MANUAL ORIENTATIVO DEL PROCESO DE

EVALUACIÓN
PSICOLÓGICA DE
IDONEIDAD MENTAL
PARA PORTAR Y POSEER ARMAS DE
FUEGO Y LABORAR EN SEGURIDAD PRIVADA
Autores:
M.Sc. Carlos Saborío Valverde M.Psc.
Juan Carlos Miranda Orozco
 TÍTULO ORIGINAL Manual orientativo del proceso de evaluación psicológica de idoneidad mental para portar y poseer armas fuego y
laborar en seguridad privada

AUTORES M.Sc. Carlos Saborío Valverde M.Psc.

Juan Carlos Miranda Orozco

PRIMERA EDICIÓN 2021

EDIT Colegio de Profesionales en Psicología de Costa Rica

A IMPRESO Pinares de Curridabat, San José, Costa Rica

EN
Comisión de Evaluación Psicológica de Idoneidad Mental para Portar y
Poseer Armas de Fuego o y Laborar en Seguridad Privada.
VALIDADO POR
Yorleny Camacho Acuña Esteban
Roberto Ruiz García Jésica María
Gamboa Ramírez Pablo González
Hernández Sergio Arturo
Rechnitzer Mora Andrés Miguel
González Chacón

Junta Directiva

APROBADO POR Dr. Javier Rojas Espinoza

M.Psc. Óscar Alonso Valverde Cerros
M.Sc. Yancy Solano Chacón
Licda. Ileana de los Ángeles Rodríguez Arias
Licda. Sharon Murillo Mora
Licda. Miriam Méndez Montero
Lic. Eduardo Bolaños Mayorga

DEPÓSITO LEGAL

ISBN
Saborío, C. y Miranda, J. C. (2021). Manual orientativo del proceso de evaluación psicológica de idoneidad mental
para portar y poseer armas fuego y laborar en seguridad privada. San José, Costa Rica: Colegio de Profesionales
CÓMO CITAR ESTE en Psicología de Costa Rica.
DOCUMENT
O

MANUAL ORIENTATIVO DEL PROCESO DE EVALUACIÓN PSICOLÓGICA DE IDONEIDAD MENTAL PARA PORTAR Y POSEER ARMAS DE FUEGO Y LABORAR EN SEGURIDAD 1
PRIVADA
CONTENIDOS

Introducción

CAPÍTULO 01 7
Marco ético y normativo del proceso
7 Inscripción y portación de armas de fuego en Costa Rica
9 Requisitos y procedimientos para la inscripción y portación de armas de fuego
10 Servicios de seguridad privados en Costa Rica
12 Requisitos y procedimientos tendentes para obtener la autorización de laborar en seguridad privada
13 El dictamen de idoneidad mental
15 Competencia profesional para realizar la evaluación
16 Encuadre y consentimiento informado
19 Características y condiciones del proceso de evaluación
22 El expediente del caso
22 Denuncia, investigación y sanción de la persona profesional en Psicología
24 Cancelación del permiso, el decomiso y las sanciones a quien porta armas
25 Anulación de la inscripción y las sanciones al personal de seguridad privada

CAPÍTULO 02 27
La evaluación psicológica: una perspectiva contemporánea

CAPÍTULO 03 34
La Evaluación Psicológica de Idoneidad Mental para Portar y Poseer Armas
de Fuego EIMPPA desde una perspectiva psicológica forense
CAPÍTULO 04 42
Evaluación del riesgo de violencia
42 Aspectos históricos y conceptuales en la evaluación del riesgo de violencia
44 Enfoques para la evaluación del riesgo de violencia: clínicos no estructurados, actuariales y
basados en el juicio profesional estructurado
47 Instrumentos relevantes para la evaluación del riesgo de violencia
51 El HCR-20 V3: aspectos conceptuales y metodológicos

CAPÍTULO 05 59
Selección de cuerpos de seguridad, empleo del arma de
fuego y de la fuerza y salud mental
60 Variables asociadas al éxito laboral en funciones de seguridad privada
61 Empleo del arma de fuego y de la fuerza en policías
64 Salud mental en policías

CAPÍTULO 06 68
Creación de un nuevo modelo para la EIMPPA
68 La adaptación de herramientas de evaluación del riesgo a nuevos contextos
68 Metodología para la creación de un modelo para la EIMPPA

CAPÍTULO 07 71
Modelo de Factores de Riesgo de Violencia en Portación de Armas (FRVPA) y
para Laborar en Seguridad Privada (FRVPA+LSP)
71 Factores de Riesgo de Violencia en Portación de Armas (FRVPA)
82 Factores extra de Idoneidad Mental para Laborar en Seguridad Privada (FRVPA+LSP)
 CAPÍTULO 08 91
Estrategias metodológicas en la Evaluación Psicológica de la
idoneidad mental para Portar y Poseer Armas de Fuego y
Laborar en Seguridad Privada
92 El papel de la entrevista psicológica en el proceso de evaluación del riesgo de la EIMPPA
95 Pautas para la realización de observación conductual y el examen del estado mental
97 Instrumentos psicométricos relevantes aplicables a la evaluación psicológica de idoneidad mental para portar
y poseer armas de fuego
105 Lineamientos básicos para la revisión de fuentes colaterales
108 Procedimientos para la evaluación de factores de riesgo y habilidades funcionales
111 Guías para establecer la presencia y la relevancia de cada factor de riesgo y habilidad funcional La
112 formulación forense del riesgo de violencia con el FRVPA y con el FRVPA+LSP

Referencias Anexos 119

129
1 Anexo 1. Consentimiento informado EIMPPA
3
0
1 Anexo 2. Guía de entrevista semiestructurada para la EIMPPA
3
3
1 Anexo 3. Guía de observación conductual y examen mental para la EIMPPA
5
0
1 Anexo 4. Hoja de Registro Factores de Riesgo de Violencia en Portación de Armas (FRVPA) y
 PRÓLOGO
Parmenio Medina, un periodista dedicado al periodismo
investigativo, fue asesinado de tres disparos cerca de su casa
en Santo Domingo de Heredia mientras trabajaba en un
estudio de corrupción, que involucraba a un sacer- dote
supuestamente ligado a las mafias colombianas .Gerardita
Agüero Fallas, de 53 años, fue asesinada con 11 disparos y
también la hija de 13 años murió por uno en Carrizal de
León Cortez . El asesino incumplió con una medida de
protección cuando arremetió contra su expareja y la hija de
ambos en la cochera de la casa. Sergio Rojas, un líder
indígena que luchaba por los te- rritorios de su etnia Bribri
fue ejecutado a balazos en su casa en el sureste de Costa Rica
. Esas fueron vidas que se apagaron sin sentido alguno. La
realidad enfoca que ciertas personas utilizan las armas de
fuego para saldar cuentas personales en forma violenta,
impulsiva, e injus- ta o para tomar sus propias vidas. Estas
personas nunca debieron portar un arma de fuego.
Crímenes como estos no son raros. Estos sucesos re- fuerzan
el sentimiento de inseguridad con que vive la ciudadanía y
las dificultades del gobierno de garantizar la integridad física
de sus habitantes. Nuestro mundo se está volviendo cada vez
más peligroso, impredecible e inseguro. Oficiales de
seguridad y particulares se ven en la necesidad de portar un
arma por protección. Esta es una responsabilidad muy seria
para estos ciudadanos, porque trae consecuencias
literalmente de vida o muer- te, que pueden impactar
familias, comunidades y trans- formar el ambiente de un
país. No todas las personas que quieren o deben portar
armas están capacitadas mental y emocionalmente. El
portar un arma de fuego no corresponde solamente al saber
usarla apropiada- mente, sino también involucra el saber
proporcionar un ambiente seguro para otros y sí mismo
durante el uso, la limpieza y el almacenamiento. En especial,
la relación del uso de armas con enfermedades mentales,
violencia y riesgo de homicidio o suicidio es muy compleja
y no se pueden tomar decisiones de riesgo en estas áreas sin
contar con suficiente información avalada por resulta- dos de
una evaluación científicamente desarrollada.
https://www.puroperiodismo.com/2020/07/parmenio-medina-19-anos-de-asesinado-pero-no-olvidado/
https://www.crhoy.com/nacionales/sujeto-mato-a-mujer-de-11-disparos-y-a-nina-de-balazo-en-cabeza/
https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-47645075
Las evaluaciones de idoneidad son fundamentales. La
producción de este Manual orientativo del proceso de
evaluación psicológica de idoneidad mental para portar y
poseer armas de fuego y laborar en seguridad priva- da,
elaborada por los másteres Carlos Saborío Valverde y Juan
Carlos Miranda Orozco nos provee con una guía para
navegar en los retos de este tipo de evaluaciones.
La evaluación de riesgo constituye una de las áreas más
complejas de la Psicología forense. Los psicólogos, que
conducen este tipo de evaluaciones, encaran casos mul-
tifacéticos y deben tener conocimientos que cubran un gran
número de áreas especializadas, tales como foren- se, clínica,
psicometría, ética y funcional al aplicar estas evaluaciones.
Este manual presenta el marco teórico, legal y forense de las
evaluaciones. Incluye una revisión magistral y actualizada de
la literatura y una elección de obras seminales en el campo.
La revisión legal y la contextualización de los conceptos
psicolegales es ex- tremadamente útil y provee un importante
fundamento. Se destaca la comprensiva revisión de pruebas
psicoló- gicas pertinentes a los factores relacionados con el ries-
go e idoneidad, la cual es muy acertada. De igual forma, este
manual ofrece los factores y las medidas ajenos a los criterios
de la evaluación y constituye una guía en re- lación con
aquellos que se pueden descartar. Encuentro de suma
importancia el énfasis que la objetividad y una actitud científica
deben reinar en el cumplimiento de las labores profesionales
en esta área.
Felicito a los autores por abordar un tema de tan opor- tuna
relevancia. Con la producción de este manual, los autores
dan un paso significante en el avance de la Psi- cología
forense en Costa Rica. Documentos como este apoyan la
formación de evaluadores, la rigurosidad de esta actividad
profesional y fortalecen la identidad del psicólogo forense en
Costa Rica.
Dr. Giselle A. Hass, Psy.D., ABAP Clinical And Forensic
Psychologist Diplomate By The American Board Of
Assessment Psychology
INTRODUCCIÓN
Dada la situación actual de inseguridad ciudadana y violencia armada que enfrenta
Costa Rica, resulta cada vez más necesario buscar los mecanismos de prevención,
regulación y supervisión en cuanto a la tenencia de armas de fuego y la labor
realizada por los cuerpos de seguridad privada. En este sentido, el país cuenta con
normativa específica e instancias de Gobierno que velan por el cumplimiento de dichas
actividades, a partir de las que se plantea a la ciudadanía una serie de requisitos y
requerimientos indispensables.

Entre los requisitos dispuestos por el Estado costarricense, para desarrollar dichas
actividades, está el de idoneidad mental, aspecto cuya evaluación fue delegada a las
personas profesionales en Psicología con acreditación ante el Colegio de
Profesionales en Psicología de Costa Rica (CPPCR) y que se convirtió en una labor
que nuestro ente gremial ha asumido con compromiso y responsabilidad con
base en el estandarte de la cultura de paz al capacitar y fiscalizar con
rigurosidad esta práctica profesional.

Con el transcurso de los años, esta labor se ha venido profesionalizando y

estandarizando en busca de garantizar un servicio social que, por implicar altos
estándares éticos y científicos, ha requerido mirar hacia la buena práctica
internacional y los modelos científicos vigentes para la evaluación de las competencias
psicológicas requeridas para la portación de armas y el ejercicio de la labor de seguridad
privada. Todo ello desde una perspectiva psicológica forense.

Desde este escenario, el colegio profesional optó por la creación de un modelo de

evaluación actualizado y adaptado a las especificidades y condiciones propias de la
Evaluación Psicológica de Idoneidad Mental para Portar y Poseer Armas de Fuego y
Laborar en Seguridad Privada (EIMPPA) en Costa Rica y un manual profesional
complementario que permita generar consenso sobre las variables por explorar:
apegarse a una metodología estándar, acceder a recursos evaluativos hechos a la
medida, fundamentar los resultados obtenidos y favorecer la investigación en el área.
 1
Marco ético y normativo del proceso
1.1. Inscripción y portación de armas de fuego en Costa Rica
La tenencia y la portación de armas de fuego en el país es
regulada por la Ley de Armas y Explosivos n.° 7530 del
año 1995, la cual se reformó, de manera parcial, mediante
la Ley n.° 8201 y que es el marco general actual de
regulación de las armas de fuego y municiones en Costa Rica.
De igual forma, se utiliza como legislación supletoria, para los
casos no regulados expresamente en ella, a la Ley General
de Policía, la Ley General de la Administración Pública, el
Código Penal y el Código de
ProcedimientosPenales,talcomoseindicaenelartículo10.
En este punto, es importante aclarar que, en el apartado de
Definiciones (inciso a) del artículo 3), dicha ley define
un arma como un “Instrumento útil en la lucha que mantiene
o aumenta la fuerza propia […]” (Ley n.° 7530, 1995) e
incluye el arma de fuego como un ejemplo de lo anterior.
Esta concepción del arma de fuego primará en el resto del
presente documento.
Ahora bien, coherente con esta concepción del arma de
fuego como instrumento útil, el Estado costarricense
establece que “Los habitantes de la República podrán
adquirir, poseer y portar armas, en las condiciones y
según los requisitos establecidos en esta ley y su
reglamento” (artículo 2, Ley n.° 7530, 1995). Es decir, que,
pese a esta visión positiva del arma de fuego, el Estado se
atribuye la potestad de autorizar su uso a la ciudadanía según
una regulación de la actividad.
En este sentido, aporta la concepción de arma de fuego dada
por el CPPCR en la que indica que “[…] la posesión de
armas letales por particulares debe ser una excepción basada
en situaciones muy calificadas, con la garantía de guardarlas
responsablemente y utilizarlas solo en casos limitados de
defensa. Tener en las manos un arma mortal implica un
control ciudadano que garantice a las demás personas su
seguridad y paz […]” (CPPCR, 2018).
Tomando en cuenta lo anterior, los requisitos establecidos
que deberán cumplir las personas físicas, quienes deseen
portar un arma, son los siguientes:
a) Ser mayores de dieciocho años, salvo las excepciones
señaladas en la ley.
Así, se parte de la idea de la portación de armas en Costa
Rica, más como una concesión del Estado que como un
derecho, tal como se establece en otros países del orbe. Esto
implica que hay personas inhibidas o en condiciones
específicas que, pese a ser sujetos de derecho, no podrán
portar armas de ninguna clase, tales son los casos descritos
en la ley que se reportan en la tabla 1:
Tabla 1.
Personas que no podrán portar armas de fuego
según la Ley n.° 7530.
Las personas condenadas que se encuentren
cumpliendo pena privativa de libertad ya sea en
modalidad abierta o cerrada.
Personas elevadas a juicio por delitos contra la liber-
tad, sexuales, de infracción a la ley 8204,
crimen organizado y otros delitos violentos
Aquellas menores de dieciocho años, salvo los
casos señalados en el artículo 64 de la ley.
Personas con impedimento físico o mental para el
manejo de armas declarado por autoridad médica
competente.
Quienes cuenten con antecedentes penales o
policiales por delitos contra la propiedad, violencia
doméstica, sexuales, contra la vida, contra la
libertad, de infracción a la ley 8204, crimen
organizado y otros delitos violentos.
Las personas con medidas de protección por
violencia doméstica conforme a la ley 7586.
Adaptado del artículo 7, Ley n.° 7530 (1995).
b) No haber sido condenadas por delitos relacionados con
el uso de armas.
c) No estar inhabilitadas, mediante resolución judicial,
para usar armas (artículo 22, Ley n.° 7530, 1995).
En el reglamento a dicha ley, en el artículo 50, también se
menciona que, en el caso de ser persona extranjera, “debe ser
residente permanente de libre condición vigente” (artículo 50,
inciso a.6), Reglamento n.° 37985-SP, 2013).
Así como se restringe el grupo de personas que pueden optar
por un arma en el país, también el órgano legislador restringe
las armas que pueden ser utilizadas a partir del planteamiento
de que existen armas permitidas y armas prohibidas. Pero,
¿cuáles son las armas no permitidas en el país? Estas se
especifican en el artículo 25 de la ley mencionada e incluyen
una diversidad de armamentos como algunos fusiles
semiautomáticos, armas o artefactos con carga explosiva o
incendiarios, las propias de vehículos de guerra, armas de
destrucción masiva o prohibidas según derecho internacional,
dispositivos de pulso magnético, de ondas sonoras o haces de
luces inhabilitantes que causen daño permanente, armas de
fuego automáticas de ráfaga parte de plataformas prohibidas
y artefactos que producen gases en cargas mayores a treinta
gramos.
Ante la duda, respecto de la clasificación de un arma como
permitida o prohibida, se podrá consultar al Departamento de
Control de Armas y Explosivos (DCAE) de la Dirección
General de Armamento (DGA) del Ministerio de Seguridad.
En contraparte, el reglamento a la Ley de Armas y
Explosivos define como permitidas “pistolas, revólveres,
carabinas, rifles y escopetas, comprendidas entre los 5,6
mm (calibre 22) hasta 18,5 mm
(calibre 12)” (artículo 20, Reglamento n.° 37985- SP,
2013); pero, aclara que no deberán disparar en ráfaga más
de un proyectil, no poseer selector de fuego para
disparo automático ni tener capacidad para
adaptárseles artefactos para el
De igual manera, la ley contempla en el artículo 64 la
posibilidad de otorgar permisos especiales para personas
menores de edad que sean mayores de catorce años, quienes
podrán usar armas, exclusivamente para la práctica de
deportes como tiro al blanco o cacería, siempre y cuando
estén en compañía de una persona adulta autorizada.
También, el reglamento a la ley dispone otros permisos en el
artículo 46, entre ellos los relacionados con la
lanzamiento de explosivos de cualquier tipo.
De acuerdo con la Ley n.° 7530, en el artículo 23, las armas
permitidas deberán ser inscritas ante el DCAE. En todo caso,
la norma costarricense indica que las personas físicas “no
podrán inscribir más de dos armas para ser utilizadas en
su seguridad personal, la de su familia y su patrimonio”
(artículo 23, Ley n.° 7530, 1995). Esto aplica excepto en
el caso de las destinadas a la casería, tiro al blanco
o al plato, en el que se pueden inscribir más de tres armas
incluso del mismo calibre según se indica en el art.
62 de la ley citada.
Más adelante, en el mismo artículo 23, se plantea que en el
caso de las personas jurídicas solo se puede inscribir
armas para brindar servicios de seguridad privada, indicando
el número de armas requeridas según el servicio brindado, lo
cual la DCAE analizará en función de su razonabilidad,
mientras que sobre los servicios privados de seguridad en
general indica que podrán inscribir el número de armas que
requieran para ejercer su función, pero que este no podrá
superar el uno por ciento (1%) del total de armas que posee la
Fuerza Pública, según se estipula en el artículo 86 de la Ley.
A partir de este escenario de regulación se requiere,
entonces, de permisos para la portación de armas en el
país y es así como se ha establecido en el artículo 49 del
Reglamento a la Ley de Armas y Explosivos, donde se indica:
“Toda persona física que desee portar un arma de fuego
permitida deberá contar con el permiso de portación de arma
extendido por el Departamento”. (Reglamento n.° 37985-SP,
2013).
Al igual que el resto de la ciudadanía, los cuerpos policiales,
la policía judicial y quienes integran los supremos poderes
requieren un permiso para la portación de armas de
reglamento, que será otorgado previa certificación de la
Academia Nacional de Policía, en la que se ratifique la
idoneidad mental para el manejo del arma, entre otros
requisitos.
Existen otros permisos especiales de portación de armas
descritos en los artículos 55 y 56 del reglamento supra
citado. En el caso de particulares, este será otorgado cuando
se determine que la vida de la persona solicitante
esté en peligro, mientras que en el caso del
funcionariado público se otorgará cuando se justifique por
su tipo de función.
inscripción de armas de colección permitidas y
para el tiro al blanco, al plato o cacería.
Es importante aclarar que la Ley n.°7530 en el
artículo 30 establece que, en situaciones meritorias, se
autorizará al Organismo de Investigación Judicial (OIJ), al
funcionariado de seguridad del Sistema Bancario Nacional y
a las demás fuerzas de policía encargadas de la seguridad
pública, el uso de armas prohibidas según lo requiera el
servicio, el caso o la situación, a juicio de las autoridades
respectivas.
1.2. Requisitos y procedimientos para la
inscripción y portación de armas de
fuego
Para portar un arma de fuego en Costa Rica es requisito
contar con un arma permitida inscrita ante el DCAE, así
como con el respectivo permiso de portación.
Existe un trámite específico tanto para la inscrip- ción de
armas de fuego, como para su portación y si bien existen
requisitos especiales para cada caso (véase artículos 24 y
50, 52 y 53 del Reglamento n.° 37985-SP, 2013),
para los casos de personas físicas y jurídicas que quieran
inscribir un arma o solicitar un permiso de portación, se
contemplan algunos requisitos comunes, entre ellos: la
necesidad de completar el formulario electrónico de
solicitud, la verificación de inexistencia de
antecedentespenales, el contar con el registro de huellas
dactilares, el contar con documento de identidad
vigente, corroborable a través de firma digital, el aprobar el
examen teórico-práctico y el tener un dictamen
positivo de idoneidad mental.
Específicamente, en el caso de cuerpos policiales, judiciales
e integrantes de los supremos pode- res, los últimos dos
requisitos para la portación de arma son reemplazados por
una certificación de la
donde deberá solicitar una cita previa para
conseguirla. Para más información sobre la firma
digital, puede acceder a la página web oficial:
www.firmadigital.go.cr.
De acuerdo con el artículo 34 del Reglamento,
tanto para el caso de inscripción como de permiso de
Academia Nacional de Policía sobre la idoneidad en el
manejo del arma, de la que se puede eximir a los cuerpos
policiales según el artículo 54 del reglamento mencionado.
Más adelante, se profundizará sobre el concepto y las
condiciones para la idoneidad mental.
En cuanto al registro de huellas dactilares, es importante
saber que este es un trámite gratuito que se realiza de
manera presencial en la Sección de Dactiloscopia del
Archivo Policial del Ministerio de Seguridad Pública o en
otras instancias del Ministerio dispuestas para ello a lo
largo del país. Para ello, la persona solicitará cita
por medio de la página web:
www.seguridadpublica.go.cr/tramites_ser-
vicios/toma_huellas.aspx
El examen teórico-práctico responde a lo planteado en el
artículo 32 de la Ley n.° 7530 y consiste en dos pruebas: una
escrita y otra de tiro con arma de fuego para demostrar
el conocimiento de las reglas de seguridad y el manejo
apropiado del arma; en caso de aprobarse,
mantendrá una vigencia de por vida. Estas pruebas
son aplicadas en diferentes polígonos por la Unidad de
Operaciones en Armas y Explosivos en coordinación
con la Academia Nacional de Policía y las empresas
que las organizan comúnmente ofrecen (por un costo
económico) para su realización: cursos, manuales, equipo
e insumos.
Se deben haber realizado de forma satisfactoria los
trámites en cuanto al certificado de idoneidad mental,
el registro de huellas dactilares y el examen teórico-
práctico para proceder a completar el formulario electrónico
de solicitud que, valga indicar, es diferente para la inscripción
de armas de fuego, inscripción de agentes de seguridad
y para la solicitud de portación de armas; no obstante, en
los tres casos se accede desde la plataforma
CONTROLPAS disponible en la dirección electrónica:
www.controlpas.go.cr.
Para completar el formulario, la plataforma indica como
requisitos: registrarse, ser persona mayor de edad, nacional o
extranjera residente, pagar los timbres respectivos y contar
con firma digital. Este último es un dispositivo que,
como su nombre lo indica, autentifica la autoría del
documento firmado digitalmente por quien lo solicita y se
obtiene mediante costo económico a través de diferentes
entidades del sistema bancario nacional,
portación, una vez ingresada la solicitud electrónica el sistema
solicitará al Archivo Judicial del Poder Judicial los antecedentes
de la persona solicitante para adjuntarlos a su caso.
Si en la certificación de antecedentes penales constare que el
solicitante ha sido condenado por algún delito descrito en el
artículo 22 de la Ley, el Departamento le denegará la
inscripción; en los demás casos, incluidos
antecedentes policiales y criminales, valorará
antecedentes a fin de determinar la procedencia
otorgar o denegar la inscripción (artículo
Reglamento n.° 37985-SP, 2013).
Aunado a esto, específicamente en cuanto al permiso
de portación para personas físicas y jurídicas, se
deberá “[…] 7) Cancelar en línea el monto de
mil colones por concepto de timbre fiscal por cada
portación solicitada” (artículo 50, Reglamento n.°
37985-SP, 2013).
los ron resueltos 31 066 casos sobre la idoneidad mental para laborar
los en seguridad; es decir, alrededor del 100 % del total de dictámenes
de emitidos para dicho periodo (CPPCRb, 2019).
34,
Según la Ley n.° 8395, en Costa Rica, los servicios de seguridad
privados incluyen, entre otras, a las personas físicas que se dedican
al transporte de valores, la prestación de servicios de custodia, la
vigilancia, la protección de personas físicas o jurí- dicas y sus bienes
y las personas que se dedican a la investiga- ción privada. En todos
estos casos, se requerirá la autorización de la Dirección de Servicios
de Seguridad Privados (DSSP) del Ministerio de Seguridad Pública
para brindar dichos servicios.

El reglamento agrega, para el caso de persona jurídica,
los requisitos de estar al día con las cuotas obrero-
patronales, el pago del impuesto a las personas
jurídicas y las pólizas de responsabilidad civil y de
riesgos del trabajo.
Clasificación de los servicios de seguridad privados
De acuerdo con los artículos 38 y 50 del reglamento en
cuestión, el DCAE cuenta con el pla- zo de un mes
para la tramitación tanto de la ins- cripción, como del
permiso de portación.
1.3. Servicios de seguridad
privados en Costa Rica
Dentro de la lista de personas que portan armas en
Costa Rica están quienes brindan servicios de
seguridad privados. De hecho, según los datos más
recientes de la Fiscalía del CPPCR, de los dictámenes
reportados entre mayo de 2018 y fe- brero de 2019
que resuelven sobre la idoneidad mental para portar
armas de fuego, también fue-
La Ley n.° 8395 define los diferentes servicios de seguri- dad que
contempla, los cuales se describen en la tabla 2.
Tabla 2.
Tipo Descripción
Seguridad Incluye a personas físicas -vigi-
física lantes independientes- y jurídicas
-empresas- que prestan el servi- cio
de vigilancia, asesoramien- to,
adiestramiento y protección a
personas físicas y jurídicas, así
como vigilancia y protección
Incluye personas físicas y jurídicas
Segurid
que laboran en actividades como
ad
asesoramiento, mantenimiento e
electróni
instalación, diseño y monitoreo de
ca sistemas electrónicos de seguridad
incluidos agentes de seguridad para
respuesta a llamadas de alarmas.

Investigacion Su objetivo es la investigación de

es hechos y deben cumplir requisitos
como ser bachiller de secundaria y
privadas
llevar un curso impartido por la Aca-
demia Nacional de Policía. Tienen la
obligación de informar sobre la co-
misión de hechos delictivos cono-
cidos en el desarrollo de su función.

Custodia y Quienes se dedican a la custo- dia

transporte de y al transporte de valores pueden
portar armas de fue- go con el
valores
permiso respectivo.

Se trata de personas jurídicas que se
Seguridad dedican a la seguridad en even- tos
masivos y tienen la prohibición de
en eventos
utilizar perros y armas de fue- go
masivos
para su actividad. Deben con- tar
con, al menos, 15 agentes con la
debida inscripción ante la DSSP.
Seguridad canina Se trata de personas físicas o ju-
rídicas que presten el servicio de
detección de drogas o explosi- vos
mediante el uso de perros.
Seguridad Son personas físicas y jurídicas que
patrimonial tengan más de cinco vigilantes para
la protección de sus bienes muebles
y de los bienes inmue- bles
contenidos en ellos, así como su
transporte. Tienen la prohibi- ción
de prestar este servicio a ter- ceras
personas físicas o jurídicas.
Adaptado de los artículos 23 al 43, Ley n.° 8395 (2003).
Es interesante que, así como en el caso de portación de ar- mas se
limita el número de armas por persona y para el sector de
seguridad privada, de acuerdo con la Ley de Ser- vicios de
Seguridad Privados en su artículo 19, las empre-
sas de seguridad no podrán superar una cantidad de per- sonal, por
tipo de servicio de seguridad, que supere el 10 % del total de
integrantes de la Fuerza Pública costarricense.
La persona física y jurídica que accede a su creden- cial de
seguridad privada se deberá someter a cier- tas
prohibiciones, las cuales se describen en la tabla 3:
Tabla 3.
Prohibiciones para personas físicas o jurídicas y agentes
Vender, alquilar, ceder, traspasar o diente, la comisión de los hechos punibles que co-
negociar, en cualquier forma, la
autorización otorgada.
Vender las accionesde las empresasautorizadas para dar ser-
viciosde seguridad privados a personas extranjerasoa perso- nas
que hayan sido condenadas por delitos internacionales.
Detener, aprehender, interrogar, requisar o, de cual- quier
manera, privar de la libertad a una persona.
Poseer, portar o usar armas y municiones prohibidas por el
ordenamiento jurídico, así como portar armas per- mitidas
sin inscribir o sin el permiso correspondiente.
Propiciar, permitir o continuar prestando el
servicio de seguridad privado, aunque la
autorización de funcionamiento se ha- lle
debidamente suspendida o cancelada.
Violentarelderechoalhonor,laintimidadpersonal y
la integridad física, así como la propia imagen.
Violar toda clase de correspondencia, así como
interferir e intervenir las comunicaciones.
Aparentar o suplantar la función que desempeñe
la autoridad judicial o ad- ministrativa o
interferir en tal función.
Prestar servicios en centros penitenciarios.
Adaptado del artículo 45, Ley n.° 8395, (2003).
Además de los principios fundamentales en el cum-
plimiento de sus funciones, descritos en el artículo 5 del
Reglamento a la Ley de Servicios de Seguridad Privados,
la ley como tal establece para cada agen- te de seguridad
una serie de deberes, obligaciones y atribuciones con el
Estado, que son las siguientes:
a) Portar y utilizar, en caso necesario, las armas ca-
lificadas como permitidas, de conformidad con el
ordenamiento jurídico vigente.
b) Auxiliar, de ser posible, a las fuerzas de policía,
cuando medie el requerimiento expreso de la auto-
ridad competente. Este auxilio no deberá supedi- tarse
al citado requerimiento cuando, por la natu- raleza de
la situación, se esté ante una emergencia o estado de
necesidad.
c) Denunciar ante la autoridad judicial correspon-
nozcan mientras prestan el servicio, aunque hayan
sucedido fuera del lugar o sector donde se desem-
peñan.
d) Vestir los uniformes y distintivos reglamentarios
autorizados por cada empresa de seguridad para
identificar a sus agentes y diferenciarlos. La Direc- ción
podrá eximir de esta obligación cuando la fun- ción que
se cumpla así lo requiera.
e) Portar, en lugar visible, la credencial que los iden-
tifica como miembros del servicio de seguridad pri-
vado; en ella, deberá consignarse el nombre completo, el
cargo ostentado y una fotografía tamaño pasaporte. La
Dirección podrá eximirlos de esta obligación cuando la
función que se cumpla así lo requiera.
f) Inscribirse en el registro de agentes de seguridad pri-
vados. (Artículo 16, Ley n.° 8395, 2003).
Sobre este último punto, la DSSP, según el artículo 5 de la
Ley n.° 8395, lleva el registro de las personas físicas o
jurídicas que se dediquen a brindar servicios de segu- ridad
privados. Este registro está asociado a la empre- sa bajo la
cual se registra cada agente de seguridad.
1.4. Requisitos y procedimientos
tendentes a obtener autorización
para laborar en seguridad privada
Los requisitos para la inscripción de personal de segu- ridad
responsable (agentes) por parte de una empresa de seguridad,
según lo determinó el órgano legislador, se mencionan en la
tabla 4:
Tabla 4.
Requisitos para la inscripción de personal de seguridad
(agentes)
Ser mayor de 18 años.
Ser costarricense en ejercicio de sus derechos o
del extranjero con cédula de residencia.
Haber aprobado el segundo ciclo de enseñanza
general básica -sexto grado.
Presentar constancias que demuestren no tener
antecedentes penales en los últimos 10 años.
Aprobar el curso básico de seguridad privada.
Aprobar el examen psicológico.
Adaptado del artículo 4, Ley n.° 8395, (2003).
Sobre el cuarto de estos requisitos, constancias que de-
muestren no tener antecedentes penales, serán emitidas por el
Registro Judicial previa solicitud de la DSSP; no obstante,
para el caso de personas del extranjero, estas aportarán las de
su país de origen o del país en el que hayan residido durante
los últimos 5 años y la DSSP po-
Cuando la persona considere que cuenta con estos requi- sitos
podrá realizar su solicitud a la DSSP para laborar en
seguridad privada, luego de completar un formulario en la
drá requerir otra información que considere oportuna de
dichos países. La norma advierte que, en caso de que la
persona cuente con antecedentes de condenas pe- nales, esto
“[…] obligará a estudiar vida y costumbres del solicitante,
con el fin de establecer su idoneidad […]” (artículo. 14, Ley
n.° 8395, 2003). De acuerdo con el re- glamento a la ley, este
es un: “estudio efectuado por un profesional en Trabajo
Social debidamente inscrito en el colegio profesional
respectivo donde se analizan la vida y costumbres de un
solicitante a brindar servicios de seguridad privada con el
fin de establecer su ido- neidad” (inciso 9), artículo 2,
Reglamento n.° 38088-SP, 2013). En el artículo 32 del mismo
reglamento se espe- cifica que el estudio contempla aspectos
sociofamilia- res, sociolaborales, nivel educativo, capacitación,
rela- ciones interpersonales, así como otros aspectos que la
persona profesional considere relevantes para el caso.
Sobre el requisito del curso básico de seguridad privada, se
establece que este será impartido por la Academia Nacio- nal
de Policía u otro ente autorizado por ella, cuyos conte- nidos
son “[…] de carácter profesional, permanente, no mi- litar y de
orientación civilista, democrática y defensora de los derechos
humanos” (inciso 6), artículo 1, Reglamento 38088-SP, 2013).
Para este efecto, existe un manual es- tructurado en tres áreas
de conocimiento: a) área huma- nística, b) área jurídica y, c)
área técnico-policial. El docu- mento está disponible para su
descarga en el sitio web:
https: //ww w.seguridadpublica.go.cr/di reccion/escu e-
la_policia/
Con respecto al requisito de aprobar el examen psicológi- co,
valga señalar que dicho examen se asemeja al que se realiza
para obtener el certificado de idoneidad mental so- licitado para
inscripción y portación de armas y, en esen- cia, sigue los
mismos procedimientos. No obstante, exis- ten dos diferencias
importantes por aclarar con respecto a su cumplimiento en el
caso de seguridad privada: la pri- mera es que en el artículo 41
del Reglamento n.° 38088 se indica que el certificado de
idoneidad que se presente para la inscripción como agente de
seguridad de una em- presa no deberá haber excedido un año
de emitido; la se- gunda, en ese mismo artículo, indica que
deberá ser con- feccionado, exclusivamente, por una o un
profesional con la debida incorporación ante el CPPCR. En la
próxima sec- ción del apartado, se ahondará respecto de este
requisito.
Se recalca que. aparte de los requisitos estableci- dos en el
artículo 14 de la Ley n.° 8395, en el regla- mento de dicha
ley, específicamente en el artículo 41, se agrega el registro
de huellas dactilares.
plataforma CONTROLPAS. El sistema verificará por Inter-
net el cumplimiento de los requisitos y si la DSSP determi- na
que la persona solicitante no cuenta con los requisitos le dará
un plazo de 30 días hábiles para cumplirlos, según se establece
en el artículo 9 de la Ley n.° 8395. En el ar- tículo 8 de la Ley
n.° 8395, el órgano legislador establece un mes como plazo
para resolver la solicitud de permiso.
En caso de resultar favorable, la DSSP extenderá una
credencial -carné- que indicará que realiza labores de
seguridad y vigilancia, el que tendrá una vigencia de 2
años, como se indica en el artículo 37 del Reglamento a la
Ley de Servicios de Seguridad Privados. En caso de ser
denegada la solicitud la persona solicitante tendrá tres días para
interponer el recurso de impugnación, se- gún se establece en el
artículo 12 de la ley mencionada.
En el artículo 8 de la ley citada se establece que, en
caso de inclusión de personas dedicadas a los servi- cios
privados de seguridad en una empresa, se deberá informar
sobre este evento a la DSSP dentro del pla- zo de un mes y
el personal deberá enviar al sistema los siguientes datos: a)
nombre y apellidos, identifica- ción, domicilio exacto y
correo electrónico, b) calidad en que la persona fue
contratada, c) fecha de venci- miento de la credencial y, d)
reporte de planillas de la CCSS según el artículo 38 del
Reglamento n.° 38 088.
1.5. El dictamen de idoneidad mental
Dentro de la lista de personas inhibidas para portar ar- mas
de cualquier tipo en Costa Rica se incluye a “Quie- nes
tengan un impedimento mental o físico debida- mente
declarado por autoridad médica competente, que imposibilite
el manejo en general de las armas de fuego” (inciso d),
artículo 7, Ley n.° 7530, 1995). Por ello, más adelante, en
el artículo 41, el órgano legis- lador establece que las
personas físicas deberán de- mostrar su idoneidad mental
mediante un dictamen.
Pero, ¿qué es la idoneidad mental? En el reglamen- to, el
órgano legislador brinda la generalidad del con- cepto de
idoneidad mental al indicar que se trata de la aptitud para el
uso de armas de fuego permitidas (se- gún análisis del
artículo 30, Reglamento n.° 37985-SP, 2013). En el caso
específico del Colegio de Profesiona- les en Psicología de
Costa Rica (CPPCR), se especifica
tablece, en su reglamento interno, que el dictamen de
idoneidad solicitado por el órgano legislador será el re-
sultado de un proceso de evaluación psicológica; los por-
menores de este proceso serán desarrollados a lo largo del
el concepto interpretándolo como “[…] un conjunto de
capacidades, factores de riesgo y habilidades funciona- les,
en los ámbitos afectivo, conductual, interpersonaly cognitivo
en asocio con las competencias psicológicas para
desempeñarse o desenvolverse de forma adap- tativa en la
portación y posesión de armas de fuego o laborar en
seguridad privada” (artículo 2, CPPCR, 2018).
Entonces, se trata de un concepto legal al nacer desde el
Derecho como requisito, pero, a la vez es psicológi- co, al
requerir para su comprensión y aplicación de in- sumos
propios de esta disciplina científica. Se trata, por tanto, desde
una perspectiva forense, de un constructo psicolegal. Dicho
concepto se ahondará en apartados posteriores y justifica el
enfoque forense de este manual.
Así, se plantea que el dictamen de idoneidad será ex- tendido
por profesionales competentes, según se indica en el artículo
41 de la Ley de Armas y Explosivos y ya en el reglamento
a la ley se define más específicamen- te que “[…] Dicho
dictamen será expedido por un pro- fesional en psicología.
En caso que la persona física solicite la inscripción o la
portación del arma para rea- lizar funciones diferentes a la
seguridad privada, el dic- tamen podrá ser expedido por un
médico psiquiatra[…]” (artículo 30, Reglamento n.° 37985-
SP, 2013). Según el reglamento citado, se llevará un
registro de cada per- sona profesional habilitada para emitir los
dictámenes.
Asimismo, el Reglamento a la Ley de Armas y Explosivos ha
depositado en los colegios profesionales la responsa- bilidad
de implementar los procedimientos para realizar el dictamen
según el estándar de cada colegio profesio- nal. Esto implica
“[…] establecer los protocolos correspon- dientes para las
pruebas de idoneidad mental que sus agremiados aplicarán a
los solicitantes que pretendan adquirir o matricular armas de
fuego y permisos de por- tación […]” (artículo 31,
Reglamento n.° 37985-SP, 2013).
En respuesta a ello, en el caso específico de nuestro colegio
profesional, este ha dispuesto varias medidas en procura de
garantizar la competencia y estanda- rización del proceso.
La primera de ellas consiste en que la persona profesional
que aspira a realizar esta actividad requerirá una
acreditación. Deberá cumplir una serie de requisitos que se
explicitan en el artícu- lo 20 del Reglamento de Idoneidad
Mental del CPP- CR y serán descritos más adelante en
este apartado.
Siempre en procura de la estandarización el colegio es-
presente manual. Una vez realizada la evaluación, los datos
serán reportados mediante la plataforma informá- tica del
colegio profesional, la que conectará, a su vez, con el
Sistema CONTROLPAS para que, al momento de la
solicitud de inscripción y portación de arma o de au-
torización de inscripción como oficial de seguridad, se pueda
validar el cumplimiento del requisito de idoneidad.
No obstante, es importante aclarar que según el Re-
glamento a la Ley de Servicios de Seguridad Pri- vados, en
su artículo 45, el dictamen al menos de- berá indicar: a)
nombre y apellidos, identificación, nacionalidad, ocupación,
estado civil, edad, nivel edu- cativo, teléfono y dirección
exacta, b) los criterios que llevaron al diagnóstico y, c) la
indicación clara de si la persona solicitante es apta o no
para ser inscrita.
Además debe consignarse, el nombre y apellidos comple- tos,
número de documento de identificación, número de código
del profesional encargado de realizar la prueba, así como su
firma digital, fecha, lugar y hora donde se efectuó la prueba. Si
en el dictamen se consigna que el solicitante no es apto para
ejercer como agente de seguridad privada,
la Dirección no aprobará la solicitud de inscripción so-
licitada (artículo 45, Reglamento n.° 38088-SP, 2013).
A lo anterior, se agrega lo indicado en el artículo 29, inciso c),
del Reglamento de EIMPPA donde se menciona que en el
certificado debe consignarse el lugar, fecha y hora en que se
realiza la devolución, además de lugar, fecha y hora en la que
se extiende el documento. No debe confundir- se la
devolución con la emisión del documento, pues no
necesariamente se corresponden en lugar, fecha y hora.
De acuerdo con el artículo 30 del Reglamento a la Ley, en
caso de que el dictamen resulte positivo -en condición de
idoneidad al momento de la evaluación- su vigencia será por
dos años en el caso de portación de armas, al igual que para
desempeñarse en funciones de seguri- dad privada según el
artículo 8 de la Ley n.° 8395 y se aclara que este deberá tener
una vigencia de, al menos, un año al momento de la
inscripción como oficial de se- guridad, según el artículo 41
del Reglamento n.° 38088.
En caso de que el dictamen resulte negativo -en condi-
Asimismo, la normativa establece algunas otras condiciones
bajo las cuales el certificado en- tra en nulidad, tal
como se describe en la tabla 5.
ción de no idoneidad al momento de la evaluación- el sistema
no permitirá que la persona solicitante reali- ce el trámite
de inscripción o permiso y deberá esperar por dos años para
someterse a una nueva evaluación y realizar una nueva
solicitud; esto aplica tanto en el ám- bito de portación de armas
como de seguridad privada.
Es importante aclarar, en este punto, que dichos perio- dos de
vigencia de los dictámenes de idoneidad mental y para una
nueva prueba responden más a un criterio de control y
razonabilidad del trámite definidos por parte del órgano
legislador, que a un criterio técnico profesio- nal desde la
Psicología basado en la estabilidad tempo- ral presumible de
la idoneidad mental como constructo y/o la capacidad
predictiva de la metodología para dar cuenta de ella. De
hecho, en la Ley 7530 en el artículo 36 plantea que el permiso
de portación mantiene una vigen- cia de dos años;
posteriormente, en el reglamento a la Ley, se establece la
vigencia del dictamen con la misma duración al parecer por un
criterio más de orden práctico.
En vista de que tradicionalmente el criterio de vigencia del
dictamen se ha confundido con el periodo de validez de la
predicción de idoneidad mental, el CPPCR aclara que se
emitirá “un certificado digital donde se demuestre la
idoneidad al momento de la evaluación” (Art. 24, CPPCR,
2018) y efectivamente así es como se certifica en el dic-
tamen que se emite. Esta aclaración resulta fundamental para la
protección legal de la persona profesional en Psi- cología,
porque dimensiona, de manera adecuada, el al- cance de la
actividad evaluativa que desempeña desde su disciplina como un
corte en el tiempo, que, si bien incluye algún grado de
predictibilidad a futuro, la validez de esta predicción
dependerá del comportamiento de los factores protectores y de
riesgo presentes en el sujeto evaluado y las medidas
disponibles para su manejo, lo cual trascien- de el alcance de
nuestra labor profesional en la EIMPPA.
De acuerdo con los artículos 33 y 36 del Reglamento
EIMPPA solo los certificados de idoneidad, que cum- plan
con las características y las condiciones estable- cidas en
dicho reglamento, emitidos exclusivamente por personas
profesionales autorizadas para realizar las evaluaciones,
contarán con validez ante terceros.
Según el Reglamento del CPPCR en el artícu- lo
37, una vez emitido el certificado, no procede- rá algún
cambio y, en caso de detectarse un error, el dictamen
reportado se deberá anular e iniciar un procedimiento
de corrección ante la Fiscalía.
Tabla 5.
Certificados en condición de nulidad
 Los otorgados ante una persona profesional sus-
pendida o que haya cesado en sus funciones.
Los consignados en un idioma distinto al español.
Los otorgados en contravención al presente regla-
mento.
Los declarados falsos por sentencia con autoridad de
cosa juzgada.
Aquellos que el documento de identidad de la perso- na
evaluada ha expirado o no esté al día.
Los que no aporten los datos requeridos ni el con-
sentimiento informado en formato aprobado por el
colegio profesional.
Adaptado del artículo 38, CPPCR (2018).
Además, el certificado del dictamen estará suje- to a
anulación una vez emitido cuando se confir- me por parte
de la fiscalía del CPPCR la falsedad de los datos
consignados en el dictamen, según el artículo 18 del
reglamento del colegio profesional.
1.6. Competencia profesional para rea-
lizar la evaluación
Tabla 6.
Requisitos para la habilitación de la persona profesional
Contar con grado mínimo de licenciatura y con la in-
corporación al Colegio.
Experiencia profesional mínima de tres años a partir de
la fecha de incorporación.
Poseer conocimientos del marco jurídico del presen- te
reglamento.
Estar al día con las obligaciones y tener la habilita-
ción para el ejercicio de la profesión.
miada deberá revisar su competencia profesional y ética de
forma constante. Se aclara que, de acuerdo con el ar- tículo
10, se abstendrá de intervenir en aquellos casos en los que su
Haber aprobado, en forma satisfactoria, con una nota
mínima de 80 %, el curso de formación estable- cido
por el colegio.
Estar dentro de los cuatro años de vigencia de la cer-
tificación o la recertificación.
Poseer residencia fija en el país.
Disponer de firma digital.
Contar con tarjeta propia de crédito o débito para la
compra de certificados.
Cobrar, como mínimo, la tarifa vigente establecida
por el colegio.
Adaptado del artículo 20, CPPCR (2018).
Una vez certificada, podrá iniciar con su práctica en esta
área. No obstante, existen condiciones bajo las cuales el
CPPCR puede inhabilitar a la persona profe- sional en
Psicología acreditada para la EIMPPA, según tres casos
específicos estipulados en el reglamento:
a. Cuando esté cumpliendo una suspensión impuesta por el
Tribunal de Honor del Colegio.
b. Cuando esté cumpliendo una pena de cárcel emitida por
los Tribunales de Justicia.
c. Cuando no se encuentre al día con sus responsabili- dades
financieras en la institución. (Artículo 9, CPPCR, 2018).
Además, los funcionarios designados por la Fis- calía para
revisar las Evaluaciones de Idoneidad Mental, “estarán
inhibidos de realizar estas evalua- ciones durante el periodo
que ejerzan dichas la- bores fiscalizadoras” (artículo 19,
CPPCR, 2018).
Estando la persona profesional habilitada para realizar estas
evaluaciones, deberá inhibirse de realizarlas por un criterio
ético cuando sean para “sus respectivos cónyuges o
convivientes, ascendientes, descendientes, hermanos, tíos o
sobrinos y demás familiares hasta tercer grado de
consanguinidadoafinidad”.(Incisob1,Art.4,CPPCR,2018).
Más allá de esto, nuestro Código de Ética y Deontológico
advierte en su artículo 9 que la persona profesional agre-
disposición para la atención pueda afectar su objetividad y
la buena práctica. Esto se refuerza poste- riormente en los
artículos 15 y 16 del mismo documento.

Lo anterior lleva a pensar que existirán otros casos más allá
de los supracitados, en los que una persona profesio- nal
acreditada para estas evaluaciones deberá inhibirse ante
situaciones que puedan comprometer su objetividad y
neutralidad en la emisión de un dictamen de este tipo. Al
respecto, dentro del rol forense en el que se enmarca este
proceso evaluativo, algunas recomendaciones éti- cas de
Heilbrun (2001) son las siguientes: a) el aceptar casos solo
dentro de su área de experticia, lo que im- plica rechazar el
caso y referir a otras personas colegas cuando no se
considere en capacidad para asumirlo por las características o
antecedentes de este, b) el recha- zar el caso cuando la
imparcialidad no está garantizada más allá de las relaciones
de consanguinidad o afinidad familiar, lo que incluye otros
tipos de relaciones perso- nales o profesionales directas o
indirectas y c) el evitar el doble rol terapeuta-evaluador, que
es una amenaza constante en este ámbito específico de
acción y donde el conocimiento previo de un caso a nivel
terapéutico pue- de afectar el derecho de la persona
solicitante a ser eva- luada de forma neutral como lo
requiere el rol forense.
Además, existen situaciones específicas en las que la
persona profesional certificada reporta dictámenes en
condiciones que riñen contra la ética y, por tanto, deberían
inhibirse de dichas prácticas. La primera de ellas sucede
cuando la persona profesional cobrare una comisión o el
precio mismo del servicio a cambio de un dictamen
favorable sin haber realizado la eva- luación o, habiéndola
realizado, reportarla como posi- tiva cuando no lo es en
procura de un beneficio ilícito.
Al respecto, el CPPCR establece la prohibición de “Reci- bir
o dar dádivas con el fin de gestionar, acordar u obte- ner
beneficios para sí o para otras personas, basadas en su
profesión u ocupación laboral.” (Inciso k, artículo, 14,
CPPCR, 2019). Esta prohibición también aplica en los ca- sos
en los que la persona profesional recibe o brinda co- misiones
económicas para la obtención de clientes, que puede llevar a
la alteración de la tarifa mínima establecida por el CPPCR
para la EIMPPA y que, por tanto, le llevan a incurrir en
competencia desleal tal y como se estipula en los artículos 61
y 63 del Código de Ética y Deontológico.
Respecto a los objetivos del proceso, es importan- te
aclarar que “La evaluación a que hace referencia este
Reglamento, no es un proceso de terapia o de diagnóstico
clínico y, mucho menos, un mero proce- dimiento de
aplicación de pruebas”. (Artículo 22, CPP- CR, 2018).
Otro caso de implicación ética en el que la persona
profesional no realiza la evaluación que reporta, se aso- cia
con la prohibición estipulada desde el Colegio Pro- fesional
sobre “Prestar sus servicios o su nombre para que, por su
medio o auxilio, personas no autorizadas o legalmente
impedidas para hacerlo, ejerzan la psicolo- gía” (Inciso j, Art.
14, CPPCR, 2019). Dicho principio se ratifica además en el
artículo 19 del mismo documento. Esto implica que la
persona profesional autorizada para la EIMPPA no puede
delegar esta labor de alta responsa- bilidad a terceros, ya sean
profesionales en Psicologíao no, esté de acuerdo o no la
persona solicitante, para pos- teriormente ser reportado el
dictamen a su nombre, con su firma digital y/o bajo su usuario
registrado en el sis- tema. En tal caso, la responsabilidad
principal del caso recaería sobre la persona profesional que
presta su nom- bre para ello y estaría, a su vez, colaborando para
que otra persona incurriera en ejercicio ilegal de la profesión.
Habiéndose descartado cualquier posible roce ético en
cuanto a las competencias profesio- nales para asumir
el caso, la persona profesio- nal podrá iniciar con el
proceso de evaluación.
1.7. Encuadre y consentimiento
informado
Respecto al encuadre inicial de la evaluación, nues- tro
Código de Ética y Deontológico establece que, al inicio de
cada relación profesional, se deberán esta- blecer las pautas
generales del servicio que ofrece y aclara que estas deberán
comprender: “los objetivos, métodos y técnicas,
procedimientos, honorarios, hora- rio de trabajo, tiempo
estimado del trabajo, cuando ello sea factible y cualquier otro
dato que considere per- tinente informar a la persona o entidad
usuaria, según los servicios que preste”. (Artículo 11,
CPPCR, 2019).
Al respecto, el reglamento de la EIMPPA en el artículo 12
(CPPCR, 2018) define una duración de seis horas y treinta
minutos como la mínima requerida por este proceso hasta la
emisión del dictamen, mientras que respecto a los hono- rarios
el mismo artículo indica que la persona profesional tendrá
derecho a percibir honorarios profesionales según monto
definido anualmente por la Junta Directiva del Co- legio; este
se considera una tarifa mínima por el servicio. Para conocer
las tarifas mínimas aprobadas por el cole- gio profesional, se
puede acceder al sitio web del CPPCR:
https://psicologiacr.com.
Respecto a los métodos y las técnicas por utilizar, en el
inciso e del artículo 29, el reglamento en mención
considera indispensables la entrevista indi- vidual, el
examen mental y la aplicación de pruebas.
Lo anterior se complementa con la Ley de Protección de la
Persona frente al tratamiento de sus datos per- sonales, que
advierte sobre la obligación de informar cuando se soliciten
datos de carácter personal. Es- pecíficamente, se estipula la
necesidad de informar:
a) De la existencia de una base de datos de carácter per-
sonal.
b) De los fines que se persiguen con la recolección de estos
datos.
c) De los destinatarios de la información, así como de
quiénes podrán consultarla.
d) Del carácter obligatorio o facultativo de sus respues- tas a
las preguntas que se le formulen durante la reco- lección de
los datos.
e) Del tratamiento que se dará a los datos solicitados.
f) De las consecuencias de la negativa a suministrar los
datos.
g) De la posibilidad de ejercer los derechos que le asisten.
h) De la identidad y dirección del responsable de la base de
datos. (Artículo 5, Ley 8968).
Al respecto, se requerirá informar a la persona solici- tante
de la existencia de la base de datos CONTROL- PAS, así
como del expediente físico que la persona profesional llevará
de su caso. En dicho sitio se guar- dará información personal
de quien se evalúe bajo el principio de calidad de
información estipulado en el ar- tículo 6 de la ley 8968, que
la restringe a datos adecua- dos para el fin para el que fueron
recolectados. Esto se asocia con el principio de relevancia de
la información recolectada propuesto por Weiner (2003), así
como lo propuesto por Heilbrun (2001) sobre identificar y
eva-
está sometiendo o favorecer que sobrevalore la efica- cia del
servicio, tal como se plantea en los incisos h e i del artículo
14 del Código de Ética y Deontológico. Esto implica, en el
contexto de portación de armas y seguri- dad privada, evitar
luar aspectos y conductas forenses relevantes. Así, se evita la
recolección y el posterior registro de informa- ción
innecesaria que exponga a la persona evaluada.
Además, la persona profesional deberá aclarar que el registro
de la información en dichas bases de datos está dado por
requisito del Reglamento a la Ley 7530, así como el
Reglamento EIMPPA del CPPCR tanto para el trámite del
caso, como para control y fiscalización de las diferentes
partes involucradas en este proceso. Se maneja la
información en respeto de los derechos que le garantiza la
Ley 8968 incluyendo el compromi- so de secreto
profesional indicado en su artículo 11.
Por su parte, el Código de Ética y Deontológico del CPP-
CR indica lo siguiente:
Para la intervención psicológica cada colegiada o co- legiado
deberá contar con la autorización, previa y expresa, de la
persona o entidad usuaria, de acuer- do con las
condiciones de la situación y las instancias correspondientes.
La persona colegiada hará referen- cia al tipo de
intervención, así como a sus derechos, eventuales límites del
secreto profesional y posibles riesgos que podrían
presentarse durante el proceso; además de otros aspectos
que considere pertinentes.
Actuará respetando los derechos de las personas en cuanto a
ser consultadas e informadas de todo aquello que pudiera
comprometer su integridad física, cognitiva, emocional y su
calidad de vida. (Artículo 12, CPPCR, 2019).
Dentro de los otros aspectos pertinentes menciona- dos en la
cita anterior, Heilbrun (2001) destaca la im- portancia de
aclarar el rol en el proceso de evaluación ante la persona
evaluada. De hecho, en este caso, se trata de un rol
evaluador, pero más allá de esto impli- ca neutralidad como
resulta ser el ámbito forense. Es fundamental poder aclarar
este elemento a las perso- nas solicitantes, pues les inhibirá
de solicitar favores o contemplaciones que pudiesen
comprometer el actuar ético de la persona profesional o, al
menos, evitará que se confundan sobre el tipo de relación
profesional en- tre ambos. Incluso, se evitarán relaciones
impropias estipuladas en nuestro Código de Ética y
Deontológico.
Otro aspecto no desligado de lo anterior, que amerita una
comunicación en este punto del proceso, consiste en que la
persona profesional procure no generar falsas expectativas a
quien evalúa sobre el proceso al que se
hacer creer que el proceso tiene una duración menor a
mínima requerida o que su tramita- ción posterior será
más ágil de lo que es razonable; el favorecer la creencia
de que si se aprueba este requisito contará con el permiso
de portación en desconocimien- to de los otros requisitos
que se deben cumplir; desin- formar sobre la posibilidad real de
que la persona podría perder la prueba y con ello inhibirse por
dos años de la actividad de portación y/o laborar en seguridad; o
bien, transmitir una falsa seguridad sobre la improbabilidad de
riesgos con el uso del arma de fuego tras la emisión de un
dictamen positivo o incluso antes de la emisión.
Asociado a lo anterior, se menciona en el documento ci- tado
que se prohíbe: “Coaccionar, manipular o presionar a la
persona o entidad usuaria a aceptar un procedimien- to o
intervención psicológica sin que medie alguna nece- sidad
sustentada en su beneficio.” (Inciso c, artículo 14, CPPCR,
2019). Esto incluye, por ejemplo, hacer creer a la persona que
requiere el requisito de dictamen de idonei- dad mental para
actividades no dispuestas en el marco normativo de
portación de armas y seguridad privada, invitar a la persona
a evaluarse pese a que hay certeza o alta probabilidad de
previo de que no es idónea o que no podrá cumplir con otro
de los requisitos, que se requeri- rá una nueva evaluación
para el trámite requerido por un solicitante cuando el periodo
de validez del dictamen vi- gente es suficiente para ello, que
el contar con el permiso será garantía para la obtención de un
trabajo o beneficio económico de algún tipo sin que haya
seguridad de esto o que el no contar con el permiso
ocasionará perjuicios o represalias sin un sustento legal o
administrativo para ello.
Más allá de la necesidad de un adecuado encuadre en el
artículo 5, la Ley 8968 plantea que quien recopile da- tos
personales deberá obtener el consentimiento es- crito de la
persona, ya sea en un documento físico o electrónico. Este
elemento resulta fundamental en el ámbito de la Psicología y
también en contextos foren- ses por tratarse de un contexto
psicolegal, así como lo plantea Heilbrun (2001), quien
aconseja con este do- cumento notificar sobre el propósito
de la evaluación y obtener una autorización antes de iniciar
el proceso.
Sobre el consentimiento informado, en el caso de la
EIMPPA, se cuenta con un formato estándar y oficial,
Sobre el secreto profesional se debe advertir que no es razón
para transgredirlo la solicitud o las presiones por la parte
empleadora o empresas de seguridad sobre los re- sultados de
el cual está disponible en el Anexo 1 de este Manual e
indicará lo siguiente:
…tipo de intervención, límites del secreto profesional,
riesgos de la evaluación, métodos y procedimientos de la
evaluación, honorarios y cualquier otra información que la o
el profesional considere relevante (…) Este docu- mento
deberá incluir nombre, firma y número de identi- ficación de
quien hizo la solicitud, así como la fecha de realización de la
evaluación”. (Artículo 23, CPPCR, 2018).
Específicamente, sobre los límites del secre- to
profesional, el Código de Ética y Deontológco del
CPPCR define siete condiciones bajo las cua- les se
puede romper. Están descritas en la tabla 7:
Tabla 7.
Justificantes para romper el secreto profesional
Para evitar un riesgo grave al que pueda estar expues- ta
la persona usuaria, la persona colegiada o terceras
personas.
Cuando de la información de la persona o las per-
sonas usuarias se infiera que podrían llevar a cabo
conductas o acciones contrarias a sus mismos de-
rechos.
Cuando la conducta por realizar atente contra los de-
rechos o los intereses de la sociedad, en general.
Cuando una persona colegiada sea denunciada ante la
Fiscalía, el Tribunal de Honor, una autoridad judicial o
administrativa, por parte de quien haya recibido al- gún
servicio profesional, tal denuncia exime a la par- te
denunciada de guardar el secreto profesional para
efectos de elaborar su defensa.
Cuando medie autorización previa y por escrito de la
persona o entidad usuaria, en la que se especifiquen los
motivos para autorizar el levantamiento del secre- to
profesional.
Cuando exista norma de rango legal que lo autorice.
Cuando la información sea necesaria ante una ins-
tancia judicial para evitar la eventual condena de una
persona inocente.
Tomado del artículo 33, CPPCR (2019).
dictámenes de personas en específico. Es im- portante aclarar
que el dictamen constituye un documento de carácter
personal incluso cuando su costo económi- co esté facilitado
por la parte empleadora. Al respecto, se menciona que: “La
persona colegiada no deberá acatar instrucciones emanadas de
las instancias empleadoras cuando estas le obliguen a
contravenir los principios o nor- mas de la ética profesional.”
(Artículo 25, CPPCR, 2019).
Además, el consentimiento informado en este ámbi- to
específico deberá incluir algunas otras indicacio- nes como
a) advertir sobre los posibles riesgos de en caso de que sus
acciones violenten el bienestar social,
b) una declaración jurada que garantice que la infor- mación
brindada por la persona evaluada es veraz con consecuencia
en caso contrario de la nulidad del certi- ficado y c) una
autorización para que la información de la evaluación sea
mostrada a la Fiscalía o Tribunal de Honor del Colegio. El
primero de estos puntos se refiere al principio de contribuir a
la Cultura de Paz al que está adscrito el colegio profesional
mediante el inciso c del artículo 6 de nuestro Código de
Ética y Deontológico.
Finalmente, este consentimiento deberá contar con firma de
la persona evaluada para garantizar su vali- dez. En los casos
en los que la persona solicitante no pueda estampar su firma,
por alguna razón que se lo imposibilite, el reglamento de la
EIMPPA en el artícu- lo 35 permite que la persona marque
su huella digital en el lugar de la firma y la persona
profesional en Psi- cología indicará a cuál dedo y
extremidad pertenece.
1.8. Características y condiciones del
proceso de evaluación
Todo el proceso de evaluación, al igual que cualquier acti- vidad
propia del ejercicio profesional, deberá desarrollarse de acuerdo
con las garantías de actualización profesional, así como una
práctica ética y científica según se indica el Código de Ética
y Deontológico, inciso a del artículo 6.
Sobre la estrategia evaluativa por seguir en contextos fo-
renses como este, Heilbrun (2001) recomienda escoger un
modelo apropiado para guiar la recolección de datos, la
debida interpretación y el proceso de comunicación. En el
caso de la EIMPPA, la estrategia busca estar altamente
que, respecto a las áreas de valoración, el reglamen- to
citado indica que se deberán sujetar a las dispues- tas por el
CPPCR y el Ministerio de Seguridad Pública, las cuales
están desarrolladas tanto conceptualmen- te como en su
estandarizada y estructurada, con adecuadas guías éti- cas y
técnicas, para evitar la persona profesional certi- ficada
incurra en errores de procedimiento por falta de orientación.
Por lo tanto, en el caso de la EIMPPA, “Todo acto
profesional que se haga con imprudencia, negligen- cia o
impericia, o en forma apresurada y deficiente, con el objeto
de cumplir con una obligación administrativao por motivos
personales, se debe considerar como una conducta reñida con
la ética”. (Artículo 26, CPPCR, 2019).
Como consideración en la planificación del proceso
evaluativo, Heilbrun (2001) propone, entre sus princi- pios
de evaluación forense, la necesidad de proveer condiciones
adecuadas para la evaluación al brindar un espacio
silencioso, privado y libre de distraccio- nes y sugiere que
si no se cuenta con estas condicio- nes se describa su
impacto en los datos recolectados. En coherencia con lo
anterior, en la EIMPPA, el regla- mento del Colegio en el
artículo 22 advierte que se ga- ranticen condiciones de
privacidad comodidad, per- tinencia y accesibilidad -según
dispone la Ley 7600.
Habiendo garantizado lo anterior, la EIMPPA se compondrá
de una serie de subprocesos o ac- tividades. Cada una se
define por tiempos míni- mos recomendados según se
indica en la tabla 8.
Tabla 8.
Elementos del proceso de evaluación y sus tiempos mí-
nimos recomendados
Actividad Tiempo
Entrevista 1 hora
Aplicación de pruebas 3 horas
Análisis de pruebas 1 hora
Integración de los resultados 1 hora
Elaboración de certificado 30 minutos
Total 6 horas y 30 minutos
Adaptado del artículo 12, CPPCR, (2018)
Los detalles de la aplicación de la metodología por se- guir
en cada uno de estos subprocesos serán descritos en
apartados posteriores de este documento. Mientras
estrategia de medición en este manual. Como puede
apreciarse, constituye una medida más para garantizar la
competencia y la estandarización del proceso de la
EIMPPA y será de acatamiento obligato- rio para guiar el
proceso evaluativo de idoneidad men- tal realizado por las
personas profesionales acreditadas, tal como se indica
artículo 2 del reglamento del CPPCR.
No obstante, se aclaran algunos aspectos sobre la eva-
luación que surgen a partir de los subprocesos men- cionados
anteriormente. El primer aspecto consiste en que el
reglamento del Colegio advierte que la EIM- PPA es un
proceso individual con cada solicitante, se- gún como se
indica en el artículo 22. Así, resulta claro cuando se
contempla que en la metodología se inclu- yen actividades
como la entrevista y la observación conductual, que, por sus
características, exigen al pro- fesional una atención plena en
la persona solicitante, además por la rigurosidad requerida
para el escrutinio al que deberá someterse la persona
evaluada que solo podrá ser garantizada por la valoración
individual de cada caso. Aún así, en el mismo artículo, el
reglamen- to permite la aplicación colectiva de pruebas
psicológi- cas cuando el manual del instrumento así lo
autorizara.
Un segundo aspecto se enfoca en el cumplimiento de una
estrategia multimétodo-multifuente, que no solo se evidencia
en en el artículo 12 y el inciso e del artículo 29 del
reglamento EIMPPA, sino también responde a la buena
práctica evaluativa internacional (Heilbrun, 2001; Weiner,
2003). Al respecto, la literatura especializada su- giere como
principio forense el obtener datos de diferen- tes fuentes de
información como el autorreporte y los datos colaterales.
Además, se debe considerar tanto in- formación de tipo
ideográfica como de tipo nomotético, lo cual se describirá
con mayor detalle en este manual.
En este punto es importante aclarar que dentro de las fuentes
colaterales se incluye la información generada por otras
personas profesionales de la disciplina. El artículo 53 del
Código de Ética y Deontológico estipula el deber de las personas
colegas de brindar la información disponible de una persona
usuaria de servicios psicológicos, reque- rida por otra
profesional que esté evaluando el caso en este contexto,
previa autorización expresa de la persona usuaria. Para tal
efecto en el consentimiento informado
Lo anterior refleja el espíritu del criterio para selec- ción de
test recomendado por Weiner (2003) y los principios de
evaluación forenses de Heilbrun (2001) de evaluar las
características clínicas de forma rele- vante, confiable y
válida y de guiar la selección de las fuentes de datos a partir
se autoriza la revisión de fuentes colaterales y la consulta del
caso en expediente SEDIM y a evaluadores previos.
En una sección anterior de este apartado, se indica que el
proceso de la EIMPPA no se restringe a la mera aplicación
de pruebas, sino que incluye otros métodos y diferentes
fuentes potenciales de información. Para tal efecto en el
consentimiento informado se autori- za la revisión de
fuentes colaterales y la consulta del caso en expediente
SEDIM y a evaluadores previos.
Al respecto, el CPPCR advierte que la persona colegia- da
deberá considerar que los instrumentos y técnicas de
evaluación psicológica son herramientas auxiliares de trabajo
que requieren de análisis e interpretación integral, según las
necesidades, y que por sí solas no bastan para formular un
diagnóstico o sustentar un criterio determi- nado en forma
contundente. (Artículo 28, CPPCR, 2019).
Aún así, las pruebas psicológicas son un componente
importante de la evaluación que comúnmente aportan
objetividad y eficiencia al proceso; por ejemplo, Heil- brun
(2001) sugiere entre sus principios de evaluación forense el
uso de pruebas para la evaluación del estilo de respuesta de
la persona evaluada. Dicho aspecto re- sulta fundamental en
las evaluaciones EIMPPA por el contexto de evaluación en
que se realiza, donde el dic- tamen constituye un requisito
que la persona común- mente buscará sortear para la
obtención de un benefi- cio como lo representan el
otorgamiento de un permiso de portación de armas o laborar
en seguridad privada.
Continuando con los test, su selección para este pro- ceso
reviste un reto importante. Históricamente, se ha validado
el criterio profesional para la selección de pruebas en este
ámbito frente a la posibilidad de usar baterías fijas definidas
desde el colegio profesional, tal como se asume esta labor
en otras latitudes. En relación con la recomendación incluida
en este ma- nual en lo concerniente a instrumentos
potencialmen- te útiles para la EIMPPA, es persona
profesional quien:
En la utilización de estas técnicas o instrumentos ve- rificará
su idoneidad en cuanto a la correspondencia entre el uso
planeado y el propósito original, el funda- mento teórico y
empírico, la adecuación temporal y es- pacial a la población
meta, los materiales necesarios, la modalidad de aplicación y
las evidencias de validez y confiabilidad, entre otros.
(Artículo 30, CPPCR, 2019).
de la relevancia y la validez.
En todo caso, será la persona profesional en Psicología
quien lleve a cabo íntegramente los procesos de aplica-
ción, codificación e interpretación de los instrumentosy las
técnicas tal como se plantea en el inciso j del artículo 14 y en
el artículo 19 del Código de Ética y Deontológi- co. Con
más razón, deberá acatar estas directrices en el caso de la
persona certificada para la EIMPPA, quien cuenta con una
formación más especializada para este tipo de casos. Dichas
actividades resultan indelegables.
Una amenaza que puede surgir durante el proceso de análisis
de la información consiste en que la persona pro- fesional en
Psicología se sienta tentada a ceder ante los intereses de la
persona solicitante, instituciones o em- presas relacionadas
con el caso, para favorecer el repor- te de un dictamen
positivo cuando se hayan identificado elementos que sugieran
una probabilidad de riesgo en el uso del arma de fuego. Se
trata de otro proceder que riñe contra la ética según se deduce
de lo planteado en el ar- tículo 25 del Código de Ética y
Deontológico del Colegio. Además, se sustenta en lo
planteado en su artículo 14, inciso a, donde se plantea la
prohibición de realizar actos que procuren algún beneficio
ilícito o inadecuado para sí u otros involucrados en el
proceso. Esto incluye favore- cer un resultado positivo de la
evaluación a una persona predispuesta ante el riesgo o la
intención de daño a sí mismo o terceros al ser el acceso al
arma un factor que lo facilite en coherencia con las
conductas descritas en el artículo 8 y los incisos l, m y ñ del
artículo 14 del docu- mento citado. Asimismo, este último
advierte la obligato- riedad de denuncia cuando dichas
conductas lo ameriten.
En virtud de lo anterior, parece conveniente la justificación de la
decisión de idoneidad tomada para cada caso en par- ticular y,
al respecto, actualmente el colegio profesional dicta que “a la
hora de establecer conclusiones, la perso- na colegiada deberá
explicitar las limitaciones del proce- so de evaluación, de tal
forma que se eviten interpreta- ciones erróneas o
estigmatizantes”. (Artículo 30, CPPCR, 2019). Esto está en
total coherencia con la buena prác- tica sugerida por
Heilbrun (2001) sobre la necesidad de describir los hallazgos
y los límites de sus conclusiones.
dictamen negativo. Ante este escenario, se presenta con
alguna frecuencia en la práctica profesional de la EIMPPA, la
Comisión de idoneidad mental para portar y poseer armas y
laborar en seguridad del Colegio Profe- sional ha resuelto
Lo anterior implica un cambio significativo con respec- to a
la práctica previa en la EIMPPA, favorecida por un formato
de reporte de resultados que imposibilitaba la
fundamentación pública de la decisión al explicitar las
conclusiones y las limitaciones. El presente manual incluye
una propuesta de formulación de caso en la EIMPPA
que subsana la inexistencia de un informe de evaluación
estandarizado y a trascender la camisa de fuerza que ha
venido a ser el formulario de idoneidad mental para el
reporte de los hallazgos de la evaluación. Dichos aspectos se
ahondarán en capítulos posteriores.
La posibilidad de establecer una formulación del caso viene
a aglutinar una serie de buenas prácticas en eva- luación,
tales como atribuir la información a las fuentes; asimismo,
permite determinar su validez y credibilidad al usar el
razonamiento científico en la evaluación de las conexiones
causales entre las condiciones clínicas y las habilidades
funcionales de la persona evaluada. También, sigue modelos
de toma de decisiones basa- dos en evidencia, tal y como lo
propone Heilbrun (2001).
Al respecto, el colegio profesional advierte que: “Para la
interpretación de los resultados obtenidos median- te los
instrumentos y técnicas, integrará fuentes de in- formación
atinentes y su criterio profesional, así como la lectura del
contexto de la persona o entidad usuaria evaluada y de la
evaluación” (Artículo 30, CPPCR, 2019).
Se advierte que, una vez realizado el proceso de evalua- ción
y antes de entregar a la persona evaluada el dictamen, la
persona profesional en Psicología deberá incluir en el
sistema el resultado respectivo, esto es “emitir un certifi- cado
digital donde demuestre la idoneidad mental en el momento de
la evaluación”. (Artículo 24, CPPCR, 2018).
Posteriormente, en el artículo 26 el reglamento EIM- PPA
indica que “la o el profesional en Psicología de- berá
realizar una devolución a la persona evaluada, con base
en los resultados obtenidos”. Esto respon- de al derecho
de la persona evaluada para conocer los resultados de la
evaluación, los argumentos y las recomendaciones o las
enseñanzas que podría de- jarle a la persona solicitante y le
servirán en el futuro.
La medida indicada en el artículo 24 supra menciona- do en
la que la emisión del dictamen se realiza previo a la
devolución de resultados busca garantizar la inde- pendencia
del criterio profesional y evita intentos de las personas
evaluadas por debatir el resultado de un
que ante la negativa de la devolución de resultados a quien
se evalúa se proceda a realizar una constancia o nota por
parte de la persona profesional a cargo y que se integre en
el respectivo expediente. Se- gún indica la comisión,
dicha nota deberá contener el motivo de la no devolución
de resultados a la persona evaluada, en caso de haber sido
citada en una fecha es- pecífica se incluye la aclaración de
que no se presentó.
1.9. El expediente del caso
Según el artículo 39 del reglamento EIMPPA es obli- gación
de la persona profesional en Psicología con- feccionar un
expediente físico de cada caso eva- luado, el cual
contendrá la siguiente información:
a) Ficha de identificación de la persona evaluada (nom- bre,
número de cédula, estado civil, profesión, contactos, número
telefónico, contacto de emergencia y correo electrónico).
b) Lugares, fechas, hora de inicio y finalización de la eva-
luación, según lo establecen los artículos 29 y 30 del Re-
glamento a la Ley de Armas y Explosivos.
c) Registro de sesiones con fecha.
d) Instrumentos y técnicas psicológicas consideradas de base
para sustentar el criterio final, así como el protocolo de los
instrumentos psicológicos y técnicas utilizadas en todo el
proceso, interpretación e integración de resulta- dos.
e) Fotocopia de la cédula de identidad de la persona so-
licitante (vigente).
f) Nombre, código y firma, en cada uno de los folios del
expediente, de la persona profesional que realizó la eva-
luación, así como nombre y firma de la persona evalua- da en
los siguientes documentos: consentimiento infor- mado,
instrumentos de evaluación, hojas de respuestay demás
documentos que se hayan aplicado o hayan sido aportados
por la persona evaluada durante el proceso (según Decreto
Ejecutivo n.° 31383-SP, artículo 33).
g) Número de factura digital.
luación, con el objetivo de corroborar la veracidad de la
información reportada en el dictamen a partir de la ex-
ploración de aspectos de índole técnica, ética y científica.
h) Consentimiento informado, según formato aprobado por
el Colegio, debidamente firmado por la persona eva- luada
(Artículo 39, CPPCR, 2018).
Se aclara que, en el modelo propuesto en este manual, se
entenderá la interpretación e integración de resultados a la
quehacereferenciael inciso “d” delartículo 39 delreglamen- to
EIMPPA como una formulación del caso. Dicho proce-
dimiento se describe con detalle en un apartado posterior.
De acuerdo con el artículo 25 del reglamento del Colegio “El
o la profesional tiene la obligación de conservar el ex-
pediente por un período mínimo de diez años”. (CPPCR,
2018). Por su parte, según el artículo 22 del Código de Éti- ca y
Deontológico una vez cumplido este plazo se deberá conservar
el material más relevante en formato digital.
Por su parte, en el artículo 21 de este mismo
documento se establece que La persona
colegiada deberá aplicar el más estricto cui- dado con los
documentos bajo su custodia, en razón de su ejercicio
profesional. Además, es su obligación velar porque se
garantice de forma rigurosa el secreto profesional y la
confidencialidad de toda información que proceda de quien
recibe el servicio (CPPCR, 2019).
De acuerdo con el artículo 25 del reglamen- to
EIMPPA, el expediente podrá ser solicitado en cualquier
momento por la Fiscalía del Colegio.
No obstante, en caso de que el “el expediente se ex- travíe,
destruya, inutilice, sea sustraído o se deterio- re, total o
parcialmente” (inciso j, artículo 39, CPPCR, 2018), se tendrá
un periodo de 5 días hábiles para no- tificar por escrito al
CPPCR detallando los hechos”.
Es importante aclarar que, del mismo modo, se guardará en el
sistema CONTROLPAS un expediente electrónico del caso con
todos los documentos relacionados con el trámi- te, lo que
dentro de la propuesta de este manual incluye la formulación
del caso. La información de este expediente se conservará por
un periodo de cinco años según el artí- culo 12 del reglamento
de servicios de seguridad privados.
1.10. Denuncia, investigación y sanción de
la persona profesional en Psicología
Desde el Colegio Profesional, de acuerdo con el regla- mento
de la EIMPPA en el artículo 18, la Fiscalía del CPPCR es la
encargada de la fiscalización en esta eva-
Con base en nuestro Código de Ética y Deontológico, es
deber de las personas colegiadas denunciar ante la Fisca- lía
“el incumplimiento a las leyes, normas y reglamentos que
impliquen una falta ética en el ejercicio profesional y que
sean perjudiciales para las personas usuarias del servicio o
para el o la colega”. (Artículo 56, CPPCR, 2019). Para tal
efecto, el CPPCR ha dispuesto una guía para pre- sentar la
denuncia correspondiente ante esta instancia, que puede ser
descargada de la página oficial del Colegio:
https://psicologiacr.com.
Además, según nuestro Código de Ética y Deontológi- co,
esta instancia “podrá solicitar los expedientes y ma- teriales
concernientes a las intervenciones hechas con las personas o
entidades usuarias en caso de que se in- terponga una
denuncia o se proceda de oficio contra la persona colegiada”.
(Artículo 58, CPPCR, 2019). En estos casos, la persona
profesional deberá entregar en el pla- zo de diez días hábiles,
tras la solicitud de la Fiscalía, el expediente y las
transcripciones del caso, lo que inclu- ye todos los materiales
derivados de la evaluación, tales como entrevistas,
observaciones y pruebas psicológicas. Como se recordará,
cuando se trató el tema del consen- timiento informado, la
persona evaluada previamente ha autorizado el eventual
acceso de la Fiscalía a dicha infor- mación, sin que esto
quebrante los términos del secreto profesional.
Toda violación a la Ley 6144, a este Código o a las nor-
mativas que rigen al Colegio, aprobadas por la Asam- blea
General y las leyes conexas, será considerada falta ética y se
sancionará de acuerdo con lo dispuesto en los procedimientos
previstos en el presente Código y el Re- glamento. (Art. 4,
CPPCR, 2019).
Por ello, la violación de los estatutos éticos, a los que se
sujeta cada profesional en Psicología en este ámbito, implica
consecuencias como la apertura de un proceso disciplinario e
incluso puede estar asociado o no a res- ponsabilidades
administrativas, civiles y penales, inclusi- ve, en otras
instancias más allá del colegio profesional.
Dentro de las transgresiones puntuales perseguidas por el
colegio profesional, en el caso de evaluación de la ido- neidad
mental, se encuentra la falta denominada compe- tencia
desleal. En este caso, se indica que: “La persona
colegiada se abstendrá de aceptar condiciones de pago
parcial o inferior a las tarifas mínimas por sus servicios como
una estrategia de competencia desleal y que im- pliquen una
desvalorización de la profesión. Al referiro aceptar personas
referidas, la persona colegiada no debe percibir comisión u
otras ventajas.” (Artículo 61, CPPCR, 2019). En el artículo
63 agrega que “No deberá recurrira terceras personas,
remuneradas o no, para obtener bene- ficios, tampoco
procurarse trabajo profesional mediante descuentos u otras
ventajas concedidas a la persona o entidad usuaria, o a terceras
personas, ni incurrir en he- chos que puedan considerarse
competencia desleal”. (CPPCR, 2019).
Sobre la sanción de las prácticas reñidas contra la ética, el
Colegio ha dispuesto al Tribunal de Honor como el ente res-
ponsabledehacercumplirelCódigodeÉticayDeontológico.
…impondrá la sanción respectiva, de conformidad con la
prueba que conste en el expediente y considerando los
aspectos subjetivos y objetivos de los hechos investi- gados,
las consecuencias y posibles alcances de la ac- tuación, así
como las circunstancias de m o d o , tiempo y lugar, la
calidad de los motivos determinantes, las demás condiciones
de la persona o personas per- judicadas, cuando las hubiere,
en la medida en que ha- yan influido en la comisión del
hecho y la conducta an- terior y posterior al hecho. (Artículo
66, CPPCR, 2019).
Para que este tipo de situaciones se conviertan en una
sanción, el Tribunal de Honor seguirá un debido proce- so
tal y como se estipula en el inciso c del artículo 70 del
Código citado y amparado en el Reglamento para el
trámite del procedimiento disciplinario del Colegio.
Dentro de las posibles sanciones en potestad del
Tribunal de Honor para imponer a las perso- nas
agremiadas están las descritas en la tabla 9:
Tabla 9:
Posibilidades sancionatorias del Tribunal de Honor del
CPPCR
 Posibles sanciones
Cuando las violaciones y sus consecuencias fue- ran
leves, la sanción que impondrá será desde una
amonestación escrita hasta la suspensión temporal en
el ejercicio profesional por el término máximo de tres
(3) meses.
En el caso de la portación de armas según se indica en el
Cuando las violaciones y sus consecuencias fueran artículo 4 de la ley 7530, se delega al Poder Ejecuti- vo,
graves, la sanción que impondrá será la suspensión mediante el Ministerio de Seguridad, como el encar- gado
temporal de tres (3) meses a tres (3) años en el ejer- del control y la fiscalización de las armas. Para
cicio profesional.

Cuando las violaciones y sus consecuencias fueran

muy graves, la sanción que impondrá será la suspen-
sión temporal de tres (3) años a cinco (5) años en el
ejercicio profesional.

Cuando las violaciones y sus consecuencias fueran

gravísimas, la sanción que deberá imponer será la
suspensión de cinco (5) años a diez (10) años en el
ejercicio profesional.

Tomado de: Artículo 67, CPPCR (20019).

Las faltas consideradas leves, graves, muy gra- ves y

gravísimas se estipulan en los artículos del 71 al 74
del Código de Ética y Deontológico.

En el caso de que la sanción exceda los cinco días

hábiles, deberá ser publicada en el diario ofi- cial La
Gaceta, en un diario de circulación nacional y en la
página oficial del Colegio según se indica en el artículo
67 del Código de Ética y Deontológico.

Además, las sanciones interpuestas por el Tribunal de

Honor podrán ser sujetas a solicitud de revocato- ria del fallo
según se indica en el artículo 70 del Códi- go de Ética y
Deontológico y en caso de no acoger- se podrá elevarse
a la Junta Directiva del CPPCR.

En el caso de las personas a quienes se logre compro- bar el

ejercicio ilegal de la profesión en asociación con un
profesional en Psicología certificado para la EIMPPA, según
las prohibiciones dispuestas en el inciso j, Art. 14, y el art. 19
del Código de Ética y Deontológico, serán de- nunciadas ante
el Ministerio Público por este acto según se establece en el
artículo 2 del Código mencionado.

1.11. Cancelación del permiso, decomi-

so y sanciones a quien porta armas
esta función se cuenta con la DGA, la cual se estable- ce como
una dependencia del Ministerio de Seguridad Pública en el
artículo 11 de la legislación mencionada. Se encarga de la
vigilancia y la fiscalización de las ar- mas en el país. Entre sus
principales funciones se des- taca llevar un registro nacional
con dichos aspectos.
Esta última tarea la ejecutará con el apoyo del DCAE, adscrito
a dicha Dirección y el cual es el responsable de otorgar entre
otros los permisos de venta, inscrip- ción y portación de armas
permitidas, tal como se es- tablece en el artículo 12 de la
legislación en mención, en el que también se establece que
tendrá potestad para comprobar, inspeccionar, supervisar,
controlar y fiscalizar la compra, la venta y el decomiso de
armas.
Con respecto al permiso de portación, en el artículo 49, la Ley
7530 indica una serie de condiciones bajo las cuales se
procederá a la cancelación del permiso de portación de armas,
de acuerdo con un debido proceso
-audiencia previa-. A este respecto, son las siguientes:
a) Los portadores empleen mal las armas y los permisos o
alteren estos.
i) Las personas portadoras de las armas que incurran en
conductas de violencia doméstica, de conformidad con la
Ley N.° 7586, Ley contra la Violencia Doméstica, de 10 de
abril de 1996. (Art. 49, Ley 7530, 1995).
A lo anterior, hay que agregar lo dictado por el reglamen- to
de la ley en el artículo 23, en el que se indica que el no
reportar el cambio de domicilio indicado en la adminis-
tración del sistema para el control, portación de armas y
seguridad privada al término de cinco días naturales
posteriores también llevan a la cancelación del permiso.
Por su parte, en sus artículos 83 y 84 de la ley supracita- da
se establece la potestad del Estado para decomisar armas
prohibidas y permitidas. En el caso de las segun- das indica
que aplicará “cuando con ellas se cometa un delito según lo
dispuesto en el artículo 110 del Código Penal o cuando los
portadores de armas incurran en una conducta de violencia
doméstica, según lo dispuesto en la Ley N.º 7586, Ley contra
la Violencia Doméstica, de 10 de abril de 1996”. (Artículo
84, Ley 7530, 1995).
De mismo modo, la legislación pena la tenencia ilegal de
armas permitidas; es decir, aquellas no inscritas y en el
artículo 88 de la Ley establece penas de entre tres y cinco años
de prisión para quien transgreda dicha norma. Por lo tanto, la
portación de armas permitidas inscritas, pero sin contar con
permiso de portación, conlleva a dos o hasta cuatro años de
cárcel y será agravante si el arma no está inscrita o es utilizada
en contexto de delincuencia organi- zada o en asociación ilícita,
b) Las personas porten un arma distinta de la indicada en el
permiso.
c) El otorgamiento del permiso se haya fundamentado en
engaño o documentación falsa.
d) Las armas se usen fuera de los lugares autorizados.
e) Hayan desaparecido los motivos por los cuales se otorgó
el permiso o, cuando por una causa sobrevinien- te, se deje de
satisfacer otro requisito necesario para ex- pedirlo.
f) Lo resuelva la autoridad competente.
g) El interesado no cumpla con las disposiciones de esta ley y
su reglamento.
h) Medie dolo o culpa en el uso, custodia o vigilancia de un
arma y se cause con ello lesiones o muerte a una persona
menor de edad. La persona a la que se le haya cancelado el
permiso para portar armas, por la causal establecida en este
inciso, no podrá solicitar uno nuevo en un plazo de diez
años.
mientras que, si la portación se da con el permiso de portación
vencido, se aplicará una multa de un salario base y en
reincidencia dentro de seis meses se duplicará, según el
artículo 88 del a Ley.
Asimismo, se impondrán penas entre los diez y 60 días
multa a quien no denuncie ante el Organismo de
Investigación Judicial (OIJ) la sustracción de arma de
fuego o no reporte la pérdida o extravío de esta al
Departamento de Control de Armas y Explosivos (DCAE),
en un plazo de cinco días hábiles al suceso.
Además, en artículos subsecuentes de la ley se san- cionan
actividades con armas prohibidas, acopio de ar- mas
prohibidas, introducción clandestina de armas en el país,
el comercio y la fabricación ilegal de armas, la alteración
de características del arma y la facilitación de armas por
parte del funcionariado públicos para la persona lectora
que quiera profundizar al respecto.
1.12. Anulación de la inscripción y las
sanciones al personal de seguridad
privada
En el caso de los servicios de seguridad privados, la DSSP
se encargará de la supervisión y la san- ción administrativa
asociadas a la actividad según se fundamenta en los
artículos 5 y 20 de la Ley 8395.

Sobre la desinscripción de personas para laborar en servicios de

seguridad, se recuerda que esta siempre estará asociada a una
empresa, excepto en el caso de vigilantes independientes. En el
artículo 8 de la ley cita- da se establece que, en caso de
exclusión de personas dedicadas a los servicios de seguridad en
una empresa, se deberá informar a un mes plazo sobre este
evento a la DSSP y qué personal deberá enviar al sistema con
base en los siguientes datos descritos en la tabla 10:

Tabla 10.
Información requerida del personal para su exclusión

Exclusió
n
Nombre y apellidos, identificación, domicilio exacto y
correo electrónico

Calidad en cuanto a la contratación

Fecha de vencimiento de la credencial

Causas de la separación de la persona trabajadora

Certificación de tiempo laborado de la CCSS

Credenciales retenidas a la persona trabajadora

Adaptado del artículo 38, Reglamento 38088 (2013).

Respecto a la retención de credenciales, según el artículo 8 de la

Ley de Servicios de Seguridad Privados en el caso específico de
salida -exclusión-, la empresa debe retener la credencial de la
persona trabajadora y enviarla inme- diatamente a la DSSP. En
el artículo 38 del reglamento 38 088 se aclara que quien no
entregue su credencial a la parte patronal deberá informarlo
inmediatamente a la DSSP. En todo caso, esta instancia emitirá
una nue- va credencial hasta tanto no se haya devuelto la
previa.
Con respecto a las sanciones, la ley de servicios de seguri- dad
privados define una serie de sanciones administrativas que
incluyen la amonestación, la suspensión, la suspen- sión
agravada y la cancelación en los capítulos del 48 al 51.

En el caso de las amonestaciones, según el artícu- lo 110

del reglamento 38 088, los motivos, cuando se trate de
personas físicas, incluyen el no portar o uti- lizar el arma
permitida en caso de ser necesario, no auxiliar a la
Fuerza Pública cuando sea necesario y el no vestir el
uniforme reglamentario si así se requiere. En el caso de las
suspensiones, se indica en el artículo 111 que pueden ser por
tres o seis meses. Las primeras aplican por motivos tales como
no portar la credencial en lugar visible si así se requiere y el no
reportar por escrito en un plazo de 12 horas, a la autoridad
competente, todo delito acontecido durante el ejercicio de su
función. La segunda se establece en el caso de personas físicas
por el hecho de no denunciar a la autoridad judicial la comisión
de delitos.

Sobre la cancelación de la autorización para ejercer en

seguridad privada en caso de persona física, esta se explicita
en el artículo 112 del reglamento mencionado e incluye
vender, alquilar, ceder, traspasar o negociar la autorización
otorgada. Además, “detener, aprehender, interrogar,
requisar o, de cualquier manera, privar de la libertad a
una persona. Cuando se esté ante un fla- grante delito, podrán
realizar la aprehensión momentá- nea dando aviso inmediato a
la autoridad competente, y mientras esta se apersona para
hacerse cargo del asunto”. (Artículo 112, Reglamento 38088-
SP, 2013).

Asimismo, se advierten las sanciones penales a nivel de

contravención para quienes brinden servicios de seguridad
regulados sin autorización para ello o es- tando su
certificación vencida. Se aclara que la pena respectiva será
de diez a treinta días multa (artículo 52, Ley 8395, 2003).
Del mismo modo, estipula san- ción penal de delito con
prisión de entre tres meses y dos años a quienes presten
servicios de seguridad pri- vados estando su empresa
suspendida o cancelada.
 2
La evaluación psicológica:
una perspectiva contemporánea
La evaluación psicológica puede ser entendida como un
proceso que involucra la recolección, el análisis, la inte-
gración y la comunicación de resultados a partir de una
pregunta de referencia particular en relación con el fun-
cionamiento psicológico de las personas. Es importante
distinguir la evaluación psicológica de otras actividades
profesionales que desempeñan especialistas en Psicolo- gía. No
toda intervención psicológica se inscribe dentro de esta
concepción contemporánea de evaluación psico- lógica, por lo
que múltiples acciones cotidianas como la atención con fines
psicoterapéuticos, la entrevista dentro de un proceso de
reclutamiento a nivel laboral o el segui- miento o
acompañamiento en el ámbito educativo, entre otras muchas
tareas profesionales, no podrían ser con- ceptualizadas dentro
de este enfoque. Lo que ha distin- guido particularmente la
evaluación psicológica de otras prácticas profesionales ha
sido su énfasis en la resolu- ción de problemas específicos,
así como la necesidad de utilizar métodos variados durante
este proceso, tal y como proponen claramente Maloney y
Ward (1976) en el texto clásico sobre un enfoque de
evaluación psicológica.
En este sentido, es importante también distinguir clara-
mente entre una evaluación psicométrica y una evalua- ción
psicológica. Diferentes especialistas en el campo de la
evaluación psicológica, durante los últimos años, han venido
enfatizando sobre la importancia de trascen- der enfoques
estrictamente cuantitativos. Así, ha sido esencial distinguir
entre los enfoques nomotéticos e ideográficos en la
evaluación psicológica. Tal y como lo indican Weiner y
Greene (2017), las personas evaluado- ras cuentan con varias
opciones cuando efectúan infe- rencias de sus datos. Podrían
basar sus conclusiones en fundamentos empíricos o
conceptuales, en reglas esta- dísticas o en juicios clínicos y
en aspectos nomotéticos o idiográficos de los datos. Lo
nomotético se refiere a leyes o los principios generales,
donde típicamente se estudia la relación entre un número
limitado de carac- terísticas en un gran número de personas y se
basa en guías empíricas y reglas estadísticas para la interpreta-
utiliza múltiples fuentes de datos. Se deben considerar el
motivo de referencia, los objetivos particulares, las ca-
racterísticas de las personas evaluadas y las circunstan- cias
del contexto involucradas en la situación particular.
ción de la información de la evaluación. Estas interpre-
taciones usualmente se basan en la comparación de las
respuestas de las pruebas psicológicas individuales con las
respuestas que generalmente se obtienen de grupos de
personas con ciertas características conocidas. Por su parte, el
enfoque idiográfico se refiere al estudio inten- sivo de un solo
individuo, en cómo una gran cantidad de características se
unen de manera única dentro de una persona o en el contexto
de una sola vida. Las interpre- taciones ideográficas abordan
formas en que las perso- nas difieren de la mayoría de los
otros tipos de personas y muestran características
psicológicas que difieren de las expectativas generales. Este
tipo de interpretación es, en gran medida, un procedimiento
cualitativo en el que las personas evaluadoras se guían por
impresiones in- formadas y suelen invocar procesos
psicológicos para atribuir un significado específico de la
persona a los da- tos de evaluación (Meyer, Finn, Eyde, Kay,
Moreland, Dies, Eisman, Kubiszyn y Reed, 2001; Weiner y
Greene, 2017).
En consecuencia, se ha planteado que la evaluación psi-
cométrica es un proceso relativamente sencillo. Se admi- nistran
escalas particulares para calcular puntuaciones específicas
con el fin de analizar significados descripti- vos con base en
los hallazgos normativos y nomotéticos. En cambio, la
evaluación psicológica se relaciona con la persona
evaluadora que utiliza una variedad de puntajes,
generalmente obtenidos de múltiples métodos de prue- ba, y
considera los datos en el contexto de la historia, la información
de referencia y el comportamiento observa- do para entender a
la persona que está siendo evaluada, para responder las
preguntas de referencia y luego para comunicar los hallazgos
a la persona evaluada, así como a las fuentes de referencia
(Meyer y otros, 2001). En esta misma línea, Cohen &
Swerdlik (2018) señalan que, en contraste con el proceso de
administrar, calificar e inter- pretar las pruebas psicológicas (lo
que definen como eva- luación psicométrica), se concibe la
evaluación psicológi- ca como un proceso cuyo enfoque lógico
de resolución de problemas podría tomar muchas formas
diferentes, que
Por lo tanto, tal y como lo ha expresado Urbina (2014), el
uso de pruebas psicológicas para tomar decisiones
importantes sobre una persona siempre debe realizarse
dentro del contexto de la evaluación psicológica. Esta au- tora
define la evaluación psicológica como un proceso flexible,
no estandarizado, orientado a alcanzar una de- terminación
defendible con respecto a uno o más proble- mas o preguntas
psicológicas mediante la recopilación, la evaluación y el
análisis de datos adecuados con el pro- pósito en cuestión. Así,
la evaluación psicológica implica, para esta autora, la solución
de problemas complejos, los cuales no se pueden resolver
únicamente con los pun- tajes obtenidos de las pruebas
psicológicas, porque la misma puntuación de la prueba puede
ofrecer diferentes significados según la persona evaluada y el
contexto en el que se obtuvo. Además, ningún puntaje de
prueba o conjunto de puntajes puede capturar todos los
aspectos que deben considerarse para resolver tales
problemas.
Esta concepción ha sido plasmada en la literatura espe-
cializada por años, en la que distintos autores definen la
evaluación psicológica como la integración de infor- mación
obtenida de múltiples fuentes (protocolos de las pruebas,
respuestas a la entrevista, la observación con- ductual, los
reportes de información colateral y documen- tos históricos
sobre las personas evaluadas) para des- cribir, predecir,
explicar, diagnosticar y tomar decisiones. Se propone que la
evaluación psicológica es un proceso complejo, multifacético
e interactivo que involucra una continua formulación, prueba y
modificación de hipótesis sobre las personas evaluadas, con el
fin de contestar pre- guntas específicas y apoyar en la toma de
decisiones rele- vantes (Coaley, 2009; Cohen y Swerdlik, 2018;
Groth-Mar- nat y Wright 2016; Urbina, 2014; Weiner y
Greene, 2017).
Para comprender los alcances y las limitaciones del re-
sultado de una evaluación psicológica, es importante retomar
lo planteado en un texto clásico de Irving Wei- ner (2003),
donde señala que el proceso de evaluación psicológica
culmina con “la utilización de descripciones de
características psicológicas y tendencias de com-
portamiento como base para formular conclusiones y
recomendaciones”. La información recopilada durante el
proceso de evaluación se traduce en sus implicacio- nes para
distintos tipos de decisiones, a partir del pro-
fesional de las personas psicólogas en el campo de la
evaluación debería enfocarse en modelos para la toma de
decisiones que cuenten con evidencia, tanto a nivel
conceptual como metodológico. El proceso de psico-
diagnóstico tal y como es definido en los manuales de
clasificación como el DSM o el CIE, ha sido el foco de
fuertes críticas desde la literatura especializada psicoló- gica,
pósito general y el objetivo con el fin de “facilitar la toma de
decisiones sobre clasificación, selección, ubicación,
diagnóstico y tratamiento de las personas que están siendo
evaluadas”. En este punto, se debe considerar el hecho de que
los datos de evaluación y las descripcio- nes que surgen
pueden incluir diferentes implicaciones para diversos tipos de
personas que viven en diferentes circunstancias. Asimismo,
señala este autor que es ne- cesario reconocer que durante este
proceso de interpre- tación e integración de la información
resulta probable que intervengan factores tales como las
fuentes de ses- go, los juicios de valor que exigen ajustes de
puntajes de corte y el contexto cultural y social de la persona
que se está evaluando. Por lo tanto, en su opinión, las buenas
decisiones de evaluación dependen de reconocer es- tas
consideraciones y evitar que ejerzan una influencia indebida
en las conclusiones y las recomendaciones.
Es importante distinguir claramente entre los conceptos de
evaluación psicológica y el de psicodiagnóstico. Desde una
visión contemporánea y apoyada en la literatura cien- tífica, la
evaluación psicológica involucra la integración de datos de
múltiples fuentes con el fin de comprender el funcionamiento
de las personas. Tal y como ha sido de- finida en los
estándares para el uso de pruebas psicoló- gicas que avala la
APA (American Educational Research Association [AERA],
American Psychological Associa- tion, and National Council
on Measurement in Education [NCME], 2014), las tareas
involucradas en una evaluación psicológica comprenden un
conjunto sofisticado de ac- tividades profesionales:
recolección, evaluación, integra- ción y reporte de
información esencial que sea relevante en el funcionamiento
de la persona evaluada. De esta for- ma, de acuerdo con estos
estándares, las evaluaciones psicológicas se conducen para
responder preguntas es- pecíficas acerca del funcionamiento
psicológico o de la conducta durante un intervalo de tiempo
particular o para predecir algún aspecto de este funcionamiento
o compor- tamiento futuro. De esta forma, a pesar de que una de
las aplicaciones prácticas útiles de la evaluación psicológica
podría ser la asignación de una clasificación diagnóstica,
queda claro que los estándares incluyen otra gran canti- dad
de productos de este proceso evaluativo, tales como detectar y
describir el deterioro neuropsicológico, défi- cits y
dificultades en el desarrollo; el evaluar fortalezas cognitivas,
de la personalidad y problemas en la salud mental o
conductuales, así como para apoyar la toma de decisiones en
distintos contextos de la salud, entre otros.
De acuerdo con lo descrito anteriormente, la labor pro-
en la que se ha planteado que para que los diag- nósticos
sean beneficiosos para la práctica clínica, de- ben ser
operacionalizaciones válidas de cómo ocurre la
psicopatología en la naturaleza. Estos cuestionamientos se
refieren a temas de validez de constructo y de validez
estructural. De acuerdo con estas críticas, la fiabilidad y la
validez de las taxonomías tradicionales se limitan por
líneas de demarcación arbitrarias entre psicopato- logía y
normalidad, así como entre distintos trastornos, coocurrencia
frecuente de trastornos, heterogeneidad dentro de los mismos
trastornos e inestabilidad diag- nóstica, entre otras críticas
planteadas. En los últimos años, un conjunto de expertos en
el campo de la Psico- patología ha señalado que a pesar de
que la clasificación representa la piedra angular de la práctica
y la investi- gación del diagnóstico clínico, los sistemas
existentes de clasificación psiquiátrica no están
adecuadamente respaldados por evidencia de investigación
(Carragher, Krueger, Eaton y Slade, 2015; Kotov, Krueger,
Watson y otros, 2017; Rodríguez-Seijas, Eaton & Krueger,
2015).
A la luz de los planteamientos anteriores, hoy los psico-
diagnósticos categóricos representan un nivel de incerti-
dumbre científica que sobrepasa las evidencias con las que se
cuenta dentro de nuestra profesión; por lo tanto, resulta
primordial incorporar un cambio de paradigma y pasar de un
enfoque basado en el psicodiagnóstico a uno que gire en
torno al concepto de la formulación de casos, tal y como se
describe en un capítulo pos- terior de este manual. De esta
forma, es necesario in- cluir modelos contemporáneos de
Psicopatología que respondan a este tipo de necesidades a
nivel concep- tual y empírico. Un grupo de expertos en el
campo de la Psicopatología ha propuesto, en los últimos
años, un modelo alternativo al que definen como una
nosología cuantitativa, la cual construye síndromes a partir
de la covariación empírica de los síntomas para reemplazar
los diagnósticos que se basan en supuestos no proba- dos,
como la suposición de que los trastornos mentales son
categorías. Asimismo, este planteamiento agrupa los
síndromes en espectros basados en la covariación entre
ellos. De acuerdo con la evidencia existente, todos estos
constructos han sido operacionalizados dimensio-
tas de la salud mental se enfrentan de manera rutinaria con
tareas complejas de toma de decisiones en las que deben
interpretar y manipular cantidades grandes de da- tos para
formular los casos. En este tipo de escenarios, se ha
demostrado con investigación, que las personas profesionales
son susceptibles a numerosas influencias cognitivas y
nalmente. El análisis de la estructura subyacente de los
trastornos mentales comunes, indica que las relaciones entre
los trastornos reflejan dos dimensiones genéticas y
ambientales: la internalización y la externalización. Este
modelo ha acumulado soporte robusto e independiente y ha
demostrado invarianza mediante distintas culturas, género,
etnicidad, edad, orientación sexual y tiempo. Esta propuesta ha
sido denominada la Taxonomía Jerárquica de la
Psicopatología (HiTOP, por sus siglas en inglés) y representa
una alternativa basada en datos, a las clasifi- caciones
tradicionales, la cual conceptualiza la Psicopa- tología como
un conjunto de dimensiones organizadas en espectros
transdiagnósticos cada vez más amplios. La evidencia hasta
el momento ha demostrado que el uso de un enfoque
dimensional mejora la fiabilidad y la validez (Kotov et al.,
2017; Ruggero et al., 2019). Además, esta comprensión de la
Psicopatología desde una pers- pectiva dimensional permite la
medición e integración de distintos constructos asociados con
los factores de ries- go en el uso de armas de una manera mucho
más flexi- ble y realista, sin pretender llegar a psicodiagnósticos
abstractos y categóricos difíciles de fundamentar me- diante la
evidencia obtenida en el proceso de evaluación.
Por las razones anteriores, la formulación del caso debe
contar con un nivel de rigurosidad técnica elevada. De
acuerdo con Schneider, Lichtenberger, Mather y Kaufman
(2018), la evaluación psicológica constituye el método
científico aplicado a pequeña escala. De acuerdo con es- tos
autores, los mismos procedimientos utilizados para validar
amplias teorías científicas también se aplican para generar
formulaciones de casos individualizados de las personas
evaluadas. Este proceso implica que, luego de obtener datos
relevantes sobre la persona evaluada, se generan una lista de
posibles hipótesis a partir de las cuales se crea un plan de
evaluación flexible de estas hi- pótesis. A medida en que se
recopilan nuevos datos y observaciones, se evalúan las
hipótesis a medida en que se avanza. A menudo, las hipótesis
deben ser revisadas y refinadas, lo que requiere mayor
planificación, pruebas y evaluación de hipótesis hasta que no
se encuentren explicaciones plausibles para las preguntas de
referen- cia y se pueda mejorar la formulación del caso
evaluado.
De acuerdo con la concepción de evaluación psicológi- ca
propuesta anteriormente, es evidente el alto nivel de
complejidad con la que deben lidiar las personas profe-
sionales en Psicología que desarrollan esta labor profe-
sional. De ahí, surge la importancia de reconocer, tal y
como lo indican Garb y Boyle (2015), que los especialis-
ambientales que pueden resultar en juicios pobres y en un
fracaso para aprender de la experiencia. De igual forma,
Meyer y otros (2001) mencionan que las fallas en el
razonamiento a menudo pueden sesgar el jui- cio inherente
al trabajo clínico. Zapf y Dror (2017), por su parte,
explican esta tendencia al sesgo debido a que el cerebro
humano mantiene una capacidad limitada para representar y
procesar toda la información que se le pre- senta, por lo que
depende de estrategias cognitivas para procesar de manera
eficiente la información. Algunas de estas estrategias
implican el unir piezas individuales y fragmentadas de
información en un todo significativo, la atención selectiva
(atender a piezas específicas de infor- mación mientras se
ignora otra información), así como el procesamiento de
“arriba hacia abajo” (procesamien- to conceptual que usa el
contexto para dar sentido a la información). Señalan estos
autores que tendemos a procesar activamente la información
al prestar atención selectiva a aquello que consideramos
relevante e inter- pretamos esta información a la luz de lo que ya
sabe- mos. Este procesamiento de “arriba hacia abajo” nos per-
mite procesar de manera eficiente mucha información y
ocurre de manera automática que está fuera de nuestro
conocimiento consciente. El sistema cognitivo procesa la
información de una manera eficiente y efectiva; sin
embargo, los mecanismos de acceso directo (atajos)
utilizados para ello dan como resultado vulnerabilidad al
sesgo y el error. Indican estos autores que esta automa- ticidad
y eficiencia, que sirve como la base para la expe- riencia,
también sirve como fuente de muchos sesgos. Mencionan
que cuanto más se desarrolla la experiencia en un área en
particular, más eficiencia se desarrolla en el procesamiento
de la información en esa área; sin em- bargo, este rendimiento
mejorado produce compensa- ciones cognitivas que resultan en
una falta de flexibilidad y error. Esta vulnerabilidad y
propensión al sesgo es in- herente a la arquitectura cognitiva
humana, lo valioso es reconocer estos límites e
imperfecciones cognitivas para poder abordarlos mediante el
uso de contramedidas.
En opinión de Garb y Boyle (2015), los profesionales en
Psicología utilizan métodos pseudocientíficos, a menu- do,
porque no descubren que estos métodos no resul- tan
válidos, debido a su dificultad para aprender de la
cionan que quienes evalúan tienden a recordar aspectos de los
casos que son más sorprendentes, vívidos o in- usuales,
mientras que se forman teorías causales que les ayudan a
comprender a la persona evaluada, por lo que es más
probable que recuerden información que apoya esas teorías.
Asimismo, plantean que se torna más fac- tible que se
recuerden aspectos de los casos evaluados en los que un
experiencia, especialmente por la influencia que ejercen los
sesgos cognitivos, las heurísticas cognitivas y los procesos de
memoria. Los sesgos cognitivos los defi- nen como
preconcepciones o creencias que pueden in- fluenciar
negativamente la interpretación de los datos disponibles. Los
más comunes son los de confirmación, exceso de confianza,
sesgo retrospectivo, sesgo étnico, sesgo de género y sesgo
para percibir la Psicopatolo- gía. El sesgo confirmatorio
ocurre cuando se busca, se atiende y se recuerda información
que puede apoyar, pero no contradecir las hipótesis iniciales.
Se entablan preguntas temprano en el proceso, que puedan
confir- mar, pero no refutar las impresiones sobre una
persona evaluada (Garb, 2003). Este sesgo de confirmación
es el resultado de nuestra inclinación natural a precipitarnos a
conclusiones que confirman lo que queremos, cree- mos o
aceptamos que sea verdad Zapf y Dror (2017).
Además, las heurísticas cognitivas corresponden a re- glas
simples o atajos que describen la forma en que se realizan
juicios o decisiones que pueden ser eficientes (simples y
permiten juicios y decisiones rápidas y con poco esfuerzo),
pero falibles (Garb y Boyle, 2015). Estos autores manifiestan
que la heurística más relevante para comprender por qué
existen dificultades para aprender de la experiencia, la
heurística de disponibilidad eviden- cia el papel de la
memoria en el error de juicio. Dado que es difícil, o incluso
imposible, retener todos los detalles de un caso particular,
con frecuencia, se recuerda solo información selectiva, la cual
no podría describir adecua- damente el funcionamiento de la
persona o incluso ser irrelevante para sus aspectos centrales.
En este sentido, Zapf y Dror (2017) señalan que una
tendencia a sobre- estimar la probabilidad de un evento o una
ocurrencia cuando otras instancias de ese evento u ocurrencia
son fácilmente recordadas (sesgo de disponibilidad) pue- de
dar como resultado que se sobreestime la probabi- lidad de
un resultado particular sobre la base de poder recordar
fácilmente casos similares de ese mismo re- sultado.
Asimismo, mencionan que la información, que se encuentra
primero durante el proceso de evaluación, es más influyente
que la información que encontramos más adelante. Esto se ha
denominado un sesgo de an- claje y puede dar como
resultado que se le otorgue ma- yor peso a la información
que se presenta o revisa ini- cialmente, la cual servirá como
un ancla para valorar la información subsiguiente revisada
durante la evaluación.
En lo que respecta a los procesos de la memoria que pueden
afectar el juicio clínico. Garb y Boyle (2015) men-
indicador de una prueba psicológica y un síntoma estaban
ambos presentes, que aquellos casos en los que faltaba un
indicador de prueba psicológica, sin importar que un
síntoma estuviera o no presente. Finalmente, advierten
cómo el acto de realizar un diag- nóstico puede influir en la
forma en que se recuerdan los síntomas de la persona
evaluada, porque la memoria de la persona evaluadora
puede ser alterada por el mismo acto de elaborar un
diagnóstico. Es más probable que se recuerde de la existencia
de un síntoma en la persona evaluada si este es típico del
diagnóstico asignado, inde- pendientemente de que la persona
lo hubiera reportado. De igual forma, podría olvidar que una
persona particu- lar evaluada reportó la presencia de un
síntoma, debido a que resulta atípico dentro del diagnóstico
asignado.
Tal y como ha sido descrito por Groth-Marnat (2016), du- rante
la evaluación psicológica generalmente se recopila gran parte
de los datos iniciales sobre una persona eva- luada mediante
entrevistas no estructuradas o semies- tructuradas, lo que
proporciona flexibilidad, además de que se centran en la
singularidad de la persona al pro- porcionar datos
ideográficamente valiosos. Sin embargo, una desventaja
importante de estos enfoques es la in- fluencia que podrían
ejercer una serie de sesgos perso- nales y culturales, porque se
podrían desarrollar hipótesis incorrectas basadas en las
primeras impresiones (efecto de primacía). Es posible que se
busquen confirmaciones erróneas de hipótesis incorrectas al
solicitar respuestas esperadas en lugar de buscar
objetivamente una posible confirmación. Asimismo, advierte
este autor que quie- nes evalúan podrían verse excesivamente
influenciados por su teoría preferida de la personalidad, los
efectos de halo, las profecías autocumplidas, las expectativas
y los estereotipos culturales, las cuales representan fuentes
potenciales de error y han llevado a numerosos cuestio-
namientos con respecto a la fiabilidad del juicio clínico, si no
se integran otro tipo de enfoques durante el proce- so de la
evaluación psicológica. Por lo tanto, es funda- mental
reconocer la vulnerabilidad hacia los sesgos que existe
durante el proceso de evaluación, aún por parte de
profesionales de la salud mental, quienes podrían realizar
juicios confiables y válidos únicamente si son
pecífico del funcionamiento, las evaluaciones monomé- todo
producen datos que sufren de una subrepresen- tación del
constructo, lo que captura algunos, pero no todos los aspectos
del constructo que se pretende medir.
Por último, es importante considerar lo planteado por Li-
lienfeld, Lynn & Lohr (2015), en el sentido de que se han
cuidadosos acerca de la información que utilizan, si evi- tan
hacer juicios para tareas que son extremadamente difíciles y
si son cuidadosos en cómo hacen sus juicios (Garb, 2003),
por lo que es necesario contar con algunos controles durante
este proceso al ser la consideración cuidadosa de los datos de
evaluación de métodos múlti- ples un antídoto poderoso para
los sesgos de juicio nor- males que son inherentes al trabajo
clínico. Las ventajas de la evaluación multimétodo han sido
reconocidas en la Psicología desde el trabajo de Campbell y
Fiske en 1959 y al continuar con estudios contemporáneos de
parte de la Asociación Americana de Psicología (APA, por
sus si- glas en inglés), los cuales reportan mejoramiento de la
validez cuando los fenómenos se miden desde una varie- dad de
perspectivas (Weiner, 2003). Por su lado, Meyery otros
(2001) mencionan que la metodología óptima para mejorar la
validez de constructo es combinar datos de múltiples métodos
y múltiples definiciones operaciona- les. Además, los autores
concluyen con el hecho de que las personas evaluadoras pueden
perfeccionar la calidad de las evaluaciones idiográficas al
integrar datos de múl- tiples métodos de evaluación, porque una
batería de eva- luación multimétodo proporciona un medio
estructurado para que las personas evaluadoras calificadas
maximi- cen la validez de las evaluaciones individualizadas.
Reco- miendan estos autores el uso de baterías de pruebas en
las que se incluyan una variedad de métodos para obte- ner
información y verificar las hipótesis y así maximizar la validez
de la evaluación. Si bien es cierto, el autorre- porte, ya sea a
través de una entrevista o un cuestionario, es actualmente el
método de evaluación más popular en Psicología clínica y
forense. En ese sentido, décadas de investigación muestran
que lo que las personas dicen sobre sí mismas no es a menudo
cómo se comportan ni cómo las ven los demás(Mihura, 2012).
Por lo tanto, conclu- ye esta autora que necesitamos investigar
más de un rasgo (rasgo múltiple) en más de una forma
(método múltiple).
Tal y como ha planteado recientemente Bornstein (2017), la
evaluación multimétodo cuenta con múltiples ventajas sobre
las evaluaciones que utilizan mediciones de una única
modalidad (monométodo), especialmente cuando se abordan
preguntas complejas a nivel clínico o forense. Señala este
autor que distintos estudios han mostrado que las
correlaciones entre puntajes de una amplia gama de dominios
al utilizar métodos diferentes para evaluar los mismos
constructos tienden a ser bajas. Asimismo, menciona que los
estándares en el uso de pruebas psico- lógicas que respalda la
APA (2014) indican que, al menos, que se enfoque en la
cuantificación de algún aspecto es-
encontrado prácticas cuestionables en los ámbitos de la
evaluación y el diagnóstico; asimismo, porque muchas
personas profesionales se basan en su juicio clínico para la
toma de decisiones o tienden a confiar excesivamente en su
juicio y sus predicciones, así como a caer en errores básicos
en su razonamiento. Otro de los problemas que citan estos
autores es la tendencia a basar sus interpreta- ciones en
instrumentos de evaluación que son altamente controversiales
o cuestionables desde un punto de vista científico. A este
conjunto de prácticas inadecuadas las han denominado estos
autores “pseudocientíficas”, por- que muestran los adornos
superficiales de la ciencia, pero carecen de su sustancia, por lo
que pueden engañar fácil- mente a los no especialistas, y aun
ocasionalmente a los especialistas, en la creencia de que están
bien apoyados por la evidencia. A diferencia de las ciencias
bien desarro- lladas, las pseudociencias tienden a carecer de
resguar- dos metodológicos y procedimentales contra el
sesgo de confirmación, la tendencia profundamente arraigada
a buscar evidencia consistente con las propias hipótesisy a
negar, descartar o distorsionar la evidencia que no lo es. A
continuación, se resumen los aspectos más frecuen- tes que,
de acuerdo con estos autores, las caracterizan:
1. Uso excesivo de hipótesis ad hoc diseñadas para inmu- nizar
las evidencias de falsacionismo: las afirmaciones que en
principio no pueden ser refutadas no son científi- cas y
muchas veces cumplen el papel de llenar vacíos de la teoría.
El uso repetitivo de este tipo de hipótesis para justificar los
hallazgos negativos es una táctica común en los enfoques
pseudocientíficos.
2. Ausencia de autocorrección: los programas de inves-
tigación científica suelen eliminar sus errores mediante la
investigación continua, mientras que los enfoques
pseudocientíficos tienden a permanecer invariables en el
tiempo.
3. Evasión de revisión de pares: es el mejor mecanismo de
autocorrección en la ciencia y les permite a los inves-
tigadores la identificación de errores en su razonamiento,
metodología y análisis. En casos extremos, los enfoques
pseudocientíficos pueden evitar esta revisión al alegar
que sus afirmaciones no pueden ser evaluadas adecua-
damente al utilizar métodos científicos estándar.
4. Énfasis en confirmación más que en refutación: los
enfoques pseudocientíficos tienden a buscar única- mente
evidencia confirmatoria de sus teorías. Esto se convierte en
una estrategia de prueba de hipótesis con- firmatoria.
5. Inversión de la carga de la prueba: le corresponde a
quien propone una teoría científica el proporcionar las
pruebas que la validen, no a sus críticos. Los enfoques
pseudocientíficos usualmente demandan que los escép- ticos
demuestren más allá de una duda razonable que una
afirmación es falsa.
6. Ausencia de conectividad: los enfoques pseudocien-
tíficos carecen de conexión con otras disciplinas cientí- ficas,
pretenden crear paradigmas completamente nue- vos, más que
construir sobre paradigmas existentes y niegan principios
científicos bien establecidos y conoci- miento sólido.
7. Excesiva confianza en evidencia testimonial y anecdó- tica:
este tipo de evidencia es útil en el contexto de ge- neración de
hipótesis, más que en el de justificación de una teoría, porque
no proporcionan suficiente evidencia, especialmente debido a
la carencia de mecanismos de control experimental.
8. Uso de lenguaje oscurantista: los enfoques pseudo-
científicos apelan al uso excesivo de jerga altamente técnica
con el fin de establecer una aparente legitimidad científica
injustificada, la cual puede convencer a indivi- duos que no
carecen de familiaridad con los fundamen- tos científicos de
la teoría propuesta.
9. Ausencia de condiciones límite: las teorías científicas bien
establecidas poseen límites bien articulados bajo los cuales la
predicción de fenómenos no aplica. En contraste, muchos de
los modelos pseudocientíficos su- puestamente explican
fenómenos a lo largo de un rango excesivamente amplio de
condiciones.
10. El mantra del holismo: los modelos pseudocientífi- cos
mantienen que sus propuestas científicas pueden ser
evaluadas únicamente dentro del contexto de propo- siciones
más amplias, por lo que no pueden juzgarse de forma
aislada.
Estos criterios son primordiales. Deben considerar filtros
o controles de calidad que permitan discriminar entre
distintas prácticas de evaluación psicológica que se fun-
damentan en métodos y herramientas. Ello se verá más
adelante, pues no cumplen con los criterios de cientifici- dad
requeridos en el contexto de evaluación psicológica
contemporánea. La evaluación psicológica como acti- vidad
profesional, en general, debe basarse en modelos que cuenten
con evidencia; sin embargo, en el contexto de la evaluación
forense en particular, es necesario in- corporar estándares de
buenas prácticas de evaluación que garanticen prácticas
profesionales transparentes y defendibles.
 3
La evaluación psicológica de idoneidad mental para
portar y poseer armas de fuego EIMPPA desde una
perspectiva psicológica forense
En el capítulo anterior se presentaron conceptos generales
sobre el proceso de evaluación psicológica. Queda claro que,
desde una perspectiva contemporánea, es necesario basarse en
modelos y principios que cuenten con eviden- cia científica
para así lidiar de manera efectiva contra los sesgos y las
amenazas presentes en este tipo interven- ciones
profesionales y poder trascender prácticas pseu- docientíficas,
que han sido utilizadas tradicionalmente en nuestro país. En
este capítulo se discutirá una serie de planteamientos
especializados en el campo forense, que permitirán conocer de
manera detallada los argumentos que justifican el considerar
la evaluación de la idoneidad mental para la portación de
armas como una evaluación psicológica forense. Se empezará
con una definición de psicología forense para luego establecer
las diferencias fundamentales de esta disciplina con la
evaluación psi- cológica en el ámbito clínico. Luego, se
presentarán, de manera resumida, algunos principios forenses
que hoy se utilizan como buenas prácticas profesionales para
así concluir con la descripción de uno de los modelos forenses
de mayor utilidad asociado con estas buenas prácticas.
Es importante iniciar, entonces, con una definición con-
ceptual: la Psicología forense se entiende hoy como la
aplicación del conocimiento y experticia psicológica al
sistema legal (Packer y Grisso, 2011; Otto y Ogloff, 2013), a
pesar de que no existe una definición consensuada o
uniforme en la literatura especializada. Este énfasis apli- cado
requiere comprender que los propósitos y los usos de las
evaluaciones forenses difieren cualitativamente de los
propósitos y usos de las evaluaciones desarrolla- das para fines
de tratamiento (Melton, Petrila, Poythress & Slogobin, 2018).
A pesar de que la Psicología forense como enfoque
especializado utiliza los fundamentos del entrenamiento,
conocimiento y experiencia de la
psicología clínica, debido al rango y profundidad del co-
nocimiento particular que se requiere para asesorar en
asuntos psicolegales, es importante contar con un gra- do
significativo de experticia para ser capaz de conducir
evaluaciones forenses de forma competente (Ogloff &
Douglas, 2003; Grisso, 2003). La evaluación psicológica
forense contemporánea debe guiarse entonces por prin- cipios
y modelos que se ajusten a las particularidades con las que se
enfrentan especialistas en este campo, en un contexto legal
que exige rigurosidad científica y en el que cada vez más,
es necesario contar con es- trategias evaluativas que
respondan a un entorno exi- gente a nivel de los estándares
éticos y profesionales.
Es a través del proceso de evaluación psicológica que las
personas profesionales materializan su aporte en el contexto
de toma de decisiones legales. Este proceso se ha descrito
recientemente como una actividad compleja cuyo ejercicio
competente requiere un conocimiento am- plio en áreas como
personalidad, neuropsicología, com- portamiento social y
psicopatología, así como formación en psicometría y el estar
familiarizado con diversas herra- mientas de múltiples métodos
(Blais y Hopwood, 2016). Proponen estos mismos autores la
utilización de modelos conceptuales que guíen y mejoren la
integración de datos, que refleje vacíos o contradicciones en
la informacióny que aumente el poder predictivo y
descriptivo de los ha- llazgos de la evaluación. Así, se evita el
riesgo de enfocar- se excesivamente en puntajes de pruebas
psicológicas e instrumentos de evaluación o en aspectos de
psicopa- tología al perder de vista la persona y su contexto
único.
Heilbrun, Grisso & Goldstein (2009) han llamado la aten-
ción sobre la necesidad de desarrollar estándares de buenas
prácticas para las evaluaciones forenses debido
al gran impacto que surten tanto en las personas evaluadas como en la sociedad en general. De acuerdo con estos autores, los
estándares profesionales pueden promover una práctica competente, en la medida que representan la “sabiduría colectiva” de
la profesión en relación con los métodos y los modelos de toma de decisiones más deseables, que, al mismo tiempo, sean los más
relevantes, precisos y sólidos a nivel psicométrico. Hoy es un requisito indis- pensable en una práctica profesional competente en
el ámbito de evaluación forense el contar con estos modelos que guíen el proceso evaluativo en distintos contextos. A
continuación, se resumen en la tabla 11 los cuatro grandes dominios de conocimiento indispensables en la formación de estos
estándares de buenas prácticas a nivel forense.

Tabla 11.
Dominios de conocimiento de los estándares de buenas prácticas forenses

DOMINIO DESCRIPCI
ÓN
•Uno de los factores que más diferencia el trabajo forense del clínico es la depen-
dencia hacia el sistema legal en el diseño y estructuración de las evaluaciones
(metodología, dominios de contenido y productos finales).
•Un especialista forense no puede realizar una evaluación sin comprender los ele-
mentos de la competencia legal que se le ha pedido que aborde.
•Es imperativo que un evaluador forense posea una comprensión razonable de los
Aspectos legales aspectos legales aplicables que aborden la pregunta de referencia legal, porque la
información contenida en estas fuentes da forma a la evaluación en sí misma y
estructura el enfoque del informe (los términos legales no son sinónimos de con-
ceptos psicológicos).
•El evaluador forense debe operacionalizar el estándar de competencia legal al
incorporar los conceptos correspondientes de salud mental y conductuales en la
evaluación.

•Los aspectos teóricos y científicos de la Psicología sugieren a los profesionales

Conocimiento científico
forenses que sería prudente evitar el uso de solo dicotomías, sin importar cuán
consistentes tales clasificaciones dicotómicas puedan ser con la estructura de la toma
de decisiones legales.
•Las opiniones forenses deben reflejar la complejidad de los hallazgos, las con-
tradicciones y las variaciones contenidas en los datos, y evitar resumir y clasificar los
resultados de la evaluación en forma reduccionista.
•Las medidas objetivas (incluidas las pruebas tradicionales y los instrumentos de
evaluación forense) deben utilizarse para realizar evaluaciones siempre que sea
posible. También, se recomienda que se usen múltiples fuentes de información.
•Se recomienda el uso de datos empíricos siempre que sea posible, en lugar de
depender únicamente de observaciones e impresiones clínicas.
•Los resultados de la evaluación forense deben interpretarse en términos del gra- do en
que las habilidades funcionales de la persona son congruentes con las requeridas por
el estándar legal.
•Las estrategias de evaluación se deben basar en medidas psicométricamente sólidas
establecidas por la “mejor evidencia disponible”.
•Ha habido un enfoque creciente en la práctica basada en evidencia.
•Los evaluadores forenses deben estar familiarizados con la validez y confiabili- dad
de las pruebas e instrumentos que están considerando al planificar una es- trategia de
evaluación.
•En el curso de la evaluación forense, se deben considerar tanto los datos nomo-
téticos (grupales) como los idiográficos (caso único).

Ética profesional
•Los códigos de ética son importantes en el campo de la salud mental. Abordan los
problemas de gestión de riesgos, protegen los derechos civiles de los clientes y aclaran
los estándares de práctica para los profesionales de la salud mental.
•Al cumplir con los requisitos éticos relacionados con la confidencialidad, el con-
sentimiento informado, la divulgación de registros y el requisito de que los profe-
sionales de la salud mental estén al tanto de los prejuicios que puedan afectar sus
opiniones de expertos, los profesionales se involucran en la práctica que respeta los
derechos de los evaluados mientras brindan mejor información al sistema legal.
•Las Guías para la Especialidad en Psicología Forense señalan que las evalua- ciones
forenses tienen un estándar más alto para la documentación que las eva- luaciones
clínicas y el tratamiento. La psicología forense requiere “la mejor docu- mentación
posible”, porque aquellos en la práctica forense deben anticipar que su trabajo podría
usarse en un litigio (se deben tomar notas detalladas durante las entrevistas y se debe
confiar en ellas para formar opiniones, escribir informes y ofrecer testimonios
expertos). Estos registros documentan el contenido de las entrevistas y proporcionan
los datos en los que se basan las opiniones.
•Las opiniones deben ofrecerse solo cuando se ha evaluado a la persona “ade-
cuadamente para respaldar sus declaraciones o conclusiones”. Si no es posible
realizar una entrevista cara a cara con la persona evaluada, se debe aclarar el
impacto probable de su información limitada sobre la confiabilidad y validez de sus
opiniones, y limitar adecuadamente la naturaleza y el alcance de sus conclu- siones o
recomendaciones.
•Los instrumentos de evaluación deben tener confiabilidad y validez que se ha
establecido para su uso con miembros de la población que se está evaluando. Si no se
ha establecido la confiabilidad y validez para una población o grupo cultu- ral
específico, el evaluador debe describir las fortalezas y las limitaciones de los
resultados.
•Además de definir los límites de la práctica, los códigos de ética requieren que los
evaluadores forenses estén bien versados en las pruebas e instrumentos que utilizan
para recopilar datos forenses y la aplicabilidad de esas medidas a la per- sona
evaluada.

Práctica profesional
•Distintos especialistas forenses han sugerido que las pautas formales de prácti- ca
proporcionadas por organizaciones profesionales pueden hacer una contribu- ción
importante para establecer un estándar de práctica.
•Se insta a establecer pautas y estándares de calidad, que luego se pueden aplicar a
través de la revisión por pares, la educación continua y el interrogatorio en el
testimonio sobre la participación del experto en tales actividades.
•El entrenamiento en evaluación forense ocurre en varios niveles: programas de
posgrado, pasantías, becas y educación profesional continua. Los aspectos co- munes
en varios de estos programas pueden ayudar a informar el desarrollo de un estándar
de mejores prácticas.

Adaptado de Heilbrun, Grisso y Goldstein (2009).

Se puede observar cómo un estándar forense especia- lizado profesionales basadas en evidencia, que sean defendibles
requiere integrar distintos principios y guías pro- fesionales en un contexto legal exigente. Es im- portante entender
que promuevan la utilización de las mejores metodologías claramente las implicaciones que este entorno legal genera
disponibles bajo el propósito de proporcio- nar opiniones a nivel práctico durante el proceso de evaluación, lo que
torna necesario utilizar un enfoque que trascienda los
parámetros clínicos tradicionales. De esta forma, antes de
entrar a explicar las razones por las que las evaluaciones de la
idoneidad mental para portar armas de fuego se inscriben
dentro de un contexto fo- rense, es necesario organizar
algunas de las diferencias principales entre el contexto de
evaluación clínico y el fo- rense. Como lo plantean Melton y
otros (2018), debido a que la evaluación forense “es una
criatura del sistema legal”, difiere de la evaluación
terapéutica en varias di- mensiones, por lo que aquellos
profesionales que igno-
ran estas diferencias pueden seleccionar procedimientos menos
que óptimos para realizar sus evaluaciones y ofre- cer opiniones
que no resistan el escrutinio del sistema legal. Es importante
considerar la aclaración que realizan Otto, Demier y
Boccaccini (2014), en el sentido de que es mejor distinguir
entre evaluaciones (e informes) realiza- das con fines de
tratamiento y asuntos relacionados (es decir, evaluaciones e
informes terapéuticos) y evaluacio- nes (e informes) realizadas
con el fin de ayudar a quienes toman decisiones legales (es
decir, evaluaciones e infor- mes forenses), porque expuesto en
estos términos refle- ja con mayor precisión las actividades y
sus diferencias.

En la Tabla 12 se resumen algunas de las diferencias más

relevantes entre los enfoques de evaluación en ámbitos
clínicos y forenses, las cuales han sido reiteradas a lo lar- go de
los años por especialistas forenses. Se presentan en su más
reciente versión (Melton y otros, 2018; Heilbrun, Grisso y
Goldstein, 2009; Otto, Demier y Boccaccini, 2014).

Tabla 12.
Diferencias de enfoque en la evaluación psicológica en los ámbitos clínico y forense

CONTEXTO CLÍNICO / TERAPÉUTICO CONTEXTO FORENSE

•El diagnóstico, el funcionamiento de la •Se abordan más comúnmente eventos o

personalidad y el tratamiento para efec-
Alcance / propósito tuar cambios de comportamiento son
primarios.
•Diagnosticar y tratar los síntomas de la
enfermedad.
interacciones estrechamente defini- das
de naturaleza no clínica.
•Apoyar a quienes toman decisiones.

•El enfoque de la persona profesional •En contextos forenses, las personas

clínica tratante es comprender la visión evaluadas no son quienes reciben di-
única de las personas, de la situación o el rectamente los resultados de la misma.
problema. •Más bien, quienes reciben los resulta-
•Una evaluación más “objetiva” es secun- dos son las fuentes de referencia (ge-
Importancia de
daria. neralmente, profesionales en Derecho o
la perspectiva de
la persona autoridades judiciales).
evaluada •La persona evaluadora forense se ocu-
pa principalmente de ayudar a la fuente
de referencia al proporcionarle informa-
ción sobre la persona evaluada.
•La perspectiva y el bienestar de la per-
sona evaluada, aunque importante, es
secundaria.
 Aclaración del
razonamiento y los •Opcional •Muy importante
límites del
conocimiento

•Las personas tienen mayor autonomía e
información sobre los objetivos y procedi-
Autonomía mientos de evaluación en relación con el
consumo voluntario de servicios terapéu-
ticos.
•Los objetivos en las evaluaciones foren-
ses están determinados por las necesi-
dades del sistema legal.

•Autoinforme, pruebas psicológicas, eva- •Autoinforme, pruebas psicológicas,

Fuentes de datos luación del comportamiento, procedi- evaluación del comportamiento, proce-
mientos médicos. dimientos médicos, observaciones de
otros, documentos legales relevantes

Amenazas a la validez •Terapeutas y clientes buscan desarrollar
/ Estilo de respuesta una agenda común, basada en las necesi-
del evaluado dades de tratamiento del cliente, que guíe
sus interacciones.
•Se supone que es confiable.
•La amenaza de distorsión consciente e
intencional es sustancialmente mayor en
el contexto forense.
•No se supone que es confiable.

•Las interacciones orientadas al trata- •Las lealtades divididas, los límites de

miento enfatizan el cuidado, la confianza y
Relación y dinámica la comprensión empática como blo- ques
de construcción para una alianza
terapéutica en desarrollo.
•Rol de ayuda o apoyo.
confidencialidad y las preocupaciones
sobre la manipulación en el contexto ad-
versarial dictan una mayor distancia emo-
cional entre evaluadores forenses y las
personas evaluadas.
•Postura objetiva o cuasi objetiva

•En entornos terapéuticos, las evaluacio-
nes pueden realizarse a un ritmo más
pausado.
Ritmo y contexto •Los diagnósticos pueden reconsiderarse
de la durante el curso del tratamiento y revi-
evaluación sarse mucho más allá de las entrevistas
iniciales.
•En el ámbito forense, una variedad de
factores (tiempo y recursos limitados), a
menudo, limitan las oportunidades de
contacto con la persona evaluada y difi-
cultan el reconsiderar las formulaciones.
•Al mismo tiempo, la importancia de la
precisión se ve reforzada por la finalidad
de las disposiciones legales.

Informe escrito •No esperado. •Esperado.

Lector Meta •Profesionalesdelasaludypaciente/cliente •Abogados, profesionales no del campo

de la salud
•Utilización de jerga técnica y etiquetas es •Uso mínimo de jerga profesional y eti-
Lenguaje
apropiado. quetas.
 •Informar a profesionales de la salud para
Me
ta facilitar tratamiento y cuido.
Atención a la •Mínima
atribución de fuentes
Foco e importancia •Alta
del diagnóstico
A la luz de estas diferencias esbozadas anteriormente entre
los enfoques clínico y forense, así como a lo ex- puesto en el
primer capítulo en relación con los aspectos legales que
orientan las evaluaciones de idoneidad men- tal para la
portación de armas y para laborar en seguridad privada, estas
evaluaciones deben ser conceptualizadas como de una
naturaleza forense. Se trata de evaluacio- nes que se efectúan
como parte de un requisito estable- cido en una ley y que
están fuertemente reglamentadas; por lo tanto, las personas
evaluadas en este contexto se someten a los procesos de
valoración siempre a pedido de un tercero. Asimismo, el
diagnóstico y el tratamiento clínico no son su objetivo
primario. A pesar de que las personas interesadas en la
portación de armas son los clientes directos de los
profesionales en Psicología que los evalúan, los resultados de
la valoración son transmi- tidos a terceras personas, en este
caso al Ministerio de Seguridad Pública, con el fin de que se
tomen las deci- siones legales pertinentes sobre la idoneidad
de cada persona evaluada para portar armas de acuerdo con
las normas correspondientes. En estrecha relación con lo
anterior, los objetivos establecidos en la evaluación de la
idoneidad mental para portar armas están determinados por las
necesidades del sistema legal y no por las necesi- dades
clínicas de las personas evaluadas. De esta forma, en este tipo de
evaluaciones, es muy importante la acla- ración del
razonamiento y los límites del conocimiento utilizado para
tomar decisiones fundamentadas con múl- tiples fuentes de
datos, tal como se exige en el ámbito forense sobre la
idoneidad de las personas evaluadas. Asimismo, debido a
que las personas que se someten a las evaluaciones para
establecer su idoneidad mental para portar armas ponen en
juego en la mayoría de las ocasiones su posibilidad de
laborar, ya sea en el ámbi- to de la seguridad privada o a
nivel institucional del go- bierno, queda clara la amenaza de
distorsión deliberada sobre la información proporcionada y
resulta necesario explorar las actitudes hacia esta distorsión
tanto en las
cíficas. De esta forma, las definiciones legales para las
competencias proporcionan una amplia discreción en la
determinación de si un conjunto de hechos satisface los
criterios de competencia o incompetencia. Debido a que las
competencias legales son constructos, no se debe esperar que
alguna evaluación psicológica clínica defina
•Informar a quien toma decisiones lega-
les o a los actores legales.
•Esfuerzo significativo para identificar
fuentes de los hechos referenciados en
reporte.
•Baja
valoraciones psicométricas como en la entrevista, por lo que
se hace también necesario contrastar con fuentes de
información colateral. Es importante entonces que las
personas profesionales, quienes realicen este tipo de
evaluaciones, mantengan una mayor distancia emo- cional con
la persona evaluada mediante todos los es- fuerzos necesarios
para operar de una manera objetiva o cuasi objetiva.
Finalmente, debido a esta naturaleza forense de la
evaluación de la idoneidad mental para portar armas de fuego
y laborar en seguridad privada, se torna necesario que se
proporcione por parte de quienes realizan informes escritos
que cumplan con los reque- rimientos básicos en este contexto.
Se debe realizar un esfuerzo significativo para identificar todas
las fuentes de datos utilizadas para arribar a las conclusiones o
las formulaciones de cada caso, así como el razonamien- to
que fundamenta cada juicio profesional expuesto.
Una vez establecido que las evaluaciones de idoneidad
mental para la portación de armas de fuego son un tipo de
evaluación forense, es importante caracterizar sus al- cances a
nivel psicolegal. En este contexto, lo psicolegal se entiende
como la evaluación de conexiones causales entre condiciones
clínicas y habilidades funcionales del sujeto directamente
relevantes para el asunto legal. En este sentido, resulta útil
considerar el modelo propues- to por Grisso (2003) y
depurado más recientemente por Packer y Grisso (2011), al
que se le ha denominado el modelo conceptual de
evaluación de competencias le- gales, el cual parte de la idea
de que se debe distinguir claramente entre las competencias
legales y los cons- tructos psicológicos. Las competencias
legales se de- finen como condiciones o estados hipotéticos que
no pueden ser observados directamente. Así, cada compe-
tencia está definida en los códigos y por la interpretación
realizada mediante la jurisprudencia. Los constructos de las
competencias legales son abstracciones, imposibles de definir
con precisión verbal o por observaciones espe-
operacionalmente una competencia legal. Así, los
resultados de una evaluación psicológica pueden ser más o
menos útiles en proporcionar información que apoye a las
autoridades judiciales en la toma de deci- siones sobre las
competencias legales en cuestión. Tal y como lo describe
Grisso (2003), los constructos de competencia legal
requerirán que inferencias causales expliquen las habilidades
o déficit funcionales de un in- dividuo relacionado con una
competencia legal. Se en- focan en explicaciones para las
aparentes deficiencias de un individuo en sus habilidades
funcionales relevan- tes al caso y buscan asegurar que las
consecuencias de un resultado de incompetencia no estén
siendo mal aplicadas. Usamos constructos para resumir
nuestras observaciones sobre individuos y presumimos que la
conducta inferida surte alguna consecuencia para cómo los
individuos se comportarán al reconocer el propósi- to de una
definición en su capacidad de contribuir a la toma de
decisiones útiles. En las últimas décadas, se han dedicado
múltiples esfuerzos por desarrollar mode- los de evaluación
psicológica forense que trasciendan lo denominado como un
“testimonio diagnóstico” y poder así ofrecer una lógica que
asocie las observaciones clí- nicas con habilidades y
capacidades específicas sobre las que el sistema legal está
interesado. De esta forma, la idoneidad mental para portar
armas de fuego es un constructo legal, el cual debe ser
traducido desde un en- foque psicolegal. Por lo tanto, la
evaluación del riesgo de violencia se ajusta mejor y
operacionaliza esta necesi- dad particular desde el campo de
la Psicología forense.
Así, este modelo requiere la comprensión de los concep- tos
legales y de la forma en que han sido interpretados, lo que
posibilita la operacionalización de variables y el con- secuente
desarrollo de métodos que evalúen de forma confiable y
válida los factores relevantes. Asimismo, este modelo
proporciona las bases para el desarrollo de meto- dologías e
instrumentos de evaluación relevantes a nivel legal y con una
base empírica. Su importancia última re- side en que permite
la integración de enfoques teóricos, conceptuales y empíricos
que le proporcionen a las per- sonas psicólogas forenses las
herramientas apropiadas para abordar los asuntos legales. El
modelo de las com- petencias legales de Grisso (2003)
propone una forma de
estructurar y organizar el conocimiento a partir de com-
ponentes, que posibiliten establecer una relación entre las
competencias legales y las evaluaciones psicológicas
correspondientes. Los cinco componentes propuestos por este
autor son los siguientes: el funcional, el causal, el interactivo,
el de juicio profesional y el de disposición.
En relación con el componente funcional, se parte de que los
constructos de las competencias legales se centran en las
habilidades funcionales, los comportamientos o las
capacidades de un individuo. Este funcionamiento se ha
asociado tradicionalmente en este contexto con diagnósticos
clínicos o conclusiones acerca de las ha- bilidades
intelectuales generales o características de personalidad, pero
es distinto. De esta forma, el compo- nente funcional se
refiere al funcionamiento en sí mismo y al conocimiento o la
comprensión específica para un funcionamiento competente y
no solo a los rasgos hi- potéticos o condiciones
psicodiagnósticas que pueden influenciar ese funcionamiento.
El objetivo de la evalua- ción consiste en obtener información
acerca de las habi- lidades funcionales específicas. Este tipo
de evaluación contrasta con la mayoría de las evaluaciones
clínicas diseñadas para determinar diagnósticos psiquiátricos o
proporcionar descripciones basadas en rasgos, con la fi-
nalidad de recomendar intervenciones. Debido a que no se
asume que el diagnóstico de algún trastorno mental es
suficiente para determinar que alguien es incapaz de ejercer
todas las funciones intelectuales, conductuales o sociales, se
requiere más que fundamentar la presencia de algún trastorno
de este tipo. Este componente requie- re mucho más que los
aportes clínicos tradicionales en la medida en que ninguna ley
o teoría psicopatológica asume que algún trastorno mental
siempre implica que un individuo sea incapaz de todas las
funciones inte- lectuales, conductuales o sociales. Así, para
determinar cuáles habilidades funcionales son relevantes para
un constructo o competencia legal particular, se deben con-
siderar como criterios la teoría, la investigación empírica y los
requerimientos legales, lo que implica actuar con suma
precaución a la hora de seleccionar los instrumen- tos
relevantes en determinada evaluación. Tal y como se
desarrolla en el siguiente capítulo, estas habilidades fun-
cionales se conceptualizan como factores de riesgo en
distintos enfoques de evaluación del riesgo de violencia.
Por su parte, el componente causal parte del principio de que
los constructos de competencias legales requieren inferencias
causales que expliquen las habilidades fun- cionales de un
individuo o los déficits asociados con esa
competencia legal. El componente causal de una competencia legal se centra en explicaciones sobre los déficits aparentes de
un individuo en habilidades funcionales relevantes con la finalidad de asegurar que las consecuencias de ese hallazgo de
incompetencia no son mal utilizadas. Igualmente, debido a que la conclusión de que alguienes incompetente en alguna de las
dimensiones que evalúan especialistas en psicología forense implican consecuencias legales serias para las personas, se debe
explicitar la lógica o el modelo de toma de decisiones sobre el cual se basa la decisión del evaluador. De esta forma, la
evaluación forense debe proveer de información que explique las razones probables para los déficits en las habilidades
funcionales que se han observado, así como el potencial para su esta- bilidad, cambio o corrección. Consecuentemente, tanto los
métodos e instrumentos para recolectar datos de forma confiable y válida en las variables que explican los déficits en las
habilidades funcionales, así como la investigación empírica y las teorías sobre el comportamiento normal y la psicopatología juegan
un papel primordial en la genera- ción de hipótesis explicativas de las causas de los déficits funcionales. Se verá más adelante cómo
los modelos es- pecializados de evaluación del riesgo de violencia de juicio profesional estructurado ofrecen este marco metodológi-
co y conceptual que proporciona un marco explicativo basado en evidencia científica para tomar decisiones sobre los distintos
factores de riesgo relevantes por evaluar en el contexto de la idoneidad mental para portar armas de fuego.

En lo que respecta al componente interactivo, Grisso (2003) menciona que las competencias legales se centran en la
interacción persona-contexto. De esta forma, una pregunta sobre la competencia legal no explora simplemente el gra- do de la
habilidad o déficit funcional que manifiesta una persona, sino que la pregunta gira en torno a si el nivel o grado de habilidad que
muestra esta persona satisface las necesidades de la situación específica que enfrentará. La decisión acerca de la competencia legal
es una declaración sobre la congruencia o incongruencia entre el grado de la habilidad funcional de la persona y el grado de
demanda de desempeño que se impone por la situación específica en que se desenvuelve el sujeto evaluado. Se requiere una
interacción entre la habilidad individual y una demanda situacional, no un nivel absoluto de habilidad en abstracto. Los modelos
de evaluación del riesgo de juicio profesional estructurado, como se describe detalladamente en el capítulo siguiente, proporcionan
un balance entre factores de riesgo históricos y dinámicos que posibilitan la integración de un entorno psicosocial particular de cada
persona evaluada al brindar ma- yor flexibilidad al proceso evaluativo del riesgo de violencia desde esta perspectiva de la
interacción persona-contexto.

Finalmente, de acuerdo con los componentes de juicio profesional y de disposición, el establecimiento de una com- petencia
legal requiere un juicio sobre el nivel de la congruencia o incongruencia persona-contexto. Se debe contestar a la pregunta:
¿Cuánta incongruencia es necesaria para garantizar un juicio de incompetencia? Los hallazgosde las evaluaciones forenses
tienen implicaciones que legitiman determinadas respuestas legales sobre el individuo, algunas veces limitan sus derechos
fundamentales. De esta forma, el evaluador forense debe describir habilidades personales, demandas situacionales y su grado de
congruencia de forma tal que evite un juicio o conclusión defi- nitiva sobre la competencia legal, porque este es un campo de
atribución de quienes toman las decisiones legales. Estas consideraciones sugieren, por lo tanto, la utilización de modelos de
evaluación de riesgo de juicio profesional estructurado, porque las decisiones finales se toman con base en la formulación forense
del riesgo, sin pretender con- clusiones definitivas o categóricas, al ofrecer una integración de información nomotética e
ideográfica en la que se integran de manera probabilística todos los datos disponibles. Se consideran múltiples cualidades que
debe cumplir esta formulación, tal y como se detalla más adelante.
 4
Evaluación del riesgo de violencia
4.1. Aspectos históricos y conceptuales en
la evaluación del riesgo de violencia
La evaluación del riesgo de violencia hacia otras perso- nas
se suscita en una gran variedad de contextos clínicos y
forenses. En los últimos 30 años, se han desarrollado
múltiples herramientas de evaluación especializadas para este
propósito con diferentes poblaciones, las cuales han permitido
mejorar los procedimientos de manera signifi- cativa con el fin
de identificar personas que se encuentran en un mayor riesgo de
actuar violentamente (Otto y Dou- glas, 2014). “Peligrosidad”
fue el término más utilizado para describir el enfoque de este
tipo de evaluación foren- se antes de la década de 1990 y,
aunque este término se sigue empleando en lenguaje legal,
académicos e inves- tigadores han desarrollado mayor
precisión al describir sus conductas meta. En ese sentido, por
razones de ma- yor especificidad, menor confianza en los
propios valores y mejor comunicación del riesgo se ha
sustituido el con- cepto de “peligrosidad” por el de
“evaluación del riesgo” en el contexto de la evaluación
forense (Heilbrun, 2009).
Sin embargo, aun durante los años ochenta, los clínicos
respondían a las preguntas acerca del riesgo de manera
dicotómica al categorizar a sus pacientes como “peligro- sos-
peligrosas” o “no peligrosos-peligrosas”. Al respecto, el sistema
legal respondía con internamientos involunta- rios para
quienes presentaban trastornos mentales iden- tificados como
“peligrosos”, mientras que los “no peligro- sos” no recibían
intervenciones del sistema de salud ni del sistema legal. En
la medida en que la investigación en este campo avanzaba, al
mismo tiempo que se reconocía la violencia como un problema
de salud pública, se produ- jo un cambio de paradigma en el
que el riesgo de violen- cia deja de considerarse como un
rasgo personal fijo para ser conceptualizado como el producto
de una interacción compleja de factores personales y del
contexto que varía en el tiempo, lo que permitió un enfoque
más riguroso en
de investigaciones ha identificado ciertos factores que pueden
aumentar la probabilidad de que una persona co- meta un acto
violento en el futuro. Estos se llaman facto- res de riesgo; la
presencia de uno o más factores de ries- go no necesariamente
significa que ocurrirá violencia, solo que la probabilidad es
el nivel empírico y éticamente defendible (Murrie, 2016).
De esta forma, en una definición que ha influenciado
enormemente este campo de estudio, Hart (1998) con-
ceptualizó la valoración del riesgo de violencia como el
proceso de evaluación de sujetos para caracterizar la
probabilidad de que cometan actos violentos y el desa- rrollo
de intervenciones para gestionar o reducir dicha probabilidad.
De la definición anterior, se desprende que la evaluación del
riesgo de violencia lleva implícita una pretensión preventiva,
más que realizar una pre- dicción mecánica categórica, su
propósito se enfoca en la detección de factores de riesgo que
permitan in- cidir sobre la probabilidad de que las personas
eva- luadas se involucren en comportamientos violentos.
La conducta violenta se ha entendido, según Douglas, Hart,
Webster, y Belfrage (2015), como un acto, intento o amenaza
a través del cual se inflige daño físico o psi- cológico a otra
persona, lo cual podría generar lesiones en el individuo,
temor a sufrir lesiones y/o consecuen- cias emocionales y
cognitivas que afectan su bienestar. Esta conducta debe estar
acompañada por la intención de ocasionar algún daño, debe
ser deliberada y no una reacción o en defensa propia, no está
autorizada por ley (a diferencia de actos autorizados como en
el caso de los oficiales de la policía) y debe ser lo
suficientemen- te grave para merecer una sanción penal o
civil según la jurisdicción del país en el cual se realiza la
evaluación. La conducta evaluada puede ser la primera
ocurrencia en la vida del sujeto o una repetición. El segundo
caso es conocido como reincidencia (Brown & Singh, 2014).
De esta manera, en las últimas décadas, un amplio grupo
mayor que si esos factores no estuvieran presentes. Además,
tal y como han planteado Webster, Haque y Hucker (2014),
diferentes factores pre- dicen el comportamiento violento en
diferentes entornos.
Distintos autores han señalado que algunos factores de riesgo
son susceptibles de cambio (dinámicos), mien- tras que otros
no (estáticos), pero ambos pueden poseer un valor predictivo.
Los factores de riesgo estáticos se consideran históricos (por
ejemplo, edad de la primera ofensa o historial previo de
abuso de alcohol) y sin el po- tencial de cambiar mediante la
intervención planificada. Los factores dinámicos son
típicamente factores indivi- duales, sociales o situacionales
que a menudo cambian (por ejemplo, actitudes, vínculos
personales, consumo de sustancias, altos niveles de estrés) y, por
lo tanto, pueden ser más susceptibles de modificación con la
interven- ción planificada. Además, los factores de riesgo rara
vez ocurren de manera aislada y mantienen una relación sim-
ple de causa y efecto con la violencia (Borum y Verhaa- gen,
2006; Heilbrun, 2009; Mills, Kroner y Morgan, 2011).
Debido a esta naturaleza multicausal y compleja que ca-
racteriza el riesgo de violencia, la evaluación se ha vuelto un
proceso que requiere basarse en modelos que incor- poran
múltiples factores desde una perspectiva diacróni- ca; es decir,
se toma en cuenta el pasado, el presente y el futuro. En ese
sentido, es fundamental considerar lo que indican Wong,
Olver y Stockdale (2009) al advertir que, si bien los factores
estáticos o históricos predicen la violen- cia en el futuro
(basados en la noción de que los compor- tamientos pasados
son buenos predictores de los com- portamientos futuros),
este tipo de factores imposibilitan conocer el funcionamiento
actual de la persona y las situa- ciones que podrían ser
precursoras de la violencia, ni pue- den usarse para evaluar los
cambios que ha experimen- tado la persona en el tiempo. De
alguna forma, el uso de factores estáticos para evaluar el
riesgo de violen- cia encierra a la persona en el pasado y
nos dice poco sobre el funcionamiento actual de esta. Así,
insisten estos autores que el uso de factores dinámicos para
predecir el riesgo de violencia mantiene la ventaja adicional
de identificar precursores de violencia, in- formar sobre el
funcionamiento actual de la perso-
en las intervenciones relevantes de manejo del riesgo
dependiendo del grupo a que pertenece. Una serie de aspectos
denominados parámetros ayuda a refinar la especificidad de
la tarea de evaluación del riesgo. Estos se vinculan con el
comportamiento meta por evaluar, la frecuencia o
periodicidad con que debe evaluarse, las categorías de
na e identificar las necesidades criminogénicas para
proveedores de servicios que requieren intervención.
Uno de los problemas, que generalmente enfrentan pro-
fesionales que se inician en la evaluación del riesgo, im- plica
confundir este proceso con la predicción del riesgo. De
acuerdo con Douglas, Hart, Groscup y Litwack (2013), gran
parte de las investigaciones iniciales sobre la eva- luación del
riesgo de violencia llevaron a las personas investigadoras a
concluir que las predicciones clínicas de profesionales de la
salud mental eran deficientes. De esta forma, a pesar de que
todavía hoy existe un debate significativo en la literatura
especializada sobre la perti- nencia de los modelos
actuariales en la evaluación del riesgo (los cuáles pretenden
predecir la violencia futura), es innegable el papel
preponderante que han adquirido en los últimos años los
modelos de juicio profesional estructurado, en los que se
considera la presencia de factores de riesgo que tienen un
apoyo empírico a ni- vel nomotético, así como la relevancia
individual de los factores de riesgo a nivel idiográfico. De
esta forma, un concepto amplio de evaluación del riesgo
implica lo pro- puesto por Mills, Kroner y Morgan (2011) al
caracterizar este como un proceso de (1) determinar el nivel
de riesgo de un individuo (estimación de riesgos), (2)
reconocer los factores más primordiales que contribuyen a ese
riesgo,
(3) identificar estrategias de gestión y consideraciones para
gestionar o minimizar ese riesgo y (4) comunicar la
información de riesgo a quien toma las decisiones.
Finalmente, cuando se realizan evaluaciones del riesgo es
esencial discurrir en una serie de consideraciones que per- miten
clarificar, de acuerdo con Heilbrun (2009) y Heilbrun,
Yasuhara y Shah (2014), los alcances que podrían tener
distintos instrumentos. En primer lugar, se debe conside- rar el
contexto en el que se realiza la evaluación, porque este
influencia la naturaleza de la decisión, quiénes son
responsables de esa decisión, así como las consecuen- cias de
las distintas evaluaciones. Se distinguen cuatro contextos
fundamentalmente: el legal, el clínico, el labo- ral/educativo y
el de amenaza a personas bajo protec- ción. En segundo
lugar, el propósito permite determinar si lo que se requiere es
un instrumento enfocado en la estimación/predicción del
riesgo o en la gestión de este, lo que otorga mayor
importancia a la intervención. Otra de las consideraciones se
relaciona con la población a la que pertenece la persona bajo
evaluación, porque exis- ten diferencias fundamentales en las
tasas de ocurrencia y reincidencia de violencia, factores de
riesgo, así como
probabilidad o riesgo que se utilizan, así como la
identificación de los factores de riesgo y de pro- tección
involucrados. Otro de los aspectos por tomar en
consideración es el enfoque de riesgo empleado. Tradi-
cionalmente, los enfoques se han dividido en clínico no
estructurado, actuarial y de juicio profesional estruc-
turado; sin embargo, estos autores agregan el enfoque
anamnésico, el cual caracterizan más como un proceso de
recolección de información detallada sobre la histo- ria de
violencia. La última consideración planteada por estos
autores se refiere a la aplicabilidad; es decir, la
determinación de cuán aplicable es una herramienta de
evaluación de riesgo especializada para un caso particu- lar.
Enfatizan en que la congruencia y la decisión de uti- lizar una
herramienta determinada pueden volverse más complejos
cuando el contexto de la cuestión legal no es muy similar al
descrito en el manual de la herramienta.
4.2. Enfoques para la evaluación del
riesgo de violencia: clínicos no estruc-
turados, actuariales y basados en el
juicio profesional estructurado
Es importante desarrollar con más detalle los distintos
enfoques, que se han utilizado en esta labor de evalua- ción
del riesgo, con el fin de reconocer los alcances y las
limitaciones a la luz de la necesidad de estructurar un mo- delo
que se ajuste a las particularidades de la evaluación del riesgo
en la portación de armas de fuego. Tradicional- mente, se han
utilizado tres modelos para la evaluación del riesgo y son los
más citados en la literatura (Douglas, Hart, Groscup y
Litwack, 2013; Douglas et al., 2013; Mills y otros, 2011;
Webster, Haque y Hucker, 2014): el juicio clínico no
estructurado, el modelo actuarial y el juicio pro- fesional
estructurado. Los modelos o los enfoques de evaluación del
riesgo de violencia han sido ampliamen- te investigados
alrededor del mundo, tanto en términos de su eficacia, como
en la frecuencia de su aplicación en la práctica forense. La
literatura indica que los modelos actuariales y de juicio
profesional estructurado (JPE), así como sus correspondientes
instrumentos de evaluación, son más eficaces para la
predicción del riesgo que el mo- delo de juicio clínico no
estructurado. En investigaciones
luadora considere apropiada para el caso. De esta ma- nera, la
principal característica de esa forma de toma de decisiones
consiste en que quien evalúa convierte casi en exclusivo el
uso de su juicio profesional para decidir qué información
considerar y cómo obtenerla, así como de qué modo
ponderarla y combinarla (Douglas y otros, 2013; Douglas y
focalizadas en el contexto regional, Singh y otros (2014)
realizaron una encuesta en el nivel global en 44 países para
evaluar las prácticas en evaluación del riesgo de pro- fesionales
de la salud mental; a grandes rasgos, el equipo investigador
halló que, en promedio, quienes evalúan in- vierten alrededor
de 7.8 horas para realizar una evalua- ción desde el modelo
de juicio profesional estructurado, mientras que, desde un
modelo no estructurado, invierten
2.8 horas. Los resultados indican que en el contexto re-
gional se evidenciaron diferencias en la frecuencia con la
cual se realizan evaluaciones con el apoyo de instru- mentos
de evaluación. Se destaca que tanto en América del Sur como
en Asia se reporta una menor frecuencia en su uso que
América del Norte, Europa y Australia.
Asimismo, en relación con los resultados en el entorno
latinoamericano, Arbach y otros (2017) profundizan en el
tema mediante una encuesta aplicada a profesiona- les en
Psicología de diversos países de América Latina.
Regionalmente, en la práctica forense ha predominado el uso
de modelos de evaluación no estructurados (que han perdido
validez en las últimas décadas), así como el uso de pruebas
no estructuradas -como las pruebas proyectivas-, mientras
que la práctica psicológica, ba- sada en evidencia, es
implementada en menor medida.
Las características, las fortalezas y las limitaciones de estos
modelos han sido investigadas extensamente y se- rán
expuestas a continuación.
4.2.1 Juicio clínico no estructurado
De acuerdo con Melton, Petrilla, Poythress, Slobogin, Otto,
Mossman y Condie (2018), décadas de investiga- ción
sugieren que la evaluación clínica no estructurada es
probablemente menos precisa que los juicios realiza- dos al
utilizar métodos estructurados, pero que, a pesar de los datos
sobre esta inferioridad y la crítica genera- lizada de la misma
en la literatura, las personas profe- sionales de la salud
mental continúan empleando este tipo de enfoque. Por esta
razón, actualmente, el uso de este tipo de juicio clínico en la
evaluación del riesgo no es considerado estrictamente un
modelo, porque no existen reglas dentro de esta aproximación
y quien evalúa no si- gue una guía o protocolo formal para
realizar el análisis de los factores de riesgo ni consignar la
integración de los datos posteriormente, sino que la selección
de es- tos factores, la formulación del caso y la estimación
del riesgo se determinan con base en lo que la persona eva-
otros, 2015; Mills y otros, 2011). En ese sentido, dicha
aproximación se caracteriza como un proceso de evaluación
intuitivo o experiencial con base únicamente en la
experiencia y la opinión profesional y, por consecuencia,
no puede ser considerado como un modelo basado en
evidencia (Douglas y otros, 2013; Douglas y otros, 2015).
Según estos autores, el uso del juicio clínico no estructurado
lo tanto, se emite una opinión profesional general acerca del
para asistir en la toma de decisiones presenta una serie de
nivel de riesgo de violencia de las personas evaluadas.
limitaciones importan- tes, tales como la carencia de estructura
para los proce- sos de evaluación y la selección de los factores
Douglas y otros (2013) afirman que esta aproximación no
de ries- go. Estos dos aspectos se consideran relevantes en la
estructurada aumenta la probabilidad de una toma de
medida en que es posible que produzca inconsistencias
decisiones poco confiable y la decisión final tomada por las
entre quienes evalúan o dentro de los casos de una mis- ma
autoridades competentes tendrá como base proce- sos y
persona evaluadora y no es posible determinar si las decisiones
factores de riesgo elegidos al azar, lo cual no garan- tiza
tomadas se fundamentan en alguna base de la literatura
transparencia en el proceso y expone al riesgo tanto los
científica, así como la inexistencia de prue- bas para determinar
derechos de la persona evaluada como el objetivo de
si el juicio profesional es confiable o válido. Consiste en un
garantizar la seguridad pública. Este tipo de enfoque le
procedimiento que no es mediado por reglas determinadas
asigna un peso subjetivo a cada uno de los factores eva-
previamente y que busca tomar de esta forma decisiones. No se
luados. Por ejemplo, en un caso determinado, una perso- na
basa en evidencia, por- que no hay forma de determinar si el
profesional clínica podría asignar mayor valor al factor de
juicio profesional está sustentado o no en literatura científica y
consumo de sustancias y menos valor a caracterís- ticas propias
además no se demuestra evidencia empírica de que exista
de la personalidad como poco control de impulsos para
acuerdo de criterio entre profesionales (Douglas y otros,
determinar el riesgo de violencia; en otro caso, la misma
2015).
evaluación hecha por otra persona profe- sional clínica podría
invertir los valores de estos mismos factores. Eso quiere decir
Aunado a lo anterior, si bien los factores de riesgo ele- gidos
que el juicio se vuelve comple- tamente subjetivo o
por quien evalúa pudiesen contar con una base empírica, el
impresionista cuando no hay una es- tructura previa que
proceso de integración tendería a ser incon- sistente debido a
determine o estandarice cuestiones como cuáles factores
la carencia de una guía pre existente de evaluación; las
evaluar y qué peso se le debería asignar a cada uno
personas evaluadoras podrían dejar de lado información
dependiendo de cada caso en parti- cular. Si bien estos
importante o brindar más atención a características propias
autores plantean que la experiencia clínica es esencial para
del caso o de la persona eva- luada o a determinados factores
realizar evaluaciones de riesgo, son enfáticos en la idea que
de riesgo con poca o ninguna relevancia y caer en sesgos
es necesario ejercer dicha experiencia en un contexto
confirmatorios al enfocarse en factores históricos y atribuir
estructurado de toma de de- cisiones. Por lo tanto, queda claro
una relación causal a dicho factor y la conducta violenta (Mills
que evaluar el riesgo de violencia de una persona en un
y otros, 2011; Douglas y otros, 2013). Tal y como lo ha
contexto forense sin confiar en una evaluación formal
explicado Monahan (2008), en este enfoque de evaluación, los
diseñada para este pro- pósito, no podría hoy defenderse de
fac- tores de riesgo son seleccionados y medidos de acuerdo
manera ética o cien-
con la orientación teórica y la experiencia clínica previa de
quienes evalúan para concluir con una combinación de los
factores de riesgo intuitiva o de forma holística; por
4.2.2 Evaluación de riesgo actuarial

En contraste con la aproximación presentada en el apar- tado

anterior, el modelo de evaluación actuarial posee un método
de puntuación estructurado, emplea una ecua- ción, fórmula o
tabla con puntajes de referencia, los cua- les asocian dicho
valor estadístico con un nivel de riesgo determinado para la
emisión de una conducta violenta (Mills y otros, 2011;
Douglas y otros, 2013). Tanto los procesos, los instrumentos y
los factores de riesgo, utili- zados dentro de este tipo de
evaluación, han sido funda- mentados mediante la
investigación empírica y han sido cuantificados, de tal forma
que es posible conocer el peso de cada factor de riesgo en
comparación con los otros
(Douglas y otros, 2013). Los sistemas actuariales se de- incremental; es decir, al elegir, primero, los predictores más
sarrollan típicamente al seleccionar elementos (caracte- potentes y después agregar elementos solo cuando mejoran
rísticas personales) en una investigación de seguimiento que la predicción (Harris y Rice, 2010).
identifica cuáles elementos, conocibles, de antema- no, se
asocian con el resultado (en este caso, violencia posterior). Este modelo sigue un conjunto de reglas replicadas de
Luego, se elige un conjunto óptimo basado en la validez evaluación en evaluación. En ese sentido, dicta cómo se
deberán combinar e integrar los factores predictivos de la
violencia, los cuales son elegidos por su valor predictivo que
ha sido obtenido mediante estudios con diversas po- blaciones.
Una de las fortalezas de la evaluación actuarial es la
transparencia existente con respecto a la selección y la
relevancia de los factores de riesgo y su calidad predicti- va y,
por consecuencia, esto es beneficioso en el contexto legal para
la toma de decisiones (Douglas y otros, 2013).
No obstante, este modelo presenta una serie de limi-
taciones. Según Douglas y otros (2013), es altamente
dependiente de las muestras de estudio y los factores de
riesgo elegidos para evaluar en los instrumentos se derivan de
una muestra de estudio específica, lo cual proporciona una
alta validez predictiva para ese gru- po particular. Sin
embargo, no hay garantía de que es- tas variables sean
predictivas en otras muestras o que solo esas variables poseen
una relación con la conducta violenta, por lo que es posible
que los instrumentos ac- tuariales dejen por fuera factores de
riesgo importantes con respaldo empírico en la literatura. De
esta forma, los instrumentos actuariales para la evaluación de
ries- go se diseñan para predecir, pero no necesariamente de
forma generalizada, sino más bien un resultado es- pecífico,
en una población específica y en un periodo de tiempo
específico; por lo tanto, genera una dependencia de la
muestra con la que se construyó y validó. Debido a esta
dependencia de la muestra, una de las mayores amenazas a la
validez sería que podrían presentarse inestabilidades de las
estimaciones cuando eventual- mente se realicen las
evaluaciones en nuevas muestras.
Asimismo, Mills y otros (2011) plantean que una limi- tación
importante consiste en que los instrumentos actuariales
tienden a enfocarse en factores de ries- go
estáticos/históricos y dejan por fuera los factores de riesgo
dinámicos, lo cual ocasiona que si se realiza
un contexto estructurado. Sin embargo, estos autores en- fatizan
en que el modelo de JPE no es una combinación de enfoques
y no es un enfoque “actuarial ajustado”. Este modelo utiliza
procedimientos, herramientas y factores de riesgo derivados
de una revisión sistemática de la li- teratura científica, la toma
la reevaluación, habrá una predisposición hacia pun- tajes
altos con el paso del tiempo, porque estos indi- cadores no
evalúan la relevancia de los factores en el momento presente
y tampoco brindan la información para diseñar las
estrategias de gestión del riesgo con base en las áreas de
funcionamiento que lo requieren.
4.2.3 Juicio profesional estructurado
(JPE)
El juicio profesional estructurado constituye un enfoque que
empezó a ser utilizado en los años noventa y se en- cuentra
menos orientado hacia la cuantificación de las conclusiones.
Utiliza factores de riesgo que cuentan con apoyo en la
literatura empírica. Además, se ha podido re- cabar una fuerte
evidencia en la última década de su efi- cacia para la
evaluación del riesgo de violencia (Heilbrun, Yasuhara y
Shah, 2014). En general, este modelo incluye la
consideración de factores de riesgo específicos, que
generalmente se derivan de una revisión amplia de la lite-
ratura y de la experiencia clínica más que de un conjun- to de
datos específico. Los factores de riesgo están bien
operacionalizados, por lo que pueden codificarse de ma- nera
confiable. Quienes evalúan califican todos los facto- res
especificados a través del uso de entrevistas, entrevis- tas
colaterales, registros y otras fuentes de información. Luego,
se califica el riesgo general (por ejemplo, bajo, moderado o
alto). Esta clasificación se realiza al tomar en cuenta sela
presencia y la relevancia de los factores de riesgo definidos.
Los factores de riesgo evaluados in- dividualmente no se
combinan de manera establecida de acuerdo con una fórmula
previamente establecida. Este enfoque, aunque siempre
considera los factores históri- cos, permite enfatizar en los
factores de riesgo dinámi- cos, que, a menudo, se pueden
modificar mediante inter- venciones planificadas (Webster,
Haque y Hucker, 2014).
Según Douglas y otros (2013), este modelo fue desarro- llado
,en parte, como respuesta a las limitaciones de los modelos
de juicio clínico no estructurado y actuariales; no obstante,
durante su desarrollo se buscó mantener las fortalezas de
ambos modelos: del juicio clínico no estructurado se rescata
la utilidad para la gestión y re- levancia para el tratamiento del
riesgo, así como para la formulación de casos individuales y,
al igual que el mo- delo actuarial, fundamenta el proceso de
evaluación y la interpretación de datos en evidencia empírica
sólida, así como la formulación de juicios profesionales dentro
de
de decisiones es orientada por una guía clínica, la cual busca
representar el estado más actual de la disciplina en el tema
de interés para la eva- luación. Durante la evaluación, se
utilizan diversas fuen- tes de información, tales como
entrevistas con el eva- luado, víctimas y allegados;
documentos penitenciarios, registros médicos, académicos y
laborales, instrumentos psicométricos y pruebas realizadas
previamente al eva- luado, entre otros, para determinar la
presencia de los factores de riesgo (Douglas y otros, 2013;
Heilbrun, 2009).
En contraste con el modelo actuarial, el JPE no depen- de de
las muestras de estudio; es decir, los ítems no son
seleccionados a partir de datos estadísticos pro- venientes de
una sola muestra, sino que aquellos fac- tores que son
elegidos cuentan con amplio respaldo científico en diversos
contextos y muestras de estudio con el fin de que ningún
factor relacionado a la violen- cia sea excluido de las guías
de evaluación y, a su vez, que aquellos irrelevantes no sean
incluidos (Douglas y otros, 2013). Asimismo, según Heilbrun
(2009), las con- clusiones a las que llega quien evalúa
dependen de su criterio como profesional, pero deben
orientarse según las guías clínicas y deben considerar toda la
información relevante e ítems presentes en esta. La persona
evalua- dora puede ser flexible y tomar en cuenta
información adicional que no se contempla en los ítems de
la guía. Esta flexibilidad, que posee el modelo del JPE,
constitu- ye una ventaja sobre el modelo estrictamente
actuarial.
Por otro lado, al reportar las conclusiones, no se utilizan
porcentajes ni frecuencias estimadas para el riesgo de
violencia como en el modelo actuarial, sino que se utili- zan
categorías más amplias como riesgo bajo, moderado o alto
según su criterio y las necesidades de intervención del
evaluado (Mills y otros, 2011; Douglas y otros, 2013).
Heilbrun (2009) menciona que, para efectos de precisión, esta
es una desventaja en contraste con el modelo actua- rial, porque,
generalmente, resulta menos preciso para la estimación de un
nivel de riesgo específico. Asimismo, una diferencia radical
que presenta en contraste con el modelo actuarial consiste en
que no se parte del supues- to que todos los factores de riesgo
presentes en el instru- mento o guía son igualmente relevantes
para la conducta
violenta en todos los individuos, sino que se evalúa la re-
lación entre los factores y la violencia y la relevancia de estos
en la estimación del riesgo caso por caso (Heilbrun, 2009); en
el modelo del JPE, el análisis de la relevancia de los factores
de riesgo se realiza tanto a nivel nomotético; es decir, aquello
que es particularmente esencial según la literatura empírica y
teórica como a nivel particular o ideográfico, aquellos factores
que presentan una relación causal en la historia de violencia
del evaluado (Douglas y otros, 2013). Lo anterior genera que
el enfoque JPE se ajuste a los altos estándares de la
evaluación psicológi- ca contemporánea, en general, como a
los modelos y los principios especializados de la psicología
forense basada en evidencia.
Murrie (2016) resume, de manera contundente, las ven- tajas
de los modelos de juicio profesional estructurado. Señala que
las herramientas basadas en este enfoque delinean factores de
riesgo identificados mediante la in- vestigación (tal y como lo
hacen las mediciones actua- riales), pero confían en el juicio
clínico con el fin de reunir, pesar y combinar estos factores
para proporcionar una formulación final del riesgo. De esta
forma, según este autor, las evaluaciones basadas en el JPE,
al igual que las evaluaciones actuariales, tienden a ser más
confiables, transparentes y precisas que las no estructuradas;
pero, a diferencia de las mediciones actuariales, les permitena
quienes evalúan mayor flexibilidad para considerar facto- res
más allá de los instrumentos al otorgar mucha más
trascendencia a algunos de los factores de acuerdo con su
juicio clínico. Sin embargo, es preciso poner en pers- pectiva
este concepto de juicio clínico, porque tal y como lo han
señalado desde hace varios años Conroy y Murrie (2007), en
la evaluación del riesgo de violencia, la expe- riencia clínica no
es otro término para la intuición clínica; por el contrario, la
experiencia clínica en la evaluación del riesgo implica
comprender (a) qué evidencia se debe bus- car, (b) dónde se
puede encontrar mejor esa evidencia y
(c) cómo se puede integrar esa evidencia para formar una
opinión sólida que sea más útil para quienes toman de-
cisiones. Desde este enfoque es, entonces, necesario in- tegrar
toda la evidencia desde un modelo de formulación forense del
caso, tal como se desarrollará más adelante.
4.3. Instrumentos relevantes para la
evaluación del riesgo de violencia
Una buena práctica de evaluación del riesgo ba- sada en
evidencia empírica requiere la utilización
de herramientas especializadas (Heilbrun, Yasuhara y Shah, 2014). Murrie (2016), luego de una revisión de- tallada
sobre la evaluación del riesgo de violencia estructurada y sus implicaciones para la prevención dela violencia con el
uso de armas de fuego, concluye que a pesar de que no existen procedimientos especiales para la evaluación del riesgo
de violencia en el uso de armas de fuego, existen buenas prácticas bien estableci- das basadas en evidencia para la
evaluación del riesgo de violencia en general. Señala que un tema fundamen- tal en estas buenas prácticas se relaciona
con el uso de instrumentos de evaluación del riesgo estructurados, porque estos permiten realizar evaluaciones más
precisas del riesgo y conducir mejores gestiones del riesgo.

Siguiendo los lineamientos establecidos luego de la revisión de la literatura especializada sobre modelos de evaluación del riesgo de
violencia (Heilbrun, 2009; Melton y otros, 2018; Otto y Douglas, 2014), se ha determinado que cinco de las herramientas mejor
validadas deben considerarse como las guías en la adaptación de factores de riesgo que podrán utilizarse en la evaluación de la
idoneidad para portar armas. A continuación, se resumen sus características básicas:

Tabla 13.
Instrumentos Estructurados de Evaluación del Riesgo de Violencia

Herramienta Tipo Cantidad Criterio Muestreo de ítems

de (población
Variable meta)
s
VRAG Actuari 12 Reincidencia •Vivió con ambos padres antes de
al violenta los 16 años
(Guía de •Desajuste escolar
Evalua- ción de (ofen- sores •Problemas con alcohol
Riesgo de adultos y •Nunca casado
Violencia) pacientes foren- •Historia delictiva no violenta
ses) •Dificultades previas con benefi-
cios de sentencia
•Edad al momento del delito
•Daño a la víctima
•Alguna mujer como víctima
•Trastorno de la Personalidad
•Esquizofrenia
•Puntaje del PCL-R

HCR-20 V3 JPE 20 Violencia •Historia de problemas con:

general •Violencia
(ofensores adul- •Otras conductas antisociales
tos y población •Relaciones interpersonales
psiquiátrica) •Trabajo
•Consumo de drogas
•Trastorno mental grave
•Trastorno de personalidad
•Experiencias traumáticas
•Actitudes violentas
•Respuesta al tratamiento ola su-
pervisión
•Problemas recientes con:
•Insight
•Ideas o intentos de violencia
 •Síntomas de trastorno mental
grave
•Inestabilidad
•Respuesta al tratamiento ola su-
pervisión
•Problemas futuros con
•Servicios y planes profesionales
•Condiciones de vida
•Apoyo personal
•Respuesta al tratamiento o la su-
pervisión
•Afrontamiento del estrés

COVR Actuari 40 Violencia •Diagnóstico de trastorno mental

al general grave y abuso de sustancias
(Clasificaci (pacientes psi- •Arrestos previos (frecuencia)
ón del quiátricos) •Abuso de menor (seriedad)
Riesgo de •Diagnóstico de esquizofrenia, es-
Violencia) quizofreniforme o esquizoafectivo
•Pérdida de conciencia
•Edad
•Arrestos previos (seriedad)
•Tipo de empleo (tiempo parcial o
completo)
•Uso de drogas de padres
•Vivió con padre antes de los 15
años
•Diagnóstico de abuso de alcohol
•Abuso de menor (frecuencia)
•Diagnóstico de trastorno
antisocial de la personalidad
•Violencia previa

LSI-R Actuari 54 Reincidencia ge- •Historia delictiva (10 ítems)

al neral (ofensores •Educación y trabajo (10 ítems)
(Inventario de adultos) •Asuntos financieros (2 ítems)
Nivel de •Problemas familiares/maritales
Servi- cio – (4 ítems)
Revisada) •Residencia (3 ítems)
•Actividades recreativas (2 ítems)
•Asociados / relaciones (5 ítems)
•Problemas con alcohol / drogas
(9 ítems)
•Problemas emocionales /
personales (5 ítems)
•Actitudes hacia el delito (4 ítems)
 SARA-V3 JPE 2 Violencia Naturaleza de
(Guía de 4 interpersona Violencia
Evaluación del l Interpersonal (IPV)
Riesgo de •Intimidación
Violencia •Amenazas
contra la •Daño fÍsico
Pareja, •Daño sexual
Versión 3) •Severidad de IPV
•Cronicidad de IPV
•Faltas en supervisión relacionada
con IPV
•Factores de Riesgo Perpetrador
(Problemas con...)
•Relaciones interpersonales
•Relaciones no íntimas
•Empleo / Finanzas
•Trauma Victimización
•Conducta Antisocial General
•Trastorno Mental Severo
•Trastorno de la Personalidad
•Abuso de sustancias
•Ideación violenta/suicida
•Pensamiento distorsionado sobre
IPV
Factores de Vulnerabilidad de
Víctima (Problemas con...)
•Barreras para seguridad
•Otros factores

Tal y como se observa en la tabla 13, estos instrumen- tos
estructurados han sido desarrollados y validados con
poblaciones específicas, ya sea de personas ofensoras de
adultos, pacientes psiquiátricos, pacientes forensesu
ofensores domésticos. Ninguno de estos instrumentos se
ajusta de manera completa a la tarea de evaluar per- sonas sin
antecedentes (legales o psiquiátricos), ni han sido
construidos con la finalidad de evaluar el riesgo en el uso de
armas de fuego. Es necesario, entonces, se- leccionar una de
estas herramientas al tomar en cuenta aspectos conceptuales
y metodológicos, lo que al mis- mo tiempo garantice obtener
el mayor provecho de las evidencias empíricas que sustentan
la validez predictiva. Un análisis detallado de estos
instrumentos permite ex- traer un conjunto de factores de
riesgo de violencia co- munes en la mayoría de estos, en los
que sobresalen la presencia de algún tipo de trastorno de la
personalidad, trastorno clínico grave o experiencias
traumáticas, pro- blemas con el consumo de alcohol u otras
sustancias, antecedentes de violencia, dificultades de ajuste
psico- social, así como actitudes hacia el comportamiento
vio- lento. Es importante tener claro, tal y como señala Murrie
más transparentes ligados con evidencia conocida más que
(2016), que no existe un instrumento diseñado específi-
camente para el propósito y la población de la evaluación en el
contexto de la portación de armas de fuego, por lo que se
deben considerar dos aspectos fundamentales a la hora de
seleccionar alguna de las herramientas estruc- turadas de
evaluación del riesgo de violencia para este fin: 1) que
ninguno de los instrumentos mejor desarro- llados y
validados disponibles para realizar evaluaciones de riesgo de
violencia cuenta con alguna evidencia en la que se detalle la
relación entre los puntajes en estos ins- trumentos y la
violencia con el uso de armas de fuego, como distinta de otras
formas de violencia; 2) diversos estudios metanalíticos han
mostrado consistentemente que ninguno de los instrumentos
estructurados mejor desarrollados y validados supera a los
otros en la pre- dicción de la reincidencia violenta, porque
todos miden factores comunes similares asociados con el
riesgo.
De esta forma, Murrie (2016) sugiere que las decisiones
sobre la restricción de la portación de armas deben con-
siderar factores de riesgo de violencia empíricamente
validados, lo que proporcionará procesos de evaluación
con concepciones amplias de trastornos mentales o
peligrosidad. Por lo tanto, es necesario seleccionar un
conjunto de factores de riesgo de violencia, en general, que
puedan ser evaluados a partir de buenas prácticas en este
campo. Se propone seguir con las recomenda- ciones de este
autor. En ese sentido, el HCR-20 V3 con- siste en el
instrumento que ofrece mayores ventajas.
4.4. El HCR-20 V3: aspectos
conceptuales y metodológicos
El HCR-20 V3 es una guía de Juicio Profesional Estruc-
turado para evaluar Riesgo de Violencia. Está diseñado para
utilizarse con hombres y mujeres mayores de 18 años. Este
instrumento contiene una recopilación de factores de riesgo
que se han validado empíricamente en diversos contextos,
por lo que tal y como se indica en su manual técnico, puede
considerarse para distin- tas aplicaciones. Resulta
apropiado su uso en con- textos policiales y laborales.
Constituye un modelo que está compuesto de 20 factores de
riesgo sobre los que existe una base de evidencia científica
creciente y sustantiva sobre su confiabilidad y validez
(Douglas y otros, 2015). De acuerdo con Melton y otros
(2018), el HCR-20 es la herramienta de JPE más investigada
para evaluar el riesgo de violencia, la cual enfoca a los
eva- luadores en variables históricas, clínicas y de gestión de
riesgo que cuentan con relaciones con la violencia que han
sido apoyadas empíricamente. Señalan estos au- tores que
el que probablemente sea el metanálisis más riguroso de los
instrumentos de evaluación del riesgo, encontró resultados
muy satisfactorios para el HCR-20.
Tabla 14.
Definición operacional y relevancia de los Factores del HCR-20 V3
Una de las mayores ventajas que ofrece este instrumen- to
corresponde a la inclusión de factores de riesgo his- tóricos y
dinámicos, así como un marco de referencia diacrónico,
porque contempla el análisis de parámetros de riesgo del
pasado, el presente y el futuro de la per- sona evaluada.
Cuenta con un conjunto de diez factores históricos, los cuales
reflejan antecedentes de la perso- na evaluada en el ámbito
psicosocial. Se identifica infor- mación relevante en la
historia biográfica de la persona. Estos factores incluyen
problemas de ajuste psicosocial, dificultades relacionadas con
la salud mental y compor- tamientos antisociales pasados.
Asimismo, se analizan cinco factores clínicos, los cuales
reflejan ciertas carac- terísticas del ajuste psicosocial
reciente, ya sea pocas semanas o meses inmediatamente
precedentes a la evaluación. Estos factores se consideran
relevantes en la medida que reflejan cambios en plazos de
tiempo relati- vamente cortos, lo que permite la revisión de
estrategias de intervención y gestión recomendadas o en
ejecución. Finalmente, los cinco factores de gestión de
riesgo mi- den problemas que se prevén en el ajuste
psicosocial fu- turo con base en los objetivos y los planes para
el futuro, ya sea desde unas pocas semanas hasta varios
meses inmediatamente posteriores a la evaluación. Este tipo de
factores posibilitan identificar obstáculos que podrían
interferir en una gestión eficaz del riesgo y cómo enfren- tarse a
ellos. En la tabla 14 se resume información del manual
técnico del HCR-20 V3 (Douglas y otros, 2015), en la que se
indica, además del nombre de cada factor, la definición
operacional y una breve descripción de su rele- vancia, tal y
como se describe en Poder Judicial (2017).

FACTORES HISTÓRICOS

FACTOR DE DEFINICIÓN OPERACIONAL RELEVANC

RIESGO IA

H1 Problemas Actuarial Implica una historia de problemas
con la generados por cualquier intento, amenaza o
violencia acto de daño físico o psicológico que re-
presenta una violación de las normas so-
ciales establecidas que:
a) afecte de forma grave a la víctima,
b) que implique consecuencias legales gra-
ves o de otro tipo en más de una ocasión y
c)constituya un patrón establecido de daño
moderado en las víctimas o conse- cuencias
legales para el individuo.
La literatura especializada indica que, si un
individuo comienza a manifestar conduc- tas
violentas en un momento temprano de su
vida, es más probable que sea violento de
adulto en comparación con una persona que
no presenta esa conducta precozmen- te.
Además, la conducta violenta presen- te a lo
largo de los estadios del desarrollo indica
una pauta persistente de violencia.
H2 Refleja un historial de problemas debido a
Problemas comportamientos antisociales (intentos,
con otras planes, o actos de violación de los dere-
con- ductas chos, seguridad o bienestar de los otros que
antiso- ciales constituyen una violación de las nor- mas
sociales explícitas), que producen, ya sea:
a)daño personal o social grave,
b)consecuencias de graves sanciones
legales o de otro tipo en una o dos ocasio-
nes,
c)una clara pauta de comportamiento
antisocial que produce, al menos, un daño
individual o social moderado.
H3 Problemas Manifiesta una historia de problemas gra-
con las ves para establecer y mantener relaciones
relacio- nes personales estables (ya sea íntimas como no
interperso- íntimas), cuya consecuencia es la falta de
nales apoyo social o emocional positivo. Los
problemas pueden deberse a la ausencia de
deseo de establecer dichas relaciones, o
bien a la falta de capacidad para ello o de
oportunidades para tenerlas.
H4 Este factor implica una historia de proble-
Problemas mas graves para encontrar trabajo o man-
con el tenerlo o para completar un programa edu-
trabajo cativo o de formación.
Este factor hace referencia a la historia de
problemas con el consumo, abuso o de-
H5 Problemas pendencia de drogas que alteran el estado
con el de conciencia o el humor, incluyendo el al-
consumo de cohol, las drogas ilícitas o lícitas (prescritas o
drogas de venta libre) u otras sustancias (como
pegamento, disolventes o gases), que cau-
san un deterioro en el funcionamiento psi-
cosocial o en la salud mental o física.
La evidencia científica ha establecido cla-
ramente que, si un individuo comienza a
manifestar comportamientos antisociales en
un momento temprano de su vida, es más
probable que tenga comportamientos
antisociales de adulto en comparación con
una persona que no presenta esa conduc- ta
tempranamente. Además, un compor-
tamiento antisocial presente a lo largo de los
estadios del desarrollo indica una pauta
persistente de comportamiento antisocial.
Se ha visto que los problemas para esta-
blecer y mantener relaciones personales
estables tienen como consecuencia la falta de
apoyo social y emocional positivo, ele-
mentos indispensables para asegurar la
integración de esta persona en la sociedad y
evitar la reincidencia de conductas violen- tas
o fuera de la ley. El contar con apoyo de
relaciones interpersonales funcionales ayuda
para el mantenimiento de un plan de
inserción a la comunidad.
Se ha relacionado la falta o inestabilidad en
el empleo con la presencia de conduc- tas
delictivas y la reincidencia de estas, así
como con la inhabilidad para asumir las
responsabilidades personales, familiares y
sociales que se espera de una persona adulta
dentro del contexto social. Los da- tos de
estudios de reincidencia han mostra- do que
existe una estrecha relación entre el nivel de
ingresos económicos y la conducta delictiva
en personas que han sido reubica- das en la
comunidad.
Evidencia empírica ha mostrado que los
problemas con el consumo de drogas pue-
den estar relacionados con el comporta-
miento violento por diversas razones, ya sea
por un comportamiento desinhibido e
impulsivo asociado con la intoxicación; la
exacerbación de características de la per-
sonalidad relacionadas con la violencia
(hostilidad, antagonismo); el involucrarse

Este factor se relaciona con una historia de
H6
trastornos mentales graves caracteri- zados
Problemas de
por alteraciones del pensamiento o del
trastorno
afecto; es decir, de trastornos graves y
mental grave
persistentes que interfieren con el funcio-
namiento de la persona en los ámbitos im-
portantes de la vida (por ejemplo, profesio-
nal, social, educativo, familiar, económicoy
sanitario). Deben considerar la presencia y
la naturaleza básicamente de tres tipos de
trastornos mentales graves:
a) trastornos psicóticos, b) trastornos gra-
ves del estado de ánimo y c) otros trastor-
nos mentales graves.
H7 Problemas Refleja una historia de problemas graves
de trastorno resultantes de rasgos de personalidad fijos y
de no adaptativos, relacionados con el estilo
personalidad interpersonal, el control del comportamien- to,
las emociones, el estilo cognitivo y el
sentido del propio yo.
H8 Problemas Este factor refleja un historial de experien-
con experiencias cias y sucesos por victimización, traumáti-
traumáticas cos o adversos en la crianza, que pudieron
ocurrir en distintos momentos de la vida,
que han podido alterar el desarrollo normal,
los procesos de apego o el aprendizaje y la
capacidad de resolución de problemas.
H9 Problemas Este factor refleja las actitudes, los valores o
por actitudes los pensamientos que apoyan o justifican la
violen- tas violencia, incluso para alcanzar objetivos
personales o materiales.
en la producción o la distribución de esas
drogas; así como la alteración crónica en
aquellos ámbitos del entorno que en otro
caso podrían cumplir una función protecto- ra
(hogar, trabajo, relaciones interpersona- les
de apoyo). Adicionalmente, este factor
puede provocar un deterioro funcional que
abarca áreas de la salud mental y física, tra-
bajo, ocio y relaciones interpersonales.
Diversos estudios han encontrado que tan- to
aquellos síntomas que invalidan o anu- lan
el sentido propio de autocontrol, como
aquellos que amenazan el sentido propio de
seguridad o bienestar, están más fuer-
temente relacionados con la violencia. Al-
gunas investigaciones han establecido que
hay una especificidad en la relación entre
violencia y síntomas psicóticos y que la
violencia es más probable cuando los sín-
tomas psicóticos le causan a una persona el
sentirse personalmente amenazada o in-
volucran la intrusión de pensamientos que
pueden anular su autocontrol.
Los trastornos de la personalidad, especial-
mente aquellos asociados con ira, impulsi-
vidad, hostilidad y similares, aumentan el
riesgo tanto para la conducta delictiva en
general como para la conducta delictiva
violenta en particular.
Según investigaciones disponibles se aso-
cian con la manifestación de patrones de
conducta violenta en la medida que, por
situaciones traumáticas o adversas, las
personas afectadas pueden evidenciar difi-
cultades para la vinculación afectiva inter-
personal y la socialización a lo largo de la
vida.
La literatura científica sugiere que la pre-
sencia de actitudes a favor de la criminali-
dad y la violencia, así como pensamientos y
sentimientos que las justifican, han demos-
trado distinguir entre las personas que son
violentas de las que no lo son.
H10 Problemas Este factor se relaciona con intervenciones
con la respuesta de Psiquiatría y Psicología, los programas
al tratamiento o la penitenciarios o de rehabilitación y los pla-
supervisión nes de supervisión, que se aplicaron para
mejorar el ajuste psicosocial o manejar el
riesgo de violencia en el pasado.
La información derivada de la investigación
ha indicado que hay una mayor probabili-
dad de reincidencia violenta o delictiva en
quienes incumplen con tratamientos far-
macológicos prescritos, evidencian escasa
adherencia a las intervenciones profesiona-
les y han incumplido o irrespetado medidas
judiciales o penitenciarias.

FACTORES CLÍNICOS

FACTOR DE DEFINICIÓN OPERACIONAL RELEVANC

RIESGO
C1 Problemas Este factor refleja los problemas actuales
recientes con el que la persona evaluada muestra de falta de
insight conciencia, comprensión o conocimien- to en
áreas como trastornos psicológicos, su
propensión a la violencia y su necesidad de
tratamiento.
IA
Empíricamente se ha identificado que este
tipo de factores de riesgo son predictores de
violencia física tanto en población psi-
quiátrica forense como penitenciaria, por las
limitaciones que experimentan para la
comprensión de sus problemas psicológi-
cos, la resolución de conflictos, y de la ne-
cesidad de intervención profesional para la
modificación de sus problemas o desajus- tes
psicológicos.

C2 Problemas Este factor refleja los problemas actuales De acuerdo con estudios especializados, este
recientes con graves relacionados con ideas o intentos de factor no explica por sí solo de forma
ideas o intentos realizar comportamientos violentos, lo cual suficiente la probabilidad de violencia de
de violencia incluye pensamientos, planes e inten- ciones parte de las personas, por demás debe va-
de causar daño a otros. lorarse en función de otros factores de ries-
go identificados en la persona evaluada, en
la medida que pueden influir en la posibili-
dad de llevar a la acción este tipo de pensa-
mientos o intenciones.

C3 Problemas Este factor refleja lo relacionado con la pre-
recientes con sín- sencia actual o reciente de síntomas de un
tomas de trastor- trastorno mental grave, de tipo psicótico,
no mental grave del estado de ánimo u otros, que puedan
promover conductas violentas.
Según resultados de investigaciones existe
una mayor propensión de actos violentos en
personas que experimentan alteraciones del
pensamiento o síntomas graves activos, los
cuales implican de forma específica; por
ejemplo, la posibilidad de autolesiones, ten-
dencias suicidas, agresiones hacia otros.

C4 Problemas Este factor refleja lo relacionado con los
recientes de ines- problemas actuales graves para mantener un
tabilidad ajuste estable con respecto al funciona-
miento:
a) afectivo, b) conductual y c) cognitivo.
Datos derivados de estudios científicos
sugieren también una mayor probabilidad de
actos violentos y criminales, en quie- nes
manifiestan desajustes recientes en lo
emocional, conductual y de pensamien- to,
por inestabilidad asociada, por ejem-

C5 Problemas Este factor de riesgo se refiere a los proble-
recientes en la mas actuales en la participación del sujeto
respuesta al en los planes de intervención o gestión en
tratamiento o a los contextos institucionales. Para ello, se
la supervisión toma en consideración dos elementos. Pri-
mero, el cumplimiento que valora la asis-
tencia, si ha completado y participado en
las actividades de intervención, y el cum-
plimiento con su tratamiento. Segundo,
la respuesta adecuada de la intervención
recibida, así como el cumplimiento de los
objetivos establecidos para las intervencio-
nes psicosociales, tratamientos y progra-
mas institucionales.
FACTORES DE GESTIÓN DEL
RIESGO
FACTOR DE DEFINICIÓN OPERACIONAL
RIESGO
R1 Problemas Se evalúan los problemas futuros relacio-
futuros con los nados con el desarrollo de planes genera-
servicios y planes les en relación con el uso adecuado de los
profesionales servicios o los programas profesionales
como los programas de salud, sociales,
educativos, vocacionales y de justicia pe-
nal. La efectividad de los planes futuros
está sujeto a la voluntad o la capacidad de
una persona para seguir un plan.
R2 Problemas Hace referencia a problemas futuros en las
futuros en las condiciones de vida de la persona eva-
condiciones luada. Incluye los ámbitos de vivienda, tra-
de vida bajo, relaciones personales, vecindario o
exposición a factores que incrementen el
riesgo, tales como armas o drogas. Hay
características que podrían desestabilizar el
funcionamiento del sujeto y que son re-
levantes para el riesgo (por ejemplo, el fun-
cionamiento psiquiátrico, emocional, cog-
nitivo, conductual o interpersonal).
plo, con impulsividad, problemas para el
manejo del enojo, irritabilidad u hostilidad,
cambios anímicos repentinos, entre otros, y
principalmente cuando corresponden a
patrones consolidados a lo largo de la vida.
La valoración en este aspecto indica sobre
la posibilidad de no desarrollar técnicas
para el afrontamiento adecuado en la reso-
lución de problemas libre de violencia. Iden-
tificar este factor como presente es señal
de considerar recomendar de manera prio-
ritaria a la institución que se elaboren estra-
tegias y tácticas eficaces para fomentar el
interés y la adherencia de la persona priva-
da de libertad a los planes de intervención.
La investigación ha demostrado que el no
cumplimiento con la medicación prescrita
predice las recaídas y la violencia en parti-
cular.
RELEVANC
IA
La literatura refiere que sujetos que partici-
pan de planes adecuados y bien estructura-
dos, ayuda a que desarrolle un ajuste posi-
tivo y estable estando en libertad, lo que a su
vez minimiza su riesgo de violencia. Se ha
encontrado que pacientes con escasa (o nula)
asistencia de profesionales de la sa- lud
mental tenían probabilidades más ele- vadas
de actuar con violencia.
De acuerdo con la literatura especializada, se
indica que, para algunas personas, vivir con
la familia podría incrementar el riesgo si las
relaciones familiares son tensas u hostiles.
Los factores desestabilizantes se refieren a
situaciones en que las personas están
expuestas a condiciones de peligro en las
que son vulnerables y que podrían
desencadenar episodios violentos. La difi-
cultad para manejar habilidades sociales y
vitales básicas como la requerida en el caso
 de la vida familiar, finanzas, la alimentación,
el ocio y el tiempo libre, predice la violencia.
El riesgo aumenta presumiblemente cuan- do
los individuos son puestos en libertad en
situaciones similares a aquellas involucra-
das en el acto delictivo de referencia (abuso
de sustancias, armas, desempleo, violencia,
entre otras).

R3 Problemas Se valoran los problemas futuros relacio-
futuros con el nados con el apoyo personal y con la posi-
apoyo bilidad de generar recursos al respecto. El
personal apoyo personal se refiere al contacto diario
con miembros de la red social del evalua-
do, que se espera favorezcan la gestión del
riesgo al facilitar su ajuste psicológico y
social.
Estos problemas según estudios pueden
deberse a la falta de capacidad o motiva-
ción del sujeto para elaborar planes de apoyo
o comprometerse con ellos o a la
inexistencia de una red social apropiada en el
lugar de internamiento o la comunidad.

R4 Problemas Este factor de riesgo se refiere a problemas Se ha insistido en la necesidad de seguir un

futuros con la futuros en la participación del sujeto en
respuesta al los planes de intervención o tratamiento, ya
tratamiento o la sean de salud mental o penitenciarios,
supervisión diseñados para reducir el riesgo de reinci-
dencia o violencia o los factores de riesgo
asociados con estas.
control estricto para garantizar la adheren-
cia a los planes de tratamiento e interven-
ciones especializadas. Se busca minimizar el
impacto que los factores históricos y clí-
nicos pudieran tener en la posibilidad de re-
incidencia en conductas violentas futuras.

R5 Problemas Refleja problemas futuros con la capaci-
futuros con el dad de una persona para afrontar el estrés
afrontamiento del de la vida. Estos problemas pueden ser el
estrés resultado de circunstancias estresantes que
pondrían a prueba los recursos de
afrontamiento de cualquier persona, o bien
de una capacidad inadecuada para afron- tar
el estrés.
Diferentes estudios han demostrado que las
personas expuestas al estrés mantie- nen
mayor probabilidad de ser violentas que
aquellas que no estaban bajo la influen- cia de
este relacionados con problemas
económicos, médicos, legales, relaciones
íntimas, cambios en el trabajo, que podrían
asociarse a factores desestabilizantes que
aumentan la probabilidad de reincidencia.

La revisión detallada de la evidencia empírica que apo- ya
cada uno de los factores del riesgo incluidos en el HCR-20
V3 trasciende el alcance del presente manual. Sin embargo,
es importante señalar que en el sitio ofi- cial de este
instrumento (hcr-20.com) están disponibles distintos enlaces
a documentos técnicos que discuten los fundamentos
empíricos publicados sobre el HCR-20, en general, así como
sus factores de riesgo específicos. Un resumen y bibliografía
anotada está disponible en su versión más reciente (Douglas,
Shaffer, Blanchard, Guy, Reeves y Weir, 2017), en la que se
indica que esta he-
de los factores de riesgo del HCR-20. Un parámetro, que
rramienta ha sido traducida en 20 idiomas, adaptada y evaluada
en más de 35 países. Se incluyen en este do- cumento las
investigaciones significativas que se han desarrollado con las
tres versiones publicadas. Se des- criben de forma detallada
los estudios más recientes que se han publicado con el HCR-
20 V3 en distintos con- textos de evaluación (psiquiátrico,
psiquiátrico forense, penitenciario y mixto). Asimismo, Guy
y Wilson (2007) publican un análisis crítico del apoyo
empírico del HCR- 20, en el que incluyen una revisión de
2500 artículos que presentaban apoyo empírico relevante
para uno o más
orientó el proceso de selección de los artículos y su
asignación a los distintos factores de riesgo, fue retener los
estudios con evidencia de fuerte rigor metodológico (por
ejemplo, diseño prospectivo; variables criterio cla- ramente
operacionalizadas; tamaños de muestra relati- vamente más
grandes preferidos a los más pequeños, etc.). Asimismo,
señalan estas autoras que, debido a que el HCR-20, se
desarrolló con el propósito de evaluar el riesgo de violencia,
los estudios en los que la variable de resultado se describió
como agresión física o violencia se consideraron más
relevantes para el informe compa- rado con estudios que
examinaron la reincidencia cri- minal general, tipos de
agresión no especificados, etc. Este estudio proporciona
información detallada sobre resultados en investigaciones
empíricas, que garantizan la inclusión de cada uno de los 20
factores de riesgo en el modelo del HCR-20 V3. Finalmente, es
importante dar seguimiento a un estudio que se encuentra en
prepara- ción por parte de Guy, Wilson, Douglas, Hart,
Webster y Belfrage (en prep.), en el que realizan una revisión
de la literatura artículo por artículo para cada factor de riesgo
HCR-20 V3 que resume la literatura en su apoyo y los me-
canismos por los cuales podría conducir a la violencia.
Este instrumento utiliza una estructura de comunica- ción
categórica y no numérica, que incluye información específica
de cada caso que proporciona una justifica- ción para la
decisión, una descripción de los factores de riesgo relevantes,
un resumen de la formulación y las estrategias de gestión
recomendadas (Douglas, Blanchard y Hendry, 2013). Tal y
como ha menciona- do Logan (2014), el HCR-20 V3
representa una mejora invaluable en comparación con su
predecesor debido a su enfoque en la formulación del riesgo,
porque la exploración del mecanismo subyacente del
potencial de violencia de una persona es clave para esta
mejo- ra, debido a su vínculo directo con recomendaciones
de gestión de riesgos más sensibles y proporcionadas.
El HCR-20 V3 representa un modelo que se ajusta de ma- nera
bastante útil a las demandas que impone la valoración de la
idoneidad mental para la portación de armas, porque fue
diseñado para ser flexible y adaptarse a diferentes con- textos y
poblaciones. Además, no requiere tomar decisio- nes
cuantitativas, al ser una guía estructurada para emitir un juicio
profesional, lo que facilita el proceso de toma de decisiones
desde una perspectiva de evaluación psi- cológica basada en
evidencia nomotética e ideográfica.
El procedimiento de administración del HCR-20 V3
comprende siete pasos, de los cuales cuatro son los más
importantes para tomar en cuenta en la evalua- ción del
riesgo en la portación de armas. En el paso 1, los
evaluadores recogen y documentan información básica
del caso, mientras que en el paso 2, se estable- ce la presencia
de los 20 factores definidos en los tres ámbitos (histórico,
clínico y de gestión del riesgo). En el paso 3, se evalúa la
relevancia de los factores con respecto a la realización o
prevención de la violencia futura. En el paso 4, se integra la
información del caso a través de la formulación (Douglas y
otros, 2015).
Para el paso 1 es recomendado incluir información única (no
redundante), confiable (de fuentes fiables) y útil (rele- vante
para la evaluación del riesgo). Se procura integrar distintas
fuentes tales como
1. Entrevistas, observaciones y otra información propia del
evaluado.
2. Entrevistas con las víctimas o información sobre
ellas.
3. Entrevistas con fuentes colaterales -como miembros de la
familia del evaluado, amigos, vecinos y profesio- nales que
hayan trabajado con él- o información sobre ellas.
4. Una revisión de los informes penales relativos al eva-
luado, informes de la policía, transcripciones de actas de
procesos judiciales, documentación penitenciaria y de otras
entidades como las relativas a la libertad condi- cional
5. Una revisión de la documentación médica del evalua- do,
incluyendo evaluaciones, tratamiento e informes del progreso
relacionados con la salud física y mental.
6. Una revisión de expedientes e informes académicos, de
trabajos y de servicios sociales relativos al evaluado.
7. Pruebas psicométricas o psicodiagnósticas y otras
evaluaciones.
En el paso 2 se valora la presencia de factores de riesgo al
utilizar un formato de respuesta de tres niveles: que el
factor está concluyentemente presente, que el factor está
posible o parcialmente presente o que el factor está ausente
(que no hay pruebas de que el factor esté pre- sente). En el
Manual del HCR-20 V3, se describen deta- lladamente los
criterios por considerar para realizar este tipo de juicios.
Durante el paso 3 se establece la relevan- cia de los factores
de riesgo presentes. Por relevancia se quiere decir el grado en
que el factor es crítico respec-
to a las razones que llevan al sujeto evaluado a actuar de forma
violenta y a la manera de prevenir la violencia futura. Durante el
paso 4 se realiza la formulación del caso. Esta consiste en la
integración de los factores de riesgo determi- nados relevantes en
un marco teórico conceptualmente sig- nificativo que explique la
violencia del evaluado. Se requiere un relato que integre las
diferentes piezas de información disponibles y proponga una
teoría del riesgo particular para ese individuo a fin de darle
sentido al riesgo y así entender de qué manera intervenir y
gestionarlo.
 5
Selección de cuerpos de seguridad, empleo del
arma de fuego y de la fuerza y salud mental
A continuación, se ofrece un recorrido por algunos hallaz- gos
de la investigación científica en torno al tema de la selección
de cuerpos policiales y de seguridad, desde el supuesto de
que la mayoría de estos planteamientos son aplicables para la
comprensión de las variables psicológi- cas involucradas en el
desempeño, salud mental y poten- cial de violencia de oficiales
de seguridad privada, que, por sí mismo, no se ha desarrollado
como nicho de investiga- ción en la Psicología, o al menos no de
manera exhaustiva. Sant´ Ana y da Silva (2019) advierten
que, en Brasil, los procesos de selección de agentes de
seguridad pú- blica presentan una demanda masiva en
virtud de que ofrecen una opción de empleabilidad real y
estable a la población y no por la afinidad que puedan
tener las personas solicitantes con la naturaleza de las funcio-
nes implicadas en el puesto, entre ellas el uso de ar- mas de
fuego; esta realidad no dista de la experimen- tada por oficiales
de seguridad privada en Costa Rica.
A partir de dicho escenario, las personas autoras de cita
mencionan que se vuelve fundamental dirigir procesos de
selección que garanticen la escogencia de candida- turas
adecuadas para laborar en seguridad privada. En esta misma
línea, Cochrane, Tett y Vandecreek (2003) advierten sobre el
impacto negativo de contar con ofi- ciales no competentes
dentro de los cuerpos policiales debido, entre otros factores,
al alto costo que representa su formación y entrenamiento.
Por ejemplo, en un estu- dio de Brito (2003) realizado con
policía militar de Minas Gerais en Brasil, citado por Sant´
Ana y da Silva (2019), la contratación de policías con
reportes de evaluación psicológica que contraindicaban su
inclusión en dicha fuerza policial llevó a que, posteriormente,
se encontra- ra que la mayoría de policías, por obligación,
dimitieron de su labor por conducta desviada y habían
cometido crímenes, tenían esta condición de haber obtenido
un examen psicológico contradictorio. Por lo tanto, arries-
gaban a la ciudadanía; además, se generaba un balance
dos MMPI-2, CPI e IPI, el Personality Assessment Inven-
tory (PAI); NEO Personality Inventory Revised (NEO PI-R).
En contraste, el modelo español para la evaluación de
idoneidad mental para la portación de armas privile- gia
costo-beneficio inadecuado, en virtud de los recursos in-
vertidos para su formación en relación con el costo aso- ciado
de haberles excluido en el proceso de selección.
Ben-Porath et al. (2011) citado por Scrivner, Corey y Green
(2013) consideran a la evaluación de la idonei- dad mental
en puestos que velan por el cumplimiento de la ley, como
una de las funciones esenciales de la Psicología policial, la
cual es una de las tareas típicas dentro de las evaluaciones
de preselección de oficiales. En estas evaluaciones se
combina el descarte de Psi- copatología indicativa de
discapacidad mental, con la exploración de rasgos o
características necesarias para el desempeño del puesto
(Scrivner, Corey y Green, 2013). Para ello según Super
(2006), citado por Dant- zker (2011), en los procesos de
preselección de policías se debe incluir como mínimo un
protocolo de habilidad cognitiva para la resolución de
problemas, uno de Psi- copatología, y uno de personalidad
normal, mientras que Scrivner, Corey y Green (2013) destacan
la necesi- dad de explorar variables tales como habilidad de
co- municación, manejo de conflictos y tolerancia al estrés.
Siguiendo a Scrivner, Corey y Green (2013) se advierte que
con el tiempo se han desarrollado recursos psico- métricos
especializados para la selección de estas po- blaciones como
lo son el Hilson Personnel Profile / Suc- cess Quotient
(HPP/SQ) y el Matrix-Predictive Uniform Law Enforcement
Selection Evaluation (M-PULSE), aún así Dantzker (2011)
reporta que los test más populares utilizados en las
evaluaciones de preselección de policías en distintos Estados
de EE.UU. como el Minnesota Multi- phasic Personality
Inventory- 2 (MMPI-2), Clinical Analy- sis Questionnaire
(CAQ), California Personality Inventory (CPI), Sixteen
Personality Factor Questionnaire (16PF), Cultural Fair Test
of Intelligence, Inwald Personality In- ventory (IPI), and
Reid Report y específicamente en la evaluación de la
personalidad agrega a los ya menciona-
como más relevantes instrumentos como el 16PF, el CAQ
y el Eysenck Personality Inventory (EPI). Se lo- gra
mediante indicadores de solo los dos primeros test una
sensibilidad del 85 % para la discriminación entre usuarios
válidos de armas y presos con delitos asocia- dos al uso de
armas de fuego (Toledo, Montero y Civera, 2005). La
elección de instrumentos para este objetivo dependerá en
buena parte de las variables del modelo de exploración que
se siga y, por supuesto, del departa- mento de policía
específico en el que se desarrolle el pro- ceso de selección
(Cochrane, Tett y Vandecreek, 2003).
5.1 Variables asociadas al éxito laboral
en funciones de seguridad privada
Yague (1994) citado por Morales-Manrique y Valde- rrama-
Zurián (2012), advierte que se debe exigir que el ejercicio
del rol policial esté a cargo de profesio- nales que:
“dispongan de estabilidad psicológica y que actúen con
actitudes positivas hacia la sociedad y hacia su propio
quehacer, que les permita de este modo afrontar situaciones
emocionales o de riesgo con las mejores tomas de decisión
posibles” (p. 61).
Dentro de esta línea, el componente de personalidad normal
es uno de los ejes centrales de estas evaluacio- nes como lo
plantean Toledo, Montero y Civera (2005). De hecho, Forero,
Gallardo-Pujol, Maydeu-Olivares y Andrés-Pueyo (2009)
plantean que existe un número creciente de evidencia que
soporta la hipótesis de que el desempeño laboral en policías
depende, además, de factores como la habilidad cognitiva
general y las ha- bilidades y el conocimiento específicos del
puesto, de una serie de variables disposicionales
asociadas a la personalidad y la motivación. Cochrane, Tett
y Vande- creek (2003) aluden a evidencia metanalítica que
sus- tenta los beneficios de evaluar los rasgos de persona- lidad
como predictores de desempeño laboral futuro.
En un estudio longitudinal de Forero, citado por Forero,
Gallardo-Pujol, Maydeu-Olivares y Andrés-Pueyo (2009) con
una muestra de 2010 cadetes de policía de Cataluña,
desarrollaron un modelo de ecuación estructural longi-
blemas disciplinarios (Detrick y Chibnall, 2013).
Aún así, un estudio de los autores, en 2006, encontró que los
oficiales de primer ingreso, mejor valuados por sus
supervisores, contaban con caracterizaciones de per-
tudinal en el que lograron explicar el 60 % de la varian- za
en el desempeño policial posterior de la muestra. Se
evidenció que solo la cualificación académica predijo el 27
% de la varianza de su desempeño policial posterior y que
esta se veía aumentada en su poder predictivo de éxito policial,
cuando se incluía el factor de entrenamien- to como mediador
de las características disposiciona- les previas de los cadetes;
es decir, de su personalidad.
Detrick y Chibnall (2013) reportan un metanálisis de Chia-
buru, et al. (2011) donde se reporta una asociación signifi-
cativa entre los cinco grandes factores y la conducta ciu-
dadana prosocial y proactiva entendida como desempeño
contextual a nivel social y psicológico, el cual funge como
catalizador de los procesos y actividades organizaciona- les y,
por tanto, de desempeño en las tareas laborales.
Sobre el rol de la personalidad en el desempeño labo- ral en
policías, Detrick y Chibnall (2013) siguiendo a Barrick y
Munt (2005), plantean que en este campo el modelo de
cinco factores de personalidad ha gozado de una adecuada
validez para la predicción del desem- peño laboral. Las
variables de neuroticismo y respon- sabilidad constituyen
predictores generales de dicho desempeño, mientras que los
factores de extraversión, apertura a la experiencia y
amabilidad predictores de desempeño en nichos
profesionales específicos.
Diferentes metanálisis citados por los autores (Barricky
Mount, 1991; Slagado, 1997; Aamodt, 2004; Ones et al.,
2004) han establecido la capacidad predictiva de los facto- res
de responsabilidad y neuroticismo o estabilidad emo- cional en
el desempeño laboral de policías. En el caso del primero, se
asocia más al desempeño laboral propiamente y, en el caso del
segundo, en los problemas disciplinarios.
La literatura, sobre todo, respalda la pertinencia de la varia- ble
responsabilidad en la selección de policías. Por ejem- plo,
Black (2000) citado por los autores encontraron que el factor
de responsabilidad y sus facetas asociaban más fuerte que las
demás escalas del test, con el desempeño general en el
entrenamiento policial, y siempre significati- vamente, aunque
en menor grado con extraversión, neu- roticismo y las facetas
de impulsividad y vulnerabilidad.
Menos evidencia apoya la influencia de los otros tres
factores. Apunta al rol de la amabilidad en la
evitación de problemas disciplinarios, el de apertu- ra a
la experiencia en el incremento de notas en la formación
policial y de la extraversión en los pro-
sonalidad de bajo neuroticismo y alta responsabilidady
extraversión. En otro estudio, Detrick y Chibnall (2013)
evidenciaron una tendencia similar en la que, para una
muestra de selección de policías, los candidatos que fueron
exitosos para la contratación obtuvieron un per- fil
psicométrico caracterizado por bajos niveles de neu-
roticismo y altos de responsabilidad y extraversión al ser
los obtenidos en apertura y amabilidad normales.
Dichos candidatos exitosos se describieron a sí mismos con
los siguientes descriptores: “muy estables emocio- nalmente,
no impulsivos y serenos frente al estrés, orien- tados a las
personas, llevaderos, dominantes socialmen- te, buscadores de
sensaciones, capaces, ambiciosos, disciplinados y cautos”
(Detrick y Chibnall, 2013, p. 375).
Por su parte, Bishop et al. (2000) también citados por los
autores, asociaron las puntuaciones en el test con estilos de
afrontamiento en policías. La responsabi- lidad se asoció
con un estilo de resolución efectiva de problemas; la
extraversión con uno positivo de re- enfoque y el
neuroticismo, con la conducta evitativa.
Usos inadecuados del arma de fuego en civiles, policías y
Sobre la evaluación psicométrica de la personalidad nor- mal
vigilantes de seguridad privada
para la predicción del desempeño policial, diferentes
instrumentos dan cuenta de la personalidad de forma
compatible con el modelo de cinco grandes factores, entre
ellos el 16PF, el GZTS, CPS, CPI, MBTI, BFQ-2 y NEOPI-
R (Caprara, Barbaranelli y Borgogni, 2001). Por su parte,
Forero, Gallardo-Pujol, Maydeu-Olivares y Andrés-Pueyo
(2009) sugieren la utilidad del sistema Law Enforcement
Assessment and Development Report (LEADR).
Específicamente, Detrick y Chibnall (2013) propo- nen el
uso del NEOPI-R en la selección de policías y hacen
referencia a diferentes estudios que ava- lan esta
recomendación (Black, 2000; Detrick, et al, 2004; Bishop et
al., 2000; Chibnall and Detrick, 2003).
No obstante, los mismos autores advierten de la tendencia
ratificada en la literatura de este tipo de muestras, en las que
los evaluados tienden a mostrar bajo neuroticismo; a la vez,
alta responsabilidad y amabilidad cuando ejercen
manipulación de la imagen. Así, se destaca la importan-
cia de contar con instrumentos que, siempre bajo este
modelo, cuenten con indicadores de deseabilidad social como
el Big Five (Caprara, Barbaranelli y Borgogni, 2001).
5.2 Empleo del arma de fuego y de la
fuerza en policías
Vilert y Hernández (2004) admiten que el mal uso de armas
de fuego es una conducta de muy baja frecuen- cia en las
personas portadoras de armas. Pese a ello, se contempla
diversidad de usos inadecuados del arma de fuego en
diferentes personas usuarias: civiles, poli- cías y vigilantes de
seguridad privada. Navarro (2001), a quien citan los
autores, describe la siguiente lista:
Tabla 15:
Quienes atenten contra su propia persona (intentos de
suicidio).
Quienes atenten contra las otras personas (intimi-
daciones, amenazas, coacciones, lesiones, intentos de
homicidio).
Quienes ostenten con el arma en público o la mani-
pulen en público.
Quienes usen el poder intimidatorio del arma de
fuego para obtener beneficios materiales (robos) o
de personas (acoso).
Quienes usen o manipulen el arma de fuego ante
personas no adecuadas, como menores de edad,
personas con trastornos o personas sin licencia para
la tenencia de armas (incluye el no guardar el arma
en un lugar protegido y seguro, no guardarla
descargada ni desmontada).
Quienes usen el arma de fuego de forma diferente a
aquella para la que el arma ha sido fabricada o usos
que pueden dar lugar a accidentes.
Quienes enseñen cómo se usa un arma de fuego a
personas inadecuadas, como menores de edad,
deficientes o personas con trastornos psicológicos, y,
en general, a cualquier persona sin permiso para usar
armas de fuego.
Tabla 16.
Quienes usen el arma de fuego en situaciones de
Factores determinantes del uso del
baja o nula intensidad arma antes,
o tensión, dondedurante
no es y después de incidente
necesario ni conveniente.
Quienes empleen el arma de fuego de manera os-
tentosa, intimidadora, sin que la situación lo
requiera.
Quienes utilicen el arma de fuego sin tomar las me-
didas de protección convenientes, medidas de auto-
protección y de protección de las otras personas.
Quienes manipulen de manera incorrecta e insegura el
arma, tanto en privado como durante el cumplimiento
de sus tareas profesionales.
Quienes empleen el arma de fuego en público y
coloquen en situación de peligro a más personas de las
que debe proteger con su conducta profesional.
Quienes no guarden el arma de fuego en el lugar
reglamentario una vez fuera de servicio.
Quienes no resguarden el mantenimiento, la revisión o
el estado del arma de fuego.
Quienes no informen sobre alteraciones o manipula-
ciones del arma de fuego.
Adaptado de Vilert y Hernández (2004), p.115.
Esta lista amplia de posibles empleos inadecuados del arma
de fuego permite entender que el uso de un arma de fuego es
una acción compleja (Toledo, Montero y Ci- vera, 2005),
porque están involucrados diferentes proce- sos psicológicos
en interacción con variables situaciona- les diversas.
Sobre dichas variables situacionales, Velázquez (2012)
propone que existen factores que son determinantes antes,
durante y después de un incidente, los cuales se describen a
grandes rasgos a continuación:
Ahora bien, en referencia a las variables psicológicas in-
dividuales, Andrés-Pueyo (2004) plantea que dentro de las
variables involucradas en el uso del arma de fuego en policías
se encuentran las habilidades y los conocimien- tos técnicos
específicos del uso del arma, además de la inteligencia, la
estabilidad emocional y la impulsividad.
Sobre la inteligencia advierte que es requisito indispen- sable
MOMENTO DETERMINANTES
Antes •Años de experiencia profesional
del •Formación y práctica en su uso
incident •Estrés y burnout
e
Durante •Variables psicofísicas de estrés
el •Contexto social y cultura policial
incident •El lugar en el que se da la situa-
e ción
•El horario vespertino y la madru-
gada
•Características del sospechoso
•La condición de ser policía
•Inteligencia emocional
•Alta responsabilidad y extraver-
sión y bajo neuroticismo
•Estrategias de afrontamiento
adecuadas
•Ansiedad, estrés y burnout
Después •Consecuencias legales
del •Consecuencias psicológicas
incidente
Elaboración propia a partir de datos de Velázquez (2012)
Como puede apreciarse, el personal de seguridad se de-
sarrolla en un contexto físico y temporal con el que inte-
ractúa y es en dicho contexto en que ejerce su función
policial sea esta buena o mala. En todo caso, depende de las
condiciones dadas por su rol, el ambiente en el que se
desarrolla y las situaciones que enfrenta. Den- tro de estas
variables contextuales, algunas parecen revestir un poder
predictivo importante en la decisión de disparo en incidentes
reales, tal como lo aclaran Jo- hnson, Cesario y Pleskac
(2018), se refieren a la infor- mación previa de la persona a
la que se dispara, entre la que se encuentra la posibilidad de
que esta posea un arma y de que sea violenta, también de la
cantidad de experiencia y entrenamiento con la que quien
dispa- raría cuenta para lidiar contra situaciones de disparo.
para entender su uso y dimensionar las conse- cuencias
asociadas. En esa misma línea está lo plan- teado por
Super (2006), citado por Dantzker (2011) y Toledo,
Montero y Civera (2005), quienes transcien- den la
concepción tradicional de la inteligencia gene- ral como
predictor del adecuado uso de armas de fue- go al pasar a
una concepción más actual que parte de la interacción
compleja de procesos para llegar la toma de decisiones
para la resolución de problemas.
En coherencia con lo anterior Toledo, Montero y Civera
(2005) incluyen en su modelo para España, entre otras
dimensiones, algunas variables cognitivas como la atención
discriminativa, la resistencia a la fatiga, la im- pulsividad y
la toma de decisiones ante situaciones de transgresión de
normas. Desde esta perspectiva del des- empeño cognitivo no
reducido a la inteligencia general, Sant´ Ana y da Silva
(2019) realizaron un estudio en el que compararon el
desempeño en test cognitivos de atención (focalizada),
memoria a corto plazo e inteligen- cia general de 105 policías
militares con el de 113 estu- diantes universitarios.
Encontraron un desempeño supe- rior en dichas áreas de los
primeros sobre los segundos.
Por su parte, Berges (2011), en su estudio con 226 po- licías
aspirantes a ingresar a una unidad operativa en España,
evidenció que la habilidad mental general medida con el test
de Razonamiento Lógico Simbó- lico (RLS) obtuvo una
capacidad moderada para pre- decir el aprovechamiento
formativo en esta muestra y que posiblemente el papel de este
factor de habilidad mental general está mediado por el
conocimiento ge- nerado en el ejercicio policial y la
formación recibida.
En relación con la estabilidad emocional, Andrés-Pue- yo
(2004) aclara que “en la mayoría de veces en que se tiene
que usar el arma (excepto en entrenamientos) se trata de
situaciones de enorme carga emocional y de tensión
(peligro, amenazas, insultos, etc.)” (p. 64). Por lo tanto, el
equilibrio emocional es fundamental.
Similarmente, Detrick et al. (2004) citados por Forero, Ga-
Desde una nueva visión del rol policial, Velázquez (2012)
plantea que, una cultura organizacional de la policía,
orientada al servicio, prevendrá el uso de la fuerza en este
colectivo, mientras que una centrada en los resul- tados
favorecerá el estrés organizacional, el burnout y con ellos el
llardo-Pujol, Maydeu-Olivares y Andrés-Pueyo (2009) ha-
llaron, en su estudio, una relación entre la ansiedad como
faceta de personalidad y el desempeño en el uso de ar- mas
de fuego. Se consideró el mayor predictor dentro de una serie
más amplia de variables. A partir de sus pro- pios datos, los
autores concluyen en la misma línea que una baja ansiedad y
una adecuada capacidad de control parecen ser la clave del
éxito en el desempeño policial, al menos, en lo que respecta
al uso de armas de fuego.
Sobre la impulsividad, Riaño-Hernández, Guillen y Bue- la-
Casal (2015) citados por García (2019), refieren que se asocia
con problemas de conducta, dificultades cog- nitivas,
agresión y riesgo suicida, y específicamente en una muestra
de policías universitarios, Marcovici (2018) encontró una
asociación entre esta variable y la edad.
Corey, Sellbom & Ben-Porath (2018) encontraron en un
estudio masivo de selección de policías que, si bien se
confirma la hipótesisis de que perfiles psicométricos
asociados a conductas de externalización como la des-
inhibición, suelen estar asociadas a una historia previa y
posterior de problemas de conducta en la carrera poli- cial,
también perfiles psicométricos que denotan sobre- control
pueden asociarse con conductas problemáticas en el ejercicio
de la función policial. Sobre este balance, Andrés-Pueyo
(2004) aclara que la labor policial requiere un adecuado
equilibrio entre la impulsividad y la reflexi- vidad según las
demandas situacionales. No obstante, indica que en general,
se acepta que es preferible que las personas que hagan uso de
las armas de fuego, espe- cialmente los agentes policiales y
las fuerzas armadas, tengan niveles bajos y/o normales de
impulsividad. De esta manera se asegura, a priori, que la
mayoría de las veces en que los agentes utilizan el arma, el
riesgo de mal uso (por precipitación, exceso de ímpetu a la
ac- tuación...) será el mínimo (Andrés-Pueyo, 2004, p 65).
Muchas veces, la violencia en los cuerpos de seguridad no
está mediada por el uso de armas de fuego. Un por- centaje
importante de estos casos se refieren al uso ex- cesivo y/o
injustificado de la fuerza por parte de oficiales, la cual ha
demostrado ser una de las conductas más re- prochables al
rol policial por parte de la sociedad civil. No obstante, es
necesario aclarar que el uso de la fuerza en policías es un
recurso más en el ejercicio de la función policial, el cual está
validado legal y socialmente. Incluso, autores como Saín
(2004) y Tudela-Poblete (2010), cita- dos por García (2019),
asocian la misma cultura policial tradicional con la coaccion
física y el empleo de la fuerza.
mayor riesgo de violencia, así lo corroboran diversos
estudios citados por el autor (Kop y Euwema, 2001; Lee
& Brotheridge, 2006; Leyton-Brown, 2009).
Por su parte, Martínez y Sorribas (2014), en su estudio,
concluyen que las caracterizaciones genéricas del cuer- po
policial, por ejemplo los llamados perfiles policiales, así
como la misma cultura policial, no son suficientes para
explicar por sí mismos la conducta de uso exce- sivo de la
fuerza en estas personas profesionales, sino que dependerá
también de atribuciones situacionales y disposicionales
percibidas por los policías en cada caso, sobre todo cuando se
trata de uso de la fuerza en casos en los que se procede sin
haber sido instruidas para ello.
Al respecto, Gabaldón (2010), en su estudio con policías
municipales venezolanos, encontró que el discurso de quienes
optan por el uso de la fuerza lo consideran “…una vía para
rebasar, resolver en forma rápida y concluir situa- ciones que
representan incertidumbre” (p.45). Esta última se entiende
como dificultad para predecir los resultados de una situación
que amerita la intervención policial y que obstaculiza su
resolución. Para el autor, el incremento de dicha
incertidumbre incide en el uso de formas extremas de fuerza
policial. Se entra, incluso, en conflicto con el objetivo legal
de la labor policial y responde más bien a la necesidad
psicológica de concluir una situación incó- moda e
imprevisible desde el punto de vista del riesgo percibido. En
última instancia, la incertidumbre es favore- cida por la falta de
información y para Johnson, Cesario y Pleskac (2018) se
trata de un disparo letal, que pue- de considerarse una forma
extrema de uso de la fuerza, ante escenarios de disparo en los
que se carece de infor- mación para la toma de decisión, que
será guiada por los sesgos cognitivos de quien está en posición
de detonar.
Cuando el proceder del actuar policial es claro, el distancia-
miento de la buena práctica en las intervenciones depende más
bien de variables disposicionales, valores persona- les, de la
cultura policial y la percepción de control, es ahí donde la
supervisión del comportamiento policial resulta ser
fundamental para la prevención del uso inadecuado de la
fuerza. Un estudio de Alpert y MacDonald (2001) ci- tado por
Velázquez (2012), encontró que las comisarías
estadounidenses, en las que se ejercía mayor control de
la información mediante formularios e informes exhaus- tivos
de incidentes, presentaban menores incidentes que en aquellas
donde esto no era tan importante. Datos si- milares asociados
a la relación entre mayor control y me- nores incidentes se
evidenció en Frazier (2008), también citado por el autor,
donde se encontró una asociación con el uso de
videocámaras en los vehículos policiales.
Sobre las variables disposicionales en el uso de la fuer- za,
Carrillo (2004) realizó un estudio con 300 policías
venezolanos. Determinó que mayor nivel de autoritaris- mo
se asoció con mayor disposición a usar la fuerza,
presumiblemente bajo una premisa de subordinación, pues se
identificó mayor fuerza a más bajo el estatus social de la
ciudadanía ante insultos a la autoridad. En una línea similar,
el estudio reveló que, a mayor nivel de agresividad, como
característica de personalidad, ma- yor fuerza ejercida y mayor
disposición en general a utilizar la fuerza, sobre todo, cuando
la persona ciuda- dana pertenece a un estrato social bajo y
ante conduc- ta de agresión e insultos dirigidos hacia la
autoridad.
5.3 Salud mental en policías
Morales-Manrique y Valderrama-Zurián (2012), en su re-
visión de estado de la cuestión sobre la calidad de vida en
policías, encontraron que los factores determinantes de esta,
según la literatura, son los estresores organi- zacionales y
operacionales del trabajo, la exposición a desastres, la
percepción traumática del desastre, los rasgos de
personalidad normales asociados (neuroti- cismo vs
extraversión), los estilos de afrontamiento a estrés (enfocado
en emociones vs enfocado en el pro- blema), la depresión y
el padecer una enfermedad física.
Por su parte, Castro, Orjuela, Lozano, Avendaño y Vargas
(2012) realizaron un estudio en el que buscaron deter- minar
el estado de salud de una muestra de policías y la relación
de este con variables policiales. Los autores encontraron que
“la naturaleza militar jerarquizada y burocrática de la policía,
son los estresantes que más comúnmente enfrentan los
policías” (p. 69). Hallaron una asociación estadística entre la
percepción de reci- bir órdenes apresuradas con experimentar
dolor, ago- tamiento cansancio, desánimo y tristeza. Además, se
les identificó como estresantes los traslados, el retraso del
ascenso, el tiempo de servicio y los extensos ho- rarios de
trabajo, aunque, en el caso de estos últimos, no se logró
comprobar un impacto claro en la salud.
 Tabla 17.
El estrés implica una parte considerable de la afectación Situaciones relacionadas con factores estresores a nivel
cotidiana en la salud mental de policías. El pionero en la organizacional
investigación sobre el estrés (Selye 1978), citado por Vi- lert
y Hernández (2004), consideró que la tarea policial era una
de las profesiones más arriesgadas, incluso so- bre FACTORES INDICADORES
profesiones de reconocido estrés como el control aéreo.
Hoy, esta afirmación se mantiene vigente (Cam- pbell & Inherentes •Características físicas
Nobel, 2009, citado por Gomes y Alfonso, 2016). al puesto •Turnos laborales
de trabajo •Trabajo excesivo o insuficiente
Sobre el estrés en policías, Vilert y Hernández (2004) •Peligro físico en el trabajo
mencionan que
Derivados de •La ambigüedad en su función
…hay que recordar que las características del propio tra- bajo la función de •Conflicto de funciones
son generadoras de estrés, a menudo con efecto acumulativo. la •Responsabilidad sobre la
(…) Como principales elementos estresan- tes de la tarea se organización seguridad de otros
han descrito tanto las condiciones labo- rales de turnicidad,
como el verse involucrado en proce- dimientos sancionadores
•Consecuencias por asensos
o administrativos de otro tipo o las frecuentes relaciones con Asociados
excesivos o insuficientes
los tribunales de justicia (Kroes, Margolis y Hurrell 1974), así al
•Falta de congruencia en la
como el mismo con- tenido de la tarea que los expone a desarrollo
categoría o estatus
menudo a situaciones de riesgo, amenazadoras y el manejo de de la
•Falta de estabilidad laboral
situaciones de conflicto (Lawrence 1984) (Vilert y carrera
•Expectativas insatisfechas
Hernández, 2004, p. 113). profesional

En coherencia con lo anterior, Morales-Manrique y Valde- Derivados de •Escasa o nula participación en las
rrama-Zurián (2012) indican que entre las actividades de los la estructura decisiones
policías que pueden generar estrés está la denuncia de y atmósfera •Restricciones en el comporta-
delitos, la detención de delincuentes, las actividades de trabajo miento
asistenciales y la resolución de conflictos en la comuni- dad,
que, para ejercer este rol, se exponen a peligros de daño y
muerte, estrés, violencia e insidentes traumáticos y enfrentan Asociados a •Relaciones personales con otros
condiciones laborales de alta demanda de su servicio, bajo las colaboradores
control, trabajos rotativos y contacto directo con la ciudadanía. relaciones •Efecto amortiguador del estrés si
Según los autores, dicho estrés aumen- ta en esta población por laborales son positivas
la expectativa de eficiencia e inte- gridad generada a cargo de •Efecto estresante por la existencia
las personas de la comunidad. de relaciones insatisfactorias
•Estilo de liderazgo positivo en
Es evidente que las fuentes de estrés en policías están tanto democrático y participativo
directamente asociados a su rol. En la tabla siguiente se
describen algunas de las situaciones asociadas, según la Factores •Movilidad geográfica
literatura, con estresores de tipo organizacional y del ejercicio exteriores
de la función policial. al trabajo

Fuente: Elaboración propia a partir de datos de Castro et al. (2012)

En un estudio con policía militar portuguesa, Gomes y Al-
fonso (2016) encontraron que fuentes de estrés como la
amenaza a la propia integridad asociadas a factores intrín- secos
a la naturaleza de su trabajo; asimismo, otras fuen- tes como el
horario de trabajo y la relación con superiores asociados a
factores más relacionados con la organiza- ción estuvieron
dentro de las principales fuentes de estrés reportadas por los
oficiales. Además, se evidenció que los principales estilos
de afrontamiento con que las perso- nas trabajadoras
oficiales responden de manera alterna- da a estas fuentes de
estrés fueron estrategias basadas en la resolución del
problema y centradas en la emoción.
Una de las consecuencias más graves asociadas al es- trés
crónico, en general, y en las fuerzas armadas, por su- puesto,
es el síndrome de quemado o burnout, el cual se caracteriza
por agotamiento emocional, despersonaliza- ción y falta de
realización personal. En el caso de policías, según Sánchez,
Sanz, Apellaniz & Pascual (2001) citados por Sánchez-Nieto
(2012) este se favorece por facto- res organizacionales
propios de esta profesión como:
conflicto de funciones como en exigencias contradic- torias,
sobre todo en la transmisión de órdenes y en la asignación de
tareas, actividades excesivas o insuficien- tes; responsabilidad
sobre la seguridad de otros tra- bajadores u otras personas;
factores asociados al de- sarrollo de la carrera profesional
(ascensos excesivos o insuficientes, poca estabilidad laboral,
falta de congruen- cia con la categoría), escasa o nula
participación en las decisiones sobre cómo desarrollar la
tarea en cuestión (Sánchez-Nieto, 2012, p. 70).
En un estudio, al respecto, Sánchez-Nieto (2012) aplicó el
test Maslach Burnout Inventory (MBI-HSS) a 244 po- licías
de Ciudad de México y encontró una prevalencia similar de
burnout a la de policías de otros países como España y Chile.
Se obtuvo un 44,6 % de policías que pre- sentaron
puntuaciones elevadas de burnout en uno o varios de los tres
factores del test. La mayoría presen- taba un solo factor, el
cual fue principalmente la baja realización personal. Además,
el autor encontró una co- rrelación estadísticamente
significativa específicamente entre la antigüedad laboral y el
agotamiento emocional. Por su parte, Marcovici (2018)
señala la asociación rela- tiva disponible en la literatura
científica entre la empatía y la menor posibilidad de sufrir
síndrome de quemado.
Los factores tales como lo son la enfermedad mental, la
cultura policial, los estresores organi-
zacionales, el burnout e incluso el riesgo de de- sarrollar
estrés postraumático junto con el fácil acceso a
armas de fuego llevan a pensar que el cuerpo policial es
un grupo de algo riesgo de suicidio en relación con la
población general. Específicamen- te, entre los factores de
riesgo suicida en poblaciones militares se pueden citar los
propuestos por Gómez et al. (2000), citados por Barreto,
Fajardo y Valencia (2011), quienes proponen “la existencia
de trastorno mental, alcoholismo y consumo de drogas,
conduc- tas suicidas, fácil acceso a armas, antecedentes
fami- liares de suicidio y eventos estresantes en la vida” (p. 14).
Los intentos previos mostraron mayor predictibi- lidad en
población militar según el estudio reportado.
Stefoni (2000), citado por los autores, puntualiza sobre el
fácil acceso a las armas como un factor de riesgo para el
suicidio. Se demostró mediante un estudio con población de
fuerzas armadas italianas citado por Barreto, Fajardo y Valencia
(2011), que el 66,53 % de los suicidios en dicha población
fueron con arma de fuego. Se encontraron da- tos similares del
40,9 % en población militar canadiense (Wong, 2001, citado
por los autores), mientras que datos propios del estudio de
Barreto, Fajardo y Valencia (2011) indican que de 14 militares
fallecidos por suicidio para el año 2010 en población militar
colombiana, en 12 de los casos medió el uso de armas de
fuego. Estos datos son similares a los hallados en el estudio de
Costa, Passos, & Queiros (2019), donde de 39 suicidios
reportados en ofi- ciales de policía durante un periodo de 10
años, 34 fueron con un arma de fuego y de estas 30 con la
reglamentaria.
Thoen, Dodson, Manzo, Piña-Watson, & Trejos-Castillo
(2020), en el caso de oficiales de policía, destacan la ex-
posición a eventos traumáticos como un factor de ries- go
para suicidio en esta profesión, sobre todo porque el mostrar
afectación por estos eventos en la cultura poli- cial está
asociado a una percepción de vergüenza, debi- lidad o
inadaptación y acarrea un estigma para oficiales, quienes los
lleva a mantener silencio sobre sus reaccio- nes a dichos
eventos y no se les permite el buscar ayuda ante la ideación
suicida oportunamente, lo cual está aso- ciado con el efecto
del trabajador saludable descrito por Shah (2009) citado por
Costa, Passos, & Queiros (2019).
Aún así, los datos sobre suicidio en esta población son con-
trastantes; por ejemplo, en una revisión de varios estudios
internacionales sobre el tema realizada por Hem, Berg, and
Ekeberg (2001), citados por Costa, Passos, & Queiros (2019)
no encontraron un promedio elevado de suicidios
respecto a la población general. Esto mismo fue corro-
borado para la policía portuguesa en el estudio de Costa,
Passos, & Queiros (2019). Además, para Barreto, Fajardo y
Valencia (2011), la tasa de suicidio en poblaciones mili- tares
es significativamente mayor que la general. Según datos de
González (2009), citado por los autores, se trata de 40
personas por cada 100 000 habitantes, mientras que datos
citados por Thoen, Dodson, Manzo, Piña-Wat- son, & Trejos-
Castillo (2019) consideran que, para el caso de oficiales de
policía, esta población maneja tasas 3.5 veces mayor que la
promedio en muertes por suicidio en el lugar de trabajo y que
oficiales de policía son 2.5 veces a la propensión de morir por
suicidio que por homicidio.
 6
Creación de un nuevo modelo para la EIMPPA
6.1. La adaptación de herramientas
de evaluación del riesgo a nuevos
contextos
En un esfuerzo internacional, que involucró expertos en
evaluación del riesgo de violencia de muchos países, de
Vogel y de Vries Robbé (2016), se manifiesta que existen
varias ventajas de adaptar herramientas bien investigadas y
validadas para nuevas jurisdicciones en las que aún no se
dispone de dichas herramientas ni se utilizan
estructuralmente. Indican que adaptar las herramientas es
más eficiente que desarrollar nuevas, porque evita la
duplicación de esfuerzos y optimiza el uso de los recursos.
Asimismo, mencionan que el uso de las mismas
herramientas en todo el mundo facilita- ría la comunicación
internacional e intercultural sobre factores de riesgo de
violencia, evaluación de riesgos y estrategias de gestión de
riesgos. Finalmente, enfati- zan en la idea que replicar y
comparar hallazgos empí- ricos alimentará el debate
académico sobre la aplica- bilidad de diferentes métodos en
diferentes entornos internacionales. Por lo tanto, proponen
que adaptar las herramientas de evaluación de riesgo
validadas para su uso en otros idiomas y jurisdicciones
podría ser be- neficioso por razones de eficiencia,
transparencia, cola- boración, validación y teorización, y, lo
más importante, porque el uso adecuado de estas
herramientas informa la gestión del riesgo de violencia y
puede prevenirla.
6.2. Metodología para la creación de un
modelo para la EIMPPA
Siguiendo con las recomendaciones anteriormente des- critas,
se diseñó una estrategia metodológica que posi- bilite la
adaptación de alguno de los modelos de evalua- ción del
riesgo validados internacionalmente. El HCR-20 V3 se
consideró la mejor opción disponible. Se tomó en cuenta que
resultados de una encuesta en línea traduci-
De ellas 63 contestaron parcialmente y 84 personas, de
manera completa. La encuesta fue anónima y se abrió el 12
de junio y cerró el 25 del mismo mes, tras el envío de dos
recordatorios por correo electrónico.
da a nueve idiomas, distribuida y completada por 2,135
encuestados de 44 países diferentes en seis continentes
concluyó que HCR-20 era la herramienta más utilizada para
la evaluación del riesgo de violencia (Singh y otros, 2014).
Asimismo, se tomó en cuenta lo descrito anterior- mente en
relación con la validez predictiva mostrada por el HCR-20 en
distintos metanálisis realizados en los últi- mos años.
Finalmente, la revisión de la literatura científi- ca sobre el tema
de la evaluación del riesgo de violencia dejó claro que no
existen instrumentos especializados para la valoración del
riesgo en el uso de armas de fuego, lo que nos conduce a la
adaptación y el ajuste del HCR- 20 como la mejor alternativa
a nuestro alcance. Para lograr este propósito, se realizaron
distintas actividades metodológicas que nos aportaran
insumos útiles para tomar decisiones sobre este proceso de
adaptación.
Se procedió, entonces, a la adaptación del instrumento HCR-
20. Se incorporaron 15 factores coherentes con la propuesta
del HCR-20 y se descartaron criterios de dicha herramienta
que, desde el criterio experto de los consulto- res, no revestían
relevancia para el objetivo de este mode- lo, como lo fueron los
asociados más directamente al ma- nejo o administración del
riesgo. Asimismo, se procedió a brindar una definición
conceptual y operacional (indica- dores) para cada uno de los
15 factores propuestos, que fueran relevante al objetivo de la
evaluación EIMPPA, com- prensible para la persona
profesional evaluadora y sus- ceptibles de medición en la
práctica profesional aplicada.
Con el fin de obtener realimentación por parte de profe-
sionales en Psicología con experiencia en este campo, se
diseñó una encuesta sobre prácticas y tendencias evalua- tivas
de profesionales en Psicología en idoneidad mental para la
portación de armas y laborar en seguridad privada.
Dicha encuesta fue dirigida a profesionales en Psico- logía
con habilitación para la EIMPPA que habían re- portado
evaluaciones en los últimos 12 meses a la plataforma
CONTROLPASS. La población fue de 342 profesionales, de
las cuales 11 rechazaron su partici- pación y respondieron a
la convocatoria 147 personas.
Constó de 34 preguntas, distribuidas en seis sec- ciones: a)
datos personales, b) datos profesiona- les, c) sobre la
formación en EIMPPA, d) valora- ción de la relevancia
de los criterios vigentes y los nuevos factores propuestos para
la EIMPPA, e) percep- ción sobre el uso de métodos y
técnicas en la EIMPPA y f) fuentes colaterales potenciales
para el proceso.
En resumen, a partir de los resultados de la encuesta, se logró
justificar la limitada utilidad de algunos de los crite- rios para
la EIMPPA vigentes hasta esa fecha y de varias herramientas
comúnmente utilizadas en estas evaluacio- nes, así como
demostrar el poco o el inexistente acceso a fuentes colaterales
en dicho proceso y la relevancia gene- ral percibida de los
nuevos factores propuestos. De igual manera, se procedió a
depurar la propuesta de factores del nuevo modelo con la
realimentación de las personas agremiadas, incluyendo
observaciones a cada uno de los factores y las guías para su
exploración general, medición psicométrica y fuentes
colaterales de potencial utilidad.
La propuesta resultante y mejorada, a partir de la en- cuesta
aplicada, se trasladó a revisión por parte de un grupo de
expertos por escogencia del colegio profesio- nal, bajo el
criterio de que fueran especialistas en eva- luación de
idoneidad mental y forenses de reconocida trayectoria en el
área. Finalmente, respondieron a la convocatoria las
siguientes personas profesionales:
1. Christian Mora Víquez
2. Alba Luz González Velásquez
3. Vivian Solís Méndez
4. Yorleny Camacho Acuña
5. Esteban Ruíz García
6. Pablo González Hernández
7. Félix Peralta Ulibarri
8. Javier Enrique Rivera Fernández
9. Shirley León Jiménez
Se siguió una metodología de grupo focal. Se efectuó el
martes 25 de junio en horario de 5:00 p.m. a 9:00 p.m. (4
horas) en instalaciones del CPPCR.
El grupo se refirió a los siguientes aspectos: a) opinión
general sobre cada factor y su comprensión, b) pautas
para la entrevista que podrían ser de utilidad para la ex-
ploración del factor y sus indicadores, c) herramientas
psicométricas que dieran cuenta del factor y los indica- dores
aplicables para la población meta y d) fuentes co- laterales
disponibles para el contraste del autorreporte.
Como resultado de este grupo focal se die- ron
recomendaciones generales al modelo y es- pecíficas para
cada uno de los factores pro- puestos. Las diferentes
observaciones fueron incorporadas en una versión actualizada
de la propuesta.
Así, se incorporaron modificaciones para favorecer la
comprensión adecuada de cada factor. Se incluyeron las
modificaciones de palabras específicas, la inclusión y la
exclusión de indicadores del factor, así como su reformu-
lación en algunos casos que lo ameritaban. Además, se
conservó el trastorno antisocial como un factor aparte y se
construyeron dos nuevos factores de riesgo, que apor- tarán en
la tarea específica del uso del arma. Uno se re- laciona con
habilidades funcionales cognitivas básicasy funcionamiento
ejecutivo y el otro con problemas históri- cos asociados con el
uso de armas de fuego. Finalmente, la propuesta se conformó
en 16 factores. A su vez, se di- vidieron en varios indicadores y
se le ha llamado Factores De Riesgo De Violencia En
Portación De Armas (FRVPA).
Una fase de validación externa se suscitó en enero 2020 con
la presentación del modelo a diferentes personas ac- toras a
nivel nacional vinculadas con la idoneidad mental, quienes
brindaron su opinión técnica y en representación de las
organizaciones de procedencia sobre la relevancia de cada uno
de los factores y sus potenciales fuentes de información. Los
validadores externos contemplados en esta etapa fueron los
siguientes:
1. Sr. César Tapia, Director Ejecutivo, Asociación Costa-
rricense de Empresas de Seguridad Pública
2. Lic. Roberto Méndez, Director Servicios de Seguridad
Privados, Ministerio de Seguridad Pública
3. Bill Demitri Solís Porras, Director General de Arma-
mento ai., Ministerio de Seguridad Pública
4. Betsy Aiza Juárez, Encargada del Departamento Con- trol
Armas y Explosivos, Ministerio de Seguridad Pública
5. Sergio Arturo Rechnitzer Mora, Jefe Sección de Psico-
logía DSO Ministerio de Seguridad Pública.
Con respecto de la incorporación de recomendaciones
puntuales al modelo que incluyen la incorporación de al-
gunos indicadores y la modificación de otros en el factor de
“Historia de problemas con el uso del arma de fuego”, la
inclusión de dos factores nuevos en el caso específico de la
evaluación de Oficiales de Seguridad, uno asociado a rasgos
de personalidad normal requeridos para el ade- cuado
ejercicio de la función en seguridad y otro en rela- ción con
estresores propios de la actividad en labores de seguridad,
que ya, de por sí, estaban altamente susten- tados en la
literatura científica. Además, las entrevistas permitieron la
propuesta de incorporación y el descarte de algunas fuentes
colaterales potenciales para este pro- ceso evaluativo.

Finalmente, es importante indicar que la propuesta

metodológica seguida en la creación del modelo de eva-
luación de riesgo de violencia en el uso de armas de fue- go
de este manual, requirió la selección de los factores de riesgo
que mejor se ajustarán a esta tarea específica. De esta forma,
se tomaron en cuenta también factores de riesgos de
contenido similar a los del HCR-20 V3, in- cluidos en el
SARA-V3, el LSI-R, el COVR y el VRAG (ver Tabla 13),
lo que permitió contar con una base amplia para la
operacionalización de cada uno de los factores incluidos en
el FRVPA (Factores de Riesgo de Violencia en Portación de
Armas) que presentamos en el siguiente capítulo.
 7
Modelo de Factores de Riesgo de
Violencia en Portación de Armas
(FRVPA) y para Laborar en Seguridad
Privada (FRVPA+LSP)
7.1 Factores de Riesgo de Violencia en Portación de Armas (FRVPA)

A continuación, se procede a la descripción de los Factores de Riesgo de Violencia en Portación de

Armas (FRVPA), que guiarán la recolección de información en el proceso evaluativo realizado por
profesionales con la debida acreditación para valorar la idoneidad mental para la portación y la posesión
de arma personal:
Tabla 18. FRVPA1: Antecedentes graves de manifestaciones de psicopatología

DEFINICIÓN CONCEPTUAL
Se relaciona con una historia de haber experimentado psicopatología caracterizada por al- teraciones graves y
persistentes del pensamiento o del afecto que interfieren con el funcio- namiento de la persona en distintos
ámbitos de su vida cotidiana. Básicamente, se debe considerar la presencia y naturaleza de dos tipos de
manifestaciones clínicas graves: a) del pensa- miento o la percepción, b) del estado de ánimo y c) del
funcionamiento intelectual o cognitivo general.

INDICADORES DE PENSAMIENTO O PERCEPCIÓN

Sintomatología psicótica aguda (alucinaciones, delirios, desorganización, excentricidad, experiencia
emocional limitada).
Episodios psicóticos caracterizados por agitación, irritabilidad u hostilidad.
Episodios psicóticos asociados con contenidos de agresión o violencia.
Episodios psicóticos han incluido distrés (miedo, estrés).
Episodios psicóticos con características paranoides.
Episodios psicóticos con alucinaciones con órdenes de agredir a otras personas.

INDICADORES DEL ESTADO DE ÁNIMO

Episodios maníacos o hipomaníacos con manifestación de euforia, grandiosidad, irritabilidad, ira u
hostilidad.
Conductas de autolesión.
Intentos auténticos de suicidio.
Depresión severa, con ideas suicidas serias (desesperanza, intenciones serias de morir).
Manifestaciones graves de ansiedad que interfieren con el funcionamiento diario.
Alteraciones persistentes y severas del sueño que interfieren con funcionamiento diario.

INDICADORES DEL FUNCIONAMIENTO INTELECTUAL Y COGNITOVO GENERAL

Deterioro intelectual o grave daño cerebral.
Alteraciones severas en habilidades de concentración, atención, codificación y recuperación de informa- ción,
comprensión verbal.
Severa rigidez cognitiva.
Alteraciones severas y persistentes del habla, el lenguaje y la comprensión verbal necesarias para la
comunicación con otras personas.
Afectación cognitiva asociada al consumo de medicamentos.

Para valorar la relevancia, todos los síntomas o indicadores deben considerarse en términos de:

Las manifestaciones clínicas son graves y persistentes (crónicas). Existe

evidencia de su manifestación desde la infancia o adolescencia.
Su nivel de interferencia con la capacidad de la persona de cuidar de sí misma.
Su nivel de interferencia en distintos ámbitos de la vida cotidiana
(laboral, académico, familiar, salud y relaciones interpersonales).
Ha implicado la necesidad de internamientos en hospitales por razones de salud mental. Se
determina un incremento en el nivel de deterioro con el paso del tiempo.
La persona no ha respondido bien a la intervención psicosocial o farmacológica. La
persona ha experimentado episodios o fases agudas recientemente.
Ha influido directamente en comportamientos violentos de la persona en el pasado. Podría
interferir en la capacidad de la persona de actuar de forma no violenta en el futuro. Es
necesario gestionar o intervenir sobre este factor para disminuir el riesgo.
Tabla 19.
FRVPA2: Historia de problemas graves asociados con rasgos de personalidad desadaptativos

DEFINICIÓN CONCEPTUAL
Refleja una historia de problemas severos resultantes de una forma grave y persistente de psicopatología
caracterizada por rasgos de personalidad fijos y desadaptativos relacionados con el estilo interpersonal, el control
del comportamiento, las emociones, el estilo cognitivo y el sentido de la propia identidad.

INDICADORES GENERALES
Emocionalmente inestable e impredecible, con pobre regulación emocional.
Problemas de personalidad serios asociados con el enojo, la impulsividad, la inestabilidad conductual y los
vínculos interpersonales.
Patrón conductual inestable, impulsivo y desorganizado.
Dificultades para mantener una representación estable de su propia identidad, la cual suele ser débil,
fluctuante o caótica.
Se ha involucrado en comportamientos peligrosos (autolesiones deliberadas y gestos suicidas, abuso de drogas y
alcohol, prácticas sexuales inseguras y uso indebido de medicamentos recetados).
Antecedentes de comportamiento autolesivo.
Dificultades en sus relaciones interpersonales (suelen ser intensas y caóticas).
Patrones de interacción interpersonal dependientes o ambivalentes.
Ha experimentado episodios transitorios de disociación o paranoia.

Para valorar la relevancia, todos los indicadores o patrones desadaptativos deben

considerarse en términos de:

Su nivel de interferencia en distintos ámbitos de la vida cotidiana (laboral, académico, familiar, salud y
relaciones interpersonales).
Si han empeorado con el curso del tiempo.
Si ha puesto a otras personas en riesgo de sufrir experiencias, sucesos o consecuencias negativas. Su
nivel de interferencia con las relaciones interpersonales.
Si ha implicado poner al individuo en riesgo de sufrir experiencias o consecuencias negativas. Su
resistencia a los esfuerzos del tratamiento.
Se ha manifestado en el pasado reciente.
Ha influido directamente en comportamientos violentos de la persona en el pasado. Podría
interferir en la capacidad de la persona de actuar de forma no violenta en el futuro. Es
necesario gestionar o intervenir sobre este factor para disminuir el riesgo.
Rasgos marcados de grandiosidad, muy centrado en sí mismo y con dificultades para
asumir la perspectiva de otros.
Tabla 20.
FRVPA3: Rasgos desadaptativos de personalidad antisocial, psicopática o disocial

DEFINICIÓN CONCEPTUAL
Este factor se asocia con una afección clínica marcada por un comportamiento impulsivo-irresponsable junto con
la falta de emociones prosociales o conexión social, que se relaciona con una serie de resultados negativos
personales y sociales.

INDICADORES GENERALES

A nivel interpersonal se describe como patológicamente dominante en sus relaciones con los demás; con
frecuencia es descrito como antagónico, hostil, engañoso, poco sincero y manipulador.
Experimenta dificultad para formar y mantener vínculos con familiares, amigos y parejas íntimas; tiende a ser
desapegado, no comprometido, indiferente y poco comprensivo con las necesidades de los demás; carece de
empatía, emocionalmente distante, carece de remordimiento y es descrito como frío a nivel emocional.
Falta de profundidad y estabilidad emocional, cruel, insensible y carece de vergüenza o arrepentimiento.
Conductualmente poco confiable, imprudente, irresponsable, disruptivo y agresivo de manera despro-
porcionada, si no persistente. Impulsivo, búsqueda de sensaciones, carece de planeamiento.
Sentimientos de ser único, especial, con derechos especiales, centrado en sí mismo, autoengrandeci- miento.
Sentimientos de invulnerabilidad, importancia personal, egocentrismo.
Suspicaz, cínico o intolerante. Desconfianza hacia los demás, actitudes y creencias intolerantes y falta de
flexibilidad.

Para valorar la relevancia, todos los indicadores o patrones desadaptativos deben

considerarse en términos de:

Su nivel de interferencia en distintos ámbitos de la vida cotidiana (laboral, académico, familiar, salud y
relaciones interpersonales).
Si han empeorado con el curso del tiempo.
Si ha puesto a otras personas en riesgo de sufrir experiencias, sucesos o consecuencias negativas. Su
nivel de interferencia con las relaciones interpersonales.
Si ha implicado poner al individuo en riesgo de sufrir experiencias o consecuencias negativas. Su
resistencia a los esfuerzos del tratamiento.
Ha influido directamente en comportamientos violentos de la persona en el pasado. Podría
interferir en la capacidad de la persona de actuar de forma no violenta en el futuro. Es
necesario gestionar o intervenir sobre este factor para disminuir el riesgo.
Ha influido directamente en comportamientos violentos de la persona en el pasado. Podría
interferir en la capacidad de la persona de actuar de forma no violenta en el futuro. Es
necesario gestionar o intervenir sobre este factor para disminuir el riesgo.
Tabla 21.
FRVPA4: Antecedentes de problemas con el consumo, abuso o dependencia de sustancias (alcohol,
drogas ilícitas o lícitas)

DEFINICIÓN CONCEPTUAL
Este factor se refiere a la historia de problemas con el consumo, el abuso o la dependencia de drogas que alteran el
estado de conciencia o el humor, incluyendo el alcohol, las drogas ilícitas o lícitas (prescritas ode venta libre) u
otras sustancias, que causan un deterioro en el funcionamiento psicosocial o en la salud mental o física.

INDICADORES GENERALES

Deterioro importante en el funcionamiento debido al consumo de sustancias.

Ha presentado problemas de salud física o mental debido al consumo de sustancias. El
consumo de sustancias inicia en edad temprana (niñez o adolescencia).
Los problemas debido al consumo se manifiestan en distintos períodos del desarrollo.
La persona ha consumido sustancias de distintos tipos
(por ejemplo, alucinógenas, estimulantes, neurolépticos, depresoras del sistema nervioso central). La
persona ha consumido sustancias en grandes cantidades en poco tiempo.
El consumo de sustancias ha sido crónico (patrón de con sumo persistente y de duración
prolongada en el tiempo).
El consumo de sustancias ha provocado que la persona se involucre en conductas riesgosas o agresivas. Ha
estado internado en centros de rehabilitación por problemas en el consumo.
Hay evidencia de consumo de sustancias reciente.
Requiere en el momento actual tratamiento por problemas relacionados con sustancias.

Para valorar la relevancia, todos los indicadores o patrones desadaptativos deben

considerarse en términos de:

Su nivel de interferencia en distintos ámbitos de la vida cotidiana (laboral, académico, familiar, salud y
relaciones interpersonales).
Si han empeorado con el curso del tiempo.
Si ha puesto a otras personas en riesgo de sufrir experiencias, sucesos o consecuencias negativas. Si ha
implicado poner al individuo en riesgo de sufrir experiencias o consecuencias negativas.
Su resistencia a los esfuerzos del tratamiento.
Se ha manifestado en el pasado reciente.
Ha influido directamente en comportamientos violentos de la persona en el pasado. Podría
interferir en la capacidad de la persona de actuar de forma no violenta en el futuro. Es
necesario gestionar o intervenir sobre este factor para disminuir el riesgo.

*El consumo esporádico de alcohol o drogas como la marihuana que no producen un daño o deterioro
funcional en la persona, no implica que este factor se determine como presente.
Tabla 22.
FRVPA5: Historia de experiencias y sucesos por victimización, traumáticos o adversos a lo largo de la vida

DEFINICIÓN CONCEPTUAL
Este factor refleja antecedentes de haber sido testigo o haber experimentado sucesos traumáticos o ad- versos que
pudieron ocurrir en distintos momentos de la vida y que han podido alterar el desarrollo normal, los procesos de
apego o el aprendizaje y la capacidad de resolución de problemas.

LA PERSONA HA EXPERIMENTADO O HA SIDO TESTIGO DE:

Maltrato físico.
Maltrato psicológico o emocional.
Cualquier tipo de violencia sexual.
Violencia grave contra familiares o personas cercanas.
Algún tipo de acoso.
Otro tipo de violencia interpersonal.
Accidentes de tránsito donde haya resultado seriamente herido o en el que haya temido morir.
Afectado por un huracán, tornado, inundación, terremoto, explosión, incendio u otro desastre donde haya
resultado seriamente herido o en el que haya temido morir
Ha sido secuestrado, o le han robado, dejándolo seriamente herido o con temor de morir.

LA PERSONA HA EXPERIMENTADO ALGUNA DE LAS SIGUIENTES

EXPERIENCIAS ADVERSAS EN LA CRIANZA:

Víctima de estrategias disciplinarias coercitivas o excesivamente rigurosas por parte de

alguno de sus cuidadores.
Inestabilidad en miembros de su grupo familiar de crianza.
Negligencia por parte de miembros de su grupo familiar.
Violencia al interior de su grupo familiar.
Separación de sus padres u otros miembros de su núcleo familiar antes de cumplir 17 años.
Consumo de sustancias por parte de los padres o miembros del núcleo familiar.
Actividad delictiva por parte de cuidadores u otros miembros de su grupo familiar (violenta o no violenta).
Fallecimiento de alguno de sus padres durante edad temprana (infancia o adolescencia).
Haber estado internado en instituciones de menores.
Testigo de conflictos parentales graves y frecuentes.

Para valorar la relevancia, es importante determinar si alguna de las situaciones

traumáticas o de victimización:

Se han producido en diferentes períodos del desarrollo (niñez, adolescencia o adultez).

Se han producido por parte de padres, cuidadores o figuras cercanas de la persona evaluada. Ha
sido persistente, repetitiva o crónica.
Ha provocado lesiones graves.
Ha influido directamente en comportamientos violentos de la persona en el pasado. Podría
interferir en la capacidad de la persona de actuar de forma no violenta en el futuro. Es
necesario gestionar o intervenir sobre este factor para disminuir el riesgo.
Tabla 23.
FRVPA6: Déficit en el funcionamiento ejecutivo y/o adaptativo

DEFINICIÓN CONCEPTUAL
Este factor incluye cualquier tipo de alteración significativa en el funcionamiento adaptativo, que pudiera incidir
en la capacidad de razonamiento y toma de decisiones. Asimismo, se requiere la exploración detalla- da de
habilidades complejas de tipo ejecutivo, las cuales se han asociado en la literatura especializada con mayor
probabilidad de comportamientos violentos.

INDICADORES DE PROBLEMAS EN FUNCIONAMIENTO EJECUTIVO

Déficits en memoria de trabajo, memoria prospectiva, razonamiento, flexibilidad cognitiva, comprensión de
situaciones, control de la atención, capacidad de abstracción, planeación, organización, secuenciación. Déficits en
la regulación de la conducta social, la inhibición de respuestas automatizadas, la solución de problemas y la
autorregulación conductual y emocional.
INDICADORES DE PROBLEMAS EN FUNCIONAMIENTO ADAPTATIVO
Dificultades en habilidades de adaptación necesarias para cuidar de sí mismo de manera eficaz e indepen- diente,
responder a los demás y satisfacer las demandas ambientales en su vida cotidiana.
Déficit en habilidades de habla, lenguaje y comprensión verbal necesarias para la comunicación con otras
personas (vocabulario, respuesta a preguntas, habilidades de conversación, habilidades de comunicación no
verbal).
Dificultades en habilidades necesarias para la independencia, la responsabilidad y el autocontrol (tomar
decisiones, comenzar y completar tareas, seguir una rutina diaria, seguir instrucciones).
Déficits en habilidades necesarias para interactuar socialmente y llevarse bien con otras personas (por
ejemplo, expresar afecto, tener amigos, mostrar y reconocer emociones, ayudar a los demás, usar
modales).
Pérdida de interés en las relaciones sociales.
Alteración en su habilidad para funcionar con éxito y tener un trabajo de tiempo completo o parcial en un
entorno laboral, lo que incluye completar tareas laborales, trabajar con supervisores y seguir un horario de
trabajo.
Para valorar la relevancia, todos los indicadores deben considerarse en términos de:

Las manifestaciones son graves y persistentes (crónicas).

Existe evidencia de su manifestación desde la infancia o adolescencia.
Su nivel de interferencia con la capacidad de la persona de cuidar de sí misma.
Su nivel de interferencia en distintos ámbitos de la vida cotidiana (laboral, académico, familiar, salud y
relaciones interpersonales).
Ha implicado la necesidad de que otras personas ejerzan un rol de supervisión o cuido de la persona. Se
determina un incremento en el nivel de deterioro con el paso del tiempo.
La persona no ha respondido bien a la intervención psicosocial o farmacológica.
La persona ha experimentado dificultades severas recientemente debido a estos indicadores. Ha
influido directamente en comportamientos violentos de la persona en el pasado.
Podría interferir en la capacidad de la persona de actuar de forma no violenta en el futuro.
Es necesario gestionar o intervenir sobre este factor para disminuir el riesgo.
Tabla 24.
FRVPA7: Presencia actual o reciente de síntomas de psicopatología grave

DEFINICIÓN CONCEPTUAL
Este factor refleja lo relacionado con la presencia actual o reciente de síntomas graves de psicopatología, es-
pecíficamente con manifestaciones de problemas de pensamiento y de la percepción, así como del estado de ánimo,
que puedan promover conductas violentas.

INDICADORES DE PROBLEMAS DE PENSAMIENTO O PERCEPCIÓN

Tendencia a experimentar pensamientos, creencias e ideas infundadas e irracionales sobre el mundo, in- cluidas
las creencias sobre los poderes de uno mismo, los demás y los objetos para controlar e influir en los demás y en
el mundo físico. Especialmente las de tipo agresivo, suspicaz, paranoide, celos patológicos o de contenido
mórbido.
Sensaciones y percepciones que son incompatibles con los estímulos del entorno (en cualquier moda- lidad
sensorial). Experiencias inusuales, incluidas distorsiones perceptivas que no se corresponden con la realidad,
prominencia aberrante y disociación o desapego de la realidad, del entorno o de uno mismo. Especialmente las
de tipo agresivo, suspicaz, paranoide, celos patológicos o de contenido mórbido.
Manifestaciones conductuales, cognitivas y verbales de desorganización (tangencialidad, descarrilamien- to o habla
incoherente, procesos de pensamiento ilógicos, circunstanciales o concretos, comportamientos extraños o
estereotipados o apariencia extraña).
Excentricidad, en la forma de comportamiento, apariencia y/o habla extraños, inusuales o bizarros; tener
pensamientos extraños e impredecibles; decir cosas inusuales o inapropiadas.
Expresión y experiencia emocional limitadas, incluida la experiencia y expresión de alegría, calidez y/o
conexión emocional. Gestos espontáneos limitados, contacto visual deficiente, alogia, entonación vocal
limitada, así como un rango e incidencia limitados de expresiones faciales.
Déficits generales en emociones positivas y niveles de energía. Dificultades para experimentar alegría y
entusiasmo, muestran poco interés en las cosas y exhiben letargo, lasitud y lentitud psicomotora.
Físicamente inerte, se manifiesta en largos períodos de tiempo sin actividad espontánea. Las personas pueden
carecer de motivación para mantener la higiene y dedicarse al cuidado personal. Falta de motiva- ción para
participar en actividades productivas, relaciones interpersonales y falta de atención a los estí- mulos socialmente
relevantes.

INDICADORES DE PROBLEMAS GRAVES DEL ESTADO DE ÁNIMO

La persona se siente extremadamente eufórica, exaltada o experimentando niveles excesivos de energía y

activación. Puede incluir comportamiento arriesgado e imprudente de búsqueda de recompensas que causa
problemas al individuo. La persona puede sentirse invencible, como si nada pudiera lastimarla.
Manifestaciones de ira, irritabilidad y hostilidad. Las personas informan sentirse enojadas, irritables, mo- lestas,
furiosas, airadas, hostiles, frustradas y enfurecidas. Reportan la experimentación de arrebatosde ira e informan
que tienen problemas para controlar su temperamento. Las manifestaciones conductuales incluyen gritar a la
gente y arrojar y romper cosas.
Conductas o pensamientos y/o planes no suicidas de autolesión (puede implicar planes realistas y de- tallados o
intentos específicos para autolesionarse). Las manifestaciones comunes incluyen cortarse o romperse, quemarse,
golpearse y golpearse la cabeza.
Sentimientos graves de infelicidad, desesperanza, de sentirse miserable y desanimado.
Pensamientos generales sobre la muerte, así como pensamientos más específicos y graves de suicidio (puede
implicar planes realistas y detallados o intentos específicos para suicidarse).
Para valorar la relevancia, todos los síntomas o indicadores deben valorarse en términos de:
Su nivel de interferencia con la capacidad de la persona de cuidar de sí misma. Su
resistencia a los esfuerzos del tratamiento.
Si han empeorado con el curso del tiempo.
Si han experimentado un incremento reciente.
Ha influido directamente en comportamientos violentos de la persona en el pasado. Podría
interferir en la capacidad de la persona de actuar de forma no violenta en el futuro. Es
necesario gestionar o intervenir sobre este factor para disminuir el riesgo.
Tabla 25.
FRVPA8: Problemas actuales graves para la auto regulación o problemas recientes de inestabilidad emocional, cognitiva
o conductual.

DEFINICIÓN CONCEPTUAL
Este factor refleja lo relacionado con los problemas actuales graves para mantener un ajuste estable y la au-
torregulación con respecto al funcionamiento emocional, conductual y cognitivo.

INDICADORES EMOCIONALES
Emocionalmente inestable y rápidamente cambiante. Cambios de humor repentinos, rápidos, impredeci- bles y
dramáticos. El estado de ánimo puede cambiar significativamente (por ejemplo, de feliz a irritable o de feliz a
triste) rápidamente y sin razón aparente.
Manifestaciones emocionales excesivamente reactivas (se presentan como respuesta espontánea a al- gún tipo
de conflicto interpersonal). Sus estados emocionales tienden a ser intensos y se disparan fácil- mente, y pueden ser
desproporcionados con los eventos y circunstancias.
Malestar emocional grave asociado con ansiedad, nerviosismo, tensión y temor, así como con desespe- ranza o
con la pérdida de energía, agotamiento emocional y desmotivación general.
Expresiones de enojo e irritabilidad grave.

INDICADORES CONDUCTUALES
Actuar sobre impulsos fuertes bajo condiciones de afecto negativo.
Comportamientos repentinos de enojo o agresión.
Conductas irresponsables (no interesarse por cumplir obligaciones personales, acuerdos y compromisos o
conductas que pongan en riesgo a otros).
Actuar de forma no premeditada, sin reflexión o previsión, haciendo las cosas porque la oportunidad sim-
plemente se presenta y sin considerar las consecuencias de sus actos.
Realiza actividades potencialmente peligrosas o agresivas, exponiéndose a sí mismo o a otras personas a riesgos
innecesarios.
Actuar de forma precipitada ante condiciones de emociones positivas
(estando muy feliz o de muy buen humor).
Inquieto o hiperactivo.

INDICADORES COGNITIVOS
Dedica poco tiempo a pensar sobre las consecuencias de sus comportamientos o decisiones. Manifiesta
dificultades para comprender las causas o personas responsables de sus problemas. Presenta dificultad para
retrasar la acción en favor de un pensamiento y una planificación cuidadosos. Dificultades para permanecer
concentrado en una tarea que puede ser aburrida o difícil. Se distrae fácilmente y le cuesta enfocar la
atención y mantenerse concentrado.
Sentido de sí mismo inestable y confuso.

Para valorar la relevancia, todos los síntomas o indicadores deben valorarse en términos de:
Su nivel de interferencia con la capacidad de la persona de cuidar de sí misma. Su
resistencia a los esfuerzos del tratamiento.
Si han empeorado con el curso del tiempo.
Si han experimentado un incremento reciente.
Ha influido directamente en comportamientos violentos de la persona en el pasado. Podría
interferir en la capacidad de la persona de actuar de forma no violenta en el futuro. Es
necesario gestionar o intervenir sobre este factor para disminuir el riesgo.
Tabla 26.
FRVPA9: Dificultades para enfrentar situaciones estresantes

DEFINICIÓN CONCEPTUAL
Este factor tiene que ver con la probable experimentación de problemas futuros asociados con una pobre capacidad
para lidiar con el estrés de la vida. Estos problemas pueden ser el producto de: a) el resultado de circunstancias
estresantes que pondrían a prueba los recursos de afrontamiento de cualquier persona y b) de una capacidad
inadecuada para afrontar el estrés.

INDICADORES DE CIRCUNSTANCIAS ESTRESANTES

Dificultades severas en una relación afectiva (que podrían implicar una ruptura de esta).
Problemas con situación migratoria.
Fallecimiento de familiares o personas cercanas.
Dificultades severas en su condición económica o laboral.
Problemas legales en proceso (ya sea a nivel penal, de familia o violencia doméstica).

INDICADORES DE CAPACIDAD INADECUADA PARA ENFRENTAR EL ESTRÉS

Situaciones normales de la vida resultan muy estresantes para la persona.
Dificultades para aplicar estrategias de afrontamiento eficaces para evitar las situaciones
estresantes o minimizar sus efectos.
Tendencia a utilizar estrategias de afrontamiento del estrés inapropiadas.
Dificultades para afrontar frustraciones y problemas leves o comunes.
Manifestaciones fisiológicas (enfermedades o dolencias físicas)
como respuesta a niveles altos de presión.
Tendencia a manifestar alteraciones emocionales o conductuales significativas como
producto de situaciones estresantes.

Para valorar la relevancia, todos los indicadores deben valorarse en términos de:
Su nivel de interferencia con la capacidad de la persona de cuidar de sí misma.
Si han empeorado con el curso del tiempo.
Si han experimentado un incremento reciente.
Ha influido directamente en comportamientos violentos de la persona en el pasado. Podría
interferir en la capacidad de la persona de actuar de forma no violenta en el futuro. Es
necesario gestionar o intervenir sobre este factor para disminuir el riesgo.
Tabla 27.
FRVPA10: Historia de violencia previa

DEFINICIÓN CONCEPTUAL

Este factor manifiesta antecedentes de problemas asociados con cualquier intento, amenaza o acto de daño físico o
psicológico que representa una violación de las normas sociales establecidas en cuanto a los siguien- tes tres aspectos:
1. Que afecte de forma grave a la víctima. 2. Que implique consecuencias legales graves o de otro tipo en más de
una ocasión y 3. Que constituya un patrón establecido de daño moderado en las vícti- mas o consecuencias legales
para el individuo.

INDICADORES GENERALES

Amenazas explícitas o directas de daño físico grave

(que induce o es probable que produzca temor en la víctima). Ha
cometido diferentes tipos de violencia.
Se ha involucrado en peleas físicas en las que fue el principal instigador o agresor. Ha
amenazado a otras personas con armas.
Ha realizado actos violentos de naturaleza reactiva (reacciona a la provocación percibida o al peligro por parte
de la víctima. Generalmente, debe existir alguna forma de conflicto interpersonal).
Ha realizado actos, intentos o amenazas de violencia dirigidos a:
Conocidos o amigos.
Familiare
s.
Extraños.
Ha realizado actos, intentos o amenazas de violencia motivados por:
Ganancia económica.
Gratificación sexual.

Para valorar la relevancia, cada acto de violencia debe considerarse en términos de si:
Ha sucedido en contextos variados (escolar, familiar, comunidad, institucional). Ha
involucrado diferentes víctimas.
La frecuencia o la gravedad ha aumentado a lo largo del tiempo.
Ha estado presente durante distintas etapas del desarrollo.
Ha provocado daños físicos graves en las víctimas. Ha
sido reciente.
Ha sido frecuente.
Ha sido planeada y deliberada.
Comenzó en una edad temprana (niñez o adolescencia).
Podría interferir en la capacidad de la persona de actuar de forma no violenta en el futuro. Es
necesario gestionar o intervenir sobre este factor para disminuir el riesgo.
Tabla 28.
FRVPA11: Historia de problemas asociados con actitudes violentas

DEFINICIÓN CONCEPTUAL
Hace referencia a una serie de valores, ideas y actitudes a lo largo de la vida en la persona que van dirigidas a
validar el comportamiento violento o están a favor de este, partiendo de la premisa de que la violencia se justifica,
sobre todo cuando esta confiere beneficios para sí mismo.

INDICADORES GENERALES
Ha manifestado su adherencia a principios y valores que favorecen la violencia. Al
ver o practicar actos violentos ha expresado apoyo o motivación hacia ello. Ha
fantaseado sobre conductas violentas.
Ha participado activamente de grupos organizados que respaldan la violencia. Se le
ha vinculado con pares violentos o con actitudes violentas semejantes.
Ha ido en contra de las instituciones y personas que representan la paz y la justicia. Se ha
adscrito a ideologías o corrientes que favorecen la violencia e intolerancia.
Motivó o instó otros hacia la violencia o a respaldarla.
Tiende a considerar la violencia como opción para la solución de sus problemas.
Respalda la amenaza y la intimidación como formas válidas de influir en otros. Ha
mostrado motivación por consumir, difundir y/o producir contenidos violentos.

Para valorar la relevancia, cada actitud violenta debe considerarse en términos de si:

Tiende a brindar argumentos que justifican o validan su posición

Tiende a minimizar o negar sus actitudes para evitar el cuestionamiento. Tiene
implícito la obtención de beneficios o ventajas tangibles o intangibles.
Ha sucedido en contextos variados (escolar, familiar, comunidad, institucional). La
frecuencia o la gravedad ha aumentado a lo largo del tiempo.
Ha estado presente durante distintas etapas del desarrollo. Se
dirige a variedad de personas o grupos.
Ha tenido consecuencias para sí o para otros.
Se ha manifestado en el pasado reciente.
Ha sido frecuente o constante en el tiempo.
Comenzó en una edad temprana (niñez o adolescencia).
Ha influido directamente en comportamientos violentos de la persona en el pasado. Podría
interferir en la capacidad de la persona de actuar de forma no violenta en el futuro. Es
necesario gestionar o intervenir sobre este factor para disminuir el riesgo.
Tabla 29.
FRVPA12: Historia de problemas asociados con conductas antisociales

DEFINICIÓN CONCEPTUAL
El factor hace referencia a antecedentes de actos deliberados que llevan a la violación de las normas sociales y legales
con motivación antisocial por parte de la persona, ya sea para la obtención de beneficios persona- les, económicos o
por la búsqueda de placer.

INDICADORES GENERALES

Ha transgredido el seguimiento de reglas y normas sociales que perjudican los derechos de los demás. Ha
realizado actos de amenaza o intimidación para beneficio personal.
Se ha involucrado en actividades de posesión de drogas o narcotráfico. Ha
llevado a cabo actos ilícitos para la estimulación o satisfacción sexual.
Su conducta antisocial ha sido dirigida hacia animales o la naturaleza con el fin de dañar o intimidar a otra
persona.
Realizó actos de vandalismo o daño del patrimonio de otras personas o de la comunidad.
Incluye delitos o intentos de actos contra la vida.
Ha realizado actos antisociales que no le implican un beneficio tangible más allá del placer.
Ha sido sancionado, suspendido o expulsado por transgredir normas institucionales que perjudican los
derechos de los demás.
Se ha fugado de centros o abandonados procesos por rechazo a normas establecidas. Sus
actos han ameritado detención o el ser procesado por el sistema legal.

Para valorar la relevancia, cada acto antisocial debe considerarse en relación con si:

Se realizó en conocimiento de su ilicitud y consecuencias potenciales.

No se explica por la presión social de grupo o pares, la intimidación o la amenaza.
Ha llevado a un daño personal o social grave o moderado.
Ha implicado otras consecuencias serias para sí o para otros (Ej. sanciones legales) Tiene
implícito la obtención de beneficios o ventajas tangibles o intangibles.
Ha sucedido en contextos variados (escolar, familiar, comunidad, institucional). La
frecuencia o la gravedad ha aumentado a lo largo del tiempo.
Ha estado presente durante distintas etapas del desarrollo. Es
diverso o versátil en su expresión.
Se dirige a variedad de personas o grupos.
Se ha manifestado en el pasado reciente.
Ha sido frecuente o constante en el tiempo.
Comenzó en una edad temprana (niñez o adolescencia).
Ha involucrado la participación de grupos organizados como bandas para realizar estos actos. Ha
rechazado su responsabilidad por los actos cometidos, lo minimiza o justifica.
Su arrepentimiento fue nulo o superficial, aunque se le confrontó con consecuencias. Ha
influido directamente en comportamientos violentos de la persona en el pasado.
Podría interferir en la capacidad de la persona de actuar de forma no violenta en el futuro.
Es necesario gestionar o intervenir sobre este factor para disminuir el riesgo.
Tabla 30.
FRVPA13: Problemas actuales graves relacionados con ideas o intentos de realizar comportamientos violentos

DEFINICIÓN CONCEPTUAL
El factor hace referencia a la experimentación actual de pensamientos, motivaciones, intenciones, planes o intentos
de ejercer distintos tipos de violencia contra otras personas, con el fin de provocarles daño o afectación.

INDICADORES GENERALES

Presenta ideas de daño y afectación a terceros.

Realiza amenazas o advertencias de los actos que piensa ejecutar.
Realiza actos dirigidos por la venganza o revancha personal.
Recientemente ha intentado realizar actos de daño o afectación a terceros sin éxito.
Presenta ideas homicidas con o sin algún grado de estructuración.
Fantasea con muerte, tortura y destrucción, aunque descarte ejecutar estos actos.
Presenta ideas de muerte acompañadas de su propio suicidio.
Estos planes generan rechazo claro de terceros y llevan a otros a alejarse.
Sus intenciones han llevado a otros a tomar medidas de protección o denuncia. Se
organiza y prepara activamente para la ejecución de sus planes violentos.
Intenta involucrar a otros o convencerlos de participar para potenciar su éxito.

Para valorar la relevancia, cada acto antisocial debe considerarse en relación con si:

Su nivel de estructuración, planificación o especificidad los hacen factibles. Brinda

argumentos que justifican o validan su posición.
Minimiza o niega sus intenciones para evitar el cuestionamiento.
Tiene implícito la obtención de beneficios o ventajas tangibles o intangibles.
Sucede en contextos variados (escolar, familiar, comunidad, institucional). En
caso de llegar a ejecutarse se consideraría un acto grave.
Se dirige a una variedad de personas o grupos.
En caso de ejecutarse traería consecuencias para sí o para otros.
Han incrementado en frecuencia recientemente.
Se manifiestan con alto grado de intensidad o persistencia.
Genera fuertes reacciones emocionales positivas o negativas en la persona.
El evaluado se percibe incapaz de contener o vulnerable a ceder a dichas ideas. No
responden a las medidas implementadas para su manejo.
Ha influido directamente en comportamientos violentos de la persona en el pasado. Podría
interferir en la capacidad de la persona de actuar de forma no violenta en el futuro. Es
necesario gestionar o intervenir sobre este factor para disminuir el riesgo.
Tabla 31.
FRVPA14: Historia de problemas graves para establecer y mantener relaciones personales estables

DEFINICIÓN CONCEPTUAL
Este factor se asocia con antecedentes de dificultades personales significativas para el manejo adecuado de las
relaciones interpersonales en general, ya sea por falta de interés o torpeza social, que llevan a condiciones reales o a
una percepción personal de falta de apoyo a nivel social, familiar, de pareja o comunitario.

INDICADORES GENERALES
No evidencia a lo largo de su vida interés en vínculos afectivos fuertes o positivos con otras personas. Sus
relaciones de pareja o de amistad suelen no ser duraderas.
Tiende a no expresar emociones en sus relaciones, puede ser descrito como distante.
Muestra inestabilidad en sus relaciones.
Sus relaciones han sido marcadas por conflictos frecuentes o graves. Se
han dado situaciones de violencia hacia la pareja o su familia.
Ha requerido la mediación de terceros para la solución de conflictos interpersonales.
Sus relaciones con otras personas tienden a girar en torno a sus necesidades o intereses
(podrían describirse como utilitarias o manipuladoras).
Ha tendido a la autoexclusión social y el aislamiento.
Ha demostrado evidencia de poca empatía en sus relaciones. Es común que sea infiel con sus parejas. Elige
relacionarse con personas conflictivas que influyen negativamente en él o ella.
La conducta sexual expresada en sus relaciones es percibida como inapropiada.

Para valorar la relevancia, cada indicador debe considerarse en términos de si:

Esta dificultad le ha traído consecuencias moderadas o graves a nivel personal. Ha

implicado consecuencias serias para los otros involucrados en la relación. Ha
sucedido en contextos variados (escolar, familiar, comunidad, institucional).
La frecuencia o la gravedad de los conflictos ha aumentado a lo largo del tiempo.
Ha estado presente durante distintas etapas del desarrollo.
Se ha manifestado en el pasado reciente.
Ha sido frecuente o constante en el tiempo.
Comenzó en una edad temprana (niñez o adolescencia).
Ha influido directamente en comportamientos violentos de la persona en el pasado. Podría
interferir en la capacidad de la persona de actuar de forma no violenta en el futuro. Es
necesario gestionar o intervenir sobre este factor para disminuir el riesgo.
Tabla 32.
FRVPA15: Historia de problemas graves en contexto formativo o laboral

DEFINICIÓN CONCEPTUAL
Este factor implica un historial de problemas serios para lograr la empleabilidad, la continuidad en los traba- jos, así
como para mantener relaciones laborales adecuadas, que generan consecuencias graves en la perso- na y su entorno
familiar cercano. Tales dificultades podrían extrapolarse a la vida académica o de formación en caso de no contar
con antecedentes laborales claros o suficientes.

INDICADORES GENERALES*
Ha enfrentado periodos largos de desempleo, ya sea por falta de motivación, falsas expectativas hacia el trabajo
o esfuerzos insuficientes para buscarlo.
Ha evidenciado tendencia a optar por trabajo ilegítimos o del sector informal frente a opciones de trabajo
formales y legales.
Se caracteriza por cambios frecuentes o renuncia de empleos amparado en razones cuestionables, insufi- cientes o
sin dar justificaciones válidas.
Hay un historial de numerosas renuncias o despidos por motivos atribuibles a la persona evaluada. Su
desempeño es marcado por un bajo rendimiento en el trabajo y motivación al trabajo.
Ha incurrido en trasgresiones a la normativa laboral como ausentismo, impuntualidad o faltas a la probidad. Ha tenido
conflictos graves con otros trabajadores, supervisores, jefes o incluso con clientes que le han merecido llamadas
de atención, sanciones o multas.
Ha presentado conductas inadecuadas a nivel laboral sabiendo que no son correctas.
Ha dejado trabajos sin tener un plan financiero u otra opción laboral concreta, generándole complicaciones para la
subsistencia y cumplimiento de compromisos.
Desobedece, critica o se burla de las normas laborales vigentes. Ha
desafiado la autoridad de sus superiores.

Para valorar la relevancia, todos los indicadores deben considerarse en términos de:

La dificultad no se explica por razones externas a la persona evaluada (Ej. Altas tasas de desempleo, despidos masivos,
precarización de las condiciones de trabajo).
La dificultad le ha traído consecuencias moderadas o graves a nivel personal y familiar como problemas económicos
importantes que no permiten la subsistencia.
Ha implicado consecuencias serias para el empleador, la empresa o compañeros. Se
identifica un patrón en diferentes lugares de trabajo o estudio.
La frecuencia o la gravedad de los conflictos ha aumentado a lo largo del tiempo. Se
ha manifestado en el pasado reciente.
Ha sido frecuente o constante en el tiempo.
Comenzó en una edad temprana (niñez o adolescencia).
Ha influido directamente en comportamientos violentos de la persona en el pasado. Podría
interferir en la capacidad de la persona de actuar de forma no violenta en el futuro. Es
necesario gestionar o intervenir sobre este factor para disminuir el riesgo.

*Los indicadores se deben evaluar prioritariamente en experiencias laborales de la persona,

sin embargo, si no cuenta con experiencia laboral suficiente, los indicadores se pueden
enfocar en su experiencia de formación académica.
Tabla 33.
FRVPA16: Historia de problemas con el uso del arma de fuego

DEFINICIÓN CONCEPTUAL
Este factor implica una historia de problemas serios asociados con la manipulación de un arma de fuego, ya sea por
negligencia, accidente o impericia.

INDICADORES GENERALES
Ha dejado su arma de fuego olvidada en algún lugar.
Su arma de fuego se ha disparado de manera accidental.
Le han retirado su arma de fuego en algún trabajo debido a su uso inapropiado. Ha
salido a fiestas o a consumir licor portando su arma de fuego.
Ha alardeado con su arma de fuego.
Ha dejado su arma en algún lugar sin el seguro.
Ha dejado su arma de fuego en algún lugar en el que es de fácil acceso para otras personas. Ha
hecho disparos al aire.
Ha apuntado con su arma de fuego a otra persona o grupo de personas de manera imprudente sin ánimo de
amenazar.
Ha hecho tiro al blanco en lugares no autorizados o dispuestos para este fin.
Para valorar la relevancia, todos los indicadores deben considerarse en términos de:

Esta conducta le ha traído consecuencias moderadas o graves a nivel personal. Ha

implicado consecuencias serias para el empleador, la empresa o compañeros. Se
identifica un patrón en diferentes lugares de trabajo.
La frecuencia o la gravedad de estas conductas ha aumentado a lo largo del tiempo. Se
ha manifestado en el pasado reciente.
Ha sido frecuente o constante en el tiempo.
Ha influido directamente en comportamientos violentos de la persona en el pasado. Podría
interferir en la capacidad de la persona de actuar de forma no violenta en el futuro. Es
necesario gestionar o intervenir sobre este factor para disminuir el riesgo.

7.2 Factores extra de idoneidad mental para Laborar en

Seguridad Privada (FRVPA+LSP)

A continuación, se describen dos factores extra que complementan la valoración base realizada a través del FRVPA en los
casos específicos de Evaluaciones de Idoneidad Mental para Laborar en Seguridad Privada que, agregados a los factores del
FRVPA anteriormente descritos, se ha llamado FRVPA+LSP.
Tabla 34.
FRVPA17: Rasgos de personalidad predictores de desempeño funcional en labores de seguridad

DEFINICIÓN CONCEPTUAL

Este factor incluye rasgos de personalidad normal bajo la teoría de los cinco grandes factores que han de- mostrado
predictibilidad en el desempeño funcional en cuerpos policiales, específicamente los factores de personalidad
denominados Responsabilidad, Extraversión y Neuroticismo.

INDICADORES DE RESPONSABILIDAD BAJA

Se considera a sí misma una persona poco competente y no preparada para enfrentar distintas situacio- nes en su
vida (sentido de autoeficacia bajo).
No es una persona pulcra, organizada y limpia, no le molesta el desorden.
Carece de un fuerte sentido del deber para orientar su conducta. No evidencia un apego estricto a princi- pios
éticos que respondan a su esquema de valores.
Posee bajos niveles de aspiración y no evidencia trabajar activamente para la consecución de logros.
Se le dificulta iniciar tareas y llevarlas hasta el final sin inconvenientes o distracciones y no se esfuerza para
hacer cosas que no le gustan pero que debe hacer.
No reflexiona mucho en las cosas antes de actuar, es irreflexivo e imprudente.

INDICADORES DE NEUROTICISMO ALTO

Es una persona temerosa, tensa, nerviosa, aprensiva, voluble y ansiosa.

Tiende a experimentar frustración, rencor e ira.
Suele experimentar sentimientos de culpa, melancolía, desesperanza y soledad. Se desanima fácilmente y tiende
a mostrarse abatido.
Se avergüenza y se siente perturbado fácilmente. Se siente incómoda con los demás, es sensible al ridícu- lo y
propensa a sentimientos de inferioridad.
Se caracteriza por incapacidad para controlar los deseos y arrebatos. No tienen tolerancia a la frustración. Se siente
incapaz de superar situaciones estresantes de su vida, en las que se siente dependencia, deses- pera o terror.

INDICADORES DE EXTRAVERSIÓN BAJA

No se caracteriza por ser una persona afectuosa y amistosa; no demuestra que le guste la gente y no le resulta
fácil relacionarse con otras personas.
No busca estar acompañado, no parece disfrutar las reuniones, ni compartir con otras personas.
No destaca socialmente, no se caracteriza por ser dominante ni animoso. En los grupos en que participa no
asume un rol de líder.
No cuenta con mucha energía, no busca mantenerse ocupado y ni lleva una vida agitada.
No se dedica a buscar emociones en su vida, ni busca involucrarse en actividades reconocidas como muy
estimulantes.
No podría definirse como una persona optimista y entusiasta, no ríe con facilidad y ni es particularmente
cariñoso con otras personas.
Tabla 35.
FRVPA18: Estrés organizacional actual en el contexto de la seguridad

DEFINICIÓN CONCEPTUAL
Este factor se relaciona con el malestar significativo asociado a un ambiente laboral en funciones de seguri- dad que
en el aquí y ahora se caracteriza por estresores propios de su puesto y su función de seguridad, así como de la
estructura y la atmósfera del trabajo y las relaciones laborales inherentes.

INDICADORES GENERALES
Está expuesto a limitaciones físicas o de recursos serias en su puesto que limitan de manera directa el adecuado
ejercicio de su labor ocasionando alta desmotivación y/o frustración.
Experimenta consecuencias personales o de salud (por ejemplo, trastornos del sueño) significativas debi- do a
problemas con su horario laboral (rotación, turnos, días libres).
Sufre una sobrecarga constante en sus responsabilidades laborales (exceso de horas extra, labores no asociadas a
seguridad, cobertura de áreas mayores a su capacidad individual).
Se expone a amenazas económicas y en su estilo de vida debido a condiciones o requerimientos de su empleo
(recortes en la jornada de trabajo, inestabilidad laboral, despidos inesperados, no aseguramiento, no pago de
horas extra, desarraigo, lejanía).
Enfrenta cotidianamente riesgos inminentes a su integridad física como parte de su función, para las que no tiene
capacidad de respuesta real al generar miedo, sentido de impotencia, desesperanza y rechazo a su rol.
Enfrenta ambigüedad o irracionalidad en las expectativas de terceros (jefaturas, clientela, ciudadanía) en torno a
su rol de seguridad, que le llevan al no reconocimiento de su labor, a la confusión constante o extre- ma, la
frustración, el enojo y/o a la lesión de su autoestima.
Se siente altamente presionado por asumir la responsabilidad en la seguridad de otros en su entorno labo- ral y o
fuera de él por su rol en desmérito de la propia integridad o seguridad.
Genera alta frustración o desesperanza por la escasa o nula participación en la toma de decisiones que influyen
directamente y de forma negativa en el ejercicio de su función.
Se ve significativamente afectado por lidiar con un entorno laboral rígido, autoritario y/o machista que limi- ta sus
derechos, autoexpresión y lesiona su autoestima y dignidad.
Está inmerso en conflictos interpersonales, administrativos o legales serios con colaboradores, clientes o
supervisores de su trabajo que afectan su clima laboral.
 8
Estrategias metodológicas en la evaluación
psicológica de la idoneidad mental para la
portación de armas de fuego y laborar en
seguridad privada
En este apartado se describen, de manera precisa, las
estrategias de evaluación específicas que se deben utilizar
durante el proceso de evaluación de la idonei- dad mental
para portar armas de fuego. Se ha señala- do, a lo largo de
este manual, que cada una de las ac- ciones profesionales
realizadas durante este proceso de evaluación debe ajustarse
a modelos y principios contemporáneos, que permitan de una
forma clara y transparente aportar las evidencias necesarias,
que justifiquen la opinión profesional final que se ofrez-
ca sobre el riesgo de violencia con el uso de arma.
En este sentido, tal y como se indica en el Diagrama 1, es
necesario considerar, al menos, cuatro fuentes de datos
relevantes durante este proceso: la entrevista cara a cara, la
observación conductual y la determinación del estado mental
de la persona evaluada, la valoración psicomé- trica, así
como la integración de datos provenientes de fuentes
colaterales, que permitan realizar una contrasta- ción con la
información proporcionada directamente por las personas
evaluadas y así poder integrar mediante una formulación
forense la totalidad de la información recabada. En este
sentido, Heilbrun, Marczyk, DeMatteo y Mack-Allen (2007)
han propuesto que el empleo de un enfoque de métodos
múltiples y fuentes múltiples para evaluar los síntomas y las
capacidades importantes en la evaluación forense es
particularmente esencial al su- gerir el uso de tres fuentes
específicas: el autoinforme, las pruebas y las medidas
formales e información de ter-
ceros (tanto registros como entrevistas colaterales). Es- tos
autores enfatizan, en especial, en que la coherencia entre las
distintas fuentes genera que sea más probable que la
información recopilada sea precisa, mientras que la
inconsistencia entre estas sugiere la presencia de in-
exactitud en, al menos, una fuente de información. Asi-
mismo, es fundamental considerar que ningún método es
superior por sí mismo en términos de la validez de la
información que aporta. En esta línea, Weiner (2003) ha
señalado, de forma precisa, que las observaciones del
comportamiento y los datos de la entrevista, a veces, pue- den
contribuir más a una evaluación adecuada que las pruebas
estandarizadas, mientras que, en otros casos, las pruebas
psicológicas formales pueden revelar infor- mación vital que,
de otro modo, no se habría descubierto. Claramente, se
desprende la necesidad de contar con un planteamiento
metodológico multimétodo y multifuen- tes en la evaluación
del riesgo de violencia en el uso de armas, que permita
realizar una formulación del caso al aportar las evidencias
necesarias, luego de un análi- sis riguroso que tome en
cuenta la vulnerabilidad hacia los sesgos de los enfoques
monométodo. En los apar- tados siguientes se describen las
distintas estrategias metodológicas desde una perspectiva de
la evaluación forense del riesgo de violencia en el uso de
armas. En cada una de ellas se proporcionan
recomendaciones prácticas para la evaluación psicológica de
idoneidad mental, que se requiere, de acuerdo con lo
establecido en la normativa del Colegio de Profesionales en
Psicología.
Diagrama 1.
Fuentes de datos relevantes en el proceso de EIMPPA

Formulación
forense del riesgo

Entrevista
semiestructurada

Observación
conductual

Evaluación
psicométrica

Revisión de
fuentes colaterales

Fuente: Elaboración propia

8.1 El papel de la entrevista psicológica

en el proceso de evaluación del riesgo de
la EIMPPA

Diferentes especialistas en el campo de la evaluación
psicológica plantean que las entrevistas son el méto- do más
básico y utilizado con este fin, así como, pro- bablemente, el
medio más importante de recopilación de datos durante su
realización. Además, han señala- do que, sin los datos de la
entrevista, la mayoría de los resultados de las pruebas
psicológicas carecerían de sentido, porque permite a quienes
evalúan colocar los resultados de las pruebas en un contexto
más amplio y significativo (Craig, 2003; Groth-Marnat y
Wright, 2016).
Asimismo, es primordial establecer una distinción entre las
entrevistas con fines terapéuticos y las entrevistas de
nes de su comportamiento, de características idiosin- cráticas
y de la reacción con respecto de su situación de vida actual
evaluación. Las primeras incluyen actividades genéricas
dentro de una sesión diseñada para avanzar en algún objetivo
de intervención clínica o tratamiento, mientras que las
segundas implican una serie de actividades para obtener
información que conduzca al desarrollo de ob- jetivos de
intervención u otro tipo de decisiones (Craig, 2003). Desde
esta perspectiva, las entrevistas cumplen varios propósitos. El
más trascendental consiste en re- unir información
potencialmente valiosa que no puede obtenerse fácilmente
por otros medios, aunque repre- senta una condición eficaz
para establecer una relación que sea propicia para desarrollar
una mayor compren- sión de la persona evaluada mediante
las observacio-
(Groth-Marnat y Wright, 2016). De esta forma, no es
posible conducir una evaluación psicoló- gica para
establecer la idoneidad mental para portar armas sin emplear
este valioso recurso metodológico.
Generalmente, una entrevista se destina a lograr objeti- vos
definidos, por lo que contiene una secuencia clara y se
organiza en torno a temas específicos y relevantes. Además,
el grado de estructura corresponde a una di- mensión básica,
porque algunos tipos de entrevista per- miten a las personas
evaluadas desplazarse libremente de un área a la siguiente,
mientras que otras son fuer- temente directivas y orientadas a
objetivos. A menudo, utilizan calificaciones estructuradas y
listas de verifica- ción (Groth-Marnat y Wright, 2016). De
acuerdo con es- tos autores, la entrevista no estructurada o
semiestruc- turada suele ser el único momento durante el
proceso de evaluación en que quien evalúa puede observar a
la persona evaluada en una situación abierta y ambigua. Este
tipo de entrevistas posibilitan las observaciones sobre cómo
las personas organizan sus respuestas y las inferencias
pueden derivarse de señales sutiles y no verbales. Además,
estas inferencias pueden se- guirse con preguntas adicionales
y más detalladas. Se otorga un nivel de flexibilidad a este tipo
de entrevistas, que representa usualmente su mayor ventaja
sobre las pruebas estandarizadas. Este es un enfoque flexible e
idiográfico. Se centra en la persona y no en cómo ella se
compara o no con un grupo normativo más amplio. Permite
obtener algunos tipos de información median- te esta
estrategia centrada en factores idiosincrásicos.
Sin embargo, no cualquier tipo de entrevista permite la
obtención de información válida y confiable en térmi- nos
de las decisiones que se deben tomar en este tipo de
contextos evaluativos, porque tal y como plantean Rogers y
Wupperman (2007), la subjetividad de las eva- luaciones
tradicionales las vuelve susceptibles a los sesgos. Si bien
las evaluaciones sistemáticas aseguran que las preguntas
estandarizadas y las calificaciones clínicas se apliquen de
forma metódica, independiente- mente de las circunstancias o
los antecedentes cultura- les, no eliminan los sesgos
completamente, pero resulta una forma útil de lidiar contra
ellos. Por lo tanto, es ne- cesario considerar el nivel de
estructura de la entrevista en este contexto de evaluación de
la idoneidad mental para portar armas, porque las
entrevistas estructura- das y semiestructuradas pueden
ayudar a reducir este
común que las personas profesionales utilicen variadas
estrategias de registro, tanto en términos de estilo como de
nivel de profundidad de lo anotado durante la entre- vista. Es
inusual que se especifique en los registros si la
información fue observada o reportada por la persona
sesgo, debido a que las preguntas estandarizadas y el orden
de la información pueden reducir la posibilidad de
estereotipos clínicos que pueden restringir el ran- go de las
preguntas formuladas (Allen y Becker, 2019).
En este mismo sentido, Craig (2003) ha señalado que, en las
entrevistas completamente desestructuradas, el eva- luador
explora las condiciones que cree que están pre- sentes en la
persona entrevistada. Se generan hipótesis a partir de las
elaboraciones de la persona evaluada duran- te la entrevista. Sin
embargo, Rogers (2018) ha señalado las posibles fuentes de
inconsistencias que son inheren- tes a las entrevistas
tradicionales: 1) diferencias en la re- dacción de las consultas
clínicas en las que una persona evaluada puede simplemente
malinterpretar el significa- do de una pregunta; 2) la secuencia
de las preguntas, en las que las respuestas probablemente están
influencia- das por preguntas y respuestas anteriores y 3) el
registro de preguntas y respuestas, que mantienen el riesgo de
que muchas personas profesionales no registran las res- puestas
literales, sino simplemente sus conclusiones se basan en la
información disponible. De esta forma, se pro- pone en este
manual la utilización de una guía de entre- vista
semiestructurada (véase anexo 2), que minimice es- tos riesgos
descritos en las entrevistas no estructuradas.
De acuerdo con un texto clásico en el campo de las en-
trevistas estructuradas (Rogers, 2001), estas proporcio- nan
una evaluación sistemática mediante la estandariza- ción del
lenguaje específico de las indagaciones clínicas, de la
secuencia de esta indagación y de la cuantificación de las
respuestas. Este tipo de entrevistas reducen las fuentes de
variabilidad innecesaria durante el proceso de evaluación
clínica, tales como el uso de preguntas idiosincrásicas, lo
que podría afectar la comprensión y respuestas de las
personas evaluadas. Asimismo, la cobertura idiosincrásica,
podría influir en la inclusión y exclusión de temas
específicos al guiar la entrevista a partir de hipótesis
intuitivas basadas en la presentación e historia clínica de la
persona evaluada; por lo tanto, quien evalúa perdería
información clínica relevante y se convertiría en presa fácil
de sus sesgos evaluativos. De- bido a que el orden de las
preguntas en una entrevista clínica es probable que
influencie las respuestas de las personas evaluadas, resulta
necesario evitar la secuen- cia idiosincrásica en las entrevistas
estructuradas. Se elude iniciar la entrevista con preguntas
amenazantes que impliquen revelar experiencias extrañas o
antisocia- les. Otra fuente de variabilidad, que se debe evitar
duran- te la entrevista, es el registro idiosincrásico, porque
es
evaluada. También, se puede caer en el error de registrar
únicamente síntomas y problemas del funcionamiento sin
mencionar las áreas de ajuste adaptativo de la perso- na.
Finalmente, este autor menciona la ausencia de pun-
tuaciones o de escalas de severidad como una fuente de
variabilidad, porque no permite determinar si una ma-
nifestación sintomática es o no clínicamente relevante.
Rogers y Wupperman (2007) indican que las entrevis- tas
estructuradas están organizadas por su nivel de
estandarización: las entrevistas semiestructuradas y las
entrevistas totalmente estructuradas. En las entre- vistas
semiestructuradas las preguntas y las explora- ciones
opcionales, así como las respuestas están es- tandarizadas.
Sin embargo, quienes evalúan pueden formular preguntas
adicionales para aclarar la puntua- ción al sacrificar un
pequeño grado de estandarización para esclarecer los datos
clínicos. Por su parte, en las entrevistas totalmente
estructuradas, las preguntas, las exploraciones requeridas y
las respuestas están estandarizadas y no se permiten
consultas específi- cas basadas en el interés de la persona
evaluadora.
En opinión de Craig (2003), las entrevistas estructuradas
siguen reglas rígidas. La persona evaluadora dirige pre-
guntas específicas que siguen una secuencia exacta y que
incluyen reglas bien definidas para registrar y juzgar las
respuestas. Así, minimiza los sesgos de la entrevista y los
juicios poco confiables; por lo tanto, recopila infor- mación
más objetiva. A pesar de que las entrevistas es- tructuradas
generalmente incluyen mejores propiedades psicométricas que
las no estructuradas, las entrevistas estructuradas pueden
pasar por alto las idiosincrasias que se suman a la riqueza de
la personalidad y restrin- gen artificialmente los temas
cubiertos en la entrevista; también, podrían no crear un
ambiente apropiado de tra- bajo entre evaluado y evaluador.
Señala este autor que las entrevistas semiestructuradas son
más flexibles y proporcionan pautas en lugar de reglas.
Permiten ob- tener más información de la que surgiría de una
entre- vista estructurada, porque quien evalúa posee más cri-
terio para determinar cuáles preguntas específicas se requieren y
sobre cuáles temas específicos profundizar.
Recientemente, Allen y Becker (2019) han señalado que
ría de los factores de riesgo de violencia en el uso del arma,
que se han seleccionado en el modelo propuesto en este
manual, contienen dimensiones complejas que no es posible
medir de una manera directa. Se requie- re la inferencia a
partir de datos observables y medibles con múltiples métodos
y múltiples fuentes. De ahí, surge la necesidad de diseñar una
las entrevistas semiestructuradas difieren de las entre- vistas
completamente estructuradas en que permiten a quienes
evalúan una mayor flexibilidad durante el pro- ceso de
entrevista y aseguran que un cierto conjunto de preguntas y
áreas de contenido estén cubiertas, al mis- mo tiempo que la
persona evaluadora cuenta con una li- bertad significativa en
la secuencia para obtener la infor- mación. Se proporcionan
preguntas para recabar datos, pero quien evalúa puede
determinar su redacción y optar por desviarse de esta
secuencia sugerida si está clínica- mente justificado. En
algunas entrevistas, se requieren preguntas estandarizadas,
pero la persona evaluadora determina si la información en la
respuesta de la perso- na evaluada es suficiente para cumplir
con los criterios clínicos pertinentes. Quienes evalúan pueden
proporcio- nar un seguimiento con preguntas no escritas en la
guía de entrevista para establecer la presencia o la ausencia
de los criterios de interés. De esta forma, las entrevistas
semiestructuradas se perciben como más naturales que las
entrevistas estructuradas, porque pueden personali- zarse para
la persona evaluada, lo que permite una mayor espontaneidad,
aunque se requiere un mayor juicio clí- nico en comparación
con las entrevistas estructuradas.
Además, de acuerdo con estos autores, las entrevis- tas
semiestructuradas comparten algunas de las mis- mas
ventajas de las entrevistas estructuradas con res- pecto a la
estandarización y la reducción del error de diagnóstico
asociado con el criterio y la varianza de la información.
Las entrevistas semiestructuradas tam- bién permiten que los
evaluadores realicen preguntas de manera consistente con su
estilo clínico y basadas en las características y las
preocupaciones únicas de la persona evaluada, lo que incluye
formular sus propias preguntas para aclarar la presencia o la
ausencia de cri- terios de interés y reformular las preguntas
cuando pa- rece que la persona evaluada no ha comprendido.
Son enfáticos estos autores en que la entrevista semiestruc-
turada es más natural y espontánea que una entrevis- ta
completamente estructurada (Allen y Becker, 2019).
Además, la evaluación de idoneidad mental para portar
armas ha sido definida a lo largo de este manual como una
evaluación psicológica de perspectiva forense. Esto implica,
entre otros aspectos, que es necesario contar con métodos
que permitan lidiar con los sesgos en la evaluación, por lo que
se ha decidido desarrollar una guía de entrevista
semiestructurada que se ajuste de manera precisa al tipo de
constructos que se deben valorar en este tipo de contextos de
riesgo de violencia. La mayo-
guía de entrevista, que, en este contexto, se ha optado por
un formato semiestruc- turado debido a las ventajas
descritas anteriormente.
Se debe considerar que las entrevistas forenses suelen ser
mucho más investigativas que muchos otros tipos de
entrevistas; a menudo, son de mayor duración y pue- den
ocurrir en varias sesiones. Además, las evaluaciones forenses
no conllevan la misma protección de privacidad y
confidencialidad del material obtenido en la evaluación que la
mayoría de las otras entrevistas en el contexto de la salud
mental (Craig, 2003). De esta forma, al ser utili- zadas con
frecuencia en la práctica clínica y forense, las entrevistas
semiestructuradas proporcionan un excelen- te equilibrio de
estandarización y exploración individua- lizada; además, en el
campo forense, se utilizan cada vez más este tipo de
entrevistas diseñadas para detectar síntomas particulares, así
como específicamente para detectar la exageración o la
fabricación de síntomas o para contar con criterios para
evaluar la presencia y la gravedad de las manifestaciones
clínicas y las caracte- rísticas asociadas (Melton y otros, 2018;
Rogers, 2018).
Finalmente, para el diseño de la entrevista semiestructu- rada,
que se propone en el presente manual, se tomó en cuenta un
criterio señalado por Zuckerman (2010), en el que plantea
que, si parte del interés de la entrevista es la detección de la
presencia de Psicopatología, una estrate- gia eficiente es
primero usar una lista de verificación de síntomas y
características, para luego usar una entrevis- ta para hacer un
seguimiento de lo que ha encontrado la lista de verificación de
detección. Enfatiza este autor que el tiempo costoso de la
entrevista debe reservarse para evaluaciones en profundidad de
la gravedad, el impacto, el desarrollo, la dinámica y la
duración de la Psicopatología.
En el Anexo 2 se puede observar que la Guía de Entre- vista
Semiestructurada para la evaluación de la idonei- dad mental
para portar armas (EIMPPA) cuenta con una estrategia de
entrevista en la que se proporciona una serie de preguntas
que se debe realizar a todas las personas evaluadas. En
función de las respuestas a estas preguntas, se deben
efectuar otras preguntas que únicamente se aplicarán a las
personas que pro-
cubiertas durante la entrevista de evaluación y mediante la
interpretación de los resultados de las pruebas psico- lógicas.
Esto debido a que muchas pruebas psicológicas cubren las
áreas de contenido del examen del estado mental de una
manera más precisa, profunda, objetiva y validada con
porcionen información asociada con la presencia de algún
tipo de información relevante en términos de los factores de
riesgo de violencia. Esta es una guía enfo- cada
completamente a esa tarea, por lo que no se in- cluye
información que podría ser relevante en contex- tos clínicos
o en otro tipo de evaluaciones forenses.
En la primera parte de la entrevista, se incluye informa- ción
básica del contexto de la persona evaluada con el fin de
detectar patrones conductuales, rasgos o carac- terísticas que
podrían ser relevantes para la valoración de factores de
riesgo. En la segunda sección, las pre- guntas se enfocan
específicamente en cada uno de los 16 o 18 factores de
riesgo que componen el modelo propuesto. Es importante
que esta información obteni- da mediante la entrevista se
entienda como un marco de referencia histórico y clínico que
debe ser contrasta- do con los datos por medio de las otras
fuentes de in- formación utilizadas durante el proceso
evaluativo. De ninguna manera se pretende determinar la
presencia y la relevancia de cada factor de riesgo únicamente
con la información recopilada en esta entrevista. Esta in-
formación deberá integrarse con los datos provenien- tes de
los instrumentos de medición psicométricos, así como con la
información colateral a la que se pueda tener acceso. Esto se
retomará más adelante en este capítulo cuando se describa la
formulación del caso en el contexto de la idoneidad mental
para portar armas.
8.2 Pautas para la realización de la ob-
servación conductual y el examen del
estado mental
Tradicionalmente, los exámenes de estado mental ex- ploran
áreas de contenido como razonamiento, concen- tración,
juicio, memoria, habla, orientación y percepción. Resultan
relevantes cuando se evalúan trastornos psi- quiátricos,
afectación neurológica o trastornos inducidos por sustancias.
Este tipo de estrategia puede ser formal, en la que se aborda
específicamente cada área de con- tenido o informal, en la
que se determina la información sobre estas áreas de
contenido mientras se habla con la persona sobre otros temas
(Craig, 2003). A pesar de su popularidad entre profesionales
psiquiatras, el exa- men del estado mental, por lo general, no
es utilizado por profesionales en Psicología de manera
rutinaria, en parte, porque muchas áreas revisadas por este ya
están
puntajes que pueden ser comparados con normas
apropiadas (Groth-Marnat y Wright, 2016).
De acuerdo con el enfoque de evaluación que se propo- ne,
para la determinación de la idoneidad mental para portar
armas, a pesar de que no es necesario realizar un examen del
funcionamiento mental tradicional, ni es ne- cesario
reportarlo de manera formal en un documento, es oportuno
contar con observaciones sistemáticas del comportamiento
durante todo el proceso evaluativo, que, además, aporten
insumos que se integren en la formula- ción del caso y que
representen evidencias idiográficas que validen los juicios
profesionales que se realicen. Sch- neider y otros (2018) han
realizado una serie de contribu- ciones que se consideran de la
mayor importancia a la hora de realizar la integración de la
evidencia clínica en un proceso de evaluación psicológica. En
primer lugar, mencionan que realizar observaciones específicas
y rele- vantes durante el proceso de evaluación psicológica,
así como su registro adecuado, constituye un signo de que
quien evalúa se interesó en la persona evaluada como
individuo. Asimismo, señalan que debe considerarse que el
entorno de la evaluación psicológica representa una ruptura
con la rutina normal de la persona evaluada, el cual se
controla cuidadosamente para maximizar la atención y su
rendimiento, por lo que los comportamien- tos observados
pueden no ser representativos de los comportamientos típicos
de una persona en otros entor- nos. De esta forma, es
necesario comprobar con eviden- cia complementaria si los
comportamientos observados durante el proceso de
evaluación son de hecho simila- res a los de otros ambientes
en los que se desenvuelve la persona evaluada de manera
cotidiana. Se considera, entonces, que la observación directa
es indispensable, pero mejorar la precisión requiere una
integración dis- ciplinada y sistemática de toda la evidencia
disponible.
Durante el proceso de evaluación se observan numero- sos
comportamientos, algunos de los cuales conducirán a una
mayor comprensión de la persona, mientras que otros no, por
lo que no es útil registrar o interpretar com- portamientos que
no aportan a esta comprensión. Sch- neider y otros (2018)
recomiendan que para seleccionar lo pertinente, se debe
confeccionar una lista de compor- tamientos y observar los
que son más consistentes para
ajuste afectivo, del pensamiento o cognitivo observado o
reportado por la persona evaluada. En el Anexo 3 se presenta
una guía estandarizada de la observación con- ductual y del
examen del estado mental, la cual debe ser utilizada en estas
evaluaciones de idoneidad mental para la portación de armas.
determinar si forman un patrón. Los comportamientos, que
se manifiestan de forma aislada y que no se corro- boran por
otros comportamientos o datos del proceso de evaluación,
suelen ser los menos relevantes. Además, re- comiendan que
los comportamientos se registren al se- leccionar palabras
que representen claramente lo que se observó, porque las
descripciones específicas mejorarán la comunicación. En caso
necesario, se deben justificar las fuentes de las inferencias
clínicas. En este sentido, es útil revisar la lista de
comportamientos y comentarios emitidos por la persona
evaluada e intentar clasificarlos en temas recurrentes y,
cuando exista un tema subya- cente común, proporcionar una
interpretación de estas observaciones. Lo anterior es posible
solamente si du- rante la evaluación se toman notas sobre lo
que está ob- servando a medida en que se observa y no se
confía úni- camente en la memoria. Así, se minimiza el
efecto que los sesgos podrían surtir sobre estos recuerdos
(Garb y Boyle, 2015; Schneider y otros, 2018; Zapf y Dror,
2017).
Finalmente, una de las recomendaciones prácticas más útiles
que proporcionan Schneider y otros (2018) en re- lación con
la forma en que se registran y se analizan los datos de la
observación conductual, se relaciona con la necesidad de
integrar y explicar cada hipótesis inter- pretativa derivada de
la observación con las conductas específicas que le otorgan
sustento. Con fines ilustrati- vos, considérese una persona
evaluada que, durante la entrevista de manera reiterada,
expresa verbalmente que experimenta sentimientos de
felicidad extrema y exce- siva al llegar, incluso, a poner en
peligro su vida y la de otros debido a la necesidad marcada de
buscar emocio- nes fuertes. Además, durante la valoración,
se observa esta persona con un exceso de actividad, de habla
rápi- da, risas inadecuadas, comportamientos impulsivos y se
muestra exaltado de manera exagerada. Todos estos
representan datos clínicos relevantes que posibilitarían inferir
que la persona evaluada experimenta un estado de ánimo
eufórico o elevado, consistente con el afecto observado, que
podría categorizarse como exaltado y eu- fórico. Toda esta
información debería quedar registrada sistemáticamente,
puesto que podría representar insu- mos sustanciales para
integrar con otros datos de otras fuentes y así poder justificar
la presencia y la relevancia de algún factor de riesgo de
violencia en el uso de armas.
De esta manera, es un requerimiento fundamental para la
realización de este tipo de evaluaciones, el contar con un
registro sistemático y estandarizado de las observa- ciones
del comportamiento y de cualquier tipo de des-
Esta guía permite la verificacióno el chequeo de 91
características detectadas durante la entrevista, la
observación conductual y la aplicación de instrumentos
psicométricos, así como la posibilidad de anotar las
conductas específicas observadas o los ras- gos, los patrones
o los síntomas reportados por la per- sona evaluada. Para cada
una de estas características se debe anotar si el funcionamiento
de la persona es nor- mativo; es decir, no se observan
alteraciones clínicas de relevancia o si, por el contrario, se
puede determinar un deterioro, una alteración o un mal
funcionamiento aso- ciado con alguna de estas características,
para lo cual se debe marcar en la casilla como notable.
Asimismo, se debe anotar para cada característica detectada
como no- table, los comportamientos observados o los
síntomas reportados que justifican esa determinación.
También, la guía permite anotar aspectos de la observación
que explican la presencia de alguna de las grandes catego-
rías de contenido (apariencia, conducta, percepción, sen-
sopercepción, afecto y estado de ánimo, pensamiento).
8.3 Instrumentos psicométricos
relevantes aplicables a la evaluación
psicológica de idoneidad mental para
portar y poseer armas de fuego
Uno de los aspectos que, quizá, produzca mayor confu- sión
entre profesionales en Psicología de nuestro país es el
referido al uso de herramientas de evaluación psi- cométrica.
Esto quedó reflejado empíricamente en un estudio realizado
por parte del Colegio de Profesionales en Psicología
(Miranda y Prado, 2014), con un total de 1139 profesionales
del área, en el que se pudo determi- nar la carencia de
formación sólida en el campo de la Psicometría y el
desconocimiento de herramientas de evaluación construidas o
adaptadas al país. En el nivel clínico, prevalecía el uso de
instrumentos cortos, proyec- tivos y sin el debido respeto a
los derechos de autoría. Además, la disponibilidad de
herramientas de evaluación psicológica, que cuentan con
evidencias en poblacio- nes costarricenses es muy reducida,
por lo que consti- tuye una práctica profesional muy común
la utilización
poblaciones diversas. Los estándares proporcionados por la
American Psychological Association (2014) de- sarrollan
dichos aspectos de manera detallada. De igual forma, la
Comisión Internacional de Tests (ITC, por sus siglas en
inglés), ha emitido una serie de directrices que refleja
de instrumentos de dudosas cualidades psicométricas, tanto
en el nivel privado, como institucional y en ámbi- tos tan
sensibles como el clínico y el forense. Igualmen- te, no
existen directrices especializadas para el uso de pruebas
psicológicas por parte de nuestro colegio pro- fesional, lo
que ha generado incertidumbre en el grupo de profesionales
sobre los alcances y las limitaciones de las herramientas
psicométricas que son utilizadas en su práctica evaluativa. A
pesar de que el Código de Éticay Deontológico del Colegio
de Profesionales en Psicología (2019) indica que se deben
emplear instrumentos y téc- nicas adecuadas, que cuenten con
evidencias de confia- bilidad y validez, así como que hayan
sido adaptadas a la población de nuestro país, no se han
desarrollado las guías técnicas requeridas ni se han
implementado meca- nismos de control en cuanto a la aplicación
de estos prin- cipios éticos en el uso de instrumentos de
evaluación.
Ante este panorama, resulta necesario buscar fuentes de
legitimación externas que orienten con normas y principios
alrededor del uso de instrumentos de evalua- ción
psicológica, en un contexto tan complejo y sensible como el
de la determinación de la idoneidad mental para portar armas.
Tal y como lo plantea un grupo de expertos internacionales, las
pruebas son una parte importante de la evaluación
psicológica. La evaluación psicológica se basa en parte en la
solidez psicométrica de los instrumen- tos de medición, lo que
posibilita un diagnóstico y una clasificación precisos, así
como una intervención efecti- va. Claramente señalan que, si
los métodos de medición son deficientes o sesgados, es
posible que tanto el diag- nóstico como la planificación del
tratamiento sean inváli- dos (Fonseca Pedrero, Gooding,
Debbané y Muñiz, 2016).
Estos mismos autores indican que el uso de herramientas con
propiedades psicométricas adecuadas es necesario tanto desde
el punto de vista clínico como de investiga- ción, por lo que
los instrumentos de medición deben es- tar correctamente
desarrollados, traducidos, adaptados y utilizados. Además, al
hacer inferencias basadas en los puntajes de las pruebas, se
deben considerar varios fac- tores, como el contexto de la
prueba, las características de la prueba y las características de
las personas evalua- das y las de validación de la población,
por lo que un ele- mento que podría ser válido para un
determinado grupo, puede no serlo para otro y ser válido en
un contexto de prueba, pero no necesariamente en otro. Estos
aspectos se relacionan con las evidencias de confiabilidad,
vali- dez, utilidad y justicia específicas recopiladas para cada
instrumento de evaluación, en distintos contextos y con
principios generales implicados en el uso adecua- do de los
tests (2013). En la tabla 36 se resumen algunos
Tabla 36.
de los principios más importantes por considerar en la
evaluación de la idoneidad mental para portar armas, en lo que
respecta a los buenos estándares internacionales en el uso de
pruebas psicológicas propuestos por estas organizaciones
Resumen de principios generales implicado en el uso adecuado de los test
Directrices de la Comisión
Internacional de Tests (ITC,
2013)
Examinar toda la información disponible sobre los
tests potencialmente adecuados antes de elegir un
test concreto.
Conocer la amplitud y la representatividad del con-
tenido del test, la adecuación de los grupos norma-
tivos utilizados, el nivel de dificultad de los conteni-
dos, etc.
Incluir información sobre la precisión de la medi-
ción y fiabilidad para las poblaciones pertinentes.
Conocer la validez para las poblaciones pertinentes y
su aplicabilidad para el uso que se hace del test.
Saber si hay ausencia de sesgo para los grupos con
los que se utilizará
Utilizar tests solo para aquellos objetivos de los
cuales se disponga de una validez empírica ade-
cuada y pertinente.
No aceptar un test con base únicamente en su vali-
dez aparente, recomendaciones de otros usuarios, o
consejos de quienes tengan intereses comercia- les.
profesionales en términos de las compe- tencias y los
conocimientos que deben tener las perso- nas profesionales
que utilizan este tipo de instrumentos:
Estándares para la evaluación
psicométrica y psicológica (APA,
2014)
Debe restringir sus actividades evaluativas y uso de
pruebas únicamente a sus áreas de competencia.
Para realizar inferencias de los puntajes de un test
debe estar familiarizado con la evidencia relevante
sobre la validez, la confiabilidad o la precisión para
los usos específicos.
Debe estar preparado para articular un análisis ló-
gico que apoye todas las facetas de la evaluacióny
las inferencias realizadas.
Cuando se combinan tests para formar una batería de
pruebas, deben ser apropiados para los propósi- tos de
la evaluación.
Los tests seleccionados para usarse en una eva-
luación psicológica deben ser adecuados para las
características y los antecedentes de la persona
evaluada.
Se debe tomar en cuenta el propósito de la evalua-
ción, los constructos por medir y las capacidades de
la persona evaluada, cuando se realiza una apli-
cación que usa la tecnología.
Se deben compartir los puntajes de las pruebas y
las interpretaciones con la persona evaluada cuando
sea apropiado o requerido por la ley. Esta
información debe proporcionarse de manera com-
prensible para la persona evaluada o, cuando sea
necesario, a su representante legal.
Buscar otras fuentes adicionales de información.
Asegurarse de que se utilizan todas las fuentes dis-
ponibles de información colateral.
Asegurarse de que no se sacan conclusiones erró-
neas debido a la utilización de baremos desfasa- dos,
o inadecuados para las personas evaluadas.
Demostrar una buena comprensión profesional de las
bases teóricas y conceptuales del test, de la
documentación técnica y de las directrices para el
uso e interpretación de las puntuaciones.
Tener una buena comprensión profesional de las
escalas utilizadas, de las normas y baremos, así
como de las limitaciones de las puntuaciones.
Considerar la fiabilidad y el error de medida de cada
escala, así como otros factores que puedan alterar
artificialmente los resultados a la hora de interpre- tar
las puntuaciones.
Tomar muy en cuenta los datos disponibles sobre la
validez del constructo medido en relación con las
características de los grupos evaluados, tales como
cultura, edad, clase social, género, etc.
La interpretación de los puntajes de los tests o los
patrones de los resultados de una batería de prue- bas
debe considerar otros factores que podrían in-
fluenciar un resultado particular.
La interpretación de los resultados de un test o de
una batería de pruebas debe basarse en múltiples
fuentes (prueba e información colateral), así como en
la comprensión de los fundamentos normati- vos,
empíricos y teóricos de los tests y los datos, así
como de sus limitaciones.
Si se utilizan interpretaciones generadas por com-
putadora de los datos del test, se debe verificar que la
calidad de la evidencia es suficiente para tales
interpretaciones.
Se debe mantener la confidencialidad de los resul-
tados de los tests y de los materiales de acuerdo con
los requerimientos científicos, profesionales, legales
y éticos.
Se debe contar con evidencia apropiada de la con-
fiabilidad o la precisión para la interpretación de
cada uso previsto del puntaje del test. Se requiere un
nivel más alto de confiabilidad o precisión cuan- do el
uso de los puntajes genera consecuencias más
significativas para las personas evaluadas.
Los tests utilizados deben proporcionar claramen- te
cómo se pretende que se interpreten y utilicen los
puntajes. Se debe delimitar claramente la po-
blación para la cual se pretende utilizar el test, así
como la descripción de los constructos que se pre-
tenden evaluar.
Se debe contar con una fundamentación sobre la
interpretación prevista de los puntajes de los tests
para un uso determinado, así como un resumen de la
evidencia y la teoría que apoya dicha interpreta-
ción.
 Dejar claro que los datos de los tests representan una
sola fuente de información que debe analizar- se en
conjunto con otras fuentes.
Una revisión detallada de los criterios expuestos en la
tabla anterior deja claro que el uso de pruebas psicológi- cas
debe considerarse como una tarea compleja, la cual exige tomar
una serie de decisiones sobre aspectos téc- nicos
psicométricos, así como sobre la pertinencia de las
herramientas con las que contamos para ser utilizadas en la
evaluación psicológica. Tal y como se desprende de estos
criterios, la selección de pruebas psicológicas para ser
incluidas en un proceso de evaluación debe orientarse a
partir de la revisión de las evidencias con las que cuentan los
instrumentos no solamente en relación con los constructos
que pretenden medir, sino también que debe incorporar una
revisión sobre las poblaciones con las que se pueden tomar
decisiones a partir de los puntajes que se obtengan. Por eso, es
necesario contar con evidencias sobre su confiabilidad y
validez. También, debe tomarse en cuenta su utilidad para la
tarea específi- ca en que se desea emplear cada instrumento.
Además, se debe garantizar imparcialidad en el sentido de
realizar una medición que se ajuste a los distintos grupos de la
población. La imparcialidad implica tomar en cuenta las
diferencias culturales, grupales e individuales en cada etapa de
la evaluación para minimizar el sesgo y ofrecer resultados y
conclusiones válidos de las pruebas. Tam- bién, significa
proporcionar igualdad de oportunidades para que las personas
evaluadas demuestren su verda- dero desempeño en los
constructos medidos y ofrecer una validez comparable entre
los grupos dentro de la po- blación de interés (Melikyan,
Agranovich y Puente, 2019).
Aunado a lo anterior, la Comisión Internacional de Tests
señala claramente que la persona usuaria competen- te
utilizará las pruebas psicológicas de forma adecua- da,
profesional y ética al prestar la debida atencióna las
necesidades y los derechos de las personas impli- cadas en
el proceso de evaluación. Asimismo, enfa- tizan en la
necesidad de que quienes utilicen este tipo de herramientas
psicométricas consideren las razo- nes para emplearlas, así
como el contexto en el cual se desarrolla su aplicación. En
este sentido, es funda-
utilizar instrumentos de evaluación cuya validez y con-
fiabilidad ha sido establecida para usarse con miembros de la
población evaluada. Cuando esto no ha sido con- signado, se
deben considerar y describir las fortalezasy las limitaciones
MANUAL ORIENTATIVO DEL PROCESO DE EVALUACIÓN PSICOLÓGICA DE IDONEIDAD MENTAL PARA PORTAR Y POSEER ARMAS DE FUEGO Y LABORAR EN SEGURIDAD 101
PRIVADA
Se debe promover una interpretación válida de los
puntajes para distintos usos previstos de los mis-
mos para el rango más amplio posible de indivi-
duos y subgrupos relevantes de la población meta
del test (imparcialidad en la evaluación).
mental mantener en consideración que la evaluación de
idoneidad para portar armas es de una naturaleza forense, lo
que, de acuerdo con estos principios, impli- ca que se deben
tomar en cuenta las particularidades de este contexto a la
hora de tomar decisiones sobre cuáles instrumentos utilizar
de manera competente.
En esta misma línea, Heilbrun, Grisso y Goldstein (2009)
plantean que un estándar de buenas prácticas en la eva-
luación forense debe proporcionar guías sobre los mé- todos
aceptables. Señalan que los evaluadores forenses deben estar
familiarizados con la validez y la confiabili- dad de las
pruebas e instrumentos que incluyen en su estrategia de
evaluación. De igual forma, deben conocer los manuales de
los tests que contienen la información sobre las normas, la
confiabilidad y la validez, así como de la relevancia, las
aplicaciones y las limitaciones de tales instrumentos de
medición. En relación con las li- mitaciones de las pruebas
psicológicas, es importante acoger lo que ha indicado Witt
(2010) sobre el alcance de estos instrumentos cuando se
aplican en el contexto forense. Señala que las pruebas
psicológicas generales no se desarrollaron con preguntas
forenses específicas en mente, así que siempre hay un salto
inferencial invo- lucrado en la interpretación de las pruebas
psicológicas generales para responder a preguntas forenses.
De esta forma, quien evalúa debe considerar cuidadosamente
qué tipo de información se puede extraer de resultados de las
pruebas psicológicas y cómo esta información se aplica a la
pregunta forense específica del caso par- ticular. De igual
forma, Otto, DeMier y Boccaccini (2014) manifiestan que los
resultados de los tests psicológicos y de los instrumentos de
evaluación forense no se tra- ducen directamente en opiniones
psicolegales. Los tests deben ser entendidos como herramientas
para reunir da- tos y generar hipótesis, por lo que no son
capaces de proporcionar conclusiones sobre asuntos
psicolegales.
En este sentido, las Guías para los psicólogos forenses de la
APA (2012) estipulan que los especialistas deben
de sus hallazgos. De acuerdo con este criterio, resulta
necesario excluir definitivamente de la evaluación de la
idoneidad mental para portar armas una gran cantidad de
instrumentos que, tradicional- mente, se han empleado en
nuestro entorno profesio- nal, porque no cuentan con la
evidencia científica sufi- ciente para justificar las
interpretaciones derivadas de ellos; pero, en especial, debido a
que no son capaces de garantizar una medición imparcial.
A continuación, se expone una serie de criterios propuesta
por personas expertas forenses que pueden ayudar a tomar las
deci- siones sobre cuáles instrumentos se pueden incluir en la
evaluación de la idoneidad mental para portar armas.
También, justifican la exclusión de algunos de esos ins-
trumentos que no cumplen con las cualidades mínimas
necesarias. Ackerman (2010) recomienda el uso de los
mejores métodos disponibles y de su correcta aplicación e
interpretación al reportar todos los resultados relevan- tes para
el propósito de la evaluación y, al mismo tiem- po, evitar ir
“más allá de los datos” al especular sobre aspectos para los
cuales no se cuenta con información que los apoye. Este
autor destaca una serie de criterios para incluir pruebas
psicológicas en el ámbito forense:
•Disponibilidad comercial.
•Existencia de un manual completo disponible.
•Ha demostrado niveles de confiabilidad y validez ade-
cuados.
•Es válido para el propósito para el que se emplea.
•Se tienen claros los requisitos para poder utilizarlo.
•Ha sido sometido a evaluaciones de pares.
•Están claros los constructos que mide.
•Cuán directamente mide esos constructos.
•Requiere un grado aceptable de inferencia entre los
constructos que evalúa y los asuntos psicolegales de re-
levancia.
•Incluye medidas del estilo de respuesta.
De igual forma, Melton y otros (2018) proponen una se- rie
de factores por considerar en cuanto al uso de téc- nicas de
evaluación psicológica en el contexto forense:
1. ¿Cuál constructo será evaluado?
2. ¿Cuán directamente evalúa el instrumento el construc- to de
interés?
3. ¿Existen métodos alternativos de evaluación que mi- dan
el constructo de interés de forma más directa?
la evaluación de una persona dentro del sistema legal.
Resaltan en esta categoría instrumentos como el PCL-R
(Hare, 2003) y el PCL-SV (Hart, Cox y Hare, 1995) para
evaluar características asociadas con el constructo de la
psicopatía, también instrumentos y técnicas utilizadas para
evaluar la simulación y el estilo general de respues- ta de un
sujeto, tales como el SIRS-2 (Rogers, Sewell y Gillard, 2010).
MANUAL ORIENTATIVO DEL PROCESO DE EVALUACIÓN PSICOLÓGICA DE IDONEIDAD MENTAL PARA PORTAR Y POSEER ARMAS DE FUEGO Y LABORAR EN SEGURIDAD
PRIVADA
4. ¿El uso de este instrumento requiere un nivel de infe-
rencia inaceptable entre el constructo que evalúa y los
aspectos psicolegales de relevancia?
5. ¿Está el instrumento publicado comercialmente? 6.¿Hay
disponible un manual de usuario completo? 7.¿Se han
demostrado niveles adecuados de confiabili- dad?
8.¿Se han demostrado niveles de validez adecuados? 9.¿Es
el instrumento válido para el propósito en que será utilizado?
10. ¿Cuáles son las calificaciones necesarias para usar el
instrumento?
11. ¿Ha sido el instrumento sometido a revisión de pares? 12.
¿Incluye el instrumento medidas del estilo de res- puesta?
Si bien es cierto, resulta difícil que algún instrumento cumpla
con todos estos criterios expuestos anterior- mente. Eso no
debe justificar el uso de algunas pruebas que no satisfacen
algunos de los que se pueden consi- derar esenciales, tales
como la existencia de un manual técnico disponible a los
usuarios en el que se incluyan las cualidades psicométricas y
características de los grupos de validación, porque esa
constituye la única forma de to- mar decisiones sobre la
calidad, utilidad e imparcialidad de cada herramienta que se
desee aplicar en la evaluación de la idoneidad mental para
portar armas. Una recomen- dación categórica, que ofrecemos
en este manual, con- siste en la exclusión absoluta del
proceso de evaluación de cualquier instrumento que no
cuente con un manual técnico que proporcione la
información necesaria para evaluar su pertinencia en este
contexto de evaluación. Además, es importante considerar
que en el campo fo- rense se han planteado distintas
categorías de instru- mentos psicológicos, de acuerdo con su
nivel de relevan- cia en función de los constructos psicolegales
que miden (Heilbrun, Rogers y Otto, 2002). A continuación, se
descri- ben sus características principales:
Instrumentos de Evaluación Clínica (IEC): las pruebas
psicológicas y las mediciones desarrolladas para la eva-
luación, el diagnóstico y el planeamiento de tratamien- to con
poblaciones clínicas en contextos terapéuticos. Son
instrumentos típicos en esta categoría las pruebas que
exploran psicopatología como el MMPI-2 (Butchery otros,
1989) y el PAI (Morey, 2007), así como los instru- mentos
de evaluación cognitiva y neuropsicológica.
Instrumentos Forenses Relevantes (IFR): se centran en
constructos clínicos que son, a menudo, relevantes en
Los modelos de evaluación del riesgo de violencia como el
HCR-20 V3 (Douglas y otros, 2015) se incluyen en esta
categoría.
Instrumentos de Evaluación Forense (IEF):
mediciones directamente relevantes a un estándar legal
específico, tales como los instrumentos focalizados para
102
evaluar imputabilidad o competencia para testificar en
personas acusadas de algún tipo de delito.
Es fundamental mantener clara esta categorización de
instrumentos, porque en el contexto forense se han dado
cuestionamientos trascendentales por parte de perso- nas
expertas, en el sentido de las limitaciones de un uso
exclusivo de instrumentos de evaluación clínica en este tipo
de evaluaciones. Melton y otros (2018) refieren que se dan, al
menos, cuatro aspectos por considerar:
Relevancia para la pregunta legal específica: Si la prue-
ba psicológica le informa a quien evalúa únicamente acerca
de diagnósticos o de niveles generales de funcio- namiento y si
permitiría solo entablar inferencias especu- lativas acerca del
comportamiento legalmente relevante, la persona evaluadora
debe considerar si existe alguna otra forma más directa de
enfrentar este problema.
Naturaleza hipotética de los resultados de las pruebas
psicológicas: Los resultados en pruebas psicológicas
deberían ser considerados mejor como hipótesis acerca de la
naturaleza de los trastornos psicológicos, persona- lidad o
funcionamiento conductual de la persona evalua- da. En la
ausencia de evidencia que corrobore las hipó- tesis, la
persona evaluadora forense debe ser precavida en relación
con las conclusiones acerca de tendencias sugeridas por los
tests.
•Limitaciones de los contextos reconstruidos: Las prue-
bas psicológicas convencionales tienen menos utilidad en las
evaluaciones reconstructivas, que en las que el foco de la
evaluación es el estado mental actual. Esto a pesar de la
estabilidad en la manifestación del funciona- miento cognitivo,
emocional o conductual.
dos en el desempeño, por lo que es una oportunidad para
observar a la persona evaluada cuando resuelve proble- mas
específicos. Así, se brinda un método alternativo al
autorreporte, lo que aumenta la calidad de la evaluación al
contribuir con un enfoque de múltiples métodos. En el caso de
que durante la entrevista y la observación con- ductuales se
MANUAL ORIENTATIVO DEL PROCESO DE EVALUACIÓN PSICOLÓGICA DE IDONEIDAD MENTAL PARA PORTAR Y POSEER ARMAS DE FUEGO Y LABORAR EN SEGURIDAD
PRIVADA
Consideraciones de validez facial: Se le debe otorgar
mucha importancia a los distintos métodos disponibles en
términos de cuánto facilitan a los usuarios legales la
comprensión de las bases para realizar las inferencias
clínicas y sus opiniones.
Estos planteamientos reafirman lo expuesto a lo largo de este
manual en el sentido de enfocar la evaluación de la
idoneidad mental para portar armas desde una pers- pectiva
de múltiples métodos, características y fuentes. Es necesario
trascender en este tipo de evaluaciones la visión centrada en
el psicodiagnóstico tradicional y au- mentar los estándares
de exigencia en la utilización de instrumentos psicométricos,
de forma tal que se asegu- re que se ajustan a los requerimientos
específicos de la evaluación del riesgo de violencia. Las
pruebas psicoló- gicas cumplen, entonces, un rol de generadoras
de hipó- tesis sobre distintos constructos relevantes en la evalua-
ción de la idoneidad mental para portar armas. De esta forma,
es necesario incluir en este tipo de evaluaciones instrumentos
de estas dos categorías:
1. Pruebas cognitivas e instrumentos neuropsicológicos: de
acuerdo con el modelo propuesto para realizar esta
evaluación, las habilidades cognitivas representan un factor
relevante asociado con la autorregulación conduc- tual y
emocional. De esta forma, es necesario verificar que la
persona evaluada no presente déficits cognitivos que limiten
esta habilidad básica de toma de decisiones en la vida
cotidiana. Sin embargo, está claro que, debi- do al contexto
en que se realizan estas evaluaciones de idoneidad mental
para portar armas, es poco probable que sea necesario
realizar una valoración detallada de habilidades básicas a este
nivel, como la memoria, la atención, la concentración y la
comprensión verbal, etc. Por lo tanto, no se considera
pertinente incluir de mane- ra rutinaria instrumentos
cognitivos tradicionales como las escalas de inteligencia
Weschler o instrumentos si- milares. Tampoco es requerido
utilizar instrumentos de exploración cognitiva como los tests
de matrices, los dominós o similares, porque no capturan
constructos o habilidades directamente relacionadas con los
factores de riesgo determinados relevantes en la evaluación de la
idoneidad mental para portar armas. Se recomienda, por el
contrario, que se utilicen herramientas de evaluación
neuropsicológica que capturen habilidades más com- plejas
de tipo ejecutivo: planeamiento, secuenciación, memoria de
trabajo, autorregulación conductual, razona- miento, flexibilidad
cognitiva, resolución de problemas, etc. Generalmente, este
tipo de instrumentos son basa-
generen dudas sobre las habilidades cogni- tivas básicas de la
persona evaluada, sería necesario que se aplique alguna
prueba que permita de manera estan- darizada determinar la
presencia o no de algún tipo de déficit a este nivel. En caso de
establecerse dificultades severas en estas habilidades
cognitivas, esto podría, por sí mismo, representar un factor
103
de riesgo fundamental en el uso de armas de fuego; de ahí,
surge la necesidad de emplear instrumentos que cuenten con
cualidades psicométricas apropiadas para tomar la decisión
con el respaldo científico necesario.
2. Herramientas que evalúan Psicopatología y dimensio- nes
de personalidad: siguiendo con los lineamientos sobre el uso
de pruebas psicológicas revisados anteriormente, es necesario
incluir en esta evaluación de la idoneidad mental para portar
armas, solamente herramientas con cualidades psicométricas
robustas y que proporcionen información útil para apoyar la
toma de decisiones so- bre variados constructos asociados
con los factores de riesgo propuestos en el modelo. Una de
las ventajas, al utilizar pruebas como el MMPI-2 o el PAI,
consiste en que permiten explorar una gran cantidad de
constructos de Psicopatología de una manera eficiente;
además de que cuentan con escalas diseñadas para detectar
estilos de respuesta, lo que las vuelve especialmente
importantes de usar en evaluaciones forenses de este tipo.
Las prue- bas de este tipo miden un amplio rango de
dimensiones asociadas con la Psicopatología, tanto a nivel de
síndro- mes graves como de características relacionadas con
distintos trastornos de la personalidad, lo que aumenta su
utilidad en la toma de decisiones sobre los factores de riesgo
específicos incluidos en el modelo de riesgo pro- puesto. De
esta manera, se debe dar prioridad en la eva- luación de la
idoneidad mental para portar armas a este tipo de
instrumentos de rango amplio, sobre otro tipo de
instrumentos; en especial, sobre las distintas escalas que
existen en relación con constructos como impulsivi- dad,
búsqueda de sensaciones, etc., muchas de las cua- les no
cuentan con las evidencias suficientes como para generar
inferencias válidas en este tipo de contextos fo- renses. Si se
decide utilizar este tipo de escalas, podría ser como
complemento a los datos psicométricos gene- rados por
pruebas de Psicopatología que proporcionen
do con la información recopilada a través de la entrevista
semiestructurada, en algunas ocasiones, será también
necesario profundizar en algunos constructos más espe- cíficos
como las habilidades para el manejo del estrés, las
características postraumáticas o las características asociadas
con rasgos de personalidad antisociales. Para ello, será
MANUAL ORIENTATIVO DEL PROCESO DE EVALUACIÓN PSICOLÓGICA DE IDONEIDAD MENTAL PARA PORTAR Y POSEER ARMAS DE FUEGO Y LABORAR EN SEGURIDAD
PRIVADA
mayor evidencia, nunca para sustituirlas. Es necesario aclarar
que algunos factores de riesgo requieren la ex- ploración
específica de constructos como la habilidad de enfrentamiento
al estrés o las características postraumá- ticas, por lo que para
esos factores sí es recomendable la utilización de este tipo de
escalas focalizadas en esos constructos de manera rutinaria.
En lo que respecta a instrumentos que capturan características
de personali- dad normal, estos se vuelven especialmente
relevantes cuando se evalúan personas que además laborarán
en seguridad privada o en algún tipo cuerpo policial. En estos
casos, se recomienda el empleo de herramientas que
proporcionen información sobre los cinco grandes factores de
la personalidad, porque existe suficiente evi- dencia empírica
que asocia algunos de estos factores con el adecuado
desempeño en la labor de seguridad.
En general, se ha propuesto en este manual que la eva-
luación para la idoneidad mental en la portación de ar- mas
debe apegarse estrictamente a los estándares aquí descritos en
relación con el uso de instrumentos psico- métricos, así como
en las buenas prácticas internaciona- les de evaluación tanto
psicológica como en contextos forenses, por lo que se
considera un requisito esencial en este tipo de evaluaciones la
aplicación de instrumen- tos psicométricos. Por lo tanto,
dentro de este enfoque o modelo de evaluación, un caso en el
que no se aplicó este tipo de instrumentos evaluativos se
considerará deficien- te a nivel metodológico. Los estándares
descritos exigen evidencia de distintos tipos que permita la
generación y la contrastación de hipótesis objetivas sobre
múltiples ti- pos de constructos, que posibiliten lidiar con los
sesgos de quienes evalúan y, al mismo tiempo, facilitan la
inte- gración de información y la formulación del caso. En la
Tabla 38 se indican algunas de las pruebas psicológicas que
se deben considerar como alternativas viables en este tipo de
evaluaciones para cada uno de los factores de riesgo que
componen el modelo de evaluación pro- puesto. Tal y como
se observa en esa tabla, se incluyen distintas herramientas por
factor; esto con la finalidad de poder alternar el uso de
instrumentos en función de las condiciones particulares de
cada proceso de evaluación. Sin embargo, se considera
necesario incluir en todas las evaluaciones de manera
obligatoria, al menos, una prueba de psicopatología general o
Psicopatología de la perso- nalidad como el MMPI-2, el PAI, el
PDI-5 y el CTC, porque ofrecen un amplio rango de
constructos asociados con la Psicopatología que aportan
evidencias dimensionales sobre una gran cantidad de
constructos de relevancia para múltiples factores de riesgo de
violencia. De acuer-
necesario la utilización de otros instrumentos o escalas
especializadas que permitan tomar decisiones mejor
fundamentadas sobre ese tipo de características.
En lo que respecta a los instrumentos cognitivos o neu-
ropsicológicos, es, de igual forma, necesario el contar con
104
evidencia psicométrica objetiva en todos los casos realizados
sobre habilidades específicas asociadas con el funcionamiento
ejecutivo. De esta forma, constituye un requisito esencial
obtener datos de alguna prueba es- pecializada de este tipo en
las evaluaciones de idoneidad mental para el uso del arma. En
este sentido, se recomien- da una batería amplia como el
BANFE-2 o dos pruebas de exploración como el TESEN y el
ANILLAS. Una de las ven- tajas de este tipo de instrumentos
consiste en que brinda la oportunidad de observar el desempeño
de las personas evaluadas mientras resuelven problemas
complejos que requieren la capacidad de autorregulación
conductual y emocional, así como habilidades de tipo
metacognitivo.
En lo que respecta al BANFE-2, es recomendable, al me-
nos, aplicar las pruebas que forman parte del índice orbi-
tomedial, que incluye tareas de laberintos, juego y clasi-
ficación de cartas, así como pruebas tipo Stroop, porque este
tipo de estrategias de medición son sensibles a las
alteraciones en las áreas de control emocional, particu-
larmente, en la tolerancia a la frustración-agresividad y en el
área de control conductual y personalidad, así como conductas
de externalización (Florez, Ostrosky y Lozano, 2014). En
relación con el ANILLAS (Portellano, J.A. y Mar- tínez, R.,
2011) y el TESEN (Portellano, J.A. y Martínez, R., 2014),
ambos instrumentos miden diversos aspectos relacionados con
las funciones ejecutivas, tales como la capacidad para resolver
problemas, planificación, se- cuenciación, habilidades para la
anticipación y previsión, memoria de trabajo, atención sostenida,
resistencia a la distracción, flexibilidad cognitiva y habilidad
para desa- rrollar y mantener estrategias de solución de
problemas adecuadas al logro de un objetivo. Si bien es cierto,
existe una gran cantidad de pruebas neuropsicológicas dispo-
nibles comercialmente. El BANFE-2 posee la ventaja de
contar con un grupo normativo latinoamericano, mien- tras
que tanto el TESEN como el ANILLAS son instrumen- tos
fáciles y rápidos de aplicar e interpretar. Al mismo
instrumentos sean comparables con nuestra población en este
tipo de contextos evaluativos. Tal y como se indi- có
anteriormente, la evaluación psicológica debe ser jus- ta y
equitativa, por lo que es una prioridad ética la utiliza- ción de
los mejores instrumentos a nuestra disposición.
MANUAL ORIENTATIVO DEL PROCESO DE EVALUACIÓN PSICOLÓGICA DE IDONEIDAD MENTAL PARA PORTAR Y POSEER ARMAS DE FUEGO Y LABORAR EN SEGURIDAD
PRIVADA
tiempo, cuentan con manuales técnicos que cumplen con los
estándares básicos necesarios para ser incluidos en este tipo de
evaluaciones. Además, no se considera necesario aplicar
pruebas de habilidades cognitivas ge- nerales como las
escalas de inteligencia, al menos que, durante la observación
conductual, surjan dudas sobre este tipo de habilidades
básicas. Asimismo, se reco- mienda el uso del NAM-3
(Ostrosky, Gómez, Matute Ro- selli, Ardila, y Pineda, 2012),
exclusivamente en aquellos casos en los que se produzcan
dudas sobre la presencia de déficits cognitivos básicos en la
persona evaluada.
Debe quedar claro que este tipo de evaluaciones forenses
requieren el uso de múltiples datos para justificar la gene- ración
de opiniones sobre constructos complejos como los
implicados en la evaluación del riesgo en el uso de ar- mas,
por lo que desde una perspectiva científica y basada en buenas
prácticas de evaluación psicológica es obliga- torio el uso de
herramientas psicométricas como parte del modelo
multimétodo que se propone en este manual. Los instrumentos
incluidos en la Tabla 38 y descritos en el Anexo 5 han sido
seleccionados a partir de los criterios y los estándares
descritos anteriormente. Todas las herra- mientas son
disponibles comercialmente o son de libre distribución y uso
(como en el caso del PDI-5). Además, todos estos instrumentos
cuentan con información técni- ca disponible sobre sus
cualidades psicométricas, ya sea en sus manuales técnicos
correspondientes o mediante publicaciones en revistas
científicas. La pertinencia y la utilidad de cada una de estas
pruebas deberá valorarse caso por caso, porque muy pocas
cuentan con estudios de validación en población costarricense,
por lo que las hipótesis generadas por estas deben ser
consideradas con cautela y siempre a la luz de la información
obtenida con otros métodos. Todos los instrumentos
recomenda- dos cuentan con cuadernillos o protocolos en
español, así como con grupos normativos bien definidos sobre
los cuales se realizarán las comparaciones nomotéticas.
Es importante tener claro que se pueden utilizar otros ins-
trumentos de evaluación psicométrica que no aparezcan entre
los recomendados en este manual, siempre y cuan- do se
sometan a una valoración de sus cualidades psico- métricas y
de su utilidad en el contexto de la evaluación de la idoneidad
mental para portar armas o trabajar en segu- ridad. No se
recomienda la utilización de alguna prueba psicológica que no
cuente con un manual técnico disponi- ble, comercialmente y
de acuerdo con los estándares re- visados anteriormente.
Resulta meritorio corroborar que los grupos normativos con
los que se han validado los
8.4 Lineamientos básicos para la
revisión de fuentes colaterales
105
La última fuente de datos que debemos considerar, antes de
poder realizar una integración de las distintas hipótesis
generadas a lo largo del proceso de evaluación y tomar
decisiones sobre el riesgo de violencia en el uso del arma, es la
información colateral recopilada de distintas fuen- tes. De
acuerdo con el modelo de múltiples fuentes de información
que hemos propuesto en este manual, este tipo de datos
colaterales debe ser visto como una forma de contrastar y
verificar lo reportado directamente por la persona evaluada.
De acuerdo con Melton y otros (2018), la información
documental y de terceros es un componen- te obligatorio de la
mayoría de las evaluaciones forenses, porque los métodos
clínicos tradicionales (entrevistas y pruebas psicológicas)
contienen limitaciones inherentes como medio para obtener
información precisa. Las téc- nicas de evaluación
tradicionales tienden a producir solo un diagnóstico general
basado en el funcionamiento ac- tual, mientras que emitir
juicios sobre cómo el funciona- miento emocional,
conductual y cognitivo de alguien es relevante para un
problema psicolegal, a menudo, requie- re el desarrollo de
información sobre síntomas específi- cos experimentados en
un momento específico anterior. De esta forma, para estos
autores, los esfuerzos para co- rroborar las declaraciones
proporcionadas por las perso- nas evaluadas y comparar sus
reportes con la informa- ción de otras fuentes pueden mejorar
significativamente el peso asignado a las conclusiones de
quien evalúa.
Finalmente, Heilbrun, Marczyk, DeMatteo y Mack-Allen
(2007) indican que la información de terceros es útil para
evaluar el estilo de respuesta de la persona evaluada, ya sea
para determinar que está reportando excesivamente o
exagerando déficits de forma deliberada al subestimar
o minimizar dichos déficits o al tratar de informarlos con la
mayor precisión posible. En este sentido, las entre- vistas y
los registros colaterales ayudan a proporcionar una
descripción de la historia, el funcionamiento clínico y las
capacidades legales funcionales por medio de múl- tiples
fuentes de información. De esta manera, cuando la
información de otras fuentes no es consistente con el
autorreporte de la persona evaluada, entonces el estilo de
respuesta debe ser analizado con especial cuidado, porque
podría ser un indicador de distorsión deliberada de la
información proporcionada.
A continuación, se describen algunas estrategias que po- drían
utilizarse en la evaluación de la idoneidad mental para la
portación de armas con el fin de recopilar infor- mación
colateral relevante.

De igual forma, (Heilbrun, Warren y Picarello, 2003) seña- lan

que la información de terceros incluye material espe- cífico
particularmente relevante, lo que potencialmente podría
aumentar la precisión de los hallazgos y las con- clusiones
mediante su integración con otras fuentes de datos, como
parte de un enfoque de múltiples rasgos y múltiples métodos
en las evaluaciones forenses. Para estos autores, la
información de terceras partes es uno de los componentes
más esenciales de una evaluación forense de alta calidad,
porque mejora la integridad del proceso y la imparcialidad
de la persona evaluadora.

MANUAL ORIENTATIVO DEL PROCESO DE EVALUACIÓN PSICOLÓGICA DE IDONEIDAD MENTAL PARA PORTAR Y POSEER ARMAS DE FUEGO Y LABORAR EN SEGURIDAD 106
PRIVADA
Tabla 37.
Fuentes colaterales aplicables a la EIMPPA

Fuente colateral Criterios para su consideración Factores en los que

aporta
•Son de revisión obligatoria cuando el caso cuente
Reportes de certificado con ellos. •FRVPA1 - FRVPA6
digital IMPA previos •Registran el plazo desde la última evaluación rea- •FRVPA9 - FRVPA12
del caso lizada. •FRVPA14 -FRVPA17
•Especifican si la persona no obtuvo su idoneidad en
evaluaciones previas.
•Orientan sobre la presencia y relevancia de riesgo
anterior en el caso en factores específicos.
•Permiten corroborar las pruebas utilizadas previa-
mente.
•Se accede a observaciones de colegas sobre el
caso hechas en el reporte.

Consulta directa a eva-
luadores/as previos del
caso con mediación del
CPPCR
•La consulta a colegas sobre casos comunes está •FRVPA1 - FRVPA6
amparada en la normativa del CPPCR. •FRVPA9 - FRVPA12
•Aplicará cuando haya dudas o contradicciones ra- •FRVPA14 -FRVPA17
zonables en los datos del certificado previo del caso o
a partir de hallazgos de entrevista.
•Esta posibilidad la asentirá la persona evaluada en el
consentimiento informado de la EIMPPA.

Hoja de delincuencia •Se debe concebir como un requerimiento del requi- •FRVPA10, FRVPA12
sito que corresponde al certificado de la EIMPPA.
•No obstante, es de entrega voluntaria por parte de la
persona evaluada.
•Registra delitos penados salvo en las limitaciones
dispuestas por ley.

Entrevista a •Se debe concebir como un requerimiento del requi- •FRVPA1 - FRVPA18
acompañante sito que se trata del certificado de la EIMPPA.
•Es de consulta voluntaria cuando la persona se pre-
senta acompañada a la evaluación o cuando la per-
sona profesional convoque a la persona informante.
•Deberá corroborarse la existencia de una relación
personal y/o laboral con la persona evaluada, que le
califique como informante del caso.
•Deberá sospecharse de previo de la actitud ante la
evaluación de la persona informante al mediar rela-
ción previa con quien se evalúa.
•Contempla la realización de entrevista y/o llenado
del test sobre la persona evaluada para contrastar o
complementar datos dados por esta.
•Dicha posibilidad la asentirá la persona evaluada en
el consentimiento informado de la EIMPPA.
 Epicrisis de la CCSS •Se debe concebir como un requerimiento del re- •FRVPA1 - FRVPA9
quisito que es el certificado de la EIMPPA. •FRVPA13
•Se solicitará ante sospecha fundada o admisión de
enfermedad mental y/o atenciones previas en el
sistema de salud pública.
•Se solicita específica por centro de salud y es gra-
tuita para la persona evaluada.
•Puede solicitarse para los centros de primer, se-
gundo o tercer nivel de atención del área de ads-
cripción según se justifique.
•Aporta información de periodos de atención en
consulta externa y/o internamientos en temas de
salud mental, diagnóstico/s y tratamiento.

Constancia de atención •Se debe concebir como un requerimiento del re- •FRVPA4
y/o epicrisis del quisito que es el certificado de la EIMPPA.
IAFA •Se solicitará ante sospecha fundada o admisión de
problemas de consumo y/o tratamiento para
adicciones.
•Se solicita específica para la sede regional de aten-
ción y es gratuita para la persona evaluada.
•Aporta información de periodo de atención ambu-
latoria y de participación de programas de rehabili-
tación en IAFA, diagnóstico asociado a sustancias y
tratamiento.

Constancia de tiempo •Se debe concebir como un requerimiento del re- •FRVPA15, FRVPA18
servido de la empresa quisito que es el certificado de la EIMPPA.
en que labora •Se consultará según lo permita la condición de
contratación de la persona evaluada.
•Es de elaboración obligatoria por el empleador ante
solicitud del colaborador y no tiene costo para este.
•Deberá indicar fecha de emisión, el periodo de con-
tratación, puesto y/o funciones que desempeña.

Bases de datos de •Incluye bases de datos de pago para la persona

•FRVPA9, FRVPA12
información financiera profesional u organización para la que labora, que
del caso cuenta con información de origen público relevante y
que su consulta esté amparada en la ley de pro-
tección de datos.
•Incluye consulta de récord financiero de la SUGEF
autorizada por la persona evaluada en en el caso de
trabajar o aspirar a laborar para instituciones fi-
nancieras.
•Aporta información sobre niveles de endeuda-
miento actual, cantidad de entidades a las que debe,
tipo de endeudamiento y manchas en el ré- cord
crediticio por impago
 Redes sociales •Incluye redes sociales de uso personal o profesio- •FRVPA11 - FRVPA14
públicas del caso nal que cuenten con información de origen público
relevante y que su consulta esté amparada en la ley de
protección de datos.
•Aporta información sobre preferencias persona- les,
valores proyectados, actitudes potencialmente
violentas y/o antisociales, vínculos familiares, so-
ciales y/o laborales cercanos, grupos organizados de
afiliación, datos sociodemográficos y profesio- nales
básicos.
•Deberá sospecharse de previo de la veracidad de la
información disponible en las redes sociales de la
persona informante.

8.5 Procedimientos para la evaluación de factores de

riesgo y habilidades funcionales

En apartados anteriores se ha explicado claramente la
necesidad de contar con un enfoque de múltiples méto- dos,
que permita indagar de manera sistemática la pre- sencia de
indicadores de los distintos factores de riesgo, que se han
considerado relevantes por tomar en cuenta para establecer la
idoneidad mental en la portación de ar- mas de fuego. En la
tabla 38 se presentan dimensiones, facetas o constructos
asociados con cada factor de ries- go y posibles
procedimientos de evaluación útiles para su medición. Tal y
como se observa en esta tabla, se incluye una serie de
constructos o dimensiones como el psico- ticismo, la
hipomanía, la psicopatía, el espectro de exter-
nalización, los cuales mantienen una relación conceptual y
empírica directa con los indicadores que se incorporan en
varios de los factores de riesgo FRVPA. No es el pro- pósito
del presente manual la revisión teórica de este tipo de
conceptos alrededor de la psicopatología dimensional; sin
embargo, de acuerdo con lo señalado en el Capítulo 3 de este
manual en relación con la necesidad de trascender una visión
categórica de la Psicopatología, se recomien- da la revisión
detallada de este tipo de modelos explicati- vos, porque
permiten la integración fluida de los distintos constructos
asociados con cada factor de riesgo a par- tir de dominios
funcionales en la formulación del caso.

Tabla 38.
Factores de riesgo, dimensiones, facetas, constructos y procedimientos de evaluación para la valoración del riesgo en la
portación de armas de fuego y para laborar en seguridad

FACTOR DE RIESGO DIMENSIONES, FACETAS, PROCEDIMIENTOS

CONSTRUCTOS DE
EVALUACIÓN*

FRVP •Psicopatología psicoticismo •Entrevista semiestructu-

A1
Antecedentes graves
de manifestaciones
de psicopatología
•Psicopatología hipomanía rada
•Psicopatología ideación suicida •MMPI-2 / PAI / CTC
•Comportamiento adaptativo •Observación conductual
•Funcionamiento Cognitivo
FRVPA2
Historia de problemas
graves asociados con
rasgosde personalidad
desadaptativos
FRVPA3
Rasgos desadaptativos de
personalidad antisocial,
psicopática o disocial
FRVPA4
Antecedentes de problemas
con el consumo, abuso o
dependencia de sustancias
(alcohol, drogas ilícitas o
lícitas)
FRVPA5
Historia de experiencias y
sucesos por victimización,
traumáticos o adversos a
lo largo de la vida.
FRVPA6
Déficit en el
funcionamiento ejecutivo
y/o adaptativo
FRVPA7
Presencia actual o reciente
de síntomas de
psicopatología grave
FRVPA8
Problemas actuales graves
para la auto regulación o
problemas recientes de
inestabilidad emocional,
cognitiva o conductual.
FRVPA9
Dificultades para enfrentar
situaciones estresantes
FRVPA10
Historia de violencia previa
•Psicopatología de la personalidad
•Rasgos psicopáticos
•Facetas del espectro de externalización
•Psicopatología consumo sustancias
•Espectro externalización
•Psicopatología postraumática
•Funcionamiento adaptativo
•Funcionamiento ejecutivo
•Psicopatología psicoticismo
•Psicopatología hipomanía
•Psicopatología ideación suicida
•Inestabilidad afectiva
•Inestabilidad conductual
•Inestabilidad cognitiva
•Recursos de afrontamiento al estrés
•Comportamiento violento previo
•Entrevista semiestructurada
•MMPI-2 / PAI / PDI-5 / CTC
•Observación conductual
•Entrevista semiestructurada
•MMPI-2 / PAI / PDI-5
•PCL:SV / SRP-4
•Observación conductual
•Entrevista semiestructurada
•MMPI-2 / PAI / PDI-5 / CTC
•Entrevista semiestructurada
•MMPI-2 / PAI
•TSI-2
•EGEP-5
•Entrevista semiestructurada
•BANFE / TESEN / ANILLAS
•Observación conductual
•Neuropsi, atención y memoria
•Entrevista semiestructurada
•MMPI-2 / PAI
•Observación conductual
•SCL-90-R
•Entrevista semiestructurada
•Observación conductual
•CTC
•Entrevista semiestructurada
•Observación conductual
•CRI-A
•EAE
•Entrevista semiestructurada
•Información colateral
 FRVPA11 •Actitudes violentas previas •Entrevista semiestructurada
Historia de problemas •Observación conductual
asociados con actitudes
violentas

FRVPA12 •Conducta antisocial previa •Entrevista semiestructurada

Historia de problemas •Información colateral
asociados con conductas
antisociales

FRVPA13 •Psicopatología pensamiento violento / •Entrevista semiestructurada

Problemas actuales graves paranoide •MMPI-2 / PAI / PDI-5
relacionados con ideas o •Observación conductual
intentos de realizar com-
portamientos violentos

FRVPA14 •Problemas interpersonales severos •Entrevista semiestructurada

Historia de problemas •MMPI-2 / PAI
graves para establecer y •Observación conductual
mantener relaciones per- •Información colateral
sonales estables

FRVPA15 •Problemas de ajuste severos •Entrevista semiestructurada

Historia de problemas •Información colateral
graves en contexto
formativo o laboral

FRVPA16 •Antecedentes en uso de arma de fuego •Entrevista semiestructurada

Historia de problemas con •Información colateral
el uso del arma de fuego

FRVPA17 •Responsabilidad alta •Entrevista semiestructurada de

Rasgos de personalidad •Extraversión Moderada o alta personalidad normal
predictores de desempeño •Neuroticismo bajo •NEOPI-R / BFQ-2
funcional en labores de
seguridad

FRVPA18 •Habilidad para lidiar contra estresores or- •Entrevista semiestructurada

Estrés organizacional en el ganizacionales en seguridad. •Información colateral
contexto de la seguridad

* Se puede consultar la descripción de las pruebas psicológicas en el Anexo 5.

Se puede consultar una breve operacionalización de estos conceptos en el Anexo 6.
8.6. Guías para establecer la presencia y
la relevancia de cada factor de riesgo y
habilidad funcional
Tal y como se indicó anteriormente, uno de los objetivos de
esta propuesta es ajustarse hasta donde sea posible al modelo
propuesto por el HCR-20 V3, por lo que se re- quiere
conservar los criterios de codificación propuestos. Para cada
factor de riesgo se ha definido un conjunto de indicadores, los
cuales constituyen ejemplos representa- tivos del tipo de
información que se debe recopilar para valorar la presencia
de cada uno y tomar decisiones más confiables. Si bien es
cierto, el manual del HCR-20 V3 no requiere, de manera
obligatoria, valorar la presencia de cada indicador de forma
individual, es recomendable registrarlo de esa manera con el
fin de facilitar el aná- lisis clínico y estadístico de los casos
evaluados. Para valorar de forma global la presencia de un
factor, no es posible enumerar la cantidad de indicadores que
deben estar presentes, porque estos cumplen el papel de ejem-
plos ilustrativos de su manifestación. Resulta tanto po- sible
como frecuente que se decida sobre la presencia de un factor
con la presencia de un solo indicador. Sin embargo, el
manual menciona que se espera que varios indicadores estén
presentes, aunque recomienda cen- trarse en la definición
general de cada factor de riesgo.
De esta forma, cada factor de riesgo de violencia FR- VPA
se valorará como concluyentemente presente (S), como
posible o parcialmente presente, porque la infor- mación es
débil, contradictoria o no concluyente (P), como que no hay
pruebas contundentes sobre la pre- sencia o no aplica (N) o
en caso de que no se cuente con la suficiente información de
manera confiable para valorar su presencia con (O). Se
recomienda que se efectúen todos los esfuerzos posibles antes
de omitir alguno de los factores, así como documentar
apropia- damente esta situación. Se advierte que esto podría
cambiar si se tuviera mayor acceso a la información.
Los factores de contenido histórico se deben valorar como
presentes, aunque los sucesos hayan tenido solo una bre- ve
duración de pocos días, semanas o meses en el pasa- do y
también se considerarán para valorar los factores de tipo
clínico. Asimismo, se debe indicar que un factor de riesgo
histórico está presente aun y cuando no haya es- tado activo
por muchos años. Se recomienda el estudio detallado del
manual del HCR-20 V3 con el fin de profun- dizar en los
criterios de codificación de los distintos tipos
MANUAL ORIENTATIVO DEL PROCESO DE EVALUACIÓN PSICOLÓGICA DE IDONEIDAD MENTAL PARA PORTAR Y POSEER ARMAS DE FUEGO Y LABORAR EN SEGURIDAD
PRIVADA
de factores (históricos, clínicos y de gestión de riesgo).
Se requiere que quienes evalúan no consideren única- mente
si los factores de riesgo están presentes en un caso
determinado, sino también si son potenciales para el riesgo
de violencia de esa persona en particular. La relevancia
individual de los factores de riesgo establece una relación
entre los niveles de análisis nomotético y particular y las
personas evaluadoras deben especifi- car cómo se
manifiestan, en cada caso, los factores de riesgo y cómo
inciden en el riesgo de violencia. De acuerdo con Douglas y
otros (2015), un factor de ries- go se debe considerar como
pertinente para el riesgo de violencia de un individuo en los
siguientes casos:
•Si ha contribuido de forma concreta a la violencia en el
pasado.
•Si es probable que en el futuro influya en la determina-
ción del evaluado de actuar de un modo violento.
•Si es probable que dificulte la capacidad de la persona
evaluada de emplear técnicas no violentas de resolución de
problemas o de involucrarse en relaciones interper- sonales
no violentas o libres de enfrentamientos.
•Si es crucial o crítico gestionar este factor para mitigar el
riesgo.
Los autores del HCR-20 V3 señalan que no existe una prueba
simple y objetiva para medir la relevancia ni es po- sible guiarse
por los resultados de los estudios científicos, porque, en
términos generales, puede no serlo en un caso específico. Los
juicios sobre la relevancia son, de hecho, hipótesis basadas en
la teoría y la investigación científica, la experiencia profesional
y la realidad concreta de cada caso. Se debe especificar cómo
se manifiestan en cada persona evaluada los factores y cómo
inciden en el riesgo de violencia al integrar tanto el
razonamiento nomotético como el ideográfico. Se sugiere un
análisis cuidadoso de eventos violentos anteriores que permita
establecer des- encadenantes conductuales, cognitivos,
afectivos y si- tuacionales con el fin de contar con una base
explicativa sólida sobre el probable papel de los factores de
riesgo en actos violentos futuros. Asimismo, el análisis
funcio- nal de la violencia puede ser otro recurso útil en el
esta- blecimiento del rol causal de los factores de riesgo en la
violencia futura. Aquí, es necesario establecer la función o el
propósito que cumple la violencia para cada persona.
Finalmente, se recomienda, al igual que el manual del HCR-
20 V3 (Douglas y otros, 2015), el uso de una escala de tres
niveles para la valoración de la relevancia de cada
factor de riesgo FRVPA y FRVPA+SP que es determina- do
como presente (Véase anexo 3). Una relevancia alta
(A) implica que el factor está presente y que juega un rol
sustantivo en la manifestación de la violencia o en la re-
ducción de la eficacia de las estrategias de gestión del riesgo.
La relevancia moderada (M) se relaciona con el
establecimiento de la relevancia en cierto nivel, pero que su
rol en la manifestación de la violencia o en la reducción de la
eficacia de las estrategias de gestión no es seguro o es
limitado. Una relevancia baja (B) significa que, aun estando
presente, es improbable que el factor cumpla un rol causal en
la violencia futura o que afecte significativa- mente la eficacia
de las estrategias de gestión del riesgo. Se debe indicar con
(O), cuando no se pudo recopilar in- formación confiable para
hacer la determinación de la re- levancia del factor de riesgo,
por lo que es omitido. En la tabla 16 se debe registrar para
cada uno de los factores de riesgo FRVPA y FRVPA+SP
tanto su presencia como su relevancia, porque estos serán los
datos que justifi- carán la formulación y la conclusión de
cada valoración.
8.7. La formulación forense del riesgo
de violencia con el FRVPA y con el
FRVPA+LSP
Una vez que se han tomado las decisiones sobre la pre-
sencia y la relevancia de los factores de riesgo de vio- lencia
en cada caso particular; es necesario, realizar una integración
de toda la información analizada con el fin de generar una
opinión profesional estructurada sobre la idoneidad mental
para la portación de armas de fuego. Siguiendo con las
recomendaciones deta- lladas anteriormente, esta opinión
debe trascender un enfoque basado en el psicodiagnóstico
y enfocarse, tal y como lo hacen las mejores herramientas de
juicio profesional estructurado en la formulación del caso. A
continuación, se presentan las características descri- tas en la
literatura especializada que deberán orientar esta fase final
del proceso de evaluación del riesgo.
Sturmey (2009) plantea que distintos autores enfatizan que
una formulación resume las características clave del caso; no
es una lista, cronología o resumen de to- dos los detalles
existentes, sino la integración de toda la información sobre el
caso en una idea o conjunto de ideas unificadas y
relacionadas. Asimismo, Hart, Stur- mey, Logan y
McMurran (2011) proponen que la formu- lación es la
preparación de una explicación basada en
MANUAL ORIENTATIVO DEL PROCESO DE EVALUACIÓN PSICOLÓGICA DE IDONEIDAD MENTAL PARA PORTAR Y POSEER ARMAS DE FUEGO Y LABORAR EN SEGURIDAD
PRIVADA
evidencia en relación con las dificultades de una per- sona
(su forma, orígenes, desarrollo y mantenimiento en el
tiempo). La formulación consiste en el proceso de crear
una o varias hipótesis vinculadas sobre el me- canismo
subyacente de uno o más problemas clínicos complejos con
el fin de preparar la acción para facilitar un cambio positivo
(Kuyken, Padesky y Dudley, 2009). De esta forma, el
proceso de formulación implica la imposición de un marco
organizativo a la información relevante para el o los
problemas a comprender y ges- tionar. Tradicionalmente, ese
marco organizativo ha sido el modelo teórico aplicado por el
profesional al pro- blema y la persona que lo experimenta
(Logan, 2017).
La formulación del caso enfatiza en la integración de da- tos,
tal y como lo proponen Hart y otros (2011) cuando la definen
como
…el proceso o producto de reunir e integrar información
diversa para desarrollar una descripción concisa de la
naturaleza y etiología de los problemas que afectan la
salud mental de una persona para guiar el diseño de tra-
tamiento idiográfico y otras decisiones” (pp.118).
De igual forma, estos autores señalan que la formulación debe
trascender un plan genérico, como los basados en
diagnósticos o guías prácticas, lo que hace que la for-
mulación sea fuertemente recomendada en el campo de la
evaluación del riesgo. En esa misma línea, Logan (2017;
2017b) expone que en las formulaciones que la teoría y la
evidencia empírica se combinan para guiar la explicación, la
comprensión, el tratamiento y el manejo del caso individual,
algo que información única como los diagnósticos no pueden
hacer solos.. Esencialmente, el proceso de formulación
permite la oportunidad de orga- nizar información, a menudo,
bastante dispareja sobre una persona para exponer los
elementos clave del caso.
De ahí, surge la necesidad de que la formulación forense
trascienda un enfoque basado en una única fuente y tipo de
datos, porque, aún en casos en que las pruebas psico- lógicas
pudieran cubrir un amplio rango de experiencias y de
Psicopatología, no pueden por sí mismas responder a las
preguntas de referencia más importantes en este tipo de
evaluaciones forenses. De esta forma, es necesario utilizar un
enfoque sistemático en el proceso de formar opiniones válidas
acerca de preguntas legales esenciales con el fin de confirmar o
descartar narrativas alternativas. Lo más valioso es la
integración de los resultados de las pruebas psicológicas con
múltiples fuentes tales como la entrevista, las observaciones
directas, la historia basada
en el autorreporte, los conjunto, estas fuentes de
registros médicos, información retratan una
psiquiátricosy laborales, imagen de la persona
así como la dentro del contexto legal,
documentación legal. En la cual es el corazón de
112
la evaluación multimétodo
(Erard y Evans, 2017). En
este mismo sentido,
Bornstein (2017) recalca
en que a medida que se
pasa del laboratorio a la
clínica, el énfasis en la
evaluación de los
resultados psicológicos del
test cambia de la validez a
la utilidad clínica. La
utilidad clíni- ca trasciende
el rigor psicométrico al
incorporar criterios como la
imparcialidad de las
pruebas y el impacto de los
resultados en las decisiones
del mundo real (validez
con- secuencial en términos
de Messick). De esta forma,
tanto
Tabla 39.
Características deseables de la formulación del caso
CARACTERÍSTICA
Inferencial / predictiva
MANUAL ORIENTATIVO DEL PROCESO DE EVALUACIÓN PSICOLÓGICA DE IDONEIDAD MENTAL PARA PORTAR Y POSEER ARMAS DE FUEGO Y LABORAR EN SEGURIDAD
PRIVADA
a nivel clínico como forense,
los resultados de las pruebas Orientada a la acción •El propósito de la formulaci
psicológicas deben contar específicas.
con rigor empírico •Resulta particularmente imp
documen- tado, pero el basado en diagnósticos.
criterio de la utilidad clínica •Debe ayudar a planificar y p
en el contexto forense se hasta la próxima revisión.
remplaza por un criterio
análogo de “utilidad
Guiada por la teoría •Requiere una guía, a prio
forense”; es decir, debe / coherencia valiosos de observar o identi
proporcionar información
externa •Debe ser explícitamente coh
útil en relación con el apoyo empírico de los prob
asunto legal por decidir. En
crítica para el proceso.
este caso, la utilidad forense
se determina en función de
las eviden- cias suficientes
para decidir sobre la
idoneidad mental de las
personas evaluadas para
portar armas de fuego. En la
Tabla 39 se resumen las
características prin- cipales
que debe cumplir la
formulación del caso, así
como aspectos asociados
con la calidad de esta
(Hart y otros, 2011;
McMurran y Bruford,
2016).
•Trasciende la mera descripción
predicciones.
•Pretende generar un entendimiento
de elaborar pronósticos detallados
implementación de estrategias
•Proporciona una explicación
•Es una forma de razonamiento
de casos y resultados.
•Se utiliza la observación
utilizadas para realizar predicciones.
•Se entiende como una inferencia hacia la mejor explicación (que es una de
posibles con los datos que
no ser completa o fundamentalmente
113
Individualizada / base •Aunque es guiada por la teoría, también es orientada por los datos de cada per- sona
objetiva particular.
•Una formulación que no es individualizada corresponde simplemente un parafra- seo
de la naturaleza, etiología y solución de los problemas experimentados porla persona
paciente u ofensora promedio (que no existe).
•La pregunta relevante es la siguiente: “¿Cuál sería una mejor explicación para esta
persona particular con este problema en específico a la luz de su historia única, su
situación actual y sus posibles futuros?”
•Debe basarse en información sobre la persona evaluada que sea relevante para la
razón por la cual la formulación se está preparando y es adecuada en términos de su
calidad y cantidad y cualquier limitación en este requisito debe indicarse claramente.

Narrativa •Debe presentarse en un texto escrito en un lenguaje cotidiano que cuente una historia
clara, coherente, ordenada y significativa sobre el evaluado.
•La formulación no depende exclusivamente, y en algunos enfoques del todo, de
fórmulas o cálculos o números.
•La narrativa requiere una estructura argumentativa en la que se establecen pará-
metros temporales. Guía la selección de la información para su inclusión y el orden en
que se presenta al clarificar el significado.
•La narrativa está fundamentada en un marco de referencia teórico y en los hechos del
caso particular.

Diacrónica / a •La formulación se basa en información acerca del pasado, el presente y posibles
lo largo del futuros, en una trayectoria de desarrollo de la persona y sus dificultades, al consi- derar
tiempo los factores críticos de vulnerabilidad (desencadenantes, de mantenimiento y
protectores).
•Es frecuente que la toma de decisiones se enfoque excesivamente en el pasado.
Aunque este conocimiento resulta crítico, sería ingenuo suponer que la historia
siempre se repite e ignorar el hecho de que las personas cambian en el tiempo.

Comprobable / •La formulación se puede caracterizar como un proceso de desarrollo de una teo- ría
coherencia interna explicativa en relación con los problemas de una persona. Se basa en una teoría más
general y en los hechos del caso específico.
•Está diseñada para ser comprobable y se pretende que se someta a prueba.
•Debe basarse en proposiciones o efectuar suposiciones sobre la persona evalua- da, que
sean compatibles o no contradictorias, convincentes y consistentes.

Ampliativa •La formulación debe trascender el mero reporte de resúmenes de información

existente.
•Debe generar nueva información para producir nuevo conocimiento.
•Este conocimiento es limitado, pero eso no disminuye su utilidad potencial.
 Alto grado •Debe mantener una amplitud explicativa. Considera una cantidad sustancial de la
de evidencia crítica y una trama que vincule lo más posible toda la información
integridad relevante.

Simple •Debe estar libre de detalles, proposiciones y suposiciones innecesarias, excesiva- mente
complejas o superfluas.

Alto grado •Debe ser integral, lógica, coherente, no ambigua, enfocada, informativa, aceptable y útil
de para aquellos que deben utilizarla.
calidad

En lo que respecta a su aplicación en el campo forense,
Delle-Vergini y Day (2016) indican que no existe un enfo-
que único y correcto para la formulación de casos foren- ses;
más bien, el objetivo o el propósito de la formulación, así
como las preguntas específicas de referencia, la au- diencia a
la que se destina y las cuestiones específicas que se están
considerando formarán parte del tipo de enfoque adoptado.
Añaden estos autores que la formula- ción de casos, a
menudo, atrae a profesionales, porque es flexible, idiográfica y
aplicable a diferentes orientaciones. Sin embargo, señala que,
en entornos forenses, la formu- lación de casos rara vez es
sencilla, porque se debe or- ganizar información compleja, a
veces contradictoria, en una formulación integral que
idealmente conducirá a una intervención efectiva y un riesgo
reducido. Por lo tanto, insisten estos autores en que una
cuestión clave en el pro- ceso de formulación forense de casos
es hacer todos los esfuerzos posibles para garantizar que
tenga una base empírica, se base en datos de herramientas de
evalua- ción que posean mérito y validez científica
demostrable, y pueda defenderse en un entorno legal; en
síntesis, hay poco lugar para opiniones o especulaciones que
no pue- dan ser corroboradas. Sin embargo, la subjetividad
invo- lucrada en la formulación de casos y el potencial de ses-
go es, hasta cierto punto, inevitable, debido al papel que el
juicio clínico y la toma de decisiones implican en este tipo de
razonamientos. En consecuencia, como cualquier hipótesis, las
formulaciones pueden (y deben) estar suje- tas a revisión,
modificación o rechazo a la luz de nueva in- formación o
consideración de perspectivas alternativas.
Logan (2017b) propone una serie de principios que podría
servir como guía de buenas prácticas en la for- mulación del
riesgo de violencia, entre las que son de relevancia para la
evaluación en portación de armas de
fuego, el mantener la formulación breve y claramente fo-
calizada en el propósito para el que se está realizando la
evaluación al proporcionar posibles explicaciones e hipótesis
en un lenguaje cauteloso al referirse al futuro y evitar
centrarse en explicaciones sobre el pasado. En este mismo
sentido, Douglas y Belfrage (2015) proponen que el propósito
de la formulación del riesgo consiste en reducir la cantidad
de información relevante para el riesgo al integrar los
factores de riesgo de manera sig- nificativa con el propósito
de derivar una teoría indivi- dual de la violencia y tratar de
comprender las razones por las que una persona particular
podría ser violenta.
Además, tal y como han planteado Heilbrun, Grisso y Goldstein
(2009), las opiniones forenses deben basar- se en datos,
incluida la consideración exhaustiva dada a todas las fuentes
de información: notas completas de las respuestas a la
entrevista de la persona evaluada, resultados de todas las
pruebas e instrumentos psico- lógicos, información
proporcionada por terceras perso- nas y una revisión de los
registros. También, se deben considerar los estudios
destacados y publicados en revistas revisadas por pares sobre
temas relacionados con el caso específico. Los hallazgos
deben examinarse para determinar la coherencia dentro y
entre las fuen- tes de datos; grandes inconsistencias pueden
impedir la formación de una opinión. Siempre que sea
posible, las opiniones deben incorporar fuentes con
confiabilidad y con validez establecida para propósitos
consistentes con la evaluación particular. Las opiniones
alternativas, que entran en conflicto con las opiniones
alcanzadas, deben considerarse y rechazarse cuando son
menos consistentes con toda la información disponible para
quien evalúa. La formulación del caso debe dar cuen- ta de
toda esta información de manera integrada y or-

MANUAL ORIENTATIVO DEL PROCESO DE EVALUACIÓN PSICOLÓGICA DE IDONEIDAD MENTAL PARA PORTAR Y POSEER ARMAS DE FUEGO Y LABORAR EN SEGURIDAD
PRIVADA
ganizada a partir de los factores de riesgo relevantes.
Se propone en este manual que se debe escribir una
formulación forense del caso y registrarla en el siste- ma de
información que se utilice para estas evaluacio- nes. Tal y
como se ha indicado, esta formulación se organiza a partir de
los factores de riesgo; sin embargo, estos se pueden agrupar
en dominios funcionales más amplios que faciliten la
redacción para evitar incurrir en la elaboración de una lista de
chequeo de presencia o ausencia de factores de riesgo.
Como se puede obser- var en el caso del Anexo 5, es útil
contar con una ma- triz que asocie cada uno de los dominios
funcionales con las distintas fuentes de información
utilizadas, que sirva de guía para el contraste de hipótesis
generadas con cada una de las fuentes y así poder concluir
sobre la presencia o no de patrones de riesgo de violencia en
el uso del arma. Esta estrategia ha sido propuesta por
especialistas en la redacción de informes como un re- curso
para realizar una “minería de datos”, que, precisa- mente,
permita visualizar los patrones de asociación en- tre múltiples
fuentes de datos en relación con múltiples constructos y
múltiples métodos de evaluación (Gold- finger y Pomerantz,
2014; Groth-Marnat y Davis, 2014).
Existen gran variedad de enfoques para agrupar las distintas
habilidades funcionales y características aso- ciadas con cada
factor de riesgo detectadas durante la evaluación. El caso
del anexo 5 se utiliza como ilustración de la técnica de la
matriz de dominios funcionales. Lo más importante consiste
en realizar el proceso de integración de los distintos datos de
manera transparente, que permita justificar, mediante el
razonamiento lógico basado en evidencia, las opiniones
finales sobre la idoneidad mental para portar armas de la
persona evaluada. Tal y como se explicó anteriormente,
esta formulación debe ser breve y claramente focalizada en
el propósito para el que se está realizando la evaluación. Se
trata de comprender las razones por las que una persona
particular podría ser violenta o no en el futuro con el uso
del arma. Por lo tanto, antes de realizar la formulación
del caso, es necesario que se realice una exploración
detallada de cada fuente de datos utilizada y se
extraiga la información que valide la presencia y
relevancia de cada uno de los factores de riesgo y se
agrupen en dominios funcionales. En el caso del Anexo 5
se ilustra con un ejemplo una posible agrupación de los
factores de riesgo en dominios funcionales, con el fin de
facilitar el contraste de la información y las distintas
MANUAL ORIENTATIVO DEL PROCESO DE EVALUACIÓN PSICOLÓGICA DE IDONEIDAD MENTAL PARA PORTAR Y POSEER ARMAS DE FUEGO Y LABORAR EN SEGURIDAD
PRIVADA
hipótesis que surgen de distintos métodos de re- colección
de datos utilizados en el proceso de evaluación de la
idoneidad mental para portar armas.
Tal y como se puede observar, es frecuente que se obtenga
información relevante sobre un factor particular solamente a
partir de una o dos fuentes de datos (por ejemplo,
antecedentes inadecuados en el uso de ar- mas o presencia de
Psicopatología postraumática), mientras que es poco
frecuente que esto suceda con tres o más fuentes (por
ejemplo, Psi- copatología asociada con
psicoticismo o del consumo de
sustancias en las que se detectan por medio de tres
fuentes). Asimismo, con frecuencia, solo mediante una
fuente de información se obtienen datos fundamentales sobre
algunos de estos constructos (por ejemplo, el funcionamiento
ejecutivo o las características de personalidad asociadas con
la responsabilidad). De ahí, se desprende la necesidad de
utilizar un modelo que estandarice el proceso de recolec- ción
de información al garantizar que, durante el proceso de
evaluación, se recopilan todos los datos requeridos para la
valoración de cada uno de los factores de riesgo de violencia.
Algunas veces ocurre por medio de la entrevista o la
observación conductual, mientras queen otras ocasiones son los
datos de la evaluación psicométrica no la integración de
fuentes colaterales lo que permite determinar la presencia y
relevancia de los distintos factores de riesgo. Mantener a la
vista, toda esta información resumida en una matriz como la
del caso del Anexo 5, permite organizar visualmente toda la
evidencia y facilita la formulación del caso. En la práctica
real con casos de evaluación, se recomienda utilizar esta
plantilla e incluir en cada celda la información
resumida que se desprende de cada método o fuente de
información. Es importante reiterar lo dicho en el sentido que
la formulación de casos no es un proceso mecánico ni
rígido, por lo que no pretendemos con esta ilustración
establecer la forma en que se deben integrar los datos
en todos los casos de evaluación de la idoneidad
mental para portar armas. El propósito consiste en reforzar la
idea que cualquier determinación sobre la competencia de
una persona para portar ar- mas o laborar en seguridad
privada debe es- tar basada en un modelo de
recolección, análisis e integración de datos que pueda dar
cuenta de una forma transparente sobre la evidencia y los
procesos de razonamiento que condujeron a esta opinión
profesional.
116
En los diagramas 2 y 3 se puede observar, entonces, que tanto las evaluaciones destinadas a establecer la ido- neidad mental
para portar armas como las de las personas, quienes requieren la evaluación con miras a laborar en seguridad, deben
someterse a las mismas estrategias metodológicas con la diferencia de que, a estas últimas, además, se les valorará la
presencia de los factores FRVPA17 y FRVPA18, los cuales se exploran por aparte en la entrevista semiestructurada. Además,
se recomienda la aplicación de una prueba de personalidad que capture los cinco factores de la personalidad. Tal y como se
indica en estos diagramas, los tiempos necesarios para rea- lizar estas evaluaciones con el modelo propuesto en el presente manual
no sobrepasan lo establecido en el Re- glamento del Colegio de Profesionales en Psicología de Costa Rica, para realizar el
proceso de evaluación psico- lógica de idoneidad mental para portar y poseer armas de fuego o laborar en seguridad privada, en
su artículo 12.

Diagrama 2.
Estrategias metodológicas y tiempos para la EIMPPA

Consentimiento informado

60 a 90
Entrevista semiestructurada
minutos

Observación conductual

120 a 180
Estrategia metodológica EIMPPA Evaluación psicométrica minutos

15 a 25
Revisión fuentes colaterales
minutos

Integración de factores de 45 a 60
riesgo con FRVPA minutos

Formulación sobre idoneidad 30 a 40

mental para portar armas minutos
Diagrama 3.
Estrategias metodológicas y tiempos para la EIMPPA y seguridad privada

Consentimiento informado

60 a 90
Entrevista semiestructurada
minutos

Observación conductual

Estrategia metodológica 120 a 180

Evaluación psicométrica minutos
EIMPPA y laborar en
seguridad
15 a 25
Revisión fuentes colaterales
minutos

Integración de factores de 45 a 60
riesgo con FRVPA+SP minutos

Formulación sobre idoneidad 30 a 40

mental para portar armas y minutos
laborar en seguridad privada
Referencias
Ackerman, M.J. (2010). Essentials of forensic psychological assessment (2.a ed.). John Wiley & Sons, Inc.

Allen, D.N. y Becker, M.L. (2019). Clinical interviewing. En: G. Goldstein, D.N. Allen y J. DeLuca (Eds.),
Handbook of Psychological Assessment (4.a ed. pp. 307-336). Academic Press.

American Educational Research Association, American Psychological Association, and National Council on
Measurement in Education (2014). Standards for educational and psychological testing. American Educational
Research Association.

American Psychological Association (2012). Specialty Guidelines for Forensic Psychology. American
Psychologist, 68(1), 7-19.

Andrés-Pueyo, A. (2004). Evaluación de la impulsividad y riesgo en el uso de armas de fuego en policías y

fuerzas de seguridad. Ponencia del Seminario sobre la evaluación de las condiciones psicológicas para el uso de
armas de fuego celebrado del 29-30 de setiembre 2003, 63-78.

Angst, J., Adolfsson, R., Benazzi, F., Gamma, A., Hantouche, E., Meyer, T.D., Skeppar, P., Vieta, E. y Scott, J.
(2005). The HCL-32: Towards a self-assessment tool for hypomanic symptoms in outpatients. Journal of
Affective Disorders, 88(2), 217-233.

Arbach, K., Bondaruk, A., Carubelli, S., Palma Vegar, M. F. y Singh, J. P. (2017). Evaluación forense de la
peligrosidad: Una aproximación a las prácticas profesionales en Latinoamérica. PSIENCIA. Revista Lati-
noamericana de Ciencia Psicológica, 9, 1-15.

Asamblea Legislativa de Costa Rica (07, septiembre 2011). Protección de la Persona frente al tratamiento de sus
datos personales. La Gaceta,170, Imprenta Nacional, Costa Rica.

Asamblea Legislativa de Costa Rica (17, octubre de 2013). Reglamento a la ley de armas y explosivos. La
Gaceta, 200, Imprenta Nacional, Costa Rica.

Asamblea Legislativa de Costa Rica (19, diciembre del 2013). Reglamento a la ley de servicios de seguri- dad
privados. La Gaceta, 245, Imprenta Nacional, Costa Rica.

Asamblea Legislativa de Costa Rica (23, agosto 1995). Ley de Armas y Explosivos. La Gaceta, 159, Im- prenta
Nacional, Costa Rica.

Asamblea Legislativa de Costa Rica (30, enero 2003). Ley de Regulación de los servicios de Seguridad
Privados. La Gaceta, 235, Imprenta Nacional, Costa Rica.

Asociación Americana de Psiquiatría (2014). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales
(5.a ed.). Editorial Médica Panamericana.
Barreto, D., Fajardo, D. y Valencia, C. (2011). Construcción y validación de un banco de reactivos para la
elaboración de una prueba que identifique riesgo suicida en fuerzas militares. [Tesis de licenciatura en
psicología, Universidad de San Buena Ventura, Colombia].

Beauchaine, T. P., Zisner, A. R. y Sauder, C. L. (2017). Trait impulsivity and the externalizing spectrum. An-
nual Review of Clinical Psychology, 13, 343-368.

Berges, A. (2011). Validación de procedimientos de selección de policías locales. Anuario de Psicología

Jurídica, 21, 83-96.

Blais, J., Solodukhin, E. y Forth, A.E. (2014). A meta-analysis exploring the relationship between psychopa- thy and
instrumental versus reactive violence. Criminal Justice and Behavior, 41(7), 797-821.

Blais, M.A. y Hopwood, C.J. (2016). Model-based approaches for teaching and practicing personality as-
sessment. Journal of Personality Assessment, 99(2), 136-145.

Bornstein, R.F. (2017). Toward an integrative perspective on the person. Opportunities and challenges of
multimethod assessment. En: R.E. Erard y F. Barton Evans (Eds.), The Rorschach multimethod forensic
assessment (pp. 3-22). Routledge.

Borum, R. y Verhaagen, D. (2006). Assessing and managing violence risk in juveniles. The Guilford Press. Brown, J.
y Singh, J. P. (2014). Forensic risk assessment: a beginner’s guide. Archives of Forensic Psycho- logy, 1 (1), 49-59.

Butcher, J. N., Dahlstrom, W. G., Graham, J. R., Tellegen, A. y Kaemmer, B. (1989). Manual for the restan-
dardized Minnesota Multiphasic Personality Inventory: MMPI-2. An administrative and interpretive guide.
University of Minnesota Press.

Caprara, G.V., Barbaranelli, C. y Borgogni, L. y Vecchione, M. (2018). BFQ-2 Big Five Questionnaire Manual
Segunda Edición. GIUNTI Psychometrics.

Carragher, N., Krueger, R.F., Eaton, N.R. y Slade, T. (2015). Disorders without borders: current and future
directions in the meta-structure of mental disorders. Social Psychiatry and Psychiatric Epidemiology, 50, 339-350.

Carrillo, N.M. (2004). Factores psicosociales que inciden en la disposición a usar la fuerza por parte de efectos
policiales y Mérida y Trujillo. Capítulo Criminológico, 32(2), 191-215.

Castro, Y.R., Orjuela, M.A., Lozano, C.A., Avendaño, B.L. y Vargas, N.M. (2012). Estado de salud de una
muestra de policías y su relación con variables policiales. Revista Diversitas: Perspectivas en Psicología, 8(1), 53-
71.

Coaley, K. (2009). An introduction to psychological assessment and psychometrics. SAGE Publications Ltd.

Cochrane, R.E., Tett, R.P. y Vandecreek, L. (2003). Psychological testing and the selection of police officers.
Criminal Justice and Behavior, 30(5), 511-537.
Cohen, R.J. y Swerdlik, M.E. (2018). Psychological testing and assessment: An introduction to tests and
measurement (9.a ed.). McGraw-Hill.

Colegio de Profesionales en Psicología en Costa Rica [CPPCR]. (05, marzo, 2019b). Oficio CPP- CR-F-285-2019.
San José, Costa Rica.

Colegio de Profesionales en Psicología en Costa Rica [CPPCR]. (13, junio 2019). Código de Ética y Deon-
tológico del Colegio Profesional de Psicólogos de Costa Rica. La Gaceta, 132, Imprenta Nacional, Costa Rica.

Colegio de Profesionales en Psicología en Costa Rica [CPPCR]. (27, setiembre 2018). Reglamento Cole- gio de
Profesionales en Psicología de Costa Rica para realizar el proceso de evaluación psicológica de idoneidad
mental para portar y poseer armas de fuego o laborar en seguridad privada. La Gaceta, 173, Imprenta
Nacional, Costa Rica.

Conroy, M.A. & Murrie, D.C. (2007). Forensic assessment of violence risk: A guide for risk assessment and risk
management. John Wiley & sons, Inc.

Corey, D., Sellbom, M. y Ben-Porath, Y.S. (2018). Risks associated with overcontrolled behavior in police officer
recruits. Psychological assessment, 30(12), 1691-1702.

Costa, P.T. y McCrae, R.R. (2008). Inventario de Personalidad NEO Revisado (NEO-PI-R). TEA Ediciones.

Costa, T., Passos, F., y Queiros, C. (2019). Suicides of male Portuguese police officers—10 years of national data.
Crisis, 40(5), 360–364.

Craig, R.J. (2003). Assessing personality and psychopathology with interviews. En: I. Weiner (Ed.), Hand- book
of Psychology. Volume 10 Assessment Psychology (pp. 487-508). John Wiley & Sons, Inc.

Dantzker, M. L. (2011). Psychological preemployment screening for police candidates: Seeking consisten- cy if not
standardization. Professional Psychology: Research and Practice, 42(3), 276-283.

de Vogel, V. y de Vries Robbé, M. (2016). Adapting risk assessment tools to new jurisdictions. En: J.P. Sin- gh, S.
Bjørkly y S. Fazel (Eds.), International Perspectives on Violence Risk Assessment (pp. 26-39). Oxford University
Press.

Delle-Vergini, V. y Day, A. (2016). Case formulation in forensic practice: challenges and opportunities, Jour- nal of
Forensic Practice, 18, 240-250.

Detrick, P. y Chibnall, J. T. (2013). Revised NEO Personality Inventory normative data for police officer se-
lection. Psychological Services, 10(4), 372-377.

Douglas, K.S., Shaffer, C., Blanchard, A., Guy, L. S., Reeves, K. y Weir, J. (2017). HCR-20 violence risk as-
sessment scheme: Overview and annotated bibliography. HCR-20 Violence Risk Assessment White Paper Series,
#1. Mental Health, Law, and Policy Institute, Simon Fraser University.
Douglas, K.S. y Belfrage, H. (2015). The structured professional judgment approach to violence risk as-
sessment and management. Why it is useful, how to use it, and its empirical support. En: C.A. Pietz y C.A. Mattson
(Eds.). Violent Offenders Understanding and Assessment (pp. 360-383). Oxford University Press.

Douglas, K.S., Blanchard, A.J.E., y Hendry, M.C. (2013). Violence risk assessment and management: Put- ting
structured professional judgement into practice. En C. Logan y L. Johnstone (Eds.), Managing clinical risk: A guide
to effective practice (pp. 29–55). Routledge.

Douglas, K.S., Hart, S D., Webster, C. D y Belfrage, H. (2015). HCR-20 Valoración del riesgo de violencia.
Edicions de la Universidad de Barcelona.

Douglas, K.S., Hart, S.D., Groscup, J. L. y Litwack, T. R. (2013). Assessing Violence Risk. En Weiner, I. y Otto,
R.K. (Eds.), The Handbook of Forensic Psychology (pp. 385-441). John Wiley & Sons, Inc.

Florez, J.C., Ostrosky, F. y Lozano, A. (2014). BANFE-2. Batería Neuropsicológica de Funciones Ejecutivas y
Lóbulos Frontales. Editorial Manual Moderno.

Fonseca Pedrero, E., Gooding, D.C., Debbané, M. y Muñiz, J. (2016). Psychopathology: psychosis assess- ment
and high-risk paradigms. En: F.T.L. Leong, D. Bartram, F.M. Cheung, K.F. Geisinger y D. Iliescu (Eds.), The ITC
international handbook of testing and assessment (pp. 147-170). Oxford University Press.

Forero, C.G., Gallardo-Pujol, D., Maydeu-Olivares, A. y Pueyo, A. (2009). A longitudinal model for predicting
performance of police officers using personality and behavioral data. Criminal Justice and Behavior, 36(6), 591-606.

Friedman, A.F., Bolinskey, P.K., Levak, R.W. y Nichols, D.S. (2015). Psychological Assessment with the
MMPI-2/MMPI-2-RF. Routledge.

Gabaldón, L.G. (2010). Incertidumbre y uso de la fuerza en el trabajo policial. Revista brasileña de Seguri- dad
Pública, 4(6), 32-47.

Garb, H. N. (2003). Clinical judgment and mechanical prediction. En: I. Weiner (Ed.), Handbook of Psycho- logy.
Volume 10 Assessment Psychology (pp. 27-42). John Wiley & Sons, Inc.

Garb, H. N. & Boyle, P. A. (2015). Understanding why some clinicians use pseudoscientific methods: Fin- dings from
research on clinical judgment. En: S.O. Lilienfeld, S.J. Lynn y J.M. Lohr (Eds.), Science and pseudoscience in
clinical psychology (pp. 19-41). The Guilford Press.

García, H. (2019). Impulsividad y agresividad en cadetes de policía. Actualidades en Psicología, 33(126), 17-31.

Goldfinger, K. y Pomerantz, A. M. (2014). Psychological assessment and report writing (2.a ed.). SAGE
Publications, Inc.

Gomes, A. y Afonso, J. (2016). Occupational stress and coping among Portuguese military police officer.
Avances en Psicología Latinoamericana, 34(1), 47-65.

Grisso, T. (2003). Evaluating competencies: Forensic assessments and instruments (2.a ed.). Kluwer Aca-
demic/Plenum Press.
Groth-Marnat, G. y Wright, A.J. (2016). Handbook of psychological assessment (6.a ed.). John Wiley& Sons,
Inc.

Groth-Marnat, G. y Davis, A. (2014). Psychological Report Writing Assistant. John Wiley & Sons Inc.

Guy, L.S., & Wilson, C.M. (2007). Empirical support for the HCR-20: A critical analysis of the violence lite-
rature. HCR-20 violence risk assessment white paper series, #2. Mental Health, Law, and Policy Institute, Simon
Fraser University.

Guy, L. S., Wilson, C. M., Douglas, K. S., Hart, S. D., Webster, C. D. y Belfrage, H. (en prep). HCR-20 Version 3:
Item-by-item summary of violence literature. HCR-20 Violence Risk Assessment White Paper Series, #3. Mental
Health, Law, and Policy Institute, Simon Fraser University.

Hare, R. D. (2003). The Hare Psychopathy Checklist-Revised (PCL-R) (2.a ed.). Multi-Health Systems.

Hare, R.D., Neumann, C.S. y Mokros, A. (2018). The PCL-R Assessment of Psychopathy. Development,
Properties, Debates, and New Directions. En: Patrick, C.J. (Ed.), Handbook of psychopathy (2.a ed., pp. 39- 79).
The Guilford Press.

Harris, G.T., y Rice, M.E. (2010). Risk and dangerousness in adults. En: Jennifer M. Brown y Elizabeth A.
Campbell (Eds.), The Cambridge handbook of forensic psychology (pp. 299-306). Cambridge University Press.

Hart, S., Cox, D., & Hare, R. D. (1995). Manual for the Psychopathy Checklist: Screening Version (PCL: SV).
Multi-Health Systems.

Hart, S., Sturmey, P., Logan, C. y McMurran, M. (2011). Forensic case formulation. International Journal of
Forensic Mental Health, 10, 118-126.

Hart, S.D (1998). The role of psychopathy in assessing risk for violence: Conceptual and methodological issues.
Legal and Criminological Psychology, 3, 121-137.

Heilbrun, K. (2001). Principles of forensic mental health assessment. Kluwer Academic/Plenum.

Heilbrun, K. (2009). Evaluation for risk of violence in adults. Oxford University Press.

Heilbrun, K., Grisso, T. y Goldstein, A. (2009). Foundations of forensic mental health assessment. Oxford University
Press.

Heilbrun, K., Marczyk, G., DeMatteo, D. y Mack-Allen, J. (2007). A principles-based approach to forensic mental
health assessment: Utility and update. En: A.M. Goldstein (ed.). Forensic psychology: emerging topics and
expanding roles (pp.45-72). John Wiley & Sons, Inc.

Heilbrun, K., Rogers, R. y Otto, R. (2002). Forensic assessment: Current status and future directions. En: James
R.P. Ogloff (ed). Taking psychology and law into the twenty-first century (pp. 119-146). Springer Publishing.

Heilbrun, K., Warren, J. y Picarello, K. (2003). Third Party Information in Forensic Assessment. En: I. Weiner (ed.),
Handbook of psychology (pp.69-86). John Wiley & Sons, Inc.
Heilbrun, K., Yasuhara, K. y Shah, S. (2014). Violence risk assessment tools: overview and critical analysis.
En R.K. Otto, y K.S. Douglas (Eds.), Handbook of violence risk assessment (pp. 1-17). Routledge.

International Test Commission (2001/2013). International Guidelines for Test Use. International Journal of
Testing, 1, 93-114.

Johnson, D. J., Cesario, J., y Pleskac, T. J. (2018). How Prior Information and Police Experience Impact
Decisions to Shoot. Journal of Personality and Social Psychology: Attitudes and Social Cognition, 115(4), 601-623.

Kotov, R., Gamez, W., Schmidt, F. y Watson, D. (2010). Linking “Big” Personality Traits to Anxiety, Depressi- ve,
and Substance Use Disorders: A Meta-Analysis. Psychological Bulletin, 136(5), 768-821.

Kotov, R., Jonas, K.G., Carpenter, W.T., Dretsch, M.N., Eaton, N.R., Forbes, M.K., Forbush, K.T., Hobbs, K.,
Reininghaus, U., Slade, T., South, S.C., Sunderland, M., Waszczuk, M.A., Widiger, T.A., Wright, A.G.C., Zald,
D.H., Krueger, R.F., Watson, D. y HiTOP Utility Workgroup. (2020). Validity and utility of Hierarchical Taxo-
nomy of Psychopathology (HiTOP): I. Psychosis superspectrum. World Psychiatry 19(2), 151-172.

Kotov, R., Krueger. R.F., Watson, D. y otros (2017). The Hierarchical Taxonomy of Psychopathology (HiTOP): A
Dimensional Alternative to Traditional Nosologies. Journal of Abnormal Psychology, 126, 454-477.

Kropp, P.R. y Harts, S.D. (2015). SARA-V3: User guide for the third edition of the Spousal Assault Risk As-
sessment Guide. Protect International Risk and Safety Services Inc.

Krueger, R. F., Derringer, J., Markon, K. E., Watson, D., & Skodol, A. E. (2012). Initial construction of a mala-
daptive personality trait model and inventory for DSM-5. Psychological Medicine, 42, 1879-1890.

Krueger, R. F., Markon, K. E., Patrick, C. J. y Iacono, W. G. (2005). Externalizing Psychopathology in Adul-
thood: A Dimensional-Spectrum Conceptualization and Its Implications for DSM–V. Journal of Abnormal
Psychology, 114(4), 537-550.

Kuyken, W., Padesky, C., y Dudley, R. (2009). Collaborative case conceptualization: Working effectively with
clients in cognitive behavioral therapy. Guilford.

Lilienfeld, S.O., Lynn, S.J. y Lohr, J.M. (2015). Science and pseudoscience in clinical psychology: Initial
thoughts, reflections, and considerations. En: S.O. Lilienfeld, S.J. Lynn y J.M. Lohr (Eds.), Science and
pseudoscience in clinical psychology (pp. 1-16). The Guilford Press.

Logan, C. (2014). The HCR-20 Version 3: A Case Study in Risk Formulation. International Journal of Foren- sic
Mental Health, 13, 1-9.

Logan, C. (2017). Forensic Case Formulation for Violence and Aggression. En: Peter Sturmey (Editor), The
Wiley Handbook of Violence and Aggression. John Wiley & Sons Ltd.

Logan, C. (2017b). Formulation for forensic practitioners. En: Ronald Roesch y Alana N. Cook (Eds.), Han-
dbook of forensic mental health services (pp. 153-178). Taylor & Francis.

Maloney, M.P. y Ward, M.P. (1976). Psychological assessment: A conceptual approach. Oxford University Press.
Marcovici, I. (2018). Police Oficers and personality characteristics. Undergraduate Thesis in Psychology
Sciences from The College of William and Mary. VA, USA.

Martinez, J. & Sorribas, P. M. (2014). Atribuciones sobre el uso de la fuerza policial desde la perspectiva del agente.
Psicologia & Sociedade, 26(2), 430-439.

McMurran, M y Bruford, S. (2016). Case formulation quality checklist: a revision based upon clinicians’ views.
Journal of Forensic Practice, 18, 31-38.

Melikyan, Z.A., Agranovich, A.V. y Puente, A.E. (2019). Fairness in psychological testing. En: G. Goldstein,
D.N. Allen y J. DeLuca (Eds.), Handbook of Psychological Assessment (4.a ed. pp. 551-572). Academic Press.

Melton, G.B., Petrila, J., Poythress, N.G., Slobogin, C., Otto, R.K., Mossman, D. y Condie, L.O. (2018). Psycho-logical
evaluations for the courts: a handbook for mental health professionals and lawyers (4.a edición). The Guilford
Press.

Meyer, G.J., Finn, S.E., Eyde, L.D., Kay, G.G., Moreland, K.L., Dies, R.R., Eisman, E.J., Kubiszyn, T.W. y Reed,
G.M. (2001). Psychological Testing and Psychological Assessment. A Review of Evidence and Issues.
American Psychologist, 56, 128-165.

Mihura, J.L. (2012). The Necessity of Multiple Test Methods in Conducting Assessments: The Role of the
Rorschach and Self-Report. Psychological Injurie and Law, 5, 97-106.

Mills, J.F, Kroner, D. G. & Morgan, R. D. (2011). Clinician’s guide to violence risk assessment. The Guilford Press.

Miranda, J.C. y Prado, J.E. (2014). Estado actual de la evaluación psicométrica en Costa Rica. Ponencia en el V
Congreso ULAPSI, Ciudad de Antigua Guatemala, Guatemala, Centro América del 14 al 17 de mayo del 2014.

Monahan, J. (2008). Structured risk assessment of violence. En R. Simon y K. Tardiff (Eds.), Textbook of
violence assessment and management (pp. 17-33). American Psychiatric Association Publishing.

Morales-Manrique, Claudia C; Valderrama-Zurián, Juan Carlos. (2012). Calidad de vida en policías: avances y
propuestas. Papeles del Psicólogo, 33(1), 60-67.

Morey, L. C. (2007). Personality Assessment Inventory (PAI): Professional manual (2.a ed.). Psychological
Assessment Resources, Inc.

Murrie, D.C. (2016). Structured violence risk assessment: implications for preventing gun violence. En Liza
H. Gold y Robert I. Simon (Eds.), Gun violence and mental illness (pp. 221-247). American Psychiatric As-
sociation Publishing.

Ogloff, J.R.P. y Douglas, K.S. (2003). Psychological assessment in forensic settings. En: J.R. Graham, y J.A.
Naglieri (Eds.), Handbook of psychology. Volume10. Assessment psychology (pp. 345-363). John Wiley & Sons,
Inc.
Ostrosky, F., Gómez, M.A., Matute, E., Roselli, M., Ardila, A. y Pineda, D. (2019). NAM-3. Neuropsi: Atención y
Memoria. Editorial Manual Moderno.

Otto, R.K. y Douglas, K.S. (2014). Handbook of violence risk assessment. Routledge.

Otto, R. K. y Ogloff, J. R. P. (2013). Defining forensic psychology. En: I. Weiner y R.K. Otto, The Handbook of
Forensic Psychology (pp. 35-55). John Wiley & Sons, Inc.

Otto, R. K., DeMier, R. L. y Boccaccini, M. T. (2014). Forensic reports and testimony: a guide to effective
communication for psychologists and psychiatrists. John Wiley & Sons, Inc.

Packer, I. K. y Grisso, T. (2011). Specialty competencies in forensic psychology. Oxford University Press. Paulhus,

D., Neumann, C. y Hare, R. (2016). Self-Report Psychopathy Scale 4th Edition (SRP 4) Manual.
Multi-Health Systems Inc.

Piedmont, R. L. (1998). The revised NEO Personality Inventory: clinical and research applications. Sprin- ger.

Poder Judicial (2017). Plantilla de integración de factores de riesgo con el HCR-20 V3. Unidad de Psicolo- gía
Forense. Manuscrito no publicado.

Portellano, J. A. y Martínez, R. (2011). ANILLAS. Test para la Evaluación de las Funciones Ejecutivas. TEA
Ediciones.

Portellano, J. A. y Martínez, R. (2014). TESEN. Test de los Senderos para la Evaluación de las Funciones
Ejecutivas. TEA Ediciones.

Porter, S., Woodworth, M.T. y Black, P.J. (2018). Psychopathy and Aggression. En: Patrick, C.J. (Ed.), Hand-
book of psychopathy (2.a ed. pp. 611-634). The Guilford Press.

Rodríguez-Seijas, C., Eaton, N.R., y Krueger, R.F. (2015). How Transdiagnostic Factors of Personality and
Psychopathology Can Inform Clinical Assessment and Intervention. Journal of Personality Assessment, 97, 425–
435.

Rogers, R. (2001). Handbook of diagnostic and structured interviewing. The Guilford Press.

Rogers, R. (2018). Structured Interviews and Dissimulation. En: R. Rogers y S.D. Bender (Eds.), Clinical
assessment of malingering and deception (4.a ed. pp. 422-448). The Guilford Press.

Rogers, R., & Wupperman, P. (2007). Diagnostic interviews and clinical practice. En S. Ayers, A. Baum, C.
McManus, S. Newman, K. Wallston, J. Weinman, et al. (Eds.), Cambridge Handbook of psychology, health and
medicine (2.a ed., pp. 251–255). Cambridge University Press.

Rogers, R., Sewell, K. W., y Gillard, N. D. (2010). Structured Interview of Reported Symptoms–2 (SIRS-2) and
professional manual. Psychological Assessment Resources.
Ruggero, C.J., Kotov, R., Hopwood, C.J., First, M., Clark, L.A., Skodol, A.E., … Wright, A.G.C. (2019). Integra-
ting the Hierarchical Taxonomy of Psychopathology (HiTOP) Into Clinical Practice. Journal of Consulting and
Clinical Psychology, 87, 1069-1084.

Sánchez-Nieto, J. M. (2012). Frecuencia del burnout en policías de la Ciudad de México. Liberabit, 18(1), 69-74.

Sant´ Ana, I. y da Silva, A. (2019). Avaliação Cognitiva de Policiais Militares e Universitários em Medidas
Padronizadas de Memória, Atenção e Inteligência. Meta: Avaliação, 11(32), 468-494.

Schneider, W.J., Lichtenberger, E.O., Mather, N. y Kaufman, N.L. (2018). Essentials of assessment report
writing. John Wiley & Sons, Inc.

Scrivner, E. M., Corey, D. M. y Green, L. W. (2013). Psychology and Law Enforcement. En: Weiner, I. B. y Otto,
R. K. (Eds.) Handbook of forensic psychology (4.a ed.). John Wiley & Sons, Inc.

Singh, J. P., Desmarais, S. L., Hurducas, C., Arbach, K., Condemarin, C., Dean, K., … Otto, R.K. (2014). Inter-
national Perspectives on the Practical Application of Violence Risk Assessment: A Global Survey of44
Countries. International Journal of Forensic Mental Health, 13, 193-206.

Sturmey, P. (2009). Clinical case formulation: varieties of approaches. John Wiley & Sons, Ltd.

Thoen, M. A., Dodson, L. E., Manzo, G., Piña-Watson, B., & Trejos-Castillo, E. (2020). Agency-offered and
officer-utilized suicide prevention and wellness programs: A national study. Psychological Services, 17(2), 129-140.

Toledo, F., Montero, L. y Civera, C. (2005). Revista Interamericana de Psicología, 39(1), 117-126.

Urbina, S. (2014). Essentials of psychological testing (2.a ed.). John Wiley & Sons, Inc.

Velázquez, A. (2012). Evaluación de las competencias psicológicas de los agentes de policía en el uso de armas
de fuego. Tesis doctoral Universidad de la Laguna: Canarias, España.

Venables, N.C. y Patrick, C.J. (2012). Validity of the Externalizing Spectrum Inventory in a Criminal Offender
Sample: Relations with Disinhibitory Psychopathology, Personality, and Psychopathic Features. Psycholo- gical
Assessment, 24, 88-100.

Vieta, E., Sánchez-Moreno, J., Bulbena, A., Chamorro, L., Ramos, J.L., Artal, J., Pérez, F., Oliveras, M.A., Valle, J.,
Lahuerta, J., Angs, J. (2007). Cross validation with the mood disorder questionnaire (MDQ) of an ins- trument for
the detection of hypomania in Spanish: The 32 item hypomania symptom check list (HCL-32). Journal of Affective
Disorders, 101, 43-55.

Vilert, J. y Hernández, M. (2004). Procedimiento de evaluación en la Escuela de Policía de Cataluña. La

importancia de la variable estado. Revista Catalana de Seguretat Pública, 14, 109-127.

Webster, C., Haque, Q., & Hucker, S. (2014). Violence Risk-Assessment and Management: Advances Throu- gh
Structured Professional Judgement and Sequential Redirections (2.a ed.). John Wiley & Sons, Ltd.
Weiner, I. (2003). The assessment process. En: J.R. Graham, y J.A. Naglieri (Eds.), Handbook of psycholo- gy.
Volume10. Assessment psychology (pp. 3-25). John Wiley & Sons, Inc.

Weiner, I. & Otto, R.K. (2013). The Handbook of Forensic Psychology (4.a ed.). John Wiley & Sons, Inc.

Weiner, I. B. y Greene, R. L. (2017). Handbook of personality assessment (2.a ed.). John Wiley & Sons, Inc.

Widiger, T. A. y Costa, P. T. (2012). Integrating Normal and Abnormal Personality Structure: The Five-Factor Model.
Journal of Personality, 80(6), 1471-1506.

Widiger, T. A., Sellbom, M., Chmielewski, M., Clark, L. A., DeYoung, C. G., Kotov, R., Krueger, R. F., Lynam,
D. R., Miller, J. D., Mullins-Sweatt, S., Samuel, D. B., South, S. C., Tackett, J. L., Thomas, K. M., Watson, D. y
Wright, A. G. C. (2019). Personality in a Hierarchical Model of Psychopathology. Clinical Psychological Science,
7(1), 77-92.

Witt, P. H. (2010). Forensic report checklist. Open Access Journal of Forensic Psychology, 2, 233-240.

Wong, S. C. P., Olver, M. E. y Stockdale, K. C. (2009). The Utility of Dynamic and Static Factors in Risk As-
sessment, Prediction, and Treatment. En J.T. Andrade (Ed.), Handbook of Violence Risk Assessment and
Treatment. New Approaches for Mental Health Professionals (pp. 83-120). Springer Publishing Company.

Zapf, P. A., & Dror, I. E. (2017). Understanding and mitigating bias in forensic evaluation: Lessons from fo- rensic
science. International journal of forensic mental health, 16(3), 227-238.

Zuckerman, E. L. (2010). Clinician´s thesaurus. The Guide to Conducting Interviews and Writing Psycholo- gical
Reports (7.a ed.). The Guilford Press.
Anexos
Anexo 1.
Consentimiento informado EIMPPA

Anexo 2.
Guía de entrevista semiestructurada para la EIMPPA

Anexo 3.
Guía de observación conductual y examen mental para la EIMPPA

Anexo 4.
Hoja de Registro Factores de Riesgo de Violencia en Portación de Armas (FRVPA) y
para Laborar en Seguridad Privada (FRVPA+LSP)

Anexo 5.
Caso de Evaluación EIMPPA

Anexo 6.
Instrumentos de evaluación psicométrica recomendados para su inclusión en la EIMPPA

Anexo 7.
Glosario

Anexo 8.
Listado de siglas utilizadas en el manual
Anexo 1.

MANUAL ORIENTATIVO DEL PROCESO DE EVALUACIÓN PSICOLÓGICA DE IDONEIDAD MENTAL PARA PORTAR Y POSEER ARMAS DE FUEGO Y LABORAR EN SEGURIDAD PRIVADA130
MANUAL ORIENTATIVO DEL PROCESO DE EVALUACIÓN PSICOLÓGICA DE IDONEIDAD MENTAL PARA PORTAR Y POSEER ARMAS DE FUEGO Y LABORAR EN SEGURIDAD PRIVADA131
MANUAL ORIENTATIVO DEL PROCESO DE EVALUACIÓN PSICOLÓGICA DE IDONEIDAD MENTAL PARA PORTAR Y POSEER ARMAS DE FUEGO Y LABORAR EN SEGURIDAD PRIVADA132
 Anexo 2.

Guía de entrevista semiestructurada para la EIMPPA

INSTRUCCIONES

Esta entrevista semiestructurada ha sido diseñada para recoger evidencias relevantes en la Evaluación de
la Idonei- dad mental para la Portación y Posesión de Armas y para Laborar en Seguridad Privada
(EIMPPA).

Si esta entrevista es utilizada, se debe aplicar cada una de las preguntas en negrita; sin embargo, se
pueden variar las palabras de las preguntas, según sea necesario, con la finalidad de que sean
comprensibles. Se debe mantener una buena comunicación con la persona evaluada.

Se emplean preguntas de exploración en cursiva y entre corchetes [ ], las cuales resultan necesarias para
obtener más información referente a los patrones conductuales, rasgos o factores de riesgo que se evalúan
en ese momento. Quien entrevista es libre de utilizar otras preguntas durante la sesión para permitir un
ambiente más natural y exhaus- tivo, siempre y cuando mantengan conexión con el tema por evaluar.

Quienes entrevisten deben usar su criterio para determinar hasta dónde explorar cada asunto; si la persona
evaluada ya ha proporcionado suficientes evidencias para puntuar una característica o patrón de
funcionamiento no debe in- sistirse en él para no prolongar innecesariamente la entrevista o contrariar a la
persona evaluada.

SECCIÓN I. ANTECEDENTES PSICOSOCIALES RELEVANTES

A continuación, se presenta una serie de preguntas agrupadas por unidades temáticas con el fin de
verificar la pre- sencia de eventos o algún tipo de experiencia a lo largo de la vida, que podría haber
propiciado la aparición de patro- nes de desajuste en la personalidad o algún tipo de manifestación
psicopatológica. Es importante indagar y profun- dizar sobre la presencia o la ausencia de patrones de
interacción conflictivos o agresivos en la historia de la persona.

Historia familiar de origen

¿Vivió usted con ambos padres hasta

cumplir los 18 años? ( Sí ) ( No ) [Hábleme de
eso.]

¿Mantuvo su grupo familiar de origen estabilidad

domiciliar y laboral? ( Sí ) ( No ) [Hábleme de eso.]

¿Fueron las relaciones entre los miembros del grupo familiar

satisfactorias? ( Sí ) ( No ) [Hábleme de eso.]

¿Se dieron algunos de los siguientes eventos durante su desarrollo?

Muerte o enfermedad grave de alguna
persona cercana Separaciones de
algún miembro del grupo familiar
Agresiones sexuales, físicas o emocionales hacia algún miembro del
grupo familiar Castigos físicos severos
Experiencias cercanas a la muerte
Exposición a carencias materiales
significativas Exposición a algún tipo
de violencia intrafamiliar Privación de
libertad de algún miembro del grupo
MANUAL ORIENTATIVO DEL PROCESO DE EVALUACIÓN PSICOLÓGICA DE IDONEIDAD MENTAL PARA PORTAR Y POSEER ARMAS DE FUEGO Y LABORAR EN SEGURIDAD 133
PRIVADA
 f por parte de algún miembro del grupo familiar Tener que vivir en un Albergue o
a con una familia adoptiva
m
i (Describa con detalle el impacto emocional que tuvo cada evento reportado:)
l
i
a
r
C
o
n
s
u
m
o

e
x
c
e
s
i
v
o

d
e

a
l
c
o
h
o
l

a
l
g
u
n
a

d
r
o
g
a

i
l
e
g
a
l
MANUAL ORIENTATIVO DEL PROCESO DE EVALUACIÓN PSICOLÓGICA DE IDONEIDAD MENTAL PARA PORTAR Y POSEER ARMAS DE FUEGO Y LABORAR EN SEGURIDAD 134
PRIVADA
¿Presentó durante su desarrollo alguna de las siguientes
situaciones? Problemas de conducta serios al interior del hogar o en la
comunidad Escapes del hogar de origen
Pertenencia a algún tipo de pandilla
Problemas legales (algún tipo de arresto o contacto con la policía)
Utilizar o portar armas de fuego

(Describa con detalle cada evento reportado:)

Atención médica

A lo largo de su vida:
¿Ha padecido alguna enfermedad médica seria?
¿Ha sido hospitalizado?
¿Ha sido intervenido quirúrgicamente por algún padecimiento médico serio?
¿Ha sufrido lesiones y/o accidentes de consecuencias graves para la salud?
¿Ha experimentado algún tipo de trauma craneoencefálico severo?
¿Ha tenido alguna vez pérdida de conciencia?
¿Ha estado bajo tratamientos farmacológicos por algún padecimiento médico serio?
¿Ha sido atendido por un especialista en Neurología? (Indague en motivos, tipo de tratamiento recibido, duración).

(Describa con detalle cada evento reportado).

Atención por parte de profesionales en salud mental

A lo largo de su vida:
¿Ha sufrido algún tipo de crisis emocional seria?
¿Ha sido atendido por una persona profesional en Psicología? (Proporcionar motivos, tipo de tratamiento recibido,
duración).
¿Ha recibido atención por parte de alguna persona profesional en Psiquiatría? (Proporcionar tratamiento
psicofarmacológico recibido, diagnósticos, consulta externa, internamientos, consulta privada).
¿Ha sido diagnosticado de algún trastorno del desarrollo y aprendizaje?
¿Ha sufrido episodios de depresión y/o ansiedad?
¿Ha sido diagnosticado con algún tipo de discapacidad intelectual?
¿Ha experimentado ideas suicidas u homicidas?
¿Ha cometido actos con la intención de autolesionarse?
¿Ha cometido algún intento de suicidio?

(Describa con detalle cada evento reportado).

Antecedentes académicos

A lo largo de su experiencia en el contexto educativo, ya sea en la educación primaria, secundaria o a nivel

técnico o universitario, ¿experimentó en algún momento algo como lo siguiente?

Inestabilidad (cambios frecuentes de institución educativa que afectaron su desempeño) Años

académicos reprobados
Rendimiento académico deficiente
Dificultades académicas (adecuaciones curriculares significativas, grupo de apoyo, aula integrada) Problemas
de conducta en el ámbito institucional educativo
Dificultades en las relaciones con sus pares y/o docentes
 Peleas físicas contra otros pares
Múltiples ausencias o llegadas tardías
Escapes de clases
Visitas a la dirección
Expulsiones, suspensiones o boletas
Uso de alcohol y/o drogas en la institución educativa
Vandalismo en las instalaciones de la institución educativa

En caso de que alguna de las experiencias anteriores se haya dado, se deben explorar los motivos o razones, así como pedir
detalles precisos sobre intensidad, frecuencia e implicaciones de cada una de las situaciones reporta- das:

Antecedentes laborales

¿A qué edad fue su primer trabajo?

¿Qué tipo de trabajo era?
¿Cuánto tiempo permaneció en ese trabajo?
¿Por qué cambió de trabajo?

Describa los últimos tres trabajos que ha tenido:

¿Cuáles eran sus funciones?
¿Cómo describiría su desempeño como trabajador en general?
¿Cuánto tiempo permaneció en cada uno de estos trabajos?
¿Cómo eran las relaciones interpersonales con sus compañeros de trabajo y con sus supervisores o jefaturas?
¿En alguno de esos trabajos debía portar armas de fuego? ¿Por qué motivo dejó cada uno de esos trabajos?

¿A lo largo de su experiencia laboral ha experimentado en algún momento una de estas situaciones?

Despidos justificados o injustificados
Abandono del trabajo o renuncia
Múltiples ausencias o llegadas tardías
Sanciones disciplinarias Incapacidades
Periodos de inactividad laboral
Problemas debido al mal uso de armas de fuego
Peleas físicas o agresiones hacia compañeros de trabajo
Consumo de alcohol durante la jornada laboral

En caso de que alguna de las experiencias anteriores se haya dado, se deben explorar los motivos o las razones, así como pedir
detalles sobre intensidad, frecuencia e implicaciones de cada situación reportada.

Relaciones interpersonales

¿Cuenta usted con el apoyo de amistades o familiares cercanos? ( No )

( Sí ) [¿Qué tipo de actividades realiza con estas personas? ¿Los considera personas en las que puede confiar?
¿Pertenece a algún tipo de grupo?]

A lo largo de su vida, ¿ha mantenido relaciones de pareja (noviazgo, convivencia o matrimonio)? ( No )

( Sí ) [¿Cuántas relaciones de este tipo ha mantenido? Describa las más significativas. ¿Cuáles son los periodos de tiempo
que duró la relación en las más significativas? ¿Por qué razón terminaron esas relaciones? ¿Vive con alguna de estas parejas
en la actualidad?]
¿Ha experimentado alguna de las siguientes situaciones en las relaciones de pareja que ha mantenido?
Discusiones con agresión verbal
Peleas físicas
Infidelidad de su parte
Acusaciones en su contra por violencia intrafamiliar
Medidas de protección a favor de alguna de sus parejas
Separaciones debido a conflictos serios con su pareja

En caso de que alguna de las experiencias anteriores se haya dado, se deben explorar los motivos o las razones, así como pedir
detalles precisos sobre intensidad, frecuencia e implicaciones de cada una de las situaciones reporta- das.

¿Ha procreado hijos?

( No )
( Sí ) [¿Ha vivido con ellos? ¿Qué tipo de contacto mantiene en la actualidad con ellos? ¿Es responsable a nivel eco- nómico
por ellos?]

SECCIÓN II. EXPLORACIÓN DE FRVPA

FRVPA1 Antecedentes de manifestaciones de psicopatología

¿Ha sido diagnosticado o atendido alguna vez en su vida debido a la experimentación de problemas psicológi-
cos graves?
( No )
( Sí ) [¿Han interferido estos problemas con sus actividades diarias (a nivel social, educativo, familiar, laboral, salud)?
¿Ha recibido medicación al respecto? ¿Cómo ha respondido al medicamento? ¿Ha requerido hospitalizaciones de- bido a esto?
¿Ha sido atendido por profesionales en la salud mental a nivel terapéutico? ¿Cómo ha respondido a es- tos tratamientos? ¿A qué
edad empezaron a manifestarse estos problemas graves? ¿Estos problemas psicológicos graves fueron transitorios o se han
mantenido por un periodo de tiempo prolongado? ¿Cuándo fue la última vez que requirió atención por estos problemas?
¿Piensa que los síntomas se han vuelto más fuertes o que le han generado algún tipo de deterioro permanente? ¿Ha necesitado
ayuda para cuidarse a sí mismo debido a estos problemas?]

Si la persona evaluada refiere problemas psicológicos graves, complete la siguiente lista de chequeo:

Indicadores de trastorno psicótico

Ha incluido síntomas positivos agudos (por ejemplo, alucinaciones o delirios). Ha
incluido agitación, irritabilidad u hostilidad durante los episodios psicóticos. Ha
incluido miedo o estrés relacionado con los síntomas psicóticos.
Ha incluido síntomas con contenidos de agresión o violencia.

Indicadores de trastorno grave del estado de

ánimo

Ha incluido episodios maníacos o hipomaníacos caracterizados por irritabilidad, ira u hostilidad. Ha

incluido comportamientos autolesivos.
Ha incluido intentos de suicidio genuinos.
Ha incluido serias ideas suicidas (intención de morir, planes letales).
 Indicadores de otros trastornos mentales graves

Dificultades con el comportamiento adaptativo.

Dificultades en las interacciones sociales.
Pautas de comportamiento repetitivo o estereotipado.
Observancia rígida de las reglas, las costumbres o los procedimientos.
Pérdida de interés en las relaciones sociales.
Dificultades en el habla o en el lenguaje.
Trastorno severo en el sueño.

FRVPA2 Historia de problemas graves asociados con rasgos de personalidad

desadaptativos
A lo largo de su vida
¿Ha tenido problemas graves como resultado de su forma de ser o de características personales rígidas y proble- máticas?
( No )
¿Ha tenido dificultades graves debido a su forma de relacionarse con otras personas? ( No )
¿Ha sufrido problemas debido a su forma de comportarse o de controlar sus emociones? ( No )
¿Ha tenido problemas debido a su forma de pensar? ( No )
¿Ha experimentado complicaciones por la forma en que se ve usted mismo? ( No )
( Sí ) [¿Han interferido estos problemas con sus actividades diarias (a nivel social, educativo, familiar, laboral, rela- ciones
interpersonales)? ¿Se han vuelto estos problemas mucho más graves con el paso del tiempo? ¿Ha puesto a otras personas o a
usted mismo en riesgo de sufrir consecuencias negativas debido a esta forma de ser? ¿Se han manifestado estos problemas
recientemente? ¿Cuándo fue la última vez que experimentó este tipo de problemas?]

Si la persona evaluada refiere este tipo de problemas graves, complete la siguiente lista de chequeo:

Ha presentado conducta inestable, desorganizada, autolesiva.

Ha estado ansioso, dependiente o ambivalente en las relaciones personales.
Se ha sentido emocionalmente desenfrenado, inestable, ansioso o angustiado.
Ha sentido que su propia identidad es débil, fluctuante o caótica.

FRVPA3 Rasgos desadaptativos de personalidad antisocial, psicopática o

disocial

¿Usted alguna vez ha hecho algo que lo hiciera sentir culpable o se ha sentido arrepentido por lo que ha hecho?
( No )
( Sí ) [Hábleme de eso]

¿Siente que debe mantenerse muy activo siempre, como si tuviera que vivir la vida al límite?
( No )
( Sí ) [Hábleme de eso]

¿Miente usted mucho?

( No )
( Sí ) [¿Es usted bueno en eso?]
¿Piensa usted que la gente es fácil de engañar o manipular?
( No )
( Sí ) [¿Es bueno en eso? ¿Cuáles son algunos ejemplos?]

¿Es usted del tipo de personas que suelen conseguir lo que quieren?
( No )
( Sí ) [Hábleme de eso. ¿Cómo lo consigue?]

¿Se aprovecha en ocasiones de los demás para conseguir lo que quiere o lo que necesita?
( No )
( Sí ) [Hábleme de eso. ¿Cómo lo hace? ¿Por qué lo hace? ¿Cómo afecta esto a su relación con los demás?]

¿Pierde interés en la gente cuando ya no son útiles para usted?

( No )
( Sí ) [Hábleme de eso.]

¿Es para usted importante mantener el control sobre lo que le sucede?

( No )
( Sí ) [Hábleme de eso. ¿Por qué es importante para usted mantener el control?]

¿Cree que merece un trato especial por ser quien es o por las cosas que ha realizado?
( No )
( Sí ) [Hábleme de eso.]

¿Le cuesta confiar en otras personas?

( No )
( Sí ) [Hábleme de eso.]

¿Es usted del tipo de persona a la que le gusta correr riesgos?

( No )
( Sí ) [Hábleme de eso.]

¿Alguien se ha quejado de que usted no se preocupa o es insensible a los sentimientos de los demás? ¿Alguna
vez alguien le ha descrito como cruel o insensible?
( No )
( Sí ) [Hábleme de eso.]

¿Con qué facilidad le irritan o molestan las cosas que suceden a su alrededor? ¿Pierde el control con facilidad?
( No )
( Sí ) [Hábleme de eso.]
FRVPA4 Antecedentes de problemas con el consumo, abuso o dependencia de sustancias
(alcohol, drogas ilícitas o lícitas)

¿Ha experimentado en algún momento de su vida problemas con el consumo, abuso o dependencia de
drogas que alteraran su funcionamiento psicológico, social o que interfieran con su salud mental o física?
( No )
( Sí ) [¿A qué edad inició con el consumo y con cuál o cuáles drogas? ¿Ha tenido periodos en su vida en los que no ha
consumido drogas? Describa detalladamente y explique las circunstancias sobre el el nuevo consumo. ¿Cuál ha sido el
periodo de tiempo más prolongado sin consumir? ¿Ha tenido periodos en su vida en los que ha consumido de manera intensa
(grandes cantidades o frecuentemente)? ¿Ha tenido periodos en su vida en los que ha consumido varias sustancias al mismo
tiempo? ¿El consumo de drogas lo ha conducido a situaciones o comportamientos de riesgo para usted u otras personas? ¿El
consumo ha interferido con el logro de metas personales o en su indepen- dencia económica o funcional? ¿El consumo ha
interferido con actividades de tipo educativo o laboral? ¿El consumo ha interferido en sus relaciones con otras personas o en su
salud física o mental? ¿Cuándo fue la última vez que con- sumió drogas y cuáles? ¿Los problemas asociados con el consumo
de drogas se han incrementado con el tiempo?
¿Ha recibido algún tipo de tratamiento para sus problemas de consumo de drogas? ¿Alguna vez ha estado internado en un
centro de rehabilitación para el consumo de drogas? Describa detalladamente.]

Si no ha experimentado problemas graves con el consumo de drogas, ¿ha consumido alguna droga
(incluyendo alcohol, drogas lícitas o ilícitas) en algún momento de su vida?
( No )
( Sí ) [¿A qué edad inició con el consumo y con cuál o cuáles drogas? ¿Cuál ha sido el periodo de tiempo más prolon- gado en
que ha consumido algún tipo de droga? ¿El consumo de drogas lo ha conducido a situaciones o comporta- mientos de riesgo
para usted u otras personas? ¿El consumo ha interferido con el logro de metas personales o en su independencia económica o
funcional? ¿El consumo ha interferido con actividades de tipo educativo o laboral? ¿El consumo ha interferido en sus
relaciones con otras personas o en su salud física o mental? ¿Cuándo fue la última vez que consumió drogas y cuáles? ¿Se ha
ausentado del trabajo o ha sido despedido por causa del consumo de sustancias? ¿Ha sido violento bajo el efecto de drogas o
alcohol? ¿Ha presentado cambios de conducta bajo el efecto de drogas o alcohol? Describa.]

FRVPA5 Historial de experiencias y sucesos por victimización, traumáticos o adversos a

lo largo de la vida
¿En algún momento de su vida ha experimentado situaciones o sucesos adversos o traumáticos o ha sido
vícti- ma de algún tipo de maltrato o violencia (psicológica/emocional, sexual, física o negligencia)?
( No )
( Sí ) [¿Piensa que estas experiencias pudieron haber alterado su desarrollo, sus relaciones afectivas, su capacidad de
aprendizaje o su capacidad para resolver problemas de la vida diaria? ( No ) ( Sí ) (Describa el o los tipos de maltrato o
experiencia traumática vivida. ¿Quiénes fueron las personas responsables de ejercer esos sucesos adversos? ¿A qué edad o
edades experimentó cada uno de esos eventos? ¿Estos sucesos se dieron en más de una ocasión en su vida? ¿Alguna de estas
situaciones provocó lesiones físicas graves?]

Si la persona evaluada refiere haber experimentado este tipo de situaciones, complete la siguiente lista de
chequeo:
 Testigo de la violencia familiar o ha estado expuesto a ella.
Testigo de violencia grave contra familiares o seres queridos, distintos de los
padres (hermanos, otros miembros de la familia o amigos cercanos).
Víctima de acoso.
Otro tipo de victimización interpersonal o violenta en la infancia.
Otro tipo de victimización interpersonal o violenta en la adolescencia.
Victimización interpersonal o violenta en la adultez (más de 18 años).
Otras experiencias traumáticas (accidentes, asalto con violencia).
Separación de los padres antes de los 17 años.
Victimización o experiencias traumáticas en diferentes períodos del desarrollo.
Estilo parental coercitivo o disciplina demasiado rigurosa.
Inestabilidad familiar.
Delincuencia parental no violenta.
Condenas de los padres antes de los diez años del sujeto.
Delincuencia parental violenta (no incluye la violencia de pareja).
Muerte de los padres durante la infancia o adolescencia.
Separación de alguno de los padres antes de los 17 años.
Consumo de drogas por parte de los padres.
Haber estado internado en instituciones de menores.
Testigo de conflictos parentales graves y frecuentes

FRVPA6 Déficit en el funcionamiento ejecutivo y/o adaptativo

¿Durante algún momento de su vida, ¿ha presentado dificultades en su capacidad para razonar o comprender
adecuadamente sus tareas o responsabilidades, ya sea a nivel del estudio académico o de algún trabajo que
haya realizado?
( No )
( Sí ) [¿Requirió en algún momento de sus estudios académicos algún tipo de adecuación curricular? ¿Fue atendidoen algún
momento por problemas de aprendizaje? ¿Experimentó dificultades serias en su rendimiento académico que implicaran
pérdida del año escolar? ¿Ha experimentado problemas relevantes en algún trabajo debido a dificultades para comprender
instrucciones o aprender algún tipo de procedimiento? ¿Lo han despedido de algún trabajo debido a dificultades en esta capacidad
de aprender procedimientos y seguir reglas o instrucciones complejas?]

¿Ha experimentado alguna vez en su vida dificultades para organizarse en las distintas actividades de su vida
diaria? ¿Ha tenido problemas para planear sus actividades en el trabajo o a nivel personal?
( No )
( Sí ) [¿Le cuesta cambiar de una actividad a otra? ¿Le cuesta decidir el orden de importancia de las actividades que debe
realizar? ¿Son difíciles para usted las tareas que implican más de unos cuantos pasos? ¿Comete errores fre- cuentemente
cuando realiza alguna tarea? ¿Planea con tiempo suficiente las tareas que debe realizar? ¿Se le olvidan fácilmente las
instrucciones para completar algún trabajo que esté realizando? ¿Tiene dificultades para terminar las tareas que inicia? ¿Es
difícil para usted encontrar cosas que ha guardado anteriormente? ¿Suele mantener de forma desordenada sus lugares de trabajo o
su lugar de residencia? ¿Es capaz de terminar las tareas que le asignan de manera independiente? ¿Le cuesta buscar
soluciones alternativas a problemas complicados? ¿Le cuesta resolver problemas con formas distintas a las suyas a pesar de estar
equivocado? ¿Las personas que lo conocen lo describi- rían como alguien desordenado? ¿Le ha ocurrido que, al estar realizando
algún trabajo, se percata de que no cuenta con todo lo que necesita para poder terminarlo?]
¿Ha tenido dificultades importantes para controlar sus emociones cuando realiza algún tipo de trabajo? ¿Es
usted una persona que se irrita fácilmente cuando las cosas no salen como usted lo espera? ¿Experimenta algu-
nas veces emociones tan fuertes que le cuesta calmarse y concentrarse en alguna tarea que debe realizar?
( No )
( Sí ) [Tiende a reaccionar exageradamente algunas veces ante alguna provocación mínima que le hagan? ¿Le cuesta
controlar su comportamiento cuando se siente enojado? ¿Es frecuente que usted actúe y después piense en las consecuencias?
¿Ha maltratado personas verbal o físicamente al estar enojado? ¿Le cuesta controlar su enojo cuando las cosas no se efectúan
en el momento que usted quiere? ¿Es una persona que busca experiencias y sen- saciones nuevas y excitantes? ¿Suele decir
cosas de las que luego se arrepiente? ¿Es usted una persona que toma decisiones luego de un razonamiento cuidadoso?]

¿Ha tenido alguna vez dificultades para concentrarse, recordar información o tomar decisiones debido a
los efectos de algún medicamento que esté tomando?
( No )
( Sí ) [Describa detalladamente las dificultades y los tipos de medicamentos que han producido este tipo de proble- mas.]

FRVPA7 Presencia actual o reciente de síntomas de psicopatología grave

¿Experimenta actualmente o lo ha hecho recientemente (en un periodo de dos semanas) algún tipo de problema
en relación con su capacidad para mantener un contacto adecuado con la realidad (en términos de las ideas
que tiene o de percepciones raras o inusuales)?
( No )
( Sí ) [¿Ha tenido alguna creencia que algunas personas consideren inusual o extraña? Si es así, ¿cuáles son? (Se de- ben
explorar estas creencias según corresponda). ¿Ha tenido creencias extrañas o inusuales con temas agresivos, con interés
moralmente dañino, con ideas de que le quieren hacer daño y con celos eróticos excesivos o violentos?
¿Ha experimentado percepciones (visiones, sonidos, olores) que parecen reales, pero que no lo son? ¿Alguna vez ha visto o
escuchado cosas que otras personas no ven ni oyen? ¿Tienen estas percepciones temas agresivos, con interés moralmente
dañino, con ideas de que le quieren hacer daño, con celos eróticos excesivos o violentos? Si la
respuesta de la persona evaluada es afirmativa, explore detalladamente sus experiencias al enfatizar en que propor- cione
ejemplos de esas ideas o percepciones. En caso de experimentar algunas de estas creencias o percepciones extrañas, así como
otros indicadores de una alteración del pensamiento, es necesario la utilización de alguna guía estructurada para explorar
sistemáticamente la frecuencia, la intensidad, el contenido, el nivel de organización y las repercusiones de estas en las
conductas y las actividades de la vida diaria de la persona. De igual forma, se debe contrastar esa información con la
observación conductual, el examen mental y las inferencias psicométricas obte- nidas de los instrumentos de evaluación.]

¿Ha experimentado recientemente emociones intensas relacionadas con pensamientos de dañarse a usted mis-
mo? ¿Ha tenido pensamientos o comportamientos de hacerse daño usted mismo (sin llegar a ideas o intentos
suicidas)?
( No )
( Sí ) [¿Estas ideas o pensamientos de hacerse daño a usted mismo son detallados, realistas o posibles? ¿Ha experi- mentado
deseos o intenciones de dañarse a usted mismo? ¿Planea dañarse a usted mismo? ¿Estas ideas o pensa- mientos de dañarse
usted mismo se han incrementado recientemente?]

¿Ha tenido recientemente sentimientos marcados de desesperanza? ¿Ha experimentado recientemente ideas
fuertes de querer suicidarse o pensamientos de muerte?
( No )
( Sí ) [¿Ha tenido algún intento genuino de acabar con su propia vida? ¿Ha hecho planes para suicidarse? ¿Son estos planes
detallados, realistas o posibles? ¿Estas ideas de acabar con su propia vida han interferido con su capacidad
de cuidarse a usted mismo? ¿Ha necesitado que otras personas lo cuiden para evitar acabar con su propia vida?
¿Estas ideas o planes suicidas se han incrementado recientemente? ¿Ha recibido algún tipo de atención por parte de
profesionales en la salud para lidiar contra estas ideas? ¿Ha mejorado luego del tratamiento? ¿Se han empeorado estas ideas
con el paso del tiempo?]

¿Ha experimentado recientemente un estado de ánimo excesivamente excitado, hostil o irritado? ¿Se ha sentido
con irritación, enojo u hostilidad durante algún episodio depresivo (un nivel bajo de energía por varios días o se-
manas o de dormir demasiado o muy poco, preocuparse mucho, olvidarse de las cosas y sentirse triste o
vacío)? (No)
(Sí) [Describa detalladamente cada una de las situaciones en que experimentó este tipo de estado de ánimo. ¿Cómo ha lidiado
ante estos estados de ánimo? ¿Le han ocasionado algún tipo de problema en sus relaciones interperso- nales o en su
desempeño laboral? ¿Ha recibido algún tipo de atención para esta situación? ¿Se ha incrementado recientemente este estado
de ánimo?]

FRVPA8 Problemas actuales graves para la auto regulación o problemas recientes de

inestabilidad emocional, cognitiva o conductual
¿Ha tenido dificultades recientemente para mantenerse estable a nivel emocional?
( No )
( Sí ) [¿Ha sentido que no hay esperanza hacia el futuro o se ha sentido agotado emocionalmente? ¿Ha tenido episo- dios
graves de intranquilidad, nerviosismo o preocupación? ¿Se ha sentido fuertemente enojado o irritado? ¿Su es- tado emocional
cambia rápidamente de un momento a otro? ¿Ha reaccionado intensamente ante alguna situación?]

¿Ha experimentado recientemente conductas inestables graves?

( No )
( Sí ) [¿Se ha comportado excesivamente inquieto o con una actividad excesiva? ¿Ha tenido explosiones repentinas de enojo o
agresión? ¿Se ha comportado de manera irresponsable e impulsiva sin tomar en cuenta las consecuencias de su
comportamiento? ¿Se ha comportado bruscamente temerario, agresivo o autodestructivo? ¿Se ha expuesto a usted mismo o a
otras personas a riesgos indebidos debido a su conducta? ¿Ha gritado o vociferado como respuesta a órdenes o instrucciones
que le han dado?]

¿Ha tenido recientemente problemas con la forma en que piensa o razona sobre las cosas que le suceden?
( No )
( Sí ) [¿Se ha sentido con confusión sobre su propia forma de ser? ¿Ha pensado recientemente que es una mala per- sona o que
hay algo demoniaco en su persona? ¿Ha pensado últimamente que todos sus problemas son su propia culpa? ¿Piensa que
todos sus problemas son culpa de otras personas o no sabe a quién responsabilizar? ¿Piensa poco sobre las consecuencias
futuras que tendrán sus comportamientos o decisiones?]

FRVPA9 Dificultades para enfrentar situaciones estresantes

¿Enfrenta actualmente algún tipo de situación (problemas económicos, médicos, legales, conflictos interperso-
nales a nivel familiar o laboral) que podría interferir con su capacidad de enfrentar y resolver dificultades de la
vida cotidiana?
( No )
( Sí ) [¿Considera que sea probable que situaciones normales de la vida le resulten muy difíciles de enfrentar y resolver
apropiadamente? ¿Cuenta actualmente con la capacidad de enfrentar situaciones estresantes y de lidiar de manera efectiva con
estas? ¿Cómo enfrenta este tipo de situaciones estresantes? ¿Qué hace cuando se encuentra en situa- ciones de mucha presión?
¿Es capaz de mantenerse con calma cuando otras personas le exigen o lo presionan en la realización de alguna tarea? ¿Ha
cometido errores al sentirse presionado? Si la persona trabaja en labores de seguri- dad actualmente y refiere algún evento
estresante que le esté afectando asociado a su función policial o condiciones
laborales considere adelantar la entrevista del factor FRVPA18]

Tipos de daño

Amenazas explícitas de daño físico grave.

Peleas en las que la persona fue principal instigadora o agresora.
Amenazas con armas (en la mano).
Actos, intentos o amenazas de violencia dirigidos a personas conocidas o personas amigas.
Actos, intentos o amenazas de violencia dirigidos a familiares.
Actos, intentos o amenazas de violencia dirigidos a personas extrañas.
Actos, intentos o amenazas de violencia motivados por una ganancia económica.
Actos, intentos o amenazas de violencia motivados por gratificación sexual.

Caracterización del daño

Violencia reciente.
Violencia frecuente.
Violencia planeada y deliberada.
Incremento de la frecuencia o la gravedad a lo largo del tiempo.
La violencia acontece en múltiples contextos (escuela, hogar, comunidad, institución).
La violencia provoca daños físicos graves en las víctimas.
Diferentes tipos de violencia.
Violencia presente durante todas las etapas del desarrollo.
La violencia involucra diferentes víctimas.
Violencia de naturaleza reactiva.
Comenzó en una edad temprana (por ejemplo, antes de la pubertad).

FRVPA11 Historia de problemas asociados con actitudes violentas

¿Considera que en esta vida todo se vale con tal de alcanzar nuestras metas? ¿Ha justificado alguna vez en su
vida actos violentos siempre y cuando se realizaran para obtener algún beneficio personal?
( No )
( Sí ) [Describa los más importantes a lo largo de su vida. ¿Fueron algunos de estos actos durante su niñez o adoles- cencia?
¿Ha experimentado recientemente este tipo de actitudes? ¿Piensa que experimenta de forma más intensa esas actitudes con el
paso del tiempo?]

¿Le parece que algunas veces se justifica el uso de la violencia?

( No )
( Sí ) [¿En qué situaciones?]

¿Ha tenido fantasías de contenido violento?

( No )
( Sí ) [Describa detalladamente.]
¿Piensa que algunas personas merecen sufrir en esta vida?
( No )
( Sí ) [¿Qué tipo de personas?]

¿Algunas personas son realmente despreciables?

( No )
( Sí ) [¿Qué hace a una persona valer menos que otras?]

¿Ha estado alguna vez en su vida vinculado con personas o grupos violentos (como pandillas, barras de fútbol,
conocidos delincuentes)?
( No )
( Sí ) [¿Cómo justifica el comportamiento violento de esas personas?]

¿Considera que la policía y el personal judicial no merecen su respeto?

( No )
( Sí ) [¿Por qué? ¿Son en general dignos de burla?]

¿Piensa que algunas normas o leyes se pueden ignorar o incumplir siempre y cuando nadie se dé cuenta?
( No )
( Sí ) [¿Cree que algunas de estas normas son ridículas? ¿Cuáles?]

¿Ha sentido alguna vez placer o satisfacción al hacer daño a otra persona? ¿Ha sentido este placer al observar
que alguien sufre daño?
( No )
( Sí ) [Describa qué tipo de situaciones le producen ese placer.]

FRVPA12 Historia de problemas asociados con conductas antisociales

A lo largo de su vida, ¿ha realizado intentos, planes, o actos de violación de los derechos, seguridad o bienestar
de otras personas?
( No )
( Sí ) [¿Esta conducta produjo un daño personal o social grave a la o las personas que recibieron esa violaciónde derechos?
¿Tuvo usted alguna consecuencia legal debido a ese comportamiento? ¿Estas conductas se han dado de manera repetida en el
tiempo? Describa de manera detallada estas conductas en las que indique el tiempo, el lugar, el contexto en que se dan los actos
y la caracterización de las personas que recibieron el daño.]

Si la persona evaluada refiere haber realizado alguna de esas conductas, complete la siguiente lista de chequeo:
 Actos, intentos o amenazas motivados por beneficios económicos o materiales.
Posesión, fabricación, importación o tráfico ilegal de drogas.
Conductas antisociales frecuentes.
Estuvieron presentes durante todas las etapas del desarrollo.
Involucraron a diferentes víctimas.
Conductas antisociales recientes.
Incluyeron actos, intentos o planes motivados por razones de gratificación sexual.
Incluyeron actividades grupales o de pandillas.
Ocurrieron en múltiples contextos (escuela, hogar, comunidad, institución).
Diferentes tipos de conducta antisocial.
Incremento de la frecuencia o la gravedad a lo largo del tiempo.
Comenzaron en una edad temprana (por ejemplo, antes de la pubertad).

FRVPA13 Problemas actuales graves relacionados con ideas o intentos de realizar

comportamientos violentos
¿Ha tenido recientemente pensamientos, planes o intenciones de causar daño a otros?
( No )
( Sí ) [¿Le ha causado esto problemas graves actualmente?]

Si la persona evaluada refiere haber experimentado este tipo de pensamientos, planes o intenciones, complete
la siguiente lista de chequeo:

Ha tenido pensamientos frecuentes o persistentes de dañar a otros.

Ha tenido una fuerte respuesta emocional ante los pensamientos de dañar a otros, que le
resultan muy perturbadores (por ejemplo, intrusivos o indeseados) o muy estimulantes (por ej., placenteros o
gratificantes).

Los pensamientos de dañar a otros son detallados, realistas y factibles.

Hay un incremento reciente de las ideas o los intentos de violencia.
La persona expresa fuertes deseos, ansias o intenciones de dañar a otros.
La persona ha sentido ansias o ha planificado cómo hacer daño a otros.
Las ideas o los intentos de violencia no responden a los esfuerzos del tratamiento.
La persona presupone una actitud hostil, en los otros, en realidad inexistente.
La persona siente placer o satisfacción al dañar a otros u observar cómo se lesiona o daña a otras personas.
FRVPA14 Historia de problemas graves para establecer y mantener relaciones
personales estables

¿Ha experimentado a lo largo de su vida dificultades graves para establecer y mantener relaciones personales
estables (íntimas o no íntimas)? ¿Estas dificultades han implicado la falta de apoyo social o emocional positivo
en su vida?
( No )
( Sí ) [¿Se dan estos problemas debido a la ausencia de interés o deseo de su parte para establecer este tipo de rela- ciones? ¿Se
dan estos problemas por su falta de capacidad para establecer este tipo de relaciones o por carecer de oportunidades para
hacerlo?]

Si la persona evaluada refiere haber experimentado este tipo de dificultades, complete la siguiente lista de
chequeo:

Indicadores de relaciones íntimas

Nunca ha tenido una relación íntima duradera.

Se considera emocionalmente distante.
Ha mantenido relaciones tormentosas, inestables o conflictivas.
Ha experimentad rupturas frecuentes.
Refiere infidelidades frecuentes.
Ha ejercido violencia contra la pareja sentimental.
Los problemas se han agravado con el paso del tiempo.
Estos problemas se han dado en el pasado reciente.

Indicadores de relaciones no íntimas (familia, amigos,

conocidos)
Tiende al aislamiento social.
Se considera emocionalmente distante.
Ha tenido relaciones tormentosas, inestables o conflictivas.
Ha tenido relaciones con personas que ejercen una influencia negativa o antisocial.
Ha ejercido manipulación grave de los otros.
Refiere una sexualidad inapropiada en relaciones no íntimas.
Reporta violencia en las relaciones no íntimas.
Ha experimentado problemas agravados con el paso del tiempo.
Estos problemas se han presentado en el pasado reciente.
FRVPA15 Historia de problemas graves en contexto formativo o laboral
¿Ha experimentado en algún momento de su vida dificultades graves para encontrar trabajo o mantenerlo?
( No )
( Sí ) [Describa detalladamente.]

¿Ha tenido problemas graves en algún momento de su vida para completar un programa educativo o de forma-
ción? ( No )
( Sí ) [Describa detalladamente.]

Si la persona evaluada refiere haber experimentado cualquiera de las dificultades anteriores, complete la
siguien- te lista de chequeo:

Ha desertado de un programa de estudios sin que fuera por motivos económicos.

Lo han despedido frecuentemente por motivos de conducta inadecuada en el trabajo.
Frecuentemente, ha abandonado o renunciado a un trabajo sin tener otro en perspectiva.
Ha llegado tarde al trabajo o se ausenta con frecuencia.
Frecuentemente, ha desobedecido las normas del lugar de trabajo.
Ha tenido serios conflictos con otros trabajadores o superiores.
Ha experimentado problemas económicos serios debido a su desinterés hacia el trabajo.
Estos problemas se han producido recientemente.

FRVPA16 Historia de problemas con el uso del arma de fuego

¿Ha portado o utilizado armas de fuego en el pasado?
( No )
( Sí ) [¿Cuáles procedimientos de seguridad utiliza para entregar el arma a otra persona? ¿Qué tipo de mantenimiento le ha dado
al arma de fuego?]

¿Ha tenido que disparar un arma de fuego?

(No)
(Sí) [Describa las circunstancias de manera detallada, así como las consecuencias de esa acción.]

¿Ha experimentado alguna vez en su vida problemas serios asociados con la manipulación de un arma de fuego,
ya sea por negligencia, accidente o impericia?
( No )
( Sí ) [Describa de forma detallada cada situación.]

Si la persona evaluada refiere haber experimentado este tipo de dificultades, complete la siguiente lista de
chequeo:
 Ha dejado su arma de fuego olvidada en algún lugar.
El arma de fuego se ha disparado de manera accidental o involuntaria.
Le han retirado el arma de fuego en algún trabajo debido a su uso inapropiado.
Ha salido a fiestas o a consumir licor mientras portaba el arma de fuego.
Ha alardeado con su arma de fuego.
Ha dejado el arma en algún lugar sin el seguro.
Ha dejado el arma de fuego en algún lugar en el que es de fácil acceso para otras personas.
Ha hecho disparos al aire.
Ha apuntado con el arma de fuego a otra persona de manera imprudente sin ánimo de amenazar.
Ha hecho tiro al blanco en lugares no autorizados o dispuestos para este fin.

SECCIÓN II. Exploración de FRVPA+SP

FRVPA17 Rasgos de personalidad predictores de desempeño funcional en

labores de seguridad

¿Ha tenido problemas en su vida adulta por no ser responsable?

( No )
( Sí ) [¿Ha llegado a considerarse una persona poco preparada para enfrentar las demandas que le plantea la vida?
¿Se caracteriza por no preocuparle mucho el orden y/o la limpieza? ¿Su compromiso con actuar conforme a lo que considera
correcto es alto, moderado o bajo? ¿Cuáles son sus metas? ¿Qué ha hecho y qué hace actualmente para alcanzarlas? ¿Le es
difícil iniciar las cosas que le toca hacer, lograr terminarlas o hacerlas a tiempo? ¿Se le dificulta más cuando lo que debe
hacer no le gusta o no sería de su elección hacerlo?]

¿Ha tenido problemas en su vida adulta por poseer un estilo personal negativo, fácilmente perturbable o angus-
tiado que podría dificultar su capacidad de adaptación en la vida?
( No )
( Sí ) [¿Se considera usted una persona algo nerviosa? ¿Le han dicho que es irritable, rencoroso o que se frustra con
facilidad? ¿Es el tipo de persona que se deja afectar fácilmente por las cosas? ¿En qué sentido? ¿Experimenta
frecuentemente culpa, vergüenza o desánimo? ¿Le cuesta controlarse cuando las cosas no son como espera o quiere? ¿Es
común que ante los problemas de la vida se sienta sobrepaso o desesperación? ]

¿Ha tenido problemas en su vida adulta por ser una persona en exceso aislada de los demás?
( No )
( Sí ) [¿Le es fácil o difícil relacionarse con los demás? ¿Se considera una persona amistosa? ¿Se siente cómodo
compartiendo con otras personas como en reuniones o fiestas? ¿Cuándo le ha tocado trabajar en grupo como se ha
desenvuelto en relación con los otros? ¿Le han dicho que es una persona sociable o animada? ¿Le gustan las emociones
fuertes? ¿Cómo cuáles? ¿Es el tipo de persona optimista o entusiasta con la vida? ¿Le es fácil ser cari- ñoso con la gente
cercana?]
FRVPA18 Estrés organizacional actual en el contexto de la seguridad
¿Actualmente labora en funciones de seguridad privada?
(No) [Fin de la entrevista.]
(Sí) [¿Desde hace cuánto? ¿Cuál es su puesto? Describa sus funciones y dónde las desarrolla.]

¿Enfrenta actualmente algún tipo de situación relacionada con su trabajo o su función en seguridad que le gene-
re malestar o estrés significativo?
( No )
( Sí ) [¿Desde hace cuánto enfrenta esa(s) situación o situaciones? ¿Cuánto estrés le está generando? ¿Cuáles otras
consecuencias le han generado a hoy? ¿Se considera actualmente en capacidad de lidiar efectivamente con esa o esas
situaciones estresantes? ¿Siente que le ha sobrepasado o está por hacerlo? ¿Visualiza una solución concreta?
¿Cuál sería? ¿En qué medida depende de usted esta solución? ¿A qué plazo cree que se logre? Describa de forma detallada
cada situación.]

Si la persona evaluada refiere estar enfrentando alguna situación, complete la siguiente lista de chequeo:

Se expone a limitaciones físicas o de recursos serias en su puesto que limitan de manera directa el adecuado ejercicio
de su labor al grado de ocasionar alta desmotivación y/o frustración.

Experimenta consecuencias personales o de salud (por ejemplo, trastornos del sueño) significativas debido a
problemas con el horario laboral (rotación, turnos, días libres o su ausencia).

Sufre una sobrecarga constante en sus responsabilidades laborales (exceso de horas extra, labores no aso- ciadas a
seguridad, cobertura de áreas mayores a su capacidad individual).

Se expone a amenazas económicas y en su estilo de vida debido a condiciones o requerimientos de su em- pleo
(recortes en la jornada de trabajo, inestabilidad laboral, despidos inesperados, no aseguramiento, impago de horas
extra, desarraigo, lejanía).

Enfrenta cotidianamente riesgos inminentes a contra la integridad física como parte de su función para las que no
tiene capacidad de respuesta real, lo cual genera miedo, sentido de impotencia, desesperanza y recha- zo a su rol.

Enfrenta ambigüedad o irracionalidad en las expectativas de terceras personas (jefaturas, clientela, ciudada- nía) en
torno a su rol de seguridad, que le llevan al irreconocimiento de la labor, a la confusión constante o extrema, la
frustración, el enojo y/o a la lesión de su autoestima.

Se siente altamente presionado por asumir la responsabilidad en la seguridad de otros en el entorno laboral y o fuera
de él por su rol en desmérito de la propia integridad o seguridad.

Genera alta frustración o desesperanza por la escasa o nula participación en la toma de decisiones que influ- yen
directamente y de forma negativa en el ejercicio de su función.

Se ve significativamente con afectación por lidiar con un entorno laboral rígido, autoritario y/o machista, que limita
sus derechos, autoexpresión y lesiona tanto su autoestima como su dignidad.

Está inmerso en conflictos interpersonales, administrativos o legales serios con personas colaboradoras,
clientela o personal de supervisión de su trabajo que afectan su clima laboral. (Fin de la entrevista).
Anexo 3.

Guía de observación conductual y examen mental para la EIMPPA

Detalles
Ár Descriptores Normativo Notable
(conductas o
ea síntomas)

1.Descuidada, sin
limpieza, desordenada

APARIENCIA 2.Vestimenta y/o arreglo atípico

3.Características físicas
inusuales visibles

Comentarios apariencia:

4. Agachada
Postura
5. Rígida, tensa
6. Ansiedad, temor,
Expres 7. Depresión, tristeza
ión
facial 8. Enojo, hostilidad
sugier 9. Ausencia de sentimiento, tranquilidad
e 10. Atípica, inusual
11. Acelerado, velocidad incrementada

Movimie 12. Tics

nto del 13. Manierismos
cuerpo 14. Disminuido, lento
general
15. Atípico, inusual
16. Sin descanso, nerviosismo
17. Rápida
CONDUCT 18. Lenta
A 19. Fuerte
20. Suave
Habla 21. Muda
22. Calidad atípica, incomprensible, pau-
sas involuntarias, repetición de sonidos.
23. Articulación alterada
24. Dificultad en la pronunciación
25. Dominante, controladora
26. Sumisa, excesivamente obediente,
dependiente
Relaci 27. Provocadora, hostil, retadora
ón
28. Desconfiada, reservada, evasiva
Evalua
dor 29. No cooperadora, no obediente
Evalua 30. Seductora, manipuladora
do 31. Pobre contacto visual

Comentarios comportamiento:
 Detalles
Ár Descriptores Normativo Notable
(conductas o
ea síntomas)
32. Ilusiones
33. Alucinaciones auditivas
34. Alucinaciones visuales
PERCEPCIÓN
35. Alucinaciones olfativas
36. Alucinaciones cinéticas
37. Otro tipo de alucinaciones

Comentarios percepción:

38. Sensibilidad disminuida

SENSOPERCEPCIÓN 39. Sensibilidad focal aumentada
40. Sensibilidad difusa aumentada

Comentarios sensopercepción:

Afecto
41. Aplanado
42. Vergüenza
43. Tristeza
44. Suspicacia
AFECTO Y
45. Hostilidad
ESTADO DE ÁNIMO 46. Irritabilidad
47. Enojo
48. Ansiedad
49. Temor
50. Exaltación
51. Euforia
52. Incongruente a la situación
53. Inconsistencia con el estado de ánimo
Estado de ánimo predominante
54. Apatía
55. Euforia, elevación
56. Enojo, hostilidad
57. Ansiedad, temor
58. Depresión, tristeza, disforia

Comentarios afecto y estado de ánimo:

 Detalles
Ár Descriptores Normativo Notable
(conductas o
ea síntomas)
59. Período de atención deterioro,
Funcio
desatención
nes
PENSAMIEN Cogniti 60. Pensamiento abstracto deteriorado
vas 61. Habilidad deteriorada para el cálculo
TO
62. Inteligencia deteriorada
63. Obnubilada, nublada
Concienci
64. Embotamiento
a
65. Somnolencia
Orientació
66. Desorientación en persona
n
67. Desorientación en lugar
68. Desorientación en el tiempo
69. Memoria reciente deteriorada
Memoria
70. Memoria remota deteriorada
71. Niega la presencia de problemas
psicológicos.
72. Culpa a otras personas o a las
circunstancias de sus problemas.
73. Habilidad para tomar decisiones
Juicio
rutinarias deteriorada.
74. Control de impulsos deteriorado.

Contenid
75. Obsesiones
o del 76. Compulsiones
pensamie
nto 77. Fobias
78. Despersonalización
79. Ideación suicida
80. Ideación homicida
81. Delirios
82. Ideas prevalentes
83. Pensamiento mágico
Fluidez 84. Problemática asociativa
de 85. Perseveración
pensamie
nto 86. Circunstancialidad
87. Bloqueo
88. Estereotipia
89. Incoherencia
Producci 90. Desapego a la lógica
ón del
pensamie 91. Realista, racional
nto

Comentarios pensamiento:
 Anexo 4.

Hoja de registro Factores de Riesgo de Violencia en Portación de Armas (FRVPA) y

para Laborar en Seguridad Privada (FRVPA+LSP)
Instrucciones

Complete la información sobre Presencia y Relevancia de cada factor de riesgo para Portación y para Seguridad en los
casos que corresponda, luego de haber obtenido y analizado la información de las distintas fuentes de datos. Realice una
marca (√) sobre cada una de las alternativas de acuerdo con los siguientes criterios:

PRESENCIA RELEVANCIA
No se pudo obtener información No se pudo obtener información
Omitido confiable. Omitido confiable.

N El factor no está presente. Baja: ninguna información sugiere

B
que el factor sea relevante.
El factor está posible o parcialmen- te
P presente. Moderada: la información indica que
el factor es posible o parcial- mente
El factor está presente. M
relevante.
S
Alta: la información indica que el
factor es relevante.
A

FACTOR DE RIESGO PARA PORTACIÓN PRESENCIA RELEVANCIA

FRVPA1 Omitido N P S Omitido B M A

Antecedentes graves de manifestaciones de
psicopatología

FRVPA2
Omitido N P S Omitido B M A
Historia de problemas graves asociados con
rasgos de personalidad desadaptativos

FRVPA3 Omitido N P S Omitido B M A

Rasgos desadaptativos de personalidad
antisocial, psicopática o disocial

FRVPA4 Omitido N P S Omitido B M A

Antecedentes de problemas con el consumo,
abuso o dependencia de sustancias (alcohol,
drogas ilícitas o lícitas)
FRVPA5
Historia de experiencias y sucesos por Omitido N P S Omitido B M A
victimización, traumáticos o adversos a
lo largo de la vida.

FRVPA6 Omitido N P S Omitido B M A

Déficit en el funcionamiento ejecutivo y/o
adaptativo.

FRVPA7 Omitido N P S Omitido B M A

Presencia actual o reciente de síntomas de
psicopatología grave

FRVPA8 Problemas actuales graves para

Omitido N P S Omitido B M A
la auto regulación o problemas recientes
de inestabilidad emocional, cognitiva o
conductual

FRVPA9 Omitido N P S Omitido B M A

Dificultades para enfrentar situaciones
estresantes
Omitido N P S Omitido B M A
FRVPA10
Historia de violencia previa

FRVPA11 Omitido N P S Omitido B M A

Historia de problemas asociados con
actitudes violentas

FRVPA12 Omitido N P S Omitido B M A

Historia de problemas asociados con
conductas antisociales

FRVPA13
Omitido N P S Omitido B M A
Problemas actuales graves relacionados
con ideas o intentos de realizar comporta-
mientos violentos

FRVPA14 Omitido N P S Omitido B M A

Historia de problemas graves para esta-
blecer y mantener relaciones personales
estables

FRVPA15 Omitido N P S Omitido B M A

Historia de problemas graves en contexto
formativo o laboral

FRVPA16 Omitido N P S Omitido B M A

Historia de problemas con el uso del arma
de fuego

FACTOR DE RIESGO PARA SEGURIDAD FRVPA17

 Rasgos de personalidad predictores de des- RELEVANCIA
empeño funcional en labores de seguridad PRESENCIA

FRVPA18 Omitido N P Omitido B M A

Estrés organizacional en el contexto de la S
seguridad

Omitido B M A
Omitido N P
S

Anexo 5. Caso de Evaluación EIMPPA

El propósito de este caso es ilustrar una posible forma de registrar la información obtenida durante el proceso de eva- luación
EIMPPA, así como una guía para la organización e integración de datos relevantes y su formulación forense. Para la
elaboración de este caso se utilizaron plantillas en Excel que permitieron el registro estandarizado de los datos y facilitaron la fase
de integración de estos. Si bien es cierto la redacción de un informe detallado no es un requisito formal de la evaluación
EIMPPA, sí lo es el registro y resguardo de toda la información obtenida durante el proceso de evaluación, así como la
interpretación rigurosa de los distintos datos y su integración sistemática, para concluir con una formulación forense del caso
que sí debe incluirse en el sistema de información que utiliza el CPPCR para este propósito. De esta forma, este caso pretende
servir de orientación en la aplicación del modelo que se propone en este Manual, tanto en lo que respecta al proceso formal de
evaluación en sus distintas fases, como en el registro de la información.
1. Ficha de Identificación
Nombre: XXXXXXXXXXXX
Identificación: X-XXXX-XXXX
Fecha de nacimiento: 22 DE JUNIO DE 1985
Fecha de evaluación: 15 DE ENERO DE 2021
Edad: 35 AÑOS
Lugar de residencia: SAN JOSE, TIBÁS
Nivel Educativo: SECUNDARIA INCOMPLETA
Ocupación actual: OFICIAL DE SEGURIDAD PRIVADA
Nombre de lugar de trabajo: EMPRESA PÚBLICA
Estado civil: CASADO
Permiso de portación de armas desde: 2010
Duración de entrevista: 85 minutos
Duración de aplicación de instrumentos: 210 minutos

2. Antecendentes Psicosociales
El evaluado no reporta haber experimentado algún tipo de inestabilidad domiciliar mientras vivió con su familia de origen
(hasta los 22 años). Tampoco menciona problemas serios entre los miembros de su familia, a excepción de la muerte de su
padre por cáncer cuando él estaba en sexto grado de la escuela, lo que expresa le afectó bastante ya que mantenían un vínculo
cercano entre ellos; además de que esto afectó la economía del hogar sin que esto impli- cara la exposición a carencias
materiales significativas. De igual forma, el evaluado no refiere haber experimentado problemas legales o de conducta antisocial
durante su niñez o adolescencia.
En lo que respecta a su historial médico, indica que no ha intervenido quirúrgicamente. Señala haber sufrido un
sufrido enfermedades serias ni ha sido hospitaliza- do o accidente en motocicleta a la edad de 30 años, en el que
se golpeó fuertemente su cabeza y experimentó pérdida de
conciencia que ameritó su traslado a centro médico para
observación, sin embargo, no fue necesario su internamiento
y manifiesta no haber sufrido secue- las físicas serias. Ha
sido atendido por especialistas en psiquiatría solamente
durante su etapa escolar, ya que lo diagnosticaron con un
déficit atencional con hiperac- tividad e impulsividad, por lo
que recibió medicación con Metilfenidato (Ritalina) desde
cuarto grado de la escuela y hasta que estuvo en décimo año
del colegio, cuando su madre decidió no seguir llevándolo a
citas. Dice que ese medicamento lo tranquilizaba mucho, ya
que durante su niñez y adolescencia se involucraba en
problemas serios en la escuela y en su barrio (peleas físicas,
se escapaba de clases, se involucraba en problemas con
vecinos, aun- que refiere que nunca llegó a cometer delitos).
Reporta otra intervención desde la especialidad de
psiquiatríaa los 27 años, cuando asistió al IAFA en una etapa
de su vida en la que consumió licor de manera bastante fre-
cuente y en cantidades considerables, lo que le afectó en
algunas ocasiones en su trabajo, por lo que fue refe- rido a
esa institución. Sin embargo, manifiesta que esa intervención
fue por poco tiempo y no fue medicado ni tuvo seguimiento
luego de unas 4 ocasiones en las que asistió.
A nivel de su historia académica, comenta que nunca re-
probó un año ni en la escuela ni en el colegio. Sus notas eran
aceptables, aunque en el colegio sí tuvo que hacer exámenes
de reposición en varios años. Sí experimen- tó problemas de
conducta, especialmente en el colegio, como peleas físicas,
se escapaba de clases para ir a ju- gar con sus amigos y fue
expulsado en al menos tres ocasiones por peleas o alguna
falta de respeto a un pro- fesor. En una ocasión él y algunos
compañeros introduje- ron alcohol en una actividad recreativa
del colegio, por lo que fue severamente castigado. El
evaluado no reporta actos de vandalismo en las instituciones
educativas ni haber llegado alcoholizado a clases.
Con respecto a su historia laboral, señala que su primer
trabajo fue a los 20 años, como chofer de autobús, la- bor
que realizó por bastante tiempo, hasta que decidió dedicarse
a la seguridad privada, a los 25 años. Se des- cribe como un
trabajador responsable, no reporta despi- dos por razones de
indisciplina o falta de calidad de su trabajo. Ha estado en
distintas empresas de seguridad,
nes. Sin embargo, menciona que su conducta no es ines- table
ni desorganizada, ni esto le ha traído dificultades serias en
sus relaciones interpersonales (a pesar de que reconoce que
algunas veces sus relaciones son muy in- tensas, llegando a
discusiones que incluyen gritos). A pe- sar de que sí reconoce
sin embargo, en todas ha laborado más de 6 meses y cuando
ha sido despedido es por razones de la empresa y nunca ha
sido sin responsabilidad patronal. No refiere problemas en su
labor como oficial de seguridad, en el sentido de consumo de
alcohol, algún tipo de agresión con compañeros de trabajo o
un mal uso de su arma de fuego. Dice que nunca ha tenido
que utilizar su arma de fuego en el trabajo, ni siquiera como
prevención. Cuando fue referido al IAFA fue porque solicitó
varias veces vaca- ciones de un día para otro debido a que no
se sentía bien físicamente, por lo que lo refirieron al psicólogo
de la em- presa y es ahí donde es referido a atención por
consumo de alcohol.
Se describe como una persona bastante amigable, tie- ne su
grupo de amigos desde hace muchos años y en general
mantiene una buena relación con su familia. Ma- nifiesta que
cuenta con el apoyo de bastantes personas cuando tiene algún
tipo de problema. Inicia una relación de convivencia a los 22
años, pareja con quien procreó 2 hijos. Se separaron cuando
él tenía 28 años porque indi- ca que discutían mucho entre
ellos, su trabajo hacía que estuviera mucho tiempo fuera de
su hogar, con turnos de trabajo muy difíciles y su compañera
le reclamaba mu- cho. Señala que nunca se dieron problemas
de agresión física entre ellos y que nunca lo denunciaron a un
juzgado de violencia doméstica. Tampoco reporta amenazas
de agresión o dificultades con sus hijos.
Mantiene contacto frecuente con ambos hijos y les pro-
porciona pensión alimentaria. En este aspecto, menciona que
no ha tenido problemas para cumplir con su obliga- ción y
que la relación con su expareja es cordial. Indica que
actualmente mantiene una relación de convivencia con una
mujer que tiene 3 hijos de una relación anteriory que ella
también labora en seguridad privada. Han vivido juntos ya
por espacio de un año y medio y hasta el mo- mento no
reporta dificultades serias entre ellos.
FRVPA1: no se reportan problemas graves de psicopato-
logía, más allá del déficit atencional que fue tratado en su
desarrollo. En su adultez no ha sido tratado por profesio- nales
de la salud mental, ni ha requerido algún tipo de tra- tamiento
farmacológico ni ha sido referido para atención por estos, a
excepción de la breve atención recibida en el IAFA. No se
reportan alteraciones severas ni se observan indicadores
asociados con problemas de pensamiento, su estado de ánimo
o funcionamiento cognitivo.
FRVPA2: señala que ha tenido algunos problemas con-
ductuales a lo largo de su vida debido a la dificultad que
experimenta algunas veces para controlar sus emocio-
dificultades para manejar su eno- jo y se describe como una
persona impulsiva, expresa que eso nunca lo ha llevado al
nivel de agredir físicamen- te a otras personas o amenazarlas
con hacerlo. Reporta que tampoco se ha puesto en riesgo él
ni ha puesto a otras personas debido a esa forma de ser. Las
peleas físicas que mantenía de joven nunca fueron producto
de un estado emocional explosivo y dice que en estas nun- ca
lastimó seriamente a nadie.
FRVPA3: se describe como alguien desconfiado de los
demás, poco tolerante, hostil y emocionalmente distante o
“frío” en sus relaciones afectivas. Algunas veces le han
reclamado por ser una persona dominante y bastante
centrado en sus intereses. Relata cierta dificultad para
expresar sus sentimientos, sin embargo, menciona ser capaz
de experimentar preocupación por el bienestar de las
personas más allegadas y de ponerse en el lugar de otros, lo
que le permite controlar muchas veces su enojo y evitar
conductas agresivas.
FRVPA4: el evaluado refiere que inicia el consumo de al-
cohol cuando estaba en el colegio, más que todo en fies- tas
los fines de semana. Se embriagó en muchas oca- siones
durante esa época, pero no reporta problemas serios en su
conducta asociados con este consumo. Mantuvo algunas
peleas físicas estando bajo los efectos del licor ya siendo
adulto, sin consecuencias graves ni para él ni para las otras
personas. Por otro lado, señala que mientras estuvo
conviviendo con la madre de sus hi- jos se dieron varias
discusiones debido a que él tomaba licor los fines de semana
con sus amigos y no compartía con la familia. Señala que el
consumo de licor nunca le ha afectado en que cumpla con
sus responsabilidades económicas con su familia y que
tampoco le ha perju- dicado en sus trabajos. En la actualidad
consume licor solamente fines de semana, cuando sale con
sus ami- gos y dice que esto no ha interferido en la relación
con su pareja actual. No reporta haber consumido marihuana
u otro tipo de drogas ilegales. Reporta una atención en el
IAFA, sin embargo, abandonó la intervención porque pensó
que no le hacía falta.
FRVPA5: se reporta un accidente de tránsito en el que el
evaluado fue atropellado por un vehículo mientras con- ducía
su motocicleta. Dice que en ese momento temió
bien las cosas antes de actuar y que eso le ha ayudado a
controlar su enojo.
FRVPA9: no reporta estar enfrentando circunstancias
estresantes al momento de la evaluación que sugieran un
por su vida y que sufrió pérdida de conciencia por unos
minutos, pero que lo atendió la Cruz Roja y lo trasladó al
hospital. No menciona secuelas ni neurológicas ni físi- cas
luego de este accidente. Asimismo, el evaluado indi- ca que su
padre falleció durante su niñez, lo que le afectó bastante
emocionalmente en ese momento. No reporta otros eventos
traumáticos o experiencias adversas du- rante su crianza.
FRVPA6: señala que nunca requirió algún tipo de ade-
cuación curricular ni fue atendido en algún momento por
problemas de aprendizaje. Si bien sus notas nunca fueron
muy altas, nunca experimentó dificultades serias en su
rendimiento académico que implicaran pérdida del año
escolar. Menciona que se le dificultan tareas muy complejas
y que no es muy bueno para planear y organi- zar actividades
y que prefiere entonces tareas sencillas y rutinarias. Por otro
lado, si bien reconoce que reac- ciona exageradamente
algunas veces ante alguna pro- vocación mínima que le
hagan, indica que es capaz de controlarse y no es de
maltratar a las personas ni física ni verbalmente. De igual
forma, señala que no ha experi- mentado problemas
relevantes en alguno de sus traba- jos debido a dificultades
para comprender instrucciones o aprender algún tipo de
procedimiento. Tampoco refiere dificultades para realizar las
distintas actividades de su vida diaria ni para desempeñar
distintas actividades rela- cionadas con su trabajo. En general
señala que es capaz de desenvolverse a nivel social, laboral y
familiar de ma- nera apropiada; indica que es una persona
independien- te que se mantiene la mayor parte del tiempo
con trabajo y cumpliendo sus responsabilidades económicas.
FRVPA7: no se reporta haber experimentado recien-
temente algún tipo de síntomas relacionados con al- teración
emocional, conductual, del pensamiento o la percepción que
se puedan asociar con algún tipo de psi- copatología severa.
No se refieren ideas de dañarse a sí mismo o algún tipo de
ideas de muerte o suicidas.
FRVPA8: el evaluado reporta cambios de humor repen-
tinos, así como expresiones de enojo e irritabilidad, sin
embargo, señala que estas no son dramáticas ni exce-
sivamente reactivas. Sus emociones pueden ser inten- sas y
se disparan fácilmente, algunas veces de forma
desproporcionada con las circunstancias en que se pre-
sentan. No reporta haber experimentado recientemente
ningún tipo de comportamiento de agresión, ni se ha
comportado de manera irresponsable, riesgosa o pre-
meditada, que implicara consecuencias para él mismo o para
otros. Menciona que tiene la capacidad para pensar
desbordamiento de sus capacidades o recursos de
enfrentamiento a situaciones de su vida diaria. Tampoco
reporta dificultades para lidiar con situaciones estresan- tes
en su día a día ni algún tipo de manifestación asocia- do con
respuestas de su organismo a la tensión.

FRVPA10: de acuerdo con lo relatado por el evaluado, las
peleas físicas durante su adolescencia y luego como adulto
representan antecedentes de comportamientos violentos que
inician a temprana edad, que se han pre- sentado en distintos
contextos y en distintas etapas de su desarrollo. Describe
muchas de estas peleas como el producto de provocaciones
situacionales, enfatizando en que nunca fueron actos
planeados. Asimismo, ex- presa que en ninguna de sus
múltiples peleas le causó daños físicos severos a las personas
con las que peleó. Por gravedad el evaluado entiende necesidad
de hospita- lización o atención médica o algún tipo de lesión
severa evidente, sin embargo, aclara que muchas veces le
pro- vocaba sangrado en la cara o algún tipo de “morete” a
las personas con las que peleaba. Describe que en estas peleas
siempre había golpes fuertes en la cara y pata- das en
distintas partes del cuerpo. Para el momento de la evaluación
indica no haber tenido una pelea física en más de 2 años.
FRVPA11: a través de la exploración detallada sobre los
distintos indicadores de actitudes violentas, no se detec- tan
este tipo de actitudes, pensamientos o valores que apoyen la
violencia.
FRVPA12: no se reportan por parte del evaluado, inciden- tes
a lo largo de su vida que puedan ser categorizados como
comportamiento antisocial. Señala que nunca en su vida ha
sido acusado de algún tipo de delito y mencio- na que
tampoco ha pertenecido a pandillas o grupos que mantengan
algún tipo de actividad ilícita.
FRVPA13: el evaluado no refiere haber tenido reciente-
mente pensamientos o ideas de causarle daño a otras
personas y tampoco haber realizado planes con ese pro-
pósito.
FRVPA14: se documentan dos relaciones íntimas, una
cuando el evaluado tenía 22 años, la cual duró 6 años y en
la que procreó 2 hijos. Si bien es cierto el evalua-
do señala discusiones con su pareja que propiciaron la
ruptura de la relación, no aporta elementos que sugieran
problemas graves para mantener una relación íntima. Su
segunda relación es la que mantiene actualmente y tam- poco
reporta información que se pueda asociar con pro- blemas
graves a este nivel. Indica que él cuenta con el apoyo de
amigos y familiares, a pesar de que se describe como
emocionalmente distante.
FRVPA15: no reporta haber experimentado dificultades
graves para encontrar trabajo o mantenerlo. Señala que
cuando lo han despedido en sus trabajos de seguridad
privada, ha sido como consecuencia de aspectos admi-
nistrativos de las empresas para las que ha laborado, como
liquidaciones que deciden realizar por asuntos fi- nancieros.
De igual forma, menciona no tener dificulta- des para
completar algún tipo de programa educativo o de
capacitación para el trabajo.
FRVPA16: a pesar de que ha portado armas desde hace
muchos años, menciona que nunca ha tenido que utili- zarla
en sus labores de seguridad. Tampoco ha tenido problemas
asociados con la manipulación de las armas a su cargo.
FRVPA17: el evaluado refiere dificultades algunas veces para
concluir o completar las tareas que inicia; no se considera
una persona muy ordenada y le cuesta admi- nistrar bien su
tiempo, se distrae con facilidad. Sin em- bargo, menciona
que sí tiene metas claras en su vida y que cumple con sus
responsabilidades tanto familiares como en el trabajo. Por
otro lado, sí considera que se irrita fácilmente, aunque insiste
en que no pasa de ahí; puede alzar la voz, y actuar
impulsivamente algunas ve- ces, pero señala que no es de
cometer actos violentos o riesgosos para él o los demás.
Finalmente, el evaluado indica que es una persona amistosa,
pero que le cuesta un poco relacionarse con personas que no
conoce. De igual forma, es poco expresivo, aún con personas
cer- canas, por lo que algunas veces la gente piensa que es
poco sociable.
FRVPA18: actualmente se desempeña en el campo de la
seguridad privada y menciona que el único factor que le
genera algún nivel de estrés importante es la exposición a
amenazas económicas debido a las condiciones de su
empleo, ya que es frecuente que no les paguen todas las
horas extra que deben laborar; además del problema que
podría generarle en su relación de pareja el tener que pasar
tanto tiempo en su trabajo, sin que además se le reconozca a
nivel económico.
3. Observación Conductual / Examen Mental
Detalles
Ár Descriptores Normati Notabl
(conductas o
ea vo e síntomas)

1.Descuidada, sin
limpieza, desordenada

APARIENCIA 2.Vestimenta y/o arreglo atípico

3.Características físicas
inusuales visibles

Comentarios apariencia:
4. Agachada
Postura
5. Rígida, tensa
6. Ansiedad, temor,
Expres
7. Depresión, tristeza
ión
facial 8. Enojo, hostilidad
sugier 9. Ausencia de sentimiento, tranquilidad
e 10. Atípica, inusual

En algunos momentos de la entrevista se observa

Movimie 11. Acelerado, velocidad incrementada agitado, gesticulando mucho, acelerado.
nto del
cuerpo 12. Tics
general
13. Manierismos
14. Disminuido, lento
15. Atípico, inusual
16. Sin descanso, nerviosismo
17. Rápida
18. Lenta
CONDUCT
En varias ocasiones subía el volumen de la voz, especial-
A 19. Fuerte mente cuando se le consultó sobre sus problemas
anteriores en el consumo de sustancias.

Habla
20. Suave
21. Muda
22. Calidad atípica, incomprensible, pau-
sas involuntarias, repetición de sonidos.
23. Articulación alterada
24. Dificultad en la pronunciación

En algunos tramos de la entrevista intentó cambiar de

25. Dominante, controladora tema y hasta le hizo preguntas personales al entrevis-
tador.
Relaci
ón
26. Sumisa, excesivamente obediente,
Evalua
dor dependiente
Evalua 27. Provocadora, hostil, retadora
do Mantuvo una actitud reservada y evasiva durante gran
parte de la entrevista. Fue necesario explicarle en varias
28. Desconfiada, reservada, evasiva oportunidades que, aunque no le gustara hablar sobre su
pasado debía proporcionar información sobre distintos
temas, para poder realizar la evaluación adecuadamente.
Se notó desconfiado, hasta llegar a decir: “¿qué va a
hacer usted con esta información?”

29. No cooperadora, no obediente

30. Seductora, manipuladora
31. Pobre contacto visual

Comentarios comportamiento:
 Detalles
Ár Descriptores Normativo Notable
(conductas o
ea síntomas)
32. Ilusiones
33. Alucinaciones auditivas
34. Alucinaciones visuales
PERCEPCIÓN
35. Alucinaciones olfativas
36. Alucinaciones cinéticas
37. Otro tipo de alucinaciones

Comentarios percepción:

38. Sensibilidad disminuida

SENSOPERCEPCIÓN 39. Sensibilidad focal aumentada
40. Sensibilidad difusa aumentada

Comentarios sensopercepción:

Afecto
41. Aplanado
42. Vergüenza
43. Tristeza
44. Suspicacia
AFECTO Y 45. Hostilidad
ESTADO DE ÁNIMO 46. Irritabilidad
47. Enojo
48. Ansiedad
49. Temor
50. Exaltación
51. Euforia
52. Incongruente a la situación
53. Inconsistencia con el estado de ánimo
Estado de ánimo predominante
54. Apatía
55. Euforia, elevación
56. Enojo, hostilidad
57. Ansiedad, temor
58. Depresión, tristeza, disforia

Comentarios afecto y estado de ánimo:

 Detalles
Ár Descriptores Normativo Notable
(conductas o
ea síntomas)
59. Período de atención deterioro,
Funcio
desatención
nes
PENSAMIEN Cogniti 60. Pensamiento abstracto deteriorado
vas 61. Habilidad deteriorada para el cálculo
TO
62. Inteligencia deteriorada
63. Obnubilada, nublada
Concienci
64. Embotamiento
a
65. Somnolencia
Orientació
66. Desorientación en persona
n
67. Desorientación en lugar
68. Desorientación en el tiempo
69. Memoria reciente deteriorada
Memoria
70. Memoria remota deteriorada
71. Niega la presencia de problemas
psicológicos.
72. Culpa a otras personas o a las
circunstancias de sus problemas.

Juicio 73. Habilidad para tomar decisiones

rutinarias deteriorada.
74. Control de impulsos deteriorado.

Contenid
75. Obsesiones
o del 76. Compulsiones
pensamie
nto 77. Fobias
78. Despersonalización
79. Ideación suicida
80. Ideación homicida
81. Delirios
82. Ideas prevalentes
83. Pensamiento mágico
Fluidez 84. Problemática asociativa
de 85. Perseveración
pensamie
nto 86. Circunstancialidad
87. Bloqueo
88. Estereotipia
89. Incoherencia
Producci 90. Desapego a la lógica
ón del
pensamie 91. Realista, racional
nto

Comentarios pensamiento:
 4. Resultados de instrumentos psicométricos
A. NEO-PI-R

FACTORES NEO-PI-R

Responsabilidad 40

Amabilidad 57
FACTORES

Apertura 51

50
Extraversión

Neuroticismo 64

50 60 70 80 90 100
20 30 40

PUNTAJE T

NEO-PI-
R
PUNTAJES HIPÓTES
IS
Son propensos a experimentar sentimientos negativos, tales como
miedo, melancolía, vergüenza, ira, culpabilidad y repugnancia, así
NEUROTICISMO T=64 como una propensión a experimentar ideas irracionales, mantener una
menor capacidad de controlar los impulsos y las dificultades para
enfrentar el estrés.

Se pueden describir como irresponsables, despreocupados, laxos,

impulsivos, desinhibidos, negligentes y hedonistas. Pueden
experimentar dificultades en su nivel de organización, persistencia y
RESPONSABILIDAD T = 40 motivación en el comportamiento dirigido a objetivos, así como
dificultades en la cantidad de control personal y la capacidad de
retrasar la satisfacción de las necesidades.

Incapacidad de controlar los apetitos y arrebatos. Los deseos (como

IMPULSIVIDAD T=67 comida, tabaco, riqueza, etc.) se perciben de una manera tan intensa
que el sujeto no puede resistirse a ellos, aunque más adelante se
lamente de ese comportamiento.

HOSTILIDAD T= 58 Tendencia a experimentar enojo y estados relacionados

como frustración y amargura.
 Se siente incapaz de luchar contra el estrés, convirtiéndose en
dependiente, desesperanzado o aterrorizado cuando se enfrenta a
VULNERABILIDAD T=61 situaciones de emergencia.
 FACETAS NEO-PI-R

Delibera 5
4
ción 4
Autodisciplina
2
3
Necesidad de
9
40
logro Sentido
35
del deber 48
Or
40
den Competencia 45
Sensibilidad a los 55
demás 63
Mode 60
stia Actitud 58
FACETAS

conciliadora
5
Altrui
35 4
smo 5
Franqu 0

eza
Confia

nza
Valore

s
Ideas

Acciones
Sentimientos 34
Estética 5
6
Fantasía 5
36 5
Emociones positivas
Búsqueda de 48
emociones
Actividad 34
Asertividad 4
7
Gregarismo 38
Cordialidad 5
6
Vulnerabilidad 6
1
Impulsividad
Ansiedad Social 42
Depresión 48
Hostilidad 58
Ansiedad 41

20 2 3 35 4 4 50 5 6 6 7
5 0 0 5 5 0 5 0

PUNTAJE T
B. IDPP

IDPP
PUNTAJES HIPÓTES
IS
Propensión hacia problemas de control de impulsos que involucran falta
de planificación y previsión, deterioro en la regulación del afec- to,
DESHINIBICIÓN T=66 búsqueda de pratificación inmediata que conlleva a la ejecución de
comportamientos impulsivos provocados por pensamientos,
emociones y estímulos externos, sin tener en cuenta aprendizajes
pasados o la consideración de futuras consecuencias negativas.

Falta de preocupación por las emociones, derechos o problemas de

INSENSIBILIDAD T = 64 otras personas. Desinterés acerca del desempeño personal en
situaciones sociales.

Propensión a ser despreocupado y a no cumplir obligaciones y

compromisos financieros o de otra índole, ausencia de respetoe
IRRESPONSABILIDAD T=62 incapacidad para cumplir acuerdos y promesas. Puede mostrar
conductas que pongan en riesgo a otros, ser descuidado y negli-
gente.

Predisposición para actuar de forma rápida, no planificada a estí-

mulos externos o internos con poca preocupación por las conse-
cuencias negativas de estas reacciones. tendencia a actuar en el
IMPULSIVIDAD T= 68 “calor del momento“ como respuesta a estímulos inmediatos, sin
planificación o consideración por los posibles resultados.

Inventario Dimensional de Psicopatología de la personalidad

VALIDEZ DOMINIOS
100

90

80
PUNTAJES T

70

60

50

40

30
NEGACIÓN AFECTO DESAPEGO ANTAGONISMO DESINIBICIÓN PSICOTICISMO
NEGATIV
EXAGERACIÓN O
 ESPECTRO DE EXTERNALIZACIÓN
100

90

80
PUNTAJES T

70

60

50

40

30
BÚSQUEDA
DE MANIPULACIÓ ENGAÑ GRANDIOSIDA INSENSIBILIDAD IMPULSIVIDAD BUSQ- DISTRACTIBILIDA ADICCIÓN
N O D IRRESPOSABILIDAD SENSACIONE D
ATENCIÓN POTENCIA
S L
Y RIESGO

ESPECTRO DE INTERNALIZACIÓN
100

90

80
PUNTAJES T

70

60

50

40

30
AISLAMIENTO
ANSIEDA INESTABILIDA HOSTILIDAD AFECTO INSEGURIDAD ESTRÉS MANÍA
D D RESTRINGIDO DE
DEPRESIÓN EMOCIONAL SEPARACIÓN
PERSEVERACIÓN
 ESPECTRO DE PSICOTICISMO
100

90

80
PUNTAJES T

70

60

50

40

30
CREENCIAS Y DESREGULACIÓN
SUSPICACIA / EXCENTRICIDAD
EXPERIENCIAS PERCEPTUAL
INUSUALES PARANOIA
COGNITIVA

IDP
P
PUNTAJ HIPÓTES
ES IS
Preferencia hacia experiencias y sentimientos diversos, intensos, no-
vedosos e incluso con un grado de conplejidad considerable. Disposi- ción
BÚSQUEDA para correr riesgos que podrían afectar su integridad física, social, legal y
SENSACIONES T=66 financiera. Necesidad marcada por la estimulación nueva y una tendencia a
a burrise con facilidad; por lo que, con frecuencia, habrá rechazo a
realziar tareas rutinarias, monótonas o poco interesantes.

Potencial uso excesivo y peligroso de sustancias como alcohol o drogas

ilícitas que podrían desembocar en problemas a nivel social, ya sea con
ADICCIÓN familiares, amofos o compañeros de trabajo. Fuerte deseo por consumir
POTENCIAL T = 63 estas sustancias que no se puede controlar y que se mantiene a pesar de
sus consecuencias nocivas.

Tendencia a experimentar estados de frustración y rencor, descon-

HOSTILIDAD T=62 fianza, resentimiento y amargura hacia las personas. Propensióna
conducta vengativa , ofensiva, cruel o malintencionada hacia otras
personas que puede desembocar en agresión física.

Persistencia para hacer actividades de determinada forma, incluso

PERSEVERACIÓN T= 62 cuando la conducta dejó de ser funcional o efectiva para ello.
 Sensasión de energía inagotable y desbordante que experimenta la
MANÍA T=60 persona, lo que la puede llevar a planificar proyectos que no terminará.

C. MMPI-2
Puntajes T lineales Escalas de Validez y Clínicas Básicas MMPI-2 Normas
Costarricenses Preliminares (N=1474)
Nombre: Cédula: Sexo:
Fecha: Profesional responsable: Edad: 0
100

90

80
Escalas de Validez Escalas de Clínicas
70
Puntajes T

65 66

60
58 57
57 56 56
55 54
55 53
50 55

50
40 47
41 37

36 40
30
L F K S Fb Fp VRIN TRIN
1.Hs* 2.D 3.Hy 4.Pd* 5.Mf- 6.Pa 7.Pt* 8.Sc* 9.Ma* 0.Si
f/m*
?=5 F-K=-4 % Verdadero=42 % Falso=58 *Con correcciones K
Normas preliminares obtenidas en el Seminario de Graduación de la Universidad de Costa Rica dirigido por el profespr M.Sc. Carlos Saborío Valverde.
Referencia: Saborío, Miranda, Miranda, Mora, Retana y Rojas (2010). Inventario Multifásico de la Personalidad de Minnesota 2 (MMPI.2):
Revisión y Estandarización para Costa Rica. Universidad de Costa Rica. De uso exclusivo para fines académicos, sin fines de lucro, prohibida su reproducción.

MMPI-2
PUNTAJES HIPÓTES
IS

CÓDIGO TÍPICO=49/94 Tendencia a manifestar baja tolerancia a la frustración, a ser energético, des-
inhibido, inestable emocionalmente, impulsivo, socialmente agresivo, hedo- nista,
egocentrista. Podría ser irritable y hostil, experimentar conflictos con la autoridad.
PPodría ser descrito como egoísta, manipulador y con propensión a tomar riesgos.
Explorar historia de comportamiento antisocial, pérdidas
de trabajo, promiscuidad sexual, peleas físicas, inestabilidad. Podría existir
vulnerabilidad al abuso de sustancias.
 Propensión a ser irritable y volátil, con dificultades para regular el afecto, ten-
dencia a ser intolerante a la frustración, a emitir expresiones de enojo a un ritmo
elevado y propenso a manifestaciones de enojo y arrebatos destructi- vos. Es
probable que tenga gran necesidad de descargar su ira , y si se siente limitado por
circunstancias externas de descargar de manera expansiva a través de rabietas,
ataques de gritos y maldiciones, y cosas por el estilo, lo hará de maneras más
controladas a través de frecuentes regaños y tenden- cia a criticar, objetar,
ANG T=66 menospreciar, desacreditar, burlarse, punzar, ridiculizar, avergonzar, irritar,
burlarse, burlarse sádicamente, exigir, imponer, entrome- terse y ser terco. Se
asocia con personas malhumoradas y con antecedentes de matrato físico,
especialmente los hombres. También se ha relacionado con altas tasas de abuso y
dependencia de sustancias.
 MAC-R T=65 Se caracteriza por ser audaz y enérgetico: asertivo y seguro de sí mismo;
extrovertido y sociable; desinhibido e impulsivo; búsqueda de placer y sensa- ción;
agresivo, rebelde y resentido con la autoridad. Revisar si ha sido arres- tado o ha
tenido problemas con la ley.

Es una medida sutil del abuso de sustancias. Este puntaje sugiere algún tipo de
APS T=68 alteración emocional, con hipersensibilidad, culpabilidad, irritabilidad, pero
también comportamiento reactivo e irresponsabilidad.

Puntajes T lineales Escalas de Contenido del MMPI-2 Normas

Costarricenses Preliminares (N=1474)
Nombre: Cédula: Sexo:
Fecha: Profesional responsable: Edad: 0
100

90

80

70
Puntajes T

66

60
57
56 56
55 55 54 55
54 53
50 51 51

48
40 45
41

30
ANX FRS OBS DEP HEA BIZ ANG CYN ASP TPA LSE SOD
WR TRT
FAM K

Normas preliminares obtenidas en el Seminario de Graduación de la Universidad de Costa Rica dirigido por el profespr M.Sc. Carlos Saborío Valverde.
Referencia: Saborío, Miranda, Miranda, Mora, Retana y Rojas (2010). Inventario Multifásico de la Personalidad de Minnesota 2 (MMPI.2):
Revisión y Estandarización para Costa Rica. Universidad de Costa Rica. De uso exclusivo para fines académicos, sin fines de lucro, prohibida su reproducción.
 Puntajes T lineales Escalas Suplementarias del MMPI-2 Normas
Costarricenses Preliminares (N=1474)
Nombre: Cédula: Sexo:
Fecha: Profesional responsable: Edad: 0
100

90

80

70
Puntajes T

65 68 67

60
56 56
54
54
51 52 52
50 51
54

40
42

30 34
30
A R Es MAC- O-H Do Re Mt GM GF PK PS MDS APS AAS
R

Normas preliminares obtenidas en el Seminario de Graduación de la Universidad de Costa Rica dirigido por el profespr M.Sc. Carlos Saborío Valverde.
Referencia: Saborío, Miranda, Miranda, Mora, Retana y Rojas (2010). Inventario Multifásico de la Personalidad de Minnesota 2 (MMPI.2):
Revisión y Estandarización para Costa Rica. Universidad de Costa Rica. De uso exclusivo para fines académicos, sin fines de lucro, prohibida su reproducción.

Puntajes T lineales Escalas Clínicas Restructuradas y PSY-5 del MMPI-2 Normas

Costarricenses Preliminares (N=1474)
Nombre: Cédula: Sexo:
Fecha: Profesional responsable: Edad: 0
100

90

80
Escalas Clínicas Reestructuradas Escalas PSY-5

70
Puntajes T

67
64 64
60 61
58
57
54 53 53
50 55

40 45
44
43
38
30
RCd
RC1 RC2 RC3 RC4 RC6 RC7 RC8 RC9 AGG PSY DI NE LPE
S N

Normas preliminares obtenidas en el Seminario de Graduación de la Universidad de Costa Rica dirigido por el profespr M.Sc. Carlos Saborío Valverde.
Referencia: Saborío, Miranda, Miranda, Mora, Retana y Rojas (2010). Inventario Multifásico de la Personalidad de Minnesota 2 (MMPI.2):
Revisión y Estandarización para Costa Rica. Universidad de Costa Rica. De uso exclusivo para fines académicos, sin fines de lucro, prohibida su reproducción.
 MMPI-2
PUNTAJES HIPÓTES
IS

AAS T=67 Se asocia con diagnósticos e historias de abuso de sustancias tanto para hombres
como para mujeres, Esta escala funciona en gran medida con n con- junto de
elementos críticos para los problemas de abuso de sustancias, donde los puntajes
altos reconocen tales problemas y los puntajes bajos los niegan.

Tienen más probabilidades de tener antecedentes de comportamiento an- tisocial

y/o abuso de sustancias. Es probable que tengan un historial de incumplimiento
de las reglas y normas sociales y que se los describa como argumentativos,
RC4 T=64 críticos o antagónicos en sus relaciones con los demás. A menudo tienen un
historial pobre de relaciones interpersonales. Sus relacio- nes familiares tienden a
ser tensas o distantes. Con frecuencia un historial de malos logros.

Es probable que las personas con puntuaciones altas se presenten como agresivas,
provocativas y autoritarias, e irretables, si no hostiles. Tienen un umbral bajo para
el aburrimiento, son intolerantes a la frustración y son exi- tables y exagerados,
RC9 T=67 aparentemente incapaces de modular sus impulsos. El comportamiento tiende a
estar mal organizado e inestable. Es probable que la autoestima este inflada y
grandiosa. El afecto predominante es típicamente irritable.

Los puntajes altos reflejan una estructura de personalidad poco convencional y

desinhibida con retraso insuficiente y modulación del impulso, una actitud
inconformoista y rebelde hacia las reglas y regulaciones, búsqueda de sen-
saciones, lealtades superficiales y egocéntricas, una brújula moral hedonista,
indiferencia o desdén por lo legal. Asimismo, se describen con indeferencia
PSY-5 DISC T=64 intrépida o imprudente por los peligros físicos potenciales y una tendencia a
sacrificar metas a largo polazo por satisfacciones a corto plazo. Puede pre-
sentarse inicialmente como enérgico y espontáneo, pero al conocerlo más de cerca
llega a parecer poco confiable, imprudente y rebelde.

D. BANFE

Perfil de 31-55 años Escolaridad 4-9 años

(continuación)

ANTERI ORBITOMEDI
OR AL
Metamemoria Errores positivos

Juego de cartas Puntuación

Puntuación normalizada
Puntuación normalizada

Clasificación de cartas Errores

Juego de cartas Portenaje
Clasificación semántica total
 total
positivos

cartas de riesgo
negativos

Metamemoria Errores positivos

mantenimientoErrores de
categorías abstractas

1 >1 >74 1
9 1 9
1 10 0- 69- 1
7 73
8 8
1 9 5 8- 63- 1
10 68
7 7
1 8 1-36 1-45 1-49 11- 58- 1
13 62
6 6
1 7 37-55 46-54 50-56
14- 52- 1
17 57
5 5

1 6 56-73
0 55-64 57-62
18- 47- 1
22 51
4 4

1 5 74-91
4 1 0 0 65-73
84 63-68
0 0 23- 41- 0 1
25 46
3 3
1 4 92-
109
74-91
0 69-74
26- 36- 1
28 40
2 2
1 110-
128
2 1 1 83-92
83 1 75-80
83- 29- 30- 1
84 32 35
1 1
1 3 129-
146
3 3 2 2 93-
101
82 2- 81-87
81- 1 1 33- 25- 1 1
3 82 36 29
0 0
9 2 147-
164
4 3 102-
111
81 4 8-93
79- 37- 20- 9
80 40 24

8 1 165-
182
5 3 112-
120
80 5- 94-99
77- 2 2 41- 19- 8
6 78 43 19

7 0 183-
201
4 121-
129
79 7 100-
105
74- 44- 9- 7
76 47 13

6 202-
219
6 4 5 106-
111
72- 48- 3-8 6
73 51

5 220-
237
2 7 5 140-
148
77 1 52- 5
0 55

4 238-
256
8 149-
158
76 1 119-
124
68- 4 4 4
1 69

3 257-
274
6 7 159-
167
12- 125-
130
66- 60- 3 3
13 67 63

Grado de alteración de las NORMAL ALTO NORMAL

funciones cognitivas: LEVE-MODERADO SEVERO
 BANFE
PUNTAJES HIPÓTES
IS
Sugiere una alteración de leve a moderada en las áreas de control y regulación
ÁREA emocional, particularmenete en la tolerancia a la frustración-agresividad y en el
ORBITOMEDIAL: área de control conductual y personalidad. El desempeño del evaluado en esta
ALTERACIÓN prueba se asocia con una disminución en su capacidad para respetar límites
(control de impulsividad), en su flexibilidad cognitivia y en su capacidad para
LEVE-MODERADA
inhibir una respuesta automática.

5. Información Colateral
INFORMACIÓN
COLATERAL
CONSTANCIAS HOJA DE CONSTANCIA ENTREVISTA
TIEMPO DELINCUENCI ATENCIÓN IAFA ACOMPAÑANTE
SERVIDO A
Las constancias de No se Se indica que fue atendido Se entrevista a su pareja, quien
los últimos dos traba- registran en esta institución por pro- confirma que convive junto al
jos como guarda antecedentes blemas en el consumo de evaluado y tres hijas de ella de una
privado de seguridad penales. alcohol. Asistió solamente relación anterior. No reporta
señalan que el eva- a 4 sesiones y abandonó el problemas serios entre ellos, no se
luado no fue sancio- seguimiento sin justificación han dado episodios de agresión
nado por alguna falta alguna. ni de amenazas de ningún tipo.
disciplinaria mien- Menciona que el evaluado consu-
tras trabajó en esas me cerveza de forma esporádica,
empresas de seguri- más que todo fines de semana.
dad. No se reportan Durante el tiempo que ha mante-
problemas serios nido una relación con el evaluado
con otras perso- no ha observado que se embo-
nas ni algún evento rrachara o que se comportara de
agresivo o algún uso manera agresiva con ella, sus hijas
inadecuado del arma o ninguna otra persona. Lo descri-
durante el trabajo. be como una persona con mucha
energía y bastante dominante, pero
no agresivo en general.
6. Integración de datos
DOMINIO FUNCIONAL: Factores Clínicos y Psicopatología de Personalidad
FUENTES DE INFORMACIÓN
FACTOR MMPI-2 ID NEO-PI-R BANFE OBSERVACI ENTREVIS FUENTES
ES DE PP ÓN TA COLATERAL
RIESGO ES

Antecedentes
graves de
manifestaciones de
psicopatología

Historia de Irritable, Tendencia a Propenso a Se describe

problemas graves hostil, experimenta tener ideas como
tendencia a r estados de irra- cionales, alguien
asociados con emi- tir frus- tración a ser menos desconfiado
rasgos de expresiones y rencor, capaz de de los
personalidad de enojo. desconfianz controlar sus demás, poco
desadaptativos a, impulsos y a tolerante,
resentimient enfrentarse hostil y
o y amargura peor que los emocional-
hacia las demás con el mente
personas. estrés. distante o
Propensión a Tendencia “frío” en sus
conducta a relaciones
ven- gativa, experiment afectivas.
ofensiva, ar ira y Reporta que
cruel o estados sus
malinten- relacionad relaciones
cionada os con ella, con otras
hacia otras como personas
personas que frustración podrían tener
puede y rencor. reacciones
desembocar in- tensas
en agresión (gritos).
física.

Rasgos Baja Problema Menos Menos

desadaptativos tolerancia a s de riguroso en riguroso en
la control de aplicar aplicar
de frustración, impulsos, principios principios
personalidad desinhibido, falta de mo- rales al mo- rales al
antisocial, impulsivo, planificación ser más ser más
psicopático o so- y previsión, descuidado descuidado
disocial cialmente deterioro en s en luchar s en luchar
agre- sivo, la regulación por sus por sus
hedonista, del afecto, objetivos. objetivos.
egocentrista búsque- da Incapacida Incapacida
. de gratifica- d de d de
Conflictos ción controlar controlar
con la inmediata, los los
autoridad, dificultad en apetitos y apetitos y
egoís- ta, tener en arrebatos. arrebatos.
manipulador, cuenta Los Los
con aprendizajes deseos se deseos se
propensión a pasados o la perci- ben de perci- ben de
tomar consideració una ma- nera una ma- nera
riesgos. n de futuras tan intensa tan intensa
Tendencia a consecuenci que el sujeto que el sujeto
menospreciar as negativas. no puede no puede
, Falta de resistirse a resistirse a
desacreditar, preocupación ellos, aunque ellos, aunque
burlarse, por las más más
ridiculi- zar, emocio- nes, adelante se adelante se
avergonzar, derechos lamente de lamente de
imponer, o ese ese
entro- problemas comporta- comporta-
meterse. de otras miento. miento.
Irres- personas.
ponsabilidad, Despreocup
umbral bajo a- do,
para el tendencia
aburrimiento, a no
intolerancia a cumplir
la obligacione
frustración. sy
Búsqueda de compromis
sensaciones, os
indiferencia financieros
intrépida o o de otra
imprudente índole.
por los Ausencia
peligros de respeto
físicos e inca-
potencia- les. pacidad
Lealtades para
superficiales cumplir
y acuer-
egocéntricas, dos y
indiferencia o promesas.
desdén por Puede
lo legal. Poco mostrar
confiable, conductas
impru- dente. que pongan
en riesgo a
otros, ser
descuidado y
negligente.
Predisposició
n para actuar
de forma
rápida, no
planificada a
es- tímulos
externos
o internos
con poca
preocu-
pación por
las
 consecuenci
as negativas
de es- tas
reacciones.
Tendencia a
ac- tuar en el
“calor del
momento”
como
respuesta a
estímulos
inmediatos,
sin
planificación
o
consideració
n por los
posibles
resultados.
Pre- ferencia
hacia
experiencias
y
sentimientos
di- versos,
intensos,
novedosos.

Antecedentes de Podría existir Potencial uso Inicia el consu- Se indica que

problemas con el vulnerabilidad excesivo y mo de alcohol fue atendido
al abuso de peligroso de cuando en el IAFA
consumo, abuso sustancias o sustancias estaba en el por
o dependencia dependencia como colegio, más problemas
de alcohol o que todo en en el
de consumo
de
sustancias (alcohol, sustancias. drogas ilícitas fiestas los alcohol. Asistió
que podrían fines solament
drogas ilícitas o desembocar de semana. ea4
Se sesiones
embriagó y
en
lícitas) en problemas a muchas oca- abandonó el
nivel social, ya siones durante seguimiento
sea con fami- esa época, sin justificación
pero
liares, amigos no reporta pro- alguna.
o compañeros blemas serios
de trabajo. en su conducta
Fuerte deseo asociados con
por consumir este consu-
estas mo. Mantuvo
sustancias
que no se algunas peleas
puede
controlar y que físicas estando
se mantiene a bajo los
efectos
pesar de sus del licor ya sien-
consecuencias do adulto, sin
nocivas. consecuencias
graves ni para
él
ni para las
otras
personas.

Accidente
Historia de expe- de tránsito
riencias y sucesos en el que el
por victimización, evaluado fue
atropellado
traumáticos o ad- por un vehí-
versos a lo largo culo
de mientras
conducía su
la vida motocicleta.
Dice que en
ese
momento
temió
por su vida y
que
sufrió pérdida
de
conciencia por
unos minutos.
Su padre
falleció
durante su
niñez,
lo que le afectó
bastante emo-
cionalmente en
 ese momento.

Volátil, con Persistencia Alteración de Si bien

Déficit en el dificultades
para hacer leve a reconoce que
funcio- namiento para regular
las moderada en reacciona
ejecutivo el afecto,
actividades las áreas de exageradame
y/o adaptativo tendencia a de control y nte algunas
ser
intolerante a determinada regula- ción veces ante
la frustración forma, emocional. alguna
y arrebatos incluso Disminución provocación
destructivos. cuando la en su mínima que
Necesidad de
descargar su conducta capacidad le hagan,
ira, y si se dejó de ser para respetar indica que es
siente funcional o límites capaz de
limitado por efectiva para (control de controlarse y
circunstancias
externas de ello. impulsividad), no es de
descargar de en su maltratar a
manera expan- flexibilidad las personas
siva a través cognitiva. ni física ni
de rabietas,
verbal-
mente.
 ataques de
gri- tos.
Tendencia a
ser
excitable y
exagerado,
aparenteme
nte incapaz
de mo- dular
sus impul-
sos. Con
retraso
insuficiente y
modulación
del impulso,
comportamie
nto reactivo.

Presencia actual o
reciente de sínto-
mas de psicopato-
logía grave

Problemas actuales Dominante, Si bien es

graves para la auto controlador, cierto el
desconfiado evaluado
regulación o (pero no de reporta
proble- mas nivel de cambios de
recientes de gravedad) humor
inestabilidad emo- repentinos,
cional, cognitiva o así como
expresio- nes
conductual de enojo e
irritabilidad,
el mismo
señala que
estas no son
dramáticas ni
excesivamen-
te reactivas.
Sus
emociones
pue- den ser
intensas y se
disparan
fácilmente,
al- gunas
veces de
forma
despro-
porcionada
con las
circunstan-
cias en que
se presentan.
No reporta
haber
experimenta
do
recientement
e ningún tipo
de
comportamie
nto de
agresión, ni
se ha
compor- tado
de manera
irresponsable
, riesgosa o
premeditada,
que implicara
consecuenci
as para él
mismo o
para otros.
Menos
Dificultades capaz de
para enfrentarse
enfrentar con el estrés.
 Se siente
situaciones incapaz de
estresantes luchar
contra el
estrés,
convirtiéndos
e en
dependiente,
desesperanz
ado o
aterrorizado
cuando se
enfrenta a
situaciones
de
emergencia.
 DOMINIO FUNCIONAL:
Factores de Violencia, conductas antisociales, dificultades interpersonales y uso de arma

FUENTES DE INFORMACIÓN

FACTOR MMPI-2 ID NEO-PI-R BANFE OBSERVACI ENTREVIS FUENTES

ES DE PP ÓN TA COLATERAL
RIESGO ES

Historia de Las peleas

físicas
violencia durante su
previa adolescen-
cia y luego
como adulto
representan
antecedentes
de
comportamie
n- tos
violentos que
inician a
temprana
edad, que se
han
presentado
en distintos
contextos y
en distintas
etapas de su
desarrollo.
Describe mu-
chas de
estas peleas
como
el producto
de
provocacio
nes
situacional
es,
enfatizand
o en que
nunca
fueron
actos
planeados.
Asi- mismo,
expresa que
en ninguna
de sus
múltiples
peleas le
causó daños
físicos
severos a las
personas
con las que
peleó,
ni
requiriero
n algún
tipo de
intervenci
ón
médica.

Historia de proble- Podría ser

mas asociados con argumenta-
tivo, crítico
actitudes violentas o
antagónico
en sus
relaciones
con los
demás.
Actitud
inconfor-
mista y
rebelde hacia
las reglas y
 regulacio-
nes. Rebelde
y resentido
con la
autoridad.

Historia de proble- Probable No hay

mas asociados con historial de antece-
incumplimien dentes
conductas antiso-
to de las penales en
ciales reglas y su hoja de
normas delincuenci
socia- les. a.
Probabili-
dades de
tener
antecedentes
de
comportamie
nto antisocial
o his- torial de
incum-
plimiento de
las reglas y
normas
sociales.

Problemas actuales
graves relacionados
con ideas o intentos
de realizar compor-
tamientos violentos
Historia de proble- Probable Desinterés acer- Si bien es Su pareja actual
cierto
mas graves para es- historial pobre ca del desem- el evaluado se- no reporta
de relaciones peño ñala problem
tablecer y mantener interpersonales. personal discusiones as
en con su pareja serios
situaciones entre
relaciones persona- Relaciones fa- sociales. que ellos, no se han
miliares propiciaron dado
les estables tienden a ser la ruptura episodios
tensas o de la de agresión
relación, ni
no
distantes. aporta elemen- de amenazas de
tos que ningún tipo.
sugieran
problemas
graves para
mantener una
relación
íntima.

Historia de pro- Probable

blemas graves labo- his- torial
de malos
rales en contexto logros.
educativo o de
formación

Historia de No fue
sancio- nado
proble- mas con por alguna
el uso del arma de falta discipli-
fuego naria
mientras
trabajó en esas
empresas de se-
guridad. No se
reportan proble-
mas serios con
otras personas
ni algún evento
agresivo o algún
uso inadecuado
del arma duran-
te el trabajo.

DOMINIO FUNCIONAL: Factores Entorno de Seguridad Privada

FUENTES DE INFORMACIÓN
FACTOR MMPI-2 ID NEO-PI-R BANFE OBSERVACI ENTREVIS FUENTES
ES DE PP ÓN TA COLATERAL
RIESGO ES

Rasgos de perso- Propensión a

tener ideas
nalidad predictores irra- cionales,
de desempeño fun- a ser menos
cional en labores capaces de
de seguridad controlar sus
impulsos y a
enfrentarse
peor que los
demás con el
estrés.
Probable ten-
dencia al
descui- do en
luchar por sus
objetivos.
Incapacidad
de controlar
los apetitos y
arre- batos.
Tenden- cia a
experimen-
tar ira y
estados
relacionados
con ella,
como
frustración y
ren- cor. Se
siente in-
capaz de
luchar contra
el estrés,
convirtiéndos
e en
dependiente,
desesperanz
ado o
aterrorizado
cuando se
enfrenta a
situaciones
de
emergencia.
 Estrés organiza- Se reporta
como
cional actual estresor
en el contexto organizacio
de la seguridad nal las
condiciones
de su
empleo, ya
que es
frecuente
que no les
pa- guen
todas las
horas extra
que deben
laborar;
además del
problema
que podría
generarle en
su relación
de pareja el
tener que
pasar tanto
tiempo en su
trabajo.

7. Formulación del Caso

FACTOR DE RIESGO PARA PORTACIÓN PRESENCIA RELEVANCIA
Omitid N P S Omitid B M A
o o
FRVPA1
Antecedentes graves de manifestaciones de psicopatología

FRVPA2
Historia de problemas graves asociados con rasgos de per-
sonalidad desadaptativos
FRVPA3
Rasgos desadaptativos de personalidad antisocial, psicopáti- co o
disocial
FRVPA4
Antecedentes de problemas con el consumo, abuso o depen-
dencia de sustancias (alcohol, drogas ilícitas o lícitas)
FRVPA5
Historia de experiencias y sucesos por victimización, traumá-
ticos o adversos a lo largo de la vida
FRVPA6
Déficit en el funcionamiento general cognitivo o a nivel ejecu-
tivo
FRVPA7
Presencia actual o reciente de síntomas de psicopatología
grave
FRVPA8
Problemas actuales graves para la auto regulación o proble- mas
recientes de inestabilidad emocional, cognitiva o con- ductual

FRVPA9
Dificultades para enfrentar situaciones estresantes

FRVPA10
Historia de violencia previa
FRVPA11
Historia de problemas asociados con actitudes violentas

FRVPA12
Historia de problemas asociados con conductas antisociales

FRVPA13
Problemas actuales graves relacionados con ideas o intentos de
realizar comportamientos violentos
 FRVPA14
Historia de problemas graves para establecer y mantener
relaciones personales estables
FRVPA15
Historia de problemas graves laborales, en contexto educati- vo
o de formación
FRVPA16
Historia de problemas con el uso del arma de fuego
FRVPA17
Rasgos de personalidad predictores de desempeño funcio- nal
en labores de seguridad
FRVPA18
Estrés organizacional en el contexto de la seguridad
La evidencia recopilada en esta evaluación señala la pre-
sencia de factores de riesgo de violencia para el uso del arma
que reflejan características marcadas de psico- patología de
externalización, en la que resaltan rasgos desadaptativos de
su personalidad, dificultades en la autorregulación
emocional y conductual, así como ante- cedentes de problemas
con el consumo de alcohol. Los resultados obtenidos en la
evaluación psicométrica a partir de distintos métodos,
permiten inferir que la per- sona evaluada manifiesta
características asociadas con un funcionamiento de su
personalidad en la que resalta una tendencia a experimentar
afecto negativo (ira, frus- tración, rencor), así como marcados
rasgos desadapta- tivos de personalidad que se asocian con
impulsividad, desinhibición, propensión al riesgo y la
búsqueda de sen- saciones, tendencia al aburrimiento,
irresponsabilidad, superficialidad y egocentrismo, las cuales
configuran rasgos de tipo antisocial. De igual forma, la
exploración neuropsicológica pudo determinar la presencia
de di- ficultades en aspectos de su funcionamiento ejecutivo
asociados con el control y la regulación emocional, así como
con su capacidad de controlar la impulsividad y su rigidez
cognitiva. La información aportada por el eva- luado durante
la evaluación corrobora algunos de estos rasgos
desadaptativos, ya que se describe como una persona poco
tolerante, hostil y emocionalmente distan- te, así como
dominante y centrado en sí mismo. Asimis- mo, el evaluado
expresa que reacciona exageradamente algunas veces ante
alguna provocación mínima que le hagan y que experimenta
cambios de humor repentinos, enojo e irritabilidad. Si bien es
cierto, el evaluado mani- fiesta que este tipo de reacciones
no lo llevan a com- portarse de manera agresiva, riesgosa o
irresponsable recientemente, lo cierto es que él mismo
reporta haber mantenido múltiples peleas físicas a lo largo de
su vida, algunas estando bajo los efectos del licor. En este
senti-
do, los datos psicométricos sugieren que podría existir
vulnerabilidad al abuso o dependencia de sustancias, así como
un potencial uso excesivo y peligroso, que podrían implicar
problemas para el evaluado. Esto se confirma con lo
reportado por el evaluado, donde indica que ini- cia el
consumo de licor desde su adolescencia y también que ha
actuado de forma violenta bajo el efecto del al- cohol (peleas
físicas aún en su adultez). Esta situación también se pudo
contrastar con información colateral revisada del IAFA,
donde fue referido por la empresa en que laboraba en ese
momento y en que se indica que el evaluado asistió pocas
veces a la atención y no continuó con la intervención sin
justificación alguna. Se pudo de- terminar un patrón de
consumo de alcohol persistente y de duración prolongada en
el tiempo, que ha implicado problemas para el evaluado y
por el que se ha resistidoa intervención especializada, lo que
aumenta la relevancia como factor de riesgo.
En conjunto, los factores de riesgo descritos anterior- mente
constituyen características típicas de una tenden- cia a la
externalización, donde los rasgos desadaptativos de la
personalidad de tipo antisocial, la impulsividad, la
desinhibición, las dificultades de autorregulación y el
consumo de sustancias coexisten, configurando un ries- go de
violencia relevante. En el contexto de la evaluación del riesgo
de violencia en el uso de armas de fuego, si bien es cierto el
evaluado no cuenta con antecedentes delictivos y no reporta
antecedentes de agresión física o un uso inadecuado de su
arma de fuego ni conductas agresivas en su trabajo (tal y
como se corrobora en infor- mación revisada de sus últimos dos
trabajos como guar- da privado de seguridad), las características
de externali- zación descritas permiten determinar que el
evaluado al momento de la valoración representa un riesgo
relevante de riesgo de violencia, por lo que no se considera
una
 persona que cuente con las competencias requeridas para la portación de un arma de fuego. Es necesario que el eva- luado
atienda su problemática en el consumo de alcohol y que desarrolle estrategias eficaces para lidiar con su afecto negativo y para
controlar su impulsividad. Estos son aspectos fundamentales que deben ser atendidos y gestionados apropiadamente, lo que
podría disminuir su nivel de riesgo de violencia en el futuro.

Por otro lado, en lo que respecta a sus características personales asociadas con el trabajo en seguridad privada, la información
analizada sobre el funcionamiento de su personalidad indica que el evaluado presenta características que podrían comprometer
su desempeño laboral en el ámbito de seguridad privada. Resaltan en la evaluación psico- métrica de su personalidad
características importantes asociadas con inestabilidad emocional, impulsividad, hostili- dad y vulnerabilidad al estrés, así como
rasgos de personalidad que sugieren un bajo nivel de responsabilidad, lo que coincide con la literatura especializada con
factores predictores de un pobre desempeño en el ámbito policial o de seguridad. Estas características representan factores
relevantes que apuntan a que el evaluado podría no contar con un estilo de personalidad que le permita una solución efectiva
de problemas y un autocontrol necesario en este tipo de contextos laborales.

Anexo 6. Instrumentos de evaluación psicométrica recomendados

para su inclusión en la EIMPPA

Sigla Nombre
Breve descripción
(Autor (Editorial, tiempo de
es) aplicación)

MMPI-2 (J.N. But- Inventario Multifásico de la Este es un instrumento de autorreporte que

cher, J.R. Graham, Y. S.
Ben-Porath, A. Tellegen,
W. G. Dahlstrom y
B. Kaemmer)
Personalidad de Minnesota,
versión 2 (EDITORIAL
MANUAL MODERNO)
Tiempo de aplicación:
entre 60 y 90 minutos.
evalúa aspectos asociados con psicopatología
y ajuste psicológico. Contiene varias medidas
que exploran tendencias de respuesta desvia-
das, tales como la defensividad o la propen-
sión a exagerar sintomatología psiquiátrica o
psicológica. Contiene 567 ítems y 10 escalas
básicas (clínicas), así como 6 escalas de vali-
dez. Además, cuenta con una gran cantidad de
escalas adicionales (Harris-Lingoes, Conteni-
do, Suplementarias, Clínicas Reestructuradas,
PSY-Five, Trastornos de Personalidad).

PAI (L.C. Morey) Inventario de Evaluación de la Realiza una evaluación amplia de la psicopato-
Personalidad (TEA logía en adultos a través de 22 escalas: 4 es-
EDICIONES) Tiempo de calas de validez (inconsistencia, infrecuencia,
aplicación: aproximadamente impresión negativa e impresión positiva), 11
45 minutos. escalas clínicas (quejas somáticas, ansiedad,
trastornos relacionados con la ansiedad, de-
presión, manía, paranoia, esquizofrenia, rasgos
límites, rasgos antisociales, problemas con el
alcohol y problemas con las drogas), 5 escalas
de consideraciones para el tratamiento (agre-
sión, ideaciones suicidas, estrés, falta de apoyo
social y rechazo al tratamiento) y dos escalas

CTC (D. Arribas, S. Cuestionario TEA
Corral y J. Pereña) Clínico (TEA
EDICIONES)
Tiempo de
aplicación: entre 20 y
30 minutos.
PID-5 (R.F. Krueger, Inventario de Personalidad para
J. Derringer, K.E. el DSM-5
Markon, (APA, libre distribución y
D. Watson y A.E. Skodol) uso) Tiempo de aplicación:
entre 30 y 40 minutos.
de relaciones interpersonales (dominancia y
afabilidad). Además, incluye 30 subescalas que
proporcionan una información más detallada de
cada uno de los constructos.
Esta prueba permite la evaluación de rasgos
patológicos o problemáticos que pueden estar
presentes en la personalidad normal. El cues-
tionario cuenta con 136 elementos y se estruc-
tura en 3 dimensiones de segundo orden que
engloban diversas escalas:
• Desajuste: psicoticismo, paranoidismo, depre-
sión e hipocondría.
• Inestabilidad: ansiedad, vulnerabilidad al es-
trés y neuroticismo
• Descontrol: hostilidad, límite, consumo de al-
cohol y sustancias y descontrol emocional.
Además, cuenta con dos escalas de validez para
controlar la manipulación de la imagen y la
deseabilidad social de la persona en exami-
nación, así como un Índice de Patología Gene-
ral (IPG), que resume el grado de afectación del
sujeto.
Este instrumento es un inventario de autoin-
forme de 220 ítems desarrollado para medir la
parte del rasgo del modelo alternativo DSM-5 de
psicopatología de la personalidad. Se cla- sifica
en una escala de tipo Likert de 4 puntos que
varía de 0 (muy falso o a menudo falso) a 3
(muy verdadero o a menudo verdadero) e in-
cluye 25 facetas de primer orden (anhedonia,
ansiedad, búsqueda de atención, insensibilidad,
engaño, depresión, distractibilidad, excentrici-
dad, labilidad emocional, grandiosidad, hosti-
lidad, impulsividad, evitación de la intimidad,
irresponsabilidad, manipulación, desregulación
perceptual, perseveración, perfeccionismo rí-
gido, afecto restringido, toma de riesgos, inse-
guridad de separación, sumisión, suspicacia,
creencias y experiencias inusuales y aislamien-
to), que se pueden agrupar en cinco dominios de
segundo orden: afecto negativo, desapego,
antagonismo, desinhibición y psicoticismo. El
PID-5 español se examinó en dos muestras
que comprenden 446 sujetos clínicos y 1036
sujetos de la comunidad. Las escalas de face-

PCL:SV (S.D. Hart, Lista de chequeo de la sicopa-
D.N. tía, versión de exploración
Cox y R.D. Hare) (MHS Assessments, Adaptado
al Castellano por Teresa Silva,
Enrique López y Vicente
Garri- do)
Tiempo de aplicación:
45 minutos.
TSI-2 (John Briere) Inventario de Síntomas del
Trauma, versión 2
(Psychological Assessment
Resources)
Tiempo de aplicación:
aproximadamente 20 minutos.
EGEP-5 (M. Crespo, Evaluación Global
M. del Estrés
M. Gómez y C. Soberón) Postraumático (TEA
EDICIONES)
Tiempo de aplicación:
aproximadamente 30 minutos.
BANFE-2 (Flores Batería de funciones ejecutivas
Lázaro, Julio César; y lóbulos frontales
Ostrosky-So- lís, Feggy; (Editorial Manual Moderno)
Lozano Gutié- rrez, Tiempo de aplicación:
aproximadamente 50 minutos.
Asucena)
tas mostraron buena consistencia interna en
ambas muestras y fueron unidimensionales bajo
enfoques exploratorios y confirmatorios.
También, pudieron distinguir entre sujetos clí-
nicos y comunitarios con una diferencia media
estandarizada de z = 0,81. La estructura jerár-
quica PID-5 completa, de uno a cinco factores,
se confirmó en ambas muestras.
Esta constituye una herramienta eficiente para la
exploración de características asociadas con la
psicopatía en población general. Se compo- ne
de 12 ítems con base en un subconjunto de ítems
del PCL-R. Puede ser utilizada en contex- tos
forenses y civiles. Su utilidad principal con- siste
en que contiene una buena sensibilidad y
especificidad en la detección de posibles carac-
terísticas psicopáticas.
Esta es una prueba para evaluar síntomas y
conductas relacionadas con el trauma, tanto a
nivel de su manifestación aguda como crónica.
Este instrumento evalúa sintomatología aso-
ciada con algún trauma en cualquier momento
de la vida de la persona. No asocia síntomas con
un único estresor o punto específico en el
tiempo. Consiste en 136 ítems que evalúan un
amplio rango de sintomatología potencial- mente
compleja, que fluctúa desde estrés pos-
traumático, disociación y somatización hasta
estilos de vinculación inseguros, deterioro en la
percepción de sí mismo o de la propia identidad
y comportamientos disfuncionales.
Este instrumento constituye un autoinforme que
permite la evaluación del trastorno de es- trés
postraumático en adultos según los crite- rios del
DSM-5.
Se compone de 58 ítems divididos en tres sec-
ciones que se refieren a la evaluación de los
acontecimientos traumáticos, la sintomatolo- gía
y el funcionamiento del individuo.
Es un instrumento estandarizado con pobla- ción
mexicana que agrupa un número impor- tante de
pruebas neuropsicológicas de alta confiabilidad y
validez para la evaluación de los procesos
cognitivos, que dependen principal- mente de la
corteza prefrontal. Este instrumen-

TESEN (J.A. Portellano Test de los Senderos para la
y Evaluación de las Funciones
R. Martínez Arias) Ejecutivas (TEA
EDICIONES) Tiempo de
aplicación: aproximadamente
10 minutos.
ANILLAS (J. A. Test para la Evaluación de las
Portella- no y R. Funciones Ejecutivas
Martínez Arias) (TEA EDICIONES)
Tiempo de
aplicación: entre 10 y
15 minutos.
to busca evaluar 15 procesos relacionados con las
funciones ejecutivas, los cuales se agrupan en
tres áreas específicas: orbitomedial, prefron- tal
anterior y dorsolateral. Permite determinar
cuáles áreas dentro de las diversas regiones de la
CPF se encuentran comprometidas por el daño o
la disfunción en un tiempo relativamen- te corto
de aplicación.
Consiste en una prueba de exploración y aplica-
ción individual para evaluar el funcionamiento
ejecutivo en personas jóvenes y adultas me-
diante una tarea de planificación visomotora. Se
basa en el Trail Making Test (TMT), que es una
de las pruebas más clásicas y utilizadas para
evaluar el funcionamiento ejecutivo, aun- que
incorpora numerosas novedades y venta- jas con
respecto a este. Está compuesto por cuatro
pruebas (o senderos) diferentes que permiten
evaluar una variedad más amplia de
componentes incluidos en las funciones eje-
cutivas, como son la capacidad para planificar, la
memoria de trabajo, la flexibilidad mental, la
alternancia, la atención sostenida, la memoria
prospectiva, la velocidad de procesamiento
perceptivo y la fluidez de la respuesta motora.
En cada una de estas pruebas, de dificultad
creciente, se valora tanto la precisión (errores)
como la velocidad, además de ofrecer un índice
total de funcionamiento ejecutivo.
Se trata de una prueba creada para evaluar las
funciones ejecutivas y desarrollar una rápida
exploración de su estado. Por este motivo, se
centra, especialmente, en la medida de la capa-
cidad de planificación, que es uno de los com-
ponentes esenciales y más sensibles. La tarea,
inspirada en pruebas similares como la Torre de
Hanoi, es fácil de aplicar y corregir. Consiste en
15 ítems de dificultad creciente en los que la
persona, al mover una tras una las anillas colo-
cadas en un tablero con tres postes, debe re-
producir un modelo presentado en una lámina.
Esta prueba ha sido validada y tipificada en una
amplia muestra de casi 800 personas adultas,
presentando unas adecuadas cualidades psi-
cométricas.
NAM-3 (F. Ostrosky, Neuropsi Atención y Memoria
M.E. Gómez, E. Matute, (Editorial Manual Moderno)
M. Ro- selli, A. Ardila, y Tiempo de aplicación:
D. Pine- da) entre 30 y 40 minutos.
SCL-90-R (L.R. Deroga- Lista de chequeo de 90
tis) síntomas, revisado
(TEA Ediciones)
Tiempo de aplicación:
aproximadamente 15 minutos.
CRI-A (R. H. Moos) Inventario de Respuestas de
Afrontamiento
(TEA EDICIONES)
Tiempo de
aplicación: entre 10 y
30 minutos.
Esta prueba permite evaluar de manera detalla- da
los procesos de atención y memoria en pa-
cientes psiquiátricos, geriátricos, neurológicos y
con diversos problemas médicos. Entre los tipos
de atención que evalúan, se encuentran la
atención selectiva, sostenida y control atencio-
nal, así como tipos de etapas de memoria que
incluyen memoria de trabajo y memoria a corto y
largo plazo para material verbal y visoespa- cial.
El NAM se compone de cinco secciones, tres
áreas y 29 subpruebas. El instrumento cuenta
con una base sólida de datos normati- vos que se
obtuvieron de una población hispa- nohablante
de los 6 a los 85 años. La tercera edición incluye
actualizaciones teóricas y nue- vos índices de
calificación.
Es un test que consta de 90 ítems los cuales mi-
den síntomas psicológicos de manera dimen-
sional. Este instrumento evalúa malestar expe-
rimentado en la última semana (7 días, máximo
15 días). No representa un instrumento que
permite valorar síntomas a largo plazo. Cuen- ta
con tres índices globales: El GSI, una medida
generalizada de la intensidad del sufrimiento
psíquico y psicosomático global; el PST se re-
fiere al total de síntomas presentes y el PSDI
relaciona el sufrimiento o “distrés” global con el
número de síntomas y es un indicador de la
intensidad sintomática media. Consta de nueve
dimensiones sintomáticas: somatización, ob-
sesión compulsión, sensibilidad interpersonal,
depresión, ansiedad, hostilidad, ansiedad fóbi- ca,
ideación paranoide y psicoticismo.
Esta prueba permite evaluar las respuestas de
afrontamiento que una persona emplea ante un
problema o una situación estresante. Sus ocho
escalas incluyen estrategias de aproximación al
problema (análisis lógico, reevaluación posi- tiva,
búsqueda de guía y soporte, solución de
problemas) y de evitación de este (evitación
cognitiva, aceptación o resignación, búsqueda de
recompensas alternativas, descarga emo- cional).
Consta de dos partes. En la primera de ellas, la
persona debe describir el problema más
trascendental que haya vivido en los últi- mos 12
meses y realizar una valoración de este

EAE (J.L. Fernández- Escalas de Apreciación del Es-
Sea- ra y M. Mielgo.) trés (TEA EDICIONES)
Tiempo de aplicación: aproxi-
madamente 20 minutos cada
escala.
NEOPI-R (P. T. Costa y Inventario de Personalidad
R. Neo - Revisado
R. McCrae) (TEA EDICIONES)
Tiempo de aplicación:
aproximadamente 40 minutos.
BFQ-2 (G. V. Caprara, Cuestionario “Big Five” -2
C. Barbaranelli, L. (GIUNTI
Borgogni y M. PSYCHOMETRICS)
Vecchione) Tiempo de aplicación:
aproximadamente 30 minutos.
en una escala Likert con base en diez pregun-
tas. La segunda parte consta de 48 ítems con una
escala de cuatro puntos para valoración primaria
de la situación estresante.
Este instrumento fue diseñado con el propósito de
conocer qué importancia han tenido distin- tos
acontecimientos en la vida de las personas en
términos de cantidad de eventos estresan- tes, la
intensidad con la que se han vivido estos sucesos
vitales, así como el nivel de afectación que
mismos siguen manteniendo en la vida de las
personas. Este instrumento cuenta con cuatro
escalas independientes: estrés general,
acontecimientos estresantes en ancianos, es- trés
sociolaboral y estrés en la conducción.
Este es un instrumento para la evaluación de la
personalidad normal. La estructura de los “cinco
grandes” factores de la personalidad que se
recoge en el NEO se ha convertido en una de las
más sustentadas y utilizadas. Cons- ta de 240
ítems a los que se responde en una escala Likert
de cinco opciones y permite la evaluación de
cinco factores principales: neu- roticismo,
extraversión, apertura, amabilidad y
responsabilidad. Cada factor se descompone en
seis facetas, lo que permite un análisis de la
personalidad más detallado.
Este instrumento fue elaborado en Europa y está
basado en la teoría de los Cinco Grandes. Consta
de 134 ítems de respuesta múltiple (tipo Likert)
que miden las siguientes dimensio- nes y
subdimensiones:
Energía y sus subdimensiones de Dinamismo y
dominancia. Amabilidad y sus subdimensio- nes
de Empatía y Coordialidad. Tenacidad y sus
subdimensiones de Escrupulosidad y Perseve-
rancia. Estabilidad emocional y sus subdimen-
siones de control de las emociones y control de
impulsos. Apertura mental a través de las
subdimensiones de apertura a la cultura y a la
Experiencia.
Además cuenta con una escala de mentira (L)
que mide la tendencia del sujeto a brindar un
perfil distorsionado de sí mismo a través de dos
subescalas.
 SRP-4 (Paulhus, D.,
Neumann, C. y Hare, R.)
Escala de autoreporte de la
Psicopatía
(GIUNTIPSYCHOMETRICS)
Tiempo de aplicación:
aproximadamente 12 minutos.
Se trata de una escala de autoreporte derivada-
da del PCL-R que consta de 61 ítems tipo Likert
según grado de acuerdo y es de aplicación indi-
vidual ocolectiva. Busca medir la personalidad
psicopática en población adulta de manera vá-
lida y confiable. Esto lo hace a través de la ob-
tensión de una puntuación total de Psicopatía
y la exploración de 2 factores y 4 facetas: Inter-
personal, Afectiva, Estilo de vida y una faceta
Antisocial según los plantemientos hechos por
Robert Hare sobre este constructo.

Anexo 7.
Glosario
El propósito de este glosario es orientar en la comprensión de algunos conceptos básicos que se incluyen en la pro- puesta de
formulación del caso, así como proporcionar información que facilite la integración de los datos obtenidos durante el proceso de
evaluación.

Teoría de los Cinco Factores de la Personalidad

El modelo de los Cinco Factores (FFM) o “Big Five” corresponde a un modelo dimensional de la estructura gene- ral de la
personalidad, que surgió de una serie de intentos de comprender la organización de los descriptores de rasgos en el
lenguaje natural. Los análisis estructurales de estos descriptores revelaron consistentemente cinco factores generales:
extraversión versus introversión, amabilidad versus antagonismo, responsabilidad (o concien- cia), neuroticismo (o
inestabilidad emocional) y apertura a la experiencia (o no convencional). Esta estructuraha demostrado ser notablemente
robusta, con los mismos cinco factores observados tanto en las clasificaciones de autorreporte como en las de reporte de
pares, en análisis de niños y personas adultas, así como en una amplia variedad de idiomas y culturas. De igual forma, la
estabilidad longitudinal de estos factores de personalidad se ha confirmado en muchos estudios a largo plazo. El FFM es,
posiblemente, el modelo dimensional más comúnmente investigado de la estructura general de la personalidad. Es evidente hoy
que la personalidad desempeña un papel fundamental en el desarrollo de diferentes formas de Psicopatología, por lo que el
modelo FFM puede proporcio- nar una base útil y significativa para una integración de la descripción y la clasificación del
funcionamiento de la personalidad normal y anormal (Bagby y Widiger, 2018; Kotov et al., 2010; Widiger y Costa, 2012;
Widiger, Sellbom, Chmielewski et al, 2019).

Neuroticismo

Este dominio fundamental de la personalidad ha sido denominado inestabilidad emocional o emocionalidad ne- gativa por
otros teóricos de la personalidad. El neuroticismo evalúa el ajuste afectivo versus la inestabilidad emo- cional. La
inestabilidad emocional es, claramente, de considerable importancia para los campos de la Psicología clínica y la
Psiquiatría, porque satura la mayoría de las medidas del trastorno de la personalidad y la Psicopatología en general. Dentro del
modelo de los Cinco Factores de la Personalidad, el NEO-PI define el neuroticismo comola contraposición del ajuste y la
estabilidad emocional, por un lado; con el desajuste, por el otro. El neuroticismo, en- tonces, se puede describir como una
tendencia general a experimentar sentimientos negativos, tales como miedo, melancolía, vergüenza, ira, culpabilidad y
repugnancia, así como una propensión a experimentar ideas irracionales, mantener una menor capacidad de controlar los
impulsos y las dificultades para enfrentar el estrés. Sin embargo, este constructo no debe ser entendido como una medida
directa de Psicopatología. Como todos los factores del NEO-PI, este se descompone en seis facetas: ansiedad, hostilidad,
depresión, ansiedad social, impulsividad y vul- nerabilidad (Costa, P.T. y McCrae, R.R., 2008; Piedmont, 1998; Widiger y
Costa, 2012).
Extraversión

Se ha definido este dominio como la representación de la cantidad e intensidad de la interacción interpersonal, la

necesidad de estimulación y la capacidad de alegría. Contrasta a las personas sociables, activas y orientadas a la persona
con aquellas que son reservadas, sobrias, retiradas y tranquilas. Hay dos cualidades evaluadasen este dominio:
participación interpersonal y energía. La primera evalúa el grado en que un individuo disfruta de la compañía de los
demás y la segunda refleja el ritmo personal y el nivel de actividad. Las seis facetas incluyen cali- dez, sociabilidad,
asertividad, actividad, búsqueda de excitación y emociones positivas (Costa, P.T. y McCrae, R.R., 2008; Piedmont, 1998;
Widiger y Costa, 2012).

Responsabilidad

Este dominio se refiere al control y la regulación del comportamiento y contrasta el ser disciplinado, compulsivo,
obediente, concienzudo, deliberado, adicto al trabajo y orientado al logro con ser irresponsable, despreocupado, laxo,
impulsivo, suelto, desinhibido, negligente y hedonista. La base de este factor es el auto control en relación con un proceso
activo de planeamiento, organización y ejecución de tareas. Este dominio evalúa el grado de orga- nización, persistencia y
motivación del individuo en el comportamiento dirigido a objetivos. Aquí también se repre- senta la cantidad de control
personal y la capacidad de retrasar la satisfacción de las necesidades. Personas con altos niveles en este factor son
confiables, responsables, disciplinados, honestos, con una propensión a seguir la autoridad y persistentes. Son personas
orientadas al logro y trabajadores comprometidos. Las 6 facetas que con- figuran este factor son: competencia, orden, sentido
del deber, necesidad de logro, autodisciplina y deliberación (Costa, P.T. y McCrae, R.R., 2008; Piedmont, 1998; Widiger y
Costa, 2012).

Espectro de externalización

Los problemas con el comportamiento antisocial, el uso de sustancias y la impulsividad coexisten, porque son ele- mentos dentro
de un espectro de externalización genéticamente coherente y jerárquicamente organizado (Krue- ger et al, 2005). La
evidencia sugiere que esta construcción psicopatológica, denominada como externalización, tiene una fuerte base genética
y se ha relacionado con una variedad de rasgos de personalidad desinhibitorios como la impulsividad y la agresión
(Sunderland, Slade, Krueger, Markon, Patrick y Kramer, 2017). En la misma línea, Venables y Patrick (2012) han
propuesto que los problemas que implican un control deficiente de los im- pulsos, como el comportamiento antisocial y el
abuso de sustancias, con frecuencia se producen conjuntamente y, a su vez, varían con los rasgos de personalidad que
reflejan impulsividad, agresión y desinhibición. Algunas de las dimensiones que se incluyen en la Psicopatología de
externalización son la impulsividad, la búsqueda de sensaciones, la irresponsabilidad, la externalización de la culpa, la
agresión, el engaño y el uso de sustancias y problemas de diferentes tipos asociados a este consumo.

Espectro de Psicoticismo

Las facetas del constructo del psicoticismo han sido recientemente definidas como peculiaridad (apariencia extraña, habla
y comportamiento), creencias inusuales (infundadas o mágicas), experiencias inusuales (distorsio- nes perceptivas,
despersonalización y desrealización) y propensión a la fantasía (imaginación vívida y tendencia a enredarse en
experiencias internas) (Kotov et al., 2020). Es importante tener claro lo señalado por Widiger y Greco (2019), en el
sentido de que los rasgos esquizotípicos de la personalidad (es decir, excentricidad e ideación mágica) están en un continuo
con los delirios psicóticos; sin embargo, también hay diferencias destacadas entre
un rasgo de personalidad y un delirio psicótico. Una característica fundamental y definitoria de la personalidad y el
trastorno de la personalidad es un inicio temprano y una presencia en gran medida crónica a partir de entonces. Señalan estos
autores que el nombre original para el dominio de psicoticismo del DSM-5 era “esquizotipia”. Se define como una gama
de comportamientos y cogniciones extrañas o inusuales, por lo que no había referencia en ese momento a delirios
psicóticos o alucinaciones. Sin embargo, este dominio finalmente se revisó a “psicoticis- mo”, con la escala de desregulación
cognitiva y perceptiva que incluye “experiencias de control del pensamiento”. En resumen, el Psicoticismo proporciona una
evaluación amplia del espectro del trastorno de pensamiento que incluye la gama completa, desde las creencias extrañas,
excéntricas, sospechosas y/o inusuales de los trastornos de la personalidad paranoide y esquizotípica hasta los delirios más
severos de esquizofrenia.

Rasgos psicopáticos

La psicopatía es un trastorno de la personalidad caracterizado por aspectos interpersonales, afectivos, conduc- tuales y
antisociales (Hare, 2003). La investigación ha demostrado una relación entre la psicopatía y la violencia tanto en
delincuentes como en muestras no infractoras. La psicopatía constituye uno de los factores de riesgo más investigados
para la violencia. En general, los metanálisis han identificado una relación moderada entre la psicopatía y la violencia
(Blais, Solodukhin y Forth, 2014). Los psicópatas son personas manipuladoras, insensi- bles, sin remordimiento, impulsivas,
irresponsables y antisociales con una disposición emocionalmente estéril. Una gran cantidad de investigaciones ha
demostrado que la presencia de rasgos psicopáticos se asocia con la propensión a un comportamiento agresivo, incluidas
las formas de agresión más violentas y potencialmente mor- tales (Porter, Woodworth y Black, 2018). El síndrome de
personalidad de la psicopatía mantiene claros vínculos empíricos y teóricos con el dominio de la Psicopatología de
externalización. La psicopatía implica un comporta- miento antisocial que refleja un control deficiente de los impulsos junto
con déficits emocionales característicos y un estilo interpersonal explotador (Patrick y Venables, 2012).
En cuanto al constructo de la psicopatía, que miden instrumentos tales como la Lista de Chequeo de la Psicopatía Revisada
(PCL-R, Hare, 2003) y han sido validados con poblaciones de personas que han cometido delitos, exis- te una versión de
exploración que se ha ajustado a población no delictiva. Este instrumento se ha denominado La Lista de Chequeo de la
Psicopatía: Versión de Tamizaje (Hart, Cox y Hare, 1995). Este constructo describe a una persona, quien, con su estilo
interaccional, se presenta superficial para otras. Usualmente, trata de crear una impresión favorable en otros. Finge
emociones al contar historias que lo retraten de buena forma y crea excusas improbables para justificar comportamientos
indeseables. Con frecuencia, se les describe como personas gran- diosas o fanfarronas. Evidencian un punto de vista inflado
de sí y de sus habilidades; aparentan seguridad y obsti- nación. Comúnmente, se involucran en mentiras, engaño y otras
manipulaciones con el fin de alcanzar sus metas personales. Tienden a mentir y engañar con seguridad y a no mostrar
ansiedad. Parecieran experimentar una falta de capacidad de sentir culpa; es normal que se sientan con justificación al
generar sufrimiento hacia otras perso- nas. Poseen poco vínculo afectivo con las demás personas y no pueden apreciar las
consecuencias emocionales (positivas o negativas) de sus acciones. Como resultado, pueden parecer fríos e insensibles.
No pueden experi- mentar emociones fuertes y son indiferentes a las emociones de las demás personas. Tienden a evadir el
asumir la responsabilidad personal por sus acciones perjudiciales, racionaliza su comportamiento, minimiza enorme-
mente las consecuencias para otras personas. Inclusive, niegan estas acciones en general. Es frecuente que ac- túen sin
considerar las consecuencias de sus acciones, porque lo hacen “al calor” del momento, a menudo, como el resultado del
deseo al riesgo y la emoción. Se enojan o se frustran fácilmente, lo cual puede ser exacerbado por el uso del alcohol o las
drogas. Con frecuencia, abusan verbalmente (maldicen, insultan o amenazan) y a nivel físico (rompen o tiran cosas,
empujan, bofetean o golpean a las personas). El abuso puede parecer repentino y no provocado. Estos arranques de ira
son, a menudo, de corta duración. No tienen compromisos ni planes realistas a largo plazo. Estas personas tienden a vivir
sus vidas “día tras día” sin pensar en el fututo. Ellos pueden haberse apoyado excesivamente en la familia, amistades y
asistencia social para su manutención económica. Muestran
comportamiento que, frecuentemente, causa dificultades a otras personas y las coloca en riesgo. Tienden a ser poco
confiables en sus roles parentales o de pareja; carecen de compromiso con las relaciones y fallan al cuidar adecuadamente a sus
hijos. También, su desempeño laboral es inadecuado. Con frecuencia, llegan tarde o faltan sin una buena razón.
Usualmente, han presentado serios problemas de conducta en su adolescencia y es pro- bable que enfrentaran problemas
con la ley cuando eran adolescentes o menores, y sus actividades antisociales fueron variadas, frecuentes y persistes.
Finalmente, es frecuente que personas con rasgos psicopáticos violen las reglas y las regulaciones formales explícitas; han
tenido problemas legales durante la edad adulta, lo cual incluye cargos o sanciones penales y sus actividades antisociales son
variadas, frecuentes y persistentes. Se ha acumu- lado evidencia de la validez de constructo del PCL: SV, incluida su capacidad
de predecir la agresión y la violencia en los delincuentes y en pacientes de Psiquiatría tanto forenses como civiles (Hare,
Neumann y Mokros, 2018).

Hipomanía

Friedman et al. (2015) describen la hipomanía como un estado de ánimo levemente elevado que, a menudo, se acompaña
por fuga de ideas, labilidad afectiva y excitación psicomotora; la refieren como hiperactividad y agita- ción desadaptativas.
La hipomanía indica niveles elevados de actividad con síntomas o rasgos que la acompañan tales como distracción fácil,
insomnio, exceso de optimismo, grandiosidad ocasional, suspicacia e irascibilidad. La describen como una condición
maníaca menos que completa, porque captura casos de manía más sutileso moderados. Estos autores señalan que la
intensidad en que se manifiesta la hipomanía es sensible a los efectos dependientes del estado de ánimo, por lo que las
manifestaciones clínicamente observadas de hipomanía en el momento de la evaluación pueden variar en periodos cortos
de tiempo. De acuerdo con estos autores, algunas de las características distintivas de este constructo serían las siguientes:
la persona no puede relajarse, presen- ta excitación, niveles elevados de actividad, expansión y exceso de ambición o
aspiraciones altas, períodos de euforia, mayor irritabilidad y actividad improductiva. Además, estas personas se muestran
impulsivas, aventure- ras y tienden a hablar demasiado, correr muchos riesgos, emocionarse o alegrarse excesivamente por
razones insuficientes, así como regañar a otras personas. El afecto es característicamente elevado, eufórico, entusiasta,
expansivo, triunfante y desinhibido.
El DSM-5 (APA, 2013) define la hipomanía como un período bien definido de estado de ánimo anormal y persisten- temente
elevado, expansivo o irritable, con un aumento anormal y persistente de la actividad o la energía, que dura como mínimo
cuatro días consecutivos y está presente la mayor parte del día, casi todos los días. Sin embargo, se manifiesta con un nivel
de gravedad o compromiso de funcionalidad insuficientes para cumplir con los criterios para episodios de manía en sentido
estricto. Angst et al. (2005) han señalado que las mediciones tradicionales de hipomanía se han centrado en los rasgos de
personalidad, por lo que no han explorado la naturaleza episódica de la hipomanía y no han incorporado medidas de las
posibles consecuencias negativas de cualquier cambio en el comportamiento, el afecto y la cognición de esta condición
clínica. Desarrollaron un instrumento autoadminis- trado denominado La lista de Chequeo de la Hipomanía 32 (HCL-32),
el cual se enfoca en la medición de autoes- tima inflada, disminución de la necesidad de dormir, comunicación aumentada
o presión para seguir hablando, experiencia subjetiva de pensamientos acelerados, distracción, aumento de actividades
sociales u ocupacionales dirigidas a objetivos, agitación psicomotora y participación excesiva en actividades placenteras
(tales como, com- pras, hipersexualidad , conducción descuidada). Distintos estudios han realizado análisis factoriales del
HCL-32 original o sus muchas traducciones y han identificaron dos factores: “activo / eufórico” y “arriesgado / irritable”.
El primero incluye elementos relacionados con la euforia del estado de ánimo y la mejora del pensamiento, la
autoconfianza y la actividad sexual. El segundo factor contiene síntomas de humor irritable e impaciente, ira y
comportamiento de riesgo. Existe una versión al español disponible en Vieta et al. (2007).
Anexo 8.
Listado de siglas utilizadas en el manual
Sig Descripci
la ón

AERA Asociación Americana de Investigación Educativa

APA Asociación Americana de Psicología

CCSS Caja Costarricense de Seguro Social

CIE Clasificación Internacional de Enfermedades

CPPCR Colegio de Profesionales en Psicología de Costa Rica

DCAE Departamento de Control de Armas y Explosivos

DGA Dirección General de Armamento del Ministerio de Seguridad Pública

DSM Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales

DSSP Dirección de Servicios de Seguridad Privados del Ministerio de Seguridad Pública

EIMPPA Evaluación de Idoneidad para la Portación y Posesión de Armas y laborar en Segu-

ridad Privada

FRVPA Factores de Riesgo de Violencia en Portación de Armas

FRVPA+LSP Factores extra de Idoneidad Mental para Laborar en Seguridad Privada

HCR-20 Guía para la Valoración del Riesgo de Violencia de 20 Factores Históricos, Clínicos y
de Gestión del Riesgo

HiTOP Taxonomía Jerárquica de la Psicopatología

IAFA Instituto sobre Alcoholismo y Farmacodependencia

IEC Instrumentos de Evaluación Clínica

IEF Instrumentos de Evaluación Forense

IFR Instrumentos Forenses Relevantes

ITC Comisión Internacional de Tests

JPE Juicio Profesional Estructurado

NCME Consejo Nacional sobre Medición en Educación

OIJ Organismo de Investigación Judicial

SUGEF Superintendencia General de Entidades Financieras

 Este Manual Orientativo del Proceso de Evaluación Psicológica de
Idoneidad Mental para Portar y Poseer Armas de Fuego y Laborar en
Seguridad Privada, es propiedad del Colegio de Profesionales en
Psicología de Costa Rica.