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Jesús, el rey entre ramos y cantos.

Mateo 21:1-11.

Explicar una comparativa de los capítulos que se le dedican a la última semana de

Jesús en cada evangelio.

- Mateo tiene 28 capítulos en total, de los cuales dedica 8 a la semana de su

pasión y resurrección.

- Marcos tiene 16 capítulos en total, de los cuales dedica 6 a la semana de su

pasión y resurrección.

- Lucas tiene 24 capítulos en total, de los cuales dedica 6 a la semana de su pasión

y resurrección.

- Juan tiene 21 capítulos en total, de los cuales dedica 10 a la semana de su pasión

y resurrección.

La estructura que tienen los evangelios ya nos indica que lo que sucedió durante esos

días es realmente importante. La entrada a Jerusalén marca el inicio de la ultima

semana de Jesús. Marca el inicio de su pasión, muerte y resurrección.

1. Los preparativos para la entrada (1-7)

La entrada de Jesús a Jerusalén significa que el tiempo está cerca, que su hora ha

llegado, que el tiempo de su sufrimiento está llegando. Esto es algo que él ha venido

anunciando desde el capítulo 16:21. Jesús claramente sabe cuál es su destino final y no le

huye, no rehúsa ir a Jerusalén aun cuando en los capítulos anteriores les explicó a sus

discípulos que tenía que ir a Jerusalén, lugar donde iba a sufrir, donde lo iban a matar y

lugar en el que iba a resucitar.


Sin embargo, con todo lo que significaría su entrada a Jerusalén, tenemos a un Jesús

que tiene cuidado de los detalles y que se muestra soberano. Llama a dos de sus discípulos

y les dice que vayan por un burrito, y si alguien pregunta pide que le digan que el Señor lo

necesita. No se sabe a ciencia cierta que pudieron entender las personas ante esta respuesta,

puede que lo hayan entendido como una manera de ofrecer hospitalidad a los visitantes o

no. Lo que sí es cierto es que Jesús quería referirse a sí mismo como el Señor que supervisa

de manera soberana todo lo que sucede. Él está al tanto de todas las cosas, de todos los

acontecimientos.

El momento de su entrada a Jerusalén es crucial, no solo por lo que hemos dicho

antes sobre el lugar donde va a sufrir, sino porque deliberadamente, intencionalmente,

declara su identidad a la nación: Jesús es Rey. Miremos en el versículo 5. Se hace una

referencia directa a Zac 9:9, una profecía mesiánica, es decir una profecía que anunciaba

que un día el Rey, el Mesías, iba a llegar a Jerusalén sobre un burro.

Ahora es necesario hablar de por qué llegó montado en un burrito, porqué no un

caballo, una carroza o un papamóvil. La razón es simple. Jesús viene como un rey

pacificador, no viene de conquista militar.

Con su entrada a Jerusalén, Jesús anuncia no solo que es Rey, sino que es un rey de

paz. Jesús cambia la historia cuando en vez de guerra y levantamiento en armas, trae

y anuncia paz.

Jesús entra triunfante a Jerusalén, sin embargo el triunfo es paradójico (explicar qué

es una paradoja), porque su victoria llegará cuando sea clavado en la cruz.


2. La apoteósica entrada (deslumbrante, triunfal, victoriosa) (8-11)

Mucha gente llegaba a Jerusalén en el tiempo de Pascua. Este era un tiempo en el

que las expectativas mesiánicas eran altas, había un entusiasmo mesiánico. Ellos celebraban

la liberación de Egipto en el pasado, pero anhelaban a ese Mesías que los liberara de los

romanos en el tiempo actual.

Cuando Jesús comenzó a entrar, ellos entendieron que algo especial estaba

ocurriendo, las personas comenzaron a tirar sus vestiduras y a cortar ramas de palmeras y

arrojarlas. Con la ropa decía: Señor toda mi vida, todo lo que soy se somete a ti como rey.

Con las ramas decían: Señor, tú nos traerás la victoria, la nación es tuya, trae tu victoria.

La multitud estaba conformada por los discípulos de Jesús, también por discípulas.

Personas de la región de Jerusalén, especialmente María, Marta y Lázaro y los que creyeron

en Jesús después de que resucitara a Lázaro. Los que no eran discípulos, pero que seguían a

Jesús con expectativas mesiánicas y otros por curiosidad.

LA GENTE GRITA: HOSANNA (sálvanos)

Inmediatamente todos los relacionan con un salmo (118:24-29)

Y gritan: BENDITO EL QUE VIENE EN EL NOMBRE DEL SEÑOR.

A estas alturas todos reconocen que Jesús es el Mesías davídico. Cuando todos entran a la

ciudad la ciudad de conmovió y se preguntaban ¿Quién es este? Muchos dicen que es un


profeta, pero no reconocen que es el profeta del que Moisés había profetizado. (Dt 18:15-

18)

La ciudad estaba conmocionada. Las autoridades religiosas estaban preocupadas por la

turba, otros decían que él era un profeta y otros cuando cantaba Hosanna, querían y pedían

a Jesús que los liberara. Sin embargo, Jesús no se deja dominar por la agenda de aquellos

que esperan la revolución armada, la guerra que consiga la liberación del yugo de los

romanos. Las personas veían a los romanos como su mayor enemigo, PERO para Jesús hay

un enemigo más grande que Roma, el enemigo más grande es el pecado y justo a ese que

Jesús viene a derrotar a través de su sacrificio para traer salvación a su pueblo. La victoria

de Jesús no es sobre Roma, es sobre el pecado.

Pero muchos no entendieron esto y cuando vieron que Jesús no está trayendo la libertad que

ellos desean pasaron de gritar “Hosanna - sálvanos” a “crucifícale”.

Conclusión

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