Está en la página 1de 1

– Ana, te tengo que contar una cosa.

– ¿Qué pasa, Lucía, a qué viene tanto secreto?


– Es que me da mucha vergüenza decirte esto...
– Anda, no será para tanto. ¿Qué es?
– Pues que el otro día me besé con Roberto después de la cena de empresa. Y claro, es el jefe,
así que no se lo puedo decir a nadie. Espero que tú me guardes el secreto.

– María, María, no te vayas...


– ¡Déjame!
– Ya sé que lo que hice el otro día estuvo mal. Lo siento. No quería dejarte plantada, es que no
me di cuenta de la hora que era...
– Claro, claro, tú siempre con tus historias. Esta vez sí que no te voy a perdonar.

– Oye, que me han dicho que has conseguido un ascenso, felicidades.


– Gracias, Manuel. La verdad es que no me lo esperaba y ha sido una gran sorpresa.
– Ni que lo digas, me imagino que estás la mar de contento.

– Mañana quiero ir a la fiesta de Patri, pero no sé qué ponerme.


– Ay, pues tengo un vestidito azul que te quedaría muy mono.
– ¿En serio? ¿Me lo dejas? Te prometo que no lo voy a manchar.
– Pues claro que te lo puedes poner, no hay problema.

– Iker, vamos a ir a tomar unas cañas hoy, ¿te apuntas?


– No, tío, es que tengo mucha faena aún.
– Anda, va, no seas aburrido. Ya lo harás mañana... tú también necesitas descansar.
– Es que si no lo acabo hoy mañana va a ser peor.
– Va, Iker, no empieces. Vente y déjate ya de tonterías. Ya verás como nos lo pasamos bien y
te olvidas por fin del trabajo.

– Ana, te he dicho mil veces que no te vistas así para ir al colegio.


– ¡Mamá, pero si todo el mundo va igual! Además, ¿sino para qué me compro la ropa?
– Pues no lo sé, hija, pero esa ropa no es apropiada para el colegio, ponte otra cosa, anda.
– Bueno, vale... a lo mejor sí que es un poco demasiado atrevido para el cole...

También podría gustarte