Está en la página 1de 5

XANADÚ

MARTA.- Que no, que yo no estaba enamorada de Pablo. Si mostraba


interés, es porque era el mejor amigo de Ángel Romero.

ADELA.- Ángel?

MARTA.- Siempre que lo veía en el instituto, apretaba los libros contra el


mi pecho, respiraba a fondo y caminaba como si estuviera en el
pasillo de la iglesia… Y cuando lo he visto esta noche, casi no lo
reconozco. Porque me lo ha dicho Isabel, que si no...ese
hombre gordo y sin pelo con la cara hinchada era él? Que
despago...

ADELA.- Ay, qué boba eres! (Riu).

MARTA.- Yo no le veo la gracia.

ADELA.- Lo sé, cariño. Pero no deja de ser divertido. Resulta que me tiré
a Pablo Medraño por darte celos y a ti te gustaba el amigo. Es
para descojonarse.

MARTA.- De verdad te enrollaste con Pablo?

ADELA.- Claro.

MARTA.- Con Pablo Medraño?

ADELA.- No me digas que no lo sabías?

MARTA.- No. No lo sabía.

ADELA.- Mas razón todavía para a morirse de risa. Me lo follé para


hacerte la puñeta y tu ni te diste cuenta.

MARTA.- La verdad es que te follaste a tantos, que es difícil saber quien


sí i quien no.

ADELA.- Tampoco hay que exagerar.

MARTA.- Va, Adela. Todo el instituto sabia lo sueltecita que eres. Si te


pusieron un ‘apodo’ i todo.

ADELA.- ah, Sí?

MARTA.- No te acuerdas?

ADELA.- No. Pero seguro que tu sí.


MARTA.- Yo y todos lo hemos recordado esta noche. Incluso la mujer de
Alfredo López lo sabia.

ADELA.- Ella vena al instituto?

MARTA.- No. Pero Alfredo se lo habrá contado. Porque cuando ha


empezado el baile, él te ha señalado y ha dicho: “Mira, amor,
esa es Adela Manglano”. Y ella ha preguntado: “Esa es a la que
llamabais “la guarra del aparcamiento?”

ADELA.- Qué has dicho?

MARTA.- “Guarra del aparcamiento”. Ese era el tu “mote”

ADELA.- Eso lo será tu madre.

MARTA.- Adela, no te enfades. Todos los chicos te llamaban así. Pero de


una manera cariñosa.

ADELA.- Claro!

MARTA.- Ahora ya no tiene importancia.

ADELA.- yo no escuché nunca a nadie que me llamara así.

MARTA.- Que no?...Pero si lo decía todo el mundo!

ADELA.- Tu crees que si fuera así no le habría partido la cara a nadie?

MARTA.- Va, Adela! Los motes son inevitables en el instituto.

ADELA.- Supongo que tienes razón. Como tú has dicho todos teníamos
uno. Tu també tenias el tuyo.

MARTA.- Yo? Què dices!

ADELA.- No puedo creer que no lo recuerdes. Con la memoria tan buena


que tienes!

MARTA.- Por eso mismo. Sí hubiera tenido uno lo recordaría.

ADELA.- Lo tenías. También te lo pusieron los chicos. Tu eres la “toca-


paquetes”.

MARTA.- Te lo acabas de inventar. Yo nunca oí a nadie que me llamase


así.

ADELA.- Entonces estabas muy sora y muy ciega. Si lo escribieron con


tiza en el frontón del patio.
MARTA.- Si llego a saber que te iba a molestar tanto lo de “guarra del
aparcamiento”, no te lo digo. Pensaba que no te importaba. En
aquel momento te sentías orgullosa de cómo eras. Lo
publicabas a los cuatro vientos. Y ya sabess que los “motes”
tenían un origen verdadero.

ADELA.- Exacto. Por eso tu eras la “toca - paquetes”

MARTA.- A mi nadie me llamaba así. Eres una mentirosa!

ADELA.- Y tu una hipócrita! A mí me gustan los hombres y me acuesto


con ellos. No me escondo como tú detrás de tus santos
principios.
MARTA.- Gracias a esos principios he llevado una vida ordenada.

ADELA.- Querrás decir aburrida.

MARTA.- De acuerdo. Mi vida no ha sido tan excitante como la tuya. Yo


no comencé a fumar a los 12 años. No me follé a todo el
instituto. No hice el bachillerato expulsada en los pasillos. No
me casé a los ...

ADELA.- Va. Di!

MARTA.- Será mejor dejarlo.

ADELA.- Puedes decirlo. Preñada! Me casé preñada a los 17 años! Me


casé en pecado mortal! Contenta?

MARTA.- Adela, dejemos esta conversación, por favor..

ADELA.- Continuas haciendo lo mismo. Te gustaba provocar i cuando


lanzas la piedra, te escondes detrás de esa imagen de mosquita
muerta.

MARTA.- Yo no me escondo.

ADELA.- Crees que soy idiota? Te he visto toda la noche de aquí para
allá hablando con todas. “Mira, pobre Adela. Qué desgraciada
ha sido. Se casó preñada y su marido la dejó sin un duro y con
una criatura”

MARTA.- Crees que no tengo nada mejor que hacer que hablar de ti ?

ADELA.- No!

MARTA.- pensaba que habías madurado pero ya veo que no.

ADELA.- Ah, claro. Pero tú sí has madurado. Igual que un melón gordo i
pringoso!
MARTA.- Por qué me atacas así? He venido a pasar una noche agradable
con nuestros amigos y tu tienes que joderlo todo con tus
puñeteros resentimientos.
ADELA.- Yo?

MARTA.- Sí, tu. Te has puesto una burra por haberte dicho una cosa tan
estúpida como la “guarra del aparcamiento”

ADELA.- Quieres que te recuerde yo cosas?

MARTA.- Qué tienes que recordarme tú?

ADELA.- Que eres una hipócrita. Que te encantaba saber con pelos y
señales que pasaba en el aparcamiento. Que se te hacía la
boca agua escuchando esas historias. Creo que tuviste tu
primer orgasmo escuchando esas aventuras amorosas. Tu eras
una santa y las demás eran unas putas. Te conformabas con
tocarles la bragueta por accidente con los codos. Alguna vez te
has follado a un tío o continuas conformándote con tocarles el
paquete?
MARTA.- Baja la voz!

ADELA.- Te avergüenzas , “Toca-paquetes!?

MARTA.- Calla!

ADELA.- Todos lo sabíamos. No te lo ha dicho Isabel? Ella me lo ha


recordado esta noche. “Has visto a Marta la toca-paquetes? No
ha cambiado mucho, verdad?

MARTA.- Eso es mentira! Estás borracha!

ADELA.- Toca-paquetes!

MARTA.- (Gritando). “Guarra del aparcamiento!!”

ADELA.- “Toca-paquetes”

MARTA.- Deja de llamarme así. Guarra!

ADELA.- Reprimida!

MARTA.- ¡Guarra!

ADELA.- Calienta pollas”

MARTA.- ¡Guarra! ¡Guarra!. ¡Guarra!...


(Marta le pega una bofetada a Adela, esta se la devuelve. Se
abrazan y estallan a llorar)

MARTA.- Hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien.

ADELA.- Quieres que vayamos a meternos con Isabel.

MARTA.- Sí, ahora apañaremos a es puta. Te quiero ‘guarra del


aparcamiento’.

ADELA.- Y yo a ti ‘tocapaquetes’.

También podría gustarte