ILUSIONES Y DESILUSIONES DE LAS
INVERSIONES EN ORO
Por: Mg. Ing. Luis Alfredo Martínez M.
Enero 13-1998
Para muchos no ha sido novedad que el “Boom”
de las exploraciones en los depósitos auríferos
vividos desde el año 1994 haya llegado a su final
o que se encontraría en su fase de término. Ello
como señal al sentimiento negativo que se ha
apoderado, teniendo en cuenta sobre todo su
actual cotización internacional. Sin embargo, se
contrasta fuerte-mente a la fecha, por ser una fase
continua no solo con las aperturas de nuevas
minas y ampliaciones de la producción de la ya
existentes., tanto en depósitos diseminados que
se explotan a tajos abiertos como aquellas que se
explotan por métodos subterráneos y que son
vetas angostas.
Los resultados atractivos, sobre las inversiones
realizadas, fueron reflejados en un artículo que
escribiera a mediados del año 19961; sin embargo,
y dado la actual situación coyuntural que se
presenta se prevé: (A) Minimización de las
inversiones de las exploraciones; (B) Continuación
de proyectos y/o minas en su fase terminal de
construcción y puesta en marcha; y (C) Cierre de
minas, especialmente aquellas cuyo costo total,
dentro la estructura económica que tenga, con la
cotización del Oro no tenga los resultados
positivos esperados.
Destacados especialistas del medio, y en muchos
foros de nuestro sector, han discutido amplia-
mente sobre la inconveniencia de paralizar
totalmente las exploraciones, por lo que llegar a
un adecuado monto destinado a dicho rubro
tendrá resultados muy favorables a mediano-largo
plazo para la empresa. En lo que respecta a la
continuación de proyectos y minas en actual
proceso o fase de construcción y puesta en
marcha, resulta obvio mencionar que su
paralización significaría un costo “hundido” para
cuando se efectué su reinicio, o en su defecto,
incumplimiento a los compromisos contraídos de
orden financiero y de plazos de entrega del
producto si su financiamiento tuvo como
modalidad el esquema de préstamo en Oro,
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1
Martínez M. Luis Alfredo, “Inversiones en Oro: La competitividad del metal”, junio-1996, Informe Privado.
2
Martínez M. Luis Alfredo, “Cambios en la Gestión y Administración de una empresa minera”, febrero-1996. Informe Privado.
conllevando serías repercusiones que afectarían
la estabilidad de la empresa. Finalmente, en lo
relacionado a cierre de minas en actual operación,
se debe precisar que tal acción es posible, no sólo
en aquellas cuyo costo total sea mayor a los
resultados obtenido con la cotización actual; sino,
además, en aquellas que han realizado signi-
ficativos cambios en su gestión y administración2.
Cabe reiterar que, la actual cotización
internacional del Oro esta influenciada, por una
parte, de las ventas de las reservas de Oro de los
Bancos Central Europeo; y, por otra parte, a que
los grandes fondos y especuladores han dejado
de considerar a dicho metal como refugio de
inversión, haciendo uso de otras alternativas. En
tal sentido, los pronósticos más desalentadores
llegan a ubicar una cotización entre los US$ 220-
200/Oz troy de Oro; otros más optimistas,
consideran que por lo menos este año la situación
se revertirá, es decir, después de finalizar en 1997
con una cotización promedio de US$ 280/Oz troy,
se espera que el primer semestre llegue a los US$
310/Oz troy y finalice el año en US$ 350/Oz troy
de Oro.
Visto así el panorama, y de acuerdo a publica-
ciones especializadas, puede colegirse que
muchas minas subterráneas que actualmente
operan, con mecanización relativamente baja,
tienen un “Cash Cost” alrededor de los US$
250/Oz troy y costos totales (en la que se incluyen
depreciación y gastos financieros) de US$ 300/Oz
troy de Oro.
En el caso de la explotación en diseminados, el
“Cash Cost” se encuentra en un rango que va de
US$ 120-165/Oz troy, cuya variación está en
función del volumen y docilidad del mineral para
su tratamiento como también de la infraestructura
requerida. Asimismo, se ha estimado un costo
total entre US$ 150-200/Oz troy de Oro. Todo ello,
nos lleva a deducir, que bajo las actuales y/o
futuras circunstancias así descritas, que minas
serán más sensibles a paralizar sus operaciones.
En conclusión, y la historia una vez más se repite,
el dorado metal esta vez ha perdido su brillo; pero
nosotros, los mineros, no perdemos la esperanza
que tal situación cambie.
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