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ecosistemas marcarios
Decir que todas las marcas son iguales sería tan ligero como
afirmar que todas las organizaciones, todos los países y todas las
personas son iguales. Descontando las similitudes aparentes, hacer
consciente a cada organización de sus diferencias y dependencias
respecto a otros actores presentes en el mercado es el quid de una
gestión de identidad eficiente.
Estos ecosistemas permiten reconocer que cada OPS tiene un rol, ya sea
como un camaleónico “me too” -que copia a un líder de categoría-, o como
un verdadero pavo real que busca posicionarse como macho alfa dentro de
su dominio. Naturalmente entre ambos casos están todos los posibles
matices que la tolerancia humana se permite asimilar y comprender, y que
definen la aceptación de sus sistemas de identidad de marca, los que (no es
sorpresa) también tienden a reformular, reinterpretar y adaptar códigos
visuales y estéticos vigentes para cada momento y lugar específico.
Por un lado esto obedece a que las formas tienen un lenguaje que cultural y
neurológicamente gatillan
respuestas preconscientes,
ejemplo de ello es el viejo
ejercicio Gestáltico de
“maluma” y “taketa”, que
demuestra como
espontáneamente las
personas asocian los sonidos
más suaves de “maluma”
con imágenes redondeadas y
sinuosas, mientras el sonido
golpeado de “taketa” es
asociado con figuras
angulosas y formas en punta.
Por lo tanto, podríamos inferir que parece improbable que, sin una buena
razón, si una OPS declara pertenecer a un universo que verbalmente se
asocie a “maluma” (femenino, infantil, wellness, etc.) se opte por una
gráfica más acorde a “taketa” (deportivo, rockero, energético, etc.).
Una marca eficiente debe estar sólidamente sustentada por una OPS que
posea una oferta significativa que ofrecer a sus consumidores (lo que en
Procorp definimos como la dimensión REAL del modelo ISR*), ello debe
expresarse en un modelo de negocios claro con atributos, beneficios y
promesas que la distingan del resto de las ofertas del mercado.
No hay marca, ni identidad que no sea fruto de dicho contexto, por tanto la
selección de recursos, estilos y puntos de contacto debe enfrentarse con un
enfoque holístico abarcador que entienda que toda OPS coexiste con otras
OPS y mantiene con ellas relaciones que implican adherencias o aversiones
de acuerdo a sus objetivos estratégicos.
AMT
* Modelo ISR precisa que las marcas están sustentadas sobre tres pilares o
dimensiones: lo Imaginario (el posicionamiento de la marca en la mente y corazón
de sus consumidores), lo Simbólico (todos los recursos de identidad y comunicación
de la marca) y lo Real (o la oferta concreta del producto o servicio).