COLECCIÓ N

~entre
~líneas
I

sustento
del hombre
Karl Polanyi

Ester Gómez Parro

Presentación de
César Rendueles

Ca¡¿f-á11-
0 w1~
wNW.cap!lansYMgLblos com
 -

ÍNDICE
TITULO ORIGINAL

Karl Polanyi
Del libro: The Livelihood al Man.
Fuente: Academic Press, lnc., Londres, 1977

© Del Libro; Kari Polanyi Levitt

©De la traducción de The Uvelihood of Man: Ester Gómez Parro
@De la Presentación: César Rendueles
hnp://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/3.0/es/
©De esta edición: Capitán Swing Libros, S. L.
C/ Rafael Finat, 58, 2º 4. 28044 Madrid
Tif: (+34) 9170514 25
Corrección ortotipográfica: Rafael Díaz Aya la
Diseño de colección: Filo Estudio. www.filoestudio.com
capitanswinglibros@gmail.com
www.capitanswinglibros.com
Primera edición en Capitán Swing Libros: noviembre de 2009
ISBN: 978-84-613-5394-1
Depósito Legal: M-45673-2009
Impreso en España / Printed in Spaín
Gráficas Top Printer Plus S.L.L. Madrid

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* NDICE

PRESENTACIÓN
Karl Polanyi contra el milenattsmo liberal...................................... 11
César Rendueles

Prólogo del autor................ ............................................... ................ 31

Introducción ....................................................................................... 37,.,,.

El LUGAR DE LA ECONOMIA EN
LA SOCIEDAD (Conceptos y teoría)
1. la falacia económica.......................................................................... 57-
2. El doble significado del término económico......................................... 75
3. Formas de integración y estructuras de apoyo ..................................... 97j

ORIGEN DE LAS TRANSACCIONES ECONÓMICAS:

DE LA SOCIEDAD TRIBAL A LA ARCAICA (Instituciones)

4. la economía incrustada en la sociedad ............................................... 111

5. Origen de las transacciones económicas.............................................. 125
6. Equivalencias en las sociedades arcaicas ............................................. 133
7. El papel económico de la justicia, la ley y la libertad ............................ 147

7
 * RESENTACIÓN
Karl Polanyi contra el
LA TRÍADA CATALÁCTICA: COMERCIO, milenarismo liberal
DINERO Y MERCADOS
César Rendueles
8. El comercio y los comerciantes...................................................,...... 157
9. Objetos y usos del dinero..................................,............................... 179
1O. Elementos y origenes del mercado .................................................... 213

COMERCIO, MERCADOS Y DINERO EN

LA ANTIGUA GRECIA

- Introducción .................. ,.. ,............................................................... 241

11, La era de Hesíodo: el declive tribal y el
sustento de los campesinos .............................................................. 245
12. Mercados locales: la economía política de
la polis y el ágora ............................................................................. 259
13. Mercados locales y comercio exterior ................................................ 297
14. Las importaciones de grano .. ............................................................ 311
15. El crecimiento del comercio de mercado............................................ 345
16. Dinero, banca y finanzas ................................................................... 381
17. El «capitalismo» en la antigüedad .................................................... 407

8
1. LA FALACIA ECONÓMICA

Los esfuerzos para llegar a una visión más real del problema
general planteado a nuestra generación por el sustento del
hombre se encuentran desde el principio frente a un tremendo
obstáculo: un arraigado hábito de pensarruento propio de las
condiciones de vida de ese cipo de economía que creó el siglo
XIX en codas las sociedades industrializadas, personificado en la
mentalidad de mercado.
Nuestra tarea en este capítulo es indicar de manera
preliminar las falacias a las que h a dado lugar dicha mentalidad
de mercado y, de paso, exponer algunas de las razones por las
que estas falacias han influido de manera can perjudicial en el
pensamiento de la gente.
En primer lugar definiremos la naturaleza de esre
anacronismo conceptual; luego describiremos el desarrollo
inscirucional a partir del cual se o riginó y exte ndió su d o minio
a nuestra visión moral y filosófica. Seguiremos la influencia de
esca actitud mental en los campos orgarúzados del conocimiento,
tales como la reoria económica, la historia económica, la
antropología, la sociología, la psicología y la epistemología, que
forman el conjunto de las ciencias sociales.
Dicho estudio no debe dejar lugar a dudas sobre el
imp,tctCl dd pensamiento económico e n casi codos los aspectos

57
de los problemas que afrontamos, especi:tlmence en cuanto ~t
carácter de las instituciones económicas, su política
principios, tal y como éstos se revelan en las formas d
organización de los medios de subsistencia en el pasado.
Casi nunca es pertinente resumir la ilusión general de u111
época en Lérminos de error lógico; aunque, con ceptualmente,
la falacia económica no puede describirse de otra manera. FJ
er;ror lógico fue algo común e inofensivo: un fenómeno
específico se consideró idéntico a otro ya familiar. Es decir, el
error estuvo en igualar. la economía humana gener;al con su
forma de mercado (un error que puede haber sido facilitado
por la ambigüedad básica del término económico, aJ que
volveremos después). La falacia es evidente en sí misma: el
aspecto fisico de las necesidades del hombre forma parte de la
condición humana; ninguna sociedad puede existir si no posee
algún tipo substantivo de economía. Por otra parte, el
mecanismo oferta-demanda-precio (al que popularmente se
denonúna mercado), es una institución relativamente moderna
con una estructura específica, que no resulta faciJ de establecec
ni de mantener. Reducir la esfera del género económico,
específicamente, a los fenómenos del mercado es borrar de la
escena Ja mayor pa,te de la historia del hombr:e. Por otro lado,
ampliar el concepto de mercado a todos los fenómenos
económicos es atribuir artificialmente a todas las cuestione5
económicas las c.1ractecisticas peculiares que acompañan al
fenómeno del mercado. Inevitablemente, esto perjudica la
claridad de ideas.
Los pensadores realiscas definieron en vano la diferencia
entre economía general y sus formas de mercado; el Zeitgeist
econónúco no tuvo en cuenta n1 el tiempo ni las dife,encias.
Estos pensadores subrayaron e] significado substantivo del
término económico. Identificaron la economía con la industria
más que con los negocios; con la tecnología más gue con el
ceremonialisino¡ con los medios de rroducción má~ q_ut' con
♦
58
óculos de propiedad; con el capital productivo más gue con
1os .
las finanzas; con los bienes de equipo más que con el capital:
en resumen, con la substancia económica más que con la
termin ología y 1a forma de mercado. Pero las circunstancias
pesaban más q ue la lógica, y la poderosa fuerza de la historia
actuó para fundir dos conceptos dispares en uno solo.
§1. La economía y el mercado
El concepto de economía nació con los fisiócratas
franceses simultáneamente a la institución del mercado corno
mecanismo de oferta-demanda-precio. E l fenómeno, desco-
nocido hasta entonces, de una interdependencia de precios
fluctuantes afectó a multitud de hombres. El naciente mundo de
los precios fue resultado de la expansión del comercio - una
institución mucho más antigua e independiente d e los
mercados- dentro de la articulación de la vida diaria.
Los precios existían antes, desde luego, pero de ningún
modo constituían un sistema propio, dado que su esfera
estaba restringida al comercio y las finanzas, ya que sólo los
banqueros y comerciantes utilizaban el dinero regularrne,ote,
al ser la mayor parte de la economfa rural y prácticamente sin
ningún tipo de comercio, una diminuta cadena de bienes
dentro de la vasta e inerte masa de la vida vecinal en el
señorío o en las casas. Cierto que los mercados urbanos
conocían el dinero y los p recios, pero la base para controlar
estos precios era mantenerlos estables. No fue su ocasional
fluctuación, sino su predominante estabiüdad lo que les
convirtió en un factor cada vez más importaote a la hora de
determinar los beneficios del comerciante, ya que estos
beneficios se derivaban más de las pequeñas fluctuaciones de
precios estables entre puntos distantes que de las anómalas
ílucruaciones en los mercados locales.
59
 Pero la simple infiltración del comercio en la vida di
no ha creado por sí misma una econorrúa (en su sentido nu
y específico), sino sólo un buen número de desarrollos insti
cionales posteriores. El primero de ellos fue la penetración
comercio exterior en los mercados, transformfodo
gradualmente, de mercados locales estrictamente controlad
en mercados formadores de precios con una fluctuación
precios más o menos libre. En el curso del tiempo, esto fiit
seguido por la revolucionaria innovación de mercados e
precios fluctuantes para los factores de producción, trabajo,
tierras. Este cambio fue el más radical de todos, por g¡
naturaleza y consecuencias. Sin embargo, no pasó muchó
tiempo antes de que los diferentes precios, que incluían ahora
salarios, alimentos y renta, empezaran a mostrar una interde,..
pendencia poco notable, produciendo así las condiciones qu~
lúcieron al hombre aceptar la presencia de una realidad
sustanciva desconocida hasta ent0nces. Este nuevo campo de
experiencia era la economía, y su descubrimiento -una de
las prácticas emocionales e intelectuales que formaron
nuestro mundo moderno- llegó a los fisiócratas como una
iluminación y les constituyó en un secta filosófica. Adam
Sm.ith conoció a través de ellos la «mano oculta», pero no
siguió e l camino m ístico de Quesnay. Mientras su maestro
francés apenas vislumbró la interdependencia de algunas
fuentes de ingresos, su aventajado alumno, que vivía ea b
menos feudal y más monetarizada economía inglesa, fue
capaz de incluir salarios y [enra en el grupo de <1precioS1,
atisbando por primera vez la visión de la riqueza de las
naciones como una integración de las. diversas manifestaciones
de un sistema subyacente de mercado. Adam Srnith se
convirtió en el fundador de la economía política porque
reconoció, aunque débilmente, la tendencia hacia la interde-
pendencia de estos diferentes tipos de precios en la medida
,·n gue eran el resultado de mercados competitivos .
..
60
,o\unqlle explicar la econorrúa en ténninos de mercado fue
. . .1-ente una forma de- sentido común de relacionar
oi1gina1w
r,ueVOS conceptos con _n uevos ~echos, puede que nos resulte
dificil entender po[ que se tardo vanas generaciones en darse
cuenta de que lo que Quesnay Y Srnith habían descubierto
n:almeote era un campo de fenómenos esencialmente
jpdepcadientes de la institución de rnercado que se
manifestaba en esa época.Pero nj Quesnay ni Smith intc:maron
establecer la econonúa como un ámbito de la existencia social
que aasciende el mercado, el clinero o los precios, y cuando ¡0
hicieren, fracasaron en eJ intento. Se inclinaron no tanto hacia
la universalidad de la economía como hacia el carácter
específico dd mercado. En realidad, la tradicional unidad de
los asuntos humanos que aún confor maba su mentalidad les
hi.io contrarios a la idea de una esfera económica separada de
la sociedad, aunque ello no les impidió atribuir a la economía
las caraccerístic;is del mercado. Adarn Smith introdujo los
métodos de negocio en las cavernas del hombre primitivo,
proyectando su famosa propensión al trueque, permuta e
intercambio, hasta los jardines del Paraíso. El enfoque que dio
Quesnay a la economía no fue menos cataláctico. u suya. era
la economia del produit n.et, una cantidad precisa en la conta-
bilidad del terrateniente, pero un simple fantasma en el
proceso entte el hombre y la naturaleza, del cual Ja economía
es un aspecto. El supuesto excedente cuya creación él atribuía
al suelo y a las fuerzas de la naturaleza no era más que una
cramferencia al <•Orden de la Naturaleza)) de la disparidad que
se espera que muestre el precio de venca contra el de coste.
La agricuhura paree'.ª ocupar el centro de la escena porgue
!u
esc:iba~ en ego los ingresos de la clase dirigente feudal, pero
despues la idea de excedente apareció siempre en los escritos
de los economistas clásicos. El produit net fue eJ padre de la
plusvaJía de Marx y sus derivados. Y así la economía se
impregnó de una noción ajena al proceso total del cual forma
61
parte, proceso que no conoce lo que es el coste ni
beneficio y que no es una cadena de acciones productoras
excedentes. Ni tampoco una serie de fuerzas fisiológic~
psicológicas dirigidas por la necesidad de asegurarse
excedente para sí mismas. Ni los lirios del campo, ni ¡~
pájaros que vuelan en el cielo, ni los hombres en las prade
en los campos o en la fábrica - cuidando el ganad
recogiendo la cosecha, o poniendo piezas en una ci~
transportadora- producen excedentes a partir de su propi¡
existencia. El trabajo, como el descanso y el ocío, es una fa5e
en el curso independiente del hombre a su paso por la vicli
El montaje de la idea de excedente fue simplemente b
proyección del modelo de mercado sobre un aspecto ~
amplio de la existencia: la economía.'
Si desde el principio la falaz identificación de los
«fenómenos económicos)) con los «fenómenos de mercado,
era comprensible, después se convirtió en casi una necesidad
práctica <;le la nueva sociedad y de la forma de vida que nació
con los dolores de la Revolución l nduscrial. El mecanismo
oferta-demanda-precio, cuya primera aparición dio origen al
concepto profetico de «ley económica»,se convirtió rápidamente
en una de las fuerzas más poderosas que jamás haya penetrado
en el panorama humano.Al cabo de una generación --es decir
de 1815 a 1845, la «Paz de los Treinta Años», como la llamó
Harriet Martineau- el mercado formador de precios que
anteriormente sólo existía como modelo en varios puertos
comerciales y algunas bolsas demostró su asombrosa capacidad
para organizar a los seres humanos como si fueran simples
cantidades de materias primas, y convertirlos, junto con b
superficie de (la madre tiemi, que ahora podía ser comercializada,
en unidades indusrríales bajo las órdenes de particulares
1
Harry W Pearson. •The Econorny J--fa, no Surp!Us: Critique of • Theory oi
l'kvrlo¡m1~nr•, ,•n Coml'lrin y nu'lfadó e,, los imperios a,11igu,>,, edi~do por K. Pol~nyi. C
Ar,:,"' r¡,) H J<e,"''", L,l,or, (:lrHLú <', 111' íTI"c: i' n."-, ~nd l·,ltun, Wing Ptc«, ¡ 95-
t
62
·;ur.nente interesados en comprar y vender para obtener
espea
fi • En un periodo extremadamente breve, la ficción
bcne a o5·
Y a la tierra transformó la esenda
ti] aplicada al trabajo
1 enn·5.cacion
. , d e la
m ctC2Jl
. de lasociedad humana. É Sta era 141- .. d
misma ,. . d .
econo rru·~y
~
el mercado en 1a practica. La esenc1al <lepen enc1a
del hombre de la naruraleza Y de sus iguales en cuanto a los
medios de supervivencia se puso bajo el control de esa reciente
creación institucional de poder superlativo, el mercado, que se
desarrolló de la noche a la mañana a partir de un lento
conúenzo. Este artilugio institucional, que llegó a ser la fuerza
dominante de la economía -descrita ahora con justicia como
eco11omía de mercado--, dio luego origen a otro desarrollo aún
más e.,xtremo, una sociedad encera embutida en el mecanismo
de su propia economía: la sociedad de mercado.
Desde esta posición no es dificil discernir que lo que aquí
hemos llamado falacia económica fue ante todo un error desde
d punto de vista teórico. En la práctica, la economía consistía
fundamentalmente en mercados, y el mercado envolvió a la
sociedad.
Siguiendo esta posición debería quedar claro que la
importancia de la perspectiva económica reside precisamente
en su capacidad de generar una unidad de motivaciones y
valoraciones que llevaóa a cabo en la práctica lo preconizado
como ideal, es decir, la identidad de mercado y sociedad.
Po,que sólo si se organiza un estilo de vida que cubra todos
los aspectos relevantes, incluyendo las imágenes sobre el
hombre y la naturaleza de la sociedad - una filosofia de la vida
diaria que comprenda criterios de conducta razonables según
el sentido común, una serie de riesgos sensatos, y una
moralidad práctica- , se nos ofrecerá ese compendio de
doctrinas prácticas y teór icas que por sí solas pueden crear una
sociedad o, lo que es lo mismo, transformar una sociedad dada
en el período de tiempo de una generación o dos. Y dicha
transformación, para mejor o para peor, fue la que hicieron los
pioneros de la economía. Es decir; la mentalidad merca
contenía nada menos que la semilla de una cultura cornp
-con todas sus posibilidades y limitaciones-, y la imagen
hombre y de una sociedad, transformada en econonúa
mercado, surgió necesariamente de la estructura esencial
una comunidad humana organizada a través del mercado.
§2. La transformación económica
Esta estructura representó una violenta ruptura con ~
condiciones precedentes. Lo que antes no fue más que uru
ligera expansión de mercados aislados, se transformó ahora en
un sistema de mercado autorregulado.
El paso crucial fue que la tierra y el trabajo se convirtieron
en mercancías, es decir, se trataron como si hubieran sido
creados para la venta. Por supuesto, no eran realmente
mercancías, ya que no habían sido producidas (como la tierra),
y de ser así, no podían estar en venta (como el trabajo).
Sin embargo, jamás se concibió una ficción más efectiv;
en una sociedad, porque la tierra y el trabajo se compraban y
vendían libremente, y se les aplicaba el mecanismo de mercado,
Había oferta y demanda de trabajo; oferta y demanda de tiem.
Por lo tanto, había precios de mercado para utilizar la mano de
obra, los salarios, y un precio de mercado para el uso de la
tierra, la renta. El trabajo y la tierra eran ofrecidos en su;
propios mercados, similares a los de las mismas mercancías que
se producían con su intervención.
El verdadero alcance de este paso sólo se puede estimar si
recordamos que el trabajo es otra forma de llamar al hombre,
así como la tierra es sinónimo de naturaleza. La ficción
mercantil puso el destino del hombre y de la naturaleza en
manos de un autómata que controlaba sus circuitos y gobernaba
según sus propia~ leyes . Este instrumento de bienestar material
estaba controlado exclusivamente por _los incentivos del hambre
y las ganancias o, dicho con más exactitud, el temor a carecer_ de
lo necesario en la vida, o la esperanza de obtener benefioos.
Con tal de que los desposeídos pudieran satisfacer su necesidad
de alimento vendiendo primero su trabajo en el mercado, y con
cal de que los propietarios pudieran comprar al precio más
barato y vender al más caro, el molino ciego producía cada vez
más mercancías para beneficio de la raza humana. El temor al
h~bre del obrero y el deseo de ganancia del patrón mantenían
el mecanismo continuamente en funcionamiento.
Esta práctica utilitaria tan poderosa, lamentablemente,
deformó la comprensión del hombre occidental de sí mismo y
de la sociedad.
En cuanto al hombre, tenemos que aceptar la idea de que sus
móviles pueden considerarse «materiales» o <<ideales», pero los
incentivos sobre los que se organiza la vida diaria forzosamente
nacen de las necesidades materiales . No es dificil ver que bajo
cales circunstancias el mundo humano en general parece
determinado por móviles materiales. Si, por ejemplo, se separa
cualquier móvil y se organiza la producción de manera tal que
se haga de ese móvil el incentivo individual para producir,
cendremos la imagen del hombre absorbido por ese móvil. Ese
móvil puede ser religioso, político o estético; puede ser orgullo,
prejuicio, amor o envidia; y de acuerdo con eso el hombre
aparecerá como esencialmente religioso, político, amante de la
estética, orgulloso, co~prejuicios o arrastrado por el amor o la
envidia. Otros motivos, por el contrario, aparecerán distantes y
en la sombra -ideales- puesto que no se puede esperar que
afecten al negocio vital de la producción. El móvil seleccionado
representará al hombre «real».
De hecho, los seres humanos trabajan por una gran
variedad de razones en tanto que forman parte de un grupo
social definido. Los monjes comerciaban por motivos
religiosos , y los monasterios llegaron a ser los mayores
65
establecim.iencos comerciales de Europa. El comercio kula deij
isJas Trobriand, uno de los m:ís complicados sistemas de trueqllt:
conocidos por el hom.bre, tenía esencialmente un propótirqi
estético. La econonúa feudal dependía en gran medida de ~
costumbre o la tradición. Para los kwakiutl, el principal .fin d~~
industria parecfa ser una cuesrión de honor. Bajo el despot~
mercanril, la industria se planificaba a menudo para servir t
poder y la gloria.. Según esto, tendemos a pensar que los monjct
los melanesios occidentales, los aideanos, los kwakilutls o 1' ~
hombres de Estado del siglo XVI!, se guiaban respectivamef"ltt
por la religión, la estética, la costumbre, el honor o el podet
político La sociedad del siglo díecinueve estaba organizada de
tál manera que hacía del hambre o del simple deseo de ganancj¡
motivos suficientes para que el individuo participara en la vid,¡
económica. La imagen resultante de un hombre regido
solamente por incentivos materialistas era totalmente arbitrar-u.
Por lo que respecta a la sodedad, la doctrina pareja fue que
sus instituciones estaban «determinadas» por el sistelll.1
económ.ico. El mecanismo de mercado c reó para ello el
espejismo del deternúnismo económico como si fuera una ley
general para toda la sociedad humana. Bajo una econorrúa dt
mercado, desde luego, esta ley resulta ser justa. En realidad, el
funcionamiento del sistema económico aquí no sólo ~influye•
en el resrn de la sociedad, sino que la determ.ina, tal como en
un triángulo los lados no solamente iníluyen, sino que deter-
minan los ángulos.
En la estratificación de clases. oferta y demanda en el
mercado de trabajo eran idénticas a clases trabajadoras y empre-
sarios respectivamente. La clase social de los capitalistas,
terratenientes, arrendatarios, intermediarios, mercaderes y
profesionales estaba delimitada por los mercados de tierras,
dinero, capital y sus usos o servicios respectivos. Los ingresos-
de estas clases sociales estaban fijados por el mercado, su rango
y posic: ión por w~ mgrt:sos.
66
Mienaas que las clases sociales estaban directamente
~;n<>da.s por el mecanismo de mercado, otras instituciones
cJeten,...-
n:su}cuon afeccada.s indirectamente. El estado y el gobierno, el
rnatrimonío y criaJ'lza de los hljos, la organización de la cienóa,
b educación, la religión y las arces, la elección de profesión, los
cipos de vivienda, la _forma de los .:15entan1.ientos, la estética
rois(na de 1a vida privada, todo terua que concordar con el
moddo utilitario, o al menos no interferir en el funcionamiento
dcl mecanismo de mercado. Pero, puesto que muy pocas
:icávidades humanas pueden realizarse sin nada-hasta un santo
necesita su alear-, los efectos inmediatos del sistem.i de
mercado llegaron casi a de terminar por completo el conjunto
de la sociedad. Fue casi imposible evitar la conclusión de que, así
como el hombre <<económ.ico>> era el hombre «real», el sistema
económico era «realmente» la sociedad.
§3. El racionalismo económico
A la visea de lo anterior, puede dar la impresión de que la
Weltansdiai11mg económica contenía en sus dos postulados de
racionalismo y atom.ismo todo lo que era necesario para sentar
las bases de una sociedad de mercado. El término e6ca2 era
racionáljsmo. ¿De qué oc.r o modo podía una sociedad así ser
algo más que un conglomerado de átomos comportándose
según las reglas de un tipo definido de racionalidad? La acción
racional, como tal, es la relación de los fines con los medios; la
racionalidad económ.ica, específicamente, supone que los
medios son escasos. Pero la sociedad humana va mucho más
allá de todo eso. ¿Cuál debería ser el fin del hombre y cómo
debecfa elegir los medios? El ncionalisrno económ.ico en el
'
sentido más estricto de la palabra, no tiene respuesta a estas
preguntas, que implican motivaciones y valoraciones de un
orden moral y práctico que va más allá de la irresistible, y al
mismo tiempo vacía, exhortación de su ser «económico».Es rma se achaca a la elección de fines Y medios 1a suprema
como el vacío se disfrazó de una j erga filosófica ambigua. l<> '
· .1-d de la rac1on alid ad . El raciona
. lismo econorn1co
' '
-:iutonu,1
Para mantener la aparente urudad, se diero n dos sigrúfica a arentemente logra ambas cosas: la limitación sistemática de
adicionales de lo racional. En cuanto a los fines, se postuló q1 : razón a las situaciones de escasez, y su extensión sistemática
racional e ra una escala de valores ucifüana; en cuanto a 11f a t0dos los fines y medios humanos, dando validez así a u na
medios, la ciencia aplicó una escala de comprobacíón de 1~ cultura económica con el aspecro de una lógica irresistible.
rendimientos. La primera de las escalas hizo de la racionali<b4 13 filosofía social fundad a sobre cales principios fue tan
la antítesis de la estéoca, la ética, y la filosofia; la segu nda, radical como fantástica. Hacer de la sociedad un conjunto de
convirtió en la antítesís d e la magia, la supersoción y L átomos y de cada individuo un áromo que se comp o rta según
completa ignorancia. En el primer c;iso, es racional p referir~ los principios del racionalismo económico colocan.a el total de
pan con mancequiUa a los ideales h eroicos; en el segun~ la existencia humana, con toda su riqueza y profondidad, e n el
parece más racional que un hombre enfermo v-;rya al médico esquema referencial del mercado. Aforcunadamence, no p uede
e n lugar de consultar a un astrólogo. Ningún significado de lo Jogrado: los individuos tienen personalidades, y la sociedad
racio11al es relevante para definir el principio del rac1onalisrn~ tiene una historia. La personalidad se forma a parcir de la
aunque de p o r sí uno sea más válido que el o tro. M ientras q~ experiencia y la educación; la acción implica pasión y riesgo ;
el utilitarismo rígido, con su equilibno pseudofilosófico entrt ¡3 vida exige fe y creencia; la historia es lucha -y engaño,
el placer y el dolor ha perdido su influencia sobre el pensamiento victori~ y red ención. Para cubrir el vacío, el racionalismo
de los hombres cultos, la escala de valores científica permanm económico incrodujo la armonía y el conflicto como los mod,
gloriosa dentro de sus limites. Así, el utilitarismo, que sigue de las relaciones ene.re individuos. Los conflictos y .Ji3nzas de
siendo el opio de las masas comercializadas, ha sido detonado aquellos átomos aucointeresados, que formaban las naciones y
como ética, en canto que el método cienúfico mantiene aún h las clases, contaban ahora para la historia social y universal.
suya propia. Ningún autor expuso él solo la doctrina completa.
No obstante, en tanto se utilice Jo racional n o como un Bemham seguía creyendo en el gobierno y no estaba ~egttro
término de moda elogioso, sino en su estricto sentido de de la econonúa; Spencer anatematizó al estado y al gobierno,
perteneciente a la razón, la validez de la comprobación pero sabía poco de econonúa; yVon Mises, economista, carecía
científica de los m edios como algo racional no es m enos del conocimiento e nciclopédico de los o rros dos. Sin embargo,
arbitraria que la supuesta justificación d e los fines utilitarios. entre los tres crearon un mito que fue el sueño de las mulótudes
En resumen, la variante económica del racionalismo introduce cultas durante la Paz de los C ien Años, de 1815 hasta la
el elemenco escasez dentro de todas las relaciones m ed.ios- Primera Guerra Mundial, e incluso hasta después, hasta la
fi nes; aú n más, propone como racional, en cuanto a los fines Y guerra de H itler. Incelecrualm ente este mito representó el
los medios e n sí mismos, dos escalas de valores diferentes que triunfo del racionalismo económico, e inevitablemente el
resultan estar peculiarmente adaptadas a las situacion es de eclipse del pensamiento político.
mercado, pero que de otro modo no tienen un pro pósito El racionalismo económico del siglo x,x, descendiente
uniq:1 sa1 que les permita denomm arse racionales. De esu dtrecro del racionalismo político del xv111 fue can irreal o más

68 69
que su p redecesor, ya que a ambas ramas del racionalismo
resultaron ajenos los hechos histór-icos y la naturaleza de
instituciones políticas. Los políticos utópicos ignoraron
econorrúa, mientras que los utópicos del mercado no tuvie
en cuenta la política. En resumen, si los pensadores ilustrados 1
advirtieron muchos hechos económ.icos, sus sucesores del s~
XIX cerraron los ojos a la esfera del estado, la nación y el pod
hasta el punto de dudar de su existencia.
§4. El solipsismo económico
Tal solipsismo económico, como muy bien se le puedt
llamar, fue en realidad un rasgo destacado de la mentalidad de
mercado. La acción económica, se suponía, era maturah al
hombre y por tanto autoexplicativa. Los hombres harian
trueques a menos que se les prohibiera, y así· surgirían 1°'
mercados a no ser que se hiciera algo por evitarlo. El comercio
empezaría a fluir, como si fuese provocado por la fuerza tle
g ravedad, y crearía fuentes de bienes, organizadas en mercad~
a menos que los gobiernos conspiraran para detener el flujo y
drenar los fondos. A medida que se agilizara el intercambio el
dinero haria su aparición y todas las cosas se verían arrastradal
al molino de los intercambios, a menos que algunos moralista.!
anticuados lanzaran su grito contra el lucro o los tiranos
ignorantes devaluaran la moneda.
Esce eclipse del pensam.iento político fue la deficiencia
intelectual de la época. Se originó en la esfera econó111.Jca, pero
a la larga destruyó cualquier planteamiento objetivo de la
econonúa misma, en cuanto a que la econonúa tuviera otro
antecedente institucional que no fuera el mecanismo oferta-
demanda-precio. Los economistas se sentían tan seguros dentro
de los confines de un sistema de mercado tan puramente
1t·ó1-ico que sólo a regañadiemes concedían a las naciones el
70
.J fruslería. A un escritor político inglés de la década
~oruc una .
de 191 ose Je consideró ganador en la ca~sa contra la necesidad
erra por demostrar que el negooo de la guerra no era
de 1agu N. .,
~ble; y en Ginebra, la Liga de las ac1ones permanec10
rcn ha ca el úlcimo momento ante los hechos políticos que
dcga s , . . 1 •
- a·eron el patron oro internacJona en un anaci:omsmo.
tonvir
61 olvido de la politica se extendió desde las ilusiones de
u..- 10 libre de Cobden y Bright hasta la imperante sociología
com.u.~
de Spencer con su oposición entre sistemas industriales y
sistemas militares. Hacia la década de 1930 había desaparecido,
entre Ja gente culta, la cultura política de David Hume o
Adam Smich.
El eclipse de la política tuvo un efecco más confuso en los
aspectos morales de la 6losofia de la historia. La economía dio
un salto al vacío, y se estableció una actitud hipercótica hacia
Ja reivindicación moral de la acción política, cuya consecuencia
fue una rebaja radical de todas las fuerzas, excepto la
económica, en el campo de la histor iografía. La psicología
mercantil, que considera reales sólo los motivos «materiales»,
mientras que relega los ~ideales» al limbo de la inefectividad, se
extendió no sólo a las sociedades sin mercado, sino también a
toda la historia del pasado. La historia antigua se presentaba
como una mezcolanza de consignas sobre la justicia y la ley
repetidas por faraones y reyes-dioses con el único propósito de
confündir a sus desvalidos súbditos, a los que sometían por la
ley del látigo. Era una actitud totalmente contradictoria. ¿Por
qué engatusar a una población de esclavos? Y si así era. ¿por
qué hacerlo mediante promesas que no significaban nada para
los esclavos? Pero s1 las promesas tenían algún significado, la
justicia y la ley deben haber sido algo más que palabras. El que
una población de esclavos no tiene por qué ser engatusada, y
que la jusúcif y la libertad deben haber sido reconocidas por
codos como ideales a ntes de que unos pocos los utilizaran
como cebo, se escapaba a la capacidad crítica de un público
71
hipercrítico. Bajo el domin10 de la moderna democraci¡
masas, las consignas se con~irtieron en un tipo de fue
política organizadora que jamás hubiera sido posible en
antiguo Egipto o Babilonia. Por otro lado, la justicia y b
que formaban pacte de la estructura institucional de
prímeras sociedades, perdieron su fuerza bajo la organiza.cj
mercantil de la sociedad. Las propiedades de un hombre,
111
ingresos y rencas, el precio de sus mercancías, se consideí3b?i
ahora «justos» sólo si se obtenían en el mercado; en cuanto
la ley, ninguna terúa importancia, excepto las que se referi-
a la propiedad y los contratos. Las diferentes instituciones~
propiedad del pasado y las leyes sustantivas que formaron,
constitución de la polis ideal no tenía.o ahora material e~
qué trabajar.
El solipsismo económico generó un concepto insulso di
justicia, ley y libertad en nombre del c ual la historiognfu
moderna negó toda credibilidad a los incontables text(i
antiguos, en los que se declaraba que el fin del estado era d
establecimiento de la rectitud, la insistencia en la ley y d
mantenimiento de una economía central sin opresióa
burocrática.
La verdadera condición de estas cuestiones es tan difereal!
de la mentalidad de mercado que no es facil transmitida con
simples palabras. En realidad, la justicia, la ley y la liberta~
como valores institucionalizados, hicieron su prime¡-¡
aparición en la esfera económica como resultado de Ull2
acción esLatal. En las sociedades tribales, la solidaridad se
salvaguarda mediante_la costumbre y la tradición; la vidt
econónúca está incrustada en la organización social y polítia
de la sociedad; no hay lugar para las transacciones económicas;
y se trata de impedir coda acción ocasional de trueque., ya qu~
se considera un peligro para la solidaridad tribal. Cuando
surgl:n las leyes territoriales, el rey- dios provee el centro de b
v1cla comunal, amenazada por el deb ilitamiento del clan,~
72
on Ja ayuda del estado se lleva a cabo un enorme
•icrnpo que e . fi . . . li la
.. ómico· el rey-dios, uente de JUSttCla, lega za s
,11':IJ1CC econ · .
• s económicas cachadas anteriormente de lucranvas
uuis:icoone '. . . . . . .
. ·a.1es Esta J·ust1c1a se mst1cuc10nahza mediante
-anosoc1 •
Y ·as se legaliza mediante estatutos y se ejecuta la
eqm'f.l1enn , . _ . _ .
, de las veces por los propios funC1onanos del palacio y
uuyon3 . .b . ¿ · .b .
dd templo que manejan el aparato m utano _Y r~ 1str'. utivo
dd esta.do territorial. Las _n ormas le_gales se msu~u~1on~zan e n
la \lida económica a través de los orga.nos adrru01strat1vos que
n:gulan ]a conducta de los ~embros de los gremios. en sus
a-ansacciones comerciales. La libertad llega a ellos mediante la
ley; no hay pa trón al que deban obedecer; y, en tanto
mantengan su juramento al cabeza del estado y su lealtad al
grem.io, son libres de actuar d~ acuerdo a sus intereses, siendo
responsables de codas sus acciones. Cada uno de esto-s pasos
hacia la introducción del hombre en el ámbito de lajust.icia, la
ley y la libertad fue odginalmence el resultado de la acción
organizativa del estado en el campo económico. Pero el solíp-
sismo económico se o lvidó del temprano papel del Estado en
b vída económica. Así mantuvo su dominio la mentalidad de
mercado. La absorción de la economía por los conceptos
meFcantiles fue tan toral que ninguna de las disciplinas
sociales pudo escapar a sus efeccos. Imperceptiblemente, todas
ellas se convirtieron en baluartes de los modos de pensa-
miento económicos.
73
 2. El DOBLE SIGNIFICADO DEL
TÉRMINO ECONÓMICO

§1. Las definiciones formal y substantiva

Todo U1tento de clarificar el lugar que ocupa la econorrúa

en la sociedad debe partir del hecho de que el término
económico, usado generalmente para describir un tipo de
actividad humana, está compuesto por dos significados. Ambos
tienen raíces distintas, y son independientes el uno del otro.
No es dificil identificarlos, aunque hay un gran número de
sinónimos para cada uno de ellos. El primer significado, el
formal, surge del carácter lógico de la relación medios-fines,
como cuando usamos «econonuzan> (en su acepción de
ahorrar) o <•económico » (barato); de aJú procede la definición
deJ término económico en términos de escasez. E l segundo
significado, el substantivo, señala el hecho elemental de que los
seres humanos, corno cualquier otro ser vivie nte, nó pueden
subsistir sin un entorno fisico que les sustente; éste es el origen
de la definición subst:antiva de lo econórrúco.Ambos sigrúficados,
el formal y el substanrivo, no tienen nada en c omún.
El concepto en uso de económico está por tanto compuesto
por dos significad os, aunque las implicaciones de este doble
significado para las ciencias soci:iles (exceptuando siempre la
c:conon1ÍJ) apena\ se hJ n e,tudiJdn. Cuando b ~(lLll>lo¡,V3 , la

75
.........
 antropología o la historia tratan m aterias relativas al sustento
hombre, se da por sencado el significado del térrrúno econó
Pero éste se emplea vaga mente, en función de las referen
tanto para significar escasez como en sentido substann
oscilando así entre dos polos distintos de sigrúficado.
En resumen, el significado substantivo nace de la pate
dependencía del hombre de la naturaleza y de sus semejan'-'
para lograr su sustento, po rque el h ombre sobrevive mediante
una interacción institucionalizada entre él mismo y 11
ambiente nan.ual. Ese proceso es la economía, que le proporcio111
los medios para satisfacer su s necesidades materia.les. Sía
embargo, no se debe interpretar lo anterior suponiendo que ta
únic¡¡s necesidades que satisfaga sean las corporales, entendiendo
por éstas comida y un lugar donde cobijarse, por muy
esenciales que sean para su su pee vivencia, ya c¡ue tal restricción
limitaría absurdamente el ámbito de la economía. Lo materul
son los medios, no las necesidades. Es irrelevante que 10!
objetos útiles sirvan para evitar el hambre o para satisfacer
pro pósitos educativos, militares o religiosos. En tanto que b.\
n ecesidades dependari para s u satisfacció n de objetos
materiales, la referencia siempre es la economía. Econ6mico aqui
denota simplemente «algo que se refiere al proceso de satisface¡
las necesidades m acer iales» . .Estudiar los medios de sustento dd
hombre es estudiar la economia en el sentido substantivo del
término, y ése es el sentido que se va a dar al término económiro
a lo largo de todo este libro.
El significado formal tiene un o rigen completamente
diferente. AJ partir de la relación medios-fines, es un concepto
universal cuyos referentes no pertenecen a ningún campo
concreto de interés humano. A los términos lógicos o
matemáticos de este tipo se les llama fo rmales, en contraste con
las áreas específicas a las que se aplican. En dicho significado
está oculto el verbo maximiz ar, más popularmence llamado
aonll111i.wr, y 9 1w rnen,)s técnicamente, au n que quizi~ co n más
..
•• , ¡o-nifica ~obtener el máximo resultado de los
prc:ClSlº 11' 5 :''-
ropioS medios».
P f_.a fu.sión de los dos conceptos en uno solo es. desde
irreprochable, en tanto uno sea consciente de las
ueg<>,
Jinucaciones
' 61 .d U .
del concept~ as1 esca ec1 o. m r la satisfacció n
'
de las uecesidades matenales con escasez y economización y
_fundirlas en un solo concepto puede ser justificable y
r:izonable bajo un sim:rna de m ercado, cuando y donde éste
revalezca. Sin embargo, aceptar el compuesto «escasez de
p . ·•
niedios materiales y econom1zac1on» como un concepto
válido universalmente aumenta la dificultad de separar la
falacia económica de la posición estratégica que sigue
ocupando aún en nuestro p ensamiento.
Las razones son evidentes. La falacia económica, como
nosoo-os la llamamos, consiste en una tendencia a identificar lá
economía humana con su forma de mercado. Y para eliminar
esa tendencia se necesita u na aclaración radical del significado
de la palabra económico. Una vez más, esco tampoco se puede
lograr a menos que se elimine la ambigüedad y se establezca n
por separado el significado formal y substantivo del término.
Reducidos a un ténnin o de uso común, como el concepto
compuesto, refuerza el doble significado y hace de esa falacia
algo casi inquebrantable.
Cuál es la incre"íble solidez de los dos significados se puede
deducir a partir del irónico descino de la más controvertida
figura mitológica moderna: el h ombre económico. Los
postulados que dieron lugar a esta creación del saber científico
se rebatieron en casi codos los terrenos: ps1cológico, moral y
metodológico, aunque nunca se dudó seriamente del adjetivo
económico. Los argumentos chocaban en el concepto hombre, no
en el término econ6mico. N adie preguntó a cuál de los d os
conceptos se le aplicaba el epíteto, si a una entidad d e la
naturaleza, dependiente para su existencia del favor de las
conrliciones amhicntales, como son las plantas y los animales,
77
o a esas otras enodades mentales, sujetas a las normas
máximos resultados al núnimo coste, sean ángeles o demon,i
niños o filós_ofos, siempre y cuando se demuestre que están
posesión de la capacidad de razonar_ Más bien se dio por hech
que el hombre !!Conórrúco, esa auténtica representación <id
racionalismo del siglo XIX, moraba en un discurso donde la
existencia bruta y el principio de max:imización se compen(:.
traban nústicamente. Nuestro héroe era a Ja vez defendido v
atacado como un símbolo de la unidad ideal-material que, baj~
esas razones se ensalzaba o se desacreditaba según fuera el caso,
En ningún momento el debate secular pasó siquiera a considerar
a cuál de los dos significados de lo económico, el formal o el
substantivo, representaba el hombre t:conómico.
§2. La distinción en la economía neoclásica
El reconocimiento de la doble raíz del término económico
no es algo nuevo. Se puede decir que la teoria neoclásica,
alrededor de 1870, formuló la distinción entre la definición
su bstantiva de lo económico y aquella que se refeóa al aspecto
de la escasez_ La economía neoclásica se estableció sobre las
premisas de Carl Menger ( Grundsiitze Prim:iples, 1871) de que
el imerés concreto de la econonúa era la alocación de medios
insuficientes para la subsistencia del hombre_ Ésta fue la
primera manifestación del postulado de la escasez o 1a
maxirn.ización. Como formulación sucinta de la ácción lógica
o racional en referencia a la econonúa, esta afirmación ocupa
uno de los lugares más elevados entre los logros de la mente
humana. Su importancia se incrementó debido a su relación
con las instituciones de mercado de la época que, por sus
efectos maxirn.izadores en las actividades diarias, eran por
naturaleza proclives a aceptar dicho planteamiento_
,
Posteriormente, Menger grnso completar sus Prin,ipios para
que i:10 diera !ª impresión de_ gue ignoraba las sociedades
po m.itivas, araucas y o~as soc~edades que empezaban a ser
~nidiadas por las ciencias sociales. La antropología cultural
ccveló un buen número de motivaciones sin ánimo de lucro que
llevaban al hombre a tomar parte en la producción; la sociología
refutó el rrúco de la expansión de la tendencia utilitaria; y la
historia de la antigüedad habló de grandes culturas con enormes
riquezas que no tenían un sistema de mercado_ Parece que el
propio Menger mantuvo que las actitudes economi.zadoras sólo
c:stán presentes en escalas de valores utilitarias, idea ésta que hoy
consideraríamos u.na lin~tacióo ilegítima de la lógica de las
relaciones medios-fines, pero que parece haber sido una de las
razones por las que Menger dudaba de la pertinencia de teorizar
sobre otros países que no fueran los ((avanzados», donde pueden
presumirse esas escalas de valores.
Menger ,hizo todo lo posible por limitar hi aplicación
estricta de sus Principios a la econonúa moderna de intercambio
(Verkehrswirtscheft). Se negó a permitir tanto la reedíción como
la trad ucción de la primera edición de su obra porque consi-
deraba que no estaba completa. Dimitió de su cátedra ·en la
universidad deViena para dedicarse exclusi·v· amen te a esa tarea.
Después de cincuenta años de esfuerzo, d uran te ¡os cuales
parece que_
volvió
.
una y otra vez al ..u "';smo empeno,• d eJo
· , un
manuscnto revisado que se publicó en Vi·e t
na ras su muerte en
1923. Esta segunda edición abunda e n re1erenc1as r: ·
a ¡a
distinción entre la econonúa de intercamb-10 o d e merca d o por
un lado,, para. la cual fueron concebidos ¡os pri11crpzos,· • · y 1as
econoDUas
. sm mercado o <<atrasadas» por o ro. enger ut1'liza
t M
vanas palabras para designar a esas economlas •atrasadas,>:
;:11nickgeblieben1 un;ú vilisiert, unentwitkelt.
la edición póstuma de los Gn , ",11 dsa"tze me. ¡u1a
, cuatro
nuevos capítulos, uno de los cuales es d
, .
·ta1 -
e cap1 1mportanc1a
·
teorica para los problemas de definición y me' t o d o con que se
79
encuentran los estudiosos contemporáneos
Como Menger explicaba, la economía tiene dos «vertien
elementales», una de las cuales era la vertiente economizado
que nacía de la insuficiencia de medios, mientras que la o
era la vertiente «tecnoeconómica», como él la llamó, derivada
de las necesidades físicas de la producción independientemente
de la suficiencia o insuficiencia de medios:
Por esta razón llamaré elementales a las dos vertientes que
pueden distinguirse en la economia humana, la técnica y b
economizadora. Aunque en la econorrúa actual estas dot
vertientes, cal como las presenté en las dos secciones anteriores,
se dan por lo general (c ursivas rrúas) juntas, y en realidad casi
(cursivas rrúas) nunca se encuentran separadas, sin embargo
proceden de fuentes esencia lm en te diferentes y mutuamentt
independientes (itálica de Menger). En algunos campos de la
actividad económica se dan ambas por separado, y en algunos
tipos de economía no inconcebibles cualquiera de ellas puede
aparecer regularmente sin la otra... Las dos vertientes a las que
puede derivar la economía humana no son mutuamente
dependientes sino que ambas son primarias y elementales. El
hecho de que concurran en la econorrúa actual es el resultado
de que los fac tores causales que dan orige n a cada una de ellas
coinciden casi (cursivas mías) sin excepción. 1
Sin embargo, se han olvidado estas disquisi ciones de
Menger. La edición póstuma en la cual hizo la distinción entre
las dos vertientes de la economía no se ha traducido nunca al
inglés. Ningun a exposición de la economía neoclásica
(incluyendo el Ensayo de Lionel Robbins, 1935) 2 habla de las
«dos vertientes». La edi ción que hizo de los Principios la
London School of Economics en su colección de libros raros
(1933) escogió la primera edición (1871). f A. Hayek, en un
1
Car! Menge r, Crundsiitze der Volkswirtschaftsleh re , ed . Ca r! M enger, Viena,
1923 , p. 77.
2
Liont'! ltohbins. ,111 EssJ(ty on thr J aJ11re m,d .S(,¿11{/ica11(r Cl{ &<mrmfr Sti,.. 11rr,
2' td1ción , Lo ndrés, 1ac n,i ll ,n and C,,, JQ35 .
•
80
'] su edición «réplica», contribuyó a sacar al último
a
proog0
Menger del pensamiento de los economistas tachando su obra
póstuma de <<fragmentaria Y desordenada». El profesor Hayek
concluía así: «Actualmente los resultados del ,trabajo de los
últimos años de Menger deben considerarse inútiles». Unos
diecisiete años después, c uando se tradujeron los Principios al
inglés (1950) con un prólogo de F H . K.night, la primera
edición, cuyo volumen era la mitad del de la segunda, estaba
aún más resumida . Y lo peor es que a lo largo del libro el
término wirtschaftend (que literalmente significa «involucrado
en la actividad económica») se tradujo por economizador. 3 Sin
embargo, se gún el propio M enger eco nomizador no era el
equivalente de wirtschciftend, sino de sparend, un término que
expresamente introdujo él en la edición póstuma con el fin de
distinguir la alocación de medios insuficientes de la otra
vertiente de la econonúa que no implica necesariamente la
insuficiencia de medios.
Debido a los brillantes y formidables logros de la teo ría de
precios iniciada por Menger, el nuevo significado economízador
o formal de lo económico se convirtió en el significado,
mientras que el tradicional, pero al parecer más pedestre,
significado de materialidad, que no estaba necesariamente
unido a la escasez, perdió su estatus académico y cayó en
desuso. La economía neoclásica se cimentó a partir del nuevo
significado, mientras que al mismo tiempo, el viejo significado,
substantivo o material , desapareció de la conciencia y perdió
su identidad para el pensamiento económico.
3
Cari Menger, Principies of Economics, traducción y edición de James Dingwall
Y Ben f H oselitz , con introd ucción de Frank H . Knight, Glencoe , 111: The Free
Press, 1950. Cf. Karl Polanyi, «Car! Menger's two meanings of "econornic"•, en
Sr11di1•c i11 EcnnDrnic A nlhrvpolClj!)'. ed. C . 0 ,1lr.un, \X/~if;hin gto o D .C ., A mcriran
.4n1luvp1th•ei<nl Ac-tociatim,. 1~71.
81
§3. La fa lacia de la escasez y la elección relativa
La importancia dada al análisis teórico supuso una total
falta de atención a las necesidades de otras disciplinas econó
micas, caJes corno la sociologfa de las instituciones económic.1$..
las economías primitivas o la historia económica, que también
estaban relacionadas con el estudio de los medios de sustento
del hombre. Pero nada más haberse descubierto la evidentt.
distinción entre los dos significados, se desacreditó el
substantivo en favor del formal, dando lugar a la msistencia de
los analistas económicos en que todas las disciplinas relaciona~
con la economía, para afrontar el verdadero objeto de estudio,
no tenían que tomar en cuenca el aspecto de la satisfacción de
las necesi dades materiales, sino los usos alternativos de los
medios escasos. Se admitió por tolerancia el concepto
compuest,o, bajo el supuesto de que sus ingredientes subscancivos
podían ignorarse, reduciendo así el concepto a elementos
formales de elección y_escasez que se suponía eran los úrúcos
que importaban.
Y ahora es cuando se hace evidente la dificultad de nuestra
tarea. No basta con aclarar que el concepto compuesto alberga
dos signi6icados independientes, porque en cuanto nos alejemos
de ese fin, mostrando la ambigüedad del concepto compuesto
tan utiliza.do por los académicos y los imitadores de sabios, éste
resultará can sólo una pantalla para la definición de escasez,
rrúentras que el aspecto substantivo de la econorrúa, al cual
queñamos enfocar nuestra atención, quedará relegado al olvido.
Examinemos t:n primer lugar cuáles son las causas de que
el monopolio semántico del térm.ino económico se reivindique
para la definición de escasez. A continuación desarrollaremos
la definición substantiva. Comenzaremos por formular una
definición de escasez que sea lo más amplia posible, aunque
suficientemente articulada en su aplicación como para que
pued:i somt'tc rse :• un:1 comprobaciún efjcaz .
•
82
La norma implícita en el significado formal de
, ·co obtener los mejores resultados de los propios
econonu ,
dios lógicamente se refiere a situaciones en las que la
UlC
~cción' está provocada por un a msu . . de me di os,
fi c1enc1a
.
dondición que con justicia se describe como situación de
e ez Los términos elea iÓ11 1 insuficiencia y escasez deben
escas ·
e,carrúnarse atentamente en su relación mutua, ya que los
analistas económicos afirman que toman for mas variadas. A
veces se nos dice que en la econorrúa hay actos de elección.,
ocras veces que la elección implica insuficiencia de medios, y
que la insuficiencia de medios implica elección; e jncluso que
los medios insuficientes son medios escasos, e incluso que los
medios escasos son los económicos.
Tales afirmaciones parecen establecer que el rango del
si!mificado
::,
for rml abarca todas las manifestaciones de la
economía, que, como quiera que esté insrituida, sólo consistiría
en medios escasos bajo co ndiciones que provocan actos de
elección entre los usos alternativos de medios imuficientes y,
por consiguiente, se describiría en los términos formales de
Ja definición de escasez. Por tanto, cabría añadir, y con razó n,
que la definición substantiva de económico es superflua, o al
menos de poca importancia, puesto que todas las economías
imagLnables caerían bajo la defin.ició o de escasez. Sin
embargo, esttictamente hablando, ninguna de estas afirmaciones
es válida.
Empecemos nuestro análisis por el término más general, la
elección, que puede darse tanto si los medios son suficientes
como si no. La elección moral se rige po r el deseo del agente
de actuar correctamente: la encrucijada entre el bien y el mal
es el ohjeto de la ética. Pero pongamos un ejemplo sencillo de
elección: un hombre que viaja por un camino llega al pie de
una montaña de la cual parten dos senderos, que llevan aJ
mismo destino por diferentes rutas. Suponiendo que ambos
reng:in la misma lo ngitud, la misma dificuhad y la misma
pendiente, el hombre estará obligado a elegir uno de los
senderos, o bien tendrá que renunciar a su destino. Ni ba¡
aspecto moral ni bajo el práctico hay en este caso insufici
de medios. En realidad, la variedad de medios puede hacer
dificil la elección, que, aun así, sigue siendo necesaria. Mu
veces elegir es una actividad odiosa, incluso dolorosa, pero
debe tanto a la abundancia como a la escasez de medios.
La elección, entonces, no implica necesariamente üu<
ciencia de medios, ni esca última implica necesariame~
elección o escasez. Pongámonos en el ú ltimo caso: para qor
surja una situación de escasez, no tiene que haber siilt
medios insuficientes, sino que éstos deberán obligar a eleg1t
Ahora bien, para elegir tienen que darse dos condicion(I
adicionales: varios usos de los medios, puesto que acaso 111¡
habría qué elegir; y varios fines jerarquizados, o si no ~
habría razones para elegir. Para que se dé una situación de
escasez, entonces, deben confluir varias condiciones, adenús
de la insuficiencia de medios.
Pero aunque -y esto es crucial- se cumplieran est.11
condiciones, seguiría existiendo solamente una conex,&
accidental entre una situación de escasez y la economía. 1..2!
reglas de elección, como vimos, se aplican en todos los camp~
de la.~ relaciones medios- fines , objetivas y convencionale1;-
reales o imaginarias. Los medios son solamente in~trument01
ya sea en virrud de sus cualidades naturales, como el carbóo
para la calefacción, o en virtud de las reglas convencionales,
como los billetes de dólar para pagar deudas. Tampoco a
1mportante si los grados de p referencia con respecto a los fino
se basan en escalas tecnológicas, morales, científicas. supersticiosai
o simplemente arbitrarias.
Por tanto, la tarea de obtener la mayor satisfacción a ttavél
del uso racional de medios insuficientes no está limitada a la
economía humana, ya que la tienen que aplicar por igual un
~cn('r.11 al d i~swnt>r sus tropas par;i la bacall~ . un 111gador de
•
al sacrificar un peón, un abogado al exponer sus
~ panl defender a un cliente, un artista al medir sus
~ s. un creyente aJ ofrecer sus rezos y buenas obras para
ja salvaoón de su alma, o, para ajustamos al tema, una esposa
¡¡J¡orrativ-.i al planificar las con:ipras de la sema_na. Sean tropas,
peones, pruebas, efectos a~usncos, actos p1os o compras
senunales, los medios insuficientes pueden emplear.se de muy
di~ maneras, pero inevitablemente cuando se los utiliza
.1r.1 una cosa ya no se los puede emplear para otra; del mismo
p . , d 6
modo, los gue escogen aenen presente mas e un n y
nece.siean emplear los medios para lograr el ún que prefieren.
Los ejemplos se podrían multiplicar al infinito pero
cuantos más presentemos, más evidente se hace que las situa-
ciones de escasez existen en un gi:an número de campos, y que
el significado formal de lo económico. de hecho, sólo implica
una referencia accidental al significado substantivo. El carácter
n1ateri;il de la satisfacción de las necesidades se da tanto si hay
rnaxirnización como si no; y la maxim.ización se da canco si
medios y fines son materiales como si no.
En cuanto a las reglas de conducta, también cienen validez
universal. Son dos. La primera, ((relacionar los medios con los
fines», cubre la gama total de acciones lógicas o racionales. La
segunda resume la economía formal, es decir esa parre de la
acción lógica o racional que se preocupa de las situaciones de
escasez. Dice así: •Distribuir los medios escasos de tal forma
que ningún fin de orden inferior tenga preferencia sobre los
fines de orden superior en la aplicación de los medios».
Hablando llanamente: «no hacer el tonto». Sin embargo, ése es
d contenido estricto de la economía formal.
Las dos raíces del significado económico forman dos
mundos: el significado formal no puede de ninguna manera
sustituir al substantivo. Lo econ6miro (barato) o economizar
(ahorrar) se refiere a la elección entre usos alternativos de
medios insuficientes. El significado ~ub~tantivo, por otra parte.
85
 no implica elección ni insuficiencia. Los medios de sustentn
del hombre pueden, o no, implicar la necesidad de elección.~
costumbre y la tradición, por lo general, eliminan la opción,r
si la h ubiera, ésta no tendría por qué estar provocada por lus
efectos !imitadores de n..inguna «escasez» de medios. Algunas de
las condiciones naturales y sociales más importantes de la vi(b.
como la disponibilidad de aire y agua o la entrega amorosa de
una madre a su hijo, por lo general no son tan lünitanres. 4
convicción que actúa en un caso difiere de la del otro, como
la fuerza de la gravedad contrasta con el poder del silogismo,
porque en el primer caso Ligen las leyes de la naturaleza, y en
el segundo las de la menee.
§4. Escasez e insuficiencia
¿ Cómo se aplica la econorrúa formal a las sicuacioneS
empíricas? Si los medíos no son inherentemente .insuficientes,
¿cómo st: puede comprobar su insuficiencia?Y, puesto que se
ha demostrado que <<escasez» no es lo mismo que insuf.iciencfa
de medios, ¿cómo se puede averiguar la presenc ia de la
escasez?
Los medios son insuficientes si la siguiente prueba resulta
negativa. Dispongamos los fines en una secuencia y cubramos
cada uno de ellos con una unidad de los medios; si los medios
se agotan anees de que se haya alcanzado el último fin,
entonces es que son insuficientes. Si la realización de la prueba
fuera dificil o físicamente unposible, rec urriríamos a una
<•señal», consistente en realizar la misma operación mentalmente
«asignando» cada unidad de medios a un fin concreto. Si los
medios se agotan anees de llegar al último fin, es que son
insuficientes, pero hablar en este caso de medios escasos en
lugar de medjos insuficientes - una práctica habitual hoy en
dí.l - c,1reci: de ri~ú r. crea confu5iÓn . Los 1111 J1m que h ,1\':ln
86
resultado insuficientes sólo pueden dmribuirse de la misma
manera que se hubieran distribuido si fuesen suficientes, es
decir para un fin específico. Llamarlos escasos implícaría que ]a
elección se había realizado obligada pór la insuficiencia de
,nedios, que no es el caso. Ignorar este criterio operativo es
erder completamente el objeto de la definición de escasez
~rear ] a ilusión de que existe una forma peculiar d~
distribuir medios insuficientes, (1una más económica ►>, por así
decirlo. Pero la insuficiencia de medios no crea por sí misma
una situación de escasez. Si uno no tiene bastante de a]oo t>•
puede pasar sin ello. Para que haya elección, los m edios,
además de ser insuficientes, deben tener también un uso
alternativo; y tiene que haber más de un fin, así como una
esca.la de preferencias entre ellos.
Cada una de estas condiciones -medios insuficiences con
usos alternativos, fines múltiples y escalas de preferencia- está
¡ujeca a comprobación empírica. Si en una situación deter-
minada el término ~escaso» se aplica o no a los medios es una
cuesción empírica que establece el límite de aplicabilidad de la
definición formal o de postulado de escasez de econ6mico en
cualquier campo, incluyendo la econonúa.
El concepto bifurcado de economía, al uni_r la satisfacción
cie nt:cesidades materíales con la escasez, postula nada menos
que la ínsuficiencia de todas las cosas materiales. Su primera
formuJación aparece en el Leviatán de Hobbes, donde muestra
que el estado necesita poder absoluto para evitar que los
humanos se destrocen unos a otros como una manada de lobos
hambrientos. En realidad, su intención era evitar las guerras de
religión mediante el brazo fuerte de un gobierno secular. Sin
embargo, esa metáfora puede q uc reflejara un mundo en el que
la comunidad medieval daba paso al estallido de la Revolución
.Comercial Y a la rivalidad depredadora de los absorbentes ricos
que devoraban pedazo a pedazo las tierras comunales de las
alrleaJ;. Un ~íg\o dt·Spll~<, t'I nwrcaJ (l l'mpezó a Ng'J nizar la
economía en una estructura que en realidad funciona
mediante el postulado de escasez, y Hume repitió el dicho~
Hobbes. Una necesidad omnipi:esente de elección surgió de ti
insuficiencia de un medio universalmente empleado: el dinero,
No interesaba comprobar si las cosas gue el dinero podí¡
comprar eran suficientes o no. Pero indudablemente, dadas~
necesidades de cada individuo, determinadas culturalmente,,
el campo de acción del dinero, estos medíos eran insuficienra
para satisfacer todas las necesidades. En realidad, esta situación
no era más que un rasgo o rganizativo de nuestra econonúa.
A partir de entonces cobró cuerpo la creencia universal de
que no había suficiente para todos; a veces como proposición
de sentido común sobre l;i naruraleza limitada de la oferta,
otras como un postulado filosóficamente temerario sobre 1l
naturaleza ilimitada de las necesidades y deseos individuales.
Pero en ambos casos, mjentras dicha afirmación proclamaba
ser empírica, no era más que una aserción dogmática que
tapaba una definición arbitraria y una circunstancia histórica
especifica. Una vez que el ser humano quedaba circunscrito a
ser «un individuo del mercado». la proposición a la que
aludimos era fácil de justificar. De todos sus deseos y necesi-
dades, el hombre sólo podía satisfacer: aquéllos relacionados
con el clinero a traves de la adquisición de cosas brindadas por
el mercado; los propios deseos y las necesidades quedaron
limitados a los de los individuos aislados. Por definición, no se
reconocían más necesidades que las ofrecidas por el mercado,
y tan sólo al individuo aislado se le consideraba un ser humano.
Es facil ver que lo que se había puesto a prueba no era la
naturaleza de los deseos y necesidades, sino sólo la descripción
de una situación de mercado como situación de escasez. Eo
otras palabras, dado que las situaciones de mercado, en
principio, no reconocen otros deseos y necesidades que los
expresados por los individuos, y dado que los deseos y necesi-
dades se lim itan a cosas que pueden obtenerse en un mercado,
88
__1 • er discusión sobre la naturaleza de los deseos y
cwuqu1
-dades humanas en general carecía completamente de
necest
tido. En términos de deseos y necesidades, sólo se tenían en
seP •deración las escalas de valores urilirarias de individuos
.;oOSl
:úsJados que actuaban en los mercados.
Anteriormente ya hemos aludido a una famosa controversia
vista más de cerca, se revelaba a sí misma como una pura
q11e, .
verbalización de asuntos no defirudos: ¿era realmente hombre
d hombre económico? En la pregunta se daba por sentado el
signi.6cado de econ6núco, lo .cual excluía la posibilidad de
cualquier respuesta sansfactona.
En los orígenes del pensanúenco sobre el tema,Aristóteles
rechazó la definición de escasez. Parte de su argumento, como,
por ejemplo, su concepción sobre la fuente de los beneficios
del comercio, parece desplazado o distorsionado por el
contexto; en otros asuntos cales como la esclavitud, su pensa-
miento desentona con las actuales convicciones. Pero lo más
asombroso es que profundizó en un problema que basta
uuestros días ha d esconcertado a )os pensadores.
Aristóteles comienza su Política negando que el sustento
del hombre como tal suponga un problema de escasez. El
versículo de Solón proclamaba falsamente el deseo de riquezas,
para el que «no hay límite establecido entre los hombres1>. Por
el contrario, escribía Aristóteles, las verdaderas riquezas de una
fanúlia, o de un estado, son las cosas necesarias para la vida que
pueden almacenarse y conserv-arse, las cuales sólo son medios
para un fin, y como todos los medios están intrínsecamente
limitados y determinados por sus fines. En la casa, son medios
de vida; en la pofü son medios para la buena vida. Los deseos y
necesidades humanas, por tanto, no son ilimitados corno
insinuaba el dicho de Solón.Est:, falacia es el principal objetivo
de Aristóteles. ¿Acaso los animales, desde su nacimiento, no
encuentran su sustento natur.tl en su ambiente? ¿Y acaso
t1rnbién el hombre no encuentra sustento en b leche materna,
89
 . p a pesar de la realidad de este hecho, su
y luego en su medio ambiente natural, ya sea cazador, pastor b -vida ero
lab rador? Hasta el comercio encaja en este modelo natu
de ., d. la escasez puede haber sido tan dogmática y poco
o:iaon e
Qev- l ·nvestigac1on ., , · l e
empmca como e iorma ismo
1·
con tal de que sea practicado como un tipo de intercarnb· ble a ª 1
&vnra . d uestra época.Y así es como el primer pensador
Ninguna necesidad se considera natural excepto la óJlllCO en ,
econ bi·én el ·p rimero en reconocer que un estudio
sustento. En tanto la escasez parece provenir «del lado de 1¡ ,:ea!ist:i fu e tam
de la escasez en la econorrúa humana presupone una
demanda~, Aristóteles acaba con esta noción errónea de ·1¡ del papel d , . ~
_, al sionificado substantivo e lo econormco.
buena vida transformada en un deseo ilimitado de bie1tQ 11dhes1on ::,
materiales y de diversiones. El elixir de la buena vida -b
emoción y el éxtasis del teatro ruario, ser jurado, elegir y La economía substantiva: interacción e instituciones
ocupar un cargo, los grandes festivales, y también las batall.,s y §5,

comb ates navales-, no puede ni acapararse ni poseerS&
físicamente. En verdad, la bu ena vida requiere, «esto se admitt
de manera general», que el ciudadano disfrute de tiempo libf
para poder derucarse al servicio de la.polis. Como vimos, cubdr
esta necesidad implica la esclavitud y el pago a los ciudadanas
para que cumpliesen sus deberes públicos (o que los artesanos
no fuesen ci udadanos). Hay otra razón por la que Aristóteles
no se plantea el problema de la escasez. La economía -una
cuestión de administración doméstica- se refiere a la relación
de las personas que crean instituciones tales como la familia u
otras unidades «naturales» com o la polis. Su idea de economía,
por tanto, denota un proceso institucionalizado a través del
cual se asegura el sustento, por lo que atribuyó la falsa idea de
los deseos y uecesidades ilimitadas del hombre a dos circuns-
tancias: primera, la adquisición de productos alimenticios por
mercaderes comerc iales, ligando así la ilimitada actividad de
hacer dinero a las necesidades menos limitadas de la fanulia y
la polis; segunda: la malinterpretación de la buena vida según la
nueva ídea ·de la acumulaciÓI). utilitaria del placer 6sico. Dadas
las instituciones conectas, tales como oikos y polis, y la
comprensión tradicional de la buena vida, Aristóteles no vio
lugar para el factor de escasez en la econonúa h umana. No se
equivocó al relacionar este hecho con las instituciones de la
escl;witud v el iJJfontir idio y ~u propi;1 aversión a lo~ r b u• rcs
La recensión de que la defi nición de escasez es la única
del significado de económico además de
represenptante leoitima
,:,·
resistir un examen minucioso, deja al sociólogo, al antro-
0~1
~~
y al historiador económico imposibilitados para
. .
afrontar la tarea de profundizar en la econorma de_ cualq_u1er
.
óempo O Jugar. Para cumplir este m1peño, las c~en~1as sociales
deben volver aJ significado su bstantivo de econonuco.
La economía, entendida como el proceso institucionalizado
de interacción que sirve a la satisfacción de las necesidades
materiales, forma parte vital de toda sociedad humana. Sin una
econorrúa en este sentido, ninguna sociedad existiría durante
un período de tiempo largo. .
La economia substantiva debe considerarse a dos ruveles:
al de la interacción entre el hombre y su entorno y al de la
insticucional.ización de ese proceso: En realidad, los dos son
inseparables; sin embargo, los vamos a tratar por separado.
La interacción explica el resultado material en términos
de supervivencia. Puede desglosarse en dos cipos de cambio, de
localización y de apropiación, que pueden ir juntos o no. El
primero consísce en un cambio de lugar; el segundo en un
cambio de «manos».
('f. M l. Finlq, ,.'l.ri1rotlc ~nd Economic l\n,lysi<•. />asl ami l'resnil. "'"" ◄ 7 ,
4
tHJHI ]•{1(1 p¡1 3 21

91
90
 En un movimiento de localización, como implie¡
término, las cosas se desplazan en el espacio; en el movimi
de apropiación, cambia la persona (o personas) que dispo
de las cosas, los derechos para disponer de ellas . El movimie
de localización comprende la producción y el transporte; el
apropiación, las transacciones y sus disposiciones.
Los seres humanos juegan un papel fundamental: dedi~
sus es fu erzos al trabajo; se mueven ellos mismos y disponen de
sus posesion es y actividades en un proceso que en definit¡,¡¡
sirve al fin de su supervivencia. La producción represeotj
quizás la más espectacular hazaña económica, es decir,
avance ordenado de todos los medios materiales hacia la etap¡
de consumo de los medios de subsistenc ia.Juntos, los dos tip
de movimiento completan el proceso de la economía.
Los movimientos de localización comprenden cacerías,
expediciones, incursiones, talar árboles, sacar agua, el sistema
internacional de navegac ión, los ferrocarriles y el transportt
aéreo. Hay que reco rdar que el transporte en épocas antigua¡
era más importante qu e la producción misma. Ya se lu
afirmado antes que la producción se puede reducir ¡
movimientos de localización de objetos, grandes y pequeños,
desde la mayor a la más diminuta partícula de materia. El
cre cimiento del grano a partir de la semilla es un movimiento
de materia en el espacio, también lo es cómo crecen los rasca-
cielos en un abrir y cerrar de ojos. Sin embargo, como
veremos, el carácter econ ómic o de la producción se deriva del
hecho de que el movimiento de localización involucra trabajo
combinado de una manera específica con otros bienes. De ello
trataremos más adelante.
5
Max Weber amplió el significado original de apropiación,
es decir la adquisic ión legal de propiedad, para que incluyese
5 combinaciones, La distinción entre · bienes de un orden
Max Weber, Wírtschafi und Gese/1.schaft, Tubinga, 1922, capítulo 1, apartado 10,~
73 Y s.s.; 77,e Th cory of Social m,d Econnmir O fj/anization, tradu cción de A.M. Hc11derson
)' Tak" ct Par«, is, cJ Tak tt P.1rs m, Nuc•,-a Yo k :,T hc Fr<·c P ,; . 1\147, p 11'1 y <s •
•
92
. osiciones sobre cualquier posesión valiosa, ya fuese un
bS dispfi •co un derecho, prestigio, o la simple posibilidad de
objeto s1 , . .
ituaciones ventajosas.
1 S
~otar
El cambio de apropiación puede ser un cambio de
donde «mano» denota cualquier persona o grupo de
manos» (
• as capaces de poseer), lo que implica obligatoriamen te
person
·os en la esfe ra de la propiedad que acompaña al proceso
,ain b1 .
de interacción . Las cosas y las personas pasan parcial o total-
de una esfera de apropiación a otra. La dirección y
men te
administración, la circulación de bienes, la distribució n de
. esos , los impuestos y gravámenes pertenecen a la esfera de
u1gr
la apropiación. Lo que se cambia de «manos» no tiene por qué
ser un obj eto to tal, puede tratarse de un uso parcial.
Los movimientos de apropiación no difieren sólo en cuanto
a lo que se mueve, sino también al carácter de ese movimiento.
Así, los movimientos de transacción son bilaterales y tienen
lugar entre «manos», mientras que los movimientos de dispo-
sición son acciones unilaterales de una «mano» a la que la
costumbre o la ley asigna efe ctos legales definidos . En e1 pasado,
la distinción en tre movimientos de transacción y de disposición
se relacionaba con el tipo de «mano» en cuestión: a las personas
0 empresas privadas se las consideraba aptas para hacer cambios
de apropiación mediante transacciones, mientras que la «m ano»
pública se asociaba con las disposiciones. La distinción tiende a
ignorarse en nuestros días tanto por empresas como por
gobiernos, ya que el Estado compra y vende, y las corporaciones
privadas administran y disponen.
La combinación de bienes parece un término poco adecuado
para describir esa parte de la interacción comúnmente llamada
producción. Sin embargo, es un hecho básico de la economía
substantiva que las cosas son útiles porque sirven a una
necesidad, directa o indirectamente, mediante sus diversas
•inferior» o «superior» introducida por Carl Menger está en la
93
 raíz de la producción.6 incluso en un estado de escasez gene~ dría decir que existe. Si la supervivencia material del hombre
no es posible ningún tipo de producción en ausencia de bienes rera el resultado de una fugaz cadena de causas --sin lugar
de un orden «superiofll, princ ipalmente el trabajo. Por ºllV óernpo O espacio definido (es decir sín unidad ni estabilidad), sin
lado, si el «trabajo» está presente dará lugar a la producción, untos de referencia (es decir sin estructura), sin modos de
canto si hay abundancia de trabajo como si no, siempre que no ;cción defin.idos en cuanto al todo (es decir sin función) , sin
haya bienes de un orden «inferior» disponibles para satisfacer influencias de las meras sociales (es decir, sin relevancia
las necesidades. Por canto es erróneo, como ya se notaba eu olíóca)-,jarnás se hubiera alcanzado la dignidad e importancia
la obra póstuma de Menger, atribuir el fenómeno de la :e la econorrúa humana. Las propiedades de urúdad y estabilidad,
producción a la escasez general de bienes; sino que la escruccura y función, historia y política, confluyen en la
producción nace de la diferencia entre los bienes de orden economía a través de su investidura institucional.
•inferior» y los de orden «superíoo - un hecho tecnológico He aquí las bases para definir el concepto de economía
de la economía substantiva-. Co nsecuentemente, la humana como un proceso instirucionalizado de interaccíón.
preeminencia del trabajo como factor de producció n se debe cuya función es ofrecer los medios materiales a la sociedad.
a la circunstancia de que el trabajo es el agente más general
entre todos los bienes de orden «superíoN.
En el ámbito interaccional, por tanto, la economía
comprende al hombre como cosechero, plantador, transportista o
artesano, y a la naturaleza, unas veces silencioso obstáculo y
otras ayuda, así como su interrelación en una secuencia de
acontecimientos físicos, químicos, fisiológicos, psicológicos y
sociales que van desde la escala rrúnima a la máxima. El proceso
es empirico, y sus panes se pueden someter a definiciones
eficaces y a la observación directa.
Sin embargo, ese proceso no tiene existencia independiente.
La trama de la interacción puede dividirse, cruzarse, formar
una red; pero, tanto si la red de causa y efecto es simple o
compleja, no puede arrancarse del tejido ecológico, tecnológico
y social que forma su historia, al igual que el proceso de la vida
no puede separarse del organísmo animal.
Con el fin de lograr la variada coherencia de la economía
actual, el proceso simple de interaccíón debe adquirir una serie
mayor de propiedades, sin las cuales la economía ni siquiera se

94 95

_,