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Signos de P. Multitudes para Semana Santa en Familia
Signos de P. Multitudes para Semana Santa en Familia
VICARÍA DE PASTORAL
COMISIÓN DIOCESANA DE PASTORAL DE MULTITUDES
ABRIL 2020
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“Valorando nuestra dignidad, aprendemos a vivir en fraternidad”
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“Valorando nuestra dignidad, aprendemos a vivir en fraternidad”
La Pastoral de multitudes invita a realizar en familia la siguiente actividad del Domingo de Ramos:
1) UN RAMO, que por este tiempo de contingencia puede ser una ramita de un árbol que
tengas cerca de casa.
2) UNA CRUZ, que se puede hacer cruzando dos palitos formados de alguna escoba vieja
que tengamos en casa o hecha a la creatividad de cada familia.
3) UN CARTEL CON EL LEMA: “Bendito el que viene a nuestro hogar” ¡Hosanna al Rey del
Universo!
Explicación del Ramo: Jesús es rey, así dan testimonio los Evangelios. Tenemos necesidad de
aclamarlo, por medio de nuestro ramo, como Rey de nuestra vida y de nuestra casa. Y como su
reino es eterno y universal, consagrarle nuestra familia y el porvenir de toda la familia humana.
Explicación de la Cruz: En ella se manifiesta el poder del crucificado, del rey victorioso vencedor
del pecado y de la muerte. Nuestra gloria está en la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo.
PASOS A SEGUIR:
1. Cuando la celebración lo indique se coloca el Ramo en la parte exterior de la puerta o
ventana principal de la casa que dé hacia la calle. Importante: dentro del Ramo ha de
estar colocada fijamente la Cruz.
2. Si la familia dispone de agua bendita, después de colocar el Ramo en la puerta de la
casa, la persona de mayor de edad es quien rocía el Ramo con la Cruz, pidiendo a Dios
bendiga y proteja a los miembros de su familia, y mencionando en voz alta a todos los
integrantes de la Familia, incluso los que se encuentran lejos.
3. Se asigna a varios miembros de la familia para hacer la oración titulada: “Entra Señor a
mi casa”
4. Para finalizar se hace un acto de agradecimiento a los miembros de la familia.
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“Valorando nuestra dignidad, aprendemos a vivir en fraternidad”
Lector 1.
Hacemos de esta Semana Santa una Santa Semana. Hoy, Señor, no hay personas en las Iglesias,
pero hay Iglesias en las Personas, no hay peregrinaciones por las calles, pero desde nuestras
ventanas salen oraciones, peticiones y alabanzas para glorificarte como el rey de Nuestra Vida,
hoy no hay confesiones, pero hay arrepentimiento, hoy a pesar de la distancia, estamos más
unidos.
Hoy resurge la Iglesia desde nuestros hogares, hoy abrimos las puertas de par en par desde
nuestro interior para proclamarte como nuestro Rey.
Hoy Señor Jesús nos disponemos a colocar el Ramo y la Cruz en esta puerta (ventana) de nuestra
casa. Que este signo nos recuerde que Tú tienes el poder, para gloria tuya y bien de esta casa.
Todos: “Bendito el que viene a nuestro hogar” ¡Hosanna al Rey del Universo!
Lector 2:
✓ Queremos corresponder al amor que has tenido por nosotros con el cual no dejas de
abrazarnos, por más fuertes que sean las tormentas.
✓ Por eso, Señor, toda nuestra familia te proclama y aclama como el Rey de la creación, el
Rey del universo, el Rey de nuestro corazón.
✓ Tú eres el Rey que nos enseña a amar, a acompañar, a no ser indiferentes, y luchar contra el
virus del Pecado, porque Tú eres el Rey de la Vida.
✓ Por eso desde nuestra casa te decimos con nuestra boca y nuestras acciones: ¡Viva Cristo
Rey!
Lector 1:
✓ Jesús, entraste a Jerusalén, también entra hoy a nuestros hogares y muéstranos el camino
de la vida y ayúdanos a despojarnos del pesimismo del temor, indiferencia y la tibieza.
✓ Que nuestra vida y nuestras acciones muestren la salvación que nos has concedido con
tu Pasión. ¡No pases, Señor, ¡sin detenerte!
CONCLUSIÓN: Terminamos este momento diciendo uno a uno a los de casa: ¡Gracias por ser
una bendición en mi vida!
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“Valorando nuestra dignidad, aprendemos a vivir en fraternidad”
Es Dios nuestro refugio y fortaleza, es ayuda constante en la desgracia. Por eso no tememos si la
tierra tiembla, si se desmoronan los montes en medio del mar, si sus aguas se agitan encrespadas,
si por su oleaje las montañas se mueven. La corriente de un río alegra la ciudad de Dios, la más
santa morada del Altísimo.
Dios está en medio de ella y nunca caerá, Dios la auxilia al despertar el día. Las naciones se
turban, tiemblan los reinos, él levanta su voz y se deshace la tierra. El Señor del universo está con
nosotros, el Dios de Jacob es nuestro baluarte. Vengan y contemplen las obras de Dios, pues ha
hecho prodigios sobre la tierra.
“Danos un corazón, grande para amar, danos un corazón, fuerte para luchar.
Hombres nuevos, creadores de la historia, constructores de nueva humanidad.
Hombres nuevos, que viven la existencia como riesgo de un largo caminar.
Hombres nuevos, luchando en esperanza, caminantes, sedientos de verdad.
Hombres nuevos, sin frenos ni cadenas, hombres libres que exigen libertad.
Hombres nuevos, amando sin fronteras, por encima de razas y lugar.
Hombres nuevos, al lado de los pobres, compartiendo con ellos techo y pan”.
12. Si tienen agua bendita la rocían en la puerta y con esto se da por finalizado este JUEVES
SANTO.
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“Valorando nuestra dignidad, aprendemos a vivir en fraternidad”
VIERNES SANTO
PARA VIVIRLO EN FAMILIA
Introducción:
Invitamos a celebrar en familia dos partes de la liturgia del Viernes Santo que expresan
perfectamente el sentido de la celebración.
1. La liturgia de la palabra, que, nos pone en contacto con los hechos que estamos
conmemorando y su anuncio profético en el Antiguo Testamento, y,
2. La adoración de la Cruz, que, nos lleva al reconocimiento de un hecho asombroso que
tenemos que tratar de asimilar y desentrañar.
Se recomienda que reunidos en familia (en casa) nos organicemos y entre todos participemos
de esta celebración.
Guía:
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Guía:
Hemos convertido la Cruz en un signo decorativo que identifica el ámbito cristiano. Pero no
debiéramos acostumbrarnos a eso. Al tenerla en nuestras casas debería recordarnos por encima
de todo y a gritos que aún quedan muchos crucificados en este mundo que esperan
angustiados a que les bajemos de su cruz. Hoy celebramos, austeramente y desde experiencia
la pasión y muerte de Jesús, la hora de su entrega final.
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“Valorando nuestra dignidad, aprendemos a vivir en fraternidad”
Lector 1:
San Juan ha elaborado su relato de la Pasión y no se detiene a describir los dolores de Jesús; lo
que a él le preocupa es la pregunta constante de su Evangelio ¿quién es Jesús? Cada uno ha
ido dando una respuesta: los sacerdotes, la samaritana, la muchedumbre, las autoridades...
La Pasión concebida como un acto dramático, está marcada por estas preguntas:
1. ¿A quién buscan?
2. ¿No eres tú el discípulo de ESTE HOMBRE
3. ¿De dónde eres Tú? Y ¿qué es la verdad?
(Pausa)
Lector 2:
Acabada la cena, pasó Jesús con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había
un huerto y entraron allí él y sus discípulos. Judas entonces, tomando una patrulla y unos guardias
de los sumos sacerdotes y de los fariseos, entró allí con faroles y armas. Jesús, sabiendo todo lo
que se venía sobre él, se adelantó y les dijo:
Jesús:
¿A quién buscan?
Todos:
A Jesús Nazareno.
Jesús:
Yo soy.
Guía:
Estaba también con ellos Judas el traidor. Al decirles YO SOY, retrocedieron y cayeron en tierra.
Jesús les preguntó otra vez:
Jesús:
¿A quién buscan?
Todos:
A Jesús Nazareno.
Jesús:
Les he dicho que soy yo. Si me buscan a mí, deja marchar a estos.
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“Valorando nuestra dignidad, aprendemos a vivir en fraternidad”
Guía:
Así se cumplió lo que haba dicho: "No he perdido a ninguno de los que me diste". Entonces
Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al criado del Sumo Sacerdote, cortándole la
oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo entonces Jesús a Pedro:
Jesús:
Mete la espada en la vaina. El cáliz que me ha dado mi Padre ¿no lo he de beber?
Guía:
La patrulla, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús. Lo ataron y lo llevaron
primero a Anás, suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año, el que había dado a los judíos el
consejo: "Conviene que muera un solo hombre por el pueblo". (Pausa)
Simón Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. Este discípulo era conocido del sumo sacerdote y
entró con Jesús en el palacio del sumo sacerdote, mientras Pedro se quedó fuera, a la puerta.
Salió el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló a la portera e hizo entrar a Pedro.
La portera dijo entonces a Pedro:
Portera:
¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?
Pedro:
No lo soy.
Guía:
Los criados y los guardias habían encendido un brasero, porque hacía frío y se calentaban.
También Pedro estaba con ellos de pie calentándose.
El Sumo Sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de la doctrina, Jesús contestó:
Jesús:
Yo he hablado abiertamente al mundo, yo he enseñado continuamente en la sinagoga y en el
templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a escondidas. ¿Por qué me
preguntas a mí? Pregúntaselo a los que me han oído; ellos saben lo que he dicho:
Guía:
Simón Pedro estaba fueran, calentándose.
Criada:
¿No eres tú también, discípulo de Jesús?
Pedro:
Yo no.
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“Valorando nuestra dignidad, aprendemos a vivir en fraternidad”
Guardián:
Sí, que yo te he visto con él en el huerto.
Guía:
Pedro se puso a echar maldiciones y a jurar que, en modo alguno, conocía a Jesús. El canto de
un gallo le recordó a Pedro aquello que le había dicho Jesús: "Antes de que cante el gallo, me
habrás negado". Y apartándose de aquel lugar, Pedro lloró amargamente.
Lector 1:
✓ No te conozco... en el compañero que necesita comprensión.
✓ No te conozco... en el anciano de mi barrio que vende chucherías para ir malviviendo.
✓ No te conozco... en el desempleado, que por algo se habrá quedado sin trabajo.
✓ No te conozco... en el borracho que me produce risa.
✓ No te conozco... en mis padres que carecen de cultura.
✓ No te conozco... en esos chavos que siempre están molestando en la calle, porque les
falta el cariño de su casa.
✓ No te conozco... en los que se manifiestan pidiendo justicia, porque alteran el orden de
nuestras calles. (Pausa)
Lector 2:
Al amanecer, desde casa de Caifás llevaron a Jesús al palacio de Pilato. Los judíos no entraron
en el palacio para no incurrir en impureza, y, de esta manera, poder celebrar la Pascua.
Pilato:
¿Qué acusación presentan contra ese hombre?
Todos:
Si éste no fuera un malhechor no te lo entregaríamos.
Pilato:
Llévenselo y júzguenlo según su ley.
Todos:
No estamos autorizados para dar muerte a nadie.
Guía:
Entró otra vez Pilato en el Pretorio, llamó a Jesús y le dijo:
Pilato:
¿Eres tú el Rey de los judíos?
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“Valorando nuestra dignidad, aprendemos a vivir en fraternidad”
Jesús:
¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?
Pilato:
¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?
Jesús:
Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para
que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí.
Pilato:
¿Con qué tú eres rey?
Jesús:
Tú lo dices: Soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para ser testigo de
la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz.
Pilato:
Y, ¿qué es la verdad?
Guía:
Dicho esto, salió otra vez a donde estaban los judíos y les dijo:
Pilato:
Yo no encuentro en él ninguna culpa. Es costumbre entre ustedes que por Pascua ponga a uno
en libertad, ¿quieren que suelte al rey de los judíos?
Todos:
¡A Ese no!, ¡a Barrabás!
Guía:
Barrabás era un bandido. Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar. Y los soldados
trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le echaron por encima un manto
color púrpura; y, acercándose a él le decían.
Todos:
¡Salve, rey de los judíos!
Guía:
Y le daban bofetadas. Pilato salió otra vez fuera y les dijo.
Pilato:
Miren lo saco fuera, para que sepan que no encuentro en él ninguna culpa.
Guía:
Y salió Jesús afuera„ llevando la corona de espinas y el manto color púrpura. Pilato les dijo.
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“Valorando nuestra dignidad, aprendemos a vivir en fraternidad”
Pilato:
Aquí lo tienen.
Guía:
Cuando lo vieron los sacerdotes y los guardias, gritaron.
Todos:
¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!
Pilato:
Llévenselo ustedes y crucifíquenlo, porque yo no encuentro culpa en él.
Todos:
Nosotros tenemos una ley -y según esa ley- tiene que morir, porque se ha declarado Hijo de Dios.
Guía:
Cuando oyó Pilato estas palabras, se asustó aún más y, entrando otra vez en el Pretorio, dijo a
Jesús.
Pilato:
¿De dónde eres tú?
Guía:
Pero Jesús guardó silencio y Pilato le dijo.
Pilato:
¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y autoridad para
crucificarte?
Jesús:
No tendrías autoridad sobre mí si no te la hubieran dado de lo alto. Por eso el que me ha
entregado a ti tiene un pecado mayor.
Guía:
Desde ese momento Pilato trataba de soltarlo; pero los judíos gritaban.
Todos:
¡Si sueltas a ese, no eres amigo del César! ¡Todo el que se declara rey, está contra el César!
Guía:
Pilato entonces, al oír estas palabras, sacó afuera a Jesús y los sentó en el tribunal, en el sitio que
llaman "el enlosado” Era el día de la preparación de la Pascua, hacia el mediodía. Y dijo Pilato
a los judíos.
Pilato:
Aquí tienen a su rey.
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“Valorando nuestra dignidad, aprendemos a vivir en fraternidad”
Todos:
¡Fuera, fuera! ¡Crucifícalo!
Pilato:
¿A su rey voy yo a crucificar?
Todos:
No tenemos más Rey que el César.
Guía:
Entonces se lo entregó para que lo crucificaran. Tomaron a Jesús y él, cargando con la cruz,
salió al sitio llamado "de la calavera" (que en hebreo se dice Gólgota). (Pausa)
Llegados al Gólgota lo crucificaron y con él a otros dos, uno a cada lado. Uno de ellos le
insultaba diciendo.
Ladrón 1:
¿No eres tú el Cristo? Pues sálvate a ti y a nosotros.
Guía:
Pero el otro le reprendió.
Ladrón 2:
¿Es que no temes a Dios tú que sufres la misma condena? Y nosotros con razón, porque nos lo
hemos merecido con nuestros hechos; en cambio éste nada malo ha hecho.
Guía:
Y decía.
Ladrón 2:
Jesús acuérdate de mí cuando estés en tu reino.
Guía:
Jesús le dijo.
Jesús:
Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso.
Guía:
E inclinando la cabeza entregó el Espíritu. (Breve silencio).
Lector 1: Los judíos entonces, como era el día de la preparación, para que no se quedaran los
cuerpos en la cruz, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran
las piernas y que los quitaran.
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“Valorando nuestra dignidad, aprendemos a vivir en fraternidad”
Lector 2: Fueron los soldados, les quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían
crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las
piernas, sino que uno de los soldados con la lanza le traspasó el costado, y al punto salió sangre
y agua.
Lector 1: El que lo vio da testimonio y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice la verdad,
para que también ustedes crean.
Lector 2: Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: "No le quebrarán ni un hueso", y en otro
lugar la Escritura dice: "Mirarán al que atravesaron".
Lector 1: Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo clandestino de Jesús por miedo
a los judíos, pidió a Pilato que le dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. Él fue
entonces y se llevó el cuerpo. Llegó también Nicodemo, el que había ido a verlo de noche, y
trajo unas cien libras de una mixtura de mirra y áloe. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo vendaron
todo, con los aromas, según se acostumbraba a enterrar entre los judíos.
Lector 2: Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en huerto un sepulcro nuevo donde
nadie había sido enterrado todavía, Y como para los judíos era el día de la preparación, y el
sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús. (Pausa)
Lector 1:
Por los más indefensos de nuestra sociedad y que más fácilmente pueden ser domesticados y
manipulados: POR LOS NIÑOS (Breve silencio).
Todos:
Señor queremos que reciban el afecto que necesitan. Que les dejemos crecer según sus
posibilidades. Que reciban el ejemplo vivo de nuestra vida cristiana. Por Jesucristo nuestro Señor.
Lector 1:
Por todos los que son la esperanza de la sociedad y con mayor facilidad se les pueden cortar
las alas de la ilusión y del entusiasmo: POR LOS JÓVENES (Breve silencio).
Todos:
Señor aspiramos que no se dejen domesticar ni manipular. Que no sean conformistas y luchen
por hacer avanzar la historia en bien de todos. Que el desempleo no les derrote hasta el extremo
de dejarles casi muertos. Por Jesucristo nuestro Señor.
Lector 1:
Por los que se encuentran MÁS SOLOS al ser abandonados por sus familias, por no poder servir a
la sociedad, por no ser consumidores; para que los valoremos como se merecen (Breve silencio).
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“Valorando nuestra dignidad, aprendemos a vivir en fraternidad”
Todos:
Señor suspiramos para que veamos en toda persona anciana toda una historia vivida entre
amor, sufrimiento y entrega. Para que veamos en cada pobre el rostro de Cristo que nos invita
a apostar por ellos. Para que veamos en cada parado la tragedia personal y familiar que lleva
consigo.
Lector 1:
Por NUESTRAS FAMILIAS y NUESTRA SOCIEDAD (Breve silencio):
Todos:
Señor aspiramos para que sean hogares en donde el amor nace, crece y se planifica. Para que
el amor, el respeto, la comprensión reine en cada una de ellas. Para que los padres se preparen
efectivamente para saber educar a los hijos.
Lector 1:
Por LOS GOBERNANTES de todo el mundo (Breve silencio).
Todos:
Señor ansiamos que no se aprovechen del puesto que ocupan para bien propio o familiar. Para
que se desgasten sirviendo al bien común y con preferencia a los más necesitados. Para que no
se dejen engañar por ideas, sino que la realidad que ven les haga actuar.
Lector 1:
Por LOS PUEBLOS QUE CARECEN DE PAZ (Breve silencio).
Todos:
Señor deseamos que caigamos en la cuenta de que toda guerra es injusta porque es matar al
ser humano. Para que la comprensión y sobre todo la justicia pongan fin a las luchas. Para que
nadie sea capaz de enriquecerse directa o indirectamente con la fabricación y venta de
artículos bélicos.
Lector 1:
Por la VIOLENCIA A LAS MUJERES y que tantas pagan con su vida (Breve silencio)
Todos:
Señor queremos que se transforme la violencia que sufren tantas mujeres (violaciones, trata de
mujeres y niñas, la prostitución, la esclavitud sexual, el maltrato psicológico...) en una
convivencia de igualdad, de respeto, de libertad que les permita ser y aportar su singularidad a
las familias, a la sociedad y a la Iglesia.
Lector 1:
POR LA IGLESIA UNIVERSAL. Por nuestra Diócesis de Saltillo, por nuestras comunidades
parroquiales, y grupos apostólicos (Breve silencio).
Todos:
Señor, ayúdanos a anunciar tu Reino como miembros de la Iglesia, desde la sencillez, pobreza y
testimonio. Para que tengamos la suficiente humildad de ofrecer con gozo tu evangelio como
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“Valorando nuestra dignidad, aprendemos a vivir en fraternidad”
salvación, pero que nunca lo impongamos. Para que nuestra vida de familia se manifieste en el
amor compartido como signo de la presencia de Cristo resucitado.
Lector 1:
Por aquellos que llamamos ALEJADOS, para que comprendamos que no existen: solamente
existimos nosotros que nos negamos a acercarnos a los que el Padre quiere (Breve silencio).
Todos:
Señor pretendemos que nuestro testimonio cuestione a las personas que nos rodean sobre su
manera de vivir. Para que seamos capaces de estar metidos en todos los ambientes
transformándolos desde dentro. Para que seamos de verdad testigos de Cristo en medio del
mundo.
Lector 1:
Por TODOS LOS QUE COLABORAN EN LA COMUNIDAD HUMANA por el bien común (Breve
silencio).
Todos:
Señor te confiamos todas las personas comprometidas por hacer la vida más agradable a los
demás. Por todos los que dedican parte de su tiempo y de sus energías al servicio de los demás.
Para que todos nos sentimos servidores unos de otros. Amén.
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“Valorando nuestra dignidad, aprendemos a vivir en fraternidad”
Guía:
¡Te adoramos Cristo y te bendecimos!
Todos:
¡Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo!
Guía:
Ponemos al pie de la cruz a todas las personas y pueblos sufrientes a consecuencia de muchas
enfermedades, en especial los de Coronavirus, Cáncer y Diabetes.
Guía:
No es la cruz la que salva, sino aquello de lo que nos hemos de salvar.
Un viernes de abril, crucificaron a Jesús, por querer destruir el Templo y amenazar el orden del
Imperio.
A Jesús no le importó el pecado sino la gente que sufría y la gente que hacía sufrir. No le importó
la culpa sino la gente herida, y la gente que hería. Todo el que hiere es porque está herido, y lo
que necesita es sanación, no castigo.
Después de trescientos años, los cristianos empezaron a venerar a Jesús le en la figura de cruz y
la cruz -el instrumento de tortura y de muerte, impuesto por los poderosos a los insubordinados y
profetas-volvió a convertirse en signo de la Vida.
Jesús es el Hermano herido el que nos salva. Todas las hermanas y hermanos heridos por ser
buenos nos salvan, a pesar de la cruz. Por supuesto, no sin la cruz. Pero ciertamente, no por la
cruz.
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“Valorando nuestra dignidad, aprendemos a vivir en fraternidad”
Guía: “CONSAGRACIÓN”
Vamos a ofrecer nuestra vida entera a Jesús crucificado. (Breve silencio). (Se invita a quienes
puedan a ponerse de rodillas)
Jesús, me postro de rodillas ante la Cruz sobre la cual moriste por el amor a mí. Por ella obtuviste
la salvación eterna para nosotros y abriste el camino a la reconciliación y a la paz en la tierra.
Todos:
Gracias Señor por tu Cruz... Gracias Señor, por haberla cargado con amor.
Lector 1:
Jesús, en este momento reconozco ante ti, que no entiendo por qué tenías que sufrir. Es por ello
mayor mi gratitud hacia ti y hacia tu Cruz.
Gracias por haberme marcado con el signo de la Cruz desde el principio. En mi bautismo quedó
impreso en mi alma y en mi corazón de manera indeleble. Ciertamente no entiendo tu Cruz y,
sin embargo, no es para mí una locura o motivo de escándalo, sino el símbolo de tu amor y el
camino hacia la salvación.
Todos:
Gracias Señor por tu Cruz... Gracias Señor, por haberla cargado con amor.
Lector 2:
Jesús, tu Madre fiel y valerosa, permaneció al pie de tu Cruz. Ella escuchó y aceptó de corazón
cada una de las palabras que pronunciaste, en los momentos más terribles de tu martirio en la
Cruz.
María, gracias por invitarme a permanecer ante la Cruz y consagrarme a ella. María, en este
momento deseo consagrarme a la Cruz, de acuerdo con tu invitación. Acompáñame en mi
intención y permite que ahora que inicio esta adoración, sea completa mi devoción.
Todos:
Gracias Señor por tu Cruz... Gracias Señor, por haberla cargado con amor.
Lector 1:
¡Oh, Cruz de mi Dios y Señor! ¡hoy me consagro enteramente a ti!
Renuncio a cualquier pecado cometido contra ti.
Renuncio a cualquier insulto infringido a ti, por parte mía y de los demás.
Jesús mío, me avergüenzo de haber pecado, de haberte ofendido a ti.
De ahora en adelante, deseo pertenecer solamente a tu Cruz.
Permíteme que ella sea el único símbolo de mi esperanza y salvación.
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“Valorando nuestra dignidad, aprendemos a vivir en fraternidad”
Todos:
Gracias Señor por tu Cruz... Gracias Señor, por haberla cargado con amor.
(Permanecemos en silencio ante la Cruz)
Todos: ¡Cruz de Jesús te adoramos, nuestra vida entera te entregamos, de todo corazón te
adoramos!
Lector 1: Jesús mío, perdóname porque sólo he buscado ser consolado y porque en ese afán
mío, que fácil me ha resultado reclamar al Padre: ¿Dónde estás? ¿Por qué no me escuchas, por
qué no me ayudas?
Lector 2: Te pido Jesús, por todos aquellos que gimen en medio de sus padecimientos y
enfermedades y que –sin dudar por ello del amor del Padre y dispuestos a aceptar su voluntad.
Todos: Permite que crezca en ellos tu amor y su confianza en ti, a pesar de las pruebas y
tribulaciones.
Lector 1: ¡Cuánto descontento y rencor, aspereza y mal humor habitan aún en mí! ¡Cómo me
cuesta olvidar las injurias! Alimento un deseo ilimitado de venganza y complico con ello mi
existencia.
Todos: Señor, con tu humildad, ¡cura toda mi amargura! Jesús, hijo de David ¡ten compasión de
mí!
Lector 2: Jesús mío, te ruego también por todos aquellos que en estos momentos se encuentran
desolados, preocupados o decepcionados. Abre para ellos el manantial de la fe y la esperanza.
Elevo especialmente mi oración a ti, por esas madres, cuyos familiares y amigos enfermos
exhalan en brazos de ellas su último aliento.
Lector 1: Oh, Jesús, no dejaste de orar ni siquiera mientras pendías de la Cruz. Pediste también
por mí. En cambio, yo, cuando me encuentro oprimido por la angustia o el dolor, lo último que
hago es orar. He maldecido y he blasfemado, dando lugar a la desesperación.
Todos: ¡Sáname, Señor y enséñame a orar! Jesús, Hijo de David, ¡ten misericordia de mí!
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“Valorando nuestra dignidad, aprendemos a vivir en fraternidad”
Lector 2: En este mundo, no solo yo soy infeliz. A mi alrededor veo tantas personas tristes e
insatisfechas, involucradas en conflictos y discusiones. Frecuentemente te culpan sólo a ti. No
son capaces de reconocer su pecado, como la causa de su infelicidad y es por eso por lo que
no se convierten. Individuos, familias, comunidades religiosas. Señor, ¡sana los corazones y las
mentes! Cura especialmente las heridas entre padres e hijos y todas las consecuencias de
nuestro pecado.
Todos: Jesús, hijo de David, ¡ten compasión de nosotros! Y por tú misericordia, tenme siempre
Contigo. Amén.
Guía:
En este momento pasamos a adorar a la Santa Cruz de Jesucristo.
Lector 1.
Jesús nos ordenó a abrazar también la cruz: “Entonces dijo a sus discípulos: “Sí alguno quiere
venir a mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame – Mateo 16,24.
Lector 2.
Cristo transformó el sentido de la Cruz. Antes era la vergüenza y el deshonor mas grande posible,
ahora es la gloria y la victoria máxima. Amor a la cruz nos comunica la gracia para ser fieles en
nuestras cruces a la suya.
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“Valorando nuestra dignidad, aprendemos a vivir en fraternidad”
DOMINGO DE RESURRECCIÓN
PARA VIVIRLO EN FAMILIA
12 DE ABRIL 2020
Lector 1:
Una historia para compartir:
Un cierto día, un joven abandonó la casa de sus padres para emprender un viaje sin retorno.
Quiso vivir la vida desde sus propias reglas. Lo hizo sin siquiera pensar en el dolor tan grande que
dejaría a sus padres su partida.
Las cosas, fuera de casa, no fueron muy buenas: se enfermó, pasó hambre, fue asaltado, perdió
su trabajo y entonces pensó en la mala decisión que había tenido de abandonar su casa y a
los suyos; también cayó en la cuenta del dolor tan grande que causó a sus padres al haber
salido de casa sin decir adiós.
Entonces, armándose de valor, decidió escribirles una carta. La carta decía lo siguiente:
“Queridos padres y hermanos: Les pido perdón por todos los disgustos que les he dado, por el
olvido que he tenido hacia ustedes, por no haber cumplido ni un solo día mi obligación de
estudiante, por haber malgastado todo el dinero que me dieron para conseguir un buen futuro.
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“Valorando nuestra dignidad, aprendemos a vivir en fraternidad”
Lector 2:
Dialogamos:
1) ¿Qué nos llama la atención del texto?
2) ¿Recuerdas alguna ocasión en que tú o tu familia han sido ese pañuelo por el que alguna
persona se haya acercado a ustedes para encontrar ayuda en una situación difícil?
3) Si alguien quiere compartir su experiencia los demás solo escuchan sin hacer juicio.
Lector 1.
Nos nutrimos de la Palabra de Dios
De la carta del apóstol san Pablo a los colosenses: 3, 1-4
Hermanos: Puesto que han resucitado con Cristo, busquen los bienes de arriba, donde está
Cristo, sentado a la derecha de Dios. Pongan todo el corazón en los bienes del cielo, no en los
de la tierra, porque han muerto y su vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando se
manifieste Cristo, vida de ustedes, entonces también ustedes se manifestarán gloriosos,
juntamente con Él. Palabra de Dios
Lector 1:
Tú, Jesús, vida para el mundo, te levantas victorioso del sepulcro para ofrecernos tu promesa de
gozo y de paz.
En este día de tu triunfo sobre la muerte, que la humanidad encuentre en ti, Señor, la valentía
para resistir las tempestades. Hoy nos vemos turbados por tantas sombras que nos amenazan. En
este tiempo de prueba y de incertidumbre ocasionada por la terrible pandemia que la
humanidad padece, a Ti, Cristo, nos dirigimos, para escuchar el anuncio de la esperanza que
no defrauda. En Ti también nosotros estamos resucitados y hemos pasado de la muerte a la vida.
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“Valorando nuestra dignidad, aprendemos a vivir en fraternidad”
Tu resurrección ha roto las tinieblas para hacer surgir la luz de la vida nueva, fruto de tu pasión y
de tu muerte. Hoy, Jesús, contigo hemos vencido.
Lector 2: Nos has dado vida nueva Jesús, para que si alguien:
- Nos busca en el frío, es porque encuentra en este hogar abrigo.
- Nos busca con alegría, es porque encuentra en este hogar una sonrisa.
- Nos busca con lágrimas, es porque encuentra en este hogar consuelo.
- Nos busca en el dolor, es porque encuentra en este hogar remedio.
- Nos busca con orquesta, es porque encuentra en este hogar la fiesta.
- Nos busca con secretos, es porque encuentra en este hogar confianza.
- Nos busca con miedo, es porque encuentra en este hogar amor.
- Nos pide oración, es porque encuentra en este hogar a Dios.
Lector 2. Oración
(De preferencia que la rece un adulto)
Señor Dios, Tú, este día, nos has abierto las puertas de la vida por medio de tu Hijo, vencedor de
la muerte. Hoy te pedimos que nos concedas ser renovados por tu Espíritu, para que esa vida
nueva que nos trajo la Pascua de Jesús, la manifestemos a través de gestos sencillos y acciones
concretas. Así, nuestra vida será un puerto seguro para quien naufraga y un lugar seguro para
quien se siente desprotegido y solo. Amén.
Lector 1. Conclusión
1) En silencio, cada uno, da gracias a Dios por la vida que nos dio. Le pedimos que la cuide
y la proteja contra la pandemia y otras enfermedades.
4) Al final todos decimos el lema: “La vida que recibimos es la vida que compartimos”
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