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Alumno: Ramiro Arturo Mendoza Ramírez. 4ºB de Preparatoria.

Profesora: María Célida Reyes Reséndiz. Formación Lasallista IV.

31 de mayo: Pentecostés:
1. Describe tres ejemplos de acciones concretas en la Iglesia como resultado de la vivencia
del Espíritu de Dios en la vida de las personas.
 Hacer testigos a las personas (para concientizarlas, por medio de la proclamación del
Evangelio) y moverlas a anunciar las buenas nuevas. (Ejemplo: Retiros espirituales,
misiones, misas)
 Dar fortaleza a los más necesitados, mantener viva la esperanza entre los más desprotegidos
y, principalmente, hacer que cada quien vislumbre los dones que el Espíritu Santo dejó en su
interior. (Ejemplo: Sacramento de la Reconciliación, juntas particulares con algún sacerdote
o miembro del clero, sacramento de la Eucaristía)
 El Espíritu Santo ilumina a las personas a través del clero, el cual se encarga de mover a las
comunidades hacia valores como el servicio, la solidaridad, la justicia y la fe. En pocas
palabras, los mueve a seguir a Dios y el ejemplo de su Hijo. (Misas y proclamación del
Evangelio, retiros espirituales, misiones evangelizadoras y con fines de apoyar a los
necesitados).
2. ¿Cuál es el mensaje central de Pentecostés que envió el Papa Francisco al mundo en la
homilía del 31 de mayo de 2020?
Pese a nuestras diferencias vocacionales, raciales o de origen, todos estamos unidos por una
misma fe y por el hecho de ser Hijos de Dios. El papa Francisco recurre al ecumenismo para
unificar los pensamientos de diferentes religiones, y reconocer que Dios, independientemente de
cómo sea representado en diversas cosmovisiones, tiene los mismos atributos.
A pesar de las adversidades (como la pandemia actual), todos estamos unidos por los dones que
nos ha dado el Espíritu Santo, pues éstos nos mueven a crear una comunidad que sigue el ejemplo
del Señor, que ama al prójimo y que está al servicio de los pobres de espíritu. El papa Francisco
no ve las diferencias entre los hombres como un mal o como un obstáculo para poder seguir a
Dios, sino que, muy a contraposición de ello, las distingue como elementos intrínsecos a la
naturaleza humana e insignificantes para el Espíritu Santo, en el sentido de que nos ve a todos
como hermanos y hermanas a pesar de que tengamos miserias o no seamos iguales.
Nuestra forma de ser creyentes depende de cómo nosotros entendemos a Dios; por ende, es
importante que nos demos cuenta de todo lo que él nos ha brindado, pues nosotros vamos a
corresponderle apoyando ante las necesidades del prójimo de la misma forma que consideramos
que Él nos ha tratado. Al ser plenamente conscientes sobre los dones del Espíritu Santo, actuamos
siguiendo un modelo adecuado para mejorar nuestro entorno y, de este modo, transmitimos la
verdadera imagen de cómo es Dios. Para que esto sea posible debemos evitar el narcisismo, el
victimismo y el pesimismo.

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