si es un delfín o un tiburón, pero es bello finalmente. Vale tres mil
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quinientos pesos, pero por ser usted se lo dejo a tres mil.
RAMON : Señora, ya le dije que no tengo ni uno. ¿Por qué no se espera a que llegue
el patrón? Aunque no creo que le vaya a ir na´ muy bien con él porque es
así con la plata, con decirle que hace un mes que no me paga. Yo tuviera...
le compraría.
ROGELIA : Ya, está bien. La cosa está mal para todos, qué le vamos a hacer.
RAMON : Oiga, señora, ¿es verdad la historia que me contó?
ROGELIA: : ¡Sschh! Claro que es verdad... ¿Por qué?
RAMON: : Porque hace años yo conocí a una señorita, no me acuerdo cómo es que se
llamaba, que no olía nada nadita ni la mierda de caballo ni la rosa más
olorosa. ¿Se imagina si le presentara una niña así a su hijo? Le cambiaría
la vida.
ROGELIA : ¿Pero está seguro de que no olía nada?
RAMON : Seguro. Nada.
ROGELIA : Yo nunca había escuchado de un caso así.
RAMON: : Yo tampoco de uno como el suyo, pues.
ROGELIA : ¿Y usted sabe cómo podría ubicarla?
RAMON : Ahí me pilló, fíjese que no tengo idea.
ROGELIA : Qué lástima.
RAMON : ...Pero... usted, señora, podría poner un aviso en el diario: “Se necesita
mujer bonita que no huela nada nada nada”.
ROGELIA : ¡Uy, claro! Usted es un ángel. Muchas gracias.
RAMON : De qué señora. Hágalo no más, cómo sabe.
ROGELIA : Me voy derechito al diario. Muchas gracias otra vez. Hasta luego
RAMON : De nada. Hasta luego. Y si le va bien, me cuenta.
ROGELIA : Claro, pues. Adiós.
AMADOR : ¡Qué fetidez tan aguda que estiliza mis palabras sólo para describirla con
talento! Podrido, yo como nadie soy la suma de todo lo humano, hediondo
por fuera hediondo por dentro, pestilencia desde los pies hasta la cabeza.
Qué derecho se puede tener ni exigir ni esperar cuando fuiste escogido por
razones misteriosas que no te serán explicadas para llevar la corona de la
tragedia. Es verdad, estoy cagado meado y vomitado, no tengo derechos ni
voluntad no tengo igual ni parecido, soy el rey del exilio. Te he visto
palidecer tantas veces, aunque quieras asumir culpas sobrehumanas aún
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así no aguantas mi presencia. Siento tu resistencia. Te he escuchado hacer
arcadas, he buscado escucharlas. ¿Qué hice yo para merecer este castigo?
¿Cuál es el nombre de esta patria que a sus muertos niega y donde los que
se presumen vivos le dan la espalda y a mí me condenan a odiarme? La
lucidez putrefacta de la carne escondida desaparecida yo la padezco y
mientras más trato de distanciarme más siento mi olor. No puedo escapar y
resignarme, sería morir impávido en esta irrespetuosa hediondez, sería
reconocer que no soy hombre y que puedo soportarme. Sería denigrarme
yo mismo. ¿Soy hombre, mamá? ¿Soy hombre? Respóndeme, mamá.
ROGELIA : Ya pues, hijo, no te pongas así. Te digo que ella no huele nada nada nada.
Es maravillosa, tú mismo lo puedes comprobar. Por favor, acepta su
compañía.
AMADOR : ¿No me estás mintiendo?
ROGELIA : No. Te digo que la sometí a pruebas terribles y ni se inmutó.
AMADOR : Pero nada es más terrible que mi olor
ROGELIA : Amador, la carne descompuesta mezclada con la mierda mía supera tu olor,
te lo digo yo, que soy tu madre. No es inteligente que te niegues, estás
perdiendo la cara de humano, pareces un fantasma.
AMADOR : Un fantasma es un resto de algo y yo no he sido nada... Tráela, pero ahora
no. Tráela mañana, ahora estoy trabajando.
ROGELIA : No. No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy.
AMADOR : ¿Será cierto que no huele? Un ser humano que no me huela a mí, tan feroz
contrincante, el mejor de los espantos. Una mujer que no es mi madre, una
mujer que no me mire con esos ojos agotados acabados por su vida, por mi
olor que es su vida. ¡Qué clase de esperanza me trae ahora mi madre! ¿O
será su venganza? Si en el fondo de su amor me odia. No te muestres tan
ansioso que si es cierto tienes que jugar a ser humano. No tengo ni siquiera
un consejo, preferiría que no entrara, mi olor ya no es sólo hediondez, es
fealdad, limitación. ¿En qué caso una mujer es para un hombre lo que ésta
para mí? Porque soy hombre, lo soy.
ENTRA AUSENTE.
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AMADOR : A lo mejor huelen un poco mejor.
AUSENTE : Su mamá me dijo que usted era así
AMADOR : ¿Así cómo?
AUSENTE : Medio negativo amargado. Miren que pensar que las nubes puedan oler
tan mal.
AMADOR : ¿Y cómo crees que huelo yo?
AUSENTE : ¿Usted? Yo creo que usted huele algo así como a encierro, como a corazón
enjaulado, como una chaqueta que guardo en el último rincón de mis cosas,
nunca la usé, nunca me quedó bien, la última vez que la vi se estaba
poniendo verde y es roja.
AMADOR : ¿Culpa de ella o tuya?
AUSENTE : ¿Cómo?
AMADOR : ¿Nunca te quedó bien porque ella no satisfacía tu gusto o porque tú no
supiste acomodarte a ella?... Decidiste abandonarla porque era mucho
para ti y ahora después de tanto tiempo ya no es de tu gusto porque se está
poniendo verde y era roja...
AUSENTE : Dije que usted podía oler como esa chaqueta no que era la chaqueta
AMADOR : ...
AUSENTE : ...
AMADOR : El silencio es una pretensión no una realidad, ¿lo sabías?
AUSENTE : Se me secó la garganta, el aire está denso aquí, voy a buscar agua.
SALE AUSENTE.
EN EL CEMENTERIO
ROGELIA : ... Se llama Ausente y no huele nada. ¡Estoy tan contenta! Y mi hijo, aunque
no dice nada, también está contento. Ya no deja la luz prendida en la noche
lo que quiere decir que duerme así que por ese lado estoy bien tranquila.
RAMON : ¿Y por qué lado no?
ROGELIA : Es que cuando no es una cosa es la otra. Fíjese que hubo cambio de
vecinos y este nuevo ha ido varias veces a reclamar por el olor. La última
vez estaba bien agresivo, dijo que me iba a denunciar por insalubre. Yo no
sé qué hacer. Parece que el Amador enamorado es más hediondo todavía.
RAMON : ¿Nunca le habían reclamado antes?
ROGELIA : Sí, pero al final los vecinos se iban solos porque arrendaban no más. En
cambio éste compró la casa. Yo lo encuentro tan injusto, yo soy limpia, mi
casa está limpia. ¿Usted cree que el Presidente me pueda arreglar mi
problema? El vecino dijo que iba a llegar hasta las últimas consecuencias.
RAMON : Pero si el Presidente no es Dios, pues, señora.
ROGELIA : Por lo mismo, yo con Dios no cuento para nada. Y eso si es que existe,
porque si usted supiera cuánto yo recé para que mi hijo un día amaneciera
olorosito. Y todas las mañanas despertaba llena de esperanza y todas las
mañanas el olor me desesperanzaba, así que Dios, si es que existe, parece
que no me puede ayudar. ¿Y quién le sigue? El Presidente, pues.
RAMON : Pero los presidentes son mandados a hacer para no hacer nada y usted no
va a ser la primera madre que pide justicia por un hijo desaparecido
escondido o hediondo en su caso. Así que si se va a ir por ese lado vaya
haciéndose el ánimo pa´ andar toda la vida esperando. Y al final se va a
cansar tanto que sin darse cuenta va a estar esperando morirse pa´
encontrar la justicia en el cielo y en su caso que ni en el cielo cree va a
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tener que hacerle empeño al infierno porque a algo hay que aferrarse...
Como yo, que daría la vida por este muerto. Para mí, éste es el muerto más
importante del país. Yo lo encontré, pero nadie sabe y es mejor así porque
o si no habría un montón de señoras queriendo quitármelo. ¡Y qué hago yo
sin él! Estoy seguro de que éste es el mío, pero no puedo probarlo. Lo
busqué por todos lados... y un día, sentado y cansado, mirando el
horizonte, pensando en él, buscándolo en mi alma, lo encontré. Estaba
sentado encima de él por ahí por donde le empieza el pecho. Si no fuera
por la mano que se asomaba y que no por muerta dejaba de ser su mano
todavía estaría buscándolo.Tuve suerte. Yo le aseguro que este es mi
muerto, lo malo es que no lo puedo probar no ve que ya no tiene cara. Por
eso tengo que cuidarlo como hueso de santo porque cualquier día me lo
quitan. ¿Se imagina? Usted estará de acuerdo conmigo en que los que no
viven las cosas son mandados a hacer para opinar sobre el olvido y yo no
quiero olvidar, no puedo, si a la memoria no se la mandonea.
ROGELIA : Es un caso perdido tratar de hacer entrar en razón a la memoria. Pero
usted por lo menos tuvo suerte y encontró a su muerto. ¡En cambio yo! Y
ahora con lo del nuevo vecino... Voy a tener que recurrir al presidente no
más, no me queda otra, no ve que yo soy sola... ¡Miren que haberme
abandonado y dejarme con toda la carga a mí!
RAMON : ¿De su marido me está hablando?
ROGELIA : Sí, de él. ¡Cómo si yo tuviera la culpa de que mi Amador me hubiese salido
así!
RAMON : ... Bueno... pero por lo menos ahora apareció la señorita Ausente.
ROGELIA : Sí, ella es un verdadero milagro. Yo creo que mi cabro está enamorado,
anda tan inspirado, cada vez más talentoso. Mire, vale tres mil quinientos,
pero por ser usted se lo dejo a tres mil, no, a dos mil quinientos.
RAMON : Señora, todavía no me han pagado.
ROGELIA : ¿Y su jefe anda por ahí?
RAMON : Se fue justo cuando usted llegó.
ROGELIA : Bueno, ¡qué pena! Mala suerte no más. Otro día lo paso a ver.
RAMON : Ya pues, señora. Ojalá se arregle el problema con su vecino.
ROGELIA: : Y ojalá a usted le paguen... Adiós.
AUSENTE : Me siento débil, el amor es así. “Debilita a los fuertes”, eso decía mi abuela.
¡Qué importa que no pueda oler si puedo verlo todos los días! No lo puedo
seguir negando, me enamoré. El describe los olores como si fueran
poemas. Me siento enferma, no debería ser así. Es como estar en un
precipicio a punto de caer por el puro gusto de caer de ir cayendo. Pero
qué habrá después. Mi fantasma..., siempre soñé con él. ¿Qué hago, me
tiro o me quedo aquí a punto de caer?
AMADOR : Parece que soy más humano de lo que pensé, más malo que bueno.
Ausente. Ausente. Que nombre más angustiante para el que lo nombra,
me estoy aprovechando. ¿Me estaré vengando o me estaré cagando yo
mismo? Y este olor a podrido cada vez lo siento más fuerte. No puedo
creer que ella no lo sienta. Yo soy el único ausente del mundo, marginado,
y ahora con una suerte extraña y ausente.
ROGELIA : Hoy no aguanto su olor, me recuerda al padre. ¿En qué me puedo
entretener? Ni las flores se dan en esta tierra. A veces me gustaría abrir la
puerta y dejar que este olor inunde este país de mierda. Debería acabar
con toda esta vida así como mi pelo que está muerto desde que él nació.
No quiero vomitar otra vez. Yo siempre he sido limpia, ¡de dónde engendré
este hijo! Lo bauticé siete veces y no hubo caso, si es que fue un pecado
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parece que fue el mío el más grande de todos. Hoy no aguanto su olor. Y
no importa dónde vaya, es tan mío como de él. Las madres nos
condenamos por las pasiones de los hijos. ¿En qué me puedo entretener?
Ordenar, limpiar, tantos años llevo en esto que cada vez me sobra más
tiempo y para qué, qué hago con el tiempo. El se odia y yo a veces también
lo odio. Otras veces me odia a mí y yo siento en mi espalda la culpa como
una espada y me odio también. ¡Odio fétido! Para qué estoy aquí. No quiero
vomitar otra vez. Las gotas de amor que me quedan se me arrancan con el
asco y las tengo que engordar para el hijo que detuvo mi vida.
AUSENTE : No entiendo su indiferencia, yo pensé que me quería. No me ha querido
hablar de olores, no me ha mirado, ya no quiero caer. ¿Cuál será el olor de
la tierra? Es tan rara tan dura tan fértil tan fuerte. Esconde tantas cosas
tantos muertos, a todos los muertos. Yo prefiero estar sobre nubes, pero
eso ya no depende de mí.
AMADOR : Hoy no la miré, me siento fuerte me siento hombre. Ella me miraba, yo
sentía que me miraba. Hoy no la miré, pero mañana sí. Mañana inventaré
olores que nunca he vivido, para ella, para verla subir a sus nubes cada vez
más cerca del cielo que mata.
AUSENTE : “El amor huele a ti”, eso me dijo. Y yo vi que me miraba con los mismos ojos
que he soñado siempre. Mi fantasma detuvo mi caída, estoy suspendida
entre el cielo y la tierra. ¿Quién sabrá de amor más que él?
AMADOR : El amor debe oler como ella, eso no es mentira. Ella nació para amar, para
llenarse de palabras y caricias. No puedo resistirme, el deseo es tan fuerte
como mi olor.
AUSENTE : Hoy hizo demasiado calor, demasiado calor para el amor. ¿Será cierto que
Dios no huele?
AMADOR : Hoy no pude jugar ni a lo uno ni a lo otro, mi olor me molestaba demasiado,
me avergonzaba ante ella.
AUSENTE : ¿Dónde nacen las gaviotas?
AMADOR : Donde rompen las olas y la espuma blanca coquetea con la arena, de ahí
arrancan las gaviotas volando.
AUSENTE : ¿Y por qué arrancan?
AMADOR : Porque el mar siempre ha querido volar. Las gaviotas son pequeños
fragmentos de su alma que se arrancan, pero sin alejarse demasiado.
Huelen a libertad...
EN EL CEMENTERIO.
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RAMON : ¿Y cómo le ha ido con el vecino?
ROGELIA : Ahí estoy, dando la pelea. No me queda otra, por mi hijo yo hago lo que
sea. ¿Y a usted le pagaron?
RAMON : Todavía no
ROGELIA : Bueno, ¡y para qué sigue trabajando entonces!
RAMON : Es que no podría hacer otra cosa... No sabría tampoco.
ROGELIA : Por eso se aprovechan de usted. ¿Pero cómo no va a querer hacer otra
cosa? Esto que usted hace es tan triste, y gratis además.
RAMON : Cuidar a los muertos -o buscarlos- es un trabajo muy importante
ROGELIA : Sí, pero usted cuida a uno solo.
RAMON : Pero yo daría la vida por este muerto.
ROGELIA : Está bien, anda tanta gente buscando a los suyos en este país...
AUSENTE : No imaginaba lo raro que podía ser. Casi desprovista de alma, casi, por eso
me sentía tan incompleta. Mi abuela nunca me dijo que el amor consumado
hacía milagros: puedo oler mi piel, ahora ansío oler la suya y quedarme
sumida para siempre en su pecho. No aguanto la ansiedad por contarle que
su amor me ha completado... Pero ya no tendrá gracia que él me describa
los olores. ¿Afectará eso mi amor por él? Imposible. Dios no huele. Mi
fantasma debe oler como he soñado, no puedo describirlo con palabras, tal
vez cuando esté junto a él...
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RAMON : Que así son las madres, arriesgadas. No les importa dejar la cagada porque
como son madres se quedan pegadas en el dolor del parto, creen q:ue eso
les da derecho a todo, pero uno no entiende de esas cosas. Abren la boca
como si estuvieran pariendo y uno no entiende de esas cosas. Con todo
respeto, por supuesto, señora.
ROGELIA : Debí haber adivinado que usted era un madrefóbico. Pero mi Amador no es
un mal agradecido como usted. Se me queda callado, no me vuelva a
interrumpir y no se mueva de aquí porque pase lo que pase va a tener que
asumir su parte. ¡Andar avergonzándose de la madre no tiene perdón de
Dios!... ¡Amador, ándate a tu pieza!
AMADOR : Ausente, estás pálida.
ROGELIA : ¡Andate a tu pieza te dije!
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RAMON : Usted sabe de muertos, señora. Yo reconozco este olor y no es na´ de su
hijo. Usted no se ha hecho cargo de su muerto, por eso su hijo está
hediondo, pero no nació así. ¿Dónde están todos los muertos, señora?
Usted está más cerca que yo de la respuesta. ¿Dónde está el suyo?
¿Quién hizo el suyo? ¿Qué pasó con su marido? Hágase la tonta, no más.
Pero el mal olor está en las memorias porque al recuerdo no se le
mandonea.
F I N
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