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La sociedad de la
transparencia
Byung- Chul Han,
Herder, Barcelona, 2013.

Jorge Díaz Gallardo1

Si sucediera que alguien en la calle, o en la academia, o en nuestro hogar nos pre-


guntara cómo se define nuestra actual sociedad, el texto de Byung-Chul Han sería
la respuesta más inmediata que podríamos darle, pues nuestra sociedad actual, a
pesar de cualquier otra adjetivación que podamos darle, viene a definirse por la
transparencia. Pero, ¿qué significa la transparencia?, ¿cómo se es transparente?,
y en el mejor de los casos, ¿cómo se ve aquello que es transparente?
A diferencia del viento que surca por nuestros rostros sin que podamos ver-
lo, la transparencia es visible en sus múltiples ámbitos, se evidencia así misma.
La transparencia se contrapone a todo lo que permanece oculto; la transparencia
es luz y se evidencia en el exceso de ésta. La exigencia de la sociedad contem-
poránea es la transparencia, el abandono de cualquier ámbito de negatividad
ante la enceguecedora luz de lo positivo, de lo que es operacional y contribuye
a un flujo mayor de información y comunicación.
Podría suscitarse que después de todo lo dicho anteriormente alguien se
dirigiera a nosotros con los siguientes cuestionamientos: “Pero, qué ocasiona la
transparencia, sino una oportunidad para develar la corrupción, los engaños, y
todo aquello que permanece injustamente oculto a nuestros ojos”, a esta perso-
na tendríamos que responderle que, a pesar de las oportunidades que nos salen
al paso, lo que nos exige la transparencia es la erradicación de una esfera muy
importante para el ser humano: lo otro. La transparencia despoja a las cosas
de su singularidad, “la sociedad de la transparencia es un infierno de lo igual”.2
Sin embargo, ¿cómo se efectúa la pérdida de la singularidad, la caída en
lo igual?, ¿qué es eso otro y por qué la transparencia exige su erradicación? La
sociedad de la transparencia puede definirse con las siguientes adjetivaciones:
lo positivo, la exposición, la evidencia, el porno, la aceleración, lo íntimo, la in-
formación, la revelación, el control; cada una de éstas adjetivaciones exige la
extirpación de su opuesto. El listado es largo, pero podemos resumirlo de una
forma somera en las siguientes contraposiciones: la exposición contra el culto;
la pornografía en oposición a lo erótico; la despolitización contra las estrate-
gias; la información en oposición a la verdad.

1
Estudiante de la Licenciatura en Filosofía de la BUAP.
2
Byung- Chul Han, La sociedad de la transparencia, p. 12.
ENTREVISTA 235

Cuando la transparencia se opone a uno de los ámbitos de la negatividad,


se opone a un rasgo fundamental del ser humano, lo desprende de una esfe-
ra necesaria del alma humana para “convertirlo en un elemento funcional del
sistema”.3
El principal medio del que se vale el ser humano para manifestarse en el
siglo xxi es la Internet, ésta revolucionó el acceso a la información y la comuni-
cación. Las redes sociales y los buscadores han permitido entrar en una era de
hiperinformación e hipercomunicación; sin embargo, la hegemonía de servi-
cios como Google, Facebook, o Photoshop, han contribuido a la desvirtuación
de ciertas dimensiones de lo humano.
La verdad es alejada debido al exceso de información, pero ésta no juzga,
no involucra ideologías, sino que es un conjunto de opiniones que no traspa-
san las barreras de lo trivial. El uso excesivo de Photoshop “hace del <<rostro
humano>> una faz que se disuelve por entero en su valor de exposición”.4 Face-
book difumina la privacidad, erradica la comunicación y juzga cualquier tema
o situación que se le presente con un veredicto general, con un <<me gusta>>.
La sociedad de la transparencia es un texto que nos encara con la situación
contemporánea de la erradicación del ámbito de la negatividad, nos obliga a
tomar una postura decisiva dentro de nuestro desarrollo como individuo den-
tro de una sociedad. Los caminos que nos presenta el textos de Byun-Chul Han
son dos: el primera es la participación en el veredicto general del <<me gus-
ta>>, y con ello la aceptación de la luz enceguecedora de la transparencia. El
segundo camino, es el atrincheramiento en la negatividad; pero no de mane-
ra contrapuesta a lo positivo, sino como una relación, como esferas necesarias
para el ser humano.
Entonces, si tuviéramos que responder nuevamente a la pregunta de cómo
se define nuestra sociedad actual, tendríamos que decir sí, nuestra sociedad
actual se define por la transparencia, la cual se opone a todo lo que no partici-
pa de su misma cualidad; que la sociedad actual a desvalorizado todo lo que
tiempo atrás gozo de gran estima. Pero también tendríamos que decir que la
sociedad actual se define por un rescate de lo humano, de la perseverancia
ante un sistema que día con día nos precipita a la automatización, a convertir-
nos en máquinas.
Al cerrar el libro nos asalta la siguiente pregunta: ¿qué podría acontecer
una vez perdida la esfera de la negatividad en el ser humano?, ¿cuál será la
definición de la sociedad de ese momento? Sin embargo, todas estas preguntas
nos remiten al fatalismo, a la depresión, el estrés, e incluso al cansancio que ya
provoca la sociedad actual. La sociedad de la transparencia no es una receta
para el fatalismo, es un panorama que nos permite involucrarnos en cada uno
de los ámbitos en donde se manifiesta la transparencia, ¿para qué?, para la de-
fensa de algo que aún podemos llamar ser humano.

B I B L I O G R A F Í A

Byung- Chul Han, La sociedad de la transparencia, Herder. Barcelona. 2013.

3
Ibidem, p. 14.
4
Ibidem, p. 27.

Número 19 julio-diciembre 2014

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