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Transformación Pachamámica

Hacia la Equidad

Autor: Lic. Damián Andrada

Fecha: Noviembre 2011

Lugar: Buenos Aires

Mail: damian.andrada@gmail.com
I) Introducción

Hablar de inequidad es, sin duda alguna, una acción feliz y saludable. Por supuesto sería mucho
más feliz que no existieran las desigualdades socio-económicas y, por lo tanto, no tener que
discutirlas y hallar soluciones; pero ante su existencia es sano y positivo reconocerlas como un
problema agudo de las sociedades latinoamericanas y entenderlas como un producto histórico
que comienza con la colonización de América, se acentúa con la década neoliberal y que demanda
un abordaje inter-transdisciplinario de las ciencias a fines de orientar la acción de nuestros
gobiernos.

Afortunadamente para muchos, nuestra América Latina del siglo XXI reconoce y discute esta
compleja problemática. Tras décadas de trabajo, las ciencias sociales lograron hacer mella en el
discurso de los gobiernos latinos, si bien muchas de las respuestas otorgadas a la crisis de equidad
no dejan de ser un cúmulo de buenas intenciones o medidas oportunistas y mezquinas que buscan
el retorno electoral. Discusiones al margen, en el siglo XXI Latinoamérica se ha despegado de la
prédica neoliberal, y el nuevo pseudo Estado de Bienestar parece reinstalarse en los países
sudamericanos.

Asimismo, en esta búsqueda de la igualdad entran en juego más de una discusión. Las democracias
surgidas en la década del ‘80 han sido el modelo para las libertades políticas y sociales, para la
defensa de los Derechos Humanos, incluso para el crecimiento económico. Sin embargo, mal que
nos pese, no ha sido un modelo para alcanzar la equidad, sino que ha aumentado la brecha entre
pobres y ricos. Si bien no discutimos a la democracia como el mejor modelo de gobernanza,
probablemente se deba discutir su rol en la búsqueda de sociedades más igualitarias.

Finalmente, dentro del variopinto abanico de Estados americanos “neo-bienestaristas”, nos


centraremos en Bolivia. Las razones de su elección se conocerán a continuación.

Aproximación teórica a la igualdad y la equidad

En sintonía con lo dicho en la introducción, Francisco Delich sostiene que en la actualidad avanza
hacia el interior del Estado una “tendencia hacia la igualdad de derechos”, pero sin embargo se
mantienen las reservas sociales históricas: “Se incrementan la igualdad de derechos civiles y

-1-
estatales tanto como las diferencias sociales. El paneta es simultáneamente más homogéneo
simbólicamente y más fuertes las tendencias hacia la heterogeneidad social”1.

La actual ideología socio-económica prevaleciente en América Latina manifiesta buscar la igualdad


de los desiguales, lo cual es definido por Delich como una “promesa”. Al igual que Jean Jacques
Rousseau en “Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres”, el
discurso latinoamericano critica los privilegios irracionales.

En este sentido, nos resulta interesante la diferenciación que hace Delich entre los conceptos de
“equidad” e “igualdad”. Según el académico, mientras la primera hace referencia a “una relación
de proporción” y es “una relación de calidad”, la segunda es “aritmética por definición” y “una
referencia fundamentalmente de calidad”. El ejemplo más claro que pone el autor al respecto es la
justicia impositiva: mientras los impuestos a la riqueza que gravan a los sectores más pudientes no
constituyen una política igualitaria, sí es “socialmente justo” que el que percibe más ingresos
pague más. Estos impuestos progresivos no son igualitarios, aunque sí son equitativos.

La “traducción estatal” de esta concepción de equidad en la historia ha sido el “Welfare State”: un


Estado que se preguntaba cuáles eran las políticas que beneficiaban a una mayor parte de la
sociedad, redistribuían la riqueza brindando servicios básicos gratuitos o semigratuitos, brindaban
planes sociales a aquellos ciudadanos en situación de pobreza y financiaban el empleo a través de
la obra pública. Al respecto, Delich sostiene que la “inviabilidad socio-económica de la estrategia
igualitarista” altera la orientación igualitaria pero deja en duda la perspectiva de la equidad.

El caso del Estado Plurinacional de Bolivia es un caso especial: si bien Delich sostiene que “la
sociedad no es igualitaria”2, esto se cumple a medias en Bolivia. El pecado original de Bolivia radica
en que está conformada por dos sociedades igualitarias hacia adentro y desiguales entre sí: la
mayoría excluida durante siglos del poder político y económico, “la Bolivia pobre” conformada por
indígenas y campesinos; y la minoría que se ubica en lo que se conoce como Medialuna del
Oriente y acumula el poder económico y tuvo el poder político hasta la elección de Evo Morales,
“la Bolivia rica”. La primera sociedad lucha por romper las históricas desigualdades, la segunda,
por mantenerlas.

1
DELICH, Francisco, Señales, Nueva Comunicación, Buenos Aires, p. 59
2
Ibídem, p. 63.

-2-
Representando a la comunidad campesino-indígena, el Gobierno de Evo Morales en el nuevo
Estado Plurinacional de Bolivia ha aplicado medidas no igualitarias que buscan redistribuir el
ingreso en favor de los históricos desfavorecidos a fines de lograr una equidad, sólo buscada por
única vez en 1952 por el Gobierno del Movimiento Nacional Revolucionario del “Doctor Paz”.

La modernización boliviana como camino a la equidad

Si hablamos de modernidad es difícil no hablar del sociólogo argentino Gino Germani, uno de los
grandes teóricos de la modernización. En “Democracia y autoritarismo en la sociedad moderna”,
Germani reconoce a la modernización en las esferas sociales y económicas como uno de los dos
factores (junto al mercado) para el surgimiento y el sostenimiento de la democracia y el
pluralismo. En este sentido, Germani define a la “modernización”:

“Una síntesis de los resultados de una serie de procesos históricos ocurridos a lo largo de
milenios dentro de una cultura particular, es decir, no en forma universalmente evolucio-
nista, sino como la evolución de una cultura particular, que ha terminado por imponerse
al resto del planeta por la fuerza y/o por vía de difusión cultural, mas no representa la
única ni probablemente la mejor orientación de la que es capaz el hombre” 3

Para ello, el académico explica dos condiciones generales para hablar de modernización:

1. Secularización: Germani entiende que la particularidad de la sociedad moderna es su


tendencia a “eliminar completamente todo carácter ‘sagrado’” en sus principios básicos, sistema
de valores, instituciones, normas, actitudes y sus modelos de conductas.

2. Individuación: entendida como el surgimiento de la subjetividad de la auto-conciencia del “yo”,


diferenciado de la naturaleza y con autonomía de la comunidad. Germani explica a este individuo
“autoconsciente” como un producto histórico.

Partiendo de estas premisas, es dónde surge la novedad y la riqueza de la modernidad boliviana


que, teniendo en cuenta su origen común con las comunidades de Perú y Ecuador (el Imperio Inca
y la colonización española), podríamos hablar de una modernidad andina. Justamente, a

3
GERMANI, Gino, Democracia y autoritarismo en la sociedad moderna, en CLACSO, Los límites de la democracia, Buenos
Aires, 1985, p 25.

-3-
diferencia de los supuestos generales de modernización mencionados por Germani, el proceso de
modernización andino se da en el camino opuesto.

Antes de observar los rasgos de la modernidad andina, es importante destacar que, al igual que
Guillermo O’Donell, entendemos que “cada sociedad influye poderosamente sobre las
características de la democracia que habrá” y que el orden establecido por el sistema legal “no es
igualitario ni socialmente imparcial”, sino que reproduce “relaciones de poder sistemáticamente
asimétricas”4. En consecuencia, estamos convencidos de que la llegada al poder de Evo Morales
(el primer presidente indígena después la Conquista de América) en 2006 plasma en el terreno
estatal las características de la modernización de la sociedad boliviana:

1. Des-secularización: con la llegada de Evo Morales al poder, la Pacha Mama se erige como
cosmovisión y “cosa sagrada” de toda la nación boliviana, toma carácter de Estado al punto de
formar parte del discurso presidencial y plasmarse en la nueva Constitución. A diferencia de la
modernización occidental, los principios básicos de la Pacha Mama, su sistema de valores, sus
instituciones, sus normas, sus actitudes y sus modelos de conducta emergen de la sociedad al
Estado de derecho.

2. Des-individuación: del mismo modo, con la llegada del MAS al poder, el antiguo “ayni”5 vuelve
a ser prioridad del Estado. El preámbulo de la nueva Constitución del Estado Plurinacional de
Bolivia reza: “Un Estado basado en el respeto e igualdad entre todos, con principios de soberanía,
dignidad, complementariedad, solidaridad, armonía y equidad en la distribución y redistribución
del producto social, donde predomine la búsqueda del vivir bien”6. De este modo, podemos
hablar de una individuación incompleta en el aspecto económico (que nos recuerda al modo
asiático) y social (marcado por la fuerte presencia de las comunidades indígenas y los
movimientos sociales). Asimismo, valorizando la Pacha Mama y reconociendo a los seres
humanos como hijos de la Madre Tierra, también existe una individuación incompleta con la
naturaleza al punto que Evo Morales ha dicho en su toma de poder en Tiwanaku: “Después de
profundas reflexiones, llegamos a la conclusión de que en este nuevo milenio es más importante

4
O’DONELL, Guillermo, Acerca del Estado, la democratización y algunos problemas conceptuales. Una perspectiva
latinoamericana con referencia a países poscomunistas, Desarrollo Económico, Vol. XXXIII N° 130. 1993.
5
El trabajo colectivo (en quechua reciprocidad, solidaridad, ayuda mutua) instituido por el noveno Inca, Pachaquteq,
como mandamiento de Dios (Teqse Wirakocha).
6
Constitución del Estado Plurinacional de Bolivia. Preámbulo.

-4-
defender los derechos de la Madre Tierra que los derechos humanos. La mejor forma de defender
los derechos humanos es defendiendo los derechos de la Madre Tierra”.

En consecuencia, siguiendo el marco teórico de Gino Germani vemos que el proceso de


modernización boliviano-andino toma un camino opuesto al proceso de modernización
característico de la sociedad occidental: es una “modernidad antioccidental” o una “modernidad
anti-moderna”, marcado por la des-secularización y la des-individuación.

Lo más interesante de todo esto es que, como bien indica el Preámbulo de la Constitución citado,
los objetivos de esta des-individuación y des-secularización son la búsqueda de la “equidad en la
distribución y la redistribución del producto social”.

La democracia hoy en boliviana

Si bien en menor medida que la democracia venezolana, el sistema de gobierno boliviano ha


levantado críticas en cuanto a ciertos rasgos autoritarios o decisionista. Paradójicamente, algunos
han llegado a decir que la democracia no existe, habiendo sido Evo Morales el primer presidente
elegido con más del 50 por ciento de los votos desde la vuelta de la democracia.

En “La cuarta onda de democratizaciones”, Philippe Schmitter analiza las transiciones de


regímenes autoritarios en América Latina. Tras reflexionar que la democracia “no es inevitable y
es revocable”, que puede desembocar en una “regresión a la autocracia”, la “congelación de un
régimen híbrido”, la “democracia no consolidada” o la “democracia consolidada”, el académico
sostiene:

“No se consolida la democracia, si no se consolida uno u otro tipo de democracia (…) No


hay una democracia. Hay democracias. Hay diversos tipos de solución al problema
central que es el establecimiento de reglas de competencia y de respeto a la ciudadanía.
Entonces no hay un solo patrón o camino para acercarse a ella” 7

De este modo, Schmitter identificará dos líneas de diversificación para el establecimiento de un


tipo de democracia: 1) la “democracia por intensidad” que entiende a la democracia por número

7
SCHMITTER, Philippe, Cinco reflexiones sobre la cuarta onda de democratizaciones, en BARBA SOLANO, Carlos, Et. Al.
Transiciones a la democracia en Europa y América Latina, Miguel Ángel Porrúa, México, 1991, p. 107.

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y según la cual los individuos no tienen igual interés (o intensidad) por las políticas públicas, por lo
cual se deben considerar estas intensidades al tomar una acción que afecte a la sociedad; 2) la
relación Estado-sociedad civil según la cual el Estado debe igualar las condiciones o proteger la
diversidad intrínseca de la sociedad civil. De este modo, el académico recrea un fourfoldtable:

1. La democracia corporativista: el Estado orienta a las intensidades sociales que se auto-


organicen a fines de participar directamente en la toma de decisiones.

2. La democracia consensual: predomina la sociedad civil y la ponderación.

3. La democracia electoralista: la sociedad civil es fuerte y autónoma, por lo cual las decisiones se
asientan en grandes mayorías.

4. La democracia populista: una persona cristaliza la mayoría del voto e incorpora la


preeminencia del poder.

En el caso boliviano, cabe destacar dos singularidades. En primer lugar, el Gobierno de Evo
Morales no estuvo antecedido por un régimen autoritario. Sin embargo, entre 1985 y 2003 la
elección del presidente se daba en el Parlamento a través de los legisladores electos, por lo cual
los partidos tradicionales elegían al primer mandatario haciendo pactos que siempre excluían al
movimiento indígena y campesino. Los académicos Pablo Stefanoni y Hervé Do Alto explican la
paradoja de este período conocido como “democracia pactada”:

“En Bolivia, las indígenas no son minorías vulnerables, sino mayorías nacionales
excluidas del poder por los resabios de un modelo neocolonial que se vio escasamente
alterado por la introducción de las reformas multiculturalistas” 8

Si a esta democracia dudosa sumamos un contexto de vacío de poder y crisis de partidos políticos,
podemos afirmar que la llegada al poder del indigenismo y el movimiento campesino mediante la
victoria de Evo Morales significa un proceso de transición hacia una verdadera democracia en la
historia de Bolivia.

En segundo lugar, el gobierno del MAS combinó los cuatro tipos de democracias. Por un lado, la
sociedad boliviana es una sociedad fuerte y difícil de gobernar9, esté quien esté en el gobierno, la

8
STEFANONI, Pablo y DO ALTO, Hervé, La revolución de Evo Morales. De la coca al palacio, Capital intelectual, Buenos
Aires, 2006, p. 59.

-6-
democracia consensual estará presente en Bolivia; asimismo, consciente de esto, al asumir en
2006 Evo Morales dijo en su discurso: “Les pido a los indígenas que me controlen y, si no puedo
avanzar lo suficiente, empújenme; estamos ante el triunfo de una revolución democrática y
cultural”. Por otro lado, como bien dice, Álvaro García Linera, el del MAS es un “gobierno de
movimientos sociales”: el movimiento campesino, las diferentes naciones indígenas y el
movimiento obrero son algunas de las múltiples corporaciones que integran el gobierno; la nación
boliviana es corporativa desde abajo y desde arriba se promueve. Finalmente, el liderazgo de Evo
Morales es, sin duda alguna, un liderazgo fuerte, de tinte populista. Cristalizó el voto de más de la
mitad de la sociedad boliviana en dos elecciones consecutivas y esto se reflejó en su gobierno.

Un camino a la equidad

En “Historia del Siglo XX”, Eric Hobsbawm sostiene que la Revolución Rusa pretendió ser “un
sistema alternativo y superior al capitalismo” y que los socialistas anteriores a 1914 creían en un
cambio que “suprimiría todos los males y haría surgir una sociedad en la que no tendrían cabida la
infelicidad, la opresión, la desigualdad y la injusticia”. El fin de la Revolución Rusa era la igualdad
como motor de la felicidad. Esta búsqueda se plasmaba en la frase: “Paz, pan y tierras”10.

En “Pensar la Revolución Francesa”, François Furet define: “1789 es la fecha de nacimiento, el año
cero de un mundo nuevo fundado en la igualdad. La sustitución de un aniversario por otro (…) La
Revolución Francesa no es solamente la República. Es también una promesa indefinida de
igualdad y una forma privilegiada de cambio”11. Furet entiende que existe una filiación histórica
entre 1789 y 1917: la revolución socialista se basa en la dinámica de la igualdad que nace en la
revolución burguesa del siglo XVIII. La Revolución Francesa destruye el viejo régimen y difunde
valores; la Revolución Rusa debía cumplir la promesa de 1789.

La “revolución en democracia” del pueblo boliviano retoma los valores de liberté, egalité,
fraternité de la Revolución Francesa y, es protagonizada por los oprimidos y excluidos del sistema
al igual que en la Revolución Rusa. La diferencia con ambas es que surge de una elección
democrática y que no busca la homogeneización de la sociedad, sino que concibe a la nación

9
La Guerra del Agua, la Guerra del Gas, los bloqueos aymaras en El Alto, el “Gasolinazo” y, actualmente, el conflicto por
el TIPNIS son sólo algunos de los acontecimientos que podemos mencionar.
10
HOBSBAWM, Eric, Historia del siglo XX, Crítica, Buenos Aires, 2009, Cap. La revolución mundial.
11
FURET, François, Pensar la Revolución francesa, Ediciones Petrel, p. 12-15.

-7-
como “unidad de la diversidad”. De este modo, bajo la cosmovisión del “vivir bien”, el Gobierno
de Evo Morales ha buscado la equidad socio-económica, respetando las diferencias étnicas e
implementando medidas que responden a la del Estado de Bienestar a fines de satisfacer las
necesidades esenciales de los sectores excluidos. De este modo, durante el primer gobierno se
mantuvo la inflación controlada, se rebajaron las tarifas de gas, luz y teléfono, y se extendió la red
de agua a casi un millón de personas entendiendo que “el agua es un derecho humano y no un
negocio”.

Asimismo y tomando una postura keynesiana, el Gobierno aumentó la inversión pública un 200%,
de $600 millones a $1.800 millones de dólares. En el mismo sentido, a través de la nacionalización
de los hidrocarburos y la creación de nuevas industrias, el Estado generó un 81% más de empleo.
En el mismo sentido, se incrementó el salario mínimo un 47%; se comenzó a pagar la renta
Dignidad a más abuelos y a partir de los 60 años; se creó el Bono Juancito Pinto para que 2
millones de niños se compren útiles y ropa, y no dejen la escuela; y el Bono Juana Azurduy para
las embarazadas (antes morían 230 mamás de cada 100.000 partos y 50 bebés de cada 1.000
durante el primer año de vida).

Finalmente, cabe resaltar dos medidas más que importantes que responden a la línea del
economista argentino Raúl Prebisch: la reforma agraria y la educación. En 1936, en su calidad de
Secretario Ejecutivo de la CEPAL, el académico presentó “Hacia una dinámica del desarrollo
latinoamericano” que manifestaba “el problema palpitante” de la reforma agraria y su necesidad
impostergable por tres razones:

“a) Realizar un cambio estructural que permita aprovechar intensamente el potencial de


ahorro y promueva la movilidad social, con importantes consecuencias económicas,
sociales y políticas; b) satisfacer la demanda de una población que crece rápidamente y
tiene que mejorar su dieta, y c) elevar el nivel de vida de las masas rurales.” 12

Siguiendo esta premisa “prebischereana”, la Nueva Constitución de Bolivia sancionada en


2009 contempla que nadie puede tener más de 5.000 hectáreas de tierra, mientras que los
recursos naturales no pueden ser entregados a las transnacionales. Más allá de comunicar esto
popularmente como “fin al latifundio”, aquí también entra en juego una dimensión mucho más

12
PREBISCH, Raúl, Hacia una dinámica del desarrollo latinoamericano, Fondo de Cultura Económica, México, p. 47

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compleja: la Pachamama. El gobierno boliviano contempla tanto el respeto a la Madre Tierra el
derecho de los hombres a la tierra, o sea, su propiedad como un problema de riqueza y de
pobreza. En este último aspecto, se circunscribe la reforma agraria plasmada en la Constitución.

En cuanto a la educación, Prebisch sostiene que “el punto de partida para lograr esta movilidad
social está en la educación”13. Si bien el economista entendía la educación como promotora de
elementos dinámicos que impulsen la economía, en el caso de Bolivia, la coyuntura es un tanto
diferente: al llegar al poder el Gobierno del MAS se encontró con el analfabetismo como un grave
problema social. De este modo, a través de un ambicioso programa, Bolivia se ha transformado en
País Libre de Analfabetismo tras enseñar a leer y escribir a 819.417 personas14. De este modo, el
Gobierno de Evo Morales erradicó una de las bases de la inequidad como es la falta de educación.

Reflexión final

El caso boliviano es, como intentamos señalar en la monografía, un caso atípico en América Latina:
una federación de movimientos sociales, cuyo grupo de vanguardia son los campesinos y los
pueblos originarios, ha llegado al poder con el primer presidente indígena desde la llegada de los
españoles a América. De este modo, los sectores históricamente relegados que sufrieron el
colonialismo y la opresión interna llegaron al poder, e iniciaron un camino de transformación, de
“refundación del Estado” y de búsqueda de la equidad. Este camino no ha sido simple: en el medio
han tenido que enfrentarse con los prejuicios, con las elites locales, los poderes externos e incluso
discrepancias dentro del mismo partido de gobierno debido a su heterogénea base electoral.
Atravesando un proceso de modernización radicalmente opuesto al occidental y a través de
políticas no igualitarias, se han tomados medidas de justicia fiscal a fines de lograr disminuir las
inmensas inequidades socio-económicos de la sociedad boliviana: redistribución del ingreso,
creación de empleo a partir del Estado, reforma agraria y educación han sido la punta de lanza de
esta transformación. Discusión e ideologías al margen, el Estado Plurinacional de Bolivia ha
comenzado un camino de búsqueda de la equidad que, si bien tiene muchos obstáculos, ha
logrado grandes avances que vale la pena estudiar y replicar en otros países de nuestro sur.

13
PREBISCH, Raúl, Ob. Cit., p. 55.
14
El País, “Bolivia vence el analfabetismo”. Consultado el 12 de octubre de 2011. Disponible en:
www.elpais.com/articulo/internacional/Bolivia/vence/analfabetismo/elpepuint/20081221elpepuint_1/Tes

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