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Judas Iscariote

(Siglo I) Apóstol de Jesús. Como uno más de los apóstoles de Jesús de


Nazaret, Judas siguió a su maestro durante su predicación por Palestina y,
según los Evangelios, fue el traidor que reveló a los miembros del Sanedrín
el lugar donde podían prender a su Maestro sin que sus seguidores
interfiriesen, tal como el propio Jesús había anunciado en la Santa Cena.
Él mismo fue quien dirigió a los guardias que arrestaron a Jesús y les
indicó quién era besándole.

Judas Iscariote en la Santa Cena


(detalle de un cuadro de Carl Bloch)

Por su traición fue recompensado con treinta denarios, pero al poco


tiempo se arrepintió de sus actos, intentó devolver las monedas a los
sacerdotes que se las habían dado, y al no aceptarlas éstos, las arrojó
en el templo. Luego, desesperado ante la magnitud de su delación, se
suicidó ahorcándose de un árbol. Por ello, la figura de Judas ha pasado a
la tradición cristiana posterior convertida en la del traidor por
antonomasia.

Con el paso de los siglos se añadieron a su historia elementos


novelescos. En la Leyenda áurea, una famosa colección de vidas y leyendas
de santos de mediados del siglo XIII compuesta por Jacobo de Voragine,
aparecen, insertos en la Vida de San Mateo, nuevos datos no contenidos
en los Evangelios sobre la vida de Judas antes de conocer a Jesús. En
ellos se basó un compilador anónimo del siglo XIV para componer una
obra titulada Leggenda di Giuda (Leyenda de Judas), que fue conocida en
toda Europa aunque sin alcanzar gran popularidad, quizás por la
persistente conciencia de su origen literario.
Probablemente a causa de la instintiva tendencia a la concentración de
las culpas en tipos representativos, la historia de Judas acabó tomando
motivos del antiguo mito griego de Edipo: en la Leggenda di Giuda se
cuenta que los padres de Judas, Rubén y Ciborea, decidieron abandonar
a las olas del mar a su hijo recién nacido porque en sueños habían sido
advertidos de que causaría la ruina de su pueblo. Pero el niño no pereció
ahogado, sino fue a parar a la isla Iscariote, de donde viene el nombre
de Judas Iscariote. Educado por la reina del lugar, fue creciendo hasta
que mató al hijo de su bienhechora, tras lo cual huyó a Jerusalén, donde
entró al servicio de Poncio Pilato.
Un día Pilato le ordenó que le trajese unas frutas; para obtenerlas, Judas
mató al dueño del huerto, que no era otro que su padre, Rubén. Pilatos
lo nombró heredero del muerto y lo casó con su viuda. Cuando Judas
descubrió el parricidio y el incesto con el que se había manchado, se hizo
discípulo de Jesucristo para redimirse; pero pronto se dedicó a robar el
dinero que el Maestro le confiaba y finalmente, por codicia, lo traicionó.
Al arrepentirse de ello se ahorcó, y su cuerpo reventó esparciendo por el
suelo sus entrañas a fin de que el espíritu malvado no saliese por la boca
que había besado a Cristo.

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