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Horney se mudó a los Estados Unidos con sus hijas en 1932 a causa
del auge del nazismo y del rechazo que sufrió por parte de Freud y
sus seguidores. Allí entabló relación y trabajó con otros
psicoanalistas destacados como Erich Fromm y Harry Stack
Sullivan. Se dedicó a la terapia, la formación y el desarrollo de su
teoría hasta 1952, el año de su muerte.
Karen era hija del matrimonio formado por Berndt Wackels Danielsen (1836-1910), un
capitán de marina noruego y de su segunda esposa, Clothilde ("Sonni") van Ronzelen
(1853-1911), casi 20 años más joven que él. La familia, de religión luterana y con un sello
muy conservador impuesto por el padre, tenía residencia en Eilbeck, cerca de Hamburgo.
Karen convivió aquí con sus padres, su hermano (nacido en 1882) y los cuatro hijos del
anterior matrimonio de Berndt.2
Karen creció en un ambiente familiar de grandes tensiones. Clothilde, la madre de Karen
no amaba a su esposo Berndt, e incluso lo despreciaba, pero se había casado con él por
el temor de no tener otra posibilidad, sentimiento que imbuyó en su hija.3
La madre alentó a Karen, desde que tenía 13 años, para que estudiara medicina. Con ese
fin, tenía que integrarse en el liceo de Hamburgo que, recientemente, había autorizado por
primera vez el acceso de chicas. Así lo hizo, en contra de la voluntad de su padre.
Tres años después, fijó su residencia en Hamburgo para realizar los estudios previos de
acceso a la Universidad. Fue apoyada por su madre quien, para sufragar los gastos,
alquiló a jóvenes estudiantes algunas habitaciones de la casa.
En 1904 la madre de Karen se separó de su esposo y en 1906 Karen y su madre se
mudaron a Friburgo en cuya universidad inició los estudios para la licenciatura en
medicina, cuando contaba con 21 años de edad.
En este período conoció a Oskar Horney, quien cursaba economía política en
Braunschweig.
Para completar sus estudios de medicina, se trasladó a Gotinga, donde vivió de manera
independiente (ya sin su madre) durante una temporada.
En 1909, contrajo matrimonio con Oskar Horney y se estableció en Berlín. La madre de
Karen vivía con la pareja y lo que ganaba el esposo de Karen constituía el financiamiento
para el sustento familiar.
Karen y su esposo tuvieron 3 hijas, nacidas ente 1910 y 1916. La familia se instaló en la
opulenta villa de Zehlendorf. En este período fallecieron los padres de Karen: su padre en
1910 y su madre, en 1911. Este mismo año, Karen finalizó la carrera en Berlín y comenzó
a asistir a la Clínica Neuropsiquiátrica de la Universidad, donde conoció a Karl Abraham,
con quien entró en análisis.4 Karl Abraham fundó en 1910 la primera Asociación
Psicoanalítica Alemana con un pequeño grupo al que también perteneció Horney quien, al
tiempo que adquiría su entrenamiento psicoanalítico, asistía a su psicoanálisis personal,
con una frecuencia de seis sesiones por semana con Abraham. Le aquejaban ciertas
dificultades sexuales y un prolongado estado depresivo. Abrahm atribuyó estos síntomas a
que Karen se sentía atraída por hombres fuertes, motivados por fuertes deseos
incestuosos reprimidos que ella sentiría respecto de su padre, en un intento poco feliz de
aplicar al caso la tesis clásica de la envidia del pene. Horney rechazó esta interpretación y,
aparte de abandonar el análisis, se convirtió más tarde en una autora muy crítica del
psicoanálisis, particularmente respecto de este punto.5
En febrero de 1912 presentó un trabajo sobre la educación sexual de los niños y en 1914,
su tesis de doctorado que versó sobre el traumatismo físico como causa de la psicosis. En
1915, en plena guerra mundial, fue nombrada secretaria de la Asociación Psicoanalítica
Alemana, con sede en Berlín.
En 1920 formó parte como analista didacta del entonces recientemente creado Instituto
Psicoanalítico de Berlín, emprendiendo en este período un nuevo y breve análisis
didáctico con Hanns Sachs. Este instituto fue el primero en la historia del psicoanálisis que
se dedicó de manera sistemática a la formación de analistas sobre la base de los tres
pilares que tradicionalemente se consideran indispensables (y que hasta hoy subsisten
como norma) en los institutos de las asociaciones o sociedades oficiales:
Por otro lado su madre Clotilde era de origen holandés, y a pesar de ser
más abierta de mente que su padre también tenía problemas
emocionales. Según la propia Karen, su madre era depresiva, irritable, y
tendía a intentar dominar tanto a ella como a su hermano.
Según los diarios de la propia Karen Horney, su padre ejerció como una
figura cruel durante su infancia, y ella se sentía más cercana a su madre
a pesar de percibir también sus fallos.
Como un acto de rebeldía, desde una edad muy temprana decidió
centrar sus esfuerzos en convertirse en una mujer brillante y exitosa en
el terreno intelectual, algo muy distinto a lo que su padre quería para
ella.
Durante esta época Karen Horney se opuso a muchas de las teorías más
importantes del psicoanálisis clásico, entre ellas las de la libido, el
instinto de muerte y el complejo de Edipo. Esto supuso su expulsión del
Instituto Psicoanalítico de Nueva York en 1941, y la llevó a crear la
Asociación para el Avance del Psicoanálisis.
Neurosis
Otros aportes
Además de su visión sobre la neurosis, Karen Horney también desarrolló
teorías sobre otros elementos de la psicología humana muy innovadores
para su época. A continuación veremos algunas de las más importantes.
Narcisismo
Psicología femenina
Karen Horney también pasó a la historia por ser una de las primeras
personas en investigar sobre las peculiaridades de la psicología
femenina. Catorce de sus publicaciones realizadas entre 1922 y 1937
fueron recopiladas en un libro llamado simplemente Psicología femenina.
Obras
– La personalidad neurótica de nuestro tiempo (1937).
Un legado de peso
Karen Horney trabajó en contra las teorías que mantenían la
naturaleza masoquista de las mujeres, su dependencia del amor, el
dinero y la protección de los hombres. Consideraba que esta forma de
pensamiento había conseguido que las mujeres pusieran demasiado
énfasis en cualidades como el encanto y la belleza y que
buscasen el significado de la vida a través de sus esposos e hijos.
Revolucionaria en diversos aspectos: desde su aportación a la
psicología, con sus teorías sobre la neurosis o la personalidad, hasta
su paso por la universidad en un periodo en el que la mujer quedaba
relegada al ámbito doméstico. Sus afirmaciones y sus críticas,
especialmente las vinculadas a Sigmund Freud, produjeron
rechazo en un mundo que, quizás, se le quedaba pequeño.
En 1967, se publicaron de forma póstuma los 14 artículos que
compusieron su obra Psicología femenina. Su trabajo y su obra
influenció la psicología humanista y de la Gestalt, la psicoterapia, el
psicoanálisis, la terapia racional emotiva de Ellis, el existencialismo y el
feminismo.
Sin duda, Karen Horney dejó un legado inigualable, cuyo camino
no fue fácil y estuvo marcado por la lucha constante. Una lucha
interna, vinculada a su depresión, y una lucha externa como
consecuencia de ser mujer y de lo difícil que era ser escuchada en un
mundo de hombres.
-Karen Horney-
1. Complaciente o sumisa
La neurosis caracterial de tipo complaciente se caracteriza por
la búsqueda de la aprobación y el afecto de los demás. Aparece
como consecuencia de sentimientos continuos de desamparo,
negligencia y abandono en el desarrollo temprano.
2. Agresiva o expansiva
En este caso predomina la hostilidad en la relación con los
padres. Según Horney, los neuróticos expansivos expresan su sentido
de la identidad dominando y explotando a los otros. Suelen ser
personas egoístas, distantes y ambiciosas que buscan ser conocidas,
admiradas y, en ocasiones, temidas por su entorno o por la sociedad
en general.
3. Aislada y resignada
Cuando ni la sumisión ni la agresividad permiten al niño captar la
atención de sus padres, puede desarrollar una neurosis caracterial de
tipo aislado. En estas personas aparecen necesidades
de perfeccionismo, independencia y soledad exageradas que
llevan a una vida desapegada y poco profunda.
Karen Horney explicó con más detalle que la personalidad neurótica es regida por una o
más de diez tendencias neuróticas, que son las estrategias asociadas para satisfacer las
necesidades neuróticas. Cada tendencia neurótica se dirige al control y afrontamiento
interpersonal. Esas diez necesidades neuróticas (Horney, 1942, pp. 54-60) Y sus
estrategias o "tendencias" asociadas son las siguientes:
5. La necesidad neurótica de explotar a los demás y obtener lo mejor de ellos: los otros
son evaluados sobre todo en función de si pueden ser explotados o utilizados; temor a
ser explotado o a que lo hagan parecer "tonto".
6. La necesidad neurótica de reconoczmzento social o prestigio: la autoevaluación
depende por completo de la aceptación pública; todas las cosas y las personas se
evalúan sólo en términos del valor del prestigio.