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EL ESTRUCTURALISMO DE LEVI-STRAUSS ‘Se hablé cuando Heidegger era mis oi podria hablarse de I “moda estructralit” Ls importante y muy na doetrina Desde hace tiempo algunos de mis ‘estudiantes de antropologia me han pe- Wid wna revs ertica del extract ralismo del profesor Lévi-Strauss. Es decir, una critica que vaya més alli de Tos comentarios y de las referencias o- casionales hechos en mis cursos, que suelen estar tefidos de cierta beligeran- cia. Sin pretender que esta exposicion Pajele satsfacer la demanda te loses tudiantes, puede eee sinem- boo. g que expresa algunas de mis en tales a las ideas del ad és. La mayoria de las jones criticas que van a escuchar ‘comparto con un buen niamero de iente aquellos que ae secs ce a corhenns 2. po la antropologia tad Ete neoevolucionismo =... espera, onces, de una mejor ‘para desarrollar un exa- ‘men sistemético del estructuralismo de Lévi-Strauss, nos conformaremos aho- 1a con la revision de algunos de aque- los principios y conclusiones que pare- turalisma es una doctrina muy ides, la mayor consist on cen de mayor importancia. Debo advertir que el estilo de este articulo corresponde al de una confe- rencia, 0 mds bien charla, que debia darse ante un piiblico de estudiantes de antropologia de todos los niveles. Laconferencia no leg6 a celebrarse de- a las circunstancias, de todos co- nocidas, en que ha vivido nuestro mun- do académico durante los iltimos me- ses, Decidi, sin embargo, no alterar el estilo, que me parece corresponder, de todas maneras, a las exigencias de’ ex- posicién ante un auditorio variado y con intereses diversos. Comencemos tratando de aclarar al- gunas oscuridades y confusiones sobre los términos estructura y estructuralis ‘mo; tan usados y abusados hoy dia en antropologia. “primer lugar”, no se trata de conceptos nuevos, sino de términos frecuentemente empleados en antropo- Togia desde hace largo tiempo. De ma- nera especial, en nuestra disciplina el concepto de estructura social fue desa- rrollado por la antropologia briténica, y sobre todo por uno de sus tebricos inds importantes, Radeliffe-Brown. Sé- To la conversién del estructuralismo en una moda, es decir, la difusién de esta idea fuera de los citculos de especialis- tas, ha permitido considerarla como una novedad. En “segundo lugar”, debemos dese- char la pretensién, que oimos con fre- cuencia, de establecer una antitesis en- tre estructura y funcién. Estructuralis- mo ¥ funcionalismo son conceptos ge- rmelos. En realidad ambos representan tendencias de contenido més metodo- légico que tedrico, que se dir ha- cia el mismo objetivo. O sea, hacia la comprensién de la organizacion y fun- Glonamiento de las soctedades hisme- nas. Radeliffe-Brown y Malinowski, cu- ‘y0s pensamientos se separan e incluso ‘a veces toman formas polémicas, esta- ban completamente de acuerdo en con- siderar a la sociedad como un todo or- ganizado, como un sistema de partes interdependientes, ninguna de las cua- les puede ser modificada sin cambiar a las otras y sin modificar el todo. En o- tras palabras, enian a la sociedad co- ‘mo una estructura, en el sentido técni- co que este término tiene en las cien- cias sociales. En efecto, la nocién de estructura ‘equivale a la de un sistema estable en ‘su conjunto, en el que cada una de es- tas partes esté afectada por el todo a que pertenece. La naturaleza y la fun- cién de cada componente dé una es- tructura estan determinadas por su sicién en el conjunto y por sus relacio- nes con los demds componentes. Al agregar a la nocién de estructura el concepto de funcién, como lo hicie- ron casi simulténeamente Malinowski y Radeliffe-Brown, lo que se hizo fue ‘aclarar la idea de que cada una de las partes de la estructura posee una fun- cién, o una serie de funciones, que sultan indiopesables para el manten- miento de la estructura y también pa- ra su modificacion. De esta manera, como decia antes, estructura y funcién son conceptos complemetaris « insparables tanto en la teoria como en la metodologia antropolégicas. La descripcién estric- tamente estructural de una sociedad no haria mds que damos algo asf como su esqueleto, su forma, su anatomia. La descripcién funcional, por otra par- te, si se quedara solamente en ésto, nos haria ver cémo se realizan las acti- vidades sociales necesarias para la exis- tencia y la perpetuacién de un grupo determinado, pero nos dejaria sin in- formacién suficiente sobre su armazén institucional mds permanente y esta- ble. Desde el punto de vista metodolé- ico, uno puede concebir que estas dos ‘maneras complementarias de enfocar una misma realidad, puedan traducirse en orientaciones formales muy distin- tas de la investigacién social, y en pro- ductos elaborados de estas investiga- ciones tan diferentes, por ejemplo, co- ‘mo son los andlisis de Radcliffe-Brown sobre la organizacién social de los abo- rigenes australianos y las descripciones la vida de una sociedad al estilo de las monografias de Malinowski sobre los islefos de Trobiand. Es evidente que el enfoque funcio- nalista ha demostrado poseer un ma- yor poder descriptivo de la vida real de na comunidad. Adolece, en cam- bio, de una cierta ince ic gene- ‘alization, de poder trasladar los fesul tados del estudio de una sociedad a o- tras sociedades, y en consecuencia de servir de fundamento a una teoria ge- nneral. Expresada en su forma més ex- trema, esta incepacidad de generalize cién conduce a la afirmacion de que ‘cada sociedad debe estudiarse como tun problema independiente, como un ‘cas0 tinico, y no como un individuo 0 miembro de una especie o de un gé- nero. El enj ‘estructuralista, en cam- yer topectiad gr Tallzante y, en consecuencia, predict ‘va, Busca, a través y por medio de las ‘formas individuales, la expresion de ti- pos generalizados. A cambio de esto, ielietiracturalismo con frecuencia qui- 24 ha resultado excesivamente abstrac- to. Por eso mismo, mientras resulta di- fieil discutir la materia factual de una ‘monografia de Malinowski, es relativa- mente facil polemizar con las conclu- siones del estructuralismo, sobre todo desde el angulo del individualismo et- nogréfico y sociolégico. Considero nezesario hacer estas acla- raciones porque existe la idea errinea, pero bastante extendida, de que los onceptos de estructura funcion,y con ellos las lamadas escuelas estruc- turalistas y funcionalistas, constituyen posiciones teéricas distintas y aim o- puestas. No hay, por supuesto, nada de ésto, a no ser que se considere, por ejemplo, que ia friologia y la anato- mia del cuerpo humano constituyen 33 también escuelas teéricas en oposicién, y no simplemente dos maneras abso Iutamente necesarias y complementa- rias de contemplar y estudiar una mis- ma realidad. Cuando Radel ffe-Brown, por ejem- plo, buscé titulo para un volumen que recoge algunas de sus contribuciones ‘més importantes a la teoria antropélo- -gica, no encontré otro mejor que el de “Estructura y funcion en la sociedad primitiva.” El propio Malinowski cuen- ta que decidid usar el término funcio- nalismo, no movido por razones teb- ricas, sino buscando maneras de dife- renciar claramente su estilo de trabajo y los propésitos de su investigacién, de aquéllos que habjan caracterizado hasta el momento a los antropélogos ingleses. En “tercer lugar”, otra aclaracién importante que me parece necesario hater es la siguiente. Se acusa con fr cwencia, tanto al estructuralismo co- mo al funcionalismo, de ser antievolu- dad y la conveniencia del método his- térico. Ya he dicho en otras ocasiones e el rechazo del método hist6rico 0 liacrénico en el estudio de la sociedad, es, en Radcliffe-Brown lo mismo que en Malinowski, una actitud metodolé- gica y de ninguna manera una posicin tedrica. Esta actitud ahist6rica, por in- comprensible que nos parezca hoy dia, tends sus razones, relacionadas con v0 rios factores de los cwales destacan los siguientes: Uno: elclima de la antropologia bri- ténica a fines del siglo pasado y a prin- cipios de éste, caracterizado por los extremos del evolucionismo unilineal, 34 del difusionismo heliocéntrico y de la especulaciin histérica, Quienes esta ban tratando de establecer wna base cientifica parc la antropologia social, tenian que entrar necesariamente en conflictos con las viejas escuelas de ti- po histérico. Dos: la naturaleza misma de los gru- ‘pos humanos estudiados por Radcliffe- Brown y Malinowski, y después por algunos'de sus discipulds, como Firth, Fortes y Evans-Prichard. O sea, socie- dades sin historia en el sentido formal de la palabra;es decir, sin escritira pro- pia y sin documentos escritos sobre ellas.Cualquier tentativade reconstruc- cién histérica de estos grupos (austra- lianos melanesios, africanos) tenian que resultar extremadamente especulativa, ademas de costosa y poco productiva, como se ejemplifica en el caso de Ri- vers y su historia cultural de Melane- sia A estos dos factores Aguirre Beltrén propone un tercero: la aceptacién ge- hetalisada en Inglaterea del amato arwinismo sociel, que redcta las 20- ciedades primtivasa rezagos del pro- ceso evolutivo, a formas fracasadas 0 a expresiones de degeneracion social 9 cultural, 4 Todo esto explica, o contribuye a explicar, la violencia de la polémica de los estnucturalistas y funcionalistas bri- tinicos (en una palabra, de la nueva antropologia social), contra las viejas cescuelas histdricas y evolucionistas. Pe- 10 esta polémica no debe ser confun da con un rechazo del evolucioni como concepto tedrico y como real dad, ni del historicismo como méto- do y técnica de investigaci6n, En otras oportunidades he relatado cémo Radeliffe-Brown y Malinowski cambiaron su posicién, al igual que muchos de sus dscipulos, cuando ti vieron que tratar con sociedades con eseritura 0 sobre las cuales existe una abundante documentacién. El cambio principal de Malinowski se produjo a raiz de su toma de contacto con las so- ciedades colonizadas de Africa, cuya historia, a partir del contacto europe, puede ser facilmente reconstruida Otros notables ejemplos son los de Murdock y Redfield, en Estados Unidos, que se ‘Sintieron obligados a adoptar técnicas hstricas y a manear conceptos evo- lucionistas en el estudio de los proce- sos de trasculturacién y de cambio de las estructuras sociales. Resulta evidente hoy dia, para cual- quier antropdlogo que se haya mante- nido dentro de la corriente principal de nuestra disciplina,que la estructura de una sociedad pueda verse y debe verse tanto en términos sincrénicos co- mo diacrénicos. Es mds, de hecho la estructura social no puede ser enten- dida de otra manera. Un enfoque me- ramente sincrénico nos dice sélo cual ‘puede ser la forma y la funcién de una institucién determinada dentro de un contexto global en un momento dado. Pero esta forma y esta funcién tam- bién deben ser estudiadas dentro de una estructura de cardcter temporal, diacrénica. El antes y el despues son tan importantes como el ahora y aqui, y como los procesos por los que se trascurre de un estado a otro. Una “cuarta” y tiltima “aclaracién”” es igualmente riecesaria. La antropo- logia no puede tan siquiera reivindi- si el mérito, cualquiera sea Gite! de la elaboracién y aplicacién del ‘concepto de estructura. Tendriamos que referimos, desde luego, a sus an- fecedentes filos6ficos, particularmen- te en Hegel, y al notable desarrollo de Tas ideas estructurales en biologi, psi- cologia, economia y fisica. La palabra ‘estructura, por ejemplo, incluso ha da- do nombre a una notable escuela psi- coldgica modema, la gestaltiana, que tiene muchos puntos de contacto con la antropologia. Los economistas Ile- van mucho tiempo hablando de es- tructuras de cambios estructurales, ra referirse « fendmenos de natura- Aza semejante los que nosotros esti diamos bajo los mismos nombres. La teoria de la relatividad es un plantea- miento estructural de ciertas leyes de la fisica, y en particular de las newto- nianas. ‘Sin necesidad de recurrir a discipl- ‘nas ajenas a la nuestra, basta pensar en los ebricos dela soctologta del XIX y de los comienzos del XX. Podria un comenzar con el padre mis- ‘mo de la sociologia, Comte, y encon- ;, claramente expresado, el de estructura social y con él Ta casi totalidad de las ideas’y enfo- ques concomitantes. Sin embargo, quien desarrollé con eed Scorsese a de estructura, y a la vez mostrd sus po- sibilidades andiiticas, descriptivas y ‘comparativas, fue Marx. Después de Mare deberiamos mencionar a Dur: hheim, el generador de la mayor parte de las ideas tedricas de la antropolo- _gia social britinica; a Max Weber, con- tinuador en polémica del pensamiento sociolégico marxista; a Pareto, a Mos- ca, a Wittfogel, y a otros de parecida importancia. En resumen. Primero, el estructura lismo no es una novedad en antropo- logia, sino una tendencia de rasgos bien acusados desde comienzos del siglo. Segundo, toda oposicién a nivel tebri- co entre el estructuralismo, el funcio- nalismo y el evolucionismo, es falsa € infundada. Tercero, el concepto de es- tructura tiene antecedentes en la filo- sofa, en la biologia, en la psicologia, en la economia y en otras disciplinas; sin embargo, su elaboracién principal corresponde a los grandes tebricos de la sociologia, particularmente a Marx, Durkheim, Max Weber y Pareto.~ LO CRUDO Y LO COCIDO EN LEVI-STRAUSS Creo que con los comentarios y con- clusiones anteriores hemos conseguido comenzar a despejar el ambiente crea- dy alrededor del estructuralismo de Lévi-Strauss. Esta claridad la necesita- ‘mos para poder discutir sus ideas con algiin provecho. Porque el hecho es que, a pesar de todo, el estructuralis- mo se ha convertido en una moda. Al hacerlo, ha tomado las caracteristicas de novedad y originalidad que, por lo general, se atribuyen s6lo a los grandes descubrimientos cientificos. La conversién del estructuralismo en una moda se debe sobre todo al pro- fesor Lévi-Strauss. Desde Paris, gran centro tradicional de novedades, la nueva boga se difundié al resto de Eu- ropa y a los Estados Unidos, y apenas eeepc a logede anciates te tras, Por supuesto, como estudiosos de a antropologia, sibemos bien que los ‘procesos de difusién no son simples a tearreos de ideas y de objetos de un lu- ‘a otros. La difusion entrafia tam- fen cambios en lo difundido, No de- ,e mos, entonces, que a su Hegada tardia a México la moda estruc- turalista se introduzca ya con varian- tes considerables. Quiero dejar claro, ‘en consecuencia, que mi exposicion es- 14 referida directamente a la obra es- rita de Lévi-Strauss, y de ninguna ma- tnera a las curiosas variedades introdu- ‘cidas por algunos vulgarizadores. et tg re semejante ocurrié en otro fendme- fio francts. Me reiero ala mada exis: tencialista, Ademés de su indiscutible ‘para la creacién intelectual, los Ne Gpcreet sre rotate capa dad para hacer faciles y populares ideas » originadas por otros, parecen di- Files de acepta. De esta manera, la filosofia altamente especializada ‘de , el pensamiento angustiado de Kierkegaard y las reflexiones exis- tenciales de Unamuno, pudieron con- Yertirse en teatro, novela, cuento, y hasta en pintura, politica y maneras de vestir. Por un momento parecié, inclu 50, que en Francia el existencialismo iba a sustituir al marxismo como filo- “sofla politica __Debo indicar mi conviccién de que ‘esté pasando lo mismo con la moda estructuralista. Esta conviccién se apo- ‘no en una generalizacion a partir al popel mundi del conro parsing de de modas, sino en un exa- ‘mndeletayectoria cintficade Liv Strauss y de sus contribuciones reales, ‘exageradas © simplemente supuestas, 7 4 la teoria antropoldgica. Es entonces dlesette muevo estruchuraliemo del que vamos a hablar; un estructuralismo que deberianos qui2d colocar entre comi- as, cuando menos provisionalmente, ‘mientras se decide sobre el cardcter ge- nuino de sus aportaciones, sobre su 0- riginalidad o falta de ella, y sobre la fe- cundidad 0 esterilidad de sus concep- ciones. Evidentemente es esto iiltimo lo que mas importa desde el punto de vista cientifico. La dificultad de la discusién arran- ca, probablemente, del hecho de que existen cuando menos dos LéviStrauss, que mantienen una continuidad preca- ria por ne del accidente de una so- la persona fisica y de una cierta linea diccontima de desarrollo tatelectual El segundo Lévi-Strauss parece ser la antitesis 0 la antinomia del primero, para decirlo a la moda de las oposicio- nes binarias tan estimadas por sus a- deptos. Podriamos decir, en su propio lenguaje, que hay un Lévi-Strauss cru- do y otro cocido. Para entenderlos a losdos necesitamos no sélo del anélisis ‘estructural, sino también de los enfo- ques evolucionista y funcionalista. El primer Lévi-Strauss que nos im- porta, es el “antropélogo” que realiz6 varias investigaciones de “‘campo” en Brasil, trabajos que lo promovieron al rango de los profesionales conocidos, competentes, pero en manera alguna brillantes y originales. El segundo Lévi- Strauss es “el” de la fama “estructu- ralista”” que quizd debe colocarse fue- ra de la antropologia, ya que pertene- ce més bien al campo de la filosofia idealista. Cuando digo fuera de la an- | tropologia, no quiero decir necesaria-

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