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La neurociencia y el aprendizaje de la pintura artística.

Introducción

El siglo XX se vió nutrido de diferentes paradigmas en la educación, estos centraron sus


bases en los principios de psicología como el conductismo, cognitivismo y el
constructivismo. Alrededor de los años 70’s el estudio del cerebro, en su oportunidad de
conocer sus capacidades cognitivas y relacionarlo con la educación dio origen a una
nueva vanguardia en el aprendizaje: la neurociencia.

Cualquier acción que el ser humano emprende necesariamente está involucrado el


cerebro: moverse, pensar, actuar, aprender , crear, descansar, sin embargo en algunas se
requiere mayor participación de número de terminales neuronales, lo que hace el
proceso más complejo.

La neurociencia referente al aprendizaje busca primeramente justificar a nivel biológico


cómo es que el cerebro actúa y en consecuencia elaborar estrategias y objetivos que
fortalezcan la dinámica de enseñar y aprender.

Lo más importante para un educador es entender a la Neurociencia como una forma de


conocer de manera más amplia al cerebro, cómo es, cómo aprende, cómo procesa,
registra, conserva y evoca una información, entre otras cosas para que a partir de este
conocimiento pueda mejorar las propuestas y experiencias de aprendizaje que se dan en
el aula, Campos, A.L. (2010).

La actividad de la pintura necesariamente requiere de acciones que conllevan: el


memorizar, el cuestionar, el imaginar, el decidir, no obstante comprender estas tareas a
nivel cerebral desde cómo se originan, desarrollan y concluyen podrían orientar a los
educadores como es que podemos entender y apoyar a los estudiantes en el aprendizaje.

¿Qué es la neurociencia?
Se conoce como neurociencia al conjunto de disciplinas que estudian las estructuras,
funciones y patologías que causan el comportamiento humano. Las disciplinas que
determinan a la Neurociencia con respecto al área del aprendizaje, son la
Neuroanatomía (estructura cerebral macro y micro) la Neurofisiología (funcionamiento
cerebral, las Tecnologías de Neuroimagenes , las Ciencias Cognitivas ( Psicología
Cognitiva, Teoría de la Información, Teorías de Sistemas), la Etología . Gómez, J.
(2004, p. 6-7). Estas disciplinas a pesar de estudiar y actuar por separado, la
neurociencia busca implementarlas a su estudio de manera holista, es decir comprender
de manera global como es la función del sistema nervioso en todas sus partes
definiendo así a la conducta humana.

El eje central de la neurociencia se basa en el estudio del funcionamiento del cerebro, la


acción de cada una de sus partes así como la relación que mantienen al momento de la
actividad sináptica. La tarea de la neurocencia es la de intentar explicar cómo es que
actúan millones de células nerviosas individuales (neuronas) en el encéfalo para
producir la conducta y cómo, a su vez, estas células están influidas por el
medioambiente, incluyendo la conducta de otros individuos, Jessel, et al. (1997), citado
en: De la barrera M.L. Y Donolo, D. (2009).

Al hablar de las múltiples funciones que desempeña el cerebro como lenguaje, memoria,
orientación espacial, psicomotricidad, razonamiento, emociones, éstas desarrollan su
función en dependencia con varias áreas cerebrales, es decir dependientes no sólo de un
órgano específico, sino es su relación con otras para completar su objetivo. Cuando
mayor es la complejidad de una función, más áreas cerebrales estarán involucradas. De
la Barrera M.L. Y Donolo,D. (2009, 5-XX).

La tecnología como apoyo del estudio del cerebro: las neuroimagenes.

Gracias a la tecnología desarrollada de las neuroimagenes podemos conocer de manera


clara los componentes del cerebro incluso cuando se encuentra en actividad.
La posibilidad de ver al cerebro en acción cada vez que se realiza una función o una
conducta, nos permite comprender como diversas zonas del encéfalo dan origen a
dinámicas tan complejas como la memoria y el aprendizaje. Maureira, F. (2010). Un
ejemplo específico es, en las artes visuales, como la pintura, en el momento de crear, se
activan los lóbulos occipital y temporal, según Postier et al. (2008) citado en Guillen,
J.C. (2014).
En la década de 1970 se desarrolla la Tomografía Axial Computarizada (TAC) que
entregaba una imagen estructural del cerebro mediante rayos X. En la década de 1980,
la Resonancia Magnética Nuclear (RMN) entrega imágenes estructurales de mayor
resolución y sin utilizar radiación. Más recientemente se han generaron aparatos que
entregan imágenes funcionales, mostrando las áreas y estructuras del cerebro que se
activan cuando se realiza una determinada actividad cognitiva, técnicas de Tomografía
por Emisión de Positrones (PET), Tomografía Computarizada por Emisión de Fotones
Simples (SPECT) y Resonancia Magnética Funcional (RMf). Maureira, F. (2010)

La relación neurociencia y aprendizaje artístico

El aprendizaje esta constituido por un gran número de procesos, de los cuales los más
importantes son, la motivación, las emociones, la atención y la memoria. Todos estos
procesos neuronales son necesarios tener en cuenta a la hora de enfrentar el desafío de
la enseñanza y para esto se hace imprescindible que el profesor posea un conocimiento
básico sobre la estructura y función del sistema nervioso. Maureira, F. (2010)

Para Saavedra M.de los A. (2001) es importante señalar que todo cerebro humano
tiene una capacidad infinita de aprender. Cualquiera que sea su edad, sexo, nacionalidad
o bagaje cultural, todo cerebro viene equipado con capacidades excepcionales como:
La detención de patrones y aproximaciones, memorizar, auto corregirse y aprender
desde la experiencia por medio de la auto reflexión.

Con respecto a las artes, es importante mencionar, que en su proceso de desarrollo no


corresponden a las mismas líneas de aprendizaje que la de la educación tradicional
formal; el arte, en cualquiera de sus expresiones, debe ser entendido como una función
cognitiva que posee sus propias redes neuronales y que junto con la creatividad
particular del artista y el producto de esa creatividad se integra en una expresión final de
elementos neurosociales y psicológicos, Fornnazzari, L. (2008).
En concreto, si entendemos que el arte es fruto de la organización del cerebro humano y
de su comportamiento social, la neurociencia podrá seguramente aportar claves
esenciales para su comprensión. Dierssen, M. (2016, p.7).

El aprendizaje de la pintura artística y sus funciones cerebrales.

La activación de la memoria y la creación de patrones


Para el ser humano, la memoria está naturalmente activa todo el tiempo en el momento
presente en que nos movemos por el mundo y tratamos de darle sentido a nuestro
contexto y nuestras experiencias, Saavedra M. De los A. (2001, p. 148).

Cuando se vive una experiencia significativa, el cerebro se encarga de almacenar el


recuerdo y mantenerlo como una reserva, para que en el momento donde se requiera y
lo motive a través de la emoción, trate de reconstruir la idea en un nuevo contexto.
Según Pizano, G. (2010) durante el aprendizaje el cerebro realiza dos funciones,
memorizar la información y predecir cuando esta información será más tarde necesitada.

El estudiante de pintura constantemente se ve expuesto a la tarea de la memoria, en el


hecho no solo de imitar lo que observa, sino con su propia interpretación reproducir el
mundo. Recuerdos, experiencias vividas, situaciones imaginadas y sueños son los que
comúnmente incitan a crear.

A través de las experiencias del diario vivir, el ser humano capta la realidad la
internaliza y crea patrones, de acuerdo a lo que plantea Saavedra M..de los A. (2001)
esto significa tratar de entender la vida a través de encontrar orden, haciendo
categorizaciones, encontrar semejanzas y diferencias y compartiendo caracteres. El
resultado de todo esto es que el ser humano construye modelos de la realidad.

El estudiante de pintura en su proceso creativo imagina, simboliza, categoriza,


conceptualiza, a través de formas, colores y composiciones; realidades propias que
definen su propio mundo.

Las emociones
Por naturaleza el arte está ligado a las emociones. Para cualquier artista, el principal
elemento que interviene en la elaboración de una obra es la motivación de expresar
algún sentimiento o suceso. Ivcevic y otros (2014) mencionan que tanto la creación,
como la apreciación del arte, son procesos profundamente emocionales. Pablo Picasso,
uno de los artistas más creativos del siglo XX concebía al artista como un receptáculo
de emociones y un vehículo de transformación de esas emociones vívidas en obras
tangibles, Picasso (1988) citado en Ivcevic y otros (2014).

Según Ávila, R. (2011, p. 428) los circuitos neuronales de la emoción y los de la


memoria están estrechamente relacionados. Seguramente por eso recordamos las cosas
más por su carga emocional que por su significación intrínseca. Aprendemos más de los
eventos que producen un sentimiento gratificante que aquellos que nos producen
indiferencia y aburrimiento.

Goleman,D. (2012) nos menciona que en la región del sistema límbico del cerebro se
ubica la amígdala , estructura donde se depositan nuestros recuerdos y emociones y por
ende nos permite otorgarle significado a nuestra vida, además hace incapié planteando
que la capacidad de pensar, de planificar, concentrarse, solventar problemas, tomar
decisiones y muchas otras actividades cognitivas indispensables en la vida pueden verse
entorpecidas o favorecidas, que dependen del estado de satisfacción en que nos
desarrollemos. Habilidades emocionales como el entusiasmo, el gusto por lo que se hace
o el optimismo representan estímulos ideales para el éxito. De ahí que la inteligencia
emocional constituya la aptitud maestra para la vida.

Es entonces que como lo plantea De la Barrera y Donolo D. (2009), todo aquello que
nos produce complacencia, agrado o contento en nuestras instancias de aprendizaje
queda reforzado en nuestra memoria. Podemos relanzar la importancia no solo de los
conocimientos previos sino también de lo vialioso que es estudiar algo que nos agrade.

Es por eso que el estudiante de un taller de pintura se ve más motivado si su aprendizaje


gira en torno a sus propios intereses y curiosidad. Al aprender con colores, temáticas y
formas que le inspiran, el aprendizaje se vuelve significativo pues permanece en el
estado de flujo donde la motivación y el placer de hacer las cosas están siempre
presentes.
El desarrollo de la creatividad

La creatividad es una de las funciones cognoscitivas esenciales del cerebro humano.


Todos los seres humanos tienen la capacidad de ser creativos. Según estudios de la
neurociencia, las estructuras cerebrales que se activan para crear ideas incluyen
prácticamente toda la neocorteza y la arquicorteza, así como estructuras subcorticales, el
núcleo amigdalino y las diencefálicas (hipotálamo y tálamo) que en conjunto forman
parte del sistema límbico, la formación reticular que mantiene el estado de conciencia
normal y la conducta de atención, imprescindibles en el proceso creador, Escobar, A,
Gómez-González, B. (2006).

Para el desarrollo de las artes plásticas como la pintura, la creatividad es primordial, la


memoria y las emociones necesariamente están ligadas a ella, los actos creativos a los
que se encuentran sujetos los estudiantes de pintura se encuentran en constante
movimiento, seleccionar, analizar, proponer, ajustar, analizar, son acciones
circunstanciales que necesariamente requieren de creatividad, en otras palabras el
estudiante se enfrenta continuamente al reto de decidir qué es lo conveniente en
cualquier acción.

Bajo esta premisa, se puede mencionar que el cerebro humano también posee una
capacidad de plasticidad enorme, es decir, va modificando sus conexiones neuronales, a
cada momento, Maureira, F. (2010) .Esta plasticidad es la que permite que el cerebro
sea cambiante, que se vaya transformando de acuerdo a las experiencias y significados y
que va generando capacidad única en cada cerebro.

Conclusiones

Referencias:
Ávila, R. (2011) Enseñanzas artísticas y neurociencia de las emociones. Cuaderno de
danza. 425-435. Recuperado de:
https://www.raco.cat/index.php/EstudisEscenics/article/download/253656/340442
Campos, A.L. (2010) Neuroeducación. Uniendo las Neurociencias y la educación en la
búsqueda del desarrollo humano. La educación, revista digital. No.143. Recuperado de:
http://www.educoea.org/portal/La_Educacion_Digital/laeducacion_143/articles/neuroe
ducacion.pdf

De la Barrera y M.L y Donolo, D. (2009) Neurociencias y su importancia en contextos


de aprendizaje. Vol. 10, No. 4. ISSN: 1067-6079. Recuperado de:
http://www.revista.unam.mx/vol.10/num4/art20/art20.pdf

Dierssen, M. (2016) El cerebro artístico. La creatividad desde la neurociencia. Edición


digital: Vorpal Editorial. Recuperado de:
https://www.scribd.com/read/328399461/El-cerebro-artistico-La-creatividad-desde-la-
neurociencia#

Escobar, A, Gómez-González, B. (2006) Creatividad y función cerebral. Revista


Mexicana de Neurología. Vol. 7, No. 5. 391-399. Recuperado de:
http://www.medigraphic.com/cgi-bin/new/resumen.cgi?IDARTICULO=14088

Fornazzari, L. (2008) El papel del arte como protector de las funciones cerebrales. La
música, la pintura y la escritura facilitan la capacidad de reserva cerebral. Revista
Mexicana de Neurociencia. Vol.9, No. 2, 154-158. Recuperado de:
http://revmexneuroci.com/wp-content/uploads/2014/06/Nm082-10.pdf

Guillén , J.C. (2015) ¿Por qué el cerebro humano necesita arte? Escuela con cerebro.
Un espacio de documentación y debate sobre Neurociencia. Recuperado de:
https://escuelaconcerebro.wordpress.com/2015/01/31/por-que-el-cerebro-humano-
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Gómez, J. (2004) Neurociencia cognitiva y educación. Fondo Editorial FACHSE.


Recuperado de:
http://online.upaep.mx/campusvirtual/ebooks/neurociencia.pdf

Ivcevic, Z y otros. (2014) Arte, emociones y creatividad. Fundación botín.


https://www.fundacionbotin.org/89dguuytdfr276ed_uploads/EDUCACION/creatividad/
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Maureira, F. (2010) Neurociencia y educación. Exemplum.Vol. 3, 267-274.Recuperado


de:
https://www.researchgate.net/profile/Fernando_Maureira_Cid/publication/271328225_
Neurociencia_y_educacion/links/54c57bfb0cf219bbe4f50411/Neurociencia-y-
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Saavedra M.de los A. (2001) Aprendizaje basado en el cerebro. Revista de Psicología de


la Universidad de Chile, Vol.10, No. 1, 141-150. Recuperado de:
https://revistas.uchile.cl/index.php/RDP/article/download/18559/19592/

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