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Luego debemos conocer los componentes que necesitamos para lograr un shampoo
sólido que se adapte y entregue las propiedades correctas. Y para esto es importante
saber a qué me refiero cuando hablo de:
ACEITE
Sustancia grasa líquida proveniente de 3 orígenes: mineral, vegetal y animal, que no es
disoluble en agua. Son ésteres de ácidos grasos unidos por enlace covalente (cadenas
de átomos de carbono e hidrógeno). Estos pueden ser extraídos por calor o en frio, esta
segunda extracción es la que buscamos cuando hacemos un producto cosmético, la
sencilla razón es que mantiene sus propiedades intactas, de lo contrario sólo poli
saturamos nuestros principios activos grasos convirtiéndolos en dañinos (tanto para la
piel como para el consumo).
ACEITE ESENCIAL
Contiene la información vital de la planta: su aroma y principios activos le entregan las
propiedades específicas a cada uno de ellos. Estos se extraen por destilación. Son muy
volátiles y deben ser utilizados siempre bajo 60 °C para evitar su evaporación, son
ligeros y no grasos. Se obtienen de la planta, raíces, flores, hojas y cortezas.
EXTRACTOS
Un extracto se obtiene al sacar las propiedades de una planta que son hidrosolubles,
podríamos decir que es hacer una tizana o té. Para no perder los aceites esenciales que
libera este proceso, tapamos el recipiente en el cual estemos elaborándolo. Esto
permanece así hasta que su temperatura haya bajado por lo menos a unos 60°C (si es
menor, aún mejor).
PRESERVANTE
Entendemos por preservante una sustancia utilizada como aditivo para detener o
minimizar el deterioro y formación microbiana, es decir, garantizar que las
características originales de un producto mantengan sin alterar su color, olor, apariencia
y propiedades. Estos pueden ser sintéticos (parabenos) o naturales y en estos últimos,
para mí, el propóleo ocupa el número 1 en efectividad además del aporte nutricional que
este mismo conlleva.
Un buen preservante es la vida útil de nuestro producto, sobre todo si vamos a incorporar
agua (o extractos acuosos) lo que lo convierte en el ingrediente más relevante a la hora
de generar un producto cosmético comercial.
Cuando hablamos de productos capilares no podemos dejar de mencionar el ácido
cítrico, un excelente conservante y antioxidante natural que además tiene la propiedad
de ser acidulante, es decir, que baja el pH del producto y en el caso de la cosmética
capilar es nuestro principal objetivo ya que buscamos un pH de entre 4,5 a 5 (pH del
cabello). Además de todo evita el pardeamiento enzimático y no enzimático, reacción
química que da color marrón a los alimentos más conocida como oxidación en el primer
caso y en el segundo conocido como caramelización (oxidación del azúcar), y como en
un shampoo sólido utilizamos variadas plantas y frutas necesitamos mantener dicha
oxidación controlada.
MIEL
Sustancia producida por las abejas de la familia Apis a partir del néctar* de las flores.
Este néctar es recogido por las abejas, procesado por ellas y depositado en la colmena
lo que da origen a la Miel. Este fluido es rico en monosacáridos, oligosacáridos,
aminoácidos, vitaminas, minerales y antioxidantes. Todos estos nutrientes la convierten
en un tremendo aliado a la hora del cuidado capilar, además de tener un pH muy ácido
(3,5 – 6,1). Si a esto adicionamos la capacidad higroscópica que tiene, es decir, de atraer
agua, sabemos que contamos con un gran aliado a la hora de hablar de salud capilar.
* Néctar: azúcares, aminoácidos, iones minerales y sustancias aromáticas producido por
las flores para atraer a los insectos polinizadores.
TENSOACTIVOS
También los conocemos como tensioactivos o surfactantes y son sustancias que actúan
sobre la tensión superficial (fuerza que mantiene unidas las moléculas de un líquido)
disminuyéndola y facilitando el desprendimiento de la suciedad (entre muchas otras
funciones). ¿Cómo lo hacen? Estas sustancias constan de dos partes: una soluble en
agua (hidrófila) que provoca la dispersión (atrapa y mantiene en suspensión en el agua
las grasas y/o suciedad) y otra no soluble en agua (hidrófoba o lipófilo). Todos tienen la
facultad de ser humectantes, dispersantes, diluyentes, detergentes, emulsificantes,
suspensores y solubilizantes en mayor o menor medida.
De acuerdo a William Griffin (Químico estadounidense) y conforme al Balance Hidrófilo-
Lipofílico (HLB) los clasifico como:
• Lipófilos: de valores HLB bajos entre 1 a 9 los antiespumantes o
acondicionantes, emulsionantes w/o y humectantes.
• Hidrófilos: de valores HLB altos entre 10 a 18 los emulsionantes o/w, detergentes
y solubilizantes.
PRINCIPIOS ACTIVOS
Es toda materia orgánica y mineral que nos aporta nutrición y propiedades a nuestro
producto. Acá entran todo tipo de plantas que queramos incorporar, así como arcillas y
por qué no, proteínas y oligoelementos (azufre, por ejemplo) benéficos para la salud
capilar.
Todo esto que les narro viene desde mi aprendizaje personal y autodidacta, por lo que
debo explicar que obviamente no soy Química, ni nada parecido. Sólo mi amor por las
plantas y la sanación que la Madre Tierra tiene en todo ser vivo que ella sustenta,
además del respeto que me representa ella (Gaia), en que toda sanación está contenida
en sí misma y en la intención que pongas para lograr el objetivo.
UTENSILIOS:
ETAPA 1
Para iniciar, lo primero y más importante es desinfectar todos los utensilios y la
superficie con la que trabajaremos, para esto utilizamos toalla de algodón o de papel y
el alcohol de 96°.
ETAPA 2
Disponer de todos los ingredientes que vamos a utilizar (pesarlos) y tenerlos separados
por fases ¿Qué es esto? Un shampoo sólido cuenta de 3 fases:
• Fase Líquida (todo lo que sea líquido como agua, extracto acuoso, óleos, aceites
esenciales). En esta fase debes incorporar el Coco Glucósido para que puedas
hacer la mezcla correcta. La cantidad deberá corresponder a la suma que
determines en la receta de la parte tensoactiva.
ETAPA 3
Una vez que tenemos todos nuestros ingrediente claros, pesados y separados por fases,
debemos mezclar muy bien las materias primas en harinas o polvos con los tensoactivos
sólidos, esto es fundamental para lograr un producto homogéneo que en cada lavado
aporte todos los nutrientes de los ingredientes que hemos incluido. Cuando tenemos
muy bien mezclados nuestros sólidos agregamos la fase líquida haciendo un hueco en
el centro, como quien incorpora los huevos a una masa de queque. Con ayuda de una
espátula reunimos y aglomeramos poco a poco la masa que se irá formando, llegará un
momento donde se hará difícil realizar esto con el utensilio y es aquí donde recomiendo
incorporar la mano para amasar de igual forma como lo haríamos al hacer pan. En esta
parte aprovechamos de intencionar nuestro producto con la magia de nuestros deseos
de sanación (esto como dato “brujístico” que no puedo dejar de mencionar). Cuando
hemos logrado una masa compacta y uniforme estamos listos para enmoldar o dar forma
a nuestro shampoo (podemos hacer unas bolitas igualmente como haríamos con masa
de plastilina).
NOTA: He visto varias fórmulas de shampoo sólido en que someten los tensoactivos al
calor, personalmente probé hacerlos así en un comienzo y no vi ni una sola diferencia
con respecto a los que hago sin pasar por el calor, sólo utilicé más tiempo y calor
innecesariamente.
ETAPA 4
Sabemos que nuestro shampoo está listo cuando al tacto se siente rígido como una
piedra y muy fácil de desmoldar y ¡VOILA!, listo para lavar y sanar.
Cuando ya sabes exactamente que usarás, la fórmula base de un shampoo sólido es así:
Como regalo especial te dejo la receta del shampoo (360 gr.) que realicé en este taller
grabado, así podrás entender como echar a volar tú imaginación e idear una fórmula que
sea tu sello personal:
• 65% de tensoactivos:
108 gr. de SCS.
216 gr. de SCI.
36 gr. de Coco Glucósido.
Como nota final sólo me resta recomendar que mantengas tu shampoo en una superficie
que le permita escurrir fácil y rápidamente para que no pierda su rigidez tras su uso.