Del mismo modo en que me pareció oportuno introducir al lector de este libro en la problemática del conocimiento a través de mi propia búsqueda para saber qué es conocer, ahora estimo que puede ser útil algo semejante con el método o técnica de las historias de vida. Cuando me iniciaba en el estudio de la sociología, tenía la impresión -esto no es nada científico- de que el conocimiento de las historias personales podía ayudar para una mejor comprensión de la sociedad, aunque sólo sea un procedimiento complementario. Aquí tam- bién, una idea de Fromm me lleva a esta inquietud: la necesidad de "reunir dos áreas de problemas que comúnmente se estudian por separado: las potencialidades, cualidades y estructura del carácter humano, y los problemas sociales, políticos y económicos". Esto -que me sirvió para comenzar a pensar los procesos cognitivos- también estuvo presente en mi intento por comprender la historia de vida como una de las técnicas de investigación social. Más que el pensamiento de Fromm, en este punto me influyó Wright Mills con su tesis acerca de la conjunción entre "biografía, historia y sociedad, y de sus interacciones dentro de las estructuras sociales". Considera que estas tres cosas son "los puntos de las coordenadas para el estudio del hombre". Luego, trabajando en diferentes países (no como investigador sino para atender problemas concretos como vivienda, trabajo en barrios, organización de cooperativas, etc.), y ante la necesidad de tener conocimiento del país, aun después de consultar estudios e información sobre él, para mejor conocer y comprender una región o un pueblo, recogía información (o, mejor dicho, vivencias), escuchando historias personales. Esto no era utilizar la técnica de investigación llamada historia de vida, sino algo muy simple y elemental: tratar de comprender una realidad social, política, cultural y económica a través de lo que vivían y vivenciaban personas concretas. Eran historias personales fragmentadas; quizás decían cosas falseadas o distorsionadas, pero me resultaban útiles para tener una mayor comprensión de la nueva realidad en la que debía desarrollar mi trabajo. Casi 30 años después descubrí por qué este "escuchar historias" me resultó tan fructífero. Al leer uno de los mejores libros sobre esta técnica, Autobiografías, de Jesús de Miguel, encontré un pasaje esclarecedor: "Las autobiografías pueden ser consideradas como espejos o como ventanas. Algunas ... son ventanas que permiten contemplar o entender el mundo real, y a través de las cuales se puede conocer mejor la realidad social. Son experiencias colectivas, normalmente de una clase o un grupo social determinado. Representan un método de exploración, una ventana abierta a la realidad. Otras ... son espejos, es decir, métodos de autoexpresión, de entenderse a sí mismo, o de entender a seres queridos o cercanos.” No eran historias de vida, era simplemente escuchar a otros con una actitud empática, a través de la escucha activa y preguntas estimulantes. Lejos de mí pretender afirmar que puedo conocer/comprender una sociedad con sólo escuchar a individuos, como si la suma de sus informaciones y vivencias me permitiese tener un conocimiento de la realidad social en su globalidad. Sólo digo "comprender mejor", habida cuenta de que cada hombre y cada mujer son espejos y ventanas que permiten ver un porciúnculo de la sociedad en que viven ... Sociedad, biografía e historia son tres dimensiones inseparables. En ese entonces, un impedimento me dificultaba. Asumir la utilidad y validez de esta técnica de investigación: el clima intelectual/ideológico que dominaba en los estudios de sociología. Por un lado, el monopolio de los métodos cuantitativos, de las técnicas estadísticas y de la formalización matemática. Lo que Pitirim Sorokin llamara la "quantofrenia". Por otro lado, cuando el marxismo dejó de estar, como decía Juan F. Marsal, "en las orillas de la sociología académica para instalarse con formas y grados diversos en el edificio principal", se transfor- mó en la "gran teoría", en el único método para tener un auténtico conocimiento de la realidad y de la historia, desde su comienzo hasta su final. En ese contexto, ¿de qué podían servir estudiar casos particulares, relatos e historias de vida? A partir de ellos -se decía-, es imposible hacer generalizaciones teóricas. Pueden hacerse buenos estudios, pero ellos no son científicos. Un día comencé a comprender que la historia de vida reúne todos los requisitos para ser considerada una técnica de investigación social. Y esto, gracias a los trabajos de dos excepcionales investigadores: un antropólogo (Oscar Lewis) y un sociólogo (Juan Francisco Marsal). En un caso, de los estudios sobre la subcultura de la pobreza y, en el otro, con la autobiografía de un inmigrante español en Argentina. Después de leer Los hijos de Sánchez: Autobiografía de una familia mexicana (1965), estuve presente en un debate en la Universidad de Caracas, en donde Oscar Lewis presentó sus tesis sobre la antropología de la pobreza. Al abrirse el debate, un profesor, intelectual orgánico del marxismo, lanzó un demoledor ataque a lo que Lewis había expuesto y que lo hacía -según su critico- un "idiota útil del capitalismo" y "servidor del imperialismo yanqui" (expresiones no muy originales, por cierto). La réplica de Lewis y el posterior debate me revelaron con total claridad que él conocía mejor la realidad de la pobreza que los autodenominados "vanguardias esclarecidas del proletariado". Como ya lo había dicho Lewis en su libro La vida, las consideraciones abstractas (en el caso de este debate, la dialéctica que sus criticas esgrimían como "el método") omiten "el corazón y el alma mismos de los fenómenos que nos interesan, a saber, el ser humano individuo'. Hacer la América. Autobiografía de un inmigrante español en la Argentina (1909), de Juan Francisco Marsal, quizás la primera investigación social realizada en el país utilizando esta técnica, mostró sus posibilidades y potencialidades, sin ocultar sus limitaciones. Para algu- nos, su apéndice metodológico (donde luego centró su autocritica) fue una ventana abierta para dar entrada a la historia de vida como uno de los métodos y técnicas de la investigación social.
1. Breve referencia histórica de las “historias de vida" como técnica de investigación
social. Las "historias de vida" no comienzan con el trabajo de los sociólogos, antropólogos o psicólogos. Historiadores y cronistas las han utilizado desde hace siglos. Lo nuevo que han incorporado las disciplinas antes aludidas son el rigor metodológico y la confluencia en un punto de intersección entre el "tiempo biográfico" y el "tiempo histórico social". Prácticamente, todos los autores que hacen referencia a la historia de vida como técnica de investigación señalan como un hito fundamental el libro de I. Thomas y F. Znaniechi, que narra la historia de un campesino polaco (Wladech Wimiewski) que desde un pequeño pueblo de Polonia emigra a Estados Unidos, previo paso por Alemania. Por otro lado, entre los años 1920 y 1930, "la paulatina desaparición de los indios dio lugar a un buen número de historias de vida". Sarabia hace referencia a dos libros de P. Radin, The Autobiography of A Winnebago Indian (1920) y Crashing Thunder (1926), y lo considera co- mo uno "de los primeros investigadores en comprender la importancia como fuente de información de sujetos situados hacia la mitad de su vida con alguna habilidad para describir la vida en relación con el contexto en que se desarrollaba". Otras obras sobre indios norteamericanos señaladas por este autor son las de W. Dyk, Son of Old Man Hat (1938), C. Ford, Smoke from their Fires (1941), y L. W. Simmons, Sun Chief (1942). "Obras en las que puede advertirse un intento cada vez más sistemático de la elaboración y de preocupación metodológica." Tanto en Estados Unidos como en Polonia, hasta fines de los años de la década 1920-1930, la historia de vida no era una técnica marginal; por el contrario, era uno de los principales procedimientos utilizados por la sociología empírica. Después de la segunda guerra mundial, prácticamente dejó de ser utilizada, particularmente en las décadas de los cincuenta y de los sesenta. Antropólogos como Kluchohn, Dampierre, Langness y Mandelbaum, y sociólogos como Blumer, Angell, Becker y Denzin, escribieron sobre la validez del método y las razones de su fracaso. En América latina, la historia de vida dejó de ser un procedimiento periférico para el estudio de la realidad social, después de las investigaciones y los trabajos de Oscar Lewis, en especial con su Antropología de la pobreza, cinco familias, publicada en 1961. "Traté de ofrecer al lector algunas ojeadas de la vida diaria de cinco familias mexicanas en 5 días absolutamente ordinarios. En este volumen presento al lector una visión más profunda de la vida de una de estas familias, mediante el uso de una técnica por la cual cada uno de los miembros de la familia cuenta la historia de su vida en sus propias palabras. Este método nos da una vista de conjunto, multifacética y panorámica, de cada uno de los miembros de la familia, sobre la familia como un todo, así como de muchos de los aspectos de la vida de la clase baja mexicana. Las versiones independientes de los mismos incidentes ofrecidas por los diversos miembros de la familia nos proporcionan una comprobación anterior acerca de la confiabilidad y la validez de muchos de los datos, y con ello se compensa parcialmente la subjetividad inherente a toda autobiografía aisladamente considerada." Cuando se utiliza esta técnica o procedimiento, se ha de tener en claro que la historia de su vida que relata el sujeto (y la que escribe el investigador) no es sin más lo que en verdad sucedió, sino lo que recuerda (Jo que puede hacer venir a su memoria inmediata) y cómo lo recuerda. Lo que recordamos y expresamos no es el pasado en sentido estricto, sino las imágenes que recordamos y evocamos del pasado. De ordinario selectivas (las que más nos han impactado) y, además, estructuradas por nosotros. A veces se habla de acontecimientos más imaginados que reales, en otros casos hay errores en la percepción de la realidad y, con frecuencia, se racionaliza para justificar determinadas conductas personales. También hay que tener en cuenta que toda historia de vida está limitada por lo que quiere contar el sujeto y la veracidad de su relato. A pesar de estas limitaciones (como tienen todas las técnicas), la validez y las potencialidades de las historias de vida hoy están ampliamente reconocidas. El renacimiento de este procedimiento después de un largo período que va de los años cincuenta a los ochenta en que su validez estuvo como entre paréntesis, se debe a una serie de factores: El interés creciente por los métodos cualitativos en la investigación social. En la vieja controversia entre métodos cuantitativos y métodos cualitativos, la balanza se ha ido inclinando por estos últimos, sin desdeñar a los primeros. En algunos sociólogos, psicólogos y antropólogos, está clara la necesidad de encontrar el punto de intersección entre la biografía personal y la sociedad, o sea, la referencia de las estructuras históricas en la cotidianidad de los individuos. "Ya no es necesario -nos dice Jesús de Miguel- pedir perdón por escribir una historia de vida, más bien todo lo contrario". La historia de vida ofrece nuevas posibilidades y atractivos para la investigación social.
2. En qué consiste la historia de vida
EJ término "historia de vida", en su misma expresión, nos ofrece una idea de lo que se trata. El alcance científico y técnico no difiere sustancialmente de su sentido lato: es "una narración de la vida de una persona, contada en una serie de conversaciones o entrevistas habladas ... ". Precisando su alcance desde el punto de vista del método, Jesús de Miguel añade: el objetivo final "no es ilustrar los procesos sociales, sino entender un proceso global más importante: la experiencia total de la vida de una persona dentro de la sociedad concreta". Como ya lo señalamos, la historia de un individuo es un punto de intersección con el medio social y con el proceso histórico. La historia de vida focaliza su atención en uno de sus factores (el individuo), pero de manera inseparable de su medio y del proceso histórico en donde esa vida transcurre.
Diferentes técnicas y modalidades de las historias de vida
En la realización de las historias de vida, estimo que los criterios por los cuales Allport distingue tres diferentes tipos de historia de vida siguen siendo válidos: La historia total: el investigador trabaja sobre un relato que comprende toda la vida del sujeto (desde el recuerdo más antiguo hasta el momento final de su relato). Temático, centrado en un tema o cuestión que estudia a todo lo largo de la vida del sujeto. La biografía preparada por el investigador que, en última instancia, es el responsable del producto final, a través de una tarea de escuchar, anotar, cortar, seleccionar, ordenar y reestructurar, basta llegar a configurar un formato y contenido final a la historia. Por su parte, J. J. Pujadas, siguiendo la obra de Poircer, Clapier y Raybamt, distingue también tres tipos de historia de vida que supone, además, igual variedad de técnicas. Técnica(s) de relato único, obtenido de una sola persona, como es el caso del estudio de Marsal sobre un emigrante español, y de Thomas y Znaniecki en el relato de un emigrante polaco. Este tipo de historia de vida se puede realizar partiendo de autobiografías encargadas o relatos producidos a través de entrevistas en profundidad. Técnica(s) de relatos cruzados. Se trata de la historia de varias personas de un mismo entorno (familiar, vecinal o compañeros de una institución). Este modelo polifónico -o a varias voces- tiene, en el estudio de Lewis sobre cinco miembros de una familia mexicana, la "obra paradigmática" de esta modalidad técnica. Técnicas de relatos paralelos. No es fácil diferenciarlas de los relatos cruzados. Son historias que no necesariamente transcurren en el mismo medio, como el ejemplo que propone Vallés de un estudio realizado con 23 ex heroinómanos de entre 19 y 33 años a los que se les hizo una entrevista en profundidad (sólo en unos pocos casos se hicieron 2 ó más entrevistas). La variedad de tipos de historia de vida expresa la diversidad de abordajes disciplinares (psicológicos, sociológicos, antropológicos) llevados a cabo dentro de cada disciplina con diferentes enfoques, según las respectivas opciones teóricas de cada investigador y la metodología que se deriva de ellas.
Algunas precisiones conceptuales y terminológicas
Para enmarcar en una perspectiva más amplia la historia de vida, como una de las técnicas de investigación social, puede ser útil tener en cuenta el trabajo de Miguel Vallés en su intento de clarificación conceptual y terminológico acerca de las técnicas cualitativas de investigación social, Para este autor, existe un conjunto de técnicas que él llama de conversación-narración; por una parte, considera dentro de esta categoría la entrevista en profundidad y, por otro lado, la metodología biográfica dentro de la cual se encuadran las historias de vida. Ante todo conviene distinguir entre biografía, autobiografía e historia de vida. La biografía, obra escrita que narra la vida de una persona, es un género literario que se cultiva desde la antigüedad. En la actualidad, las biografías se realizan apoyadas en un trabajo de búsqueda documental (manuscritos, diarios íntimos, correspondencia, informaciones periodísticas que aluden al biografiado, testimonios de otras personas, etc.). La autobiografía es la narración de la vida de una persona que habla (escribe) sobre sí misma. El relato es una reconstrucción que un sujeto hace de su vida. La historia de vida (life history) exige unas técnicas de recogida de información sobre la vida de un sujeto y de una estrategia metodológica de la que se vale el investigador para escribir la vida de un individuo. Esta tarea investigativa de presentar la vida de otro u otra a partir del relato del protagonista no excluye otras pequeñas historias que se entrecruzan (padres, hermanos, escosa, hijos, amigos, compañeros de la pandilla o de la barra, de trabajo o de estudios, etc.). Son actores secundarios, pero todos ellos cuentan en la historia. Lo importante es la forma en que el protagonista se relaciona con todos ellos, lo que significan e inciden en su vida. En una autobiografía, el texto se convierte en un objeto en sí mismo; no ocurre eso con la historia de vida, en donde lo que se expresa es la vida de una persona en la que el sujeto se transforma en espectador de sí mismo. No necesariamente la narración es la historia vivida; es la historia tal como él la presenta, a lo largo de un proceso cronológico, o de un considerable período de tiempo. A través de la historia de vida, se intenta "captar las reacciones espontáneas de un sujeto ante determinados acontecimientos fundamentales de su vida; es decir, aprehender una experiencia individual en la forma más natural y amplia posible". Para algunos, la historia de vida tiene una función suplementaria o complementaria de otras técnicas y procedimientos. Sin negar que la historia de vida tiene entidad en sí misma, creo que, en muchos estudios e investigaciones, esta complementariedad de las historias de vida y autobiografías, puede "mostrar" lo que por otros procedimientos nunca se podría conocer ni comprender. Un libro publicado recientemente, que es un trabajo de investigación sobre el exilio español en Francia, y que por su amplitud y profundidad casi no tiene precedentes, nos sirve para ilustrar la importancia de intercalar las historias personales entre la información estadística, los datos obtenidos de organizaciones de acogida, informes policiales, decretos y órdenes administrativas, debates parlamentarios, publicaciones periódicas, producción cultural, etc.
3. El método y los procedimientos para hacer una historia de vida
En el método y los procedimientos para hacer historias de vida, se refleja también el pluralismo metodológico que hoy existe tanto en el campo de la sociología como en el de la antropología y de la psicología: los relatos de vida son utilizados de manera muy diversa. No es éste el lugar para hacer un balance de esta diversidad. Nos parece más oportuno ofrecer algunas pautas y orientaciones prácticas. Después de la experiencia acumulada en el uso de esta técnica, especialmente en el campo de la psicología, a finales de los años setenta, Harré y De Waele elaboraron una especie de catálogo temático que sirve para ir organizando y ordenando la información que se va re- cogiendo a través de este procedimiento. Helo aquí: Marco micro sociológico: 1. Perspectiva temporal. 2. Ecología social. 3. Condiciones socioeconómicas de vida. Pautas psicosociales de vida: 4. Familia y grupos. 5. Pautas culturales de valores, normas, expectativas y roles. Características individuales: 6. Autodescripciones e interpretaciones. 7. Intereses, actividades y ocupaciones de tiempo libre. 8. Fines, aspiraciones y conflictos. En este parágrafo vamos a señalar algunas cuestiones prácticas que hay que resolver cuando se utiliza esta técnica. ¿Cómo establecer las relaciones entre el investigador y el sujeto de la historia de vida para asegurar un trabajo fiable y fructífero? Buena parte del trabajo se realiza a través de entrevistas, aun cuando se utilicen otros procedimientos complementarios. Aquí valen todas las recomendaciones que debe tener en cuenta un entrevistador (ver capítulo 3). Pero en la historia de vida hay otra circunstancia: No es una entrevista circunstancial; son entrevistas que hay que prolongar en el tiempo (en algunos casos, se sobrepasan las 100 horas); consecuentemente, hay que saber mantener el interés en el sujeto entrevistado para realizar el trabajo. En este tipo de procedimiento, se supone que hay un acuerdo tácito entre ambos para decir la verdad, aunque no necesariamente toda la verdad. Otra cuestión para tener en cuenta es el tiempo que lleva la transcripción de las entrevistas: 100 horas de entrevista equivalen a unas 750 páginas de transcripción y, en el producto final, puede ser un libro de unas 200 páginas. La vida del entrevistado no necesariamente ha sido como la relata o como lo expresa en las respuestas a las preguntas. Cuenta la vida de la forma en que él quiere que sea presentada. Sin embargo, el investigador puede detectar contradicciones, respuestas o relatos que son una clara racionalización de su conducta. En algunos casos, tergiversa lo que en verdad aconteció. Para una historia de vida, lo sustancial no es lo que en realidad ocurrió (dicho esto sin que se quite importancia a la fidelidad en el relato); lo que cuenta como lo principal es la forma en la que el su jeto reconstruye su propia historia. En cuanto al producto final de la historia de vida (el libro, informe o documento que presenta el investigador), debe ser redactado teniendo en cuenta dos recomendaciones básicas: por un lado, no hay que perder totalmente el "estilo" o modo de expresarse del protagonista; por otro lado, la elaboración del investigador no puede ser una invención imaginativa, totalmente diferente o muy lejana al lenguaje del narrador. Inevitablemente, se "mezclan" lo que dice el informante y lo que escribe el investigador. La estructura cronológica parece ser la más pertinente para la presentación de la historia de vida. El investigador ha de saber articular e integrar la historia de vida del protagonista con otras historias secundarias (padres, abuelos, esposa, hijos, amigos, compañeros de trabajo o de estudio, pandilla, etc.) y, también, con la sociedad en la que vive; una historia de vida es, en cierto modo, un punto de intersección entre un individuo y su sociedad. Digamos, por último, que toda historia de vida es, como dice John Szarkowski, mirrors (espejos) y windows (ventanas) que reflejan una vida.
Bibliografía citada 1. FROMM, Erich, La revolución de la esperanza, México, FCE, 1968.
2. WRIGHTS MILLS, Ch., La imaginación sociológica, México, FCE, 1961.
3. DE MIGUEL, Jesús, Auto/biografías, Madrid, CSIS, 1996. 4. THOMAS, I. y ZNANIECKI, F., The Polish Peasant in Europe and America, Doves, Nueva York, ed. original 1918-1920. 5. SARABI.A, Bernabé, "Documentos personales: historias de vida", en M. GARCÍA FERRANDO et al. (ed.), El análisis de la realidad social, Madrid, Alianza, 1989. 6. Ver BERTAUX, Daniel, "El enfoque biográfico: su validez metodológica y sus potencialidades", en Historia oral e historias de vida, Cuadernos de Ciencias Sociales, núm. 18, San José, FLACSO, 1988. 7. LEWIS, Osear, Antropología de la pobreza, México, FCE, 1961. 8. DE MIGUEL, Jesús, op. cit. 9. Ídem. 10. ALLPORT, G. W., "The Use of Personal Documents in Psychological Science", en Social Science Research Council Bulletin, núm. 49, 1942. 11. PUJADAS, J. J., El método biográfico. Las historias de vida en las ciencias sociales, Madrid, CJS, 1992. 12. POIRIER, J., CLAPIER-VALLADON, S. y RAYBAUT, P., Les récits de vie. Théorie et practique, París, PUF, 1983. 13. VALLÉS, Miguel, Técnicas cualitativas de investigación social, Madrid, Síntesis, 1997. 14. DE MIGUEL, Jesús, op. cit.
15. FREYFUS-ARMAND, Genevieve, El exilio de los republicanos en Francia, Barcelona, Crítica,
2000. J 6. HARRÉ, R., y DE WAELE, J. P., "Autobiographie as psychological method ", en G. P. Ginsburg (ed), Emerging Strategies in Social Psychological Research, Nueva York, Academic Press, 1979. 17. SZARKOWSKI, John (ed.), Mirrors and Windows, American Photography Since 1960, Nueva York, The Museum of Modern A11, 1978.