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Maurice Blanchot y el temblor de la experiencia

Alexis Palomino
Alexis.palomino17@gmail.com

“Comienza entonces una experiencia


desconcertante”.

Maurice Blanchot

Podríamos decir -siguiendo a la filósofa argentina Mónica Cragnolini- que hay


pensamientos que hacen temblar, que provocan una oscilación en la que descubrimos que
ningún suelo es tan apacible y seguro como se nos cuenta. Esta quizá es la mejor
descripción con la que podemos signar el trabajo de Maurice Blanchot. Un pensamiento
que busca remecer una tradición que asesto sus bases en suelos que parecían ser los más
firmes. Desde su extraña diseminación entre filosofía y literatura, Blanchot logra abrir el
temblor, nos llama a experimentarlo. Ya que es justamente el concepto de experiencia
aquello que con Blanchot ya no puede seguir pensándose de la misma manera.
En las siguientes paginas buscaremos dar cuenta de algunos pasajes que nos permiten
develar a Blanchot como un pensador del temblor de la experiencia, en su acepción
tradicional -en su matriz moderna- que tiene como principales exponentes a Descartes y
Bacon. En el encuentro (o choque), en la borradura de la frontera entre literatura y filosofía
Blanchot se confronta con las bases del pensamiento moderno, trastocando, transgrediendo
las leyes, los parámetros, los límites de aquellas barreras que trazan las fronteras entre
aquello que es posible y de lo que no es posible tener una experiencia.
Proponemos dos momentos en nuestra presentación: por un lado una breve exposición de
los principales fundamentos que sostienen el pensamiento moderno respecto de la
experiencia y su relación con el problema del Método, la instauración del límite y la
construcción del camino verdadero para el conocimiento. Principalmente en las obras de
Descartes y Bacon en las cuales la experiencia juega un papel fundamental. Para en un
segundo momento -desde una selección de fragmentos de La conversación infinita y de La
literatura y el derecho a la muerte- poder dar cuenta del enfrentamiento directo que
Blanchot tiene con la tradición filosófica y especialmente con las ataduras a las cuales la
experiencia es sometida. En este contexto pensar la experiencia en Blanchot es pensar el
temblor de los limites y fundamentos -que en la época moderna- la sostienen.

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