Está en la página 1de 11

Literatura del Renacimiento

La literatura renacentista forma parte de un movimiento más


general del Renacimiento que experimenta la cultura occidental en
los siglos XV y XVI, aunque sus primeras manifestaciones pueden
ser observadas en la Italia de los siglos XIII y XIV. Se caracteriza
por la recuperación humanista de la literatura clásica grecolatina y
se difunde con gran fuerza gracias a la invención de la imprenta
hacia 1450.

La novedad afecta tanto a los temas como a las formas. Entre los
primeros cabe destacar el antropocentrismo, el interés por la
naturaleza y la recuperación de la mitología clásica. La filosofía
recupera las ideas platónicas y las pone al servicio del cristianismo.
La búsqueda del placer sensorial y el espíritu crítico y racionalista
completan el ideario de la época. En cuanto a los aspectos
formales, se recupera la preceptiva clásica (cuya raíz está en la
Poética de Aristóteles), basada en el principio artístico de la Pietro Bembo fue el rector del gusto
imitación. También se desarrollan nuevos géneros (como el literario en la Italia del siglo XVI.
ensayo) y modelos métricos (entre los que destaca el soneto como
forma estrófica y el endecasílabo como tipo de verso).

Los precedentes de Dante, Petrarca y Boccaccio dan lugar a un esplendor de la literatura renacentista en
Italia en el siglo XVI. La figura directriz del gusto poético renacentista de ese siglo será Pietro Bembo, que
escribió canciones petrarquistas y sonetos, pero sobre todo, se erigió en el árbitro de la literatura italiana de
su tiempo, que fue el centro de irradiación internacional de este movimiento.

Índice
Italia
Antecedentes
El dolce stil novo
Dante Alighieri y la Divina comedia
Francesco Petrarca y el Cancionero
Boccaccio y el Decamerón
El siglo XVI
Alemania
Holanda
España
Portugal
Francia
Inglaterra
Fuentes
Enlaces externos
Italia

Antecedentes

El dolce stil novo

El dolce stil novo ('dulce estilo nuevo') es un tipo de lírica amorosa culta que se desarrolla en Florencia en
el siglo XIII. Sus representantes más destacados son Guido Guinizelli, Guido Cavalcanti y Cino da Pistoia.

Sus principales características son:

Sinceridad en la expresión de los sentimientos en la línea de la


lírica humana, popular y profundamente religiosa de San
Francisco de Asís.
Presencia de una naturaleza primaveral en armonía con el hombre
retomando el tópico clásico del locus amoenus.
Musicalidad, suavidad, elegancia y eufonía en la expresión formal.
Amor concebido como una experiencia trascendente, que pone en
contacto al enamorado con la sabiduría, la felicidad y lo divino.
La mujer constituye una personificación del ideal neoplatónico. Es
un ser angélico de naturaleza celestial concebido como donna
angelicata.
Uso de la lengua vernácula de Florencia: el toscano o italiano.

Dante Alighieri y la Divina comedia

Dante Alighieri, nacido en Florencia en 1265 y fallecido en Rávena en 1321, es el perfecto ejemplo de
humanista. Escribió en latín clásico y también en la lengua vernácula de Florencia, al que dio un decisivo
impulso como lengua de expresión literaria, que la llevaría a constituir con el tiempo la lengua italiana por
antonomasia.

En latín escribió una defensa de la lengua vulgar, De vulgari eloquentia (hacia 1304). Predicó con el
ejemplo, pues lo más destacado de su producción está escrito en lengua romance: Vita nuova (hacia 1293) y
la Divina comedia (1320).

Vita nuova es una obra profundamente incardinada en el dolce stil nuovo. Mediante sonetos
y canciones líricas entretejidas entre la prosa explicativa, describe su amor platónico por
Beatriz.

Su obra maestra es, empero, la Divina comedia, una grandiosa alegoría en tercetos
encadenados (forma métrica inventada por Dante), en la que el propio autor, acompañado
del poeta latino Virgilio, recorren el Infierno y el Purgatorio hasta que Dante, ya
acompañado de Beatriz, contempla el Paraíso.

La Divina comedia destaca por la energía expresiva, el desgarro emocional y la originalidad de sus
imágenes. El tema central es el destino trascendente y la reflexión acerca del alma humana, todo ello
enmarcado en una concepción del mundo que reúne componentes cristianos y otros provenientes de la
cultura clásica de la antigüedad grecolatina.
Un ejemplo de la concepción amorosa de Dante, precursora del pleno Renacimiento en su caracterización
de la dama como mujer angélica, es el soneto Tanto gentile e tanto onesta pare ('Tan gentil y tan honesta
parece') que pertenece a su obra Vita nuova ('Vida nueva'), compuesta hacia 1293:

Tanto gentile e tanto onesta pare

la donna mia quand'ella altrui saluta,


ch'ogne lingua deven tremando muta,
e li occhi no l'ardiscon di guardare.

Ella si va, sentendosi laudare,


benignamente d'umiltà vestuta;
e par che sia una cosa venuta
da cielo in terra a miracol mostrare.

Mostrasi sì piacente a chi la mira,


che da per li occhi una dolcezza al core,
che'ntender non la può chi non la prova;

e par que de la sua labbia si mova


un spirito soave, pien d'amore,

che va dicendo a l'anima: sospira.


Retrato de Dante por Botticelli.
Tan gentil, tan honesta en su pasar

es mi dama cuando a otros saluda,


que toda lengua tiembla y queda muda,
y los ojos no se atreven a mirar.

Ella se va, oyéndose alabar,


benignamente de humildad vestida,
y parece que sea cosa venida
para un milagro del cielo mostrar.

Se muestra tan grata a quien la admira,


dan al pecho sus ojos tal dulzor,
que no puede entender quien no lo prueba;

parece de sus labios que se mueva


un soplo suave, tan lleno de amor,

que al alma va diciéndole: suspira.

Francesco Petrarca y el Cancionero

Petrarca (1304-1374), nacido en Arezzo de orígenes florentinos, supone la cumbre del humanismo
prerrenacentista. Su prolífica obra en latín e italiano abarca temas y asuntos variados, es de la épica histórica
culta en latín de África, en la que relata las guerras púnicas, hasta su lírica, modelo de todos los poetas
renacentistas posteriores, representada por su Cancionero (1350) escrito en italiano e inspirado por su
amada Laura, pasando por un poema alegórico también en lengua vernácula: los Triunfos (Trionfi).
El Cancionero (titulado originalmente Rerum vulgarium fragmenta) pero escrito en italiano)
consta de 300 sonetos y unos 50 poemas variados (canciones, madrigales) dedicados a
glosar su amor no correspondido por Laura. Los sentimientos se humanizan con respecto al
dolce stil nuovo y a los poemas de la Vita nuova. Laura es una mujer real (aunque
idealizada e inaccesible), que provoca en el poeta una gran variedad de emociones
contrapuestas. El amor se describe psicológicamente con gran detalle. Sus motivos fueron
retomados por toda la poesía occidental en el futuro.

He aquí un soneto característico de la lírica de Petrarca:

Onde tolse Amor l’oro, et di qual vena,

per far due trecce bionde? e ’n quali spine


colse le rose, e ’n qual piaggia le brine
tenere et fresche, et die’ lor polso et lena?

Onde le perle, in ch’ei frange et affrena


dolci parole, honeste et pellegrine?
onde tante bellezze, et sí divine,
di quella fronte, piú che ’l ciel serena?
Laura y Petrarca en el Cancionero.
Da quali angeli mosse, et di qual spera,
quel celeste cantar che mi disface
sí che m’avanza omai da disfar poco?

Di qual sol nacque l’alma luce altera


di que’ belli occhi ond’io ò guerra et pace,

che mi cuocono il cor in ghiaccio e ’n fuoco?

¿Dónde cogió el Amor, o de qué vena,

el oro fino de tu trenza hermosa?


¿En qué espinas halló la tierna rosa
del rostro, o en qué prados la azucena?

¿Dónde las blancas perlas con que enfrena


la voz suave, honesta y amorosa?
¿Dónde la frente bella y espaciosa,
más que el primer albor pura y serena?

¿De cuál esfera en la celeste cumbre


eligió el dulce canto, que destila
al pecho ansioso regalada calma?

Y ¿de qué sol tomó la ardiente lumbre


de aquellos ojos, que la paz tranquila

para siempre arrojaron de mi alma?


Petrarca, Cancionero, soneto CCXX. Traducción de Alberto
Lista.

Boccaccio y el Decamerón
Giovanni Boccaccio (1313-1375) da inicio a la novella, por
entonces un relato corto de tema amoroso. Se le conoce
fundamentalmente por el Decamerón, conjunto de cien cuentos
que giran alrededor de tres temas: el amor, la inteligencia
humana y el azar.

Los temas son casi siempre profanos, a tono con la mentalidad


burguesa que empezaba a fraguarse en Florencia. Son
frecuentes los asuntos de mujeres que engañan a sus maridos.
Se intercalan a menudo canciones populares italianas en verso. Nueve de los jóvenes protagonistas del
Decamerón representados en A tale
La importancia del Decamerón estriba en gran parte en su muy from Decameron (1916) por John William
cuidada y elegante prosa, que estableció un modelo a imitar Waterhouse.
para los futuros escritores del Renacimiento, pero también en
haber constituido el molde genérico de la futura novela
cortesana, no sólo en Italia a través de los llamados novellieri (Mateo Bandello o Giraldi Cinthio), sino en
toda Europa, como es el caso de El Patrañuelo de Juan de Timoneda o las Novelas ejemplares de
Cervantes.

El siglo XVI

Dante, Petrarca y Boccaccio dan lugar a un esplendor de la lírica renacentista en Italia en el siglo XVI. La
figura directriz del gusto poético renacentista es Pietro Bembo, que escribió canciones petrarquistas y
sonetos, pero sobre todo, se erigió en el árbitro de la literatura italiana de su tiempo.

Se puede decir que la figura más señera de la literatura


versificada de su tiempo en italiano fue Ludovico
Ariosto, autor del Orlando furioso, un extenso poema
narrativo de género fantástico y raigambre épica que
continuaba el Orlando enamorado de Matteo Maria
Boiardo y se inspiraba en la materia de Francia y la
materia de Bretaña medievales. El asunto de esta obra
es la locura de Orlando (personaje que con el nombre
francés Roland y el español Roldán) fue uno de los
míticos pares de la corte carolingia y protagonizó la
Canción de Roldán' que, enamorado de la bella Rugiero salvando a Angélica (Ingres,
Angélica, vive numerosas peripecias persiguiéndola y 1819).
se vuelve loco. La hermosa Angélica se ha enamorado
de Medoro, guerrero musulmán a quien esta había
sanado, y presa de un ataque de celos, Orlando arrasa montañas y destruye cuanto
encuentra a su paso. Para recuperar la cordura su amigo Astolfo, montado en un hipogrifo,
viaja a la luna donde encuentra, dentro de una botella, el elixir del raciocinio de Orlando
quien, tras beber de él, recobra el juicio. Durante toda la narración, presidida por un tono
muy fantasioso, se intercalan breves relatos. El Orlando furioso fue objeto de numerosas
traducciones, continuaciones e imitaciones, y supuso el más importante modelo para la
épica culta renacentista.

Torquato Tasso, que escribió en la segunda mitad del siglo XVI, es autor de la Jerusalén
libertada, que narra la toma de Jerusalén por Godofredo de Bouillon en la primera cruzada.

En prosa dictan la norma del nuevo espíritu El Cortesano de Baltasar de Castiglione, que plantea el modelo
de hombre renacentista, y El Príncipe de Nicolás Maquiavelo, que es un tratado de teoría política.
Otro humanista destacado, aunque de origen neerlandés europeo y humanista, que escribió en latín, es
Erasmo de Róterdam, cuyo Elogio de la locura es una crítica a la humanidad dada al placer, sin excluir de
su crítica los comportamientos clericales e inicia una corriente, el erasmismo, que en algunos casos
desembocaría en la reforma protestante.

Alemania
Alemania aportó al Renacimiento la tecnología que lo difundió
rápidamente: la imprenta, inventada por Johannes Gutenberg. La
imprenta, junto con el del papel, abarató y multiplicó el número de
los libros causando en toda Europa una cada vez mayor
generalización de la lectura y la cultura, propiciando el nacimiento
del sentido crítico que dio lugar a la Reforma protestante. Entre
1450 y 1600 se difundió en los países y principados del área
germánica el humanismo y surgió, como consecuencia del mismo,
la Reforma protestante. Representantes conocidos fueron Erasmo
de Róterdam, activo en Basilea, y Johannes Reuchlin, aunque
ambos escribieron la mayoría de sus obras en latín y tuvieron poca
influencia fuera de los círculos de eruditos. Erasmo atacó las
creencias más superficiales y el excesivo poder y corrupción moral
de la Iglesia católica en sus Colloquia, diálogos compuestos a la Hans Sachs.
manera helenística de Luciano de Samosata. Una vertiente más
popular tuvo el humanismo de Ulrich von Hutten (1488-1523),
con sus poemas rebeldes, o de Sebastian Brant (1458-1521), que escribió con gran éxito su satírica
Narrenschiff o La nave de los locos en alemán. Ilustrada por Alberto Durero, esta obra fue, antes de Los
sufrimientos del joven Werther de Goethe, la obra en alemán más popular e impresa.

El movimiento de más éxito fue la Reforma Protestante introducida por Martín Lutero (1483-1546). Lutero
escribió sus ideas en alemán y tradujo la biblia al lenguaje que el pueblo podía entender; la Biblia de
Lutero, traducida entre los años 1522 y 1534, fue un hecho trascendental en la creación de un lenguaje
literario unificado del alemán y aceleró el desarrollo del alemán moderno. Por otra parte, merecen mención
también los maestros cantores, el Schwank y los Fastnachtsspiel, representaciones de género burlesco,
sobre todo en forma de sus representantes más destacados Hans Sachs (1494-1576) y Jörg Wickram (hacia
1505-antes de 1562). Otro autor notable del siglo XVI fue el feroz satírico Johann Fischart (1546-1590),
originario de Estrasburgo, cuya obra más conocida es el Affentheurlich Naupengeheurliche
Geschichtklitterung.

Un género extendido en la época fue el Volksbuch, un tipo de folleto que se editaba de forma anónima y
trataba temas populares. Ejemplos son la Historia de D. Johann Fausten, versión renacentista del mito de
Fausto, y los relatos en torno al pícaro Till Eulenspiegel.

Holanda
El siglo XVI está dominado en Holanda por la figura de Erasmo de Róterdam y el humanismo latino. Y
aunque el humanismo optó preferentemente por expresarse en latín, ya en el Renacimiento empieza a
fraguarse una lengua literaria común a los diversos Países Bajos a partir de las primeras traducciones por
parte de los protestantes de la Biblia; se trata de un neerlandés más homogéneo y menos dialectal que hasta
entonces.
Este largo proceso empieza con la agitación de los protestantes
contra el catolicismo a machamartillo que quiere imponer Felipe II.
Los protestantes promueven varias traducciones al holandés del
Salterio, en lo que destaca Jan Utenhove, quien fue además el
primero en traducir al holandés el Nuevo Testamento. Philips van
Marnix escribe sátiras contra la iglesia católica. El humanismo dio
entonces figuras como Dirck Volckertszoon Coornhert (1522-
1590), autor de un Zedekunst o "Ética" (1586) y el más conocido
Erasmo de Róterdam y culminó con el Siglo de Oro de la literatura
holandesa, el XVII, cuando se tradujo la Biblia completa al
holandés con distintas peculiaridades de cada dialecto para forjar
un holandés literario común; esta es la llamada Biblia de los
estados. Destacan además otros humanistas sobre todo por sus
aportaciones dramáticas: Willem van de Voldersgraft, también
llamado Willem Gnapheus (1493-1568) influye poderosamente en
el teatro posterior con su drama sobre el tema del hijo pródigo,
Acolastus (1529), donde expone como un joven saludable y lleno
de vida recibe la noticia de que enfermará y morirá y se queda
solo, sin que nadie quiera acompañarlo sus últimos días, y su
Dibujo a la pluma de Hans Holbein el
comedia Morosophus (1531). Joris van Lanckvelt, más conocido Joven en el margen del ejemplar de
como Georgius Macropedius, (1487-1558), escribió la comedia Oswald Myconis de la edición de
Andrisca sobre dos mujeres adúlteras y el drama Hecastus (1539), 1515 del Elogio de la locura de
muy reimpreso y traducido, sobre todo al alemán, incluso por el Erasmo.
gran poeta protestante Hans Sachs. Además escribió varios libros
de texto que fueron muy usados, entre ellos un arte para escribir
cartas (Epistolica). Como profesor tuvo una amplia serie de discípulos, entre ellos el geógrafo Gerardus
Mercator.

El Elogio de la locura de Erasmo de Róterdam, una sátira de los abusos sociales y eclesiásticos, ha sido
quizá la obra del humanismo holandés más traducida a todas las lenguas.

España
La introducción del renacimiento en España fue temprana. Aunque las influencias italianas ya se dejaron
sentir en el siglo XV, especialmente en torno a la corte napolitana de Alfonso V de Aragón y el magisterio
de Lucio Marineo Sículo, Antonio Beccadelli y Lorenzo Valla, no fue hasta el segundo cuarto del siglo
XVI que Garcilaso de la Vega y Juan Boscán comienzan, a sugerencia de Andrea Navagero, a adoptar los
metros y maneras de la poesía italiana. Inmediatamente comenzó a emerger una pléyade de poetas (entre los
que cabe citar a Gutierre de Cetina, Diego Hurtado de Mendoza, uno de los varios autores a los que se
atribuye el Lazarillo de Tormes (1554), o Hernando de Acuña) que emularon el camino que había tomado
Garcilaso, el llamado «príncipe de los poetas españoles».

En la segunda mitad del siglo XVI las corrientes poéticas toman tres direcciones divergentes. Una
evoluciona hacia el manierismo, con Francisco de Aldana (que conoció directamente las sendas de la
poesía italiana de este periodo) y Fernando de Herrera, que supuso el eslabón entre la poesía armoniosa de
Garcilaso de la Vega y la barroquizante de Luis de Góngora, cuyas primeras obras datan de los años 1580.
La otra mira hacia un espiritualismo cristiano, bien en la línea ascética de Fray Luis de León o en las vías
místicas exploradas por San Juan de la Cruz y santa Teresa de Jesús. Esta segunda dirección tiene como
causa directa la Contrarreforma, que tiene lugar a mediados de siglo. En cuanto a la poesía narrativa, se
alcanza un culmen con el poema de épica culta de Alonso de Ercilla titulado La Araucana, que narra la
conquista de Chile por los españoles. Una tercera corriente vuelve a los metros tradicionales castellanos y al
vivaz octosílabo del tradicional Romancero, revitalizándolo en el llamado Romancero nuevo (Cervantes,
Lope de Vega, Góngora....), y por otra parte a la lírica cancioneril
en octosílabos del prerrenacimiento a través de las ediciones de
Cancioneros como el de Cancionero general de Hernando del
Castillo (1511, reimpreso ocho veces más en el siglo XVI).

En el terreno del humanismo destacan dos corrientes; una culta y


selecta en latín protagonizada por figuras como Luis Vives, Juan
Ginés de Sepúlveda, Hernán Núñez de Toledo, Benito Arias
Montano, Francisco Sánchez de las Brozas o Juan de Mariana,
entre otros, y otra popularizante de la cultura clásica en castellano
protagonizada por el incipiente manierista fray Antonio de
Guevara y sus exitosas Epístolas familiares (1539) y personajes
más o menos imbuidos de erasmismo como los gemelos Juan y
Alfonso de Valdés o Pero Mexía y Luis Zapata, igualmente
reimpresos con sus difundidísimmas Silva de varia lección (1540)
y Miscelánea (1592) respectivamente. Se suele mencionar como Alfonso V de Aragón retratado por
cumbre de la filología española en la época la Biblia políglota Juan de Juanes. Los signos del libro
complutense, pero se suele olvidar curiosamente las primera y abierto, los cortinajes y la corona
meritísima traducción íntegra, directa y literal desde sus lenguas aluden a su autoridad e interés por la
originales de la Biblia al castellano por el protestante español literatura.
Cipriano de Valera, la llamada Biblia del oso (1569). Muy
importantes son las contribuciones de los cronistas de Indias
(Hernán Cortés y sus Cartas de relación; fray Bartolomé de las Casas y su Historia de las Indias (1517);
Bernal Díaz del Castillo con su Historia verdadera de la conquista de la Nueva España (1575); Álvaro
Núñez Cabeza de Vaca; los cronistas de la conquista del Perú Francisco de Jerez, Gonzalo Fernández de
Oviedo, Pedro Cieza de León, el Inca Garcilaso de la Vega etc.) el Lazarillo de Tormes, que inicia el
género de la novela picaresca consolidado en una obra de transición, el Guzmán de Alfarache de Mateo
Alemán, cuya primera parte ve la luz en 1599. Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes ha sido
considerada la primera novela moderna. Publicada en dos partes (1605 y 1615) como una parodia de los
libros de caballerías, su alcance es mucho mayor, pues supone el resumen y el fin de los géneros
renacentistas y el comienzo de una visión del mundo más compleja y conflictiva.

El teatro español empieza en el renacimiento con una obra maestra entre la novela y el drama, La Celestina,
de Fernando de Rojas (1499 y 1502), un fuerte aldabonazo en favor del realismo, que fue continuado por
otras obras de género celestinesco como La lozana andaluza (1528) de Francisco Delicado o la Segunda
Celestina (1534) de Feliciano de Silva entre otras, frente a las idealizadas ficciones de los libros de
caballerías (Amadís de Gaula, 1508, Palmerín de Inglaterra, 1547-8 y Tirante el Blanco, 1511 en su
traducción castellana); de la novela pastoril (Los siete libros de la Diana (1559) de Jorge de Montemayor);
de la novela morisca (Historia del Abencerraje y la hermosa Jarifa, 1565) y de la novela sentimental
(Cárcel de amor, 1492, de Diego de San Pedro y Proceso de cartas de amores, 1548, de Juan de Segura).
Prosigue el teatro de la primera mitad del siglo XVI con las figuras señeras del también músico Juan del
Encina y sus Églogas, de Gil Vicente y su Tragicomedia de Don Duardos, de Bartolomé Torres Naharro
con las comedias romanas incluidas en su Propalladia (1517 y 1520) y, ya en la segunda mitad del siglo
XVI, Lope de Rueda con sus cómicos Pasos (1567) que preludian el entremés, Jerónimo Bermúdez con
sus Nises, tragedias clasicistas sobre el famoso mito de Inés de Castro; Miguel de Cervantes, con la
igualmente clasicista Numancia (1585) y sus comedias de cautivos, y la revolucionaria fórmula escénica del
fénix de los ingenios Lope de Vega (1562-1635), autor este el más prolífico del teatro mundial, y sus
primeros discípulos Guillén de Castro (1569-1631) o Juan de la Cueva (1543-1612).

Portugal
Al igual que en España, también el Siglo de Oro comienza en las
letras portuguesas a comienzos del siglo XVI. Quien introduce los
modelos poéticos italianizantes es Francisco Sá de Miranda en la
primera mitad del siglo. Saa de Miranda fue admirador y amigo de
Garcilaso de la Vega, y en una de sus églogas el pastor Nemoroso
llora la muerte del poeta toledano. Escribió, como aquel, sonetos,
canciones petrarquistas, églogas y otros subgéneros líricos de
inspiración italiana.

Pero el poeta nacional portugués por excelencia es Luis Vaz de


Camoens, que escribió poesía lírica y épica, tanto en portugués
como en español, y destaca por la perfección de sus sonetos. Su
obra cumbre es la epopeya Os Lusíadas ('los lusitanos'), que se
convirtió en la epopeya nacional y relata las aventuras de los
marinos compatriotas, especialmente la de la expedición de Vasco
de Gama a la India, con profusión de peripecias, riesgos,
naufragios y batallas. En esta extensa narración épica se incluyen
leyendas tradicionales portuguesas, como la historia de Inés de
Castro o el paso por el Cabo de las Tormentas. Os Lusíadas, de Camões.

Francia
Francia tuvo su gran poeta renacentista en Pierre Ronsard, que encabezó el grupo literario de la Pléyade
junto con Joachim du Bellay y formado por siete vates.

Du Bellay es el autor de una Defensa e ilustración de la


lengua francesa, el manifiesto de la Pléyade, que
aboga por una poesía continuadora de los modelos
clásicos grecorromanos e italianos. En su obra lírica
cabe mencionar Antigüedades de Roma, efusiones
poéticas provocadas por la contemplación de las ruinas
de la civilización romana y Lamentos (Regrets),
colección de sonetos de tono íntimo dirigidos a los
poetas de la Pléyade.

Ronsard cultivó la lírica clásica en sus Odas, que


seguían al griego Píndaro y al romano Horacio. La
amorosa en sus Amores, sonetos dedicados a la rica
Casandra y a la joven campesina María que siguen el Pierre de Ronsard.
ejemplo del Cancionero de Petrarca. Himnos trata
temas filosóficos, religiosos y políticos. También
escribió un ambicioso poema épico nacional: la
Francíada, que intenta emular la Eneida de Virgilio. Con los Sonetos a Elena vuelve los
ojos a la poesía de amor en una obra de madurez.

En prosa novelesca destaca la sátira de Gargantúa y Pantagruel de Rabelais, donde se plantea un mundo al
revés lleno de humor y fantasía, que tiene como fin último la crítica de las costumbres francesas.

La prosa didáctica tiene como gran figura a Michel de Montaigne, el creador del ensayo en su obra
Ensayos (Essais, 1580), que inauguran un género que combina la reflexión personal con la opinión
subjetiva y que se dirige a un lector cercano y curioso, interesado por el mundo contemporáneo.
Inglaterra
El renacimiento llega tardíamente a las islas británicas. Es en la
segunda mitad del siglo XVI, con el periodo isabelino (llamado así
por tener lugar bajo la monarquía de Isabel I de Inglaterra), cuando
la influencia clásica e italiana alcanza su plenitud. Es el teatro el
campo más destacado.

Las obras dramáticas de entretenimiento (opuestas al propósito


moralizante) volvieron al escenario. William Shakespeare es el
dramaturgo más notable, pero hubo muchos más, como
Christopher Marlowe o Ben Jonson.

Del siglo XVI al XVIII los ejecutantes de la commedia dell'arte


improvisaban en las calles de Italia y de Francia, pero algunas de
las obras fueron escritas. Shakespeare partió del teatro popular y de
la cultura grecolatina para crear nuevas comedias.
William Shakespeare.
La lírica renacentista tiene su arranque en Thomas Wyatt, quien
adaptó el soneto italiano a la métrica del inglés. Le siguieron
Henry Howard, Philip Sidney y Edmund Spenser además de
Shakespeare, que también escribió notables sonetos ingleses.

La épica está representada por La reina de las hadas de Edmund Spenser (1597) que seguía el modelo de
Ludovico Ariosto del poema narrativo novelesco y colmado de peripecias.

La prosa humanística tiene su representante más eximio en Tomás Moro, creador de Utopía, donde se
dibuja una sociedad ideal.

Fuentes
Antonio Domínguez Ortíz, Historia Universal: Edad Moderna, Barcelona, Vicens Vives,
1983, vol. III. Cfr. esp. cap. VII «El Renacimiento», págs. 102 y ss. ISBN 84-316-2167-2
David Fernández, Literatura Universal, Barcelona, Almadraba, 2008. ISBN 978-84-8308-
703-9
Literatura renacentista (https://web.archive.org/web/20110114195610/http://www.artehistori
a.jcyl.es/historia/contextos/1877.htm), en www.artehistoria.jcyl.es
R. O. Jones, Historia de la literatura española: Siglo de Oro: prosa y poesía (siglos XVI y
XVII) (http://books.google.es/books?id=a9f3eNFCDk8C&printsec=frontcover&source=gbs_a
tb#v=onepage&q&f=false), Barcelona, Ariel (Letras e Ideas), 1996. ISBN 9788434483668

Enlaces externos
BRUMBLE, H. David: Let Us Make Gods in Our Image: Greek Myth in Medieval and
Renaissance Literature (Hagamos a los dioses a nuestra imagen y semejanza: el mito
griego en la literatura de la Edad Media y el Renacimiento), en The Cambridge Companion
to Greek Mythology (Vademécum de Cambridge de la mitología griega), edición preparada
por Roger D. Woodard, Cambridge University Press, 2009.
Reproducción (https://archive.org/details/TheCambridgeCompanionToGreekMythology/p
age/n429) en facsímil electrónico en el sitio (https://archive.org) del Internet Archive.
Roger D. Woodard: profesor de Clásicas y de Lingüística de la Universidad de
Búfalo.

Obtenido de «https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Literatura_del_Renacimiento&oldid=140048218»

Esta página se editó por última vez el 30 nov 2021 a las 02:07.

El texto está disponible bajo la Licencia Creative Commons Atribución Compartir Igual 3.0; pueden aplicarse
cláusulas adicionales. Al usar este sitio, usted acepta nuestros términos de uso y nuestra política de privacidad.
Wikipedia® es una marca registrada de la Fundación Wikimedia, Inc., una organización sin ánimo de lucro.

También podría gustarte