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2008
Tucumán, Argentina
Rivero Sierra, Fulvio Alejandro
Los bolivianos en Tucumán : migración, cultura e identidad . - 1a
ed. - Tucumán : el autor, 2008.
276 p. ; 21x14 cm.
ISBN 978-987-05-4851-5
Índice..................................................................................................... 9
Introducción........................................................................................ 13
Parte I ...................................................................................21
I. La migración boliviana a Lules: origen, desarrollo y estado actual23
La migración boliviana ..................................................................................23
¿De dónde viene la migración boliviana a Lules?.................................24
“Expulsión”, “atracción” y radicación permanente.............................27
¿Por qué Bolivia se convirtió en “expulsora” de migrantes?....................30
Las imbricaciones históricas entre Bolivia y el norte argentino. ........30
Auge y Crisis del sector minero: 1952 - 1985 .......................................33
La Reforma Agraria y la creación de minifundios................................36
Toropalca: el lugar de origen...................................................................43
Causales subjetivas de la migración........................................................49
¿Por qué fue Lules un lugar de atracción? ..................................................54
La movilidad de la fuerza de trabajo de bolivianos a Tucumán:
dinámicas regionales y locales. ................................................................58
Los antecesores: los pioneros italianos..................................................61
La llegada de los bolivianos a Lules .......................................................63
La aparición de la mediería. “De peones a quinteros” ........................68
Radicación de la migración boliviana en Lules ..........................................71
Redes migratorias y radicación de los bolivianos en Lules. ................72
“El Oratorio”: un barrio en “red”..........................................................84
La comunidad de bolivianos en Lules hoy .................................................88
Parte II................................................................................. 95
II. La identidad boliviana desde fuera: “fachada étnica y práctica del
folklore................................................................................................. 97
Los bolivianos desde fuera: “trabajadores” y “fachada étnica”. ..............97
La imagen de los bolivianos como trabajadores...................................99
La fachada étnica ....................................................................................101
9
Lo “boliviano” como fachada étnica................................................... 104
El folklore boliviano.............................................................................. 108
Folklore canónico y espectacular en Bolivia............................................ 108
El folklore boliviano en Lules. .................................................................. 115
La demanda externa............................................................................... 128
La demanda interna ............................................................................... 134
Conclusiones del capítulo........................................................................... 144
III. La identidad boliviana desde dentro: fútbol y sikuris................ 149
Introducción ................................................................................................ 149
La fiesta del 6 agosto en Lules ............................................................. 150
La sikureada como práctica identitaria ..................................................... 155
a) La sikureada. Modalidades y funciones en el lugar de origen ...... 155
b) La sikureada. Modalidades y funciones en Lules .......................... 164
El fútbol: las identidades en juego ............................................................ 172
a) modo de organización en el lugar de origen .................................. 172
b) modo de organización en Lules....................................................... 178
Conclusiones del capítulo........................................................................... 184
IV. Entre la integración y la discriminación..................................... 187
Introducción ................................................................................................ 187
Para un marco conceptual de la discriminación ...................................... 190
Discriminación............................................................................................. 192
Práctica discriminatoria ......................................................................... 193
Presión discriminatoria.......................................................................... 198
La discriminación étnica........................................................................ 200
Lo boliviano como estigma en Lules........................................................ 203
La construcción del estigma y la década menemista............................... 206
Tres caracterizaciones estigmatizantes de los bolivianos en Lules ....... 215
1) El cólera.............................................................................................. 216
2) El “robo del trabajo” ........................................................................ 219
3) La falta de higiene.............................................................................. 221
Discriminación, asimilación e integración en Lules................................ 222
Presiones discriminatorias..................................................................... 224
“Hay que alinearse” ............................................................................... 229
Los bordes de la integración ...................................................................... 232
V. Conclusiones .................................................................................243
Las identidades bolivianas en Lules .......................................................... 243
10
Bibliografía........................................................................................ 249
Índice de temas ................................................................................. 259
Apéndice: “censo de población boliviana en Lules” ....................... 263
Metodología empleada ................................................................................264
11
Introducción
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Introducción
2 Es probable que de los temas apartados en este libro, el más importante sea el
16
Introducción
primer lugar, hacia estas personas de las cuales tan sólo nombraré
algunas en representación del resto: a Juvenal Loayza y Adela
Mejía, sin cuya colaboración y amistad esta investigación
probablemente hubiera sido imposible; a Francisco y Armando
Heredia y su esposa Francisca Aschura, a Eugenio Rodríguez y
Victoria Pavia, a Alvaro Teodoro, al matrimonio Aramayo, a
Norma y Emilio Aska, a Mario Mallón, quien generosamente se
prestó para extensas entrevistas; a Cristóbal Vargas y Fausta
Cuesta, a Juan Taquichiri, a Daniel, a Juan Cáceres, a Isidoro
Paita, a Gerardo Coca, a René Janco, a Doña Prima, etc. Con
todos ellos, hoy en día me une sincera amistad.
Los reconocimientos institucionales son para: el CONICET
sin cuyo apoyo no hubiera podido realizar esta tarea; al proyecto
de investigación “Identidad y reproducción cultural en los
Andes” al que pertenezco -lugar fundamental de debate de mis
avances-; a mi Director Ricardo Kaliman, quien en su trabajo
excedió en mucho sus obligaciones; a Rodolfo Bertoncello y
Héctor Caldelari, por sus oportunas y dedicadas observaciones; a
Ana Rivas y Patricia Ortiz, a Horacio Madariaga -que me proveyó
de la cartografía digital- y los miembros del Instituto de Estudios
Geográficos, a la Facultad de Filosofía y Letras de la UNT -
institución a la pertenezco y donde tengo mi lugar de trabajo- y,
finalmente, a la Dirección de Estadística de la provincia de
Tucumán (Depto. Cartografía).
Quiero agradecer también, a Oscar D’oliveira y a Cecilia
Carrizo que me colaboraron con las correcciones de algunos
capítulos.
Finalmente, quisiera agradecer a mis hijos, Aymará, Iara,
Tomás y Santiago y un agradecimiento especial a Lucila Nejamkis
por acompañarme, por su apoyo y sus comentarios.
La migración boliviana
Los resultados de la investigación que se presentan apuntan
fundamentalmente a la comprensión de los procesos de
reproducción de identidades culturales entre la población de
inmigrantes bolivianos en Lules, en la provincia de Tucumán,
Argentina. Para la comprensión de muchos de ellos, es necesario
antes describir las condiciones sociales, históricas y económicas
que constituyeron el marco general que configuró una
“experiencia migratoria” común entre los inmigrantes que los
vinculó entre sí, lo que, por otra parte, nos permitirá brindar una
caracterización del contexto cultural de donde provienen. Este
capítulo inicial está destinado a satisfacer este objetivo. Comienza
con el reconocimiento de los lugares de origen de los inmigrantes
bolivianos actualmente radicados en Lules, a partir de datos
obtenidos a partir de un Censo que realicé en 2004. Como se
verá, la mayoría de ellos proviene de la provincia potosina de
Norchichas.
El grueso del capítulo examina las causales mismas de la
migración, teniendo en cuenta las condiciones generales de la
migración boliviana a Argentina, y luego las condiciones
particulares de la región de la que proviene la mayoría de los
inmigrantes a Lules. Los esfuerzos se centran en indagar el modo
en que la migración boliviana a la Argentina se articuló en base a
una dialéctica entre “factores de expulsión”, en el origen; y
“factores de atracción”, en el destino.
Finalmente, sobre la base de estas causas originales, se
examina el proceso por el cual la migración temporaria fue
23
Fulvio A Rivero Sierra
El censo de
población arrojó que
el 87.8% de los
bolivianos radicados
en Lules procede del
departamento de
Potosí6. Le siguen en
importancia Tarija
(6.09%), Chuquisaca
(2.51%) y
Cochabamba (2.15%).
Otros departamentos
como La Paz y Santa
Cruz no alcanzan al
1%. Es interesante
anotar que estos
resultados resultan
coincidentes con las
observaciones de
Mapa nº1
Marshall y Orlansky
sobre la inmigración
de bolivianos a la Argentina:
“En Bolivia tres de los nueve departamentos, dos de los cuales están
ubicados en la frontera con la Argentina, y el tercero contiguamente a ellos,
han sido las principales fuentes de la emigración: Potosí, Tarija y
Chuquisaca en menor escala. Otra región, Cochabamba, adyacente a las
mencionadas, se incorpora posteriormente al proceso expulsor hacia el
exterior. Si bien en relación a la totalidad del país se trata de un flujo cuya
procedencia está geográficamente concentrada, cabe señalar que en los cuatro
departamentos reside el 48 por ciento de la población boliviana. Potosí,
Tarija y Chuquisaca, con el 31 por ciento de la población y el 20 del
producto bruto interno, tienen un producto per cápita bastante inferior al
Luego se determinó
que el 54.3% de los
migrantes radicados en
Lules provienen de
una misma provincia
de Potosí, Norchichas
(Ver mapa nº1). Ésta
se encuentra ubicada al
este del departamento
de Potosí; limita al este
con el departamento
de Chuquisaca, al oeste
con la provincia de
Antonio Quijarro, al
norte con la provincia
de José María Linares
y al sur con la Mapa nº2
provincia de Sud
Chichas. Muy por
debajo, otras provincias potosinas le siguen en importancia; José
María Linares (15%), Cornelio Saavedra (6.7%) y Antonio
Quijarro (4.3%). Si precisamos el análisis hasta el menor nivel de
división política reconocida en Bolivia, el cantón, el que con más
frecuencia aparece es Toropalca con un 34.7% del total (Ver
mapa nº2). Sin embargo, es muy significativo que, si se recorta
solo por la provincia que aporta el mayor flujo -Norchichas-, el
Cantón de Toropalca representa el 90.85% del total de cantones
para esta provincia. Podemos resumir, entonces, que en efecto
26
La migración boliviana a Lules…
(2000)
27
Fulvio A Rivero Sierra
9 “(…) Piore (1979) ha sido el propulsor más fuerte y elegante de este punto de
vista teórico, argumentando que la migración internacional está causada por una
demanda permanente de trabajo de inmigrantes, que es inherente a la estructura
económica de los países desarrollados. Según Piore, la inmigración no es causada por
los push factors de los países remitentes (bajos salarios o alto desempleo), sino por los pull
factors de los países receptores (una necesidad crónica e inevitable de trabajadores
extranjeros)”. Massey et al. (1993).
10 Marshall y Orlansky en un artículo, ya clásico, decían que “(…) afortunadamente,
principio causal de la migración queda, en todo caso, supeditada al análisis del caso en
particular.
28
La migración boliviana a Lules…
países del área andina, un espacio mercantil articulado por la moneda de Potosí y cuyas
fronteras, simplemente, no se ajustaban al territorio controlado por cada uno de los
Estados individualmente. Por eso mismo, lo que en realidad se produce en esta época
es una cierta incongruencia entre el espacio económico de alcance nacional y el ámbito
de jurisdicción de poder político estatal. Dicho de otro modo, mientras que ninguno de
los estados puede por sí solo someter a sus intereses el conjunto del sistema económico
regional, éste, a su vez, carece de una estructura política unificada capaz de expresarlo.”
(Mitre: 1986)
31
Fulvio A Rivero Sierra
17 Como sostiene Benencia (2004): “(…) es necesario reconocer que desde siempre
las minas en el campo de María Barzona en Catavi (Potosí). Uno de los postulados de la
Revolución había sido la eliminación del llamado superestado minero. (…) Las
presiones populares, canalizadas por la COB, definieron algunas dudas. El decreto se
firmó contando con el control obrero; una medida sin precedentes en el continente, que
demostraba fehacientemente la importancia capital del poder sindical, cuya fuerza se
mostró nítidamente en los doce años de gobierno del MNR. La nacionalización revertía
al estado todos los bienes (yacimientos e instalaciones) de las tres grandes empresas:
Patiño, Hoschild y Aramayo. Para la administración de las minas el estado creó la
Corporación Minera de Bolivia (COMIBOL) que comenzó su gestión con grandes
desventajas, escaso capital de operación sobre todo maquinaria ya obsoleta y muchas
vetas en franco descenso de producción que hacía poco competitiva la exportación
estannífera boliviana. Los precios del estaño bajaron considerablemente entre 1951 y
1955 (…)” A estas condiciones se debe el ‘cambio de razón social’, mediante el cual se
pagaron beneficios sociales a todos los obreros de las minas nacionalizadas y luego se
los volvió a contratar, lo que significó una erogación excesiva de dinero que creó
además inflación. Por este hecho, la COMIBOL se descapitalizó por un monto superior
a los cien millones de dólares. (De Mesa et. al.: 2003)
20 “(…) La inexperiencia administrativa por una parte y de la forzosa aquiescencia a
indemnización de 21.000.000 $us. entre 1953 y 1961, que obviamente salió de la propia
producción.” (De Mesa et. al.: 2003)
35
Fulvio A Rivero Sierra
22 Sobre las cifras oficiales de los despidos de las minas en ocasión del DS 21060 no
hay datos. Distintas fuentes estiman cifras muy dispares en cuanto al número de
despidos que oscilan entre 20.000 y 100.000 trabajadores.
23 Servicio personal que los indígenas debían prestar a los hacendados.
36
La migración boliviana a Lules…
1950, con la Reforma Agraria, que comenzaron a producirse las condiciones por las
cuales se empezaría a quebrar la “estructura económico-social de naturaleza servil en el
sector rural con sujeción de la fuerza de trabajo a la tierra” que caracterizaba a Bolivia
hasta entonces y, por lo tanto, a producirse una progresiva liberación de la fuerza de
trabajo.
27 Un potosino hijo de colono relata la experiencia de su padre en Santa Cruz,
norteamericanas mayormente, ellos nos llevaban y los instruían y [pero] los campesinos
del norte Potosí no sabían cómo trabajarla a esa tierra, porque era otro método, es más,
otro lenguaje, nosotros teníamos que hablar a la fuerza el castellano, por eso yo terminé
aprendiendo el castellano a los nueve años o siete (…)” (Mario M., Toropalca) Entre
corchetes míos.
28 “Tres tipos de mecanismos de obtención de derechos sobre la tierra fueron
históricas ampliamente debatidas en cuanto a sus logros y fracasos. Demos por caso, la
Reforma Agraria y nacionalización de las minas. Tanto en el primer, como en el
segundo caso, hay quienes afirman que la ocupación de tierras y minas por parte de los
campesinos y mineros, respectivamente, antecedió a las reformas que no hicieron más
que legitimar un estado de cosas y, de manera opuesta, hay quienes afirman que fue un
proceso iniciado por la misma Revolución.
30 “(…) Otro elemento fundamental fue la prohibición de negociar la tierra, ni a
través de la venta, ni como garantía para préstamos de ningún tipo, el objetivo fue
garantizar que los campesinos no perdieran la tierra, ni fuera posible la reinstauración
del latifundio.” Gisbert et. al. (2003)
38
La migración boliviana a Lules…
según se desprende de estudios sobre los sistema de tenencia de la tierra en los valles de
Bolivia. Cfr. (Pacheco y Valda: 2003).
32 “La consecuencia de la reforma a lo largo de los años fue la creación del
este proceso de la siguiente manera: “La Reforma Agraria abolió el trabajo gratuito en
las haciendas señoriales a que estaba sometido parte del campesinado indígena y las
formas de organización de la producción bajo arriendo y el sistema mixto de pago de la
renta en parte en trabajo y el resto en dinero. De esta manera, al convertirse al
campesino en propietario trabajador libre se crearon las condiciones propicias para el
inicio de los procesos migratorios masivos.” (Ortiz de D’Arterio: 2004)
39
Fulvio A Rivero Sierra
36 “Algunos autores (Gillespie, 1979; Long, 1974; Ardaya, 1978) que se han referido
a los países que se analizan aquí [Bolivia, Chile y Paraguay], han enfatizado la
importancia de un amplio sector minifundista en la determinación de la migración. Sus
técnicas primitivas de trabajo, su baja productividad, y el escaso crecimiento del
producto en relación a su población, explican por qué los minifundios generan el
progresivo empobrecimiento de la población que vive en ellos y la incapacidad por
parte de la economía minifundista para retener su crecimiento poblacional.” (Marshall y
Orlansky: 1981) entre corchetes míos.
37 Se toma el segundo de los valores propuesto en el cuadro - donde se excluyen los
departamentos de Santa Cruz, Beni y Pando - porque representa de manera más precisa
la zona de expulsión materia de estudio en esta investigación. En esta dirección,
obsérvese la nula participación en el flujo migratorio a Lules de Pando y Beni, como así
también la escasa participación del departamento de Santa Cruz. (Censo de población
de origen boliviano 2004 Lules - Tucumán).
41
Fulvio A Rivero Sierra
debido a la situación económica que se vivía en este país. Una fuerte crisis económica
durante el primer quinquenio y la implementación de un Programa de Ajuste
Estructural, elaborado por el Fondo Monetario Internacional e implementado por el
gobierno en el mes de septiembre de 1985, incrementaron la vulnerabilidad de la
población. A partir de estas medidas económicas, se contrajo la oferta monetaria, se
elevó la desocupación abierta y se "relocalizó" (eufemismo para el despido) a la mayoría
de los trabajadores del Estado; dando lugar a que un amplio segmento de la población
se trasladara fuera del país y que se incrementara el flujo migratorio hacia la Argentina.”
(Guevara: 2004)
39 Informe IFAD: “Bolivia Proyecto de Desarrollo Agropecuario Cotagaita-San
Otras son Yapina (96), San Jorge (146), San Pedro41, Kollpiri (71),
Calila (199), Chajna (146), Lecoscochi (74) y Taquiña (90), etc.
La mayoría de estos poblados, denominados “localidades” por
el INE42, proceden de estructuras prehispánicas de ascendencia
étnica. En rigor, las “comunidades originarias” han sufrido tal
serie de cambios en distintos órdenes –definición, formas de
gobierno, tenencia y control de la tierra, “legitimidad” étnica,
etc.43- desde la colonia hasta nuestros días, que su clasificación es
aun materia de debate e indagación44. Cada una de estas
Valda proponen: “Los sistemas de tenencia están claramente divididos por rasgos
histórico-culturales, de tal manera que se ha realizado una separación formal entre los
sistemas de tenencia que caracterizan a los ayllus (o a aquellos asentamientos que
históricamente estuvieron vinculados con los ayllus), y los sistemas de tenencia que no
están caracterizados o identificados como ayllus. Entre estos últimos tenemos a las
comunidades de hacienda y a los asentamientos que hemos denominado libres, en la
medida en que no pertenecen a un asentamiento tradicional (ayllu) o a alguna antigua
hacienda (o comunidades de ex hacienda).” “Tipologías de asentamiento de los ayllus,
comunidades y asentamientos” en (Pacheco y Valda: 2003) La tierra en los Valles de
Bolivia. Apuntes para la toma de decisiones. Fundación TIERRA, La Paz.
44 Pacheco y Valda (2003) refiriéndose a la complejidad del proceso reseñan: “En
muy intensivos donde la escasez de tierras hace imposible el período de barbecho, otro
factor concomitante es el sobrepastoreo. Ambas causales apuntan recursivamente a la
falta de tierras productivas.
45
Fulvio A Rivero Sierra
46 De los datos del censo de 1992 por el INE sale que, para el cantón de Toropalca,
sólo el 6% contaba con cañería de agua dentro de la vivienda, el 16% con cañería fuera
de la vivienda y, finalmente, el 78% no contaba con cañerías de agua. Por otra parte,
sólo el 3% contaba con energía eléctrica.
46
La migración boliviana a Lules…
En épocas estivales no son infrecuentes los cortes de ruta por el desborde del río
47
(…) para empezar la siembra, eso era en todo lados, si se sentía ese
potuto48 [instrumento de viento], estaban [era señal de que] ahí [estaban]
trabajando, sembrando, pero todos se ayudaban, o sea, eran, se pagaba la
comida y la bebida, eso únicamente, entonces todos los días era diferente [el
lugar donde se trabajaba colectivamente], era siembra de terreno, sembraba
aquí, ahí, pero tomaban… (Mario M., Toropalca)
beneficioso [la época como colono de su padre] en todos los sentidos, era mejor,
[porque] los primero dos años el gobierno boliviano daba comida gratuita, dos años,
49
Fulvio A Rivero Sierra
herramientas y ropa. Pero en ese tiempo nos enseñaban cómo voltear los árboles, cómo
sembrar el arroz, porque el arroz nunca conocíamos, claro, cómo es la producción,
después terminamos sembrando arroz, maní, soya… y bueno, entonces, ellos nos
enseñaron… y esos dos años todo lo que se ha producido se vendió en el mercado y
era la ganancia para cada colono, y entonces, cada colono tenía sus cincuenta y dos
hectáreas, más su lote en radio urbano, todo estaba hecho una cosa especial, entonces
terminaron en cinco, seis, siete años, creo, terminó entregando los títulos elocutoriales
[sic], que le llaman, ya título porque primero teníamos plano individual, todo plano
general y cada faja con una senda con pequeños caminos, pero había que esperar un
año para que entre el camión, porque los caminos eran tan malos que cuando llovía más
que todo [sobre todo] no se podía pasar, y como llueve mucho, los únicos los meses de
junio y mayo, agosto [en que se podía transitar], entonces los camiones entraban y
sacaban, después estamos cortados [sin comunicación], porque hay muchísimos ríos, no
ríos con mucho agua tampoco, pero como el mismo ambiente llueve....” (Mario M.,
Toropalca) Entre corchetes míos.
50
La migración boliviana a Lules…
favor de la idea de pensar este proceso de movilidad espacial como un proceso de más
larga duración. Así, cita a Blanes (1986) quien reconoce una larga tradición de alta
movilidad de quechuas y aymaras desde épocas pre-hispánicas, hace otro tanto con
Glave (1995) para decir que “El origen de dicha movilidad encuentra su explicación por
un lado, en la escasez de tierras agrícolas en el espacio boliviano en cuestión y por otro,
en las presiones que desde el siglo XVI, ejercieron los españoles sobre estos pueblos,
como consecuencia de la falta de mitayos y la escasas recaudaciones en conceptos de
tributos reales. Esta tradición migratoria está tan fuertemente enraizada, que según
nuestra opinión, podría calificarse como una verdadera ‘cultura migratoria’” (Ortiz de
D’Arterio: 2004)
53 “La nueva economía de la migración también cuestiona el supuesto de que el
ingreso tiene un efecto constante sobre la utilidad para un participante a lo largo de los
estratos socioeconómicos –que un aumento real de $100 en el ingreso signifique lo
mismo para una persona independientemente de las condiciones comunitarias locales,
como también de su posición en la distribución del ingreso. Los nuevos teóricos de
economía argumentan, en contraste, que los hogares envían trabajadores al exterior no
sólo para mejorar los ingresos en términos absolutos, sino también para aumentar los
ingresos en relación a otros hogares, y de esa forma, reducir su privación relativa
comparada con algún grupo de referencia (véase Stark, Taylor y Yitzhaki, 1986, 1988;
Stark y Yitzhaki, 1988; Stark y Taylor, 1989, 1991; Stark, 1991).” (Massey et. al.:1993)
52
La migración boliviana a Lules…
los vecinos países de Bolivia, Paraguay y Chile, siguiendo a Marshall y Orlansky, decía:
“Así observaban que Bolivia no se comportaba según el patrón esperado, ya que a pesar
de que este país ofrecía aún menores posibilidades de empleo que Paraguay –por tener
mayores tasa de desempleo y subempleo urbanos, así como un alcance mucho más
limitado de su proceso de colonización agrícola- la alternativa migratoria externa frente
a la interna no era superior, y lo explicaban diciendo que la frontera que Bolivia
comparte con la Argentina es mucho más reducida que la de los otros países, por lo que
sólo una fracción de la población boliviana está expuesta en forma directa a la atracción
56
La migración boliviana a Lules…
argentina; es precisamente esa población contigua la que constituye el grueso del flujo
hacia este país. En este sentido afirmaban que podría pensarse, entonces, que el proceso
de incorporación de otras regiones como fuente de emigración se desarrolla con cierta
inercia y que el ámbito en que la opción a migrar al exterior se constituye en real
alternativa frente a la migración interna no es todo el país, sino solamente algunas
regiones, y quizá las que son cercanas a la frontera o se encuentran bajo el radio de la
influencia de ésta.” (Benencia, 1994)
56 Benencia y Karasik (1996) “Si en un principio los lugares de destino privilegiados
fueron las áreas colindantes con sus países, a partir de la década del ’50, los migrantes
fueron atraídos cada vez más hacia el Gran Buenos Aires, donde los empleos en la
construcción, la industria manufacturera y los servicios eran mejor remunerados que en
sus países de origen o que en los mercados de trabajo de las provincias linderas.”
57
Fulvio A Rivero Sierra
60
La migración boliviana a Lules…
asociados entre dos familias tomaron tierras bajo arriendo, conformando gradualmente
una estructura agraria de pequeños productores dedicados a los cultivos de legumbres y
frutales. El gran peso cultural de los colonos se recreó en el espacio y los modos de vida
de esta comunidad, a través de las prácticas productivas. Las parcelas estaban situadas
principalmente al oeste de la Villa de Lules. Al principio el arriendo se hacía sobre
terrenos ocupados por el bosque natural, lo que implicó dar inicio a un proceso de
desmonte y a través de éste, gradualmente se fue dando paso a la expansión de la
frontera agrícola, basada principalmente en el desarrollo de los cultivos frutihortícolas
hacia el occidente. Asumimos, hubo otros casos de contratos de alquileres de tierras,
como el cedido por la Compañía Mercedes S.A., en el que los colonos ocuparon
parcelas originalmente destinadas al cultivo de caña.” (Giarracca et al:2003)
62
La migración boliviana a Lules…
mercado de Buenos Aires, por eso los cajones con su nombre…” entrevista
citada en (Giarracca et al: 2003)59
Por otra parte, Ortiz (2004) sugiere otras causales para explicar
la “retirada” de los italianos en la horticultura, como lo son: la
emigración de Lules a San Miguel de Tucumán de los italianos o
su descendencia, la baja rentabilidad de las explotaciones por
tratarse de terrenos pequeños como resultado de la subdivisión
por herencia y, por último, el desinterés por las tareas de campo
por quienes alcanzaron profesiones universitarias. Esta última,
dicho en otras palabras, se explica como la internalización en los
“italianos” de una aspiración de ascenso social asociada con una
mejor formación escolar. En efecto, la mayoría de estos pioneros
italianos, de origen campesino, y dedicados mayormente a las
tareas del campo, tuvieron entre sus metas que sus hijos
alcanzaran los más altos niveles de escolarización.
59 Giarracca además agrega una nota de Padilla que dice: “el trust de fruteros de la
Capital Federal está tan bien organizado que, las cargas de frutas del interior que no
vienen consignadas para algunos de sus miembros, no encuentran ni quien las
descargue en las estaciones”.
63
Fulvio A Rivero Sierra
reducida oferta de mano de obra temporaria. Los peones nativos evidenciaron escaso
interés por las tareas hortícolas y buscaron inserción en las plantaciones de citrus, en la
zafra o emigraban hacia otras regiones del país. El paliativo para cubrir las necesidades
del trabajo estacional en las quintas fue el ingreso de inmigrantes bolivianos” (Giarracca
et al: 2003)
61 La distinción entre productores y quinteros obedece a la modalidad de la tenencia
que un su desplazamiento laboral hacia la Argentina alcanza las quintas hortícolas del
cinturón verde de Buenos Aires, adquiere una forma bastante similar a la de la escalera
agrícola (agrcultural ladder), figura que Leynn Smith (1940) recogía de numerosos estudios
sobre la movilidad social vertical en los family farmers del medio oeste estadounidense
entre los finales del siglo XIX y primeras décadas del XX (…) En el caso que
analizamos, podemos decir que la movilidad vertical que se observa en las familias de
64
La migración boliviana a Lules…
pudo comprobar que a fines de la década de 1940 se generó otra expulsión desde esta
comunidad, como consecuencia de la cual Lules recibió aproximadamente veinte
familias. [creando] la estructura social necesaria para mantenerse y los flujos desde
Siracusa y, particularmente desde Floridia, fueron creando una significativa red
migratoria a tal punto de convertir a Lules en un importante centro receptor.” (2003)
65
Fulvio A Rivero Sierra
formar parte de la fuerza de trabajo y éstos, a su vez, hacen lo propio con otros
compaisanos.
66
La migración boliviana a Lules…
pago por tanto, se abona por producción, por ejemplo, por la cantidad de bandejas de
frutillas cosechadas.
68 Una pregunta que surge del análisis de este proceso es ¿por qué para los italianos
dejó de ser rentable la actividad hortícola y, en cambio, para los bolivianos sí lo fue?
Una posible respuesta está en relación con las expectativas de “renta” que ambos
grupos perseguían de la explotación, otra, no excluyente, es la alta productividad del
trabajo familiar conseguida por los bolivianos, tanto por el “ahorro” del pago de
jornales a los propios miembros de la familia, como por las extensas horas de laboreo
que alcanzaron en la producción.
69 Se considera “compaisano” a quienes pertenecen a un mismo pago y que se
60 55 55
50
Cant de arribos
40
33
30
30 25
20
13
10 6
3 4
0 1 1
0
1946- 1951- 1956- 1961- 1966- 1971- 1976- 1981- 1986- 1991- 1996- 2001-
1950 1955 1960 1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000 2004
Año de arribo
72
La migración boliviana a Lules…
perpetuación de los flujos migratorios, ya que son respuestas culturales dinámicas que
están en la base de la formación de comunidades étnicas y en la mantención de uniones,
que sobrepasan las fronteras nacionales. Se caracterizan por ser conjuntos de lazos
interpersonales que conectan a los inmigrantes, antiguos migrantes y no migrantes en
las áreas de origen y destino, mediante lazos de parentesco, amistad y/o origen común.
También surgen a partir de la participación de los individuos en prácticas comunitarias,
como lo son los festivales costumbristas, y asociaciones de inmigrantes. Estas redes,
que pueden ser formales o informales e incrementan la posibilidad de los flujos; ya que
disminuyen los costos y los riesgos de la migración al mismo tiempo que incrementan
los retornos esperados de la migración. En su funcionamiento son importantes la
73
Fulvio A Rivero Sierra
información y el capital social con que cuentan los migrantes, para así facilitar el
conseguir, por ejemplo; trabajo, vivienda y la adaptación al nuevo medio cultural.”
Cristián Doña Reveco (2003) Transnacionalismo y Migración internacional
http://meme.phpwebhosting.com/~migracion/primer_coloquio/1_1.pdf
74
La migración boliviana a Lules…
cartones, en una especie de choza, y ahí les veía hacer en un tarrito de leche
Nido su matecito y así con leñas se cocinaban. Pero a mí me pareció raro,
porque para un día estaba bien, uno a veces no puede encontrar a un
familiar cuando viene o cuando llega, entonces un día puede estar en una
plaza, puede estar en un parque, haciendo tiempo, pero ya varios días me
llamó la atención. Yo llegaba todos los días a las seis y media y los veía ahí,
ya casi iba a ser una semana, hasta que un día domingo le comenté a mi
esposa ‘mirá hay una familia allá y son varios días, es una pena lo que
andan ahí, realmente no tendrán alguien que les ayude, alguien que les de
un rincón en una casa’ yo sentí que la gente los observa y [veía] en las
circunstancias en las que realmente están morando en un lugar donde no
reúnen las condiciones para vivir nada menos que una familia. Entonces yo
salí de casa, fui a comprar carne, y al ir le encuentro a la señora y, para que
tenga confianza, le digo en quichua: ‘qué están haciendo acá, por qué están
viviendo ahí’ y al ver que yo le hablé en quichua, en su idioma en su
dialecto nativo, la señora me dijo que un pariente de ellos les había dicho
que se vengan acá [a Lules], que se gana bien, en un año van a tener casa,
van a tener camioneta, si trabajan bien que se cultiva frutilla, tomate,
pimiento y todas esas cosas y se vende bien’. Y la cosa es que el pariente que
les ha invitado a Lules, ha debido tener algún problema, no ha estado
trabajando en Lules, y se había ido a Río Negro, y no estaba acá pero
tenía otros parientes esa familia, y justamente da la casualidad que nombra
como parientes a la misma familia que a nosotros nos trajo, a Toribio
Aska, y a una serie de hermanos, que ellos son los primero inmigrantes que
han llegado, son los más antiguos, Toribio, Pedro, Joaquín Aska y muchos
otros Aska más, que están en Lules y también eran familiares de ellos.
Entonces yo le pregunto por qué no le habían dado un alojamiento, un
rincón en un galpón aunque sea, y dice que como era época de cosecha,
estaban muy ocupados con gente, que los embaladores, los cajones... no
tenían espacio. Esto es como para que vos lo vayas viendo cómo es el
pensamiento del campesino boliviano, entre familiares no se han dado una
mano, y menos ha de ser con otra gente. Yo le propuse a la señora que se
venga acá a la casa, no tengo mucha comodidad, pero al menos yo tengo un
lugar donde estén, donde tengan una buena sombra, que tengan un baño
dónde hacer sus necesidades, que tengan agua para tomar agua fresca, todas
esas cuestiones. Entonces ella me dijo que el marido había ido a ver un
trabajo, a ver si podía changuear algo, [y que] cuando él vuelva yo le voy a
avisar, de todas maneras, yo le dije, yo voy a volver en una hora
posiblemente estoy yendo a hacer compras. A la vuelta, sí está el marido y
79
Fulvio A Rivero Sierra
con Zapulla, unos de los Zapulla, que trabaja ahí al frente, justamente en el galpón
estaban cosechando frutillas. Y para su suerte de esta familia, había dos jóvenes que
estaban trabajando a medias con la frutilla, y la frutilla floreciendo, todavía no había
fruta, estaba en flor la planta, los otros lo habían dejado la media hectárea que tenían de
frutilla y se habían ido a Río Negro porque no les gustó el trabajo, parece, era muy duro
y [dijeron] que preferían irse a cosechar frutas que era, según ellos, más fácil. Entonces,
este Zapulla me dice a mí, ‘yo les doy esa media hectárea, trabajen ahí y, si vuelven los
otros y reclaman, entonces, yo les voy a descontar el jornal que les corresponde por el
trabajo que Uds. han hecho, y si no vienen, Uds. hacen de medieros en lugar ellos, y
van a ganar esta temporada con esa media hectárea’. Y como era tan conveniente para
ellos, una suerte para ellos, plantado ya en flor, les brindaba una idea más grande,
entonces, aunque a mí me llamó la atención, porque siendo Zapulla una persona más
extraña todavía les daba algo bueno [esta es una persona “local” propietaria de algunas
tierras que acostumbraba a darlas en ‘mediería’]. Y se quedaron trabajando ahí, les dio
una casilla también para que vivan, y no los volví a ver. Después de tres meses y medio,
un día domingo aparecen acá en la casa todos, y resulta que se venían con todas sus
cosas, y les pregunté: qué pasó, si les habían corrido. Y contestaron, [que] no, ya nos
80
La migración boliviana a Lules…
“(…) Generalmente, el proceso de acceder a la tierra en una misma zona no puede ser
alcanzado por todos aquellos que pueden haber acumulado capital como para dar un
salto en ese sentido, en la medida en que la tierra es un bien limitado; de ahí que cuando
la oferta de medieros o la demanda de tierras por parte de ex medieros alcanza su punto
crítico en determinada zona, se produce una diseminación (siembra) de horticultores
migrantes hacia territorios vecinos que estén en condiciones de incorporarlos (presencia
de productores hortícolas dispuestos a captar medieros o en condiciones de alquilar o
de vender tierras).” (Benencia: 2006)
83 Patricia Ortiz (2004) ha sugerido que los cultivos en la zona de Trancas, por parte
dadas las condiciones de marcada estacionalidad en Lules. Aun cuando esto sea así, esto
no parece contraponerse con nuestra hipótesis ya que, en efecto, si se busca mejorar los
ingresos a través de la diversificación de áreas de cultivo es porque, precisamente, los
ingresos obtenidos pueden no resultar suficientes.
84 El aumento de los miembros de una red es proporcional a la disminución del
85 Las tierras de mayor productividad, por sus condiciones naturales, son las
bolivianos radicados es el comercio. Sin embargo, aquellos que se han orientado a estas
ocupaciones fueron primero trabajadores rurales. No se ha registrado ningún caso en el
cual un migrante boliviano recién llegado se haya ocupado directamente en el comercio
por lo que difícilmente el comercio constituya un mercado de trabajo con capacidad de
absorber la mano de obra campesina, tanto por los requerimientos a nivel de
instrucción, como los de disponibilidad de capital de trabajo.
85
Fulvio A Rivero Sierra
unas 3 a 8 viviendas.
86
La migración boliviana a Lules…
La comunidad de bolivianos en Lu
Lules hoy
El municipio de San
Isidro de Lules es la ciudad
cabecera del departamento
Lules. Se encuentra ubicado
en la zona de llanura
pedemontana de la provincia
de Tucumán a 20 km de
distancia de la capital
tucumana y se accede a ella a
través de la ruta provincial
301 y por la ruta provincial
331 que la une con la
autopista San Miguel de
Tucumán-Famaillá (ruta
nacional 38).
Se trata de una zona rural urbana con el casco urbano ubicado
en el centro. Alrededor de éste se encuentran distintas fincas,
quintas y plantaciones de citrus como así también algunos barrios
como UOM, El Oratorio, 200 viviendas, etc. La zona de estudio,
88
La migración boliviana a Lules…
90 Por lo general se trata de viviendas muy precarias utilizadas por los trabajadores
temporarios o por los recién llegados. En el caso de la zona de “ex - Ingenio Lules”, el
barrio conocido como “Las Flores”, es utilizado también por trabajadores temporarios
provenientes de Santiago del Estero.
91 (Benencia:2006)
90
La migración boliviana a Lules…
investigación.
93 Héroe de la Guerra del Pacífico (1879-1884) ícono de la resistencia boliviana
Entrevista a Norma Aska, tomada de Giarracca et. al. (2003: 155 ss). Entre
94
95 La visita del Embajador de Bolivia Arturo Liebers Valdivieso tuvo lugar para la
94
Parte II
Las identidades bolivianas
II. La identidad boliviana desde fue
fuera:
“fachada étni
étnica y práctica del folklore
Los bolivianos
bolivianos desde fuera: “trabajadores”
“trabajadores” y “facha
“fachada ét
étnica”.
nica”.
Una vez que se ha introducido, en la primera parte, una
caracterización general sobre la migración boliviana a Lules
estamos ahora en condiciones de comenzar a desarrollar, en esta
segunda parte, el núcleo de nuestra investigación: la dinámica y
reproducción de las identidades culturales de los bolivianos en
Lules.
Aunque el debate conceptual en torno a las identidades
sociales está lejos de confluir en un consenso, podemos referirnos
a ellas, de manera operativa, como los distintos agregados de
personas con propiedades comunes recortados de un conjunto
mayor. Esta definición, provisoria, no explicita si se trata de un
recorte realizado desde afuera o desde adentro del grupo de
referencia. Dicho en otras palabras, esta primera definición de
identidad no aclara si el reconocimiento de una identidad (es
decir, de los rasgos –o propiedades- comunes en un colectivo
humano) es realizado por un observador externo al grupo de
referencia o, por el contrario, es una percepción de sus propios
miembros. Aunque el centro de nuestra investigación se ubica en
el modo en que los propios agentes sociales se autoadscriben a
grupos97, también nos interesa el modo en que influye en estos
99 En la práctica, lo usual es que tanto una, como otra pueden ser sostenidas por un
mismo actor social. Es el caso, por ejemplo, de quienes manifiestan respeto por las
prácticas culturales bolivianas y, sin embargo, a la vez no por ello se encuentran exentos
de miradas prejuiciosas y/o discriminatorias sobre los mismos.
100 Ver capítulo IV
102 Inclusive una manifestación corriente es aquella por la cual suele atribuírseles
mayor disposición para el trabajo que los trabajadores locales, como lo muestra el
fragmento de la entrevista citado más abajo.
99
Fulvio A Rivero Sierra
100
La identidad boliviana desde fuera…
fuera…
La fachada étnica
Un segundo conjunto de rasgos positivos que atribuyen los
locales de Lules a los bolivianos está relacionado a ciertos
patrones culturales que, reconocidos como “propios de Bolivia”,
se hacen extensivos, en Lules, a los inmigrantes bolivianos –y a
su descendencia- de manera metonímica. Este proceso, que
daremos en llamar “fachada étnica”, reviste ciertas aristas que
necesitan ser desarrolladas para lograr una mejor comprensión del
fenómeno. En esta dirección, conviene precisar el concepto
“fachada étnica”. El concepto de “fachada” ha sido inspirado en
los escritos de Erving Goffman,103 quien parte de la observación
105 “(…) hay que señalar que una fachada social determinada tiende a
104
La identidad boliviana desde fuera…
fuera…
discriminación que padecen hoy en día los bolivianos fueron en gran medida análogos a
los que sufrieron en un comienzo los propios italianos. Sirve para ilustrar una pequeña
anécdota ocurrida durante una conferencia que dicté en la sociedad italiana sobre la
migración boliviana y la discriminación. Luego de mi exposición un italiano se quejó
airadamente porque todos los panelistas “se habían olvidado” de los malos tratos de los
que fueron objeto cuando llegaron a Tucumán allá por la década de 1940, señalaba
especialmente las burlas de las que habían sido objeto por sus dificultades idiomáticas,
costumbres, etc. y que, además, el término “tano” era, en esa época, fuertemente
despectivo y discriminatorio. En efecto, las políticas de población destinadas a la
inmigración europea, pretendían incorporar la “cultura europea” en sus más “altas”
expresiones, sin embargo, en los hechos la gran mayoría de la migración ultramarina se
nutrió de los estratos considerados más “bajos”, ya que se trató en buena medida de
campesinos que huían de los horrores de la guerra. Sin embargo, con el correr de los
años, la mayoría de las migraciones ultramarinas logró revertir esa perspectiva
estigmatizante convirtiéndola paulatinamente -y al ritmo de su ascenso social y
económico probablemente- en una “fachada” con un fuerte capital simbólico. Cabe
señalar en este sentido, quizás de manera emblemática, el alza que significó pertenecer a
raíces europeas en los momentos previos, durante y después de la crisis del 2001 donde
miles de argentinos se agolparon en los consulados europeos intentando gestionar su
pasaporte “comunitario”.
105
Fulvio A Rivero Sierra
109 Como se verá en el cuarto capítulo, la “fachada étnica” que los distingue de los
locales y por la cual son reconocidos positivamente por algunos de ellos, es la misma
por la cual resultan estigmatizados por otros actores locales.
107
Fulvio A Rivero Sierra
El folklore boliviano
Cuando los locales se refieren al folklore boliviano, en rigor, se
representan básicamente las manifestaciones folklóricas de tipo
“espectacular”. Se trata de una representación que apela al
folklore “canónico” de Bolivia que tiene lugar principalmente en
los circuitos cuyo exponente más reconocido, probablemente, sea
el “Carnaval de Oruro”. Aunque en los hechos los locales, en su
gran mayoría, desconocen ampliamente las prácticas folklóricas
bolivianas, la escasa información con la que cuentan les resulta
suficiente para construir un imaginario acerca de las mismas.
Imaginario que, por lo demás, se ha nutrido con el correr del
tiempo con algunas de las prácticas folklóricas que los bolivianos
en Lules desarrollan al modo “espectacular”. Básicamente, se
trata en algunas expresiones musicales y de danzas como las de
Los Caporales y Tinkus. Sin embargo, aunque mayoritariamente
los locales no alcanzan a distinguir entre un género musical
folklórico de otro y entre una danza y otra; en cambio, sí
identifican las vestimentas coloridas, los sombreros de las
bailarinas, algunos instrumentos musicales, las vestimentas de los
bailarines, etc. que conforman parte de la fachada étnica.
Convendrá entonces que nos detengamos un momento a
trazar un panorama sobre el campo del folklore boliviano
“espectacular” o “canónico” en Bolivia misma. El objetivo, en
este caso, es brindar una explicación acerca del modo
diferenciado en que tales prácticas han sido incorporadas entre
los bolivianos radicados en Lules según la región de procedencia
de los mismos.
110 El Tinku, la Kullaguada, la Llamereada, los Suri Sikuris, entre otras, se ubican en
las del primer grupo; la Diablada, la Morenada y los Caporales, se ubican en los del
segundo, por ejemplo.
111 Las corrientes más actuales dentro de los estudios del folclore van en esta
113 Diario La Razón (La Paz, Bolivia), edición del 3 de febrero de 2006.
114 De manera muy general, se puede esquematizar que los circuitos del folklore
boliviano dominante se dividen en los dos tipos, las fiestas patronales a las vírgenes
(urkupiña, candelaria, etc.) y los “carnavales”. Aunque hay casos en los que ambas
confluyen como lo es el caso de Urkupina que es la adoración a la Virgen del mismo
nombre pero también el carnaval. En lo que sigue nos referiremos a estos eventos
como “fiestas” o “carnavales”.
115 También como Chela Urquidi, Víctor Estrada Pacheco sostenía que por esa
época, fines de la década de 1960, persistía la idea de que la “danza era cosa de indios” -
según la opinión de gran parte de la sociedad- y se practicaba “casi clandestinamente”
en las calles laderas de La Paz.
110
La identidad boliviana desde fuera…
fuera…
116 Diario La Razón (La Paz, Bolivia), edición del 30 de noviembre de 2005. “Nada
lugar de los eventos. La mayoría de las festividades de esta naturaleza cuentan con
“entradas”. En el caso de Urkupiña, la “entrada autóctona” y la “criolla” se realizan en
días separados.
118 La Banda de músicos está conformada por músicos profesionales que cobran
por sus servicios artísticos para acompañar a las fraternidades. Los instrumentos que
utilizan son metálicos de viento –trompeta, tuba y trombón- y los de percusión -
bombo, redoblante y platillo-. Según Nataliza Gavazzo (2002), estas bandas cobran
entre 3.000 y 5.000 dólares por presentación dependiendo de la cantidad de músicos
intervinientes.
119 Información obtenida de la página oficial de la “Asociación de Fraternidades
Ahora bien, aun con todo el impacto que tuvo el auge de los
“carnavales” y “fiestas” en la nacionalización y canonización del
folklore “espectacular”, hay muchas zonas de Bolivia que se
mantuvieron al margen de la circulación de este tipo de folklore.
120 Según Natalia Gavazzo, quien ha estudiado la Diablada de Oruro en Bs. As., tal
El folklore boliviano en Lu
Lules.
les.
¿Cómo ha impactado esta dispar apropiación y conocimiento
del folklore canónico entre los bolivianos en Lules? ¿Cómo se
reproduce efectivamente el folklore canónico boliviano en Lules?
¿Quiénes practican folklore canónico y por qué se apropian de
estas prácticas?
La práctica del folklore canónico boliviano en Lules se
encuentra definida por una serie de características que podemos
ordenar en los siguientes tópicos: los ámbitos de realización de la
práctica (internos y externos a la comunidad de bolivianos), el
número y el origen de los practicantes del folklore.
Los ámbitos internos de reproducción de la práctica se limitan
básicamente a las presentaciones realizadas por los grupos
folklóricos en ocasión de los festejos conmemorativos de la
Independencia de Bolivia conocidos como “fiesta del 6 de
agosto” y sus vísperas en la desaparecida “Serenata a la
Independencia de Bolivia”123. De manera poco regular, las
llevó a cabo de manera casi ininterrumpida desde 1995 hasta el 2005, año en que su
115
Fulvio A Rivero Sierra
organizador, Juvenal Loayza, decidió dejar de realizarla por los gastos que suponía y por
la falta de colaboración de los vecinos. En la actualidad, Juvenal sigue promoviendo
festejos pero a un nivel mucho más reducido. Se limita a la invitación de algunos
amigos para comer platos típicos y practicar folklore boliviano, todo se lleva a cabo en
su casa.
124 El 61% de los que ingresaron a la Argentina lo hizo a una edad de entre 15 y 24
años, lo cual nos autoriza a entender que su socialización primaria, en los aspectos aquí
pertinentes, se produjo en Bolivia. (Censo de Población de Origen Boliviano en Lules -
Tucumán 2004)
125 Si se incluye a los miembros de segunda generación, es decir no sólo a los
nacidos en Bolivia, el universo se amplía fácilmente al millar, contando sólo los que
116
La identidad boliviana desde fuera…
fuera…
no ponemos algo de esfuerzo para que nuestros hijos conozcan algo de sus
progenitores van a vivir en una ignorancia muy grande de su procedencia.
120
La identidad boliviana desde fuera…
fuera…
122
La identidad boliviana desde fuera…
fuera…
esfuerzos realizados por este matrimonio para conseguir los trajes que incluyeron
gestiones, ante el Cónsul de Bolivia en Tucumán, ante el propio Embajador de Bolivia
durante su visita a Lules en el año 2004 y una nota en el Periódico “Vocero Boliviano”
editado en Buenos Aires.
124
La identidad boliviana desde fuera…
fuera…
127
Fulvio A Rivero Sierra
La demanda externa
Como dijimos, el folklore boliviano canónico no es sólo
demandado por los propios bolivianos sino también por un
creciente número de locales. En efecto, desde que los bolivianos
se fueron radicando en Lules y, con el correr del tiempo, el
folklore boliviano canónico dejó de ser un “exotismo” para los
locales de Lules y pasó, paulatinamente, a convertirse en parte del
mosaico étnico junto a otras corrientes inmigratorias, también
radicadas en Lules, como la de los italianos, españoles y sirio-
libaneses. En ocasiones particulares, la boliviana llega incluso a
ocupar un lugar que las manifestaciones culturales de otras
colectividades no suelen alcanzar. En efecto, el hecho de que
Bolivia sea un país latinoamericano abre las puertas, para algunos
músicos y bailarines bolivianos, a ciertos eventos folklóricos en
los que las manifestaciones de otras colectividades no son
corrientes ni parecen encuadrar allí con propiedad. En buena
medida por su gran parentesco con modalidades musicales que se
consideran propias de Jujuy, y por lo tanto parte integrantes del
“folklore argentino”, las expresiones bolivianas se perciben como
apropiadamente incluidas en el repertorio de esos festivales. Por
otra parte, casi nadie vincula las prácticas culturales de italianos,
españoles y sirio-libaneses con el término “folklore”. En la gran
mayoría de los casos, los locales se refieren a estas prácticas, casi
exclusivamente, como “danzas típicas” y, en consecuencia, el uso
de la palabra “folklore” entre los locales está reservado para las
prácticas argentinas y, en algunos casos, latinoamericanas, como
las de los bolivianos, en parte por la razón apuntada.
La demanda externa por el folklore boliviano canónico se
origina, al menos, en dos fuentes que pueden distinguirse aunque
estén íntimamente relacionadas. La primera de ellas está vinculada
128
La identidad boliviana desde fuera…
fuera…
entre los que se encuentra este grupo, para poder contar con ellos en distintos eventos
organizados desde la administración.
131
Fulvio A Rivero Sierra
La demanda interna
Dijimos en un comienzo que la fachada étnica es el resultado
de una dialéctica entre la demanda de los locales y la oferta que,
sobre tal demanda, realizan los bolivianos que practican folklore
canónico; la demanda por que se ajusten a la fachada étnica y los
esfuerzos por adecuarse a esos requerimientos. Por otra parte, si
bien hemos expuesto hasta acá el modo en que los grupos
folklóricos visualizan esta práctica, sin embargo, no hemos
avanzado sobre el modo en que la misma es recibida por el resto
de los bolivianos.
La demanda interna por el folklore boliviano canónico, es
decir, entre los propios miembros de la comunidad, está ceñida
prácticamente a eventos específicos. No se puede decir de
ninguna manera que se trata de una demanda permanente y
sostenida, por el contrario, se trata de una demanda muy
espaciada y sustentada circunstancialmente.
Para comprender las características de la demanda por el
folklore canónico entre los propios bolivianos es necesario tener
presente dos cuestiones importantes. La primera es, como ya se
vio, que el folklore canónico no es, para la mayoría de los
miembros de la comunidad, una práctica incorporada en sus
lugares de origen sino por el contrario: se trata de una práctica
conocida y adquirida mayormente una vez fuera de Bolivia y, con
todo, escasamente apropiada. La segunda es que, en Lules, se
trata de una práctica que cobra vigor sólo en circunstancias
específicas, como las festividades del 6 de agosto, donde adquiere
por tanto una relevancia particular, ya que se conjuga allí mucho
134
La identidad boliviana desde fuera…
fuera…
más que el simple gusto por el folklore canónico sino que cobra
relieve, también, la remembranza del origen y sentimientos de
comunión. Es en estas festividades en donde, quienes no lo
saben, “aprenden a ser bolivianos” y, quienes vinieron de allá, lo
recrean y lo recuerdan. Es en estos eventos donde la pregunta
“¿Qué significa ser boliviano?” se cifra entre los propios
miembros de la comunidad. Allí es donde la búsqueda de
elementos simbólicos que representen la bolivianidad se hace
presente. El folklore, los símbolos patrios, las comidas, las
vestimentas, etc. aparecen como los elementos depositarios de
una comunidad compartida que transciende a los bolivianos en
Lules y se extiende hacia Bolivia135.
Es en este marco donde la práctica del folklore canónico
excede por momentos la pura representación artística y donde el
conocimiento de esa práctica se transforma en un capital cultural
que cobra valor y significación. Las fiestas vuelven necesario
poner a disposición todos los conocimientos y elementos que los
miembros de la comunidad puedan aportar para la recreación de
la efeméride. Es que, aunque parezca obvio mencionarlo, cada
135 Una pregunta que parece justo introducir es: ser boliviano entre los bolivianos
¿Es una fachada étnica? En mí opinión, aunque parezca paradójico, también se “actúa”
como “boliviano” entre los mismos bolivianos. Téngase en cuenta que, durante la vida
cotidiana, interactuando mayormente entre compatriotas, actuar como “boliviano”
puede, en efecto, resultar absurdo. Sin embargo, como ocurre con toda identidad
nacional, ésta es fuertemente imaginada, para decirlo en término de B. Anderson
(1993), y por tanto, lejos está de ser “natural”. De modo que no hay tal cosa como “el
modo natural de ser boliviano”, y se hace necesaria la representación para estas
ocasiones, como los festejos patrios, donde deja de ser absurdo presentarse como
boliviano, comportarse como boliviano, etc. “No parecen bolivianos, ni el himno de su
país están cantando” decía Juvenal Loayza frente al escaso acompañamiento de voces
de sus compatriotas durante la ejecución del himno patrio. De manera que hay una serie
de expectativas acerca del comportamiento de quienes “son bolivianos” que se proyecta
entre los propios bolivianos. De modo que la demanda por ajustarse a la fachada étnica
de “bolivianos” también está presente entre “sus propios actores”. Queda por dilucidar,
si los elementos que se reclaman, y los contextos en los que acontece, como parte de la
“fachada étnica boliviana” desde el exterior y el interior del grupo, son los mismos.
135
Fulvio A Rivero Sierra
136
La identidad boliviana desde fuera…
fuera…
fácil de analizar porque hay cierta heterogeneidad entre sus miembros. Sin embargo, se
puede pensar, en general, que por el hecho de asumir un rol muy importante dentro de
las fiestas se hallan comprometidos fuertemente en el desarrollo de la fachada étnica.
Una probable excepción que sirve para ilustrar las dificultades de esta generalización
está en el grupo “Corazones Ardientes”, constituido por jóvenes de segunda generación
de la colectividad quienes, antes que buscar la conformación de una fachada étnica,
parecieran contentarse con ser “artistas” ya que en su discurso no han dejado entrever
ningún interés especial por construir una fachada étnica. En ellos “lo boliviano”
pareciera ser más una forma de distinguirse del público local y conseguir la adhesión de
sus congéneres y compatriotas. Nótese que esta última descripción no pertenece a
ninguno de los círculos mencionados más arriba y, siendo de segunda generación,
137
Fulvio A Rivero Sierra
deberían pertenecer al tercero de los círculos. Sin embargo, su interés por adherir a una
“bolivianidad” es mucho más escaso que sus ansias de “popularidad”, por lo que no se
encuadran, tampoco, en el primer y segundo círculo.
137 Otras fuentes testimoniales otorgan a Carlos Aska este mérito, es posible que la
138 Muchos de los organizadores del Barrio El Oratorio fueron en algún momento,
139
Fulvio A Rivero Sierra
142 Dijo ser oriundo de San Jorge, aunque no quiso dar su nombre.
143 La expresión “más” al final de oración tiene distintos significados, usualmente
denota el sentido de “además”, en este caso significa “sobre todo” o “más que nada”.
141
Fulvio A Rivero Sierra
144 Se registró durante el tiempo que duró el trabajo de campo un número pequeño
de grupos de baile que se caracterizaron por su fugacidad.
142
La identidad boliviana desde fuera…
fuera…
143
Fulvio A Rivero Sierra
145
Fulvio A Rivero Sierra
147
Fulvio A Rivero Sierra
Introducción
En el capítulo anterior se ha mostrado el modo en que la
“fachada étnica” representa a los bolivianos desde una mirada
exterior, es decir desde el modo en que los locales luleños
construyen su imagen de la identidad boliviana. También hemos
dado cuenta del modo en que los propios bolivianos se apropian
de esa caracterización pero sobre todo como respuesta a
demandas exteriores a la comunidad de bolivianos. En este
sentido, muchas de las prácticas culturales “bolivianas” que llevan
adelante los bolivianos en ocasiones particulares, como la del
folklore canónico, están destinadas en buena medida a responder
a esas demandas. Sin embargo, también hemos mostrado que esa
apropiación se produce en una dimensión relativamente baja,
tanto por el pequeño número de practicantes con los que cuenta,
como por la tibia adhesión que despierta aún en el marco de los
festejos como el 6 de agosto que es la instancia que mayor fervor
provoca entre los miembros de la comunidad de bolivianos.
Nos interesa ahora dar cuenta de una serie de prácticas
culturales que, a diferencia de las anteriores, son
significativamente sentidas como propias por buena parte de los
bolivianos asentados en Lules y que, sin embargo, no son
consideradas necesariamente “bolivianas” por parte de los locales.
Se trata de un conjunto de prácticas culturales que, en contraste
con las revisadas arriba, han sido incorporadas en Bolivia y que,
además, forman parte del conjunto de prácticas sociales de la vida
cotidiana de la región potosina de Norchichas de donde, como ya
se ha dicho, proviene el grueso de la migración boliviana radicada
en Lules.
149
Fulvio A Rivero Sierra
151
Fulvio A Rivero Sierra
Suth’inta willaway
Wajta mask’anaypaj149
149 Las “collpirinitas” a las que alude la letra hace referencia a las mujeres de la
comunidad Kollpiri. La letra fue proporcionada gentilmente por Don Cristóbal Vargas,
ex presidente de la colectividad, y la transcripción al quechua y la traducción al español
fue realizada por Juvenal Loayza también miembro de la colectividad. La “tonada” es
cantada por el equipo de Taquiña que agrupa a varias comunidades, a Taquiña y a
Kollpiri. La cantidad de habitantes por cada una son 90 y 70 respectivamente, según el
censo 2001 realizado por el INE de Bolivia.
154
La identidad boliviana desde dentro…
150 El armado del Siku o Zampoña varía bastante según la extensión de las cañas
(ika, malta, sanqa, t’uyu), como del número de éstas, obteniéndose así muchos matices
para interpretar. El instrumento que se toca en Lules es de 8 y 7 aunque el instrumento
“tradicional” cuenta con 7 y 6.
151 Esta denominación es la más frecuente en la zona de Norchichas, Potosí,
Bolivia.
152 Cfr. Barragán Sandi: La ejecución y enseñanza de instrumentos étnicos
153 Al respecto y para ampliar sobre la práctica puede consultarse: Guardia Crespo,
2001
154 Flauta de madera, generalmente blanda, de forma cilíndrica facetada.
157
Fulvio A Rivero Sierra
155 Aunque existen quienes diferencian entre zampoña y siku, se opta aquí por
156 En muchas ocasiones, sencillamente no hay motivo específico para hacer fiesta,
simplemente se hace.
157 Aunque esta descripción está relatada en tiempo presente, con ello no se quiere
“jilacatas” iban con los “curacas” iban con los pollos, no sé qué más. El
pasante tiene que hacer todo, así hacer la chicha, compraba alcohol un bidón
como de veinticinco litros, para pasar, todo eso compraba. Es más barato el
alcohol, así se machan más rápido. Hay singani y el “trago” que lo hacen
con uva negra, porque el singani es con uva blanca, el “trago” es más suave
que el singani. (Emilio Aska, Calila, Norchichas)
Ley de participación popular en ayllus del sur del departamento de Potosí, Bolivia”
(Arteaga, Giesel & Hernández: 1997): “(…) Las fiestas -hasta hace algún tiempo- tenían
como centro el pueblo, donde se reunían las "tropas" de bailarines de los distintos
jilakatas, tomando lugares específicos alrededor de la plaza, y danzando en torno a ella,
para luego invitar a las autoridades políticas a las "casas de los ayllus", donde se iniciaba
una serie de libaciones de chicha y alcohol, con las cuales los indígenas reconfirmaban
un acuerdo tácito de reciprocidad asimétrica con los mestizos.”
160
La identidad boliviana desde dentro…
160 En estas comunidades existía una relación estrecha entre las “prácticas
musicales”, las tareas agrícolas y los lazos comunitarios. Sirva como ejemplo el modo en
que se realizaban las tareas de siembra. Para esa ocasión era frecuente que los miembros
de la comunidad sean convocados al trabajo colectivo mediante el sonido del Pututu
(instrumento de viento generalmente confeccionado con un cuerno de vaca) que
señalaba el lugar donde se efectúa la siembra colectiva. Aunque algunos informantes
han señalado que con la incorporación de tecnologías ahorradoras de fuerza de trabajo
esta tradición ha desaparecido, es importante señalar que los mismos se han socializado
con ellas vigentes.
161 Ciudad cabecera de la Provincia de Linares.
162
La identidad boliviana desde dentro…
165
Fulvio A Rivero Sierra
Bolivia y se reivindica la legitimidad de los reclamos frente a Chile con quien Bolivia
perdió ese territorio como resultado de la derrota de la Guerra del Pacífico (1879-1883).
166
La identidad boliviana desde dentro…
del siku no es reconocida por sus practicantes como folklore, se trata simplemente de lo
que hacen, la denominación folklore es utilizada para referirse mayormente a las
presentaciones de tipo espectacular insertas en la tradición folklórica canónica de
Bolivia.
167
Fulvio A Rivero Sierra
168
La identidad boliviana desde dentro…
166 Muchas de estas rivalidades son puestas de manifiesto mediante el fútbol como
se verá más adelante.
169
Fulvio A Rivero Sierra
Francisco Heredia] siempre es como le pone más alma la banda, algo así.
(J. M., San Jorge, Norchichas)
Yo siempre me voy a bailar o con Ckara Ckara o con Viña Blanca
porque son los que más fiesta hacen con la banda. Si no tienen tantos
músicos y no son tan fiesteros es menos divertido, ¿verdad? Además, mis
padres son de Tarija, y nosotros banda no tenemos. (M. Q., Tarija)
171
Fulvio A Rivero Sierra
El fútbol:
fútbol: las identidades en juego
Normalmente, por cada seccional existe una escuela que conforma un centro alrededor
de la cual se generan un sinnúmero de actividades comunitarias.
168 En esa ocasión tienen conocimiento recíproco de los miembros de otros
ranchos.
172
La identidad boliviana desde dentro…
PROVINCIA
DE LINARES CAIZA “D”
Kestuche
l
N Jari
ep
ro v in
c ia
it
L ím
n - O ru ro
Pancochi
Churqui Churqui VITICHI
Saropalca
ril Villa zó
Calila
San Jorge
Lecoscochi PROVINCIA
Quetacochi
DE NORCHICHAS
Fe rr ocar
TOROPALCA Torcochi
Chajna
Tambo
Tontola
Sinandoma
Tapchiquira
Ckara Ckara
Taquiña
Chajna
Chati
Tumusla
173
Fulvio A Rivero Sierra
169 El criterio para definir las zonas del modo en que lo hicimos, zona Toropalca y
zona Pancochi, es ciertamente operativo y obedece más a la frecuencia con que, según
el relato de los entrevistados, se llevan a cabo los campeonatos entre los equipos de
cada zona.
174
La identidad boliviana desde dentro…
170 Pancochi y Saropalca son los poblados más importantes de esa zona. El primero
176
La identidad boliviana desde dentro…
176 Aunque de hecho, muchos de los equipos que no pertenecen a Norchichas, dada
la escasez de miembros, se ven obligados a conformar equipos, también por lugar pero
por grandes áreas como Potosí, Tarija, etc., por lo que, en estos casos, los lazos
anteriores en el lugar de origen, o son nulos, o más bien escasos.
177 Estipendio vigente durante el año 2006.
180
La identidad boliviana desde dentro…
185
IV. Entre la integración y la discrimina
discriminación
Introducción
En el capítulo II, tratamos de explicar el modo en que los
locales reaccionaban en términos positivos frente a los miembros
de un colectivo humano, los bolivianos, que reconocían como
muy diferentes a ellos. Aun cuando, como dijimos, muchas de las
ideas sobre las que se fundan las caracterizaciones sobre los
bolivianos que tienen los locales no se correspondan con la
realidad, mostramos cómo, en el caso de la “fachada étnica”, las
diferencias percibidas encontraban ámbitos específicos en que se
convertían en valor y motivo de aceptación social. Ahora bien,
¿qué ocurre cuando esas mismas características por las cuales los
locales los reconocen como diferentes no son motivo de
aceptación, sino de rechazo y discriminación? ¿Qué ocurre
cuando esos atributos exteriores mediante los cuales se reconoce
a los bolivianos, los mismos a partir de los cuales habían sido
reconocidos como un grupo cultural digno de ser respetado, para
otros, en cambio, son la señal de que pertenecen a un grupo
social merecedor del desprecio y del rechazo y por lo cual quedan
inhabilitados para la plena aceptación social? En otras palabras,
¿qué ocurre cuando aquellas marcas de “distinción” se
convierten, para otros, en “estigma”? En este capítulo
pretendemos brindar algunas explicaciones sobre este fenómeno.
Conviene recordar que estas miradas negativas son miradas
exteriores sobre el colectivo de los bolivianos y, por lo mismo, no
constituyen identidades sociales, según el modo en que la
definimos oportunamente, en la medida en que no se trata de
autoadscripciones de los propios miembros del grupo. Sin
embargo, las miradas exteriores negativas, al igual que las miradas
positivas que ya hemos analizado, pueden también impactar de
distintas maneras en el modo en que los propios bolivianos se
187
Fulvio A Rivero Sierra
primer lugar, las abominaciones del cuerpo (…). Luego, los defectos del carácter del
individuo (…). Por último, existen los estigmas tribales de la raza, la nación y la religión,
susceptibles de ser transmitidos por herencia y contaminar por igual a todos los
miembros de una familia. Sin embargo, en todos estos diversos ejemplos de estigma,
incluyendo aquellos que tenían en cuenta los griegos, se encuentran los mismos rasgos
sociológicos: un individuo que podía haber sido fácilmente aceptado en un intercambio
social corriente posee un rasgo que puede imponerse por la fuerza a nuestra atención y
que nos lleva a ponerse por la fuerza a nuestra atención y que nos lleva a alejarnos de él
cuando lo encontramos, anulando el llamado que nos hacen sus restantes atributos.”
(Goffman: 1998, 14 ss.)
190
Entre la Integración y la Discriminación
187 Existe, a mí juicio, entre muchos cientistas sociales argentinos cierta idea de que
teorizar sobre la discriminación es casi “frívolo”, por decirlo de alguna manera. Esta
sensación personal la he ido modelando durante los distintos encuentros científicos
donde me ha tocado participar donde he expuesto algunas de las ideas al respecto.
Quizás sea esta una más de las razones de esta “carencia” en materia “puramente
teórica”.
188 En la publicación tan sólo hay una breve referencia a autores como Goffman.
189 “Desde esta perspectiva, para analizar los procesos de discriminación que
Discriminación
Cuando hablamos del término “discriminación”, hay al menos
dos sentidos o, mejor, dos usos que se cruzan. A uno le
llamaremos “neutro” y, al otro, “ideológico”. El primero se
relaciona con una operación usual de la especie humana por la
cual distinguimos clases190 de objetos, fenómenos o personas, en
oposición o contraste con otros objetos, fenómenos o personas
comparables. Se trata de un sentido muy general por el cual
simplemente “señalamos” unas cosas dentro de un grupo de
otras, mediante una generalización. Sin embargo, cuando
pensamos en la “discriminación” en el sentido que aquí nos
interesa, aunque esta primera operación se encuentra incluida, nos
interesan ciertos criterios particulares con que se hace ese
señalamiento, así como las motivaciones que se encuentran detrás
de estas distinciones y, quizás lo más importante, las
consecuencias sociales que acarrean.
En efecto, cuando usamos el término “discriminación” en este
segundo sentido, que es en el que lo entenderemos en lo que
sigue, estamos suponiendo, además de la operación de la
“clase social”.
192
Entre la Integración y la Discriminación
Práctica discriminatoria
Sobre esta base, podemos caracterizar lo que llamaremos
práctica discriminatoria como:
a) una acción de rechazo y/o inhabilitación sobre un
miembro, o más, de un colectivo en donde el
194
Entre la Integración y la Discriminación
195
Fulvio A Rivero Sierra
192 Por cierto, la crítica ideológica puede dirigirse, no sólo contra el valor de verdad
de un enunciado, sino también contra el valor de justicia de una norma. Por supuesto,
en ese caso, la discusión se vuelve todavía filosóficamente más compleja. Entendemos
que no será necesario profundizar esta discusión, sin embargo, para la argumentación
relevante en este caso.
197
Fulvio A Rivero Sierra
Presión discriminatoria
Las prácticas discriminatorias conforman tan sólo una cara del
complejo fenómeno de lo que damos en llamar discriminación.
Como las hemos definido, se sitúan en aquel aspecto que tiene
que ver con los tipos de motivaciones que anidan en la
subjetividad de un agente discriminador y por las cuales procede.
La presión discriminatoria, en cambio, es la percepción que tiene un
agente social discriminado de que es considerado miembro de un
grupo por el cual un sector social siente rechazo. Es, sobre todo,
la motivación por la cual puede evitar, o puede querer evitar,
llevar adelante ciertos cursos de acción. La “presión
discriminatoria” pretende explicar los procesos por los cuales los
agentes sociales discriminados se autolimitan, como parte de una
estrategia para evitar posibles acciones discriminatorias en su
contra. Se trata, en suma, de un esfuerzo por situar la reflexión
del fenómeno a partir de lo que acontece en la subjetividad de los
agentes sociales pertenecientes al grupo discriminado.
La categoría de “presión discriminatoria” captura el
funcionamiento de la desigualdad establecida entre
discriminadores y discriminados en el seno de estructuras de
poder, un factor cuya subestimación puede llevar a diagnósticos
erróneos de muchos fenómenos. La discriminación, en efecto, se
reproduce y cobra cuerpo más allá de las prácticas
discriminatorias evidentes por sí mismas. Muchas conductas de
los grupos discriminados pueden parecer resultado de procesos
de autoexclusión totalmente “voluntarios” cuando en realidad no
198
Entre la Integración y la Discriminación
193 Por “reetnización” entendemos acá los esfuerzos conscientes por recuperar
ciertas prácticas y normas culturales que se consideran propias del grupo, que los
diferencian de otros grupos sociales y que, por distintas razones, se consideran
relajadas, perdidas o abandonadas. La “reetnización” puede materializarse de distintas
maneras tales como la utilización de vestimentas y ornamentos, el reaprendizaje de la
lengua del grupo, la incorporación de rituales o festividades, etc.; todas características
que previo al proceso hubieran entrado en desuso parcial o total. Generalmente, estos
procesos se caracterizan por una perspectiva esencialista de la cultura, cuyas prácticas y
normas que la componen la representan metonímicamente.
199
Fulvio A Rivero Sierra
La discriminación étnica
Lo que en la sección anterior hemos tratado de formalizar
como discriminación es aplicable, en términos generales, a
muchos tipos de discriminación. El paso siguiente es analizar, en
el interior de este conjunto, la especificidad de aquellos casos que
vamos a dar en llamar “discriminación étnica”. Nuestra intención,
en este caso, no es la de realizar una pormenorizada taxonomía,
ni un estudio detallado de las distintas modalidades de la
discriminación, sino sólo de dar algunas precisiones acerca de un
tipo de discriminación en la que se encuadra el análisis de nuestro
caso, el de los bolivianos en Lules.
Hemos dicho ya que los procesos de discriminación implican
que un agente social conciba a un colectivo de otros agentes con
rasgos comunes. Este tipo de generalizaciones con frecuencia
parte de un estigma, un atributo desacreditador que pesa sobre un
colectivo, cuyos miembros son identificados a través de “marcas”
visibles o perceptibles, por el cual un individuo resulta
inhabilitado para la plena aceptación social y que, además,
condiciona el comportamiento social tanto del estigmatizado
como de los agentes sociales que interactúan con él. En un
sentido lógico, podemos decir que el “estigma” antecede a la
existencia del sujeto que lo posee porque el –o los- atributo/s que
se le adjudica/n, a quienes se les reconoce algún tipo de estigma,
circulan socialmente de antemano al contacto con el propio
sujeto estigmatizado. En este sentido, el estigma funciona de la
misma manera que los estereotipos. Por ejemplo, el que los
gordos y gordas “son personas simpáticas” forma parte de los
discursos sociales antes de que una persona haya tenido el
“infortunio” de subir de peso. En toda sociedad humana circulan
estereotipos de este tipo, mediante el cual se le atribuyen a priori
ciertas propiedades a todos los miembros de un colectivo: por
ejemplo, que todos los gordos son buenos y simpáticos, que los
taxistas son personas irascibles, que los judíos son tacaños, los
200
Entre la Integración y la Discriminación
por parte de los propios discriminados, que no han establecido aún –como ocurre en
otras formas de discriminación, por ejemplo, las minorías raciales en Estados Unidos- la
conciencia de una identidad que los agrupe, sobre la cual edificar formas de
autoapreciación y de afirmación social y cultural. No han llegado a transformar ‘el
estigma en emblema’”. (Margulis: 149, 1999)
202
Entre la Integración y la Discriminación
bolivianos es una de las razones por las cuales optan por una radicación definitiva. Es
probable que esta decisión pueda ser vista en contradicción con la situación de
discriminación que reina en amplios sectores de la sociedad local. Sin embargo,
debemos tener presente tales decisiones son tomadas en un marco relaciones
“costo/beneficio” en la cual, la posibilidad de un trabajo estable y horizontes de
mejores condiciones de vida, no deben subestimarse. El “para que mis hijos tengan otra
vida mejor que la nuestra” atraviesa el discurso de una gran mayoría de padres
bolivianos, según pudo observarse en las entrevista de trabajo de campo.
197 Téngase en cuenta que la incorporación de los bolivianos en el área del comercio
dieron lugar a la creación del actual Barrio El Oratorio, donde casi el 90% de los
residentes son de origen boliviano. Hasta ese hecho, los bolivianos mayormente tenían
sus viviendas dentro de las propias quintas, fuera del casco urbano de la ciudad,
fundamentalmente, en la zona conocida como “camino a Quebrada”, el Tuyango, El
Obrador e Ingenio Lules (éstos dos últimos reconocidos por ser viviendas “de paso”).
199 Téngase en cuenta que la decisión de una familia boliviana por enviar a sus hijos
207
Fulvio A Rivero Sierra
208
Entre la Integración y la Discriminación
Brigadier (RE) Amilcar Argüelles, autor de la nota citada, fue Ministro de Salud Pública
durante la dictadura militar bajo la presidencia de Viola y miembro de la Academia
Nacional de Ciencias.
209
Fulvio A Rivero Sierra
204 El por entonces Canciller argentino Guido Di Tella declaró en Londres que “en
2020 el 20% de la población [de la Argentina] será boliviana o paraguaya” y agregó “We
want to be near the rich and the beautiful. We don’t want to be with the horrible
people” (queremos estar cerca de los ricos y bellos. No queremos estar con gente
desagradable”) publicado en el diario Página/12, 11 de junio de 1995, citado en
Grimson (2006).
210
Entre la Integración y la Discriminación
205 Oteiza y Aruj (2000) citan a Montoya y Perticará para subrayar que es “escasa la
211
Fulvio A Rivero Sierra
212
Entre la Integración y la Discriminación
213
Fulvio A Rivero Sierra
215
Fulvio A Rivero Sierra
1) El cólera
Un punto de inflexión en la vida cotidiana de los bolivianos en
Argentina y en Lules tuvo lugar a principios de la década del 90
con la aparición del cólera en nuestro país. En efecto, el brote de
cólera registrado desde febrero de 1992 hasta 1993 fue un
episodio que generó un sinnúmero de reacciones negativas hacia
los bolivianos216. Los casos registrados, básicamente en las
provincias de Salta y Jujuy, tuvieron amplia repercusión en los
medios de prensa nacional y local. La “extranjerización” de la
epidemia217 fue el modo en que las autoridades nacionales de
salud, y el propio presidente Menem, encontraron como viable
para ocultar los altos niveles de pobreza existentes en el NOA218.
Aunque hubo otros episodios, la epidemia del cólera mostró de
manera tangible el modo en que los locales hicieron propios los
discursos nacionales que promovían la teoría de la “importación”
216 “La aparición del cólera en la Argentina, por ejemplo, permitió observar “en
políticas que de manera menos directa contribuyó a cimentar este imaginario y sus
correspondientes consecuencias: “Los inmigrantes bolivianos fueron particularmente
agredidos como colectividad en el contexto de la epidemia. Las políticas “de
prevención” se basaron en una imagen de la enfermedad causada por “las costumbres
de la gente” y corporizada en los movimientos de población. La preocupación central
se puso en las vías de entrada o circulación de las personas desde las áreas más
afectadas, lo que generó intentos diversos de controlar las fronteras externas del país y
de crear, además, “fronteras internas”. Al tiempo que se intensificaron los controles de
la Gendarmería Nacional en la frontera argentinoboliviana y la persecución de
indocumentados, se intentó, con éxito desigual, crear fronteras “blancas” para evitar la
circulación de personas, en particular hacia Buenos Aires. Tanto aquí como en otras
provincias se dispusieron acciones de control de los que llegaban por diversos medios
de transporte desde otros países de América latina y del Norte del país, lo que
contribuyó a crear en Buenos Aires un clima de profunda desconfianza hacia bolivianos
y norteños.”
222 En alusión al “vibrión colérico”, portador de la enfermedad.
218
Entre la Integración y la Discriminación
“Acá [por Lules] nadie los quiere porque son los que más plata tienen
y vienen a quitar trabajo”. (Alumno del Polimodal del último año)223
cansado de los malos tratos, se cambió de colegio, que analizamos más abajo.
224 Patricia Ortiz (2004), por ejemplo, refiriéndose al caso de Lules señala: “Nuestra
hipótesis supone que la demanda estacional de trabajadores para las cosechas del
tomate y la frutilla no puede ser cubierta totalmente por la población del lugar, ya que
existe un déficit temporal de trabajadores locales y que la población extranjera limítrofe
que trabaja en la agricultura va ocupando los vacíos de mano de obra que deja la
población nativa en el área.” Giarracca (Giarracca et al: 2003), es todavía más
contundente refiriéndose a la década del 80’ en Lules: “El mercado laboral mostró
notables cambios como consecuencia de una reducida oferta de mano obra temporaria.
Los peones nativos evidenciaron escaso interés por las tareas hortícolas y buscaron
inserción en las plantaciones de citrus, en la zafra o emigraban hacia otras regiones del
país. El paliativo para cubrir las necesidades del trabajo estacional en las quintas fue el
ingreso de inmigrantes bolivianos (…)”. Finalmente, estas fuentes son coincidentes con
mi propia investigación en la cual, las entrevistas realizadas a productores locales,
pusieron en evidencia el “escaso” o “nulo” interés de los trabajadores locales por los
puestos de trabajo en la horticultura.
220
Entre la Integración y la Discriminación
3) La falta de higiene
Una maestra de una escuela de la zona a la que asisten muchos
niños bolivianos o hijos de bolivianos, respondía en una encuesta
anónima a la pregunta “¿Qué soluciones propondría para resolver
los problemas de integración de los alumnos de familias de origen
extranjero con sus compañeros?” de la siguiente manera:
Trabajo en el sentido humanitario con nuestros alumnos a fin de
concientizarlos de la igualdad entre todos los seres de la tierra
222
Entre la Integración y la Discriminación
bolivianos” es la tibia defensa que, según pudo verse, esgrime la mayoría en estos casos.
223
Fulvio A Rivero Sierra
en esta última sección, algunos datos que nos orienten para tener
un cuadro general de estas complejidades. Dedicaremos la
primera sección a dejar sentada la evidencia que hemos podido
recoger en torno a la vigencia de una fuerte presión
discriminatoria; nos detendremos luego en el caso de uno de los
miembros de la comunidad, que resulta particularmente
ilustrativo de las complejas tensiones en las que se mueven las
subjetividades de los miembros de la comunidad boliviana en
Lules; para luego, finalmente, encarar algunos aspectos
relacionados con las heterogéneas tendencias hacia la integración
cultural.
Presiones discriminatorias
Como ya señalamos, resulta difícil evaluar adecuadamente el
grado en que actúa la presión discriminatoria, es decir, en este
caso, el grado en que la percepción del rechazo por parte de los
locales afecta los cursos de acción de los propios bolivianos. Por
una parte, la evidencia de esta incidencia no radica en lo que los
actores sociales hacen, sino precisamente en lo que no hacen (en
términos generales, para evitar posibles interacciones con
miembros de la comunidad que sienten como amenazante). Por
otra parte, con el correr del tiempo, o si estas estrategias se han
adquirido ya como modo corriente de actuar de los padres o de
los paisanos, la opción sobre los cursos de acción resultantes de la
presión discriminatoria tiende a naturalizarse y puede llegar a ser
percibida por muchos actores sociales como espontánea.
Sin embargo, es posible sostener con firmeza que la presión
discriminatoria afecta en un grado decisivo las conductas y las
opciones de vida de los bolivianos. En este apartado,
consideraremos algunos casos en los que, por determinadas
circunstancias, esta presión se manifiesta con claridad y a través
de los cuales puede entenderse por qué el sentimiento de la
224
Entre la Integración y la Discriminación
228 Corresponde destacar, en este sentido, a Marcela Rojas, quien fue docente de la
230 El 9 de enero de 2005 la joven Daiana Gigena fue atropellada en las calles de
Lules por una motocicleta conducida por un hijo de boliviano. Como consecuencia de
las heridas, a la semana la joven falleció. El episodio desató la ira de una porción
importante de la comunidad local de Lules que se movilizó para reclamar por el hecho.
Durante estos acontecimientos, los bolivianos de Lules fueron acusados, por igual, de
ser conductores desaprensivos y de pretender encubrir al muchacho que conducía el
vehículo. Durante una semana, los bolivianos en Lules fueron duramente hostigados,
atacados física y verbalmente en sus negocios, por lo cual muchos decidieron cerrar sus
puertas. Finalmente, los ánimos se calmaron y la comisión, encabezada por los
familiares de la víctima, cambiaron el tono de sus discursos y reclamos discriminatorios,
reconociendo incluso que se había excedido en sus apreciaciones discriminatorias. Sin
embargo, durante esa semana, los bolivianos en Lules sufrieron ataques de todo tipo.
http://www.lagaceta.com/vernota.asp?id_seccion=11&id_nota=101574
231 Unos meses antes de estos sucesos, una pandilla se dedicó a atacar y a asaltar a
jóvenes hijos de bolivianos del Barrio El Oratorio, lo que obligó a modificar muchas de
sus prácticas habituales. Tras el suceso los jóvenes se desplazaban en autos de alquiler, y
en grupos, evitando algunos lugares de esparcimiento, como la plaza central, entre
otros, por el temor de ser nuevamente atacados.
232 “Ahora nos juntamos entre nosotros nomás en las casas de los conocidos de acá
230
Entre la Integración y la Discriminación
233 Sin duda, este aspecto merecería un mayor detenimiento. Mallón observa que los
hábitos de higiene en Argentina son parecidos a los de Santa Cruz de la Sierra, como si
reconociera, en realidad, que los “malos hábitos” no son propios de todo boliviano,
aunque sí de algunos. De hecho, como hemos señalado arriba, una discusión minuciosa
de este punto seguramente nos llevaría a una diferenciación en términos de sectores
sociales dentro de cada nación, más que a una diferencia de nacionalidad.
231
Fulvio A Rivero Sierra
cierto que quienes les arriendan las tierras son locales, como los
que les venden los agroquímicos, como los que les alquilan los
tractores, etc. En la interacción cotidiana, los bolivianos, en
mayor o menor medida, se articulan con locales. De manera que
podemos presumir que hay algún nivel de integración con la
sociedad local por básico que nos parezca.
Este panorama actual de la situación en Lules es concordante
con la visión de los locales acerca de que la migración boliviana
ha sufrido importantes cambios desde que comenzaron a llegar y
su posterior paulatina radicación. En efecto, durante el tiempo
transcurrido en los últimos treinta años ha habido sin duda
muchos cambios. Estos cambios están relacionados sobre todo
con el proceso de radicación definitiva de los bolivianos. Como
ya se ha mencionado, el progresivo desplazamiento de muchas
viviendas de bolivianos de las quintas a los alrededores del casco
urbano, la incorporación creciente de los hijos de bolivianos a la
escolarización, la presencia de bolivianos en la principal arteria de
la ciudad de Lules con sus comercios, la presencia en la feria, el
contacto entre bolivianos y los propietarios que les arriendan las
parcelas, etc. son sólo algunos de los ejemplos más visibles de
aquellas situaciones donde la interacción entre los locales y
bolivianos tiene lugar.
Ahora bien, a la luz de las evidencias ofrecidas antes sobre
prácticas discriminatorias, la vigencia del estigma legitimador y la
consecuente presión discriminatoria incorporada en las
subjetividades de los inmigrantes, estas comprobaciones sólo nos
permiten concluir –o al menos alimentar la esperanza- de que la
incidencia de la discriminación no ha alcanzado en este contexto
las aristas violentas y totalitarias que, en cambio, pueden
234
Entre la Integración y la Discriminación
234 Durante los años 2000 a 2002, los quinteros bolivianos radicados en la localidad
237 Al igual que muchos argentinos beneficiados por estos planes, los miembros de
238
Entre la Integración y la Discriminación
242
V. Conclusiones
243
Fulvio A Rivero Sierra
240 Algunas costumbres, como ciertos hábitos alimentarios por ejemplo, han sido
247
Bibliografía
249
Fulvio A Rivero Sierra
252
Bibliografía
254
Bibliografía
255
Fulvio A Rivero Sierra
256
Bibliografía
257
Índice de te
temas
6 E
6 de agosto, 92, 94, 115, 117, 118, 119,
127, 134, 137, 138, 139, 140, 147, estigma, 17, 187, 188, 189, 190, 197,
149, 151, 154, 156, 165, 166, 167, 200, 201, 203, 206, 213, 214, 215,
171, 178, 179, 265, Véase "fiesta" 216, 219, 222, 226, 227, 231, 234
6 de Agosto, 117, 119, 141, 151, 184,
237, 238 F
fachada étnica, 16, 97, 101, 103, 104,
A 105, 107, 108, 127, 129, 130, 131,
asimilación, 14, 17, 190, 222, 231, 245 133, 134, 135, 136, 137, 142, 144,
145, 146, 147, 149, 185, 187, 232,
237, 241, 244
C fiesta, 49, 53, 110, 112, 114, 115, 118,
119, 121, 124, 133, 138, 141, 147,
censo, 24, 25, 43, 46, 81, 82, 83, 89, 150, 157, 158, 159, 160, 163, 170,
91, 116, 154, 263, 264, 265 172, 178, 239, 240, Véase "6 de
criollos, 61, 66, 68, 100, 109, 112, 131, Agosto"
141, 240, 266 folklore, 16, 97, 108, 109, 110, 111,
112, 113, 114, 115, 116, 117, 118,
119, 120, 121, 122, 123, 124, 125,
D 126, 127, 128, 130, 132, 133, 134,
discriminación, 16, 17, 105, 187, 190, 135, 136, 141, 142, 143, 144, 145,
191, 192, 193, 194, 197, 198, 200, 146, 147, 149, 167, 170, 185, 231,
201, 202, 203, 204, 205, 210, 215, 238, 240, 241, 244
219, 225, 226, 232, 233, 234, 236, folklore canónico, 114, 115, 116, 117,
253, 255, 257 125, 134, 136, 142, 147, Véase
"folklore"
fútbol, 16, 92, 149, 150, 151, 152, 153,
158, 163, 165, 166, 167, 168, 169,
259
Fulvio A Rivero Sierra
170, 171, 172, 173, 174, 175, 176, 172, 175, 177, 178, 179, 181, 182,
177, 178, 179, 180, 181, 183, 184, 183, 184, 185, 189, 190, 198, 200,
185, 222, 231, 246, 247, Véase 203, 205, 206, 215, 216, 217, 218,
"práctica del fútbol" 219, 220, 221, 222, 223, 224, 225,
226, 227, 228, 229, 233, 234, 235,
236, 237, 238, 240, 241, 243, 244,
I 246, 247, 252, 256, 263, 264, 265,
identidad, 16, 82, 97, 129, 130, 131, 266
133, 135, 136, 139, 142, 143, 144,
149, 163, 164, 169, 170, 184, 185,
188, 189, 191, 202, 222, 223, 244,
M
245, 247, 252 mediería, 68, 69, 71, 72, 80, 83, 85, 87,
identidad boliviana, 16, 97, 133, 142, 88
143, 149, 185 migración boliviana, 15, 23, 24, 30, 54,
integración, 17, 129, 145, 187, 190, 56, 57, 58, 59, 60, 71, 83, 84, 97,
217, 221, 222, 223, 225, 229, 232, 105, 149, 234, 256
234, 235, 238, 240, 245, 247, 249, migraciones limítrofes, 15, 30, 32, 54,
257, Véase "asimilación" 207, 211, Véase "migración
italianos, 60, 61, 62, 63, 64, 65, 66, 67, boliviana"
68, 69, 70, 104, 105, 128, 201, 241 minifundio, 39, 41, 48
L N
locales, 16, 17, 35, 52, 58, 60, 64, 67, Norchichas, 16, 23, 26, 40, 43, 45, 46,
69, 88, 98, 99, 100, 101, 104, 105, 47, 48, 72, 81, 84, 86, 92, 114, 125,
106, 107, 108, 112, 113, 128, 129, 146, 149, 150, 155, 156, 157, 158,
130, 133, 134, 144, 145, 146, 149, 159, 160, 161, 162, 164, 165, 166,
160, 184, 185, 187, 189, 190, 204, 169, 170, 172, 173, 174, 175, 176,
205, 206, 216, 217, 218, 219, 220, 177, 179, 180, 181, 182, 183, 184,
223, 224, 226, 228, 232, 233, 234, 217, 230, 246, 263, Véase
239, 241, 243, 244, 246, Véase "Toropalca"
"luleños", "criollos"
luleños, 149, 219, Véase "locales",
"criollos" P
Lules, 13, 15, 16, 17, 18, 21, 23, 24, 25, práctica del folklore, 16, 115, 116, 118,
26, 30, 40, 41, 43, 45, 52, 54, 58, 124, 135, 142, 143, 144, 147
59, 60, 61, 62, 63, 65, 66, 67, 68, práctica del fútbol, 165, 174, 177, 178,
71, 72, 74, 76, 77, 78, 80, 82, 83, 183, 232
84, 85, 86, 87, 88, 89, 90, 91, 93,
94, 97, 98, 100, 101, 104, 105, 106,
108, 114, 115, 116, 117, 118, 119, S
120, 121, 122, 123, 124, 127, 128,
130, 131, 134, 138, 139, 145, 146, sikureada, 16, 150, 155, 156, 157, 158,
149, 150, 151, 152, 155, 156, 158, 162, 163, 164, 165, 166, 167, 168,
164, 165, 166, 167, 169, 170, 171,
260
Índice de temas
261
Apéndice: “censo de pobla
población boliviana en
Lules”
Lules”
241 Por ejemplo, en las primeras entrevistas realizadas durante el trabajo de campo,
Metodología empleada
En una primera etapa la organización del censo se orientó a
crear las condiciones necesarias de consenso entre los miembros
de la colectividad boliviana en Lules. En esta dirección se
realizaron varias reuniones con miembros de la colectividad
donde se expuso el proyecto. Luego se comenzó a trabajar con la
Embajada de Bolivia en Argentina para contribuir a crear un
marco institucional de mayor solidez. Como resultado de ello se
suscribió una Carta Acuerdo de Cooperación entre la Embajada
de Bolivia y la Facultad de Filosofía y Letras de la UNT cuyo
principal punto era la ejecución del proyecto del censo.
Durante el año 2002 y 2003 se trabajó en la cartografía censal
para lo cual fue de particular ayuda la colaboración del
departamento de cartografía de la Dirección de Estadísticas de la
Provincia de Tucumán y del Instituto de Estudios Geográficos de
la Fac. de Filosofía y Letras de la UNT, a través del Ing. Horacio
Madariaga. Sobre la base de la cartografía oficial se digitalizaron
los planos mediante el uso de SIG (Sistemas de Información
Geográfica) de la zona en la cual se iba a realizar el Censo. La
zona delimitada para el censo cubrió una extensión de unos 74
km2 comprendiendo lo que es el Municipio de Lules, casco
urbano y zonas rurales aledañas. La ciudad de Lules, cabecera del
departamento del mismo nombre, está ubicada al sur a 20 km de
la capital tucumana sobre la ruta provincial 301.
264
Apéndice “Censo de Población Boliviana en Lules”
casi en su totalidad, a la zona de “Ing. Lules” donde, por cuestiones operativas, tan sólo
se pudo llevar adelante la ficha censal.
248 Al respecto cabe señalar la observación hecha por el INE (Instituto Nacional de
Cantón no existen otras de escala menor que sean homogéneas. Las que existen son
espacialmente heterogéneas y se denominan de manera diversa: comunidades, centrales,
subcentrales, colonias, brechas, sindicatos, ex-estancias, etc. Por ello el INE adopta el
concepto de "Organización Comunitaria", descrita como una organización estructurada
según sus usos, costumbres o disposiciones estatutarias, conocida por un nombre
común, cuyos límites geográficos son identificables en el terreno y con autoridades
jurisdiccionales reconocidas por sus habitantes y sus vecinos. De este tipo de
organización pueden formar parte una o más localidades o lugares. En el actual proceso
de codificación geográfica de los datos del Censo 2001 se obtuvieron referencias
adicionales de unidades menores a la de Organización Comunitaria, denominadas
localidades. Tras ese proceso podrían presentarse situaciones que determinen que una
localidad que inicialmente figuraba como parte de una Organización Comunitaria, sea
asignada a otra, en función de los antecedentes proporcionados por el empadronador
en sus formularios de control.”
http://www.ine.gov.bo/cgi-bin/PobComunitLocalidadesADAxx.exe
249 La vinculación de los datos censales con los datos de ubicación geográfica
permitió refinar la elección de personas a las cuales realizar nuevas entrevistas. Así, por
ejemplo, cuando fue necesario obtener más información cualitativa sobre aspectos
relacionados a la vida en Toropalca, fue suficiente buscar en la base de datos a aquellas
267
Fulvio A Rivero Sierra
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Fulvio A Rivero Sierra
270
Apéndice “Censo de Población Boliviana en Lules”
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Apéndice “Censo de Población Boliviana en Lules”
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Este libro se terminó de imprimir
en el mes de julio de 2008
en los Talleres Gráficos de IMPREMAX
Las Heras 502 Local 1, San Miguel de Tucumán (Argentina)