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Del Rigor de la Ciencia

“En aquel Imperio, el arte de la cartografía logró tal perfección que el mapa de una sola Provincia
ocupaba toda una Ciudad, y el mapa del Imperio, toda una Provincia. Con el tiempo, esos mapas
desmesurados no satisficieron y los Colegios de cartógrafos levantaron un mapa del Imperio que
tenía el tamaño del Imperio y coincidía puntualmente con él. Menos adictas al estudio de la
cartografía, las generaciones siguientes entendieron que ese dilatado mapa era inútil y no sin
impiedad lo entregaron a las inclemencias del sol y de los inviernos. En los desiertos del Oeste
perduran despedazadas ruinas del mapa, habitadas por animales y por mendigos; en todo el País no
hay otra reliquia de las disciplinas geográficas.”
Suárez Miranda: Viajes de varones prudentes, libro cuarto, cap. XLV, Lérida, 1658. Citado por
Jorge Luis Borges, Historia Universal de la infamia

Buenas Nancy, y compañeras y compañeros virtuales (amiguites imaginarios por ahora) . Soy Juan
Pablo Pavía, psicólogo, oriundo y habitante de Neuquén. Además de trabajar como psicoterapeuta,
soy docente universitario y de posgrado. En mis incursiones por las ciencias, he pasado un
farragoso recorrido por varias de sus formas, desde la investigación básica en laboratorio (con ratas
y todo) hasta la investigación de mercado. Hoy interesado en el microcosmos de las relaciones
terapéuticas.
Leído el texto invitador a reflexionar, recuerdo en forma inmediata una frase que ha sido, y es, guía
en mi formación profesional: “el mapa no es el territorio”. Pienso entonces, quién hace el mapa,
quién mira el mapa. El mapa de algo no es ese algo, apenas si el mapa de ese algo. Un
incognoscible. Me atrae entonces el constructivismo; me advierto ante el solipsismo.
Convivo en una disciplina donde la hegemonía del conocimiento, extrañamente se estatuye desde el
aval, de manera inadecuada e inversa, de una generalización hegemónica de conocimiento
producidos desde el análisis y la interpretación particular de casos. Se desatiende entonces el caso
particular imponiendo una pretendida universalidad. Me sirve para comprender estos fenómenos el
concpeto de “razón indolente”. Ante esta situación, que comprendo con De Sousa Santos, como un
epistemicidio, viene en salvaguarda, para quienes no pertenecemos a tales hegemonías, de realizar
una vigilancia crítica, basamentada en el ética y la epistemología. No es fácil en psicología.
Disciplina que, en parafraseo negativo de De Sousa Santos, promueve un uso hegemónico de las
teorías que tiene y los conceptos que utiliza como si fueran los más adecuados y eficaces para
enfrentar los desafíos y para buscar soluciones para el futuro. Se pregona a favor de la neutralidad,
escondiendo al sujeto conocedor.
Ando con ganas que a resultas de este cursado, me pueda volver un problema para mí mismo.

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