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3 6.941

derechos
en Se rie.
34 78.96

De Breaking Bad
a Black Mirror

Walter M. Arellano (Coordinador)

Prólogo de Jorge Linares


Presentación de Armando Casas
Ciudad de México, 2019
LOS DERECHOS EN SERIE.
DE BREAKING BAD A BLACK MIRROR
Presentación de Armando Casas
Prólogo de Jorge Linares
Walter M. Arellano (Coordinador)

Ciudad de México, 2019


Primera edición: 2019
D.R. © 2019 Editorial Libitum S.R.L. de C.V.
Cerrada Tlecoate número 18, Colonia San Fernando,
Tlalpan, 14070, Ciudad de México.
Cuidado de la edición y formación: Ana Lucía Mena Tachiquín
Diseño de forro: Héctor Muñóz Donjuán, todos los derechos registrados.
Impreso y hecho en México.

ISBN: 978-607-97694-5-1
Contenido
Presentación vii

Prólogo xi

Nota Del Coordinador xvii

I. Breaking Bad: Una mirada in(jus)tificada 23


Walter M. Arellano

II. Better Call Saul Criminal Law: el ejercicio ético de la abogacía 51


Abril Uscanga Barradas
Javier Díez García

III. El derecho a la luz de el mundo submarino de Jacques Cousteau 69


Fausto Kubli-García

IV. Outlander, una serie que nos remonta al pasado del pasado 85
Alberto J. Montero

V. Carbono Alterado: la encrucijada de la mercantilización 101


del cuerpo humano
Antonio Guiza Cabrera

VI. Derecho y existencialismo en el fin del maldito mundo 117


Alejandro López García

VII. Billions: la conciencia estética de la simulación 133


de lo innegociable en el debido proceso
Ramsés Samael Montoya Camarena

VIII. Suits: un viaje al núcleo del gremio 155


Tanya Sarai Fuentes González

IX. Distopía, derecho y pluralismo jurídico. 171


Algunas reflexiones en torno a Black Mirror
Sergio Martín Tapia Argüello
PRESENTACIÓN
Armando Casas*

My name is Walter Hartwell White. I live at 308 Negra Arroyo Lane,


Albuquerque, New Mexico, 87104. This is my confession. If you’re watching this tape,
I’m probably dead– murdered by my brother-in-law, Hank Schrader.
Walter White. Breaking Bad

Recientemente, el periódico británico The Guardian publicó su lista con las


100 mejores series de televisión del siglo XXI. La lista es encabezada por The
Sopranos y continuada por The Wire, la notable serie, ampliamente reconocida
como una obra mayor, creada por el periodista David Simon, Mad Men, la
comedia política inglesa de la BBC The thick of It y Breaking Bad en los primeros
cinco lugares. La lista 100 Greatest TV Shows of All Time, que publicó hace al-
gunos años la popular revista estadounidense Rolling Stone, es encabezada tam-
bién por The Sopranos, seguida, una vez más, por The Wire, Breaking Bad, Mad
Men, Seinfeld, probablemente la mejor serie de comedia de todos los tiempos
junto con Monty Python Flying Circus, y The Simpsons, la emblemática serie de
animación que supera las 30 temporadas. A diferencia de la lista de The Guar-
dian, que sólo considera series del siglo XXI, la de la revista Rolling Stone revisa
las de toda la historia de la televisión. No cabe duda que las series de televisión
de los últimos 20 años se han convertido en un fenómeno social y creativo
que, incluso, ha superado y desplazado en gran medida la atención que an-
tes despertaba el cine hegemónico hollywoodense en los críticos y analistas,
y, por supuesto, en las audiencias. ¿Cómo es que en estos tiempos, donde la
televisión vive un cambio tecnológico profundo y se ha modificado de manera
esencial su forma de consumo, tiene una oferta inédita de series inteligentes
y atractivas? Como afirma el crítico Jorge Carrión en su libro Teleshakespeare:

En el principio no fue el cine. En el principio fue la oración.


Y la poesía y el mito y la tragedia y el cuento y la comedia.
Y, después, la novela –tragicómica–. Y el ensayo. Y la pintura.
Y la fotografía. Y, finalmente, el cine. Y su hija, la televisión.

Cineasta y académico de la Universidad Nacional Autónoma de México. Fue di-


*

rector del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos y de TVUNAM.


Actualmente dirige Canal 22, el canal cultural de México.

vii
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

Lo que los une es la repetición: el rezo, lo poético, el relato, mucho


antes de que pudieran ser escritos fueron memorizados y repe-
tidos, mediante fórmulas retóricas, mediante estructuras emuladas,
mediante la mnemotecnia que articula la cultura. La imprenta no es
más que una máquina de repetir. De multiplicar las lecturas y, por
tanto, las imitaciones y, por tanto, las variantes; es decir, las series. 2

Ciertamente, al igual que en la obra shakesperiana, nos encontramos


frente a un momento paradigmático de la narración audiovisual en donde
las series de televisión han encontrado en la poesía y la mitología la expo-
sición compleja y clara de la condición humana. Podemos afirmar que en
la actualidad vivimos una educación sentimental televisiva con productos de
una alta calidad; de hecho, podemos decir que nos encontramos, en muchos
casos, frente a verdaderas obras de autor. Precisamente, Vince Gilligan, autor
de Breaking Bad, es un ejemplo claro de cómo las series de televisión pueden
ser tan complejas como cualquier lograda obra artística y pueden encontrar
un amplio público que, lejos de ser complaciente, espera los retos que estas
narraciones les sugieren. A propósito de Breaking Bad y de la obra de Gilli-
gan, el editor y académico alemán Jürgen Müller escribe en su compilación
Las mejores series de TV, las series favoritas de Taschen de los últimos 25 años:

Las series viven de las expectativas del espectador. Uno de los


aspectos que distinguen las producciones corrientes de las extraor-
dinarias es su disposición a poner a prueba al público. Durante
mucho tiempo, la insistencia en pautas narrativas aceptadas, en el
juego con valores reconocidos, fue garantía de éxito. Hoy en día,
virtuosos de la televisión como Gilligan se han creado un público
que de hecho espera que la vorágine de los acontecimientos se lleve
por delante sus sospechas y predicciones, de episodio en episodio
y de temporada en temporada. Si los espectadores esperan algo,
es lo imprevisible. 3

En este sentido es que hay que reconocer la aportación editorial que hace
este libro: Los derechos en serie. De Breaking Bad a Black Mirror, coordinado por
Walter M. Arellano. Es indudable que, al igual que la literatura y el cine, las
series de televisión se han convertido en un valioso objeto de estudio, desde la
2
Carrión, Jorge. Teleshakespeare. Madrid, Errata Naturae, 2011, p. 9.
3
Müller, Jürgen y Steffen, Haubner. “Bienvenidos a la familia” en Las mejores series de TV,
las series favoritas de Taschen de los últimos 25 años. Köln, Taschen, 2015, p. 6.

viii
Presentación

filosofía a la historia, pasando por la sociología, la comunicación, la arquitec-


tura, la medicina y, por supuesto, el derecho no podía ser la excepción. El cine
ha dado varias obras maestras donde la justicia o la profesión de abogado es
el eje central. Baste recordar solamente La costilla de Adán (Adam’s Rib, Georges
Cukor, 1949), Testigo de cargo (Witness for the Prosecution, Billy Wilder, 1957),
Doce hombres en pugna (12 Angry Men, Sidney Lumet, 1957), La patrulla infernal
(Paths of Glory, Stanley Kubrick, 1957), Matar un ruiseñor (To Kill a Mockinbird,
Robert Mulligan, 1962), El proceso (Le Procès, Orson Welles, 1962), Sacco y
Vanzetti (Sacco e Vanzetti, Giulano Montaldo, 1971), JFK (JFK, Oliver Stone,
1991), Cuestión de honor (A Few Good Men, Rob Reiner, 1992), por citar algunos
ejemplos emblemáticos. En el caso de las series de televisión, encontraremos
títulos tan interesantes, analizados en el libro, desde la mencionada Breaking
Bad, su precuela Better Call Saul, hasta The Suits y la muy intrigante Black Mirror.
Es apasionante leer estos ensayos y encontrar las diversas perspectivas jurídi-
cas que nos permiten apreciar desde un ángulo diferente las diversas series
que tratan temas esenciales como la familia, la condición social y la justicia.
Este libro es una obra que no es exclusiva para los estudiosos del dere-
cho, por el contrario, para los que nos dedicamos profesionalmente al oficio
cinematográfico y televisivo, así como para todos los seguidores de las series
de televisión inteligentes, resultará una grata experiencia que nos permitirá
ahondar con mayor profundidad en la comprensión de la disciplina jurídica
desde el ámbito de la condición humana.

ix
PRÓLOGO

El cine y la televisión se convirtieron en los medios dominantes de la cultura


popular por su rápida expansión por todo el orbe y por su habilidad de
penetración en los hogares de todos los estratos sociales. La televisión, en
particular, como lo planteaba Günther Anders en su Obsolescencia del hombre
(1956), convirtió a la pantalla chica en la única ventana por la que la realidad
irrumpe en la intimidad de nuestros hogares, logrando con ello que no
tengamos que salir a buscar experiencias del mundo o emprender viajes para
recorrerlo, porque el mundo nos es suministrado en la TV “a domicilio” y en
paquetes digeribles, perfectamente etiquetados y clasificados, como sucede
en Netflix. No obstante, estos medios de comunicación masiva también se
volvieron predominantes para configurar nuestras representaciones del mundo
al operar la traslación de la literatura y el teatro tradicionales al lenguaje
audiovisual cinematográfico, fenómeno que hizo posible la difusión global de
viejos arquetipos simbólicos y de nuevas representaciones dramáticas que han
profundizado en nuestra visión de la realidad social.
Es innegable que el cine y la televisión, con sus enormes potencialidades
narrativas, visuales y sonoras, poseen un alcance mucho mayor que la
literatura tradicional, y una notable capacidad de exploración de los conflictos
y dilemas de la vida humana, gracias a que pueden representar de forma más
directa y vívida las experiencias de personas comunes y, al mismo tiempo,
relatar historias extraordinarias de vidas ordinarias. Así, la magia del cine
y la televisión consiste en el poder que despliegan para imitar la vida, pero
también para desvelar lo extraordinario en lo ordinario, hacer visible lo
invisible de la existencia, y en ese sentido, para poder recrear y amplificar
nuestra visión de lo cotidiano y habitual, descubriendo las anomalías
normalizadas de la vida social y política, mostrando caracteres universales
con los que nos identificamos, pero también singularidades con las que
empatizamos o a las que rechazamos. Lo que resulta por demás atractivo de
la narrativa audiovisual televisiva, desde el punto de vista estético y cognitivo,
es el poder observar de cerca los conflictos de personas como nosotros que
tienen que tomar decisiones como las nuestras, las cuales serán cruciales
para ellos mismos y para sus seres queridos o más cercanos, aunque sea de
manera incidental o accidental. Así, uno de los elementos que más atrapan a
los espectadores asiduos a las series de la televisión cinematográfica es el conflicto

xi
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

moral y la necesidad de tener que tomar decisiones y resolver dilemas.


El formato de las series televisivas de los últimos años ha encontrado (valiéndose
de las técnicas y recursos del cine, por eso es una tele-cinematografía) en la
representación del conflicto moral, y sus respectivas implicaciones políticas
y jurídicas, un auténtico dispositivo de simulación valorativo-ético mediante
una red de historias verosímiles, generadas por un potente caudal de guiones
que literalmente enganchan al público y lo vuelven adicto al nuevo formato
del cine-serie de larga duración y relativo bajo costo para el espectador. Su
lema mercadotécnico debería ser algo así como: “sumérjase todo lo que usted
quiera en lo increíble y sorprendente de la vida social contemporánea por
menos de 200 pesos mensuales”.
Así pues, nos encontramos ahora atrapados en la fascinación de mirar
voyeristamente la vida recreada en la pantalla a través de cientos de historias
que nos muestran los conflictos y dilemas de la vida contemporánea.
A esta nueva obsesión consumista de imágenes y representaciones de la vida
contemporánea, Anders la llamaba la “iconomanía”. Esta es una nueva forma
de consumo prácticamente inagotable, un eterno río heracliteano de relatos
ficcionales o reales, creíbles e increíbles, que están constituyendo ya una parte
sustantiva de nuestra memoria colectiva y de la experiencia intersubjetiva en
nuestra era digital.
En este libro que presentamos, Los derechos en serie, los autores analizan
y desmenuzan desde una perspectiva jurídica los contenidos de esta
iconomanía digital en ocho series de ficción de la televisión norteamericana
y británica, y una serie documental francesa, que han adquirido éxito
mundial por la calidad de sus guiones, su estructura dramática y
construcción de personajes complejos, así como por su buena manufactura
cinematográfica. Dichas series televisivas constituyen modelos simbólicos
de la vida común en la sociedades modernas occidentales y nos ilustran
típicos y, a la vez, sorprendentes o inusitados conflictos personales y debates
sociales sobre temas como la producción de drogas y el narcotráfico, los
litigios, la especulación financiera internacional o incluso se anticipan a las
consecuencias sociales del uso masivo de tecnologías de la comunicación
mucho más intrusivas y determinantes de la conducta humana en muy
diversos ámbitos de la cotidianidad, viajes en el tiempo y hacia el interior
de la conciencia, o bien el efecto de biotecnologías que modificarán
el cuerpo humano y nuestras relaciones personales de un modo radical
e irreversible y que quizá nos aseguren, por fin, un tipo biotecnológico
de “inmortalidad” o de pervivencia más allá de los confines naturales de
nuestra especie biológica.

xii
Prólogo

Sin duda que estos productos televisivos son un verdadero espejo espectral
de la sociedad contemporánea en el que nos miramos para reconocernos y
cuestionarnos. Lo que encontramos en ese espejo digital es muchas veces
inquietante e irritante, pero catártico o liberador. Estas series televisivas
(literalmente nos permiten “ver a distancia” la vida, a distancia cómoda que
permite el gozo estético, pero también la reflexión) cumplen a la perfección con
la función esencial de la mímesis dramática, que ya había planteado Aristóteles
en su Poética hace muchos siglos. En efecto, en estas series vemos historias
sorprendentes y, en ocasiones, alucinantes, inquietantes y hasta hilarantes,
pero mediante su consumo iconomático sublimamos nuestras angustias y
pasiones, y por ello nos liberamos de miedos y preocupaciones cotidianas,
al menos por unas cuantas horas que pasamos enchufados a las pantallas
de nuestros dispositivos de realidad ficticia servida a domicilio. Porque,
paradójicamente, cada hora que invertimos en mirar estas series, la restamos
de nuestra propia acción vital y quizá de nuestra capacidad para enfrentar
nuestros problemas reales, y para construir auténticas experiencias del mundo
que nos rodea. No obstante, la contemplación mimética de la iconomanía
contemporánea puede ser empática y también nos entrena, quizá sin darnos
cuenta, para deliberar sobre nuestros propios dilemas y conflictos morales,
y sus inevitables implicaciones sociales, ambientales, políticas y jurídicas.
Así que no quiero decir que esta nueva adicción del consumo iconomático –en
la que muchos hemos caído– sea solamente negativa y nos arranque la vida a
pedazos con sus relatos audiovisuales; también es preciso reconocer que nos
la devuelve procesada y reflexionada mediante la introspección intersubjetiva
y la memoria colectiva.
Los autores de Los derechos en serie nos presentan en varias facetas una
deconstrucción de los problemas y conflictos éticos, legales y políticos que se
exponen en estas series merecedoras de premios y aclamaciones globales, y
nos proponen formas sugerentes de interpretarlos y analizarlos. Desde luego,
podemos coincidir o no con las opiniones de sus autores, bien planteadas
y documentadas, pero –sin duda– estos ensayos cumplen su objetivo al
suscitar el debate y despertar la reflexión colectiva. En este sentido, los textos
que tiene el lector ante los ojos no son convencionales análisis jurídicos ni
teorizaciones culteranas, sino ensayos socioculturales, con pinceladas de
posicionamientos políticos, éticos e incluso filosóficos que resultan atractivos
y que mantienen durante todo el libro el interés del lector. Así pues, estos
ensayos de divulgación jurídica (pues podemos aprender también conceptos
y teorías jurídicas, así como revisar un cúmulo de casos de estudio) se
adentran en la exploración del presente y futuro de los derechos civiles en

xiii
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

una gama muy amplia de controversias ético-político y jurídicas del mundo


occidental contemporáneo.
Particularmente para México es muy relevante el problema del
narcotráfico y la producción de drogas sintéticas, que se abordan en dos de las
series analizadas más aclamadas, Breaking Bad y Better Call Saul; pero también
es muy cercana a nuestra realidad los problemas que se abordan en series
como Billions y Suits. Destaca en la selección de este libro, por diferenciarse
claramente del conjunto, el análisis de una serie documental que aborda
los peligros ambientales que amenazan a nuestros océanos; se trata de la
mítica serie de Jacques Cousteau en sus viajes a bordo del Calipso, parteaguas
televisivo de la defensa ecologista y ejemplo del cine-realidad-verdad, que
ayudó a conformar una conciencia ecológica global sobre la necesidad de la
protección de la vida marina. Asimismo, aunque dos series son especialmente
futuristas, basadas en la ciencia ficción, Black Mirror y Altered Carbon, los temas
que abordan, a saber, la injerencia cada vez mayor en la vida humana de las
tecnologías informáticas de la comunicación y de las biotecnologías (es decir,
una forma dominante en que nos comunicamos e interactuamos cognitiva
y socialmente, y una posible manera en que utilizaremos nuestros cuerpos
biológicos para convertirlos en artefactos intercambiables y enajenables)
resultan de un enorme interés en el presente, justamente como modelo
preventivo de posibles consecuencias problemáticas o incluso catastróficas
en el futuro mediato. Los problemas y dilemas ético-jurídicos que suscitan
esas dos series, vinculados con la bioética y los derechos humanos, serán muy
difíciles de resolver; por ello, vale la pena comenzar a analizarlos desde ahora.
Así pues, esperamos que este sea el primer volumen de una serie de
ensayos que analice y desmenuce críticamente la nueva cultura narrativa
de las series tele-cinematográficas, pues ya forman parte de nuestra
experiencia común. El producto colectivo de este primer libro es sugerente y
anticipa su continuación en una segunda entrega.

jorge enrique linares


facultad de filosofía y letras, unam

xiv
nota del coordinador

Es para mí motivo de orgullo haber coordinado esta obra de la mano de


tan talentosos colegas y amigos, como también lo es contribuir a esta nueva
forma de escribir, pensar, cuestionar, difundir y divulgar el pensamiento
jurídico por medio de expresiones artísticas lo que, sin lugar a discusión, es
síntoma inequívoco del surgimiento de un novedoso paradigma de reflexión
epistémico-jurídica en Latinoamérica.
Estos aires de cambio no sólo se sienten en las aulas universitarias,
también se perciben en una nueva generación de operadores jurídicos
más sensibles y menos técnicos, pero, sobre todo, más humanos. Pensar el
derecho en clave artística nos hace libres de ser críticos y creativos para
recapacitar y cuestionar los problemas jurídicos alejados del yugo de la
asfixiante pretensión de “la academia rigurosa” que promete mucho y
cumple poco.
Bajo esa tesitura, conviene dejar en claro que este trabajo lejos está de bus-
car el reconocimiento y la aceptación de las almas conservadoras que creen
que el derecho sólo se puede estudiar con ínfulas “cientificistas” o “técnicas”,
por el contrario, lo que se desea es demostrar la necesidad de replantear
el derecho fuera del discurso tradicional para entenderlo e, incluso, ponerlo
en duda con más y mejores herramientas.
Este texto es fruto de la creatividad de profesores universitarios y fun-
cionarios judiciales que estamos plenamente convencidos de que lo jurídico
debe enriquecerse por medio del arte como, en incontables ocasiones, el arte
se ha inspirado en nuestra disciplina jurídica. Apostar por enseñar, difundir
y divulgar el pensamiento jurídico con el empleo de elementos artísticos no
es simplemente una estrategia didáctica, sino que también es un camino
para despertar la curiosidad y provocar el pensamiento crítico-creativo, no
sólo de los abogados ya formados, sino también de los futuros licenciados en
derecho, quienes además tendrán la oportunidad de elevar su nivel cultural
y estimular su apreciación estética.
Todos los autores que participamos en este libro tenemos un común
denominador: la pasión por el cine y las series televisivas, es por ello que
decidimos compartir con el lector todos aquellos pensamientos, muchos de
ellos involuntarios, que tuvimos mientras mirábamos nuestras series favori-
tas, particularmente, aquellos que invitan a encender la discusión jurídica.

xvii
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

Los capítulos que componen la obra se antojan más como un diálogo


entre lector-autor que como una cátedra magistral o un pretensioso tratado
de derecho. Esperamos que, quien tiene este libro en sus manos, debata de
manera interna con los ensayistas, que se emocione y, por qué no, que vuelva
a ver las series para confrontar las ideas aquí plasmadas con las suyas.
No está por demás decir que una de las grandes satisfacciones que me
he llevado como coordinador y lector de los ensayos aquí compilados, es que
al repasar los textos de los colaboradores me ha llevado a sentir la misma
adrenalina, sorpresa, frustración e incluso, tristeza que cuando seguí las series,
pero, con un toque distinto, que sólo se puede tener al mirarlas en los ojos
de otros y dar cuenta que, a pesar de que todos vemos las mismas imágenes
y escenas, no así las interpretamos y experimentamos igual.
Las series escogidas por los autores son una selección exquisita que no
sólo incluye series recientes o de moda, sino que del mismo modo contiene
materiales de otras épocas, lo que hace de este esfuerzo creativo un banquete
de producciones televisivas de todos tipos y de todos los tiempos que tiene su
primera parada en Breaking Bad y culmina en Black mirror.
Como se intuye del título de este trabajo jurídico-literario, el primer capí-
tulo corresponde al análisis de la serie Breaking Bad en el que se muestran
diferentes aristas acerca de cómo la referida obra televisiva puede pasar bajo
el arbitrio de distintas ramas del derecho como: el derecho fiscal, la seguridad
social, el derecho procesal, el derecho de la propiedad industrial, el derecho
familiar, el derecho penal, por supuesto, tópicos de filosofía del derecho como
la ética jurídica e incluso, reflexiones acerca de la enseñanza del derecho y la
perspectiva de género.
En el segundo apartado, autoría de la profesora Abril Uscanga Barradas
y el jurista español Javier Diez García, se hace un valioso estudio acerca de
“la serie hermana” de Breaking Bad titulada Better call Saul, la cual es una pre-
cuela de la primera y, tiene como personaje principal James “Jimmy” McGill,
quien al paso del tiempo sufre una degradación ética que lo convierte en un
abogado corrupto, la cual es el objeto de análisis de los autores a partir de la
dicotomía ética-moral en el ámbito del derecho, a la luz del actuar de McGill.
El tercer capítulo, suscrito por Fausto Kubli-García, académico de
la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM), está dedicado a una peculiar serie que se transmitió durante diez
años (1966-1976) llamada El mundo submarino de Jacques Cousteau, en la que
el protagonista Jacques Cousteu exploraba los océanos a bordo del barco
“Calypso” y cuyo gran mérito fue la de ser pionera en la grabación de con-
tenidos televisivos vía submarina. El doctor Kubli, quien además de abogado

xviii
Nota del coordinador

es buzo profesional, nos presenta un detallado artículo acerca de la relación


entre la serie, su protagonista y la defensa de los derechos ambientales, princi-
palmente, en lo tocante a los derechos de generaciones futuras y el cuidado de
los mares desde las aportaciones de su protagonista, así como la importancia
de la colaboración internacional para su salvaguarda.
Por otro lado, el maestro Alberto J. Montero nos lleva a un viaje histórico
so pretexto de la serie Outlander. Montero hace interesantes apuntes acerca
de la forma en que las series recrean el pasado y su comprensión a partir de
aspectos filosóficos-jurídicos, todo ello, sin quitar el dedo del renglón en el
tema historiográfico.
De la pluma del profesor y secretario de Juzgado de Distrito, Antonio
Guiza, se desprende un pormenorizado análisis de la serie futurista Carbono
alterado esencialmente enfocado en los tópicos de la bioética y los problemas
de la corporeidad, el derecho a la identidad, la dignidad y cómo el derecho
juridifica la vida y la muerte en relación al cuerpo humano.
El sexto capítulo de la obra está reservado para una polémica serie britá-
nica nombrada The end of the fucking world, la cual es abordada por el académico
y doctor en derecho, Alejandro López, desde la trinchera del pensamiento jurí-
dico penal, concretamente en el tema de la victimización y el castigo, todo ello,
con un peculiar toque existencialista que seguramente “atrapará” al lector.
Por su parte, el secretario de Tribunal Colegiado y, también profesor,
Ramsés Montoya Camarena, toma como base la serie Billions para hacer sóli-
das reflexiones en torno al tema del debido proceso y su innegociabilidad, sin
perder de vista una cuestión preocupante en nuestro contexto: las friccio-
nes entre la relación derecho-economía. En este ensayo destaca el método
de casos que usa Montoya para justificar sus afirmaciones e ideas, el cual
nos lleva a un profundo estudio casuístico y jurisprudencial, primordialmente,
sustentado en sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
No podía faltar dentro de este catálogo la popular serie Suits, que al igual
que Better call Saul son las únicas que, en este texto, tienen abogados como
personajes principales. La maestra y funcionaria judicial Tanya Fuentes, nos
adentra a los prejuicios y prácticas que persisten en el gremio por medio de
los personajes de la serie, de igual manera, pone de manifiesto algunos pro-
blemas éticos a los que los abogados se enfrentan en la práctica jurídica desde
el actuar de los protagonistas de la serie.
Finalmente, el último capítulo está dedicado a una de las series más enig-
máticas y oscuras de los últimos años: Black mirror, la cual es examinada desde
un lente eminentemente iusfilosófico por parte del investigador y académico
Sergio Tapia, quien pone en tela de juicio el derecho moderno y la existencia

xix
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

del pluralismo jurídico frente a la utopía y a la distopía, todo ello en el con-


texto de la tiranía tecnológica , el control social y las visiones dominantes del
derecho con una notable y rigurosa fidelidad a los guiones de la mencionada
producción televisiva.
Esperemos que éste sea el principio de otros ejercicios semejantes en
donde se emplee a las series televisivas como una herramienta de discusión de
tópicos y problemas jurídicos. Dejamos la puerta abierta para un futuro aná-
lisis de otras producciones como: El juego de tronos, Merlí, Los simuladores, Dark,
House, Malcom el de en medio, Chernobyl o cualquier otra. Series y temas jurídicos
hay de sobra…
Por último, no me queda más que agradecer el interés del lector por
esta obra; la valiosa participación de los autores; del doctor Jorge Linares y el
maestro Armando Casas por su generosidad; y por supuesto, el gran apoyo
de editorial Libitum, la cual ha hecho un magnífico trabajo en la innovación
y transformación de la investigación jurídica.
Deseamos profundamente que este texto cumpla la expectativa de quien
lee estas líneas y, soñamos con que sirva de incentivo para discutir el derecho
por medio del cine, las series, la literatura, la música o cualquier otra manifes-
tación artística que sea de utilidad para ello.

Ciudad Universitaria, México


Verano de 2019.

xx
BREAKING BAD: UNA MIRADA IN(JUS)TIFICADA

Walter M. A rellano*

Sumario: § I. Nota introductoria. § II. Breaking Bad, ¿una serie para abogados?
§ III. Breaking Bad y el derecho. § IV. Reflexiones finales.

§ I. Nota introductoria

Mi nombre es Walter Hartwell White. Vivo en Niagara Royal Lane 308, Albuquerque,
Nuevo México 87104. A las entidades policiales: no estoy admitiendo crimen alguno,
este es un mensaje para mi familia: Skyler, eres el amor de mi vida, espero lo sepas;
Walter Junior, tú eres mi muchachote. Habrá algunas cosas… que descubrirán sobre mí
en los próximos días, sólo quiero que sepan que, por feas que se vean, las hice con
el corazón puesto en ustedes…adiós.1

El párrafo anterior es una transcripción del guion de la primera escena del


capítulo uno de Breaking Bad, una serie televisiva considerada por varios críticos
como una de las mejores de todos los tiempos. Basta con revisar la multiplicidad
de premios y nominaciones que esta producción recibió para sustentar lo dicho:
“mejor serie de drama” en el año 2013 en los galardones Emmy y en los Globos
de Oro, varios reconocimientos en los Satellite Awards, los Screen Actors Guild Award,
Saturn Awards y en los Television Critics Association Awards, por mencionar algunos.
Todo ello, es muestra indubitable de que dicha producción ha marcado
un hito histórico, ello, en gran medida, por la genialidad creativa de la mente
de su productor y director, Vince Gilligan; las extraordinarias actuaciones de
los protagonistas, Bryan Cranston y Aaron Paul; y por supuesto, la notoria
labor de los guionistas y del equipo que intervino en ella.
* Licenciado, maestro y doctor en derecho; profesor de la Facultad de Derecho de la UNAM
a nivel licenciatura y posgrado; Coordinador de Formación y Docencia del Programa
Universitario de Estudios sobre Democracia, Justicia y Sociedad (PUEDJS).
1
Gilligan, Vince, Breaking Bad (serie de televisión), Estados Unidos, Sony Pictures Televisión,
2008-2013.

23
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

Es muy probable que la fuente de inspiración para la creación de esta


excepcional serie tuviera su génesis en una profunda crítica a la concepción
contemporánea del llamado “sueño americano”, combinada con la deca-
dencia moral que trae consigo el sistema neoliberal, que de manera cons-
ciente o inconsciente puede corromper cualquier consciencia.
De hecho, el término Breaking Bad es un modismo del idioma inglés cuya
traducción más aproximada al español podría ser: “corrompiéndose”, lo cual
a su vez, es un adjetivo que valiera para calificar la perversa metamorfosis
moral de un profesor de química sobrecalificado que imparte cátedra en
una secundaria pública llamado Walter Hartwell White,2 quien atraviesa
una especie de “crisis existencial” cuando, recién entrado en sus cincuentas
y, como si se tratara de una broma cruel, es diagnosticado con cáncer de
pulmón, al tiempo que su esposa espera a su segundo hijo, por si eso fuera
poco, su bajo salario no es suficiente para pagar las cuentas, mucho menos
un seguro de vida.
La existencia de Walter White antes del descubrimiento cancerígeno
era rutinaria, aburrida e, incluso, bochornosa, ya que la docencia parecía
ser ya no ser una actividad que realmente disfrutara, sino meramente una
forma de ganarse el pan, la cual complementaba con el oficio de cajero y,
en algunas ocasiones, de lavacoches (a falta de personal) en un autolavado,
donde, además, el dueño gustaba de ningunearlo y maltratarlo.
Coincidentemente, el educador en comento es invitado por su cuñado
Hank Shrader, agente de la DEA (Drug Enforcement Administration)3 para
ver la redada que realizaría en un laboratorio clandestino. Ahí es donde
se encontró con el segundo protagonista de la historia, Jesse Pinkman, un
exalumno, dedicado a la fabricación y distribución de metanfetaminas, quien
con complicidad de su exprofesor logra escapar del operativo. Ahí es donde
comenzó la aventura de estos dos personajes.
Walter White se transforma a lo largo de la serie en “Heisenberg”, un
capo de gran fama que, poco a poco, desdibuja a Walter quien, como hemos
dicho, originalmente era un padre ejemplar inmerso en el vacío existencial
del fracaso del llamado American way of life. Todo aquel que siga la serie, vivirá de
la mano del protagonista la metamorfosis de White, que al transcurso
de los capítulos se vuelve más siniestra, oscura y perversa, lo que segura-
mente, causará confusión en el espectador acerca de no saber a quién apoya:
2
Véase, Brett, Martin, Hombres fuera de serie. De “Los Soprano” a “The Wire” y de
“Mad Men” a “Breaking bad”. Crónica de una revolución creativa, España, Ariel, 2014.
3
Es una agencia del Departamento de Justicia de los Estados Unidos cuya finalidad
es el combate del narcotráfico en Estados Unidos de América.

24
Walter M. Arellano

si al ejemplar padre de familia o al astuto y despiadado narcotraficante amo


de la metanfetamina azul.
No hay lugar a discusión en afirmar que, por lo antes mencionado, esta
trama representó un cambio de paradigma en la forma en que entendemos
las series, al respecto dice Toni de la Torre:

Hasta hace no mucho tiempo, la idea de ver una serie sobre un


profesor de química con cáncer que decide dedicarse al tráfico de
drogas era algo impensable. Semejante osadía jamás habría pasado
los filtros de las cadenas televisivas, sin embargo, aquí tenemos a
Walter White y su mirada férrea, buscando la máxima pureza en
una caravana, mientras en su interior tiene lugar una transforma-
ción kafkeana, qué digo transformación: ¡una revolución”! 4

Frente a esta original historia, y como es predecible en una serie que


tiene como principal argumento la conversión de un humilde profesor de
química de bachillerato al criminal más buscado de los Estados Unidos, al
paso de los episodios, se hace énfasis en el tema de la legalidad y la ilegalidad
no sólo en al ámbito penal, sino también en una multiplicidad de áreas del
derecho. Es en ese punto donde nos enfocaremos para la realización de este
ensayo: en las reflexiones jurídicas que podemos desprender de Breaking Bad.
De manera concreta, lo que buscamos en este breve trabajo es poner de
manifiesto dos cuestiones para su debate: el análisis de los sucesos en los que
se exponen problemas que le conciernen al derecho en Breaking Bad, desde
el ámbito de la legalidad e ilegalidad y, por otro lado, poner sobre la mesa
algunas perspectivas críticas en torno al discurso jurídico frente al tema de
las drogas y la realidad.
Es de gran relevancia dejar en claro que, la pretensión que nos lleva a la
redacción de este breve ensayo, lejos está de buscar ser un ejercicio academi-
cista, por el contrario, la meta principal es ver desde una vertiente lúdica, so
pretexto de la serie Breaking Bad, algunos tópicos que pudieran ser de provecho
para el lector para discutir temas variados del derecho en “casos frontera”.
Finalmente, y tal vez de manera tardía, sugerimos –y advertimos– al
lector ver la serie previo a la lectura de este artículo, de tal forma que pueda
entender cabalmente de qué hablamos, ya que para el desarrollo de los
subtemas partimos de la premisa de que quien tiene este libro en sus manos
ha visto la serie.

4
De la Torre, Toni, Series de culto, España, Planeta, 2015, p. 9.

25
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

Sin más preámbulo, esperamos que este esfuerzo creativo lo sea real-
mente para quien lee estas líneas, igualmente, que los párrafos subsecuentes
sean disfrutados tanto como nosotros gozamos la escritura de este trabajo.

§ II. Breaking Bad, ¿una serie para abogados?

El derecho no sólo se debe ver con el rigor de la legislación y de la jurispru-


dencia; tampoco, se puede limitar a la benevolencia y buenas intenciones de
la crítica doctrinal; es menester entender a nuestra disciplina jurídica desde
varios puntos de vista como el del arte, ya que esto nos auxilia a mirar el lado
más humano de nuestra área de estudio. Si prescindimos de este elemento
corremos el riesgo de construir castillos en el aire, hiperidealizar al derecho
o crear ficciones jurídicas totalmente dispares con la realidad.
Es por ello que, consideramos indispensable voltear a ver a las manifes-
taciones artísticas y lúdicas como la que se comenta en este artículo. Si bien
es cierto que, Breaking Bad, lejos está de haber sido diseñada para captar a los
abogados como audiencia principal, como sí podría suceder con otras series
como Suits (La ley de los audaces)5, Law & Order: Special Victims Unit 6(La ley
y el orden), How to get away with murder7 (Lecciones de crimen), The good wife 8
(La esposa ejemplar) entre otras. A pesar de ello, en múltiples ocasiones Gilles
Gilligan y sus guionistas coquetean con temas jurídicos, por lo que creemos
que, seguramente, tuvieron un equipo legal que los asesoraron para la adap-
tación de ciertos temas relacionados con cuestiones jurídico-procesales.
Después de todo y, a primera vista, la serie pudiera resultar de más
interés para los químicos que para los abogados –dada la profesión del prota-
gonista–, sin embargo, no hay que perder de vista que uno de los perso-
najes más emblemáticos de la multicitada producción es el simpático Saul
Goodman, el abogado “de pacotilla” que se encarga de sacar de aprietos a
los protagonistas y también de ser el cómplice y confidente de sus fechorías.
5
Véase, Korsh, Aaron, Suits (serie de televisión), Estados Unidos, Universal Cable Productions,
2011.
6
Véase, Wolf, Dick, Law & Order. Special Victims Unit (serie de televisión), Estados Unidos,
Universal Television, 1999.
7
Véase, Nowalk, Peter, How to get away with murder (serie de television), Estados Unidos,
Shondaland, 2014.
8
Véase, King, Michelle y King, Robert, The good wife (serie de television), Estados Unidos,
CBS Television Studios, 2009-2016.

26
Walter M. Arellano

El papel de Goodman llega a ser tan trascendente en la serie que no


fue suficiente para quedarse sólo en Breaking Bad,9 años más adelante, Vince
Gilligan decidió dedicar una precuela (spin off ) para poner como protagonista
al carismático pillo y mercenario del derecho. En ese punto, no aunaremos
más, para no adentrarnos a los temas que, con notoria maestría aborda la
doctora Abril Uscanga en el siguiente capítulo acerca de la serie titulada
Better Call Saul10(Mejor llama a Saul).
Además de los problemas jurídicos que pudieran girar en torno al perso-
naje del abogado Saul Goodman, no hay que perder de vista que la serie
versa sobre el debate ético, político, sociológico, psicológico y, por supuesto,
jurídico de las drogas y el narcotráfico. No sólo nos adentramos a la vida
de Walter White, sino que, a lo largo del viaje fílmico, Gilligan también
nos muestra el mundo de los capos y sus prácticas más aterradoras, tanto
del lado de “El cártel mexicano” como del nuevo rey de la metanfetamina:
Heisenberg, el álter ego de Walter White.
En ese orden de ideas, podemos estar totalmente seguros que, en el
fondo, el tema de las drogas –y los ilícitos secundarios que las circundan–
son de total incumbencia para los juristas contemporáneos, tan es así que,
en el caso de México, las cifras de la fallida “guerra contra el narco” decla-
rada por Felipe Calderón registró más de 250,000 homicidios en el país entre
diciembre de 2006 y abril de 2018, lo que nos habla de una violencia que
pudiera compararse con la de países en guerra.11
Desde la perspectiva de Oswaldo Zavala, la referida guerra, en realidad,
no habla de un Estado fallido, sino del programa de biopolítica más ordenado
e impactante en el México contemporáneo; en esta “batalla” no se combatió
a los sectores financieros que facilitaron las ganancias del narco, pero sí en los
barrios pobres y en las ciudades sitiadas.12
Independientemente de cómo se interpreten los miles de muertos y desa-
parecidos acaecidos en el transcurso de esta incongruente política de Estado,
9
Véase, Achemchame, Julien, “Breaking Bad vs. Better Call Saul: enjeu reconfiguration
nattative et esthétique off pour une continuité à rebours” en Asociación Francesa de investigadores
en cine y audiovisuales- Open edititons, Francia, 2018, https://journals.openedition.org/map/2497
10
Véase, Gilligan, Vince, Better call Saul (serie de televisión), Estados Unidos, Sony Pictures
Television, 2015.
11
Cfr. Redacción, “Estrategia fallida: 250,000 asesinatos en México desde el inicio de la gue-
rra contra el narco”, Russia Today, México, 24 de mayo de 2019, https://actualidad.rt.com/
actualidad/272788-mexico-llega-250000-asesinatos-inicio-guerra-narcotrafico
12
Cfr. Zavala, Oswaldo, Los cárteles no existen. Narcotráfico y cultura en México, Malpaso, México,
2018, p. 108.

27
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

hay que reconocer que el derecho, los doctrinarios y los operadores jurídicos
no pueden ser omisos al tema, de lo contrario, tendríamos un grave problema
de insensibilidad por parte del gremio y, además, hablaría de juristas alejados
de su contexto e incapaces de dar respuesta a los problemas de su aquí y ahora.
No nos queda duda en que Breaking Bad es una de las series mejor logradas
en materia de narco-series, ya que muestra la otra cara de la moneda, o mejor
dicho la versión del otro lado de la frontera: el narcotráfico desde los Estados
Unidos, sus estrategias de combate, pero, sobre todo, las complicidades insti-
tucionales, y la corrupción que no es exclusiva de México y, también, el por
qué, a pesar de los efectos colaterales en Estados Unidos, la guerra contra el
narco se “peleó” y sufrió en México.
Estamos plenamente convencidos de que algunos episodios de Breaking Bad
pueden tomarse legítimamente como punto de discusión en clases de derecho
penal, criminología, propiedad intelectual, derecho civil, derecho fiscal, filo-
sofía del derecho, derecho migratorio, en fin, en casi todas las áreas del derecho
podemos encontrar una vinculación directa o secundaria a Breaking Bad.

A. ¿Por qué mirar Breaking Bad a la luz del derecho?

Para todo abogado apasionado del cine y las series resulta ser hasta cierto
punto una reacción predecible, e incluso involuntaria, analizar a la luz del
derecho las situaciones proyectadas en las películas o series, Breaking Bad no
es la excepción, ya que, por más que quisiéramos evitarlo, algunas escenas
nos invitan a pensar ¿esto es posible o es ficticio en el mundo jurídico?, lo
cual, seguramente, también les sucedió a los químicos, contadores o, incluso,
especialistas en temas de seguridad. Es por ello, que mirar este aclamado
trabajo audiovisual es de gran valía no sólo para los abogados, sino también
lo es para los estudiantes de nuestra disciplina jurídica.
Breaking Bad nos da una variedad de posibilidades para analizarla desde
una óptica legal, particularmente, desde la reflexión acerca del rol de los
personajes en el mundo del derecho. Las relaciones jurídicas, como sucede en
la vida diaria, están latentes en cada uno de los capítulos de la serie, en unas
ocasiones algunas más que otras, pero siempre de manera omnipresente,
aunque a veces imperceptible sin el lente jurídico.
Echar un vistazo a Breaking Bad en clave jurídica no sólo se traduce en poner
de manifiesto los hechos y actos jurídicos que se llevan a cabo entre los personajes
del rodaje, también es una forma de notar las inconsistencias entre el discurso
jurídico frente a “la vida real”; las ansiedades sociales respecto al derecho; y,
sobre todo, la forma en que se materializa “lo jurídico” y “lo justo” en el día a día.

28
Walter M. Arellano

Entonces, Breaking Bad, como muchas otras series y películas, es una


herramienta didáctica que es de gran valía para hacer un ejercicio críti-
co-creativo acerca de la manera de entender, vivir y pensar el derecho en
nuestro contexto. Si bien es cierto que, la serie se desarrolla en Albuquerque,
Nuevo México, hay varios puntos de encuentro con los problemas globales del
derecho como: el de licitud/ilicitud; el narcotráfico y su combate; la preca-
riedad económica en materia de seguridad social; y el problema filosófico de
“lo justo” en el contexto neoliberal.
Por supuesto que, la susodicha obra fílmica también tiene tintes iusfilo-
sóficos que son de gran utilidad para reflexionar en torno a lo “ilegal”, por
ejemplo, en el capítulo siete de la primera temporada, titulado A no-rought-stu-
ff-type deal13 Walter White dialoga, en el marco de la celebración del Baby
shower de su hija, con su cuñado Hank Schrader acerca de los relativismos
culturales en el tiempo en torno a la prohibición de sustancias:

—Hank: Tengo algo para acompañarlo (la bebida que toman).


—Hank: (mientras saca unos puros) Disculpa, se me olvidó (el cáncer
de pulmón) …
—Walter: No, está bien, ¿puedo fumar uno?
—Hank: ¿Te parece buena idea?
—Walter: Hank, ya tengo cáncer pulmonar.
—Hank: Está bien, tienes razón (le da el puro).
—Walter: Cubano…
—Hank: Le hice un favor a un tipo del FBI.
—Walter: Tenía la impresión de que eran ilegales.
—Hank: Sí, a veces la fruta prohibida es la más dulce, ¿cierto?
—Walter: Es curioso cómo trazamos esa línea.
—Hank: ¿Cuál línea?
—Walter: La que divide lo legal, de lo ilegal. Puros cubanos, alcohol…
si estuviéramos bebiendo esto en 1930, sería ilegal, pero habría sido legal al
año siguiente ¿Qué será legal el próximo año?
—Hank: ¿Te refieres a la hierba?
—Walter: Sí, me refiero a la hierba o cualquier cosa.
—Hank: ¿Cocaína?, ¿heroína?
—Walter: Sólo digo que me parece arbitrario.
—Hank: Si visitas la cárcel, vas a oír muchos hablando así: “hombre,
¿por qué me arrestas por 14 bolsas de hierba? Va a ser legal cuando Willie Nelson sea

13
Un tratado de no violencia.

29
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

presidente” (risas)…no es lo que sucede siempre. Hay cosas legales que no debe-
rían serlo: la metanfetamina era legal, la vendían en todas las farmacias del
país. Gracias a Dios recobraron el sentido.
—Walter: Sí…

A simple vista, lo que pareciera estar en debate es el derecho a la libre


recreación frente al consumo de las drogas, pero si miramos más a fondo nos
encontraremos con un cuestionamiento directo al sistema jurídico, ¿el Estado
debe inmiscuirse en las decisiones de los particulares?, ¿con qué criterio se
determina lo legal de lo ilegal?, ¿es éste legítimo?, ¿es justificable la invasión a
la esfera de lo personal en aras de proteger la seguridad?
Independientemente de cuales sean las respuestas, todas nos llevarán a
analizar la relación entre derecho, poder, moral y economía, un cuarteto
que es indisoluble para entender lo jurídico en nuestros tiempos. Ante ello, el
filósofo Fernando Savater ha dicho lo siguiente:

(…) el orden jurídico no debe entenderse como una súper moral en


donde lo que se dicte por el legislador sea entendido como lo “bueno”,
mientras que lo prohibido se convierta en lo “malo”, puesto que la
misión del derecho es legislar un mínimo compartido que parte del
supuesto de que existen morales y formas de entender la vida distintas,
por lo cual debe servir para garantizar la libertad de cada uno de los
ciudadanos, pues no se puede apagar la voluntad de los seres humanos
ni su conatus.14

Ante ese panorama, consideramos que ése es el tópico principal que no


debemos perder de vista a lo largo de la serie: el tema de la licitud e ilicitud en
el mundo fáctico y, cómo se transgrede, de acuerdo con la ética de cada uno
de los personajes principales.

§ III. Breaking Bad y el derecho

En este tercer apartado problematizaremos en torno a lo que consideramos


que pudiera ser de mayor interés para los abogados o estudiantes de derecho

14
Carrión García, Yazmín, Derecho. Fines y alcances desde la perspectiva de Fernando Savater, México,
Porrúa-Facultad de Derecho, 2013, p. 127.

30
Walter M. Arellano

de acuerdo al desarrollo de la serie, por lo que analizaremos varios tópicos: el


tema de las precariedades en materia de seguridad social que sufría la familia
White; el lado oscuro del agente Schrader en contraposición con sus grandes
virtudes; el polémico tema de la compañía de químicos Grey Matter y la
propiedad industrial; lo tocante a las triquiñuelas jurídico-fiscales empleadas
por Skyler para burlar a las autoridades; el papel del abogado en el imagi-
nario social a la luz del polémico Saul Goodman; el caso del derecho familiar
en la familia White; el papel de Walter White como académico y algunas
reflexiones que importamos a la enseñanza del derecho; y finalmente, lo rela-
tivo a la perspectiva de género en Breaking Bad.
No descartamos que existan otras líneas afines a otras áreas del derecho
además de las que abordaremos en los siguientes apartados como, por
ejemplo, el derecho internacional, el derecho penitenciario, los derechos
humanos –y en particular el tema migratorio– y el derecho administrativo,
por mencionar algunos, pero reiteramos que hemos ponderado los puntos
que creemos pudieran ser más atractivos para el lector que está interesado en
la discusión jurídica de la serie.

A. Seguridad social: la precariedad de la familia White

Desde los primeros capítulos se puede ver que las circunstancias económicas
de la familia White no son las más óptimas. Sin importar que el padre de
familia es un sobresaliente químico que imparte cátedra en una escuela
pública, éste se ve obligado a tener un segundo empleo como cajero en un
autolavado, que aún así, ni con ambas percepciones económicas es suficiente
para satisfacer cuestiones tan necesarias como la del derecho a la salud, no
hay que olvidar que además de tener cáncer de pulmón, su primogénito
padece una parálisis cerebral y su esposa se encuentra embarazada, en los
tres supuestos se ve la ausencia del Estado.
Esta disociación entre “mérito” y condición social es el primer cuestiona-
miento al llamado American way of life, ¿cómo es posible que una persona con
el conocimiento de White tenga que pasar por tantas desavenencias econó-
micas?, al respecto dice Daniel Pontón:

Breaking Bad es una crítica aguda a una sociedad que promulga el


éxito económico como parte sustancial de la realización personal.
Walter White, de procedencia de clase media, es un brillante
profesional de las ciencias químicas que no ve reflejado su cono-
cimiento en una retribución económica que le permita solventar

31
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

su bienestar familiar alrededor del consumo y peor aún cubrir los


costos médicos para su enfermedad en un país donde los seguros de
salud se encuentran privatizados y en función del poder adquisitivo
de la población.15

La falta de seguridad social, es a todas luces, uno de los elementos “justi-


ficadores” que llevan al padre de familia a tomar la decisión de buscar dinero
rápido por medio de ilícitos para salvaguardar económicamente a su familia,
ya que el tiempo de vida que le dieron en un inicio, parecía no mostrar
muchas alternativas ante lo que parecía una muerte inminente.
No pasemos por alto que el cáncer de White, muy probablemente, fue
consecuencia de sus años laborando en la compañía Gray Matter que este
personaje creó en sociedad de su expareja y su compañero de la universidad,
quienes le brindaron la posibilidad de pagar el tratamiento de buena fe, ya
que no se especifica nunca qué condiciones laborales mediaron durante su
estancia en la mencionada empresa.
En suma, en esta producción estadounidense se expone el problema de
la seguridad social que no sólo atañe a los menos desposeídos, sino que afecta
también a la clase media baja –y alta– de una manera violenta, lo que, sin
punto de debate, es un atentado directo a los derechos humanos, particular-
mente lo referente a la salud, a la vivienda digna y a otros derechos laborales.

B. Los abusos del agente Hank Schrader y otros policías

El cuñado de Walter H. White, el multimencionado agente de la DEA, Hank


Schrader, es un policía de investigación apasionado en su trabajo que no
duda en estar en el límite de la ley –o incluso fuera de ella– para enfrentar
a “los chicos malos”. El personaje de Schrader busca exaltar la idealización
del policía norteamericano que, en aras del cumplimiento de su deber, está
dispuesto a dar todo, incluso su propia vida.
Los dilemas a los que se enfrenta Hank a lo largo de la serie giran en
torno al dualismo justicia-legalidad, donde las garantías procesales de los
posibles delincuentes son un obstáculo para hacerlos caer, por lo que el indi-
cado policía no duda en estar al borde en múltiples ocasiones ya sea de morir
o de perder su trabajo por no seguir los protocolos. Algunos momentos en los
que problematizaremos la conducta de Hank y otros policías en los próximos

15
Pontón, Daniel, “Breaking Bad y la nueva geopolítica de las drogas”, en Plan V, Ecuador, 2013,
https://www.planv.com.ec/historias/sociedad/breaking-bad-y-la-nueva-geopolitica-drogas

32
Walter M. Arellano

subtemas son: el intento de intromisión a la casa rodante; la golpiza a Jesse


Pinkman; la detención del simpático Badger; y, por último, el rastreador GPS
que instaló en el auto de Gustavo Fring y Walter White.

C. El intento de intromisión a la casa rodante

Uno de los instrumentos más simbólicos de la serie es la casa rodante donde


White y Pinkman cocinaban la metanfetamina, la cual, tras un arduo
trabajo de investigación detectó el policía Schrader, por lo que Walter decide
llevarla a un deshuesadero para que la reduzcan a chatarra y, así, eliminar
toda evidencia de sus fechorías. El plan no salió como se esperaba pues Hank
siguió a Jesse hasta la ubicación de la casa rodante en el cementerio de autos
donde se encontraba Walter.
Ante tal situación, se demostró que White, a pesar de ser químico, tenía
un conocimiento bastante sólido en materia jurídica ya que asesora a Jesse,
con el apoyo del dueño del cementerio de autos, para persuadir a Hank de
que no entrara a la caravana. El diálogo que es parte del capítulo sexto de la
tercera temporada fue el siguiente:

—Dueño del cementerio de autos: ¿Tiene una orden? (se dirige a Hank
mientras éste busca entrar a la casa rodante)
—Hank: ¿Quién es usted?, y, ¿qué hace aquí este vehículo?
—Dueño: Soy el dueño de este lote, lo que significa que está allanando
mi propiedad. La caravana está aquí me parece que está cerrada. Usted está
forzándola, así que dígame: ¿tiene una orden?
—Hank: No se necesita una orden cuando hay indicios, “abogado”
—Dueño: Según entiendo, los indicios se aplican a los vehículos…
saltarse semáforos y eso…
—Hank: ¿Ves esto redondo de goma? (señala las llantas) Son ruedas, es
un vehículo.
—Dueño: Esto es un domicilio, una residencia y está protegida por la
cuarta enmienda de registros e incautaciones ilegales, ¿La ha visto rodar por
aquí?, ¿Cómo sabe que funciona?, ¿Ha presenciado alguna conducta ilegal?
Me parece que está especulando y no creo que eso tenga peso ante un tribunal.
—Hank: ¿Sí?, mire esto… ¿qué te parece que son? (señala a hoyos producidos
por bala) A mí me parecen agujeros de bala. Así que alguien ha vaciado un arma de
fuego en este domicilio. Apostaría que un juez consideraría un motivo justificado.
—Walter White: ¿Cómo pudo saber que estaban ahí antes de quitar la
cinta?, dilo (dirigiéndose en voz baja a Jesse)

33
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

—Jesse: ¿Cómo pudo saber que estaban ahí antes de quitar la cinta?
—Dueño: Es correcto. La causa probable debe ser claramente aparente,
ah, hay alguien adentro.
—Walter: Es un domicilio privado y no me acosará (dirigiéndose en voz
baja a Jesse)
—Hank: Te daré tres segundos para que salgas. Uno, dos…
—Jesse: Este es mi domicilio privado y no me acosará…¡Bitch!
—Hank: Está bien, ¿quieres una orden? (sonríe) Los chicos te la traerán
y te la darán en bandeja de plata, ¿cómo lo ves? Si he esperado tanto, puedo
hacerlo un rato más.

Para evitar que Hank obtuviera la orden y de esa forma entrara a la cara-
vana, Walter logró simular, con ayuda de Saul Goodman, una llamada de
urgencia proveniente de un supuesto hospital para hacerle creer que su esposa
Mary había tenido un aparatoso incidente, lo que logró alejar a Schrader y,
por fin, permitió a la pareja de narcotraficantes deshacerse de la casa rodante.
No queda duda que los argumentos legales emitidos tanto por el dueño
del lote como por Jesse –pero pensados por Walter– efectivamente eran legí-
timos para detener a Hank, quien parecía no tener empacho en entrar por la
fuerza al aludido “domicilio”. Una vez que el policía se da cuenta de que fue
víctima de un engaño acudió a la –auténtica– casa de Pinkman a golpearlo
ferozmente, lo que resultó en que Hank pusiera en peligro su empleo, lo cual
fue revertido gracias a la intervención y mediación de Walt.

D. “Badger” y los agentes ocultos, reflexiones en torno a esta figura

Brandon Maythew “Badger” es uno de los compinches inseparables de Jesse


Pinkman, quien se caracteriza por una inocencia inusitada que tiende al
absurdo, a tal grado, que es un sujeto que irradia en lo cómico. A lo largo de
la serie el personaje de “Badger” tiene un papel totalmente secundario hasta
que Pinkman lo contrata para distribuir “la mercancía”, particularmente,
cuando fue detenido en el capítulo ocho de la temporada dos en el contexto
de un operativo bastante cuestionable en el que un agente encubierto lo
persuade y convence para que le venda droga de la siguiente forma:

—Agente encubierto: Hola, oye, ¿Tú vendes algo?


— “Badger”: No sé de qué me hablas.
—Agente: Vale, da igual. Pero es que, sabes, si vendes algo, compraría
dos gramos.

34
Walter M. Arellano

— “Badger”: ¿Estás bromeando? Hueles a policía.


—Agente: ¿Qué? ¿Pero qué dices?
— “Badger”: no lo sé, ¿ves esa camioneta?, la furgoneta marrón ¿es suya, ¿no?
—Agente: ¿Qué camioneta?
— “Badger”: La que está estacionada discretamente…es de policías. Sí, y
ahí hay otra, mira allá… ¿Flores “Duke city”? (risas) son muy “originales”, eh…
—Agente: Sólo me quiero drogar…
—Badger: Deberían probar con un camión de la basura. No es por
faltarles al respeto…pero si metieran un camión de la basura, nunca se me
ocurriría pensar que hay policías. Es un consejo gratis. Piénsalo. ¡piensen en
ello, muchachos! (le habla a lo que cree que es un micrófono oculto)
—Agente: Vale, me voy…
— “Badger”: ¿Te rindes tan rápido?
—Agente: No soy policía…
— “Badger”: Quítate la playera, a ver si llevas micrófono…
—Agente: Vale para que veas que eres un caradura (se levanta la playera).
— “Badger”: ¡Ah ese blanco me ciega! (bromea por el color de piel)
—Agente: Idiota.
— “Badger”: Era broma. No te enojes, de qué te quejas, tienes abdomi-
nales, ¿o no?, sólo quiero que me demuestres que no eres policía
—Agente: ¿Y cómo quieres que lo demuestre?
—Badger: Ya sé. Vete allí y dale un golpe a ese tipo en la cara.
—Agente: ¿A cuál?, ¿a ése? Ni hablar. Me daría él a mí.
—Badger: Eso es verdad…¡ahhh! Es que es difícil, ¿sabes?
—Agente: Sí, ya sé. Es fácil, si le preguntas a un policía si es policía, está
obligado a decírtelo. Lo dice la Constitución.
— “Badger”: ¿La de Estados Unidos?
—Agente: Vamos, pregunta…
— “Badger”: ¿Eres policía?
—Agente: No, así no. Pregúntalo oficialmente.
— “Badger”: ¿Eres agente policial?
—Agente: No, no soy agente policial (levanta la mano en señal de
juramento).
—Badger: Está bien, pues dame 165 por dos gramos. El precio que hay, viejo.
—Agente: Está bien (le da el dinero y hacen el intercambio)
—Badger: Ok
Agente: ¡Policía de Albuquerque! ¡Quedas detenido! ¡Al suelo, boca
abajo, ahora!

35
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

Cuando se hace el intercambio del dinero por la mercancía rápida-


mente “Badger” es detenido, lo cual según el personaje en comento es un
abuso de autoridad, es ahí cuando entra en juego el famoso abogado Saul
Goodman del que hablaremos más adelante. La detención de “Badger” fue
totalmente legal y, en gran medida, fue consecuencia de la ingenuidad del
referido personaje.
La figura del agente encubierto es una de las principales técnicas de
investigación policial para la detección de actividades criminales, la cual bien
empleada puede ser una pieza clave para el combate a la delincuencia. En
el caso mexicano esta técnica es relativamente nueva pues se instauró en el
Reglamento de la Policía Federal en el año 2010, desafortunadamente, no se
tienen noticias certeras acerca del éxito o fracaso de su inclusión, pero sería
deseable que se fortaleciera esta fórmula.

E. El rastreador en el auto de Gus Fring y Walter White

Schrader no tiene empacho en justificar casi cualquier medio para llegar


al fondo de sus investigaciones. Tal es el caso que en dos ocasiones instala
dispositivos de geolocalización para rastrear –ilegalmente– las trayectorias
de los sospechosos.
La primera ocasión en que realiza esta acción fue, justamente, con
complicidad de su cuñado, Walter White, con la finalidad de detectar las
rutas y lugares frecuentados por Gustavo Fring (un capo profesional con
fachada de empresario); el segundo momento en el que Hank decide emplear
estas tecnologías de rastreo fue con el propio White, cuando descubre que él
es el reconocido narcotraficante “Heisenberg”.
En las series y películas estadounidenses se busca perfilar agentes que
sean tan firmes en sus principios a tal grado de que no duden en hacer lo que
sea necesario para capturar a los infractores (de ahí que en Estados Unidos sea
un problema recurrente el de la brutalidad policial). Desafortunadamente, en
la realidad, estas “metafacultades” adheridas en el sentido común del pueblo
norteamericano han desembocado en persecuciones de carácter racial y
otros abusos por parte de la autoridad.
De ninguna manera se puede celebrar que el referido agente se asuma
como un personaje legitimado para violar la ley en aras de salvaguardarla.
No hay que perder de vista que la obtención de pruebas de manera contraria
a derecho puede ser contraproducente por más “justo” que sea su fin, ya que
pone en vulneración el debido proceso, y, por tanto, complica la labor del
juzgador al momento de impartir justicia.

36
Walter M. Arellano

Michel Taruffo dice que “(…) los medios de prueba se conectan con los
hechos en litigio a través de una relación instrumental: ‘medio de prueba’
es cualquier elemento que pueda ser usado para establecer la verdad acerca
de los hechos de la causa”.16A pesar de lo anterior, ninguna prueba se puede
admitir desconociendo su origen, y más tratándose de uno notoriamente
ilícito, por lo que Hank no se puede considerar también un infractor.

F. Schrader, ¿es un buen agente de investigación?

Paradójicamente, uno de los personajes más sombríos de la serie conside-


ramos que es el agente Hank Schrader, a quien generalmente, los espec-
tadores suelen tenerlo en un concepto muy elevado, ya que se exaltan sus
virtudes, pero se olvidan sus notorios defectos.
Hank es un agente hipermasculinizado que suele tener una actitud violenta,
machista, temeraria e, incluso, racista. Schrader no sólo hace chistes con poca
sensibilidad de género, sino que también gusta de llamar a los mexicanos beaners
(frijoleros), de quienes tiene serios prejuicios y, hasta cierto punto, tiende a crimi-
nalizar por cuestiones de raza, lo que se ve claramente cuando detiene a Emilio
Koyama, de quien presume se trata de “un fijolero”, a tal grado que apuesta
con el agente Steve Gómez 17(su pareja de trabajo) acerca del linaje de Koyama.
La masculinidad de Hank es demasiado frágil y constantemente se ve
en serios aprietos, recordemos cuando se negaba a reconocer el pavor que
le daba el acenso laboral en Nuevo México, y en aras de ocultar el miedo se
refugiaba debajo de la armadura de “tipo duro”.
Además, Hank suele olvidar que la rigidez con la que mide a los demás
cuando se trata de su esposa Marie, quien tiene un grave problema de clepto-
manía; lo mismo sucede al momento de ser autocrítico, Schrader parece ser
muy flexible para pensar en sus propios desaciertos.
Por otro lado, el mencionado agente no tiene el mínimo tacto para tratar
a terceros, particularmente, a quienes tiene bajo la mira o pueden ser útiles
para llegar a alguno de sus objetivos, por ejemplo: fue despectivo con Wendy,
la prostituta, con los detenidos o con cualquiera que fuera débil frente a él,
incluso, a sus seres queridos, de quienes suele hacer bromas pesadas o incluir
cierto sarcasmo y acidez.
16
Taruffo, Michelle, La prueba, trad. de Laura Manríquez y Jordi Ferrer, Madrid, Marcial
Pons, 2008, p. 15.
17
El papel de Gómez, de aparente ascendencia mexicana, sirve para diluir los prejuicios
racistas de Hank. No está por demás señalar que es el único personaje varón de la serie
de origen latino que no está inmiscuido en temas del crimen.

37
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

A pesar de todo, si algo debemos aprender de Hank es que tenía bien


claro que las lealtades son institucionales, no personales. Hasta el último
aliento dio lo mejor de sí para la defensa de la DEA, sin importar el riesgo
que pudiera implicar a su integridad, honor, patrimonio o familia, tal vez eso
es la razón por la que el público pase por alto su lado oscuro.
Independientemente de todo, en el universo de Breaking Bad, todo
mundo sabrá quién es “Heisenberg”, pero muy pocos sabrán quien fue el
agente Hank Schrader, como bien lo mencionó Walter Jr. Parafraseando
a Hank en el capítulo I see you18, “Los chicos buenos no se dan a conocer
tanto como los malos”, haciendo referencia directa a un libro acerca de los
policías vinculados al caso de Pablo Escobar. De Hank hay que tomar su
gran pasión por el desarrollo de sus actividades de investigación, claro, sin
dejar de observar su lado humano y los errores cometidos como profesional
de la seguridad.

G. El caso de Gray Matter Technologies y el derecho de la propiedad industrial

En el quinto episodio de la primera temporada titulado, precisamente, Gray


matter, se pone de manifiesto que Walter fue uno de los creadores intelectuales
de la exitosa compañía Gray matter junto con su amigo Elliott Shwartz y su
expareja, y ahora esposa de Elliott, Gretchen; de hecho, el nombre de esta
compañía fue resultado de la combinación de los apellidos de Elliot (Shwartz,
negro en alemán) y Walter (White, blanco en inglés).
En el referido capítulo la pareja White asiste a la mansión de los Shwartz
para festejar el cumpleaños de Elliot, donde él afirma que Walter hizo contri-
buciones para los descubrimientos de la poderosa compañía, por lo que a
petición de Skyler White y, a espaldas de Walter, Elliot le ofrece a White un
empleo bien remunerado y con un seguro de gastos médicos mayores, este
último, con su acostumbrada soberbia, lo rechaza.
En el mundo fuera de la ficción la propiedad industrial está regulada
en el ámbito internacional por el Convenio de París, el Acuerdo sobre los
Aspectos de los Derechos de la Propiedad Intelectual relacionados con el
Comercio y por el Tratado de Libre Comercio, reemplazado ahora por el
T-MEC. Por otro lado, la defensa de lo que conocemos como “derecho de
la propiedad intelectual” está ligado íntimamente al desarrollo tecnológico
y al sistema capitalista, en parte de su evolución, este derecho ha tenido por
objeto recompensar a los creadores de su esfuerzo creativo, y más ahora que

18
“Te veo”.

38
Walter M. Arellano

con las tecnologías modernas se hace mucho más fácil la reproducción de las
obras protegidas por derechos de autor y patentes.19
La propiedad intelectual para su protección se divide en dos grandes
apartados: los derechos de autor y la propiedad industrial, ésta última es la
que nos incumbe, pues Walter parece haber sido un elemento fundamental
para la creación de una marca y varias patentes en Gray matter. Carlos
Viñamata dice respecto a la propiedad industrial lo siguiente:

La propiedad industrial está formada por el conjunto de dere-


chos que sirven para proteger a las personas físicas o morales que
desean reservar sus creaciones (patentes, modelos de utilidad,
diseños industriales), distinguir sus productos o servicios de otros
de su misma especie o clase (marcas, denominaciones de origen),
proteger la originalidad de sus avisos comerciales, conservar la
privacidad de sus secretos industriales o comerciales, distinguir
la identidad de sus establecimientos comerciales respecto de otros
dedicados al mismo giro, proteger el procedimiento para la obten-
ción de nuevas variedades vegetales y de biotecnología, y que le
proporcione también derecho a enajenar dichos bienes inmate-
riales y a perseguir a los que infrinjan tales derechos ante las auto-
ridades competentes.20

En esa línea argumentativa, estamos ciertos que White podría haber


iniciado un litigio para dos cuestiones en particular: la defensa de la marca
y las patentes en las que contribuyó, no hay que olvidar que tendría pruebas
testimoniales con respecto a la creación de la marca; y, en cuanto a las
patentes, en los primeros capítulos se hace manifiesto que tuvo un recono-
cimiento por aportar de manera indirecta a un premio nobel de química,
lo cual, seguramente, tuvo que ver con las patentes de Gray Matter. Con todo
y lo anterior, el tema de esta compañía deja muchas dudas con respecto a la
participación de White, pero, sin duda, podría ser un caso útil para proble-
matizar en una clase de propiedad intelectual.

19
Cfr. Becerra Ramírez, Manuel, La propiedad intelectual en transformación, México, Porrúa-
UNAM, 2009, p. 34.
20
Viñamata Pashkes, Carlos, La Propiedad Intelectual, 6a. ed., México, Trillas, 2012, pp. 211 y 212.

39
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

Este tema es de gran importancia, pues es una evidencia de que Walter


White pudo buscar otras alternativas lícitas antes de dedicarse a formar una
asociación delictiva con su exalumno Jesse Pinkman.

H. Skyler White y el derecho fiscal

La esposa de Walter, Skyler, a pesar de tener una formación de contadora,


aparece como una ama de casa que sueña con escribir una novela mientras
vende objetos de segunda mano por internet. Debido a las precariedades del
hogar y las confrontaciones con su marido, Skyler decide regresar a su antiguo
empleo como contadora en Beneke Fabricators donde gracias a la mala adminis-
tración de Ted Beneke (el dueño) combinado con asuntos personales y pasio-
nales, se ve obligada a ser cómplice de malos manejos en materia fiscal.
Entendemos por materia fiscal todo lo relativo a los ingresos del Estado
provenientes de las contribuciones y a las relaciones entre el propio Estado y
los particulares, considerados en su calidad de contribuyentes.21 El problema
de Beneke Fabricators fue que las declaraciones fiscales presentaban altera-
ciones, por lo que la contadora White decide hacer un montaje y abusar del
principio de presunción de inocencia para retrasar las implicaciones de las
flagrantes faltas fiscales cometidas por Ted y su compañía.
En el caso mexicano, este principio está consagrado en el artículo 21
de la Ley Federal de los Derechos del Contribuyente que a la letra dice: “En
todo caso la actuación de los contribuyentes se presume realizada de buena
fe correspondiendo a la autoridad fiscal acreditar que concurren las circuns-
tancias agravantes que señala el Código Fiscal de la Federación”.
Otra de las situaciones relacionadas a la violación del derecho fiscal
tiene cabida cuando decide apoyar a su marido para trazar una estrategia
de lavado de dinero, la cual está diseñada de manera muy profesional, en
México, estas conductas ilícitas se encuentran previstas en el artículo 400 bis
del Código Penal Federal.
No hay lugar a discusión sostener que, sin la intervención de Skyler, fácil-
mente Walter White hubiera sido detectado debido a su desconocimiento de
la materia contable y fiscal, más aún, cuando en varios capítulos impulsiva-
mente adquiere productos que están alejados de su condición fiscal y su perfil
económico ante el Estado.

21
Cfr. Rodríguez Lobato, Raúl, Derecho fiscal, 2a. ed., México, Harla, 1986, p. 11.

40
Walter M. Arellano

I. Saúl Goodman: los abogados en el imaginario social

El estrafalario licenciado en derecho, Saúl Goodman, tuvo su primera


aparición en el episodio octavo de la segunda temporada titulado Better Call
Saul22 que es, justamente, en el que Badger es detenido por el Federal Bureau
of Investigation (FBI)23. Este particular abogado, cuya actitud parece ser muy
relajada y despreocupada, es una pieza clave para el desarrollo de la trama,
no por sus conocimientos jurídicos, sino por su capital social (sus relaciones) y
su gran capacidad de negociación, particularmente, en temas de ilegalidad.
Saúl Goodman es el clásico simulador del derecho24 que lejos está del
perfil deontológico del jurista, es decir, del abogado honesto. En ese tenor,
dice Carlos Arellano García que: “El abogado ha de ser el más honesto de los
profesionistas. Su intervención en asuntos cuantiosos y el manejo de sumas
diversas, ajenas, exigen que su probidad sea más desarrollada para nunca
incurrir en una indebida interferencia patrimonial”.25
El referido “profesional” de nuestra disciplina jurídica muy lejos está de
ser un verdadero jurista, por el contrario, se puede calificar como un delin-
cuente con la licencia de ejercer el derecho, cuyo único patrón es el dinero
y, su principal motor de acción es la ambición. Desafortunadamente, el este-
reotipo del abogado en la cultura colectiva tiende a asemejarse a Goodman,
ya que los vicios del mal abogado se pueden representar cabalmente en él,
ya que es vanidoso, corrupto, perezoso, ambicioso y bastante turbio en su
actuar. Alguna de las reflexiones de Goodman que ejemplifican su pensa-
miento es la siguiente: “Si estás suficientemente comprometido, puedes hacer
funcionar cualquier historia. Una vez convencí a una mujer de que era Kevin
Costner, y funcionó porque me lo creía.”
Goodman no tiene empacho en sobornar, engañar, tergiversar o cual-
quier otra actividad con tal de cumplir sus metas, aunque en algunos capí-
tulos encontramos sesgos de lealtad para sus clientes, tal vez, el único valor
que medianamente haya tomado en serio este mercenario del derecho.

J. La familia White: una reflexión de derecho familiar

A lo largo de la serie, todo gira en torno a la familia, la cual es el núcleo de


las sociedades occidentales y occidentalizadas, de hecho, ésta resulta ser, en
22
“Mejor llama a Saúl”.
23
Buró Federal de Investigaciones.
24
Véase, Burgoa, Ignacio, El jurista y el simulador del derecho, 17a. ed., México, Porrúa, 2011.
25
Arellano García, Carlos, Manual del abogado. Práctica jurídica, 9a. ed., México, Porrúa, p. 278.

41
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

un principio, “el primer motor” para que Walter White tomara la decisión de
conseguir dinero fácil a como diera lugar, pero al final, en el capítulo Felina,
White rompió con esta premisa, al dejar en claro que todo lo que hizo no fue
por su familia: “Lo hice por mí, Me gustó. Yo era bueno en eso. Y yo estaba
realmente…yo estaba vivo.”
A pesar de las adversidades económicas y de salud, la familia White se
mostraba unida y en armonía, pero poco a poco, debido a las malas deci-
siones de Walter, se fueron mermando las relaciones familiares a tal grado
que en la última escena familiar se pone a cuadro una imagen desgarradora
de violencia en la que el químico secuestra a su propia hija.
La imagen que tenía Walter Jr. de su padre es muy positiva hasta antes
del derrumbe familiar, Junior lo definía de la siguiente manera: “es un gran
padre, un gran maestro. Sabe todo lo que hay que saber de la química. Es
paciente con nosotros, está siempre a tu disposición. No es más que decente
y siempre hace lo correcto y, eso, es lo que me enseña a ser.” Esta concepción
terminó derrumbada al final de la serie, su hijo ya no quería saber de él.
La tranquilidad y la buena convivencia en la familia White es cambiada
por un ambiente de violencia familiar, el cual se da “en un contexto rela-
cional y discursivo que mistifica el carácter abusivo de estos gestos o, en el
peor de los casos niega su existencia.”26 La violencia es latente y frecuente
desde que White decidió no dar parte a la familia de las decisiones –que
indiscutiblemente tuvieron repercusiones para ellos–, lo cual culminó en un
desastre para todos sus miembros desde la perspectiva jurídica, económica,
psicológica y, por supuesto, moral.

K. El profesor White, ¿y la enseñanza del derecho?

Si bien es cierto que Walter White lejos estaba de enseñar temas relacio-
nados al derecho, su labor docente nos ayuda a hacer una analogía con la
enseñanza de nuestra disciplina jurídica. White, como sucede con muchos
académicos en las facultades de derecho, cae en una monotonía.
La rutina, el desinterés del alumnado en los temas y la precaria condi-
ción económica de las nóminas educativas pueden ser factores comunes en los
que se puede encontrar un académico, independientemente de la disciplina
que se encargue de enseñar, ya sea químico o abogado.
En el personaje del profesor Walter White se alcanza a ver la repeti-
ción y la monotonía como parte de su actividad docente, a pesar de ello, en

26
Barudy, Jorge, El dolor invisible de la infancia, Barcelona, Paidós, 1998, p. 22.

42
Walter M. Arellano

algunos capítulos aún se ven vestigios de pasión en sus labores frente a grupo,
sin embargo, conforme avanza su carrera delictiva y su enfermedad, pierde
el interés en la docencia de manera fatal. En el fondo, se deja en claro que
White nunca fue un profesor por vocación sino por necesidad.
Las moralejas que nos podemos llevar del desempeño profesional de
Walter White en la academia son que el profesor debe estar plenamente
convencido de dar clases por vocación, nunca por necesidad; ser autocrítico
y revisar constantemente si estamos cerca de la monotonía o la rutina; ser
creativos para evitar a como dé lugar hacer de la academia una tarea pasiva
y estéril. El profesor que no se renueva está condenado a perder uno de los
motores para la docencia: la pasión.
En la primera temporada vemos el cascarón de quien tal vez fue un exce-
lente maestro, que en su falta de renovación y autocrítica no supo acoplar los
contenidos y ejemplos de su materia a las nuevas generaciones, quienes se mues-
tran apáticas a experimentos que tal vez en otros contextos fueron sorprendentes.
Por otro lado, señor White, como sus alumnos lo llamaban, parece ser
un profesor bonachón que no sabe imponer límites ya que sus educandos
constantemente lo retan o lo subestiman. Si bien es cierto que, la verdadera
docencia lejos está de ser una actividad dictatorial, es menester conservar
ciertos estándares de respeto y empatía mutua, lo que parece costarle mucho
trabajo a White, tal vez, por su propia falta de vocación.

L. Si Walter White fuera juzgado…

No es necesario tener conocimientos jurídicos complejos para darse cuenta


de que Walter White recibiría la máxima pena por los delitos cometidos a
lo largo de la serie, independientemente de la legislación que usáramos para
hacer el cálculo, ya sea la mexicana, estadounidense o cualquier otra.
Al paso de los capítulos, White se desmoraliza y, paulatinamente, se
transforma en un sociópata, de tal manera que deja de estar en peligro para
convertirse en el peligro. Paradójicamente, a Jesse le sucede exactamente lo
contrario, al tiempo que avanza la serie se empieza a moralizar al extremo de
cooperar como testigo en las investigaciones de Hank.
Tal vez el primer delito que cometió el señor White fue el no haber
denunciado a su exdiscípulo Jesse Pinkman en el primer episodio, a partir de
ahí ya no hubo vuelta atrás, la moneda estaba echada en el aire, a partir de
ese día empezó a morir Walter White para dar vida a “Heisenberg”.
La transformación White-“Heisenberg” se hace latente desde el momento
en que Walter sigue sus impulsos violentos, como, por ejemplo, cuando unos

43
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

adolescentes se burlan de la discapacidad de su hijo a un costado de los proba-


dores de una tienda de ropa, el padre de familia responde golpeando al joven
guasón. En ocasiones subsecuentes, los delitos de White cobraron más seriedad.
Algunos de los ilícitos que detectamos a lo largo de la serie son los
siguientes: posesión y compra ilegal de armas; robo de metilimina (en un labo-
ratorio y en el tren); lavado de dinero y evasión fiscal; homicidio y secuestro
de Emilio “Krazy-8” y de su primo; el asesinato de varias personas: dos
narcotraficantes, dos guardias que custodiaban a Jesse, Mike Ehmantraut,
Todd y sus familiares, así como la autoría intelectual del asesinato de Gale
Boetticher, Gustavo Fring (y diez de sus hombres), Drew Sharp y la tentativa
de homicidio de Lydia y el menor Brock Cantillo; asociación delictuosa y
daño a propiedad privada; delitos contra la salud relacionados a la fabri-
cación y posesión de drogas; suicidio asistido de don Héctor Salamanca y
homicidio involuntario por dejar morir a Jane, la novia de Jesse; posesión
de sustancias letales (el ricino); falsificación de documentación oficial; la
irrupción, allanamiento al domicilio y amenaza de muerte al matrimonio
Schwarz; por mencionar algunos.
Con todo el catálogo expuesto, de acuerdo con Rubén Peralta, la pena
de White en el sistema norteamericano sería de siete cadenas perpetuas y 698
años de prisión, lo cual, es muy parecido a lo que pudiera ser computado en
otros países, donde un delincuente con ese historial no podría salir de prisión.27
Sin duda, Walter White cometió crímenes atroces y cada vez menos
justificables al paso de las temporadas, pero entre esa lista, destaca la muerte
de Jane, a quien dejó morir sin mediar misericordia alguna. Al respecto el
actor que le dio vida a White (Bryan Cranston) escribió fuera de guion y a
modo de justificación del personaje en su libro autobiográfico:

La chica dejó de toser. Puede que se hubiera dormido otra vez.


De pronto, el vómito brotó de su boca. Se aferró a las sábanas.
Se ahogaba, Me incliné instintivamente para darle la vuelta, pero
me detuve.
¿Por qué debería salvarla? Aquella drogata, Jane, amenazaba
con chantajearme, revelar mi empresa a la policía, destruir todo
aquello por lo cual había trabajado y hacer desaparecer el colchón
financiero que intentaba legar a mi familia, la única herencia que
podía dejarles.
27
Peralta Rigaud, Rubén, “Un estudio desvela el tiempo total que pasaría Walter White
en la cárcel”, Cocalecas, México, 6 de agosto de 2013, http://cocalecas.net/2013/11/
un-estudio-desvela-el-tiempo-total-que-pasaria-walter-white-en-la-carcel/

44
Walter M. Arellano

La chica emitió un borboteo y bregó por una bocanada de aire.


Puso los ojos en blanco. Sentí una punzada de culpa. “Maldita sea,
es solo una niña –me dije–. Haz algo”.
Pero si intervenía ahora, ¿no estaría retrasando lo inevitable?
¿Acaso no todos acaban muertos, tarde o temprano? Y junto a
ella, el pobre tonto de Jesse, mi socio, en estado de coma. Para
empezar, fue ella quien lo metió a la mierda. Por ella acabarían
los dos muertos, y nos mataría a todos en caso que yo interviniese
y jugase a ser Dios.28

La defunción de Jane ante la ley lejos está de ser el delito más grave
cometido por White pero, moralmente, es uno de los más deleznables, ya
que se trataba de la pareja sentimental de su socio y amigo Jesse Pinkman, a
quien termina por confesarle a modo de venganza que la dejó morir. A pesar
de todo, White no muestra el mínimo remordimiento pues siempre tenía una
justificación para hacer el mal.

M. Breaking Bad ¿con o sin perspectiva de género?

Uno de los señalamientos que le podríamos hacer a la analizada serie nortea-


mericana es justamente la de no tener una perspectiva de género y el de
reafirmar algunos de los micromachismos que imperan en el imaginario social
y en la cultura popular.
Las masculinidades en Breaking Bad se muestran frágiles y en conflicto,
particularmente la de White y la de Schrader, basta con rememorar que,
en los primeros capítulos, Walter es constantemente hostigado por Hank al
considerarlo un tipo débil, para corroborarlo, recordemos la escena en la
que White dice que la pistola de su cuñado es pesada, a lo que este último
responde: “por eso contratan hombres”. La imagen de “débil” de White se
desdibuja conforme se vuelve más violento, incluso, en la forma en que tiene
relaciones sexuales con su esposa.29
Desde ese punto de vista, estamos plenamente convencidos que la falta
de perspectiva de género se agrava por la ausencia de protagonismos feme-
ninos y la ubicación de las mujeres fuera de “la acción”. Son contadas las
28
Cranston, Bryan, Secuencias de una vida, trad. de Manuel Manzano, España, B de Books,
2017, p. 7.
29
Cfr. Pond, Jamie, “You can go fuck yourself !: Precarius masculinity, emasculation, sexua-
lity and violence in Breaking Bad”, en Sociation 18, University of North Carolina, Estados
Unidos, 2019, p. 4.

45
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

féminas que toman parte en el guion, como, por ejemplo, Lydia Rodarte-
Quayle quien a pesar de su feminidad es un personaje que se muestra agre-
sivo y masculinizado, las demás mujeres son situadas en el rol de “sombra del
hombre” o simplemente están en un cautiverio30, particularmente adscritas
al rol de madre-ama de casa. En ese tenor dice Delicia Aguado:

La figura del sujeto político normativo es imperante en toda la trama


(…). Las mujeres tienen una presencia muy acotada. Además, entre
los protagonistas no hay prácticamente representación de perso-
najes de edad avanzada, pertenecientes al colectivo LGBTI o con
diversidad funcional. No más allá del caso de Walter White Jr.,
con parálisis cerebral –que sirve para aumentar la presión del químico
de cara al sustento familiar– o ciertas dependencias puntuales
–el accidente de Hank o el cáncer del propio Walter–. Tan solo la
etnia rompe esta normatividad, y lo más interesante, es que lo hace
a golpe de estereotipo jugando con la diferencia. 31

El personaje femenino más importante en la serie es la esposa de Walter


White, Skyler, quien es dependiente de él económicamente, lo cual era necesario
para justificar el desarrollo del argumento, ya que, según Cecilia García, si este
personaje hubiera tenido libertad financiera, el conflicto matrimonial no habría
funcionado y, con ello, buena parte de la trama no tendría sentido.32 A pesar de
lo anterior, Skyler enfrenta a White en múltiples ocasiones, de ahí una de sus
frases más emblemáticas: “Alguien tiene que proteger esta familia del hombre
que protege esta familia”, lo cual se contrapone con el dicho machista de Gus
Fring: “Los hombres están para abastecer a sus familias a cualquier precio”.
No cabe duda en que, el arquetipo de los tipos duros y las mujeres débiles
es reiterativo y, hasta cierto punto, necesario –pero no justificado– para el
desarrollo del guion en los términos que pretendieron los creativos de la serie.

30
Véase, Lagarde, Marcela, Los cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y locas,
UNAM-Siglo XXI, México, 2005.
31
Aguado Peláez, Delicia, “De Walter White a Heisenberg: el camino del (anti) héroe en
la sociedad del riesgo”, en Anuario Electrónico de Estudios en Comunicación Social, Disertaciones,
vol. 10, núm. 2, Universidad del Rosario, Argentina, 2017, https://revistas.urosario.edu.co/
xml/5115/511552609013/html/index.html
32
Cfr. García Díaz, Cecilia, “El odio a Skyler White y los estereotipos fe-
meninos en las series”, en A ver series, España, 2013, https://blogs.20minutos.
es/a-ver-series/2013/08/26/el-odio-a-skyler-white-y-los-estereotipos-femeninos-en-las-series/

46
Walter M. Arellano

§ IV. R eflexiones finales

En Breaking Bad se rompen los maniqueísmos hollywoodenses acerca de los perso-


najes “buenos” que son incorruptibles y los antagónicos que son “malos” y
actúan únicamente bajo el impulso de dañar a otros sin justificación alguna.
En la referida serie, los personajes se muestran “humanos”, es decir, con
emociones, pasiones, virtudes y defectos en diferentes contextos, de ahí que
surja una pregunta inquietante para el espectador: ¿cómo es que el antihéroe
de la serie logra nuestra simpatía?, Delicia Aguado Peláez lo explica de la
siguiente manera:

En un primer momento, se busca que el espectador se identifique


con ese ciudadano medio atrapado en su propia rutina, sin embargo,
paulatinamente, se le pide que empatice con un capo de la droga. Y
lo cierto es que, cuando se descubre el genio oculto bajo el disfraz
de mediocridad, no es de extrañar que el público no sólo le perdone
el desvío hacia la villanía, sino que sea justamente su antiheroísmo
el principal engranaje de simpatía de la audiencia con el sujeto.33

Al transcurso de los episodios se hace latente la confusión de los segui-


dores de Breaking Bad acerca de la valorización de las acciones y simpatía
por el personaje de Walter White en contraposición de, por ejemplo, Jesse
Pinkman, quien de manera opuesta genera repulsión a pesar de que al final
decide actuar moralmente. Tal vez, en un ejercicio metafórico, y en concor-
dancia con el pensamiento de Susan Sontag34, en el fondo, el verdadero
cáncer que enfrentaba Walter White no era el que inicialmente le diagnosti-
caron, sino que se trata de un cáncer moral que terminó aniquilándolo para
dar vida a “Heisenberg”. Esta “enfermedad moral” pasó casi imperceptible a
la vista de la audiencia, quien no dio cuenta de la paulatina muerte moral de
Walter White, y por ello que se vanaglorie al antihéroe.
A pesar de lo dicho, de ninguna manera debemos de caer en la tentación
de censurar esfuerzos creativos como el de Breaking Bad, por el contrario, se
deben asumir como un reflejo y crítica de la decadencia social que no sólo
atañe a los países afectados de forma directa por el narcotráfico, sino también
a los mal llamados países de primer mundo. Lo que sí es necesario vigilar es
33
Aguado Peláez, Delicia, op. cit.
34
Cfr. Sontag, Susan, La enfermedad y sus metáforas. El sida y sus metáforas, trad. de Mario
Muchnik, España, De Bolsillo, 2012, p. 22.

47
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

que estas series estén alejadas de pretensiones y estrategias políticas, como ha


sucedido con otras producciones, es por ello que no hay que echar en saco
roto el comentario de Zavala acerca de las “narco-series”:
Lejos de una simple coincidencia temática, la novela, la película y la
serie de televisión deben entenderse como mediaciones de una política de
representación del securitarismo en los campos de producción cultural global
que reproduce la agenda hegemónica estadounidense en torno al fenómeno
del narcotráfico.35
Consideramos que una de las grandes aportaciones de Breaking Bad es
justamente la de poner en perspectiva el tema del narcotráfico en el contexto
del declive moral y económico del neoliberalismo, pero, sobre todo, esta acla-
mada serie resulta ser un ejercicio de introspección ética que a todos nos pone
a pensar: ¿qué hubiéramos hecho de estar en los zapatos de Walter White?
Estamos totalmente convencidos de que Breaking Bad pasará a la historia
como una de las series más impactantes de todos los tiempos, cuyo objeto
de estudio es y será muy nutritivo para el análisis, no sólo de abogados, sino
también de científicos36, economistas37, filósofos38 criminólogos, psicólogos39,
sociólogos, politólogos, químicos, pedagogos, cineastas, comunicólogos40,
contadores, etc.

35
Cfr. Zavala, Oswaldo, Los carteles no existen…, op. cit., p. 80.
36
Véase, Trumbore, Dave y Nelson, Donna, Sciencie of Breaking Bad, Mitt Press,
Estados Unidos, 2018.
37
Véase, Wainwright, Tom, Narconomics, ¿Cómo administrar un cártel de drogas?, trad. de
María Orvaños, México, Debate-Penguin Random House, 2016.
38
Véase, Koepsell, David y Arp, Robert, Breaking Bad and philosophy. Badder living throu-
ght chemistry, Estados Unidos, Open court, 2012.
39
Véase, Lee, Eide, The (Breaking) Bad path to enlightenment. Learn from Walter White´s mis-
takes, Estados Unidos, Smashwords editions, 2018.
40
Véase, Cobo, Sergio y Hernández-Santoalla, Victor (coords.), Breaking Bad:530
gramos (de papel) para serieadictos no rehabilitados, España, Errata naturae, 2013.

48
BETTER CALL SAUL
CRIMINAL LAW: EL EJERCICIO ÉTICO DE LA ABOGACÍA

Abril Uscanga Barradas*


Javier Díez García**

Sumario:§ I. Better call Saul y Breaking Bad: dos series televisivas con puntos en común.
§ II. La ética y la moral. § III. La ética en el abogado. § IV. La ética, la moral y el derecho.
§ V. Charles McGill vs Jimmy McGill: moral contra ética. § VI. Conclusiones.

§ I. Better call Saul y Breaking Bad: dos series televisivas


con puntos en común

Better call Saul es una serie de televisión estadounidense creada por Vince
Gilligan y Peter Gould, que fue emitida en el año 2015 como precuela de
la exitosa serie Breaking Bad, la cual es preciso describir a grandes rasgos a
fin de contextualizar la trama que se desarrolla y que, en gran medida, in-
fluye en el quehacer profesional del abogado Saúl, quien da lugar a la serie
Better call Saul; serie que es objeto de análisis en las siguientes líneas debido
a su alto interés en cuanto a contenido filosófico-jurídico así como también
jurídico-práctico.
Entre los muchos puntos de interés que encierra la serie mencionada,
destaca la inclinación de su protagonista hacia el desarrollo de una praxis de
la abogacía en la que el resultado es lo que importa y que, automáticamente,
hace cuestionarse multitud de situaciones acerca del ejercicio ético que debe
realizar el abogado, lo que a su vez implica que surjan varios interrogantes
como ¿cuál es la frontera del secreto profesional y dónde inicia el actuar ilícito
del abogado postulante?, ¿cuánto debe inmiscuirse el abogado sin encubrir
y/o inmiscuirse en el actuar criminal?, o ¿lo trascendental es alcanzar el re-
sultado mas no los medios con los que se consigue?

Profesora de la Facultad de derecho de la UNAM.


*

Abogado postulante y académico.


**

51
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

Estas preguntas no son, en absoluto, únicas de la serie Better call Saul, pues
a diario se pueden ver diferentes abogados que se rigen por la clásica y siem-
pre polémica máxima que reza “el fin justifica los medios”.
Para entender la serie Better call Saul es preciso narrar a grandes rasgos la histo-
ria que se desarrolla en Breaking Bad, serie que gira alrededor de varios personajes
con situaciones y circunstancias muy diferentes que, en último término, com-
parten un objetivo común: conseguir dinero. Uno de esos personajes es Walter
White, un modesto maestro de química con un segundo trabajo en un local de
lavado de autos, asentado junto con su familia en la ciudad de Albuquerque,
Nuevo México, quien por diversas eventualidades, especialmente de salud, deci-
de involucrarse en el mundo de las drogas, específicamente en la producción y la
distribución de metanfetaminas, apoyándose en la colaboración de su ex-alumno,
Jesse Pinkman, poco notable en su época de estudiante pero bastante activo en el
negocio de las drogas, no sólo vendiendo si no también consumiendo.
Walter White, quien es el personaje principal en la trama de Breaking Bad,
se enfrenta con circunstancias económicas desfavorables que cambian por
completo su vida, las que se mezclan con un ambiente familiar complicado,
pues su hijo adolescente nació con una parálisis cerebral, su esposa está em-
barazada y a él le diagnostican un cáncer pulmonar incurable. En vista de ese
cúmulo de condiciones, White se siente orillado a buscar una solución, la que
encuentra después de reencontrarse con Jesse Pinkman.
Aunque Pinkman no resulta ser, ni mucho menos, un profesional en el
ámbito, White decide asociarse con él con la finalidad de intentar mantener
una estabilidad familiar que cada vez se presenta más complicada y garanti-
zar un futuro mejor a sus seres queridos cuando él muera.
En este contexto, White y Pinkman deciden utilizar una caravana para crear
una fábrica de metanfetaminas en su interior, aprovechando las posibilidades que
ello representa entre las cuales destaca, principalmente, la dificultad para las auto-
ridades de realizar un posible rastreo o seguimiento. Asimismo, se crea un reparto
de roles donde White es el encargado de fabricar la metanfetamina mientras que
Pinkman la distribuye valiéndose de su experiencia con las drogas y de sus contactos.
En contraposición a White y Pinkman se ubica otro personaje: el agen-
te especial a cargo de las oficinas de la DEA, Hank Schrader, quien agente
competente y comprometido con su trabajo que busca terminar con las malas
prácticas de estos dos nuevos traficantes que han aparecido en el escenario de
la droga, contándose con el ingrediente extra de que para White no sólo es
un agente de la DEA, pues también es su cuñado, quien al igual que todo el
resto de la familia, ignoran la nueva ocupación de Walter White, conocido en
el mundo de la droga bajo el sobrenombre de Heisenberg.

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Abril Usganga Barradas | Javier Díez García

El desarrollo de la trama muestra en primer término a Walter White


como un profesor reconocido como un hombre de bien, comprometido con
su familia, con una profesión ejemplar y alejado de todo tipo de problemas
legales, sin vínculo alguno con el narcotráfico y todo lo que este implica, sin
embargo esa presentación inicial se va modificando en el transcurso de la se-
rie de tal forma que poco a poco comienza a vislumbrarse a un Walter White
diferente, un hombre con una personalidad oscura, amoral, ambiciosa y ven-
gativa que pronto requerirá de asesoría jurídica debido a sus movimientos
cada vez más notables en el negocio de la droga.
Debido a lo anterior, White y Pinkman contratan los servicios legales de
un abogado con un historial poco favorecedor para muchos: Saul Goodman,
pero que resultará extremadamente útil para los fines de estos dos nuevos
narcotraficantes que paulatinamente ganan más reconocimiento.
La utilidad de Goodman en las intenciones de White y de Pinkman
se hacen más que evidentes cuando en un momento de la propia serie éste
último dice que para poder llevar asuntos de índole criminal se necesita “un
abogado criminal”, adelantando ya las condiciones morales, éticas y profe-
sionales de Goodman.
Este abogado se enfrenta a situaciones muy complicadas, tanto en su vida
personal como laboral, donde es conocido por promocionarse en anuncios
televisivos nocturnos utilizando el lema “Better Call Saul”, que traducido al
castellano significa “Mejor llama a Saúl”.
Este eslogan publicitario es, precisamente, el que da pauta a la precuela
homónima, donde se muestra la historia de un joven abogado que incursiona
con varios tropiezos en la vida de la postulación, que actúa con pocas virtudes
y sabiduría, pero cuyas buenas intenciones se hacen patentes al mismo tiem-
po que se evidencia, también, un gusto por prácticas de moralidad discutible
pero con muchos dilemas éticos que tendrá que resolver.
Ese joven abogado es James McGill, también conocido como “Jimmy”,
quien con el paso de los años y tras varias situaciones terminará convirtién-
dose en Saul Goodman.
Ahora bien, para analizar la serie Better call Saul es importante establecer su
punto de partida, el cual es los inicios de un abogado egresado de una universi-
dad prácticamente desconocida y no muy respetable y que poco a poco comien-
za a incursionar en el ejercicio profesional del derecho tras haber sido el “chico
de los recados” del destacado despacho que ayudó a fundar su hermano mayor.
McGill atravesará diferentes etapas en la lucha por encontrar el éxito
profesional, antes de tomar la decisión de convertirse en el abogado de White
y de Pinkman.

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Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

Así pues, Better call Saul se desarrolla en el año 2002 –seis años antes de cono-
cer la historia narrada Breaking Bad–, centrándose en la vida de Jimmy McGill,
las decisiones que tomó antes de adoptar el seudónimo “Saul Goodman” y las
repercusiones que tuvieron en su vida profesional y sentimental.
La serie muestra a Jimmy como un hombre con buenas intenciones pero
propenso a tomar el camino rápido para lograr sus objetivos, lo que poste-
riormente lo convierte en un abogado dispuesto a aplicar el derecho de una
forma que, en principio, parecería diferir con la práctica profesional deseable,
pero que posteriormente cruza de forma definitiva la frontera de la ética.
Jimmy se hace de algunos aliados como Mike Ehrmantraut, un ex oficial
de policía de Filadelfia, quien será un socio perfecto, ya que mientras Jimmy
se encargará de la autoría intelectual de ciertas conductas que fácilmente po-
drían clasificarse como delitos, Ehrmantraut ejecutará la materialización de
las mismas gracias a sus habilidades aprendidas como policía.
La personalidad de Jimmy es totalmente la opuesta a la de su hermano ma-
yor, Charles McGill, socio fundador de unos de los más prestigiados bufetes jurí-
dicos de Albuquerque. Charles es un hombre brillante, de gran prestigio, con alto
nivel ético que considera que hacer lo correcto es el verdadero camino al éxito.
La dicotomía antagónica que representa las diferencias entre las perso-
nalidades y la prácticas profesionales de los hermanos McGill, ocasiona que
Charles, después de ver lo infructuoso de su intento por guiar a su hermano
hacia las buenas prácticas, lo desprecie, critique y rechace, toda vez que no
lo considera un verdadero abogado ni una persona honesta, y es que Charles
conoce el pasado de su hermano, quien en su juventud se dedicó al crimen
y las estafas, ganándose el apodo de “Slipping Jimmy”, el cual se puede tradu-
cir como “Jimmy el resbaladizo”. Asimismo, Charles como conoce lo que su
hermano sería capaz de hacer para salirse con la suya, sin tomar en conside-
ración la manera en que sus acciones dañan a la gente que lo rodea, lo justo
de sus actos, la imagen del abogado, ni las consecuencias legales que podrían
tener sobre su persona.
Ante las conductas de Jimmy –que en cierta medida afectan a su desta-
cado hermano mayor–, Charles busca que inhabiliten a Jimmy para ejercer
la profesión de abogado, por lo que le tiende una trampa con la intención
de que Jimmy cometa un delito y así aprovechar para levantar cargos en su
contra acusándolo ante el Colegio de Abogados por una incidencia negativa
en la honestidad o confiabilidad como abogado.
Del mismo modo, Charles, también, aprovecha para culparlo de la des-
integración de su familia, haciendo que, en definitiva, el mundo y autoesti-
ma de Jimmy se derrumben, generando sentimientos de tristeza, impotencia,

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confusión y resignación que juegan un importante papel en el devenir de


Jimmy y en su transformación en Saúl Goodman.
Dado el escenario creado, Jimmy se ve en apuros económicos y recurre
a las viejas prácticas de estafa, robo y mentiras que, paulatinamente, lo llevan
a relacionarse con peligrosos criminales y narcotraficantes, significando un
punto de inflexión en su vida y representando el inicio, a partir de entonces,
de un cambio de rumbo en su modo de ver las cosas, de entender las posibi-
lidades de la abogacía y de interpretar la justicia. De esta manera, Jimmy se
verá cada vez más involucrado con el narcotráfico, de tal forma que Better call
Saul irá mostrando la evolución de James McGill hacia el personaje de Saul
Goodman como si se tratara del descenso a los infiernos que Dante Alighieri
narra en su famosa obra de la Divina Comedia.
Better call Saul va más allá de ser una simple serie más de tantas que
ofrecen los diferentes canales y las diversas plataformas televisivas, pues el
simbolismo, las alegorías y su estrecha conexión con la realidad de muchos
profesionistas del derecho es inmensa. Tan es así que incluso el propio nom-
bre de Saul Goodman guarda un fuerte contenido subliminal, toda vez que
dicho nombre tiene, en inglés, una sinfonía similar con la frase It’s all good man,
la cual traducida al castellano se entendería como “todo está bien, hombre”,
al mismo tiempo que el apellido Goodman se traduciría como “buen hom-
bre”, todo lo cual genera en último término que la transformación de Jimmy
en Saul represente más que un simple cambio de nombre, pues el alto conte-
nido subrepticio que esconde Saúl Goodman sirve tanto para adentrarse en
actos controvertidos como para ejercer la abogacía de manera discutible y,
todo ello, revestido de un nombre cuya estructura y sonoridad hace generar
confianza tanto en la sociedad como en el cliente, enmascarando la auténtica
realidad que oculta el propio Saúl.
A lo largo de la serie se acompaña a Jimmy en ese proceso de mutación,
recordando en muchos momentos a la famosa obra de Franz Kafka titulada
La Metamorfosis, pues el hecho de que Jimmy quiera cumplir su sueño de conver-
tirse en un abogado de éxito unido a su relación de pareja con Kim Wexler le
coloca, en más de una ocasión, en una posición similar a la de Gregorio Samsa
en la obra del autor alemán antes citado, pues al igual que el comerciante Samsa,
Jimmy se ve presionado a alcanzar sus anhelos de abogacía y, al mismo tiempo,
querer cumplir todos los deseos de su novia Kim aunque ésta no le haya pedido
nada. Esta ambición desmedida es la que hace que, en un símil con Samsa,
comience la desaparición de Jimmy para dar lugar al surgimiento de Saul.
Durante ese transcurso metamórfico, Jimmy no deja de balancearse entre
el mundo de la legalidad y la ilegalidad, entre el fraude y las buenas prácticas,

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Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

entre la buena fe y la malicia, de tal forma que los propios creadores de la


serie evidencian la realidad de la práctica profesional del abogado a través de
los dilemas que encierra esa línea tenue que separa lo éticamente aprobado
de lo moralmente recriminado. Es así como surgen varias preguntas, entre
las cuales destacan una en concreto: ¿qué es y qué representa la ética en la
práctica del derecho?
La importancia de responder a la pregunta anterior es trascendental,
pues de ella derivan toda una serie de interrogantes más que afectan directa-
mente al abogado, tales como ¿cuál será la ética que debe ejercer el abogado
para defender un delito cuando es conocedor de la responsabilidad de su
cliente?, ¿lo ético siempre es lo correcto?, o ¿el abogado se debe regir en todo
momento por la ética?
Estas cuestiones dan lugar a muchas y muy diferentes opiniones que en-
cierran un enorme interés a efectos tanto profesionales como académicos,
pues la profesión de abogado representa toda una serie de valores que se deja
notar en cada una de las actuaciones de este profesionista del derecho.

§ II. La ética y la moral

Hart explica en su obra El concepto de Derecho que “el desarrollo del derecho,
en todo tiempo y lugar, ha estado de hecho profundamente influido tanto por
la moral convencional y los ideales de grupos sociales particulares, como por
formas de crítica moral esclarecida, formulada por individuos cuyo horizonte
moral ha trascendido las pautas corrientemente aceptadas”.1
Partiendo de esta apreciación, se observa claramente que el derecho en-
tendido en el sentido más amplio de la palabra se encuentra no solo inspirado
sino también impregnado de un fuerte componente moral que, en múltiples
ocasiones es utilizado como sinónimo de otro término que, si bien se encuen-
tra íntimamente relacionado con aquél, sin embargo cuenta con algunas notas
distintivas: la ética. Y es que, si bien los términos “ética” y “moral” comparten
mismo significado etimológico2, sin embargo la moral está enfocada a estable-
cer los comportamientos que son aceptados y, por ende, considerados adecua-
dos por un colectivo –llámese sociedad– en un contexto específico, mientras
1
Hart, H.L.A., El concepto de derecho, Buenos Aires, Abeledo-Perrot, 1961, p. 229.
2
La palabra latina “mos”, que significa “hábito o costumbre”, da lugar a la palabra
“moral”; mientras que el término griego “ethos”, cuyo significado también es “hábi-
to o costumbre”, es del que proviene el término “ética”.

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que la ética se encarga de determinar las conductas correctas prescindiendo


del factor de aceptación presente en una situación concreta. En esta tesitura,
se pone de manifiesto que la moral se encuentra determinada por un agente
exógeno que es la sociedad o la comunidad, mientras que la ética tiene una
alta composición subjetiva toda vez que proviene del interior de la persona y
que es, por tanto, netamente individual.
Por otra parte, la moral está indefectiblemente vinculada con un elemen-
to de coerción impuesto por la sociedad, pues es el propio colectivo quien
determina lo que es deseable y lo que es indeseable, lo que es adecuado y
lo que es inadecuado y, en última instancia, lo que es aprobado y lo que es
reprochado dando lugar, en su caso, a la sanción legal correspondiente. En
contraposición a lo anterior, y dada la naturaleza subjetiva de la ética, ésta
se asienta en los valores, principios y creencias de la persona en sí, entendida
como sujeto individual independiente de la sociedad en su conciencia, que
critica, evalúa y juzga de conformidad con su “yo” interior al margen de lo
que la colectividad pueda apreciar como conjunto.
Está fuera de toda duda que hay múltiples aspectos que distinguen a la mo-
ral de la ética, sin embargo, dada la extensión de la presente obra, no resulta po-
sible profundizar en esta diferenciación, máxime cuando el objeto de este escrito
es poner de manifiesto las implicaciones jurídico-filosóficas que se desprenden de
cosas tan cotidianas como, en este caso en concreto, la serie Better call Saul.
En todo caso resulta imprescindible diferenciar la ética de la moral y vi-
ceversa, pues en la serie antes mencionada se da claramente esta distinción
aunque para muchos pase desapercibida, dando como resultado general que
el espectador únicamente valore las actuaciones de Jimmy/Saul sin detenerse
a pensar en el proceso interior que está desarrollando al juzgar estas conductas
y sin recaer en el hecho de que si estima que tal o cual decisión es correcta o
incorrecta, justa o injusta, elogiable o recriminable, dicha valoración se encuen-
tra presidida por una apreciación que bien puede ser moral, ética o ambas,
pues todas aquellas actitudes en las que el sujeto coincida con el apreciar de la
sociedad van a mostrar que su ética se encuentra ajustada a la moral colectiva.

§ III. La ética en el abogado

Hablar de ética se antoja un tanto idealista, pues tal parece que las inclinaciones
del hombre tienden más a satisfacer en forma individual y egoísta sus deseos
de progreso material, que procurar el bien común a través de la cooperación

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Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

solidaria y altruista con sus semejantes. Es por ello que aún cuando se piensa
que el adquirir un conocimiento de la ética resulta un tanto ocioso, cada perso-
na debe analizar su comportamiento y determinar con conciencia y responsabi-
lidad su proceder, sin buscar pretextos que justifiquen la falta de ética.
La naturaleza y características de la ética muestran –como ya se ha visto
con anterioridad– que ésta se encuentra asentada en el individuo como sujeto
en sí más allá de la colectividad, sin embargo, resultaría complejo poder expli-
car cómo la ética puede ser completamente independiente de la moral, como
si de una pequeña isla (individuo) en medio del océano (sociedad) se tratase.
En esta tesitura, Orozco Molina señala que no nada más corresponde a los
individuos actuar conforme a valores éticos; sino también a los grupos socia-
les, comunidades y gobiernos de las naciones3, poniendo así de manifiesto, en
consecuencia, que la ética tiene que estar acomodada a la moral.
Ahora bien, considero que esta apreciación de Orozco, si bien está ajus-
tada a la vida en sociedad como colectivo unificado y unificable, en el que esa
misma sociedad se debe comportar de acuerdo a unos ciertos estándares ma-
yoritariamente aceptados, sin embargo afecta a la independencia de la perso-
na en cuanto tal, pues el hecho de considerar que el individuo no sólo se debe
regir por su propia ética sino también por la moral implica, automáticamente,
que la ética se encuentra compelida o condicionada a la moral, hasta el punto
de que es la moral la que decidirá la validez del comportamiento ético del su-
jeto en cuestión, haciendo que, por tanto, la persona no pueda desarrollar un
comportamiento ético en conciencia porque siempre se encontrará limitada a
que la colectividad apruebe sus actos.
Esta dicotomía se presenta en Better call Saul en muchas, por no decir
todas, las decisiones de Jimmy/Saul, mismas que se dan como solución a un
dilema que, bien por condiciones externas o internas, éste debe adoptar. En
este sentido, el apelar a que su ética –individual– debe estar condicionada a
la moral –social– representa una restricción de la persona como sujeto indi-
vidual, pues su manera de comportarse, de actuar, de proceder, no deberá ser
validada en tanto la colectividad no lo acepte.
Es indudable que para garantizar la vida en sociedad se deben establecer
una serie de mecanismos uniformes que rijan por igual a los gobernados y que
creen en el imaginario popular un escenario de acción-reacción respecto de
ciertas conductas que puedan atentar o hacer peligrar la vida en sociedad. No
obstante lo anterior, es importante destacar el papel y efectos de la ética y de

3
Orozco Molina, B. Felipe, Ética Jurídica, México, Facultad de Derecho-UNAM,
1998, p. 1.

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la moral en el ejercicio de la abogacía, pues pensemos en un caso hipotético


en el que un violador o un homicida le confiesa a su abogado que efectiva-
mente cometió el delito del que se le acusa y que, además, no se arrepiente
de ello. ¿El abogado debe llevar a cabo la defensa aún a sabiendas de que
su cliente fue el responsable de un ilícito tan grave y tan repudiable como es
el reconocido? Si la respuesta es no, ¿estamos utilizando la ética o la moral
para contestar? Y de ser el caso de que la contestación se asiente en la moral,
entonces ¿dónde queda la conciencia de cada uno? Del mismo modo, si se
mantiene la misma respuesta de que el abogado no debe defender al violador
u homicida y la justificación viene dada por la ética, entonces ¿qué sucede con
la moral en tanto se reconoce en favor del imputado el principio de presun-
ción de inocencia que debe ser vencido en juicio?
Añadamos ahora un ingrediente más al ejemplo para mostrar la dificul-
tad de las estrechas relaciones que se dan entre ética y moral en el desempeño
del abogado, diciendo que en la causa que se sigue contra ese mismo violador
u homicida existen vulneraciones al procedimiento penal legalmente estable-
cido. Con esta modificación, ¿se respondería igualmente a las preguntas plan-
teadas diciendo que el abogado no debe defender al imputado porque éste
cometió un delito execrable? Si la respuesta es afirmativa entonces se debería
afirmar que ésta se encuentra justificada por la ética, pues si se acude a la
moral ésta marcará que todo imputado tiene unos derechos que no le deben
ser vulnerados, tales como el derecho al debido proceso.
Con el planteamiento de estas cuestiones se pretende demostrar que lo éti-
co no es lo moral y viceversa, así como, de hecho, lo moral o lo ético se pueden
encontrar afectados o desvirtuados hasta el punto de anular el uno o el otro en
función de las circunstancias, por lo que si bien es cierto que la ética debe ajus-
tarse a la moral para garantizar un equilibrio y una vida en sociedad, también
es un hecho que hay ocasiones, bajo determinadas circunstancias, en las que la
moral se convierte en ética, poniendo de manifiesto esa delgada línea que dis-
tingue la ética y la moral con las respectivas implicaciones que ello representa.

§ IV. La ética, la moral y el derecho

Resulta muy frecuente encontrarse con la situación en la que se habla de la


ética del abogado apelando a lo que es comúnmente entendido como ética ge-
neral, de tal manera que se contextualiza ese concepto genérico en un ámbito
muy específico como es el de la abogacía. Esta práctica usual no concuerda

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Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

con la realidad del abogado, pues éste en comparación con otras profesiones,
cumple una función social avalada por el Estado disponiendo, también, de los
mecanismos jurisdiccionales e incluso de los medios alternativos de solución
de controversias para satisfacer las causas de quienes buscan justicia por las
vías que el Estado reconoce como legales y legítimas.
Esta condición del abogado se muestra desde el mismo instante en que
las diferentes normativas ordenan que se conduzca con rectitud y lealtad,
coadyuvando en el sistema judicial como árbitro de la verdad, tan es así que
en el derecho penal existen delitos orientados hacia el abogado en concreto4,
o el derecho laboral sanciona conductas específicas de aquél.5
Llegados a este punto, resulta trascendental destacar que, si bien es cier-
to que el objetivo –al menos teórico– de todo sistema procesal es alcanzar la
denominada “verdad histórica” de los hechos, también es una realidad que
no resulte posible lograr esta meta, toda vez que la verdad histórica es sólo
una y sólo la conocen las partes en conflicto, por lo que el hecho de que un
tercero –juzgador– consiga arribar a esa certeza resulta poco menos que
imposible. Así pues, si se tiene en consideración la naturaleza del sistema
procesal, especialmente el penal, se puede observar que éste se encuentra
basado en estándares probatorios,6 no en hechos ciertos e indiscutibles, por
lo que serán las diferentes pruebas aportadas, desahogadas e idóneas las que
generen un sentimiento de convicción en el juzgador que, obviamente, nun-
ca puede estar exento de algún halo de duda respecto a ciertas cuestiones o
puntos litigiosos.
Partiendo de este contexto en el que son las pruebas y no los hechos los
que determinan la probabilidad de sancionar, se llega a la conclusión de que
será más que improbable alcanzar esa “verdad histórica”, por lo que si esto es
así, ¿qué es lo que compele al abogado a hacer justicia –entendida en un sen-
tido moral– si la propia justicia no logra evidenciar la verdad de los hechos?,
¿el hecho de controvertir pruebas que apuntan a una responsabilidad del im-
putado por un delito de homicidio es amoral?, ¿rebatir pruebas en contra de
un violador es poco ético?
4
Véase, por ejemplo, lo dispuesto por el artículo 319 del Código Penal para el Distrito
Federal, el cual establece de manera expresa los delitos de abogados, patronos, liti-
gantes y asesores jurídicos.
5
Así, por ejemplo, lo establece el artículo 48 de la Ley Federal del Trabajo al fijar san-
ciones a los abogados, litigantes o representantes que lleven a cabo actuaciones im-
procedentes con la finalidad de prolongar, dilatar u obstaculizar el procedimiento.
6
Zeferín Hernández, I.A., La prueba libre y lógica. Sistema penal acusatorio mexicano,
México, Instituto de la Judicatura Federal, 2016, pp. 16 y 159-194.

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La sociedad siempre gusta de prejuzgar o emitir fallos como si de jueces


o magistrados se tratara sin tener, en muchas ocasiones, el más mínimo co-
nocimiento de derecho, dejándose guiar por lo que dice tal o cual noticiero y
alistándose en las filas de los acusadores porque, después de todo, la práctica
totalidad de la sociedad se decanta por un sentido específico que, como arado
de bueyes se tratara, incursiona con fuerza en el pensamiento de las personas
creando surcos de los que posteriormente germinará la semilla del juicio sin
conocimientos, sin datos y revestidos de un manto de falsas erudiciones que,
en realidad, esconden una patente ignorancia del tema controvertido.
Esta situación revela una cuestión muy importante a efectos argumen-
tativos, pues si la sociedad prejuzga a una persona antes de ser declarada
responsable únicamente por un imaginario compartido, sin atender a mayor
circunstancia que la del pensamiento de la masa, ¿entonces esa es la moral
real?, es decir ¿aún cuando no se estén respetando los diferentes derechos del
imputado, por el mero hecho de que la sociedad ya ha configurado su visión
sobre él esa visión va a ser la moral?
Toda esta serie de interrogantes pretende provocar un pensamiento crí-
tico en el lector de igual manera que, trasladado a la serie Better call Saul, se
busca que el telespectador analice con detenimiento qué es lo moral y lo ético
antes de juzgar a cada uno de los personajes que en ella participan.
Las finas fronteras que separan la ética, la moral y el derecho son un
punto que siempre ha generado y continúa generando múltiples dudas, pues
como señala Rodríguez Santibáñez, a menudo se confunden moral, ética y
derecho, y si bien es cierto que en cada uno de estos conceptos la carga cultu-
ral y social que deriva de las costumbre de los pueblos, determinan estándares
valorativos que le son inmanentes al derecho, ello no quiere decir que la ética
es derecho, pero sí a la inversa, que el derecho es ética.7 Este razonamiento es
refrendado por Cardona Sánchez al indicar que si la ética busca que los actos
del ser humano sean justos y correctos, se haya íntimamente relacionada con
el derecho, el cual en su esencia nos marca el deber ser y establece las normas
que deben prevalecer por encima de cualquier pasión del ser humano.8
Ahora bien, atendiendo a las palabras del maestro García Maynez, el
derecho es un conjunto de normas que, además de imponer deberes, conce-
den facultades,9 lo que llevaría a hablar de lo que es un orden jurídico vigente
7
Rodríguez Santibáñez, Iliana, La Ética del Abogado Postulante en México, Instituto
de Investigaciones Jurídicas, UNAM, 2015, pp. 57 y 58.
8
Cardona Sánchez, Belén, La Ética en la Práctica del Abogado, Instituto de Investigaciones
Jurídicas, UNAM, 2015, p. 173.
9
García Máynez, Eduardo, Introducción al estudio del derecho, México, Porrúa, 2002, p. 36.

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Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

definiéndolo como “conjunto de normas imperativo-atributivas que en una


cierta época y un país determinado la autoridad política declara obligato-
rias”10. Esto conduce a concebir el derecho como algo más moral que ético,
pues el componente de colectividad que subyace a aquél es más fuerte que la
individualidad. Siendo esto así es cierto que la ética se encuentra relacionada
con el derecho toda vez que la moral –social– limita los comportamientos, sin
embargo, desde el momento en que la ética parte del “yo” interior y que el
sistema de justicia actual no puede alcanzar una “verdad histórica” de los he-
chos, habría que reflexionar sobre si todas aquellas conductas que mediante la
utilización de la ley no resultan sancionadas son poco éticas o, incluso, amo-
rales; pues a fin de cuentas se utiliza el derecho como producto de la moral de
la sociedad para justificar una ética meramente individual.
Este es uno de los temas que, desde una perspectiva filosófico-jurídica,
emergen de la serie Better call Saul representada a través de dos personalidades
que si bien están unidas por un lazo de parentesco, sin embargo difieren mu-
cho en su fondo: los hermanos McGill.

§ V. Charles McGill vs Jimmy McGill: moral contra ética

Al igual que sucede con las opiniones doctrinales sobre la moral, la ética y la línea
tenue que separa a ambas, en Better call Saul se muestra principalmente la vida
de Jimmy/Saul, pero ello sin desatender los quehaceres de su hermano mayor
Charles, como si de la relación que entre moral y ética existe en la que la una se di-
ferencia de la otra pero, al mismo tiempo, se encuentran ligadas indefectiblemente.
El debate entre ética y moral está presente en Better Call Saul personifican-
do de alguna manera estos abstractos conceptos de tal manera que la moral
podría identificarse con el personaje de Charles McGill mientras que la ética
–o para algunos la falta de ella– se encontraría simbolizada por Jimmy/Saul,
o en otras palabras, se pone de manifiesto el debate entre lo que la sociedad
estima justo (Charles) y lo que el individuo en sí concibe (Jimmy/Saul). En
este sentido, Charles representa la rectitud, el honor, la lealtad, el profesiona-
lismo, es decir, todos aquellos valores que la sociedad como tal esperan de un
abogado, mientras que Jimmy/Saul se rige por sus sentimientos, anhelos, ob-
jetivos y ambiciones que en muchas ocasiones rayan la legalidad hasta el pun-
to de que el propio personaje no llega a distinguir lo válido y lo reprobado.

10
Ibidem, p. 37.

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Por otra parte, la personalidad de Charles se muestra presidida por un


orgullo explícito por las instituciones educativas de prestigio reconocidas am-
pliamente por la sociedad, siendo aquí, precisamente, donde cobra mayor
fuerza esa representación de la moral en la persona de Charles McGill como
exponente de lo que quiere la sociedad. Esto contrasta con el personaje de
Jimmy/Saul, quien ha estudiado en una institución de escaso o nulo prestigio
siendo considerado por su propio hermano como algo nimio, sin valor y sin
reconocimiento alguno; poniendo de manifiesto que al hablar de reconoci-
miento se está aludiendo a un crédito de la colectividad.
Esta problemática relación se traduce en que Jimmy/Saúl busque la
aprobación de su hermano –sociedad– de diferentes formas pero siempre con
un componente común a todas ellas: la manera propia y especial de entender
el derecho por parte de Jimmy/Saúl (ética).
Para algunos –o muchos–, Jimmy/Saúl tal vez únicamente sea un ven-
tajista, demagogo, de verbo fácil, con gran encanto para embaucar e ines-
crupuloso que no debe ostentarse como abogado, ahora bien, ¿el hecho
de que comprenda la manera de postular el derecho de una forma poco
ortodoxa implica que no pueda ser aceptada?, máxime cuando es impor-
tante recordar que, como se ve en Breaking Bad, Jimmy/Saúl utiliza la argu-
mentación y la interpretación de la misma norma vigente para liberar de
responsabilidad a sus clientes.
Existen autores que explican que la crisis de los valores permitió a los
abogados inescrupulosos conquistar cargos trascendentales; de tal manera
que el sistema jurídico actual se encuentra en un estado de crisis moral en
la que se cree personificar auténticos modelos de éxito. Mientras tanto, los
abogados decentes, en su gran mayoría han sido relegados causalmente por
poseer virtudes y méritos11 y es que, para algunos, se puede entender a la ética
jurídica como un protocolo de actuación para el ejercicio de la abogacía en
las distintas materias o ramas del derecho, que variarán según los principios
éticos o que se priorizarán dependiendo del área legal de especialidad. Es así
como al hablar de ética del abogado, Salinas Martínez plantea una reflexión
resaltable al decir que “en todas las profesiones existen valores éticos que nos
permiten afirmar buenas conductas, tanto en el plano interno relacionado
con la rectitud de conciencia, así como en el plano externo”.12
11
Munilla Lacasa, Héctor Raúl; Munilla Lacasa, Hernán, R; Moreno, Fernando
y Basso, Andrés Fabián, La Ética del Abogado Penalista, Argentina, Sociedad de abo-
gados penalistas de Buenos Aires, 2000, pp. 29 y 32.
12
Salinas Martínez, Cuitláhuac, Ética del Abogado, Instituto de Investigaciones
Jurídicas, UNAM, 2015, p. 78.

63
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

Atendiendo a esta distinción y, sobre todo, alusión a abogados inescru-


pulosos, tal vez resultaría de gran utilidad definir qué es o qué se entiende por
inescrupuloso en el derecho, pues sólo de esta forma se podrá apreciar si los
escrúpulos vienen conferidos por el comportamiento de la sociedad –moral–
o por el “yo” individual –ética–. De esta manera, el clasificar a un abogado
como inescrupuloso supondrá dos consecuencias inmediatas: 1) la moral en
cuanto sociedad cataloga a la ética individual y; 2) la defensa de un cliente que
la sociedad repudia implicaría una falta a la moralidad establecida dando lugar
a la falta de escrúpulos. En este contexto, habría que valorar si todo aquello
que se aparta de lo moralmente reconocido es reprochable, porque de ser así,
¿entonces qué sentido tiene que en todo procedimiento existan dos partes en
conflicto?, ¿una es la parte moral o ética y la otra es la amoral o falta de ética?
Por otra parte, Irigoyen manifiesta que los códigos penales y de ética
informan acerca de las decisiones que se deben observar en la mayoría de los
asuntos, de tal manera que, en los demás, la prudencia y el sentido común,
basados en el amor al prójimo, serían suficientes como para contar con un
cuerpo de juristas que sean un ejemplo para la comunidad.13
Atendiendo a estas palabras, el dilema que se presenta en Better call Saul
es aún mayor, pues Jimmy/Saúl no es una persona que no sepa querer o que
no quiera amar; al contrario, en muchos de los episodios existe un alto com-
ponente sentimental que hace que se incline a realizar una u otra conducta,
más aún cuando se trata de su novia Kim, a quien desea colmar de atencio-
nes para que ésta no se preocupe por trabajar. En esta tesitura, si se atiende
a lo expresado por Irigoyen y, más concretamente, al amor al prójimo como
elemento a atender en las conductas éticas, entonces ¿el polémico Jimmy/
Saúl resulta que finalmente es un ejemplo para la comunidad de juristas por
conducirse en razón a ese amor al prójimo?
Como se puede observar, la manera de comprender la moral o la ética tiene
un notorio componente subjetivo que hace que aquellas no puedan ser contem-
pladas desde un prisma transparente de verdad universal, en el que se mire por la
cara que se mire, al otro lado siempre se encuentra el mismo resultado, pues lejos
de ello, desde el momento en que la moral y la ética surgen y se nutren de aspectos
muy diferentes –sociales e individuales respectivamente–, la forma de entender-
las, concebirlas e interpretarlas va a tener que ser, necesariamente, diferentes.
Resulta importante destacar las palabras de Campillo Sáinz al afirmar
que el hombre debe considerarse como un fin en sí mismo y nunca como un
13
Irigoyen, Raúl Eduardo, Ética de los Abogados, Biblioteca virtual universal.
Disponible en: http://www.biblioteca.org.ar/libros/8158.pdf fecha de consulta el 13 de
septiembre de 2018.

64
Abril Usganga Barradas | Javier Díez García

medio, por lo cual el hombre es un ser libre, pero también un ser que está
obligado. De esta manera, las normas éticas se convierten en jurídicas cuando
adquieren relevancia especial para la convivencia y el grupo social considera
que deben ser obligatorias.14
Este razonamiento pone sobre la mesa un punto muy interesante, pues al
entender a la ética como posible germen de las normas jurídicas en tanto la
sociedad las acepte, se obtiene como resultado que no todo comportamiento
contrario a lo establecido por la colectividad es necesariamente antiético, ya
que si el grupo social comienza a aceptarlo aun a pesar de ir en contra de la
moral establecida, se consolidará hasta tal punto de convertirse en una regla
más a respetar en el sistema, por lo cual la posibilidad de que se pueda dar
un proceso de transformación como el explicado evidencia que ni lo moral
es ético, ni lo ético es moral, pues al igual que el derecho, la moral rige en
un momento y lugar determinados, sin que ello implique que esa moral sea
indefectiblemente respetada y que esa moral represente los valores máximos
inalterables que toda persona debe seguir bajo pena de ser criticado o recha-
zado por la propia sociedad que la ha conformado.

§ VI. Conclusiones

Como se ha podido observar a lo largo de este pequeño escrito que tiene


como objetivo principal hacer pensar profundamente al lector, la serie Better
call Saul va mucho más allá de mostrar la vida de un simple abogado charla-
tán, manipulador y de amplia interpretación de la ley, pues en realidad pre-
senta temas filosóficos que, quizás, pasan desapercibidos para muchos.
Resulta muy interesante apreciar cómo la filosofía del derecho se encuen-
tra presente en aspectos que, inicialmente, se pensaría que estarían si no muy
distantes, sí al menos un tanto apartados de cosas cotidianas y diarias en las
que apenas se repara.
La relación y, a su vez, la problemática compleja que existe entre la mo-
ral y la ética se pone de manifiesto en una serie televisiva en la que, a través
de diferentes personajes, el telespectador se decanta por diferentes opciones
que, en verdad, guardan un alto porcentaje de contenido filosófico sin que el
propio televidente lo aprecie, haciendo de esta serie una obra que, sin duda,
14
Campillo Sáinz, José, Introducción a la ética profesional del abogado, disponible en:
https://www.juristasunam.com/los-principios-generales-de-la-etica-profesional-del-aboga-
do-de-jose-campillo-sainz/974 fecha de consulta el 13 de septiembre de 2018.

65
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

puede y debe ser analizada desde una óptica jurídica dados los dilemas que
presenta; y es que si bien se trata, a fin de cuentas, de una serie, es esta misma
serie la que hace que se puedan controvertir muchas cuestiones que en princi-
pio podrían calificarse como verdades indiscutibles, tales como, por ejemplo,
que si Jimmy/Saúl interpreta de manera muy extensiva o muy restrictiva una
ley determinada a su favor tras haber realizado un hecho debatible –enten-
dido como polémico y que admite diferentes opiniones–, esa actuación sea
considerada como poco ética o falta de escrúpulos a todas luces, cuando la
verdad es que se puede analizar y argumentar desde diversos planos sin que
siempre se llegue a ese término de calificarlo como poco ético o amoral.
Better call Saul, en definitiva, potencia el pensamiento crítico y analítico del
espectador desde una perspectiva filosófica que hace preguntarse si aquellas
cuestiones consideradas tradicionalmente como verdades lo son realmente.

66
EL DERECHO A LA LUZ DE EL MUNDO SUBMARINO
DE JACQUES COUSTEAU

Fausto Kubli-García*

Sumario: § I. Introducción. § II. Vida y obra de Cousteau. § III. Cousteau y los derechos
de las generaciones futuras. § IV. El Decálogo del Mar de Cousteau. § V. Epílogo.

§ I. Introducción

No se puede separar la ilustre figura del comandante Jacques-Yves Cousteau


con el mar. Aunque la tecnología y el conocimiento actual sobre el mar sean
mucho más precisos, los cimientos de la investigación submarina actual –en
buena medida– los moldeó Cousteau, con sus viajes en su barco el “Calypso”.
El mundo submarino de Jacques Cousteau es una serie de 37 episodios que se pro-
dujo en el lapso de 10 años (1966-1976) y marcó a muchísimas generaciones,
provocando, al menos así fue mi caso, que muchas personas se interesaran por
el mar, el buceo y junto con ello a la conservación de los hábitats. La fotografía
y las filmaciones que se utilizaron, hoy son un material de alto valor científico,
cultural e histórico, pero en su momento ver esas imágenes en la televisión de
pantalla cóncava resultaba increíble, ¡cuantas ganas de ir abordo del Calypso!,
provocaba a los entonces niños.
En el primer capítulo “Tiburones”, Cousteau dice “…cada vez que
buceamos, encontramos algo nuevo”. Esa sensación de descubrir, encontrar,
es propia de la naturaleza humana, que nos ha caracterizado como especie
y Cousteau lograba despertar la sed de conocimiento sobre el mar. Las imá-
genes de ballenas, esponjas, mantarrayas, tiburones, peces de colores, caña-
das, arenales, olas, atardeceres, capturaban la atención del televidente que
asombrado veía en la serie todo un mundo nuevo. Con los descubrimientos
de Cousteau descubríamos todos, provocaba inquietudes, hipótesis, ideas que
después se traducían en hechos, acciones y vivencias personales. Así, como
un cerillo, Cousteau incendió a las muchas generaciones que vimos su serie,
Profesor de carrera de la Facultad de Derecho de la UNAM; autor de “Régimen
*

jurídico de protección interna e internacional de las ballenas”, en Boletín Mexicano de


Derecho Comparado, núm. 107, 2003 y buceador Tres Estrellas desde 1996.

69
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

provocando que desde varias “trincheras” se aborden temas relacionados con


el mar, no sólo desde las ciencias duras como la ecología, la biología marina,
en mi caso, fue desde el derecho.
Aunado a lo anterior, la inspiración que provocaba esta serie y otras
más –hay que decirlo– como la filmografía y los libros de Ramón Bravo,
orientaron a muchos a adentrarse a las profundidades del mar. El buceo, libre
o con aparatos, es una de las actividades recreativas más enriquecedoras, en
términos espirituales, que puede hacer una persona. Tomar una bocanada
de aire o bien ajustar el regulador y sumergirse a un mundo silencioso, ple-
tórico de colores, formas, especies, es una sensación que no se agota con la
experiencia o la edad: en todo momento resulta sorprendente. La experiencia
de bucear tiene el efecto de apreciar de otra manera nuestra estancia en este
universo. Al estar envuelto en el agua, la sensación es de recibir un abrazo
de la madre naturaleza, eso provoca, por un lado, respeto y empatía con el
ambiente, por otro lado, también crece la profunda indignación cuando se
observa la absurda actividad humana contaminante, irracional, al menospre-
ciar el valor de la vida. Indirectamente estas experiencias están ligadas con
dilemas bioéticos, como el maltrato y la crueldad animal, la experimentación
con seres vivos, el patrón alimenticio basado en productos del mar.
Aunque Cousteau siempre fue un defensor férreo del mar y en contra
de las detonaciones nucleares que Francia ha hecho en el Pacífico, al volver a
ver la serie se puede notar que los problemas ambientales del mar no eran tan
agudos como sí lo son hoy. “¿Qué le hicieron a la tierra?”, pregunta el actor
Charlton Heston al final de la película El Planeta de los Simios, sin duda esa
misma frustración tendría el comandante Cousteau si viera como en el 2020
hay una isla de plástico en el Pacífico del tamaño de los Estados Unidos. Pero
no sólo es el plástico, es la extinción de especies, los desechos industriales, la
sobreexplotación pesquera, la desaparición de los corales, la elevación del
nivel del mar, el calentamiento global, las hostilidades en el mar y una serie
de fenómenos que no tenían acentos cuando se produjo esta serie.
El vínculo que existe con el mar y la Humanidad es ancestral, sin
embargo, ha sido dinámico, por lo que ha cambiado mucho. En este ensayo
pretendo hacer una serie de reflexiones sobre esa relación, pero desde
el punto de vista jurídico y a la luz del trabajo del comandante Cousteau.
En principio, la idea es recobrar la imagen de este personaje a través de su
vida y obra. De igual manera, la experiencia que significó y que significa ver
la serie El mundo submarino de Jacques Cousteau. El pensamiento del comandante
Jacques Cousteau es una fuente de derecho y políticas públicas, su preocupa-
ción por la destrucción del Océano, lo hizo explicar de manera sencilla cómo

70
Fausto Kubli-García

el avance científico y tecnológico focalizado a la explotación de los recursos


constituían “absurdos lógicos”, los cuales hace frente con su propuesta de
“utopías razonables”. Al menos tres aportes al derecho hace Cousteau: su
visión sobre los derechos de las generaciones futuras, el Decálogo del Mar y sus
ideas sobre el riesgo, antecedentes del principio precautorio.

§ II. Vida y obra de Cousteau

El 11 de junio de 1910 nace en Saint-André-de-Cubzac, Francia, Jacques-


Yves Cousteau, quien tuviera una vida llena de puntos fortuitos que le fueron
moldeando hasta convertirse en ese prohombre del siglo XX. Siempre tuvo
una amplia vocación marítima por lo que se formó como oficial de la Marina
Nacional francesa, sin embargo, aspiraba a ser piloto, pero un accidente
automovilístico cambió completamente su plan de vida. Como parte de su
rehabilitación vive una temporada en la costa del Mediterráneo y su amigo,
Philippe Taillez, le obsequia un par de goggles para observar debajo del agua y
es cautivado por el fondo del mar y, por supuesto, por el buceo.
Dotado de una gran creatividad, entre muchos inventos que hizo,
en 1943 diseña con el ingeniero francés, Émile Gagnan, un dispositivo para
poder bucear de manera autónoma sin la necesidad de estar dependiendo de
una escafandra y una tubería conectada con el exterior que alimente de aire
al buzo. El Aqualung (pulmón acuático) como fue bautizado, permite despla-
zarse dentro de los cuerpos de agua de manera autónoma y por un tiempo
considerable. Con esto inicia el buceo autónomo (SCUBA)1, primero en el
ámbito militar y después en la población civil, hasta el alto nivel de populari-
dad que ha alcanzado el día de hoy en todo el mundo.
La participación del comandante Cousteau en la Segunda Guerra
Mundial fue al lado de la resistencia francesa al nazismo y en contra de la
ocupación alemana. Dado su desempeño, fue condecorado como Caballero
de la Legión de Honor por sus servicios de inteligencia. A pesar de que su
formación no fue la de un científico de las ciencias del mar, si estuvo siempre
cerca de la investigación oceanográfica y al término del Holocausto, sirvió en
la Armada Francesa como jefe del Grupo de Investigación Subacuática en el
puerto mediterráneo de Tolón.

1
SCUBA es el acrónimo de Self-Contained Underwater Breathing Apparatus, es decir,
Contenedor subacuático de respiración autónoma.

71
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

En 1950, Cousteau acondiciona un barco dragaminas para convertirlo en


una nave de investigaciones oceanográficas: el Calypso. A bordo de su legen-
dario barco, recorrió con su tripulación todo el Océano, recabando datos,
haciendo análisis, experimentos y, principalmente, divulgando sus actividades
a través de la televisión. Su actividad despertó la consciencia de gobiernos, ins-
tituciones, logrando dar un impulso contundente a las investigaciones oceano-
gráficas. Sus primeros esfuerzos de divulgación del conocimiento subacuático
se vieron reflejados en un libro que escribió con Frédéric Dumas que se titula
El Mundo Silencioso en 1953.2 Esta obra está llena de episodios emocionantes de
cómo se fue construyendo su pasión por el mar y el buceo.

Mis compañeros sujetaron el bloque tribotella en mi espalda, con


el regulador junto a la nuca, mientras que los tubos pasaban por
encima de mi cabeza. Escupí en el interior de mis lentes, enjuagán-
dolos luego en la rompiente, con el fin de que no se formase vaho en
el interior del cristal inastillable. Adapté el suave reborde de goma
de los lentes sobre mi frente y pómulos. Introduje la boquilla en
mi boca y sujeté los nódulos entre mis dientes. Mis inhalaciones y
espiraciones pasarían, cuando yo me hallase bajo la superficie del
agua, por una pequeña abertura del tamaño de un clip de los que
se emplean para sujetar hojas de papel. Tambaléndome bajo el peso
del aparato, que alcanzaba casi veinticinco kilos, caminé con paso
de Charlot hasta penetrar en el mar.3

A pesar de las emociones que trasmite su libro, el número de lectores es


muy inferior al número de cinéfilos y televidentes y, posteriormente, sirve de
guion para hacer una película, codirigida con el cineasta Louis Malle, que fue
notablemente premiada con las Palmas de Oro del Festival de Cannes (1956)
y por un Oscar de la Academia de los Estados Unidos (1957).
Con más de 115 programa de televisión y películas, más la edición de 50
libros y su labor de divulgador, el perfil de Cousteau estaba perfectamente
encuadrado como director del Museo de Oceanografía de Mónaco, cargo
que ocupó durante tres décadas. También fue miembro de la Academia
de Ciencias de los Estados Unidos de América y en el año de 1997,
la Organización de las Naciones Unidas le otorgó el “Premio Internacional
2
Cousteau, Jacques-Yves y Dumas, Frédéric, El mundo silencioso, , Buenos Aires,
Editorial Jackson de ediciones selectas, 1954, recuperado de la siguiente cibergrafía el
19 de feb. de 2019 https://www.terra.org/sites/default/files/data/elmundosilencioso.pdf
3
Idem.

72
Fausto Kubli-García

sobre el Medio Ambiente”. De igual manera fue invitado en la Cumbre de


Río de Janeiro de 1992, es decir la conferencia de Naciones Unidas para el
Medio Ambiente y Desarrollo que crea al Convenio de Diversidad Biológica
y un enorme cúmulo de protocolos y decisiones que forman parte del derecho
ambiental. Ahí un punto de encuentro entre Cousteau-Derecho-Ambiente.

§ III. Cousteau y los derechos de las generaciones futuras

El aporte del comandante Jacques-Yves Cousteau en el tema de los derechos


de las generaciones futuras fue determinante para que se detonara el debate
con respecto a ellos. Su aporte jurídico que llamó “utopías razonables” tuvo
dos vertientes, la primera es la Carta de Derechos de las Generaciones Futuras, a
la cual nos referimos en este apartado; y la segunda, el Decálogo del Mar, que
incorpora principios de política oceánica global, el cual abordamos en el
siguiente apartado.4
La sensibilidad del comandante Cousteau lo llevó a proponer la idea de
consolidar derechos humanos cuyos titulares fueran las generaciones futuras.
En 1977 publica un artículo “Una Carta de Derechos para Generaciones
Futuras”5 en donde argumenta la necesidad de reconocer que se pueden vio-
lar los derechos de las generaciones venideras. Esta idea, 6 que ya había sido

4
Cousteau, Jacques-Yves, “Ocean Policy and Reasonable Utopias”, en The Forum
(American Bar Association. Section of Insurance, Negligence and Compensation Law), vol. 16,
núm. 5, verano 1981, pp. 897-910
5
Cousteau, Jacques-Yves, “A Bill of Rights for Future Generations”, en Proceedings
The Myrin Institute, núm. 34, impresión posterior 1979.
6
Por ejemplo, la Convención relativa a la protección del patrimonio mundial natural
y cultural, (1972), en el artículo 4o.: “Cada uno de los Estados Partes de la
presente Convención reconoce que la obligación de asegurar la identificación,
la protección, la conservación, el reconocimiento de valor y la transmisión a las
generaciones futuras del patrimonio cultural y natural en los artículos 1 y 2 situado
en su territorio, le incumbe en el más alto grado”. De igual manera, la Declaración
sobre el fomento entre la juventud de los ideales de paz, respeto mutuo y comprensión entre
los pueblos, (1965) establece en su preámbulo: “Recordando que, según consta
en la Carta de las Naciones Unidas, los pueblos se han declarado resueltos
a preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra”.

73
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

expresada en varios instrumentos internacionales,7 entra en crisis jurídica por


muchas razones. Sin embargo, hoy en día ya se habla en muchas constitucio-
nes de conceptos como “justicia transgeneracional”, “delitos en contra de las
futuras generaciones”, “equidad intergeneracional”.8
En el trabajo de Cousteau citado se hace énfasis en dirigir acciones a la
protección del medio ambiente y en especial la propuesta crea principios para
preservar los océanos. Sostiene que la industrialización produce efectos nega-
tivos al ambiente, lo que compromete el futuro de la Humanidad. La conta-
minación de los cuerpos de agua, tanto los interiores de los continentes como
ríos y lagos, así como las grandes masas oceánicas, está siendo ocasionada
por la actividad antropogénica a partir del vertimiento de sustancias tóxicas.
La falta de entendimiento ante este escenario es enorme, alegaba Cousteau en
su ensayo. Por lo anterior, se propone una estrategia en la que se instrumente
una política global que ayude a terminar con la contaminación del mar.
Uno de los puntos conclusivos es la propuesta de prohibir cualquier
actividad que pudiera comprometer la vida en el medio marino. El desa-
rrollo de actividades económicas que amenace a la vida humana y al medio
ambiente debe prohibirse por los Estados. Un ejemplo de ello es la industria
extractiva del petróleo y gas en el mar que se considera por los expertos
como una actividad ultrarriesgosa.9 Los derrames de hidrocarburos en el
mar han sido pesadillas ambientales; remediarlos es costoso y es a muy largo
plazo. Ese plazo de reparación de varios años deja a un área de flora y fauna
marinas fuera de cualquier actividad económica, elimina la posibilidad de
explotación pesquera sustentable, por lo que la Humanidad de hoy ha can-
celado la posibilidad de subsistencia en las partes contaminadas y afecta a la
Humanidad de mañana.
Pareciera que emitir una declaración de derechos es un acto que tiene
poco impacto. A continuación, explico por qué hay una crisis jurídica con el
reconocimiento de los derechos de las generaciones futuras.
7
Cfr. MacFarlane, Kennet, “Los derechos humanos de las generaciones futuras
(la contribución jurídica de J. Cousteau), en la liga electrónica del Centro de
Estudios Sociales (CIDPA), Recuperado el 28 de febrero de 2019 en la siguiente
cibergrafía http://www.cidpa.cl/wp-content/uploads/2013/05/8.8-Farlane.pdf
8
Ferrer Ortega, Gabriel, Los derechos de las futuras generaciones desde la perspectiva
del derecho internacional: el principio de equidad intergeneracional, México, Instituto
de Investigaciones Jurídicas, 2014.
9
Spinaci, Valerio, “Lessons From BP: Deepwater Oil Drilling is an Abnormally
Dangerous Activity” en Nova Law Review, vol. 35, núm. 3, artículo 6, 2011,
pp. 802-839.

74
Fausto Kubli-García

El primer elemento es la existencia, la subjetividad, el estatus de per-


sona. De acuerdo con la larga teoría jurídica que ha ido evolucionando y
se ha nutrido de grandes mentes, como la de Hans Kelsen, una persona es
un centro de imputación de derechos y obligaciones. Esto significa que los
titulares de derechos y los obligados son sólo las personas, por exclusión las
no personas carecen de derechos. Esta dimensión también ha evolucionado;
en principio fueron las personas (y algunas) de carne y hueso las que podrían
tener –valga la redundancia– “personalidad jurídica”. Después surgió el con-
cepto de persona moral, aunque es mejor dicho persona jurídica, las cuales
son ficciones, representaciones que el derecho crea para considerar que una
colectividad organizada –a través de una empresa, asociación, sindicato– ten-
gan derechos y obligaciones, de la misma manera que una persona física.
Las generaciones futuras aún no existen y cuando existan no tendrán
ningún problema porque ya será una colectividad existente, su personalidad
jurídica estará satisfecha. Sin embargo, dicho reconocimiento abre la posibili-
dad a varias preguntas ¿cómo atribuirle derechos a una entidad no existente?,
¿quién representaría a una idea relacionada con la especie que aún no está
en la faz de la tierra? En realidad, como lo dijimos anteriormente, el derecho
puede crear ficciones y en muchos casos crea representaciones entre personas
y no personas,10 así que en realidad estos argumentos no son lo suficientemente
sólidos para considerar que las generaciones futuras no tengan derechos.
Otro elemento a considerar dentro de los derechos de las generaciones
futuras es la justiciabilidad. Sin duda, declarar derechos no es una tarea tan
ardua como hacerlos válidos, eficaces. Determinar cuándo alguna medida del
poder público pueda considerarse violatoria de los derechos de las genera-
ciones futuras, también requiere de un balance minucioso. En realidad, todo
lo que se haga o deje de hacer repercutirá a corto, mediano o largo plazo en
el futuro y en las personas que les toque habitar el planeta; sin embargo, si
juzgar la violación de los derechos inter vivos es complicado, resulta aún más
complicado llevar a cabo un balance de una violación a gente que probable-
mente no veamos y que tampoco sabremos los efectos de esa violación.
Aunado a lo anterior, debemos considerar que no solamente las violaciones
a los derechos de las generaciones futuras se refieren a las cuestiones medioam-
bientales. La mala administración, el mal gobierno también puede trascender
intergeneracionalmente. Un ejemplo de lo anterior es el sobreendeudamiento
de los países que –cuando es de magnitudes considerables– comprometen el

10
Cuando una persona fallece se extingue su personalidad jurídica, sin embargo,
la figura del “albacea” personifica los derechos y obligaciones del finado.

75
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

presupuesto del gasto público del futuro y con ello, los derechos sociales (edu-
cación, salud, comunicación, cultura, ciencia) de las generaciones futuras.
Los conflictos armados internos e internacionales, muchos de los temas que
aborda la bioética, como el uso responsable del material genético, también
pueden ser violatorios de los derechos humanos de las generaciones futuras,
no obstante, el uso irracional de los recursos, la contaminación y el cambio
climático están en el centro de discusión.
La Carta de Derechos de las Generaciones Futuras propuesta por Cousteau y su
equipo es un documento sencillo con un Preámbulo y cinco artículos. Comienza
con el siguiente cuestionamiento: “¿Por qué debemos preservar un planeta
habitable si no fuera por nuestros hijos y nietos?” En el Preámbulo del docu-
mento se reconoce que la continuidad de la vida y la diversidad del entorno
físico está seriamente amenazado; de igual manera, establece que la promo-
ción y preservación de este tipo de derechos tiene entre otros objetivos, hacer
consciencia en todos los pueblos; también se asume que cada generación tiene
el derecho intrínseco de determinar su propio destino, pero que conlleva res-
ponsabilidades hacia las futuras generaciones como una extensión del derecho
a la vida; finalmente, se hace la solemne proclamación de que se debe asegurar
el reconocimiento universal de este derecho, así como sus responsabilidades.
El breve articulado propuesto por Cousteau está compuesto básicamente
por principios relacionados con dos ejes fundamentales: en principio, la titu-
laridad de los derechos de las generaciones futuras y un régimen de responsa-
bilidades. De igual manera, se hace el llamado a instrumentar estos derechos
de manera de que se hagan eficaces. Por la extensión consideramos hacer una
traducción e incorporarlos en este apartado.

Artículo 1. Las generaciones futuras tienen el derecho a una Tierra


sin menoscabos, sin contaminación y a disfrutarla como el funda-
mento de la historia humana, la cultura y los lazos sociales que
hacen que cada generación e individuo sea un miembro más de la
familia humana.11
Artículo 2. Cada generación, al compartir el estado y la herencia
de la Tierra, tendrá el deber de confiárselo a las generaciones

11
Article 1. Future generations have a right to an uncontaminated and undamaged Earth and to
its enjoyment as the ground of human history, of culture, and of the social bonds that make each
generation and individual a member of one human family.

76
Fausto Kubli-García

futuras para prevenir daños irreversibles e irreparables a la vida,


la Tierra y la dignidad y libertad humana.12
Artículo 3. Es, por lo tanto, responsabilidad primordial de cada
generación mantener una evaluación constante y prudente de los
daños y modificaciones tecnológicas que afecten de manera adversa
la vida en la Tierra, el equilibrio ecológico y la evolución de la
humanidad para proteger los derechos de las generaciones futuras.13
Artículo 4. Se tomarán todas las medidas apropiadas, incluyendo
la educación, la investigación, así como el orden jurídico, como
garantía a esos derechos y así asegurar que no serán sacrificados
por comodidades y experiencias del presente.14
Artículo 5. Tanto el Gobierno, como las organizaciones no guber-
namentales, así como los individuos están convocados, para que,
de manera imaginativa instrumenten estos principios, como si estu-
vieran presentes las generaciones futuras cuyos derechos buscamos
establecer y perpetuar.15

Sin lugar a dudas el aporte de Cousteau a este novedoso paradigma


jurídico es de un gran valor. Posteriormente fue recogido y aumentado en el
año de 1997 por la UNESCO. En la actualidad cada vez son más las cons-
tituciones que han incorporado los derechos de las generaciones futuras en
su articulado.16

12
Article 2. Each generation, sharing in the estate and heritage of the Earth, has a duty as trustee for
future generations to prevent irreversible and irreparable harm to life on Earth and to human freedom
and dignity.
13
Article 3. It is, therefore, the paramount responsibility of each generation to maintain a constantly
vigilant and prudential assessment of technological disturbances and modifications adversely affect-
ing life on Earth, the balance of nature, and the evolution of mankind in order to protect the rights
of future generations.
14
Article 4. All appropriate measures, including education, research, and legislation, shall be taken
to guarantee these rights and to ensure that they not be sacrificed for present expediencies and
conveniences.
15
Article 5. Governments, non-governmental organizations, and the individuals are urged, therefore,
imaginatively to implement these principles, as if in the very presence of those future generations
whose rights we seek to establish and perpetuate.
16
Grosseries, Axel, “Constitutions and future generations”, Simposium Proyecto Musa,
recuperado el 12 de marzo de 2019 en la siguiente cibergrafía: http://profs-polisci.mcgill.
ca/muniz/intergen/Gosseries%20-%20Constitutions%20and%20future%20generations.pdf

77
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

§ IV. El Decálogo del Mar de Cousteau

La otra utopía razonable de Cousteau fue crear un decálogo de políticas glo-


bales sobre el mar. Iniciando la década de los 80, la población mundial era de
4,000 millones de habitantes y se estimaba que para el año 2000 aumentaría
mas de 50%, es decir, 6,500, millones de seres humanos. Este crecimiento
poblacional va aparejado con el crecimiento de necesidades y en esta com-
plejidad el medio ambiente ya se veía en camino hacia un franco deterioro.
Millones de especies de animales, vegetales, hongos han desaparecido de la
tierra gracias a la desmesurada actividad humana.
La preocupación de Cousteau sobre la contaminación ambiental fue
su principal agenda y dado que la mayoría de los contaminantes que pro-
ducimos de alguna manera se depositarían en el mar, sus esfuerzos se fue-
ron orientando hacia la protección del área que cubre tres cuartas partes de
la Tierra. La contaminación como un proceso de destrucción tiene efectos
transgeneracionales y las generaciones futuras serán las que resientan el mal
manejo que le estamos dando al medio ambiente. Por ejemplo, el cambio
climático global ahora entra en una fase de afectación a los ecosistemas, sin
embargo, este proceso destructivo ya lo visualizaba Cousteau.
Una de las paradojas que Cousteau desmitifica con su pensamiento es
la que establece que la destrucción del medio ambiente es necesaria para la
subsistencia humana, para el desarrollo, para la creación de empleos. Sin
embargo, él analiza los beneficios de una ley severa sobre la calidad del aire
en los Estados Unidos,17 en donde las empresas tuvieron que ajustarse y pro-
bablemente elevar sus costos de producción. Sin embargo, la carga econó-
mica que representa el cumplimiento de leyes ambientales estrictas resultaba
menos oneroso si se contrastaba con el costo de reparación ambiental.
El libre mercado es benéfico en determinadas circunstancias, pero el exceso
es siempre nocivo, sobre todo para el medio ambiente, ¿por qué no hemos podido
administrar al medio ambiente de manera adecuada? ¿cuáles son los remedios, si
es que los hay?, ¿cómo se deben manejar los riesgos?, se preguntaba Cousteau.18
Las relaciones entre el Océano y la Humanidad se han ido transfor-
mando dramáticamente, Cousteau identifica en este proceso evolutivo tres
fases de la oceanografía. La primera fase fue la de los hallazgos, iniciada por
17
Freeman, A. Myrick III, The Benefits of Air and Water Polution Control: A Review and
Synthesis of Recent Estimates, Bowdoin College, 1979, recuperado el 14 de marzo de
2019 en la siguiente cibergrafía https://www.epa.gov/sites/production/files/2017-12/
documents/ee-0048_01.pdf
18
Cousteau, Jacques-Yves, “Ocean Policy and Reasonable Utopias”, op. cit., pp. 898.

78
Fausto Kubli-García

la célebre travesía de casi un lustro (1873-1876) del barco “Challenger”, la


cual fue la primera expedición marítima que pretendía recabar información
científica. Comandada por Sir Wyville Thompson, la expedición recorrió 120
mil kilómetros tomando muestras y generando conocimiento. A esta primera
fase se le conoce como de inspiración científica fundamental.
La segunda fase de la oceanografía se desarrolla después de la Segunda
Guerra Mundial en donde comienzan a diseñarse aplicaciones a todo ese
conocimiento básico. La inmensa diversidad de recursos que hay en el Océano
representa una oportunidad económica. A esta fase de la oceanografía se le
conoce como científico-prospectiva con expectativas comerciales. Cousteau
vio como una mala señal que en la década de los 60’s las grandes corporacio-
nes estuvieran llevando a cabo inversiones en estudios oceangráficos con la
intención de ampliar su actividad económica.
Pero los recursos no son infinitos, por ejemplo, las pesquerías están con-
virtiéndose en una verdadera amenaza a las cadenas tróficas del mar. La
sobreexplotación de recursos obedece a la avaricia humana más que a la
necesidad y la disminución de poblaciones de peces es una realidad. Para
Cousteau esta es la transición a la tercera fase de la oceanografía en donde se
debe estudiar al mar no tanto para explotarlo, sino para conservarlo. En este
sentido, se denomina a esta fase como la de conservación científica, la cual
debe dirigirse a crear niveles de manejo racional y ecológico del mar.
En la conservación del mar también está incluida la conservación de las
aguas epicontinetales, los cuerpos que se encuentran en los continentes que
de manera natural desembocan en el mar y dotan de nutrientes adicionales y
minerales, otorgando vitalidad al Océano. No obstante, a lo anterior, cuando los
lagos, laguna y ríos se convierten en drenajes, las descargas en el mar son fata-
les para los ecosistemas. Los desperdicios químicos tóxicos, combustibles fósiles,
ahora la crisis de los plásticos, son las pesadillas que visionaba Cousteau en las
postrimerías del siglo pasado. A pesar de la inmensidad del Océano, también se
trata de un conjunto de ambientes frágiles y vulnerables ante el poder humano.
Cousteau vaticinó la sobreexplotación pesquera tan impactante al Océano
como la contaminación, las artes actuales de pesca, sin manejo, sin gestión,
en verdadera anarquía están desapareciendo un buen número de especies.
Las generaciones de jóvenes que nacieron a principios de este siglo han visto
de manera fatal la desaparición de la faz de la tierra de la vaquita marina.
El “Acuario del Mundo”, como lo nombró Cousteau, es decir, el Golfo de
California está sucumbiendo ante la depredación absurda. No podemos sola-
mente culpar a los gobiernos por este desastre, la protección del medio ambiente
es tarea de todos, entonces, la responsabilidad recae en toda la Humanidad.

79
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

Los hallazgos en el lecho submarino en la década de los 50’s relacionados


con los grandes yacimientos de nódulos polimetálicos también están abriendo
la puerta a la minería en el mar. Sin lugar a dudas, se añade otra actividad
ultrarriesgosa en el Océano, que para Cousteau, no es sino otra de las muchas
especulaciones económicas que hay en la explotación de los recursos del mar.19
Uno de los grandes aportes que hace Cousteau al derecho es haber pro-
puesto que las actividades económicas en el Océano deban ser posteriores a
un análisis de riesgo y bajo el manejo del riesgo. Esto lo dijo a finales de los
70’s y fue en 1992 en la Cumbre de Río de Janeiro en donde se acuña el prin-
cipio precautorio en la Declaración de Río.20

El principio precautorio es básicamente un llamado a la cautela


a los que hacen las políticas públicas, quienes deben tomar deci-
siones sobre productos y actividades que podrían dañar seria-
mente a la salud humana y al medio ambiente. Por esta razón,
este principio que surgió del derecho internacional no ofrece
una solución predeterminada a cada problema nuevo que surja
de la falta de certeza científica. Por el contrario, es un principio
que guía y da ayuda para determinar criterios más razonables
en el quehacer confrontando riesgos potenciales en determinadas
situaciones. Más allá de ser un instrumento antiético para la cien-
cias o la innovación tecnológica, el principio precautorio apunta
a promover alternativas de desarrollo “tecnologías seguras y
limpias” con la idea de asegurar la buena calidad de vida para los
presentes y las generaciones futuras.21

Ibidem, pp. 902.


19

Principio 15 Con el fin de proteger el medio ambiente, los Estados deberan aplicar ampliamente el
20

criterio de precaucion conforme a sus capacidades. Cuando haya peligro de daño grave o irreversible,
la falta de certeza cientifica absoluta no debera utilizarse como razon para postergar la adopcion de
medidas eficaces en funcion de los costos para impedir la degradacion del medio ambiente.
22
Andorno, Roberto, “The Precautionary Principle: a New Legal Standard for
a Technological Age”, en Journal of International Biotechnology Law, núm. 1, 2004,
pp. 11-19. The precautionary principle is basically an appeal to caution addressed to policy
makers who must take decisions about products or activities that could be seriously harmful to public
health or the environment. For that reason, this emerging principle of international law does not offer a
predetermined solution to every new problem raised by scientific uncertainty. On the contrary,

80
Fausto Kubli-García

Si se lee con detenimiento, en este concepto citado, está el pensamiento


vivo de Jacques-Yves Cousteau, porque hace referencia, por un lado, al riesgo
y, por otro, a los derechos de las generaciones futuras.
El Océano es una unidad, que se mueve de un país a otro y la repartición
que hizo la Humanidad en Montego Bay, en 1982, creando la zona econó-
mica exclusiva para cada estado ribereño (200 millas náuticas de extensión
desde la costa), para Cousteau era otro de muchos “absurdos lógicos”, los
cuales propone enfrentar con “utopías razonables”. El Decálogo del Mar es un
enfoque sobre las aguas que propone para que los seres humanos rescatemos
al mar de los peligros que representamos los mismos seres humanos.

Decálogo del Mar22

1. Las políticas sobre el Océano deben ser globales;


2. Existen obligaciones con respecto a las generaciones futuras;
3. Las políticas deben extenderse a aguas dulces, áreas polares
y la atmósfera;
4. Explotación sin depredación;
5. Se debe proteger a la vitalidad;
6. Incentivar y difundir el conocimiento;
7. Trasportación segura;
8. Uso pacífico del Océano;
9. Responsabilidades nacionales;
10. Autoridad permanente del Océano.


it is just a guiding principle that provides helpful criteria for determining the most reasonable
course of action in confronting situations of potential risk. Far from being antithetical to science
or to technological innovation, the precautionary principle aims at promoting alternative modes of
development “safer and cleaner technologies“ in order to ensure a good quality of life for present and
future generations.
22
Cousteau, Jacques-Yves, “Ocean Policy and Reasonable Utopias”, op. cit., pp.
908-910.

81
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

§ V. Epílogo

Al comandante Cousteau se le seguirá recordando durante toda la existencia


de la Humanidad, su legado es grandioso y muy diverso. Las series de tele-
visión, los documentales, películas, libros debieran considerarse patrimonio
de la Humanidad. Además de ello, sus ideas son disruptivas y de mucha van-
guardia; las propuestas sobre los derechos de las generaciones futuras están
muy adelantadas a su tiempo y este concepto todavía está en desarrollo jurí-
dico. De igual manera, su Decálogo del Mar es un llamado a la conservación tan
necesaria en esta época que parece ser de no retorno.
Cousteau logró entender que los países deben desprenderse del naciona-
lismo exacerbado y transitar de la rivalidad a la cooperación, al trabajo con-
junto por el bien del planeta. La devastación del Océano es lamentable y no
parece que las naciones estén teniendo en su agenda como objetivo principal
el freno a la industrialización desmesurada. El cambio climático global aún
continúa siendo un reto para la aletargada Humanidad que no ha logrado
tener la suficiente conciencia para pensar en lo nocivo que está resultando
nuestra actividad.
La Humanidad tiene el potencial para responder a todos los retos plane-
tarios que tiene enfrente, sin embargo, aún existe mucha distancia entre los
pueblos, no hay reconocimiento y los prejuicios están dominando las rela-
ciones internacionales, incluso las de carácter ambiental. Necesitamos que el
ejemplo humano de Cousteau sea difundido y emerja un nuevo paradigma,
mucho más respetuoso y limpio con el medio ambiente, en el que se consigne
la cooperación como el valor más básico de la Humanidad.

82
OUTLANDER, UNA SERIE QUE NOS REMONTA
AL PASADO DEL PASADO

Alberto J. Montero*

Sumario: § I. Introducción. § II. Aproximación a las series televisivas desde la historia.


§ III. Algunos puntos en común entre la forma de recrear al pasado en las series televisivas
y en la historia. § IV. Cómo comprender algunos aspectos filosófico-jurídicos a partir
de una serie televisiva. § V. La serie Outlander y el pasado visto desde el pasado.

§ I. Introducción

El propósito de este trabajo es analizar algunos aspectos de la serie televi-


siva titulada Outlander a partir de disciplinas como la historia y el derecho.
Lo anterior es posible debido a que la serie narra lo acaecido en el pasado
desde el pasado, lo cual nos ofrece la posibilidad de indagar en algunos pro-
blemas teóricos y metodológicos de la historiografía los cuales si bien pueden
o no incidir en la narrativa de la serie sí ofrecen al espectador activo y al estu-
dioso del derecho el motivo para interesarse de manera lúdica y científica por
el quehacer de los historiadores y juristas.
Algo semejante ocurre con uno de los temas más importantes de la filosofía
jurídica, me refiero a la justicia, el cual primero identificamos a partir de diversos
hechos narrados en la serie y posteriormente problematizamos con el propósito
de hacer comprensible al lector algunos aspectos relevantes del debate filosófico
y que también están presentes en el derecho en su ámbito práctico.

§ II. Aproximación a las series televisivas desde la historia

La historia investiga y da cuenta de lo acaecido, para ello emplea al len-


guaje y su forma narrativa, como texto escrito desde Heródoto. Aunque con

Profesor de filosofía del derecho en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional


*

Autónoma de México. Correo electrónico: amontero@derecho.unam.mx

85
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

propósitos diferentes la historia está presente como trama u horizonte en el


que ocurren los hechos de algunas de las series televisivas que los consumi-
dores del siglo XXI podemos ver en los servicios vía streaming en plataformas
bajo demanda como es el caso de Netflix. Volvamos a la historia, Heródoto
y posteriormente Tucídides, los primeros historiadores, nos han hecho saber
que registraron los hechos para que de ellos se conservara la memoria, ya
que eran dignos de no ser olvidados. La historia es en de cierta forma una
de las maneras de evitar el olvido, aunque ella misma es memoria y olvido,
presencias y ausencias, ya que no todos los protagonistas aparecen en la obra
del historiador, ni a todos se les reconoce la importancia que pudieron tener;
lo que se explica por la limitación de las fuentes, problemas hermenéuticos o
metodológicos; aunque en algunas ocasiones se debe a un tipo de estrabismo
ocasionado por los intereses e intenciones que motivaron el trabajo histórico
y que planteados desde el presente, sirven y justifican determinados hechos,
esto último en la historia no científica.
Uno de los problemas más cruciales que un historiador enfrenta para dar
cuenta del pasado y que en cierto grado puede estar presente en una serie que
pretenda de forma creíble y recrear para el espectador hechos ocurridos en el
siglo XVIII, es el de la escases de fuentes que permitan conocer y dar cuenta
de aspectos culturales o mentales del pasado. A ello se agregan las limitacio-
nes metodológicas, por citar un ejemplo, la paleografía en la investigación
documental como fuente histórica, es una herramienta esencial, sin embargo,
no todo consta en los documentos ya que en ellos la inmensa mayoría no dejó
su testimonio, ya que no celebraron contratos, testamentos u ocuparon un
cargo relevante, por lo que el historiador debe ir más allá del documento y
emplear a la hermenéutica para significar los documentos y hacer evidente
lo que estos de forma explícita no consignan. Asimismo es preciso emplear a
la heurística como método para que a partir de los hechos conocidos se lle-
gue a los no conocidos, es decir, en cierto sentido re-construir el pasado.1 Si
esto ocurre con los testimonios o documentos escritos, la labor se vuelve más
compleja cuando enfrentamos el reto de dar cuenta de aspectos de la vida
cotidiana, ejemplo: qué pensaban respecto de la vida o muerte, qué comían,
a qué jugaban, etc.

1
Dilthey, Wilhelm, El mundo histórico, trad. de Eugenio Ímaz, México, Fondo de
Cultura Económica, 1978, p. 342.

86
Alberto J. Montero

Ante estas dificultades la heurística emplea a la abducción2 y a los indi-


cios como su punto de partida, ejemplo de esto último se ocupa el historiador
italiano Carlo Ginzburg en su obra Indicios, en la cual nos muestra cómo a
partir de elementos pequeños o datos aislados (indicios) se pueden identifi-
car y posteriormente investigar aspectos fundamentales de la cultura.3 Para
los historiadores Le Goff, Vovelle y Ginzburg estos indicios si bien algunos
se les puede encontrar en los documentos de forma aislada, es más común
encontrarlos en las expresiones de la cultura popular, tales como los cuentos,
las canciones, las narraciones trasmitidas de una generación a otra, etc., en
ellos se alberga el inconsciente colectivo como mentalidad. Mentalidades que
no son reductibles a lo estrictamente económico, sino que se trata de hechos
culturales (las artes populares, las bellas artes), la religión, la cosmovisión,
etc., los cuales obedecen a ritmos y causalidades propias no necesariamente
dependientes o en relación directa con lo económico.4
El cazador que busca los indicios para poder encontrar a la presa, pro-
cede de acuerdo con su experiencia personal que en el rastreo de bestias posee,
el historiador al rastrear los indicios en las fuentes busca aquello que revele el
significado que subyace en lo evidente, en un cuento las lecciones morales; en
las canciones las noticias de la época y los hechos que para el amplio público
fueron importantes; en los juegos la manera en cómo los niños se preparan
para ser adultos y cómo se aprenden los roles que luego se desempeñarán en
la sociedad; en los símbolos que expresan lo sagrado la manera en cómo se
vive la religión; el propósito es recrear el mundo y cómo era percibido en esa
época, como se situaban en él, como se relacionaban entre sí, con la natura-
leza y lo sagrado, y cómo se vivía la cotidianidad.
Es respecto de la historia de las mentalidades y la vida cotidiana que las
series televisivas o aquellas que se ofertan mediante los servicios de streaming,
como es el caso de Outlander que se puede ver en Netflix, constituyen y crean
la posibilidad de aproximarnos al pasado, o como en el caso de esta serie, al
pasado del pasado; esto es, del presente de los protagonistas que se ubica al
finalizar la Segunda Guerra Mundial al año de 1743 que es al cual la prota-
gonista Claire Fraser regresa luego de que un umbral o túnel del tiempo se
abrió en la zona de Stonehenge.
2
Sebeok, Thomas A. y Umiker‐Sebeok, Jean, Sherlock Holmes y Charles Peirce.
El método de la investigación, edición electrónica de www.philosophia.cl / Escuela de
Filosofía / Universidad ARCIS, consultado en: file:///C:/Users/DERECHO%20
UNAM/Downloads/SherlockHolmesCharles%20Peirce.pdf
3
Ginzburg, Carlo, Mitos, emblemas e Indicios, Barcelona, Gedisa, 1989, p. 150.
4
Vovelle, Michel, Ideologías y mentalidades, Barcelona, Ariel, 1985, p. 16.

87
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

§ III. Algunos puntos en común entre la forma de recrear


al pasado en las series televisivas y en la historia

Como parte de este breve ensayo nos interesa establecer algunos puntos en
común respecto de la forma en cómo las series nos permiten aproximarnos al
pasado y cómo la historia lo hace. Al respecto podemos observar en la serie
que analizamos, que la trama se desarrolla en torno al romance o mejor dicho
a las dos relaciones sentimentales sostenidas por la protagonista en dos épocas
distintas, con su esposo Jonathan Randall en el siglo XX, y con Jamie Fraser
en el siglo XVIII, aunque en su contexto se pueden apreciar algunos aspec-
tos pertenecientes a lo económico, cultural, religioso, político y geográfico, lo
cual semeja en cierta medida la tarea del historiador quien busca recrear el
pasado en su obra y para ello da cuenta de el mayor número de los aspectos
que permitan comprender el eje temático de su investigación.5
Entre los aspectos que queremos señalar como comunes a la serie y a la
tarea del historiador, se encuentra la necesidad de establecer límites para el
quehacer histórico, pues es imposible la tarea de dar cuenta de todo lo ocu-
rrido, y aunque ello es necesario tiene su lado negativo ya que con frecuencia
se da cuenta del pasado sirviendo a los intereses del presente por lo que nues-
tra narración de lo acaecido puede asociarse de forma inocente en apariencia
hacia la justificación de algún nacionalismo, y en este sentido la historia que
se narra carece de parcialidad, ya que se suelen presentar y realizar mayor
énfasis en errores o excesos de algunos de los personajes históricos con el pro-
pósito de proyectar de forma positiva a otros personajes, tal como ocurre en
Outlander en la que el espectador puede identificar a los buenos de los malos.
Es evidente que no se va al pasado como quien se aventura a dar un
paseo sin desear ir a ninguna parte, ya que para encontrar algo se debe buscar
algo, para conocer algo se debe preguntar al respecto, nada parte de nada;
por lo que quien va al pasado por nada, precisamente nada es lo que encuen-
tra. Los puntos de partida funcionan como referentes desde los que se buscan
los hechos acaecidos, aunque también se corre el riesgo de que el programa
inicial deforme nuestra investigación al pretender someter lo ocurrido a la
forma predeterminada.6

Gonzalez y González, Luis. El oficio de historiar, 2a. ed., 2a. reimp., pp. 47-70, 1999.
5

Ibidem, pp. 73-90.


6

88
Alberto J. Montero

Por lo que si bien es correcto afirmar que el pasado existe mediante


la reconstrucción que de él se haga desde el presente, esta tarea conlleva el
empleo de métodos e instrumentos, como la hermenéutica y la heurística,
y de una gran cantidad de ciencias auxiliares. Tanto historiadores como filó-
sofos de la historia advierten que toda referencia al pasado es una mirada
desde una posición en el presente, la cual no se hace desde el mirador privile-
giado de la objetividad, sino desde los intereses del historiador y los del grupo
o clase a la que se pertenece; por ello el lector de historia o quien ve una
serie más allá del entretenimiento no se debe limitar a la obra, sino también
conocer al autor que está detrás de ella, quien escribió la historia; conocer e
indagar sobre las experiencias del autor y valorarlas en su obra para deslindar
lo objetivo de aquello que resulta de un interés meramente personal.
Otro aspecto a considerar en esos elementos comunes, son las diferencias
en cuanto a las pretensiones de la historia y las series, al respecto, identifi-
camos que la historia persigue la verdad, cualquiera que sea el paradigma
del que partamos para determinar cómo identificar lo verdadero de aquello
que no lo es; en tanto la serie no necesariamente busca dar cuenta de forma
objetiva y demostrable de lo acaecido, sino busca entretener. Por lo que, en
cuanto a la pretensión de cientificidad de la historia, esta debe tener elemen-
tos imprescindibles que le otorguen ese carácter, uno de ellos y que sigue a
la elección del tema y se relaciona con el planteamiento del problema, es
la formulación de la hipótesis de trabajo, la cual se convierte en la guía del
desarrollo de la trama y permiten orientar a la investigación. Otros elementos
son la interpretación y con ella la hermenéutica de la información obtenida
en las fuentes, lo que se vuelve necesario, en tanto, que pretendemos objetivar
nuestras aseveraciones particulares sobre algo no verificable en una realidad
no presente, sino pasada.7 De allí que la interpretación se ocupe de estable-
cer vínculos entre lo que se afirma saber sobre algo (subjetividad), y ese algo
cognoscible (fenómeno), volviendo al objeto un fenómeno y a la aseveración
conocimiento objetivo (saber científico).8
Es preciso decir que en la historia han sido utilizados diversos paradig-
mas para la investigación, desde el positivismo hasta los más recientes como:
el modelo matemático, la teoría de los sistemas, la teoría de los juegos, las
redes sociales, etc., así como aquellos creados ex profeso para la historia como

7
Collingwood, R. G., Idea de la historia, 20a. ed., México, Fondo de Cultura
Económica, 2000, p. 228.
8
Véase, el tema en Dilthey, Wilhelm, El mundo histórico, op. cit.

89
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

la cliometría, la demografía y geografía históricas.9 Por otra parte, no resta


méritos de cientificidad al trabajo el que su referente de verificabilidad sea la
corroboración empírica de la información otorgada por las fuentes, y que se
auxilie para ello de lo que la ciencia política y la sociología le aportan, ya que
su dimensión se ubica en las ciencias del espíritu.10
Presumimos que en todos los casos que la objetividad funciona como
una idea referente que puede guiar la labor del historiador, sin embargo, esta
pretensión de la historia es evidente que no necesariamente se encuentra en
el desarrollo de una serie, ya que en ellas juegan un papel más relevante la
imaginación y la posibilidad de proyectar nuestras emociones en los protago-
nistas; también resulta obvio que ninguna serie busca la verdad histórica, lo
demostrable, sino que se orienta al entretenimiento, no obstante esas diferen-
cias, ambas comparten las formas narrativas.
Y es en la estructura de la forma narrativa donde nuevamente podemos
identificar algunos puntos en común entre la tarea del escritor y del guionista
con la del historiador. En ambos casos la delimitación del objeto de su arte y
ciencia deben responder a ciertas preguntas, a alguna hipótesis, o al menos a
un indicio. En ambos casos aún cuando los objetivos sean notoriamente dis-
tintos, se emplean herramientas semejantes, me refiero a que la estructura dis-
cursiva pasa por la interpretación, la heurística y el dar al lector o espectador
un contexto (cultural, político, ideológico, religioso, histórico en conclusión)
en el que pueda advertir aquellos elementos que le permitan situarse. Para
ello, los elementos en común entre la producción de una serie y la investiga-
ción histórica, son entre otros: la época, el lugar, los personajes, la trama, los
interese en conflicto, el entorno cultural, etc.
Resulta claro que si el historiador además de una correcta investigación
posee el arte de narrar, entonces las semejanzas serán más evidentes, ya que
si las series permiten situarnos sin esfuerzo alguno gracias a que la recreación
de la obra está mediada primordialmente por la vista y el oído, los cuales nos
permiten identificar la época, el lugar y la trama a partir de los atuendos,
arquitectura, lenguaje, tecnología disponible, etc.; el historiador puede lograr
que su lector recree todo ello mediante su descripción pormenorizada, per-
mitiendo con ello que de una forma distinta de recreación, más próxima a la
literatura, se pueda el lector aproximar al pasado. Aunque es posible sostener
que la estructura narrativa tanto en las series cuanto en la historia abreva de
9
Stone, Lawrence, El pasado y presente, México, Fondo de Cultura Económica, 1986,
pp. 96-100.
10
Dilthey, Wilhelm, Introducción a las ciencias del espíritu, trad. de Julián Marías, Alianza
editorial, capítulos I, II y XII, 1981.

90
Alberto J. Montero

la literatura, y en el caso de Outlander esto es un hecho ya que la serie se basa


en las novelas de Diana Gabaldon.
Entre las formas en las cuales el historiador da conocer su trabajo se
encuentra la narrativa, semejante a la de una novela;11 en ella el trabajo de
investigación posee un tema desarrollado en episodios que se relacionan entre
sí, para dar al trabajo unidad y coherencia. Este arte de la narración es lo que
se suele denominar el estilo del historiador, el cual es un modo de escribir la
historia; el lugar donde la heurística abre las posibilidades a la imaginación, el
ámbito que permite el entrelazamiento entre la historia y la literatura. Es aquí
el lugar en el que la corriente a la que el historiador pertenezca le permitirá
emplear diferentes recursos del pre modelo que tiene como punto de partida.
Le Goff por ejemplo, propone que el historiador busque las regularidades,
aunque estas se encuentran no solamente en el pasado, sino también en el
método empleado por el historiador, de tal manera, que son compatibles la
singularidad de algunos hechos con la regularidad de otros.12

§ IV. Cómo comprender algunos aspectos filosófico-jurídicos


a partir de una serie televisiva

En esta singularidad y regularidad podemos apreciar que mirar el pasado es


también dar cuenta de instituciones, estructuras, leyes y formas de aplicación
de las mismas. Y es en este momento en el que el derecho nos ofrece la posibi-
lidad de mostrar las singularidades y las continuidades. Singularidad porque
cada caso es irrepetible y posee características propias y que lo diferencian de
cualquier otro, y continuidad porque a pesar de lo que es distinto, hay temas
que son constantes, tales como justicia-injusticia; legalidad-ilegalidad; inocen-
cia-culpabilidad, etc.
La serie Outlander ofrece la posibilidad de aproximarnos al derecho esco-
cés de las tierras altas y apreciar algunas de las diferencias con el derecho
inglés en las últimas tres décadas del siglo XVIII. En la trama se desarrollan
a la par de las historias de amor entre Claire Beauchamp esposa de Frank
Randall, así como el romance y otro matrimonio entre Claire y Jamie Fraser
el cual es posible gracias al viaje en el tiempo que Claire realiza cuando se
11
White, Hayden, Metahistoria, La imaginación histórica en la Europa del siglo XIX, México,
Fondo de Cultura Económica, 3a. reimp., 2005.
12
Le Goff, Jacques, Pensar la historia, trad. Marta Vasallo, Barcelona, Ediciones Paidós,
pp. 26-49, 2005.

91
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

encuentra de visita en la zona de Stonehenge mediante el cual se traslada de


1946 a 1743 a través de un pase mágico. El desconcierto de la protagonista,
así como el lugar y circunstancia en la que llega a la primera mitad del siglo
XVIII la hace presa fácil de los hombres hecho que se corrobora cuando casi
es violada por los soldados que conforman una patrulla inglesa de quienes
es rescatada por un grupo de escoceses de las tierras altas comandados por
Dougal MacKenzie, el jefe de guerra del clan del mismo apellido. Estos hechos
motivan el desarrollo de la historia narrada por Diana Gabaldon y llevada a
la pantalla chica por Ronald D. Moore, serie que se divide en cuatro tempo-
radas y cincuenta y cinco episodios transmitidos desde septiembre de 2014
hasta enero de 2019, con un elenco destacado, entre otros: Caitriona Balfe
como Claire Beauchamp (quien viaja del siglo XX al XVIII); Sam Heughan
como Jamie Fraser (esposo de Claire en el siglo XVIII); Tobias Menzies como
Frank Randall (esposo de Claire en el siglo XX) y como Jonathan Randall
(capitán inglés en el siglo XVIII); Gary Lewis como Colum MacKenzie (líder
del clan de su mismo apellido); Graham McTavish como Duncan MacKenzie
(jefe de guerra del Clan); Bill Paterson como Ned Gowan (abogado del clan);
Lotee Verbeek como Geillis Duncan (amiga de Claire) y Simon Callow como
el Duque de Sandrigham, entro muchos otros.
De la historia que narra Outlander nos interesa analizar diversos hechos
que versan sobre leyes, procesos judiciales, justicia e injusticia, entre ellos des-
tacamos los siguientes:
A) De linaje noble, bien educado, heredero del feudo Lallybroch y
sobrino de Dougal MacKenzie, Jamie Fraser sufre de persecución por parte
del ejército inglés, lo cual motiva que huya, se refugie en Francia y viva escon-
dido; consecuencia injusta que tuvo su origen en un acto justo; la defensa de
su hermana y su hogar de la intromisión ilegal cometida por una patrulla
inglesa, quienes lo acusan bajo el cargo de ‘obstrucción’ por lo que es llevado
al fuerte William del cual intentó escapar y recibió como castigo cien azotes
con látigo ordenados por Jonathan Randall conocido como Black Jack, quien
ordenó además otros cien azotes por el cargo de robo de alimentos. Cuando
Jamie escapa gracias a la ayuda de los escoceses un oficial inglés es asesinado
durante la revuelta, Randall acusa a Jamie del asesinato, delito que se castiga
con la muerte, hecho que motiva que tenga que huir y vivir escondido hasta
que pueda demostrar su inocencia, ya que en su contra tiene la palabra de
Randall, la cual conforme a las leyes inglesas es suficiente para condenar a
Jamie por el delito de homicidio.
Se puede apreciar que los hechos narrados en la serie pueden ser exa-
minados a partir de los conceptos de justicia e injusticia; ya que de un acto

92
Alberto J. Montero

injusto por parte de la patrulla inglesa surge mayor injusticia al apresar a


Jamie y posteriomente castigarlo y obligarlo a huir; en tanto que del acto justo
de Jamie nace la persecución y desproporción del castigo. Advertimos que el
empleo de la ley por parte de los ingleses transgrede el principio de igualdad
formal y es un instrumento que se emplea en contra del débil, en este caso los
escoceses; por lo que los actos son legales, aunque injustos.
Incursionemos brevemente en el tema de la justicia para exponer las
razones que fundamentan a las aseveraciones antes expresadas. A pesar de
que existen diversas maneras de significar y argumentar en torno a la justicia
y de que la podemos comprender y explicar a partir de diferentes teorías,
ideologías e incluso prejuicios, no debemos soslayar que de ello se derivan
consecuencias prácticas que nos permiten justificar nuestras acciones y deci-
siones. En todo ello, nuestra labor tanto interpretativa como argumentativa
son de la mayor relevancia, dado que construimos significados y ofrecemos
razones para persuadir, demostrar u obtener tales o cuales resultados, bene-
ficios o evitar pérdidas o perjuicios. Por lo que para este trabajo nos referire-
mos a una de las teorías clásicas sobre la justicia, quizá la más conocida por
todos, la aristotélica.13
Para Aristóteles la justicia es una virtud ética o del carácter (práctica), la
cual procede de la costumbre. Afirma el filósofo estagirita que: “Practicando
la justicia nos hacemos justos”,14 esto es, que la justicia es una virtud ética,
ethos entendido como un modo de ser.
La virtud de la justicia es también un término medio, o al menos tiende
al medio (relativo a nosotros) y llamamos justo a lo que produce o preserva
la felicidad para los integrantes de la comunidad. Es también la justicia la
virtud perfecta, porque solamente puede hacerse uso de ella con otros y no
consigo mismo, es decir, exige una relación intersubjetiva y/o de la alteridad.
En sentido contrario, injusticia es lo que incurre en exceso o lo que no aporta
a la felicidad de alguien más; lo que ocurre con Jamie cuando se le castiga sin
que exista una razón verdadera que lo motive.
La justicia para Aristóteles se puede parangonar con lo legal (lo igual), y
lo injusto con lo ilegal.15 En este sentido de justicia legal diríase que es aquella
que se establece mediante la ley al imponer relaciones fundadas en la igual-
dad, en el trato igual. La igualdad (isonomia) en este sentido debe ser com-
prendida como una situación formal, una mera creación artificial en la que
13
Aristóteles, Ética a Nicomaco, edición bilingüe y trad. de María Araujo et. al.,
Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, 1994.
14
Ibidem, p. 20.
15
Ibidem, p. 71.

93
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

se omiten las diferencias de todo tipo: físicas, biológicas, intelectuales, econó-


micas, sociales o de género. La igualdad se establece como punto de partida
de todo trato justo, por lo que para proceder justamente, primero debemos
ser considerados como iguales ante las leyes. Aquí estamos en presencia de la
justicia general o de las virtudes, es decir, aquella que formalmente las leyes
establecen. Sin embargo, en el caso que nos ocupa, debemos considerar el
criterio de que los iguales se tratan como iguales y los desiguales como des-
iguales; recordemos que los ingleses y los escoceses son iguales entre los de
la misma nación, pero no entre ingleses y escoceses, así que el trato desigual
entre ellos consagra la hegemonía y dominación de un pueblo respecto de
otro, por lo que las leyes no son consideradas como justas, por lo que lo legal
no corresponde a lo justo, sino a lo que de origen es injusto.
Respecto de la otra forma de la justicia, que es la correctiva, en la cual
se debe realizar el término medio.16 Esta es propia de quienes discuten y acu-
den al juez, quien es la personificación de la justicia. Quienes se presentan
ante el juez lo hacen buscando el término medio, por ello llaman a los jueces
mediadores.17 Corresponde al juez lograr el término medio (mesotes) como lo
justo para las partes en conflicto. No obstante, en Outlander tampoco es posible
lograr la justicia como término medio, ya que de origen la relación es desigual
y de lo injusto no puede surgir lo justo y lo equitativo (eipeikeia).
Si consideramos estos breves comentarios sobre la justicia, podemos
comprender que no podemos sostener que entre ingleses y escoceses existie-
ran relaciones justas, ya que no mediaba entre ellos el principio de igualdad
y de trato igual, sino de trato desigual y diferenciado, aquel que se da entre
dominantes y dominadores.
B) En la primera mitad del siglo XVIII los clanes todavía tenían gran
relevancia en la forma en cómo se organizaban los pueblos escoceses respecto
del tributo, la religión, la posesión de la tierra y autonomía respecto de la
aplicación de justicia entre los integrantes del clan; sin embargo, en lo econó-
mico, militar y ante el exterior se encontraban sometidos a Inglaterra debido
a la unión y creación del Reino Unido de Inglaterra y Escocia de 1707, y
también debían acatar el Acta de Establecimiento, por la cual se impedía el
ascenso al trono de algún rey católico, incluso para Escocia.
Este hecho fue causa de diversos levantamientos organizados por los
clanes para que Escocia tuviese su propio rey, el cual compartiera la reli-
gión mayoritaria de este pueblo, el catolicismo. Uno de esos levantamientos

16
Ibidem, p. 74.
17
Ibidem, p. 76.

94
Alberto J. Montero

jacobitas fue el que en 1743 se preparaba y que debía llevar a Carlos Eduardo
Estuardo a ocupar el trono como el rey Carlos III de Inglaterra y Escocia, rey
católico que recibiría el apoyo de España y Francia. La serie Outlander narra
cómo un grupo del clan a cuyo frente se encuentra Dougal MacKenzie Jefe
de Guerra del Clan, quien en nombre de Colum MacKenzie, jefe del clan,
visita a los arrendatarios y pueblos que se encuentran asentados en sus tierras
para la recolección de tributos e impuestos, al hacerlo exhiben las cicatrices
en la espalda de Jamie Fraser como muestra del trato injusto que los escoceses
reciben de los ingleses, ello con el propósito de recolectar fondos para el levan-
tamiento jacobita, el cual ocurrió en 1745 y constituyó la última ocasión en
que intentaron restablecer a un rey católico para Escocia y fueron derrotados.
C) Destaca también entre los aspectos jurídicos la celebración del matri-
monio entre Claire y Jamie, matrimonio podría decirse de conveniencia al
principio ya que permite a Claire no ser entregada a los ingleses, y que pos-
teriormente se convierte en uno de los ejes narrativos de la serie. Este matri-
monio a su vez permite que Claire pueda participar en el ‘reclamo’ judicial
que Jamie realiza a Randall, el cual se funda en el hecho de que el capitán
inglés estuvo a punto de violar a Claire cuando la tuvo detenida en el fuerte
William, así como de diversos abusos que los escoceses han recibido del capi-
tán, reclamo que está dirigido a descalificar la buena reputación del capitán
inglés y que persigue el propósito de que las acusaciones de homicidio formu-
ladas por Randall en contra de Jamie no constituyan por sí prueba plena de
su presunta culpabilidad.
D) Entre los personajes que mayor relevancia tiene en los aspectos lega-
les, está el del abogado Ned Gowan; quien representa a los intereses del clan
MacKenzie; intercede a favor de Jamie en contra de la acusación del capitán
Randall; como conocedor de las leyes inglesas y escocesas redacta el contrato
de matrimonio entre Jamie y Claire; y resulta fundamental su intervención en
el juicio que por brujería se sigue en contra de Claire.
La acusación de brujería se funda en parte en la amistad que Claire
sostiene con Geillis, esposa del procurador del distrito de Cranesmuir a
quien envenena al enterarse éste de que ella está embarazada de Dougal
MacKenzie. Geillis es la primera amiga de Claire, aunque ella ignora que
Geillis también ha llegado del futuro mediante un pase mágico, su amistad
además tiene en común el interés por las plantas y sus efectos, aunque en el
caso de Geillis no propiamente dirigido a la curación, sino a servir a fines
menos éticos que en la época se consideran brujería. La relación que sostie-
nen, así como la actitud diríase científica que contrasta con las creencias de
la época las hace blancos fáciles de la acusación de brujería, razón por la cual

95
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

son apresadas y enjuiciadas. El primer triunfo de Ned Gowan en la defensa


de Claire fue cuando logró que pospusieran el juicio al día siguiente, tiempo
necesario para que Jamie y el apoyo que recibía del clan se hiciera patente,
sin duda su triunfo final fue cuando hizo imposible que el tribunal probara la
acusación de brujería en contra de Claire, así como que Geillis confesara que
sí se dedicaba a la brujería y por ello fuera condenada a la hoguera, lo cual se
ejecutaría luego de que diera a luz a su hijo. Estos hechos libraron a Claire de
toda sospecha y recobró su libertad.
E) Un último tema que trataré en este trabajo es en relación a las pri-
siones, de manera particular me refiero a la de Wentworth, la cual no pro-
piamente es la muestra de los cambios que con frecuencia se señalan que
caracterizan a la prisión y castigo modernos, entre ellos, el paso de lo teatral
al ocultamiento del castigo; de la fatalidad a la eficacia; del suplicio a la sus-
pensión de derechos. Temas que investigados por Michel Foucault en el caso
de Francia nos permite advertir, en el caso francés que no en el escocés, el
surgimiento de una tecnología del cuerpo y una economía del poder como
nunca antes en la historia de Occidente había existido, las cuales se caracte-
rizan entre otros aspectos por la manera en cómo el poder (como violencia
y control) que se ejerce sobre el sujeto tiene un carácter meramente funcio-
nal, es decir, está dirigido a ciertos objetivos, la venganza se sustituye por la
corrección y el propósito de sanar.18
Algo que la serie Outlander permite comparar, es que a finales del siglo
XVIII en Escocia la tortura estaba permitida. Por lo que la racionalidad ilus-
trada no había incidido en los castigos que allí se imponían, por lo cual tampoco
se concebía al cuerpo como algo digno de no ser objeto de escarmiento público;
en cambio, se observa que la tortura estaba primordialmente dirigida a ser rea-
lizada a la vista del público con un propósito aleccionador. No obstante algunos
elementos de la prisiones modernas sí están presentes, y aunque en la serie no es
posible apreciar todos los detalles, se puede inferir, siguiendo al filósofo francés,
que estaba presente la economía del poder la cual se hace evidente mediante el
orden que se establece e impera tras los muros, así como en los procesos judicia-
les y penitenciarios los cuales exigían dominar la dogmática y técnica jurídicas,
así como el funcionamiento de un aparato burocrático amplio, sofisticado e
ineludible. A su vez, también es posible advertir la presencia de lo que se deno-
mina la técnica del cuerpo, la cual impone un uso racional del tiempo dentro de
la prisión, así como el imponer prácticas que construyan hábitos “saludables”

18
Foucault, Michel, Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión, trad. de Aurelio Garzón,
34a. ed., México, Siglo XXI Editores, 2005, p. 25.

96
Alberto J. Montero

y reorienten al criminal, al “anormal”, a incorporarse a la sociedad como un


miembro plenamente adaptado a ella, lo cual es ortopedia social.19

§ V. La serie Outlander y el pasado visto desde el pasado

Volviendo al tema del pasado visto desde el pasado, como espectadores de


la serie Outlander podemos apreciar que en al ámbito de la ficción es posible
comprobar los hechos del pasado en el pasado mismo. Esta posibilidad de ir
al pasado desde el presente es uno de los ejes narrativos seguidos en la serie,
ya que mediante la comparativa de lo que ocurre en el presente de Claire con
Frank Randall en la que se indaga sobre sus antepasados, entre ellos Black
Jack Randall, el Clan MacKenzie, el levantamiento jacobita y los ingleses, es
que la protagonista conoce los hechos ocurridos a partir del año de 1743 y
puede adelantarse a ellos. Esto constituye un nuevo punto de convergencia
entre la tarea del historiador y la narrativa de la serie, con la clara ventaja de
que la ficción permite ir al pasado y rehacerlo, lo que cualquier historiador
desearía ya que ello le permitiría demostrar que su interpretación de lo ocu-
rrido, tanto de las ideas, pensamientos e intenciones de sus protagonistas, es
correcta y no resultado de su labor hermenéutica e imaginación. Por supuesto
que al historiador que no se le da esta posibilidad, aunque siempre contará
con el rigor de su investigación, en la que ante la imposibilidad de demos-
trar ciertos aspectos, los cuales supone que ocurrieron, se limita a establecer
relaciones entre los hechos sí verificables y una lógica de tipo histórico que le
permita inferir o suponer cómo debieron ocurrir los hechos no conocidos.20
Al respecto, Austin se refiere al carácter performativo21 que tiene la labor
del historiador, la cual no se limita a la mera descripción de los hechos, sino,
incluso los crea al narrarlos; sin embargo, ese crearlos debe ser acotado, ya
que lo que ocurre es que los dota de significado, y a partir del significado es
que adquieren sentido y relevancia para el presente. Por lo que la historia no
posee un carácter meramente descriptivo, sino también performativo.22
19
Véanse las citas 1 a 28 del capítulo “II. La resonancia de los suplicios”,
en Foucault, Michel, Vigilar y castigar, op. cit., pp. 38-53.
20
Thompson, P. Edward, Miseria de la teoría, Barcelona, Crítica, 1981, p. 67.
21
Que realizan cosas o producen consecuencias, véase, Langshaw Austin, John,
Cómo hacer cosas con palabras, Barcelona, Paidós, 1972, Conferencias I a III y VIII.
22
Lowenthal, David, El pasado es un país extraño, trad. de Pedro Piedras, Madrid, Akal,
1998, p. 273.

97
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

El carácter performativo del historiador a su vez abre la posibilidad del


uso de la historia como un recurso no solamente científico, sino político,
ideológico, etc. Por ejemplo, Benedetto Croce23 sostiene que la historia se
convierte en un instrumento de libertad, claro, la afirmación proviene de un
liberal, diferente es el caso de Gramsci para quien la historia es utilizada por
los intelectuales orgánicos como un mecanismo de justificación de la opre-
sión,24 véase que una posición y otra chocan y solo pueden entenderse como
resultado de perspectivas ideológicas distintas.
Otro caso es el del materialismo histórico, para el cual todo pensamiento
por abstracto que parezca es resultado de la realidad material, y las elucubra-
ciones de un individuo aislado por muy raras que sean tienen relación con
su entorno. Según la concepción materialista de la historia el factor que en
última instancia determina la historia es la producción y la reproducción de
la vida real, existe una relación dialéctica entre estructura y superestructura,
en la cual se determinan e influencian una a otra, aunque son las relaciones
sociales de producción las que se imponen como necesidad.
Finalizo con un problema planteado por Rorty, el cual se ubica en el
carácter abierto del lenguaje y en los juegos del lenguaje.25 Puede ocurrir en
la historia y en la recreación de esta mediante las series, que el historiador,
el escritor y el director se enfrenten al problema de recrear y dar vida a sus
personajes, así como a la necesidad de significar los textos y los símbolos que
perviven del pasado, tarea en la que pueden contar con los documentos que
fungen como pruebas, los sitios (edificios, centros rituales, etc.), restos huma-
nos y arqueológicos, entre otros, sin embargo, a pesar de ello es frecuente que
no se tenga certeza respecto de ciertos significados, giros lingüísticos e incluso
se desconozcan las intenciones, hábitos, rutina y/o creencias de quienes los
emplearon; por supuesto que para cada una de estas dificultades existen dis-
ciplinas que arrojan luz y nos permiten comprender al pasado en aspectos
tan complejos como lo sagrado, los rituales, la vida cotidiana, la intención de
las historias transmitidas de generación en generación, etc., no obstante ello,
siempre aparecerá la sospecha de que al recrear al pasado lo estamos signi-
ficando desde el presente y desde los intereses de ese presente, por lo que no

23
Croce, Benedetto. La Historia como hazaña de la libertad, México, Fondo de Cultura
Económica, 1960, p. 295.
24
Portelli, Hugues, Gramsci y el Bloque histórico, México, Siglo XXI editores, 1973, p. 162.
25
Rorty, Richard, La filosofía y el Espejo de la Naturaleza, trad. de Jesús Fernández,
Madrid, Cátedra, pp. 25-30, 1995.

98
Alberto J. Montero

será suficiente conocer la obra histórica sino también es menester saber quién
es el historiador, y en el caso de las series es recomendable dejar de ser un
espectador pasivo para darse a la tarea de conocer a quienes están detrás de
las imágenes que vemos en nuestras pantallas.

99
CARBONO ALTERADO: LA ENCRUCIJADA
DE LA MERCANTILIZACIÓN DEL CUERPO HUMANO

Antonio Guiza Cabrera*

“No lloren por mi, ya estoy muerto”


Barney Gumble (Los simpsons)

Sumario: § I. Introducción. § II. El cuerpo. § III. El estatuto del cuerpo.


§ IV. La juridificación del cuerpo (en vida). § V. El cadáver.
§ VI. A manera de conclusión ¿Qué debe hacer el derecho?

§ I. Introducción

Amado Nervo escribió “…podría yo decir cuándo experimenté la primera


manifestación de este miedo, de este horror, debiera decir, a la muerte, que
me tiene sin vida. Tal pánico debe arrancar de los primeros años de mi niñez,
o nació acaso conmigo, para ya no dejarme nunca jamás (…) la espantosa ley
que pesa con garra de plomo sobre la humanidad, la odiosa e inexorable ley de
la muerte, se me revelaba produciéndome palpitaciones y sudores helados…”.
La vida del ser humano encuentra su némesis en la muerte, ese abismo
desconocido y oscuro. El temor a dejar de existir –sin riesgo de equivocarme–
ha construido en todas las culturas –y religiones- una serie de creencias que
apaciguan la incertidumbre con la creencia de que hay “algo más”. La fe
en una vida más allá de la muerte existe desde los tiempos más remotos. No
obstante, esa proyectada tranquilidad no ha encontrado pacífica respuesta en
los filósofos. Tan sólo un par de ejemplos de la modernidad: mientras Sartre,
el pesimista, respondió en forma negativa; Ernst Blocht, el filósofo de la espe-
ranza, siempre hizo presente el “gran quizás”.

Maestro en Derecho Civil y Derecho Constitucional y Administrativo. Máster en


*

Argumentación Jurídica por la Universidad de Alicante, España. Profesor en el


Instituto de la Judicatura Federal y Secretario de Juzgado de Distrito.

101
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

Sean cuales sean nuestras creencias, dogmas, temores, nunca dejará de


estar presente esa curiosidad sobre la vida eterna y, ¿por qué no? el deseo de
que exista. Como dice Küng: “Puede ser que a los más antiguos, intensos y
apremiantes deseos de la humanidad no responda nada y que la humanidad,
efectivamente, se haya hecho vanas ilusiones durante siglos. Pero ¿no podría
también ser lo contrario?”.1
Es en esa encrucijada del temor-esperanza es que se desarrolla la serie
basada en la novela futurista de Richard K. Morgan: el descubrimiento de
la inmortalidad, pero no desde sede filosófica o teológica, sino materializada
a través de la ciencia. La transmutación de algo así como el “espíritu” de un
cuerpo a otro.
Estamos frente a un thriller de ciencia ficción, violento y oscuro neo-noir,
en el que confluyen personajes atormentados al estilo Bruce Wayne (Batman),
Rick Deckard o “K” (Blade Runner 1982 y 2017). Abordaré la trama de la
manera más ligera posible para evitar spoilers y me centraré en la sociedad
encarnada en los personajes y las encrucijadas jurídicas en las que se presen-
tan pues, aún cuando con cada capítulo se despiertan inquietudes filosóficas,
esta es una reflexión dirigida a juristas.
Pues bien, en un futuro lejano (año 2384) que se avizora nebuloso entre
la utopía y lo distópico, la ciencia encuentra que el interior de una persona,
su alma, espíritu, identidad o como queramos denominarla, es escindible de
la materialidad del cuerpo y almacenable en una “pila cortical” que puede
ser implantada en otra corporeidad, por lo que ésta queda reducida a mero
recipiente o funda.2
En la historia, esta posibilidad de inmortalizarse magnifica la divi-
sión de clases. Están, por un lado, los Meth (en alusión a Methusalem, el
patriarca antediluviano que vivió casi mil años), los “dueños” de la tecno-
logía y los poderosos que pueden reproducir “fundas” exactamente iguales
a la anterior; frente a ellos, están quienes solamente tienen la oportunidad
de sobrevivir trasladando su pila al recipiente en turno de otra persona, por
ejemplo, una mujer de raza negra en el cuerpo de un varón blanco, o una

1
Küng, Hans, ¿Vida eterna?, 4a. edición, Madrid, Trotta, 2017, p. 11.
2
Esto tiene cierto parecido a la posición de Richard Dawkins en cuya
recomendable obra “el gen egoísta” inicia diciendo: “Somos máquinas
de supervivencia, autómatas programados a ciegas con el fin de perpetuar
la existencia de los egoístas genes que albergamos en nuestras células.”

102
Antonio Guiza Cabrera

pequeña niña en el cuerpo de una anciana.3 También se encuentran, en opo-


sición a esta evolución, los fundamentalistas religiosos que se oponen a vivir
eternamente en el mundo corporal y deciden morir en la forma tradicional,
pues creen en la existencia de algo más allá de la muerte.4 Aún con la inmor-
talidad en sus manos, existe para todos ellos una manera de dejar de existir:
la destrucción de la pila cortical.
De esa manera, están los que deciden mutar su esencia a otra funda ele-
gida, los que reciben lo que hay en existencia en el mercado y los que optan
por la inmortalidad “tradicional” en el paraíso prometido por las religiones.
Además, entre esta sociedad se gestan algunos personajes principales y secun-
darios con cierta circunstancia que vale la pena destacar: Ortega, la copro-
tagonista. Una policía quien perdió a su pareja (asesinada) y la pila cortical
fue destruida. No obstante, ella decide guardar su funda. Le reconoce cierta
importancia, como si perderla constituyera la desaparición definitiva del
sujeto. En contrapartida, están aquellos sujetos que están dispuestos a morir
en brutales peleas que sirven de entretenimiento para las clases privilegiadas,
con la promesa de ser incrustados en mejores recipientes; es decir, estos asu-
men conscientemente el alejamiento de la corporeidad propia; no importa
cuál sea, en la medida en que sea mejor que la anterior. También se encuen-
tra un ex militar que encuentra la pila cortical de su esposa (mujer, adulta, de
raza negra) y es incrustada en un hombre blanco, de mediana edad; frente a
ello, son capaces de reconocer su interior, su espíritu y mantener el amor que
se tienen, independientemente de cual sea su apariencia.
3
Valdría la pena cuestionarse porque la mayoría de las historias (novelas, series,
películas) de ciencia ficción futurista, casi siempre muestran un mercantilismo
apocalíptico. A través de la literatura visualizamos un futuro con desigualdades
sociales mayores a las que existen hoy en día. Con mayores sufrimientos y
condicionamientos de vida. Parece que, en el fondo, así visualizamos el porvenir
aunque no estaremos aquí para verlo (salvo que nuestro thriller sea profético) y, sin
afán de profundizar, inadvertimos que, en nosotros, está incrustada una posición
individualista y egoísta que no mira más que al futuro inmediato (mi vejez y, quizá,
mi prole inmediata). He ahí la gracia de analizarnos mientras disfrutamos de una
novela llevada a la pantalla.
4
Tengamos en cuenta que esa esperanza no se reduce a dogmas de fe. En la
actualidad ha sido materia de reflexión filosófica. Bien lo expresó Bloch con
la belleza que caracteriza su obra –citado por el teólogo Küng–: “Lo que aún no
es, no se puede en absoluto probar ni hacer presente. Pero la orientación hacia ahí
siempre permanece; esto es menester tomarlo en el grado de realidad que tiene,
un grado de realidad singular, pero plenamente científico: el grado de realidad
de lo posible, del gran quizás”.

103
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

De esta superficial relatoría de los personajes se puede seguir sin mayor


problema su circunstancia personal y, en cierta medida, la roca sobre la que
descansan sus decisiones y comportamientos: la relevancia que algunos dan
a la funda frente al interior y viceversa. Esa idea irradiará hacia el campo del
derecho, respecto de la figura central: el cuerpo humano. ¿Qué tan impor-
tante es éste para el mundo de lo jurídico?

§ II. El cuerpo

Dice David Lebreton5 que “el cuerpo pertenece, por derecho propio, a la cepa
de identidad del hombre. Sin el cuerpo que le proporciona un rostro, el hom-
bre no existiría. Vivir consiste en reducir continuamente el mundo al cuerpo, a
través de lo simbólico que esta encarna. La existencia del hombre es corporal”.
Lo anterior, rompe con el dualismo cartesiano al que nos referiremos
más adelante: el alma no trasciende al cuerpo, sino que, de alguna manera,
está supeditada a él; he ahí la importancia de éste y el culto que se le ha for-
jado. En efecto, en mayor o menor medida, Narciso ha reencarnado en cada
uno de nosotros. Asociado profundamente al individualismo, nuestro cuerpo
se erige como nuestra mejor carta de presentación. Mi cuerpo soy yo y debo
mostrar su mejor representación. Así, se enraíza su culto en el bodybulding, las
cirugías, el comercio de productos cosméticos, entre otras múltiples manifes-
taciones que, siguiendo tendencias, paradójicamente, nos llevan a intentar ser
únicos, diferenciarnos de los otros: mi cuerpo me identifica y me distingue,
me hace ser quien soy y asegurarme de quien no. En suma, distinguirnos unos
de otros es individualizarnos y el actor principal es el cuerpo.
El cuerpo entonces, es la representación de quienes somos y cómo que-
remos ser vistos, pero nada se dificulta más cuando, más allá de la mera
representación ideal de nuestro ser, pretendemos instrumentalizarlo, volverlo
medio para un fin. Dice el mismo autor: “el cuerpo parece algo evidente, pero
nada es, finalmente, tan inaprehensible como él”. 6
Lo hasta aquí narrado se opone a lo que ocurre en nuestro thriller.
Recordemos que dentro de tres siglos, la identidad de la persona provendrá de
su esencia y la corteza perderá relevancia, convirtiéndose en el mero receptáculo
de quienes somos. Entonces ¿qué podemos decir al respecto en la actualidad?
5
Lebreton, David, Antropología del cuerpo y modernidad, Buenos Aires, Nueva Visión,
2002, p. 7.
6
Ibidem, p. 14

104
Antonio Guiza Cabrera

Me parece que la corporeidad tiene un tufillo a construcción cultural de occidente.


Por ejemplo, en algunas sociedades rurales africanas el cuerpo no tiene la misma
connotación; no es esa masa individual que delimita a la persona, sino que forma
parte de un todo comunitario; de un entretejido de relaciones con el entorno al
que está unido. El cuerpo no nos separa del resto; por el contrario, nos une. Si se
me permite, él solo sería un elemento de una corporeidad más compleja.
Mención especial amerita una referencia de Le Breton a una anécdota de
Maurice Leenhardt en uno de sus estudios sobre la sociedad Canaca,7 quienes
categorizan a la raza humana en el mundo de lo vegetal. Sí, tal como se lee,
el ser humano forma parte de un todo que es la naturaleza y su existencia está
entrelazada con los árboles, sus cortezas, las plantas, los frutos, las raíces, el
coral y las conchas del mar; el vínculo con lo vegetal no es metafórico, sino sus-
tancial.8 El concepto de persona y la corporeidad son inexistentes, se difuminan
como un continuo entre la vegetación (inclusive la muerte se torna irrelevante).
Relata pues, el investigador que, con afán de conocer los aportes de
occidente a las sociedades rudimentarias, llevó a cabo una entrevista con un
anciano del pueblo Canaco quien, ante una serie de cuestionamientos, le res-
pondió “lo que ustedes aportaron fue el cuerpo”. Así, con la colonización
comenzó la reproducción del individualismo occidental. La armonía del todo
natural y comunitario fue desvaneciéndose.
Es cierto que fue atenuada en comparación con lo que ocurrió en la
sociedad de occidente. La antropología social es, más o menos, coincidente
en que la individualidad emergió en la Europa de inicio del medievo, en el
que el comercio cobró tal auge que transformó al sujeto en un ente aspirante
al éxito en solitario, a la acumulación de pertenencias y dejó de regirse por la
preocupación por la comunidad y el respeto de las tradiciones. Surgió incluso
en el arte, de forma simbólica, el retrato. El individualismo floreció y con
ese nuevo sentimiento, el cuerpo se convirtió en su excelsa representación.
De ahí, se trasladó como un germen infeccioso, silente y lento, a las socieda-
des en proceso de colonización.
7
Los Canacos son un pueblo originario asentado desde el año 1000 a.C. en uno
de los archipiélagos de Oceanía que fue colonizado desde mitades del siglo XIX por
los franceses y, al día de hoy, no ha logrado su soberanía. Desde esa época comenzó,
como todo proceso de colonización, el arrebato de tierras y la segregación cultural.
8
Es importante aclarar que, si bien, la similitud se da en términos lingüísticos, es
decir, se identifican las partes del ser humano con otros entes vegetales (ejemplo:
Conchas del mar y corteza cerebral), lo cierto es que trasciende al lenguaje, en la
medida en que intentar hacer la distinción con nuestros conceptos, conllevaría una
reducción etnocentrista, como se verá enseguida.

105
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

Es una afirmación casi irrefutable para nuestro sentido común, la impor-


tancia de la corporeidad como producto histórico, pero en el uso que hacemos
de ella encontramos decenas de aristas en las que convergen igual cantidad de
disciplinas para su análisis. Prosigamos con la nuestra: el derecho.

§ III. El estatuto del cuerpo

Podemos entender que el cuerpo humano es un ente biológico en el que con-


fluye una dualidad biológica y anímica. En él residimos, salvo alguna –aún–
surreal teoría de los derechos de los androides o las inteligencias artificiales,
la noción de la vida humana está supeditada a éste de forma indisoluble. Es
un complejo atómico y genético desde el que odiamos, amamos, creamos,
inventamos, en fin, existimos.
Es difícil que, desde la propia reflexión occidental, exista cabida de nues-
tra existencia diferenciándola de nuestra corporeidad en lo individual. Dicen
I. Junk y H. Willwoll: “por su unión con el alma espiritual y la importancia
que para ésta posee, el cuerpo humano adquiere una dignidad especial de la
que el hombre no corrompido tiene también espontáneamente conciencia en
la repugnancia natural al envilecimiento de aquél (pudor). El hombre contrae
una responsabilidad moral respecto de su cuerpo, que le impone la obligación
de velar por él…”.9
Aunque también recordamos que Platón y Descartes sostuvieron la dua-
lidad cuerpo-alma. El primero en varios de sus diálogos, entre los que des-
taca el Fedón, hizo notar que el alma quedaba atrapada en el cuerpo y, el
segundo, trajo a puerto la conocida distinción entre Res cogitans (sustancia pen-
sante: alma) y Res extensa (sustancia externa: cuerpo y mundo). Estas premisas
tan extendidas en la filosofía no encontrarían problemática, en la medida en
que es una separación ideal que no encuentra asidero en la parte pragmática
del mundo, en tanto que cuidar nuestra alma es indisoluble con el respeto cor-
poral: la supervivencia de la primera está supeditada a la del segundo (aquí,
damos por descontada la vida después de la muerte a la que ya aludimos).
Como dice la Enciclopedia de Diderot: “el cuerpo no es solo el centro de todo
nuestro universo y el punto desde el que medimos todas las distancias, sino
también nuestro propio ser”.

9
Brugger, Walter, Diccionario de filosofía, 9a. ed, Barcelona, Herder, 1978, p. 137

106
Antonio Guiza Cabrera

Entonces, si el cuerpo humano es, de alguna manera, hasta ahora,


materialmente inseparable del espíritu, ambos ameritan protección. No obs-
tante, nuestro thriller banaliza e instrumentaliza al primero, para la super-
vivencia del segundo; de tal manera que vale la pena preguntarse si amerita
alguna protección. ¿Existe un “derecho al cuerpo” como lo denomina Santos
Cifuentes?10 Si lo desarrollamos en concomitancia con ese espíritu, concluiré
que no. Es extraño encontrar en Leyes Fundamentales el concepto de “cuerpo
humano”, o algún estatuto dirigido a éste; sin embargo, si partimos de esa
aceptación de indisolubilidad, sí es posible su protección a través de diversos
derechos, concretamente, el respeto de salvaguardar nuestra integridad física,
que solemos engarzar con el confuso salvoconducto denominado “dignidad”
a manera de prescripción negativa; es decir, una prohibición de que seamos
tratados entre nosotros de forma instrumental, a fin de salvaguardar los míni-
mos inalterables en cualquier ser humano.11 En suma, el cuerpo es inherente
a la persona y debe ser respetado.12
Lo anterior parece lo suficientemente claro, pero no debemos olvidar
que en la antigüedad, la misma afirmación de la unidad cuerpo-alma justifi-
caba lo contrario: castigos corporales o, incluso, la flagelación, en la medida
en que a través del suplicio del cuerpo, renovábamos el espíritu. No fue sino
hasta la modernidad que se buscó expresamente su protección (Beccaria ya
lo había adelantado en 1764); inclusive, la afectación al cuerpo permitida al
Estado persistió hasta muy entrado el siglo XX (Foucault, inclusive expresa
que se sigue manteniendo en las prisiones).
Ahora bien, lo anteriormente concluido se clarifica con lo que Escobar
Roca denomina “el cuerpo estático o como fortaleza”,13 entendido como la
posesión inconsciente del cuerpo, es decir, que la persona no despliega volun-
tariamente acción alguna de uso del mismo. El mismo autor las clasifica en
intervenciones totalmente prohibidas (tortura y tratos humanos degradantes,

10
Cifuentes, Santos, Derechos personalísimos, 2a. ed., Buenos Aires, Astrea, p. 285.
11
Para abundar en el concepto, acúdase al ensayo de uno de los coautores de esta
obra, Ramsés Samael Montoya Camarena, consultable en la serie emitida por el
Centro de Estudios Constitucionales de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
número 6, con el título “La interpretación constitucional de la dignidad humana”.
12
Este principio ha sido olvidado en el ficticio futuro: tres siglos después de ahora,
encontramos la manera de separarlos, por lo que el cuerpo ha perdido relevancia,
en la medida en que puede ser sustituido.
13
“El estatuto constitucional del cuerpo humano, entre libertad y dignidad”. Aparece
en García Manrique, Ricardo, “El cuerpo diseminado”, 1a. ed., Pamplona,
Thompson Reuters, 2018.

107
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

como, por ejemplo, la mutilación genital o el rito gitano del pañuelo antes de
la boda14); intervenciones admisibles (policiales, médicas y judiciales justifica-
das); e intervenciones consentidas (transplante de órganos, cirugía transexual,
esterilización, aborto),15 pero esto no nos resuelve la cuestión en torno al valor
en el derecho del cuerpo humano. Para entenderlo mejor debemos, primera-
mente, diferenciar el cuerpo vivo, es decir, unido al espíritu; de ese otro que es
la corporeidad cadavérica con otras implicaciones jurídicas. Veamos.

§ IV. La juridificación del cuerpo (en vida)

Mucho hay escrito sobre la naturaleza y disposición de nuestro propio cuerpo


(o partes de él). Aún en la sociedad liberal y mercantilizada en que vivimos,
existen algunos límites morales que salpican al mundo de las prescripciones y
que nos prohíben o establecen condiciones para disponer de él libremente. No
existe todavía consenso, sobretodo porque la figura jurídica que más se acerca
a su posible regulación es la “propiedad” y encuentra debilidades epistémicas.
En cierto sentido, el cuerpo humano se ha secularizado, ha dejado de
tener esa naturaleza intocable y sagrada. Es una transformación casi ideoló-
gica que nos hace preguntarnos hacia dónde nos lleva. ¿Es posible que, como
en nuestra historia in extremis, el cuerpo humano haya sido reducido a un mero
recurso? ¿Una funda susceptible de apropiación meramente instrumental?
Lo cierto es que la realidad nos alcanzó y la ciencia médica cuenta con
un vasto catálogo de intervenciones corporales voluntarias que sí conlle-
van esa instrumentalización del cuerpo (la gestación subrogada, los tras-
plantes de órganos, cirugías estéticas con implantes de cepa biológica, etc.).
Su absoluta prohibición es inaceptable y difícil de sostener, salvo por algún

14
Existe una costumbre muy arraigada en el pueblo calé –especialmente en
Andalucía– que le diferencia de otros gitanos europeos, y es el exigir que la prueba
se haga antes de consumarse el matrimonio. Esta prueba la lleva a cabo una exper-
ta juntaora o sicobari en casa del novio. La prueba consiste en introducir un pañuelo
blanco en la vagina para romper el himen. Las manchas recogidas de esta forma
sobre el pañuelo –las llamadas tres rosas– son la afirmación de la pureza. Dice la
leyenda que esta costumbre de origen árabe fue práctica común en España hasta la
llegada de los Habsburgos y que la reina Isabel la Católica tuvo que someterse a ella
antes de su casamiento con Fernando de Aragón.
15
Estas enunciaciones encuentran diferencia en torno a que, algunas son con
consentimiento y otras encuentran justificación legal.

108
Antonio Guiza Cabrera

argumento moral-religioso como al que apelan los testigos de Jehová y que


también es bastante discutible. Por eso, es necesario justificar el estatuto
jurídico para la libre disposición de nuestro propio cuerpo. Ricardo García
Manrique16 propone, entre otros, un argumento que vale la pena resaltar:
el argumento lógico de la división entre personas y cosas (que yo llamaría el
argumento jurídico). El autor explica que para el mundo del Derecho hay
personas y cosas, sin que quepa una opción adicional (tercero excluido); de
tal manera que todo lo que existe es una u otra. En este caso, es imposible
sostener que el cuerpo humano sea una cosa en sentido jurídico. Quizá,
en algún régimen político pasado en el que se permitió la esclavitud bajo
la premisa de que había seres que no eran considerados personas17, podría
pensarse la posibilidad de apropiación de un cuerpo pero, aun así, es difí-
cil sostener que tenían la naturaleza de cosas. Como afirma Elena Beltrán
Pedreira citando a Penner:

Una declaración de que A es dueño de X siempre es una decla-


ración de hecho, no una verdad conceptual.” “Dadas nuestras
creencias compartidas sobre la personalidad, afirma Penner,
nadie puede decir que es propietario de su cuerpo como un
todo. Un propietario de esclavos, piensa este autor, puede ser el
dueño de los cuerpos o de la determinación de las acciones de sus
esclavos, pero ni el esclavo ni la persona libre puede ser dueña
de su cuerpo o de sus acciones porque están inextricablemente
unidas a su personalidad. “Si alguien es el amo de mi cuerpo o de
mis acciones yo no puedo ser tratado por el derecho como plena-
mente humano, porque mi personalidad no está guiada por mis
decisiones. Nadie puede ser propietario de otra persona porque
la persona objeto de la propiedad ajena deja de ser persona al
convertirse en propiedad, se reduce su cualidad humana. 18

Luego, como hemos podido ver, es sumamente difícil sostener en sede


jurídica la propiedad del cuerpo humano al no encuadrar dentro del catálogo
de “cosas”; máxime que su indisolubilidad con el espíritu lo torna una per-
sona salvaguardada por el respeto a su dignidad.
16
García Manrique, Ricardo, op. cit., p. 125.
17
Curiosamente, tampoco eran “cosas”, sino “no-personas” como lo sostuvo el
derecho de algunos estados Norteamericanos.
18
Derechos sobre el cuerpo humano y propiedad ¿de quién es mi cuerpo?. Aparece en García
Manrique, Ricardo, op. cit., p. 92.

109
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

No obstante, sí existen posiciones libertarias que defienden la idea de la


propiedad absoluta sobre el propio cuerpo y el ajeno que han cobrado fuerza.
Para ello, no nos resta más que flexibilizar o romper con esencialismos jurídi-
cos y asumir una posición mayormente pragmática o consecuencialista, a fin
de cuidar que no saltemos al terreno de la cosificación de las personas. Sobre
esto volveremos al final del texto.

§ V. El cadáver

Reflexión aparte merece el estatuto del cuerpo inerte. Ya hemos explicado


que el ser humano es, necesariamente, la indisoluble unión de la masa cor-
pórea y el espíritu o, mejor dicho, la funda y la pila cortical. Con la muerte
emerge la desunión y sólo queda la materialidad, lo externo.
No obstante, en nuestra sociedad, la carne, aun después de la muerte,
nos es importante; basta ejemplificar la preparación del cadáver en el fune-
ral para que luzca bien (aunque para ello, se utilicen horrorosas técnicas19).
También podemos encontrar esa relevancia de forma destacada en México
con las desapariciones forzadas: la esperanza de encontrar con vida a los
desaparecidos se ha desvanecido en sus seres queridos, que ya sólo aspiran
a encontrar el cuerpo. La mera sensación de que se encuentre por ahí, ente-
rrado y sin identificar en una de las miles de fosas clandestinas, trae aparejado
un profundo dolor. La corporeidad es, insistimos, tan importante como el
espíritu mismo, deja de ser una mera funda para convertirse en un símbolo,
una representación de quien somos aun después de morir. Por ello es que
también amerita atención.

El cuerpo entero (incluyendo todos los orificios principales) se rocía con un poderoso
20

desinfectante. Una vez que la piel se seque, se aflojan con masajes los músculos del
cuello, los brazos y las piernas rígidas por el rigor mortis. A continuación, todo el
vello facial, la garganta y el cuello (a excepción de las cejas, las pestañas y el cuero
cabelludo) se debe afeitar. En el proceso de descomposición natural, el tejido más
suave y membranoso de la cara se seca, causando que los ojos se hundan en la cavidad
ocular (también conocido como “cuenca del ojo”) al igual que los labios y las mejillas se
contraen. Para evitar esto, se coloca un cono de plástico con una superficie semiesférica
rallado sobre cada ojo detrás de los párpados. Se aplica una potente capa de crema
humectante entre el plástico y el interior del párpado para mantener la piel exterior
hidratada y una apariencia suave. Para mantener los ojos cerrados, se aplica una capa
de gel adhesivo en el borde de los párpados. Para mantener la boca cerrada, se hace

110
Antonio Guiza Cabrera

Un acercamiento interesante es la comparación que ocurre con las par-


tes del cuerpo, lo que la bioética llama biomateriales humanos; esas partes
separadas, como pueden ser, las córneas, el corazón, los riñones, inclusive
hasta el rostro o las manos. Con los avances de la ciencia en los trasplantes,
estas partes han servido para auxiliar socialmente, pues se otorgan a perso-
nas que los requieren devolviéndoles la posibilidad de vivir de forma digna.
Nuestros órganos pueden terminar en cualquier otra persona. De alguna
manera, esa parte diseminada se cosifica, se vuelve res, aunque bajo la premisa
de que se encuentra, por regla general, fuera del comercio y se encuentra bajo
estrictos estándares de regularización, pero se hace para lograr una correcta

una sutura (con hilo pesado quirúrgico) a través de la base de las encías (a lo largo
de la mandíbula) o bien con una aguja gruesa y curvada o una pistola especial. La
aguja entonces se rompe a través del hueso a la derecha por encima de los dientes
caninos superiores (maxilar) en la cavidad nasal. Después de hacer más suturas,
la aguja perfora la parte inferior de la cavidad nasal en un lugar diferente para entrar
en la boca en el lado opuesto a través de un nuevo agujero en el maxilar superior.
Por último, la sutura se enhebra a través de la base de las encías en este nuevo costado
y los dos extremos del hilo se atan para impedir que se abra la boca. Posteriormente,
se crea un puerto de inyección en una de las arterias principales y bombea lentamente
una solución acuosa de formaldehído u otro producto químico, dependiendo de
otros factores fisiológicos, en el cuerpo, creando presión arterial. Drena la sangre
de a poco desde el corazón o desde la vena yugular a través de una jeringa conectada
a una válvula. Cuando este proceso se haya completado, se habrán ingresado
aproximadamente 2 litros de líquido para embalsamar dentro del sistema vascular.
Enseguida, se utiliza una aguja de gran calibre unida a una vacuna a través de un
tubo de plástico, el trocar, para drenar los gases que generan mal olor y los líquidos
potencialmente peligrosos que contienen los órganos internos del difunto (estómago,
vejiga, intestino, pulmones). La persona de la pompa fúnebre abre la cavidad
abdominal, drena cada uno de estos órganos, elimina todos los órganos internos
y los deja en remojo en una solución de gran alcance para embalsamar durante unas
horas. Mientras tanto, las paredes interiores de la cavidad se recubren con gel para
embalsamar o con polvo. Como última medida, se rellena con algodón tanto el ano
como la vagina o se rellena el cuerpo con ropa interior ajustada de plástico destinadas
a sellar los gases corporales. Una vez que los órganos terminan de embalsamarse,
se colocan en una bolsa gruesa sellada de plástico que se inserta en la cavidad
del cuerpo antes de coser el abdomen hacia arriba. Finalmente, se seca
completamente el cuerpo y el cabello del difunto. El cabello del fallecido se arregla de
manera profesional (y se corta si es necesario) y se maquilla el cuerpo. El proceso
de preparación está completo. (Fuente https://www.ehowenespanol.com/. Consultado
el quince de enero de dos mil diecinueve).

111
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

distribución. Así, es bastante interesante la posibilidad de dar al cuerpo inerte


en su completitud, al cadáver, el mismo tratamiento que a sus partes, o ¿es
que acaso adquiere un estatus único?
Parece clara la idea que el cadáver se cosifica y podemos disponer, a
futuro, del propio. En una perspectiva libertaria no advierto controversia en
que las personas instruyamos a nuestros seres cercanos lo que queremos que
se haga con nuestros despojos de una forma tradicional. Lo que en lo colo-
quial llamamos nuestra “última voluntad”, es decir, que seamos sepultados en
tal o cual lugar, o cremados (bajo la correspondiente reglamentación que se
justifica más por una cuestión de control e higiene, que moral).
En esa misma línea de reflexión, muchas personas, por ejemplo, deciden
donar su corporeidad a alguna institución para su estudio o, inclusive, para
su disección y exposición en un museo, como el célebre “Körpewelten” (el
mundo de los cuerpos) que exhibe un par de decenas de cuerpos plastinados20
y que fueron entregados por voluntad propia. Estos actos no han sido tan
cuestionados, en la medida en que tienen fines socialmente justificados; es
decir, es más o menos aceptable que gozamos de la libertad de disponer de lo
que un día seremos: un cadáver.
Lo anterior no sólo implica el ejercicio de un derecho subjetivo, sino la
reafirmación de la autodeterminación individual; conlleva, en su trasfondo, una
de las más profundas libertades: la soberanía propia. ¿Acaso hay mayor legiti-
midad para el ser como ente jurídico que poder decidir el destino de su funda?
Por otra parte, ¿qué hay de la decisión sobre el destino de la corporeidad
ajena? En este caso, la cosificación adquiere un sentido fuerte, aunque con algu-
nos matices. Primeramente, está el cadáver de quien es cercano, del familiar, la
pareja, el amigo a quien aún no podemos desvincularle su personalidad. Sigue
existiendo identidad del cuerpo con el alma en la medida en que hay memoria
que guardar y dignidad para aquellos que le sobreviven y, aunque surjan ciertos
“derechos” respecto del cadáver, también se imponen deberes.
Por otro lado, contamos con aquellos cadáveres desconocidos, esas fun-
das que pertenecieron a alguien más, pero están totalmente desvinculadas
de la memoria del colectivo. En este caso, sí estamos frente a la cosificación
del cuerpo en su más amplia acepción; adquieren una difusa naturaleza de
cosa (aunque fuera del comercio) basta traer a cuenta que, en la ciudad de
Guanajuato, México, existe un museo en el que se exhiben ciento once cuerpos,

20
Es una técnica creada por el anatomista Günther von Hagens que consiste,
en términos llanos, en el reemplazo de los fluidos del cuerpo por una sustancia
compuesta en su mayoría por acetona.

112
Antonio Guiza Cabrera

cuatro cabezas y dos fetos que fueron exhumados del cementerio de la muni-
cipalidad21 y que, por las condiciones especiales del subsuelo y la presencia de
ciertos elementos químicos, mantienen una peculiar y terrorífica apariencia.
Con lo anterior, podemos construir una especie de relación proporcional
entre los deberes que pesan sobre el cuerpo y el transcurso del tiempo: entre
más tiempo tenga el cadáver y vaya descomponiéndose, los deberes se van de
igual manera transformando. El ejemplo claro son las momias mencionadas:
conforme fueron pasando los años, fueron perdiendo identidad y sentido de per-
tenencia entre el imaginario colectivo; por lo que los deberes hacia ellas sufrieron
también transformaciones o mermas. Es irrelevante para las personas lo que se
haga con esos cuerpos de quienes desconocemos su origen y vínculos sociales.
En suma, podemos advertir que el cadáver sí es cosificado, aunque con
la aclaración que, de acuerdo a la historia y las tradiciones se imponen, en
principio, fuertes deberes que deben confrontarse con los derechos que ata-
ñen a terceros.

§ VI. A manera de conclusión ¿qué debe hacer el derecho?

Es por todos sabido que la realidad acostumbra sobrepasar al derecho. Cuando


éste encuentra alguna zona de consenso para amainar la tormenta, ésta ya
migró a categoría de huracán. Lo anterior se maximiza tratándose de la tec-
nología con la que la ciencia del derecho va encontrando remedios apresura-
dos construyendo un conjunto heterogéneo de prescripciones y principios para
regularlo. La ciencia y la tecnología, en muchas ocasiones aparece como la
liebre frente a la tortuga que representan los saberes jurídicos. Esta apresurada
carrera impide que el derecho asuma un compromiso ideológico o filosófico
profundo. A lo sumo, intenta regular las conductas para evitar males mayores
en un sentido más pragmático. El entendimiento de estos nuevos descubrimien-
tos no es prioritario, pero sí lo es su regulación. Su misión no es construir verda-
des o atender dilemas metafísicos de lo que algo es, sino lo que debe ser.
Con lo anterior puedo afirmar que es irrelevante para el derecho la
relación que tiene la persona con su cuerpo y no hay necesidad de regular o
En la página electrónica del museo, se explica que “las momias que se exhiben
21

pertenecen a gente cuyos familiares no pagaron los derechos de perpetuidad, por


lo que debido a la falta de espacio en el panteón, fue exhumada y pasaron a formar
parte de la colección que integra este museo” (http://www.momiasdeguanajuato.gob.mx/.
Consultada el quince de diciembre de dos mil diecinueve).

113
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

entender al ser en sí. Y lo corroboro, en la medida en que la complejidad de


esos tópicos se desarrolla en otras disciplinas; es decir, se antoja fuera de
lugar que nuestra ciencia busque respuestas a realidades más complejas
de índole metafísico. Además, me atrevo a afirmar que el Derecho da por
sentado ese inextricable vínculo, de tal manera que se ocupa más de cui-
dar el contexto pragmático y material, para lo cual acude a convenciones,
construcciones, presunciones y hasta a ficciones;22 suficiente tarea a contra-
tiempo tenemos los juristas frente a la evolución social, como para aventu-
rarnos a entrar en otros horizontes.
Bajo esas premisas, el derecho ha intentado regular la realidad y cons-
truido categorías desde el derecho romano, como la res extracommercium.
Con ello, de alguna manera se matiza el dualismo al que se refirió García
Manrique de personas y cosas. Se trata pues, insisto, de la búsqueda de
esquemas que permitan regular lo existente y no preguntarse lo qué es; sin
embargo, el intento de categorizar suele, en ocasiones, enturbiar la reali-
dad. Esta necesidad de categorizar y reconocer un término a todo, muy de
la escuela analítica suele ser problemática en situaciones como esta. Por
ejemplo, de cierta manera, siempre disponemos de nuestro cuerpo (esto
es mero sentido común, como mover las piernas para caminar); por ende,
considero irrelevante para el derecho la generación de algún estatuto para
el cuerpo humano (en todo caso, sería suyo en su género).
Lo relevante, creo, sería dejar atrás la tortura conceptual y forzar al
derecho a tomar una postura ideológica a la que subyazcan premisas como
la de que el cuerpo humano tiene una inescindible relación con nuestro
existir. Finalmente, a través de él vivimos y su protección jurídica es fun-
damental. No pretendo que incorpore cuestiones tan complejas de índole
filosófica o que aclare la dificultad del dualismo cartesiano; empero, sí debe
asumir compromisos en la regulación de las conductas, a fin de impedir o
evitar convertirlo en una res en términos llanos, sobre todo ante el pano-
rama de arrasante liberalismo que impera en el mundo, como ocurrió, in
extremis, en la serie: el cuerpo humano fue cosificado con fines meramente
pragmáticos de supervivencia e inmortalidad.
No tenemos que esperar a que la ciencia nos enseñe a encapsular
nuestra alma en una pila cortical, ni que pasen trescientos años para que
el libertarismo reconozca en el cuerpo humano la calidad de cosa y lo
haga susceptible de apropiación para, en algún momento, incrustarlo en

22
Un ejemplo claro, es la existencia de las personas jurídico-colectivas o morales, que
no tienen corporeidad, pero se les reconoce personalidad y derechos.

114
Antonio Guiza Cabrera

el mercado. Podemos estar ya en el camino de su mercantilización; de la


incorporación de un nuevo producto a la economía; una especie de frag-
mentación que permite que todo sea vendido y comprado: el biomercado
puede ser convertido en la gran inversión que, como en nuestro thriller,
traiga funestas y violentas consecuencias.

115
DERECHO Y EXISTENCIALISMO
EN EL FIN DEL MALDITO MUNDO

Alejandro López García*

Sumario: § I. Universo indiferente. § II. Eyecta(dos). § III. Proyecta(dos).


§ IV. Conducta causal explicativa. § V. Libertad, deseo y muerte. § VI. La búsqueda
de castigo por culpa, dejar vivir. § VI. Conclusión. La construcción del ser
y el no ser existencial

§ I. Universo indiferente

El presente ensayo, se encuentra fundamentado en la serie de televisión del


Reino Unido, The end of the fxxxing world (TEOTFW), titulada en español “El fin
del maldito mundo”, protagonizada por Jessica Barden como Alyssa, y Alex
Lawther en el papel de James. De acuerdo a diversas críticas, es una serie
de comedia dramática oscura, cuyo primer episodio se estrenó en Channel
4, el 24 de octubre de 2017. La serie completa, se estrenó en el canal bajo
demanda de televisión británica All4, y fue lanzada de forma exclusiva por
Netflix a nivel internacional el 5 de enero de 2018.
Para la realización del presente ensayo, se consultó la novela gráfica, que
da origen a esta serie, denominada The end of the fxxxing world,1 realizada por
Charles Forsman; sin embargo, como en múltiples obras, la representación de
textos en formato de cine o video, presenta diversas asimetrías, por lo cual, se
decidió seguir el argumento de la serie de televisión, no obstante, en la parte

Doctor en Derecho por la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de


*

Derecho de la UNAM, Profesor por Oposición de Sociología General y Jurídica


en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México,
Profesor de Técnicas de Investigación en la División de Estudios de Posgrado
de la Facultad de Derecho de la UNAM, Profesor de Penología y Criminología
en el Sistema de Universidad Abierta de la Facultad de Derecho de la UNAM.
1
Forsman, Charles, The end of the fxxxing world, México, Roca Editorial de Libros,
S. L., 2018.

117
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

final de este trabajo, se presentan dos opciones de análisis, por una parte la
aportada por la serie y por otra la novela gráfica.
Inicialmente se hace un bosquejo general sobre cómo es que se asocia la
serie de televisión, analizada desde el pensamiento existencial y del porqué
esta apreciación; en dicho estudio, se habla de la construcción de un proyecto
como el detonador para la generación de la trama de la historia, es decir, las
coyunturas y cadenas de causalidad, en torno a un objetivo.
Posteriormente, se profundiza en el análisis causal explicativo, vincu-
lando el pensamiento jurídico penal, con las ciencias criminológicas en torno
a la serie de televisión. Es principalmente en los apartados IV y V, donde
se estudia el fenómeno de la victimización y la criminalización, desde una
perspectiva existencial, enfocando esta, al fenómeno de la culpa y la pena
desarrollada por los personajes, en su súbito encuentro con un cambio en su
realidad subjetiva, confrontada con la realidad objetiva.
Por último, se presenta a manera de conclusión, lo señalado en párrafos
precedentes como la confronta entre los dos finales, el de la serie y el de la
novela gráfica; situación, que más allá de apreciaciones subjetivas, el sentido
claro de la serie, es presentar a dos jóvenes que atraviesan el umbral de una
toma de decisiones, aun con todos sus riesgos, en un universo indiferente,
llevados así hasta el fin del maldito mundo.

§ II. Eyecta(dos)

Uno de los planteamientos más significativos dentro del pensamiento existen-


cial, retomando ideas de autores clásicos como Martín Heidegger, Jean-Paul
Sartre, Albert Camus, entre otros, es la noción de eyección. Desde una visión
general, tratando de mantener la narrativa de la serie analizada, uno de los
puntos de fuga, el cual sirve como detonador, es la latente sensación de arrojo
por parte de los dos seres que protagonizan la historia.

Lo que complica las cosas es que hay dos especies de existencia-


listas: los primeros, que son cristianos, entre los cuales yo coloca-
ría a Jaspers y a Gabriel Marcel de confesión católica; y, por otra
parte, los existencialistas ateos, entre los cuales hay que colocar
a Heidegger (sic..), y también a los existencialistas franceses y
a mí mismo. Lo que ellos tienen en común es simplemente el
hecho de considerar que la existencia precede a la esencia, o, si

118
Alejandro López García

se prefiere, que hay que partir de la subjetividad. ¿Qué significa


esto exactamente? 2

El inicio de la narrativa, dado que tiene su origen en un comic, se encuen-


tra en un paisaje ordinario. Dos adolescentes carentes de historia propia,
quienes ya han vivido suficiente a sus 16 o 17 años, para desarrollar distintas
psicopatologías, proporcionales a todo sujeto en transición a una vida adulta, se
encuentran para dar un significado a su existencia, en conciencia de su libertad.
En un ámbito individual, los personajes son en sí mismos la represen-
tación simbólica de un inconsciente no revelado, subsistente en todo ser
humano, latente y manifiesto, en el límite del deseo de todo ente, cuya bús-
queda sea la emancipación.
Aquí, los personajes hacen lo que piensan, en una situación de arrojo.
James y Alyssa, dejan de lado la vanidad y evanescencia de la vida confortable
del capitalismo moderno inglés con su “policía de lo correcto y las buenas cos-
tumbres de hoy”.3 De hecho, desprecian de manera “nauseabunda”, el vacío
de las relaciones humanas fundamentadas en la tecnología, y la ansiedad de
la capacidad de acceso y opulencia.4
De manera sarcástica, esto los hace diferentes, casi criminales, vulgares,
casi existencialistas; sin embargo, tienen una “piel” tan real, que son inataca-
bles de seguir una doctrina “sartreana”, no piensan conforme a ésta, James y
Alyssa existen, y la doctrina es sólo una herramienta para describirlos.

Sartre, Jean-Paul, El existencialismo es un humanismo, España, EDHASA, 2004, p. 27.


2

Bunbury, Enrique, Por que las cosas cambian, en MTV Unplugged. El Libro De Las
3

Mutaciones, España, Fabricado, editado y distribuido por Warner Music Spain S.L.,
Ocesa, 2015.
4
Una referencia clara a este argumento, es el que se encuentra en los prime-
ros capítulos de la serie, donde ambos personajes, primero Alyssa, al señalar en
“voz en off” no confiar en la gente; entra en conflicto en el comedor de la escuela
con sus compañeras, al recibir un mensaje en su teléfono celular por parte de una
de ellas –quien se encontraba enfrente de ella– y cuestiona lo absurdo de este tipo de
conductas señalando “estoy aquí, literalmente estoy aquí”, recibiendo como res-
puesta la frase “es gratis”. Ante tal situación Alyssa, destruye el aparato telefónico y
sale del lugar. James, quien mira atento la escena, se encuentra de frente a Alyssa,
siendo el primer encuentro amoroso de la pareja, quienes de camino conversan so-
bre lo sucedido. Alyssa destaca no tener teléfono, por haberlo roto intencionalmen-
te, a lo que James refiere “tampoco tengo un teléfono… los odio”. Desde una pers-
pectiva existencial, este es el primer acto de renuncia a su “viejo mundo”, sellado en
una cita, y detonando una situación de arrojo, a una nueva condición de existencia.

119
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

Aquel momento fue extraordinario. Yo estaba allí, inmóvil y helado,


sumido en un éxtasis horrible. Pero en el seno mismo de ese éxtasis,
acababa de aparecer algo nuevo; yo comprendía la Náusea, la
poseía. A decir verdad, no me formulaba mis descubrimientos. Pero
creo que ahora me sería fácil expresarlos con palabras. Lo esencial
es la contingencia. Quiero decir que, por definición, la existencia
no es la necesidad. Existir es estar ahí, simplemente; los existentes
aparecen, se dejan encontrar, pero nunca es posible deducirlos.5

El planteamiento de una carencia “histórica propia”, por parte de los


personajes, refiere que la vida llevada por ellos, hasta antes de haber entrado
en contacto “el uno con el otro”, era una forma de tender sus situaciones de
manera ordinaria.
Quizá sorprenda, después haber visto la serie, la descripción de un ado-
lescente con (supuestas) tendencias psicópatas, y una jovencita aparentemente
anómica, como una forma de vida ordinaria; sin embargo, lo que realmente
interesa resaltar, no es la visión del sujeto moderno, el cual etiqueta la desvia-
ción del adolescente como elemento simbólico, a través del lente del funcio-
nalismo, sino la carencia de proyectos –definidos históricamente– padecida
por muchos jóvenes de hoy.
El supuesto a resaltar en este ensayo, es que dichos jóvenes, en su medio,
inicialmente no van más allá de aquello permitido por su entorno social, evi-
dentemente se notan algunas correspondencias típicas, a uno u otro perfil
desviado, pero es de hacerse notar que cuando se habla de adolescentes desde
el ente neurotizado, es probable que el ánimo del deber ser (social y jurídico),
detone ciertas sensaciones de inestabilidad respecto a la norma.
En el caso de los adolescentes del siglo XXI, es común clasificarlos en
presupuestos de desviación, cada vez más exacerbados y evidentes, debido al
incremento de los medios de comunicación, así como el acceso a diversas for-
mas de manifestación cultural, el libre mercado, adicciones, entre otras cosas;
no obstante, los límites en los cuáles oscilan, son completamente diferentes a
los presupuestos dados en los años 80’s y 90’s.
Las generaciones del nuevo siglo, llevan a cabo un proceso de encuentro
con su entorno de forma más abierta que las generaciones anteriores, lo cual a
su vez, ha generado un encadenamiento a diversos distractores (de) vinientes
de su constante entrar/salir a un ciberespacio sobrepoblado y frío.

5
Sartre, Jean-Paul, La náusea, 1a. reimp., México, Editores Mexicanos Unidos, 2015,
p. 155.

120
Alejandro López García

Dicho espacio, se muestra como una contradicción en el sujeto exis-


tente de hoy. Por una parte, considera que a través de su acceso al ciberes-
pacio es una forma en la cual el sujeto se “conecta” en o al mundo, y por
otra, es a su vez la negación de su mundo; es decir, la misma herramienta
que ha llevado al sujeto a comunicarse de una manera más eficaz, es a su
vez el escape y depósito de deseos, miedos, fantasías, e incluso la posibilidad
de generar una personalidad alternativa, o incluso en ocasiones anónima.
No obstante lo anterior, la noción de desviación en el adolescente, tiene
su punto de encuentro con la norma, misma que como es sabido, no es cons-
truida por él, sino por su entorno, en un tiempo y lugar, virtual o material.
En ese sentido, de alguna forma, los personajes de la serie, vistos como
sujetos empíricos, y no como sujetos de la enunciación, son inicialmente dos
seres quizá clasificables por algún área de las ciencias de la conducta y el
derecho; sin embargo, de ser así, es probable que redundaríamos en el viejo
apotegma del premio Nobel de Literatura de 1925, George Bernard Shaw,
“la juventud es una enfermedad que se cura con los años”. Hasta antes de su
encuentro, no existe un más allá que los hiciera sujetos de alguna estrategia
de control social.
La serie precisa dos jóvenes próximos a ser adultos. Esta condición, los
hace mostrar un estado de tránsito entre la niñez y la adultez, mostrando
las carencias de muchos jóvenes que se ven en situación de arrojo, los cuá-
les a pesar de pertenecer a una condición de clase media, demuestran una
carencia de proyectos en el planteamiento de sus vidas.
James y Alyssa, sin buscarse a sí mismos, encuentran en su vínculo un
proyecto. De ahí que en correspondencia a muchos planteamientos existen-
cialistas, su posición de arrojo, les demanda la generación de verse proyec-
tados, para salir de la nada y orientar su existencia, hacia la autenticidad.
En el caso de la serie analizada, el proyecto en sí es sólo un pretexto
para salir del cumulo de responsabilidades generados por la vida adulta,
ante el falso o artificial proyecto prometido por la vida moderna, por ende,
aquello hallado en su unión, es quizá la posibilidad de sentirse vivos.
La vida auténtica en este caso, no es generar(se) un entorno “anormal”,
sino la proyección de una vida conducente a la búsqueda del cumplimiento
de las expectativas del sujeto, esto es, decidir construir su proyecto de vida
bajo el control de quien está ahí, delimitado por el deseo y sus condiciones
de posibilidad.

121
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

§ III. Proyecta(dos)

Un tema recurrente en el pensamiento existencialista (principalmente en


el de Jean-Paul Sartre), es el relacionado a la construcción de proyectos.
En síntesis, el sujeto es nada, sino proyecto. Para muchos críticos muchos de
índole materialista; esta idea, es quizá un tanto vacía, puesto que si bien Sartre
sostenía que existir es “estar ahí” ¿cómo esto hacía a su vez nada al sujeto?
En la serie El fin del maldito mundo, James y Alyssa, si bien su “estar ahí”, se
mostraba como una situación de “arrojo”, toda vez que cohabitaban un uni-
verso indiferente, su existencia parecía un devenir sin sentido, una vida ociosa,
vacía, sin un “ir más allá” de todo aquello conocido por los límites de su entorno.
Como ya se ha dicho, el encuentro de ellos, significa una ruptura a la
linealidad de todo aquello que habían comprendido en su existencia; sin
embargo, la cuestión proyectiva, en tanto eyección hacia el mundo, no se
satisfizo con un mero contacto de dos seres. La serie muestra una línea tenue
quizá imperceptible, pero lo suficientemente sólida para convertirse en el
punto de fuga e hilo conductor para un emprendimiento proyectivo.
Dicho hilo es la constante necesidad de Alyssa de ir en búsqueda de su
padre, al cual no había visto en 10 años, y a quien consideraba el sujeto ideal.
En tal sentido, Alyssa propone a James huir con él. Acto seguido, el chico y
ella, huyen de sus casas en un coche robado al padre de James.
Si bien en una interpretación lineal, dicho acto no tiene mucho sentido;
no obstante, para los personajes representa la construcción de un proyecto,
mismo que ejecutan apuntalando(se), en una causa común, es decir, en un
proyecto de dos, el cual le da cauce a su existencia posterior.
Dicha situación se convierte en el gran objetivo para la generación de
un viaje, mismo que inicia con un proceso de liberación y burla a las series
norte americanas, donde la sexualidad, se proyecta como lo único imperante
y vínculo para las relaciones humanas.
En la serie TEOTFW, el viaje emprendido por los personajes, mueve por
completo la manera a partir de la cuál habían comprendido su existencia. Si bien
se perciben distintos actos de renuncia a todo su mundo anterior, el proyecto se
traduce en la constante para la construcción de su historia, es el viaje al encuen-
tro del padre de Alyssa, un detonador que rompe con la linealidad antes vivida
por ellos, e incluso, social (bien visto o no), estructura una complicidad autentica,
donde sólo dos psiques pueden ser inscritas para la realización de un fin.
El viaje realizado por los personajes, es la toma de una decisión con-
siente de dejar atrás todo lo vivido, y emprender una nueva forma de

122
Alejandro López García

existencia en libertad, lo cual –como en todos los seres humanos– implica


soltar apegos a una buena o mala vida; sin embargo, el mensaje es muy
claro, el sujeto cada vez que se acerca a la consecución de un objetivo libe-
ratorio, experimenta miedo; no obstante, es decisión de cada uno, asumir
o no esta experiencia. James y Alyssa, atraviesan este umbral, quizá en el
límite del maldito mundo.

§ IV. Conducta causal explicativa

Es de particular importancia, citar el Capítulo IV de la serie, por ser uno de los


más ejemplificativos, para conocer y comprender algunos aspectos de la con-
ducta del sujeto contemporáneo, relacionados con la criminalización, la culpa,
y los límites de la norma en él, hacia su interior y exterior.
Como bien señala Jaques Lacan, en sus Escritos, propiamente en la
Introducción teórica a las funciones del psicoanálisis en criminología, “Ni el crimen ni el
criminal son objetos que se puedan concebir fuera de su referencia sociológi-
ca”,6 y es que visto desde afuera, el comportamiento de James y Alyssa, res-
ponde al de toda “pareja criminal”; sin embargo, esta categoría, conociendo
la historia de los protagonistas, parece ser fría, insensible y desproporcionada.
Difícil es conocer el carácter de la intencionalidad del sujeto al realizar
la conducta, pues bien, esta acción da lugar a la distinción entre delitos
dolosos y culposos, de hecho, no está de más decir que el derecho penal,
puede ser más acercado a valores humanos, que la frialdad de las ciencias
criminológicas. Al ser el primero una herramienta punitiva, y las segun-
das, un episteme de identificación de lo tolerado por un grupo a nivel social.
Señalándose así, que el carácter del grupo se encuentra supeditado, a la
caracterización de un vínculo social, mismo que constriñe al sujeto, es decir,
le ordena como “debe ser”.
La cuestión antes precisada, se relaciona a la idea de que “lo antisocial”
o “criminal”, no es una característica fija de la conducta, al depender de la
multifactoriedad de la “moral” espacio-temporal”; así el “grupo”, determina
pautas, que no siempre son parte de la voluntad de los sujetos.
James y Alyssa, se ven sorprendidos por una libertad que se impacta con
el deber ser, de hecho se encuentran abandonados a esa libertad, misma que

6
Lacan, Jaques, Introducción teórica a las funciones del psicoanálisis en criminología,
en Lacan, Jaques, Escritos 1, 2a. reimp., México, Siglo XXI, 2013, p. 130.

123
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

en su afán por conservarla, los lleva a la realización de “lo injusto” y lo “anti-


social”. Robos, allanamientos de morada, lesiones, e incluso un homicidio,
son categorías que bien pueden clasificar la conducta de los personajes.
En un análisis concreto, se visualizan claramente conductas punibles; sin
embargo, sin afán de justificar, ni hacer apología del delito, la serie, lleva a
un planteamiento más allá de categorías conceptuales de índole técnico, se
orienta a aquellas preguntas que se propone el análisis criminológico y el
derecho penal, e incluso, la propia filosofía existencial. ¿Cuál es el límite que
debe respetar el sujeto para alcanzar su libertad?
Antes de buscar responder al anterior cuestionamiento, se debe dejar
claro, que dicha requisa, no debe ser respondida en relación a un dictamen
técnico, es claro para éste último “la conducta está ahí”, porque lo dice un
código o un manual de clasificación de conductas; no obstante, la variable es
que el código o manual –herramientas de razón instrumental– pueden ser
cambiados por quienes tienen el poder para hacerlo.
La respuesta al cuestionamiento, debe entonces provenir tanto del deseo
de sujeto de liberarse, así como de las circunstancias (no elegidas por él), pero
que sí determinan su tránsito hacia su liberación.
James y Alyssa, para quien escuche el comentario general de la serie, res-
pondería a la versión adolescente, del hoy clásico film de 1994 –descriptor del
criminal nato lombrosiano contemporáneo– Natural Born Killers (en español
Asesinos por naturaleza), del director Oliver Stone; sin embargo, si bien al inicio
de la serie, se muestra a los personajes principales como dos adolescentes con
un alto nivel de desintegración social, mismo que asoma a los límites de la
antisocialidad, lo cierto es que son producto de su devenir y los personajes
generaron su historia de forma casual en el desarrollo de sus acciones, es
decir, el resultado de sus acciones no fue aquello en lo cual presumiblemente
se pensaron, y de –hecho– después son.
El deseo doloso de provocar la muerte –practicada en animales– e incluso
premeditado en contra de Alyssa, por parte de James, no lo hace un criminal.
Esta categoría tuvo encuadre, hasta que de forma emergente priva de la vida
a quien pretendió atacar sexualmente a Alyssa.
La serie muestra una larga cadena de realización de crímenes y deli-
tos desarrollos por los personajes, cabiendo distinguir de forma general estos
presupuestos. La noción de crimen, responde a la idea de conducta antiso-
cial, usar un lenguaje inapropiado en contra de una mesera por ejemplo. Los
delitos, son conductas descritas en códigos penales, señalados como tales, los
cuales conllevan una pena, como el robo a una gasolinera, homicidio, allana-
miento de morada, etc.

124
Alejandro López García

A diferencia del citado film Natural born killers, los personajes de TEOFW,
no son sujetos desmedidos, caricaturizados, los cuales delincan por delinquir,
y busquen romper el vínculo social de forma deliberada. Su conducta se da
como un devenir en la realización de sus actos.
James y Alyssa, técnicamente podrían ser señalados como criminales,
delincuentes, quizá, son la muestra del sujeto rebelde que rompe las reglas y
en su expresión dañan los intereses de los otros. Son probablemente la mani-
festación descrita por Camus en el Hombre rebelde, y del propio humano del
que tanto escribió Sartre, al ser la existencia, el crimen, la angustia, la alegría,
el arte, fenómenos suscitados en todo sujeto que “está ahí”, en la realidad;
es decir, la conducta desarrollada por los personajes citados, no es un objeto
volitivo, sino parte del precio por buscar su libertad, y en medio de ella se
encuentra el derecho.

§ V. Libertad, deseo y muerte

En el trayecto del viaje por la búsqueda del padre de Alyssa, los chicos habían
entrado en una casa, dicho inmueble se encontraba vacío, lo ocupan, comen,
beben alcohol y bailan toda la noche; sin embargo, lo que los chicos no sabían
inicialmente, es que el dueño del lugar era un presunto feminicida.
A la llegada del dueño del sitio, encuentra a Alyssa dormida en su cama,
y este decide atacarla. James, al percatarse de esto, decide actuar y priva de la
vida al atacante. Instantes después, los jóvenes buscan destruir evidencias, de
aquello que les podría implicar en el homicidio, hay una escena del crimen.
Así, colocan el cuerpo en medio de la habitación, y alrededor, una serie de
fotografías, dónde se mostraban diversas víctimas del sujeto, como una forma
de denuncia, en contra de quien fue victimizado.
Surge así una pregunta, la cual se ha decidido no dejar al aire. ¿Ética y
moralmente, quién, o cómo debe ser una víctima? El desarrollo de la trama,
plasma una especie de justificación, derivada del comportamiento de quien fue
privado de la vida, es decir, si bien James, actuó en defensa de Alyssa, y evitó que
esta fuera atacada sexualmente, el reforzamiento simbólico derivado del com-
portamiento de la víctima explicitado en las fotografías, genera una opinión para
aminorar el impacto del delito ejercido en contra de quien fue privado de la vida.
El planteamiento anterior se da, por no encontrarse hoy en día el derecho
penal, siempre en sintonía con el “querer de la opinión pública”, situación que
ataca y erosiona las instituciones encargadas de imponer el orden público.

125
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

Un fenómeno analizado por diversas ciencias penales, así como discipli-


nas relacionadas a la filosofía del Derecho, propiamente la teoría de la argu-
mentación, establecen criterios en contradicción respecto a que las sentencias
expresadas por un juez y el derecho, deben responder a las demandas de la
sociedad, de hecho, gran parte de éstas últimas en muchas ocasiones, recla-
man “castigo” a los responsables de los delitos.
Dicha encomienda (de sancionar responsables de delitos), por parte de
los servidores públicos, debe responder a los pronunciamientos, solicitudes y
demandas, de su “pueblo”; sin embargo, es posible que el derecho establezca
una sanción distinta al “querer” social.
Lo anterior mina la manera de proceder de los servidores públicos,
quienes deben justificar sus acciones respetando el derecho y sobre todo los
derechos humanos, situación que plantea un escenario de incertidumbre, y
decidir en ocasiones entre el derecho o la sociedad.
Si bien James, actuó en defensa de Alyssa y asesinó a un criminal, esta
circunstancia, no desaparece la conducta en su contra; de hecho, a pesar de
que James sabía quién era su víctima, hubo un homicidio, y James se vio
fuertemente impactado emocionalmente, por los resultados de su conducta.
James siempre asumió tener el deseo de “matar” a “alguien” (a Alyssa
por ejemplo); no obstante, cuando por fin lo hizo, reconoció que fue un error.
Esta posición del personaje, marca de forma importante un comportamiento
deseable en el ser social, la distinción entre el deseo y la realidad, no obs-
tante, sugiere que sea posible, la expresión obscura en los sujetos que desean
a alguien la muerte. La diferencia estriba en que James, no deseó, ni tuvo
intención de matar a su víctima, lo hizo de manera culposa.
TEOTFW, muestra aquí los bordes hacia un deseo de matar, “a veces”
pensado; sin embargo, la narrativa advierte que, si bien un personaje psi-
cópata, se justifica asimismo por tener dicha pulsión, no niega que más de
un sujeto ordinario la tenga, al encontrar una justificación en el imaginario
colectivo. En la serie, el deseo se ve superado por la realidad, admitiendo
James, no haber sido como él lo deseó.

126
Alejandro López García

§ VI. La búsqueda de castigo por culpa, dejar vivir

“Nunca fui el protector de Alyssa ella fue la mía”.


James

La noción de trauma, es una palabra griega que significa “herida”, “lacera-


ción”; en relación con la teoría psicoanalítica del trauma, Freud se refiere a
la intensidad de un acontecimiento al que el sujeto no es capaz de responder
adecuadamente. En la situación experimentada por James y Alyssa, resulta
evidente, que dos adolescentes en sus condiciones, no son capaces de asimilar.
Decía Freud que la noción de trauma y por ende traumático, se aplica a
una vivencia que en breve lapso provoca en la vida anímica, un exceso tal en
la intensidad de estímulo, que su tramitación o finiquitación (Aufarbeitung) por
las vías habituales y normales fracasa, de donde por fuerza resultan trastornos
para la economía energética.7
El efecto derivado del trauma, es comprendido como “post trauma”,
mismo que se vio incubado en ambos personajes. Resulta de particular impor-
tancia, resaltar dicho efecto en ellos, quienes como muchas víctimas, derivado
del impacto de haber vivido un ataque, desata una discusión en relación a la
responsabilidad del desenlace vivido a la situación experimentada.
La escena antes descrita es común en diversas personas, toda vez que al
haber un evento traumático, y al no poder explicar de forma concreta, cierto
evento sale de su control, desarrolla una especie de germen altamente desgas-
tante, el cual se busca descargar en el otro, o en sí mismo.
Gran cantidad de víctimas de delitos, accidentes, enfermedades, y/o des-
enlaces críticos, suelen atribuirse la responsabilidad de lo sucedido, o la total
negación; por ejemplo, algunas víctimas de robo, y/o delitos sexuales, suelen
señalar que ellos fueron quienes provocaron su victimización, ante la eterna
posibilidad incierta de haber podido evitarlo.
En el caso de James y Alyssa, se visualizan ambas posturas. James asu-
mió que a pesar de haber actuado de acuerdo a sus circunstancias, pudo
haber hecho algo diferente, y Alyssa, a pesar de ser ella quien fue la víctima
directa del ataque, descargó en James toda la responsabilidad del homicidio.
7
Freud, Sigmund, (1915-1917), La teoria della libido e il narcisismo, en Introduzione alla
psicoanalisis, Opere vol. VIII, Turin, Boringheieri, 1976 [La teoría de la libido y el
narcisimo], Obras completas, vol. XVI, Buenos Aires, Amorrortu, 1976]., citado
por Galimberti, Umberto, Diccionario de Psicología, 3a. reimp., México, Siglo XXI,
2009, p. 108.

127
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

Esta experiencia, como en la mayoría de los casos, genera una discusión por
la definición concreta de lo experimentado.
El proceso antes citado, en el tratamiento victimal, es reconocido como
“estrés post trauma”; aquí, ambos personajes, impactados por los hechos,
toman posturas distintas respecto a un mismo evento, situación que derivó
–como en muchos de los casos– en una separación física, condenando
a deambular libres a cada uno de los personajes, dejando de lado su proyecto.
La separación de los personajes en esta parte de la historia, desencadena
diversas situaciones. Alyssa se ve obligada a robar una tienda de consumibles
para sobrevivir, misma que es detenida y luego liberada. James en su deam-
bular, empieza a desarrollar una emoción sumamente interesante, amplia-
mente desarrollada por la filosofía existencialista: la culpa.
La culpa como condición ontológica de la existencia, apunta Umberto
Galimberti, señala que Martin Heidegger, la elevó a condición original e inex-
tricable de la existencia humana, en el sentido que si al hombre se le puede
imputar culpa, quiere decir que la posibilidad de ser culpable pertenece a su
esencia. De acuerdo a este argumento, James se erige una vez más como un
ser existencial, situación que describe Heidegger de la siguiente forma:

Este-ser culpable constituye la condición ontológica de la posi-


bilidad del ser-ahí de poder, existiendo, volverse culpable. Este
ser-culpable esencial es cooriginariamente la condición existencial
de la posibilidad del bien y del mal “moral”, es decir de la mora-
lidad en general y de la posibilidad de sus modificaciones particu-
lares. El ser-culpable original no puede ser determinado con base
en la moralidad porque ésta lo presupone como tal.8

El concepto heideggeriano de culpa, señala Galimberti, está vinculado


a un “no”: el no comprender del hombre el “dónde”, pues es “arrojado”
al mundo con miras a un “proyecto” que, para realizarse, requiere no pro-
yectarse en otras posibilidades. La culpa se arraiga, por lo tanto en la falta
de fundamento de la existencia,9 como así se cita en palabras de Heidegger:

8
Heidegger M., Essere e tempo, Turin, UTET, 1978, p. 424-425, citado por Galimberti,
Umberto, Diccionario de Psicología, 3a. reimp., México, Siglo XXI, 2009, p. 773.
9
Galimberti, Umberto, op. cit., p. 273.

128
Alejandro López García

Por ser-culpable el ser ahí no tiene necesidad de echarse una


“culpa” mediante acciones u omisiones; éste no puede más que ser
auténticamente el “culpable” que, por el hecho de ser; es.10

Lo anterior lleva a James a una búsqueda más de la libertad perdida


por la culpa. Es la libertad que asumió que había conseguido al construir un
proyecto con Alyssa. La culpa es, simbólicamente, la causa de su separación
de Alyssa y persecutora, que lo lleva a un cause natural buscado por todo ser
existencial, liberarse de la opresión.
K. Jasper, al referir la imposibilidad de eliminar la culpa y su pertenencia
originaria a la naturaleza humana, cita Galimberti, clasifica la culpa entre las
situaciones límite de la existencia, lo cual describe perfectamente en esta parte
de la historia el comportamiento de James.

En mi situación soy responsable de lo que sucede por no intervenir,


y si no hago lo que puedo hacer me vuelvo culpable de las conse-
cuencias que se derivan de mi abstención. Por eso, tanto la acción
como la no-acción implican consecuencias, por lo que en todo caso
soy inevitablemente culpable. En esta situación-límite me vuelvo
conscientemente responsable de lo que sucede, sin que yo lo haya
querido. Sin quien actúa conoce estas consecuencias se vuelve
inseguro porque, al actuar, pensaba en otras consecuencias. En la
situación límite se siente responsable de su acción. Responsabilidad
significa estar dispuesto a asumir las culpas. De esta manera la
existencia manifestándose, se encuentra inmediatamente bajo una
presión inexpugnable11

En relación a la cita anterior, James al experimentar una situación


límite, encuentra en su camino, quizá una forma –a su manera de enten-
der(se)– de asumirse responsable de los sucedido. El problema no es esto
último, sino la manera de expulsar dicha emoción de sí. Es aquí, el momento
en que se desarrolla una de las escenas más impactantes, en cuanto a la pro-
yección del personaje.
Siguiendo un paradigma simbólico, tocante la cuestión de lo jurídico,
James se encuentra de forma inconsciente, inmerso en el devenir de una con-
ducta culpable, incluido en esto, el ideal perseguido por el derecho penal;
Heidegger M., Essere e tempo, Turin, UTET, 1978, p. 426, op. cit., p. 773.
10

Jaspers, Karl, Filosofía, Turin, Utet, 1933, pp. 725 y 726, citado por Galimberti,
11

Umberto, Diccionario de Psicología, 3a. reimp., México, Siglo XXI, 2009, pp. 273 y 274.

129
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

sin embargo, al reconocer su conducta, se percata de que la única forma de


liberarse, es a través de la pena.
La pena se proyecta en el escenario planteado, como la forma de liberar
la culpa. En esta lógica, James con todo el dinero que poseía, paga a unos
jóvenes hallados en su camino para que lo golpeen, siendo éste su proceso
interior liberador de la culpa.
Acto seguido, James reconoce haber matado a un hombre, y a pesar
de haber deseado alguna vez matar a uno, asume no ser un psicópata, por
tanto, decide llamar a la policía e ir a la estación a denunciar un homicidio;
sin embargo, al encontrase ahí, no tuvo el valor de declarar su conducta, esto
quizá, porque significaría la renuncia total a su proyecto, el cual se aclara
cada vez más. Su vida con Alyssa.

§ VII. Conclusión.
La construcción del ser y el no ser existencial

Jean-Paul Sartre, en su libro El existencialismo no es humanismo, en relación


al hombre escribe:

Él es el único que no sólo es tal como él se concibe, sino tal como él


se quiere, y como él se concibe después de la existencia, como él se
quiere después de este impulso hacia la existencia; el hombre no es
otra cosa que lo que él hace.12

El fin del maldito mundo, plantea un dilema existencial, respecto a qué hacer
después de cruzar el límite entre la sujeción y la libertad. Esta libertad en la
serie, se ve siempre amenazada por dos mujeres policías que los investigan y
persiguen, por los diversos delitos cometidos a lo largo del viaje trazado por
Alyssa y James.
Dado el encuentro del padre de Alyssa, y a que éste llama a las persecu-
toras para poner a los jóvenes a su disposición, la escena final en la serie deja
en sí un carácter de índole existencial no resuelto. Los jóvenes a punto de ser
capturados, deciden huir; sin embargo, la aprehensión era inminente.
En este punto de la narrativa, James le dice a Alyssa, “di que te secuestré
(sic), diles que yo hice todo, así estarás bien, no te harán nada.” Respondiendo

12
Sartre, Jean-Paul, , El existencialismo es un humanismo, op. cit., p. 31.

130
Alejandro López García

ella “no, para nada, nos vamos juntos.” Acto seguido, James diciendo
“lo siento”, toma un arma y golpea a Alyssa, dejándola inconsciente, James
huye, dándose por hecho la despedida de los personajes.
En su escape, para el presente análisis, surgen varias disyuntivas que
deben ser rescatadas. En una parte del presente ensayo, se planteó la inte-
rrogante, respecto cuál es el límite del sujeto para buscar su libertad. En el
escenario descrito, James toma consciencia de lo que estaba sucediendo,
pudiendo poner en riesgo a su pareja, y a él mismo.
Es en esta situación de riesgo, traducido ahora en peligro, que era nece-
sario tomar una decisión, y dar fin al proyecto construido por ambos, asu-
miendo James que cumplía 18 años, y sus posibilidades de “volver a ser libre”,
siendo capturado eran nulas.
James, había conseguido ser libre junto con Alyssa, y no podía permitir
que ella perdiera también su libertad, aunado a que el procedimiento legal
en contra de ella como menor de edad o inimputable, le otorgaba mayores
posibilidades de una mejor vida.
La elección para que ambos fueran libres al final, era que él asumiera la
responsabilidad de todo, independientemente del resultado. Así, James huye,
escuchándose en “voz en off” decir “acabo de cumplir 18 años, y creo que
entiendo lo que significamos unos para otros”.
En el desarrollo de la serie, dada esta última escena se escuchan deto-
naciones en contra de James, lo cual deja abierta la posibilidad a una inde-
terminación, y que el televidente elija cuál puede ser el mejor final, incluso
–en términos comerciales– se podría proponer una nueva secuencia, no
obstante, lo rescatable de esto, es el significado de la huida de James hacia
su libertad una vez más, situación evocativa al suicidio de Walter Benjamin,
el 16 de septiembre de 1940 en Portobu.
El argumento antes vertido, se enfatiza aún más en la novela gráfica.
En ella, James es alcanzado por una mujer policía, y tiene un encuentro a
golpes, acto seguido, James huye; sin embargo, aquí las detonaciones alcan-
zan a James y muere.
Es esta última parte de la narrativa en la novela gráfica, la que modifica
el sentido del acto de liberación de James; aquí, dado el perfil oscuro de la
novela, la emancipación de quien sabía ya el significado de la libertad como
existencia, muere en su intento por seguir su proyecto de vida, para no per-
der lo único logrado hasta el momento: ser lo que él hace.

131
BILLIONS: LA CONCIENCIA ESTÉTICA
DE LA SIMULACIÓN DE LO INNEGOCIABLE
EN EL DEBIDO PROCESO

Ramsés Samael Montoya Camarena*

Una utopía es ante todo una imagen de otro universo


Bauman

Sumario: § I. Introducción. § II. La historia en contexto. § III. El derecho


al debido proceso. § IV. La simulación de lo innegociable. § V. Conclusiones.

§ I. Introducción

El inicio de la historia de la serie es excéntrico e impactante. Muestra la


imagen de dos personajes que participan en una escena erótica de libertad
y dominación. De complicidad y placer. De sumisión y sadismo. De nego-
ciación y poder. Después, la historia toma un rumbo distinto; sin embargo,
subyacen varios de los elementos iniciales: la dominación, el placer, el poder,
la negociación. A lo largo de la historia, cada uno de estos se conecta con las
versiones in extenso del desarrollo de cada personaje.
El lenguaje de la enseñanza y la experiencia sensible parecen ir en cana-
les distintos. Hoy el avance tecnológico obliga a que se recupere el diálogo
pedagógico con la visión estética. La conexión entre ambos es inevitable.
Lo valioso de un relato está no sólo en lo que la imaginación recrea; sino tam-
bién en la utilidad reflexiva que la mente y la memoria es capaz de generar a
través de la propia historia que se percibe.
Especialista en Derecho Constitucional y Doctor en Derecho con Mención
*

Honorífica por la Universidad Autónoma de Querétaro. Máster en Derechos


Fundamentales por la Universidad Carlos III de Madrid y Máster en Argumentación
Jurídica por la Universidad de Alicante, España y la Universidad de Palermo, Italia.
Profesor en el Instituto de la Judicatura Federal y Secretario de Tribunal Colegiado
de Circuito.

133
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

En la serie Billions es la negociación, la palabra y acción que no deja de


aparecer durante su narrativa. Se repite como si se tratase de un proceso
simbiótico entre economía y derecho. Sin embargo, en la actualidad, dentro
del discurso contemporáneo de lo jurídico, la palabra negociación parece no
tener gran aceptación en el marco de los derechos humanos. Es precisamente
parte de lo que captura la atención de esta serie y, por ende, en este rumbo
se delimita el texto.
La Real Academia Española define el vocablo negociar como descontar
de valores. Descontar habría que entenderle como la rebaja o disminución
del mérito o virtud de algo o alguien. En lenguaje pragmático dentro del
derecho, la negociación podría entenderse como el acto por virtud del cual se
obtiene algo a cambio de establecer algún valor implícito o explícito superior
al objeto que se persigue, con un costo inferior de lo que se intercambia.
La teoría contemporánea de derechos humanos supone una imposibilidad
de negociación frente a ellos. Para Garzón Valdés, se trata del coto vedado, en el
sentido de que supone el aseguramiento de ciertos límites infranqueables y se
refiere a aquellas disposiciones que puedan afectar principios o derechos que
deben sustraerse de la discusión y negociación legislativa y/o gubernamental.1
Entonces, el carácter de no negociación supone un límite en las fron-
teras de respeto que exigen los derechos humanos. Así lo ha recogido
también la jurisprudencia interamericana, al definir que las acciones del
poder público están limitadas en la no vulneración de los derechos y liber-
tades de las personas.
En efecto, dentro del Caso Velásquez Rodríguez vs. Honduras, la Corte
Interamericana de Derechos Humanos estableció lo siguiente:

[…] 165. La primera obligación asumida por los Estados partes,


en los términos del citado artículo, es la de “respetar los derechos y
libertades” reconocidos en la Convención. El ejercicio de la función
pública tiene unos límites que derivan de que los derechos humanos
son atributos inherentes a la dignidad humana y, en consecuencia,
superiores al poder del Estado. Como ya la ha dicho la Corte en
otra ocasión […] la protección a los derechos humanos, en especial
a los derechos civiles y políticos recogidos en la Convención, parte
de la afirmación de la existencia de ciertos atributos inviolables de
la persona humana que no pueden ser legítimamente menoscabados

1
Garzón, Ernesto, “El consenso democrático: fundamento y límites del poder de las
minorías”, Isonomía, México, núm. 12, 2000, p. 24.

134
Ramsés Samael Montoya Camarena

por el ejercicio del poder público. Se trata de esferas individuales


que el Estado no puede vulnerar o en los que solo puede penetrar
limitadamente. Así, en la protección de los derechos humanos, está
necesariamente comprendida la noción de la restricción al ejercicio
del poder estatal […].2

En el marco de estos límites, el derecho al debido proceso se extrae,


como elemento jurídico-democrático, de la venganza privada y, se perfila
hacia la constitución de mecanismos institucionales de justiciabilidad racio-
nal, en donde las investigaciones sean profesionales y exhaustivas, con pro-
cesos judiciales de calidad y apego a las reglas de defensa e imparcialidad,
para lograr que sólo las personas responsables padezcan las consecuencias
jurídicas de su conducta.
En este contexto, el propósito reflexivo del ensayo se une desde el interés
que despierta para un jurista el arte visual de una serie y, en qué medida den-
tro de la historia se ponen en tensión diversos derechos, en especial el debido
proceso, desde las diversas perspectivas en que uno termina preguntándose si
este derecho puede estar sujeto a algún tipo de negociación.

§ II. L a historia en contexto

La historia se construye a partir de tres personajes principales. Bobby


Axelrod, Chuck Rhoades y Wendy Rhoades. El primero es un inversionista,
presuntuoso, intrépido y voraz, director de la empresa encargada de la ges-
tión de fondos denominada “Axe Capital”. El segundo es un fiscal en Nueva
York, precavido, obstinado y ambicioso, en su encargo desarrolla investiga-
ciones en la cruzada fiscal de perseguir delitos financieros de gran escala
económica. La tercera es esposa del segundo y, trabaja en la empresa del pri-
mero. Es un punto de unión importante en la historia. Ella es una psicóloga,
exitosa, independiente y astuta, quien se encuentra en el medio de la línea de
fuego comenzada por la batalla legal de su marido en contra de su jefe.
La historia se desarrolla en un contexto particular: las consecuencias
acaecidas después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 a
distintos lugares de Estados Unidos de Norteamérica, en especial los edificios

2
CoIDH. Caso Velásquez Rodríguez vs. Honduras. Sentencia de 29 de julio de 1988. Serie
C, núm. 4, párr. 165.

135
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

del World Trade Center ubicado en Manhattan en la ciudad de Nueva York,


en donde se concentraban las más importantes transacciones financieras del
comercio mundial de aquella época.
Bobby Axelrod, de extracción humilde y con una difícil historia de
niñez, fue el único sobreviviente a los ataques del 11 de septiembre, dentro
de su grupo de gestores de fondos de cobertura e inversión; de modo que esta
particular suerte le habría de colocar en una especial posición de ventaja,
al haberse quedado como el gestor de fondos con una generosa cartera de
clientes que le habría de redituar favorablemente, para lograr un verdadero
imperio económico y comercial en la materia.
Por su parte, Chuck Rhoades, de posición acomodada e infancia pri-
vilegiada, es un abogado destacado cuyas influencias de un padre rico y
políticamente activo, le permiten detectar datos e información importante
acerca de los delitos financieros. Su motivación original está en perseguir
decidida y agresivamente a los criminales de cuello blanco, para lo cual
cuenta con dos fiscales auxiliares que le predican total lealtad. Uno de
ellos Bryan Connerty que constantemente alerta y vigila a Chuck cuando
detecta algún traspaso de su parte, a los límites morales o legales dentro de
las investigaciones.
Wendy Rhoades, una psicóloga que por su inteligencia y sobrada capaci-
dad de comprensión de las necesidades que exige la compañía “Axe Capital”;
se desempeña como una especie de coach, en donde facilita a los trabajado-
res de Bobby Axelrod, una compleja y cuidadosa atención de interlocución
psicológica, con la finalidad de que el proceso de entrenamiento mental les
permita lograr el objetivo principal de la empresa: ganar dinero; aunque para
ello, deban derribarse constantes dilemas morales. Su misión y desarrollo en
la empresa es crucial y valioso, tanto que es premiado con un auto de lujo y
jugosas recompensas económicas.
El punto crucial de la historia se centra en el momento en que Chuck
Rhoades busca perseguir a Bobby Axelrod, por la comisión de distintos deli-
tos financieros, en especial por el abuso de información privilegiada para la
gestión de fondos y, los sobornos que generan espacios de oportunidad irre-
petibles e inmejorables para otros posibles competidores.
En su cruzada de investigación, Chuck Rhoades pone en una difícil
situación a su esposa Wendy Rhoades; no solo porque ella es la empleada
predilecta de Bobby Axelrod; sino también porque en la dinámica legal de
la investigación, puede existir conflicto de intereses, dada la obtención de
información del fiscal; la que incluso, en algún momento de la historia, es
conseguida luego de espiar las comunicaciones privadas de su esposa.

136
Ramsés Samael Montoya Camarena

El desarrollo de la trama se fija en la investigación de Chuck Rhoades


en contra de Bobby Axelrod. Paralelamente se van construyendo otras his-
torias de desamor, rupturas y cobranza de favores. Son varios los deto-
nantes, dos en particular. La primera es la ventaja que toma el fiscal, para
indagar al inversionista, a través de la información que ilegítimamente
obtiene a través de la privilegiada relación que tiene su padre en distintos
sectores económicos relevantes y, la que detecta en las comunicaciones pri-
vadas de su esposa.
La segunda es la forma en que el fiscal busca la forma de encaminar su
investigación para sancionar a Bobby Axelrod. En ese afán, el fiscal se hace
valer de favores, información, datos y permutas de sanción; mientras que el
inversionista, con la sagacidad y cinismo con que se le pinta, en ciertos puntos
logra ir esquivando la persecución criminal.
Hasta el día en que se concreta la cita a juicio en contra de Bobby
Axelrod y, se logra la congelación de los activos de la empresa. La trampa
con que se caza al inversionista acontece producto de las varias permutas,
trampas y negociaciones que ofreció Chuck Rhoades.
En efecto, el gancho de la trampa sucede por un sabotaje deliberado
que orquestó el fiscal, con la información privilegiada con que contaba sobre
una empresa de jugos, dentro de la cual habría participación económica de
un amigo suyo y, de su propio fideicomiso a través de su padre. En el camino
intermedio de la investigación, Rhoades será postulado como candidato a la
gubernatura del Estado de Nueva York, por lo que el resultado de la investi-
gación representa un elemento valioso para su legitimación política.
Así, en ese camino de argucias, intrigas y simulación ventajosa en donde
incluso el padre del fiscal se ve afectado y el costo a cambio es una dura grieta
en la relación filial; la investigación del fiscal parece tomar un mejor rumbo.
En ese contexto, ahora, la pesquisa es dirigida por un antiguo enemigo de
Chuck Rhoades, quien investigaba sus acciones como fiscal. Sin embargo, luego
de que no encontró nada en su contra, Rhoades consigue colocarlo, para el
prestigio profesional de ambos, como el persecutor principal de Bobby Axelrod.
En esta maraña de sinsabores, donde el padre del fiscal, después de aco-
modar las piezas y favores para que su hijo fuera candidato a gobernador,
prefiere alejarse de momento, ante lo que él consideró una tradición, por la
simulación y aprovechamiento de información de la empresa de jugos; ahora,
Chuck Rhoades comienza de nuevo a negociar en otros espacios, para mover
los hilos de la investigación de Axelrod; mientras en vía paralela trata de
lidiar en lo afectivo y sexual con todos los problemas que su persecución ha
causado en su matrimonio con Wendy Rhoades.

137
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

En la historia, Bobby Axelrod se ve obligado a dimitir su licencia de


gestor e inversionista, para que se descongelen los activos de la empresa. La
tensión entre la prohibición y el orgullo latente de su libertad empresarial
provoca que comience a desarrollar estrategias y diseños subterfugios para
que a través de sus antiguos competidores, pueda continuar operando en sus
relaciones financieras.
Los desenlaces de la historia son de impacto: la reconciliación del fiscal
con su padre, la obstinación del fiscal de seguir con la investigación, a pesar
de que ya no se encuentra en su margen de acción legal, la obtención ilícita
de pruebas, la difícil racha de la empresa y los vaivenes legales, hasta el punto
dramático en que Bryan Connerty, quien ahora trabaja con el otro fiscal,
obtiene información del viejo amigo de Rhoades que sufrió pérdidas de la
empresa de jugos, toda la cual apunta a que la familia Rhoades (el fiscal y su
esposa) habían planeado una conspiración bien detallada para enganchar a
Bobby y, llevarlo a la justicia.
Hacia el final de la historia se muestra como Bobby se adjudica un rol
de vencedor implacable; asimismo, Chuck da cuenta de cómo el estatus quo
del privilegio prevalece gracias a las alianzas y prebendas; de igual modo, se
muestra que Wendy es la fuerza espiritual y racional que guía los pasos de
los dos hombres en su vida. Los tres tienen puntos de contacto sin recovecos:
honestidad en sus deseos, fina manipulación y deliberada participación en
riesgos, en donde, al parecer, para ninguno es importante que sus acciones
sigan alguna brújula moral. Sin embargo, el final deja un eco de dudas, enre-
dos e incógnitas que será mejor que el propio lector las advierta.
Con todo, se puede resumir que los capítulos y las escenas de la historia
están llenos de drama, voracidad y excentricismos. Sin duda su contenido,
las actuaciones y los símbolos implícitos son simplemente fascinantes. Los
personajes secundarios son precisamente una clara muestra de los dilemas
morales y la absurda extravagancia de la riqueza, acumulación y desenfrenos
del poder y del dinero que marcan la época del neoliberalismo conservador
desmedido. Pero, la atención la ganan los tres personajes principales con su
marcada visión de depredadores, puesto que aún cuando los otros también
tienen desarrollos interesantes en la historia; lo relevante es mirar con mucha
cautela cómo los hechos suceden en una cascada de decisiones aparentemente
bien pensadas con sumo cuidado y detenimiento, como si cualquiera de los
tres estuviese jugando una partida de ajedrez, cuyo último resquicio de inte-
rés es la de salir victoriosos.
La pregunta es precisamente de qué habrían de salir victoriosos; hacia
dónde apunta la obtención de un triunfo; cuál es el objeto de la controversia

138
Ramsés Samael Montoya Camarena

y el ánimo que la motiva; todas las respuestas no parecen tener otra dirección
más que fijar la mirada en la acumulación de mayor poder y dinero. De ahí
precisamente que el rumbo de la atención se limite en tratar de entender si,
detrás de estas intenciones, las negociaciones que dan pauta a un proceso cri-
minal son justificaciones en búsqueda de la justicia; o bien, simulaciones de
justicia que en detrimento de un derecho como el debido proceso, solo buscan
un beneficio personal.
De la historia bien pueden surgir infinidad de temas que importan al
derecho en lo general y en lo particular. Si, seguimos lo que dice Bobbio,
de que en el equipaje académico siempre debe acompañarnos el sabor de la
duda. Bien podríamos reparar en muchos aspectos, desde la obtención de
información privilegiada hasta los efectos de la prueba ilícita.
Sin embargo, la duda inicial tendría que aterrizar una respuesta a la
pregunta de cómo la estética televisiva de las series en la era digital, logra fijar
nuestra atención y despertar el interés en temas que son paralelos a lo que
inicialmente nos captura en la vía del entretenimiento. Es decir, de qué modo
la interacción con el contenido de una historia, motiva interesarnos al mismo
tiempo, en otros debates, como los que importan al mundo de lo jurídico.
De entrada, una primera respuesta apunta a la relación de la filosofía de
la mente con la ética y la estética. En la Crítica del Juicio, Kant indica que la
base del placer se encuentra en la condición universal, aunque subjetiva de
los juicios reflexionantes, que es, a saber: la concordancia final de un objeto
(sea producto de la naturaleza o del arte) en la relación con las facultades de
conocer entre sí, exigidas para todo conocimiento empírico (la imaginación
y el entendimiento).3
Su análisis supone que cuando se reflexiona un objeto, según la forma y
finalidad, en el mismo acto de la reflexión se produce una plena concordancia
entre la imaginación y el entendimiento. Así, ocurre una acción simultánea
del entendimiento y la imaginación, donde se unen intuiciones de las cate-
gorías conceptuales conocidas. Por ello, la dirección de la reflexión, en gran
medida, dependería del tipo de disciplina y carga conceptual que de esta se
tenga. De tal modo que, al observar una serie y, hacer esa combinación de
acciones mentales, un jurista se preguntará intuitivamente aspectos distintos
a las inquietudes que se despierten en un filósofo, un artista o un médico.
La libertad imaginaria pone en juego lo estético que se observa y, de
manera simultánea permite generar juicios de valor, anclados en la transver-
salidad del conocimiento y las cargas conceptuales propias. Es una forma de

3
Véase Kant, Emanuel, Crítica del juicio, Madrid, Gredos, 2010.

139
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

recorrer desde lo estético las rutas del conocimiento objetivo para conducir a
nuevos razonamientos que nos inquietan y buscan un nuevo conocimiento.
Cabe tener en cuenta que en gran medida la orientación de la reflexión
depende del sesgo psicológico de la elección, pero ahí justamente se encuen-
tra la riqueza de la estética, en la medida en que su pluralidad de contenidos
abre la puerta a la libertad selectiva del lugar en donde la imaginación y el
conocimiento encuentran mayor vínculo e interés.
Es, de algún modo, una aproximación hegeliana de la belleza desde el
conocimiento, si se tiene de punto de partida que la manifestación sensible
de una idea, como define Hegel a la belleza, replantea no sólo detenerse en
valorar la manifestación, sino también en darle continuidad; lo cual puede
lograrse siempre que la elección satisfaga el interés que la estética despierta
en función de las propias convicciones de preferencia del individuo.
En ese juego de facultades, de ejercicio de libertad creativa y, de ima-
ginación en contacto paralelo con el conocimiento propio, se presenta esa
conciencia estética colmada con intuiciones éticas; desde el momento en que se
hacen inseparables para nuestra reflexión, tanto la historia que seguimos,
como los problemas que de ella percibimos, ponderamos y les buscamos posi-
bles respuestas. Es un proceso constructivo de experiencia sensorial y objeto
de análisis en donde surgen las preguntas, desde el conocimiento individual,
intereses y preferencias.
En la literatura pedagógica hay una apuesta a la educación estética, pues
se piensa que la formación debe preocuparse por generar reflexión ética,
política y académica desde la recepción de la estética, en tanto proceso de
aprendizaje capaz de ampliar el horizonte conceptual y vivencial del sujeto.
Constituye una forma de acercar a la ciencia con el arte y, viceversa, en la
importancia de la reflexión de temas que les vinculan.
Así, la forma de relacionarse en el mundo, desde este planteamiento,
permite la formación de competencias, emociones, imaginación, participa-
ción subjetiva, previsión y solución de problemas en la conformación de la
conciencia desde lo estético. En la experiencia estética se abren las múltiples
posibilidades y, se sientan las bases para orientar las preguntas propias, a los
dilemas colectivos que preocupan a todos. La historia Billions no sólo hace
pensar en el entorno de la historia; sino también separarla en perspectiva,
para entender el conjunto de problemas que la sacude en la dimensión social.
Desde la mirada del jurista, la historia pasa desde la experiencia de la
persecución de un criminal. La forma en que se le investiga y, los motivos
detrás de la investigación hacen más profunda la reflexión, en virtud de que
las capas en que se desenvuelve la narrativa exigen darse cuenta de que en

140
Ramsés Samael Montoya Camarena

últimas, el contexto de esa cacería criminal debe pasar, desde lo ético, por el
filtro del respeto a los derechos humanos, en especial sobre el debido proceso.
Una pausa en lo anterior, permite contemplar cómo dos disciplinas con-
viven a lo lejos, sin aparente cercanía, pero con la suficiente intención de
ocuparse ambas de reflexionar sobre las preocupaciones del mundo; buscan
exacerbar el adormecimiento que padecen hoy todas las sociedades frente a
las injusticias, desde la óptica en que la conciencia estética confluye con el
aparato ético del derecho.
En el estudio introductorio del libro Derecho & Literatura. El derecho en
la literatura, Ost explica cómo es posible comprender las distintas categorías
conceptuales en que se relaciona el derecho con la literatura (el derecho de la
literatura, el derecho en la literatura, el derecho como literatura y el derecho
por la literatura)4. De esta forma, se puede ver, para decirlo con cierta poesía,
cómo dos disciplinas (arte y derecho) fluyen de manera chocante y vanidosa,
para encontrarse de frente, sin saber si así lo desean.
De modo que pareciera que en vías paralelas van el arte, la estética y el dere-
cho, pero como lo dice Ost, los juristas desde hace mucho tiempo se alimentan de
la literatura y, es así como se cultiva un jardín secreto que importa a lo jurídico.5
Cuando Ost habla de este jardín secreto de lo jurídico, es difícil no recor-
dar la obra de teatro surrealista La hija de Rappaccini.6 La única obra de teatro
que adaptó Octavio Paz y presentó allá en 1956. En donde se nos muestra
cómo Beatriz, hija del doctor Rappaccini, ha sido criada dentro de un jardín
de plantas venenosas y, se le ha tratado como tal, por lo que ni siquiera se le
puede tocar; sin embargo, Beatriz y Juan se enamoran e ignoran el peligro; el
fatal desenlace termina con la muerte de ella y su enamorado, pues el veneno
que corría por las venas de Beatriz emponzoñaría a Juan.
La historia muestra el amor de dos jóvenes que se enmarca en una lucha
entre el peligro y la virtud; pero hay otros datos ocultos en la obra en que se
nos muestra la importancia que tiene el jardín en la historia: es un lugar de
comunicación; es el lugar de encuentro de los protagonistas.
Pensarán lo mucho que nos hemos desviado con esta historia, pero
quisiera señalarlo más bien como una forma de poner en contexto, aque-
llo mismo que dice Ost, el jardín secreto del que habla, es justamente ese
lugar de encuentro en donde existe el punto de contacto entre el derecho
4
Ost, Francois, “Derecho y literatura: en la frontera entre los imaginarios jurídico
y literario”, en Torres, Oscar (Coord.), Derecho & Literatura. El derecho en la literatura,
México, Libitum, 2017, pp. 27-33.
5
Ibidem, pp. XI-XIV.
6
Paz, Octavio, La hija de Rappaccini, México, Era, 1990.

141
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

y la literatura, entre derecho y estética. Es la puerta que abre la posibili-


dad de darnos cuenta de los constantes intercambios entre el derecho y el
arte. El asunto es rastrearlos. Analizarlos. Evaluarlos. Criticarlos. Pero sobre
todo, preguntarnos en dónde más puede encontrarse esa relación; como
sucede con la serie Billions; en donde una buena pregunta que detona es si el
debido proceso está sujeto a negociación; o bien, la negociación es parte de
su desdoblamiento.

§ III. El derecho al debido proceso

El surgimiento del derecho al debido proceso puede rastrearse con mayor


proximidad en el constitucionalismo norteamericano dentro del due process of
law and substantive due process of law. La tutela principal de este derecho consis-
tía en evitar la privación de la libertad y bienes, si antes no había mediado un
juicio desarrollado frente a un tercero imparcial.7
Con ese mandato se imponían límites a las autoridades del poder público,
para evitar la intervención arbitraria en los derechos de las personas y, al
mismo tiempo, les exigía el correlativo deber de fundar sus decisiones dentro de
un marco jurídico y mediante la observancia de reglas procesales específicas.
El marco legal fue de tal importancia para la actuación de las autorida-
des que de ello surgió precisamente el primer parámetro básico del principio
de legalidad, cuya exigencia en los márgenes de la ley impulsó por inercia el
propio nombre del derecho al debido proceso legal (due process of law).
Desde esta comprensión, el debido proceso se entendió como un con-
junto de reglas procesales a respetar y, que la afectación de un derecho habría
de ajustarse a lo previsto en la ley. Entonces, su doble dirección estaba en que
por debido proceso legal se entendía, de un lado, al conjunto de condiciones
de carácter procesal y, por otro, a los requisitos legales que justificaban la
actuación de la autoridad.
Con esta primera aclaración, se puede distinguir que el debido proceso
no se agotaba únicamente en lo que la doctrina constitucional mexicana ha
denominado como “formalidades esenciales del procedimiento”; sino que
La historia remonta a la regla procesal prevista en el artículo 39 de la Carta Magna
7

de Juan sin Tierra de 1215, en el cual se establecía: “[…] Ningún nombre libre será
arrestado, o detenido en prisión o desposeído de sus bienes, proscrito o desterrado,
o molestado de alguna manera; y no dispondremos sobre él, ni lo pondremos en
prisión, sino por el juicio legal de sus pares, o por la ley del país […]”.

142
Ramsés Samael Montoya Camarena

este elemento formaba parte del derecho al debido proceso, pero sus alcances
eran más amplios a los que se limitaba el espectro procesal.
Posteriormente, la evolución de este derecho ha estado motivada por
la influencia del proceso de internacionalización de los derechos huma-
nos. Las condiciones de actualidad en México mediante la adopción de los
tratados internacionales dentro del marco constitucional y, la recepción
obligatoria de la jurisprudencia interamericana han ampliado los bordes de
comprensión de este derecho, en la medida en que, como lo sostiene Jorge
Carpizo, la relación entre el derecho constitucional y el derecho internacio-
nal se vuelve inevitable e irreversible. Así lo indica Carpizo:

[…] la relación entre el derecho constitucional y el derecho inter-


nacional resulta inevitable e irreversible. No se trata de imponer
uno sobre el otro, sino de complementar las visiones. No existe
una democracia real que no reconozca la importancia de los
derechos humanos de fuente internacional. Por otra parte el
derecho internacional solo existe por el reconocimiento expreso
de los Estados nacionales. Esta paradoja conduce a un doble e
interesante fenómeno: la internacionalización de la justicia cons-
titucional y la constitucionalización de la justicia internacional.
Ambas pretenden la efectividad de los derechos y la protección
de la dignidad de todos los seres humanos que, en esencia, es la
última ratio a la cual aspiran las democracias latinoamericanas
aquejadas de graves problemas como el débil Estado de derecho,
parte de la población en pobreza y una insultante desigualdad
social […]. 8

Se habla de un parámetro sustantivo, en donde los principios constitu-


cionales y convencionales tienen un peso importante para la instrumentación
y protección efectiva de los derechos humanos, desde los cuales se delimitan
una serie de garantías judiciales en aras de salvaguardar los valores y bie-
nes fundamentales que protege la Constitución mexicana y, el marco de la
Convención Americana de Derechos Humanos.
Con una segunda aclaración se puede apuntar que el debido proceso
tiene una conexión necesaria con la protección de otros imperativos éticos

8
Carpizo, Jorge, “prólogo”, en Von Bogdandy, Armin; Ferrer, Eduardo y
Morales, Mariela (coords.), La justicia constitucional y su internacionalización ¿Hacia un
ius constitutionale commune en América Latina?, México, IIJ-UNAM, 2010, p. XX.

143
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

(dignidad humana, libertad, igualdad, no discriminación, etcétera), en


tanto que su contenido representa un desdoblamiento de eficacia proce-
sal, garantía judicial y tutela de derechos sustantivos. En otras palabras,
el debido proceso es la llave maestra con que se defienden otros derechos,
pues el deber concreto de la autoridad es respetarlo y, esto impacta en una
doble dirección, uno, para lograr que las garantías se observen y dos, para
asegurar el goce efectivo de los derechos; o bien, en caso de violación, se
ordene su reparación.
De esta forma, el debido proceso es una condición de acceso material
a la justicia, en cualquier instancia (no sólo la jurisdiccional, ni tampoco de
forma exclusiva en la materia penal), en donde la igualdad y no discrimina-
ción fungen como premisas para dar certeza a la persona involucrada de que
obtendrá una decisión razonada, dentro de un esquema de reglas procesales
en igualdad de aplicación para sus pares.
La independencia e imparcialidad son dos exigencias innegables y que
no admiten excepción para el debido proceso.9 Con ellas se asegura un jui-
cio justo. La independencia se propicia con la separación de poderes, para
evitar la sujeción decisoria entre las diversas funciones del poder (sin presio-
nes o intereses extraños). Su misión no se agota en los órganos formalmente
judiciales, sino que alcanza a toda aquél que ejerza funciones materialmente
jurisdiccionales. La imparcialidad, en cambio, aboga por una decisión con-
forme a los hechos y el derecho, sin prejuicios sobre el caso, ni motivando los
intereses de alguno de los involucrados. La imparcialidad prohíbe promover
los intereses de alguna de las partes en detrimento de la otra.10
En tal virtud, la imparcialidad busca liberar de toda sospecha al decisor;
de igual forma, se encamina a poner en condiciones de igual acceso a las partes,
sin tratos diferenciados; de modo que su relación en el proceso sea obje-
tivamente razonable, en donde las partes conozcan la identidad de quien
les juzga.
La jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos
ha construido paso a paso, este elemento sustantivo del debido proceso, para
obligar a que su eficacia englobe una directriz de mayor alcance a lo pura
y estrictamente procesal. Así lo estableció en el Caso Pueblo Indígena Kichwa
de Sarayaku vs. Ecuador, al indicar que para preservar el derecho a un recurso
efectivo, de conformidad con el artículo 25 de la Convención en cita, era
Comité de Derechos Humanos de la ONU, Observación General No. 32. Artículo 14.
9

El derecho a un juicio imparcial y a la igualdad ante los tribunales y cortes de justicia, CCPR/C/
GC/32, 90° período de sesiones, Ginebra, 23 de agosto de 2007, párr. 19.
10
Ibidem, párr. 21.

144
Ramsés Samael Montoya Camarena

indispensable que ese recurso se tramitara de acuerdo con las reglas del
debido proceso previstas en el artículo 8 de la Convención.11
De la misma forma, en el Caso Baena Ricardo y otros vs. Panamá, la Corte
Interamericana ha establecido que el debido proceso en relación con las
garantías judiciales previstas en el artículo 8 de la Convención, no se limita
a los recursos judiciales en sentido estricto, sino al conjunto de requisitos
que deben observarse en las instancias procesales;12 con lo cual el efecto del
debido proceso permite que las personas se defiendan adecuadamente ante
cualquier tipo de acto del Estado que pueda afectarlos, como podrían ser
procesos administrativos, sancionatorios o jurisdiccionales.
Asimismo, en el Caso de la Masacre de la Rochela vs. Colombia, la Corte
Interamericana estableció que el Estado satisface el deber de garantizar los
derechos contenidos en la Convención, entre ellos el derecho de acceso a la
justicia y el acceso a la verdad, si se cumple con el deber de investigar, juzgar,
sancionar y reparar las graves violaciones a los derechos humanos. Para lo cual,
el Estado debe observar el debido proceso y, garantizar, el principio de plazo
razonable, el principio del contradictorio, el principio de proporcionalidad de
la pena, los recursos efectivos, el cumplimiento de la sentencia, etcétera.13
En el Caso Anzualdo Castro vs. Perú, la Corte Interamericana indicó que el
derecho de acceso a la justicia requiere que se haga efectiva la determinación
de los hechos que se investigan y, en su caso, de las correspondientes responsa-
bilidades penales en tiempo razonable, por lo que, en atención a la necesidad de
garantizar los derechos de las personas perjudicadas, una demora prolongada
puede llegar a constituir, por sí misma, una violación de las garantías judicia-
les.14 En el Caso Radilla Pacheco vs. México, la Corte regional indicó lo siguiente:

[…] 233. Para que una investigación penal constituya un recurso


efectivo para asegurar el derecho de acceso a la justicia de las
presuntas víctimas, así como para garantizar los derechos que se
han visto afectados en el presente caso, debe cumplirse con seriedad
y no como una simple formalidad condenada de antemano a ser
11
CoIDH. Caso Pueblo Indígena Kichwa de Sarayaku vs. Ecuador. Sentencia de 27 de junio
de 2012. Serie C, núm. 177, párr. 260.
12
CoIDH. Caso Baena Ricardo y otros. Sentencia de 28 de noviembre de 2003. Serie C,
núm. 100, párr. 124.
13
CoIDH. Caso de la Masacre de la Rochela vs. Colombia. Sentencia de 11 de mayo
de 2007. Serie C, núm. 163, párr. 193.
14
CoIDH. Caso Anzualdo Castro vs. Perú. Sentencia de 22 de septiembre de 2009.
Serie C, núm. 202, párr. 124.

145
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

infructuosa, y debe tener un sentido y ser asumida por los Estados


como un deber jurídico propio y no como una simple gestión de
intereses particulares, que dependa de la iniciativa procesal de la
víctima o de sus familiares o de la aportación privada de elementos
probatorios […].15

En el Caso de las Dos Erres vs. Guatemala, la Corte consideró que para
hacer efectivo el acceso a la justicia de las víctimas, los jueces como rectores
del proceso tienen que dirigir y encausar el procedimiento judicial con el fin
de no sacrificar la justicia y el debido proceso legal en pro del formalismo y
de la impunidad, así como tramitar los recursos judiciales de modo a que se
restrinja el uso desproporcionado de acciones que pueden tener efectos dila-
torios o entorpecedores.16
En materia de imparcialidad, también en el Caso Guy Malary vs. Haití, la
Corte Interamericana ha señalado que la persona que juzga no debe tener
una opinión preconcebida del caso,17 con lo que se obliga a que, desde el
punto de vista subjetivo, el fallo no esté influenciado por sesgos o prejuicios
personales en relación con los hechos del caso o con las partes.
La referencia al Derecho Internacional de los Derechos Humanos, en su
vertiente de jurisprudencia interamericana pone de relieve que las normas sus-
tantivas deben ser observadas por los Estados parte, en tanto que constituye
una garantía internacional de protección de derechos. Así, de la lectura de la
interpretación de la Corte Interamericana se tiene que el debido proceso es un
conjunto de principios, garantías y reglas procesales irreductibles que deben
garantizar parámetros mínimos como: la audiencia, el derecho de prueba, la
independencia, la imparcialidad, la racionalidad de la decisión, etcétera.
Así lo ha entendido la Suprema Corte de Justicia de la Nación en diver-
sos precedentes. Entre ellos, destaca el amparo en revisión 352/2012, donde
la Corte mexicana ha establecido que parte del derecho a la tutela judicial
efectiva se define por la existencia de un proceso seguido mediante tribuna-
les independientes e imparciales, en que el debido proceso constituye una
salvaguarda de los intereses de la persona y, cuya actuación alcanzan no
solamente a los procedimientos ventilados ante Jueces y tribunales del Poder
15
CoIDH. Caso Radilla Pacheco vs. Estados Unidos Mexicanos. Sentencia de 23 de
noviembre de 2009. Serie C, núm. 209, párr. 233.
16
CoIDH. Caso de las Dos Erres vs. Guatemala. Sentencia de 24 de noviembre de 2009.
Serie C, núm. 211, párr. 235.
17
CoIDH. Caso Guy Malary vs. Haití. Informe No. 78/02 de 27 de diciembre
de 2002. Caso 11.335, párr. 74.

146
Ramsés Samael Montoya Camarena

Judicial, sino también a todos aquellos seguidos ante autoridades que, al pro-
nunciarse sobre la determinación de derechos y obligaciones, realicen funcio-
nes materialmente jurisdiccionales.
En el amparo directo en revisión 3758/2012, la Primera Sala del Alto
tribunal estableció que dentro de las garantías del debido proceso existe un
núcleo duro, que debe observarse inexcusablemente en todo procedimiento
jurisdiccional, y otro de garantías que son aplicables en los procesos que
impliquen un ejercicio de la potestad punitiva del Estado.
En el núcleo duro, entendió a las llamadas formalidades esenciales del
procedimiento, cuyo conjunto se integra por la garantía de audiencia; en el
otro escenario sobre actividad punitiva, se identificaron dos clases: la pri-
mera, que corresponde a todas las personas independientemente de su con-
dición (contar con abogado, no declarar contra sí mismo o conocer la causa
del procedimiento) y, la segunda, en que se protege a aquellas personas que
pueden encontrarse en una situación de desventaja, por pertenecer a algún
grupo vulnerable (asistencia consular, contar con un traductor o intérprete,
etcétera); de cuyo asunto derivó la jurisprudencia “DERECHO AL DEBIDO
PROCESO. SU CONTENIDO.”18
Una lectura de la interpretación que se ha desarrollado en sede constitu-
cional y convencional sobre el derecho al debido proceso, además de la suma
de características antes identificadas como las reglas procesales, las garantías
de defensa, su inclusión en cualquier tipo de procedimiento decisorio, la inde-
pendencia e imparcialidad, entre otras; también permite observar su estruc-
tura irreductible y el carácter de innegociable en la tutela que despliega para
la defensa sustantiva de otros derechos humanos, de lo contrario, las personas
quedarían desprovistas del principio de interdicción de la arbitrariedad, cuya
operatividad es fundamental en las democracias occidentales.

§ IV. L a simulación de lo innegociable

En la historia, como se ha apuntado, la reflexión que nos convoca se acota


en la forma en que el fiscal persigue al inversionista, a través de la permuta y
negociación con otras personas que, al igual que Bobby Axelrod, han traspa-
sado los límites legales en el complejo mundo del desarrollo financiero.

18
Jurisprudencia 1a./J. 11/2014 (10a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación,
Décima Época, l. 3, febrero de 2014, t. I, p. 396.

147
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

De modo que, a cambio de inmunidad, Chuck Rhoades les ha ofrecido


cooperar con la obtención o revelación de información y testimonios para
lograr que el director de la empresa “Axe Capital” salde sus cuentas con la
justicia. Sin embargo, hacia el final de la historia, hay un giro inesperado,
cuya mención no se hará aquí, para dejar en suspenso al lector.
El punto de análisis, entonces, se centra en los alcances del poder de la
negociación. En efecto, la serie permite ver cómo el fiscal ofrece a distintas per-
sonas la colaboración premiada (plea bargain) para recibir inmunidad o trato
especial en la responsabilidad de sus actos, de modo que la gran mayoría de
los involucrados toma esa ruta alternativa, para eludir los procesos judiciales.
Más allá de que, por la extensión de este ensayo, no sea objeto de análisis
dicha figura tan controversial ( plea bargain)19; lo que sí salta de inmediato a la
atención es la forma en que el fiscal investigó y, luego influyó en secrecía, para
el camino de la investigación, pues la principal interrogante es si con ello se
garantizó el derecho al debido proceso.
Hemos visto que, de acuerdo con la doctrina actual, los derechos huma-
nos tienen el carácter de innegociables. En palabras de Ferrajoli, los derechos
constituyen una esfera de lo indecidible, en virtud de que se encuentran sus-
traídos a la disponibilidad del mercado y de la política.20 En este sentido, la
premisa fundamental del debido proceso es que este supone un mecanismo
adjetivo de connotación sustantiva, dada la cercanía que guarda para lograr
la protección de bienes básicos; por consiguiente, habría de entenderse que
goza precisamente de esa característica de innegociable.
En esta ruta, es fácil identificar que la segunda premisa del análisis
consiste en sostener que lo acontecido en la serie no ha sido más que
una simulación de lo innegociable que debería de haber sido el respeto
al derecho al debido proceso, dentro de una investigación criminal de
importante escala económica. Por lo tanto, enseguida, se mencionan
algunas de esas cuestiones:
a) La conexión necesaria del debido proceso con otros derechos. De acuerdo con la
jurisprudencia y la doctrina ha sido posible construir un concepto sustantivo
del derecho al debido proceso, en tanto que los alcances de su protección se
encaminan a su vez a la tutela de bienes sustantivos. En ese sentido, es claro
que dentro de la historia era necesario garantizarlo, con motivo de que la
19
Para una lectura sobre algunas críticas véase Bibas, Stephanos, “Incompetent plea
bargaining and extrajudicial reforms”, Harvard Law Review, The Supreme Court
Comments, Vol. 125:160, 2012, pp. 150-174.
20
Ferrajoli, Luigi, Derechos y garantías. La ley del más débil, trad. de Perfecto Andrés
Ibáñez y Andrea Greppi, Madrid, Trotta, 1999, p. 24.

148
Ramsés Samael Montoya Camarena

inminente imputación de un delito en contra del inversionista, posiblemente


repercutiría en su libertad y patrimonio.
b) La racionalidad del debido proceso. La compresión actual del debido proceso
engloba también la exigencia de que las autoridades funden sus decisiones. Es
lo que en la teoría de la argumentación jurídica moderna se conoce como el
contexto de justificación,21 en tanto que el poder público transparenta y rinde
cuentas de sus acciones a través de buenas razones; es decir, razones válidas,
desde los criterios de corrección de la racionalidad. Por tanto, otro punto que
cobraría relevancia en la investigación es la obligación de mostrar las razones
fácticas y normativas que justifican su inicio y desarrollo.
c) La extensión del derecho hacia otro tipo de procesos. Se ha identificado que
el debido proceso es un derecho que no se agota sólo en un proceso juris-
diccional; sino que abarca también aquellos procedimientos materialmente
jurisdiccionales. En tal sentido, si la historia encuentra su punto inicial en
una investigación criminal, habría de sostenerse que la defensa sustantiva
del imputado, no sea obstaculizada en la etapa inicial de un posible proceso
penal judicial.
d) El marco de reglas procesales en equidad. En el debido proceso toma especial
importancia el respeto a las reglas procesales específicas, en tanto que de ellas
depende un trato de equidad procesal entre los involucrados. Mayor preocu-
pación tendría el respeto de esa igual participación en el proceso dentro de
una investigación criminal, para evitar que sólo la parte acusadora construya
un caso a través de las pruebas, manifestaciones y recursos que pongan en
desventaja al otro.
El contexto de justificación se entiende como el análisis de las razones que respaldan
21

una decisión. Para algunos, la diferencia entre el contexto de descubrimiento y el


contexto de justificación es solamente de perspectiva porque algo puede contar
con una razón explicativa sin por ello ser justificativa, pero puede ocurrir que
una razón explicativa tenga también fuerza de justificación. En lo importante, el
contexto de justificación, para la teoría estándar de la argumentación jurídica,
no pretende estudiar cómo se toman o se deberían tomar las decisiones; sino cómo
se justifican o deberían justificarse las decisiones. En otras palabras, su objeto de estudio es
ofrecer modelos de cómo deben fundarse las decisiones, precisamente desde el conocimiento
y análisis de cómo de hecho se toman esas decisiones. La argumentación además
de situarse dentro de una acción lingüística que se ocupa de resolver un problema
mediante un complejo proceso dialógico, también supone constituirse como una
actividad racional, no solo en el sentido de que es una actividad dirigida para un
fin, sino también, como dice Atienza, en virtud de que presupone que siempre hay
criterios para evaluar racionalmente la argumentación propuesta. Atienza, Manuel,
El derecho como argumentación, Barcelona, Ariel, 2006, pp. 70-76.

149
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

e) La independencia en la investigación. En este punto, la independencia obliga


a que cualquier proceso se desarrolle sin contaminación de las voluntades de
otros poderes; sin bien, podría pensarse que esto se limita a la perspectiva tra-
dicional, no habría problema de empatarlo con una mirada progresista hacia
factores externos, como serían los políticos o económicos, cuando, finalmente,
como se ha dicho, el debido proceso debe quedar sustraído de este tipo de inte-
reses. De forma que una investigación habría de alejarse por completo de cual-
quier irrupción de este tipo, que busque influir en su desarrollo o conclusión.
f) La imparcialidad en la investigación. Este principio dentro del debido pro-
ceso aboga por un planteamiento fuerte en contra de los estereotipos, sesgos
o interés dentro del proceso. De modo que la amistad o animadversión sobre
el imputado resulta simplemente inadmisible, en aras de garantizar un trato
igual por parte del decisor, tanto en lo procesal como en lo sustantivo.
g) La efectividad del debido proceso. Una investigación debe guiar al acceso a la jus-
ticia, de modo que su cumplimiento no es una simple formalidad infructuosa, sino
una obligación constitucional. Por ende, no puede guiarse por intereses particula-
res, en tanto que su proyección afecta los derechos de una colectividad en general.
h) La condición de acceso material a la justicia. El debido proceso permite
que la persona involucrada obtenga una decisión razonada, dentro de un
esquema de reglas procesales en igualdad de aplicación para sus pares y, bajo
el escrutinio de un tercero imparcial. De lo contrario, se sacrifica la justicia
en pro del formalismo y la impunidad.
Sin embargo, la investigación de Bobby Axelrod fue una simulación del
debido proceso. A lo largo de la historia, la atenta mirada, desde la concien-
cia estética, permite ver cómo las negociaciones prevalecen y, el debido pro-
ceso sólo es ficticio. En efecto, a Bobby no le informan con razones explícitas,
las causas que motivan la investigación; tampoco le indican con qué tipo de
mecanismos de defensa cuenta, pues si bien es asesorado constantemente por
un abogado, lo cierto es que su participación es prácticamente nula sobre la
forma en que el fiscal va recabando información; de modo que se encuentra
en desventaja frente al acusador, dado que este dispone de información que
el otro ignora y, por ende, no la puede refutar; además, la investigación se
desarrolla dentro de un marcado contexto de enfrentados intereses políticos,
personales y económicos que lo supeditan a constantes negociaciones y tre-
guas; sin perder de vista que detrás de todo, hay un fiscal influenciado por
sesgos o prejuicios personales hacia el inversionista.
La opinión preconcebida de la responsabilidad y el estado de desven-
taja procesal en que se encuentra Bobby sientan las bases de una investi-
gación parcial, arbitraria y dirigida con intereses ajenos a los de imponer

150
Ramsés Samael Montoya Camarena

alguna medida de justicia retributiva. Con lo cual, no sólo al inversionista se


le impide defender su libertad y patrimonio; sino que también, la simulación
del debido proceso a causa de las repetidas negociaciones y parcialidad, lo
que producen es un obstáculo en el acceso a la justicia.
Así, de un lado, al no respetársele al inversionista el debido proceso, no
podrá considerarse válida la investigación desarrollada en su contra; mien-
tras que, por otra parte, al verlo como una mera cadena de formalidades, eso
frenará la posibilidad de evitar la impunidad y conocer la verdad sobre lo que
se le reprocha, todo por el capricho e interés personal de un fiscal que mueve
la investigación según sople el viento de sus prioridades.
La reflexión es apta para el contexto mexicano y latinoamericano. Los
mensajes simbólicos de la historia dejan entrever desde la ficción que hay un
camino largo para evitar la negociación en ese tipo de asuntos. Para la prác-
tica cotidiana se trata de un verdadero reto, pues a pesar de que los propios
casos de la Corte Interamericana han sido producto precisamente de evitar
la simulación, hoy existe una variable constante en las ecuaciones criminales
de simular el debido proceso. Basta observar en cuántos países, la fiscalía es
todavía una herramienta política de cobro y venganza, en donde el brazo de
las penas se parcializa al ritmo de quien detenta el poder.
En efecto, ha sido materia de constante debate la intención de que los órganos
persecutores del delito sean autónomos. La autonomía no se limita a separar la
fiscalía del poder ejecutivo, pues su alcance mediato también exige evitar que las
investigaciones sean manipuladas por el poder político, de modo que la implemen-
tación de la política de persecución penal sea profesional, adecuada y eficiente. En
donde la independencia e imparcialidad juegan un papel fundamental para dotar
a dichos organismos de credibilidad y legitimación frente a la ciudadanía.
De hecho, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en su Informe
de 2013 sobre Garantías para la independencia de las y los operadores de justi-
cia: hacia el fortalecimiento del acceso a la justicia y el estado de derecho en las
Américas resaltó la importancia de que las investigaciones y las actividades rela-
cionadas con la persecución del delito sean independientes e imparciales como
medio para garantizar el acceso a la justicia de las víctimas del delito.22
Entonces, la independencia e imparcialidad con que se debe configurar una
investigación es un beneficio colectivo, en la medida en que con ello se garantiza al
imputado que el proceso se sigua por las vías institucionales correctas y, de ser así y,
encontrarlo responsable, con ello se asegure la reparación del ilícito para la sociedad.
22
CIDH, Garantías para la independencia de las y los operadores de justicia. Hacia el fortalecimiento
del acceso a la justicia y el estado de derecho en las Américas, OEA/Ser.L/V/II. Doc. 44, 5
de diciembre de 2013, pp. 16-18.

151
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

Asimismo, en el documento Estándares internacionales sobre la auto-


nomía de los fiscales y las fiscalías, el Centro de Estudios de Justicia de las
Américas, organismo técnico de la Organización de Estados Americanos
reconoce que:

[…] La falta de autonomía y profesionalización de las agen-


cias encargadas de investigar y perseguir los delitos pueden ser
parte de las causas estructurales de la impunidad en los países
de América Latina, ya que obstruye un proceso de investi-
gación integral, exhaustivo y oportuno. La autonomía es un
elemento clave en las instituciones de procuración de justicia
para investigar y perseguir hechos delictivos con objetividad,
sin importar si comprometen a altos funcionarios […].23

De ahí precisamente la necesidad de plantear la reflexión acerca de las


negociaciones que minan el derecho al debido proceso, pues en América
Latina sobran los ejemplos de esa impunidad estructural que patológica-
mente se originan desde la falta de independencia e imparcialidad con que
actúan las fiscalías, frente a lo cual, la negación de su autonomía las convierte
en el brazo armado de desagravios políticos y económicos de los poderosos
o privilegiados.
La necesidad latente de hacernos conscientes, desde lo estético, de este
tipo de mensajes simbólicos no representa una simple algarabía retórica
de progreso y bienestar; sino que busca identificar que la realidad pervive
sumergida en episodios que superan la ficción; frente a una indolencia que
socava la posición abiertamente crítica que exige la defensa de los derechos
humanos.24 Por ende, lejos de la simulación de lo innegociable, el derecho al
debido proceso habría de emancipar los procesos y decisiones públicas de esa
placenta gregaria de perversa dominación política y económica.
23
CEJA, Estándares internacionales sobre la autonomía de los fiscales y las fiscalías, Washington,
Due Process of Law Foundation, 2017, p 15.
24
La no indolencia y el rechazo a la indiferencia aboga por una posición de resistencia.
Una resistencia desde la emancipación. El conocimiento de los derechos como una
forma de alejarse de los deseos primitivos, para racionalizar la defensa de ideas
fundadas en el respeto a la dignidad humana. Así lo recuerda Kazantzakis “[…]
Sólo los animales viven para comer. Para escapar de esta condición, día y noche
me invento quehaceres, arriesgo mi pan por una idea […]” Véase Kazantzakis,
N., Zorba el griego (vida y andanzas de Alexis Zorba), trad. de Selma Ancira, Barcelona,
Acantilado, 2015.

152
Ramsés Samael Montoya Camarena

V. Conclusiones

La serie Billions es simplemente fascinante. Muestra los rostros de una socie-


dad fragmentada entre el poder y el dinero. Su historia es una exquisita y
elegante demostración de estrategias, deseos y dominación.
Detrás de la historia, se pueden encontrar diversos puntos de análisis.
Depende del bagaje conceptual de su observador. La forma en que interactúa
la imaginación con la reflexión crítica, dan pauta a la conciencia estética. Es
la proximidad latente entre arte, ciencias, ética y preferencias individuales.
Hacia el final de la historia, hay un giro inesperado, cuya mención no
se hará aquí, para dejar en suspenso al lector y, sea quien, como ha ocurrido
aquí, desde su conciencia estética, se haga sus propias preguntas y, construya
nuevas respuestas, hasta ahora inexploradas.
En lo que nos toca, podríamos decir que cualquier abogado habrá de pre-
guntarse si las investigaciones de la serie han buscado respetar el derecho al
debido proceso. El piso mínimo que históricamente lo ha definido es la impar-
cialidad. Una cláusula pétrea e inmutable del Estado de Derecho moderno.
El intento de menoscabarlo por vía de la negociación y el engaño a cambio
de un beneficio individual, lo coloca fuera de los parámetros de su protección.
Su violación no sólo impide que se pueda reivindicar el carácter eman-
cipador del debido proceso, para evitar la arbitrariedad, sino que entre sus
efectos habrá un potencial daño a bienes básicos como la vida, la integridad,
la dignidad, la libertad, la igualdad o el patrimonio.
Para cerrar con el inicio, habría que recordar y complementar la cita de
Bauman: “una utopía es ante todo una imagen de otro universo, diferente del
que se conoce por experiencia directa o por haber oído hablar de él”.25 En
este caso, la utopía no es otra cosa más que la obligación de no negociar el
respeto al debido proceso. Su respeto es incondicional.
Sin embargo, para ello, ya lo dice Rodríguez Uribes habría que empezar
por entender que cultivar el conocimiento de los derechos es una exigencia
civilizatoria, más allá de su valor pedagógico o científico teórico. Así, obliga
a todos a no abandonarse a la molicie, a la indolencia o a la cínica resigna-
ción; por el contrario, su compromiso social exige trabajo, esfuerzo y volun-
tad optimista, evitando el privilegio para favorecer así una vida digna para
todos los seres humanos.

25
Bauman, Zygmunt, Tiempos líquidos. Vivir en una época de incertidumbre, México, Consejo
Nacional para la Cultura y las Artes, 2008, p. 134.

153
SUITS: UN VIAJE AL NÚCLEO DEL GREMIO

Tanya Sarai Fuentes González*

Sumario: § I. Introducción. Una mirada a los personajes. § II. Educación para el privilegio.
§ III. Preparación por encima de la improvisación.
§ IV. Enmarcación de la figura de autoridad para legitimarse.
§ V. Importancia del tiempo en materia de patentes. § VI. Habilidades negociadoras y
medios alternativos de solución de controversias.
§ VII. A modo de conclusión.

§ I. Introducción. Una mirada a los personajes.

Suits o “La Ley de los Audaces”, es un drama legal estadounidense ambien-


tado en la gran ciudad de Nueva York, que fue transmitido de 2011 a 2018 y
que ha adquirido una mayor popularidad en los últimos tiempos ya que una
de las actrices ahora es la Duquesa de Sussex.
Suits arranca proyectando a un grupo impactante de personas que se
encuentran discutiendo en “el feroz mundo de los abogados” (un despacho
corporativo, situado en Manhattan) y a Louis Litt dirigiéndose a la oficina de
Jessica Pearson –con un lenguaje corporal un tanto contradictorio, ya que
por una parte, camina seguro de sí mismo, pero, por otra, se encuentra apre-
tando la mandíbula y hacia el final del pasillo se rasca la cabeza, gestos que
pueden interpretarse como señales de tensión y duda–; al término de dicha la
escena, Litt comenta a Jessica que uno de sus clientes quiere saber sobre un
trato, por lo que ésta le ordena ir por Harvey Specter para que él sea quien
informe el status, ante lo cual Louis le responde que él puede hacerse cargo,
sin que ella le seda la encomienda; con dicha escena comienzan a ponerse de
manifiesto las preferencias que la directora de la firma tiene entre uno y otro
abogado, lo que deriva en una competencia y rivalidad continua entre ambos
para demostrar quién es el mejor tanto para resolver los asuntos como para
acceder a ser socio mayoritario de la firma.
Profesora de la Facultad de Derecho de la UNAM a nivel licenciatura.
*

155
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

El argumento principal de la serie televisiva, se desarrolla en torno a


Mike Ross, joven huérfano criado por su abuela, quien presenta complicacio-
nes en su salud y se encuentra internada en lo que parece ser un asilo.
Ross, es un “joven talento”, que cuenta con una inteligencia, memoria
fotográfica y habilidades para el estudio que rebasan por mucho al promedio;
sin embargo, ese talento está desperdiciado ya que se gana la vida suplan-
tando a otras personas en diversos tipos de exámenes, entre los que se encuen-
tran los de admisión para las mejores escuelas de derecho, dicho personaje se
encuentra mal influenciado por “su mejor amigo” Taylor.
Ante la adversidad económica que padece por los diversos gastos relacio-
nados con tratamientos y cuidados médicos de su abuela, así como la forma
de vivir que tiene, Mike le comenta a Taylor que “tiene que hacer algo con su
vida”, y éste no pierde la oportunidad de inmiscuirlo en el mundo de venta de
drogas al ofrecerle que realice un “pedido especial” que es totalmente seguro
en el que ganará la suma requerida para los cuidados de la abuela.
Es así como Ross “se disfraza de abogado” y arriba a un hotel para hacer
la entrega, lo que lo lleva a verse envuelto en una redada contra el tráfico de
drogas; debe destacarse que el personaje tiene mucha habilidad para detectar
detalles y, en este caso, al llegar a dicho lugar comienza a remembrar una
novela en la escuela primaria que se desarrolla de manera muy semejante a
lo que el está viviendo e intuye que se trata de una trampa; para asegurarse
de ello, le pregunta a un supuesto botones que si se encontraba en buenas
condiciones la alberca del hotel, a lo que el sujeto le responde –claro, señor
es el hotel Chiltton, el mejor de la ciudad–, respuesta falsa ya que había visto
un letrero en el que se informaba que la alberca no estaba en funcionamiento
y un niño había preguntado a su papá el motivo por el que estaba cerrada;
de igual manera, con toda tranquilidad le pregunta la hora al que al parecer
era un gerente, el movimiento que realiza dicho sujeto le permite ver a Ross
un arma de fuego, por lo que confirma su sospecha y se sigue de frente de la
habitación a la que tenía que ir dirigiéndose hacia las escaleras.
En esa circunstancia, su vida da un giro de ciento ochenta grados, fue tal
la suerte del personaje que logró introducirse a una entrevista para reclutar al
que sería el abogado asociado de Harvey Specter; justo al presentarse con éste
–claro con el nombre mencionado por la secretaria– se le abre el maletín en
donde traía la droga; Mike le platica a Specter la situación que había vivido
momentos antes y que había sido expulsado de la universidad y perdido su
beca porque tuvo la mala fortuna de venderle el examen a la hija del decano.
Mike Ross siempre quiso ser abogado y gracias a los conocimientos con
los que contaba logró impresionar a Specter, reconocido abogado de una de

156
Tanya Sarai Fuentes González

las mejores firmas de Manhattan, quien se destaca en ese mundo por ser siem-
pre el vencedor en todos los asuntos que representa y el mejor conciliador
de Nueva York, es brillante, seguro de sí mismo, calculador, aparentemente
egoísta e indiferente, en su práctica profesional siempre dispuesto a hacer lo
que sea con tal de ganar salvo alterar la verdad o violar la ley.
Harvey proviene de una familia no muy aventajada económicamente e
incluso disfuncional, estudió en Harvard gracias a Jessica Pearson; en algún
punto de su vida trabajó en una fiscalía, pero abandonó el lugar cuando des-
cubrió que el fiscal de distrito era corrupto.
Sus principios se ven contradichos al originar una situación antiética e ilegal
al contratar a Mike y a quien daría a conocer como abogado de Harvard (requi-
sito indispensable para poder formar parte de la “elite Pearson-Hardman”), secreto
que ambos deberán mantener a salvo; por otra parte, dicha contratación le da la
posibilidad de redireccionar su vida y crecer profesionalmente de Mike.
La mañana del primer día de trabajo en Pearson-Hardman de Mike, es
ilustrada con imágenes relacionadas con el entorno de éste y de Harvey; al
comparar las escenas, se deja entrever que un abogado debe ser alguien exi-
toso, adinerado, con posibilidades de ir a los mejores lugares y vestir ropa de
las marcas más suntuosas y glamurosas.
Cuando Mike se presenta en las oficinas de la firma, en un primer
momento es atendido por una recepcionista quien ni siquiera lo voltea a ver
y solamente le señala el lugar en el que deberá de esperar a la colaboradora a
cargo de “la orientación”.
Rachel Zen, es quien le explica a Mike la forma en que se encuentra
organizado el despacho y le da su primer recorrido; ella es una mujer dedi-
cada y comprometida con el trabajo, desarrolla labores de investigación, es
también hija de un reconocido abogado de la firma competidora, lo que le
pesa indirectamente en su desarrollo profesional; a pesar de tener un gran
talento, éste no es suficiente para que logre aprobar el examen de Columbia
para posteriormente obtener el título de abogada (cabe señalar que ella es la
primera asociada que no es de Harvard).
Otro de los personajes es Louis Litt , quien tiene la percepción de que
trabaja mucho y que es más confiable que su “contrincante” Harvey (hacia
quien existe un favoritismo muy marcado por parte de la socia-directora);
Louis constantemente necesita el reconocimiento de los demás, presenta una
actitud abusiva y déspota sobre los asociados, sin embargo, en raras ocasiones
demuestra cierto interés y preocupación por sus compañeros, forzándolos a
que aprendan y hagan bien lo que les corresponde laboralmente; además del
trabajo es un apasionado del ballet y del tenis.

157
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

Por su parte, Jessica Pearson es la socia-fundadora de mayor antigüedad,


tuvo como mentor a Daniel Hardman cuando entró a la firma tras haberse
graduado de Harvard.
Jessica tuvo gran influencia en el desarrollo profesional de Harvey, ya
que cuando éste trabajaba en una oficina de correos, notó que uno de los
empleados de la firma hizo algo deshonesto, acudió con ella para decirle que
si no declaraba ese acto como falta ética, el mismo iría con el fiscal de distrito,
situación que la dejó tan impresionada que le pagó sus estudios en Harvard
para que pudiera tener cabida en el famoso despacho.
Al ser una serie dirigida principalmente a un segmento de abogados, a lo
largo de sus capítulos ejemplifica un abanico de situaciones que pueden ana-
lizarse, temas que van desde la identidad de la firma, conflictos personales e
intereses que se dan día a día en la relación que surge entre los colaboradores,
pasando por la lealtad institucional y con los mismos clientes, hasta cuestiones
meramente jurídicas en diversas ramas del derecho.
De esta forma, en los siguientes apartados se analizarán temas torales en la
práctica jurídica como, por ejemplo: la implicación que tiene el prestigio de
la universidad de egreso en los abogados; la importancia de la actualización;
el saber trabajar bajo presión y resolver problemáticas en las que se incluyen el
acoso laboral, entre otros.

II. Educación para el privilegio.

Tras el ascenso de Harvey como socio-mayoritario, éste debía reclutar a un


asociado; al respecto, los socios sostienen la siguiente conversación, en la que
claramente se muestran los prejuicios a los que se enfrentan los abogados al
buscar empleo:

—Jessica: Cambiemos de tema, Harvey, tus entrevistas comienzan mañana.


—Harvey: ¡Qué! ¿Por qué no contratamos al idiota de Harvard que vino
hace días?
—Jessica: Creo que, si escuchas bien esa pregunta, encontrarás a respuesta.
—Harvey: Requerimos personas que piensen no otro clon con ideas
cuadradas.
—Louis: El hecho de que sólo contratemos personas de Harvard, nos da
un nivel que es un poco más valioso que contratar a un chico de Rotckers.
—Jessica: Tú estudiaste en Harvard.

158
Tanya Sarai Fuentes González

—Harvey: Pues soy una excepción.


—Jessica: Pues encuéntrame otra. 1

De dicha charla podemos dar cuenta cómo es que, en los ámbitos labo-
rales, en la mayoría de ocasiones, de antemano se prejuzga a las personas y se
les da valor a partir de las instituciones educativas a las que acudieron y tuvie-
ron acceso, sin mediar oportunidad para mostrar capacidad. Este prejuicio
está latente en el medio jurídico de manera constante, quien no proviene de
una universidad de renombre, no merece una oportunidad.
A partir de la forma en que seleccionan a los miembros que habrán de
formar parte de la firma, se crea una élite. Según el diccionario de la Real
Academia Española, una élite es una minoría selecta o rectora2 que goza de
un estatus privilegiado, por el simple hecho de su pertenencia, en este caso a
una universidad y posteriormente en un espacio laboral.
En este sentido, el pedagogo Ernesto Seara Vázquez señala que con
frecuencia se plantea un falso dilema respecto a las universidades de masas
contra la universidad de elite; la primera de ellas es entendida como una
universidad abierta a todos, no sólo porque con ella se impide la creación de
barreras económicas construidas por factores como los altos costos de inscrip-
ción y colegiaturas sino también porque se abaten requisitos académicos para
la admisión y permanencia, con el argumento de que un rigor académico
excesivo dejaría fuera del alcance a las clases desposeídas, la posibilidad de
entrar a una universidad y obtener títulos universitarios, dado que su edu-
cación previa a la universidad es deficiente, por la falta de calidad en las
instituciones de las que proceden o por las precarias condiciones económicas
familiares que no les han permitido dedicar a los estudios el tiempo necesario
para obtener una educación de calidad.3
En contraposición a la universidad de masas se encuentra la universidad de
elites, cuyo acceso sólo está abierto a quienes tienen los medios económicos sufi-
cientes para pagar los altos costos de colegiatura y quizá vivienda. Los de abajo
tendrían cerrado el acceso, tanto por razones económicas como de formación.4
El referido autor asevera que esas dos delimitaciones deben de ser rotunda-
mente rechazadas, pues abatir los niveles de calidad para que los sectores más
1
Véase, Korsh, Aaron, Suits (serie de televisión), Estados Unidos, Universal Cable
Productions, 2011, capítulo 1.
2
Consultable en: http://buscon.rae.es/dpd/srv/search?id=VAnPR2um9D6KtNFzOh
3
Cfr. Seara Vázquez, Modesto, Un nuevo modelo de universidad. Universidad para el
desarrollo, México, Universidad Tecnológica de la Mixteca, 2010, pp. 20 y 21.
4
Idem.

159
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

desfavorecidos consigan certificaciones o grados representa una estafa al pueblo


al que se le prometen conocimientos pero sólo se le dan papeles, y limitar la
entrada a la universidad a quienes puedan pagar los altos costos que se establez-
can, además de constituir una injusticia abierta, constituye una limitación eco-
nómica incluso para el desarrollo de un país, al cerrar a un sector de la población
la posibilidad de contribuir con su talento al desarrollo de la sociedad.
Discriminar en este sentido desiguala las oportunidades laborales, anula
los mecanismos meritocráticos y con la cultura de clase se marca a la cultura
del esfuerzo, lo que trae como consecuencia la definición al acceso a ciertos
empleos, por lo tanto, al salario y a la movilidad social.
Por lo que entre unas y otras personas se halla un enorme cierre social, como
Max Weber denominó a la acción conjunta de las personas que acumulan las
ventajas; este cierre es una estructura que sirve para justificar la inclusión o exclu-
sión a partir de ciertas categorías artificiales elaboradas por el ser humano.5
En este sentido, cuando los espacios universitarios son manejados como
espacios elitistas, perpetúan los mecanismos de poder, redes de influencia,
generando situaciones y oportunidades asimétricas, dejando muy de lado las
buenas intenciones acogidas en nuestra Carta Magna, relativas a la igualdad
y a la no discriminación que alberga el artículo 1o. constitucional.6
Considero que discriminar a partir de la pertenencia a una elite no nece-
sariamente es sinónimo de contar con los mejores profesionistas, ya que no
existe un verdadero proceso de selección.
Dicho lo anterior se deja abierta la posibilidad de reflexionar respecto a lo
siguiente: ¿las escuelas privadas realmente responden mejor a las necesidades
del mercado laboral?, ¿realizar una selección a partir de perjuicios construidos
por ideas inflexibles es adecuado para el mismo desarrollo de las instituciones
ya sean públicas o privadas?, ¿la forma de selección de personal puede conside-
rarse solamente un pretexto para que perduren ciertas ventajas?

5
Cfr. op.cit. por, Ricardo, Raphael, Mirreynato, la otra desigualdad, México, Planeta
Mexicana, 2014, p. 138
6
Artículo Primero: (…) Queda prohibida toda discriminación motivada por origen
étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las con-
diciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias sexuales, el estado civil
o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o
menoscabar los derechos y libertades de las personas.

160
Tanya Sarai Fuentes González

§ III. Preparación por encima de la improvisación

En los múltiples decálogos jurídicos que existen, una de las máximas que no
puede faltar, es la que refiere a que un jurista siempre debe estudiar y debe
actualizarse continuamente; por ejemplo, J. Couture señala que el derecho se
transforma constantemente, por lo que si no se estudia y se siguen los pasos
de éste, cada día se será un poco menos abogado.7
En este sentido, es de resaltarse que en Pearson-Hardman se toman con
seriedad el trabajo que cada uno de sus colaboradores desempeña, preparan
los casos meticulosamente y trazan diversas estrategias, atendiendo a los esce-
narios que podrían presentarse.
En el referido despacho de abogados también fomentan el estudio de sus
asociados, llevan a cabo juicios simulados y les enseñan por medio del método
de casos que les permiten fortalecer sus habilidades para postular.
Este método se basa principalmente en presentar a un alumno un caso
concreto, hipotético o no, con el objeto de que lo analice y proceda a su solu-
ción, debiendo profundizar en las normas positivas vigentes, así como en la
jurisprudencia existente para estar en condiciones de razonar como juez o
como abogado el problema planteado.8
Este tipo de prácticas tienen una gran valía ya que permiten a los estu-
diantes del derecho o abogados en formación desarrollar un pensamiento
analítico, creativo, ágil, en el que se ve superada la tarea memorística para
dar paso a aterrizar conceptos, relacionarlos e incluirlos en la argumentación
que se maneje o en la etapa probatoria.

§ IV. Enmarcación de la figura de autoridad como medio


para la legitimación

En uno de los primeros capítulos Litt trata de amedrentar e impresionar al


“abogado” recién llegado, armando una escena en la que supuestamente

7
Couture, J., Los mandamientos del abogado, consultable en https://www.juristasunam.
com/algo-mas-sobre-los-mandamientos-del-abogado-de-couture/12264
8
Carrasco Soulé López, Hugo Carlos, La enseñanza del derecho procesal civil mediante
la aplicación del método del caso, México, UNAM, tesis de maestría, 2002, p. 27.

161
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

despide a un colaborador por realizar una actividad de forma inadecuada.9


De manera textual la escena sucede de la siguiente manera:

—Louis: Sé que te dio la orientación Rachel, pero, quería darte una


bienvenida especial. Entre otras cosas soy el más disciplinado de los socios
(tocan una puerta de cristal).
—Gary: ¿Querías verme?
—Louis: Sí Gary, por favor pasa. Mike, él es Gary Lipsky, de los socios
más prometedores del año anterior.
—Mike: Hola (sonríe)
—Gary: Hola.
—Louis: Gary, la señora Pearson quiere saber (…) acabaste el archivo de Petranco.
—Gary: Ahhh (dudando), mi hermano vino el fin de semana y no tuve
oportunidad.
Louis: Esta es la tercera vez que te lo recuerdo.
—Gary: Lo haré en seguida.
—Louis: Estás despedido, ya no lo hagas.
—Gary: ¿Qué, no puedes despedirme?
—Louis: Claro que sí, ya lo hice, ve a empacar tus cosas, no quiero ver
tu cara otra vez aquí.
—Mike: (se incomoda)
—Louis: (con cara ruda y tono hostil) Lo arreglé para que lo vieras, por-
que les pagamos a los colegas bien y les damos la oportunidad de un avance
ilimitado, pero a cambio nosotros esperamos resultados, (silencio incómodo)
¿dejé claro el asunto?
—Mike: Sí
—Louis: (sonríe) Genial, bienvenido a Pearson-Hardman, puedes ir a trabajar.

Según la Real Academia Española, la subordinación es la sujeción a


la orden, al mando o al dominio de alguien,10 en este caso, Louis resalta la
subordinación que existe entre él y otros colaboradores para dejar en claro
su posición. A lo largo de la serie se pueden identificar situaciones como la
mencionada en la que el personaje continuamente “sitúa a cada quien en su
posición”, abusando de la interacción social que desarrolla y en la que está
presente la asimetría del poder, con ello acosando laboralmente a Mike, situa-
ción que puede ser analogada con el mobbing.
9
Véase, Korsh, Aaron, Suits (serie de televisión), Estados Unidos, Universal Cable
Productions, 2011, capítulo 1.
10
https://dle.rae.es/?id=YYZIvA6

162
Tanya Sarai Fuentes González

Heinz Leymann sostiene que, el acoso laboral o mobbing, es “aquella


situación en la que una persona ejerce una violencia psicológica extrema, de
forma sistemática y recurrente y durante un tiempo prolongado sobre otra
persona o personas en el lugar de trabajo con la finalidad de destruir las redes
de comunicación de la víctima o víctimas, destruir su reputación, perturbar el
ejercicio de sus labores y lograr que finalmente esa persona o personas acaben
abandonando el lugar de trabajo”.11
Asimismo, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) define al
acoso laboral como: “la acción verbal o psicológica de índole sistemática,
repetida o persistente por la que, en el lugar de trabajo o en conexión con el
trabajo, una persona o un grupo de personas hiere a una víctima, la humilla,
ofende o amedrenta”.
Al respecto debe decirse que en México y en el mundo existen leyes espe-
cíficas de protección a las y los trabajadores, establecen como causales de
rescisión de la relación laboral la violencia y los malos tratos u otros análogos
en contra del trabajador por el patrón, sus familiares o cualquiera de sus
representantes, los prohíben y establecen, puede llegar a multarse al patrón
en caso de realizarse por medio de un acto de discriminación.
Cabe señalar que, en el caso concreto de la serie en comento, el objetivo
que persigue Litt, es lograr controlar a Mike y dirigir su trabajo; como éste
último se ostentó como abogado cuando en realidad no lo era, quizá tendría
la desventaja que en caso de que evidenciara ante alguna autoridad el com-
portamiento de Litt, también expondría su propia mentira.
A lo largo de la serie veremos cómo Mike Ross, logra el apoyo incon-
dicional de Harvey Specter quien en múltiples ocasiones lo defiende de las
arbitrariedades de Litt, pero también como gracias a su buen desempeño se
gana el respeto de éste.

§ V. La importancia del tiempo en materia de patentes

A lo largo de la serie, podemos entretenernos con diversos capítulos que abor-


dan temas de propiedad intelectual, entre los cuales se puede referir, el relativo
al registro de una patente millonaria que tiene que ver con un teléfono satelital.

11
Garfias, Lugo, Acoso laboral, Mobbing, CNDH, México, 2017, consultable en: http://
appweb.cndh.org.mx/biblioteca/archivos/pdfs/Acoso-Laboral-Mobbing.pdf

163
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

Al respecto se puede señalar que el término patente es utilizado para hacer referen-
cia a un privilegio especial otorgado por algún Estado a un particular, es decir, es
un derecho subjetivo que concede al titular la explotación exclusiva de su invento,
con determinadas limitaciones, como la territorialidad y la temporalidad.12
Mientras Harvey Specter atendía las reuniones de las negociaciones
junto con su cliente y mostraban el producto, encomendó a Mike llevar a
cabo el registro de la patente, sin embargo, este último no tenía idea de cómo
realizarlo y trató de recurrir a algunas personas que él consideraba confiables
para que le explicaran como hacerlo, pero todas se encontraban inmersas en
su propio trabajo.
Aprovechándose de la situación, Gregory, tiró un anzuelo dejando ver
que él era experto en el trámite, con la finalidad de lograr un trato con Mike
que consistía en intercambiar tareas, Ross se dedicaría a corregir unos repor-
tes a cambio del registro de la patente.
Al materializar el trato Mike se percata de que para realizar la corrección
de los informes tenía que revisar muchísimos documentos lo que le tomaría
una gran cantidad de tiempo; a la mañana siguiente Harvey le solicita a Ross
la confirmación del registro, por lo que desvelado y aún sin acabar la parte de
su trato, recurre con Gregory y se desarrolla el siguiente diálogo:

—Mike: Por favor, dime que registraste…


—Gregory: … la patente, no aún no…
—Mike: Pero si te la di ayer Gregory…
—Gregory: al mismo tiempo que te di mis reportes y aun no has terminado.
—Mike: Estuve aquí toda la noche y llegué a la mitad.
—Gregory: Yo estuve aquí casi once minutos antes de abandonar tu
patente, cuál es el punto…
—Mike: Te juro que terminaré los reportes, pero tienes que darme la
confirmación antes de que Harvey vuelva
—Gregory: lo siento niño bonito, pero hiciste un trato…

Al enterarse de lo sucedido, Louis Litt aborda a Mike para preguntarle


por qué estaba haciendo las correcciones que le correspondían a Gregory, la
respuesta fue absurda y al final de cuentas Litt lo felicitó por haber sido leal a
sus compañeros y confiesa que el sólo estaba presionándolo con sus cuestio-
namientos para ver cómo reaccionaba.

12
Cfr. Viñamata Pashkes, Carlos, La Propiedad Intelectual, 6a. ed., México, Trillas,
2012, p. 242.

164
Tanya Sarai Fuentes González

Para congraciarse de “malentendidos anteriores”, Louis le da a Mike


un sobre con la confirmación del registro. Momentos más tarde Harvey se
reúne con Ross y le comenta con toda tranquilidad que la patente había sido
rechazada, sorprendido Mike pregunta la razón, y Harvey contesta que hubo
un registro previo que ocurrió porque no se había hecho el procedimiento
cuando se le solicitó.
Cabe señalar que en México entre los elementos para que una patente
se dé, la invención debe ser nueva y para determinarlo, es considerado el
estado de la técnica en la fecha de presentación de la solicitud de patente, o
en su caso, de la prioridad reconocida. Además, para determinar si la inven-
ción es nueva, estarán incluidas en el estado de la técnica todas las solicitudes
de patente presentadas en el país con anterioridad a la fecha legal, que se
encuentren en trámite.13
En el caso en comento, hubo alguien que se adelantó al registro, Harvey
tomó una actitud tranquila y dando soluciones, el primer paso que señaló
era investigar quién había hecho tal registro e ir ante un juez a solicitar “un
interdicto”, tras algunos enredos que tenían que ver con cuestiones personales
el juez le negó su petición.
Posteriormente Harvey le dijo a Mike que existía otra manera de pelear
la patente, ya que no siempre el que presenta primero la solicitud es quien la
gana, pero su resolución toma más tiempo.
La empresa que robó la patente ofreció un trato a Harvey para que se
lo mostrara a su cliente y ofrecía una suma de dinero muy por debajo de la
cantidad y el tiempo invertido para el desarrollo de tal patente, al final de
cuentas, el verdadero creador de la invención junto con Harvey implementa-
ron una mejor estrategia, poner en la red al alcance de todos los diseños del
teléfono satelital, haciendo que perdiera su valor; en la serie los temas son
adaptados para la pantalla chica, ya que fuera de ella el proceso por medio
del cual se decide quien debe tener los derechos de la patente es mucho más
complicado, sin embargo, a través de este ejemplo, podemos dar cuenta de
la importancia de investigar y recurrir a las fuentes adecuadas cuando no
sabemos hacer algo y el recordar que el factor tiempo puede ser determinante
para evitar controversias futuras.

13
Ibidem, p. 246.

165
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

§ VI. Habilidades negociadoras y Medios Alternativos


de Solución de Controversias

Para el desarrollo de las actividades propias de un abogado no solamente


se requiere una buena memoria sino también habilidades generales tales
como constancia, disciplina, autocontrol, asertividad y propiamente en el
desempeño de las labores jurídicas, una cultura legal, competencias técnicas,
capacidad de análisis y síntesis, capacidad de negociación, vocación concilia-
dora, dominio del lenguaje verbal y no verbal, sólo por mencionar algunas.
En la actualidad la resolución de conflictos no se reduce al ámbito juris-
diccional, sino que han surgido otras alternativas contractuales tales como la
mediación, la conciliación y el arbitraje.
Dichas alternativas responden entre otras necesidades a la agilidad que
se requiere para resolver conflictos para que se logren evitar pérdidas sobre
todo económicas.
Los medios alternativos de solución de controversias han adquirido un
gran auge al incorporarse a las diversas materias del derecho, entre las que
encontramos, derecho civil, familiar, comercial, laboral, ambiental, etc.
Los medios alternativos de solución de controversias son entendidos
como aquellos instrumentos mediante los cuales las personas pueden dar
solución a un conflicto surgido entre ellas a partir del diálogo y la negocia-
ción, sin necesidad de acudir a un procedimiento de carácter judicial.
Uno de los casos emblemáticos que debe resolver Pearson-Harman es el
relativo a una demanda colectiva en contra de una empresa petrolera, presen-
tada por un grupo de personas que sufrieron afectaciones en su salud debido
a la implementación de algunas prácticas para extraer hidrocarburos y la
contaminación a sus fuentes de agua.
Al respecto cabe mencionar que entre esas prácticas se encuentra la
fractura hidráulica también conocida como fracking, es una técnica para
extraer gas natural de yacimientos no convencionales. Consiste en explo-
tar el gas acumulado en los poros y fisuras de ciertas rocas sedimentarias
estratificadas de grano fino o muy fino, generalmente arcillosas o margosas,
cuya poca permeabilidad impide la migración del metano a grandes bolsas
de hidrocarburos. Para ello, es necesario realizar cientos de pozos primero
verticales (éstos pueden alcanzar una profundidad hasta de cinco mil metros
contados a partir de la superficie); al alcanzar la profundidad necesaria, se
realiza una perforación horizontal (puede extenderse hasta los tres kilómetros)
ocupando amplias áreas (la separación entre ellos ronda entre 0.6 a 2 km)

166
Tanya Sarai Fuentes González

e inyectar en ellos millones de litros de agua cargados con un coctel quí-


mico y tóxico a una elevada presión que fuerza el flujo de salida de los
hidrocarburos.14
Las operaciones y productos químicos empleados en el proceso de fracking,
plantean riesgos graves a la salud y en el deterioro de todo el sistema humano
de la población que vive en las comunidades aledañas, trabajadores de la
industria extractiva, ganado y animales domésticos derivados de la contami-
nación del agua, aire y suelo, lo que provoca un aumento en la demanda de
servicios médicos y de emergencias. En las referidas personas se han detec-
tado enfermedades tales como la silicosis (enfermedad pulmonar incurable) y
cáncer de pulmón, dichas enfermedades derivan de la exposición al polvo de
sílice procedente de la arena de sílice.
En la serie las personas que conforman el grupo padecen de cáncer; la
estrategia que sigue la firma representante de la petrolera es amedrentarlas
diciéndoles que las han investigado bien y que saben de algunas conductas
ilegales o ilícitas en que han incurrido a lo largo de su vida, por lo que si no
aceptan el trato que se les proponía irían tras ellas.
En cuanto al representante común del grupo le tratan de presionar
haciéndole ver que perdería el caso pues su dicho es falso porque su cáncer es
derivado de otras cuestiones tales como el hecho de que fumaba una cajetilla
diaria de cigarros y estuvo en contacto con sustancias peligrosas dada su acti-
vidad en el ejército y no de la práctica extractiva, por lo que, de igual manera,
si no aceptaba el trato, perdería todo.
En la multicitada serie, el abogado de la contraparte lleva a cabo una
serie de triquiñuelas para que a través de un convenio se logre que los afec-
tados acepten una suma de dinero muy por debajo de lo que merecen, sin
embargo, gracias al trabajo de Specter, este macabro plan no se materializa.

§ VII. A modo de conclusión

No cabe duda de que Suits es una serie poco convencional en el género, ya


que los argumentos principales no giran en torno a los casos, sino que en rea-
lidad lo que se busca exhibir son las formas en las que los abogados viven su
profesión en el contexto norteamericano.

14
Green Peace, Fractura Hidráulica para Extraer Gas Natural, disponible en:
http://www.greenpeace.org/espana/Global/espana/report/cambio_climatico/Fracking-GP_ESP.pdf.

167
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

Llama la atención que a pesar de que en México y Estados Unidos existe


una diferencia en cuanto a los sistemas jurídicos y, por tanto, en la forma en
la que se ejerce la profesión, hay notorias convergencias con respecto a la
idiosincrasia del gremio jurídico: los prejuicios en torno a las universidades de
egreso; la falta de ética y profesionalización; la constante envidia entre pares;
la ponderación del privilegio sobre el mérito (si es que realmente existe éste
último); pero, lo que sin duda, representa un problema compartido es que en
nuestra profesión hay una marcada tendencia de los abogados a corromperse.
El tema del acoso laboral, que no es exclusivo de nuestro gremio, tam-
bién causa grandes preocupaciones puesto que los despachos y centros de
impartición de justicia se han vuelto tierra fértil para el desarrollo de estas
prácticas, lo que es paradójico, pues estos problemas no deberían de surgir
en contextos donde se parte de la premisa que todos conocen la legislación.
Finalmente, consideramos que los medios alternativos de solución de
controversias son ejes centrales para entender nuestra práctica en el presente
y en el futuro. Un buen abogado no es el que golpea, es el que concilia y logra
respuestas éticas que resulten en conciliación o en sentencias justas.
En definitiva, Suits no es una serie convencional de abogados y, es por ello,
que debemos de ponerle una atención especial, ya que través de los capítulos
nos puede ayudar a reflexionar acerca de las prácticas negativas que se han
normalizado en el gremio y que, en vez de pasar por alto, debemos combatir.

168
DISTOPÍA, DERECHO Y PLURALISMO JURÍDICO.
ALGUNAS REFLEXIONES EN TORNO A BLACK MIRROR

Sergio Martín Tapia A rgüello*

Sumario: § I. Introducción. § II. Utopía y distopía. § III. Distopía y la crítica


a lo existente. § IV. Black Mirror: distopía, tecnología y transformación social.
§ V. El derecho y la clausura de la transformación. § VI. Ideología, derecho y transformación.
§ VII. El monismo jurídico como ideología del derecho moderno: Nosedive.
§ VIII. Conclusiones

§ I. Introducción

Un episodio termina. Mientras observa el brillo de la pantalla, el espectador


transita lentamente entre la sorpresa, la emoción y el desasosiego. Ha visto una
historia que se antoja verdadera, pero reconoce en ella motivos fantásticos.
Sabe que lo que ha visto es una ficción, pero tiene la certeza de que algunos
elementos podrían ser, incluso sin mucho esfuerzo, interpretados como parte
de su vida cotidiana. La televisión pregunta, como suele hacerlo en estos casos,
si desea continuar, pero mientras recuerda esas pequeñas experiencias que le
hacen sentir cercano aquello que debería ser más escape que puente, el conta-
dor, inexorable, termina su camino hasta el cero. La pantalla se apaga y enton-
ces mira, con asombro, a alguien que le observa desde ese gigante espejo negro.
Black Mirror (Espejo negro), es una serie de ciencia ficción distópica creada
por Charlie Brooker que ha cobrado una enorme popularidad desde su

Licenciado en Derecho por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla,


*

Maestro en Sociología por el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades Alfonso


Vélez Pliego, Maestro en Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de
México, Master en Global Rule of Law and Constitutional Democracy por la Universitá degli
Studi di Génova, Candidato a Doctor en Human Rights in Contemporary Societies por el
Centro de Estudos Sociais de la Universidade de Coimbra con la beca PD/BD/114073/2015
del Fondo Social Europeo a través del programa Human Potential Operating y la
Fundación para la Ciencia y la Tecnología de Portugal.

171
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

estreno, en diciembre de 2011. Desarrollada a través de historias de un sólo


capítulo que lentamente comienzan a mostrarse ambientadas en un mismo
universo, las cuatro temporadas1 han mostrado el potencial de sus inspira-
ciones principales, la clásica serie de televisión de La Dimensión Desconocida
(The Twilight Zone) y el cada día más omnipresente fenómeno tecnológico que
significa la revolución informática.2
El presente trabajo pretende realizar un acercamiento a algunos elemen-
tos de la serie con la finalidad de llevar a cabo una reflexión sobre el derecho
moderno y la existencia del pluralismo jurídico. Para ello, comenzará con una
explicación sucinta sobre las ideas de utopía y distopía, que tanto se han utili-
zado tanto en la literatura como dentro de la construcción de normatividades
emergentes. Posteriormente, a través de ellas, se hablará sobre la serie Black
Mirror y el uso que, desde la narrativa dominante sobre la tecnología, se genera
para establecer formas de ocultamiento de las alternativas y control social. En
un tercer momento, se mostrará cómo, de la misma forma que sucede en el
caso anterior, la visión dominante del derecho lleva a cabo una reducción ideo-
lógica del mismo. Finalmente, se mostrará el papel del monismo jurídico en esa
dinámica, partiendo para ello de un ejemplo de la serie en cuestión.

§ II. Utopía y distopía

Utopía, del griego U-topos, “no lugar” es el nombre de la isla imaginaria en


que se desarrolla el libro homónimo de Tomás Moro.3 A través de este recurso
narrativo, el autor articula una comparación entre la vida política y social de
una comunidad “perfecta” que ha logrado ya implantar las reformas que con-
sidera necesarias y la vida en Europa, mostrando con ello su conveniencia.

Se ha confirmado el estreno de una quinta temporada (finalmente, se ha tratado de


1

una película) en diciembre de 2018, que incluirá un episodio interactivo en que el


espectador podrá tomar decisiones para el desarrollo de la historia. Shaw, Lucas,
“Netflix Is Planning a Choose-Your-Own-Adventure ‘Black Mirror”, Bloomberg, 1 de
octubre de 2018, desde: https://www.bloomberg.com/news/articles/2018-10-01/netflix-is-
said-to-plan-choose-your-own-adventure-black-mirror, consultado el 6 de octubre de 2018.
2
Cfr. Brooker, Charlie, “Charlie Brooker: the dark side of our gadget addiction”,
The Guardian, 1 de diciembre de 2011, desde: https://www.theguardian.com/technology
/2011/dec/01/charlie-brooker-dark-side-gadget-addiction-black-mirror, consultado el 2 de
septiembre de 2018.
3
Moro, Tomas, Utopía, 22a. ed., México, Porrúa, 2017.

172
Sergio Martín Tapia Argüello

La idea no es del todo novedosa para la época. Es fácil observar que


diversos textos clásicos como la República de Platón,4 pueden ser calificados,
en más de un sentido de utopías; intentos de mostrar cómo ciertas formas
políticas concretas, pero no existentes, son ideales para una sociedad deter-
minada. Al igual que en otros casos, hizo falta la conjunción de ciertas condi-
ciones materiales, culturales y simbólicas5 para lograr la articulación de una
utopía que, generando una resignificación de la temporalidad cotidiana6 se
convirtiera no en una remembranza, sino en un proyecto futuro.
Así, por un proceso de metonimia, este “no-lugar” se convirtió pronto en
el nombre genérico para hablar de proyectos futuros anclados en la búsqueda
de una sociedad ideal. Si este proceso fue pronto caricaturizado para equipa-
rar lo arquetípico (ideal) con lo simplemente irreal, imposible e inalcanzable
(idealista, en una de sus múltiples acepciones), esto no es sino la muestra del
enorme potencial que las utopías encierran. Después de todo, ellas contienen
en un proyecto concreto, todo el poder de la esperanza.7
Por su parte, la idea de “distopía” (que surge al agregar el prefijo “dis”
que denota negación) como opuesto a la utopía, fue registrada por primera
vez en un discurso dado por John Stuart Mill, el 12 de marzo de 1868.8
Criticando la actuación del gobierno respecto a la propiedad y tenencia de
la tierra en Irlanda, Mill indica que algunas de las propuestas son “utópicas”
(entendiendo éstas como irrealizables) para rectificar y darle una dimensión
positiva a las formas utópicas, que “normalmente son ideas demasiado buenas
para ser practicables”, contra las propuestas controvertidas, que asumía como
simplemente demasiado malas para ser tomadas en serio.9 La palabra así se

Platón, Diálogos IV: República, Madrid, Gredos, 1986.


4

Entre las que destaca, como incluso la situación geográfica de Utopía lo demuestra,
5

el proceso de conquista y explotación del Cem-Anahuac, nuestra América. Cfr. Dussel,


Enrique, “Europa, modernidad y eurocentrismo”, La colonialidad del saber: eurocentrismo
y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas, Buenos Aires, CLACSO, 2000.
6
El devenir de la modernidad y la transformación del tiempo en este proceso, es un
tema común. Cfr. e.g. Koselleck, Reinhart, Futuro pasado, para una semántica de los
tiempos históricos, Barcelona, Paidós, 1993, pp. 21-40.
7
Cfr. Bloch, Ernst, Principio esperanza, t. 1, Madrid, Trotta, 2012.
8
Trahair, Richard C. S. Utopias and utopians. An historical dictionary, Connecticut,
Greenwood Press, 1999, p. 110.
9
Mill, John Stuart, “The state of Ireland”, Public and Parliamentary Speeches, Collected
Works of John Stuart Mill, volumen XXVIII, Toronto, University of Toronto Press,
Routledge, 1988, p. 248.

173
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

impondrá por encima de otras, como cacotopia (del griego κακός “malo”)10
y se popularizará para referirse a proyectos o previsiones de una sociedad con
características negativas.

§ III. Distopía y la crítica a lo existente

Si la Utopía había tenido sus primeras expresiones a través de la literatura,


será a ella a la que volverá su opuesto. Las distopías se convirtieron rápida-
mente en un género narrativo popular y debe decirse, de alta calidad11 que
busca desarrollar no una descripción totalmente imaginaria de realidades
ficticias, sino mostrar, a través de su profundización, los peligros de las for-
mas que se gestan y desarrollan en la vida cotidiana de las sociedades que
le son contemporáneas. Así, ellas se convierten en un medio ideal para la
crítica social, adentrándose para ello en algunas ocasiones en los terrenos
de la ficción científica, tanto para potenciar el elemento narrativo como
para escapar de las posibles represalias o incluso, combatir la censura.12
Estas características hicieron que tanto las utopías, como, principal-
mente las distopías saltaran a otras expresiones artísticas, como sucedió a
través del cambio de lenguaje que se dio con la incorporación del cine. Como
es fácil observar, algunos de los filmes clásicos de esta industria, como por
ejemplo, “Tiempos modernos” (1936) de Charles Chaplin o la conocidísima
“Metrópolis” (1927) de Franz Lang son en todo sentido, películas distópicas

Bentham, Jeremy, Plan of parliamentary reform: in the form of a catechism, with reasons
10

for each article, with an introduction, shewing the necessity of radical, and the inadequacy
of moderate, reform, Londres, R. Hunter, 1817, p. 192, desde: https://books.google.pt/
books?id=CUYPAAAAYAAJ&printsec, consultado el 13 de septiembre de 2018.
11
Algunos ejemplos de esto, pueden ser: Orwell, George, 1984, Barcelona, Penguin
Random House, 2013 (1948); London, Jack, El talón de hierro, Madrid, Akal, 2011
(1908); Bradbury, Ray, Farenheit 451, Barcelona, Minotauro, 2003 (1953), Huxley,
Aldous, Un mundo feliz, México, Tomo, 2008 (1932).
12
En una entrevista televisada antes de la salida al aire de “The twilight zone”, Rod
Serling habla sobre los enormes problemas de censura, tanto oficial como comer-
cial, que muchos temas despertaban y cómo esto le llevó a crear una ficción cien-
tífica que permitiera hablar claramente de los grandes temas sociales, sin que es-
tos fueran debatidos como peligrosos. Cfr. Wallace, Mike y Rod, Serling, “Rod
Serling interview”, The Mike Wallace interview, 1959, desde: https://www.youtube.com/
watch?v=q8sT6nz7VUM, consultado el 19 de septiembre de 2018.

174
Sergio Martín Tapia Argüello

que desde los principios mismos de la industria cinematográfica, elaboran


a través de sus discursos, una aguda crítica social, en muchas ocasiones
incluso utilizando para su elaboración, elementos indispensables de aquello
que criticaban (por ejemplo, la tecnificación o el desarrollo de las cadenas
de producción, distribución y consumo).13
El caso de Black Mirror es similar. Aprovechando la transformación de
las plataformas de distribución generalizada de contenidos desde los espa-
cios fijos y unidireccionales de las grandes cadenas de televisión hacia los
distribuidores de contenido a la carta,14 esta serie se popularizó masiva-
mente gracias a los alcances del internet y la informática, objetos mismos
que le sirvieron para cimentar su crítica a la sociedad contemporánea.
A pesar de que podría parecer una paradoja, el que aquello que le ha
dotado de éxito sea el objeto central de su crítica no es una contradicción.
O no al menos, una contradicción que deba ser entendida como incom-
prensible. Después de todo, como se ha mencionado, las formas particula-
res a través de las cuales la crítica puede ser realizada, precisan una serie de
condiciones materiales, culturales y simbólicas que sólo pueden ser encon-
tradas en el momento en que ella surge;15 es decir, que tanto la crítica como
aquello que se critica son parte del mismo proceso social. Al igual que en
el caso de las utopías, que no presentan nunca soluciones que se encuentren
más allá de los horizontes de posibilidades de la sociedad en que se desarro-
llan, las distopías jamás pueden realizar críticas de lo que resulta impensable;
sus límites son aquello que se considera (más como un deseo que como una
realidad fáctica) como imposible,16 pero que existen ya de manera germinal
en nuestra sociedad.

13
Este proceso puede ser observado de una manera puntual en Coriat, Benjamin,
El taller y el cronómetro, México, Siglo XXI, 2012.
14
Cfr. Jenner, Mareike, Netflix and the reinvention of television, Nueva York, Palmgrave
McMillan, 2018.
15
Capella, Juán Ramón, op. cit.
16
Cfr. Marx, Karl, “Trabajo asalariado y capital”, La cuestión judía y otros escritos,
Barcelona, Planeta Agostini, 1994.

175
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

Así, no resulta complicado encontrar en los periódicos, noticias,


la mayoría de las veces no demasiado profundas, sobre el advenimiento
de procesos, servicios o bienes que se dice, fueron predichos por la serie,17
obviando claramente que esta se fundamenta en cuestiones no sólo posibles
con la tecnología actual, sino ya directamente encaminadas por la misma.
Presentados generalmente de forma sensacionalista, los avances tecnológicos
son vistos con una mezcla de temor y reverencia, como algo benéfico y perju-
dicial al mismo tiempo, más mágicos incluso, que verdaderamente científicos.
Cada una de estas contradicciones, no son en realidad, extrañas. Una de
las características más distintivas de la modernidad, consiste precisamente en
el carácter contradictorio que toman las relaciones sociales.18 La existencia,
en sociedades no sólo profundamente desiguales, sino que incluso se estructu-
ran (y requieren para existir) una lógica interna de la desigualdad (en el caso
concreto de nuestras sociedades, a través de la apropiación del trabajo ajeno
y la separación de los medios de producción)19 genera premisas unívocas de
existencia, que rechazan las potencialidades como partes de la realidad y
establecen entonces, existencias negadas que se ven como contradictorias con
lo “realmente existente”.20 No se trata de que los avances tecnológicos pue-
dan ser “igualmente usados para bien y para mal”, como si se trataran de
elementos neutros, sino que cada uno de sus usos encierra, en sí mismo, todos
los usos posibles que se dan y por lo tanto, articulan de manera múltiple y
fragmentaria, sus efectos.21
Si el programa (como las obras literarias en el pasado) puede tener
impacto alguno, este será siempre debido al poder performativo de las

17
E.g. Muñoz, Fernando, “Ocho cosas de Black Mirror que ya han sucedido en la vida
real”, Play Series, suplemento electrónico de series y televisión de ABC, 16 de sep-
tiembre de 2018 desde https://www.abc.es/play/series/noticias/abci-ocho-cosas-black-mi-
rror-sucedido-vida-real-201611130125_noticia.html, consultado el 1 de octubre de 2018.
White, Catriona, A driverless pizza van is the latest Black Mirror prediction to come true
desde: https://www.bbc.co.uk/bbcthree/article/5c0ce0ab-c88f-45be-b44d-59841e5f9e64,
consultado el 1 de octubre de 2018.
18
Berman, Marshall, Todo lo sólido se desvanece en el aire, México, Siglo XXI, 2008.
19
Marx, Karl y Engels, Friederich, “Manifiesto del partido comunista”,
La cuestión judía (y otros escritos), Barcelona, Planeta-Agostini, 1994.
20
Se trata de la idea central de Adorno, Theodor W., Dialéctica negativa, Madrid, Akal,
2008.
21
Holloway, John, “Why Adorno?” en Holloway, John; Matamoros, Fernando y
Tischler, Sergio, Negativity and Revolution: Adorno and Political Activism, Londres, Pluto
Press, 2009, pp. 12-17.

176
Sergio Martín Tapia Argüello

profecías autocumplidas, que reducen las múltiples posibilidades al enun-


ciarse. A pesar de que cada capítulo encierra en sí tanto elementos utópicos
como distópicos y que estos son interpretados de manera distinta de acuerdo
al espectador (y por lo tanto, al momento en que estos son observados), debe
tenerse en cuenta que lo que desarrolla no es un proceso mágico de adivina-
ción, sino una descripción ampliada de lo existente.

§ IV. Black mirror: tecnología y transformación

Distintos capítulos de la serie nos presentan elementos que podrían ser ana-
lizados en este trabajo, tanto para referirnos a la existencia de elementos
distópicos como para hablar de estos, la tecnología y su relación con la trans-
formación social y el derecho. Así, por ejemplo, la despersonalización del
otro y la creación de un enemigo infrahumano (Men against fire, ep. 3x05;
Metalhead, ep. 4x05), la búsqueda de un sistema efectivo de vigilancia total
(The entire history of you, ep. 1x03; Arkangel, ep. 4x02; Crocodile, ep. 4x03) o la
banalización de los asuntos públicos y la reducción de la política gracias a la
cultura del espectáculo (The national anthem, ep. 1x01; The Waldo moment; ep.
2x03) son hechos que suceden constantemente en nuestra sociedad y cuyo
mensaje puede ser fácilmente reinterpretado bajo esos parámetros, incluso
sin realizar grandes esfuerzos interpretativos.
Resulta ya un lugar común mencionar que los avances tecnológicos
de los últimos treinta años han significado una transformación radical de
la manera en que nuestras sociedades producen, así como la forma en que
ellas se reproducen.22 Ante ello, es necesario evitar las visiones simplistas que
instan a mirar este proceso como algo unicausal o unidireccional. Los desa-
rrollos tecnológicos solamente surgen como tales en un ámbito cultural que
se encuentra preparado para ello, como puede mostrarlo con facilidad la
historia de cientos de productos que nunca lograron consolidarse por haber
surgido “antes de su tiempo”. Quizá la más clara muestra de esto, a nivel
histórico, puede encontrarse en la creación de la máquina de vapor. Este
importante desarrollo tecnológico, que es presentado en muchas ocasiones
como “el motor” o “la causa” de la revolución industrial, era ya utilizado en
la antigüedad por griegos y romanos, aunque debido a las condiciones del
22
E.g. Coriat, Benjamin, El taller y el robot, México, Siglo XXI, 2012; Harvey, David,
La condición de la posmodernidad, investigación sobre los orígenes del cambio cultural, Madrid,
Amorrortu, 2000.

177
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

modo de producción, nunca se pensó en su utilización para algo más que


para elementos de diversión, como juguetes. Muchos siglos después (pero no
los suficientes), un barco con un motor funcional fue presentado a Carlos V,
quien lo rechazó bajo la idea de que se trataba más de una curiosidad que
algo que pudiera efectivamente utilizarse.23 Algunas visiones intentan mostrar
estas decisiones como “errores” o momentos desperdiciados. Sin embargo, la
realidad concreta de los momentos históricos en que se llevaron a cabo estos
eventos habría hecho imposible una transformación radical de las relaciones
sociales a través de ellos.
De esta forma, si bien las transformaciones materiales generan transforma-
ciones culturales y de organización,24 se requiere profundizar en esta idea, para
recordar que lo que se presenta como distintas transformaciones mutuamente
interdependientes, no son sino caras de un mismo proceso social de reconfigu-
ración, tanto material como simbólico en un momento determinado.25
Si existe un intento de presentar estas transformaciones como dos proce-
sos independientes (aún cuando relacionados), esto se debe en gran medida,
a que una visión fragmentaria de la realidad permite el ocultamiento de las
relaciones de poder y con ello, su naturalización.26 Lo que “existe”, es decir,
la interpretación de la realidad formulada a través de la visión dominante se
convierte a sí mismo en la única realidad posible, ignorando no sólo todas
aquellas otras realidades negadas dentro de sí misma,27 sino también y espe-
cialmente, a todas las otras existencias concretas que no se adecuan a los
cánones establecidos o que, incluso se oponen activamente a ellos.28
Tanto la negación de la posibilidad de alternativas como la invisibilización
de las relaciones de poder, pueden ser observadas en el proceso de creación de
respuestas únicas ante cuestiones o dilemas existentes. Si establecemos como

23
Cfr. Capella, Juan Ramón, Fruta Prohibida. Una aproximación histórico teorética al derecho
y al estado, Madrid, Trotta, 2011.
24
Marx, Karl, “Trabajo asalariado y capital”, La cuestión judía y otros escritos, Barcelona,
Planeta- Agostini, 1994, p. 315.
25
Cfr. Horkheimer, Max y Adorno, Theodor W., “Filosofía y división del trabajo”,
Dialéctica de la ilustración, Madrid, Akal, 2007.
26
Holloway, John, “El estado y la lucha cotidiana” en Cuadernos políticos, núm. 24,
México, Era, abril-junio 1980, p. 17.
27
Adorno, T., “Dialéctica negativa”, Dialéctica negativa. La jerga de la autenticidad,
Madrid, Akal, 2008.
28
Es contra este esfuerzo, precisamente, que se desarrolla la teoría crítica. Santos,
Boaventura de Sousa, Crítica de la razón indolente. Contra el desperdicio de la experiencia,
Bilbao, Descleé de Brower, 2012, p. 23.

178
Sergio Martín Tapia Argüello

límite de posibilidad aquello que se adecua a los intereses y fines de quienes


detentan el poder y asumimos teleológicamente la necesidad de nuestras res-
puestas, las preguntas que se formulen lo harán siempre con respuestas dadas
de antemano. Así, el “desarrollo tecnológico” en abstracto y los desarrollos
tecnológicos existentes (lo que no significa todos los desarrollos tecnológicos,
sino aquellos que cumplan con las características para ser observados como
existentes, es decir, aquellos que cumplan los requisitos para “existir” bajo el
paradigma dominante) serán considerados necesarios, incluso, inevitables.
Al ser presentado de esta manera, cualquier crítica u oposición es entendida
como ilegítima, peligrosa o inútil, lo que refuerza los límites de posibilidad de lo
existente. Como esto no sucede nunca de forma abstracta, sino en un contexto
cultural, económico, social, es decir, en un entramado relacional concreto, cada
reinterpretación del mundo bajo estas premisas, ayuda a su continuación.29
Al mismo tiempo, el proceso de separación que se ha planteado asume
que los desarrollos tecnológicos, tanto aquellos que son presentados en la
serie como los que sirven de base en el mundo inmediato, surgen como ele-
mentos “neutros”, es decir, vacíos de contenidos ideológicos o presupuestos
epistemólogicos sesgados.30 Al asumirse como resultado de esfuerzos indi-
viduales (el mito del “genio solitario”) o bien, interconectados (lo que significa
simplemente, la existencia de diversos esfuerzos individuales), este camino
busca dejar a un lado las condiciones materiales, históricas y culturales en las
que (y a través de las cuales) se desarrollan estos inventos, convirtiendo, de
este modo a la tecnología en un elemento puramente instrumental, que puede
utilizarse para muchas cosas y que no posee, por sí mismo, ningún tipo de
contenido ético o político; si los robots abeja existen (Hated in the Nation, ep.
3x06) estos pueden ser usados para polinizar y salvar al mundo o bien para
asesinar, dependiendo de quién tiene el control sobre ellas.
Como se ha mencionado, el problema de esta visión consiste en que al
ignorar las relaciones materiales concretas en que se desarrollan los hechos y
asumir teleológicamente que estos debieron existir y que son los únicos posibles,
la transformación social se encuentra escrita de antemano y tanto la discu-
sión plural y abierta como cualquier atisbo de crítica son, en el mejor de los
29
Después de todo, el mundo no “es” de una forma determinada, sino que está siendo
construido de manera permanente y constante, por quienes se relacionan en él. Cfr.
Holloway, John, Cambiar el Mundo sin tomar el poder. El significado de la revolución hoy,
Buenos Aires, Herramienta, 2010.
30
Sobre los múltiples problemas que esta idea presenta, cfr. e.g. Soulié, Charles,
“L’anatomie du goût philosophique”, Actes de la recherche en science sociales, 109, octu-
bre, 1995, pp. 3-21.

179
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

casos, entendidas como inútiles cuando no presentadas como retrógradas o


peligrosas. El mundo, que parece estar pre constituido desde el inicio, no
tiene espacio para cualquier cuestionamiento (legítimo) sobre las responsabi-
lidades individuales y sociales de las condiciones existentes, ni la idoneidad de
las soluciones propuestas o sus alternativas.

§ V. El derecho y la clausura de la transformación

Si la manera en que los desarrollos científicos y tecnológicos se presentan en


las sociedades contemporáneas tienden a buscar la clausura de las posibili-
dades de transformación social, esto sucede también en la técnica de control
social llamada derecho31 y en las disciplinas que le estudian,32 principalmente
en la ciencia jurídica, o jurisprudencia,33 como podría llamarse si el nombre no
fuera ya utilizado en otro sentido por el derecho.
Diversas teorías tradicionales34 han buscado articular un marco de sen-
tido similar a los que se mencionan en el apartado anterior para la com-
prensión del derecho. Así, las visiones voluntaristas y causalistas,35 pretenden
generar una división entre “lo jurídico” y la “sociedad” (o en algunos casos,
de ciertos “componentes” de la misma, como la economía) para establecer
que se trata de elementos con algún grado de dependencia, pero diferentes
y separados entre sí.36 De esta forma, se genera una visión fragmentaria (y
necesariamente incompleta) de las relaciones jurídicas, que permite y privile-
gia una observación sesgada (e ideológica) de las sociedades contemporáneas.

31
Kelsen, Hans, “El derecho como técnica social específica”, ¿Qué es justicia?
Barcelona, Planeta Agostini, 1993.
32
Correas, Oscar, Teoría del Derecho, México, Coyoacán, 2010, pp. 259- 262.
33
Tamayo y Salmorán, Rolando, Razonamiento y argumentación jurídica, el paradigma
de la racionalidad y la ciencia del derecho, México, Instituto de Investigaciones Jurídicas
UNAM, 2003, pp. 91-100.
34
Cfr. Tapia Argüello, Sergio Martín, “La Crítica Jurídica en la enseñanza
del Derecho”, Anales, Extraordinario III, 2017, Universidad Nacional de la Plata,
pp. 426- 430.
35
Correas, Oscar, Introducción a la crítica del derecho moderno. Esbozo, Puebla, Universidad
Autónoma de Puebla, 1982.
36
Correas, Oscar, “Teorías Sociológicas del Derecho y Sociología Jurídica I”,
Crítica Jurídica, 7, Universidad Autónoma de Puebla, 1987, p. 92.

180
Sergio Martín Tapia Argüello

Visiones tan distintas como el formalismo positivista de la teoría pura,37


el normativismo economicista del legalismo soviético38 y la que es quizá su
elaboración más desarrollada: la teoría de sistemas aplicada al derecho,39
sustentan, como es fácil observar, sus postulados en los presupuestos de esta
fragmentación. Por otro lado, algunas posturas que buscan oponerse a la
reducción que resulta de ella, como es el caso del eclecticismo de la tridimen-
sionalidad jurídica llevan a cabo acciones semejantes.40 Al agregar lo que
consideran nuevos elementos al análisis jurídico para enriquecerlo, estas pos-
turas reproducen la idea de separación de lo social y lo jurídico, aún cuando
su intención sea reunirlos nuevamente en un momento posterior.
Esto resulta problemático porque comprender el derecho como un
fenómeno perfectamente delimitado en este sentido (o bien como la suma de
delimitaciones específicas de la realidad social), genera una reducción de la
experiencia jurídica de las sociedades contemporáneas,41 que no responde a
la realidad vivida por los involucrados en dichas relaciones, ni desarrollan un
marco analítico adecuado para su estudio. Esto, que en muchas ocasiones se
explica de forma incorrecta como una separación entre la teoría y la prácti-
ca,42 tiene como resultado un doble estándar de análisis jurídico, que permite
el uso constitutivo, es decir, creativo, de la descripción de la realidad jurídi-
ca.43 De esta forma, lo que es presentado como una observación, se convierte
en uno de los elementos centrales de una ideología jurídica que legitima (y
en más de un sentido, crea) las formas existentes de control y dominio social.44

37
Kelsen, Hans, Teoría pura del derecho, México, Porrúa, 2008.
38
Vyshinski, Andrei Y., The Law of the Soviet State, Nueva York, The MacMillan
Company, 1948.
39
E.g. Luhman, Niklas, El derecho de la sociedad, México, Herder- Universidad
Iberoamericana, 2005.
40
Reale, Miguel, A teoría tridimensional do Direito, Lisboa, Imprensa Nacional:
Casa da Moeda, 2013.
Grossi, Paolo, “¿Justicia como ley o ley como justicia? Anotaciones de un historiador
41

del derecho”, Mitología jurídica de la modernidad, Madrid, Trotta, 2003, pp. 21-38.
42
Kahn, Paul, El análisis cultural del derecho, una reconstrucción de los estudios jurídicos,
Barcelona, Gedisa, 2001, pp. 13-15.
Cfr. Nino, Carlos Santiago, Consideraciones sobre la dogmática jurídica (con referencia particular
43

a la dogmática penal), México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1989.


44
Correas, Oscar, Crítica de la ideología jurídica: ensayo sociosemiológico, México,
Coyoacán, 2003.

181
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

Cuando esta función, tanto creadora como legitimadora es puesta de


manifiesto,45 las visiones tradicionales del derecho recuerdan la mencionada
(y necesaria) distinción entre la función eminentemente normativa de la técnica
jurídica y la descriptiva explicativa de la llamada ciencia del derecho.46 Esta
distinción, se indica, hace imposible que exista un cruce entre la “observación
del derecho realmente existente” y su transformación. Como a pesar de estas
afirmaciones, la reconfiguración del derecho “realmente existente” por parte
de las aparentes descripciones suceden de forma constante, se requiere una
explicación para ello. De esta forma, el nuevo derecho, que surge desde lo que
se presenta como observación, es presentado como una “reinterpretación”,
una mejora interpretativa del derecho siempre presente, que había sido mal
entendido por los interpretes del pasado, o bien como una actualización que es
posible sólo bajo parámetros previamente existentes. El cambio será entonces
presentado como una corrección lograda gracias al análisis y no propiamente
una transformación causada por él.
Existen varios problemas con esta argumentación. El primero es que si se
observa la manera en que es formulada, podemos apreciar que la distinción
entre el derecho y la ciencia que le estudia se asume como dada, al igual que la
avaloratividad de la observación desarrollada por la segunda. Como si la sola
mención de que se trata de un discurso descriptivo, generara una inmunidad
inmediata a cualquier intento transformativo que se articulara a partir de ella
y eliminara cualquier posible valoración pre existente. Resulta claro que tanto
la avaloratividad como la distinción de niveles de discurso son requisitos meto-
dológicos adecuados, pero eso no significa que deban ser considerados como
características intrínsecas de la investigación científica, o bien como sucede en
algunas ocasiones, como elementos que surgen de forma espontánea.47
Al contrario, si bien deben ser considerados como deseables y su búsqueda
debe ser una constante dentro de toda investigación honesta, también resulta cierto
que el primer paso de esta honestidad consiste en aceptar que se trata de la exigen-
cia de un proceso continuo de vigilancia epistemológica,48 un ideal metodológico
45
Generalmente a través de las visiones llamadas de forma general como “críticas”,
e.g. Ruiz, Alicia E. C., “Derecho, democracia y teorías críticas de fin de siglo”,
Idas y vueltas por una teoría crítica del derecho, Buenos Aires, Editores del puerto, 2001.
46
Cfr. Tamayo y Salmorán, Rolando, Introducción analítica al estudio del Derecho, 2a. ed.,
México, Themis, 2011.
47
Bobbio, Norberto, “La filosofía política y la lección de los clásicos”, Teoría general
de la política, Madrid, Trotta, 2003.
48
Bourdieu, Pierre; Chamboredon, Jean- Claude y Passeron, Jean- Claude,
El oficio de sociólogo, México, Siglo XXI, 2008.

182
Sergio Martín Tapia Argüello

en doble sentido que se sustenta en presupuestos ontológicos y epistemológicos


complicados y quizá irrealizables,49 y no una etiqueta que se coloca a cualquier
“investigación” por ser presentada como académica o científica per sé.50
El segundo problema puede ser ubicado en la manera en que se pre-
sentan los alcances de la distinción entre los niveles discursivos del derecho (pres-
criptivo) y la ciencia del derecho (descriptivo-explicativo). Si bien resulta necesario
establecer la separación del nivel que busca regular la conducta social y aquel
que pretende identificar, analizar y estudiar sus características, no es posible
asumir que dicha distinción niegue el carácter descriptivo de ciertas partes del
“derecho” o el poder performativo e incluso prescriptivo, de la ciencia jurídica.
La descripción dada con anterioridad hace parecer a la transforma-
ción sufrida por el derecho gracias a la ciencia jurídica, como una trans-
formación mediada, es decir, como una reconfiguración que se da dentro
de los límites de “lo jurídico”. La ciencia que estudia al derecho observa de
forma neutra una situación, presenta su observación al derecho y este, con sus
propios procedimientos internos, desarrolla una posible transformación de
su contenido, independiente de lo dicho por la observación. Aún aceptando
esta manera de interpretar lo que sucede en esa relación, dinámica, muchas
veces contradictoria, entre “derecho” y “ciencia jurídica” resulta complicado
pensar tanto en la neutralidad valorativa de la observación, como en la inde-
pendencia total entre ambos procesos.

§ VI. Ideología, derecho y transformación

Uno de los elementos centrales de la ideología jurídica de la modernidad, se


sustenta en el hecho de que el derecho cuenta con un órgano centralizado
de toma de decisiones ante conflictos que tiene como función el desarrollo
49
Como lo son la distinción entre conocimiento y autoconocimiento, la división
“sujeto”- “objeto” o la fragmentación disciplinar. Cfr. Santos, Boaventura de
Sousa, Crítica de la razón indolente. Contra el desperdicio de la experiencia, op. cit.
50
Después de todo, esta es en muchas ocasiones la pretensión de presentar un dicho
de esta manera: al colocarle la etiqueta de “científico”, “académico” o, en el discurso
actual “técnico”, se desvirtúa a cualquier oposición posible y se deslegitima la voz de
todos aquellos a quienes no reconocemos como interlocutores calificados para dialogar
en igualdad, lo que en muchas ocasiones resulta en deslegitimar a todos aquellos que
no están de acuerdo, sin importar la solidez de sus argumentos. Foucault, Michel,
Genealogía del racismo, La Plata, Caronte, 1996.

183
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

de estrategias de vigilancia y control.51 De esta forma, se logra, según estas


visiones, una despersonalización de las decisiones judiciales52 que dificulta
(incluso, para algunos, evita del todo) los posibles sesgos dentro de ellas. Un
sistema de contrapesos adecuado, con mecanismos institucionales claros,
como lo son la conformación de un sistema de instancias múltiples de resolu-
ción con posibilidades de corrección interpretativa por funcionarios distintos
(y jerárquicamente superiores) a los iniciales; la existencia de órganos cole-
giados para ciertas decisiones que son asumidas como clave; ciertas prohi-
biciones expresas en la ley (e.g. cosa juzgada, duplicidad de la instancia); la
configuración de principios procesales como el non bis in ídem, o nemo iudex in
sua causa, que permite solicitar la recusación o generar la excusación de juzga-
dores, tienen claramente, un gran potencial para disminuir las posibilidades
de que se lleven a cabo decisiones enteramente personales o sustentadas sim-
plemente en preferencias.
A pesar de ello, incluso con un funcionamiento adecuado de todos y
cada uno de estos mecanismos, lo que en realidad es constantemente puesto
en duda, incluso sobre los más eficientes y aceptados entre ellos,53 la dismi-
nución o incluso eliminación de sesgos personales inmediatos y el control de
beneficios personales no significa, necesariamente, que las interpretaciones
construidas en ese sistema sean desarrolladas bajo criterios de verdad obje-
tiva o de “significado intrínseco” de los dispositivos normativos, como en
ocasiones es presentado.
Aún entre aquellas visiones que podrían mostrarse como claramente
“tradicionales” en otros sentidos, existe un rechazo a esta visión simplista de
la interpretación,54 asumiendo con claridad la existencia de una dimensión
eminentemente “política” de la decisión judicial (al igual que, como se ha
hablado en las páginas pasadas, sucede en el caso de la conformación del
conocimiento científico). En realidad, aún cuando las y los operadores jurí-
dicos pueden creer que verdaderamente están haciendo una interpretación
“pura” de las normas contenidas en los dispositivos, esta será realizada (en
el mejor de los casos), a través de un análisis hermenéutico de coherencia
interna desarrollado a través de un aprendizaje social sobre los significados
51
Bourdieu, Pierre, La fuerza del derecho, Bogotá, U. de los Andes, 2000.
52
Weber, Max, Economía y Sociedad. Esbozo de sociología comprensiva, México, Fondo de
Cultura Económica, 2008, pp. 173-180.
53
Cf. e.g. Vermeule, Adrian, “Contra Nemo Iudex in Sua Causa: The Limits
of Impartiality”, The Yale Law Journal, 122 (2), 2012, pp. 384-420.
54
El mejor ejemplo de ello, puede ser visto en Kelsen, Hans, Teoría pura del Derecho,
op. cit., Capítulo X: La interpretación.

184
Sergio Martín Tapia Argüello

técnicos y comunes.55 Es decir, a través de un marco común de significado,


que ha sido que ha sido socialmente establecido mediante una preparación
particular que enseña “lo que el derecho dice”.56 Cuando efectivamente, el
derecho “dice eso” a través de sus actores, la profecía autocumplida toma más
fuerza y genera las condiciones para dejar de cuestionarse por qué “dice eso”
y no, finalmente, cualquier otra cosa.57

§ VII. El monismo jurídico como ideología


del derecho moderno: Nosedive.

Como puede observarse, la fragmentación de las relaciones sociales, sin


importar la forma en que se realice, tiene como uno de sus efectos princi-
pales el ocultamiento de las inequidades al interior de ellas. Esto, que puede
fácilmente convertirse en una manera de hacer invisibles, cuando no abier-
tamente legitimar las formas existentes de dominación, requiere para ser
práctico, un ejercicio que desestime y rechace, cuando no haga totalmente
invisibles, a las alternativas. Si en otros casos, esto se hace al presentar cier-
tas posibles respuestas a un problema concreto como “las únicas realmente
realizables”, lo que corre la discusión sobre el tema y evita, de entrada, una
aproximación a la situación caracterizada ya de forma dogmática como pro-
blema, sus orígenes, sus causas y la razón para su clasificación como tal, al
tiempo que descalifica a otras posibles soluciones, en el derecho este proceso
de epistemicidio tiene una forma concreta: la ideología del monismo jurídico.
En Nosedive, el primer capítulo de la cuarta temporada de la serie, podemos
ser testigos de una historia que nos resulta familiar tanto de forma directa (el
sistema, ahora, comienza a ser utilizado en algunas partes del mundo)58 como

Tapia Argüello, Sergio Martín, “Educación y  Crítica Jurídica.  Algunas


55

aproximaciones desde las aulas” en Orler, Enseñanza del Derecho. En el Centenario


de la Reforma Universitaria. Los desafíos de la educación jurídica en el Siglo XXI, La Plata,
Observatorio de Enseñanza del Derecho, Facultad de Derecho Universidad
Nacional de La Plata, 2018.
56
Kennedy, Duncan, “La educación legal como preparación para la jerarquía”
en Courtis, Christian (comp.), Desde otra mirada, Buenos Aires, Eudeba, 1999.
57
Correas, Oscar, Crítica de la ideología jurídica: ensayo sociosemiológico, op. cit., p. 11
58
Aldama, Zigor, “Privacidad y datos El sistema de crédito social chino salta de la
teoría a la práctica”, desde: https://retina.elpais.com/retina/2018/03/27/tenden-
cias/1522145305_569868.html, consultado el 9 de diciembre de 2018.

185
Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

en una dimensión metafórica. La protagonista, una mujer joven que lucha por
construir el ideal de vida “perfecto” para su sociedad, se encuentra con una
oportunidad increíble cuando una ex compañera de escuela le contacta para
ser madrina en su boda. Aceptando de inmediato, comienza a construir sus
planes basados en el éxito de esta actividad y actuando como si ya hubiera
sucedido y ella se encontrara ya, con los beneficios derivados de la misma.
Descrito de esta manera, el argumento puede resultar poco atractivo en
cuanto desarrolla una historia genérica que ha sido ya repetida incontables
ocasiones y no explica, obviamente, el interés mostrado hasta ahora. No obs-
tante, debemos recordar que Black Mirror utiliza, como elemento distintivo,
el desarrollo de tecnologías. En el centro de Nosedive, encontramos un sis-
tema de calificaciones estructurado como una red social, mediante el cual la
gente puede puntuar fotografías, videos y pensamientos. Esto, que no sería
diferente a cualquiera de las existentes, contiene, sin embargo, un elemento
extra: el acceso a ciertos bienes y servicios, así como a tratos preferenciales
en algunos de ellos, que van, según puede observarse, desde mejores tasas
crediticias hasta asientos de avión o automóviles en renta, se sustentan en la
calificación obtenida en ella.
Concentrada totalmente en su intento de obtener la “casa de sus sueños” y
convencida de que la boda le proporcionará los puntos necesarios para obtener
el crédito que le permita acceder a ella, la protagonista busca, con la ayuda
de un especialista en puntajes, subir lo poco que le hace falta. Un pequeño y
al parecer irrelevante incidente con su hermano, generará, a través de su mal
humor, una reacción en cadena que la hundirá cada vez más, en una espiral
de pérdida de puntos que le imposibilitará conseguir cada vez más cosas, no
sin antes perderlo todo en un último y vergonzoso ataque de desesperación en
medio de la boda de su, se descubre a lo largo del capítulo, nunca buena amiga.
Como se ha mencionado ya, en estos momentos China se encuentra
desarrollando un sistema que, al menos en idea (aunque no de una forma tan
desarrollada como en la serie… todavía) se basa en el mismo principio plan-
teado en el capítulo. Como cualquier usuario sabe, existen ahora, cientos de
servicios en línea y aplicaciones (de transporte, comida, paquetería e incluso
compras) que restringen acceso a productos o servicios a través de un sistema
de calificación, generalmente llevado a cabo por las partes involucradas en
la relación comercial. De la misma forma, la mayoría de las redes sociales
permite, además de comentar estados, fotografías o ideas de otras personas,
mostrar la aprobación (o desaprobación) del contenido, generalmente, por un
grupo seleccionado por quien lo coloca en línea. De la combinación de ambos
principios, surge una nueva red social que califica, mediante un seguimiento

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Sergio Martín Tapia Argüello

de hábitos de compra y acciones concretas (desde cultura cívica y seguimien-


tos médicos hasta cumplimiento de responsabilidades legales) a las y los ciu-
dadanos para permitir (o impedir) la adquisición de ciertos productos.
Para la mayoría de las personas, esta idea puede sonar aterradora; un
mecanismo mediante el cual el estado es capaz de limitar o restringir tus
posibilidades de decisión con una vigilancia constante de tus actividades. El
estado como ente omnisciente y omnipotente, observando cada una de tus
acciones y calificándolas de inmediato. Para otros, sin embargo, no estaría
más que lográndose el perfeccionamiento del derecho; una forma de sanción
previamente establecida que permite la convivencia de las personas a tra-
vés de reglas claras. No se estaría dando más poder al estado, sino tan sólo
haciéndolo más eficiente.
Esta aparente contradicción se deriva de una forma concreta de ocul-
tamiento generada en el Estado moderno: la idea de que toda forma nor-
mativa legítimamente vinculante, tiene que pasar a través del manto del
reconocimiento estatal para existir formalmente. Existen, de eso no cabe
ninguna duda en nuestra experiencia cotidiana, distintos sistemas norma-
tivos que conviven de manera constante e incluso, en algunas ocasiones,
llegan a oponerse, 59 al derecho estatal. Así, formas sociales, costumbres y
prácticas, pero también normas sociales de convivencia, morales e incluso
reglamentarias en grupos cerrados, como pueden ser grupos de profesio-
nistas, familiares o de convivencia social, se encuentran como fuente de
constricción de nuestra conducta.
Estos sistemas, sin embargo, son presentados, por la ideología estato-
céntrica del derecho moderno, como supeditados al reconocimiento estatal
para ser identificados en cuanto derecho. Al asumirse a sí mismo como
fuente de todo “derecho” y apropiarse de la idea de que derecho es siempre
equivalente a norma estatal formalmente constituida, el estado genera una
ruptura en la percepción que no existía en la antigüedad,60 donde se reco-
nocía la existencia viva y mutable de un conjunto de normas anclado en la
vida material comunitaria, es decir, la existencia de un pluralismo norma-
tivo equivalente que se convertía, en distintos espacios, en un pluralismo
jurídico no clausurado.

59
Cfr. Fix Fierro, Héctor; Flores Dávila, Julia Isabel; Valadés, Diego, Los mexicanos
y su constitución: tercera encuesta nacional de cultura constitucional, México, Instituto de
Investigaciones Jurídicas UNAM, 2017.
60
Grossi, Paolo, “Códigos: algunas conclusiones entre dos milenios”, La mitología
jurídica de la modernidad, Madrid, Trotta, 2003.

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Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

Para los miembros de la comunidad, en su experiencia cotidiana, muchas


reglas gozan de una mayor coercibilidad que las normas estatales.61 Ejemplo de
ello son las normas externas que se generan por poderes fácticos no sólo desvin-
culados al gobierno, sino incluso opuestos a este y al Estado, como la delincuencia
organizada,62 las formas establecidas por las necesidades “del mercado” (debería
decirse, de aquellos grupos que se asumen a sí mismos bajo ese nombre) que
generan condiciones prescriptivas de poderes en ocasiones incluso más grandes
(y a veces, crueles) que las autoridades estatales en territorios (o grupos sociales)
delimitados,63 e incluso, algunas formas de convivencia social.64
El monismo jurídico se presenta a sí mismo como un elemento de control
de estos problemas65 al establecer que si sólo el reconocimiento por parte del
Estado generará obligatoriedad (legítima) de las normas, todas aquellas conduc-
tas y formas que se opongan a ella, entrarán en el terreno de la ilegalidad y por lo
tanto, podrán ser combatidas efectivamente. A pesar de ello, la manera en que los
grupos de poder fáctico, desde la delincuencia organizada hasta los grandes capi-
tales, hacen uso tanto de estructuras como de lógicas paralelas a la estatal, para
imponer, por cualquier medio necesario, sus propias normas con total avenencia
del estado,66 muestra con claridad que la regulación estatal pretende, antes que
evitar toda forma de poder que pueda oponerse a los intereses de la comunidad
política, limitar las potencialidades emancipatorias de las opciones trans- esta-
tales construyen desde las resistencias; por un lado, la cooperación internacio-
nalista de trabajadores, desposeídos, mujeres, personas racializadas, por otro, la
revisibilización de comunidades políticas que no son fácilmente asimilables por
el capital, como lo son, por ejemplo, los pueblos indígenas.67

Cfr. Correas, Oscar, “Ideología jurídica, derecho alternativo y democracia”, Boletín


61

Mexicano de Derecho Comparado, 81, 2014, pp. 99-111.


De
62
la Torre Rangel, Jesús Antonio, Pluralismo jurídico. Teorías y experiencias,
San Luis Potosí, Centro de Estudios Jurídicos y Sociales, UASLP, 2007, pp. 17-29.
63
Cfr. Castells, Manuel, La era de la información, 1. La sociedad en red, Madrid,
Alianza, 2001.
64
Santos, Boaventura de Sousa, Toward a New legal common sense, East Kilbride,
Butterwoths Lexis Nexis, 2002.
65
Correas, Oscar, “La teoría general del derecho frente a la antropología política”,
Pueblos y fronteras, 6(11), 2011.
66
Tischler, Sergio, “Prólogo” en Holloway, John; Matamoros, Fernando y
Tischler, Sergio, Zapatismo. Reflexión teórica y subjetividades emergentes, Buenos Aires,
Herramienta, 2016.
67
Sobre el tema, cfr. Tapia Argüello, Sergio Martín, “Derechos humanos y pluralis-
mo. Una crítica a la universalidad objetiva”, Alegatos, 89, 2015, pp. 190-194.

188
Sergio Martín Tapia Argüello

Si observamos bajo estas ideas el sistema planteado de calificación de acti-


vidades que tanto la serie como el intento del gobierno chino presentan, será
entonces claro que lo que parece ser, en algún momento, dos visiones antité-
ticas sobre sus alcances y potencialidades, son en realidad, dos formas distin-
tas de decir cosas muy similares. Se trata de la pre-existencia de una forma
de regulación social que es asumida por parte del Estado como parte de su
repertorio normativo jurídico, sin, en ningún momento, romper con la lógica
estato-céntrica ni reconocer la regulación de la vida más allá de sus límites.
La creación de lo ya existente: una falsa utopía que se construye a sí misma y se
presenta como el futuro que está ya, finalmente aquí.

§ VIII. Conclusiones

El presente trabajo inicia con una aproximación a los conceptos de utopía y


distopía, para, de manera gradual, parecer ir alejándose de ellas y concentrarse
en la existencia “concreta” de “realidades” tecnológicas y jurídicas. En cada
una de ellas, podemos, sin embargo, encontrarles nuevamente, como si se ellas
fueran las dos partes constitutivas de todo lo que se presenta como una reali-
dad concreta. Toda utopía técnica muestra una distopía; todo sueño jurídico,
esconde dentro de sí una potencial pesadilla.
A lo largo del presente artículo se ha presentado la manera en que las visio-
nes dominantes utilizan los discursos técnicos y la fragmentación de las relacio-
nes sociales en pequeños espacios de análisis, como elementos de invisibilización
de las relaciones de dominación. Se trata, sin duda alguna, de una visión que
pretende mostrar en el cerrado entramado de lo existente, los elementos distópi-
cos con los que convivimos cada día, como excepcionalidades que nos amenazan
solamente ante cualquier tipo de ruptura de ese tejido. De esa manera, cualquier
intento de salir de la lógica existente, se mostrará entonces no sólo como utópico,
sino más importante aún, como peligroso.
En Bandersnatch, película anunciada desde hacía meses y que da al
observador la posibilidad de elegir el desarrollo de la historia, se habla
del problema del libre albedrío. Al dar demasiadas posibilidades, el sis-
tema se vuelve extremadamente caótico, haciendo imposible desarrollar
una historia congruente. Demasiado pocas, sin embargo, hacen el juego
demasiado corto y poco interesante. Esta contradicción, se resuelve,
sin embargo, al generar la idea de que existen alternativas, cuando en
realidad las decisiones están tomadas de antemano o bien, no alteran

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Los derechos en serie. De Breaking Bad a black mirror

significativamente la historia. La solución es, entonces, la ilusión del poder


de elección del espectador.
En su desarrollo, la película repite, para sí misma, esta dinámica.
A pesar de los múltiples momentos de elección, las variables nunca salen de
cinco posibles finales, incluso mutuamente relacionados. De forma similar,
las sociedades modernas pretenden que las elecciones locales se vuelvan una
serie de reducción de alternativas donde la discusión se coloque en un segundo
nivel, que permita la existencia de principios intocados que no son puestos
nunca en duda: dogmas de la realidad que permiten tener la ilusión de elec-
ción para las personas.
Al presentar estas ideas y la forma en que tanto las narrativas domi-
nantes de la tecnología y el derecho refuerzan la idea de inevitabilidad de lo
existente, el presente trabajo parece colocarse simplemente como el obser-
vador impotente de una realidad que es demasiado apabullante para ser
transformada. No obstante, el muro tiene grietas;68 la realidad, al igual que
la necesaria ficción que pretende representarle, se presenta constantemente
como un duro y frío espejo, pero a diferencia de ella, se hunde como el agua
al primer contacto.
Si la lex mercatoria y las normas del capital constriñen a las comunidades,
los sujetos emergentes realizan al mismo tiempo, formas de regulación nor-
mativa distintas, libres, emancipadoras. Al pluralismo jurídico conservador,
se opone siempre y cada vez, un pluralismo emancipatorio, que anuncia, con
su paso, las transformaciones del porvenir. Las formas capitalistas tratarán
de subsumir siempre su emergencia, pero sin duda alguna, vendrán otras,
que anunciarán a su vez, un nuevo mundo. Las transformaciones futuras, son
siempre utópicas, aunque las realidades cotidianas estén llenas de distopía.
Y eso, como dice la clásica frase de Fernando Birri inmortalizada por
Eduardo Galeano, es lo que nos ayuda, a seguir andando.

68
Para un interesante análisis de este argumento, cfr. Holloway, John, Crack capitalism,
Londres, Verso, 2010.

190
Los derechos en serie. De Breaking Bad a Black Mirror, editado por
Editorial Libitum S.R.L de C.V., se terminó de imprimir el
21 de noviembre de 2019, en los talleres de Cromo Editores
S.A. de C.V., Miravalle 703, colonia Portales, delegación
Benito Juárez, 03570, Ciudad de México, tel. 5674 2137.
Se utilizó tipo Baskerville de 9, 10 y 11 puntos. En esta edición
se empleó papel cultural de 75 gramos para los interiores
y cartulina couché de 300 gramos para los forros.
E
n esta novedosa obra, que el lector tiene en sus manos, encontrará una
perspectiva muy particular y creativa de acercarse a la divulgación y proble-
matización de temas jurídicos desde un enfoque lúdico basado en grandes series
como: Breaking Bad, Better Call Saul, Suits, Black Mirrow, entre muchas otras.

Este texto tiene la virtud de ser de los iniciales, si no es que es el primero, en abor-
dar el derecho desde las series. Si bien en múltiples libros y ensayos se ha hecho
algo semejante con otras manifestaciones artísticas como la literatura, el cine, la
poesía o incluso, la música, éste constituye un esfuerzo insoslayable para buscar
nuevas formas de apropiarse estéticamente de los problemas jurídicos sin caer
en la gris teorización o en el exceso de tecnicismos del que suelen pecar algunos
juristas, pero, al mismo tiempo, sin perder el rigor epistémico y metodológico.

Las series seleccionadas por los autores, sin duda, son el pretexto ideal para que
cualquier persona alejada o familiarizada con discurso jurídico pueda ponerse
“las gafas de la abogacía” y ver desde otro ángulo algunas de las series favoritas de
la cultura popular. Las producciones televisivas y de streaming aquí comentadas
lejos están de haber sido escogidas bajo el criterio de “series para abogados”, por
el contrario, encontramos una variedad y pluralidad que se antoja para revivir
las mejores escenas de nuestras series predilectas.

Tal vez los grandes beneficiados de esta obra coordinada, que nos presenta el
profesor Walter M. Arellano, sean los estudiantes y profesores de la carrera de
derecho, quienes encontrarán una vinculación directa de una infinidad de tó-
picos jurídicos de diferentes ramas de esta disciplina que pudieran ser útiles,
didácticamente hablando, para ejemplificar y poner en claro de manera casuís-
tica algunos problemas mostrados en las series.

Enhorabuena por esta iniciativa, que estamos seguros contribuirá a la formación


de abogados más críticos y con sentido estético.

Dr. René Ramírez Gallegos


Secretario Académico del Programa de Estudios sobre Democracia Justicia
y Sociedad (PUEDJS) | Secretario de Educación Superior, Ciencia, Tecnología
e Innovación de Ecuador (2011-2017).

www.edlibitum.com

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