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SIN GRITOS. dvd video.

DURACIÓN:
4 minutos.

PARTICIPATES:
Voces:
Begoña Pérez.
Mirella Hernández.
Nines Posada.
Ana Maria Brel.
Rafael Sáchez-Mateos.
Mimo:
Javier Hernando.
Stanley Hoff.
Begoña Pérez.
Mirella Hernández.
Nines Posada.
Ana Maria Brel.

CAMARA Y MONTAJE:
Javier Díez López.

Os propongo una tarde de paseo:

No tengo una hora concreta de salida. ¡De día!, la vuelta puede ser nocturna.
Antes de salir realizo ejercicios de respiración, de relajación. Llevo el menor peso
posible, ni botellas de agua, ni comida, ni cámara fotográfica, la vestimenta mas
cómoda y punto. Se trata de hacer ejercicio. Mi primer objetivo es una vía muerta a las
afueras de la ciudad, ¡al campo!, líneas ferroviarias o tramos abandonados que me
atraen desde niño y suelo encontrarlos en las ciudades.
Hacia la vía camino con un paso controlado, sincronizando movimientos. Voy
aumentando el ritmo sin llegar a correr. El paso acompasa la respiración, que es lenta y
controlada. Cinco paso de inspirar el aire, diez espiración, diez sin aire. Solo al principio
del paseo cuento los pasos con números (1,2,3...), luego los sustituyo por partes de mi
cuerpo (de arriba a abajo, por ejemplo), siento un ojo, una oreja,... como si pesaran más
de repente, lo que pretendo es tener un buen ritmo de respiración. Sin parar de caminar
(como todo este paseo) realizo ejercicios con los ojos, intento ampliar el ángulo de
visión al máximo; ver lo que pasa a la izquierda, a la derecha, arriba y abajo. Aunque
tenga que mover con rapidez los ojos, busco esa mirada mas amplia mientras camino
hacia la vía. Observo a las personas, intento empatizar sin parar de caminar. Algunas
ideas me asaltan sin razón, las doy sentido, las concreto en palabras de manera que no se
repitan una y otra vez, las espiro de manera suave por mi boca, como una meditación de
urgencia. No pretendo negarlas sino entenderlas, musicarlas.

Me sitúo encima de un rail como un equilibrista, siento mi punto de gravedad,


curvo mi espalda para mirar hacia atrás (como si intentara hacer el pino), giro las
caderas, me enraízo en la vía. Y comienzo a andar despacio; a un ritmo tan lento como
mi paciencia aguante. Un pie delante del otro,.. giro el tronco y el cuello a izquierda y
derecha, para mirar atrás y adelante. El rail parece mas ancho. Tengo que ver y escuchar
todo lo posible, lo que esta a la izquierda, delante, debajo, a la derecha, detrás mientras
avanzo lentamente por el rail. Ahora otro ejercicio de mirada. Busco una “mirada libre”.
Mientras mantengo una mirada de ángulo amplio, voy enfocando puntos continuos del
paisaje; desde mi cuerpo hasta el cielo. Miro lo que he decidido mirar. En instantes
trazo líneas imaginarias, quebradas, que crucen las líneas del paisaje. Si un pájaro se
cruza en mi camino no le sigo mas que la intersección con mi línea, quizás nos
crucemos mas adelante. Quiero ver los animales, todos los mundos posibles, siguiendo
esta disciplina que me he marcado. Intento escuchar como “músico” y mirar como
“pintor”. Sigo una línea continua pasando de un color (de un brillo) a otro sin importar
la forma, el objeto. Voy desde la yema de un dedo a los cirros del cielo. Para empezar a
tener continuidad puedo seguir la línea del horizonte, pero luego mis líneas de enfoque
rompen cualquier forma del paisaje. No tengo prisa, no tengo meta. trato de verlo todo,
de agilizar la mirada. Media vuelta. No me importa que la noche se acerque. Es el
pueblo el que se mueve, el que se aleja, mientras camino hacia él. Salto de la vía y noto
un pequeño cambio, siento con fuerza olores, sonidos, ¿me siento más libre?
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Llegó la hora de cambiar de ritmo. Aumenta la velocidad de mis pasos, me dirijo
a una calle concurrida. Una calle comercial, con escaparates. Me planteo un objetivo:
Observar cómo se aman los individuos en las familias.
La calle parece un escenario. Voy a cruzarme con mis objetivos. Me propongo
una estrategia. No empatizar con la mirada, quizás con un gesto mínimo. Mirar a los
paseantes antes de que me vean, mirarlos a lo lejos, mirarlos en el tiempo mas corto
posible, mas corto que lo posible.
Tengo que cuidar mi imagen para no intrigar a los transeúntes, pues voy a mover
los ojos y caminar con cierta rapidez. Circulo por la calle observando a las personas con
rapidez y desde lejos.
Fin del paseo. Al salir de la calle siento la respuesta.

SIN GRITOS es la respuesta que inicia una serie de trabajos para la discusión sobre “el
arte del paseo”. Una obra “dramatización” que reflexiona críticamente sobre ciertos
aspectos del paseo propuesto; volver a sentir los cortes, las interrupciones del paseo.
“¿Qué hago en el bosque pensando en otras cosas?” pregunta Thoreau en su libro
Caminar.
¿Qué hago solo en el bosque? Preguntamos.

Francisco Javier Díez López

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