No estoy muy de acuerdo con la posición de este opinólogo educativo, con todo respeto, pero

creo que es muy apocalíptico y poco constructivo, y que pienso que solo ve un lado del
problema.

Que somos un país “ Que no quiere aprender” no es del todo es cierto, porque si lo vemos de
forma más integral el aprendizaje no solo se da en las aulas, sino en todo contexto, en la
familia, en barrio, en la modalidad virtual también hay aprendizaje; hay que ver lo importante
que ha sido avanzar en el uso cotidiano de las tecnología, lo digital a pesar de las limitaciones
se ha convertido en un generador y una herramienta de aprendizajes, que antes de la
pandemia no se le daba la importancia debida a pesar del auge de la globalización y sobre
todo porque nuestros estudiantes han desarrollado su autonomía, por supuesto con ayuda y
las facilidades que se debe brindar desde el hogar, para que se pueda generar este aprendizaje
autónomo con mayor responsabilidad. Sin lugar a dudas respetando la realidad de cada una de
nuestras familias. Pero entendiendo que el hogar es la primera fuente de aprendizaje. “Que no
queremos aprender”, claro que si queremos aprender, claro que si queremos regresar a las
aulas, donde socializamos los aprendizajes, pero ningún aprendizaje se daría si perdemos a
nuestros estudiantes, a nuestros maestros, a nuestras familias, a nuestros amigos. ¿Cómo
podríamos aprender así? Por eso es importante que el regreso a las aulas sea seguro y evitar
muertes innecesarias.

No seamos tan dramáticos, como los opinologos, que solo ven desde la perspectiva del
escritorio. Los aprendizajes lo podemos recuperar en pocos años, con el compromiso de todos
empezando por los estudiantes, por los maestros y sobre todo por las mismas familias. Si
unimos los esfuerzos claro que podemos recuperar lo que se ha perdido al no estar en las
aulas. Pero también debemos reconocer que en estos dos años de encierro si hemos
aprendido y no solo nuestros estudiantes y maestros sino nuestras familias.

Atte. HICEGUE