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Formas de Gobierno
Formas de Gobierno
I. Concepto
Tanto en términos funcionales –el papel del gobierno en el sistema político–, como
estructurales –las estructuras a través de las cuales se ejerce el gobierno en un sistema
político–, las formas de gobierno designan en la democracia el parlamentarismo o el
presidencialismo y sus variantes. Es decir, la centralidad del sistema político democrático en
el parlamento o en el presidente.
Otras formas de gobierno, sean enfocadas desde el punto de vista de quién lo ejerce o en
beneficio de quién –uno, pocos o todos–, o sean visualizadas como totalitarismos,
autoritarismos o dictaduras de diferentes denominaciones, o gobiernos de partido único, no
son objeto de este apartado.
II. Origen
El origen de las formas contemporáneas de gobierno democrático son –por una parte–, las
monarquías y –por otra– el republicanismo. Las monarquías europeas pasan del ejercicio
del poder absoluto a la monarquía constitucional y luego, a la monarquía parlamentaria.
III. Características
A. El gobierno parlamentario
El gobierno puede cesar por una de tres causas: porque el parlamento le retire su
confianza, o sea porque pierde la mayoría del apoyo con que contaba al ser constituido;
porque el gobierno pida al jefe del Estado que disuelva al parlamento en el momento en
que éste no le otorgue su confianza al gobierno o decrete, si tiene esta atribución, la
disolución del parlamento, o para convocar nuevas elecciones en la esperanza de obtener
una nueva mayoría que apoye al gobierno.
El parlamentarismo depende del sistema de partidos y del sistema electoral: ambos están
orientados a lograr una bancada mayoritaria en el parlamento que se elija, suficiente para
formar un gobierno. Por eso, el sistema de partidos tiende a favorecer el bipartidismo, de
tal manera que haya un partido triunfador que constituya gobierno y uno opositor, que
haga el contrapeso, sea alternativa y busque acceder al poder. En los sistemas
multipartidistas, la mayoría se logra por medio de coaliciones de partidos, en las cuales
usualmente hay uno o dos partidos fuertes que encabezan las coaliciones y logran hacer
gobiernos estables y duraderos, como en los países escandinavos; pero otras veces la
debilidad de las coaliciones se vuelve endémica y la inestabilidad gubernamental produce
fenómenos como la República de Weimar, la IV República Francesa o algunos periodos
en Italia.
Para facilitar el bipartidismo, el sistema electoral suele ser de circunscripciones
uninominales a la mayoritaria de una o dos vueltas, de tal manera que los escaños se
dividan entre dos opciones. El líder del partido mayoritario es llamado a formar el
gobierno, y el partido impone su programa en el legislativo y en el desempeño del
gobierno, mientras la oposición trata de volverse mayoría, de obstaculizar al gobierno y
de proponerse como recambio, inclusive con la organización de un “gabinete en la
sombra” para prepararse a gobernar. El modelo inglés, denominado de Westminster o de
gabinete, se sostiene en criterios de política de adversarios que compiten en elecciones. Se
sostienen o buscan el poder, en un gobierno de gabinete conseguido por mayorías y en la
posibilidad de alternancia. El primer ministro ostenta un triple liderazgo: del gobierno, de
la bancada mayoritaria y del partido triunfador, con lo cual responde por la orientación
del gobierno, la obtención de la mayoría en el parlamento y el sostenimiento del partido
que lo llevó al poder.
El papel del soberano o del jefe del Estado en las monarquías parlamentarias o en las
repúblicas parlamentarias, ha ido descendiendo, de tal manera que hoy es muy relativo.
Al monarca o al jefe del Estado se les conserva el rol de signo de la unidad nacional y de
su continuidad histórica, de representación internacional y de intervención en la defensa,
pero no interfieren la voluntad popular manifestada en las urnas para constituir los
gobiernos, su función es procedimental o notarial en lo formal, pero indudablemente le
aporta al proceso una legitimidad: sea la de la monarquía o la del jefe del Estado elegido
popularmente.
En Alemania la selección del canciller depende del parlamento, no del presidente. Para
elegir al canciller se pueden seguir tres vías: a propuesta del presidente quien propone al
nominado por el partido ganador, por mayoría absoluta de la Dieta Federal, sin debate
previo; por iniciativa de la Dieta se elige canciller por mayoría absoluta; si no se consigue
canciller por los métodos anteriores, entonces se elige por mayoría simple, en cuyo caso
el presidente puede encargarle el gobierno o disolver la Dieta. Para terminar un gobierno,
existe la “censura constructiva” para independizar al parlamento de las crisis de gobierno,
de tal manera que si se le quita la confianza al canciller actuante simultáneamente se debe
escoger otro canciller. Así solo se afecta al canciller sin destituir al resto de ministros
federales, lo que debe hacerse en una sola votación y después de una meditación del
parlamento.
España también utiliza para la elección del Congreso de Diputados el método proporcional
en circunscripciones plurinominales, con una barrera y un número establecido de escaños
por circunscripción, donde los escaños se adjudican por el método D’Hondt, y con listas
cerradas y bloqueadas. Como las coaliciones se permiten a nivel de las circunscripciones,
y se combinan escaños fijos (dos por circunscripción) y dependientes del número de
habitantes, la representación en el congreso es el resultado de múltiples factores,
sumatorias, partidos y juegos autonómicos. La formación del gobierno se perfecciona por
alianzas post electorales en el Congreso si no resulta de una clara mayoría electoral.
El rey es quien propone la persona para presidente del Consejo de Ministros, luego de
consultar a los delegatarios de los grupos parlamentarios y por encima del presidente del
Congreso. Luego el Congreso de los diputados elige al presidente del Consejo, por
mayoría absoluta (o simple en segunda votación) y con voto de confianza al programa
político del gobierno entrante. Para reemplazar el gobierno también rige la censura
constructiva; el jefe de gobierno puede disolver las Cortes, si no se elige simultáneamente
un reemplazo del presidente del Consejo.
B. El gobierno presidencialista
En USA los electores votan para integrar un colegio electoral, que luego elige al presidente y
vicepresidente por mayoría absoluta. Los miembros del colegio son llamados
compromisarios. Son elegidos por los estados federales de acuerdo a tantos cuantos
senadores y representantes les correspondan, en circunscripciones iguales a los estados, y
por mayoría relativa en listas cerradas y bloqueadas con la excepción de Maine y
Alabama. Se dan dos formas de votación: el short ballot y el long ballot. En ambos, el
elector dispone de un tarjetón para sufragar por el presidente y el vicepresidente, pero en el
long figuran los compromisarios, mientras en el short ya no aparecen y es el generalizado
en más de dos tercios de los estados federales.
C. El gobierno semipresidencial
D. El presidencialismo latinoamericano
Aunque no constituye propiamente una forma de gobierno distinta –un tipo ideal–, la manera
de ejercer el presidencialismo en el subcontinente tiene características propias. Nacido
independientemente del parlamentarismo europeo y del presidencialismo norteamericano
–aunque influenciado por ambos, pero delineado dentro de las reformas borbónicas que
precedieron a la independencia de España–, la presidencia en América Latina en el siglo
XIX se convirtió en el centro del poder político, de la integración nacional, de la
orientación del Estado y de las relaciones internacionales. Simultáneamente encarnó la
tradición cultural, los valores y los consensos sociales, tanto que los ensayos o las normas
constitucionales proclives al parlamentarismo, no han sido exitosas.
Con motivo de la caída de los regímenes autoritarios en la década de los ochenta, se
recrudeció el debate sobre la reducción del presidencialismo y el recurso al
parlamentarismo en varios países, especialmente en el Cono Sur.
Dependencia exagerada de la carrera administrativa del poder político y, por ende del
presidente, lo que aunado al clientelismo ancestral produce gobiernos y burocracias
ineficientes, corrupción y desajuste fiscal.
Vocablos de referencia:
Autoritarismo
Ballottage
Circunscripciones electorales
Colegio electoral
Democracia
D’Hondt
Elecciones
Partidos políticos
Sistemas electorales
Sistema de partidos
Sufragio
Totalitarismo
Voto
Bibliografía:
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