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Palabras de ánimo

Porque a mis ojos eres de gran estima, eres honorable y yo te he amado;


daré, pues, hombres a cambio de ti y naciones a cambio de tu vida.
lsaías 43.4

H
enn Nouwen, renombrado autor de más de veinte libros wbre diferente&
aspectos de la vida espiritual, habla mucho sobre lo que significa para
nosotros haber crecido en un mundo que maldice. Desde pequeños se nos
ha dicho que nuestro valor como personas es relativo. No valemos por lo que
somos, sino que valemos por lo que hacemos, por lo que logramos o por lo que
tenemos. Los efectos devastadores de tal herencia nos dejan con una autoestima
frágil, vulnerable a toda experiencia negativa.
Al conocer a Cristo deberíamos experimentar cambios dramáticos en esta
triste condición humana, al descubrir que somos atesorados y valorados por el Dios
eterno de los cielos. La realidad, sin embargo, es otra. Muchas veces nuestras
congregaciones perpetúan el mensaje de que solamente valemos por lo que
hacemos. La diferencia es que ahora nuestro hacer tiene que ver con las muchas
actividades que se desarrollan dentro de la congregación local. La esencia del
mensaje, sin embargo, es la misma.
Como pastores se nos ha encomendado la preciosa tarea de restaurar a estos
que llegan, quebrados y fatigados, de un mundo caído. A nosotros se nos h,1 llamado
«a curar a la enferma, a vendar la perniquebrada, a fortalecer la débil» (Ez 34.4).
Nuestras congregaciones deberían :,er comunidades terapéuticas donde todos los
dolidos y lastimados son restaurados a la im::igen del Dios que los creó.
Para e:,to e& necesario que nosotros, en primer lugar, estemos disfrutando
de la bendición de ser hijo:, amado:, del Altí::iimo. Nuestro e&píritu necesita del
testimonio del Espíritu de Dios que nos dice que somos parre de su familia (Ro
8.16), y que como tales gozamos de privilegio:, y tesoros que otros no tienen.
Nuestro valor no está en lo que hacemos, sino en nuestra condici{m espiritual, que
ha sido asegurada para siempre por el sacrificio de Cristo.
Solamente cuando estamos seguros de nuestra condición de amados,
podremos bendecir la vida de otros, que es uno de nuestros preciosos pnvilegio::i
como sacerdotes del Altísimo. Nouwen nos 8dvierte 4ue «la bendición
solamente
JJUede ser dada /xJr aquellos que la han escuchado en sus Jm>J>ias vidas». Cuando
escuchamos una y otra vez esa voz que nos llama «benditos'" recibiremos también
palabras con las cuales bendecir a otros y revelarles que no son menos bendecidos
que nosotros.
iQué precioso minbterio! Quebrar con el hábito de este mundo de
maldecir, y comenzar a hablar palabras que bendicen y edifican, ser lo
instrumentos del Padre para restaurar lo que el enemigo ha intentado destruir.
Hemos sido llamados a ministrar vida a aquellos que están a nuestro alrededor.
Tal ministerio solamente será posible si nosotros estamos disfrutando de la vida
que él nos ofrece.
Oración: _ _
«Señor, necesito que a diario me hables de lo mucho que me amas. Soy tan
vulnerable a b palabras que hieren y lqstiman. Fortalece mz esj)Íritu con ese
bendito testirrwnio de que soy tu hijo amado. Usame también para hablar estas
palabras a la vida de otros. Amén».
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750 a.C
 Cronológico / Poético / Profético / Histórico
Juicios y salvación de Israel por mano de Dios, usando a
otras naciones.
Exhorta al Rey Ezequías, profetiza juicio a la
desobediencia, anunciar al Mesías y mostrar la salvación
para el nuevo Israel
 ¿Has conocido personas religiosas que llevan una doble
vida? Isaías confrontó la hipocresía de su propia nación,
desafiándolos a cambiar sus caminos, regresar a Dios, y
amarlo con todo su corazón y mente.
    El libro de Isaías contiene algunos de los escritos más
elocuentes y memorables del Antiguo Testamento. Este
libro es tan fascinante hoy como lo era en su tiempo,
saturado de pasión y poder, lleno de testimonios de la
fidelidad de Dios a sus promesas, y una visión maravillosa
de su salvación que alcanza hasta los confines de la tierra.
Las profecías de Isaías acerca de Jesús han inspirado
numerosas generaciones a adorar a nuestro increíble Rey y
Salvador.
    Él describió vívidamente las muchas facetas del carácter
de Dios. Lo vemos obrando tanto en juicio como en
misericordia, en tiempos de disciplina y de gracia, justicia y
perdón, exilio y salvación. La participación polifacética de
Dios en la historia humana llena las páginas de Isaías, y
está en espera de una respuesta de tu parte: ¿Qué vas a
decidir, responder con fe o con incredulidad?

¿CUÁL ES EL TRASFONDO  HISTÓRICO DEL LIBRO?


Este libro fue escrito en una época agitada. El pueblo se
había alejado de la religión y se había corrompido. El
profeta Isaías predijo la cautividad babilónica tanto para
Israel como para Judá. Pero también profetizó el regreso de
los exiliados y la venida del Mesías. En los capítulos 9, 11, y
53 se encuentra las dramáticas descripciones de Cristo y de
su reino, escritos más de 500 años antes del tiempo de
Cristo. El libro de Isaías es una de las grandes obras
maestras del mundo. Escrito por una persona educada, en
un buen hebreo, contiene un estilo elevado, una expresión
vehemente, un sentimiento ferviente y una vívida
imaginación. Está citado en el Nuevo Testamento en más
ocasiones que cualquier otro libro.

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