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UNIVERSIDADE FEDERAL DO RIO GRANDE DO NORTE

EXAMEN PARCIAL DE LITERATURA HISPANOAMERICANA I

Prof. Fiori
Alumno: Misael Bezerra do Nascimento 8/12/2021 89

Busca manifestaciones barrocas en los 4 poemas, apuntándolas y, asimismo, analizándolas

En la muerte de Laura Soneto del pecador herido

Sus ojos que canté amorosamente, Si esta sangre, por Dios, hacer pudiera
su cuerpo hermoso que adoré constante,  que la herida a los ojos la pasara,
y que vivir me hiciera tan distante antes que la vertiera la llorara,
de mí mismo, y huyendo de la gente, fuera elección y no violencia fuera.

Su cabellera de oro reluciente,  Ni el interés del Cielo me moviera,


la risa de su angélico semblante ni del Infierno el daño me obligara;
que hizo la tierra al cielo semejante, sólo por ser quien es la derramara
¡poco polvo son ya que nada siente! cuando ni premio ni castigo hubiera.

¡Y sin embargo vivo todavía!  Y si aquí Infierno y Cielo mi agonía


A ciegas, sin la lumbre que amé tanto, abiertos viera, cuya pena o cuya
surca mi nave la extensión vacía... gloria estuviera en mí, si prevenia

Aquí termine mi amoroso canto:  ser voluntad de Dios que me destruya,


seca la fuente está de mi alegría, el infierno me fuera por la mía
mi lira yace convertida en llanto.  y no entrara en el Cielo sin la suya.

Petrarca Calderón de la Barca

No sabe qué es amor quien no te ama, Del castizo caballo descuidado


celestial hermosura, esposo bello, el hambre y apetito satisface
tu cabeza es de oro, y tu cabello la verde hierba que en el campo nace,
como el cogollo que la palma enrama. el freno duro del arzón colgado;

Tu boca como lirio, que derrama mas luego que el jaez de oro esmaltado


licor al alba; de marfil tu cuello; le pone el dueño, cuando fiestas hace,
tu mano el torno y en su palma el sello argenta espuma, céspedes deshace,
que el alma por disfraz jacintos llama. con el pretal sonoro alborozado.

¡Ay Dios!, ¿en qué pensé cuando, dejando Del mismo modo entre la encina y roble,


tanta belleza y las mortales viendo, criado con el rústico lenguaje,
perdí lo que pudiera estar gozando? y vistiendo sayal tosco he vivido;

Mas si del tiempo que perdí me ofendo, mas despertó mi pensamiento noble,


tal prisa me daré, que un hora amando como al caballo, el cortesano traje:
venza los años que pasé fingiendo. que aumenta la soberbia el buen vestido.

Lope Tirso de Molina


Análisis del Poema de Petrarca

Sus ojos que canté amorosamente,


su cuerpo hermoso que adoré constante, 
y que vivir me hiciera tan distante
de mí mismo, y huyendo de la gente,
En esa estrofa, el yo lírico lamenta la ausencia de su amada. Hay un tono melancólico mezclado
con sinestesia. Algo que se evidencia a través de las ideas de cantar los ojos que es una mezcla
de sentidos. El cantar de la vocalización de confunde a la vez con la visón de los ojos de una
mejer inaccesible. El sufrimiento de la solitud está ahí, y el hablante vive un paradojo una
paradoja cuando se encuentra distante de si mismo.

Su cabellera de oro reluciente, 


la risa de su angélico semblante
que hizo la tierra al cielo semejante,
¡poco polvo son ya que nada siente!
En la segunda estrofa, una vez más el yo-lírico muestra echar de menos a su amada. Pero, ahora la
diviniza aún más a punto hasta llegar al punto de compararla a un ángel. Así, trae al poema el tema
religioso, otra marca Barroca común en obras literarias de aquel entonces.

¡Y sin embargo vivo todavía! 


A ciegas, sin la lumbre que amé tanto,
surca mi nave la extensión vacía...
Ahora, Él se martiriza por seguir viviendo, aunque ella no esté allí. De ese modo, revive en su memoria lo
importante que era ella en su vida y aparenta cuestionar el sentido de su propia existencia. Una de las
manifestaciones Barrocas ahí está en la manera bajo la cual el sufriente habla de sus sentimientos,
mientras vive la ausencia. (desengaño)

Aquí termine mi amoroso canto: 


seca la fuente está de mi alegría,
mi lira yace convertida en llanto. 
En el terceto final, se puede deducir que la angustia, tristeza y incertidumbre rellena el lugar dónde
otrora había alegría. Y sigue así, lamentando su pérdida. 23
Análisis del poema de Lope

No sabe qué es amor quien no te ama,


celestial hermosura, esposo bello,
tu cabeza es de oro, y tu cabello
como el cogollo que la palma enrama.
El poema de Lope empieza con un juego de palabras “No sabe qué es amor quien no te ama”. Eso es,
desde el principio, el rasgo Barroco de “jugar con palabras” ya se evidencia. Pero, otros más forman
parte de esa primera estrofa. Uno de los más emblemáticos es comparar la hermosura con el divino y
usar hipérbole para decir lo bello que son los cabellos de alguien implícito (se deduce que sea una mujer)
con el propio oro. A decir de otro modo, valioso y bello.

Tu boca como lirio, que derrama


licor al alba; de marfil tu cuello;
tu mano el torno y en su palma el sello
que el alma por disfraz jacintos llama.
Los elogios y alusiones forman parte da la caracterización del amor de que se habla. El yo-lírico idealiza
dicho sentimiento en la unicidad de cosas raras. Y así, evoca lo inmaterial -el alma- como la esencia de lo
que es bello en el mundo.

¡Ay Dios!, ¿en qué pensé cuando, dejando


tanta belleza y las mortales viendo,
perdí lo que pudiera estar gozando?
En el penúltimo terceto, se puede observar el arrepentimiento de haber dejado el amor por lo divino
para entregarse a lo mundano. Hay, entonces, un carácter de moraleja que es la vanidad de los placeres
de la vida terrena cuando en realidad, lo que merece la pena es el gozo divino.

Mas si del tiempo que perdí me ofendo,


tal prisa me daré, que un hora amando
venza los años que pasé fingiendo.
El terceto final, el autor pone énfasis una vez más en lo bueno que es el amor divino y hace paráfrasis
con fragmentos bíblicos cuando dice que dará prisa en volver a lo bueno. Pues, vale más una hora bajo el
amor divino que años de fingimientos. Además de eso, la preocupación con el tiempo evidencia la idea
de “Tempus Fugit”. 22
Análisis del Poema de Calderón de la Barca

Si esta sangre, por Dios, hacer pudiera


que la herida a los ojos la pasara,
antes que la vertiera la llorara,
fuera elección y no violencia fuera.

El tema religioso siempre estuvo muy presente en el Barroco. Pero, en esa estrofa, el yo-lírico utiliza el
nombre de Dios como un vocativo de clemencia. Tal vez, para demostrarle su arrepentimiento por las
cosas malas que hizo. El arrepentimiento, además del tema religioso, también forman parte de
características barrocas y en esa primera estrofa, tenemos los dos juntos.

Ni el interés del Cielo me moviera,


ni del Infierno el daño me obligara;
sólo por ser quien es la derramara
cuando ni premio ni castigo hubiera.
Aquí, el hablante usa los opuestos para enfatizar lo que no haría de malo caso tuviera la oportunidad de
revivir sucesos trágicos que hizo protagonizó. Palabras como “cielo x Infierno” están en oposición. Algo
bastante común en el Barroco. Además de eso, tenemos el impasse que nos presenta el autor y la
búsqueda por refugio en medio a la tormenta que vive. Eso es, le gustaría no haber sido Él quien ha
derramado la sangre.

Y si aquí Infierno y Cielo mi agonía


abiertos viera, cuya pena o cuya
gloria estuviera en mí, si prevenia
Una vez más, podemos ver los opuestos en el lamento: “Infierno x Cielo; agonía x gloria”. En ese
penúltimo terceto, Él sigue su lamento diciendo que nada lo haría repetir sus hechos.

ser voluntad de Dios que me destruya,


el infierno me fuera por la mía
y no entrara en el Cielo sin la suya.
Aquí, en la última estrofa, la oposición sigue y además de eso, el yo-poético no está seguro que haya
cumplido sus tareas cristianas junto al Cielo y no sabe si tendrá el perdón o la condenación eterna. 22
Análisis del Poema de Tirso de Molina

Del castizo caballo descuidado
el hambre y apetito satisface
la verde hierba que en el campo nace,
el freno duro del arzón colgado;
La primera parte de ese poema habla sobre la imposibilidad de hacer algo, aunque mucho se
desee hacerlo. Hay la controversia de ser castizo pelo no ser cuidado y también, el paradojo de
está hambriento delante de la hierba que nace en el campo. El freno lo lleva a un confronto
entre sus voluntades y sus impedimentos. Lo que resulta en lamentos y melancolía.

mas luego que el jaez de oro esmaltado
le pone el dueño, cuando fiestas hace,
argenta espuma, céspedes deshace,
con el pretal sonoro alborozado.

Del mismo modo entre la encina y roble,
criado con el rústico lenguaje,
y vistiendo sayal tosco he vivido;

mas despertó mi pensamiento noble,
como al caballo, el cortesano traje:
que aumenta la soberbia el buen vestido.

En las tres últimas estrofas, el yo-lírico hace una crítica a las injusticias del mundo. El caballo, ahora,
tiene un papel de segundo plan. Eso es, lo utiliza como medio de comparar la vida desgraciada que tiene
aunque tenga sangre noble, y el caballo mestizo que sólo se valora cuándo hay fiestas y les ponen
adornos lujosos. 22

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