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Brecha de calidad: ¿A

quién le importa?
Por: Rafael Orduz

El Espectador, 14 de Abril de 2009.


LES PREGUNTAN A NIÑOS DE CUARto grado qué regla común
puede aplicarse para que, partiendo de cada uno de los números
4,5,8 y 11, se obtengan, respectivamente, los números 9,11,17 y
23. La respuesta es que cualquiera de los primeros números se
multiplica por dos y al resultado se le suma una unidad.

Fue una de las muchas preguntas que se aplicaron en el


marco de las pruebas TIMSS (Estudio Internacional de
Tendencias en Matemáticas y Ciencias) a niños de cuarto
grado de 59 países. Junto con los niños de octavo, las
pruebas se aplicaron en 2007 a 425 mil alumnos.
Colombia, por decisión del Ministerio de Educación,
participó con casi 9700 alumnos. Los resultados de las
pruebas TIMSS son aceptados en todo el mundo como
indicador idóneo de calidad de la educación básica.

La respuesta a la pregunta de arriba no es fácil, a juzgar


por los resultados. Los más exitosos fueron los niños de
Hong - Kong, Japón y Singapur: 39%, 38% y 37% del total
de los niños de cuarto grado de tales regiones
respondieron en forma correcta. La media fue de 15%. ¿Y 
nuestros niños colombianos? La comparación es dura: ¡El
1%!
En todo el paquete de pruebas, Colombia obtuvo,
finalmente, 355 puntos en cuarto grado (Honk-Kong, el
primero, sacó 607). Algo similar ocurrió con ciencias, y con
el grado octavo. Nuestro orgullo fue haber superado a El
Salvador, único país de América Latina con el que
concursamos, y a unos principados árabes.

También tomó parte Colombia en PISA (Program for


International Student Assessment), a instancias de la
OECD (el club de los países de alto ingreso). El énfasis del
2006 estuvo en la competencia científica, es decir en “la
capacidad de utilizar el conocimiento científico, identificar
cuestiones científicas y sacar conclusiones basadas en
pruebas con el fin de comprender y ayudar a tomar
decisiones relativas al mundo natural y a los cambios que
ha producido en él la actividad humana” (Icfes, Colombia
en PISA).

Participaron jóvenes de quince años de 56 países , seis de


ellos de América Latina. Para no hacer el cuento largo,
Colombia quedó de sexta entre latinoamericanos (de
última) en ciencias, quinta en lectura (parece que los chicos
argentinos leen peor), y de quinta en matemáticas
(empatada con Brasil).

Entre las 500 universidades de mayores consultas y


publicaciones en la red hay sólo 40 ibero-americanas: 31
de España y Portugal, nueve de América Latina y ninguna
de Colombia, según Cepal (Economía  del Conocimiento,
2008, datos Webometrics).

En porcentaje del total citable de las 100 universidades


iberoamericanas con mayor producción científica, Colombia
representa 0%.

Colombia gasta el 0,3% de su PIB en ciencia y tecnología,


sumando recursos públicos y privados.

¿De qué nos extrañamos?

Países  con educación básica de calidad invierten en


promedio el 2% en ciencia y tecnología, publican, innovan y
patentan, forman a sus formadores con estrictos
estándares de calidad, y producen y exportan riqueza a
partir del conocimiento.

Por allá hablan de economías del conocimiento, concepto


exótico en estas latitudes, más interesadas en la vida
íntima de los secuestrados y en la última narco -novela.

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