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Evangelio según Mateo 

12, 1-8
Un sábado, atravesaba Jesús por los sembrados. Los discípulos, que iban con él,
tenían hambre y se pusieron a arrancar espigas y a comerse los granos. Cuando los
fariseos los vieron, le dijeron a Jesús: “Tus discípulos están haciendo algo que no está
permitido hacer en sábado”.

El les contestó: “¿No han leído ustedes lo que hizo David una vez que sintieron hambre
él y sus compañeros? ¿No recuerdan cómo entraron en la casa de Dios y comieron los
panes consagrados, de los cuales ni él ni sus compañeros podían comer, sino tan sólo
los sacerdotes?

¿Tampoco han leído en la ley que los sacerdotes violan el sábado porque ofician en el
templo y no por eso cometen pecado? Pues yo digo que aquí hay alguien más grande
que el templo.

Si ustedes comprendieran el sentido de las palabras: Misericordia quiero y no


sacrificios, no condenarían a quienes no tienen ninguna culpa. Por lo demás, el Hijo del
hombre también es dueño del sábado’’.
PALABRA DEL SEÑOR

REFLEXION

Jesús viene a dar nuevos criterios sobre el cumplimiento de la ley y su relación con el
amor al prójimo. Pues para El, las personas, sus almas y su salvación son lo mas
importante. Debemos tener presente que la ley obedece precisamente a este fin, que
todos los hombres y mujeres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. Si la ley
en lugar de salvarnos nos esclaviza imponiendo una serie de preceptos que son de
origen humano más que divino, entonces la ley ha sido corrompida por las costumbres,
y por tanto es necesario replantearse si la manera en como se esta aplicando dicha ley
es la correcta.

Esto es lo que Jesús trata de hacer ver a los escribas y fariseos, quienes habían
elaborado 613 preceptos basados en los 10 mandamientos, y no entendían que lo mas
importante de la ley no era su cumplimiento, sino entender la esencia de cada uno de
los mandamientos para llevarlos a la práctica por medio del amor.

Esta es la razón por la que Jesús les enseña que todos los mandamientos se resumen
en: amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo. Estableciendo
como ley fundamental el amor, el cual emana del sacrificio y la entrega. Ese amor que
llevo a Jesús a la resurrección venciendo la muerte.

Jesús vivió en una época donde los seres humanos eran creían que agradaban a Dios
cumpliendo externamente sus leyes pero desafortunadamente su corazón se
encontraba lejos de cumplir la voluntad de Dios. Se imponían cargas unos a otros que
eran muy difíciles de llevar, al grado que el cumplimiento de la ley producía opresión y
frustración en algunos y soberbia en otros. Todo era juzgado desde lo externo y se
olvidaron de que Dios mira el corazón de las personas como se lo dijo al profeta
Samuel al elegir a su siervo David.

Una religión que solo esta basada en las apariencias y no se preocupa por moldear el
corazón de sus fieles haciéndolos más humildes, dóciles, generosos, caritativos y
santos, esta muy lejos de cumplir con el fin para el cual Dios la creo. Pues para Dios lo
mas importante es la vivencia interior de su mensaje de salvación.

Muchos de nosotros podremos cumplir con los preceptos que nos marca la Iglesia pero
si esos preceptos no nos llevan a ser mejores personas, a cambiar las malas actitudes
y a ser cada día mas virtuosos, entonces no estamos viviendo con plenitud esa
vocación a la cual Dios nos llama a todos que es la santidad.

Muchas personas se han quedado en un concepto de la región muy limitado, pues la


ven solamente como un medio para pedir bienes que necesitan y para rezar por sus
intenciones. Debemos tener presente que la fe es algo mas que creer, pedir y rezar. La
ve es dinamismo que mueve, es amor que transforma y nos hace surcar nuevos
horizontes de vida, dándole un sentido y un rumbo fijo que como todos sabemos tiene
su puerto en la eternidad.

Los católicos de este tiempo debemos evolucionar de esa fe cómoda que solo pide a
Dios lo necesario para vivir y que nos mantiene sin hacer nada, a una fe que se
manifieste en el testimonio diario, donde cada uno de nosotros todos los días se
pregunte como ser mejor hijo o hija de Dios, mas fervoroso, mas prudente, mas
virtuoso y cuyo mayor anhelo sea llevar ese amor de Dios que se lleva en el corazón a
los demás.

Los tiempos requieren de personas que vivan a profundidad la fe, que a través de su
testimonio de vida muestren al mundo que ser católico es algo sobrenatural mas que
humano, es ser hijos de un ser todopoderoso que todo lo puede y que utilizándonos
como instrumento muestra al mundo sus prodigios. El mundo necesita de nuevos
santos que rompiendo los estereotipos que la sociedad ha marcado, muestre la
maravilla del ser que se transforma así mismo con la gracia de Dios y se convierte en
creatura nueva. Que lleva la alegría mas profunda del ser en medio de los sufrimientos
y dificultades que la vida nos impone, que con solo una sonrisa es capaz de conquistar
un alma y que con sus palabras y ejemplos hace vibrar los corazones de los que lo
escuchan. Estos santos son los que necesita el mundo, personas dispuestas a negarse
a si mismos por amor a Dios y los demás, que viviendo en la entrega y en una vida
disciplinada en la oración, sacrificio y penitencia, muestren al mundo la maravilla del
amor de Dios.

Tu y yo, podemos ser esos hombres y mujeres que necesita el mundo, lo único que
debemos hacer es escuchar la voz de Dios que nos habla y comenzar una vida
disciplinada en la oración, frecuentando los sacramentos, especialmente la eucaristía y
tendiendo una disposición especial a la penitencia y al sacrificio los cuales desarraigan
de nosotros esa tendencia al pecado y nos abren nuestro corazón para que Dios se
manifieste a través de nuestra vivencia, haciendo accesible para muchos la experiencia
de sentirse amados por Dios.

Por último meditemos en la virtud de la templanza, vivir la templanza significa ser


dueño de uno mismo, del propio actuar y ser congruente con lo que pienso, digo y
hago. Ofrezcamos el día de hoy como ejercicio de templanza aprender a dominar el
carácter y contar hasta siete y pensar lo que diremos a los demás especialmente
cuando sintamos molestia.

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