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SIETE RASGOS DE LA PERSONA MADURA

Fray Nelson Medina – sacerdote dominico (Colombia)

https://www.youtube.com/watch?v=V4guj9UrIpY

Una noción de madurez (como en las frutas) es cuando algo ha llegado a su plenitud, cuando ha
desplegado completamente su riqueza, sus posibilidades. Hasta que no se llega, hay promesas
(como un jugador de fútbol: promete mucho… no ha desarrollado todo su potencial todavía, pero
está en camino). La madurez es el cumplimiento de una promesa.

Jesús, en el Bautismo, es una promesa del Padre. En la Cruz – amando hasta el extremo -, Él es
“cumplimiento de la promesa”. Él dice: “Todo está cumplido”. (La traducción sería “Misión
cumplida”)

¿Estamos en camino hacia el cumplimiento de la promesa, hacia la plenitud?

La madurez es administración y entrega de la propia vida. Y esto no es un proceso automático. De


hecho, es un proceso que a veces se puede afianzar y favorecer; y otras veces se puede retrasar o
impedir.

Hoy en la sociedad hay fuerzas muy grandes que quieren mantenernos en la inmadurez. La
inmadurez es muy útil para los intereses de ciertos grupos económicos y políticos.

Siete rasgos de la persona madura:

1 - Tiene buen juicio.

Significa capacidad de dar una opinión ponderada, razonable y justa. Esto normalmente se
manifiesta cuando una persona tiene que dar una opinión sobre algo, sobre alguien, o sobre una
situación. La persona inmadura obra de esta manera: si alguien me cae bien, solo digo cosas
buenas de esa persona; si me cae mal, si me disgusta, si es mi adversario, si es del partido opuesto
entonces solo digo cosas malas. La inmadurez se caracteriza por juicios globales sobre las
personas. Es típico de la inmadurez una clasificación completamente neta entre los buenos y los
malos. La inmadurez suele caracterizarse por una manera de hablar en la que se acumulan los
elogios o las críticas e incluso los insultos. Esto sucede muchísimo hoy en día en asuntos de
política. Si yo soy demócrata cualquier cosa que haga un republicano no importa lo que sea yo
intento leerlo de la peor forma posible, criticar lo de la forma más amarga posible porque lo hizo
un republicano. Si yo soy republicano cualquier cosa que diga un demócrata me parece tonta,
perversa, mal intencionada, dañina, simplemente porque es un demócrata. Eso es pura
inmadurez.

El buen juicio consiste en la capacidad de ver lo bueno incluso en mi adversario y la capacidad de


ver lo defectuoso o malo e incluso en mi amigo y en mí mismo, por supuesto. Eso demuestra buen
juicio. Si yo estoy escuchando a una persona que es de otra religión que tiene otras ideas, que está
proponiendo algo que a mí no me gusta y yo tengo la capacidad, sin embargo, de ver en qué
puede tener razón esa persona a pesar de que no me gusta, a pesar de que está proponiendo lo
contrario de lo que yo quiero, a pesar de que es mi adversario religiosamente, pero yo soy capaz
de ver lo bueno en esa persona eso indica una gran madurez en el mundo de la afectividad.

Tal vez donde se nota de un modo más cotidiano este tema de la inmadurez es en el proceso del
noviazgo. Uno habla con ese muchacho que dice que su novia es el ser más dulce, hermoso,
simpático, agradable… Quince años después del matrimonio y su esposa es el ser más amargo. Si
en el momento en el que estamos de pelea yo permito a mi mente que acumule solamente lo
negativo de él o de ella, entonces no tiene ningún propósito que yo siga viviendo con esta
persona.

Cuando educamos a las personas para la madurez, las educamos también para la fidelidad y para
la felicidad. Yo sé que hay circunstancias que van más allá de tus fuerzas, yo sé que cada historia es
cada historia, pero yo sí debo decir aquí que muchos matrimonios se pueden salvar o se hubieran
podido salvar con un poco más de madurez.

La inmadurez política es el caldo de cultivo para una enfermedad que está un poco en todas partes
hoy en el mundo. Los analistas políticos lo llaman populismo. El populismo es la explotación de la
inmadurez política. Ahora en mi país - Colombia - estamos en proceso de elecciones. Los
candidatos se esfuerzan por mostrar lo peor de lo peor del otro para alimentarle a la gente esa
clase de inmadurez, de modo que el que va a votar tenga un comportamiento inmaduro. El
comportamiento inmaduro es creer que el candidato A es un desastre, es un engendro del
demonio, mientras que B es un hombre honesto, generoso, solidario. Eso es lo que ellos quieren:
que acumulemos todo lo bueno en un lado y todo lo malo en otro lado para producir de nosotros
una decisión. Hay gente que necesita tu inmadurez porque tu inmadurez política hace que tú
votes por impulso, que votes de una manera fanática y sobre todo hace algo: si tú estás
ilusionado, si tú estás pensando que todo lo bueno lo tiene un candidato y todo lo malo lo tiene
otro candidato no solamente vas a votar, sino que vas a tratar de arrastrar otras personas y así es
como te quieren. La inmadurez es provechosa para los imperios de este mundo, porque
inmadurez significa incapacidad de pensar bien, incapacidad de juzgar rectamente. Ellos quieren
que tú no sepas juzgar bien, que tú hables de una manera impulsiva.

Una forma de inmadurez que más daño le está haciendo a la sociedad, es la inmadurez de los
padres hacia los hijos. Porque resulta que actualmente hay tantas personas que tienen una
especie de fascinación por sus hijos que no se dan cuenta de las malezas que están creciendo en
los corazones de sus hijos. La inmadurez es como una ceguera. A veces, los papás no tienen una
mirada equilibrada con respecto a los hijos y no se dan cuenta de cómo están tomando algunas
decisiones que son incorrectas y que están adoptando costumbres que no les sirven y que están
relacionándose con personas que los van a envenenar.

La obra más conocida Santo Tomás de Aquino es la Suma Teológica. Esta obra está dividida en
artículos. Cada artículo empieza siempre presentando los argumentos en contra, o sea, Santo
Tomás hacía todos los santos días el ejercicio de oír al que no piensa como yo. En la Suma
Teológica abundan opiniones de paganos como Aristóteles, de judíos como Maimónides, de
musulmanes como Averroes… Tomás hacía el ejercicio de oír al que piensa distinto: cuáles son
sus razones, en qué puede estar correcto, en qué tiene razón.
Piensa lo que esto traería a la sociedad, a la pareja, a la familia, a la ciencia, a la política, a la
economía. Oír al que no piensa como yo, en que puede tener razón, qué es exactamente lo que
está sintiendo, lo que está viviendo.

2 - Conoce sus propios límites, pero también conoce sus talentos

La madurez se caracteriza por un conocimiento de los límites y de los talentos. La persona


inmadura se expone a peligros accidentes, problemas que se le salen de las manos por no
registrar los límites. El ejemplo más sencillo es el de los accidentes: La persona va a gran velocidad
porque cree que va a tener la capacidad de reaccionar, de frenar. Pero no conoce sus límites y
como consecuencia muchos de ellos han desaparecido del planeta Tierra. Otro ejemplo es esto de
aprender a manejar el trago. Le pasa a la gente cuando está empezando a probar el licor y no
conoce su límite. En la parte sexual, les pasa que empiezan a acariciarse, pero no conocen su
límite. Entonces vienen una serie de consecuencias. La empresa “Planned Parenthood” está lista
para obrar: “Estamos listos para matar tu bebé. Como no conociste tu límite, nosotros estamos
listos para quitarte ese problema.”

También hay inmadurez en el uso de las palabras. Uno dice cosas y luego piensa: “yo no debí decir
eso”. Hay un refrán que dice: “La flecha lanzada, el agua del río y la palabra pronunciada nunca
vuelven atrás”. Tú dices una palabra en un momento de ira, de disgusto, disparas tu palabra y no
te das cuenta que no la puedes retroceder.

La persona madura en cambio conoce sus límites. Sabe de qué está hecho. Sabe escoger en qué
peleas quiere meterse. No se mete en peleas que no le corresponden porque “tiene” que
demostrarse que es fuerte.

También a veces uno no conoce los talentos y esto es importante porque si tú desconoces tus
talentos seguramente no los cultivas y entonces vas a ser una “promesa incumplida”. En el mundo
del arte ha habido varias historias de descubrimientos casi accidentales de grandes talentos. Un
hombre que sobresalió en la música en la primera mitad del siglo 20 fue el gran tenor Enrico
Caruso. Caruso era un hombre que trabajaba cargando y descargando camiones. Él se acostumbró
a cantar mientras hacía esas labores. De repente alguien lo descubrió, oyó esa voz perfectamente
afinada, preguntó quién estaba cantando. Caruso hizo una prueba de canto, y resultó ser uno de
los mejores tenores del mundo. Si a él nadie le hace ver la calidad absolutamente sobresaliente de
su voz, nunca hubiera cultivado eso hasta llegar a los niveles de perfección a los que llegó.

Es necesario que yo conozca los talentos que están dormidos en mí, de los que yo mismo no sé. Si
no los conozco, no los cultivos. Si no los cultivo, nunca maduran. Jesús le dice a Pedro: “Tú serás
pescador de hombres” y mucho tiempo después le dice: “Sobre esta piedra edificaré mi iglesia”.
Jesús veía en él lo que Pedro no veía y esto es muy hermoso porque para los que somos creyentes
esto significa que Dios quiere que yo crezca y que dentro de mí hay posibilidades que yo mismo no
conozco. Yo no llegaré a mi madurez, a mi plenitud si Dios no me lo hace ver.
3 - Tiene estabilidad anímica

La ecuanimidad, la estabilidad anímica, es una señal de madurez porque cuando una persona tiene
estabilidad de ánimo tú sabes a qué atenerte con ella, tú sabes cómo tratarla, tú sabes qué
esperar de esa persona. Tú sabes también qué no esperar de esa persona. La estabilidad de ánimo
es una gran señal de madurez. Cuando una persona es estable en su ánimo, tiene raíces
profundas. Muchos árboles han tenido que soportar vientos, tempestades y permanecen de pie
porque tienen buenas raíces. La persona que no tiene raíces fuertes va cambiando: un día está
entusiasmado, quiere comprometerse, está dispuesto…. al otro día, cambia de opinión.

En cuanto a las parejas, no se puede edificar si no hay estabilidad anímica. En España, José Luis
Rodríguez Zapatero, presidente del gobierno español durante dos periodos, logró el llamado
“divorcio express”. Políticamente, fue una gran inversión para él porque el divorcio express crea
la ilusión de que ahora somos más libres - libertad igualada a capricho. A él le servía porque la
gente quiere que su capricho sea ley. Esta es la razón también por la cual se aprueban leyes
absolutamente inhumanas, verdaderamente diabólicas, como el aborto. Se aprueban porque ellos
quieren que no haya ningún espacio entre la decisión de abortar y la realización del aborto.
Entonces, cuántas más puertas queden abiertas para que se hagan abortos, más ilusión de
libertad.

La persona con estabilidad anímica es una persona que tiene raíces profundas, convicciones
profundas. Mi felicidad no es que todo me salga bien, que no haya tráfico, que me caiga bien la
comida, que me den poco trabajo y me den mucha plata. Mi felicidad profunda está en que Dios
no envió a su Hijo para condenar al mundo sino para que el mundo se salve, y yo he descubierto
alegría. Eso no me lo quita nadie. Es felicidad permanente y paz firme.

4 - Tiene una clara, razonable y estable jerarquía de valores, jerarquía de prioridades

La persona que es madura tiene una jerarquía de prioridades clara, razonable y estable. En
cambio, la persona inmadura es como una escena de una película de Groucho Marx, el famoso
humorista, quien tenía un humor muy inteligente. En una discusión con otro personaje, le dice: …Y
estos son mis principios…. y si no le sirven…. tengo otros”.

Con respecto al aborto, yo he conocido señoras católicas pro-vida hasta que una hija se les
embarazó y ya en ese momento entonces la cosa es de otra manera. Eso demuestra una
tremenda inmadurez. Si tus prioridades son de verdad, estos principios se mantienen. Hay
personas que tienen unos principios para aplicarlos al hijo y otros principios para aplicarlos a la
hija. Unos principios para los hijos y otros para los nietos…

Tener claridad de principios, de esa jerarquía de prioridades es una gran señal de madurez.

5 - Distingue entre las personas y las opiniones

Estamos viviendo una cultura en donde no se puede estar en desacuerdo, porque apenas le
manifiestas el desacuerdo a una persona lo considera como un ataque a su ser.
En algunos colegios en Estados Unidos existen lo que llaman los “espacios seguros” – “safety
spaces”. Es un ambiente incluso físico en el que no se pueden tocar ciertos temas para no ofender,
para no lastimar. Entonces la única manera de no ofender es estar de acuerdo contigo.

Estamos viviendo una época en la que se hace una terrible confusión entre personas y opiniones.
Una cosa es respetarte a ti y otra cosa es estar de acuerdo contigo. La persona inmadura confunde
las dos cosas. Tú tienes que estar de acuerdo conmigo para que yo me sienta respetado y si tú no
estás de acuerdo conmigo y lo dices, yo me siento ofendido.

En España y también en otros sitios, todo signo religioso se convierte en una ofensa. En ese país,
en la pared exterior de una iglesia, había una cruz de piedra que recordaba a los muertos en la
guerra civil. La cruz es una ofensa y hay que quitar la cruz. Ofender es que yo exprese una opinión
contraria a la de usted.

Los papás no están preparando a sus hijos para vivir en esos ambientes, para que vivan en un
mundo que es muy diferente al suyo. Porque en el mundo de él o de ella, hay temas de los que no
se puede hablar porque vas a sufrir persecución, aislamiento, ridículo, acusación. Los papás y los
hijos viven en lugares completamente diferentes, porque no se hace una distinción entre las
personas y las opiniones. Es muy importante enseñar a los hijos y enseñarnos nosotros que yo no
tengo que estar de acuerdo contigo para que tú te sientas respetado.

Cuando se suprime el desacuerdo, estamos jugando a la dictadura, a la manipulación y eso está


pasando en los colegios.

La grave consecuencia es que espontáneamente empiezan a reunirse sólo con los que piensan
como ellos, y vamos formando tribus aisladas. Es la ruptura de la sociedad. Lo más grave de esto
es que cambiar de opinión, cambiar de pensamiento, significa perder mi mundo y mis amigos.

Muchos jóvenes queden atrapados en mundos a los que ya en el fondo no pertenecen porque
tienen miedo de salir, porque cambiar de opinión significa perder mi mundo.

En la Carta a los Hebreos, la lógica de los judíos era: “Tú tienes que pensar como yo; si tú no
piensas como yo, no puedo hacer verdadera alianza contigo, ni puedo confiar en ti, ni tú puedes
ser una persona representativa para mí.”

Cuando un número de judíos empezaron a convertirse al cristianismo, los otros judíos, los de la
sinagoga dijeron: “Te vas de aquí, tú ya no perteneces a esto”. Entonces viene el problema tan
grave que tenemos ahí cuando se confunden las personas con las opiniones.

En el matrimonio, se puede producir esto también, porque lo que esto significa es que: “Tú que
vas a ser mi esposa tienes que ser la fotocopia de mi cabeza”, “Tú que vas a hacer mi esposo tienes
que ser la fotocopia mi cabeza”. Y cada uno tiene que pensar exactamente lo mismo. Ahí no va a
haber dos cabezas: ahí va a haber una cabeza y un clon. Eso es terrible porque entonces cuando
una persona cambia de opinión: “Tú ya no eres más mi esposa” porque ahora piensas de otro
modo.
6 - Tener capacidad de liderar acompañar y apoyar

La persona madura es capaz de liderar. Algunas veces cuando le toca, cuando es de su campo, es
capaz de acompañar. No tiene que ser protagonista. Siempre es capaz de apoyar, de volverse
paisaje.

La persona inmadura es narcisista, por eso decían que el retrato de nuestro tiempo es la famosa
“selfi”: “Aquí estoy yo”. La inmadurez siempre necesita estar buscando protagonismo como el
niño. Cuando los niños empiezan a llamar la atención, lloran, gritan, molestan, interrumpen. La
inmadurez es la necesidad de estar pidiendo atención.

La persona que tiene madurez es capaz de liderar. Cuando le toca, lidera. Si no va a liderar,
simplemente apoya. Es decir, se vuelve un paisaje. Comentaba un gran santo: “¿Quién ha dicho
que Dios va a obtener su mayor gloria con que yo me vea más o me vea menos? Solo Dios lo
sabe.” Habrá ocasiones en que es importante que tome el micrófono, y hay otras ocasiones en que
hay que sentarse y escuchar. Hay ocasiones en que hay que desaparecer. Jesús hizo todo eso
durante 30 años en su vida. No era nadie en un poblado perdido. La persona inmadura no sabe
desaparecer, tiene que hacerse notar a cada rato.

Hay una frase que me gusta: “Hay gente que habla porque tiene algo que decir y hay gente que
habla porque tiene que decir algo”, o sea tiene que hacerse sentir como sea. El que tiene
inmadurez no necesita eso.

7 - Tiene perseverancia hasta llegar al resultado

El inmaduro siempre está empezando. Una característica de la madurez es saber abordar las
dificultades, luchar contra los obstáculos, y llegar hasta el final. El inmaduro - en el momento en el
que el obstáculo está muy grande, en que el cansancio aparece, en que la motivación disminuye, -
deja de perseverar. “Yo te dije que te iba a amar eternamente… pero es que ahora eternamente
son dos semanas”

La perseverancia significa dominio de sí mismo, disciplina, abnegación. Nada que valga la pena se
hace sin pena. Si vale la pena, cuesta.

La perseverancia es una señal de madurez. Pero a veces, somos perseverantes para algunas cosas
que quizás son espiritualmente las menos relevantes y, en cambio, no somos perseverantes para
otras.

Hay personas que van a un retiro de parejas y les dicen que es importante que tengan detalles con
su pareja, que traten con cariño… A la tercera semana se van acabando los detalles.. A la cuarta
semana, se acabó todo, pues no hay perseverancia.

Todos sabemos que, para mejorar las relaciones de pareja, las relaciones de familia, para
mejorarnos a nosotros mismos, la perseverancia es la clave. La consistencia es la clave.

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