Está en la página 1de 3

Iñaki Berazaluce

Europa occidental e Europa oriental existen, no son dos entelequias geográficas o políticas. En la
primera (en rojo en el mapa), predomina el gen R1b en la población y se extiende desde Portugal
hasta Austria y Alemania, incluyendo las islas británicas y Noruega. Allí empieza Europa oriental,
coincidiendo casi exactamente con el fantasma del ‘Telón de Acero’: Polonia, Checoslovaquia,
Ucrania y toda una estepa verde de genes R1a que se extiende hacia Rusia y el mar Caspio.

Este mapa muestra los haplogrupos predominantes en distintas regiones de Europa. “Un
haplogrupo del cromosoma Y incluye a varones que comparten un ancestro común únicamente
por la línea paterna. El cromosoma Y se transmite siempre de padre a hijo”, según explica
doctamente la página especializada Igenea. El haplogrupo sirve, por ejemplo, para estudiar las
migraciones humanas o para determinar que nuestro primer “Adán”, el hombre primigenio, habitó
en África oriental en algún momento hace unos 60 o 90.000 años.
El haplogrupo que impera en Europa occidental, el R1b, lo tienen el 69% de los españoles, y es en
Irlanda donde más predomina, pues lo llevan el 81% de los locales. Nada sorprendentemente, este
alelo (forma alternativa que puede adoptar un mismo gen) también es mayoritario en el
continente americano y Oceanía, que fue poblado (o re-poblado) por europeos: el haplogrupo R1b
está distribuido por igual (58%) en Venezuela, Francia o Nueva Zelanda.

Escandinavia está fragmentada genéticamente en tres grandes grupos. Finlandia, como era
previsible, va por libre, pues allí impera el haplogrupo N, arrastrando consigo a dos repúblicas
bálticas, Estonia y Lituania (ojo, que el mapa no marca fronteras geográficas sino genéticas) y
dejando Letonia en el “bando eslavo” del R1b. Suecos y daneses, por su parte, comparten el alelo
l1, confirmando que Suecia está más emparentada con sus vecinos del sur, de la península
Jutlandia, que con los del oeste, los noruegos.

El haplogrupo del norte de África, que el mapa marca genéricamente como “E” es, en realidad el
E1b1b, que abarca todo el Sahel, y llega hasta Somalia, y llega a hacer una pequeña inclusión en
Europa, en Kosovo y Albania, nada casualmente, países de mayorías musulmanas. En principio, la
religión no guarda ninguna relación con la genética, pero es fácilmente demostrable que la fe
religiosa no solo llega en forma de “meme” sino vía gen, por utilizar las categorías de Richard
Dawkins.

El África subsahariana está copada por otra variante del haplogrupo E, el E1b1a, tal y como
muestra este otro mapamundi del cromosoma Y-ADN.
Pincha fuerte en la imagen para verla a tamaño completo.

Curiosamente, el mismo gen que predomina en Europa oriental también es mayoritario -aunque
de forma menos contundente- en países como India (26,7%) o Pakistán (45,5%).

En total se han contabilizado 20 haplogrupos en poblaciones humanas, siete de los cuales están
presentes en Europa.

También podría gustarte