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UNLP – Facultad de Ciencias Naturales y Museo

Antropología Sociocultural II
Año 2014

Acontecimiento y cotidianidad
análisis de la inundación con referencia a la expresión dada a los objetos

Grupo 3 -

Horna, M. Emilia

Kracher, Jorgelina

Riegler, Francisco
Introducción

El presente trabajo está pensado como una aproximación a la investigación

antropológica. Los alumnos y docentes de la cátedra de Antropología Sociocultural

II de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo buscamos analizar la inundación

acaecida en la Ciudad de La Plata los días 2 y 3 de abril del año 2013 con miras a

describir e interrogar los procesos de construcción de la memoria a más de un año

del acontecimiento. Para tal objeto decidimos tomar el concepto acontecimiento

desarrollado por Rossana Reguillo, ya que nos permite pensar la inundación como

un hecho disruptor del orden social que da lugar a la pregunta, “nos posibilita

atender de modo relacional los procesos de desestructuración y estructuración

social (…) como fuerzas constitutivas de y en la ciudad” (Reguillo, R. 2005:7).

En correspondencia con el tema y objetivo general formulado

colectivamente entre docentes y alumnos, nosotros construimos un objetivo más

específico indagar los significados otorgados a los objetos por sujetos que habitan

en la Ciudad de La Plata y que se vieron afectados en distinto grado por la


inundación del 2 y 3 de abril del año 2013, con esto suponemos que los objetos
son portadores de sentido en los que se materializan las prácticas y las

representaciones construidas y ejercidas por los sujetos. Asimismo, nos

preguntamos si hubo un cambio en los sentidos y lugares otorgados a las

materialidades una vez que ocurrió la inundación, y en caso de haber habido

desplazamiento cómo se generó dicho cambio y el nuevo lugar otorgado a las

materialidades, y en ello reconocer qué nos dicen esos cambios.

Para el análisis elegimos trabajar con los relatos de personas que hayan

sido directamente afectadas por la inundación y que vivan en zonas

suficientemente diferentes de modo que el impacto fuese también diferente.

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Creemos que las narrativas están vinculadas al espacio social ocupado por cada

persona entrevistada y asociadas a las posibilidades de acceso a recursos

específicos. Así, entrevistamos a dos mujeres distantes en términos de

edad,ubicación geográfica y posición social principalmente. Gloria, una mujer de

unos 35 años que vive en el barrio Villa Elvira y su casa está a uno de los costados

del arroyo Maldonado; y Elma, una señora que vive en barrio La Loma.

Haremos uso de aquellos conceptos y teorías que nos sean útiles al

momento del análisis, pero siempre atendiendo a nuestra mirada que descansará

en la vida social de las cosas, en la manera en que los objetos se relacionan con las

personas (y viceversa), y cómo los objetos nos informan. Queremos trazar una

biografía de los objetos, en tanto los pensamos como entidades culturalmente

construidas, cargados de significados y clasificados y reclasificados de acuerdo con

categorías culturales específicas.

Desarrollo metodológico

Siempre nos habla el acontecimiento, lo insólito, lo extraordinario. Pero la

antropología es y ha sido pionera en la facultad de indagar en lo que está debajo

del velo, en interrogar lo que para siempre parece haber cesado de sorprendernos.

En términos de Georges Perec, interrogar lo “infraordinario”1. La antropología

inquieta porque pregunta, cuestiona y sospecha. Desnaturalizar y extrañarse han

sido y son los pilares del quehacer antropológico.

1
Lo que ocurre cada día y vuelve cada día, lo trivial, lo cotidiano, lo evidente, lo común, lo ordinario, lo
infraordinario, el ruido de fondo, lo habitual(Georges Perec fue un escritor francés, 1936-1982)

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Pensar el “desastre” como acontecimiento significa pensarlo como

revelador de contradicciones y como un escenario estratégico para interrogar, dice

Reguillo.

Dado el tiempo con el que contamos y la preferencia por pasar por la

instancia de campo y vivir la experiencia de la entrevista, elegimos abordar el

análisis haciendo uso del método etnográfico. Es decir, buscamos acercarnos a los

sujetos y permitir que en el momento del análisis de los discursos esté puesta la

marca de unos y de otros,que el referente analítico sea el contexto de situación en

donde ambos establecimos vínculo. De este modo, la lectura del material una vez

que hayamos construido los datos se hará atendiendo a elementos, expresiones y

silencios que consideremos “reveladores” o significativos.

Haremos dos entrevistas semi-estructuradas en profundidad, una de ellas a

una mujer que vive próxima al arroyo Maldonado, y la otra se hará a otra mujer

que vive en el barrio La Loma. El criterio de selección estuvo dado por las zonas

geográficas de residencia, por el contacto más o menos directo con las familias y

por las posibilidades de concretar las entrevistas. Elegimos comparar dos supuestos

casos contrastantes en términos de barrio, ingreso, impacto, edad y “lugar” social

ocupado seguido del grado de legitimidad -ya que entendemos que los relatos y la

consecuente decodificación de los datos están íntimamente asociados a la posición

que cada entrevistado ocupa en la estructura social y al modo en que vivió (y vive)

la experiencia.

Preferimos hacer las entrevistas en los domicilios correspondientes a cada

una, ya que visto y considerando que nos interesa la relación del acontecimiento

con las materialidades, el espacio cotidiano con sus recorridos y elementos (barrio,

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casa, distribución interna de las cosas, habitaciones, etc.) tienen en nosotros una

gran importancia.

Con la implementación de este tipo de entrevista buscamos obtener datos

cualitativos bajo el propósito de cumplir con los objetivos planteados. De esta

forma indagaremos primero sobre elementos más generales para propiciar un

espacio cómodo y distensivo; luego, y en función del camino que tome el diálogo,

nos inmiscuiremos en la inundación propiamente dicha haciendo preguntas

(in)directas que vinculen el acontecimiento con las materialidades y sus

representaciones; y finalmente, intentaremos interrelacionar los relatos y enfatizar

en el “cambio” con preguntas tales como “¿cómo fue volver a tu casa?”, “¿con qué

te encontraste?”, etc. En las tres instancias haremos foco en un continuum temporal

en tanto atenderemos al modo en que las personas vivieron (y viven) la inundación,

desde el momento en que ocurrió hasta el día de hoy. De este modo, tomaremos

el concepto experiencia como categoría analítica ya que nos permite insistir en la

cualidad productiva del discurso.Para nosotros, la experiencia es aquello que

queremos explicar interrogando los procesos por los cuales se le otorga

significados a los objetos.Sostenemos que ambas mujeres que vamos a entrevistar

están inmersas en condiciones de existencia específicas cuya agencia se diferencia

a través de las situaciones sociales y de estatus, posibilitando diversas maneras de

elección y manifestación sobre la experiencia.

En sintonía con Scott, pensamos la experiencia como un evento lingüístico

colectivo e individual en donde se vislumbran conflictos y contradicciones que

constituyen a los sujetos, por tanto “la experiencia es la historia de un sujeto, y el

lenguaje es el sitio donde se representa la historia” (Scott, 2001:66). No omitimos la

imbricación social e individual en esta urdimbre.

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Las entrevistas las dividimos en instancias solo porque creemos que puede

resultar más operativo, y con el afán de no querer inducir ciertas respuestas

pensamos que las preguntas deben actuar como guía.

A nuestro entender los relatos no se construyen solo oralmente (por

aquello que se dice) sino también gestualmente (por lo que no se dice), por lo

tanto también pondremos la mirada en las actitudes, gestos, silencios y

movimientos que las personas vayan tomando en el trascurrir de la entrevista.

Somos conscientes que las observaciones estarán tamizadas por nuestro marco de

referencia y es por eso que todo aquello que transcribamos va a ser

permanentemente cuestionando y reflexionado.

Finalmente, una vez realizadas las entrevistas buscaremos ejes que nos

permitan comparar ambos casos y asociarlos a los supuestos propuestos por

nosotros. Buscaremos identificar “categorías de la práctica”2, conceptos

desarrollados por los entrevistados que actúen como contenedores de sentido. Y

en los sujetos también buscaremos “marcas” que nos hablen del vínculo con esas

materialidades, de las expectativas puestas y de las transformaciones y

desplazamientos en relación y referencia con las condiciones específicas de

existencia.

Al pensar la inundación como un acontecimiento y éste como un hecho

que irrumpe en un escenario previamente existente es que optamos por usar el

concepto bricoleur (o bricolage) -propuesto por Lévi Strauss-, ya que nos permite

dar cuenta de la manera en que objetos y símbolos son reordenados y

recontextualizados comunicando nuevos significados. De este modo, fragmentos

2
R. Brubaker y F. Cooper.

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de estructuras preexistentes que respondían a un mundo en el que ya no nos

encontramos sirven para trazar otros nuevos.

Marco analítico

Hemos dicho que las representaciones y las prácticas se materializan en

objetos, a la vez que están vinculadas a una estructura social determinada. Para

sostener nuestro supuesto retomamos la idea trabajada por Bourdieu quien dice

que las prácticas sociales se relacionan con estructuras, inscribiéndose a su interior

la dinámica del mundo social dada por la lucha por la apropiación material y

simbólica de diferentes tipos de capital desenvuelta dentro de campos específicos.

De este modo, intentaremos abordar las relaciones sociales desiguales puestas en

evidencia como resultado del acontecimiento desde el lugar donde cada actor

percibe y representa de acuerdo a su posición en la estructura. Nos disponemos a

evaluar cómo se relacionan los fragmentos de una estructura previamente

existente que tras el hecho irruptivo adquiere un nuevo lugar, significado y

representación. Es decir, el énfasis estará puesto en el conflicto y desplazamiento,

en la relación entre lo instituido (cultura objetivada) y lo instituyente (prácticas en

continuo movimiento).

Para nuestro análisis nos es positivo revisar algunos conceptos

desarrollados por Giddens, en tanto que piensa a la sociedad desde la obra

práctica de los sujetos. Y siendo para él la vida social un proceso, define el orden

social por las relaciones entre la producción y reproducción –las dos caras de una

misma estructura. De este modo, el análisis de la inundación desde los objetos es

para nosotros un lugar estratégico, ya que las materialidades podrían actuar como

un eje articulador entre las condiciones de lo que el sujeto hace en la vida cotidiana

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y el acontecimiento que irrumpe y quiebra, una cosa que desmantela y revela, que

nos marca la rutinización representada y esa misma rutinización atravesada por un

hecho dando por resultado una (in)seguridad y desconcierto que llevará al sujeto a

construir nuevas representaciones.

La subjetividad se expresa a través del lenguaje, y los objetos están

cargados de significaciones, de historia y memoria. Elegimos adentrarnos en los

objetos porque tienen un lenguaje propio y expresan tanto como las palabras, a

través de ellos es posible ver el movimiento de los actores a la vez que el cambio (o

no) del sistema social. En cada interacción que establecen los sujetos hay riesgo y

elección ya que se pone en juego un mundo objetivo, un mundo social y un

mundo subjetivo.

Dicho esto, parece claro que consideramos a las materialidades inmersas

en un contexto más general y en asociación con infinitas variables. Pero en pos de

no omitir tal “claridad” queremos explicitar otro ángulo de análisis. Ramiro Segura

hace uso del concepto formulado por Morris de “territorialización emocional” con

el que señala que el habitante busca configurar o traducir territorialmente aquellas

percepciones y sentimientos experimentados y vividos dentro del espacio urbano

marcando los lugares significativos. Segura plantea que muchas veces los mapas

mentales pueden estructurarse a partir de instantes, de sensaciones y de

encuentros, de espacios llenos y vacíos. Por tanto, la experiencia propia juega un

papel central a la hora de configurar el espacio físico donde se anclan

materialmente las representaciones y prácticas que nos proponemos analizar. Dejar

de lado este concepto sería riesgoso, ya queanularíamos la contextualización de

estas entidades culturalmente construidas, cuyo soporte es el espacio físico

cargado de “sensaciones” proporcionadas por la experiencia de la inundación. Otro

motivo también de la selección de los entrevistados.

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Los movimientos, asociados a una capacidad de competencia de los

sujetos, suceden también a un nivel estructural por lo que las crisis abren un nuevo

horizonte de posibilidad al tener el poder y oportunidad de provocar “nuevas”

estructuras –definidas por nuevos marcos de representación y de acción. Creemos

necesario explicitar que las circulaciones son constantes y muchas veces latentes, y

el acontecimiento lo que hace es acelerar y manifestar el conflicto al alterar las

reglas de juego. Por lo tanto, la crisis es concebida como tal en el ámbito objetivo -

sistema general-, pero también afectará los modos de interacción que sostienen

esa estructura en que ya no se confía. En este contexto, el acuerdo social

objetivado en código de significantes está también en crisis.

Llegados a este punto nos es conveniente y oportuno hacer referencia a la

lectura que Balandier propone acerca de la dinámica social. Para él, los

movimientos que se desenvuelven cuando irrumpe un evento específico son fruto

de la coexistencia simultánea del orden y desorden, donde “una época de

movimiento y de conciencia del desorden es a la vez una época de grandes riesgos

y grandes posibilidades” (Reguillo, 1996:34).

Así, las actividades desarrolladas por las personas entrevistadas una vez

ocurrida la inundación están conceptualmente contenidas en el concepto nativo de

limpieza y actúan para (re)establecer el orden. De modo que, en afinidad con


Balandier vemos “el desorden como posibilidad de cambio”. A esta perspectiva, y

en pos de darle sostén a la categoría nativa, pensamos sumar y usar los conceptos

que Turner desarrolla en torno a los ritos de pasaje.

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Entrevistas

Reiterando nuestro énfasis en la experiencia expresada en las

materialidades de las personas, y materialidades en tanto portadoras de sentido en

donde es posible ver dibujadas las trayectorias -no de vida propiamente sino en

relación a la posición ocupada dentro de una estructura determinada-, de cada

sujeto, fue que resolvimos en un acuerdo mutuo entre nosotros y los sujetos,

realizar las entrevistas en los domicilios de cada uno.

Seguidamente, pasaremos a describir y transcribir fragmentos de cada

entrevista que creemos relevantes para el análisis comparativo y final.

Gloria

Fue la primera persona que entrevistamos. El contacto para llegar a ella se

realizó por conocimiento y sugerencia de una de las integrantes del grupo. Tal

como teníamos pensado, resolvimos y coordinamos realizar la entrevista en su

casa, ubicada en la esquina de 11 y 95 del barrio Villa Elvira. A su casa, llegamos a

través de una calle de tierra iniciada desde la avenida 13, la cual queda truncada

hacia delante y por el lateral derecho, ya que es hacia donde se extienden campos

que están atravesados por el arroyo Maldonado. El material de la casa es de

madera, consta de dos ambientes y tiene un pequeño patio delantero –en donde

nos invitó a sentarnos para realizar la entrevista.Si bien no entramos a su casa, la

puerta estaba abierta permitiendo en más de una oportunidad la posibilidad de

que miremos hacia dentro cuando ella nos quiso mostrar detalles que aparecían en

su relato.

Gloria es de nacionalidad paraguaya, llegó a La Plata hace 7 u 8 años. Vivió

primero en alquiler en el barrio El Carmen, pero desde hace 4 años logró comprar

un terreno en 11 y 95. Allí reside en la actualidad junto con su marido y sus 3 hijos,

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Ariel de 17 años, Jose de 11 y Bianco de 3. Nos cuenta que sus hijos mayores no

vinieron con ella en unprimer momento, sino que llegaron hace 5 años.

La particularidad de esta entrevista fue que su hijo Biancoestaba presente

en el momento en que la hacíamos, y sobre el final de la misma se acercó

espontáneamente el marido de Gloria para contarnos su propia experiencia en

relación a la inundación.

Cuando Gloria nos empieza a contar lo que sucedió ese día notamos que la

narración está centrada en las relaciones más cercanas, haciendo de ella y su

familia sus principales referentes.

A excepción de la mención de “casa” y “puerta”, no nombra objetos

durante el relato en que nos cuenta la marcha de su familia y los vecinos del barrio

hacia la rotonda de 90, ni durante el transcurso de su noche en la escuela. Es recién

cuando baja el agua de su casa y puede entrar en ella que nos expresa las pérdidas

materiales que ha sufrido.

“perdí todito. Mi cama… todo. Para mi cama hasta ahora no compré. Perdí todito. Y ropa también
perdimos un montón, porque había ropa que no se podía lavar más. Lo que estaba en el ropero por
lo menos se pudo lavar pero lo que estaba por ahí no se podía” - Gloria.

“Perdimos todo nosotros. De todo un poco, tele, cama… todo. Casi 3 metros estaba el agua, arriba
el agua, quedó abajo.” - Marido de Gloria.

Hay un punto sumamente importante que vincula la nacionalidad de Gloria

con la colaboración que recibió y las posibilidades y expectativas de acceso a

recursos. Ella nos dijo:

“Sí, hubo ayuda. A mí me ayudó mucho, me ayudaron mucho los de Santa Cruz (iglesia -la
aclaración es nuestra). Después yo no recibí ayuda casi después de otro lado. Los que a mí me
ayudaron fueron Meli y esos (amigos de Jorgelina). Porque en ese momento, no tenía, o sea que no
tenemos DNI. Y uno si no tiene DNI no, no puede pedir nada.”

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La cita denota la imposibilidad de Gloria y su familia de recurrir al estado

para solventar las pérdidas materiales. Pero no es imposibilidad en sentido literal,

es decir, Gloria se siente desautorizada y sin derecho a reclamar nada. El no tener

documento de identidad genera más distancia e incomunicación con autoridades

estatales. Su posición y rol social la excluye de toda posibilidad de inclusión y

acceso (en sentido amplio), no solo desde lo que puede ofrecer el estado sino

también desde, en términos de Bourdieu, el capital social con que cuenta.

Dada la magnitud e impacto que Gloria sintió de la inundación, la

“limpieza” cobra un lugar específico. Gloria y su familia tuvieron que retirarse de su

casa y refugiarse en un espacio extraño y “multi-habitado”, vivieron una vuelta

truncada ya que el agua no bajó hasta tres días después lo que resultó en una

nueva búsqueda de lugar donde dormir. Así, consiguieron nuevo techo en casa de

una amiga. Entretanto, su marido y el hijo mayor trabajaron en pos de poder volver

a habitar su casa. Su marido nos cuenta que el miércoles por la tarde realizó tareas

exhaustivas de limpieza, recomponiendo lo que el agua debilitó y quebrantó, y a la

vez quitando aquello que el agua tras su paso dejó.

“Había humedad, había mosquitos, pusimos el espiral así con una botella y así se ablanda el espiral,
se suelta todo… es la humedad.” - Gloria.

“Y estamos por lo menos tres días, miércoles, jueves, viernes, sábado. Tres días estaba el agua, abajo
del agua. Pero lleno de barro, yo sacaba barro, barro, barro.” - Marido de Gloria.

Nosotros sostenemos que limpiar no se asocia únicamente ni se limita a

pulcritud. El concepto revela un impulso de querer volver a un orden

(pre)establecido, cobra un sentido de purificación en tanto pareciera sanar aquello

que el acontecimiento generó y visibilizó. En el momento de análisis ahondaremos

sobre este punto.

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Elma

Elma es la segunda persona que entrevistamos. Es la abuela de una amiga

de los integrantes del grupo, de ahí la posibilidad de concretar el encuentro. Tiene

80 años y vive con una de sus hijas, Claudia, de 53 años. Su casa está ubicada en 38

e/ 28 y 29, barrio La Loma,y su negocio sobre la misma cuadra a unos metros de su

casa.El espacio físico que la rodea está caracterizado principalmente por la avenida

que tiene frente a su casa y por el parque Alberti que se ubica a dos cuadras.

El negocio al que aludimos es una ferretería de la que comenzó a hacerse

cargo desde el año 1975 cuando su marido falleció. De un lado del negocio, en una

casa de dos plantas, vive su hijo mayor, Gustavo, con su esposa y sus cuatro hijos.

La entrevista la pautamos para un día de la semana, por lo que nos

encontramos en el negocio para su realización. De todos modos, una vez allí nos

llevó e invitó a pasar a la cocina de su casa. Ésta consta de varios ambientes, un

patio delantero, un garaje, living comedor, habitaciones, un patio interno con

pecera y un patioamplio en el fondo. Todas las aberturas estaban enrejadas.

En el transcurso de la conversación ella también elije indicarnos detalles del

acontecimiento en relación a su casa y a su ferretería. Da comienzo a la narración

contándonos que al momento en el que el agua empieza a subir ella estaba en la

casa con su hija Claudia, y en respuesta al avance del agua deciden poner trapos

para imposibilitar su ingreso, o por lo menos menguarlo. Viendo que la situación

no mejoraba,el nieto que vive a media cuadra se acerca para darles refugio en su

casa.

“el tema fue cuando nos quisimos ir que poníamos trapos de pisos y cosas porque yo
digo: “va a impedir un poco de agua, pero vamos a poner en la puertas trapos de pisos, toallas;
poníamos todo eso pensando que era una cosa pasajera”.

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Elma repite una y otra vez su sorpresa y consternación ante la situación, ya

que nunca antes se había inundado y la zona en la que vive es una zona alta.

“Cuando quisimos salir, estaba cerrado acá con llave (cerradas las puertas) y ese
cerramiento que tengo yo, que son puertas corredizas, cerrado. Entonces cuando quisimos salir por
el comedor por allá no podíamos abrir la puerta; pujábamos y no, la fuerza del agua que venía por
el pasillo del fondo no dejaba abrir las puertas, y aquellas puertas que son puertas corredizas entre
las dos hicimos fuerza y conseguimos correrlas. . En el momento que las corrimos – que se podrían
haber roto los vidrios- fue como una ola que entró todo en el “cerramiento”. Así que dejamos tal
cual las puertas, así como fue nos fuimos, pero fue tremendo cuando volvimos.”

Ella nos dice que ante el desconcierto no atinó a agarrar “nada, nada (…) ni

dinero, ni alhajas, ni fotos”, ubicadas en la parteinferior de uno de sus placares.

Luego, una vez en la planta alta de la casa de su hijo, comienza a relatarnos

cómo observaba desde el balcón lo que ocurría en las calles, colocándose enuna

posición de espectadora de la situación.

Hay otra instancia del relato, cuando vuelve a su casa al otro día. Allí

prioriza el trabajo de la limpieza que tuvo que realizar, y las pérdidas simbólicas

materializadas en fotografías mojadas.

“Yo dejé todo tal cual y cuando vine era toda la parte de los placares, la ropa, las frazadas… todo,
todo sacar afuera, colchones, todo, que llegó a la altura del colchón. (Nosotros: claro, era todo
agua) Todo agua, todo agua.”

Insiste:

“después fue terrible porque para lavar toda esa ropa, toda la ropa. Además venía con una grasitud
a la altura del baño, 70 cm, sacar todo eso pegado a los azulejos con una grasitud, un agua negra
que tenías que sacarlo después con lavandina… Hemos trabajado tanto mira que… Así que te digo
que colchones, sábanas que tenía en el ropero en el placar, en la parte de abajo, ropa, todo eso.
Mira, acá en la rambla te daba tristeza mirar porque parecía después de una guerra porque la gente
tiraba los juegos de sillones por que les había cubierto el agua, así que toda la rambla de punta a
punta era salir y mirar todo eso – sillas, mesas- la gente tiraba todo porque, todo, colchones… Era
como mirar después de una guerra, porque después de eso, reponer todas las cosas también.”

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Finalmente, podríamos hablar de un tercer momento en su narración en el

que atiende primariamente a los relatos que los vecinos le han hecho en la medida

que se acercaban a su negocio. Desde este marco relee su experiencia y la

minimiza al compararse y pensar que hubo posibilidades de pérdidas mayores y

más significativas, siendo que ella tuvo mejor suerte.Desde ese lugar ha dicho:

“tengo la suerte de estar con vida” ó “lo material se recupera, con el tiempo”.

En contraste con las posibilidades de Gloria y como consecuencia de tener

a su nombre un comercio, Elma tuvo las facilidades y oportunidad de acceder a un

préstamo otorgado por el Banco Provincia con el que solventó parte de las

pérdidas en la ferretería.

“Decir que nos dieron algunos préstamos entonces, el Banco Provincia nos dio un
préstamo y con eso pudimos ir comprando mercadería y reponiendo.”

Al leer y releer la entrevista realizada a Elma, pudimos dar cuenta de un

concepto que se reiteraba, quizás no tanto, pero síparecía relevante a las

experiencias vividas que va contando,“limpiar”. Dada la capacidad de sentido que

encierra, decidimos tomarlotambién como categoría nativa.

Análisis de entrevistas

Luego de lo expuesto en páginas anteriores es preciso nombrar los

acercamientos o distanciamientos en relación a nuestro objetivo.

El análisis de los significados otorgados a los objetos por sujetos afectados

en distinto grado por la inundación del 2 y 3 de abril del año 2013, se llevó a cabo

a partir de la puesta en discusión de los elementos que pudimos construir desde la

práctica pre-profesional. Es decir, tomamos en cuenta el registro de los relatos a la

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vez que las lecturas tanto de ese mismo registro, como de aquellas que

conformaron nuestro marco analítico.

El uso deexperiencia como categoría analítica nos posibilitó entender los

procesos por los cuales los sujetos otorgan significados a los objetos de manera

más relacional, dando a la lectura una impronta histórica y política tanto individual

como colectiva. Es decir, contextualizar y posicionar los relatos de los sujetos en

una estructura social específica. De este modo, experiencia, estructura, campo

social e historia son conceptos de los que hicimos uso y a los que intentamos

interrelacionar.

Para ambas personas entrevistadas hubieron momentos experienciales que

les han dejado marcas inscriptas tanto en la memoria como en la práctica

cotidiana. Por ejemplo, el modo de pensar el momento de la inundación, algunas

formas específicas de actuar ante una nueva tormenta -en el caso de Gloria y su

marido, el acercarse a observar el arroyo para ver qué tan crecido está; y en el caso

de Elma, (re)ubicar elementos tales como fotos, escritura, sábanas y frazadas en

lugares bien altos de la casa-, la importancia dada a los objetos y el lugar elegido

para ellos en el lugar que habitan.

De acuerdo a nuestro supuesto trazado en un principio -las prácticas y

representaciones se materializan en objetos-, y ello relacionado con una estructura

social determinada, los análisis de las entrevistas entrevieron que, por un lado, en

su lucha por acceder a recursos para solventar las pérdidas materiales las

diferencias y posibilidades se hicieron notorias por la posición social ocupada en

relación a trabajo, nacionalidad y tenencia de DNI, relaciones familiares, así como

también por el capital económico necesario para los gastos más urgentes.

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Vimos también que, de acuerdo a la magnitud del evento irruptivo y el

lugar en que cada una se encuentra, tanto Gloria como Elma atendieron ante todo

a los vínculos familiares o cercanos. Es decir, por ejemplo Gloria ante nuestra

pregunta de si hubo alguna cosa que perdió que estimaba mucho, ella nos

responde “no, nada. Saqué todo lo que más quería, mi hijo. Después lo demás se

puede recuperar de a poco.”. Mientras que Elma, ya lo mencionamos en una


oportunidad, no atinó a agarrar nada de nada, buscó “escapar” del agua que se

avecinaba.

Por otro lado, el énfasis puesto en cada objeto estuvo dado de forma

distinta en un caso y otro. Gloria siempre atendió a hablarnos de su casa como su

espacio total, y dentro de éste, su pieza. Su casa y elementos tales como placard,

televisor, cama y lavarropas se hicieron notoriamente necesarios y exclusivos en y

de su discurso. Mientras que Elma acentuó tanto en las distintas habitaciones del

interior de su casa -y en ellas resaltó la marca del paso del agua negra en la pared,

los pisos de parqué humedecidos por el agua, los azulejos del baño, etc.-, como en

las fotografías y sillas -dos elementos que corresponden a cosas distintas pero

aparentemente significativas para Elma.

En relación a la (re)estructuración

En la explicitación de nuestro marco analítico hemos dicho que los

movimientos, asociados a una capacidad de competencia de los sujetos, suceden a

un nivel estructural por lo que las crisis abren un nuevo horizonte de posibilidad al

tener el poder y oportunidad de provocar “nuevas” estructuras –definidas por

nuevos marcos de representación y de acción. De otro lado, dijimos también que

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las circulaciones son constantes y muchas veces latentes, y el acontecimiento lo

que hace es acelerar y manifestar el conflicto al alterar las reglas de juego.

Dicho esto, en la vida personal de ambas mujeres encontramos

importantes (re)estructuraciones que resultaron en la modificación de las prácticas

y representaciones tanto para el caso de Gloria como el de Elma. Pero lo curioso

quizá es que ello sucedió no únicamente en el contexto de la inundación, sino que

también en otros momentos clave de cada una de sus vidas.

En el caso de Gloria al migrar a Argentina hace 7 u 8 años vivió un

desplazamiento y distancia que implicó un “empezar de cero”. Y en el de Elma al

quedar viuda en la década del ’70 tuvo que forzosamente hacerse cargo de la

ferretería, y con ello aprender a emprender trabajos que implican fuerza física.

A partir de las narraciones de la inundación también se hicieron evidentes

(re)estructuraciones que ambas tuvieron que afrontar en su vida. Pero en definitiva,

todo nos llevas a pensar en que no solo la inundación indica un acontecimiento en

tanto disruptor de un orden. Los sujetos son atravesados (y atraviesan) por

múltiples eventos.

En relación a las espacialidades

Retomando lo expuesto en páginas anteriores decimos que, la experiencia

propia juega un papel central a la hora de configurar el espacio físico donde se

anclan materialmente las representaciones y prácticas que nos propusimos analizar.

Las representaciones que se producen de (y en) la ciudad dependen de las

características de la experiencia social de los actores, a la vez que organizan dicha

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experiencia orientando y otorgando sentido a las prácticas. Desde esta lugar

buscamos (re)construir la imagen que Elma y Gloria tienen sobre la ciudad.

De este modo, Elma explicita cómo ve y vive el espacio durante la

inundación y las cosas que les pasan a sus vecinos en relación y referencia a la

rambla, las calles y los límites (de aquél lado de la 31, el barrio del paraguayos).

Destaca su seguridad al tener a unos metros de su casa la casa de su hijo con las

dos plantas en donde pudo guarecerse.

Elmadistingue la rambla asociada atodos los muebles y elementos que la

gente terminó por desechar.

“Mira, acá en la rambla te daba tristeza mirar porque parecía después de una guerra
porque la gente tiraba los juegos de sillones por que les había cubierto el agua, así que toda la
rambla de punta a punta era salir y mirar todo eso – sillas, mesas- la gente tiraba todo porque, todo,
colchones…”

También las situaciones vividas por sus vecinos

“De la 131 para aquél lado, las cosas que cuenta la gente mira... de venir caminando
agarrados todos de la mano y pedir a alguien que tenga una casa con lugares arriba como para
guarecerse, pedían ayuda para poder subir y quedarse en las terrazas o en algún lado, porque el
agua se lo llevaban dicen. Así que si, fue muy doloroso, muy feo.”

Gloria por su parte, teniendo que desplazarse con su familia a la rotonda

de 90 considerándola como la salida elevada más próxima, muestra inseguridad y

desconfianza sobre la posibilidad de que su casa siguiese en pie. Su marido nos

relata su sensación de vulnerabilidad al observar el frágil soporte de varias casillas

que rodean su casa. Así vemos que en los dos se manifiestan emotividades

asociadas al territorio junto a la dificultad de conseguirlo (cuando pudieron

comprar su terreno y casa) y conservarlo (cuando volvieron a su casa a los tres días

de ocurrida la inundación).

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Y pensando los casos de modo relacional, vemos que ambos relatos se

entrecruzan desde ángulos visuales distintos. Elma como espectadora que observa

el caminar de sus vecinos en busca de refugio, y Gloria como el actor que busca un

lugar donde protegerse.

Finalmente, si pensamos la ubicación particular de las casas de las

entrevistadas desde un nivel micro vemos que cada una se representa a sí misma

una periferia propia y específica: en el caso de Elma “de la 31 para allá”, y en el de

Gloria cuando describe el “campo” con caballos y vacas muertas.

Limpiar para (re)establecer el orden

Tal como dijimos al principio del apartado de metodología, consideramos

que la antropología interroga, sospecha y cuestiona; y pensamos al desastre como

un acontecimiento revelador de contradicciones y un escenario estratégico para

generar preguntas.

En el informe preliminar buscamos entrevistar a dos mujeres que habiten

lugares geográficos distantes presuponiendo que una de ellas (Gloria), al vivir en

las proximidades de un arroyo, se había inundado en otras ocasiones. Sin embargo,

esa aparente correlación fue errónea. Tanto a una como a otra la inundación las

tomó por sorpresa. Con esto no omitimos que la experiencia y circunstancias que

cada una atravesó se diferenciaron sustancialmente.

Al contarnos sobre las actividades luego de la inundación, fue sólido y

recurrente el uso de la palabra limpieza que aludió no solo a la acción misma sino

también a una necesidad de (re)establecer el orden corrompido por el evento.

20
La acción de limpiar la concebimos como parte fundamental de un proceso

general de purificaciónque trabaja en pos de establecer un orden. Para darle sostén

a nuestra mirada elegimos tomar la concepción de Turner acerca de los ritos de

pasajes que actúan siempre y cuando haya un cambio entre estados. Por tanto,

limpiar persigue un cambio de estado y posición de los sujetos hacia un orden. Y

resulta ser para nosotros una acción sumamente representativa de la transición por

la cual atraviesan los sujetos una vez ocurrida la inundación. El acontecimiento

moviliza la estructura y las reglas de juego desenvueltas a su interior, lo que nos

estaría indicando una “fase de separación” en términos de Turner. De este modo,

esta irrupción genera en los sujetos un estado de desconcierto y una posición

ambigua en relación a sus materialidades junto con las estructuras que las sostiene.

Consideramos que el impacto de la inundación a los sujetos que entrevistamos

dejó huellas en la memoria y en las prácticas cotidianas.

Limpiar contiene eficacia simbólica por el poder que posee de actuar sobre

lo real. Es un acto de comunicación e institución.

Reflexiones finales

El proceso de aproximación al campo nos hizo pensar acerca de las formas

de ejercer la práctica antropológica. Entendemos que se trata de un proceso

complejo donde la observación y evaluación discurre en ambas direcciones

simultáneamente.

Es preciso decir que para nosotros el cambio está omnipresente pero quizá

muchas veces no seamos conscientes. Los eventos aceleran los movimientos que se

encuentran latentes.

21
Las conclusiones a las que arribamos en diferentes instancias no se pueden

pensar de forma concluyente, sin dejar espacio para la duda y reflexión. De hecho,

pensamos que es posible que muchos elementos no hayan emergido en las

entrevistas como consecuencia de la inexperiencia personal de cada uno de

nosotros. Por ende, el trabajo fue para nosotros una instancia de aprendizaje.

22
Anexo

Cronograma

Junio Julio Agosto Septiembre Octubre Noviembre

Búsqueda y

revisión x

bibliográfica

Definición de
x
objetivo general

Definición de
x
objetivo x x
Martes 5
específico

Definición de x

hipótesis Martes 5

Selección de
x x
personas

23
Elaboración del
x x
estado del arte

Construcción de
Viernes 29
las entrevistas

Domingo 7
Realización de

las entrevistas
Viernes 12

Desgrabación

de las x

entrevistas

Análisis x x

Exposición del
Martes 4
trabajo final

24
Bibliografía

Chaves, Mariana (2010) Capítulo 2 “Método” en Chaves, M. Jóvenes, territorios y

complicidades. Una antropología de la juventud urbana. Buenos Aires: Espacio


Editorial. Pp.51-71.

Bourdieu, Pierre (1991) “Estructuras, habitus y prácticas” en Bourdieu, P. El sentido

práctico. Barcelona: Taurus.

BRUBAKER, Roger y COOPER, Frederick (2002). “Más allá de identidad” en: Apuntes

de investigación del CeCyP nº 7. Buenos Aires.

Guber Rosana y Ana María Rosatto (1986) “La construcción del objeto de

investigación en antropología social: una aproximación”; en: II Congreso

Argentino de Antropología Social. Buenos Aires, 1986. (También en Cuadernos

de Antropología Social, v. 2, n. 1. Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de

Buenos Aires, 1989).

Reguillo, Rossana (1999) "Tejido social. Cambio en la continuidad" Capítulo 1; en:

La construcción simbólica de la ciudad México. Guadalajara: ITESO.

Reguillo, Rossana (2005) "Ciudad, riesgos y malestares: hacia una antropología del

acontecimiento" en García Canclini, N. Antropología urbana en México. México:

Fondo de Cultura Económica.

TURNER, Victor (1980) “Introducción” y “Capítulo 4. Entre lo uno y lo otro: el

período liminar en los “rites de passage” en Turner. V. La selva de los símbolos.

Aspectos del ritual ndembu. Siglo XXI, Madrid. Pp. 1-18 y 103-123.

SEGURA, Ramiro (2010) Cap. 2 “Cartografías discrepantes. Un análisis de

representaciones socioespaciales de la ciudad” en Ramiro, S. Representar. Habitar.

25
Transitar. Una antropología de la experiencia urbana en la ciudad de La Plata. Tesis

doctoral. Instituto de Desarrollo Económico y Social (IDES).

SCOTT, Joan (2001) “Experiencia” en: La Ventana Nº 13; pp. 42 a 73.

26

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