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LA GENERACIÓN DEL 27

En la década de los 20, en plenas vanguardias irrumpen en el panorama literario unos


jóvenes poetas: La generación del 27. Estos harán la mejor lírica del siglo en España,
evolucionando desde lo vanguardista hasta el arte puro al estilo Juan Ramón Jiménez y
finalmente el compromiso social y político, responderán de forma honesta y apasionada a
una época compleja, pero de grán riqueza artística.

Estos autores comparten relaciones personales y se les llegó a denominar generación de la


amistad. Participan en actos colectivos y publicaciones, homenajes como el de Gongora en
El ateneo de Sevilla e inclusión en “Revista de occidente” o “Revistas literarias” como
Mediodía, Litoral o La gaceta literaria se asemejan en la formación de ideales similares
-contra lo académico y lo modernista exaltan una estética con libertad de imaginación y
deshumanización del arte-. Sin guía generacional concreto, hubo tres figuras importantes
para el grupo: Ortega y Gasset en lo filosófico, Ramón López de la Sema en lo vanguardista
y Juan Ramón Jiménez en lo poético.

Podemos de una forma global dividir su historia en 3 etapas. Hasta 1927 hay una etapa de
tanteos modernistas, García Lorca y enseguida se dejan influir por las vanguardias. Gerardo
Diego con el creacionismo y Pedro Salinas con el creacionismo, otros sienten el deseo de
perfección formal buscando los clásicos como Alberti. Hasta la guerra civil evolucionan
adquiriendo personalidades propias que tienden a la rehumanización, destacando la
influencia del surrealismo. Finalmente una tercera etapa trás la guerra civil en la que el
grupo se escinde muerto Lorca y parten al exilio muchos de ellos salvo Gerardo Diego,
Domas Alonso y Vicente Aleixandre que encabezarán la llamada poesía desarraigada.

Sus temas son los propios de la lírica pero desde una perspectiva novedosa por el contacto
vanguardista. La ciudad es el protagonista central y constituirá un marco sino un símbolo del
universo del universo: “Un cosmos moderno” resultante de cosificar la naturaleza por medio
del desarrollo técnico. Por tanto la naturaleza también cambia y se cosifica ligandola a
objetos cotidianos, lo inmediato, el mundo particular percibido como fragmentario y caótico.
En el amor renuncian a lo sentimental y se recupera su proyección clásica individual, es
decir, la pasión que proporciona el ser humano, los triunfos sobre el caos del mundo.
Recuperan la tradición popular, el sentir del pueblo, especialmente Alberti y Lorca, de raíces
andaluzas. Finalmente respondieron a lo que su sociedad les demanda como intelectuales y
artistas siendo explícito su compromiso con el arte y con el hombre, es decir compromiso
político y social.

El 27 manifestó su obra como grupo poético al que se ligaron otros artistas como Luis
Buñuel o como Salvador Dalí, destacando las Sinsombrero (grupo de mujeres que con su
obra hacen entender la cultura de la época como Maruja Mallo, María Zambrana o Rosa
Chacel)

Pedro Salinas gana dimensión intelectual en El defensor, cercano a la poesía pura, su


sencilla apariencia esconde un trabajo denso y un acercamiento a la realidad profunda por
medio de la inteligencia. El futurismo y la exaltación de la técnica y en Diferentes presagios,
“35 bujías”, su poesía amorosa constituye una trilogía: La voz a ti de vida, como intento del
enamorado por descubrir la esencia de la mujer amada, donde el poeta encuentra su
identidad “Yo” en la amada tú, razón de amor supone el hallazgo de la pareja y la despedida
parcial; y Largo lamento será final doloroso trás un reencuentro imposible.
LA GENERACIÓN DEL 27
Para Jorge Guillén la poesía tiene un poder creador por su inclinación a la poesía pura, es
considerado el discípulo más directo de Juan Ramón Jiménez, se trata de una poesía
entusiasta y vital, que capta lo cotidiano y lo estiliza para sumergirnos en un mundo perfecto
y ordenado en Cántico. en ella proclama “El mundo está bien hecho”. Con Clamor su poesía
dará un giro temático ya que los horrores contemplados le hacen plasmar un mundo “mal
hecho”. Sin embargo, con su estilo depurado alentará que la poesía es “cántico a pesar del
amor”.

La poesía de Rafael Alberti es muy variada: poesía neopopular en Marinero en tierra, donde
otorga al mar una categoría mítica que da sentido a la vida, cuando la evoca desde Madrid
con singular finura, muy cercano al cancionero tradicional y con un tono nostálgico; poesía
barroca y surrealista en Cal y canto con temas futuristas y expresión Gongorina; poesía
política en Entre el clavel y la espada, fruto de sus posiciones marxistas revolucionarias que
dirige a una gran mayoría ; y poesía nostálgica cuando retoma el dolor al poeta alejado de
su tierra, volviendo a lo tradicional sin apartarse de lo social en Retornos de lo vivo lejano.

Gerardo Diego elaboró dos versiones poéticas del 27, fue profesor, conferenciante, crítico
literario, musical y taurino. Formó parte del bando sublevado y permaneció en España trás
la guerra civil. Su inclinación por el arte vanguardista lo lleva al creacionismo Manual de
espumas en el que presenta extraordinarias imágenes, temas intrascendentes y falta de
signos de puntuación, también destacará Versos humanos, también realizó poesía
tradicional. Domas Alonso concluye su dimensión de poeta existencial con su obra crítica,
estilística y filológica. Escribe como poesía pura Poemas puros, poemillas de la ciudad
conmovido por la guerra civil y postguerra púnica Oscura noticia e Hijos de la ira que
inaugura la llamada poesía desarraigada de carácter existencial.

La totalidad de Aleixandre es una búsqueda de la naturaleza con la que armonizar después


de la comunicación humana y finalmente de autoconocimiento, su primer libro Ámbito es la
obra de verso corto con más ecos-ultraístas y clásicos asonantado, se produce un cambio
radical en Espadas como labios y La destrucción o el amor que constituyen muestras de
nuestro mejor surrealismo con una estética irracional y en los que el poeta no asume
ninguna tradición, ni siquiera métrica. La historia sustituye la naturaleza en Sombra del
paraíso transición hacia la plenitud de su poesía desarraigada que trás la guerra se acerca
a lo social, abordando la vida del hombre, sus sufrimientos, ilusiones, con un estilo sencillo,
en la vejez vuelve a los símbolos e imágenes primeros en los libros como Poemas de la
consumación.

La vida de Lorca está marcada por la frustración personal, que le obligó a reticencias y
ambigüedades en sus obras, su poesía y su teatro se caracteriza por la dualidad que
supone el enfrentamiento entre una realidad opresiva y sus aspiraciones personales, por
esto su obra tiene momentos optimistas con gracia neopopular en El romancero gitano y
Llanto por la muerte del cante jondo, en los que está presente el amor, la naturaleza, la
muerte y por otro lado sentimientos de desasosiego Poeta en Nueva York y en Llanto por la
muerte de Ignacio Sanchez Mejías, en los que la estética surrealista ofrece un medio de
enfrentamiento con su mundo y de responder a su crisis personal en lo artístico y en lo
sentimental, es necesario destacar la plasmación de los conflictos propios y del hombre que
Lorca realiza en su teatro, en este teatro existen dos planos enfrentados: uno íntimo,
LA GENERACIÓN DEL 27
subjetivo, libre, lírico y otro exterior, opresivo y convencional en Yerma, Bodas de sangre y
La casa de Bernarda Alba.

Luis Cernuda es un poeta romántico, cuyo ideal consiste en unir poesía y vida, desnudando
su alma y contando con profundidad y belleza, su deseo amoroso homosexual. Su lírica
carece de estridencias y está basada en la contemplación y la reflexión de los románticos
ingleses y las formas clásicas de los románticos alemanes en Un río, un amor encontramos
una voz personal libre y atrevida de sus sentimientos, es un primer paso hacia una poesía
surrealista. Los placeres prohibidos expresa el deseo de la insatisfacción en torno a la
oposición, realidad y deseo, finalmente su crisis personal fruto del aislamiento y la soledad
lo inclina a denunciar la hipocresía burguesa en Donde habita el olvido.

CONCLUSIÓN: entre las vanguardias y el caos de la guerra, la generación del 27 supone


una segunda edad de oro en nuestra literatura, la más variada en temas y en profundidad
desde nuestros clásicos del barroco.

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