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Ander Egg, Ezequiel.

Páginas 281 a 320.


Métodos y técnicas de investigación social.

Mi encuentro con la "historia de vida"


Del mismo modo en que me pareció oportuno introducir al lector de este libro en la
problemática del conocimiento a través de mi propia búsqueda para saber qué es conocer,
ahora estimo que puede ser útil algo semejante con el método o técnica de las historias de
vida.
Cuando me iniciaba en el estudio de la sociología, tenía la impresión -esto no es nada
científico- de que el conocimiento de las historias personales podía ayudar para una mejor
comprensión de la sociedad, aunque sólo sea un procedimiento complementario. Aquí tam-
bién, una idea de Fromm me lleva a esta inquietud: la necesidad de "reunir dos áreas de
problemas que comúnmente se estudian por separado: las potencialidades, cualidades y
estructura del carácter humano, y los problemas sociales, políticos y económicos". Esto -que
me sirvió para comenzar a pensar los procesos cognitivos- también estuvo presente en mi
intento por comprender la historia de vida como una de las técnicas de investigación social.
Más que el pensamiento de Fromm, en este punto me influyó Wright Mills con su tesis
acerca de la conjunción entre "biografía, historia y sociedad, y de sus interacciones dentro
de las estructuras sociales". Considera que estas tres cosas son "los puntos de las
coordenadas para el estudio del hombre".
Luego, trabajando en diferentes países (no como investigador sino para atender problemas
concretos como vivienda, trabajo en barrios, organización de cooperativas, etc.), y ante la
necesidad de tener conocimiento del país, aun después de consultar estudios e información
sobre él, para mejor conocer y comprender una región o un pueblo, recogía información (o,
mejor dicho, vivencias), escuchando historias personales. Esto no era utilizar la técnica de
investigación llamada historia de vida, sino algo muy simple y elemental: tratar de
comprender una realidad social, política, cultural y económica a través de lo que vivían y
vivenciaban personas concretas. Eran historias personales fragmentadas; quizás decían
cosas falseadas o distorsionadas, pero me resultaban útiles para tener una mayor
comprensión de la nueva realidad en la que debía desarrollar mi trabajo. Casi 30 años
después descubrí por qué este "escuchar historias" me resultó tan fructífero. Al leer uno de
los mejores libros sobre esta técnica, Autobiografías, de Jesús de Miguel, encontré un pasaje
esclarecedor: "Las autobiografías pueden ser consideradas como espejos o como ventanas.
Algunas ... son ventanas que permiten contemplar o entender el mundo real, y a través de
las cuales se puede conocer mejor la realidad social. Son experiencias colectivas,
normalmente de una clase o un grupo social determinado. Representan un método de
exploración, una ventana abierta a la realidad. Otras ... son espejos, es decir, métodos de
autoexpresión, de entenderse a sí mismo, o de entender a seres queridos o cercanos.”
No eran historias de vida, era simplemente escuchar a otros con una actitud empática, a
través de la escucha activa y preguntas estimulantes. Lejos de mí pretender afirmar que
puedo conocer/comprender una sociedad con sólo escuchar a individuos, como si la suma
de sus informaciones y vivencias me permitiese tener un conocimiento de la realidad social
en su globalidad. Sólo digo "comprender mejor", habida cuenta de que cada hombre y cada
mujer son espejos y ventanas que permiten ver un porciúnculo de la sociedad en que
viven ... Sociedad, biografía e historia son tres dimensiones inseparables.
En ese entonces, un impedimento me dificultaba. Asumir la utilidad y validez de esta técnica
de investigación: el clima intelectual/ideológico que dominaba en los estudios de sociología.
Por un lado, el monopolio de los métodos cuantitativos, de las técnicas estadísticas y de la
formalización matemática. Lo que Pitirim Sorokin llamara la "quantofrenia". Por otro lado,
cuando el marxismo dejó de estar, como decía Juan F. Marsal, "en las orillas de la sociología
académica para instalarse con formas y grados diversos en el edificio principal", se transfor-
mó en la "gran teoría", en el único método para tener un auténtico conocimiento de la
realidad y de la historia, desde su comienzo hasta su final. En ese contexto, ¿de qué podían
servir estudiar casos particulares, relatos e historias de vida? A partir de ellos -se decía-, es
imposible hacer generalizaciones teóricas. Pueden hacerse buenos estudios, pero ellos no
son científicos.
Un día comencé a comprender que la historia de vida reúne todos los requisitos para ser
considerada una técnica de investigación social. Y esto, gracias a los trabajos de dos
excepcionales investigadores: un antropólogo (Oscar Lewis) y un sociólogo (Juan Francisco
Marsal). En un caso, de los estudios sobre la subcultura de la pobreza y, en el otro, con la
autobiografía de un inmigrante español en Argentina.
Después de leer Los hijos de Sánchez: Autobiografía de una familia mexicana (1965), estuve
presente en un debate en la Universidad de Caracas, en donde Oscar Lewis presentó sus
tesis sobre la antropología de la pobreza. Al abrirse el debate, un profesor, intelectual
orgánico del marxismo, lanzó un demoledor ataque a lo que Lewis había expuesto y que lo
hacía -según su critico- un "idiota útil del capitalismo" y "servidor del imperialismo yanqui"
(expresiones no muy originales, por cierto). La réplica de Lewis y el posterior debate me
revelaron con total claridad que él conocía mejor la realidad de la pobreza que los
autodenominados "vanguardias esclarecidas del proletariado". Como ya lo había dicho Lewis
en su libro La vida, las consideraciones abstractas (en el caso de este debate, la dialéctica
que sus criticas esgrimían como "el método") omiten "el corazón y el alma mismos de los
fenómenos que nos interesan, a saber, el ser humano individuo'.
Hacer la América. Autobiografía de un inmigrante español en la Argentina (1909), de Juan
Francisco Marsal, quizás la primera investigación social realizada en el país utilizando esta
técnica, mostró sus posibilidades y potencialidades, sin ocultar sus limitaciones. Para algu-
nos, su apéndice metodológico (donde luego centró su autocritica) fue una ventana abierta
para dar entrada a la historia de vida como uno de los métodos y técnicas de la investigación
social.

1. Breve referencia histórica de las “historias de vida" como técnica de investigación


social.
Las "historias de vida" no comienzan con el trabajo de los sociólogos, antropólogos o
psicólogos. Historiadores y cronistas las han utilizado desde hace siglos. Lo nuevo que han
incorporado las disciplinas antes aludidas son el rigor metodológico y la confluencia en un
punto de intersección entre el "tiempo biográfico" y el "tiempo histórico social".
Prácticamente, todos los autores que hacen referencia a la historia de vida como técnica de
investigación señalan como un hito fundamental el libro de I. Thomas y F. Znaniechi, que
narra la historia de un campesino polaco (Wladech Wimiewski) que desde un pequeño
pueblo de Polonia emigra a Estados Unidos, previo paso por Alemania.
Por otro lado, entre los años 1920 y 1930, "la paulatina desaparición de los indios dio lugar a
un buen número de historias de vida". Sarabia hace referencia a dos libros de P. Radin, The
Autobiography of A Winnebago Indian (1920) y Crashing Thunder (1926), y lo considera co-
mo uno "de los primeros investigadores en comprender la importancia como fuente de
información de sujetos situados hacia la mitad de su vida con alguna habilidad para describir
la vida en relación con el contexto en que se desarrollaba". Otras obras sobre indios
norteamericanos señaladas por este autor son las de W. Dyk, Son of Old Man Hat (1938), C.
Ford, Smoke from their Fires (1941), y L. W. Simmons, Sun Chief (1942). "Obras en las que
puede advertirse un intento cada vez más sistemático de la elaboración y de preocupación
metodológica."
Tanto en Estados Unidos como en Polonia, hasta fines de los años de la década 1920-1930,
la historia de vida no era una técnica marginal; por el contrario, era uno de los principales
procedimientos utilizados por la sociología empírica. Después de la segunda guerra mundial,
prácticamente dejó de ser utilizada, particularmente en las décadas de los cincuenta y de los
sesenta. Antropólogos como Kluchohn, Dampierre, Langness y Mandelbaum, y sociólogos
como Blumer, Angell, Becker y Denzin, escribieron sobre la validez del método y las razones
de su fracaso.
En América latina, la historia de vida dejó de ser un procedimiento periférico para el estudio
de la realidad social, después de las investigaciones y los trabajos de Oscar Lewis, en especial
con su Antropología de la pobreza, cinco familias, publicada en 1961. "Traté de ofrecer al
lector algunas ojeadas de la vida diaria de cinco familias mexicanas en 5 días absolutamente
ordinarios. En este volumen presento al lector una visión más profunda de la vida de una de
estas familias, mediante el uso de una técnica por la cual cada uno de los miembros de la
familia cuenta la historia de su vida en sus propias palabras. Este método nos da una vista de
conjunto, multifacética y panorámica, de cada uno de los miembros de la familia, sobre la
familia como un todo, así como de muchos de los aspectos de la vida de la clase baja
mexicana. Las versiones independientes de los mismos incidentes ofrecidas por los diversos
miembros de la familia nos proporcionan una comprobación anterior acerca de la
confiabilidad y la validez de muchos de los datos, y con ello se compensa parcialmente la
subjetividad inherente a toda autobiografía aisladamente considerada."
Cuando se utiliza esta técnica o procedimiento, se ha de tener en claro que la historia de su
vida que relata el sujeto (y la que escribe el investigador) no es sin más lo que en verdad
sucedió, sino lo que recuerda (Jo que puede hacer venir a su memoria inmediata) y cómo lo
recuerda. Lo que recordamos y expresamos no es el pasado en sentido estricto, sino las
imágenes que recordamos y evocamos del pasado. De ordinario selectivas (las que más nos
han impactado) y, además, estructuradas por nosotros. A veces se habla de acontecimientos
más imaginados que reales, en otros casos hay errores en la percepción de la realidad y, con
frecuencia, se racionaliza para justificar determinadas conductas personales. También hay
que tener en cuenta que toda historia de vida está limitada por lo que quiere contar el
sujeto y la veracidad de su relato.
A pesar de estas limitaciones (como tienen todas las técnicas), la validez y las
potencialidades de las historias de vida hoy están ampliamente reconocidas. El renacimiento
de este procedimiento después de un largo período que va de los años cincuenta a los
ochenta en que su validez estuvo como entre paréntesis, se debe a una serie de factores:
 El interés creciente por los métodos cualitativos en la investigación social. En la vieja
controversia entre métodos cuantitativos y métodos cualitativos, la balanza se ha ido
inclinando por estos últimos, sin desdeñar a los primeros.
 En algunos sociólogos, psicólogos y antropólogos, está clara la necesidad de encontrar el
punto de intersección entre la biografía personal y la sociedad, o sea, la referencia de las
estructuras históricas en la cotidianidad de los individuos.
"Ya no es necesario -nos dice Jesús de Miguel- pedir perdón por escribir una historia de vida,
más bien todo lo contrario". La historia de vida ofrece nuevas posibilidades y atractivos para
la investigación social.

2. En qué consiste la historia de vida


EJ término "historia de vida", en su misma expresión, nos ofrece una idea de lo que se trata.
El alcance científico y técnico no difiere sustancialmente de su sentido lato: es "una
narración de la vida de una persona, contada en una serie de conversaciones o entrevistas
habladas ... ". Precisando su alcance desde el punto de vista del método, Jesús de Miguel
añade: el objetivo final "no es ilustrar los procesos sociales, sino entender un proceso global
más importante: la experiencia total de la vida de una persona dentro de la sociedad
concreta".
Como ya lo señalamos, la historia de un individuo es un punto de intersección con el medio
social y con el proceso histórico. La historia de vida focaliza su atención en uno de sus
factores (el individuo), pero de manera inseparable de su medio y del proceso histórico en
donde esa vida transcurre.

Diferentes técnicas y modalidades de las historias de vida


En la realización de las historias de vida, estimo que los criterios por los cuales Allport
distingue tres diferentes tipos de historia de vida siguen siendo válidos:
 La historia total: el investigador trabaja sobre un relato que comprende toda la vida
del sujeto (desde el recuerdo más antiguo hasta el momento final de su relato).
 Temático, centrado en un tema o cuestión que estudia a todo lo largo de la vida del
sujeto.
 La biografía preparada por el investigador que, en última instancia, es el responsable
del producto final, a través de una tarea de escuchar, anotar, cortar, seleccionar,
ordenar y reestructurar, basta llegar a configurar un formato y contenido final a la
historia.
Por su parte, J. J. Pujadas, siguiendo la obra de Poircer, Clapier y Raybamt, distingue también
tres tipos de historia de vida que supone, además, igual variedad de técnicas.
 Técnica(s) de relato único, obtenido de una sola persona, como es el caso del estudio
de Marsal sobre un emigrante español, y de Thomas y Znaniecki en el relato de un
emigrante polaco. Este tipo de historia de vida se puede realizar partiendo de
autobiografías encargadas o relatos producidos a través de entrevistas en
profundidad.
 Técnica(s) de relatos cruzados. Se trata de la historia de varias personas de un
mismo entorno (familiar, vecinal o compañeros de una institución). Este modelo
polifónico -o a varias voces- tiene, en el estudio de Lewis sobre cinco miembros de
una familia mexicana, la "obra paradigmática" de esta modalidad técnica.
 Técnicas de relatos paralelos. No es fácil diferenciarlas de los relatos cruzados. Son
historias que no necesariamente transcurren en el mismo medio, como el ejemplo
que propone Vallés de un estudio realizado con 23 ex heroinómanos de entre 19 y 33
años a los que se les hizo una entrevista en profundidad (sólo en unos pocos casos se
hicieron 2 ó más entrevistas).
La variedad de tipos de historia de vida expresa la diversidad de abordajes disciplinares
(psicológicos, sociológicos, antropológicos) llevados a cabo dentro de cada disciplina con
diferentes enfoques, según las respectivas opciones teóricas de cada investigador y la
metodología que se deriva de ellas.

Algunas precisiones conceptuales y terminológicas


Para enmarcar en una perspectiva más amplia la historia de vida, como una de las técnicas
de investigación social, puede ser útil tener en cuenta el trabajo de Miguel Vallés en su
intento de clarificación conceptual y terminológico acerca de las técnicas cualitativas de
investigación social, Para este autor, existe un conjunto de técnicas que él llama de
conversación-narración; por una parte, considera dentro de esta categoría la entrevista en
profundidad y, por otro lado, la metodología biográfica dentro de la cual se encuadran las
historias de vida.
Ante todo conviene distinguir entre biografía, autobiografía e historia de vida. La biografía,
obra escrita que narra la vida de una persona, es un género literario que se cultiva desde la
antigüedad. En la actualidad, las biografías se realizan apoyadas en un trabajo de búsqueda
documental (manuscritos, diarios íntimos, correspondencia, informaciones periodísticas que
aluden al biografiado, testimonios de otras personas, etc.). La autobiografía es la narración
de la vida de una persona que habla (escribe) sobre sí misma. El relato es una reconstrucción
que un sujeto hace de su vida. La historia de vida (life history) exige unas técnicas de
recogida de información sobre la vida de un sujeto y de una estrategia metodológica de la
que se vale el investigador para escribir la vida de un individuo.
Esta tarea investigativa de presentar la vida de otro u otra a partir del relato del protagonista
no excluye otras pequeñas historias que se entrecruzan (padres, hermanos, escosa, hijos,
amigos, compañeros de la pandilla o de la barra, de trabajo o de estudios, etc.). Son actores
secundarios, pero todos ellos cuentan en la historia. Lo importante es la forma en que el
protagonista se relaciona con todos ellos, lo que significan e inciden en su vida.
En una autobiografía, el texto se convierte en un objeto en sí mismo; no ocurre eso con la
historia de vida, en donde lo que se expresa es la vida de una persona en la que el sujeto se
transforma en espectador de sí mismo. No necesariamente la narración es la historia vivida;
es la historia tal como él la presenta, a lo largo de un proceso cronológico, o de un
considerable período de tiempo. A través de la historia de vida, se intenta "captar las
reacciones espontáneas de un sujeto ante determinados acontecimientos fundamentales de
su vida; es decir, aprehender una experiencia individual en la forma más natural y amplia
posible".
Para algunos, la historia de vida tiene una función suplementaria o complementaria de otras
técnicas y procedimientos. Sin negar que la historia de vida tiene entidad en sí misma, creo
que, en muchos estudios e investigaciones, esta complementariedad de las historias de vida
y autobiografías, puede "mostrar" lo que por otros procedimientos nunca se podría conocer
ni comprender. Un libro publicado recientemente, que es un trabajo de investigación sobre
el exilio español en Francia, y que por su amplitud y profundidad casi no tiene precedentes,
nos sirve para ilustrar la importancia de intercalar las historias personales entre la
información estadística, los datos obtenidos de organizaciones de acogida, informes
policiales, decretos y órdenes administrativas, debates parlamentarios, publicaciones
periódicas, producción cultural, etc.

3. El método y los procedimientos para hacer una historia de vida


En el método y los procedimientos para hacer historias de vida, se refleja también el
pluralismo metodológico que hoy existe tanto en el campo de la sociología como en el de la
antropología y de la psicología: los relatos de vida son utilizados de manera muy diversa. No
es éste el lugar para hacer un balance de esta diversidad. Nos parece más oportuno ofrecer
algunas pautas y orientaciones prácticas.
Después de la experiencia acumulada en el uso de esta técnica, especialmente en el campo
de la psicología, a finales de los años setenta, Harré y De Waele elaboraron una especie de
catálogo temático que sirve para ir organizando y ordenando la información que se va re-
cogiendo a través de este procedimiento. Helo aquí:
Marco micro sociológico:
1. Perspectiva temporal.
2. Ecología social.
3. Condiciones socioeconómicas de vida.
Pautas psicosociales de vida:
4. Familia y grupos.
5. Pautas culturales de valores, normas, expectativas y roles.
Características individuales:
6. Autodescripciones e interpretaciones.
7. Intereses, actividades y ocupaciones de tiempo libre.
8. Fines, aspiraciones y conflictos.
En este parágrafo vamos a señalar algunas cuestiones prácticas que hay que resolver cuando
se utiliza esta técnica.
¿Cómo establecer las relaciones entre el investigador y el sujeto de la historia de vida para
asegurar un trabajo fiable y fructífero? Buena parte del trabajo se realiza a través de
entrevistas, aun cuando se utilicen otros procedimientos complementarios. Aquí valen todas
las recomendaciones que debe tener en cuenta un entrevistador (ver capítulo 3). Pero en la
historia de vida hay otra circunstancia:
 No es una entrevista circunstancial; son entrevistas que hay que prolongar en el
tiempo (en algunos casos, se sobrepasan las 100 horas); consecuentemente, hay que
saber mantener el interés en el sujeto entrevistado para realizar el trabajo.
 En este tipo de procedimiento, se supone que hay un acuerdo tácito entre ambos
para decir la verdad, aunque no necesariamente toda la verdad.
 Otra cuestión para tener en cuenta es el tiempo que lleva la transcripción de las
entrevistas: 100 horas de entrevista equivalen a unas 750 páginas de transcripción y,
en el producto final, puede ser un libro de unas 200 páginas.
 La vida del entrevistado no necesariamente ha sido como la relata o como lo expresa
en las respuestas a las preguntas. Cuenta la vida de la forma en que él quiere que sea
presentada. Sin embargo, el investigador puede detectar contradicciones, respuestas
o relatos que son una clara racionalización de su conducta. En algunos casos,
tergiversa lo que en verdad aconteció.
 Para una historia de vida, lo sustancial no es lo que en realidad ocurrió (dicho esto sin
que se quite importancia a la fidelidad en el relato); lo que cuenta como lo principal
es la forma en la que el su jeto reconstruye su propia historia.
 En cuanto al producto final de la historia de vida (el libro, informe o documento que
presenta el investigador), debe ser redactado teniendo en cuenta dos
recomendaciones básicas: por un lado, no hay que perder totalmente el "estilo" o
modo de expresarse del protagonista; por otro lado, la elaboración del investigador
no puede ser una invención imaginativa, totalmente diferente o muy lejana al
lenguaje del narrador. Inevitablemente, se "mezclan" lo que dice el informante y lo
que escribe el investigador.
 La estructura cronológica parece ser la más pertinente para la presentación de la
historia de vida.
 El investigador ha de saber articular e integrar la historia de vida del protagonista con
otras historias secundarias (padres, abuelos, esposa, hijos, amigos, compañeros de
trabajo o de estudio, pandilla, etc.) y, también, con la sociedad en la que vive; una
historia de vida es, en cierto modo, un punto de intersección entre un individuo y su
sociedad.
 Digamos, por último, que toda historia de vida es, como dice John Szarkowski,
mirrors (espejos) y windows (ventanas) que reflejan una vida.

Bibliografía citada
1. FROMM, Erich, La revolución de la esperanza, México, FCE, 1968.

2. WRIGHTS MILLS, Ch., La imaginación sociológica, México, FCE, 1961.


3. DE MIGUEL, Jesús, Auto/biografías, Madrid, CSIS, 1996.
4. THOMAS, I. y ZNANIECKI, F., The Polish Peasant in Europe and America, Doves, Nueva
York, ed. original 1918-1920.
5. SARABI.A, Bernabé, "Documentos personales: historias de vida", en M. GARCÍA
FERRANDO et al. (ed.), El análisis de la realidad social, Madrid, Alianza, 1989.
6. Ver BERTAUX, Daniel, "El enfoque biográfico: su validez metodológica y sus
potencialidades", en Historia oral e historias de vida, Cuadernos de Ciencias Sociales, núm.
18, San José, FLACSO, 1988.
7. LEWIS, Osear, Antropología de la pobreza, México, FCE, 1961.
8. DE MIGUEL, Jesús, op. cit.
9. Ídem.
10. ALLPORT, G. W., "The Use of Personal Documents in Psychological Science", en Social
Science Research Council Bulletin, núm. 49, 1942.
11. PUJADAS, J. J., El método biográfico. Las historias de vida en las ciencias sociales, Madrid,
CJS, 1992.
12. POIRIER, J., CLAPIER-VALLADON, S. y RAYBAUT, P., Les récits de vie. Théorie et practique,
París, PUF, 1983.
13. VALLÉS, Miguel, Técnicas cualitativas de investigación social, Madrid, Síntesis, 1997.
14. DE MIGUEL, Jesús, op. cit.

15. FREYFUS-ARMAND, Genevieve, El exilio de los republicanos en Francia, Barcelona, Crítica,


2000.
J 6. HARRÉ, R., y DE WAELE, J. P., "Autobiographie as psychological method ", en G. P.
Ginsburg (ed), Emerging Strategies in Social Psychological Research, Nueva York, Academic
Press, 1979.
17. SZARKOWSKI, John (ed.), Mirrors and Windows, American Photography Since 1960,
Nueva York, The Museum of Modern A11, 1978.

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