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CONCHE SANDRA
HYPATIA A. CONCHE
LAPISLÁZULI
MODERACIÓN DISEÑO
CONCHE LAPISLÁZULI
Sinopsis Capitulo 14
Capitulo 1 Capitulo 15
Capitulo 2 Capitulo 16
Capitulo 3 Capitulo 17
Capitulo 4 Capitulo 18
Capitulo 5 Capitulo 19
Capitulo 6 Capitulo 20
Capitulo 7 Capitulo 21
Capitulo 8 Capitulo 22
Capitulo 9 Capitulo 23
Capitulo 10 Capitulo 24
Capitulo 11 Prologo
Capitulo 13 Créditos
Criada en las cuevas, Lucy fue tomada de pequeña y escondida de los que
masacraron a su familia.
Pero debido a un hechizo que salió mal, se entera que no sólo tiene dos
hermanas, sino que es una gemela.
Ahora Lucy tiene que decidir si quiere luchar en una guerra que no fue de su
elección.
No sólo eso, sino que tiene sentimientos crecientes por Henry. Lo que hace la
vida terriblemente incómoda cuando ya está enamorada de Marcus, el hermano de
Henry.
Puse los ojos en blanco a Helvética, Veti para abreviar, y me pregunté por
centésima vez por qué dejaba que me criticara constantemente. Ella podría ser una
vieja bruja. Bueno, no es tan vieja, tal vez trescientos o cuatrocientos años.
Pero a mis diecinueve años en el planeta eso podría haber sido varias vidas, y
si fuéramos humanos, lo habrían sido.
Una de las chicas que había entrado en nuestra casa tosió. —Yo no diría eso.
—¡Y luego las devolviste a la vida! —Lanzó sus manos al aire con disgusto.
—Um, ¿así que ahora somos como zombis? —preguntó la otra chica.
Los ojos de Veti se entrecerraron. —¿Quieres explicarme por qué esta tiene
tu cara?
—Esto es tan raro, es como ver a dos Viv. Por cierto, me llamo Joanie, y esta
es mi hermana, Vivian. —La otra chica se parecía a la primera, pelo largo y oscuro y
ojos marrones profundos. Pero tenía una forma más curvada y un mentón más
suave.
Les pedí que entraran en nuestra humilde casa. Veti comenzó a chillar o algo
así, pero yo la ignoré. Ya las había matado, así que técnicamente, no había roto
ninguna de las reglas de Marcus. Nunca me prohibió traerlos de vuelta a la vida, las
lagunas son mis aliadas.
Ese era el eufemismo del siglo. Puedo contar por una mano el número de
personas que lo han visitado, y sólo dos de ellas todavía estaban respirando. Resulta
que eran las chicas que parecían a punto de desmayarse en cualquier momento, la
resurrección era difícil para una persona.
—Tienes que quitar la tapa para romper el sello. Hay dos agujeros para tus
colmillos, y estoy segura de que puedes deducirlo desde ahí. Pero te advierto que no
es a lo que estás acostumbrada. Aquí no tenemos acceso a la sangre humana y
sobrevivimos con la de animales salvajes.
Fue extraño ver como el color comenzó a penetrarles en su piel. Las miradas
de conmoción seguían ahí, pero al menos no parecían estar a las puertas de la
muerte otra vez.
Creo que Veti lo dijo como una pregunta, pero sonaba más como una
amenaza.
—Vietnam —dijo Veti—. Obviamente no tenemos ningún padre aquí. Así que,
regresa de donde sea que hayas venido. ¡No necesitamos más brujas!
Veti nunca creyó realmente que estaba enamorada, claro. Siempre tenía que
decir—: Para con la cara.
Ponía la mano en su cadera y fingía que se miraba las uñas. —No tengo ni
idea de lo que estás hablando.
Yo replicaba—: Soy una bruja, ¿recuerdas? Sé que piensas que todo esto es
cosa de niños, y que tengo el síndrome de Estocolmo. Bueno, pues te equivocas.
Ella estaba equivocada, yo estaba segura que sabía lo que significaba estar
enamorada. A pesar del hecho de que he sido criada con sólo otros dos seres
humanos.
Ojalá pudiera decir que no hemos pasado por esto cien veces o más. Pero eso
sería mentir, y he dejado de mentir, al menos estoy pensando en ello.
Marcus venía con poca frecuencia. A veces pasábamos meses sin vernos.
Esperaba con ansias cada vez que él venía. Las mariposas estallaban en mi
estómago y me encontraba tropezando con mis palabras, tratando de contarle todo
y cualquier cosa.
Abrí la boca para discutir, y luego me di cuenta de que había sido Joanie la
que hablaba, no la Veti de mis pensamientos.
—Es como mirarse en un espejo —dijo Viv en voz baja—. Si tuvieras el pelo
oscuro, seríamos idénticas.
Sacudí la cabeza. —No, eso no puede estar bien. El Maestro nunca dijo nada
acerca de que yo tuviera una hermana, mucho menos una gemela. En todos los años
que me ha mantenido escondida, estoy segura de que habría surgido.
Veti se encogió de esa manera que siempre me dejaba saber que pensaba
que estaba equivocada. Ella hacía el comentario más a menudo de lo que me
hubiera gustado.
Viv y Joanie se miraron de forma inquietante antes de que Viv preguntara—:
¿Maestro? ¿Quién es ese?
—El Maestro es la persona más maravillosa que se pueda imaginar. Nos trae
cosas divertidas para ver, ropa, juegos, cualquier cosa que una chica pueda desear.
Me mofé de su actitud negativa. —No puede hacer eso, Veti. Nos ha dicho un
millón de veces que es demasiado peligroso para mí. Nos está manteniendo a salvo.
Odié cuando dijo eso. Me hizo sentir ingenua e infantil. Sí, era todo lo que
sabía, pero eso no significaba que fuera estúpida.
—Soy peligrosa —dije en voz baja—. El Maestro nos mantiene aquí para
protegerme de todos los demás, y al mundo exterior de mí.
Viv y Joanie parecían más confundidas que nunca. —¿Por qué? —preguntó
Joanie.
No eran muy brillantes. —¿No has visto lo que acabo de hacer? Las rescaté a
ambas de la muerte. ¿No crees que eso podría parecer extraño para todos los
demás en el planeta?
Eso dolió un poco. Sin embargo, al mirar sus malditos torsos, gracias a mí,
que apenas comenzaban a sanar, pensé que se lo merecían.
Traducido por Conche
Corregido por Sandra
Me tapé los oídos como un niño de cuatro años y empecé a tararear en voz
alta. Viv y Joanie acababan de pasar los últimos veinte minutos diciéndome lo
equivocada que estaba al esconderme.
—Lucy. —El tono de Joanie era tranquilizador, y fuerte. Supongo que para
que pudiera oírlo por mi zumbido—. No puedes vivir el resto de tu vida en una
cueva. Hay todo un mundo por explorar.
Desconecté mis oídos por un breve momento. —Hay todo un mundo por
explorar en estas cuevas. ¿Sabías que hay toda una selva aquí abajo? ¿Y que tiene su
propio sistema de ríos? Podría explorar por eones y nunca me aburriría.
Ya no era una niña, y ya había pasado por el cambio. —¿Qué pasa, Lucy? —
preguntó distraídamente.
Abrí la boca y luego la volví a cerrar. Si quería irse, no iba a hacer que se
quedara.
Le di una sonrisa que debió parecer tan horrible como me sentía, porque Veti
dejó de correr y se acercó a mí. Tomó mis manos en las suyas y sentí un alivio
inmediato. Aunque en apariencia, Veti no parecía mucho mayor que yo, en realidad
era siglos mayor.
—Maestro —dije con una sonrisa triste—. No puedo irme sin decirle adónde
voy.
—¿No hay forma de contactar con él? —Viv miró alrededor de la cueva con
sus antorchas y mobiliario mágico que, en su mayor parte, yo había conjurado—.
No, supongo que no tienes internet aquí abajo.
—¿Inter qué? —pregunté.
Esto sólo me hizo reír más fuerte; incluso Joanie tenía una tos sospechosa.
Las mejillas de Viv estaban rojas cuando ordenó—: Exijo que vengas con
nosotros.
—¡Seis semanas como mínimo! —contesté y luego murmuré algo sobre que
ella tenía muy buena memoria.
Los labios de Veti se movieron. —Lucy no es tan mala, sólo es joven e
impetuosa. —Yo era tan vieja como estas chicas y Veti lo sabía. Ella estaba tratando
de que yo actuara. Me preguntaba qué punto esperaba hacer mostrando todos mis
defectos.
Claro, supuse que ser la Reina de los Vampiros sería difícil. Sabía cuáles eran
los desafíos del liderazgo. No era tan ignorante como Veti les haría creer. Había
estudiado sobre todo tipo de cosas. Había bromeado antes sobre no saber qué era
Internet.
—Vas a venir con nosotras te guste o no. —Viv sacudió la cabeza con rabia—.
Obviamente no sabes lo que estás diciendo.
Bueno, ella obviamente pensó que yo era un obstáculo. Dos podrían jugar a
ese juego.
Me encogí de hombros inocentemente. —Supongo que haré lo que quieras…
—Claro. —Pestañeé mis grandes ojos de cierva hacia ella—. Sé que quieres lo
mejor para mí.
Viv asintió, el alivio fue claro y añadió—: Sí, claro que sí.
Sonreí, una gran sonrisa radiante. —Sabía que no lo harías; y viendo que
marcharte me mataría, sé que nunca me lo pedirías.
—Gracias por decidir dejar que me quede. —Pero en lugar de alejarse con la
victoria, tuve que añadir—: Es genial que tú también te quedes. Lo pasaremos muy
bien.
El labio de Joanie se movió. Pude notar que captó el humor, pero tampoco
fue ella la que recibió la dosis completa del hechizo.
—Lucy. —La voz de Veti atravesó la habitación desde donde intentaba meter
demasiados libros en una pequeña bolsa—. ¡Ya basta!
Agité una mano para agrandar su bolso y me volví hacia Viv y Joanie. —No lo
siento —dije firmemente.
—Vaya, gracias, Joanie —murmuró en voz baja—. Escucha, vas a venir con
nosotras, o traeré refuerzos para sacarte de aquí.
Miré a las tres mujeres que intentaban intimidarme para que hiciera algo que
no quería hacer. El Maestro dijo que no lo contactara a menos que fuera grave.
Me pondría en contacto con él y le dejaría una pequeña nota. ¿Qué tiene eso
de malo?
Traducido por Conche
Corregido por Sandra
Viv y Joanie tropiezan, tratando de recordar el hechizo que habían usado para
terminar en la cueva. ¿Fue eso un poco mezquino? Por supuesto que lo fue, pero no
me importó. Me estaban obligando a irme y eso fue más que un poco mezquino.
—Lucy, deja de ser una perra y haz el maldito hechizo. —Viv y Joanie se
volvieron hacia mí con los ojos muy abiertos.
—¿Has tenido la capacidad de irte todo este tiempo? —El tono de Joanie era
incrédulo.
—¿Pensaste que era una prisionera aquí? —Me di cuenta de que podría
parecer así.
—¿Por qué más te quedarías? —Los labios de Viv estaban apretados—. Esto
no tiene ningún sentido. ¿No quieres saber quién eres y dónde está tu verdadera
familia?
—Veti es mi familia, y el Maestro.
Incluso Veti parecía dolida y me pregunté, no por primera vez desde que
llegaron nuestras visitantes, si me había perdido algo y ni siquiera lo sabía.
Tres de los hermanos más guapos que he visto nunca vinieron corriendo
hacia Joanie. Seguidos por dos tipos, que fácilmente podrían haber sido modelos de
ropa interior, que arrastraron a Viv a sus brazos. Cada uno de los hombres besó a las
chicas como si sus vidas dependieran de ello.
Parecía estar tan fascinada con ellos como ellos lo estaban conmigo.
—Ella se parece a ti. —La voz profunda y ronca de Ace me hizo un nudo en el
estómago. Muy bien hecho, Viv. Pude ver por qué Viv estaba tan ansiosa por volver
con sus compañeros.
Joanie me presentó a Abel, Alden y Adrian. Los hombres tenían pelo rubio
oscuro y sonrisas fáciles. Sus compañeros estaban obviamente encaprichados con
ella. Cada uno de ellos tenía una mano sobre ella como si pudiera desaparecer si no
la sujetaban fuertemente.
Con unas pocas palabras suaves, hechicé al grupo, haciendo que todos se
detuvieran. El simple hechizo de congelación sólo afectaría a esta área, y nadie más
se enteraría. Después de todo, el tiempo se alteraría para volver a encajar en las
restricciones que la madre naturaleza consideraba necesarias.
Incluso Veti se sentó congelada a mi lado. Pude ver que ella miraba fijamente
y cuando seguí su mirada, noté que un hombre la miraba con una expresión de
asombro. En sus ojos, había un destello de reconocimiento.
Sentí otra oleada de culpa. Veti tenía una vida antes de venir a cuidarme a la
que había renunciado libremente. Supongo que siempre sentí que era mía y que
nadie más la reclamaba. Si alguien merecía encontrar la felicidad era ella.
—¿Quién eres tú? —Una voz aguda exigió.
Miré a las chicas. Una era morena y la otra era rubia, como Viv y yo. Pero ahí
es donde terminaron las similitudes; no compartían caras idénticas. De hecho, a
pesar del hecho de que eran chicas de edad similar, no creía que estuvieran
relacionadas de ninguna manera.
—Soy Evangelina —explicó la chica rubia. Luego señaló a la otra chica—. Esta
es Angélica. Eres una bruja, ¿verdad? Puedo verlo en tu aura.
Levanté una ceja. —Sólo una bruja puede ver las auras.
Abrí la boca para hablar, pero Evangelina respondió en su lugar. —Ella puede
sentir mi poder, al igual que yo puedo sentir el suyo. Era sólo cuestión de tiempo
que me encontrara.
Sentí como si me hubieran puesto hielo en la espalda. Eso sonó como una
profecía, maldita sea.
Evangelina frunció el ceño. —Mi hermano. Está muerto. Nadie aquí quiere
que lo sepamos, pero no somos estúpidas. No lo siento; no era una buena persona.
Su aura era de color marrón oscuro con rayas negras.
—Vete, chica. —La voz hosca le hizo algo a mis entrañas. No estaba
familiarizada con la sensación de emoción que me invadió.
Era un hombre gigante. Tenía el pecho desnudo y sudor en las caderas que
no ocultaba las evidentes bendiciones con las que había nacido. Sus abdominales
parecían estar cortados de la misma piedra sobre la que estábamos de pie.
Mis ojos seguían volviendo al bulto que tenía dificultad para esconderse
detrás del fino material. Mierda, este hombre estaba dotado.
Aclaró su garganta y mis ojos se abrieron de par en par con los suyos.
Fue entonces cuando sentí un golpe de energía, que se sintió más cerca de un
rayo, atravesando mi cuerpo.
Helvética me informó que la niña lloró sin parar durante días por su hermana.
Las niñas eran pequeñas y lo suficientemente mayores para saber que algo estaba
terriblemente mal. Maldije y prometí a Veti que pronto olvidaría su pasado, y
tristemente eso se cumplió.
A medida que los años avanzaban, mi afecto por la niña crecía. Ella siempre
fue tan atractiva y emocionada cuando yo iba a visitarla. Durante mucho tiempo me
vio como un tío favorito. Eso es, hasta que empezó a pasar por la transición.
Tuve que hacer mis visitas más infrecuentes. Sospechaba que Veti sabía que
me sentía incómodo por mi atracción hacia la chica. Afortunadamente ella nunca
dijo nada. No es una conversación que me agrade tener con mi hermana.
Durante mucho tiempo se pensó que las brujas estaban muertas en la zona,
pero mi familia sabía que no era así. Hay un aquelarre que está escondido con tanto
cuidado que es casi imposible encontrarlo. La joven reina se había enamorado
tontamente del rey y había dejado su santidad.
Las brujas se emparejan de por vida, normalmente más de una pareja. Los
vampiros, por otro lado, tendían a tener pollas itinerantes. Cuando se dijo que nació
otra hija, en el lado equivocado de la manta, no seis meses después de las gemelas,
no nos sorprendió. Se dijo que en su dolor, la reina se arrojó desde la torre más alta.
De alguna manera dudé que ella pudiera haber hecho tal cosa; incluso en su
tristeza, esto estaba completamente fuera de lugar. Era más probable que ella le
hiciera magia a sus pelotas hasta el infierno.
Cuando ocurrió el ataque, temimos que todos los niños se perdieran. Sin
embargo, hubo rumores, pequeños destellos de esperanza, de que tal vez uno o dos
sobrevivieron. Yo sabía que uno había vivido. Por los dioses, habría hecho cualquier
cosa para salvarlos a todos. Pero sólo Lucy logró escapar la fatídica noche.
Luego, años más tarde, Henry me escribió y me dijo que Vivian apareció en la
corte. Para no quedarse atrás, Joanie fue descubierta poco después.
Esto tuvo que ser brujería. ¿Fue el aquelarre? ¿O una nueva fuerza maligna
con la que hay que lidiar? No podía dejar a Lucy suelta en lo que parecía ser una
bomba de tiempo. Así que esperé.
Puedes imaginar mi temor cuando recibí la citación urgente de Lucy para que
me viera inmediatamente. Corrí a las cuevas tan rápido como mi jet me lo permitió,
y luego atravesé las salas y los hechizos que Lucy había preparado para mantenerlas
a salvo.
Querido Maestro,
Sin embargo, Maestro, no puedo seguir viviendo en las cuevas para siempre.
Sé que mis poderes son asombrosos, lo ha mencionado varias veces. También sé de
la intolerancia hacia las brujas. No lo defraudaré, Maestro. Esconderé esa parte de
mí y verá que esto es algo bueno.
Odio irme sin despedirme. Así que sólo diré que le echo de menos y espero
verle pronto.
Saludos,
Lucy
El miedo y el temor se enroscaron en mi estómago. ¿Cómo podría ir allí?
Estaba directamente en la línea de fuego. No pasé los últimos dieciocho años
protegiéndola sólo para ver a Lucy enfrentar el mismo destino que su madre.
En una luz borrosa, salí corriendo de las cuevas y me dirigí a donde el jet
estaba esperando. Exigí que voláramos a Transilvania inmediatamente.
—Nunca fui un Lord y lo sabes —dije, justo antes de hincar los dientes en la
bolsa y beber la deliciosa sangre salvavidas.
Los ojos de Roger brillaron. —No, milord, pero me gusta más como suena
que Sir Knight.
Una parte de mi corazón saltó ante la idea. Pero otra parte más grave sabía
que era sólo porque yo había sido todo su mundo. Ahora aprendería que yo era sólo
un punto en el horizonte en comparación con todos con los que ahora entraría en
contacto.
Horas más tarde, cuando el jet aterrizó, apenas les permití despresurizar la
cabina y abrir las puertas antes de salir corriendo a la noche, desesperado por
encontrarla.
Traducido por Conche
Corregido por Sandra
—Por favor, dime que eres la Reina Vivian con un nuevo peinado.
Fruncí el ceño, sin saber por qué estaba tan enfadado. No era como si le
hubiera hecho algo, no todavía.
—No soy la Reina Vivian —dije con una sonrisa que le mostró que no le tenía
miedo. Cuando tienes la habilidad de resucitar a la gente de la muerte,
teletransportarte, e incluso volar si así lo deseas, los hombres grandes y musculosos
son la menor de mis preocupaciones.
Era muy valiente para ser una niña, tuve que darle crédito por eso.
—Lucinda, ¿por qué estás aquí? —me gruñó Henry. Incluso vi el más mínimo
colmillo, que para mi sorpresa, no era poco atractivo para el hombre. Había dado un
paso atrás de mí, casi como si necesitara la distancia para aclarar su cabeza.
—Estoy aquí porque Viv y Joanie lo consideraron así. Y porque no era justo
que mantuviera a Veti encerrada en las cuevas por más tiempo. ¡Soy una mujer
adulta!
Luché por no estampar un pie por el énfasis, sabiendo muy bien que me vería
como una niña si lo hiciera.
—Puedo oler lo crecida que estás, no hay necesidad de señalarlo. —Su tono
era cáustico e inmediatamente me preocupé de que apestara a algo feroz. No era
como si pudiera hacer un chequeo en boxes cuando me estaba mirando.
Podía oír a Henry rechinar los dientes, y eso me devolvió la mirada a la suya.
Quería replicar que estaba bien, muchas gracias. Pero tenía razón, mi cuerpo
se estaba debilitando y necesitaba sangre. No dudé en hincar los dientes en la bolsa
de plástico. Pero el sabor que explotó en mi boca no era nada como lo que había
probado antes.
Rica y espesa, la sustancia cobriza cubrió mi boca y envió a cada nervio a una
alerta máxima. Sentí que mi pulso se aceleraba. Mis ojos se dilataron, y tuve una
extraña sensación en mis partes femeninas. Mis pezones se tensaron hasta que se
apretaron, y se sintieron pesados y casi necesitados.
Desde una perspectiva clínica, sabía que no era natural que me lanzaran a
este estado de excitación tan rápidamente. En el siguiente instante, supe lo que
estaba bebiendo. No era la sangre de un animal, sino la sangre humana, con las
hormonas y los nutrientes vitales que harían de mi yo vampiro la persona que debía
ser.
Sabía lo que era la sed de sangre, así como sabía lo cargados sexualmente
que podían estar los vampiros cuando se alimentaban. Pero saber algo clínicamente
y experimentarlo por ti misma son dos cosas muy diferentes. Con todo agudizado a
mí alrededor, chupé la bolsa hasta secarla y luego me lancé a Henry.
¿Lo había asustado? Eso no parecía posible. Una pequeña parte de la sed de
sangre se disipó justo cuando la puerta de las habitaciones de Henry se estrelló.
—¡Lucy!
Quería dar la vuelta a mi cabeza sólo para verlo. Era la voz de mi amo y
sonaba frenética. Todo en mi interior me dolía para ir a él. Quería acurrucarme en
su regazo y llorar. Mi cuerpo era un vasto conflicto de emociones, y no entendía lo
que estaba pasando.
Pero era demasiado tarde, ya había hundido mis dientes en el cuello del amo.
Recuerdo el sabor de él tocando mi lengua y mis ojos rodando por el puro placer de
ello antes de que todo se oscureciera.
Cuando abrí los ojos, estaba atada. Mis brazos y piernas estaban
inmovilizados en cada esquina de la cama. Intenté liberarme de la sujeción, y luego
intenté teletransportarme a otro lugar, pero mi magia parecía apagada, casi como si
estuviera durmiendo.
—Toma. —Henry me lanzó otra bolsa de sangre a la boca, y enseguida
empecé a alimentarme de nuevo. Los mismos intensos sentimientos de deseo me
bañaron. Odiaba no tener control de mi cuerpo.
Una vez que la bolsa estaba vacía, aparté la cabeza. Podía oler a mi maestro y
quería encontrarlo. Se sentó en la silla junto a la cama, sus ojos fijos en los míos,
pero cuando hablaba, era con Henry.
—No lo entiendo. Lucy ya pasó por el cambio, y Veti dijo que fue muy suave.
Henry se burló. —La criaste con sangre animal, Marcus. Es como si el humano
pasara de descafeinado y luego, saltando a chupitos de expreso. Ella está luchando
por adaptarse. ¿Dónde diablos está Veti?
Quería reírme histéricamente, o llorar hasta que se me salieran los ojos. Sería
la última persona que iría por ahí contando cosas a la gente. Ni siquiera me sentía
cómoda frente a los demás.
—Viv y Joanie están preocupadas por ti —dijo Veti, cambiando de tema—.
Preguntaron si tal vez podrían venir a verte.
No quería que nadie me viera así. Nunca me había sentido tan indefensa en
mi vida.
—No —dije a través de los labios agrietados—. No hasta que esté mejor.
Veti suspiró. —Entiendo Lucy, todos hemos estado ahí. Espero que esto no
dure mucho tiempo.
Sentí su mano rozando mi piel y levanté mis ojos llorosos para ver la cara de
mi amo.
Nunca antes había dudado de él, pero esta vez no estaba segura de que
incluso mi maestro pudiera mejorar las cosas.
Traducido por Conche
Corregido por Sandra
Habían sido ocho largos días de estar atada a una cama. Había llegado a
conocer el aroma de Henry casi tan bien como el de mi maestro. En realidad, olvida
eso, ahora debía llamarlo Marcus. Todo parecía tan extraño ahora. Mis sentidos se
elevaron a un grado incómodo.
Alcé una ceja. Con la bolsa de sangre todavía en la boca, estoy segura de que
me veía bastante atractiva, como una psicópata.
Se encogió de hombros.
Eso, y siempre estaba ahí cuando estaba cerca de mí. No pude evitarlo. Me
afectó de una forma primitiva que no entendía en absoluto.
Una vez que las palabras salieron, me di cuenta de que tenían un toque de
tensión sexual. O tal vez esa era la verdadera tensión sexual que sentía en la
habitación. En ese momento, pude imaginarme todas las formas en que quería que
me hiciera algo. Algo travieso y completamente sensual, maldita sea, que necesitaba
para aclarar mi mente.
Maldita sea.
¡Maldición!
—¡No, eso no era para nada lo que quería decir! —protesté justo cuando la
sonrisa más sexy que he visto se deslizó en su cara cincelada.
—Lucy, sabes que no puedo follarte, ¿verdad?
—Lo hiciste.
—¡Sí, ya quisieras!
Mi cara estaba más caliente que el sol, y me di la vuelta para que no pudiera
ver lo avergonzada que estaba.
—Para que conste. —Su voz era baja—. No es porque no quiera. Porque no
se me ocurre nada más desde que llegaste. Pero no puedo, simplemente no puedo.
La siguiente vez que Henry habló no fue en los suaves tonos secretos de los
amantes, sino en esa manera de reforzar que no da lugar a discusión alguna.
—Mantendremos tus pies atados por un momento mientras te sientas y te
aclimatas. Marcus pronto estará aquí para hacerte compañía.
El fresco olor almizclado de él me bañó. Conocía ese olor casi tan bien como
el mío propio. Marcus estaba aquí, y hacía que toda la incomodidad desapareciera.
Sin mencionar que estaba enamorada de uno de ellos y confundida por mis
crecientes sentimientos por el otro. Claramente no tenía el control de todas las
cosas de vampiros.
—¡Joder! ¡Ouch!
Miré hacia abajo al mismo tiempo que Marcus y vi mis pezones presionando
firmemente contra el fino material de mi camisa. Una ola de vergüenza se apoderó
de mí, y automáticamente miré la cara de Marcus. Sus ojos se habían dilatado, y
supe que si abría la boca, vería un poco de colmillos.
—Lucy, es muy bueno verte por ahí. —Sin tener en cuenta nuestra
incomodidad, Joanie se acercó a nuestro trío con sus tres guapos compañeros.
Sonreí con los dientes apretados. —Es bueno tener un poco de libertad.
Esta vez una amplia sonrisa cruzó mis labios, y dejé volar mi imaginación. El
blanco cenador desapareció, y en su lugar crecieron columnas de mármol de una
gran plataforma. El calado era tan intrincado como inusual, ya que los patrones
dentro de mi mente comenzaron a tomar forma. El cobre forró el techo hasta sus
majestuosos picos, y en los bancos de mármol aparecieron brillantes cojines.
Me volví hacia ella. ¿Cómo podía saber lo que yo necesitaba? No sabía cómo
expresar las preguntas dentro de mí.
—Sé que te sientes como un pez fuera del agua —comenzó—. Yo me sentía
de la misma manera, y ya había vivido en el mundo exterior antes de venir aquí.
Quiero ayudarte. Puedo ver que estás incómoda con la forma en que la sangre
humana ha afectado a tu cuerpo.
—¿Por qué estás siendo tan amable conmigo? —la pregunta estaba fuera
antes de que pudiera detenerla.
Joanie me había explicado cómo ella y Viv fueron criadas como niñas. —Había
un vampiro llamado Sven que trabajaba con la Alianza. Un científico y médico,
trataba de encontrar una forma de convertir vampiros en humanos. Era el hermano
de Evangelina.
Mis ojos se abrieron de par en par. —¿Él que ella dijo que estaba muerto?
—Ella sospecha —corregí—. Creo que deberías ser honesta con ella. Ella es
una chica brillante y se resentirá si mantienes las cosas ocultas.
Joanie se mordió el labio. —Tienes razón, odio los secretos y las mentiras
también.
Miré hacia donde Marcus y Henry estaban hablando con los compañeros de
Joanie. Ambos me miraban fijamente.
Antes de dejar el banco, le susurré—: Después de eso, iremos por tus padres.
La sentí vacilar por un breve segundo antes de que una amplia sonrisa
cruzara su rostro.
—¿Está bien? —Viv se rió desde donde estaba sentada al otro lado de la
habitación—. Eso no empieza a describir lo increíble que te ves.
Suspiré y asentí. —Fue como si hubiera tenido que pasar por la pubertad
vampírica dos veces. No tenía ni idea de que la sangre humana hiciera tanta
diferencia.
Una vez que fui mayor y aprendí la ciencia que hay detrás de ser vampiro se
volvió mucho menos romántico. Supongo que hay algunas compensaciones
increíbles. Nuestra velocidad, sentidos mejorados, habilidades sobrehumanas e
inmortalidad eran difíciles de superar.
—¿Qué pasa? —preguntó Viv, sentándose hacia adelante una vez que vio mi
mandíbula apretada.
Luché para regular mis emociones. —Nada, sólo que no me gusta la posición
en la que esto me coloca.
Parecía que quería discutir conmigo, pero se mordió la lengua. La verdad era
que me sentía enfadada y desleal con Marcus. Todavía pensaba en él como mi amo,
y deseaba que fuera un verdadero amo para mí.
Había algo que mis nuevas hermanas no sabían de mí. Me encantaba leer.
Estar recluida en una cueva toda la vida significa que aprendes a entretenerte. El
romance era en general mi género favorito, pero en eso, me encantaba leer sobre
dominantes y sumisos. Cada vez que llamaba a Marcus mi Maestro, pensaba en lo
que significaría si realmente me dominara sexualmente. Por más poderosa que yo
fuera, la idea de renunciar al control me intrigaba. Marcus siempre había sido el
foco principal de mis fantasías.
Sentí que la burbuja en la que había estado viviendo hasta que mis hermanas
llegaron a la cueva había estallado. Y como consecuencia, descubrí que nada era lo
que yo había hecho que fuera.
Joanie se acercó a mí y me tomó la mano. —¿En qué piensas para parecer tan
triste?
Viv vino a mi otro lado. —Vamos a mostrarte. Tenemos una reunión del
consejo real y queremos que seas parte de ella.
Los ojos de Viv estaban fijos en los míos. —No esperamos que resuelvas los
problemas de nuestro mundo, Lucy. Pero eres nuestra hermana y tienes todo el
derecho de estar ahí. No tienes que decir nada en absoluto. Henry estará allí como
capitán de la guardia vampírica. Si quieres, podemos incluir a Marcus en esta
reunión también.
Yo quería eso. Por alguna razón parecía correcto que si Henry estaba allí,
Marcus y yo también lo estuviéramos.
Mientras había una ráfaga de movimiento de algunos de los otros para ver a
Marcus, Henry no movió un músculo. De pie y orgulloso, su mirada se fijó en la mía
en el momento en que entramos las tres, y sentí el calor de su mirada.
Pude oler los diferentes olores de los miembros del consejo. Pero ninguno
era tan predominante como el de Marcus y Henry. Quise ir a ellos y encontré a mis
pies haciendo eso mismo. Antes de que pudiera detenerme, mi mano estaba metida
en la de Henry.
Marcus, que ahora estaba en el suelo, se acercó a mí. Fui a soltar la mano de
Henry, pero Henry sólo apretó su agarre. Marcus miró a Henry con el ceño fruncido,
pero no dijo nada, sólo eligió ponerse en mi otro lado.
Viv llamó a un sirviente para que arreglara un lugar con tres sillas. Los otros
miembros del consejo nos miraban con expresiones embelesadas.
La cosa era que yo no era quien causaba el disturbio, y tampoco era Henry.
Traducido por Conce
Corregido por Sandra
—¡Algo está mal con Evie! ¡Tienes que venir ahora mismo!
Hubo una protesta de muchos de los miembros del consejo que nos siguieron
a la guardería.
—¡Brujería!
—¡Está manchada!
—¡No la toques!
No estaba segura de quién los sacó de la habitación, pero tenía la idea de que
fueron los compañeros de Joanie y Vivian. El clic de la cerradura apenas se registró
para mí mientras continuaba mirando a Evie. Ella estaba empezando a salir del
trance. No estaba segura de haber visto a nadie tan pálido a menos que estuviera
muerto.
Siendo una nigromante, sabía una o dos cosas sobre la muerte. Y podía sentir
los dedos pegajosos de ella agarrando a la niña. Alguien decía mi nombre, pero yo lo
ignoraba. Hundida hasta las rodillas, tomé la mano de la niña en la mía. Pude sentir
su pulso débil y vi el terror en sus ojos.
Su magia se estaba desvaneciendo con su fuerza vital. Cerré los ojos y quise
que su espíritu volviera a su cuerpo. Sentí la ira de la muerte, nunca le gustó que la
frustraran, pero la ignoré. Cuando mis ojos se abrieron de nuevo, Evie tenía las
mejillas rosadas y estaba lista para sentarse.
—¿Cómo lo hiciste?
Los brazos de Henry me rodearon y me tiró contra su pecho. Marcus estaba
en mi cara, la mirada de preocupación haciendo que me doliera el corazón.
La voz de Veti venía del otro lado de la puerta cerrada. Ella gritaba algo, pero
no pude distinguir las palabras. Necesitaba alimentarme. Era imperativo que tuviera
sangre o la muerte se apoderaría de mí fácilmente.
Encerrada en los brazos de Henry, luché por liberarme, pero mis sentidos
estaban embotados. Había usado mucha magia y dado parte de mi fuerza vital para
completar el hechizo. Normalmente, traer a alguien de vuelta era más parecido a
apretarme un dedo del pie. Lo que sea que tuviera su alcance en Evie era oscuro y
poderoso, mucho más que la muerte que se escabullía.
Sentí una tremenda oleada de endorfinas, seguida del placer más intenso que
jamás había experimentado. Mi coño palpitaba, y sentí casi como si pudiera
correrme en cualquier momento. Sus brazos se habían convertido en vicios a mí
alrededor, y sentí su enorme erección contra mi espalda. Me froté el culo contra él y
sentí el temblor de mi orgasmo empezando a desgarrarse a través de mí.
Nunca nada había sido tan poderoso, tan abrumador. Aflojé mi mandíbula y
liberé la carne de Henry mientras mi cuerpo temblaba, el intenso deseo literalmente
hizo que mis rodillas se doblaran. Los brazos de Henry fueron lo único que evitó que
me convirtiera en un charco en el suelo.
Al momento siguiente se había ido, sólo una luz borrosa indicaba la dirección
que había tomado. No sé de ningún momento en el que me haya sentido tan mal.
Había herido a la única persona que siempre había significado el mundo para mí.
Había dado por sentado todas las veces que había hecho algo así antes. Veti
siempre había estado ahí para traerme sangre, y no había sido gran cosa.
Esta vez había hundido mis colmillos en alguien más. No sólo eso, sino que
había experimentado mi primer sabor de satisfacción sexual y mi cuerpo estaba
deseando más. Mis pechos se sentían tensos y pesados, mi núcleo estaba
empapado, y mi piel se sentía electrificada.
—¿Cómo qué? —Me dio un codazo hasta que volví mis ojos a los suyos.
—No estoy listo para liberarte. —Fue su rápida respuesta a la que fruncí el
ceño y empujé de nuevo.
Asintió.
—¿Quieres compartirla?
De nuevo, las arrugas aparecieron en sus ojos, y me quedé
momentáneamente paralizada por la pura belleza masculina que exudaba. Los
hombres no deberían ser tan malditamente atractivos, era una distracción.
Y así, nos quedamos de esa manera durante varios largos momentos. No fue
hasta que oí un golpe en la puerta y a Veti llamándome que me empujé de sus
brazos.
—Tal vez sería demasiado para mí. —Estuve de acuerdo—. Pero no tenía la
intención de hacerlo por mi cuenta.
—¡Es una excelente idea, Lucy! —Me guiñó un ojo antes de mostrarle la
frente levantada a Henry. Obviamente no iba a ir en contra de la reina de los
vampiros, aunque sabía que quería discutir.
Al final fue mucho más fácil de lograr de lo que incluso yo había imaginado.
Nos dimos la mano y sentí la magia que se interponía entre nosotras. El pulso
martilleando en mis venas y me hizo sentir viva. Lanzamos un hechizo de olvido
sobre todos los que no eran mágicos. Mientras se decían las palabras, sentí cierta
medida de culpa.
Lo último que necesitábamos era una revuelta dentro de los vampiros cuando
la Alianza ya estaba respirando en nuestros cuellos.
—¡Lucy!
Me volví para ver a Marcus corriendo hacia mí. No pude evitar las mariposas
que bailaban en mi estómago al verlo. Me encantaba la forma en que sus cejas se
arqueaban, y el borde áspero de su mandíbula hacía que mis dedos picaran. Era
imposiblemente guapo, y estaba segura de que nunca me cansaría de verlo.
La idea de estar perdida con Marcus sonaba casi perfecta en ese momento.
—¿Lucy? —Su voz vacilaba pero sus ojos estaban pegados a mis labios.
Fui a dar un paso atrás, pero antes de que pudiera hacerlo, sus brazos me
abrazaron y sus labios se estrellaron contra los míos.
Traducido por Conce
Corregido por Sandra
Supe que era una mala idea desde el momento en que entramos en el
laberinto. Había algo diferente en la forma en que Lucy me miraba. Creo que es
bastante imposible decir que alguna vez superaría su adorable mirada mientras me
acariciaba la cara. Sin embargo, esto era diferente. La mirada que me dio fue carnal
y llena de intención.
El olor de las flores se desvanecía en el fondo hasta que sólo podía oler a
Lucy. Su largo pelo rubio se erizó con la brisa, haciendo que mis tripas se tensaran.
Sus ojos marrones, con manchas doradas, comenzaron a brillar y capté el más leve
indicio de colmillo.
Estaba mal, lo sabía tanto como sabía que estaba a punto de hacer algo que
cambiaría nuestra relación para siempre.
Ella dio un paso más cerca de mí y yo retrocedí, sintiendo el seto contra mis
omóplatos. Pude ver que ella sentía que yo estaba atrapado, y le gustó. Me encantó
lo juguetona que era, la forma en que sus ojos se entrecerraron y sus mejillas se
sonrojaron.
Apenas sabía lo que decía mientras avanzaba hacia mí. Mi cuerpo continuó
apretándose y reaccionando mientras se acercaba más y más hasta que pude sentir
los suaves montículos de sus pechos contra mi pecho.
Joder, no.
La rodeé con mis brazos, la atrapé contra mí y la besé. Este no fue el beso de
un cuidador cariñoso. Besé a Lucy de la manera que había estado anhelando.
Presionándola aún más contra mi pecho, la levanté para que sus pies dejaran el
suelo y colgara en el aire mientras le abría los labios.
Siempre había sido un hombre de culos, y no había ninguno más fino que el
de Lucy. Ella movió sus caderas hacia adelante contra mis abdominales y yo la agarré
aún más firmemente.
Pasé la punta de mis dedos por sus pezones duros como una roca y gruñí
cuando se estremeció en mis brazos.
Le quité suavemente la camisa y le bajé las tiras del sujetador por los
hombros. Sus tetas en forma de lágrima se erguían orgullosas, las puntas rogando
por mis manos, boca y lengua. Estaba perdido en ese momento. Necesitaba
probarla más de lo que necesitaba la sangre para sobrevivir.
Gimió meciendo sus caderas aún más rápido. —Por favor, Marcus, necesito...
Se rompió en mis brazos, su cuerpo tembló tanto que me arrancó los dientes
del cuello. No podría haberme detenido si mi vida dependiera de ello. Esta fue la
primera vez para mí desde que era un chico, que me corría en mis pantalones. Y aun
así todo era crudo y hermoso, especialmente Lucy, ella era exquisita.
—¿Qué diablos?
Y tenía razón, lo hacíamos. Sabía que no debería haberla tocado, pero ahora
que lo había hecho, no la dejaría ir.
Traducido por Conce
Corregido por Sandra
—¡Lucy! Te hemos buscado por todas partes. Viv cree que ha encontrado el
hechizo que puede localizar a mis padres.
Eché un vistazo a Joanie y Vivian, que tenían un viejo libro de hechizos en sus
manos. Mis emociones estaban por todas partes. Por un momento, me preocupó
que Henry pudiera golpear a Marcus o viceversa. Y Marcus ni siquiera recordaba que
ya había probado la sangre de Henry y quería hacerlo de nuevo.
La última cosa que quería hacer era interponerme entre los hermanos.
Necesitaba alejarme de ambos, y Viv y Joanie eran la distracción perfecta.
Su frente se levantó, y supe que ella olía el deseo que aún persistía en el aire
desde antes. Viv me rodeó con un brazo y ambas me hicieron salir de la zona.
Cuando volvimos al castillo y fuimos directamente a las habitaciones privadas de la
reina, las chicas estaban llenas de preguntas.
No iba a decir nada, pero aparentemente nuestro triángulo amoroso era el
tema de conversación en todo el castillo. Si antes estaba mortificada, no tenía nada
que ver con lo que sentía al escuchar esta noticia.
—Aún —añadió Viv con una mirada aguda a mis mejillas sonrojadas—. No
hay nada permanente todavía. Deja que Henry y Marcus resuelvan las cosas por sí
mismos, entrarán en razón.
—Al principio hubo celos e incluso peleas. Me sentí fatal, como si estuviera
separando a los hermanos.
Una ola de alivio me inundó, así era precisamente como me sentía. —¿Qué
hiciste?
Viv vino a sentarse a mi lado. —Si están destinados a ser tuyos, nada los
separará.
—Mi madre me dijo una vez que cada vez que pasas por algo difícil ayuda a
formar lo que eres. Todos comenzamos como este frío pedazo de arcilla, pero al
enfrentarnos a pruebas y dificultades, los pedazos de arcilla se despojan. Podemos
sentir que nos perdemos, pero la verdad es que la belleza está en la creación. A lo
largo del proceso de ser tallados, arrojados al fuego y obligados a probar nuestra
fuerza, descubrimos lo que realmente estamos destinados a ser. Sin ello,
seguiríamos siendo el frío terrón de arcilla.
Los ojos de Joanie brillaban con algo que sospechosamente parecía lágrimas.
—Ella lo es.
—No veo por qué no funcionaría. ¿Trajiste algo que perteneció a tu madre o
a tu padre?
Joanie saca un collar de debajo de su camisa. Las viejas tallas en el oro
mostraban un escudo familiar. —Este era de mi madre.
Con un suspiro, estiro mis manos para estrecharlas con Viv y Joanie. —
Realizaré el hechizo. ¿Están ambas listas para esto?
—¡Lo estoy! —Una voz mucho más joven que sonaba desde debajo de la
cama.
—¿Eva? ¡Angie! —La voz de Viv fue severa. Me gustaban los apodos que les
había puesto.
Joanie puso los ojos en blanco. —Creí que era tu favorita por no hacerte usar
la ropa de pantalones elegantes que la niñera insistió en usar.
Angie arrugó su nariz. —No puedo creer que nos hayas obligado a tener una
institutriz, esto no es la Inglaterra victoriana.
Viv se quejó de que las chicas más jóvenes necesitaban compañeros más
estrictos pero no les pidió que se fueran, lo que yo agradecí.
—¡Hagamos esto! —Les guiñé un ojo a las chicas y le di una mano a Eva para
que la agarrara. Aún no sabíamos si Angie tendría algo de magia en ella, pero era
nuestra hermana y eso contaba lo suficiente para mí.
Susurré las palabras del hechizo y sentí que la dimensión en la que estábamos
cambió ligeramente, permitiendo que nuestros cuerpos dejaran la existencia actual
y volaran a través del espacio y el tiempo hasta donde los padres de Joanie estaban
cautivos.
El hechizo funcionaba perfectamente, y todo parecía ir según lo previsto. La
sensación habitual de ser arrojada y volteada se asentó sobre mí. Viv se veía verde y
me preocupaba que volviera a vomitar a nuestros pies.
—Casa —respondió Joanie con voz ahogada. El color se le había ido de las
mejillas al mirar el sofá donde dos personas estaban totalmente inmóviles.
Joanie se arrodilló con angustia, con un sonido que salía de su garganta como
nunca antes había oído. Era una tortura terrible. No pensé antes de extender la
mano para tocar los dos cadáveres. Parecían bastante frescos y pensé que valía la
pena intentarlo.
Cuanto más tiempo pasaba un cuerpo sin alma, más difícil era para el alma
encontrarla de nuevo. Sabía cómo guiar a los espíritus de vuelta. Lo había hecho con
Viv y Joanie y varios otros además. Sentí su fría piel y sus recuerdos comenzaron a
correr sobre mí. Era algo que ocurría tan rápido que a menudo no podía recordar
después de haber resucitado a alguien de la muerte.
—¿Qué está haciendo? —preguntó una de las niñas. Pero la ignoré y seguí
buscando con mi mente. Necesitaba contactar a Jenny y Clark, hacerles entender
que Joanie aún los necesitaba.
De repente sentí su presencia cerca de mí, estaban dispuestos a volver,
incluso ansiosos. Los llevé de vuelta a sus cuerpos y sentí el calor que comenzaba a
florecer dentro de la fría piel que estaba sujetando.
Ella asintió y se acercó antes de decir—: Sí, estoy muy feliz por ella. No puedo
evitar preguntarme qué está pasando con la Alianza.
Podría haber sido la verdad, pero algo me dijo que ella estaba ocultando el
verdadero dolor. Había oído historias sobre su madre adoptiva, Susan.
Aparentemente, ella era una de las líderes de la orden. Supuestamente estaba
muerta, pero yo más que nadie sabía que la muerte no era permanente. Según
Henry, la Alianza estaba repleta de profesionales médicos de primera clase, así
como algunos de los vampiros más influyentes.
No entiendo cómo los vampiros pueden volverse contra los suyos como lo
hizo la Alianza. Y no me hagas hablar de vampiros de pura sangre. El hecho de que
se tomen el tiempo de ver el porcentaje de pureza está más allá de una broma.
Creía que la gente había evolucionado más allá de tan insignificantes esfuerzos para
hacerse más importantes.
La sangre de Viv era la más pura de todas nosotras, y todavía tenía alguna
bruja corriendo por sus venas. Tampoco estábamos seguras de dónde venía eso.
Joanie parecía tener más magia, pero según las pruebas del laboratorio, no era una
hermana de sangre para Viv y para mí, que de hecho eramos gemelas si las pruebas
eran correctas.
Nuestra madre, quienquiera que fuese, tuvo que ser una bruja para que mis
poderes se manifestaran tan fuertemente como lo han hecho. Me pregunté, por un
momento fugaz, si ella también había sido una nigromante. No quise detenerme
mucho en los pensamientos de nuestros padres biológicos. Ellos se habían ido, y yo
crecí con ese conocimiento.
Veti nunca me había dicho quién era mi madre porque ella misma no lo sabía.
Sentí un escalofrío sobre mí y me envolví los brazos alrededor de la cintura.
—¿Estás bien?
Tomé su mano en la mía y dije—: Estoy bien. Pero no creo que debamos
quedarnos aquí. Es hora de volver al palacio.
—Sólo dos hermanas sobrevivieron al ataque. —La cara de Clark estaba llena
de vergüenza—. Deberíamos saberlo, estábamos allí.
—No son malas personas —explicó Viv e intentó ponerme una mano en el
brazo, pero la sacudí.
—Son malas personas —respondí—. Por ellos, viví en una maldita cueva bajo
la tierra en medio de la nada durante veinte años. Por ellos mis padres están
muertos y la mayoría de mis hermanos. ¿Cómo puedes decir que son intachables?
Joanie dio un paso protector junto a sus padres. —Tienes que calmarte, Lucy.
Miré hacia abajo para ver que mis manos brillaban, y supe que tenía mucha
energía mágica que debía gastar. Con un grito de ira, lancé un hechizo que nos
llevaría a todos de vuelta al palacio. Fue temerario, considerando que acababa de
resucitar a dos personas de la muerte, y que sólo una cantidad limitada de magia
puede sostener a una persona. Pero estaba tan enfadada y no pensaba con lógica.
—¿Estás despierta? —La voz profunda de Henry me bañó mientras sus brazos
se estrechaban.
—Por mucho que me guste que te frotes contra mí como una gata en celo, es
mejor que te detengas antes de que te encuentres en una situación muy difícil —
advirtió Henry.
¿Ambos?
—En la que me detengo para no follarte los sesos porque decidimos que no
estás lista para tomar la decisión de con quién quieres estar.
—Vaya, ¿y quién te hizo, Dios? ¿Desde cuándo tú decides lo que puedo hacer
con mi vida?
Sentí que Marcus se puso rígido detrás de mí. —Gracias por tirarme debajo
del autobús —murmuró.
—¿Crees que tengo que obedecerte? No soy la niña que solías cuidar. Ya no
te llamo Maestro, y no tengo que hacer lo que dices.
Sus ojos se oscurecieron, y supe que había disparado algo en él. La parte
triste era que mi cuerpo estaba respondiendo de la misma manera. Sentí que mis
pechos se llenaban más y mi coño estaba resbaladizo de excitación.
—¿O qué? —Sabía que no debía incitarlo, pero estaba demasiado lejos para
preocuparme.
Tal vez fue mi tono descarado, o la forma en que lo desafié. Pero pasé de
estar entre los dos hermanos a ser arrojada bajo el duro cuerpo de Marcus. Sentí
cada centímetro de él presionándome. Su aliento a menta me bañaba, y me
encontré inclinada hacia su beso.
Pero para mi sorpresa, se echó hacia atrás sólo unos centímetros, burlándose
de mí con su cercanía.
—¿Quieres un beso? —Su voz había bajado una octava y tenía un aire de
autoridad que me hacía apretar el estómago.
—¡Sabes que sí! —dije a través de los dientes apretados—. ¡Bésame ya,
Marcus!
—Puedo soportar cualquier cosa que ustedes dos repartan —dije con más
bravuconería de la que probablemente fuera inteligente. Pero estaba tan excitada
que habría dicho cualquier cosa para que hicieran algo, cualquier cosa.
—¡Hey!
Miré para ver a Henry agarrando su larga polla a través de sus pantalones.
Quería verlo, probarlo. El pensamiento me hizo agua la boca.
Los ojos de Henry estaban fijos en los míos mientras se desabrochaba los
pantalones. Estaba desnudo. Los veintitrés centímetros de grueso calor llenaban su
gran palma. Henry acarició su longitud, con los ojos fijos en mí.
Marcus desabrochó la parte delantera de mi sujetador y mis pechos se
derramaron.
Nunca había visto algo así, pero estaba dispuesta a intentarlo. Mis pezones
estaban apretados y me dolían al tocarlos. Mis brazos se tambalearon por el más
breve de los momentos. No sé si estaba a punto de tocar la polla de Henry o de
pellizcarme los pezones, pero no importaba. En el momento en que Marcus vio que
le estaba desobedeciendo, se echó hacia atrás y sacó el cinturón de su cuerpo.
Henry dijo una serie de palabras sucias que sólo causaron que mi coño se
apretara con necesidad. Le di otro golpe en la polla con mi lengua.
Justo cuando estaba a punto de responder que sí, Marcus se acercó, desnudo
y glorioso. Hizo un gesto con la cabeza para que Henry se quitara el resto de su ropa
y Henry asintió. Luego tomó el resto de mis ropas y me las quitó, arrancándolas
cuando fue necesario.
Miré de Marcus a Henry y luego abrí mis muslos, exponiendo la parte más
íntima de mí.
—Sí, Maestro.
Henry me llevó su polla a los labios y me abrí de par en par. El sabor salado de
su piel mezclado con la excitación de la situación me hizo perder los sentidos. En el
momento en que lo llevé a mi boca sentí las manos de Marcus en mis pechos. Sus
dedos me pellizcaban los pezones y me hacían jadear alrededor de la polla de Henry.
No estaba segura de sí estaba actuando correctamente para Henry, ya que
nunca lo había hecho antes. Descubrí que cuanto más intentaba tomar de él y más
fuerte chupaba, más parecía perder el control. Me concentré en su cara, sus
movimientos y su necesidad.
Recibí un fuerte golpe en el coño que me hizo chillar y mirar a mis captores.
Pero para mi sorpresa, mi coño comenzó a palpitar aún más fuerte que antes.
El dolor mezclado con mi deseo me había enviado aún más cerca de algo que no
entendía.
Henry gruñó y su semen comenzó a llenar mi boca. Tragué tanto como pude,
atragantándome con lo que no podía tragar. Mientras se alejaba de mi boca, maldijo
de nuevo.
—Joder, Lucy, ¿tienes idea de lo jodidamente sexy que te ves con mi semen
en los labios?
—Eso fue increíble. —Mi voz era ronca y más profunda que de costumbre.
—Oh, cariño. —La boca de Marcus se curvó en una sonrisa mientras decía—:
No estamos ni cerca de terminar.
Traducido por Conce
Corregido por Sandra
Henry me separó los muslos y por un momento pensé que realmente me iba
a follar. Ni siquiera podía decirle cuánto lo deseaba. Pero sentí sus manos entre mis
muslos en lugar de su polla. Frotó los suaves globos de mi culo con sus grandes y
ásperas manos y yo lo empujé hacia atrás. Se sentía bien, malditamente bien ser
tocada por él.
—Joder, a ella le gusta eso —dijo Henry con su voz grave—. Su coño está
empapado.
Otra palmada en la otra mejilla casi me hace llorar. Pero a medida que el
calor comenzó a mezclarse con el palpitar de mi coño, sentí una sensación muy
diferente. Esta vez no me alejé.
—Sí, Maestro.
El fuego que se encendió en sus ojos cuando usé ese nombre de mascota fue
poderoso.
Podía sentir que Marcus estaba cerca y quería más que nada llevarlo a
término. Quería ver cómo se veía cuando el placer lo sobrepasaba.
Henry me abrió más las piernas, deslizándose entre ellas para acostarse en la
cama y luego se llevó mis caderas a su boca. Marcus se retiró y me permitió
sentarme antes de unirse a nosotros en la cama. Puse mis manos en sus caderas y lo
llevé a mi boca de nuevo. Fue en ese momento cuando Henry empezó a follarme
con la lengua. Usó toda su cara, frotando su barba contra mi piel sensible,
golpeando mi clítoris con su nariz.
Maldijo salvajemente y tiró con fuerza de mi cara contra él. Era todo lo que
podía oler y ver mientras me follaba la cara y bajaba por mi garganta.
Marcus me echó el pelo hacia atrás, besándome la frente. —Lo que sea,
Gatita.
Había olvidado respirar, las emociones eran tan intensas. Sentí cuando sus
dientes dejaron mi piel, pero no pude abrir los ojos. Me sentí exprimida, satisfecha y
completamente cuidada.
Henry volvió a entrar y me sacó de Marcus. Fui a sus brazos y sentí el mismo
amor que sentí cuando Marcus me abrazó. Henry me llevó al baño, y vi que la
bañera se llenaba de agua caliente y jabón.
—Creo que está abrumada —dijo Marcus más a Henry que a mí.
Por supuesto, no todos estaban muy contentos de que dos de los miembros
más prominentes de la alianza estuvieran siendo protegidos por vampiros. Como
regla, los vampiros son criaturas muy implacables. Vale, sé que es una afirmación
muy general.
Pero juro que es cien por cien verdad. La mayoría de mis casos de estudio se
basan en mis experiencias con Veti. La misma individua que estaba sentada a mi
lado y me susurraba al oído.
—No puedo creer que te hayas acostado con Marcus y Henry —siseó.
Puse los ojos en blanco y resoplé lo suficientemente fuerte como para que
Joanie me mirara de forma extraña desde el otro lado de la habitación, donde se
sentaba cerca de sus padres.
Por mucho que debería estar prestando atención, porque esto era realmente
importante, tenía los aires escandalizados de Veti que me tomaron desprevenida
mientras susurraba lo suficientemente fuerte como para que cualquier vampiro que
se precie lo oyera.
—¿Sven está realmente vivo? —dijo Joanie más como una declaración que
como una pregunta.
—Él está vivo desde hace unos días —respondió Jenny a su hija.
Viv hizo esa cosa extraña que a veces hace, casi como si le hablara con la
mente, lo cual es obviamente imposible. Pero ella lo miró fijamente durante un
largo momento.
Las manos de Brendon estaban apretadas cuando dijo—: Helen está muerta.
—Sé con certeza que ella está, de hecho, muerta —dijo Brendon con tal
finalidad que Jenny y Clark no se atrevieron a responder.
—Levantemos la sesión —dijo Viv con un suspiro—. Podemos volver a
reunirnos más tarde para hablar de los detalles.
Veti siempre había estado ahí para mí. Desde mi primer rasguño en la rodilla,
hasta mi primer período, ella estuvo ahí. De repente me di cuenta de que habíamos
logrado pasar casi todos los momentos de vigilia juntas excepto unos pocos
momentos robados aquí y allá. Mi corazón se sintió como si me doliera, y la emoción
me obstruyó la garganta.
—Sabía que estabas enamorada de Marcus, pero Henry... Sólo han pasado
unas pocas semanas. ¿Cómo puedes saberlo?
Me encogí de hombros. —No lo sé con certeza. Pero lo que siento por ambos
hombres es abrumador. Sé que los vampiros no creen realmente en las almas
gemelas.
Sacudió la cabeza. —No lo hacen, pero eso no significa que no pueda
suceder. Sólo tengo miedo de que te metas en las relaciones tan rápido. Solías
contármelo todo.
—Lo sé, pero ya soy mayor, Veti. Has pasado tanto tiempo cuidándome que
creo que has olvidado cómo vivir por ti misma. No quiero alejarte. Sólo quiero
liberarte. Ya no necesito una madre, pero me vendría bien un amiga.
Sus ojos brillaban con lágrimas sin derramar mientras asentía. —Me vendría
bien un amiga también. Te quiero, Lucy Lou. No puedo prometer que no me
asustaré de vez en cuando, he estado en este negocio de la maternidad durante
mucho tiempo. Pero no quiero asfixiarte. Y tienes razón, ya has crecido.
Veti merecía vivir la vida que estaba destinada a vivir. Nunca, nunca olvidaría
lo que ella dejó por mí.
Una voz profunda preguntó, levantando mis ojos y luego otra vez. El hombre
estaba mirando a Veti, claramente preocupado por su malestar. Busqué en mi
mente, tratando de recordar su nombre.
Noté que al alejarme sus ojos sonreían y ella le respondía al hombre alto. Tal
vez esto era lo que Veti necesitaba todo el tiempo. Un brazo serpenteó alrededor de
mi cintura y me empujó contra un pecho firme.
Sonreí con una tonta sonrisa, agradecida de que no pudiera ver mi cara. —
Sólo un poco de emparejamiento.
Henry y yo tuvimos que llegar a un acuerdo antes. Ninguno de los dos podía
negar la atracción que ella tiene sobre nosotros. No puedo decir que estuviera
encantado con el acuerdo. Pero había algo bueno entre nosotros tres anoche, algo
que resonaba dentro de mí.
Amo a Lucy. Podría admitirlo, tal vez no abiertamente todavía. Pero he sabido
que ella ha sido la única para mí en mi corazón mucho más tiempo del que mi
mente estaría dispuesta a admitir.
No hay forma de que permita que la Alianza se acerque a ella. He pasado los
últimos veinte años protegiéndola.
Cuando la reunión terminó, Veti pidió hablar con Lucy a solas, así que Henry y
yo salimos al pasillo. No se dijo en voz alta, pero ambos la esperamos.
—¿Estás bien con esto?—preguntó con voz ronca.
Miré a mi hermano, que era un poco más alto y más musculoso que yo.
Henry es mayor, tiene magia, y siempre ha conseguido a la chica.
¿Eso me ha molestado?
Antes sí.
Viviendo tanto tiempo como los vampiros, aprendes a dejar ir las cosas
pequeñas. Veti y Henry son mi única familia, además de Lucy. Sabía que ella estaba
desarrollando una conexión con él, y honestamente, preferiría tener una parte de
Lucy que nada en absoluto. No es que la hiciera elegir. Demasiado de su corta vida le
ha sido arrebatado.
—Ya te dije antes que lo estaba. No quiero que las cosas cambien entre
nosotros.
Sonreí por su tono brusco. Henry siempre sonaba enojado, incluso cuando no
lo estaba. Era su naturaleza. Nunca he visto la ternura que le muestra a Lucy, dada a
nadie más. Y eso incluye a otras mujeres que ha tenido a lo largo de los años.
Henry frunció el ceño y yo me reí. Una buena risa de vientre que se sintió
increíble. Me preguntaba cuándo fue la última vez que fui tan feliz... no recuerdo
ningún momento.
—Somos hermanos —gruñó las palabras—. He visto tu basura casi tanto a lo
largo de los años como la mía. No hagas esto raro.
—Señor, hay una situación a la que necesito que le eche un vistazo. —Ambos
nos giramos para ver a uno de los hombres de Henry acercarse.
Asentí. —Se ha convertido en una mujer increíble. Veo que has vuelto a servir
a la familia Vasile.
Veti y David hicieron su incómoda rutina, una con la que estoy más que
familiarizado. Pero cuando Lucy intentó meter su mano como casamentera, no pude
evitar sentir una oleada de amor y afecto por ella. Me escabullí detrás de ella y
cuando intentó escapar, le envolví el brazo en la cintura y la tiré contra mí.
Me encantaba la forma en quedo sin aliento, como lo hace cada vez que
estoy cerca. También me encantó la oleada de lujuria y calor que siempre sentía
emanando de ella. Podía oler su deseo, y anhelaba tenerlo en mi lengua.
La tomé en mis brazos. Sonreía tan bien que no pude evitarlo. Tomé sus
labios con los míos. El sabor de ella explotando en mi boca. Mis brazos se cerraron
alrededor de su cintura. La besé como si quisiera hacer el amor con ella, sensual y
profundo, sin restricciones para follar, lo que nos dejaría a ambos sin aliento y
saciados.
Sus manos se clavaron en mi pelo, tirando fuerte. Pensé que mi polla estaba
dura como una roca, pero sus tirones hicieron alargarla aún más. Tenía tantas ganas
de follarla que no podía ver bien. La imagen de ella chupándome la polla de la noche
anterior casi me hacen correr en mis pantalones.
Sus besos eran casi un castigo y sin embargo tan protectores y apasionados.
Me encantaba poder tocarlo. Mis manos se deslizaron sobre su fuerte pecho y
brazos esculpidos. Los moví hasta sus anchos hombros y luego hundí mis manos en
su cabello. Me encantaba la textura y la suavidad junto con el olor de su champú.
Esto fue todo. Iba a tener sexo por primera vez, e iba a ser jodidamente
increíble.
Moví mis manos de vuelta a su cuerpo. Cuando pasé por su six pack, le oí
gemir. Marcus estaba completamente erecto, y yo quería un poco de eso. Cuando
fui a desabrocharle los pantalones, oí un fuerte ruido como el de un cristal roto, y
luego un grito.
Arrancando sus labios de los míos, Marcus dijo: —Necesito ver qué está
pasando.
Marcus se paró frente a mí. —Sven, ¿qué te da derecho a decirle lo que tiene
que hacer?
—¿De verdad crees que eres la única nigromante que hay, estúpida brujita?
Los puños de Marcus se apretaron, y miró a Sven. —La tratarás con respeto
cuando le hables. Y ella no irá contigo a ninguna parte.
Con una gran oleada de energía a través de nuestra piel conectada, empujé al
espíritu oscuro de Sven tan lejos como pude. Sentí la sacudida cuando la magia fluyó
a través de mí y dentro de él y luego sentí su brazo caer cuando su cuerpo se
desplomó. Cayó pesadamente contra Marcus, afortunadamente no lo apuñaló con
la daga de plata en el proceso.
Marcus me levantó, dejando a Sven donde estaba silencioso y sin vida. Los
gritos de los alrededores del castillo se alejaban, o quizás mi conciencia se
desvanecía. Me llevó a la cama, mirándome a la cara con una expresión de
preocupación.
Pero hubo más choques fuertes y rotura de cristales. Marcus me recogió una
vez más y se trasladó a la chimenea. En un movimiento que pertenecía a otra época,
empujó el segundo candelabro hacia atrás y una puerta se abrió en los paneles.
Nos deslizamos dentro del pasillo justo cuando más gente entraba en la
habitación de Henry.
Me puse tensa en los brazos de Marcus. Si ellos levantaran a Sven, él les diría
sobre nuestro paradero. Estaban seguros de atraparnos a pesar de que estábamos
en un túnel secreto.
—¡Algo está mal!
Margaret sonaba como una perra malvada, pero tuve que reírme de sus
sugerencias. Afortunadamente fui capaz de hacerlo sin que me escucharan.
Sentí pena por el compañero de Viv, Brendon, que había crecido con la mujer
como su madre.
Abrí la boca para preguntar si podíamos comprobar las cosas, pero Marcus
sacudió la cabeza, silenciándome.
Los guardias del palacio pudieron hacer que los intrusos fueran puestos bajo
custodia. Pero no había señales de Margaret o Malcolm en la mezcla. Tampoco
pudimos averiguar por dónde entraron al palacio.
Veti levantó una ceja y dijo secamente— Vamos, no fue tan malo como todo
esto.
La rodeé con fuego en los ojos. —¡No puedo creer que estés en esto! Pensé
que de todas las personas, tú me apoyarías.
Henry resopló—: Quizás podamos elegir un lugar que sea más de tu agrado.
Todavía no había visto a Viv o Joanie desde el ataque. Sven seguía muerto...
gracias a Dios. Y Angelina y Eva estaban a salvo y empacando para irse.
—Estarás con las chicas más jóvenes. —Marcus trató de razonar conmigo—.
Es imperativo que la Alianza no se ponga en contacto contigo. Los tres días casi han
terminado. Sé que piensas que estoy siendo injusto. Pero lo que hiciste con Sven,
Lucy, es un cambio de juego. Tienes la capacidad de impedir que un espíritu vuelva a
su cuerpo. El hecho de que puedas resucitar a los muertos es bastante asombroso,
pero esto, cielos.
Me necesitaba.
Le di una mirada de desconfianza, tratando de encontrar el vacío legal en su
argumento.
Levantando mis ojos vidriosos, miré a Veti. Tenía una expresión bastante
miserable en su cara. En ese momento tuve una idea.
—Iré con Henry y nos llevaremos a las niñas. Pero insisto en que Veti venga.
Veti sonrió la sonrisa más triste que he visto nunca. —Nunca te dejaría,
querida.
Yo contaba con eso. —Perfecto, entonces insisto en que Veti y David se unan
a nosotros.
Se acercó a donde yo estaba parada. Cada paso que daba parecía empujar la
daga más lejos. No entendía por qué estaba tan enfadada con él. Me sentía de mal
humor e irritable. Una parte de mí quería arremeter contra él. Era perturbador e
inquietante.
Cuando finalmente lo dejé ir, tenía lágrimas en mis mejillas. Miré a todo el
mundo, casi atreviéndome a decir algo sobre mi loco comportamiento, pero se
quedaron en silencio.
—Dijeron que nos vas a proteger —dijo Angélica antes de arrojarse a mis
brazos.
Eva puso los ojos en blanco, como sólo un niño de siete años puede hacer y
todavía parecer adorable.
Miré a Henry, que parecía tan perdido como yo. Tal vez fue algo bueno que
Veti y David vinieran. No tenía ni idea de cómo mantener a las niñas vivas. Entonces
me di cuenta de lo mucho que Veti debe haberse sentido de la misma manera,
excepto que cuando se vio obligada a aceptarme, yo era mucho más joven.
Me di cuenta de que esta podría ser mi oportunidad de pasar más tiempo con
Henry. Pasé tanto tiempo con Marcus que a veces se sentía más fácil con él. Aunque
me sentía sexualmente atraída por Henry, también lo admiraba y me gustaba como
persona. ¿Le había mostrado eso?
Resolví, en ese momento, que haría todo lo posible para conocerlo mejor.
Lo miré, recordando de repente cómo era él desnudo. Maldición, necesitaba
conocerlo mucho mejor.
No era mi primera visita a los estados, pero nunca había intentado acampar
antes. Afortunadamente, gracias al don de la magia, teníamos todas las provisiones
necesarias, como la fontanería interior y la comida. Desafortunadamente, la tarea
de entretener a dos niñas de siete años estaba muy por encima de mi nivel de pago.
Era como un niño en Navidad. Abrimos uno de los armarios para encontrar
algunos juegos al aire libre. Lucy insistió en que pusiera el juego de bádminton y era
lo que estaban jugando actualmente. Ninguna de ellas tenía talento, pero era
adorable verlos.
Recordé su rostro en la corte real cuando se supo que Sven estaba realmente
muerto. Quería golpear hasta la última persona en la cara que le daba un ojo
receloso, y eso incluía a mi hermano. Lucy era buena de principio a fin, era más que
obvio para mí lo asustada que estaba. La valiente fachada que intentó poner no
ocultaba el hecho de que no tenía ni idea de lo que estaba pasando.
En todo caso, me alegro de que hayamos venido al bosque sólo para que ella
pudiera reírse de nuevo. Veti y David habían asumido un papel un poco más
paternal. Incluso ahora, ella estaba preparando la cena mientras David se aseguraba
de que los tres dormitorios fueran habitables.
No estaba seguro de cómo iba a pasar la noche. Lucy informó a Veti que se
quedaría conmigo. Las niñas tenían su propia habitación, que contenía dos juegos de
literas. Si Veti quería dormir allí, podía hacerlo.
Sin embargo, estaba bastante segura, por la luz de los ojos de David, que
quería a Veti con él.
No estaba seguro de cómo podía mantener mis manos lejos de ella. Hubo
momentos en los que la sorprendí mirándome con una mirada tan acalorada que
quise tirar a Lucy sobre mi hombro y dirigirme a la cueva más cercana. Sabía que era
una barbaridad y me importaba una mierda.
Toda esta rutina de compartir con Marcus era difícil. No sabía dónde estaban
los límites, y no ayudaba que me dijera cuando me fui que dejara que las cosas se
desarrollaran naturalmente. ¿Qué significaba eso? No puedo creer que no le doliera
si le quitaba la virginidad.
Mierda, sólo pensar en hundirme en ella me tenía duro como una roca. Me
volví abruptamente y llamé por encima del hombro y dije—: Voy a dar un paseo.
Volveré en un rato.
Quería ignorarla para no avergonzarnos a los dos. Pero no pude. Había algo
dentro de mí que la anhelaba. Miré hacia atrás para verla enviando a las chicas a la
cabaña. Luego corrió detrás de mí y me cogió la mano.
Había hablado con Alden sobre el apareamiento cuando había más de dos
personas involucradas. Necesitaba algo de perspectiva sobre cómo funcionaba todo.
Principalmente sobre cómo evitar los celos, porque tenía que admitir que la
cercanía que Lucy compartía con Marcus era difícil para mí.
Éramos compatibles en el dormitorio, eso no hace falta decirlo. Pero no tenía
los años de adoración de Lucy para recurrir a ello. Quería conocerla. Y eso implicaba
cada aspecto de quién era como mujer, como amiga y como persona.
—Dios mío, espero no haber sido yo quien te hizo fruncir el ceño. —Sus ojos
bailaban cuando estaba feliz. Me encantaban las manchas amarillas doradas en su
cálida mirada marrón.
Debatí contarle todo, pero al final, pensé que la honestidad abierta sería la
única forma de que esto funcionara. —Estaba pensando en nosotros tres, tú,
Marcus y yo. Y en una conversación que tuve con Alden.
—Le estaba preguntando cómo lidiar con diferentes situaciones. —Me estaba
cubriendo, no quería salir y decir que mis sentimientos estaban heridos. Joder, no
era un adolescente y no necesitaba actuar como tal.
Ella tenía una sonrisa de respuesta en sus labios así como un brillante rubor
en sus mejillas. —Ahora te estás burlando de mí.
Caí en el impulso que había estado teniendo todo el tiempo y tiré de ella
contra mí. Sus ojos se abrieron de par en par y sus labios se curvaron en la sonrisa
más atractiva que jamás había visto. Sabía que podía sentir mi polla contra su
estómago. No había nada que ocultar en este momento, no con ella aplastada
contra mí.
—Tú y Marcus, tienen una buena relación y una larga historia, juntos. No
quiero que nuestra relación sea sólo sexual. Quiero que nos quieras a los dos. Tal
vez eso es presuntuoso de mi parte...
Sus manos subieron por mi pecho. Mientras ella sentía mi cuerpo bajo las
puntas de sus dedos, yo podía sentir cada roce de su piel a través de mi camiseta.
Me estaba quemando con sus dulces caricias, y yo tenía que tener más de ella.
Me retiré del beso pero no la solté. —Supongo que será mejor que nos
detengamos antes de que haga algo de lo que te puedas arrepentir.
Y lo hice.
Traducido por Hypatia A.
Corregido por Conce
Besar a Henry no era nada como besar a Marcus. Incluso por la forma en que
Henry me abrazaba, era como estar protegida por esta enorme fuerza. Su cuerpo
musculoso se sentía increíble bajo mis manos. Sus labios eran exigentes, y sin
embargo, no tomaban demasiado.
Sentí una hinchazón en mi corazón por este hombre. Sus manos se movían
por mi espalda encendiendo un fuego con cada nuevo lugar que tocaba. Jadeaba
mientras me tomaba por el trasero y me levantaba del suelo. Se dijeron palabras y
luego exigí que me besara. Pude ver por el fuego en sus ojos que estaba tratando de
contener. Quería que se soltara. Quería verle romper los rígidos límites de lo que él
sentía que era su lugar.
No sabía mucho sobre los compañeros, aparte de que se suponía que había
un vínculo especial. No podía ni siquiera empezar a explicar la conexión entre
nosotros. Mis manos subieron hasta ahuecar su rostro. La barba de sus mejillas
presionaba mis palmas y me gustaba la cercanía con él. Sentí que podría haberme
subido a su abrazo y no quería estar en ningún otro lugar.
—Lo que me haces —exhaló las palabras como si dijera una oración. Sus
labios se movían de mi boca para besar mi mandíbula.
Incliné la cabeza hacia atrás, amando la sensación y queriendo sentir su boca
en mi cuello. Quería que bebiera de mí. Moví mis caderas contra sus duros
abdominales y escuché su sorda maldición.
Sus ojos buscaron los míos antes de hablar. —Lucy, nunca hubiera pensado
que encontraría a la única persona con la que debería estar. Es tan raro. Ni en un
millón de años podría haber imaginado compartir esa persona con otra. Pero sé que
esto es correcto. Sé que estás destinada a Marcus y a mí. Espero que no seamos
demasiado fuertes.
Por el dolor entre mis muslos diría que no era lo suficientemente fuerte.
Y luego me besó de nuevo, más fuerte esta vez. Sus manos resbalando bajo
mi ropa y sus dedos apretando mi culo desnudo. Empujé mis caderas contra él de
nuevo y encontré mi espalda golpeada contra la pared más cercana. Su boca estaba
hambrienta, y con cada barrido de su lengua mi coño se mojaba más y más, hasta
que tuve miedo de tener una mancha húmeda en mis vaqueros.
Me arrancó la camisa y luego tiró de mi sostén hasta que mis pezones
quedaron expuestos a él. Cuando su boca se cerró alrededor de uno, no pude evitar
el grito agudo que se escapó de mis labios. Mi cabeza cayó hacia atrás y golpeó la
pared, pero no me importó.
Abrí la boca para decir algo cuando oímos a alguien gritar mi nombre.
—¿Lucy?
Veti vino corriendo desde la curva. Por la expresión de su cara supe que era
algo importante.
Henry compartió una mirada muy preocupada con Veti y David. Me sentía
impotente, y no me gustaba la sensación. Arrodillada al lado de Angie le toqué el
brazo suavemente y se quedó quieta. No había usado ninguna magia o llamado a su
espíritu, pero los otros me miraron como si hubiera resucitado a alguien de la
muerte.
Para ser justos, ya que lo hice bastante a menudo; estaba familiarizada con la
mirada.
—La Alianza tiene otros que es como tú. Están levantando un ejército contra
los vampiros, un ejército de muertos. Debes detenerlos.
—Debes destruir a tu hermana, Lola —continuó Angie con esa otra voz
mundana.
—¿Mi hermana? —Me eché hacia atrás y casi dejo caer el brazo de Angie—.
¿Quién eres? —exigió Henry.
—Soy su madre.
Eva comenzó a llorar y Veti la tomó en sus brazos. David se acercó a ellas de
manera protectora.
—¿Qué es lo último que recuerdas? —le preguntó Henry a Angie.
Angie miró de Eva, que seguía llorando, hacia mí y Henry. Sus ojos estaban
llenos de preguntas cuando ella respondió. —Recuerdo haber jugado con Eva.
Le abrí los brazos a Angie. —Ven aquí —le dije bruscamente. Ella se movió,
viniendo a darme un abrazo. Luego se acercó a Eva.
—Tus ojos se pusieron en blanco y luego te caíste —le dijo Eva a Angie—. Fue
aterrador. Y luego comenzaste a temblar, y no pudimos hacer que te detuvieras —
Sus ojos se movieron hasta donde yo estaba todavía sentada en el suelo—. Lucy te
hizo parar. Pero entonces empezaste a hablar y no sonabas como tú.
Angie arrugó su nariz. —No sé de qué estás hablando. Nada de esto sucedió
realmente, ¿verdad?
—¿Qué opinas de eso? —pregunté en voz baja, sin querer molestar a Eva o a
Angie de nuevo.
—La familia real tenía siete u ocho hijos, muchos de ellos eran niñas. Es
posible que tengas otra hermana llamada Lola. Honestamente no lo sé con
seguridad. No sé quién era la voz o por qué tu difunta madre eligió pasar por Angie
para hablar contigo.
Me puse tensa. —No me importa hablar con Viv, Joanie, sus compañeros o
Marcus. Pero tengo reservas sobre hablar con todo el consejo. Tiene que haber más
facciones de vampiros trabajando dentro del castillo, y por lo que sabemos es el más
alto del grupo el que está filtrando información a la alianza.
—Sueño —dijo Alden claramente como si eso fuera a resolver todas las
preguntas del mundo.
Alden tomó asiento y lo azotó antes de caer en él. —Estamos en esto a largo
plazo. ¿Ejército de zombis? Diablos, sí, adelante.
Traducido por Hypatia A.
Corregido por Conce
Me froté las manos mientras escuchaba a Veti repetir lo que habíamos leído
sobre la nigromancia. No era nada que no hubiera discutido con ella un millón de
veces. Pero se sentía diferente sabiendo que hay alguien más con los mismos dones,
pero ella los usa para el mal.
Lola.
Asintió y se sentó a mi lado. —Es bastante raro que haya otra de nosotras.
—Fue muy raro hablar con mi madre —le dije—. Debí haberle preguntado
tantas cosas diferentes, y aun así fui una idiota que se quedó sentada ahí. Debí
haber obtenido más información.
Me volví para ver dónde la mayoría del grupo estaba hablando, y Joanie
siguió mi mirada.
—Todos aquí quieren lo mismo que tú, Lucy. Todos queremos llegar al fondo
de las cosas. Todos queremos poder vivir en paz sin la amenaza de la Alianza sobre
nosotros. Todos queremos entender.
Joanie se rio. —No lo hago. En realidad no. Manejan las cosas mucho mejor
que yo. Sólo confía en Henry y Marcus y trata de no pensar demasiado las cosas. Sé
que es confuso, pero una vez que has completado el apareamiento, todo parece
encajar en su lugar.
No fue Joanie quien habló, sino una voz profunda que hubiera reconocido en
cualquier parte. Salí volando de los brazos de Joanie y me lancé hacia Marcus.
—¿Cuándo llegaste? ¡Te extrañé tanto! ¿Has visto a Henry? ¿Sabes lo que ha
pasado? —Cada declaración o pregunta fue interrumpida por besos que le aplasté
en la cara.
Esas palabras eran justo lo que necesitaba. Lo sostuve más cerca, enterrando
mi cara en su cuello y oliendo la rica esencia que sólo era Marcus. Sentí una mano
en mi espalda y supe que Henry había venido a unirse a nosotros. Levantando mi
cabeza envolví un brazo alrededor de Henry y lo junté en el abrazo. —¿Viste?
¡Marcus vino por nosotros!
—Ya veo, amor —su ruda respuesta fue como un bálsamo para una herida.
Necesitaba tanto a Marcus como a Henry. Me había sentido fuera de lugar con uno
u otro, pero cuando estábamos todos juntos las cosas realmente encajaban. Levanté
la vista para ver que la habitación había sido despejada.
Asentí.
—Sí —lo dije de golpe—. Los acepto a los dos, a Marcus y a Henry como mis
compañeros.
—Eres nuestra —dijo Henry en un gruñido bajo que sonó casi como un
animal—. Nada nos separará nunca más.
Henry se movió a la cama, acechándome como si fuera una presa. Sentí que
mi estómago se apretaba mientras se encargaba de mi ropa, casi arrancándola.
Luego se inclinó sobre mí, su enorme cuerpo me empujó contra la ropa de cama y
reclamó mis labios.
Le devolví el beso con todo el amor que tenía en mi corazón. Era crudo y
dominante y todo lo que yo quería de un beso.
Mis caderas querían moverse, pero Marcus las tenía bien agarradas. Henry
continuó besándome mientras sus manos serpenteaban y capturaban las mías. Sentí
que las levantaba y luego las sujetaba a la cabecera. Al mismo instante, la boca de
Marcus dejó mi coño y grité en el beso de Henry.
Pero no se iba, Marco me tomaba cada uno de los pies y me ponía las
esposas que me dejaban extendida ante ellos como un festín. Sentí el aire en mis
tiernos pliegues y disfruté de la sensación de decadencia erótica. Imaginé una
habitación llena de hombres sin rostro que todos me deseaban, se morían por un
simple vistazo de mi carne desnuda. No era nada que quisiera tener en la vida real,
pero en cuanto a las fantasías, hacía que mis jugos fluyeran aún más libremente.
A Henry le brillaban los ojos y luego arrastraba sus dientes alargados por mi
garganta, yo gritaba y le rogaba que me probara, que me llevara, que hiciera su
voluntad conmigo.
—Eres una chica tan buena —murmuró Marcus, subiendo para acunar mi
cara y ofrecerme apoyo—. Estás tomando su polla tan bien; estamos tan orgullosos
de ti.
—Ahí está Lucy, justo así —Marcus me guiñó un ojo malvado antes de
capturar uno de mis pezones y darle un fuerte tirón con sus dientes.
Ambos.
Dentro de mí.
Maldita sea.
—Quiero esto —dije. Mi voz era áspera, y mis ojos brillaban con las lágrimas
que se deslizaban por mis mejillas.
—No escuché, Maestro. —Me mordí el labio inferior y bajé los ojos.
Todo era un juego, y aun así sabía que si mis Maestros tomaban las
decisiones por mí, cuidándome, no tendría tiempo para las dudas y miedos que me
asolaban. Necesitaba someterme a ellos, y ellos necesitaban dominarme.
Marcus se movió y desató mis pies. Luego me giró para que mis manos
permanecieran atadas a la cabecera, pero mi trasero estaba en el aire. Henry
acarició mi piel, tocándome por todas partes, los hombros, la parte pequeña de mi
espalda. Incluso se tomó el tiempo de trazar la curva de mi garganta y el punto
sensible detrás de mi oreja.
—Eres tan jodidamente hermosa, Lucy —dijo tiernamente—. Eres nuestra
compañera y haremos todo lo que esté a nuestro alcance para complacerte, para
cuidarte.
Las lágrimas inundaron mis ojos una vez más, mientras Marcus me azotaba
con su mano desnuda.
Su polla me llenó justo cuando sentí que Marcus movía mis caderas para que
estuviera en posición, y luego empujó suavemente dentro del culo. En lugar de
dolor, mi cuerpo les dio la bienvenida. Estaba apretado, tan apretado que me
preguntaba si volvería a respirar.
Mi cuerpo estaba lleno de los hombres que amaba, y estaba segura de que
nada podía ser más dulce.
—¿Estás bien, amor? —preguntó Henry con una mirada preocupada en sus
ojos. Asentí y no pude evitar la sonrisa que se extendió por mi cara—. ¿Qué es? —
pidió Marcus indulgencia.
Levanté una ceja. —Tal vez los proteja a los dos contra ella. No le temo a Lola
por mí misma. Pero acabo de saber quién es mi familia. Ustedes dos y mis
hermanas, lo son todo para mí. No sé cómo esta chica puede ser nuestra hermana.
¿Quizás es una trampa?
—Pase lo que pase, nada te quitará a tu familia nunca más—dijo Marcus con
tanta autoridad que quise creerle. —Puede que tenga poderes con los que no
estamos familiarizados, pero eres una bruja poderosa además de un vampiro, Lucy.
No puedo evitar pensar que cuando tú, Joanie y Viv trabajen en equipo, será un
poder que no se parecera a nada que hayamos visto antes.
—¿Pero qué pasa con los vampiros? —Me quedé sin aliento—. Aborrecen la
magia.
Marcus curvó su labio con desagrado. —Está mal que los vampiros tengan
que vivir temiendo por sus vidas por lo que somos, y aun así, nuestra raza hace lo
mismo con las brujas. Quizás si todo el odio y la hipocresía se abordaran, todos
podríamos vivir en paz.
¿Y si todo esto era sólo un elaborado complot? Era como si alguien usara
nuestras diferencias para crear problemas y permitirnos destruirnos a nosotros
mismos.
Henry me pasó un dedo por la mejilla. —Eres muy sabia, mi amor. Nos
reuniremos en la sala de guerra y le presentaremos esto a nuestra reina.
Los hijos del rey eran Fredrick, Rupert, Lola, Vivian, Lucy, Joanie, Alexander, y
finalmente Angelina. No todos nacieron de la misma madre. Cuando la primera
esposa del rey falleció al nacer Rupert, el rey quiso tener más hijos. Sin embargo, su
corazón pertenecía a su esposa muerta, y no deseaba amar a otra. Así que en su
lugar, tomó una amante, pero esto no sirvió a su propósito ya que ella parecía ser
estéril.
El viejo rey era inteligente y pensó en engañar al destino. Así que se casó de
nuevo, pero esta vez, antes de que los votos fueran prometidos, el rey visitó el viejo
aquelarre. Se realizó un hechizo, ya sea una bendición o una maldición, eso lo
decidirá usted. El rey se casó y tuvo tres hijas más.
Luego, para su deleite, su amante también le dio una hija. El rey era
codicioso, quería otro hijo. Empezó a culpar a su segunda esposa, después de todo
ella sólo le dio hembras. Seguramente era ella la que le impedía tener otro hijo.
Un día su hija mayor vio a su madre sosteniendo su muñeca contra su pecho.
Cuando le preguntó a su madre qué le pasaba, la reina sonrió y le respondió que
"nada" parecía haber pasado. Pero la hija sabía que no era así. A medida que
pasaban los días, se encontraron más y más moretones en la joven reina, comenzó a
perder peso y a verse frágil.
La hija se preocupó por su madre. Las gemelas aún no tenían dos años y la
bebé bastardo aún estaba amamantando. Sin embargo, no todo estaba perdido, ¡la
reina estaba embarazada! De repente las cosas volvieron a ser como antes, y la
joven princesa volvió a ser feliz.
Cuando llegó el día en que el bebé naciera, fue como si los cielos lloraran por
lo que seguramente sucedería. El trueno se estrelló y los relámpagos llenaron el
cielo. Los vientos corrían entre los árboles e incluso con los fuegos encendidos, el
palacio parecía un lugar frío y aterrador.
El joven Alejandro nació, pero algo estaba mal. Vivió sólo unos pocos
momentos. Lo suficiente para que su madre le diera un beso entre lágrimas en la
mejilla. El rey, que no había asistido al parto, al oír la noticia irrumpió en las
habitaciones de la reina.
Los villanos con sus rostros amortajados comenzaron a matar todo lo que sus
ojos podían ver. Dos de ellos se salvaron con Vivian y Joanie. El capitán de la guardia
se llevó a Lucy, pero Fredrick y Rupert no tuvieron tanta suerte. Tampoco la tuvo
Lola, nadie podría haber adivinado que estaba acurrucada al otro lado de la cama
sosteniendo el cuerpo de su hermano menor mientras veía la sangre de su familia
ser derramada en el único hogar que había conocido.
Lola apretó los ojos y rezó para que su madre se salvara. Rezó para que su
hermano pequeño pudiera encontrar el aliento una vez más. Pero no importaba lo
que hiciera, Lola no podía cambiar su destino.
Un hombre alto estaba reuniendo a los muertos para quemar sus cuerpos y
arrebató a su madre de la cama. Lola no tenía más de diez años cuando se puso de
pie y le gritó al hombre. Le exigió que devolviera a su madre.
—El niño está muerto —dijo el hombre malvado, y por primera vez algo de
asombro cruzó su malvado rostro.
Lola miró hacia abajo para ver los ojos de su hermano pequeño Alexander
mirándola. Él, en efecto, no sólo estaba vivo, sino que estaba llorando en voz alta.
El hombre sonrió mientras decía "Parece que nos eres más útil viva que
muerta.
Alcanzó al bebé.
Lola le gruñó al hombre, una vez más su cuerpo comenzó a brillar. "Si tocas a
mi hermano, te mataré.
El hombre se rió, y aún así dejó caer sus manos. —¿Cómo puede una cosa tan
pequeña estar tan enfadada? Eres la madre de la muerte, ¿no?
Hombre estúpido, Lola pensó para sí misma, voy a vengar a mi madre y mis
hermanos. No permitiré que nadie como tú, mi padre o estos hombres nos hagan
daño nunca más.
Cuando los otros hombres malvados vinieron por ella, Lola se fue
voluntariamente con ellos, siempre y cuando el bebé Alexander no se apartara de su
lado. Esperaría el momento oportuno, y entonces, un día, los mataría a todos.
Es una autora multigénero con más de treinta títulos que van desde el
romance de ciencia ficción. El romance histórico, el nuevo romance para
adultos, los cuentos de hadas hasta el romance paranormal. S. Cinders vive en
el medio oeste con su esposo y dos hijos adolescentes que la mantienen
alerta. Conocida como la traviesa autora romántica, la recordarás por sus
bromas y sus atractivos personajes. Una vez que comiences, ¡no querrás
parar!