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1 Siglo XVIII (Ilustración )

La poesía neoclásica tiende a unos versos pulcros y de carácter didáctico,


alejados de los excesos. Esta encuentra en la fábula su intención
pedagógica y satírica. Son versos correctos pero carentes de emoción
poética. Los temas son a veces referentes a la realidad inmediata y otras
son temas tradicionales tomados de fabulistas clásicos como Esopo.
Destaca Felix María de Samaniego, con temas de la moral tradicional y un
verso no muy variado pero fácil y con obras como La cigarra y la hormiga y
La lechera, y Tomás de Iriarte, con versos menos brillantes pero más
variados y obras como El burro flautista o La mona.
En poesía también destaca el prerromántico Melédez Valdés, con versos
bucólicos de temas amorosos (Odas a Lisi, La paloma de Filis) o de tema
moral y filosófico que muestran las ideas de su tiempo ilustrado (La
mendiguez, El filósofo en el campo…).
El teatro, el autor más representativo fue Leandro Fernández de Moratín.
Sus obras se atienen a las reglas del “buen gusto”, como la regla de las tres
unidades, que indicaba que la obra debía desarollarse en un solo lugar,
como máximo a lo largo de un día y mediante una sola acción. Sus obras
tienen un carácter didáctico, según la idea ilustrada de “enseñar
deleitando”. Su estilo es cuidado y destaca el trazo psicológico de algunos
personajes. Su tema predilecto es la libertad que las hijas han de tener en la
elección del marido y la igualdad de edad entre los cónyugues, y con este
tema lleva a cabo numerosas obras, como el sí de las niñas (en prosa) y el
viejo y la niña (en verso). Tambié escribe otras obras como La comedia
nueva o El café (en prosa) en la que critica los malos autores dramáticos y
las malas comedias posbarrocas de la época
En pensamiento y ensayo destacan:
José Cadalso. Sus Noches Lúgubres están influídas por las que el poera
Edwars Young había publicado a mediados de siglo. Están formadas por
monólogos y diálogos en prosa ocurridos en tres noches en las que el
protagonista manifiesta un ambiente tétrico y prerromántico. Expone temas
de la vida y el hombre y su estilo se acerca al lenguaje poético.
En Cartas marruecas traza una visión crítica de la España de su época. Con
un estilo satítico o a veces más serio, indica los diversos males que han
ocasionado la decadencia del país
Benito Jerónimo Feijoo: pone de manifiesto mediante un lenguaje sencillo
los diversos males que impiden avanzar al país. Aborda numerosos temas,
como la crítica a la filosofía escolástica, la necesidad del estudio de las
ciencias naturales o temas referidos a la literatura, la teología o la moral.
Destacan sus obras Teatro crítico universal y Cartas eruditas y curiosas.
Gaspar Melchor de Jovellanos: utiliza una prosa elegante y de valor literario
para escribir obras en las que reflexiona sobre los problemas de España y
propone una solución. Destacan obras como Informe sobre el expediente de
la Ley Agraria o Memoria sobre educación pública.
Romanticismo
En la prosa destaca la literatura costumbrista, con autores como
Mesonero Romanos, de estilo sencillo e iróico y con obras como Escenas
Matritenses en la que recrea los ambientes madrileños y Estébanez
Calderón, de lenguaje más elaborado y con obras como Escenas andaluzas,
más colorista y con ambientes característicos de esta tierra. Tambien
destaca la novela histórico-legendaria con Enrique Gil y Carrasco (El señor
de Bembibre)
La poesía romántica puede clasificarse en dos tipos: la lírica y la narrativa.
La poesía lírica expresa los sentimientos. 1tiene un mayor subjetivismo, 2la
naturaleza y el paisaje son el reflejo del alma del poeta, 3abunda el tema
amoroso y 4se utilizan versos y estrofas distintos en un msmo poema.
Destaca en la primera mitad del s XIX José de Espronceda, y en la segunda
mitad el romanticismo tardío de Gustavo Adolfo Béquer y Rosalía de Castro.
La poesía narrativa trata temas inspirados en la literatura anterior o hechos
históricos o legendarios de la Edad Media o del siglo XVI. Utiliza el romance
y tiene un estilo colorista, con abundantes recursos poéticos. Los máximos
exponentes de la poesía narrativa son José de Espronceda, el Duque de
Rivas y Zorrilla.
El teatro del Romanticismo se caracteriza por 1el rechazo de las reglas
neoclásicas (la regla de las tres unidades), 2la mezcla de elementos
cómicos y trágicos, 3la predilección por el drama, 4la vuelta hacia temas del
teatro clásico y las preocupaciones sociales, 5la utilzación de héroes llenos
de rebeldía, ansiosos de libertad y con un destino frecuentemente trágico,
6la gran variedad métrica (una misma obra puede estar escrita en prosa y
verso), 7los ambientes sepulcrales y nocturnos y 8la división de la obra en
cinco actos. Los dramaturgos más importantes son el Duque de Rivas, José
Zorrilla, Francisco Martínez de la Rosa, Juan Eugenio Hartzenbusch y Antonio
García Gutiérrez.
Algunos autores importantes de este periodo son:
José de Espronceda: destaca por su gran capacidad imaginativa, el uso de la
polimetría y el dominio del ritmo. Tiene dos tipos de obras poéticas: sus
poesías breves, de rebeldía romántica, en las que canta a seres situados al
margen de la sociedad (Canción del Pirata, El mendigo), y los poemas
mayores, que son El estudiate de Salamanca, un largo poema de gran
variedad métrica y con un protagonista donjuanesco, y El diablo mundo, un
poema inacabado sobre la existencia del hombre y el sentido de la vida.
El Duque de Rivas: en poesía, destacan El moro expósito, larfo poerma
narratico de intensidad dramática, Romances históricos, basados en
leyendas medievales del siglo XVI y las Leyendas, con gran variedad
métrica, como en La azucena milagrosa. En teatro, destaca Don Álvaro y la
Fuerza del Sino, que supuso la consagración definitiva del nuevo teatro
romántico con la ruptura de la regla de las tres unidades, la mezcla de la
prosa y verso y la división de la obra en cinco joradas.
José Zorrilla: en poesía destacan sus poemas Orientales, poemas líricos o
narrativos de gran exotismo, sus leyendas, basadas en temas tradicionales,
como Margarita la Tornera y Granada, poema incompleto también de tema
oriental, el reino moro de Granada. En teatro destacan El zapatero y el rey,
que se centra en la figura de Pedro I, Traidor, inconfeso y mártir, sobre la
leyenda del rey Sebastián de Portugal y don Juan Tenorio, donde caracteriza
al personaje de Tirso de Molina
Mariano José de Larra: destaca su obra periodística, que puede dividirse en
artículos de costumbres, artículos políticos y artículos de crítica literaria.
Artículos de costumbres: describe los modosde vida de la sociedad con un
tono crítico y pesimista. Trata temas como la poca diligencia de los
funcionarios públicos (vuelva usted mañana), el casticismo (un castellano
viejo), el matrimonio inadecuado a una edad temprana (casarse pronto y
mal)…
Artículos políticos: En ellos muestra su ideología liberal y su desilusión por la
ineficacia de los políticos Españoles. En “Nadie pasa sin hablar al portero”
se dirige contra el carlismo con características de los artículos de
costumbres.
Artículos de crítica literaria: Artículos referidos especialmente al teatro con
ideas neoclasicistas. Trata obras como El sí de las niñas o Los amantes de
Teruel.
Gustavo Adolfo Béquer: al igual que Rosalía de Castro, escribe cuando la
literatura se inicia ya en el realismo. Su obra poética está compuesta por un
conjunto de composiciones tituladas Rimas, que se alejan de la sonoridad de
la poesía romántica anterior y tienen un tono más intimista y un verso más
sencillo. Tratan el misterio de la poesía, el amor esperanzado, el amor
fracasado y la soledad. Su obra en prosa se compone de sus cartas escritas
durante su estancia en un montasterio tituladas Desde mi celda, con temas
diversos del arte, la vida y el paisaje, y las leyendas, breves relatos
legendarios y exóticos. Algunas de sus leyendas son Los ojos verdes, Maese
Pérez el organista y El miserere.
Rosalía de Castro: sus obras fundamentales son tres libros de versos: dos en
gallego, Cantares gallegos, en los que describe los paisajes y costumbres y
Follas novas, donde plasma la injusticia social que sufren los gallegos, y uno
en castellao, En las orillas del Sar, una obra de versos llenos de amargura.
Realismo
El Realismo es un movimiento contrario al Romanticismo: los realistas
pretenden testimoniar documentalmente la sociedad de la época y los
ambientes más cercanos al escritor, en oposición a la estética del
Romanticismo. El movimiento realista se produce gracias a la influencia de
la narrativa francesa. Otro movimiento paralelo fue el Naturalismo, que va
un paso más allá que el Realismo, y presenta al ser humano sin libertad,
determinado por la herencia genética y el medio en que vive. Comienza con
la novela La desheredada, escrita también por Benito Pérez Galdós.
Las características principales de la novela realista son 1la representación
de la realidad cotidiana, 2la expresión objetiva, 3la importancia de la
descripción y la caracterización de los personajes mediante el lenguaje, 4la
descripción de gran variedad de ambientes, 5la tedencia a la novela
regional, 6el estilo sobrio.
En poesía el realismo no alcanza gran importancia. Son versos faltos de
aliento lírico. Destacan Ramón Campoamor con obras como Doloras,
alejadas de la vena lírica y escritas para resaltar las ideas, y Gaspar Núñez
de Arce, con una poesía con tono sentimental en obras como Un idilio.
En teatro se pone freno a la exaltación del drama romántico con la “alta
comedia”. Son obras correctamente construídas, que tratan asuntos
contemporáneos con un propósito moralista y un lenguaje sobrio y cuidado.
Se utiliza la prosa en mayor medida. Destacan autores como Ventura de la
Vega, López de Ayala o el premio Nóbel José Echegaray.
Algunos escritores realistas importantes son:
Benito Pérez Galdós: en la novela, destacan sus episodios nacionales, en los
que plasma el panorama histórico-novelesco de la España del siglo XIX
(Trafalgar, Bailén, La batalla de Arapiles…). E las ohas de la primera época
predominan las novelas de tesis y de intención social, cuyos personaes
normalemnte ed talante liberal representan una idea. Así, en Doña Perfecta
trata el problema de la intolerancia político-religiosa y en Marianela destaca
la bondad y belleza espiritual de este personaje. En las novelas españolas
contemporáneas, de carácter naturalista, da más importancia a la
representación de las clases sociales, como en Fortunata y Jacinta o en
Miau. Galdós también escribe obras teatrales como El abuelo o Electra.
Leopoldo Alas (Clarín): escribe cuentis y relatos cortos en los que abunda el
humor y la ternura, como en Pipá o ¡adiós, Cordera! Además, escribió dos
novelas: Su único hijo, en el que aborda el tema de la paternidad con una
historia de traiciones y desengaños amorosos, y La regenta, una novela
extensa que trata el tema del adulterio.
Pedro Antonio de Alarcón: tiene obras como El sombrero de tres picos, de
estilo sencillo y tono desenfadado, que relata una historia tradicional, o El
escádalo. Sus relatos están muy bien construídos y tienen elementos
novelescos.
Juan Valera: sus obras pretenden conseguir una finalidad artística y a veces
tienen un fondo moral. Utiliza el marco andaliz sin ningún afán descriptivo o
costumbrista, para situar los hechos. Adquieren relevancia los personajes
femeninos para expresar los temas amorosos. Algunas de sus obras son
Pepita Jiménes, en el que se debate entre el amor divino y el humano, y
Jaunita la Larga, con mayor matiz social.
Emilia Pardo Bazán: sus mejores novelas serán naturalisas, aunque
suavizadas por sus creencias religiosas. Tiene gran fuerza expresiva y un
estilo cuidado. En la tribuna trata tema de corte social con protagonista
colectivo. En Los pazos de Ulloa nos habla la decadencia de la aristocracia
rural gallega. En La madre Naturaleza trata el amor de dos jóvenes que no
sabían que eran hermanos.
Vicente Blasco Ibáñez: fue un hombre revolucionario y tuvo un gran éxito en
el extranjero. Su novela Los cuatro jinetes del Apocalipsis fue llevada al cine
en Hollywood. Su novela Arroz y tartana desarrolla la inevitable caída de la
pequeña burguesía. En La baraca dibuja un tenso mundo de venganza que
discurre por la huerta valenciana.
Modernismo
El Modernismo surgió a finales del s. XIX en Hispanoamérica, con
influencias del parnasianismo y simbolismo franceses, y más tarde se
expandió por Europa. Su principal representante fue el nicaragüense Rubén
Darío. Se creó con la intención de renovar la situación social y política, así
como las tendencias artísticas del momento, es decir, Realismo y
Naturalismo. En un principio el término “modernista” tuvo carácter
despectivo ya que era utilizado por aquellos que se oponían a las
novedades, pero con el tiempo pasó a designar, sin ninguna connotación
negativa, a los cultivadores de esta nueva tendencia. Sus principales
características son:

- La huida de lo cotidiano y la búsqueda de la belleza formal.

- Lenguaje y estilo propios: Se utilizaban muchas metáforas e imágenes


y se simplifica la sintaxis.

- Sentimientos de bohemia, rebeldía y desprecio hacia la burguesía, a


pesar de que algunas obras tienen un aire aristocrático (como las sonatas)

- Prestaban especial atención a lo raro, lo singular y lo especial.

- La manifestación de esta corriente es principalmente poética, aunque se


cultivan también prosa y teatro.

Hay tres principales líneas temáticas:

- Línea escapista: los modernistas se evadían de la realidad en el espacio


(a mundos exóticos) y en el tiempo (a épocas medievales, renacentistas,
clásicas…)

- Línea intimista: Se refugiaban en el mundo interior, mostrando su


malestar con pena y nostalgia.

- Contraste entre amor refinado y erotismo sensual.

Destacaron autores hispanoamericanos como José Martí o Leopoldo


Lugones, además de autores españoles como Manuel Machado o Juan
Ramón Jiménez, pero los máximos representantes del modernismo fueron
Rubén Darío y Valle-Inclán.
Rubén Darío (Nicaragua, 1867 – 1916) se caracteriza por la utilización de
un lenguaje poético que busca la belleza estética. Publicó numerosas obras
como Azul que marcó el comienzo de la nueva escuela poética o Cantos de
Vida y Esperanza, su obra más reconocida y valorada.
Ramón del Valle-Inclán (1866 – 1936) se centró en el drama y en la
novela. En cuanto a sus novelas, destacan: Sonatas (de Primavera, Estío,
Otoño y de Invierno), y Tirano Banderas. Además escribió obras teatrales
como Luces de bohemia, en que utiliza la técnica del esperpento.
Novela de la Generación del 98
grupo de autores que, tras el desastre del 98, año en que se perdieron las
últimas colonias americanas, y que trajo consigo una situación de crisis en
todos los ámbitos de la sociedad española, surgieron defendiendo la
necesidad de cambio y regeneración del país. Algunos de ellos fueron: Pío
Baroja, Miguel de Unamuno, Azorín, Antonio Machado y Valle-Inclán
Los géneros preferidos fueron el ensayo y la novela. En cuanto al estilo,
tuvieron un deseo de renovación estética, por lo que utilizaron palabras
castizas y en desuso, tonos subjetivos, etc. Finalmente, los temas giraron
en torno al amor y dolor por la patria. Para ello, describen sus pueblos,
paisajes y cultura, profundizando en su “intrahistoria”. Además, tratan
también problemas existenciales como el sentido de la vida, la muerte, etc.
Azorín fue novelista y ensayista, sin embargo tuvo mayor repercusión
como crítico literario. Escribió ensayos como La ruta de Don Quijote o Los
pueblos, novelas como La Voluntad o Don Juan e incluso como dramaturgo
escribió Old Spain y Brandy, Mucho Brandy.
Pío Baroja escribe novelas independientes como: Camino de perfección,
y trilogías como: Zalacaín el aventurero y El árbol de la ciencia.
Miguel de Unamuno centra su obra en temas filosóficos como la
búsqueda de la verdad del ser humano. Escribe ensayos (Del sentimiento
trágico de la vida y La agonía del cristianismo), novelas con una estructura
propia llamada nivola (como Niebla), poesías (El Cristo de Velázquez) y
algunas obras teatrales.
Por último, Antonio Machado fue el poeta más representativo de la
generación. Su obra se divide en tres etapas: Etapa modernista
(Soledades y Soledades, galerías y otros poemas), Castilla (Campos de
Castilla) y poesía final (Nuevas canciones y La Guerra).
novecentismo
La Generación del 14 o novecentismo era una generación situada entre
los modernistas y del 98 y las vanguardias, aunque no tienen conciencia de
grupo. Los autores más destacados son: Ramón Pérez de Ayala, José Ortega
y Gasset, Eugenio D’ors, Gabriel Miró, Ramón Gómez de la Serna y Concha
Espina
José Ortega y Gasset Es uno de los intelectuales de mayor prestigio del
siglo XX español. Fundó la revista de Occidente, desde la que promovió la
difusión de las tendencias filosíficas y científicas más importanes de la
época. Escribió obras filosóficas y ensayisas con un estilo cuidado y de gran
valor literario, sin eludir la metáfora cuando necesario. Algunas de ellas son
La rebelión de las masas, donde expone su pensamiento aristocrático en
relación con la sociedad, que debería de estar dirigida por una minoría
selecta, El espectador, obra formada por diversos ensayos de temas
variados, la deshumanización del arte, donde defiende que el arte debe
tener valor por sí mismo y procurar solo el valor estético y que tendrá una
gran influencia sobre las vanguardias, e Ideas sobre la novela, en donde
trata la decandecia de este género.

Gabriel Miró (1879 – 1830) escribió Las cerezas del cementerio y Figuras
de la pasión del Señor.
Ramón Pérez de Ayala (1880 – 1962) introduce técnicas narrativas
innovadoras, como la variedad en los puntos de vista. Sus novelas suelen
contener aspectos intelectuales, aunque no olvida la ironía. Realizó una
serie de novelas, clasificadas en tres etapas: Primera etapa: (A.M.D.G.,
Troteras y danzaderas): e obras de carácter outobiográfico que cuentan las
experiencias de un joven desde su educación con los jesuitas hasta la
muerte de su novia.
Segunda etapa: El realismo es menor y se acentúa el simbolismo. Destacan
obras como Belarmino y Apolonio, que habla del amor y la sexualidad.

Ramón Gómez de la Serna creó la greguería (mezcla de humor y


metáfora). Esto junto con los ambientes madrileños dio lugar a novelas
como El torero Caracho.

Eugenio D’Ors: escribe breves artículos sobre temas diversos. La mayoría de


ellos giran en torno a la cultura, en especial a la pitura. Defiende un arte
alejado del desorden y clasicista. Escribe en catalán y en castellano.
Algunas de sus obras son Glossari y Tres horas en el Museo del Prado.
Generación del 27
La llamada Generación del 27 fue un grupo de autores que se dio a
conocer en el panorama cultural español alrededor del año 1927, con el
homenaje que se dio al poeta Luis de Góngora, debido a su tricentenario, en
el Ateneo de Sevilla. Desde 1920 hasta 1936 los autores de la Gen del 27
conviven juntos y mantienen en su mayoría una relación de amistad, pero
cuando estalla la Guerra Civil, una parte se exilia y otros se quedan en
España.
La Generación del 27 se trata de una serie de poetas que unen tradición
con las nuevas corrientes de vanguardia. Estuvieron influenciados por
autores novecentistas como Ortega y Gasset, y Juan Ramón Jiménez, así
como por románticos como Bécquer.
Escribieron mayoritariamente poesía, caracterizada por un el uso de: 1una
lengua muy elaborada, 2una poesía pura, intelectual y alejada de todo
sentimentalismo, 3un abundante número de imágenes visionarias y 4la
búsqueda de la belleza poética mediante el uso de metáforas y otros
recursos literarios.
Algunos de los más importantes autores fueron:
Pedro Salinas: utiliza una poesía reflexiva y sobria en el lenguaje, aunque
cargada de hondos sentimientos. Escribió, por ejemplo:
- Seguro azar, obra de su primera etapa, de poesía pura e influencia
vanguardista.
-La voz a ti debida, con gran carga conceptual
- Todo más claro, en su última etapa
Gerardo Diego: supo conjugar en su obra dos tendencias muy diferentes:
la poesía de vanguardia, en la línea del creacionismo, en libros como
Imagen; y una poesía de carácter tradicional, en la que sigue el modelo
de autores clásicos, como en su obra Soria. Reunió en Antología muchos de
los poemas de diversos autores de la generación.
Vicente Aleixandre: Es uno de los máximos representantes del
surrealismo en España. De esta etapa destacan obras como La destrucción
o el amor y Espadas como labios, pero tras la Guerra Civil, escribirá una
poesía más cercana al ser humano, como Historia del corazón y Poemas de
consumación.
Jorge Guillén: Concibió su producción poética como una única obra, a la
que llamó Aire nuestro, que fue completando a lo largo de toda su vida. Se
compone de tres libros: Cántico, que es un canto a la alegría de vivir;
Clamor, un grito de protesta ante las injusticias y Homenaje, una colección
de poemas en los que el autor rinde tributo a autores y amigos.
García Lorca: Empezó cultivando una poesía de corte popular, donde
funde tradición y vanguardia como en el Romancero gitano. Después, se
adentra en los caminos del surrealismo con Poeta en Nueva York.
Finalmente, dedicó los últimos años de su vida al teatro.

Rafael Alberti: escribió poesía de corte popular como en Marinero en tierra,


donde recuerda el mar gaditano. También escribió poesía clásica como Cal y
canto, en cuyas páginas incluye poemas vanguardistas. En poesía
surrealista destaca sobre los ángeles. El verso comprometido y la poesía
social-política lo encuentra en poeta en la calle. Con un toque nostálgico,
escribe en el exilio tras la guerra civil Entre el clavel y la espada y Retornos
de lo vivo lejano. También escribió teatro.
Dámaso Alonso: podemos apreciar la influencia de Juan Ramón Jiménez y
Antonio Machado en su obra Poemas puros, poemillas de ciudad, aunque
también se percibe la influencia de la poesía tradicional. En poesía
desarraigada destaca Hijos de la ira, con un lenguaje intenso con el que
expresa su rebeldía y angustia antes la injusta sociedad. En Hombre y Dios,
el poeta expresa su angustia existencial.

Luis Cernuda: En Égloga, elegía y oda tiende a una poesía más clásica y
manifiesta un mundo al que aspira pero que considera inalcanzable. En los
placeres prohibidos, expresa de forma surrealista su rebeldía contra las
convenciones sociales. Donde habite el olvido es uno de sus libros más
doloridos. Tras el exilio, publica desolación de la quimera, en la que vierte
su amargura.

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