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Meteorito

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«Aerolito» redirige aquí. Para localidad argentina, véase Aerolito (Argentina).

Meteorito metálico Cabin Creek.

Meteorito metálico Gibeon.


Un meteorito es un meteoroide que alcanza la superficie de un planeta debido a que
no se desintegra por completo en la atmósfera. La luminosidad dejada al
desintegrarse se denomina meteoro.

El término meteoro viene del griego μετέωρος meteoros, que significa «fenómeno en
el cielo». Se emplea para describir el destello luminoso que acompaña la caída de
materia del sistema solar sobre la atmósfera terrestre. Dicho destello se produce
por la incandescencia temporal que sufre el meteoroide a causa de la presión de
choque (el aire atmosférico se comprime al chocar con el cuerpo y, al aumentar la
presión, aumenta la temperatura, que se transfiere al meteoroide), no de la
fricción.12 Esto ocurre generalmente a alturas entre 80 y 110 kilómetros sobre la
superficie de la Tierra.

Este término se emplea también en la palabra meteoroide, con la que nos referimos a
la propia partícula sin ninguna relación con el fenómeno que produce cuando entra
en la atmósfera de la Tierra. Un meteoroide es materia que gira alrededor del Sol o
cualquier objeto del espacio interplanetario que es demasiado pequeño para ser
considerado como un asteroide o un cometa. Las partículas que son más pequeñas
todavía reciben el nombre de micrometeoroides o granos de polvo estelar, lo que
incluye cualquier materia interestelar que pudiera entrar en el sistema solar. Un
meteorito es un meteoroide que alcanza la superficie de la Tierra sin que se haya
vaporizado completamente.

Generalmente, un meteorito en la superficie de cualquier cuerpo celeste es un


objeto que ha venido desde otra parte del espacio. Los meteoritos también se han
encontrado en la Luna y Marte.

Los meteoritos cuya caída se produce delante de testigos o que se logran recuperar
instantes después de ser observados durante su tránsito en la atmósfera son
llamados «caídas». El resto de los meteoritos se conocen como hallazgos. A la fecha
(mediados de 2020), existen aproximadamente 1050 caídas atestiguadas que produjeron
especímenes en las diversas colecciones del mundo. En contraste, existen más de
31.000 hallazgos de meteoritos bien documentados.3

Los meteoritos se nombran siempre como el lugar en donde fueron encontrados,4


generalmente una ciudad próxima o alguna característica geográfica. En los casos
donde muchos meteoritos son encontrados en un mismo lugar, el nombre puede ser
seguido por un número o una letra (ejemplo: Allan Hills 84001 o Dimmitt (b)).

Índice
1 Categorías
2 Fenómeno de caída de meteoritos
3 Tipos de meteoritos
4 Recuperación de meteoritos
4.1 Caídas
4.2 Hallazgos
4.3 Los grandes llanos de Estados Unidos
4.4 Antártida
4.5 Australia
4.6 El Sahara y la creciente comercialización
4.7 Omán
5 Historia de las representaciones y del estudio de los meteoritos
5.1 Del objeto sagrado al objeto científico
5.2 Estudios actuales
6 Meteoritos famosos
6.1 Por peso
6.2 Otros
7 Meteoritos en la ficción
8 Véase también
9 Notas
10 Referencias
11 Enlaces externos
Categorías
Tradicionalmente los meteoritos se han dividido en tres amplias categorías:

Meteorito pedregoso (rocas), integradas principalmente por los minerales de


silicato; aerolito o litito.
Condrita
Acondrita
Meteorito metálico, se componen en gran parte de hierro-níquel; siderito.
Meteorito pedregoso-metálico, que contienen grandes cantidades de material metálico
y rocoso; litosiderito.
Los modernos esquemas de clasificación dividen los meteoritos en grupos según su
estructura, composición química e isotópica, y mineralogía.

Escala de Turín, es un método de clasificación del peligro de impacto asociado a


los objetos de tipo NEO (Near Earth Objects, objetos cercanos a la Tierra), entre
los que se encuentran asteroides y cometas.
Fenómeno de caída de meteoritos

El meteorito Neenach encontrado en Antelope Valley, California, Estados Unidos.


La mayoría de los meteoroides se desintegran al incorporarse en la atmósfera de la
Tierra; no obstante, se estima que 100 meteoritos de diverso tamaño (desde pequeños
guijarros hasta grandes rocas del tamaño de una pelota de baloncesto) entran en la
superficie terrestre cada año; normalmente solo 5 o 6 de estos son recuperados y
son descubiertos por científicos. Pocos meteoritos son lo bastante grandes para
crear cráteres que evidencien un impacto. En vez de esto, solo llegan a la
superficie a su velocidad terminal (caída libre), y la mayoría tan solo crea un
hoyo pequeño (véase:capacidad de penetración). Sin embargo, algunos de los
meteoritos que caen han causado daño a inmuebles, ganado, e incluso a la gente.

Los grandes meteoroides podrían chocar con la Tierra con una fracción de su
velocidad cósmica, originando un cráter de hipervelocidad de impacto. El tamaño y
tipo del cráter dependerá del tamaño, de la composición, del grado de
fragmentación, y del ángulo entrante del meteorito. La fuerza de tales colisiones
tiene el potencial de causar una destrucción extensa.56 Los choques a
hipervelocidad más frecuentes, normalmente son causados por un meteorito metálico,
los cuales son más resistentes y transitan intactos en la atmósfera terrestre.
Algunos ejemplos de cráteres causados por meteoroides metálicos incluyen al cráter
Barringer, los cráteres de Wabar, y el cráter de Wolfe Creek, ya que en estos
cráteres se encontró un meteorito metálico o sus fragmentos. En contraste, incluso
los cuerpos pedregosos o helados que son relativamente grandes (como los cometas
pequeños o los asteroides) y que llegan a pesar millones de toneladas, son frenados
en la atmósfera, y por lo tanto no hacen cráteres de impacto.7 Aunque tales
acontecimientos no son frecuentes, pueden provocar una considerable conmoción; el
famoso evento de Tunguska probablemente resultó de tal incidente.

Grandes objetos pedregosos (de centenares de metros en diámetro o más y que logran
pesar decenas de millones de toneladas o más) pueden alcanzar la superficie y
causar grandes cráteres, sin embargo, estos son muy raros. Estos acontecimientos
generalmente son tan enérgicos que el meteoro impactor se destruye por completo sin
dejar ningún meteorito. (El primer vestigio de un meteorito pedregoso encontrado en
asociación con un gran cráter de impacto fue el cráter de Morokweng en Sudáfrica,8
descubierto en mayo de 2006).

Existen varios fenómenos bien documentados sobre caídas de meteoritos que fueron
atestiguados, aun cuando estos fueron demasiado pequeños para producir cráteres de
hipervelocidad.9 La estela de fuego que se genera mientras el meteoroide pasa a
través de la atmósfera puede lucir muy brillante, llegando a rivalizar en
intensidad con el Sol, aunque la mayoría son muy difusos y no se pueden apreciar
incluso durante la noche. Se han reportado avistamientos en diversos colores, que
incluyen al amarillo, el verde y el rojo. Los flashes y las explosiones de luz
pueden ocurrir mientras el objeto se desintegra. A menudo, durante las caídas de
meteoritos se escuchan explosiones, detonaciones, y rugidos que pueden ser causadas
por explosiones sónicas, así como ondas expansivas que resultan de la fragmentación
del cuerpo. Estos sonidos pueden ser escuchados sobre amplias áreas que llegan a
abarcar varios miles de kilómetros cuadrados. Otros sonidos que se producen pueden
ser chiflidos y silbidos, pero son pobremente comprendidos. No es inusual que
después del paso de la estela de fuego, en la atmósfera se rezague un rastro de
polvo por cierto tiempo.

El meteorito Laguna Manantiales hallado en Santa Cruz, Argentina.


Mientras que los meteoroides se calientan durante su paso a través de la atmósfera,
sus superficies se derriten y experimentan la ablación térmica. Durante este
proceso pueden ser esculpidos en varias formas, dando por resultado profundas
«huellas digitales», en forma de muescas sobre sus superficies llamadas los
regmagliptos. Si el meteoroide mantiene una orientación fija por cierto tiempo sin
tambalearse, puede desarrollar una «nariz en forma de cono» o una forma cónica. Al
sufrir la desaceleración, la capa superficial fundida se solidifica en una fina
corteza de fusión, la cual en la mayoría de los meteoritos es negra (en algunas
acondritas, la corteza de fusión puede ser ligeramente rojiza). En los meteoritos
pedregosos, la zona afectada por el calor tan solo abarca unos pocos milímetros de
espesor; en los meteoritos metálicos (los cuales son mejores conductores de calor),
la estructura de metal puede ser afectada por el calor hasta 1 centímetro debajo de
la superficie. Se ha reportado que cuando aterrizan los meteoritos, son un poco
cálidos al tacto, pero nunca son extremadamente calientes. No obstante, los
informes varían grandemente, ya que algunos meteoritos son avistados "quemándose"
durante su aterrizaje, mientras que otros se avistan formando una capa de hielo
sobre su superficie.

Los meteoroides que experimentan la fragmentación en la atmósfera pueden caer como


una lluvia de meteoritos, las cuales pueden variar desde tan solo unas pocas rocas,
hasta miles de guijarros. El área sobre la cual cae una lluvia de meteoritos se
conoce como “campo de dispersión”. Los campos de dispersión comúnmente tienen forma
elíptica, donde su eje mayor siempre es paralelo con la dirección de vuelo del
meteoroide. En la mayoría de los casos, los meteoritos más grandes de una lluvia
son encontrados un poco más lejos que el resto de las rocas dentro del campo de
dispersión.

Tipos de meteoritos
Artículo principal: Clasificación de meteoritos

Meteorito Phnom Penh (condrita L6).


Aproximadamente, un 86 % de los meteoritos que caen sobre la Tierra son condritas,
los cuales adquieren su nombre de las pequeñas partículas redondas que contienen.
Estas partículas, o cóndrulos, se componen principalmente de minerales de silicato
que parecen haberse fundido mientras se encontraban flotando libremente en el
espacio. Las condritas también contienen pequeñas cantidades de materia orgánica,
que incluye los aminoácidos, y granos presolares. Típicamente, las condritas tienen
4550 millones de años de antigüedad y se piensa que representan materiales del
cinturón de asteroides que nunca conformaron grandes cuerpos. Al igual que los
cometas, los asteroides condríticos son algunos de los materiales más antiguos del
sistema solar. A menudo se considera a las condritas como los «bloques de
construcción de los planetas».

Meteorito marciano ALH84001 (acondrita).


Cerca de un 8 % de los meteoritos que caen sobre la Tierra son acondritas, de las
cuales algunas son similares a las rocas ígneas terrestres. La mayoría de las
acondritas son rocas antiguas y se piensa que representan material cristal de los
asteroides. Una gran familia de acondritas pudo haberse originado en el asteroide 4
Vesta. Otras se derivan de diferentes asteroides. Dos pequeños grupos de acondritas
son especiales, ya que estos son más jóvenes y no parecen provenir del cinturón de
asteroides. Uno de estos grupos proviene de la Luna, e incluye rocas similares a
las que fueron traídas a la Tierra por los programas Apolo y Luna. El otro grupo
tiene una alta probabilidad de ser originario de Marte y son los únicos materiales
de otros planetas que han sido recobrados por el ser humano.
Alrededor del 5 % de los meteoritos que caen son metálicos, formados por dos
aleciones de hierro-níquel, la kamacita y la taenita. Se cree que la mayoría de los
meteoritos metálicos provienen del centro de algunos asteroides que alguna vez
estuvieron fundidos en uno solo. Al igual que en la Tierra, el metal más denso
estuvo separado del material de silicato y ubicado hacia el centro del asteroide,
formando una base. Después de que el asteroide se solidificó, este se fragmentó en
una colisión contra otros asteroides. Debido a la ausencia de hierro en las áreas
de hallazgos, tales como la Antártida, en donde se ha encontrado mucho material, se
piensa que aunque el hierro constituye aproximadamente el 5 % de las rocas
recuperadas, puede ser que realmente sean considerablemente mucho menos comunes que
lo supuesto previamente.

Meteorito pedregoso-metálico Pallasovka (pallasite).


Los meteoritos pedregoso-metálicos constituyen el 1 % restante. Son una mezcla de
los metales hierro-níquel y minerales de silicato. Se piensa que un tipo de
meteorito llamado palasitas, se originó en la zona límite sobre las regiones base
donde se originaron los meteoritos metálicos. Otro tipo de meteoritos pedregoso-
metálicos son los mesosideritas.
Recuperación de meteoritos
Caídas
La mayoría de las caídas se recobran por avistamientos de las bolas de fuego o el
descubrimiento del impacto en los suelos. Sin embargo, un pequeño número de estos
se ha podido avistar con cámaras automáticas y se ha recobrado siguiendo una ruta
calculada para el punto de impacto. El primero de estos fue el meteorito de
Příbram, el cual cayó en esta ciudad de Checoslovaquia (ahora la República Checa)
en 1959.10 En este caso, se usaron dos cámaras para fotografiar meteoros y
capturaron imágenes de la bola de fuego. Las imágenes fueron usadas para determinar
la ubicación de las rocas en el suelo y más significativamente, para calcular por
primera vez una órbita aproximada de un meteorito recuperado.

Después de la caída de Pribram, otros países establecieron programas de observación


automatizada teniendo como objetivo estudiar el ingreso de los meteoritos. Uno de
estos fue la Red Prairie (Prairie Network), operada por el Observatorio Astrofísico
Smithsoniano a desde 1963 hasta 1975 en el oeste de los EE. UU., este programa
también observó una caída de meteorito, el "Lost City chondrite", permitiendo su
recuperación y un cálculo de su órbita.11 Otro programa fue creado en Canadá, el
Proyecto de Observación y Recuperación de Meteoritos (Meteorite Observation and
Recovery Project) funcionó de 1971 a 1985. Este también recuperó un solo meteorito,
el Innisfree, en 1977.12 Finalmente, observaciones operadas por la Red Europea de
Bólidos (European Fireball Network, descendiente del programa checo original que
recuperó el Pribram), consiguió calcular y descubrir el meteorito de Neuschwanstein
en 2002.13 Recientemente la Red Española de Investigación sobre Bólidos y
Meteoritos ha recuperado los meteoritos Villalbeto de la Peña y Puerto Lápice, las
últimas dos caídas acaecidas en España.14

Precisamente del estudio del vídeo y las fotografías obtenidas de la bola de fuego
que produjo la caída del meteorito Villalbeto de la Peña también se obtuvo la
órbita en el Sistema Solar.15

El 15 de febrero de 2013 cayó en Cheliábinsk, en los Montes Urales (Rusia), un


meteorito que medía aproximadamente 17 metros de alto por 15 metros de ancho, con
una masa de 10 000 toneladas en el momento de su ingreso a la atmósfera. La bola
incandescente provocó 1491 heridos por la onda expansiva y daños económicos que
superaron los 1000 millones de rublos (aproximadamente 33 millones de dólares).

Hallazgos
Hasta el siglo XX, solamente algunos hallazgos de cientos de meteoritos habían sido
realizados por arqueólogos. De estos, el 80 % fueron meteoritos metálicos y metalo-
rocosos, que se distinguen fácilmente de las rocas terrestres. Hasta hoy en día, se
descubren cada año pocos meteoritos rocosos que se puedan considerar como hallazgos
"accidentales". Ahora existen más de 30 000 hallazgos de meteoritos en las
colecciones del mundo que comenzaron con los descubrimientos de Harvey H. Nininger.

Campo del Cielo meteorite, El Chaco fragment, back2.


Los grandes llanos de Estados Unidos
La estrategia de Nininger para buscar meteoritos fue buscar en los grandes llanos
de los Estados Unidos, donde la tierra está en gran parte cultivada y el suelo
contenía muy pocas rocas. Entre los años 20 y los 50, viajó a través de la región,
educando a la gente local sobre como lucían los meteoritos y qué hacer si ellos
encontrasen uno; por ejemplo, al despejar un campo. El resultado fue el
descubrimiento de más de 200 nuevos meteoritos, sobre todo del tipo pedregoso.16

Al final de los años 60, los grandes llanos del condado de Roosevelt en Nuevo
México fueron un lugar particularmente bueno para encontrar meteoritos. Después del
descubrimiento de algunos meteoritos en 1967, una campaña de conciencia pública dio
lugar al hallazgo de casi 100 nuevos especímenes, donde muchos fueron encontrados
por una sola persona, Ivan Wilson. En total, fueron encontrados casi 140 meteoritos
en la región desde 1967. En el área de los hallazgos, la tierra había estado
cubierta originalmente por una capa de tierra suelta. Durante un periodo de
erosión, el suelo flojo fue eliminado, saliendo de él todo tipo de rocas y
meteoritos que estaban presentes en la superficie.17

Antártida
Entre 1912 y 1964, los grupos de búsqueda en la Antártida encontraron algunos
meteoritos. Posteriormente, en 1969, la «Décima Expedición de Investigación
Antártica Japonesa» encontró nueve meteoritos en un campo de hielo azul cerca de
las montañas de Yamato. Con este descubrimiento, se descubrió que el movimiento de
las hojas del hielo pudo actuar para concentrar los meteoritos en ciertas áreas.
Después de que en 1973 fuese encontrada en el mismo lugar una docena de otros
especímenes, se lanzó una expedición japonesa en 1974, dedicada a la búsqueda de
meteoritos. Este equipo recuperó casi 700 meteoritos. Un poco después, los Estados
Unidos comenzaron su propio programa para buscar meteoritos antárticos, operando a
lo largo de las montañas Transantárticas en el otro lado del continente: el ANSMET
(ANtarctic Search for METeorites, Búsqueda de Meteoritos en la Antártida). A
finales de los ochenta, también los equipos europeos (comenzando con un consorcio
llamado EUROMET); y la continuación de un programa italiano, el Programma Nazionale
di Ricerche in Antartide también llevaron a cabo búsquedas sistemáticas de
meteoritos antárticos. Recientemente, un programa chino, la Exploración Científica
Antártica de China, ha conducido búsquedas altamente exitosas de meteoritos desde
el año 2000. Los esfuerzos combinados de todas estas expediciones han producido más
de 23 000 especímenes de meteoritos clasificados desde 1974, sin contar los
millares que aún no se han clasificado. Para más información vea el artículo de
Harvey (2003).18

Australia
Al mismo tiempo que las concentraciones de meteoritos eran descubiertas en el frío
desierto de Antártida, los coleccionistas descubrieron que también podían ser
encontrados muchos meteoritos es el cálido desierto de Australia. Algunas docenas
de meteoritos se han encontrado en la región Nullarbor del oeste y sur de
Australia. Búsquedas sistemáticas entre 1971 y el presente han recuperado 500 o
más,19 de los cuales aproximadamente 300 están bien clasificados. Los meteoritos
pueden ser encontrados en esta región debido a que el suelo presenta una planicie
cubierta de roca moldeada. En un clima extremadamente árido, ha habido
relativamente muy poca sedimentación sobre la superficie por decenas de miles de
años, permitiendo que los meteoritos se acumulen sin que sean enterrados o
destruidos. Los meteoritos oscuros entonces pueden ser reconocidos entre los más
pálidos guijarros y rocas terrestres.

El Sahara y la creciente comercialización


Entre 1986 y 1987, un equipo alemán que instalaba estaciones sísmicas para la
exploración de mantos petrolíferos descubrió 65 meteoritos en una planicie del
desierto a cerca de 100 km al sureste de Dirj (Daraj), Libia. Este fue el primer
indicio de que un vasto número de meteoritos podían ser encontrados en ciertas
partes del Sahara. Unos años más tarde, un ingeniero anónimo que era un fanático
del desierto observó algunas fotografías de meteoritos encontradas en la Antártida,
y recordó haber observado rocas similares en zonas que había recorrido al norte de
África. En 1989, regresó a Argelia y recobró cerca de 100 meteoritos de por lo
menos 5 localidades. En los siguientes 4 años, él y otros seguidores encontraron
por lo menos 400 meteoritos más en las mismas locaciones, y en algunas nuevas áreas
en Argelia y Libia. Los lugares donde encontraron los meteoritos eran en zonas
conocidas como regs (desiertos) o hamadas, que son áreas planas cubiertas tan solo
por guijarros y pequeñas cantidades de arena.20 En estos lugares, los meteoritos
oscuros pueden ser avistados fácilmente, donde se han preservado muy bien debido al
clima árido.

Aun cuando los meteoritos habían sido vendidos comercialmente y recogidos por
aficionados durante muchas décadas, hasta la época de los hallazgos de Sahara a
final de 1980 y principio de la década de los 90, la mayoría de los meteoritos
fueron depositados o comprados por los museos y las instituciones similares donde
fueron exhibidos y se hicieron disponibles para la investigación científica. Sin
embargo, la rápida disponibilidad de una gran cantidad meteoritos que se podían
encontrar con relativa facilidad en los lugares que eran fácilmente accesibles,
llevó al rápido incremento de la colección comercial de meteoritos. Este proceso
fue acelerado en 1997 cuando los meteoritos provenientes de la Luna y Marte fueron
encontrados en Libia. Al final de la década de los años 90, se habían lanzado
expediciones privadas de búsqueda de meteorito a través del Sahara. Aun así,
algunos especímenes de meteoritos recuperados de esta manera también se depositan
en colecciones para investigación, pero la mayoría del material se vende a los
coleccionistas privados. Estas expediciones ahora han traído un número mayor de
2000 meteoritos clasificados encontrados en Argelia y Libia.

Cuando se corrió la voz en los países árabes sobre el beneficioso comercio de


meteoritos, se crearon los primeros mercados de meteoritos, especialmente en
Marruecos, apoyados por nómadas y gente local quienes escarbaron en el desierto en
búsqueda de especímenes para vender. De esta manera, millares de meteoritos se han
distribuido, de los cuales la mayoría no se tiene información sobre cómo, cuándo, o
dónde se descubrieron. Estos son los llamados «Meteoritos del Noroeste de África».
Omán
En 1999, los cazadores de meteoritos descubrieron que el desierto al sur y el
centro de Omán también era favorable para la recolección de muchos especímenes. Los
llanos de grava en las regiones Dhofar y Al Wusta en Omán, al sur de los desiertos
de arena de Rub al-Jali, habían rendido cerca de 2000 meteoritos a fecha de
mediados de 2006. Entre estos se incluyen una gran cantidad de meteoritos lunares
(como el Dhofar 911) y marcianos (como el NWA 2737), haciendo de Omán una zona
particularmente importante para los científicos y los coleccionistas. Las primeras
expediciones en Omán fueron hechas principalmente por traficantes de meteoritos, no
obstante los equipos internacionales, omaníes y científicos europeos ahora también
han recogido especímenes.

Historia de las representaciones y del estudio de los meteoritos

Moneda de Émèse en bronce que representa el templo del dios solar Heliogábalo y su
betilo con un águila en relieve.

Der Donnerstein von Ensisheim, un relato de Sébastien Brant sobre la caída del
meteorito de Ensisheim de 1492.

El meteorito L'Aigle, caído en 1803, el primer meteorito estudiado científicamente.


Jean-Baptiste Biot realizó un exhaustivo informe enviado ese mismo año a la
Academia de Ciencias de París.21

Sección de un meteorito de hierro, con las figuras de Widmanstätten aparentes.

La corteza de fusión en el meteorito de Peekskill representa la última superficie


derretida, luego vitrificada, después de la interrupción del proceso de ablación.
Del objeto sagrado al objeto científico
Si llueven piedras, es porque los vientos las levaron primero.S'il pleut des
pierres, c'est que les vents les ont d'abord enlevées.
Plinio el ViejoExtracto de Historia Natural, libro II, capítulo XXXVIII ...desde el
latín: De aere; Quare lapidibus pluat.

(Del aire: por qué llueven piedras)


La historia de las representaciones de los meteoritos muestra la evolución
histórica de las diferentes percepciones de estos objetos, desde ser objetos
sagrados hasta objetos explicados por la ciencia.

A lo largo de los siglos, los meteoritos han sido venerados como objetos sagrados
por varias culturas y civilizaciones antiguas.22 La caída espectacular de un
meteorito —con su luz intensa y a veces fenómenos sonoros, como en el meteorito de
Nōgata descubierto en 861, el más antiguo recolectado que aún se conserva— siempre
ha despertado la imaginación humana, evocando miedo, respeto o adoración. Entrañó
la búsqueda de esos objetos caídos del cielo para convertirlos en objetos sagrados
del poder y de las ceremonias religiosas,23 como los betilos que constituyen los
ónfalos de los griegos en Delfos24 o de la piedra Negra de la Kaaba en La Meca.25
Los meteoritos de hierro también se utilizaron desde el principio como joyas y
armas, como atestigua una daga de hierro meteórico encontrada en la tumba de
Tutankamón.26 Entre los inuit, la Edad del Hierro comenzó a partir de la caída del
meteorito de Cape York, al usar los nativos las esquirlas de hierro extraídas de
ese tipo de meteorito para fabricar hojas de cuchillo y puntas de arpón.27

La primera mención de un meteorito en el corpus escrito occidental se debe a


Anaxágoras, quien cita la caída de meteoritos en Creta en 1478 a. C.28 Aunque su
predicción de la caída de un meteorito cerca de Aigos Potamos después del paso de
un cometa en 476 a. C. sea legendario,29 fue el primero en formular una hipótesis
sobre su origen, pensando audazmente que ese meteorito provendría del Sol y lo
consideró una piedra en llamas.30 Los autores en la antigua China registran la
caída de rocas en sus obras sin dar ninguna razón.31 Los autores en lengua árabe
hacen lo mismo, como Avicena en la sección de geología de su Libro de la Curación,
el polímata persa no dudó en afirmar que caían del cielo dos tipos de piedra
(hierros y piedras) y realizar experimentos de fusión de meteoritos para ver si
eran metálicos.32

En la Edad Media, la iglesia cristiana combatió el culto de los meteoritos y exigió


que esos símbolos paganos se retiraran y destruyeran.3334 La concepción
aristotélica del cielo prevalecía (los fragmentos de roca o de metal no pueden caer
del cielo y no hay pequeños objetos celestes más allá de la Luna), por lo que los
meteoritos se consideraban tanto una ilusión óptica (tesis de Guillaume de
Conches), como artefactos terrestres (del tipo productos de la metalurgia) o como
fenómenos atmosféricos causados por fragmentos de montañas arrancadas, por lavas
expulsadas por los volcanes (la lluvia de meteoritos en Siena el 9 de julio de 1794
fue así atribuida a la proximidad del Vesubio), por la acción de un rayo o de un
trueno, de ahí su designación particular de «piedra de rayo» (que podría
confundirse erróneamente con fulgurita) o «piedra de trueno» (ejemplo la piedra del
trueno de Ensisheim en 1492, la caída más antigua de que hay constancia en
Europa).35 Del mismo modo, su nombre general no era fijo, el meteorito se
denominaba indistintamente aerolito («piedra de aire»), uranolita («piedra de
cielo»), etc.

Hasta el siglo XVIII, los estudiosos consideraban absurda la idea de que los
meteoritos eran rocas llegadas del espacio exterior, especialmente porque los
relatos antiguos y medievales de caídas de meteoritos a menudo asociaban esos
fenómeno con la larga serie de prodigia, miracula (prodigios y milagros, como la
lluvia de animales, de leche, de sangre, de fuego y azufre, etc.) y omina
(presagios como la lluvia de piedras en el día del nacimiento de Carlos el
Calvo),36 lo que despertaba el escepticismo de los académicos europeos que se
negaban a estudiar esas supersticiones. Los escasos ejemplares analizados
resultaron ser más a menudo fósiles, herramientas prehistóricas supuestamente
formadas por rayos o rocas comunes (su análisis generalmente destaca especies
minerales terrestres como la pirita o la marcasita).37

John Wallis, después de observar una lluvia de meteoritos en Inglaterra en 1676,


sugirió que podía deberse a la reentrada atmosférica de los cometas.38El estudio de
tres aerolitos caídos en Francia —Coutances en 1750, en Lucé en 1768 y en Aire-sur-
la-Lys en 1769— supuso el inicio del estudio moderno de los meteoritos. Empezó con
el caído en Lucé39 cuyas circunstancias fueron descritas en detalle por el abate
Bachelay quien entrevistó a los lugareños que vieron el suceso. El informe
resultante fue enviado a la Academia de Ciencias de Francia.39 La Academia
respondió al llamado formando una comisión que investigó el meteorito, formada por
Fougeroux de Bondaroy, Cadet de Gassicourt y Antoine Lavoisier. Tras realizar los
análisis químicos la comisión llegó a la conclusión correcta de que el meteorito
contenía pirita pero explicó erróneamente que la corteza negra del meteorito se
debía a que la roca había sido fundida por un relámpago y era una «piedra de
rayo».4039 El fallo de los científicos de la comisión influyó a naturalistas en
toda Europa que tendieron a rechazar su origen en caídas.39

En el siglo XVIII y principios del XIX, la mayoría de los eruditos todavía pensaban
que los meteoritos se formaban en la atmósfera, de acuerdo con la hipótesis más
comúnmente aceptada de Eugène Louis Melchior Patrin en 1801:41 los meteoritos
resultaban de la circulación de los fluidos gaseosos atmosféricos, que por la
combinación de las moléculas gaseosas se solificaban. Se habían formulado otras
hipótesis en la misma línea, como la formación durante una tormenta eléctrica por
la acción de un rayo según Lavoisier (1769),42 o la formación a partir de las nubes
según el médico Joseph Izarn (1803).43

El origen extraterrestre interestelar había sido avanzado por el físico alemán


Chladni4445 en su obra Über den Ursprung der von Pallas gefundenen und anderer ihr
ähnlichen Eisenmassen und über einige damit in Verbindung stehende
Naturerscheinungen en 1794 [Del origen de la masa de hierro encontrada por Pallas y
otros similares, y sobre algunos fenómenos naturales en relación con ellos],46
siendo reforzada su tesis por el análisis químico y mineralógico de varios
meteoritos llevados a cabo en 1802 por Edward Charles Howard y Jacques Louis de
Bournon45 que pusieron en evidencia en especial los cóndrulos.47

El estudio científico completo de los meteoritos (análisis químico y recopilación


de testimonios) no apareció realmente hasta 1803, fecha del meticuloso informe de
Jean-Baptiste Biot a la Academia de Ciencias de París,21 realizado a solicitud del
ministro Chaptal, sobre el meteorito L'Aigle que había caído el mismo año.

Un cambio notable en la comprensión de los meteoritos se dio a principios del siglo


XIX cuando se admitió la existencia de cráteres de impacto en la superficie de la
tierra, como en el caso del cráter Meteor.48 El astrónomo Denison Olmsted observó
en 1833 que el radiante del enjambre de estrellas fugaces de las Leónidas no era
arrastrado por la rotación de la Tierra, por lo que invalidaba definitivamente el
origen terrestre y atmosférico de los meteoritos.49 Auguste Daubrée sistematizó la
clasificación de los meteoritos a finales del siglo XIX.50

Si bien ilustres científicos catastrófistas (Jean-Baptiste Biot, Siméon Denis


Poisson, John Lawrence Smith en 1855) todavían estaban a favor de la hipótesis
lunar de Pierre-Simon de Laplace (meteoritos llamados «piedras de Luna» resultantes
de la erupción de volcanes lunares),51 la mayoría fue aceptando gradualmente la
hipótesis extraterrestre de Chladni.52 Los intensos debates provocaron la
constitución de colecciones de meteoritos para su mejor estudio: la mayoría de los
museos de historia natural comenzaron a adquirir ejemplares a mediados del siglo
XIX: el Museo Nacional de Historia Natural de París, el Museo de Historia Natural
de Londres y la Smithsonian Institution de Washington, que hoy tienen las
colecciones de meteoritos más importantes del mundo, lo deben a ese esfuerzo.53

Con la hipótesis extraterrestre de Chladni ya bien establecida, hasta la década de


1950 se debatió sobre el origen exacto de los meteoritos (¿medio interestelar,
interplanetario?), cuando se dio un consenso emergente sobre que la principal
fuente de los meteoritos eran los asteroides; pero en la década de 1980 llegó el
descubrimiento de meteoritos marcianos y meteoritos lunares.54

Estudios actuales

Diferenciación entre la Tierra y un cuerpo parental.


En un corto tiempo de unas pocas décadas, el disponer de análisis de laboratorio
cada vez más detallados, la propia exploración espacial y las nuevas observaciones
astronómicas dieron un vuelco al conocimiento del Sistema Solar.

La datación de meteoritos se llevó a cabo por radiocronología (datación 207Pb-


206Pb) utilizando espectrómetros de masa de ionización secundaria o de plasma.55
Después de varios fracasos, el primero en fechar con éxito un meteorito fue el
geoquímico Clair Cameron Patterson, quien estimó en 1956 la edad de un meteorito
ferroso en 4550 millones de años, una tiempo correspondientes a la edad de la
Tierra y de la formación del sistema solar.56

El estudio de los diferentes minerales presentes en una condrita (salida de un


cuerpo parental no diferenciado) son idénticos a aquellos que se pueden encontrar
sobre un planeta (cuerpo diferenciado) como la Tierra. De hecho, si se aplasta un
fragmento de condrita hasta reducirlo a polvo, y después se acerca un imán para
separar las partículas magnéticas de las que no lo son, se obtienen por un lado las
partículas de hierro/níquel que constituyen el núcleo de un planeta como la Tierra
y, por otro lado, principalmente silicatos idénticos a los presentes en el manto y
la corteza terrestre. Estos estudios han llevado a los cosmoquímicos57 a
profundizar en el tema y, en particular, a explicar mejor el fenómeno de la
diferenciación planetaria.58

El análisis químico de ciertas condritas carbonáceas (meteorito de Orgueil), que se


sospecha que no provendrían de asteroides, sino de núcleos de cometas, o de
acondritas (meteoritos probablemente de origen marciano, como el ALH 84001), revela
la presencia de aminoácidos que son los «ladrillos» elementales de la vida y
parecerían reforzar (si su origen quedara bien probado) la teoría de la panspermia
que sostiene que la Tierra fue fecundada desde el exterior, por medios
extraterrestres.59Los meteoritos marcianos permiten a los científicos comenzar a
conocer más sobre la geología marciana incluso antes de que se hayan reportado
muestras de ese planeta, lo cual es posible gracias a programas de investigación
terrestre como ANSMET (ANtarctic Search for METeorites, Búsqueda de Meteoritos en
la Antártida). Los conocimientos adquiridos gracias a estos meteoritos muy raros
ayudará a esos mismos científicos en su investigación cuando finalmente tengan
muestras tomadas del planeta rojo durante las misiones planificadas para los
próximos años.

En cuanto a los meteoritos de origen lunar, brindan la oportunidad a los


científicos que no tienen a su disposición muestras traídas por las misiones Apolo
para trabajar en la historia de la formación de este satélite terrestre, en
particular en la hipótesis del impacto gigante según la cual la Luna se habría
originado por la colisión entre la Tierra y un cuerpo celeste del tamaño de Marte,
llamado Théia, que se habría desprendido y proyectado de las eyecciones del manto
terrestre, de las que una buena parte habría permanecido en órbita alrededor de
este, volviendo a reacrecentarse para formar la Luna. Se trataría entonces del
mayor meteorito que jamás hubiese cruzado la trayectoria de la Tierra, dando a luz
a nuestro satélite.

La presencia de isótopos radiactivos del 26Al y de hierro 60Fe en inclusiones


meteoríticas al comienzo del Sistema Solar permite, a partir de observaciones
astronómicas de estrellas jóvenes, modelizar el entorno estelar del Sol primitivo:
en menos de 20 millones de años, tres generaciones de estrellas, formadas por la
compresión de gas después de las ondas de choque producidas por las supernovas de
acuerdo con el escenario de Little Bang, se habrían sucedido en una nube molecular
gigante para formar el Sistema Solar.60

El primer caso moderno conocido de un meteorito espacial que golpea a una persona61
ocurrió el 30 de noviembre de 1954 en Sylacauga, Alabama. El meteorito Sylacauga,
una piedra condrita de 4 kilogramos,62 atravesó la azotea y golpeó a Anna Hodges
después de que entrara por su recámara y rebotara en su aparato de radio. Esto le
provocó a la mujer una grave contusión en su cadera. Desde entonces, varias
personas han afirmado63 haber sido golpeados por «meteoritos», pero no se tiene
constancia de que ningún meteorito lo haya hecho desde entonces.

Meteoritos famosos
N.º Nombre Lugar País Peso (t)6465
1 Hoba Otjozondjupa Namibia 66
2 Gancedo S.O. del Chaco Argentina 30,8
3 El Chaco S.O. del Chaco Argentina 28,8
4 Ahnighito / Carpa N.O. Groenlandia Groenlandia
5 Bacubirito Sinaloa México 24

Por peso
N.º Nombre Lugar País Peso (t)6667
1 Hoba Otjozondjupa Namibia 66
2 Gancedo S.O. del Chaco Argentina 30,8
3 El Chaco S.O. del Chaco Argentina 28,8
4 Ahnighito / Carpa N.O. Groenlandia Groenlandia
5 Bacubirito Sinaloa México 24
Otros
Allan Hills 84001, el meteorito de Marte del que se dijo que probaba la existencia
de vida en ese planeta.
Meteorito Canyon Diablo, meteorito metálico usado por los norteamericanos nativos
prehistóricos.
Campo del cielo, lluvia de meteoritos metálicos sobre la provincia del Chaco
(Argentina) sobre una localidad denominada Campo del Cielo hace aproximadamente
unos 4000 años.
Meteorito Nantan, meteorito metálico caído en China durante el 1518.
Meteorito Allende, meteorito caído en México el año 1969, unos meses antes del
alunizaje, por eso muchos científicos se interesaron en probar sus técnicas de
análisis en él para estar listos para analizar las muestras lunares, en esos
análisis, se descubrió que contenía carbono, uno de los principales ingredientes de
la vida, y descubrieron que tenía 30 millones de años más que la Tierra.
Cape York, uno de los meteoritos más grandes del mundo.
Meteorito del evento de Cheliábinsk registrado el 15 de febrero de 2013 en la
ciudad rusa homónima dejando cientos de heridos.
Ensisheim, el meteorito más viejo cuya caída puede ser fechada exactamente (al 7 de
noviembre de 1492).
Fukang es la pallasita más grande del mundo con una masa de más de 1000 kg. El
meteorito fue subastado en Bonhams donde pidieron cerca de 3 millones de dólares.
Al final no lo vendieron.68
Kaidun, posiblemente originario de la luna marciana Phobos.
Orgueil, fue objeto de una falsificación en 1965 que implicó encajar una semilla
adentro del meteorito.
Sayh al Uhaymir 169, originario de la Luna; cayó a la tierra como resultado de
impactos de meteoritos en la Luna.
Sikhote-Alin, acontecimiento de impactos masivos de meteoritos metálicos que
ocurrió el 12 de febrero de 1947.
El Tagish Lake, meteorito caído en Columbia Británica, Canadá en 2000.
Willamette, el meteorito más grande que se ha encontrado en los Estados Unidos.
La Piedra Negra en la pared de la Kaaba en La Meca se piensa que probablemente sea
un meteorito.
Aparte de los meteoritos caídos sobre la Tierra, la roca apodada «Heat Shield Rock»
es un meteorito que fue encontrado en Marte, y dos fragmentos minúsculos de
asteroides fueron encontrados entre las muestras recogidas en la Luna por la misión
Apolo 12 en 1969 y por el Apolo 15 en 1971.69
Cráter de Chicxulub, en la península de Yucatán, en México.
Meteoritos en la ficción
1972: en su novela de ciencia ficción Cita con Rama, Arthur C. Clarke introduce la
idea del programa Vigilancia Espacial, que existe actualmente y cuya inspiración y
nombre provienen de esta narración.
1977: El martillo de Lucifer. Novela de ciencia ficción escrita por [}Larri Niven]]
y Jerry Pournelle.
1993: El martillo de Dios. Novela de ciencia ficción escrita por Arthur C. Clarke.
1998: Armageddon (película). Dir. Michael Bay. Int. Bruce Willis, Liv Tyler, Ben
Affleck, Billy Bob Thornton.
1998: Deep Impact (película). Dir. Mimi Leder. Int. Elijah Wood, Morgan Freeman,
James Cromwell, Robert Duvall.
Véase también
Meteoro
Clasificación de meteoritos
Lluvia de meteoros
Baetylus
Lago Siljan
Leónidas (astronomía)
Gemínidas
Sistema Solar
ANSMET
Asteroides
Estrategias de mitigación de asteroides
Cráter de impacto
Notas
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Meteoritical Bulletin: Search the Database
Referencias
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représentations et de l'étude des météorites» de Wikipedia en francés, publicada
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