Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
elblogsalmon.com/economia/7-errores-marxismo-como-teoria-economica
93 comentarios
28 Agosto 2018Actualizado 2 Noviembre 2021, 09:41
Como decía Hegel, una refutación a fondo no se monta ‘desde fuera’, contraponiendo
nuevas afirmaciones al principio que se intenta criticar, sino mostrando cómo éste se
autorrefuta al evolucionar. Por eso, en vez de discutir si los fines marxistas son
deseables, mostraremos solamente cómo sus conclusiones son incompatibles
tanto con sus propias premisas como con la realidad empírica. Tampoco
apelaremos al fracaso histórico de los proyectos marxistas, para ahorrarnos la excusa
barata de que “no eran socialismo real”. Atacaremos los pilares imprescindibles
para considerar "marxista" a una teoría económica: sin apoyarlos, denominarse
marxista carece de sentido, más allá de la pura nostalgia (que no entiende de rigor).
1/11
Que en la Academia del S.XXI los economistas marxistas brillen por su ausencia siempre
puede achacarse a una conspiración o al dogmatismo de los académicos del mundo.
Aunque, como en todo, hay excepciones (caracterizadas por dicha nostalgia, puesto que
las defensas de los pilares del marxismo que hoy criticaremos llevan décadas escaseando).
Otro cantar son las Ciencias Sociales ajenas al rigor de las matemáticas: donde
impera el “todo es relato” de Lacan, los cuentacuentos brotan como setas.
En cambio, su ausencia en lo que Nassim Taleb llama el “mundo real” (donde uno
depende de estar acertado y no de llenar auditorios) es más preocupante: si (1)
especuladores y empresarios son cínicos podridos de avaricia y (2) el marxismo explica
mejor la realidad que sus alternativas; ¿por qué las inversiones de lógica marxista brillan
por su ausencia?
"El análisis de Marx del ratio de beneficio implica que las industrias intensivas en trabajo
serán más rentables que las más intensivas en capital. Pero esta conclusión es claramente
falsa a nivel empírico (Böhm-Bawerk, 1898)"
Salvando heurísticas -pretendidamente- simples para abrir boca, este artículo expondrá 7
de los errores que convierten al marxismo como teoría económica (y, por
extensión, como ideología política) en un fracaso. Hay más, pero estos pueden
explicarse sin recurrir a complejas demostraciones matemáticas (típicas, exempli gratia,
de las refutaciones de la teoría del valor-trabajo, como esta de Álvaro Romaniega).
“Marx pensaba que los trabajadores en el capitalismo sólo recibirían el salario suficiente
para cubrir las más básicas necesidades de supervivencia”.
4011152681_8a21958f5d_o.jpg
Marx detalló por qué consideraba que este proceso era inevitable. El capitalismo
necesariamente causará, con los salarios, su propia destrucción. Aunque sus
sucesores lo matizarían, tal conclusión fue central en la propaganda del Manifiesto:
2/11
“Por consecuencia de la creciente competencia de los burgueses entre sí y de las crisis
comerciales que ocasionan, los salarios resultan cada vez más eventuales, el constante
perfeccionamiento de la máquina coloca al obrero en más precaria situación; choques
individuales entre el obrero y el burgués adquieren cada vez más el carácter de colisiones
entre dos clases”
Como señaló Karl Popper, esto ejemplifica su actitud anticientífica: en lugar de llegar
a sus conclusiones análisis mediante, Marx dio con la conclusión que más convenía a su
ideología y, sólo después, se pasó veinte años buscando una justificación para ella:
“Por eso es afán inmanente y tendencia constante del capital reforzar la productividad del
trabajo, para de este modo abaratar las mercancías, y con ellas los obreros (…) [cita:] “los
salarios se rebajan en la misma proporción en que crecen las fuerzas productivas. Es
cierto que la máquina abarata los medios necesarios de subsistencia, pero abarata más los
obreros”. (…) En la producción capitalista, el desarrollo productivo tiene como finalidad
acortar la parte de la jornada en la que el obrero trabaja para sí mismo”
La idea queda clara: toda mejora en tecnología o educación traerá siempre más plusvalía,
nunca más salario. Los empresarios usarán las bajadas de sueldos como arma entre ellos
para absorberse unos a otros, concentrando el capital (sobre la relación entre esto y la tasa
de ganancia haría falta un post aparte). Con el tiempo, los salarios caerán hasta que
la menor bajada matase al obrero de hambre: el mínimo de subsistencia. Así,
el propio sistema llevará a los obreros a una situación tan miserable que se rebelarán,
dando paso al socialismo. Tal convicción marxista suele denominarse "Ley de la
Pobreza Creciente":
"Esta expropiación [de "muchos capitalistas por unos pocos"] la lleva a cabo el juego de las
leyes inmanentes de la propia producción capitalista, la centralización de capitales. (...)
Conforme disminuye progresivamente el número de capitalistas que explotan, crece la masa
de la miseria, de la opresión, del esclavizamiento, de la degeneración, de la explotación;
pero crece también la rebeldía de la clase obrera (...) cada vez más unida y organizada"
Llevamos 170 años esperando. El colapso no llega y los salarios suben. Veamos
las excusas que dieron antes de reconocer su equivoc… dejar de hablar del tema.
Recordando de nuevo a Popper: cuando el marxismo es incapaz de predecir la realidad, el
problema siempre lo tiene la realidad.
Como tras siete décadas desde el Manifiesto los salarios se habían multiplicado, Lenin
sentenció que ello no suponía que Marx se equivocara (faltaría más), sino que era una
anomalía fruto de la ‘super-explotación’ de las colonias.
3/11
“El capitalismo ha elegido a un puñado de países (…) para que saqueen el mundo (…). Tan
gigantesco superbeneficio (obtenido a mayores de los beneficios que los capitalistas
exprimen a los obreros de su ‘propio’ país) permite corromper a (…) la aristocracia obrera”.
Dk A306xoaq5zma
Aunque los marxistas predijeron que el capitalismo nos mataría de hambre, la pobreza
cae más rápido que nunca.
Se ha reprochado a Lenin que la colonización apenas tuvo efecto sobre los salarios (en
Reino Unido se multiplicaron por 4 en 200 años de colonialismo, 1750-1960, y por 5 en
los 50 siguientes a la descolonización), que también subieron en los países sin colonias, o
que la población colonial (supuestamente condenada a la extinción al estar por debajo del
mínimo de subsistencia) se multiplicó en el periodo. Pero basta observar lo siguiente:
Sin Titulo
Para intentar excusar este fracaso de Marx y Lenin, se aventuraron dos (pen)últimas
excusas más, que refutaremos antes de pasar al siguiente punto:
“Los burgueses han subido los salarios para frenar al comunismo”. Entonces,
¿Marx se equivocaba al hablar de "lógica inevitable y necesaria"? ¿Cómo,
exactamente, se evita esa tendencia estructural? ¿Cómo subir salarios por un
acuerdo entre millones de burgueses, que daría ventaja a quien lo rompa para
absorber a los demás? ¿Por qué los salarios han subido más que nunca precisamente
después de colapsar el Imperio Soviético?
4/11
proletarios) se le acusa de revisionismo. Por razón sencilla: si el problema no fuese
estructural, de base, el capitalismo podría reformarse y la revolución sería
innecesaria. En vez de socializar los medios de producción, bastaría con
redistribuir sus frutos.
Subrayo el término: propiedad. Desde la óptica marxista, lo que tienes define lo que
eres, hagas lo que hagas (evidentemente, verían mejor a Amancio Ortega si
reivindicase el activismo comunista, pero no por ello pasaría a ser obrero):
8463594473_55b9e8f397_o.jpg
Por desgracia para los marxistas, los salarios subieron. Los obreros compraron casas,
tierras, máquinas domésticas y trocitos de empresas divididos en planes de pensiones. Ya
no existe ni el proletariado ni la ‘aristocracia obrera’, sólo los
‘pequeñoburgueses’. Recordemos la definición:
“[En la teoría marxista] los medios de producción son la tierra (…), las materias primas, los
instrumentos de producción, los edificios, los medios de comunicación, etc.”
Por mucho que crean que eres burgués por poseer medios de producción y no
por hacerte rico con ellos, es obvio que no todos podemos conseguir millones de
seguidores en redes sociales (los nuevos medios de comunicación). Igual que el 99% de
empresas son PYME. Ello evidencia que no importa ser propietario o no, sino el cómo
gestionas tus recursos y lo que consigues con ellos. Esto supone dos problemas para
Marx:
5/11
1. Si la clave no está en la propiedad de los MDP, sino en la desigualdad de
renta y riqueza, el capitalismo puede reformarse (lo cual, para quien
conozca los estados de bienestar occidentales, ya era evidente).
2. Los medios de producción adquiridos por los otrora obreros son difícilmente
‘socializables’: colectivizar los canales de televisión es una mala idea;
colectivizar los perfiles de Instagram es una idea impracticable.
3. Interés de clase
“[En la teoría de clases marxista] las relaciones sociales que definen las clases generan
intereses inherentemente opuestos. Así, por ejemplo, los intereses de la burguesía [explotar
a los obreros] son diferentes y antagónicos a los del proletariado [derribar a los burgueses]
(…). Esta definición de interés va implícita en la definición de clase: las clases tienen
intereses objetivos”.
3213359757_db8e31c9ea_o.jpg
En este apartado se explicará cómo esto supone un triple error. Desde la lógica económica
de la Teoría de Juegos, los propietarios y no-propietarios no tienen intereses objetivos,
comunes y antagónicos. Veamos por qué:
6/11
Todo ello subraya lo obvio: basar el análisis en “propietarios” y “no-propietarios” para
poder decir que reformar el capitalismo es imposible sólo da problemas. Al contrario que
hablar de ricos y pobres, como sugirieron los socialdemócratas (a los que la línea dura del
marxismo-leninismo exterminó, allí donde pudo).
Por si fuera poco, como señala José Luis Ferreira, el marxismo caracteriza mal el concepto
de lucha de clases. Partiendo de su errónea idea de ‘interés’, cae en el funcionalismo (lo
cual subrayaría décadas después el propio Lenin): que a cierto grupo le convenga actuar
de cierta manera no significa que vaya a hacerlo.
4. Teoría de la Explotación
La misma torpeza metodológica que llevó a los marxistas a los tres errores anteriores se
refleja también en su amor-odio al término “explotación”. Veremos los problemas que
genera entenderla como “producción en la que el obrero no recibe el fruto
completo de su trabajo” (siendo la plusvalía la parte que no recibe).
Antes de profundizar al respecto, conviene aclarar que Marx siempre habló de explotación
forzosa. Es decir, aquella en la que la alternativa a ser explotado era morir de hambre. Sin
embargo, este ‘chantaje’ es una premisa innecesaria: ¿de existir una renta básica que
garantizase el sustento, recibirían el fruto completo de su esfuerzo quienes decidieran
trabajar? Obviamente no. Los capitalistas seguirían quedándose con la plusvalía (de
acuerdo al criterio marxista). Ergo habría explotación, aunque no fuese forzosa.
7/11
Aliena que alguien, patronal o politburó, gestione por ti el fruto de tu trabajo. Aliena no
poder dedicarte a tu vocación, lo diga tu hipoteca o el plan quinquenal. Que la
explotación socialista revierta completamente en el obrero vía servicios públicos es
irrelevante, además de falso. Aunque sólo fuera por los sobrecostes burocráticos, una
parte de tu trabajo la disfrutarían otros, no tú. En un sentido más forzoso que el del
capitalismo, para más inri:
“En un país donde el Estado es el único patrón (…) el antiguo principio de ‘quien no trabaja
no come’ ha sido reemplazado por este otro: quien no obedezca, no comerá”
110036970_5c0d67b870_o.jpg
Una vez más resulta palmario que los revisionistas tenían razón: el problema no es la
explotación, es la pobreza. A quienes dicen querer acabar con la explotación del hombre
por el hombre mientras alaban el socialismo no les importa que haya explotación,
sino el cómo se gestiona.
Pero, al fin y al cabo, el socialismo es una fase transitoria. Tampoco pasa nada por que
explote a los trabajadores si terminará por llevar al comunismo, ¿no? Pues no. Vayamos al
siguiente punto.
“[De acuerdo a la LHO] toda organización, incluidas aquellas comprometidas con ideales y
prácticas democráticas, sucumbirá inevitablemente al control de una pequeña élite (…) la
captura oligárquica hace la democracia interna insostenible, y condiciona el desarrollo a
largo plazo de cualquier organización (incluyendo las de retórica más radical) en una
dirección conservadora”
Enciclopaedia Britannica
8/11
3. Por si fuera poco, les falta lo que Taleb llama “skin in the game” (SITG): las
consecuencias de sus errores no repercuten en ellos, sino en el pueblo.
No se hacen responsables. Con el Gran Salto Adelante, los que murieron de hambre
eran campesinos. Mao siguió en su burbuja.
119234209_08d6d03f29_o.jpg
Sostener que su ideología pesará más que sus intereses materiales no sólo es
históricamente falso, sino que supone decirle al mismísimo Marx que la clave son las
ideas, no el materialismo. Resumiendo: toda ‘dictadura proletaria’ es siempre
‘dictadura’ y nunca ‘proletaria’. En otras palabras, el socialismo nunca
llevará al comunismo.
A estas alturas uno ya debería tener claro que el marxismo es tal fracaso como teoría
económica que sólo puede llevar a las catástrofes políticas que todos tenemos en mente.
Pero añadamos dos puntos más, por si quedan dudas.
En sexto lugar, veremos otro ejemplo de cómo los marxistas son incapaces de predecir y
explicar la realidad (en este caso, la geopolítica). En séptimo y último, revisaremos
algunos defectos del origen del problema: su versión de la teoría del valor trabajo.
“A principios del S.XX, el vínculo entre colonialismo y la mala distribución de la renta fue
trazado por Hobson (1902) y repetido por Rosa Luxemburgo (1913) y Lenin (1916). (…)
Hay toda una tradición que liga la mala distribución de la renta al expansionismo que se
remonta a Marx”.
Bien, pues los marxistas se equivocan. Demostrarlo con suficientes datos requeriría un
post aparte, pero tenemos la suerte de que Pseudoerasmus ya se ha encargado de ello.
También recomiendo su crítica al discurso habitual a favor del socialismo cubano o su
refutación al intento de excusar el desastre económico de Salvador Allende en Chile. Para
los escépticos, aquí otro post suyo demostrando que la política económica del golpista
Pinochet fue otro fracaso.
9/11
Aunque su crítica se centra en el fracaso de la teoría de Lenin sobre la Primera Guerra
Mundial, es más que suficiente para identificar los errores inherentes a la visión marxista
(de hecho, en este otro post muestra el fracaso del economicismo en general a la hora de
explicar el imperialismo yankee). Aquí algunos de sus mejores puntos:
URSS
10/11
2. El trabajo es heterogéneo: “no parece haber ninguna forma de satisfactoria de
reducir [el trabajo cualificado y el no cualificado] a una medida única del valor de
las mercancías”. Sucede igual con el trabajo escalable: una hora de trabajo vale
más si genera un superventas que una novela impopular, aunque escriba la misma
persona, en iguales condiciones.
3. “La teoría del valor-trabajo parece incapaz de tener en cuenta el valor de
bienes como la tierra o las materias primas”.
4. “Una teoría del valor formalmente idéntica podría ser construida con cualquier otro
bien en lugar del trabajo, siendo así la ‘teoría del valor-maíz’ tan legítima y
tan inútil como la teoría del valor trabajo de Marx”. Para comprobar cómo
Marx se centró arbitrariamente en el trabajo, puede consultarse Wolff (1981).
Hay muchos más, pero estos 7 errores bastan para afirmar que el marxismo es una teoría
económica fracasada. Sin el golpe de estado de Lenin contra la República Rusa,
recordaríamos a Marx como lo que era: otro economista de segunda
equivocado. O, en palabras de Samuelson, “un post-ricardiano menor”.
Una ideología política fértil no puede florecer sobre tal desconexión de la realidad, por
mucho que nos repitan que ninguno de sus desastres eran marxismo real.
Devolvámoslo al rincón del que nunca debió salir o atengámonos a las
consecuencias.
Más información
Cohen, G., 1979, “The Labor Theory of Value and the Concept of Exploitation”, Philosophy
and Public Affairs, 8(4): 338–360.
Wolff, R.P., 1981, “A Critique and Reinterpretation of Marx’s Labor Theory of Value”,
Philosophy and Public Affairs, 10(2): 89–120.
11/11