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Otredad y Alteridad
Otredad y Alteridad
OTREDAD
ALTERIDAD
El término “alteridad” se aplica al descubrimiento que el “él” hace del “otro”, lo que
hace surgir una amplia gama de imágenes del otro, del “nosotros”, así como
visiones múltiples del “él”. Tales imágenes, más allá de las diferencias, coinciden
todas en ser representaciones más o menos inventadas de personas antes
insospechadas, radicalmente diferentes, que viven en mundos distintos dentro del
mismo universo.
La alteridad hay que entenderla a partir de una división entre un “yo” y un “otro”, o
entre un “nosotros” y un “ellos”. El “otro” tiene costumbres, tradiciones y
representaciones diferentes a las del “yo”: por eso forma parte de “ellos” y no de
“nosotros”. La alteridad implica ponerse en el lugar de ese “otro”, alternando la
perspectiva propia con la ajena.
Esto quiere decir que la alteridad representa una voluntad de entendimiento que
fomenta el diálogo y propicia las relaciones pacíficas. Cuando un hombre judío
entabla una relación amorosa con una mujer católica, la alteridad es indispensable
para entender y aceptar las diferencias entre ambos. En cambio, si se registra una
escasa alteridad, la relación será imposible ya que las dos visiones del mundo sólo
chocarán entre sí y no habrá espacio para el entendimiento.
La alteridad también puede entenderse a un nivel más amplio. El encuentro entre
dos países o dos pueblos implica poner diferentes formas de vida frente a frente.
Si hay voluntad de alteridad, la integración podrá ser armónica, ya que cada
pueblo respetará las creencias del otro. Ese diálogo, por otra parte, enriquecerá a
ambos. En cambio, si no hay alteridad, el pueblo más fuerte dominará al otro e
impondrá sus creencias.
Es una construcción psico-social del sujeto...es decir dar-me lugar a mí como otro
de mí mismo lo cual puede llevar a la posibilidad de dar a los otros, lugar como
como otros de mí. No sé lo que piensan los otros, no tienen por qué pensar como
yo, a mí me toca darme lugar entre los otros lo cual implica que los otros no
ocupan mi lugar, ni yo el de ellos. Es un duro golpe al narci-cinismo yoico, el cual
hace un como sí de esta cuestión, es decir puede fingir-se o auto-fingir-se en la
apariencia de dar-le lugar a los otros. Por ej. Cuidar-al-otro no es necesariamente
una posición de dar-le lugar, puede ser todo lo contrario.