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LA PIEZA QUE FALTA EN


EL PERDÓN
La brecha entre lo que dicen los predicadores y lo que
escuchan las congregaciones
01 DE SEPTIEMBRE DE 2018

POR MATT WOODLEY


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DESTACADOS
Amados tal como
somos
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A su tiempo

Bienaventurados

M
ientras Tom estaba sentado frente a mí comiendo un sándwich de los que consuelan
pescado y papas fritas de McDonald’s, describió con frialdad cómo
mataría a Dave. “Ese (improperio) me robó a mi esposa y después se rio
en mi cara. Lo he odiado durante diecinueve años. Tengo una pistola
cargada sujeta a mi pantorrilla izquierda. Cuando vea a Dave en unas semanas, sacaré
el arma y le dispararé al corazón”.

Tratando de actuar con calma, sumergí algunas de mis papas fritas en salsa de tomates
y le expliqué las consecuencias de un asesinato de primer grado, como la cadena
perpetua. Me dijo que lo que pensaba hacer valdría la pena. Tom acababa de
convertirse en cristiano, así que apelé a la Biblia y al ejemplo de Jesucristo. Él se
ablandó un poco. Leí Mateo 18.21-35, la parábola del siervo implacable, y hablamos de
cómo Jesucristo había perdonado los numerosos pecados pasados de Tom. Una
profunda tristeza se apoderó de su rostro, dejó escapar un suspiro, y exclamó: “De
acuerdo, pero ¿cómo? ¿Cómo se puede perdonar a alguien que te ha arruinado la
vida?”.

"¿Cómo se puede perdonar a alguien que


te ha arruinado la vida?”.
Durante mis veintisiete años en el ministerio pastoral y de predicación, he escuchado
y dado muchos sermones sobre perdonar a otros, la mayoría de los cuales tocan los
siguientes puntos:

. Los pecadores a menudo pecan el uno contra el otro.

. Con base en la Biblia y en el ejemplo de Jesucristo, debemos perdonar a los


demás.

. Perdonar a otros nos beneficiará; no perdonar nos perjudicará.

. De vez en cuando, los predicadores enumeran algunos conceptos erróneos


sobre el perdón –por ejemplo, que perdonar no significa condonar el pecado.

. Por lo tanto, perdonemos a los demás.

Aunque apoyo esta lista, creo que Tom destacó una pieza faltante: el cómo del perdón.
¿Cómo se pasa desde el punto 1 (de la profunda herida) al punto 5 (al verdadero
perdón)? Por supuesto, es esencial aprender o volver a aprender los puntos 2 al 4, pero
eso no siempre guía a personas como Tom (o como yo) a través del difícil proceso del
perdón para gente real con heridas profundas.

LO QUE DICEN LOS PASTORES ACERCA DEL PERDÓN


Tenía una sospecha sobre esta pieza faltante, así que realicé un pequeño experimento.
Desde luego, no fue un análisis estadístico riguroso. Empecé a hablar con tres grupos
de personas: pastores que predican acerca del perdón, cristianos que escuchan
sermones acerca del perdón, y consejeros cristianos que hablan con sus clientes sobre
su lucha para perdonar. Este fue mi hallazgo: hay un abismo entre lo que dicen los
predicadores, y lo que mucha gente necesita escuchar sobre el perdón.

Hay un abismo entre lo que dicen los


predicadores, y lo que mucha gente
necesita escuchar sobre el perdón.
Reuní la mayor cantidad de información sobre mis colegas pastores. Envié una
encuesta a los pastores de todo el país, pidiéndoles que clasificaran diez facetas del
perdón en una escala del 1 (“no importante”) al 5 (“muy importante”). Las 154 respuestas
fueron reveladoras. Las siguientes tres declaraciones dominaron lo que los pastores en
verdad quieren decir en cuanto al tema:

Perdonamos porque Dios nos ha perdonado (el 90% dijo que era “muy
importante”).

Jesucristo dio la orden clara de perdonar a los demás (el 85% dijo que era “muy
importante”).

El perdón es una opción (el 61% dijo que era “muy importante”).

Los otros siete puntos, incluyendo “Enseñanza sobre el cómo del perdón”, “Explicación
sobre la dificultad del perdón” y “Uso de historias reales sobre la lucha por el perdón”, se
desplomaron hasta el 30% del rango “muy importante”.

No es de extrañar, entonces, que uno de nuestros mejores sermones por uno de


nuestros mejores predicadores en PreachingToday.com (donde trabajo) en realidad no
abordara la pregunta de Tom. El sermón tiene la siguiente sólida introducción: “De
acuerdo con la presentación bíblica de la vida, no podemos huir de la necesidad del
perdón en un mundo caído... y [para crecer] en nuestra capacidad de perdonar a los
demás. Pero ¿cómo?”. Sin embargo, el predicador apenas toca esa pregunta. En
cambio, después de explicar con detenimiento un largo texto bíblico, concluye con
una desgarradora ilustración verdadera en la que una mujer perdonó a un delincuente
que la había torturado, y que luego trató de matarla. Cuando se le preguntó por qué lo
perdonó, ella respondió: “Bueno, lo perdoné porque mi Dios me perdonó a mí. Así de
sencillo”.

LO QUE LA GENTE NECESITA ESCUCHAR SOBRE EL PERDÓN


Para muchos, por desgracia, el perdón no es tan sencillo. La escritora Elizabeth
O’Connor ha detectado este abismo entre los pastores y sus congregaciones: “A pesar
de los cientos de sermones sobre el perdón, no perdonamos con facilidad a los demás,
ni a nosotros mismos. El perdón, descubrimos, siempre es más difícil de lo que dicen
los sermones”. Como señaló con pesar Philip Yancey: “El perdón es penosamente
difícil... El perdón es un acto no natural”.

He tenido mis propias luchas a lo largo

“El perdón, del camino, pero también tengo un


montón de amigos que todavía están en

descubrimos, el camino “penosamente difícil”: Susan,


víctima de un “ministerio” cristiano que

siempre es más robó $25.000 de capital inicial donado

difícil de lo que
para un proyecto cinematográfico que
honra a Dios; John, un amigo nigeriano

dicen los sermones”.


que ha visto a extremistas musulmanes
dinamitar a civiles inocentes y poner una
recompensa por su cabeza; Robert, un
pastor cuyo hijo fue asesinado; Aimee,
una maestra que fue despedida de su escuela privada, aunque era la persona más
calificada en su departamento; o William, un joven cuyo padre biológico lo abandonó
a él y a su madre. ¿Cómo pueden llevar a cabo estas personas el “acto no natural” del
perdón?

Mi amiga Sheli tiene un gran número de seguidores en las redes sociales, así que le
pedí que me ayudara a iniciar un diálogo. Cuando publicaba preguntas sencillas, como
“¿Qué es lo más difícil en cuanto al perdón?”, la gente rara vez criticaba la clara
enseñanza de la Biblia sobre el tema; entendían lo que enseña Jesucristo en pasajes
como el Padrenuestro (Mt 6.12). Pero enfatizaban que el camino hacia el perdón total a
menudo está lleno de desgarradores reveses, dolor y lamentación.

Piense en los comentarios siguientes sobre la parte más difícil del perdón:

“A veces se necesita mucho, mucho tiempo para perdonar, incluso cuando uno
en verdad quiere hacerlo”.

“Perdonar a alguien es más difícil de lo que esperaba”.

“Es un proceso continuo. Viene poco a poco, y puede tomar años”.

“Uno necesita experimentar los sentimientos difíciles, para tener algo que
perdonar cuando lo haga”.

“El perdón es un proceso continuo. Cada día vengo al pie de la cruz y entrego
mi carga”.

“El perdón no significa que no tengamos momentos oscuros... o días...


pensamientos que tendremos que vencer más de una vez”.

Es justo decir que la mayoría de los predicadores se enfocan en el mandamiento y en


la decisión de perdonar a los demás —ambos son cruciales. Después de todo, la Biblia
es clara sobre este punto: “Soportándoos unos a otros y perdonándoos unos a otros...
como Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros” (Col 3.13 LBLA). Pero la
mayoría de los cristianos necesitan ayuda con el largo, difícil y aparentemente
inalcanzable proceso del perdón.

CÓMO ENCONTRAR LA PIEZA QUE FALTA


Volvamos a la pregunta de Tom: ¿Cómo puedo perdonar? Como pastor, he descubierto
que mis amigos consejeros cristianos sirven como aliados útiles. A veces, ellos ven lo
que los pastores no podemos ver: la manera en que las personas luchan por aplicar
nuestros sermones serios y bíblicos sobre el tema. Esto no debería sorprendernos, ya
que, basándome en mi encuesta a los predicadores, reconocemos que en nuestros
sermones damos una prioridad menor al cómo del perdón.

 
Cuando le pregunté a mi amiga psicóloga, la Dra. Sandy K., en cuanto a lo que había
visto en su práctica profesional, me dijo: “Con frecuencia, la gente se apresura a
perdonar. Quieren ‘hacerlo y ya’, para calmar la situación. Pero el perdón verdadero
implica reconocer y sentir el aguijón de lo que se perdió. Las personas heridas, los
pastores y la gente buena de la iglesia a menudo coinciden, sin querer, en tratar de
esquivar ese proceso, porque es demasiado doloroso”.

El Dr. Jeff M., otro consejero cristiano que respeto, estuvo de acuerdo con esta
afirmación. Asevera: “Perdonar implica afligirse de verdad, y a veces eso significa
enfrentar sentimientos difíciles como la ira. Los cristianos, con frecuencia, tienen
miedo de sentir ira, así que saltan a la falsa piedad de un perdón rápido pero superficial
sin abordar el dolor y la ira”. (Sin embargo, Jeff también advirtió que nuestro orgullo y
santurronería podrían mantenernos atrincherados en este proceso de aflicción).

Creo que tanto Jeff como Sandy estarían de acuerdo con el Dr. Robert Karen, un
veterano psicólogo clínico que afirma que los cristianos a veces “oscurecen” al perdón
con un enfoque “que ignora los sentimientos humanos normales”. Pero la Biblia no
ignora los sentimientos normales —basta leer algunos salmos de lamentación (como
los Salmos 13 y 55), o incluso un salmo imprecatorio (como el Salmo 137). Y en vez de
ignorar los sentimientos normales, el escritor de Hebreos dice de Jesucristo: “En los
días de su vida mortal, ofreció oraciones y súplicas con fuerte clamor y lágrimas” (He
5.7 NVI). Tristeza, enojo, abandono, traición y dolor: nuestro Señor conoce todos estos
“sentimientos normales”.

CÓMO COMBINAR LAS VERDADES


De modo que dos verdades bíblicas están una al lado de la otra: Dios nos ordena (no es
una sugerencia) que perdonemos a otros como hemos sido perdonados en Cristo: y Él
entiende el difícil proceso de avanzar hacia la santificación en Cristo. ¿Cómo
funcionan esas dos verdades juntas?

El perdón verdadero implica reconocer y


sentir el aguijón de lo que se perdió.
He aquí una historia que puede ayudar. Es posible que usted no reconozca el nombre
Phan Thi Kim Phuc, pero es probable que lo haya visto. El 8 de junio de 1972, Nick Ut,
un fotógrafo estadounidense de 21 años, tomó una foto en blanco y negro de Kim
corriendo desnuda y aterrorizada por un camino de tierra en Vietnam; su pueblo y su
cuerpo habían sido abrasados por una bomba de napalm. Ut dejó su cámara a un lado
y se apresuró en llevar a Kim, de 9 años de edad, a un hospital, donde los médicos le
salvaron la vida. Pero el avance hacia la sanidad física y espiritual de Kim tomaría
décadas.

Más tarde en la vida, Kim llegó a conocer a Jesucristo, pero luchaba seguía luchando
por perdonar a quienes la habían dañado tan profundamente. En su conmovedora
autobiografía, Fire Road, [Camino de fuego] comparó la amargura en su corazón con
una taza desbordante de lodo negro. Un día escuchó al Señor decir: “Kim, tienes que
verter el lodo negro. Día a día, poco a poco, hasta que no haya más oscuridad”. Siempre
que esa orden parecía imposible, recordaba las instrucciones de Dios: “día a día, poco a
poco”.

Pero no fue fácil. “A veces, en un momento de debilidad, me hacía amiga de mi


amargura otra vez... Sentía que el nivel del lodo más negro se elevaba en mi alma, y
pensaba: ¿Por qué lo hice otra vez?”. Con el tiempo, notó que el lodo estaba
retrocediendo. “Estaba siendo llenada con algo bueno”, dijo. “Y todo era del Señor; Él
me estaba llenando con agua limpia, perfecta y pura... Yo no solo estaba diciendo que
quería ser más como Cristo; por su poder, esta transición, en realidad, estaba
ocurriendo”.

Como Kim, en mi experiencia como

Los cristianos a luchador con el perdón, y como pastor de


otros luchadores, rara vez perdonamos

veces “oscurecen” al de una vez por todas en nuestro primer


intento. Mientras mi amigo Robert (el

perdón con un pastor cuyo hijo fue asesinado) relataba

enfoque “que ignora


su camino hacia el perdón, noté que
seguía usando frases como “el Señor

los sentimientos
estaba trabajando en mi corazón... el
Señor seguía moviéndose en mi

humanos normales”. corazón”. Luego dijo: “Porque el perdón


no solo es difícil; es imposible sin el
Señor”.

Esa podría ser la clave. Algunas personas resultan lastimadas y cierran su corazón al
Señor. Para ellas, el lodo negro de la amargura nunca desaparece. Otras resultan
heridas, pero abren su corazón al Señor. Durante el tiempo que sea necesario, siguen
trayendo el dolor, la ira y la tristeza a Cristo. Siguen trayendo eso a su iglesia, también,
pidiendo oración, hablando de ello, trayendo el lodo a la luz. Día a día, poco a poco, eso
retrocede y es reemplazado por una fuente de perdón.

Poco antes de morir en 1963, C. S. Lewis relató su historia personal de su perdón a un


cruel maestro de escuela que había ensombrecido su infancia. “Llevaba años
intentando hacerlo”, confesó, “[pero] cada vez que creía que lo había hecho, me daba
cuenta de que, después de más o menos una semana, tenía que intentarlo de nuevo”. Y
entonces, de repente, el perdón se quedó para siempre”. Lewis dijo que era similar a
aprender a andar en bicicleta: “el momento en que sucede parece tan fácil, y uno se
pregunta por qué diantres no lo hizo hace años”.

He perdido el contacto con Tom, pero Cristo ayudó a apagar el odio de su corazón.
Una semana después de nuestra conversación en McDonald’s, Tom me dijo: “Guardé
el arma, y comencé a pedirle a Cristo que me ayudara a liberarme de la amargura. Creo
que entendí su punto”.

Me alegró escuchar eso, pero, por supuesto que no era mi punto. Siempre fue el punto
de Jesucristo. Él es la verdadera respuesta a la pregunta del cómo. Sí, el camino hacia
el perdón total y permanente a menudo se siente largo y solitario. Pero Aquel que dio
la orden camina siempre a nuestro lado. ¿Dolorosamente difícil? Sí. ¿No natural? Sí.
¿Imposible? No con Dios a nuestro lado.

TOMANDO EL PRIMER PASO


El camino hacia el perdón puede ser un viaje largo, pero hay pasos o etapas específicas
en el camino. Con base en la Palabra de Dios y el sabio consejo de pastores y
terapeutas cristianos, estos son algunos de los pasos más mencionados:

. Diga la verdad sobre el dolor. No lo minimice ni lo excuse. Si sucedió algo


doloroso, diga en qué consistió.

. Sienta el dolor. El Dr. David Stoop escribe: “Un paso esencial en el proceso del
perdón es que lloremos lo que se ha perdido”. La ira, a menudo, acompaña al
proceso del dolor. Tómese el tiempo para compartir su dolor y su ira (en forma
verbal o escrita) con alguien en quien confíe.

. Empatice con su abusador. El Dr. Everett Worthington, un destacado


investigador cristiano sobre el perdón, sugiere que finja que la persona que le
hirió está sentada en una silla vacía frente a usted. Derrame su corazón a esa
persona. Después, siéntese en su silla. Trate de ver el mundo desde su
perspectiva, y hable consigo mismo. Esto le ayudará poco a poco a ver por qué
la otra persona puede haberle hecho daño.

. Bendiga al ofensor. Encuentre incluso una manera pequeña y sincera de


desearle bien al ofensor. Si es posible, halle una manera de hacer o dar algo para
bendecir a su ofensor.

. Dé el regalo del perdón. El Dr. Worthington llama a esto el “regalo altruista” del
perdón. Todos podemos recordar cuando alguien nos perdonó. Nos sentimos
livianos y libres. Cuando perdonamos, le damos el mismo regalo a otra persona.

. Comprométase a perdonar. Una vez que haya perdonado, escriba una nota para
usted mismo, algo tan sencillo como: “Hoy perdoné a [nombre] por el daño que
me hizo”. Cuando sienta la tentación de volver a caer en el resentimiento, lea de
nuevo la nota.

. Pida oración con frecuencia. El perdón requiere el poder de Dios. Necesitamos


tanto la presencia de Jesucristo como el apoyo de la comunidad cristiana. No
hay mejor manera de unir esas dos cosas, que reconocer nuestra necesidad y
pedir oración.

Fotografía por Los Voorhes

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