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¿Quién es responsable

cuando las cosas fallan:


e l i n ge n i e ro o l a e m p re s a ? * ( I / I I ) 1 ª Pa r t e

El artículo responderá –en dos entregas consecutivas de Anales– a la cuestión


que se plantea como título en un sentido ponderado y ecuánime: tanto la or-
ganización como el ingeniero comparten responsabilidades éticas; si bien, de
manera diversa y desigual.
José Luis Fernández Fernández
La tesis que se acaba de proponer encuentra sus cimientos teóricos en esta pri-
Director de la Cátedra Javier Benjumea
de Ética Económica y Empresarial de la mera parte, donde se aborda lo que debe ser entendido por “la dimensión ética”
Universidad Pontificia Comillas (ICAI-
de los problemas técnicos, como un lugar privilegiado para ejercer la profesión
ICADE) de Madrid
de manera responsable. En la segunda se entrará a considerar la no explicitada
pero siempre presente dicotomía weberiana entre “ética de las convicciones” y
“ética de la responsabilidad”. Y finalmente, se subraya la importancia del nivel
institucional-organizativo como ámbito de despliegue ético en el que el ingenie-
ro pueda llevar a efecto sus tareas, junto a otros colegas y a otros profesionales.
La lucidez y la capacidad crítica serían, en este contexto, requisitos previos para
un ejercicio profesional éticamente responsable y técnicamente excelente.

*
El presente artículo es la adaptación castellana de J.L. Fernández Fernández, “Who will bear moral responsibility:
Engineers or Corporations?”, en Ph. Goujon y B. Hériard Dubreuil, Technology and Ethics. An European Quest
for Responsible Engineering, Peeters, Leuven, 2001, pgs. 369-386.

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“Tecnocratismo”, Pues bien, el hecho de que algún ingeniero,
“moralismo” y “heroísmo” en alguno de aquellos “casos”, hubiera
A mi modo de ver, hay tres formas bastante decidido jugarse el tipo (o, cuando menos,
frecuentes de plantear mal la cuestión de la arriesgar el puesto de trabajo) en aras del
Ética Profesional del ingeniero en el marco bien social, de la salud pública o la seguridad
organizativo: “la ideología tecnocrática”, “la de los trabajadores, de los usuarios o de
moralina” y la “mitificación del heroísmo”. los clientes, parece haber llevado a muchos
Por “ideología tecnocrática” entiendo (entre ellos, muy especialmente a la in-
aquel enfoque que trata de inmunizar a la dustria del cine) a entender que la Ética
ciencia, la técnica y la tecnología frente a Profesional exige siempre, por principio y sin
los cuestionamientos morales. Según este más cuestión, aquel comportamiento “heroico”
punto de vista, el ingeniero sería, simple y de parte del ingeniero. Y esto, obviamente,
exclusivamente un profesional, exper to en es algo que merece la pena discutir más
resolver problemas de índole técnica, en despacio.
los que, por definición, no hay lugar ni para En resumidas cuentas, que ninguna de las
los juicios morales, ni para los valores éti- anteriores perspectivas resulta adecuada ni
cos. compatible con el marco conceptual desde Al autor le cuenta
Sensu contrario, llamo “moralina” a aquella el que quiero escribir estos ar tículos. La
encontrar un punto de vista
versión de la Ética que propone una mo- “ideología tecnocrática” porque se queda
ralidad inoportuna, huera, superficial, plaga- corta, con su miope (e “interesada”) concep- o una perspectiva que se
da de lugares comunes y de pías exhor ta- ción de lo que sean la ciencia, la técnica y el ajuste a el criterio del
ciones al bien, sin tener en cuenta papel del profesional de la ingeniería. La mismo hacia el tema.
suficientemente ni los procesos reales por “moralina” porque se pasa de largo y cae en
los que discurre la práctica profesional, ni la desmesura del vicio opuesto, tratando de
las restr icciones instr umentales, ni las ir demasiado lejos con invocaciones vacías a
mediaciones institucionales concretas. Por una moralidad inviable y poco eficaz. Final-
ello, aunque con gran frecuencia logra arti- mente, la “mitificación del heroísmo” me resulta
cular discursos bien trabados y grandilo- cuestionable tanto por su enfoque, cuanto
cuentes, a la postre resulta ser bastante por su alcance.
simplista y muy poco útil a la hora de la Por su enfoque, porque no compar to el
toma de decisiones. En consecuencia, el convencimiento implícito de que la Ética
valor de estos planteamientos en Ética haya de ser entendida más como “tarea de
Profesional es no sólo muy cuestionable, titanes” que como acción cotidiana y práctica
sino que, incluso, en ocasiones, tiende a ser habitual de hombres y mujeres corrientes.Y
realmente negativo. respecto al alcance porque (al margen de un
Por lo que respecta a la aludida “mitifica- cierto olvido de la dimensión estructural e
ción del heroísmo” hay que indicar que dicho institucional que la Ética corporativa requiere
enfoque ha cobrado vuelo entre la opinión y conlleva), desde esta perspectiva se acorta
pública a resultas de lamentables desastres, en exceso la “agenda ético-profesional” del
bien conocidos y documentados, en los ingeniero. En efecto, a fuerza de insistir tanto
que, de una u otra forma, se hubieron de en la obligación o falta de obligación moral
ver envueltos profesionales de la ingeniería. de llevar a cabo el “Whistle Blowing” (esto es:
Algunos de tales sucesos han dado poste- la denuncia por parte del ingeniero del su- La ética profesional del
riormente materia para ar tículos y libros, puesto “mal proceder” de su empresa) se
tanto en el campo de la Engineering Ethics, dejan al lado otro tipo de deberes y valores
ingeniero no han sida
cuanto en el ámbito fronterizo de la Busi- que también son importantes en un ejercicio vista ni definida desde
ness Ethics. (Téngase en cuenta que, en el profesional que pretenda atenerse a pará- puntos de vista correctos
fondo, tanto la una como la otra no son metros éticos, tales como por ejemplo, el de para poder plantear su
sino “aplicaciones”; es decir: distintas “espe- la confidencialidad o el de la lealtad hacia la
cies” de un mismo género: la Ética). El caso propia organización.
concepto correctamente.
del “Ford Pinto” y el no menos famoso del Las cosas, sin duda alguna, son más com-
transbordador espacial “Challenger” han de plejas y matizables, como tendremos ocasión
ser contados entre los casos más conoci- de ir dejando sentado a lo largo de las si-
dos. Sin embar go, la casuística podría guientes páginas, que, no se olvide, van
ampliarse ad nauseam también con material encaminadas a responder a la pregunta:
europeo o de cualquier otra par te del ¿Quién es responsable cuando las cosas fallan:
mundo. el ingeniero o la empresa?

¿Quién es responsable cuando las cosas fallan: el ingeniero o la empresa? (I/II) 1ª Parte 83
Para ello, una vez delimitado en sentido mente, los profesionales especializados en
negativo el planteamiento teórico que en- cada una de las distintas áreas de conoci-
marca estas páginas, hay que declarar de miento: ingenieros, economistas, médicos, et-
manera explícita cuál va a ser el marco concep- cétera. Por lo demás, la “excelencia” en el
tual desde el que abordaremos el problema. ejercicio de la actividad ocupacional respecti-
Es necesario, por consiguiente, matizar la va estará en función del número y la calidad
tesis que, a mi modo de ver, se viene a afirmar de las soluciones que el profesional en cues-
de manera implícita en los tres planteamien- tión sea capaz de aportar, contando con las
tos anteriormente criticados y que da por restricciones y las posibilidades tecnológicas
sentada de manera acrítica una dicotomiza- de cada momento y lugar ; todo ello al
ción excesiva y una compar timentalización margen de cuáles sean sus convicciones éticas
inapropiada de la técnica y la tecnología y religiosas, ni de cuáles dejen de ser sus
respecto de la Ética y la Filosofía Moral. Ello opciones políticas.
El tema se plantea varios no obstante, sin dejar de reconocer que, Por su parte, los “problemas éticos” tienen
cuestionamientos que efectivamente, existe una diferencia innegable un factor común, un aire de familia que los
forman parte de los entre lo que pudiéramos llamar “problemas identifica y que se resumiría en la abstracta y
problemas técnicos o técnicos” y aquellos otros que cabe catalogar más profunda cuestión del “¿qué debo hacer?”
bajo la rúbrica de “problemas éticos”. Esta pregunta (en la que habría que subrayar
tecnologicos con trazo grueso el verbo “deber”) no está
La “dimensión ética” ya referida solamente a los “medios” que de-
de los problemas técnicos bamos utilizar (“¿qué puedo hacer?”) o de
Son “problemas técnicos”, entre otros, los qué forma concreta los hayamos de emplear
siguientes: “¿Cuál es el modo más adecuado para obtener el resultado (“¿qué alternativa
de desviar el cauce de este gran río?”, “¿có- de entre las posibles elijo para construir el
mo lograr que aumente la capacidad de puente?”); ni tan siquiera está referida sin
almacenamiento de información en el disco más a lo que esté contemplado dentro de
duro?”, “¿cómo habría que diseñar el prototi- los límites de la legalidad vigente (“¿qué nos
po del coche para maximizar el confort y la está permitido y qué nos está prohibido ha-
velocidad, contando con las restricciones cer?”), sino que tiene un calado más hondo,
económicas y de espacio que se especifican porque apunta a los fines últimos y a las
para el futuro proceso de producción?”, “¿es grandes utopías de la vida en sociedad:“¿cómo
posible, aquí y ahora, contener la inflación, tenemos que organizarnos para vivir una vida
rebajando la presión fiscal y disminuyendo el plenamente humana?”
déficit público en dos puntos porcentuales?”, Ahora bien, así como resultaba fácil identifi-
“¿cuándo es necesario extirpar el apéndice car a los “profesionales” supuestamente capa-
Encontrar a algún de un paciente enfermo?”, “¿cómo se lleva a ces de resolver los problemas técnicos, la
experto sea capaz de cabo dicha operación?”, “¿tiene justificación realidad es completamente distinta por lo
financiera invertir en este proyecto empresa- que hace referencia a los problemas éticos.
buscar soluciones a rial tantos miles de millones o no?”,“¿cuántos Pues, si en este caso nos preguntáramos a
los problemas éticos, metros cúbicos de agua es capaz de resistir quién compete su solución, veríamos cómo
ya que como esta presa?”... no lográbamos encontrar a ningún “experto”
ingenieros También hay abundantes “problemas éticos”: que pudiera o quisiera arrogarse en exclusiva
el hambre; la guerra; la falta de respeto a los la tarea de resolverlos. Sin embargo, habida
buscamos la derechos humanos; la explosión demográfica; cuenta de la existencia de tales problemas y
investigación para la pobreza y la miseria de amplias capas de la de que no son específicamente propios de
solucionar el población; la droga; la prostitución; la insoli- nadie, resulta ser que lo son de todos; y que,
problema daridad; la injusticia; el problema ecológico; el de alguna manera, todos somos “responsa-
aborto; la clonación de seres vivos y todo lo bles” de su solución. En este sentido, el hecho
que tiene que ver con la Bioética… de tomar conciencia de la magnitud de la
Los “problemas técnicos” (y en esto tiene problemática y de que todos debemos
razón la tecnocracia, distinta por lo demás sentirnos concernidos por estos verdaderos
de la “ideología tecnocrática”) necesitan déficit de humanidad, ya supone un tímido
soluciones técnicas. Y no cabe ni conviene paso en favor de su eventual solución.
mezclar planos: a problemas técnicos, solu- Con todo, la realidad de la que hemos de
ciones de idéntica índole. Por descontado, partir no queda, en modo alguno, suficiente-
quienes mejor capacitados se encuentran mente perfilada con la distinción que acaba-
para aportar dichas respuestas son, precisa- mos de señalar (por otra parte, tan artificial

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sonas y al equilibrio ecológico (piénsese en
el caso de las inundaciones habidas en la
China el verano de 1998). Estos asuntos,
obviamente, no son propiamente hablando
“problemas técnicos”, pero aparecen con
ocasión de la puesta en marcha de una serie
de acciones “técnicas”… Son, pues, una con-
creción empírica de lo que haya de ser en-
tendido por “la dimensión ética del problema
técnico de desviar el cauce del gran río” y, en
tal sentido, deberían de ser abordados y re-
sueltos a la par que se toman las decisiones
de índole técnica y económica, si no antes.
No hacerlo así, desentenderse de estos as-
pectos, ha sido (y, por desgracia, sigue siendo)
la causa de tantos desastres que podrían
haberse evitado, ahorrando así el alto precio
pagado en dolor humano y en recursos eco-
nómicos. Porque esta “dimensión ética de los
problemas técnicos” que a veces carece de
importancia, en otras ocasiones es verdade-
ramente dramática.

Entre lo deseable y lo posible


No se debiera nunca olvidar que la técnica,
dejada a su libre proceder, resulta no ya “neu-
tra” sino “ciega” ante los objetivos últimos y
las metas finales; y que, en consecuencia, es
mucho lo que nos estamos jugando como
para no tomarnos en serio el asunto.
En este sentido, quisiera dejar sentadas
dos afirmaciones que, aunque obvias, no son
siempre tenidas en cuenta como debieran ni
en los debates teóricos, ni en las tomas de
decisiones prácticas: 1) que no todo lo que
técnica (e incluso, éticamente) se considera
deseable en un momento histórico determina-
do, puede ser institucionalizado en la realidad
social de manera inmediata; y 2) que no todo
y un tanto simplista) entre “problemas lo técnicamente factible en un momento histórico
técnicos” frente a “problemas éticos”. Es preci- dado es en sí mismo éticamente valioso.
Entre lo deseable y lo so introducir un nuevo elemento en la refle- La tesis primera no plantea grandes pro-
imposible nos relata de xión, que integrando ambos momentos (el blemas: tiene que ver con el ritmo de avance
nunca olvidar la técnica técnico y el ético) en un todo unitario y más técnico (más o menos lento, pero siempre
complejo, pueda resultar más fructífero con imparable) y con la estructura vectorial,
que nos plantea grandes vistas a plantear adecuadamente la Ética Pro- abierta y utópica de la Ética que, aspirando
problemas de ritmo de fesional y la consiguiente responsabilidad al “bien” nunca acabará de encontrarlo del
avance con la estructura moral del ingeniero. Dicho elemento nos todo, al ser éste, por definición, un predicado
vectorial abierta y conduce de manera natural a lo que me no saturable.
gusta calificar como el ámbito de “la dimensión La segunda afirmación es mucho más pro-
utópica de la ética. ética de los problemas técnicos”. funda e importante, sobre todo en nuestros
Para entender de qué estamos hablando días, en los que las posibilidades tecnológicas
habríamos de subrayar cómo el desvío del se han disparado, mientras que los resulta-
cauce del gran río del ejemplo anterior podría dos a los que aquéllas podrían abocarnos
tener efectos concomitantes, positivos o ne- son, cuando menos, inciertos y, en el peor de
gativos, en los intereses de cier tos grupos; los casos, podrían incluso resultar contrapro-
pudiendo incluso afectar a la vida de las per- ducentes.

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Así pues, en línea con lo que se viene di- imputar a alguien (ya se trate de un indivi-
ciendo desde esta perspectiva, cabe afirmar duo, ya se trate de una organización) “res-
varias cosas respecto a la Ética Profesional ponsabilidades” de este tipo.
en general y a la Ética Profesional del Inge-
niero en particular. En primer lugar, que más ¿Qué es lo que explica la
allá de los problemas éticos que todos existencia de una ‘responsabilidad
compar timos (en cuanto seres humanos moral’?
afectados por aquellos déficit de humanidad La existencia de la responsabilidad moral
a que antes aludíamos) existe un campo es- es un dato incuestionable –al menos para
pecífico, propio de las distintas profesiones, bastantes líneas de pensamiento en la tradi-
sobre el que la reflexión moral tiene también ción filosófica–, que sólo tiene sentido a partir,
que “aplicarse” inaplazablemente. En segundo cuando menos, de la existencia de las siguientes
término, que no es necesario hacer grandes dos condiciones de posibilidad: 1) que el ser
esfuerzos teóricos para identificar dicho humano tenga no sólo la capacidad de “preferir” Para que exista o se lleve a
campo de problemas, toda vez que aparecen esto a lo otro, sino también la posibilidad de cabo la responsabilidad
y se presentan como una dimensión más (y eligir, de entre lo posible, lo preferido; y 2) que moral se debe seguir dos
no precisamente la menos importante) del el ser humano esté no sólo en condiciones de
quehacer habitual de los profesionales.Y final- “justificar” sus opciones preferenciales, sino
condiciones claves, las
mente, que la “responsabilidad moral” en el que también pueda, de paso, ir ar ticulando cuales tienen que ver con
planteamiento y la solución de este tipo de dichas justificaciones en unas propuestas de ciertas características del
problemas suele estar ampliamente repartida actuación que puedan servir de pauta para comportamiento humano.
y casi siempre muy dispersa por todo el marco ulteriores ocasiones de factura similar.
organizativo en el que se lleva a efecto la Estos dos requerimientos configuradores
implementación de las acciones prácticas y del núcleo central de lo que haya de enten-
las decisiones técnicas. Por ello, aunque para derse bajo el concepto de “responsabilidad
dar una solución adecuada a estos proble- moral” apuntan hacia lo que en la literatura
mas se necesitará siempre contar con el especializada se ha estudiado tradicional-
concurso de los profesionales y de los ex- mente bajo los epígrafes de la “libertad” y de
per tos directamente concernidos por el la “conciencia”. Son éstos problemas y aspectos
problema (en nuestro caso, de los ingenie- en los que no podemos entrar con deteni-
ros)… tampoco cabe pensar que hayan de miento. Con todo, es conveniente subrayar
ser ellos los únicos interlocutores válidos al cómo una comprensión inadecuada del fe-
respecto. nómeno de la libertad –ya sea por exagerar
Más adelante retomaremos este argu- las posibilidades desde una especie de “fan-
mento, pero ahora, habida cuenta de que tasía de omnipotencia”; ya sea por negar
acabamos de toparnos con el concepto de cualquier margen de maniobra a la acción,
“responsabilidad moral”, debemos detenernos desde un cómodo y reconfor tante “senti-
un poco en él para clarificarlo y señalar a miento de impotencia”– puede distorsionar
grandes rasgos cuáles son las estructuras y los análisis de los problemas e impedir su
las condiciones de posibilidad que permiten adecuado tratamiento.

¿Quién es responsable cuando las cosas fallan: el ingeniero o la empresa? (I/II) 1ª Parte 87
Sin embargo, las tomas de decisiones en la La ingeniería como profesión
vida real discurren bastante alejadas, tanto El término “ingeniero” se “dice de tantas
del “candor” de la primera postura, cuanto maneras” y abarca un campo semántico tan
del “cinismo” de la segunda. Porque siempre amplio que puede resultar incluso equívoco.
hay dosis de acción libre junto a condiciona- Hay, incluso quienes se llegan a cuestionar si
mientos más o menos rígidos; y porque, la ingeniería constituye o no una “auténtica
además, esta libertad (relativa y precaria) se profesión”. Quienes muestran reticencia a
La toma de decisiones encuentra desigualmente repar tida entre considerarla como tal, lo hacen encastillados
tanto para empresas como los distintos agentes y las distintas organiza- en una definición extremadamente rígida del
ciones. concepto que, a duras penas podría ser
para organizaciones está
Como digo, la “conciencia” y la “libertad” extrapolable más allá de las ocupaciones lleva-
en función de actuar son presupuestos de la vida moral tanto de das a cabo por las profesiones ut sic: médicos,
libremente, es complicado las personas cuanto –por analogía– de las abogados, sacerdotes... Ahora bien, si cam-
apegarse a posturas para empresas y las organizaciones. Por ello, la biamos el enfoque y ampliamos el ángulo de
“responsabilidad moral” a que puedan ser visión, convendríamos con cierta facilidad en
poder hacerlo. acreedores los individuos y las organizacio- que también los ingenieros son auténticos
nes estará, sobre todo, en función de las res- profesionales; no sólo por el tipo de trabajo
pectivas capacidades para actuar libremente. que hacen, sino sobre todo por una serie de
Y subrayo lo de “sobre todo”, porque, junto “actitudes” respecto al modo como lo hacen
a este requisito, hay que mencionar también y como se piensan a sí mismos.
el que brota de la propia misión que el profe- Supuesto lo anterior, sin entrar en mayo-
sional busca en cuanto representante de un res detalles, digamos que desde un punto de
“papel social”; es decir: de su particular función vista sociológico una profesión, como “prác-
en el marco organizativo y en el más amplio tica social” que es, podría quedar definida
contexto social. aproximadamente en los siguientes términos:
“la actividad ocupacional de un grupo de
personas, organizado de forma estable; que
reclama la exclusividad en la competencia
(adquirida tras un largo proceso de capaci-
tación teórico-práctica); que compar te un
conjunto de conocimientos especializados
que interesan a la sociedad y que ellos ponen
al servicio de ésta, cobrando por el desem-
peño de su trabajo y obteniendo así su
modo de vida”.
Por lo tanto, si queremos tipificar la profe-
sión de ingeniero por referencia a la anterior
definición, habríamos de proceder más o
menos del siguiente modo: primero, encon-
trar un denominador común a todos los “in-
genieros” para precisar desde allí cuál es la
meta, cuál es “el bien” que supuestamente se
busca con la práctica de la ingeniería. En pa-
ralelo habría que dejar claro cuál es el valor
añadido que los ingenieros apor tan y que
ningún otro colectivo está en condiciones de
ofrecer a la sociedad con los mismos niveles
de excelencia. Definiendo así qué es lo que
“hacen” los ingenieros, quedaría expedito el
camino para hablar de “qué es lo que debe-
rían hacer” (objetivos, valores, propuestas
positivas), y “qué es lo que deberían evitar
hacer” (prohibiciones, restricciones, limitacio-
nes). Con ello se habría dado un paso nece-
sario (aunque no suficiente) a la hora de
acotar el ámbito de sus responsabilidades
éticas.

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