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Metalogenia de Bolivia*

Osvaldo R. Arce-Burgoa† (SEG 2008 F), ANTIS SRL. La Paz-Bolivia; E-


mail osvaldo_arce@yahoo.es    Webpage: osvaldoarce.com
Richard J. Goldfarb (SEG 1989 F), U.S. Geological Survey, Box 25046, Mail Stop 973,
Denver Federal Center, Denver, CO, 80225-0046,USA, and School of Earth and

Estudio publicado en la Revista de SEG (Society of Economic Geologists) , No. 79 de


Octubre 2009, EE.UU.

INTRODUCCIÓN 

Bolivia ocupa una superficie ligeramente superior a 1 millón de km2 y es reconocido


como una de las regiones metalíferas más ricas del mundo. Varios yacimientos fueron
explotados desde hace más de 3.000 años (Mesa et al. 1997); cuando civilizaciones
como la incaica y otras anteriores extrajeron plata, oro, cobre y estaño (Capriles,
1977). 

Poco después de la conquista de "Alto Perú" por los españoles en los años 1530, el
descubrimiento de la excepcional  riqueza del Cerro Rico de Potosí, convirtió a Bolivia
en el mayor productor mundial de plata durante más de dos siglos. A principios de los
años 1900, se descubrieron los grandes depósitos de estaño, metal que reemplazó a la
plata como el metal más valioso para la economía del país, lo que continuó hasta el
colapso del mercado del estaño en 1985. 

Durante el siglo XX, la minería fue la industria más importante del país, produciendo
gran parte de antimonio, bismuto, plomo, plata, estaño, wólfram y zinc del mundo.
Bolivia está actualmente clasificado como el tercer mayor productor mundial de
antimonio, cuarto en estaño y zinc, y el sexto en wólfram. Adicionalmente, se estima
que los salares del Altiplano Sur contienen> 50% de los recursos de litio del mundo.
Por último, Bolivia tiene grandes recursos de oro, platino, paladio, tantalio, cromo,
níquel, cadmio, indio, bismuto,  potasio, boro, hierro, gas natural y petróleo. Estos
recursos poco explorados y subdesarrollados en Bolivia constituyen actualmente en uno
de los objetivos más favorables para un grupo excepcionalmente amplio de minerales
(Arce-Burgoa, 2007, 2009). 

Diversos tipos de depósitos minerales metálicos fueron reconocidos en ambientes


geológicamente variados y metalogénicamente favorables. El Cratón de "Guaporé," está
representado por el Escudo Precámbrico de Bolivia, subyace en la parte oriental del
país, donde el potencial de los recursos es muy poco conocido. La parte mejor dotada
del país se encuentra en las provincias fisiográficas centro-andinas del occidente de
Bolivia, donde el inventario de recursos dominan los yacimientos polimetálicos
vetiformes enriquecidos en estaño y en metales de base. 

Bolivia, sin embargo, es también favorable para depósitos importantes


económicamente como los epitermales de metales preciosos, oro orogénico en fajas de
pizarra, metales del grupo del platino (PGM) y níquel en  intrusiones máficas y
ultramáficas, metales de base en sulfuros masivos volcanogénicos (VMS) y depósitos
exhalativos sedimentarios (SEDEX), y hierro en formaciones de hierro bandeado (BIF). 

La minería en Bolivia ha sido tradicionalmente realizada en operaciones subterráneas.


Sin embargo, el yacimiento aurífero de Kori Kollo en 1983, representó la primera
operación a cielo abierto a gran escala en el país. Posteriormente, otras minas
explotadas a cielo abierto fueron Toldos, Puquio Norte, Don Mario, Kori Chaca (Iroco) y
San Cristóbal. 

MARCO GEOLÓGICO DE BOLIVIA 

El marco geológico-tectónico de Bolivia puede ser dividido en seis provincias


fisiográficas. De este a oeste (Fig. 1) comprenden: el Escudo Precámbrico, las Llanuras
Chaco-Benianas, la zona Subandina, la Cordillera Oriental, el Altiplano y la Cordillera
Occidental. Las últimas cuatro provincias comprenden el Orógeno Andino Mesozoico-
Cenozoico de Bolivia (Arce-Burgoa, 2002, 2007), que alberga una gran cantidad de
yacimientos minerales (Tablas 1, 2), muchos de los cuales han sido explotados durante
siglos. Los terrenos del Escudo Precámbrico, expuestos al este de los Andes,
representan una región con un gran potencial minero, aunque poco explorada. 

Las rocas del Escudo Precámbrico en el extremo oriental Bolivia, definen la parte
suroeste del cratón Amazónico, cubriendo un área aproximada de 200.000 km2, o 18%
del territorio de Bolivia (Fig. 1). Las unidades litológicas corresponden principalmente
rocas metasedimentarias de alto-grado y meta-ígneas del Proterozoico Medio, las
cuales se encuentran extensivamente cubiertas por lateritas del Terciario y yacimientos
de cuencas aluvionales del Cuaternario. Trabajos previos se han referido como el
Cratón de Guaporé, aunque Santos et al. (2008) sugiere que éstos no serían
basamento del cratón, sino que podrían representar uninlier pequeño en el orógeno
Sunsás de edad ca. 1.45-1.10 Ga, formado a lo largo del margen cratónico. Los
principales eventos tectónicos en el orógeno están datados en 1465-1420, 1370-1320 y
1180-1110 Ma. El tectonismo  Brasiliano (ca. 600-500 Ma), sólo afectó levemente al
orógeno (Litherland et al., 1986, 1989).

Las llanuras Chaco-Benianas se encuentran en la parte central del país (Fig. 1) y cubren
el 40% de Bolivia. La topografía está dominada por los humedales de la cuenca
sudoeste del Amazonas, que se encuentran por debajo de 250 m de altitud, con pocos
relieves y afloramientos. Estas extensas llanuras son parte de la cuenca de antepaís de
los Andes Centrales, e incluyen 1 a 3 km de sedimentos aluviales de antepaís del
Cenozoico hacia el Oeste y la acumulación menos espesa sobre un amplio
“arqueamiento marginal” (forebulge) hacia el Este (Horton y DeCelles, 1997). Los
mismos suprayacen a sedimentitas terciarias de estratos-rojos con espesores mayores
a 6 km, cubriendo el basamento cristalino Precámbrico al Este y a rocas sedimentarias
paleozoicas y mesozoicas al Oeste. 

Estas acumulaciones aluviales son productos de varios episodios del Neógeno al


Holoceno de  ajuste isostático post-cinemático epirogenético en la cordillera Oriental y
su piedemonte. Las rocas del orógeno andino cubren aproximadamente el 42% del
territorio boliviano e incluyen las  zonas: Subandino, Cordillera Oriental, Altiplano y
Cordillera Occidental. Estas provincias fisiográficas forman una serie de cadenas
montañosas, serranías aisladas y planicies de tendencia general norte-sur (Ahlfeld y
Schneider Scherbina, 1964, Fig. 1). Esta parte del orógeno tiene una longitud de 1.100
km, un ancho máximo de 700 km, y un espesor medio cortical de 70 km; el orógeno
incluye una curvatura distintiva oroclinal en el denominado codo de Arica (18°-19° S). 

La Zona Subandina (Fig. 1) consiste de una delgada zona interna de una faja plegada y
escurrida paralela al orógeno, la cual está parcialmente cubierta por sedimentos
provenientes de la parte occidental de la cuenca activa de antepaís. Se caracteriza por
su tendencia norte-sur, y por serranías estrechas que alcanzan elevaciones entre 500 y
2.000 m. 

Los tipos de rocas en esta provincia incluye rocas marinas siliciclásticas paleozoicas y
rocas sedimentarias continentales mesozoicas y terciarias. La Cordillera Oriental (Fig.
1), o solevantamiento por sobre escurrimiento de la faja andina, incluye secuencias
poli-deformadas de lutitas, limolitas, areniscas, pizarras y cuarcitas del Ordovícico al
Reciente. 

Estas rocas principalmente clásticas paleozoicas y metamórficas cubren una superficie


aproximada de 280.000 km2, y representan sedimentos de cuenca flysch que fueron
depositados a lo largo del antiguo márgen del Gondwana y previamente deformados en
el Paleozoico Medio a Superior. Posteriormente fueron afectados por un rifting entre el
Pérmico y Jurásico, y posteriormente solevantados a una gran elevación, plegados y
sobre-escurridos nuevamente durante la compresión andina, la que se habría iniciado
en el Cretácico Superior (McQuarrie et al., 2005). 

El Altiplano es una serie de cuencas intermontanas continentales las cuales tienen una
longitud combinada aproximada de 850 km, un ancho promedio de 130 km, y cubren
un área aproximada de 110.000 km2. Forman una altiplanicie con elevaciones entre
3.600 y 4.100 m (Fig. 1). Geomorfológicamente, esta provincia consiste de una extensa
planicie interrumpida por cadenas montañosas aisladas. Un acortamiento de la corteza,
una rápida subsidencia y simultáneamente una  sedimentación de 15 kilómetros, se
produjo durante la orogenia andina (Richter et al., en USGS y GEOBOL, 1992). El
relleno de cuenca fue dominada por la erosión de la Cordillera Occidental durante el
Eoceno Superior-Oligoceno, aunque un acortamiento durante el Neógeno en la
Cordillera Oriental y Subandino derivó en una posterior dominio de sedimentos más
jóvenes provenientes del este (Horton et al., 2002). La Cordillera Occidental consiste en
una cadena montañosa volcánica de 750 km de longitud y 40 km de ancho medio, con
una superficie de unos 30.000 km2 (Fig. 1). En Perú y Chile está dominada por flujos y
rocas piroclásticas del Jurásico Superior-Cretácico Inferior y secuencias marinas de
areniscas y limolitas. 

Sobre las rocas marinas se depositó una cantidad menor de sedimentos continentales
del Cretácico Superior y simultáneamente a lo largo de largo de las costas adyacentes
de Perú y Chile se emplazaron grandes plutones granitoides, muchos de los cuales
están asociados con grandes yacimientos de cobre porfídico. En Bolivia, esta provincia
está dominada por estrato-volcanes andesíticos a dacíticos, formado a partir de aprox.
28 Ma, que definen el estrecho y principal arco magmático moderno de los Andes
Centrales. 

DISTRIBUCIÓN DE LOS YACIMIENTOS METALÍFEROS 

Bolivia forma parte de tres importantes provincias metalogénicas de América del Sur: el
Escudo Precámbrico, la Llanura Chaco-Beniana, y los Andes Centrales. Los terrenos
precámbricos han sido muy poco explorados, aunque contienen grandes recursos
potenciales no descubiertos de minerales; por su parte las Llanuras Chaco-Benianas
han sido y son centros de extracción de oro aluvial; y los Andes Centrales hospedan la
mayoría de los principales depósitos vetiformes metalíferos conocidos en Bolivia. 

Oriente de Bolivia: El Escudo Precámbrico y las Llanuras Chaco Benianas 

El Escudo Precámbrico, aunque poco explorado, presenta evidencias de considerables


recursos potenciales de oro orogénico de alta ley, aunque de edad desconocida. En el
área de San Simón, cerca de la frontera con Brasil, se observan vetas auríferas
generalmente en “albarda”  (saddle reefs) en una meseta sobre las tierras bajas
amazónicas (SERGEOMIN-YPFB, 2000), en la región de la Faja de Au-Mn del Cratón de
Paraguá (Fig. 2). Este yacimiento de  22 t de Au y hospedado en grauvacas de
aproximadamente 1450 Ma. fue explotado a pequeña escala desde mediados de la
década de 1700, y como producto de la erosión de las vetas auríferas se formaron una
variedad de placeres. El yacimiento de 10 t Au de Puquio Norte, en el distrito de San
Ramón a lo largo del borde occidental de la provincia Sunsás, consiste de vetas de
cuarzo-carbonato hospedadas en un BIF de edad mesoproterozoica inferior del Orógeno
Sunsas. Estos depósitos pueden ser correlacionados con aquellos de la faja aurífera de
Guaporé de Brasil, que incluye los yacimientos recientemente desarrollados de São
Francisco (40 t Au) y São Vicente (19 t de oro). 

Las dataciones que varían entre 1,0 y 0,8 Ga para la faja aurífera (Geraldes et al.,
1997) son coetáneas con el tectonismo Sunsás e indicarían un evento metalogénico
regional.  El yacimiento de Don Mario de 31 t Au y otros prospectos similares de Au-Ag-
Cu se encuentran hospedados en rocas neíscas del Escudo Precámbrico. Don Mario, que
también incluye Pb, Zn, W y Bi, fue explotado por óxidos de cobre a principios de 1700
(Arce-Burgoa, 2007). Las vetas y stockworks estarían sobrepuestos por un skarn
enriquecido en magnetita.

Estas ocurrencias auríferas fueron identificadas como de estilo IOCG, sin embargo la
presencia de sistemas de tipo skarn de Fe-Cu-Au requiere de una información geológica
más detallada.  Los yacimientos diseminados de sulfuros polimetálicos masivos de Cu-
Pb-Zn se encuentran asociados con cuencas de rift neoproterozoicas en la parte
meridional del Precámbrico boliviano, especialmente en la cuenca de Tucavaca de  650
× 55 kilometros. Una mineralización diseminada de Cu-Pb-Zn y vetas de cuarzo-
baritina-galena, se presentan generalmente localizadas a lo largo de los contactos
litológicos, tanto en las secuencias de rocas clásticas oxidadas como en las unidades de
lutitas negras reducidas, podrían ser indicativos de depósitos SEDEX, aun no
descubiertos. En la parte norte de la cuenca de Tucavaca se presentan zonas
enriquecidas con Pb-Zn hospedadas en  dolomitas ferruginosas y arrecifes
estromatolíticos, lo que indica una potencial mineralización de estilo Mississippi Valley
(MVT). 
Adicionalmente, la faja ferro-manganesífera de Mutún-Tucavaca, de, aproximadamente
230×30 km de extensión y de orientación al  noroeste, hospeda las menas
sedimentarias de Fe-Mn más grandes de Bolivia (Fig. 1). Estos BIF de tipo Rapitan
incluyen los depósitos de El Mutún, Cerro Rojo y Cerro Colorado-Murciélago que se
encuentran localizados engrabens dentro la cuenca de Tucavaca. La faja de esquistos
verdes de Guarayos, a lo largo del borde occidental de la provincia hospeda ocurrencias
de Cu-Au-Ag-Zn de estilo VMS principalmente en rocas de la Formación La Pastora, lo
cual está expuesta a lo largo de una zona 20 kilómetros de longitud. Cuerpos masivos a
laminados de pirita-calcopirita ± galena-esfalerita se encuentran hospedados en riolita
y rocas metasedimentarias de una secuencia  mesoproterozoica volcánica bimodal,
como ocurre en el depósito de Miguela (Arce-Burgoa, 2009). 

Una serie de ocurrencias aun no definidas de minerales relacionados con magmatismo


también han sido identificadas en el Escudo Precámbrico. Las pegmatitas sin- a tardi-
cinemáticas, de aprox. 1.0 Ga (ej. Los Patos, La Bella, Ascensión de Guarayos) cortan a
los esquistos y son favorables para recursos de Be, Sn Ta, Nb, Th, U (Bennet y Zerain,
1985).

Adicionalmente, los eventos hidrotermales están relacionados con el emplazamiento de


una serie de cuerpos de sienita alcalina relacionados con un rift que albergan una
mineralización de Nb, Ta de tipo Lovozero y TTRR de edades jurásico-cretácicas
(Velasco y Cerro Manomó) y Proterozoico (rift Mercedes y el Complejo de El Tigre),
(Fletcher y Litherland, 1981; Fletcher et al., 1981; Arce-Burgoa, 2007, 2009;
SERGEOMINYPFB, 2000). Las rocas metasedimentarias mesoproterozoicas cerca al
límite de la provincia del Precámbrico Boliviano fueron intruidas por el complejo Rincón
el Tigre de aproximadamente. 990 Ma., tratándose de uno de los mayores complejos
máficos-ultramáficos en América del Sur y parte de una faja de 1.100 kilómetros de
longitud de orientación norte-sud con intrusiones similares (Annels et al., 1986; Arce-
Burgoa, 2009). La cronología de Santos et al. (2008) sugiere que estas intrusiones son
representativas del post-Sunsás de aproximadamente 1060-990 Ma. de magmatismo
de tipo A, aunque las rocas del Complejo Rincón del Tigre, fueron sin embargo
deformados en algún momento después de su emplazamiento. Un gabro de magnetita
en la parte superior del complejo contiene una zona estrato-ligada de metales preciosos
de tipo Skaergaard,  anómala aunque con concentraciones subeconómicas de EGP y Au
(Prendergast, 2000). 

Los grandes ríos Madera, Madre de Dios, Beni, y Mamoré y sus numerosos afluentes
drenan en las laderas nor-orientales de los Andes Centrales que contienen abundantes
yacimientos de oro orogénico del Paleozoico (véase más adelante), y transectan luego
la parte septentrional de la llanura Chaco-Beniana. Varios de estos sistemas fluviales
contienen cantidades excepcionales de oro en placeres (Fig. 1), que definen la llamada
Cuenca Aurífera Amazónica. Los depósitos de oro en placeres tiene una ley promedio de
aproximadamente 0,5 g/m3 Au, aunque las concentraciones en algunas localidades
suelen sobrepasar los 4 g/m 3 (Heuschmidt y Miranda, 1995). La producción histórica
de estos placeres se ha estimado en >1.200 t de Au (Arce-Burgoa, 2009), por lo que se
trata de depósitos de oro tipo placer de clase mundial. La mayor parte de este oro se
recupera de la Formación Cangalli del Terciario Superior, el cual fue retrabajado en
canales fluviales modernos. Estos depósitos aluvionales contienen aun importantes
recursos, por ejemplo, en las cabeceras del río Alto Madidi, una serie de gruesos
conglomerados puede contener 54 millones de m3 de material con una ley de 0,05
g/m3 Au. 

Bolivia Occidental: Los Andes Centrales 

La parte boliviana de los Andes Centrales se caracteriza por la presencia de series


variadas de yacimientos (Fig. 1) y de fajas metalogénicas (Fig. 2). Estos incluyen los
depósitos de cobre en estratos-rojos del Mioceno a Plioceno, epitermales del Altiplano y
de la Cordillera Occidental y de la faja estannífera del Mioceno, las fajas de oro-
antimonio del Paleozoico, y las fajas de plomo-zinc no datadas de la Cordillera Oriental.
Adicionalmente, los altos salares del Altiplano  constituyen depósitos evaporíticos que
contienen más del 50% de los recursos de litio del mundo. 

Depósitos de cobre hospedados en Rocas Sedimentarias en el Altiplano 


Más de 80 depósitos de cobre estratiforme del Mioceno al Plioceno se encuentran
distribuidos a lo largo del Altiplano boliviano, entre los que se encuentra uno de los
distritos más productivos, el de Corocoro, el cual ha sido explotado desde la época
incaica (Arce-Burgoa, 2009). La mineralización de cobre en estratos-rojos se presenta
generalmente a lo largo de los contactos y discordancias entre unidades del Terciario.
 
Aunque se encuentran ampliamente distribuidos, los mismos a excepción de Corocoro y
Chacarilla, son generalmente pequeños, lo cual refleja la ausencia de amplias
secuencias marinas transgresivas requeridas para formar los reductores favorables en
estratos-rojos continentales de áreas de yacimientos de clase mundial (USGS-GEOBOL,
1992). Los depósitos de cobre más importante del Altiplano están asociados con
diapiros de yeso que sirven como trampas reductoras locales. 

La Faja Polimetálica del Altiplano y de  la Cordillera Occidental


 
La faja polimetálica de 800 × 200 kilómetros de las provincias del Altiplano y de la
Cordillera Occidental (Fig. 2) se compone principalmente de los depósitos epitermales
de Ag-Au-Pb-Zn-Cu. Estos se formaron durante el Mioceno Medio-Superior y del
Plioceno Inferior, cuando el volcanismo y magmatismo poco profundo, permitieron la
formación de muchos depósitos epitermales de metales preciosos y de base (USGS-
GEOBOL, 1992; Redwood, 1993). 

Las características más importantes incluyen una mineralización epitermal de


intermedia a alta sulfuración asociada con tapones subvolcánicos pequeños y poco
profundos, domos de flujo, estratovolcanes, lavas, rocas piroclásticas, escudos
ignimbríticos, y/o calderas volcánicas de composición dacítica, riodacítica, riolítica y
andesítica. El depósito gigante de San Cristóbal de Ag-Zn-Pb diseminados puede
corresponder a un emplazamiento dómico porfídico en un ambiente lacustre (Phillipson
y Romberger, 2004). 

La mayoría de los depósitos presentan un control estructural a lo largo de lineamientos,


grandes fallas transcurrentes, y fracturas de tensión a escala local. Los estilos de
mineralización varían desde vetas y stockworks a diseminaciones en brechas,
piroclásticos porosos, y pórfidos. La roca mineralizada está comúnmente bandeada,
brechada, drúsica y cuarzo cavernosa (vuggy). Una zonación metalífera entre vertical
profunda a superficial, algunas veces telescopada, oscila desde enriquecimientos de Cu,
Zn-Pb-(Ag), Pb-(Ag), a Ag-(Au) cerca de la superficie. La alteración hidrotermal de las
rocas ígneas es generalmente penetrativa y zoneada; los núcleos de los sistemas
muestran una alteración fílica o silícica, una argílica ampliamente difundida y/o halos
propilíticos, y zonas apicales alteradas a asociaciones argílica avanzada o tapones
silícicos. Los depósitos epitermales enriquecidos en plata son principalmente de tipo
sulfuración intermedia (Arce-Burgoa, 2009). Ejemplos importantes incluyen Pulacayo,
Berenguela, Carangas, Salinas de Garci Mendoza, San Cristóbal, San Antonio de Lípez y
Jaquegua. Los depósitos epitermales de alta sulfuración son menos comunes, e
incluyen Laurani en el Altiplano y La Española en la Cordillera Occidental. En La
Española, las alteraciones de sílice cavernosa (vuggy silica) y cuarzo-alunita parecen
estar sobrepuestas a un evento anterior de baja sulfuración (Arce-Burgoa, 2009). Los
yacimientos epitermales de sulfuración intermedia incluyen el depósito de Kori Kollo de
edad aproximada 15,7 Ma., el que con una reserva pre-minado de 161 t Au y 907 t Ag
(Redwood, 1993), constituyó el mayor productor de oro en América del Sur durante la
década de 1990. En el depósito epitermal de Lipeña-Lamosa, se extrajo Au, Bi y Cu
durante la época colonial. 

La Faja Estannífera Boliviana 

La faja estannífera de Bolivia (Fig. 2) se extiende por aproximadamente 900 km en


dirección noroeste a norte-sur en la Cordillera Oriental de Bolivia, donde la corteza
continental alcanza su mayor potencia (Turneaure, 1971; Arce-Burgoa, 1990; Fig. 2).
Los filones estanníferos hidrotermales de alta ley (1-5% Sn), que por lo general
también contienen cantidades importantes de Ag y W, están espacialmente asociados
con granitos peraluminosos e intrusiones de pórfido de diferentes edades entre el
Pérmico Superior y 4 Ma, aunque los más comunes son del final del Terciario. Las
intrusiones constituyen mayormente fundidos corticales profundos de rocas
sedimentarias paleozoicas. De acuerdo con Arce-Burgoa (2009), los depósitos de la faja
de estaño pueden ser divididos en cuatro grupos: pórfidos-(Sn); rocas volcánicas-(Sn-
Ag-Pb-Zn que incluye Ag-Sn de tipo bonanza);  hospedados en rocas sedimentarias
(Sn-Ag-Pb-Zn) que definen en conjunto los yacimientos vetiformes polimetálicos de tipo
boliviano; y los depósitos de estaño-polimetálicos (Sn-W-Au-Zn) relacionados con
plutones. 

Los depósitos vetiformes polimetálicos, que se encuentran localizados en la mitad sur


de la faja estannífera de Bolivia, incluyen vetas, vetillas, stockworks y menas
diseminadas dentro una variedad de rocas hospedantes. Las edades de la
mineralización varían entre 22 y 4 Ma. Las vetas hospedadas en pórfidos se encuentran
albergadas principalmente en cuerpos dacíticos subvolcánicos y latíticos. El depósito de
Llallagua, que produjo >1 Mt Sn, es probablemente el mayor depósito de Sn vetiforme
descubierto al presente en cualquier parte del mundo. El mineral recuperado en las
vetas a lo largo de los márgenes del pórfido hospedante, presentó una ley promedio de
12 a 15% Sn. Sin embargo, la mayoría de las menas de baja ley promediaron entre 0,2
y 0,3% Sn. Estos depósitos son reconocidos como productos de procesos
ortomagmáticos de activación tardía en la historia de la evolución de los
estratovolcanes coetáneos suprayacentes (Sillitoe et al., 1975). 

Las vetas de Ag-Sn de tipo Bonanza están hospedadas en complejos de domos


volcanogénicos de composición riodacítica, dacítica y cuarzo latítica (Cunningham et al.,
1991). La etapa más frecuente de formación de minerales en la parte sur de la
provincia estannífera se produjo entre 18 y 16 Ma. (Grant et al., 1979; SERGEOMIN-
YPFB, 2000). Sillitoe et al. (1998) indicó que las litocapas de cuarzo residual cavernoso
(vuggy) en esta parte menos erosionada de la provincia, son consistentes con los
yacimientos epitermales de alta sulfuración, aunque las asociaciones minerales de baja
sulfuración en zonas de sulfuros masivos profundos se formaron  a temperaturas
mucho más altas que las típicas de menas epitermales. 
El yacimiento polimetálico de Cerro Rico de Potosí, explotado desde mediados de los
años 1500, es el depósito de plata más grande del mundo. Se ha producido 60.000
toneladas de plata, y sus recursos estimados remanentes son  de 540 millones de
toneladas con 102 g/t Ag y 0.10-0.17% Sn (Bernstein, 1989). El depósito formado hace
aproximadamente 13,8 a 13,5 Ma., fue sometido posteriormente a una oxidación
supérgena al menos durante 7,5 M.a. (Rice et al., 2005). Las vetas polimetálicas
hospedadas en rocas sedimentarias se encuentran en unidades clásticas tanto del
Paleozoico Inferior como del Terciario, aunque rocas ígneas se presentan a pocos
kilómetros de casi la totalidad de estos depósitos.

Los yacimientos vetiformes de estaño-polimetálicos relacionados con plutones dominan


la Cordillera Real en la parte más profundamente erosionada de la provincia
estannífera, donde se reconocieron dos épocas diferentes de la mineralización. Las
menas están hospedadas en fallas y fracturas de las rocas sedimentarias paleozoicas,
aureolas de contacto, pegmatitas, y en los complejos intrusivos. Las rocas del Pérmico
Superior al Jurásico (Grant et al., 1979) están asociados con numerosos yacimientos
vetiformes de Sn-W ± Au-Bi-Zn-Pb-Ag-Sb en la parte norte de la faja (ej. La Chojlla,
Enramada, Bolsa Negra, Milluni). La mineralización de estaño y polimetálica en la parte
sur de la Cordillera Real está hospedada en plutones granitoides de edades 28 a 19 Ma.
y en rocas sedimentarias paleozoicas  (ej. Rosario de Araca, Colquiri; Grant et al.,
1979). Estos depósitos, localmente telescopados, revelan una zonación con un núcleo
de W-Sn ± Au y ricas vetas de metales de base hacia la periferie. 

Las Fajas de Oro-Antimonio de la Cordillera Oriental 

A lo largo de la Cordillera Oriental se presentan tres fajas distintivas que hospedan más
de 500 yacimientos conocidos y ocurrencias de Au ± Sb orogénico (Fig. 2, Tistl, 1985;
Lehrberger, 1992). Estos incluyen (1) una faja al noroeste-oeste, desde cerca de La
Paz, pasando la franja Oruro-Challapata, al distrito de Amayapampa, (2) una faja de
dirección norte-sur desde los distritos de Caracota-Carma al distrito de Candelaria en la
frontera con Argentina; y (3) una faja de  rumbo al noroeste desde el distrito de
Apolobamba, cerca de la frontera con Perú, a través de los distritos de  Aucapata-Yani y
Cajuata-Los Machos, y el distrito de Cocapata-El Molino. La linearidad de estas tres
fajas es consistente con las mayores estructuras corticales de los Andes Centrales, las
dos primeras fajas siguen el límite entre el Altiplano y la Cordillera Oriental, mientras
que la última faja es la única que se encuentra al centro de la mitad septentrional de la
Cordillera Oriental boliviana. 

Muchos de los distritos auríferos se encuentran en las mismas regiones de la Cordillera


Oriental que contienen una mineralización de estaño relacionada con intrusiones
mesozoicas y terciarias. Los yacimientos de oro orogénico , que comprenden vetas tipo
“cintas” (ribbon), stockworks, vetas en albarda (saddle reefs) y menas diseminadas, se
encuentran principalmente hospedadas en rocas sedimentarias del Ordovícico Medio a
Silúrico Inferior. Muchos depósitos, en particular los de la faja Caracota-Carma-
Candelaria, contienen hasta 10 a 20% Sb, en consecuencia muchos de estos fueron
explotados originalmente por antimonio. Estos depósitos suelen tener mineralogía
relativamente uniforme y preservar dos eventos paragenéticos principales. Los
productos del evento temprano son oro, pirita, arsenopirita y minerales de wólfram en
cuarzo lechoso. El evento más tardío de menor temperatura implica una deposición de
sulfuros de Pb-Zn-Cu-Sb en cuarzo microgranular, de color gris azulado (Lehrberger,
1992; Dill, 1998; Arce-Burgoa, 1999, 2002).

En el yacimiento de San Bernardino se han producido dataciones conflictuadas de ca.


314 Ma (K-Ar) y de 59 Ma (Ar-Ar, Arce-Burgoa, 2007). La datación más antigua parece
más realista ya que se basa en el tiempo de la formación de oro orogénico en la
cercana Cordillera Oriental del Perú y Argentina (Haeberlin et al., 2002). 

La mayoría de estos depósitos han sido y están siendo explotados a pequeña escala
desde la época precolonial hasta la actual, aunque la futura mina Amayapampa (16 t de
oro) constituiría una operación de mediana escala con un posible contenido de oro en
todo el distrito que podría alcanzar 80 t Au. Otros recursos de oro importantes son los
depósitos de El Molino (15,5 t Au), Iroco (Kori Chaca, de 32 t de oro en el distrito de
Oruro, que se encuentran en operación en uno de los tajos abiertos más recientes en
Bolivia), Carma (24 t de oro), y San Bernardino (73 Au t). Adicionalmente, algunos de
estos depósitos fueron la principal fuente de oro en los numerosos depósitos de placer
de la zona subandina y de la Llanura Chaco-Beniana (Arce-Burgoa, 2007). La mayoría
de los depósitos de oro han presentado leyes promedio de 1 a 3 g / t Au, que son
relativamente bajas para filones de oro orogénico. En consecuencia, estos sistemas de
vetas epizonales son mucho más propensos de ser prospectivos como sistemas masivos
de baja ley, similares a las menas enriquecidas en antimonio de Donlin Creek en
Alaska, en lugar de las minas subterráneas de alta ley. 

La Faja de Plomo-Zinc de la Cordillera Oriental 

Una serie de vetas de Ag-Pb-Zn hospedadas en rocas sedimentarias, con


concentraciones anómalas de Au y Sb, y sin claras asociación con centros magmáticos,
se encuentran localizadas a lo largo de la parte sur oriental de Cordillera Oriental en
Bolivia (Figs. 1 y 2). Los distritos más importantes son Huara Huara, San Lucas,
Toropalca, Cornaca, Tupiza y Mojo. Los depósitos contienen un recurso combinado
estimado de 40 a 45 millones de toneladas de 10% Zn, 5.7% Pb, y 70-80 g/t Ag (Arce-
Burgoa, 2009).

Estas vetas de tipo Coeur d'Alene se presentan en fallas y a lo largo de charnelas de


pliegues  principalmente en lutitas del Ordovícico y menos comúnmente en limolitas.
Sus edades son inciertas, ya que pueden haberse formado durante los grandes
episodios de deformación aproximadamente. 320-290 Ma. en el sur de Bolivia
(Jacobshagen et al., 2002), por lo que son esencialmente coetáneas con la formación
de depósitos de oro orogénico. Alternativamente, pueden haberse formado durante el
magmatismo terciario tardío, aunque la falta de una asociación espacial entre los
depósitos y los cuerpos intrusivos hace que sea menos probable. Se desconoce alguna
relación entre las pequeñas ocurrencias de tipo SEDEX de Pb-Zn-(Cu-Ag-Ba)
hospedadas en lutitas del Ordovícico Inferior (Troeng et al., 1993) con la formación
tardía de las vetas de Ag-Pb-Zn. Una mineralización exhalativa económica se presenta
en el depósito de Aguilar, pasando  la frontera con  Argentina (Gemmell et al., 1992). 

Depósitos evaporíticos del Altiplano  

En el sudoeste de Bolivia, en el Altiplano,  se presentan decenas de salares que


contienen grandes recursos de B, K, Li, Mg, y otros minerales evaporíticos. La
evaporación en las cuencas cerradas ha concentrado estos elementos en salmueras
residuales y en sales precipitadas. Debido al reciente interés mundial en el posible uso
futuro de las baterías de iones de litio en movilidades, los recursos de litio de Bolivia
han atraído un gran interés. Las salmueras en el Salar de Uyuni se estima que
contienen 8,9 millones de toneladas de Li, el mayor de los recursos de ese metal en el
mundo, así como 194 millones de toneladas de K, 7,7 Mt B, y 211 millones de
toneladas de Mg (Arce-Burgoa, 2009). 

La superficie del salar es de aproximadamente 10.000 km2 y la evaporación que formó


la capa antigua del salar de profundidad promedio 121-metros por debajo de la
superficie actual terminó hace 3.520 años. Las salmueras actuales, que se localizan
entre 5 a 20 cm por debajo de la superficie de la corteza de sal, presenta
concentraciones entre 80 y 1.150 ppm de Li (Garrett, 2004). Un alta proporción relativa
de Mg / Li en estas salmueras podría, sin embargo, dificultar la recuperación de litio. 

CONCLUSIONES 

El Precámbrico al oriente de Bolivia, aunque no ha sido adecuadamente evaluado, tiene


un gran potencial para el descubrimiento de yacimientos de de metales preciosos (oro
orogénico, IOCG) y de metales de base (VMS, MVT, SEDEX, Fe-Mn sedimentarios) de
edades Mesoproterozoico a Paleozoico Inferior. Las Llanuras Chaco-Benianas contienen
una de las concentraciones de oro aluvial más grandes del mundo, cuya fuente está
localizada en regiones de altas elevaciones de la Cordillera Oriental en el norte de
Bolivia. La diversidad metalogénica y una gran cantidad de ocurrencias minerales en los
Andes Centrales, particularmente las vetas polimetálicas bolivianas del Cenozoico y los
clásicos depósitos epitermales, los que reflejan el complejo marco tectónico de esta
parte de los Andes, que se caracteriza por la mayor cantidad de engrosamiento de la
corteza y el mayor acortamiento cortical a lo largo del Orógeno (McQuarrie et al.,
2005). 

AGRADECIMIENTOS 

Se agradece a Ed. du Bray y Steve Luddington por sus acertados comentarios de la


versión original de este manuscrito. Adicionalmente, una revisión detallada de Stewart
Redwood  contribuyó a su mejoramiento.

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