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narco- dependientes.
Autor. Dr. Alfredo Montreza
20/03/2010
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¿ Por qué mi hijo consume drogas?
Proyecto de manual para lideres de Casa de Recuperación y para padres de hijos narco-
dependientes.
20/03/2010
Preguntas y respuestas
a) En la actualidad todos sabemos, por los padres, por los profesores y por las
campañas antidrogas, que las drogas no son buenas, ni a uno ni al organismo. De ahí la
dificultad de entender por qué los adolescentes se drogan. Ni ellos mismos deben saber el
motivo.
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Muchas son las causas que llevan a los seres humanos a la adicción a las drogas. En
efecto, los caminos son varios, los puntos de partida son distintos, pero la meta es una sola:
la distorsión física y moral de la personalidad. Se adhiere a las drogas buscando diversos
fines, pues ellas influyen en la percepción de fenómenos sensoriales; en el psiquismo en
general; en la normal reactividad; en la modificación de las percepciones del hombre; en la
conducta; en el orden mental; en el autocontrol y en el sentido de la responsabilidad.
Permiten, así, el logro de distintas situaciones que sólo en sueños serían factibles.
He contado catorce causas que llevan, por distintos caminos, a los hombres a la
toxicomanía; causas que sería interesante clasificar y analizar a fondo a los efectos de esta
lucha contra este mal. Estas son:
a) concurrencia a fiestas u orgías, donde, voluntaria o involuntariamente, se incorpora al
cuerpo, por cualquier medio (aspiración, ingestión, inyección, etc.); b) con fines diabólicos o
divinos y, también, con fines políticos; c) para facilitar la decisión de cometer delitos –muchas
veces se lee en los periódicos que los asaltantes estaban drogados- ; d) para el éxtasis o el
arte; e) por el desaliento o la desesperación del hombre, a quien está venciendo o ha vencido
el mundo circundante actual; f) por el miedo al dolor y por la búsqueda del placer; g) por la
guerra y la postguerra; h) por la angustia, con todas sus connotaciones y actualidad; i) por la
prisa de la vida moderna, en especial en las ciudades y, por ende, el olvido del debido
descanso, tan necesario para la salud física y mental; j) por la falta de ocupaciones y
diversiones sanas; k) por la curiosidad y, también, por el proselitismo; l) por la mecanización
y monotonía de la vida; m) debido a la moda y al esnobismo, y a la costumbre; n) por la
inmadurez física o mental, y por debilidad de la personalidad; ñ) además de la inmadurez y
demás causas, por la inexperiencia, que se refiere en especial a los jóvenes.
El vicio es algo traicionero que al comienzo agrada y después aprisiona a las personas.
Tomemos como ejemplo el tabaquismo (vicio de fumar cigarrillos), por ser uno de los más
comunes y lo más conocido. No hay quien no tenga un pariente, un amigo o un colega
fumador. Todos crecen conviviendo pasivamente con ese vicio y, conciente o
inconscientemente, registran en la memoria innumerables escenas: propagandas de
cigarrillos en la televisión y en las revistas; imágenes de personas queridas - parientes,
profesores- y hasta ídolos fumando; películas y novelas con fumadores, etc. Veamos cuáles
son las fases que se recorren hasta llegar al vicio:
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5ta. fase: Es realmente el vicio, y la persona lo admite, sabe que no puede estar sin
fumar. Su autoestima y vanidad personal fueron derrotados por el cigarrillo, que pasa
a ser parte activa de su vida y está incluido en todo lo que hace, aunque sepa que
provoca tos, presión alta, alto riesgo de cáncer de pulmón y dificultades respiratorias.
Con la familia insistiendo, y el médico recomendándole que deje el vicio, el fumador
continúa con él, porque el cigarrillo lo domina.
En general, es de esa manera que las personas se tornan adictas también a otras
drogas.
Provocan sensaciones diferentes (placer): Hay personas a las que les gusta sentir
sensaciones diferentes, entendiendo que estas son pasajeras. Hay drogas que
estimulan los centros nerviosos provocando sensaciones de placer. Si las personas, al
usar la droga, sintiesen solamente sensaciones desagradables -malestar físico,
angustia y sufrimiento-, no repetirían estas experiencias. Conozco adolescentes que,
al experimentar marihuana la primera vez, la pasaron tan mal, física y
psicológicamente, que nunca más volvieron a fumarla. Cuando las personas están
satisfechas, consigo mismas, no precisan estar buscando sensaciones diferentes y
correr riesgos innecesarios.
Presentan tolerancia: De tanto usar drogas, el organismo, con el tiempo, se
acostumbra, y el usuario precisa de dosis cada vez mayores para sentir los mismos
efectos que sentía antes. Eso porque el cuerpo aprende a metabolizar más rápido la
droga y también porque las primeras sensaciones parecen ser más intensas que las
siguientes. Es como dirigir un automóvil. Quien está acostumbrado a andar a 100
km/h, halla natural esa velocidad y admirará pasarse a 150 km/h, porque las
sensaciones son distintas. Pero al acostumbrarse, el automovilista alcanzará los 160
km/h y, con el tiempo, hallará esa velocidad tan natural como si estuviese a 100 km/h.
En el caso en que quisiera mantener esas emociones, ese automovilista tendrá
nuevamente que aumentar la velocidad. Él pasó a tolerar mayor velocidad. Existe en
el mundo de las drogas, la tolerancia cruzada, es decir, que el uso continuado de una
droga establece tolerancia no solamente en relación a ella, sino también a otras
drogas. Es el caso del cocainómano que desarrolla tolerancia a la cocaína y también
al alcohol.
Existen en el mercado: si no existiesen las drogas, no existirían los drogadictos. Si
una persona ya adicta a determinada droga no puede comprarla más, porque
desapareció del mercado, simplemente no tendrá qué consumir. En este caso, o deja
el vicio o lo sustituye. En general, la segunda opción es la escogida.
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4. ¿Cuáles son las principales fases de una adicción?
Cada droga representa un índice conocido como poder adictivo de la droga. En el caso
de marihuana existe un poder adictivo de 50%; en la cocaína, de 80%; el crack, la heroína y
la morfina tienen un poder mayor del 80%. Es preciso considerar también que el 14% de la
población en general es susceptible a algún vicio. Si sumamos el poder adictivo de la droga
con el factor adictivo de la persona, difícilmente ésta escapará del vicio.
Al afirmar que la marihuana no crea adicción, vemos al propio canabista (persona que
fuma la Cannabis Sativa, nombre científico de la planta de la que se extrae la marihuana). En
general, a nadie le gusta admitir que es adicto, porque eso significa estar sometido a la
droga. No importa la frecuencia; si una persona no resiste pasar sin la droga y es dominada
por el deseo de consumirla, ya es adicto. Es claro que cuanto más frecuente es el uso, es
más pesada la droga, y más grave es el vicio. Porque, para continuar alimentando la vanidad
personal y la auto-estima, el adicto acostumbra afirmar: “yo paro cuando quiero”. Es una
mentira -para él mismo y para los otros, porque generalmente todos los adictos quieren parar
con el vicio, pero pocos lo consiguen-. Precisamente son ellos, los que no consiguen parar,
los que usan el argumento de que la marihuana no crea adicción.
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La medicina ha comprobado que la marihuana produce una dependencia psicológica.
Su dependencia física no está comprobada. Se sabe que algunos canabistas presentan un
discreto síndrome de abstinencia, demostrando así la existencia de cierta dependencia
física (Síndrome de abstinencia es el conjunto de síntomas por la falta de droga(s) en un
organismo acostumbrado a ella(s)).
En personas canabizadas, son muy frecuentes los accidentes de tránsito, por la alteración
que el THC provoca en la noción del tiempo y de espacio, alterando consecuentemente la
percepción de la velocidad y la disminución de la atención. Estadísticas canadienses dan
como resultado que la marihuana es la segunda mayor causa de accidentes automovilísticos;
en primer lugar está el alcohol. Esto no significa que el cigarrillo es inofensivo. El cigarrillo es
perjudicial a la salud, pero comparándolo con la marihuana su perjuicio es menor. Decir que
la marihuana es menos perjudicial que el cigarrillo también es discurso de los canabistas,
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que, para defenderse, atacan al cigarrillo. De ese modo, piensan que padres tabaquistas no
tendrán como condenar en sus hijos el uso de la marihuana.
Decir también que la marihuana es un producto artesanal y natural y que el cigarrillo, por
ser industrializado, es hecho de “química” y hace mal a la salud, es otra mentira. El hecho de
ser natural no garantiza que sea bueno, pues existen muchos venenos que son naturales. En
cuanto a ser artesanal, eso tampoco da garantía de calidad.
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a) ¿ Cuáles son las condiciones óptimas para cultivar marihuana?
b) ¿Por qué la marihuana es ilegal, si no es tan perjudicial para la salud?
Desde el punto de vista social, las más graves consecuencias son la disminución de
la capacidad de mantener relaciones afectivas y la disminución de la capacidad de
estudio y trabajo.
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además de dependencia. Todas las drogas psicotrópicas, cuando no son prescriptas por los
médicos, son ilícitas.
El embarazo debe ser un gesto de amor al feto, pero ello depende totalmente de la
madre. Todo aquello que la sangre de la madre recibe es pasado al feto, pues la sangre que
circula entre la madre y el feto es la misma, debido a la ligazón existente a través del cordón
umbilical. Ninguna madre quiere perjudicar a su feto, pero la madre que usa drogas no
respeta al feto que carga en sí, totalmente indefenso. El resultado de ese desamor dejará
fatalmente marcas en el bebé, que él acarreará el resto de su vida, principalmente si el
cerebro hubiese sido alcanzado.
Si se hiciera una experiencia con mujeres embarazadas, y se les ofreciera una ración
diaria de THC, equivalente a un cigarrillo de marihuana, observaríamos que: el 44% nacerán
muertos; los sobrevivientes nacerán con disturbios en el desarrollo, sobre todo cerebral,
además de presentarse fisuras en el paladar de la boca.
No. Para enviciarse con marihuana, es preciso que la persona sea un experimentador
voluntario, porque quien no quiere y no la experimenta jamás se tornará adicto. Si el humo de
la marihuana fue aspirado, involuntariamente, ello puede provocar algunos síntomas,
proporcional a la cantidad de THC aspirada. Es común escuchar relatos de jóvenes que
tuvieron dolores de cabeza, o que se sintieron mal físicamente, con embriaguez,
palpitaciones, etc., cuando fueron fumadores involuntarios de marihuana.
Las dos provocan distorsión de la personalidad, siendo mucho más graves las
consecuencias provocadas por la cocaína. La marihuana es la droga de la paz. Ella es
tranquilizante y deja una sensación de blandura corporal y mental. Conforme va alcanzando
al área mental responsable por la motivación, el THC va comprometiendo gradualmente la
personalidad, pudiendo hasta ocasionar el síndrome amotivacional de los canabistas
crónicos. Es decir, falta de motivación (ánimo) para efectuar cualquier tarea o deseo
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personal, tornándose la persona, principalmente en casa, sola, irritada, ansiosa, agresiva e
intolerante, pasando prácticamente todo el día acostada, mirando al techo, sin producir nada.
Su vida se resume en comer, canabizar y dormir. No hay más intereses por los viejos
amigos, si ellos no fuman marihuana; sólo se siente capaz de buscar nuevas personas para
canabizar. En realidad, no existe amistad verdadera en ese tipo de relaciones, sólo el interés
por la marihuana. De ese modo, el tráfico corre fácil entre los canabistas: quien está sin
marihuana, con sólo telefonear a otro canabista, éste le dará una pequeña cantidad de
marihuana de gracia. Es una regla: los que tienen marihuana deben “portar” para quien no
tiene.
En realidad, la droga no presta “lo que natura non da”. Sólo distorsiona la realidad, que es
la fuente adonde acuden los artistas verdaderos. Produce, sí, la reaparición de imágenes
olvidadas del subconsciente; y así el genio seguirá siendo genio, y el que no lo es.... seguirá
siendo lo que en verdad es.
Por qué los drogadictos pasan marihuana a otras personas que no lo son
Es natural para los adolescentes hacer cosas en grupo: salir, pasear, estudiar, practicar
deportes, beber, hasta usar drogas. Los usuarios de marihuana que aun no se sientan
perjudicados generalmente piensan que la marihuana no hace mal, y la ofrecen a sus amigos
que aun no la usan como si ofreciesen un café a una visita. Se trata de un gesto amigable, ya
que no ofrecen a extraños o a personas que no les agradan. Además de eso, cualquier
fumador de marihuana prefiere fumar junto con otros que también fuman que en compañía
de personas que no lo hacen. Es bastante común oír decir que los drogadictos quieren volver
adictas a otras personas para poder explotarlas en el futuro, vendiéndoles la droga. Eso
sucede con la cocaína; con la marihuana es raro. Para ganar dinero con la marihuana sería
preciso vender una gran cantidad, y su consumidor compra poco. Entre los canabistas, quien
tiene marihuana da para quien no tiene, pues sabe que, cuando él tampoco tenga, bastará
pedirle a aquel que la tenga. En esa camaradería no entra el dinero.
11. ¿La persona que usa marihuana va a precisar, con el tiempo, de otras drogas?
Puede ser que el canabista experimente otras drogas porque su cuerpo y su personalidad
ya han adquirido tolerancia a la marihuana. Y él ya no siente más sus efectos, y como pierde
también la saludable capacidad de preservarse, no le cuesta mucho ir hacia otras drogas.
¿Sería entonces la marihuana “puerta de entrada” para otras drogas? Eso puede ser para
algunos canabistas. Entretanto, el 80% de ellos eran antes fumadores, y la mayoría fuma los
dos, marihuana y tabaco, hecho que nos remitiría a pensar que puede ser el tabaco la
“puerta de entrada” para otras drogas. La mayoría de los 20% restantes dice que la
marihuana es menos perjudicial que el cigarrillo, y por eso no fuman tabaco. Existen,
asimismo, canabistas que nunca pasan a otras drogas.
12. ¿Años atrás, los jóvenes usaban más o menos droga que los de ahora?
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Las décadas del 60 y 70 fueron marcadas por grandes movimientos liberales, como la
emancipación de la mujer y la liberación sexual. Era una época de gigantescos festivales de
música, donde todos -fans e ídolos- se drogaban, pues el uso de las drogas también
significaba libertad. Bajo esa bandera, muchos jóvenes, cantantes y hasta artistas
consagrados se exhibían drogados, a pesar de ser ilegal el uso de las drogas, a pesar de no
ser aceptada socialmente y de terminar causando la muerte de muchas personas por
sobredosis.
Hoy, la droga no tiene más ese significado, y su consumo continúa siendo ilegal, no
siendo aceptado por la sociedad. A pesar de eso, había, en el pasado, una mayoría
silenciosa que no usaba drogas, contra una minoría que la usaba ostensivamente. Acredito
que hoy existe un número mayor de jóvenes usuarios, que infelizmente representan la
mayoría, aunque silenciosa.
13. ¿Si una persona experimentase la droga para conocer la sensación, podría
tornarse adicta?
Es posible. Si una persona con alto poder adictivo experimenta una droga que tiene fuerte
poder adictivo (crack, cocaína, heroína, etc.) o medio poder adictivo (marihuana), puede
crear adicción muy fácilmente. Pero no es la mayoría. Lo que va a determinar si crea
adicción o no, es el deseo de seguir “consumiendo”, lo que, en realidad, quiere decir que ya
está usando la droga con el pretexto de estar experimentando. La experiencia puede ser
peligrosa especialmente cuando el consumidor está buscando determinados efectos. Su
duda es, si consigo alcanzarlos, ¿por qué no buscarlos otra vez?
Si la droga tiene bajo poder adictivo, o si fue muy difícil de ser encontrada, o si la
sensación es desagradable, las personas, en general, no repetirán la experiencia, por lo
tanto no quedarán adictas. Vale la pena recordar que no hay adicción si un día no hubiese
experimentando con la droga. Raramente alguien experimenta cigarrillos porque quiere ser
un tabaquista empedernido; esa experiencia también la vemos como una curiosidad: es un
juego. Aunque, la verdad, todo fumador lamenta amargamente el día en que probó su primer
cigarrillo.
Es preciso observarla teniendo en cuenta algunos puntos de vista, para hacer una
apreciación adecuada.
Otra característica son las pupilas dilatadas (midríase) o contraídas (miose), diferentes al
tamaño de pupilas normales, pues en general, los drogadictos tienen la dimensión de las
pupilas determinadas por la droga que usan, nunca por la cantidad de luz existente en el
ambiente.
Si la droga fuese del tipo que deprime el funcionamiento de los centros cerebrales
responsables de la respiración o circulación puede provocar la muerte. Pero, nadie muere de
tanto usar marihuana porque, después de una buena cantidad fumada, el cabanista siente un
dolor de garganta como si fuese una fuerte amigdalitis, la que dificulta la respiración y la
deglutición. Cuando se llega a ese punto, no se consigue canabizar más. Difícilmente alguien
llegaría a niveles sanguíneos de THC peligrosos por fumar marihuana. Sería preciso fumar
de una sola vez una enorme cantidad, equivalente a casi tres días de canabizadas continuas.
Por otro lado, una persona que tenga problemas cardíacos puede morir del corazón cuando
no soporta el dolor de los batimentos cardíacos normales, provocados por el THC fumado.
Aspirando poper (Argentina) o lanza-perfume (Brasil), que es un spray que aspiran en
diferentes momentos gente de clase alta o media alta en el primero, y las clases populares
en los carnavales cariocas; o benzina, cloroformo, cola de zapatero, etc., las personas llegan
hasta desmayar. Y si aspirasen el producto sin control, de modo que el nivel de la droga en la
sangre siga subiendo, eso puede afectar los centros cerebrales responsables por la
respiración y circulación a punto de inhibirlos, parando de funcionar. La persona muere por
asfixia. Hay registro de muchas muertes por paros cardíacos provocados por el uso de poper
o lanza-perfume (spray). El cloroformo (uno de los tres componentes de esta sustancia)
provoca una depresión de los latidos del corazón, llevándolo a parar. La revista Muy
interesante, año 6, nro. 4, abril de 1992, publicó que “tanto el crack como la cocaína pueden
causar la muerte de quien los experimenta por primera vez”. Algunos individuos nacen sin la
pseudocolinesterase, enzima necesaria para el metabolismo de la cocaína en la sangre, y
dosis bajas de 20 mg. pueden causarles la muerte.
Sobredosis es una cantidad de droga superior a aquella que el cuerpo soporta. “Fulano
murió de sobredosis de cocaína” quiere decir que tal persona usó cocaína en cantidad
superior a la que su cuerpo podía soportar y terminó muriendo. El organismo humano tiene
un límite para su capacidad de metabolización (eliminación) de la droga ingerida, que
generalmente es hecha por el hígado. La metabolización es una manera por la cual la droga
es descompuesta, resultando en otros compuestos más simples que son menos tóxicos que
la droga. Cuando la velocidad de la metabolización es menor que la de la ingestión
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(adquisición), la droga se va acumulando en el organismo, llegando a niveles que provocan
paros cardíacos y/o paros respiratorios y/o depresión general del sistema nervioso central y,
consecuentemente la muerte. La cantidad de cocaína suficiente para provocar sobredosis,
seguida de paro cardíaco, es de apenas 1,2g. Entretanto, los adictos llegan a usar varios
gramos por día y no mueren, por causa de la tolerancia. También el nivel de alcohol, cuando
alcanza de 0,4% a 0,5% en la sangre -equivalente a 600ml de whisky bebido en una hora o
menos-, provoca el coma; cuando el nivel alcanza de 0,6% a 0,7% -equivale a 750ml de
whisky, bebido en una hora o menos, todo el celebro y la médula entran en depresión
profunda, provocando parálisis en el centro respiratorio y, consecuentemente, la muerte.
Cuando una persona pierde o disminuye el control motor de la lengua, ella no atiende
automática y adecuadamente las órdenes enviadas del cerebro. Las palabras, entonces, no
son dichas de una forma comprensible. En verdad, la lengua queda como si estuviese
dormida. Y, como el cerebro está alterado (lentitud ocasionada por drogas, por ejemplo), el
movimiento de la lengua también se altera. Cuando una persona está alcoholizada, en
general a partir de 0,1% de alcohol en la sangre, su cerebro ya fue afectado en las áreas
motoras, provocando movimientos corporales vacilantes, pasos tambaleantes y lenguaje
discoordenado. Las drogas que provocan estado de estupor, embriaguez, alteración en la
coordinación motora pueden hacer enrollar la lengua. Son ellas: alcohol, cola de zapatero,
heroína, morfina, etc. La marihuana, solamente en niveles altos de THC en sangre produce
ese efecto; como las dosis que los usuarios habitualmente usan, la lengua queda apenas
afectada, resultando una lengua “pastosa”. Otra manera de enrollar la lengua, es en la fase
final de una convulsión, cuando una persona está “recordando” aquella fase soporosa en que
el cuerpo está sin control. Y existen drogas, la cocaína por ejemplo, que, ingeridas en dosis
altas, pueden provocar convulsiones. La convulsión comienza con una fortísima contracción
muscular generalizada (de 10 a 20 segundos) y una persona puede, inclusive, morderse la
lengua. Sigue un batir rítmico (un minuto), alternando fuertes contracciones con relajamiento
total; después viene el coma (algunos minutos), con respiración agonizante y relajamiento
anal, soltándose la orina. En ese período, la lengua queda relajada y puede caer en dirección
a la laringe, provocando una obstrucción que puede asfixiar a una persona. La persona
nunca se acuerda de lo que sucede y, como su proceso es prácticamente inalterable, nada
podemos hacer durante la convulsión. Por eso, al llegar a la fase de coma, es importante que
evitemos la asfixia o que no dejemos al vómito ir para la tráquea; basta una simple maniobra:
echar la cabeza de la persona de lado.
En fin, cualquier droga ofrece riesgos, pues las reacciones bioquímicas provocadas por
las drogas varían de organismo en organismo y ya no dependen de la voluntad de cada uno.
El adicto grave se aplica inyecciones para tener sensación más rápidamente. La droga
inyectada en la vena llega en pocos segundos hasta el cerebro y está mejor concentrada que
una droga que se aspira; por lo tanto, su efecto es también más intenso. Pero, por ser
eliminada muy rápido, su usuario quiere repetir la dosis más rápidamente. La inyección en
las venas es el método más violento de drogarse. Además de no ser una acción natural
como comer, beber y oler, una persona tiene que herir su propio cuerpo con una aguja,
procurar la vena, perforarla y pujar por la jeringa un poco de su propia sangre para verificar si
realmente la aguja está dentro de la vena. Es una agresión gratuita a un cuerpo sano, pues
una inyección sólo se justifica cuando sirve para un tratamiento de salud.
Difícilmente un traficante fuerce a alguien a usar una droga. Lo que puede existir es una
cierta presión, sobre todo cuando se está en un mismo ambiente, por parte de quien las usa
drogas sobre quien aun no lo hace. Socialmente, un fumador acostumbra ofrecer cigarrillo a
quien está cerca, como un gesto de educación. Hoy, entretanto, la educación manda nunca
fumar en presencia de no fumadores; por lo tanto eso no es considerado presión. Presión,
por ejemplo es insistir de tal modo,para que una de nuestras visitas, acepte beber alcohol, al
punto de que esa persona se sienta obligada a hacerlo, y alli vemos como tambien por “
Buena educación “ se puede presionar a otras personas hasta compartir adicciones; En el
caso de los adolescentes, la mayoria de las veces ellos son los que procuran las drogas y no
se sienten comodos utilazandolas ante amigos que no usan drogas, y el que no usa se siente
desubicado en medio de ese grupo de consumidores, y se produce una separacion natural
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entre usuarios y no-usuarios, pero acontece que si por necesidad social o afectiva un no-
usuario tiene que pertenecer a un grupo donde se consumen drogas libremente, él mismo se
presionará en dirección a las drogas, para no sentirse “afuera”, aislado, sin darse cuenta de
que se está apartando del otro grupo, el de los no-usuarios.
En general los usuarios insisten para que los otros jóvenes también usen drogas, para no
sentirse diferentes, aislados, o hasta errados. Estando todos en el mismo barco, nadie puede
criticar a nadie.
Hace mucho mal, porque entre tantas sustancias existentes en la cola, está el tolueno,
que es tóxico y destruye las neuronas, disminuyendo la capacidad intelectual y limitando, de
ese modo, la memoria, la atención, la concentración, el ánimo y la productividad. Un
estudiante, por ejemplo, no consigue estudiar, repite de año y acaba abandonando los
estudios.
Hace algunos años, un muchacho de familia rica estaba aspirando cola en su cuarto,
cuando cayó desmayado sobre la droga; continuó así la aspiración de manera descontrolada
y terminó muriendo porque los centros nerviosos responsables por la respiración dejaron de
funcionar.
Es preciso estar atento a los peligros de la cola de zapatero, pues, como se trata de un
solvente, se evapora fácilmente, pudiendo ser inhalada de modo accidental. Y, por accidente
o no, en una intoxicación aguda, sus síntomas aparecen en cuatro fases. Es bueno
conocerlos.
Si, porque la cola de zapatero es una droga fácilmente encontrada, barata y que permite
el consumo en cualquier lugar. Uno de los efectos de la cola es la disminución en la
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sensación de dolor, de frío y de hambre -de ahí que los más pobres la usan. Dentro de los
solventes, es una de las drogas más comunes, sobre todo entre los niños de la calle, porque
ellos viven una realidad muy diferente de aquella de los niños que tienen familia y casa
donde morar. Pero existen también adolescentes de otras clases sociales, que tienen dinero
y aspiran la cola de zapatero; comienzan por simple curiosidad, no por necesidad, y acaban
adictos.
Los chicos de la calle viven una realidad diferente de la de los chicos que tienen familia y
concurren a escuelas. En general, su escuela es la calle y su familia son los otros chicos. Por
la convivencia con los chicos más grandes, aprenden a sobrevivir en esas difíciles
condiciones, cuando no siempre tienen para comer. Así también adquieren sus vicios, como
es aspirar cola de zapatero. La cola de zapatero, pegamento, o simplemente cola, cuesta
poco, es fácil de ser encontrada y simple de ser usada. Ella da una sensación de alivio al
hambre y también de estar muy “loco” (sensación de embriaguez psicológica, disminución de
la sensibilidad, lo que le permite principalmente reír y robar), es una sensación corporal
agradable de liviandad y de embotamiento. La cola también alivia las tensiones y angustias
existenciales. Ella funciona como anestésico ante las agresiones de un sistema socio-familiar
que los rechaza, pero provoca una profunda dependencia psicológica. Los chicos de la calle
terminan aspirando pegamento, en el inicio, como anestésico contra el hambre y la angustia,
y después por simple dependencia, por lo tanto, a cualquier hora, estando con hambre o no,
angustiados o no, igualmente seguirán aspirando cola compulsivamente.
24. ¿Los chicos que usan cola de zapatero pueden ser recuperados?
Los chicos que usan cola de zapatero, en general, son los que conocemos como chicos
de la calle (menores abandonados, niños carentes, etc). Ellos viven en una realidad adversa,
con reglas propias de supervivencia (porque no tienen padres, no tienen quien los sustente,
no tienen alimentación regular, no tienen donde dormir). Representan un problema social.
No son culpables de esa condición, son victimas de una sociedad en crisis; necesitan
aprender a luchar por la supervivencia, caso contrario mueren. Ellos no evalúan el mal que
la cola de zapatero les hace. La usan porque da una sensación de embriaguez y quita la
sensación de hambre. Si la sociedad les diese condiciones de una vida más digna, más
humana, con opción de estudio, trabajo y placer, sin duda muchos de esos niños
abandonarían la cola de zapatero. Aunque existen casos de niños ya tan comprometidos por
el uso de la cola que sería necesario someterlas a un tratamiento de recuperación.
Asimismo, si el cerebro ya hubiese sido muy afectado, sus chances de recuperación
disminuyen bastante, porque cada neurona destruida es irrecuperable.
Los efectos del lanza-perfume son pasajeros y su uso depende del acto voluntario de
mantener un pañuelo embebido próximo a las narices. Su mayor riesgo es causar paro
cardíaco, provocado por el cloroformo o por el cloruro de etila. En general, el efecto es
inmediato y efímero. Dura tan poco que el aspirador precisa repetir la dosis con mucha
frecuencia. Eso puede ocasionar un desmayo, que también pasa muy deprisa, y la persona a
veces ni percibe que se desmayó. Pocos presentan resaca al día siguiente. El “cheiro-da-
loló”, en Brasil, es un compuesto casero de éter, cloroformo y esencias caseras, siendo
aspirado como el poper o el lanza-perfume.
No. Los adictos a drogas inyectables, de tanto pincharse, acaban inutilizando las venas de
los brazos, teniendo así que buscar otras venas, como las yugulares (venas del pescuezo),
las frentales (de la frente), las venas de las piernas, etc. A veces, para esconder el uso de las
drogas, ellos llegan a utilizar las venas del pene y del escroto, pero eso es raro.
Cuando se constató que la morfina, usada como analgésico, producía muchos efectos
colaterales y viciaba a sus usuarios, los laboratorios, a través de experimentos, descubrieron
una nueva sustancia: la heroína. Como analgésico y para suprimir la tos, la heroína era de
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tres a cinco veces más eficiente que la morfina, pero también representaba un grave
problema: creaba muy rápidamente dependencia física y psicológica. Por eso, la
Organización Mundial de la Salud prohibió su fabricación, donde se concluye que toda
heroína existente fue fabricada ilegalmente.
“Fin de la línea” significa que no se consigue dejar más la droga, o que se puede morir
por causa de ella. No solamente la bencina es el “fin de la línea”: todas las drogas lo son,
pues los realmente adictos, con fuerte dependencia psicológica y/o física, difícilmente
consiguen dejar el vicio, sea cual fuera la droga usada. El índice de recuperación de ese tipo
de adictos apenas llega a los 10%, es decir, casi 90% continúan con el vicio. Las drogas más
peligrosas, con mayores posibilidades de riesgo mortal por sobredosis, o sea, que mueren
por paro cardíaco y/o respiratoria, son: el crack, la cocaína, la heroína, porque sus usuarios
mueren durante su uso. Entretanto, todas las drogas pueden llevar a la muerte, la muerte es
el “fin de la línea”. Veamos: el alcohólico crónico puede morir de cirrosis hepática
(destrucción del hígado), pancreatitis, (destrucción del páncreas), miocardio (corazón), etc.,
porque el alcohol ataca impiadosamente todo el organismo. La bencina, la cola de zapatero,
el éter y todos los productos que evaporan y son inhalados pueden llevar a lesiones
irreversibles de la corteza cerebral (muerte de neuronas), de la médula ósea, de los
bronquios, además de provocar el paro de centros respiratorios y cardíacos, llevando
consecuentemente a sus usuarios a la muerte. Cualquiera que tiene su estado de conciencia
alterado por el uso de las drogas puede aún morir por accidente, sobretodo accidentes de
automóvil.
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Perdió la vida por una miseria. Miseria porque cualquier vida vale mucho más que 70 dólares
- una vida, mejor dicho, no tiene precio.
Muchas vidas se pierden también en el pesado tráfico de drogas caras (en abril de 1992,
el precio de un gramo de polvo de cocaína equivalía a un gramo de oro). Los traficantes
disputan entre sí las fuentes de cocaína, el mercado consumidor, las rutas del tráfico, el
poder, etc. Verdaderas guerras armadas se desatan entre los traficantes y con la policía, e
infelizmente muchas personas inocentes mueren en medio de ese fuego cruzado.
Psicotrópicos son todas las sustancias que, dentro de nuestro organismo, son atraídas
por el cerebro, como las plantas son atraídas por la luz. Ellas modifican el funcionamiento del
cerebro, pudiendo traer alteraciones físicas, de comportamiento y psicológicas. Son
clasificados en tres tipos: psicoestimulantes, sedativos y psicodislépticos.
La nicotina fue incluida en las drogas psicoestimulantes por el Dr. Asgusto Jorge Cury.
Según el Prof. Dr. José Rosemberg ella puede afectar todos los órganos a través de la
acción estimuladora, en pequeñas dosis, y ser depresiva, en dosis mayores, sobre todo los
nervios que son activados por la acetilcolina.
En efecto, el intoxicado, que necesita dosis cada vez mayores, gasta cada vez más dinero
en satisfacer su pasión. Si no es rico, pronto se ve obligado a estar al servicio del traficante,
que le paga en mercadería, o a procurarse dinero por medios deshonrosos, Se ha afirmado a
veces que el uso de la droga menguaba el sentido moral... se roba para adquirir droga... Sin
22
embargo, la mayor servidumbre que amenaza al toxicómano es de orden psicológico. La
droga agrava el desequilibrio mental y transforma las neurosis latentes en psicosis a veces
incurables. Por eso la astenia degenera en confusión mental, las obsesiones en
esquizofrenia. En los casos más graves, la confusión da paso a un estado crepuscular de la
conciencia, cuya actividad queda sin estructura. Menos graves para el espíritu, aunque no
para el cuerpo, son las mil pequeñas miserias del toxicómano, los trastornos fisiológicos
propios de cada tipo de droga... La morfina, la heroína y, en general, todas las drogas que se
inyectan, hacen del toxicómano un verdadera ruina. ¡Una toxicomanía media supone, en diez
años, cerca de quince mil inyecciones! Es decir que, al cabo de unos meses, el cuerpo está
cubierto de abscesos, úlceras y la piel está surcada de nudosidades e induraciones, sin que
quede espacio libre donde clavar la aguja. Ha habido morfinómanos que tenían una aguja
clavada permanentemente en la piel, para no tener que buscar cada vez a través de un callo
o de una úlcera.
32. ¿Por qué alguien adicto quiere cada vez más drogas?
El drogadicto presenta tolerancia, es decir, precisa dosis cada vez mayores para
sentir el efecto de las primeras veces.
Si el drogadicto busca la droga intentando resolver un problema, lo complica aun más,
porque se debilita con la droga, y la solución fue simplemente postergada. Ahora con
un problema mayor, presenta nuevas justificaciones para usar más drogas. Así, queda
establecido el círculo vicioso: problema/droga/problema.
Como las drogas presentan efectos colaterales, el drogadicto puede usar otras drogas
para combatirlos.
La personalidad del drogadicto está tan perjudicada que su autopreservación
desaparece, por lo tanto, ya no le incomoda más aumentar su consumo de drogas y,
simplemente, va deglutiendo todo lo que ve a su paso.
Para no sufrir con el síndrome de abstinencia, el adicto usa más drogas; aunque no
quiera las usa.
El sentimiento de autodestrucción en el drogadicto es tan fuerte que pasa a destruirse
ostensivamente y a propósito.
No siempre un drogadicto quiere usar cada vez más drogas. Muchas veces, precisa
consumir más drogas a causa de la presión del propio vicio. La marihuana es erróneamente
considerada la puerta de entrada de otras drogas, porque, generalmente, lo que precede al
uso de la marihuana es el tabaco y lo que hace a una persona procurar otras drogas es su
insaciabilidad y no la marihuana.
33.
a) ¿Qué es el LSD?
b) ¿Qué es el Santo Daime?
23
alucinaciones. Funciona como si desordenara el funcionamiento de las neuronas,
estableciendo conexiones imposibles, comparadas con aquellas de quien está en estado de
lucidez. Es el caso de la sinestesia entre audición y vista, es decir, se cambian las
percepciones de los sentidos visuales con los auditivos: “se escucha una memoria” y “se ve
un sonido”. Cuando es alcanzada el área psíquica responsable por el enjuiciamiento (crítica),
el usuario asegura que su alucinación es verdadera; para él, el objeto existe realmente.
Pasados los efectos del alucinógeno, la persona vuelve “a funcionar” normalmente.
El ácido lisérgico fue accidentalmente descubierto por el científico suizo Hoffman, que lo
sintetizó en laboratorio. Tal vez sea la sustancia que más actúa en el cerebro: de 20 a 50
millonésimos de gramo ya son suficientes para producir alteraciones mentales, como delirios,
ilusiones y alucinaciones que duran de cuatro a doce horas. El LSD también provoca efectos
orgánicos -dilatación de las pupilas, aumento de la presión arterial, taquicardia, temblores,
náuseas, flaqueza o debilidad muscular y aumento de la temperatura corporal-, además de
los efectos psicológicos.
Todos esos efectos varían y dependen de la personalidad y sensibilidad de cada uno, del
ambiente, de la dosis, de la expectativa, etc. Las reacciones psíquicas, exuberantes y
variadas, generalmente son agradables; pero también suelen ser muy desagradables, con
visiones terroríficas, sensación de deformaciones corporales, delirios persecutorios (manía
de persecución) y sensación de muerte inminente. Los alucinógenos no producen
dependencia física ni provocan el síndrome de abstinencia. En cuando a la dependencia
psicológica, existe aun mucha controversia.
24
Probablemente, la huasca es parte de una cultura donde las visiones son inducidas por
un Chamán o Maestro, como en cualquier otro ritual religioso, de este modo los que no
están “iniciados”, y desconociendo ese tipo de cultura ritual, no consiguen “viajar” con la
huasca.
Depende del bebedor. Nuestro organismo tiene la capacidad de metabolizar bien de dos a
tres vasos de cerveza por día, pues el hígado metaboliza 25g. de alcohol absoluto por hora
(cantidad encontrada en una botella de cerveza o en una dosis de whisky). Dejar de beber
cerveza durante varios días para beber todo de una sola vez, es doblemente perjudicial
porque encima de la cantidad citada sobrecarga al organismo, y el mal viene con las
repeticiones de las sobrecargas. Quien no bebe puede encontrar que dos o tres vasos de
cerveza ya son suficiente, pero, para quien gusta de tomar cerveza, esto es muy poco.
Cuando una persona se reúne con otras en torno de una mesa de bar, consumiendo
cerveza, puede perder el control de cuanto bebió; de dos a tres botellas es una cantidad
común. Con esta cantidad el nivel alcohólico en sangre puede ser bajo, si el consumo fue
lento y acompañado de algún alimento. Es asimismo nocivo cuando el bebedor, queriendo
alcanzar un nivel alcohólico más alto que el producido por la cerveza, bebe un trago más
fuerte entre las copas de cerveza. Este ya no es más un amante de la cerveza, es un
alcohólico.
Importante: en general, es un error muy común en el bebedor pensar que lo bebido ya fue
absorbido por la sangre, a pesar de tener una parte, todavía, en el aparato digestivo que aun
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no fue absorbida. Por lo tanto, aunque pare de beber, la absorción de alcohol continúa su
proceso, y los síntomas sólo tienden a empeorar. Eso significa que, si el bebedor decide
dejar de beber solamente cuando comienza a sentir alguna cosa, ya es tarde, porque la
absorción va a continuar. La solución es dejar antes de que los síntomas aparezcan. Es
preciso tener mucha fuerza de voluntad y seguridad en si mismo para parar de beber cerveza
cuando aun se tiene el control sobre ella.
En los casos más graves de alcoholismo, parar de beber puede provocar síndrome de
abstinencia, que trae mucho sufrimiento físico y mental: sudores fríos, temblores nerviosos,
taquicardia, hipertensión. Por eso, en esta etapa, puede ser necesario el uso de medicación,
el tratamiento no debe ser hecho en el ambiente que la persona frecuenta, sino en régimen
de internación hospitalaria, pues cuando se interrumpe el acto de beber y surge el síndrome
de abstinencia, puede también surgir el delirium tremens. Ese cuadro se caracteriza por
confusión mental, desorientación temporal y espacial, alucinaciones, intensa agitación
motora, convulsiones. Es en esos síntomas donde reside el peligro: ellos pueden llevar al
delirante a la muerte, si él no fuera adecuadamente socorrido. De ahí la necesidad de la
internación.
La desintoxicación puede llevar de diez días a tres meses, y sólo esta etapa es
insuficiente como tratamiento; casi todos los que lo interrumpen aquí , generalmente vuelven
a beber en un corto plazo de tiempo. Es importante que se inicien, inmediatamente después
de la desintoxicación, la rehabilitación y la terapia.
La respuesta 1 trata de los adolescentes que se drogan. Aquí vamos a hablar de algunos
factores más específicos que pueden llevar a una persona a drogarse. Comencemos por el
concepto de personalidad abierta, que es una alteración resultante de fallas cometidas con
la crianza en la primera infancia, cuando se inicia el desenvolvimiento de su personalidad.
Una crianza con personalidad abierta se torna superdependiente de algún adulto -la primera
figura es la de la madre, seguida después la de otros familiares como padre, tíos, hermano
mayor, empleados. Sin la madre o sin la presencia de alguien en quien confía, esta criatura
entra en pánico, queda totalmente perdida, angustiada. Cuando va a la escuela, consigue
localizar en la profesora la figura que sustituya a la madre, y hasta se comporta
normalmente, desde que tiene a “su” profesora siempre cerca. Conforme va creciendo, va
cambiando sus figuras importantes, un compañero de clases puede ejercer ese papel de la
figura aseguradora que tanto precisa. Una criatura con personalidad abierta no es
autosuficiente. Ella no consigue jugar o quedar sólo como una criatura normal, que va, de a
poco adquiriendo su auto-suficiencia. Para sentirse bien y entera precisa de un
complemento, sea la madre o cualquier figura que la sustituya. Cuando llega a la
adolescencia, que es renacer -salir de la familia para la sociedad, salir de la dependencia
familiar infantil para la independencia psicológica juvenil-, el adolescente con personalidad
abierta no va a querer depender de los adultos en general. Y como su autoestima no le
permite “pegarse”en otro adolescente, a pesar de su personalidad continuar abierta, ahora
procurará una complementación, que tanto puede ser un fanatismo ideológico o cualquier
otra cosa, como, por ejemplo, crear dependencia a una droga. Una personalidad abierta se
apega a tales complementos como si fuese la madre en aquellos momentos de pánico
infantil. Si el complemento fuese una droga adictiva, la vulnerable personalidad abierta de
esa persona hará rápidamente de él un adicto. Por otro lado si una persona no tiene la
vulnerabilidad de la personalidad abierta, si se obstina en usar una droga, puede terminar
siendo adicta. Los motivos de esa insistencia pueden ser los más variados (inseguridad,
juego, auto-afirmación, necesidades, etc.), pero el resultado será el mismo: el vicio. Por
ejemplo, a nadie le gusta la primera experiencia de fumar, pero termina acostumbrándose y
después gustando, de tanto insistir.
Otro factor que puede llevar a una persona al vicio es aquella que se basa en los
conceptos freudianos de instinto de vida y de instinto de muerte. Para Freud, el ser
humano, está continuamente sometido a esos dos instintos. Quien quiere vivir en forma
saludable automáticamente toma actitudes que dan prioridad al instinto de vida
(alimentarse, tener vida sexual, luchar por la felicidad de todos los que ama, preservarse
contra riesgos innecesarios, etc.). Solamente quien no “está bien” con la vida se deja llevar
por el instinto de muerte. Esto no significa solamente actitudes suicidas y querer terminar
con su propia vida. Significa no preservar la vida (haciendo poco para preservarse, consumir
drogas, no preparándose para situaciones “más difíciles”, sin estudiar para una prueba,
quedándose bebiendo y farreando toda la noche en las vísperas de una competición
deportiva). Es como si una persona no gustase de sí misma y estuviese continuamente
bombardeándose con cargas negativas, dejándose morir de a poco.
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La frustración también puede contribuir para que el individuo se torne un adicto. Las
pérdidas, los rechazos, las humillaciones, las injusticias son algunos de los innumerables
sentimientos que nos llevan a quedar frustrados y no hay quien le guste eso. Entretanto,
existen personas que no soportan frustraciones y, en vez de enfrentarlas, hacen todo para
desviarse de ellas. Esas personas, cuando usan drogas, exactamente para no sentir el
sufrimiento de la frustración, hasta consiguen distorsionar la realidad y exagerar sólo lo que
quieren, porque entran en el placer químico de las drogas; sólo que se olvidan que sentirán
todavía más frustraciones, provocadas por el círculo vicioso: frustración/droga/frustración.
Depende del tipo de droga usada, las que vamos a clasificar en tres grandes grupos:
psicoestimulantes, sedativos, psicodislépticos.
En general, los depresivos escogen los psicoestimulantes; los ansiosos, los sedativos y
los aventureros se exponen a los psicodislépticos. El alcohol, por ejemplo, es siempre
depresor, a pesar de parecer estimulante en las dosis iniciales. Las primeras dosis inhiben la
crítica (super-ego), la capacidad de juzgamiento, haciendo que el bebedor se sienta más libre
para hablar y hacer lo que quiere. Con el aumento de las dosis, pasa, cada vez más, a
deprimir el SNC, pudiendo llevar al individuo a la muerte. La marihuana, al principio, puede
provocar una cierta euforia, con risas sin motivo. Cuando alcanza un nivel alto de THC en
sangre, puede producir alucinaciones y delirios; con el uso continuado, puede provocar una
sedación generalizada (pensamiento lento, dificultad de concentración, memoria y atención),
dando una sensación de postración general. Las drogas, dan un placer químico, que es
diferente del placer fisiológico, que es natural. El placer químico desaparece cuando pasa el
efecto de la droga, por lo tanto puede venir y desaparecer, conforme la duración del efecto
28
de la droga utilizada. Es importante saber que, después del placer químico, se sucede una
depresión; lo que no sucede con el placer natural.
Todo eso puede suceder también a los dependientes físicos, pues cuando la exigencia de
una necesidad física está en su límite, ella se torna más fuerte que la psicológica, y pasa a
comandar todas las actitudes del individuo. Alguien con mucha hambre es capaz de robar y
hasta matar para comer. En situaciones extremas, el hombre puede tornarse un caníbal.
Sí, sobretodo para los adictos a las drogas, que crean fuerte dependencia física, pues, al
no parar de usarlas, sufren el síndrome de abstinencia. La morfina es una de las drogas que
más provocan el síndrome. Cuando un morfinómano deja súbitamente de usarla, presenta
los siguientes síntomas: incontrolable deseo de una nueva dosis (someterse a pagar
29
cualquier precio para conseguirla): corazón acelerado, baja presión arterial, aumento de la
salivación, fuertes dolores abdominales, angustia sofocante, ansiedad y agitación
psicomotora, sensación de muerte inminente. No bastante con todo ese sufrimiento, el
morfinómano puede caminar hacia el coma y, de no ser socorrido, morir.
Lo esencial para dejar un vicio es la voluntad del adicto. Nadie se cura de cualquier vicio
que sea si no se empeña, pues eso depende única y esencialmente de la persona.
Entretanto, es muy natural al adicto no lograr dejarlas solo y precisar de la ayuda de terceros.
Es lo mismo que el que ya ha conseguido parar, el problema no acaba así, fácilmente,
porque el cuerpo “pide” aquello a lo que estaba acostumbrado. Es necesario, por lo tanto,
estar atento contra el deseo (físico o psíquico) de “ofrecer” la droga al organismo. En esa
lucha para dejar el vicio, el individuo vive un gran conflicto entre su deseo por la droga y la
actitud de no usarla, que al mismo se impone. O sea, el cuerpo quiere y la mente impide.
Es importante en esa hora alejarse de las situaciones que aumentan ese deseo, por ejemplo:
conversar sobre drogas; ver, oler, tocar drogas; saber que sus colegas de vicio están yendo
a drogarse y recibir una invitación para ir con ellos; ver a alguien usando drogas. Mejor es
estar con los que también luchan para dejar la droga, para cambiar ideas, compartir las
dificultades y victorias, darse fuerza mutuamente en el momento de tanta fragilidad y, encima
de todo, para tener la sensación de navegar en un mismo barco, de no estar sólo en el
mundo.
41. ¿Existen drogas que, cuando son utilizadas bajo prescripción médica, son
benéficas?
Si, por ejemplo, los barbitúricos y la morfina. Los barbitúricos utilizados por los neurólogos
y psiquiatras, para tratamiento de epilepsia, raramente llevan al paciente al vicio, si son
30
utilizados dentro de los criterios terapéuticos. Es su mal uso (tomar sin necesidad, sin
orientación médica, no respetar la dosis terapéutica, etc.) lo que puede llevar al vicio. Los
barbitúricos pueden provocar alta dependencia física y psicológica. La morfina, principal
componente de opio, es una de las más potentes drogas utilizadas para el alivio del dolor. Su
uso es rígidamente controlado, pues es altamente adictiva, provocando rápidamente
dependencia física y psicológica. La cocaína fue utilizada como analgésico para cirugías
oftalmológicas (de ojos) y otorrinolaringológicas (nariz y garganta) en épocas que no había
otros anestésicos. Además de anestesiar, provocaba una vasoconstricción (disminución del
diámetro de los vasos sanguíneos) que disminuía la hemorragia local. El avance de los
anestésicos tornó esta práctica obsoleta.
Una de las vías más eficientes de contagio del virus del Sida es la sanguínea. La carga
viral contenida en una pequeña cantidad de sangre es suficiente para la contaminación. Los
cocainómanos que inyectan la cocaína en sus venas, son la población que más corre riesgo
de contaminación, tanto que, por las estadísticas, es en este medio que el número de adictos
aumenta más. Las campañas de prevención del Sida explican que todas las jeringas deben
ser descartadas después de su uso, y que todas las jeringas deben ser usadas una sola
vez. Todos los cocainómanos saben eso. Pero, cuando se está drogando, el deseo es tan
grande que no lo tienen en cuenta.
En el grupo el primer usuario introduce la aguja dentro de la vena para en ella inyectar la
droga. Queriendo asegurarse que la aguja está dentro de la vena, puja un poco de sangre
para adentro de la jeringa. Pasa entonces para otro, que prepara su propia dosis, sin limpiar
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la jeringa con la sangre del primer usuario. El segundo inyecta, además de la droga, la
sangre del primero y, al pujar su propia sangre, la deja también en la jeringa. El tercer
usuario ya recibe una jeringa con la sangre de los dos primeros. Y así, sucesivamente, la
jeringa va pasando por todos, y cada uno usa la misma jeringa varias veces. Al final es una
mezcla de sangre de todos que queda en la jeringa. Si uno de ellos estuviese con una
enfermedad transmisible por la sangre, quedarían todos infectados. Es así que se propaga el
virus del Sida o de cualquiera otras enfermedades de transmisión sanguínea.
No, si realmente fue sólo una vez; aunque si la voluntad de experimentar fuese
nuevamente muy intensa, la posibilidad de tornarse en drogadicto es muy grande. Por lo
tanto, se debe evitar una nueva experiencia, que puede significar un comienzo de la
dependencia.
Todo lo que se aprende con las drogas es muy poco en relación a los riesgos que se
corre. Drogarse la segunda vez es mucho más fácil que la primera; la tercera vez es más
fácil aun, y así sucesivamente, hasta que se torne natural.
Experimentar la droga o drogarse una sola vez no hace nunca un dependiente, pero
predispone al uso y después al abuso. Usar puede no crear adicción; abusar sí. Cuanto
mayor fuera el poder adictivo de la droga, menos tiempo se lleva de la experimentación,
hasta el uso, al abuso y, finalmente, al vicio. Es el caso del crack, que crea adicción.
Las conversaciones, las actitudes, los intereses de los drogadictos tampoco interesan a
aquellos que quieren vivir saludablemente y como están poco motivados a trabajar (o
estudiar) sólo perturban. Los drogadictos tienen dificultad de enfrentar las frustraciones
resultantes de las actividades del día a día, reaccionando a ellas de modo agresivo o
impulsivo, lo que los torna inadecuados al ambiente familiar, profesional o social.
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Las personas que trabajan con drogas (traficantes) son obviamente discriminadas por ser
marginales, ya que el tráfico de drogas está al margen de la ley. Y, como los drogadictos son
obligados a adquirir drogas en ese mundo de la ilegalidad, es un motivo más para que las
personas se alejen de ella.
Si, porque, además de ser necesario, es muy perjudicial a nuestro organismo. Está
comprobado que el tabaco provoca cáncer de pulmón al fumador y a sus acompañantes no
fumadores, que, al aspirar el humo del cigarrillo ajeno, se tornan fumadores involuntarios.
47. ¿Cuáles son las dificultades que un fumador encuentra intentando dejarlo?
La mejor manera de entender las dificultades que un fumador encuentra para dejar de
fumar es conocer y comprender los tipos de fumadores, ya que las reacciones son muy
variadas, por ser muy personal. El Prof. Dr. José Rosemberg transcribe, en su libro
Tabaquismo, un relato del Royal College of Physicians de Inglaterra en el que enumera siete
tipos de fumadores.
Los tres primeros tipos no están farmacológicamente adictos del tabaco; los cuatro
últimos ya son nicotina-dependientes, siendo los dos últimos, dependientes en mayor
grado, pudiendo ser clasificados como tabacómanos.
Algunas personas dejan de fumar de a poco, divagan con la idea de no fumar más,
adquieren nuevos hábitos más saludables, modificando otros, menos saludables. Otras
cortan el cigarrillo de una hora para otra y soportan todas las consecuencias decurrentes. Sin
embargo la mayoría de los fumadores ya intentaron dejarlo y no lo consiguieron, por no
resistir a estar sin el cigarrillo o por falta de una motivación realmente fuerte. Muchos hacen
hasta bromas sobre esas tentativas: “Es muy fácil dejar de fumar, yo mismo ya dejé 14
veces...”
Además de los diferentes tipos de fumadores, es preciso considerar otros factores que
interfieren en la dificultad de los fumadores en dejar el vicio:
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Constantes estímulos: el ex fumador está en todo momento siendo bombardeado
por propagandas de cigarrillos, lo que despierta su deseo, y, consecuentemente, debe
continuamente luchar contra él.
Es tan difícil dejar el vicio que, cuando dejan, los adictos hasta sueñan que están
fumando. Despiertan con la nítida sensación de haber fumado y hasta tienen sentimiento de
culpa. Lo que tal vez pueda ayudar a los fumadores es saber que la nicotina puede provocar
dependencia psicológica y física. La física es responsable por el síndrome de abstinencia y
los síntomas más frecuentes son la sensación de necesidad de fumar, inquietud, irritabilidad,
ansiedad, nerviosismo, fatiga, insomnio, cambio del ritmo cardíaco, depresión, constipación
intestinal, dificultad de concentración y realización de trabajos, igualmente los automáticos.
La nicotina llega al cerebro en un minuto después de la primera pitada; en pequeñas
cantidades, puede ser estimulante, pero en dosis mayores suele ser depresiva. Los
pulmones absorben más del 95% de toda la nicotina que pasa de la boca hasta los alvéolos
pulmonares. En media hora, la misma es descompuesta y transformada en cotinina. Tanto la
nicotina como la cotinina son responsables por el deseo de fumar inmediatamente otra vez.
Como la nicotina es tóxica, es común que se pase mal en las primeras pitadas, pero, como
crea tolerancia, eso disminuye o desaparece, llegando así a la dependencia. La nicotina crea
adicción más rápidamente que el alcohol y puede viciar aun más rápido que la heroína.
Una gran ayuda a los fumadores que quieren dejar este vicio es la insistencia de las otras
personas que no quieren ser fumadores involuntarios. Es muy desagradable o molesto para
el fumador tener que salir de la rueda de amigos para fumar, sabiendo que además de
desagradable eso es perjudicial a su propia salud.
48. ¿Las personas que tienen contacto diario con fumadores pueden tener algún
problema? ¿Cuál? Y ¿por qué?
Sí. Como no podemos estar sin respirar, todo lo que el aire contiene es absorbido por
nuestros pulmones, pues nuestro organismo no dispone de filtros. Es así que el humo del
cigarrillo entra en nuestros pulmones, haciéndonos absorber los componentes del cigarrillo,
como si hubiésemos fumado. Obviamente hay menor concentración de humo en el pulmón
de quien no fuma, pues la mayor absorción de humo la hace el fumador, y el pulmón del no
fumador no está comprometido. El peor humo es aquel que viene directamente del cigarrillo
encendido, porque no pasa por el filtro del cigarrillo, que retiene una buena parte de las
sustancias cancerígenas. Fumadores involuntarios son todos los no-fumadores que
reciben dentro de sí los componentes del cigarrillo. En la fumadora embarazada, la placenta
es mayor que en la abstemia, para compensar la menor oxigenación de la sangre de la
madre y garantizar el suplemento de oxígeno necesario al feto; el feto es menor porque
recibe nicotina y monóxido de carbono. Los bebés presentan bronquitis, alergias, etc.; los
adolescentes y adultos en ambientes cerrados, donde haya gente fumando, se transforman
también en fumadores involuntarios. Donde hay humo suficiente para provocar irritación en
los ojos, el no-fumador termina absorbiendo el equivalente a un cigarrillo en una hora.
Pueden, por lo tanto, estar con dolor de cabeza, irritación en los ojos, en la nariz, tos, etc.
El Dr. Tafeshi Hirayama examinó 91.540 mujeres que no fuman, cuyos maridos fuman por
lo menos un paquete de cigarrillos por día. Entre esas mujeres fue 100% mayor el número de
casos de cáncer de pulmón que entre mujeres no-fumadoras de maridos no-fumadores.
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49. ¿De qué manera la familia, la escuela, el gobierno y la Iglesia pueden ayudar en las
cuestiones de las drogas?
Familia
Para una actuación eficaz, sería necesario que los padres perdiesen el miedo y el
preconcepto en relación a las drogas y conversasen libremente con sus hijos. En general, los
padres evitan ese tipo de conversación por temer que sus hijos despierten a las drogas, y
eso es lo que menos desean. Tal vez los padres ignoran que sus hijos saben hasta más que
ellos sobre el asunto y que algunos ya deben haber hasta experimentado, si no fueran ya
usuarios de drogas.
Existen adolescentes cuyos padres sólo descubren que están usando drogas después de
uno o dos años. Por eso es preciso hablar mucho sobre drogas, pero lo más importante es el
posicionamiento ante el asunto, o sea, los valores personales, familiares, sociales y hasta
religiosos, en el caso de que el adolescente sea religioso. Lo esencial es conocer los valores
del hijo, para conducir adecuadamente la conversación. Es necesario evidenciar los
perjuicios que provocan las drogas, sobretodo desde el punto de vista del joven. Cuanto más
se conoce un problema, más condiciones se tiene de enfrentarlo.
Preservación de la autoridad de los padres, considerando que los padres son padres
e hijos son hijos. No es posible una buena educación si existe confusión de papeles.
Se trata de autoridad, no de autoritarismo o abuso de poder económico, físico y
mental. Con autoridad se establecen límites y compromisos, al mismo tiempo que se
ama a los hijos, proveyendo en sus necesidades.
Establecimiento y ejecución de patrones de comportamiento para el buen
funcionamiento colectivo de la familia, sin masacrar ninguno de los integrantes.
Responsabilidades en cuidarse y, en vez de agredirse y rechazar, cuidar de aquel que
más precisa de ayuda.
Respeto a la individualidad de cada uno, privilegiando y ejercitando los puntos
positivos y no criticando los negativos. Nadie es igual a nadie, y las características
individuales deben ser preservadas.
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Cumplimiento de los integrantes familiares en relación a los compromisos asumidos.
Todos deben tener sus funciones, y cada uno debe desempeñarlas dando lo mejor de
sí. La responsabilidad de uno no debe sofocar al otro.
Responsabilidad con los remedios, que precisan ser tomados cuando son recetados
por el médico para tratamiento de enfermedades, sobretodo los tranquilizantes,
somníferos y remedios de régimen. A la madre cabe dar el jarabe porque el niño está
con tos y no porque le gusta. Los niños que toman remedios porque les gusta pueden
en el futuro drogarse porque también les gusta.
Modificación en las reglas de privacidad cuando halla sospecha del uso de drogas.
Es más saludable romper la privacidad y enfrentar el problema, en vez de ignorar lo
que de hecho está sucediendo. En esas condiciones, los padres tienen el derecho y
el deber de “invadir el espacio” de sus hijos para preservarles la salud, pues
raramente un hijo admite a su padre o madre que está usando drogas. Se debe,
entonces, revisar el cuarto del muchacho, la cartera o la agenda de la muchacha; lo
que no vale es usar la droga como pretexto para escudriñar la vida de los hijos.
Cuidado redoblado cuando se vive en condominios. Los jóvenes acostumbran usar
ese territorio particular como refugio para drogarse. Creen que están libres de los
padres y de la policía.
Quien está realmente interesado en resolver el problema va con certeza a encontrar una
opción. Como la prevención secundaria es activada cuando ya falló la primaria, es poco
probable que la familia consiga algún resultado si se propone cuidar sólo al hijo en esa fase.
Porque el desajuste puede estar en la familia, siendo el drogadicto nada más que el síntoma
más aparente de ese desajuste. Normalmente, la familia y el drogadicto necesitan de ayuda
simultánea, y los tratamientos de ese tipo son mucho más eficientes.
Escuela
Sería ideal que la escuela complementase esa filosofía de vida familiar y acrecentase en
su currículo programas que también preparasen a sus alumnos para enfrentar no sólo la
droga, sino toda la vida. Muchos profesores no conocen la realidad científica y psicológica de
las drogas, sus efectos y sus consecuencias. Es frecuente no saber ni identificar a un usuario
de las drogas y, si lo identificaran, no saben qué hacer con tal descubrimiento. Por eso, las
directoras de las escuelas prefieren negar las drogas en sus establecimientos. Ya no es
posible “tapar el sol con una mano”. Las drogas existen, e imaginar que apenas los otros las
usan sólo facilita su propagación. La escuela precisaría preparar mejor sus docentes para
que pudiesen orientar a sus alumnos en relación a las drogas, desmitificándolas, juntamente
con sus usuarios, a través de conocimientos básicos, científicos (sus efectos), psicológicos y
sociales (como hacen los adolescentes saludables, los usuarios y los dependientes; cómo
trafican, etc.). Sólo la convivencia diaria puede transmitir una postura de vida, una prevención
primaria, y no charlas magistrales e únicas dirigidas a los jóvenes.
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En general, para la escuela, es más fácil percibir que un alumno se está drogando que
para los padres, pues el envolvimiento emocional existente en la relación entre los padres e
hijos puede llevar a “ceguera psíquica”, es decir, como los padres no quieren ver a sus hijos
drogados, ellos niegan para sí mismos que eso esté sucediendo. Y como los hijos esconden
a los padres su vicio, es aun más difícil para los padres percibir el problema. Tal
envolvimiento psicológico no existe en la escuela, lo que existe son referencias y registros
más objetivos -desempeño, disciplina, notas-, que, al lado de las observaciones de cada
profesor, pueden permitir una mejor evaluación del comportamiento del alumno. La escuela
tiene, por lo tanto, más condiciones de detectar las alteraciones de comportamiento del
alumno. Cabe después un estudio más pormenorizado para constatar si las causas de esas
alteraciones responden al uso de drogas. No se debe ir livianamente responsabilizando a la
droga por todo lo que sucede, pues se pueden cometer injusticias y, así perder la confianza
de los jóvenes. Una vez comprobado que la droga es la causa de las alteraciones del
comportamiento del alumno, la escuela debería convocar a los padres, para juntos
encaminar al alumno/hijo para tratamiento u orientación psicológica, bajo los cuidados de
profesionales especializados. No compete a la escuela el tratamiento contra las drogas, más
sí el encaminado adecuado del caso. Situaciones como éstas son muy complicadas, y
cuanto más personas estuviesen envueltas, mayor la confusión. Entretanto, es mil veces
preferible la confusión a la cobarde omisión. Sea el alumno y la sociedad. Existe la necesidad
de vencer la droga, pues ésta podría llevar a la destrucción de la persona por el vicio. La
segunda barrera a traspasar es la familia; la primera, el usuario. Por eso, la escuela tiene de
ser clara y honestamente firme.
Gobierno
El gobierno tendría que continuar combatiendo sin tregua el tráfico y hacer campañas más
específicas, en lugares previamente escogidos, con personas entrenadas y preparadas, pues
como único recurso las campañas televisivas dan poco resultado. El joven generalmente
cree que nunca va a sucederle aquello que está viendo en la televisión. ¿Robar? ¿Ser
dominado por la droga? ¿Tener problemas de relación y comportamiento? Nada de eso le va
a suceder, pues está viviendo la omnipotencia juvenil. “Podés tener problemas en el futuro”
es una frase sin efecto para el joven omnipotente, que no teme riesgos. En cuanto al futuro,
está aun muy lejos.
En mayo de 1992, fue noticia que una madre entregó a su propio hijo drogado a la policía.
Eso revolucionó a mucha gente, que criticó tal actitud y juzgó a la madre de desnaturalizada.
No debemos nunca erigirnos como juez de los otros, principalmente en un caso de
envolvimiento con drogas. ¿Qué habrá pasado esta madre en las manos de este hijo? Debe
haber sido no respetada, agredida, robada, humillada (por él y por sus vecinos); ¿Cuántas
veces ella no habría pedido, implorado, castigado, rezado para que él “largase esa vida”? La
madre debe haber llegado a su límite y, al entregarlo a la Policía, estaba pidiendo ayuda, ya
que, sola, ya nada conseguía. Con todas las complicaciones que puedan existir, la Policía
todavía sirve como un factor disciplinante para quien ya perdió el control de sus actos, o
nunca lo tuvo.
Iglesia
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La Iglesia es poco atrayente para los jóvenes, pero si pudiera contener las necesidades
espirituales de la juventud, mucho podría ayudar en el combate de las drogas. La religión que
el joven valoriza es la que pregona la participación activa en una relación, es decir, “yo me
intereso por el prójimo, que se interesa por mí; quiero conocer su vida, intercambiar ideas,
establecer ideas; quiero abrirme con quien se abre conmigo, sin que estén juzgando si estoy
acertado o errado”. Los dogmas, al contrario, rebotan, porque llegan de la cima para abajo.
Lo que atrae es la convivencia, la alegría, los valores humanos transparentes, la
comprensión y la amistad de los orientadores religiosos. En vez de la dogmática condenación
de un pecado, más vale la comprensiva explicación del motivo de no practicarse tal acto. La
autopreservación, el amor a si mismo y al próximo (amigos o familiares) son preceptos
religiosos que el joven debería conocer, pues aquél que se preserva nunca va a permitir que
su cuerpo y su alma sean maltratados por las drogas.
La droga puede ser la causa directa de la muerte, por sobredosis, o indirecta, por las
complicaciones secundarias, como problemas cardiovasculares, respiratorios, cerebrales
(neurológicos), hepáticos, pancreáticos, intestinales, renales, infecciones generalizadas, etc.
Se puede también morir por accidentes provocados por la alteración del estado de
conciencia (principalmente accidentes de auto), y eso sucede más frecuentemente con
consumidores de alcohol y marihuana. Pueden morir asesinados por los traficantes, por
causa de las deudas acumuladas por su adicción, y si, además de drogadictos, son también
traficantes, pueden morir por rivalidad entre quienes disputan un mismo territorio, sobretodo
cuando se trata de cocaína y crack. Nadie muere de sobredosis de marihuana, que sí puede
llevar a un tipo de vida casi vegetativo, por el fuerte compromiso de la capacidad de trabajo o
de las actividades en general, que quedan reducidas a comer, canabizar y dormir. Este es el
síndrome amotivacional provocada por la marihuana. En relación al tabaco, cuando mayor
fue el consumo, tanto mayor la posibilidad de adquirir un cáncer de pulmón. Eso también
sucede con la marihuana, que es diez veces más cancerígena que el tabaco. El cáncer mata.
Fumar cigarrillos es la mayor causa conocida de muerte por cáncer.
52. ¿Existe el caso de una persona que haya dejado de usar drogas definitivamente?
39
Si, aunque solamente el 10% de los drogadictos consiguen dejar definitivamente de
usarlas. Pero eso no significa que se desliga de ellas. Ellos saben que todavía se sienten
atraídos por las drogas. Un alcohólico crónico, que haya parado de beber, tiene que luchar
todos los días contra su deseo, pues sabe que, si tomase un primer trago, no conseguirá
parar, y rápidamente volverá al alcoholismo. Por lo tanto, un ex alcohólico continúa ligado al
alcohol, más ahora por la oposición. Así sucede también con otras drogas que crean
adicción, pues el placer de la droga queda registrado en la memoria corporal,
independientemente de nuestra voluntad. El cuerpo siente deseo, activado por el recuerdo
del placer que ya sintió, y puede siempre ser saciado, es la cabeza la que pone límites a la
memoria corporal. El drogadicto pierde tal límite. El ex drogadicto intenta recuperar ese
límite. Un ex drogadicto que quiere mantenerse lejos de las drogas puede encontrar fuerza y
coraje en AA (Alcohólicos Anónimos), en los TA (Toxicómanos Anónimos). En esas
asociaciones, todos se controlan mutuamente, dando fuerza sobretodo en los momentos de
flaqueza. Unidos por la voluntad de librarse de la droga, se fortalecen entre sí y con la ayuda
de familiares.
La prostitución y las drogas están ligadas por la ilegalidad y por la marginalidad de las
personas con ellas involucradas.
54. ¿Se puede vivir bien tomando dosis leves de cualquier droga?
Es mucho más fácil dejar la droga de una vez que continuar tomando dosis leves. Es
preciso tener más fuerza de voluntad parando de a poco que simplemente ni tocar la droga.
Existen drogas (cocaína y crack, principalmente) que disminuyen la capacidad de controlar
los impulsos, alteran la capacidad de evaluación adecuada de una situación y contribuyen,
de ese modo, para que se consuman mayores cantidades de droga. Hay personas que
toman diariamente pequeñas cantidades de alcohol dentro de lo que su organismo soporta,
sin ninguna sobrecarga o perjuicio. Otras ya no tienen esa capacidad (puede ser por
herencia) y hacen tanto esfuerzo para controlarse que es mejor que ni comiencen a beber.
Un hígado sano es capaz de metabolizar 25 gramos de alcohol por hora -cantidad de alcohol
existente en una botella de cerveza o en una dosis de Whisky. Un hígado sobrecargado
puede no tener esta capacidad, y el alcohol excedente es nocivo al hígado y al resto del
organismo. Marihuana, cigarrillo, solventes, etc., tienen efecto acumulativo en el organismo,
pues existen residuos que no son eliminados ni metabolizados, y los perjuicios sólo aparecen
40
con el tiempo. La mayoría de las drogas, si se usan en dosis leves, a punto de no producir
daños, no traerán las sensaciones buscadas.
55. ¿Qué hacer si la persona estuviese siendo presionada por sus amigos a tomar
drogas?
Ahora, si de hecho usted estuviese siendo presionado, entonces es mejor apartarse para
evitar complicaciones. En el caso del alcohol, cuando los amigos ya están alterados, ellos se
tornan inconvenientes y realmente insisten (a veces son agresivos) e ironizan tanto que no
sirve usar argumento alguno, porque a esas alturas ya no están reaccionando bien.
56. ¿Un joven debe contar a sus padres que su hermano está usando drogas?
A partir de la pubertad, es muy común a los hijos que se unan “contra” los padres al
pelear entre sí, pero son los hermanos menores los que acostumbran “contar todo” a los
padres cuando pelean, pues en ese momento, quieren que el hermano sea castigado.
57. ¿El cariño y el amor pueden ser remedios para el tratamiento de drogadictos?
En cualquier tratamiento, son importantes el cariño y el amor; para los drogadictos más
aun. Tales sentimientos, sin embargo, no pueden ser simplemente dadivosos, gratuitos. Eso
sólo se hace con los recién nacidos, y, a medida que el bebé va creciendo, es preciso
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“cobrar” su retribución de afecto dentro de los límites propios de cada edad. Así, él va
aprendiendo a retribuir, devolver, cambiar, compartir, ayudar, cuando puede, a aquel que
precisa; así, se valoriza y también valoriza a las personas que se acercan. Decir palabras
afectuosas, dar buena comida, buena ropa, dar cariño no basta. Educar es también enseñar
lo que son las responsabilidades, honestidad, justicia, gratitud, autopreservación, solidaridad.
No basta sólo amar; es preciso transmitir una filosofía de vida saludable. Muchos padres
aman a sus hijos, más no los educan. Temen pedir de ellos responsabilidad, pensando en no
sobrecargarlos. Más al contrario de los que se piensa, son justamente esos hijos
sobreprotegidos, sin límites reales, los afectivamente más carentes. Tienen de todo, se
sienten frustrados como si les faltase algo que no puede ser materialmente satisfecho. Y
queriendo satisfacer ese vacío interno, suplir esa angustia, pueden llegar a la droga y
fácilmente quedar adictos a ella, pues, además de placer, la droga “los desliga” de la
angustia interior, de la carencia afectiva.
Conforme a la etapa de vicio, el tratamiento precisa ser iniciado por la internación, para
desintoxicar al drogadicto. Sólo con mucho amor los padres toman esa actitud extrema. Estar
solamente haciendo la voluntad de drogadicto no es amor, es sumisión a sus caprichos
insalubres, por lo tanto, una complicidad patológica que refuerza la enfermedad. Además de
amor y de cariño, son también importantes la convivencia, o hacer todo lo que fuera posible,
o simplemente acompañarlo, aunque sea para no hacer nada.
58. Además del Sida, ¿existen más enfermedades ligadas a las drogas?
Sí, todas las otras enfermedades transmisibles por la sangre, pues a través del uso de
jeringas contaminadas se puede contraer hepatitis B, septicemia, endocardía bacteriana
subaguda (inflamación de las paredes y de las válvulas cardíacas), etc. Las enfermedades
son comunes a cada tipo diferente de droga utilizada. El alcohol causa hepatitis,
pancreatitis, neuritis, diabetes, hipertensión, ascitis (barriga de agua); el tabaco, cáncer de
pulmón, enfisema pulmonar, hipertensión, problemas cardiovasculares, etc. De cada doce
personas con cáncer de pulmón, once son fumadores. El tabaco es además la mayor causa
de enfermedades cardíacas. La marihuana puede causar, además de las mismas dolencias
provocadas por el tabaco, infecciones generalizadas.
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drogas perjudican principalmente las dos primeras etapas, afectando, por lo tanto, su
desarrollo.
Los niños y los adolescentes son más vulnerables que los adultos a los efectos de las
drogas, justamente por estar en desarrollo. La pubertad, además, es uno de los
períodos más vulnerables por el que pasa el ser humano, pues en ese período se
manifiestan sus características sexuales secundarias, siendo grande el movimiento de
hormonas, de crecimiento celular con consiguiente maduración de muchos órganos y
estructuras cerebrales, neurológicas y corporales. Todo ese movimiento orgánico
torna al púber muy susceptible a los efectos perjudiciales de la droga en su desarrollo
y crecimiento.
Desarrollo psicológico: La parte psicológica es constituida por el potencial físico
(biológico) y por las experiencias de vida. Por lo tanto, las drogas que alcanzan y/o
destruyen las neuronas (biológico) perturban también el desarrollo psicológico. Las
experiencias emocionales negativas, provenientes de las drogas y de su uso, pueden
disminuir la auto-imagen del usuario, desvalorizándolo ante sus amigos no-usuarios.
Los períodos de vida que un drogadicto pasa bajo los efectos de la droga, “fuera de la
realidad”, sin producir nada, lo colocan en desventaja en relación a los otros, que,
durante ese mismo tiempo, hacen algo útil, colaborando para su propio desarrollo
psicológico. Repetir de año, por ejemplo, es un atraso en la vida, no importa cual sea
la justificación. Decir que “fue bueno haber repetido”, o que “el tiempo absorbe la
repetición”, o que “la mayoría repite”son disculpas para intentar negar el perjuicio. Y el
mayor perjudicado es aquel que tiene su desarrollo psicológico afectado.
Desarrollo social: Las drogas perjudican el desempeño social, profesional y afectivo,
trayendo serias consecuencias a los jóvenes, como repetición escolar, alejamiento de
la familia, peleas con la pareja, rechazar y ser rechazado por los amigos que no usan
drogas. Para los adultos, las consecuencias pueden ser pérdida de empleo, de dinero,
de la familia, de los amigos.
Las drogas sólo dan dinero a los traficantes.
Los efectos concretos de las drogas en los adictos podrían caracterizarse de la siguiente
manera: en un principio, las agradables sensaciones que éstas producen varían según el tipo
de estupefaciente. Las consecuencias perjudiciales sucesivas muestran un cuadro
sintomático común a todas las toxicomanías, que se presenta con horrorosa exactitud y
puntualidad.
a) Depresión, hasta la parálisis total, de los centros inhibitorios, con pérdida del sentido
de pudor y de la dignidad.
b) Entorpecimiento, hasta la carencia total, de las normales funciones superiores de la
atención, la reflexión, la valuación del tiempo, del espacio, de la realidad.
c) Abulia, apatía, irresponsabilidad, hasta la pérdida del juicio y de la conciencia.
d) A veces, estado delirante y alucinaciones; en algunos casos, percepción de ilusiones.
e) Por último, descomposición de la unidad fundamental de todos los procesos psíquicos
(inteligencia, voluntad, afectividad).
f) La decadencia estética acompaña a la escualidez moral e intelectual: astenia
profunda, impotencia sexual, esterilización, senilidad precoz, caquexia, etc.
Existen muchos otros efectos físicos provocados por diferentes drogas. Los más graves
son: enflaquecimiento, convulsiones, paro cardíaco, sobredosis y muerte (morfina, heroína,
opio); destrucción de las células nerviosas y embriaguez (éter, poper o lanza-perfume, cola
de zapatero e inhalantes en general). Los alucinógenos provocan psicosis transitorias,
intermediarias (precisan ser tratadas con medicaciones psiquiátricas) y definitivas
(desencadenan una psicosis esquizofrénica que ya estaba latente en la persona). La
psicosis, que aun bien tratada deja secuelas definitivas en la personalidad, si no hubiese sido
desencadenada por los alucinógenos, podría continuar latente para el resto de la vida.
61. ¿Por qué algunos médicos recetan remedio contra la depresión, si causan
dependencia?
62. Los médicos utilizan la morfina para aliviar el dolor. ¿Por qué?
La morfina es uno de los analgésicos más potentes que existen. Hay dolores que
solamente ella consigue aplacar pues los otros analgésicos no dan resultado. En general es
usada en los cuadros neurológicos, en los politraumatismos, en las complicaciones pos-
quirúrgicas, en cáncer terminal, etc. En esos casos, si los médicos no recetasen la morfina,
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las personas pasarían todo el tiempo bramando de dolor. Pero, como es una indicación
médica, aplicada bajo control en pacientes que no saben lo que están tomando, por el estado
de sufrimiento en que se encuentran, ellos no se tornan adictos. Los que crean adicción son
los que utilizan la morfina por cuenta propia, sin indicación médica, por lo tanto, fuera de
control.
El placer, químico y artificial, provocado por la droga es muy diferente al placer sexual,
fisiológico y natural. El placer sexual es resultado de un relacionamiento afectivo-sexual. El
placer relacional va aumentando a la medida que va aconteciendo el envolvimiento afectivo.
El placer del tacto, que es menor que el placer del beso, que es menor al placer del orgasmo
de una relación sexual. Después del placer sexual, tiene satisfacción, tranquilidad y
sensación de realización, de amar y ser amado; la felicidad es total. El placer sexual
constructivo alimenta el ego, hace bien al cuerpo: es amor.
El placer químico es solidario. Alcanza la máxima intensidad luego de las primeras veces
que se usa la droga y después, cuanto más se usa, más va disminuyendo el placer, a causa
de la tolerancia que ella crea en el cuerpo. El cuerpo registra, por medio de la memoria
corporal, el pico máximo de placer y pasa a exigir lo que ya conoce, no contentándose con la
disminución del placer químico. Así se establece la dependencia. Es cuando el usuario pasa
a precisar de la mayor cantidad de aquella droga o pasa a usar otra más fuerte. Cuanto más
el usuario busca el placer químico, tanto más él se aparta de las personas y menos las oye.
Después del placer químico viene una sensación de displacer y depresión, que puede
provocarlo a usar más drogas, cayendo en un círculo vicioso que destruye cada vez más al
usuario. No existe más paz de espíritu, mucho menos felicidad. El placer químico es
destructivo, agota el ego, debilita el cuerpo: es dolor.
64. ¿Qué puede suceder, al tener sexo? ¿Si una persona alérgica a medicamentos
experimentase drogas, puede tener una crisis y morir?
Una de las mayores consecuencias es la imposibilidad de realizar el acto sexual por falta
de erección peniana en el hombre y falta de lubricación vaginal y orgasmo en la mujer.
Cuanto mayor sea el comprometimiento físico y el envolvimiento psíquico, mayor la
impotencia.
Algunos usuarios de marihuana dicen que cuando están canabizados se sienten más
erotizables, con muchas fantasías sexuales y orgasmos más intensos. Eso es difícil de ser
científicamente comprobado, entre tanto, existe una liberalidad sexual mayor entre los
canabistas. Con el uso prolongado, debido a la disminución de las hormonas sexuales,
disminuye el apetito sexual de los canabistas.
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Bajo el proceso alérgico, la sensibilidad general se amplía, y eso aumenta la apertura de
los alérgenos (provocadores de alergia). La alergia a medicamentos puede sensibilizar a
otras drogas que presenten estructuras moleculares semejantes a los medicamentos. Existen
alergias que provocan edemas (hinchazón) de glotis y/o choques anafiláticos, que a su vez
pueden provocar la muerte, si la persona no fue atendida a tiempo. En el edema de glotis
(que queda en la garganta), ella se va hinchando, impidiendo pasar el aire, hasta terminar
matando por asfixia.
Sí. Desde el punto de vista económico se gasta mucho dinero, porque el servicio de
internación y los profesionales son especializados; también la larga duración del tratamiento,
el cual puede ir de algunos meses a varios años. Las internaciones en servicios públicos
gratuitos, son muy precarias, siendo raro el tratamiento especializado, pues el gobierno no
libera fondos suficientes para ese fin. Por el contrario, las Organizaciones No
Gubernamentales, (ONG), funcionan bien, en el caso de las entidades de beneficencia el
número de vacantes es demasiado restringido, ante tan grande número de necesitados. Los
tratamientos clínicos efectuados en consultorios particulares, acompañados de
psicoterapeutas, también tienen un costo demasiado alto.
Un tratamiento bastante eficiente y que financieramente no cuesta nada son los Grupos
Anónimos de Ayuda Mutua; existen en Argentina centenas de grupos anónimos diseminados
en todo el país, algunos de los más conocidos son: AA (Alcohólicos Anónimos), NA
(Neuróticos Anónimos) y AA (Adictos Anónimos). Estas entidades reúnen no sólo a los
dependientes de drogas, sino también a sus amigos y familiares, para que sepan como
enfrentar los problemas que las drogas acarrean. La eficiencia de esos grupos está en el
tratamiento que involucra también a los familiares de los dependientes o adictos. Hoy, en
nuestro país, son más de cuatro millones de personas alcanzadas por el alcoholismo. Los
tratamientos clínicos en los hospitales y sanatorios existentes son absolutamente
insuficientes para atender tanta gente.
Sí, ellas son importantes en todas las etapas de relación con la droga, pues actúan en los
valores personales, en la filosofía de vida de cada uno, resuelven los conflictos y modifican la
47
postura del individuo frente de la droga. Todo esto favorece el entendimiento del vicio, de
modo que el adicto tenga fuerza para enfrentar y solucionar la cuestión. Aun cuando exista
un tratamiento biológico, o sea de internación para desintoxicación, la ayuda de las terapias
psicológicas es importantísima para que la persona que está realizando el tratamiento clínico,
pueda comprender todo lo que está sucediendo con ella.
69. Algunos dicen que las drogas otorgan mucha fuerza, ¿esto es verdad?
70.
a) ¿Por qué el tabaco y el alcohol no están prohibidos?
b) ¿Las campañas antidrogas dan resultados?
Fumar cigarrillos constituye un abuso contra sí mismo y contra quienes nos rodean, por su
nocividad a la salud, personal y pública; el alcohol no siempre lo es, porque el alcohol no es
extraño a nuestro organismo, ya que en pequeñas cantidades es metabolizado por el hígado,
sin traer ninguna consecuencia negativa. Por lo tanto, la bebida -y no el tabaco- puede ser
parte de la cultura de nuestra vida social, si es usada adecuadamente. Por descubrimientos
arquelógicos, medidos por el carbono-14, se sabe que la cerveza existe desde hace más de
75 siglos.
b) Los resultados son muy pequeños si se compara a los gastos de tales campañas. Uno
de los motivos del fracaso es que esas campañas son dirigidas a una población muy
heterogénea. No existe un mensaje único que pueda alcanzar a toda esa población, teniendo
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en cuenta las diferencias culturales, sociales, económicas y emocionales de cada grupo. Son
pocos los que se identifican y aprovechan el mensaje. Es de poco valor, por ejemplo, mostrar
a un drogadicto a un adolescente, pues él, viviendo su omnipotencia juvenil, piensa que
nunca se tornará adicto. Están muy lejos de la cría de vicios de “gente grande”, y los adultos
se preocupan mucho más con sus hijos que consigo mismos cuando se dan esas campañas.
La mejor campaña es la prevención, que debería ser hecha en las escuelas, constando en
el programa curricular desde los primeros años. Es preciso enseñar a los niños a prevenirse
contra todo lo que pueda maltratarlos, física o psicológicamente, sin olvidar sus valores
personales, familiares y sociales.
Ya con los adolescentes, ese tipo de propuesta tendría que ser más especifica,
considerándose las características de la edad, como la omnipotencia juvenil. Lo ideal sería
esclarecer a los jóvenes antes de esa fase, cuando aun están abiertos a las informaciones
que llegan de los adultos (padres y profesores). Esas orientaciones no deben ser hechas en
forma dogmática y doctoral, sino en el lenguaje de los jóvenes, de acuerdo con las
diferencias de edad, intereses y madurez. Todo eso puede ser mucho más eficiente durante
la convivencia con los alumnos. No basta conversar una sola vez y hallar que la misión está
cumplida. Es preciso dialogar abiertamente y estar siempre disponible a posibles cuestiones.
En cuanto a las actuales campañas antitabaco, los resultados son satisfactorios, ya que el
consumo de cigarrillos en el mundo está disminuyendo bastante. Uno de los principales
motivos de ese resultado está en la divulgación de los efectos nocivos a la salud provocados
por el cigarrillo, que alcanzan hasta los fumadores involuntarios. Si las campañas antidrogas
alcanzaran también a los no usuarios, tal vez habría mayor movilización contra el uso de
drogas, así como está sucediendo con los cigarrillos. Hoy sabemos que una buena ayuda a
los drogadictos es el combate de los no usuarios contra la droga: que no sea usada por lo
menos en los momentos en que los no usuarios están presentes. Ese es uno de los medios
por los cuales los grupos anónimos de ayuda mutua, consiguen buenos resultados entre los
adictos alcohólicos y narcóticos.
71. ¿Hace mal a una persona no fumadora estar en lugares donde hay fumadores?
Actualmente existe un gran movimiento contra los fumadores, iniciado en los EUA.
Procurando prevenirse contra la humareda de los cigarrillos, hoy los ambientes de lugares
públicos para fumadores y no fumadores son separados, en defensa de los no fumadores.
No, pero si fue tomado por personas con tendencia al vicio, es decir, que se envician con
cualquier sustancia, independientemente de sus efectos, ellas pueden tornarse adictas, ya
que el polvo de guaraná tiene un discutible y discreto efecto euforizante. Existen personas
que toman guaraná en polvo de manhá, acreditando tener más energía durante el día. No
son observados perjuicios ni beneficios con un uso más regular de guaraná en polvo. Lo
interesante es observar que prácticamente nadie queda tomando guaraná por un tiempo
prolongado: muchas personas que se encuentran desanimadas lo toman como una
medicación casera, un psicoestimulante liviano que no hace mal al organismo.
73. ¿Cuáles son las drogas que envician rápidamente y cuáles las llevan fácilmente a
la sobredosis?
Las drogas que producen adicción rápidamente son: morfina, heroína, crack, cocaína,
barbitúricos, etc. El alcohol puede también generar adicción rápidamente a una persona,
pero sus consecuencias llevan mucho tiempo para manifestarse.
Muchas drogas pueden provocar sobredosis:
heroína y cocaína: Como provocan alteraciones profundas en el sistema nervioso
central, pueden llevar a la muerte por depresión respiratoria (heroína) y por ataque
cardíaco (cocaína). Causan convulsión, crisis de hipertensión, hemorragia cerebral,
etc.
crack: Su cuadro es un agravamiento de la cocaína, pues es derivado;
alcohol: Generalmente el coma alcohólico provoca muerte si el individuo no fue
atendido, y es más frecuente cuando se mezclan alcohol y calmantes, principalmente
barbitúricos. Por el vómito, sin embargo, el alcoholizado puede eliminar el exceso de
alcohol de su organismo y terminar dormido antes de llegar a la dosis letal;
barbitúricos: Provocando una depresión (disminución) de la actividad cerebral, de
manera generalizada, induce a una sedación inicial; el aumento de la dosis lleva al
coma y después a la muerte;
codeína (derivado del opio): Está presente en algunos jarabes infantiles. Pueden
ocurrir intoxicaciones accidentales, principalmente en niños, presentando sopor,
somnolencia, miose (pupila contraída), disminución de reflejos, piel fría, depresión
respiratoria, coma y muerte. Los niños de dos y tres años no tienen aún formados los
mecanismos de la barrera protectora del cerebro, por eso son más vulnerables a los
psicotrópicos que los adultos;
morfina: presenta un cuadro semejante al de la codeína, pero mucho más intenso y
grave. La muerte es previsible por el uso abusivo. Los morfinómanos saben de ese
riesgo, que, además es muy diferente de las intoxicaciones codeínicas infantiles.
74. ¿Por qué viene una depresión después que la persona siente placer con las
drogas?
Uno de los motivos es que la sensación de placer es relativa al estado precedente. Vamos
a imaginar una escala de cero (estado inicial o normal) a diez (máximo de placer). Al usar
una droga agradable, en cuanto la sensación estuviese aumentando, el usuario sentirá
50
placer. Cuando comienza a descender (ningún placer es infinito) la hipotética escala para ya
representar una pérdida de placer inicial descenderá hacia un placer menor. Esa “queda”
puede ser sentida por muchos usuarios como una “depresión”, a pesar de todavía “estar en
la cima”. Después de la fase de placer químico, la cocaína, por ejemplo, activa los
mecanismos depresivos en las neuronas cerebrales. Como esa sensación es muy
desagradable y sufrida, el usuario usa más polvo (cocaína) para evitarla.
76. ¿Cuáles son las reacciones del crack? ¿Qué le provoca al organismo?
77.
a) ¿El crack es una droga más fuerte que las otras?
b) ¿Qué es el “polvo de los ángeles”? ¿Existe en Argentina?
1) Sí, ya que las personas que lo experimentan sienten una convulsión (deseo incontrolable)
de usarla de nuevo, estableciendo rápidamente una dependencia física, pues quiere
mantener el organismo en ritmo acelerado. Las estadísticas de DENARC (Departamento
Estatal de Investigaciones sobre Narcóticos) indican que, en enero de 1992, los 41 usuarios
que procuraron ayuda del DENARC, 10% usaban crack y, en febrero de ese mismo año, de
los 147 usuarios, ya era el 20%. Esos usuarios, en su mayoría, tienen entre 15 y 25 años de
edad y vienen tanto de barrios pobres de la periferia como de ricas mansiones de zonas
adineradas.
Como el crack es una de las drogas de más alto poder adictivo, una persona, por
experimentar, puede tornarse drogadicto. De manera general, es usuario, ya usa otras,
principalmente cocaína, y pasa a utilizar el crack por curiosidad, para sentir efectos más
fuertes, o hasta por falta de dinero, ya que él es bastante más barato por gramo que la
51
cocaína. Aún, como tras el efecto del crack le sigue una gran depresión, y el sufrimiento por
su ausencia en el cuerpo viene en 15 minutos, el usuario lo usa en mayor cantidad, haciendo
gastos aun mayores de los que ya venía haciendo. Para conseguir entonces sustentar ese
vicio, las personas comienzan a usar cualquier método para comprarlo. Sometidas a las
presiones del traficante y del propio vicio, ya no disponen de tiempo para ganar dinero
honestamente, y parten así hacia la ilegalidad: tráfico de drogas, seducción de nuevas
personas para la droga, robos, asaltos, etc.
“... en el inicio de la década del 70 (...), se propagó la fama de que la fenilciclidina tenía, al
mismo tiempo, las propiedades alucinatorias del LSD y las acciones estimulantes de las
anfetaminas y de la cocaína (...) Médicos especialistas han dicho que la fenilciclina es la
droga más desintegradora de la mente que se conoce (...) Usuarios crónicos presentan
paranoia, alucinaciones, depresión profunda y ansiedad (...) Un muchacho la usó engañado,
pensando que era cocaína, y quedó cinco días en estado de coma, permaneciendo psicótico
por un mes. Más tarde fue recluido a un hospital especializado, por causa del daño
permanente en el lóbulo frontal del cerebro (...) Tal vez el mayor atractivo reposa en la
sensación de que ella produce aumento de fuerza física, de poder y de invulnerabilidad que
coexisten con una sensación de total alineación (...) Parece que los efectos clásicos son
desagradables, pues estudiantes de medicina, voluntarios, a quien se dio PCP para fumar en
pequeñas dosis, casi todos se excusan de repetir la experiencia (...) Es un polvo blanco,
cristalino, que fue sintetizado hace algunos años y usado en veterinaria para inmovilizar
animales, particularmente los de porte medio y grande (...) Capaz de tranquilizar a un gorila
rabioso, es también capaz de liberar los más negros demonios de la mente humana.”
78. ¿Existe algún tratamiento con drogas (remedios) para terminar con el vicio?
79. ¿Por qué las drogas son usadas principalmente por adolescentes?
Porque los adolescentes, en general, tienen curiosidad de experimentar todo. Es una fase
en que la característica principal es procurar, dentro de muchas opciones, el camino que se
va a seguir. En el campo afectivo, por ejemplo, es la edad en que el joven “está” con muchos
amigos, es enamoradizo, para sólo más tarde estabilizarse con alguien.
80. ¿La ansiedad y la agresividad son causas o consecuencias del uso de las drogas?
Raramente alguien usa drogas para controlar su propia agresividad; aquellos que están
en el entorno de una persona agresiva son quienes la sufren. Como el agresivo tiene “mecha
corta”, siente, por cualquier motivo, crecer dentro de sí una rabia muy grande, que le provoca
sensaciones físicas de taquicardia, presión alta, extremidades frías, palidez o rubor facial,
transpiración, etc. Parece entonces que va a explotar; no consigue pensar y termina
descargando todas esas sensaciones en aquél que estuviese más cerca. Por eso es que son
llevados, por sus responsables o convivientes, a ser tratados por psicoterapeutas. Y un
psiquiatra puede, en ese caso, recetar tranquilizantes; ingeridos de ese modo, raramente
producen adicción, pues están bajo la orientación y el control médico.
La ansiedad perjudica mucho más a la persona que la siente que a los otros; es una
sensación desagradable que incomoda en cualquier lugar, horario y circunstancia. La
ansiedad es una agitación en la sangre que perturba todo el cuerpo, como si estuviese
viviendo con mucha prisa, sin paciencia, siempre insatisfecho. El ansioso, no “se aguanta” a
si mismo, quiere verse libre de su ansiedad de cualquier manera y acaba, por eso, usando
drogas. Las más utilizadas son: los tranquilizantes, la marihuana (pequeña cantidad) y el
alcohol (pequeñísima cantidad). Si procuran tratamiento psiquiátrico, los ansiosos toman
calmantes adecuados; cuando se automedican, pueden viciarse.
Esos tipos de ansiedad y agresividad pueden manifestarse antes del uso de las
medicaciones o de las drogas, pero pueden también aparecer con el uso de las drogas o
después.
Otra consecuencia del uso de las drogas sucede en el período de abstinencia del usuario.
Puede tornarse más ansioso y más agresivo, pues pasa a soportar menos las frustraciones y
responsabilidades de lo cotidiano, ya que se acostumbra al aislamiento por medio de las
drogas. Cuando el usuario quiere usar la droga y no lo consigue, o durante el síndrome de
abstinencia, puede tornarse muy ansioso y agresivo.
Depende de la droga. Las drogas de mayor poder adictivo precisan de menos dosis para
generar adicción. Es el caso del crack, que con pocas veces de uso ya establece el vicio. Así
sucede también con la heroína y la morfina. La cocaína precisa de un poco más de uso que
las drogas citadas para enviciar. El tabaco puede crear rápidamente el vicio, pues, entre las
más de 1200 sustancias presentes en el cigarrillo, la nicotina desarrolla tolerancia en poco
tiempo de uso. La marihuana, que es de alto poder adictivo (vicia 50% de los que la
experimentan), produce adicción lo mismo al joven que la usa ocasionalmente. En el caso del
alcohol, el vicio se establece a lo largo de varios años. En la mayoría de los casos, el uso del
alcohol comienza en la adolescencia y el vicio aparece en al adulto. El gran problema es que
los propios adolescentes no creen que se están tornando alcohólicos.
Una dificultad que las personas enfrentan es saber establecer el límite entre el uso y el
abuso, o sea, reconocer el límite de las dosis sin caer en el vicio. El mayor problema es que
las drogas quitan de las personas la capacidad de auto-evaluación, porque el cuerpo y la
psiquis van acostumbrándose de a poco a ellas. Asimismo, aquellos que llegaron al vicio, no
se sienten adictos, creen que pueden parar cuando quieren.
82. ¿Por qué las personas problemáticas o revoltosas encuentran salida en las
drogas?
Los problemas y las revueltas son consecuencias de una fragilidad personal, de origen
genético (hereditaria), por problemas de parto o dificultades de crecimiento físico o emocional
en el ámbito familiar o social. Esa fragilidad dificulta el enfrentamiento de problemas que son
comunes a todos los jóvenes, llevándolos a no soportar las frustraciones, ni las naturales
responsabilidades de la edad. Y, para complicar aun más, la droga ofrece un placer químico
que sustituye el displacer de la frustración, con el agravante de que disminuyen cada vez
más las fuerzas, aumentando la fragilidad que lleva a las drogas. De ahí el círculo vicioso:
fragilidad/drogas/fragilidad.
El uso de las drogas por los jóvenes como manifestación de su sublevación contra los
padres o contra las reglas de la sociedad, lejos de resolver los problemas, los complica, pues
torna al usuario más pasivo. Basta recordar a los ingleses, para dominar Hong Kong,
introducían el uso de opio para disminuir la resistencia local. Además de eso, revela a los
padres o a la sociedad en cuánto son problemáticos, y eso aumenta el control paterno,
54
aumentando más la sublevación y generando un nuevo círculo vicioso:
sublevación/droga/sublevación.
83. ¿Por qué está prohibido el uso de drogas? ¿Las personas se vuelven adictas
porque quieren?
Raramente alguien se torna adicto porque quiere. La persona experimenta porque quiere
y, cuando experimenta, jamás desea o piensa en tornarse adicto. A no ser que esté
deseando morir, dejándose matar por la droga, el vicio es una consecuencia indeseada.
Es alta, porque solamente 10% de los adictos consiguen recuperarse y no volver a usar
más las drogas. Una persona que ya fue adicta nunca más se libera de la droga, pues es
preciso que tenga siempre en mente su fragilidad y viva en función de no usarla más. En
caso de que la use, aunque sea una sola vez, puede volver al vicio.
Quien controla el vicio es la mente, porque el cuerpo, por la memoria corporal del placer
químico, va a querer sentirlo otra vez. Ese control es muy bien hecho por los AA (Alcohólicos
Anónimos, Argentina) y ALANON (Alcohólatras Anónimos, Brasil). Un factor muy importante
para la recuperación de adictos es la resolución de las causas del uso de las drogas. En
general, la psicoterapia busca ese objetivo. Son poco eficientes los tratamientos que visan
solamente las consecuencias de uso de las drogas.
Sí, los padres fumadores tienen hijos fumadores en una proporción mucho mayor que los
padres no fumadores. Antes de la marihuana, 80% de los cabanistas fumaban cigarrillos
(tabaco). El número de adolescentes que bebe es mayor en las familias que tienen
alcohólicos que en las familias abstemias.
a) Por producir dependencia psicológica y física, como otras drogas. Los sufrimientos del
síndrome de abstinencia de la nicotina desaparecen con su inyección endovenosa. Además
de no traer beneficios a los fumadores, tampoco lo traen a los que se les acercan. Como
todas las sustancias existentes en el tabaco son extrañas y perjudiciales a nuestro
organismo, no existe uso sin abuso del cigarrillo. Según un reciente estudio del National
Institute on Drug Abuse, los fumadores de cigarrillo son más propensos a fumar marihuana, a
tomar bebidas alcohólicas y a hacer uso de cocaína. Conforme a lo publicado por la revista
Veja nro. 976, del 20/05/87, el 5% de los canabistas eran no fumadores, en cuanto el 49%
eran también tabaquistas.
alergia;
sensibilidad: las personas de raza amarilla (orientales) son más sensibles al alcohol,
al punto de rápidamente quedar ruborizadas, con taquicardia, etc.
problemas psicológicos: los familiares que sufren con el alcoholismo de uno de los
integrantes de la familia crean verdaderas fobias al alcohol;
religión: hay religiones que no permiten a sus seguidores el uso del alcohol;
ex alcoholismo: los ex alcohólicos no toman ni siquiera una gota de alcohol, pues
tiene mucha facilidad de volver al alcoholismo.
El abuso es una consecuencia natural del mal uso. En el caso del alcohol, infelizmente, la
percepción del abuso, llega al usuario demasiado tarde, es decir, cuando él ya ha abusado.
Es el momento en que los efectos dependen de la cantidad de alcohol que llega al cerebro y
no de la cantidad de bebida ingerida (la parte de alcohol que está en el tubo digestivo y no
fue absorbida o lo será enseguida, lo cual agravará aun más los síntomas). Eso significa que,
cuando el usuario piensa en parar de beber, es porque físicamente ya no está sintiéndose
bien, pero es demasiado tarde para evitar los efectos producidos en el cerebro. La diferencia
fundamental entre el uso y el abuso es que, en el uso, la persona controla y domina al
alcohol, y en el abuso, la persona pierde el control sobre la bebida y es dominada por sus
efectos o por el deseo de beber.
c) Son varias las actitudes que pueden ser tomadas. He aquí algunos ejemplos:
En cuanto a usar otras drogas, está comprobado que el fumador termina siendo una
persona vulnerable al uso de otras drogas. Antes de la marihuana, el 80% de los canabistas
eran fumadores. Muchos de ellos son aun fumadores, por lo tanto, fuman cigarrillo y
marihuana. Un fumador bebe más que un no fumador, alegando que el cigarrillo “seca” la
garganta, en cuanto la bebida “moja”. Hay personas que beben primero y después fuman. De
cualquier manera, cigarrillo y bebida andan casi siempre de la mano. Si una persona fuma
cigarrillos, no cuida del propio cuerpo, por lo tanto, no le costará mucho ir hacia otras drogas,
ya que no es más virgen de las drogas.
57
cotidianas. Así, a pesar de estar autodestruyéndose, el drogadicto no acredita que la droga
le está haciendo mal.
Las drogas psicodislépticas hacen que el pensamiento funcione como si el usuario fuese
un psicótico en ese momento, es decir, con ilusiones, alucinaciones y delirios.
Si la embarazada fue una dependiente física de morfina, heroína, alcohol, etc., el feto
también lo será, pues se trata de un hecho de transmisión biológica, a través del cordón
umbilical. El feto queda sometido a lo que sucede con su madre. Una mujer grávida y su feto
tienen la misma sangre circulando, por lo tanto, todo lo que fue para la sangre de la madre
alcanza también al feto. La morfina alcanza al cerebro de la madre y del feto; si la gestante
fue morfinómana, el feto también lo será. Si la gestante, para aplacar los sufrimientos de la
abstinencia, usa más morfina, que por la sangre también llega al feto, este también deja de
sufrir. Después del parto, el bebé, que ya no recibe más morfina porque el cordón umbilical
fue cortado, puede presentar el síndrome de abstinencia: recién nace y ya precisa ser
tratado, pues la cantidad de droga que pasa por la leche materna no la suple. Si la gestante
fue una dependiente psicológica, el feto puede estar también bajo los efectos de la droga
ingerida por la madre, pero, pocas evidencias de sufrimiento han sido observadas después
del parto.
En la mayoría de las veces en que la gestante usa drogas, aunque sea cigarrillo, existe un
sufrimiento fetal, observado después del parto por la disminución de peso y altura y poca
resistencia a las enfermedades por parte del bebé. La ingestión de bebidas alcohólicas en la
gravidez puede comprometer al feto en su peso y en su diámetro encefálico; a veces, el bebé
nace hasta con debilidad mental. Existen también medicamentos que son contra-indicados a
las embarazadas porque provocan serias lesiones en los fetos. Por ejemplo, entre los
antibióticos, la estreptomicina puede provocar zurdez y el cloranfenicol puede provocar
anemia aplástica de la médula. Hay también enfermedades de la madre que lesionan a sus
fetos, como la rubiola, que, si fue contraída durante la octava o décima semana de gravidez,
puede provocar en el bebé anomalías cardíacas, oculares, y auditivas. Para concluir esta
cuestión, es importante recordar que la sangre que circula en la madre y en el feto es
prácticamente la misma, por lo tanto todo lo que afecta a la madre puede afectar mucho más
al feto, pues él es más vulnerable que su madre.
Quién experimenta drogas sabiendo que hace mal a la salud es porque no se siente libre.
Quien es libre no necesita experimentar drogas. La libertad que se consigue a través de las
drogas es un estado químico, y no una alegría natural. Hacer lo que quiere o querer lo que
nunca hace bajo los efectos de las drogas está muy lejos de ser un comportamiento
58
personal, pues ellas alteran los niveles de conciencia y distorsionan la crítica de lo adecuado.
Cuando vuelven al estado psíquico natural, son comunes la vergüenza y el arrepentimiento
sobre lo que hicieron cuando estaban drogados. Carcajear bajo el estímulo de drogas
puede significar un llanto del alma y el sufrimiento de todas las personas que lo aman. La
droga aísla al usuario, no permitiendo la aproximación de otras personas, dándole una vida
aislada que no puede ser compartida por nadie. Por lo tanto, la carcajada esconde la
angustiante soledad. La verdadera libertad es entregarse para crecer, es frustrarse sin
perderse, es divertirse siendo lo que es, haciendo lo que realmente quiere, cuando y como
bien le aproveche. La droga somete la persona a la obligatoriedad ( y no a la libertad) de
usarla. La libertad permite aprender, con las experiencias ajenas, a no hacer de su cuerpo un
laboratorio químico de las drogas, ni repetir lo que ya está comprobado que no hace bien.
90. ¿Por qué las personas mezclan drogas? Cuáles son las mezclas más comunes?
Una droga puede tener varios efectos agradables y desagradables. Para combatir los
efectos desagradables, los usuarios toman otras drogas. Un ejemplo bastante común es el
del uso de la cocaína. Después de inhalada, produce euforia, excitación, hiper-lucidez y
alegría química, que pueden durar de algunos minutos a media hora. Pero ella provoca
también una agitación psicomotora desagradable que dura horas, quedando el usuario
agitado, ansioso, inquieto, insomne, taquicardico, etc. Es por eso que los cocainómanos usan
varias veces la cocaína, pues los efectos deseados pasan deprisa, y ellos quieren sentirlo
nuevamente. Entretanto, los efectos desagradables van acumulándose. Igualmente después
de aspirar la cocaína, esa agitación psicomotora todavía permanece, dejando a la persona
“inservible”. Para cortar esos efectos desagradables, el cocainómano consume mucha
bebida alcohólica, o inclusive una gran cantidad de tranquilizantes.
Hay personas que mezclan las drogas para aumentar sus efectos. Es el caso del bebedor
de cerveza que, para conseguir un nivel más alto de alcohol en la sangre, toma otras
bebidas, de elevado tenor alcohólico, porque, solamente con una cerveza, jamás llegaría al
“calibre” deseado. Otros acostumbran beber y fumar, porque “uno moja lo que el otro seca”
(la boca). Otros mezclan tranquilizantes con alcohol para potenciar los efectos de los
primeros.
Actualmente, muchas personas mezclan alcohol y marihuana. Para muchos, esa mezcla
es tremendamente perjudicial, pues puede hasta tirar la conciencia de la persona (“desligar”),
sin que ella desfallezca. Un muchacho que fue a conducir después de esa mezcla chocó su
auto; él solamente recuerda haber salido del bar donde bebió varias cervezas y, ya en el
auto, haber encendido un cigarrillo (marihuana). De ahí hasta ser retirado del auto chocado
no recuerda nada más. Todo lo que él hizo fue automático, como si estuviese “desligado” de
la realidad.
91. ¿Qué especie de droga lleva al individuo al delirio? ¿Cómo son esos delirios?
Son las drogas psicodislépticas o alucinógenas, es decir, las que alteran las
sensopercepciones (visión, olfato, gusto y tacto) y la capacidad de juzgamiento. Son también
llamadas psicomiméticas, porque mimetizan una psicosis.
Las personas que comienzan a usar drogas saben que están haciendo algo errado;
comienzan entonces a aspirar siempre desconfiadas: piensan que todos saben que ellas
están usando drogas. Es una paranoia que puede agravarse en delirios persecutorios.
92.
a)¿Cuál es la actitud que debemos tomar si sabemos que un amigo está portando
drogas?
b)¿Por qué una persona con problemas no pide ayuda, en vez de ir directo a las
drogas?
Lo que se percibe con la experiencia es que nadie simplemente porta drogas. Es como si
una persona que no fuma llevara un paquete de cigarrillos. Difícilmente alguien lleva drogas
para convidar a otro; la mayoría de las veces las personas dicen que están portando para no
decir que son consumidoras.
La mejor ayuda que podemos dar a ese portador es avisarle del riesgo que está
corriendo, o lo cuan “otario” está siendo. En el caso de que él insista en continuar “portando”,
lo mejor será apartarse de él.
b) Hoy en día, es muy difícil que un adolescente vaya directo a las drogas porque está
con problemas. En general, él se droga por curiosidad, por imitación, por creer que no le
hace mal, etc. El problema, en la mayoría de las veces, surge como consecuencia del uso de
las drogas. La vanidad personal y el deseo de ser auto-suficiente quedan muy exacerbados
en la adolescencia: es la omnipotencia juvenil. Por eso, al adolescente no le gusta pedir
60
ayuda. Pedir auxilio puede denigrar su auto-imagen. Con las drogas, ese cuadro empeora,
porque, no admitiendo que la droga le hace mal, piensa que nunca será un adicto. Al
comenzar a usar la droga, el joven puede sentir un alivio en relación al problema que está
viviendo. Pero eso no significa que el problema acabó, simplemente su solución quedó
postergada, ahora con un problema más: la droga. Por otro lado, existen algunos
adolescentes que se drogan ostensivamente, llamando bastante la atención de los otros
sobre sí. Esta puede ser una forma, aunque inadecuada, de pedir ayuda.
94.
a)¿Cómo reaccionarás ante un grupo que le ofreciese droga?
b)¿Te gustaría saber qué hacer si viera a una persona drogándose en fiestas o lugares
cerrados?
61
buscando otras personas, entre las cuales la adaptación sea mutua, para así formar un grupo
en el que vos seas vos.
b) Por tratarse de una situación delicada, es preciso tener bastante cuidado en la manera
de conducirse. Quedarse callado, fingiendo que no vio nada, determina la convivencia con el
uso de la droga a través del silencio. Entrar en pánico sólo despierta malestar. Poco ayuda
interferir directamente, sea con la charla o con cualquier actitud violenta.
Si la persona fuese desconocida, lo mejor sería comentar lo que vio con algunos amigos
que no usan drogas, para decidir juntos si cuentan o no al dueño de la fiesta. Es poco
productivo contar directo a los de seguridad, porque ellos podrán tomar actitudes
inadecuadas. Lo mejor es contar al dueño de la fiesta, pues es de él la responsabilidad sobre
los invitados y, por lo tanto, deberá saber qué actitud tomar.
95.
a) ¿Por qué la venta de marihuana no es liberada, si ella es una de las drogas más
débiles que existen?
b) ¿Por qué no distribuir drogas a los adictos?
a) No es válido decir que la marihuana es una de las drogas más débiles que existen. Ella
contiene innumerables sustancias psicotrópicas, siendo la más importante el THC
(tetrahidrocanabizol). Cuando es fumada, su acción dura de dos a cuatro horas, provocando
una serie de alteraciones psíquicas, físicas y de comportamiento. Su uso prolongado puede
ocasionar síndrome amotivacional, que anula la personalidad, y el cáncer, que mata.
En Capital Federal, es sabido que, en las escuelas donde el cigarrillo es liberado, el uso
de la marihuana es mayor que en las otras, donde el cigarrillo está prohibido. Podemos
deducir que, si la marihuana fuese liberada, habría también un aumento en el uso de otras
drogas, y en el futuro estarán en relación a si son o no liberadas. No es la marihuana el gran
62
villano, la puerta de entrada para otras drogas, pero si la liberalidad que el uso de cualquier
droga establece, predisponiendo al uso de otras drogas.
b) Porque sería alimentar su vicio, en vez de luchar contra él. En vez de ayudar,
estaríamos perjudicando a los adictos. En Suiza, como tentativa de ayudar a los adictos, el
gobierno distribuyó, a los identificados como adictos, drogas y jeringas descartables, que
podían ser usadas en una plaza pública especialmente destinada a ese fin. Pasados algunos
años, el gobierno constató que, en vez de ayudar a los adictos, estimuló al vicio, y decidió
entonces concluir la práctica. En Argentina, eso sería una desgracia, y, sin duda, sólo
aumentaría el número de adictos. Basta reparar en el número de personas que se embriagan
en fiestas donde la bebida es gratuita.
96.
b)¿Los artistas son sensibles, y por esto usan drogas, o las drogas los dejan más
sensibles?
a) Hay artistas y deportistas famosos que consumen drogas. ¿Vos hallas que eso
es un “espejo” principalmente para los jóvenes?
a) Los artistas, los poetas, los músicos, los pintores y tantos otros profesionales que
trabajan con los sentimientos, usan su propia sensibilidad para tocar la sensibilidad de las
personas. Ya los ingenieros, los químicos, los matemáticos, los físicos, etc., tienen la
sensibilidad volcada para otra área, que no depende de los sentimientos. Como los artistas
trabajan con los sufrimientos y alegrías del ser humano, su sensibilidad se torna vulnerable y
ellos pueden no resistir a tantos sentimientos intensos. Para anestesiar entonces esa
angustia, pueden recorrer las drogas, lo que complica sus vidas, porque, siendo tan
vulnerables a ellas, del uso pasan rápidamente al abuso.
Sin embargo, el abuso no los deja más creativos, y es donde la decadencia puede
comenzar. Es bastante frecuente tener información de artistas con infancia muy sufrida. Tal
vez, esos sufrimientos infantiles sean ingredientes para su actuación artística, de ahí la
belleza humanitaria de sus obras de gran sensibilidad. Más ninguno de ellos fue realmente
creativo en épocas de abuso de drogas. Los artistas son sensibles, más no es la sensibilidad
la que los lleva a las drogas, son sus sufrimientos. Y, de hecho, las drogas, en vez de
ponerlos más sensibles, aumentan su sufrimiento y perjudican su creatividad.
b) El hecho de ser famosos no les garantiza la felicidad. Significa que tienen valor en el
área en que se desempeñan, tanto que consiguieron el suceso y la fama. Entretanto, la
mayoría de ellos no tiene una vida tranquila y feliz. Es una contradicción, pero
frecuentemente las personas muy famosas son bastante solitarias, pues acaban perdiendo
su privacidad: es difícil salir a la calle, ir a un cine, a un restaurante, etc. Cercados por
personas interesadas, ellos no cuentan con una verdadera amistad, y así la soledad se
implanta en su vida. Entran así en un círculo vicioso: para aplacar la agonía de la soledad,
beben. Para ser “social” beben. Para estar con alguien, beben. Cuando están bastante
agitados o ansiosos, toman somníferos, lo que les trae como consecuencia la dificultad de
despertarse al día siguiente, de ahí los psicoestimulantes. Mas la fama es implacable,
precisa ser alimentada, si no desaparece. Es ahí que se inicia al uso de una droga para
estimular y ascender, otra para desligar y dormir. Los jóvenes, en general, hacen una
asociación directa entre droga y fama, como si la droga fuese responsable por la fama. La
droga, sin embargo, domina la capacidad de las personas, por lo tanto, el binomio no es
63
verdadero. La asociación real es entre capacidad y fama, y la droga no produce ninguna
capacidad, mas bien las destruye. Los medios atrapan a los jóvenes en esa confusión,
cuando la noticia es el envolvimiento de celebridades con las drogas. Como los jóvenes
precisan de ídolos, terminan imitándolos y “deglutiendo” las drogas. Si los jóvenes supiesen
separar con claridad las virtudes y los defectos de sus ídolos, ellos podrían ser realmente un
“espejo” saludable, pero eso no siempre ocurre. Para llegar a la fama, no alcanza “engullir”
drogas sino tener talento; es preciso mucha disciplina, trabajo y empeño para que el talento
se perfeccione. Muchos talentos se pierden por las drogas, pues ellas terminan con su vida.
98. ¿Las ilusiones son buenas o malas? ¿Usted queda inconsciente de sus actos?
Son cinco nuestros sentidos de la percepción: auditivo, visual, olfativo, gustativo y táctil.
Las ilusiones son distorsiones de esas percepciones. Un objeto, por ejemplo, pasa a ser
percibido de tamaño, forma, colores, movimientos, etc., diferentes del real. Las ilusiones
indican que el cerebro no está funcionando bien, como consecuencia de una fuerte
somnolencia, fiebre alta, enfermedades neurológicas y/o psiquiátricas, o hasta por el uso de
drogas. Una persona en condiciones normales de salud no debe tener ilusiones. Las
ilusiones no son los problemas; ellas son el indicativo de que existen problemas, y desde ese
punto de vista no son malas. Cuando se manifiestan es porque detectaron algo anormal. Las
ilusiones son las “alarmas” del cerebro. Una ilusión puede venir acompañada de sensaciones
agradables o desagradables, dependiendo del estado psíquico (de espíritu) y físico de la
persona. El ilusionado, por no estar totalmente conciente de sus actos, tiene sus actitudes y
reacciones muy alteradas, pues se basan en referencias distorsionadas por la ilusión. Y
como no trabaja con la realidad, sino con sus distorsiones, las consecuencias pueden ser
graves, de acuerdo a las actividades en las que se comprometa.
99.
a) ¿Cuáles son las funciones de los padres cuando el hijo es drogadicto?
b) ¿Cuál es el mejor método para evitar la droga?
a) Los padres son responsables por sus hijos cuando ellos son menores de 18 años y
cuando mayores, en caso de tener alguna anormalidad psíquica (los enfermos mentales no
son responsables por si mismos, por lo tanto, ante la ley, los padres son siempre los
responsables). Independientemente de la edad, cuando los hijos están enfermos, los padres
son los primeros en socorrerlos. En el caso de las drogas, el esquema es el mismo: cabe a
los padres cuidar del hijo drogadicto. Aunque si fuese mayor de edad, al ser internado, la ley
64
exige que un adulto asuma la responsabilidad por el tratamiento. Difícil es enumerar las
actitudes que los padres deben tomar en relación a un hijo drogadicto, porque es preciso
tener en cuenta las características personales del padre, de la madre, del hijo drogadicto y
también de la relación entre ellos (padre-madre, padre-hijo y madre-hijo), además, de la
relación con los otros miembros de la familia (hermanos, tíos, abuelos, etc.). Es importante
primero conocer la situación y hacer un diagnóstico: cuál es la droga usada; cuánto tiempo
existe el vicio; cuál es la frecuencia de uso; cuál la cantidad; de qué manera es usada (si
inyección, fuma o ingestión oral); cómo la droga es comprada, etc. Difícilmente alguien se
siente con voluntad para responder a todas esas cuestiones. Son muy comunes la
vergüenza, el constreñimiento, o silencio, las reticencias, el mal humor, las respuestas
evasivas. Tampoco es fácil para los padres hacer tales preguntas sin alterar sus estados
emocionales, pues en cada respuesta viene lo inesperado, o no deseado, la frustración, la
amargura, la agresión...
Si esa charla fuera totalmente imposible, es preciso recurrir a la ayuda de una tercera
persona, que se sienta libre y preparada para ayudarlos. Generalmente se trata de un
profesional especializado, como un psicólogo, un psiquiatra, un asistente social. Si obtiene
un buen diagnóstico es un buen encaminamiento, o puede estar predestinado al fracaso. La
ansiedad sólo perjudica; de nada sirve querer soluciones inmediatas para el problema. Es
más eficiente la búsqueda de un tratamiento adecuado que la urgencia de una solución
apresurada e inadecuada.
b) Antes de nacer usted, sus padres ya soñaban con usted y ya querían darle lo que
consideraban lo mejor. Elegirle su nombre es una prueba de eso. Generalmente es escogido
después de una selección rigurosa. Así que usted nació, y le dieron lo mejor que podían:
dieron amor, cariño, alimento y protección contra todo lo que pudiese incomodarlo. Usted fue
creciendo, más la voluntad de ellos de ofrecerle lo mejor continuó, y usted frecuentó las
mejores escuelas. En cuanto depende de ellos, nadie lo maltratará. Sus padres muestran,
así, el amor de ellos por usted, y todos nosotros cuidamos a quien amamos. Usted entonces
aprende a amarse y a retribuir amor a sus padres. Es por eso que no gusta de ser maltratado
en público por nadie, que escoge la comida que más le apetece, que viste la ropa que más le
agrada y se acerca a personas que le gusta. Usted quiere tratarse bien, y aprendió eso de
sus padres. Sabiendo que la droga hace mal, usted, para ser coherente con sus otras
actitudes para consigo mismo, no puede mandarla adentro de su cuerpo. Su cuerpo no es
basura para estar jugando con droga dentro de él. Su cuerpo no es laboratorio químico
para usted estar experimentando las reacciones de las drogas dentro de él. Si sus padres
dieron a usted lo mejor que pudieron, por qué usted daría lo peor para si mismo? La mejor
prevención contra el uso de drogas es usted gustar de sí mismo.
100. ¿Cómo reaccionan los drogadictos ante las personas más próximas?
65
Depende del tipo de droga, de la cantidad usada y del tiempo de uso de la droga. Existen
drogas que, en pequeña cantidad, tornan a sus usuarios más sociables, más habladores,
como el alcohol, pero también puede dejarlos en situaciones inconvenientes, hablando y
riendo de más, abrazando o besando a todo el mundo. El límite entre el primero y el segundo
momento es muy tenue, y la persona pasa de uno a otro sin percibirlo. La marihuana en
pequeñísima cantidad (una o dos tragadas) puede tener el mismo efecto que el alcohol.
Cuando la dosis es un poco mayor y altera el pensamiento, la interacción con las personas
deja de ser normal. Dosis aun mayores lo tornan más introvertido y se aísla (aunque no
quiera), pues no consigue mantener una charla (pierde la concentración, la memoria, la
atención, no consigue expresarse bien). Otra drogas, como bencina, cola de zapatero,
cocaína, pueden dejan a sus usuarios bastante agresivos, pues estando en un “ritmo”
diferente, tienen pensamientos inadecuados, no soportando cualquier contrariedad. Es muy
común en la adolescencia la inversión de valores de los drogadictos. Es decir, se juzgan más
expertos, superiores; juzgan saber aprovechar mejor la vida que los no usuarios, que para él
son unos “caretas” (hacen careta cuando oyen hablar de las drogas). Esa inversión sucede
cuando los usuarios ya pasaron de la fase de experimentación a la fase de uso. Como no
quieren asumir su debilidad en relación a las drogas, se dicen superiores y, en cuanto no
sienten los perjuicios de la droga, maltratan, ofenden, agreden, y desprecian a los no
usuarios. Cuanto mayor es la ignorancia de los usuarios, más comunes son esas actitudes,
porque otros usuarios, conscientes del mal que la droga les hace, se comportan de modo
diferente, aislándose e inferiorizándose. Cuanto mayor es el tiempo de uso de la droga,
mayores son las consecuencias, y los usuarios, sufriendo sus daños, se sienten cada vez
más incapaces de controlar el vicio. En ese período, toda la arrogancia de la etapa anterior
se transforma en sufrimiento, en inferioridad. Cada drogadicto va a reaccionar entonces de
acuerdo a su carácter: agresivo, inestable, dependiente, etc. Es común que, los drogadictos
terminen apartándose de las personas que no se drogan.
Alfredo Montreza
Anexo:
El drogadicto y la tóxicodependencia
Juan Alberto Yaría, en La existencia tóxica, capítulo III, nos dice: (...) “Hay una enorme
sed de espiritualidad y ternura en el drogadicto y al mismo tiempo un yo fragmentado
colectivamente, como si por diversas posibilidades no hubiera posibilidad de maduración
para los adolescentes de hoy: hay una imposibilidad de convertirse en adultos y todo lo que
ello representa: ser uno mismo, dejar de ser objeto para ser sujeto.
66
El drogadicto vive experiencias inefables, no puede dar cuenta de ellas, por ello cuando
logra detener el contacto con la droga surge la posibilidad de instalar un pensamiento místico
en muchos casos sobornado por las sectas.
La droga llena este vacío y la fragmentación del yo. Esto lo lleva a jugar continuamente
con la locura y la muerte. Con la psicosis, busca lo alucinatorio, no como algo terrorífico, sino
como algo deseado. Con la muerte, su postura es llegar a un desafío que en la sobredosis
puede culminar con su encuentro. Bascula en su crisis entre la psicosis y la muerte.
Típico de grupos marginales de las altas clases sociales o del extremo inferior social.
Son los “hijos de las amas de llaves” o los hijos pertenecientes a familias inexistentes, o
con altos índices de alcoholismo o disgregación social. Generan adictos con severas
actuaciones psicopáticas, sociopáticas o psicóticas.
c) Familias psicóticas.
67
El entorno familiar funciona a base de transacciones psicóticas en un medio
enloquecedor; lo sustancial en el abordaje terapéutico es el tratamiento de la psicosis como
modo de intercambio paradojal y doble vincular de la familia.
Como hemos visto, el origen del camino hacia la tóxico dependencia tiene raigambre en
primera instancia en el funcionamiento primario y secundario de la familia como estructura
organizada.
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69
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Yaría, Juan Alberto, La existencia tóxica, Buenos Aires, Editorial Lumen, 1993.
70